dissabte, 25 de juliol del 2009

Mr. Fields en dique seco.

Los últimos acontecimientos de los trajes que el Bigotes regalaba al Curita presumiblemente a cambio de un tratamiento de favor en la adjudicación de contratos de la administración, hicieron olvidar que este presumido petimetre además es inspirador de una de las mayores majaderías que se hayan visto en este país y se han visto ya algunas, en concreto, la de impartir la asignatura de Educación para la ciudadanía en inglés. Algún observador rousseauniano podría pensar que la decisión era un homenaje a la antigüedad de la cultura inglesa en estos asuntos de la ciudadanía y los derechos de las personas a la que honraba haciendo que la materia se implantara en la lengua en que están escritos la Magna Charta y el Bill of Rights, pero no es así sino que la estúpida decisión respondía al intento del político valenciano mejor trajeado de boicotear una decisión del Parlamento nacional. Probablemente la adoptó en conciliábulo con la señora Aguirre, otra política que entiende que su trabajo no es gobernar en interés de los madrileños sino boicotear las decisiones del Gobierno central. Por fortuna y siendo algo más despierta, la señora Aguirre se limitó a fomentar la llamada "objeción de conciencia" respecto a la materia, olvidándose del requisito de que se imparta en inglés.

Éste último es el que ahora ha desestimado el Tribunal Superior de Justicia de Valencia (TSJV) que entiende que la motivación de la idea es confusa, contradictoria e incongruente, forma elegante de calificar una solemne memez. Incidentalmente, el mismo Tribunal también ha declarado nula la pretensión de la Generalitat valenciana de autorizar la objeción de conciencia respecto a la asignatura. Como es lógico. ¿Qué es eso de declarar la objeción de conciencia siempre que una ley no nos guste y basada exclusivamente en un hipotético derecho a desobedecer la norma impunemente? Eso es confundir la objeción de conciencia con la delincuencia.

Como conclusión de este episodio que parece de cabaret, me he quedado pensando si es justo que los políticos adopten medidas manifiestamente absurdas sólo con ánimo de boicotear las decisiones de otras instancias, hagan perder el tiempo a todo el mundo, mantengan paralizadas las instituciones sólo para irse de rositas, sin afrontar responsabilidad alguna por un fiasco que ha tenido unos costos considerables en la Comunidad valenciana, desde las tareas de organizar la oposición al atropello hasta la decisión del TSJV .

¿Por qué no subasta el Curita sus trajes para compensar con el importe a la Administración autonómica por los gastos absurdos en que incurre a causa de sus delirios?

(La imagen es una foto de Público, bajo licencia de Creative Commons).

Dos niños en el arcén.

El coche se salió de la carretera en los desolados páramos de Níjar, en Almería, y cayó por un terraplén. Murieron los padres y un bebé. Se salvaron dos hijos de nueve y doce años que sólo quedaron heridos. La policía, alertada por un viandante, encontró el vehículo a las diez menos diez de la mañana del viernes y sólo más tarde a los dos niños que llevaban horas vagando por las inmediaciones de la A-7.

Lo primero que se le ocurre a uno al leer la noticia es en qué estarían pensando esos niños, cómo habrían vivido el accidente y qué se decían el uno al otro. Dado que el percance, parece, lo sufrieron al amanecer es de suponer que fueran durmiendo y que el impacto los despartara. A juzgar por los muertos debió de ser fuerte por lo que no resultaría extraño que hubieran salido despedidos del vehículo. De todas formas sería aun más extraño que no lo vieran. Y a lo mejor vieron a su padre y a su hermano muertos. Y se echaron a andar sin saber qué hacían. A los nueve años rara vez se sabe lo que se hace y a los doce se tienen atisbos.

Seguramente les amaneció caminando. Quizá iban cogidos de la mano. Horas andando en la soledad del amanecer en el campo y pensando que se habían quedado sin padres aunque sin entender del todo el alcance de tan terrible hecho. Sólo que sus padres no respondían, que ya no estaban porque estaban muertos. A los nueve años nadie sabe qué sea la muerte y a los doce es dudoso pero más probable. Así que horas vagando por los secarrales nijeños y a ninguno se le ocurrió usar el móvil. O quizá todavía no lo tenían. Pero es que es así: los mayores se mueren de repente y allá se echan los chicos al camino sin saber a dónde van porque no tienen a dónde ir. Horas por ahí vagando mientras tus padres yacen muertos en el interior de un coche accidentado. A ver cómo se les explica a estos niños qué ha sucedido y quién se atreve a llamar a eso una "explicación".

(La imagen es una foto de lolita.8, bajo licencia de Creative Commons).

divendres, 24 de juliol del 2009

¿Qué jueces son estos?

El Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) no ha podido emitir dictamen sobre el proyecto de ley de reforma de la del aborto porque su presidente, el juez Carlos Dívar, ha empleado su voto de calidad para impedir que se apruebe uno favorable al anteproyecto, después de que el mismo CGPJ rechazara otro contrario que sí contaba con el apoyo favorable del citado magistrado. De esa manera si el CGPJ no puede informar negativamente el proyecto de ley del Gobierno, debe de pensar el señor Dívar, que tampoco lo haga positivamente y se quede en un "no sabe/no contesta" en un tema como el aborto en el que dos categorías de hombres, los jueces y los curas, suelen hablar por los codos.

El señor Dívar, un ultracatólico que vive mirando más a Dios que a la justicia terrena, fue un nombramiento del señor Rodríguez Zapatero en un alarde de talante democrático. Supongo que pensaba que predicar con el ejemplo da buen resultado y si la derecha ve que la izquierda puede nombrar a conservadores e incluso francamente reaccionarios para puestos de responsabilidad, acabará haciendo lo mismo con los progresistas. Estoy convencido de que esta esperanza es falsa. La derecha cree que todo le es debido por designio divino y, si la izquierda tiene que nombrar un juez, espera que lo consensúe con ella. Pero la inversa es imposible. La derecha no hace concesión alguna y jamás nombrará a un progresista para un cargo salvo que esté segura de que ha dejado de serlo.

No sé si el señor Rodríguez Zapatero extraerá la conclusión debida y dejará de nombrar a reaccionarios y retrógrados para puestos clave ya que luego las consecuencias las pagamos todos. No es exagerado pensar que quienes lo votaron en su día no lo hicieron para que luego él nombre a un meapilas como presidente del CGPJ y, por ende, del Tribunal Supremo, es decir como juez máximo y entregue la administración de justicia en manos de la Iglesia católica por persona interpuesta.Aunque también habrá mal pensados que digan que la decisión del presidente del Gobierno fue de una astucia maquiavélica ya que así tiene a quién echar la culpa de que no avancen las posiciones progresistas en la sociedad que, en el fondo, no le gustan.

En cuanto al juez Dívar, su comportamiento es muy discutible y, en mi opinión, censurable y debiera ir acompañado de su dimisión. ¿Qué es eso de que sus convicciones religiosas interfieran en su actividad jurisdiccional? El señor Dívar, en su casa y como ciudadano particular, puede tener las creencias que quiera; fuera de ella, ya investido de la responsabilidad del cargo, no puede hacer lo mismo. En España el Estado no es confesional y hay una opinión abrumadoramente mayoritaria en pro de separar la Iglesia del Estado. Ahora bien, en cuanto magistrado, el señor Dívar es un poder del Estado, el poder judicial, y no es aceptable que este poder quede supeditado a la opinión de una asociación privada, dejando en el desamparo a sectores enteros de la población.

Como buen católico, el juez Dívar parece creer que sus convicciones religiosas forman parte del orden natural de las cosas. Pero esto no es cierto y, a los efectos de la administración de justicia, y para que se entienda el argumento, las convicciones católicas del juez debieran tener la misma relevancia que si fueran de la Iglesia de Jesucristo de los Santos del Último Día, es decir, de los mormones o de cualquier otra secta. Así que, visto lo visto, lo único admisible que puede hacer el juez Dívar es dimitir de un puesto que nunca debió ocupar.

Y, hablando de jueces, ¿qué decir de ese otro, Fernando de la Rúa, presidente del Tribunal Superior de Justicia del País Valenciano, que se atreve a entender de un caso penal en el que el acusado es, según confesión pública de ambas partes, más que amigo íntimo suyo? Y el señor juez no ve en esta amistad motivo alguno que lo obligue a inhibirse en la causa. Al contrario, en el colmo del esperpento antijudicial abronca a una de las partes en el proceso en un auto por solicitar lo que cualquiera solicitaría, lo que manda el sentido común, esto es, que se investiguen las presumibles conexiones del acto que se reprocha a su íntimo amigo el acusado con otros ilícitos bastante obvios. Eso no es, como dice el magistrado, querer someter a éste a una batida de montería sino una mera pretensión de que se haga justicia cosa a la que, por lo que se ve, es alérgico el señor de la Rúa, amigo íntimo del Curita, imputado por cohecho. Este presunto juez, ¿no debiera haberse inhibido ya?

¿Qué jueces son estos?

Esplendores del pasado.

La Caixa Forum alberga , y lo hará hasta primeros de septiembre, una interesante exposición de arte islámico. Se trata de la colección del Aga Khan III (que llegó a ser presidente de la Sociedad de Naciones) que se exhibirá en su día en un museo especial en construcción actualmente en el Canadá. Contiene cerámicas, joyas, pequeñas piezas arquitectónicas (ménsulas, capiteles, etc), tapices, miniaturas, orfebrería algún vestuario y todo tipo de obra gráfica.

Hasta aquí nada que llame especialmente la atención porque ese es el contenido de cualquier museo de una cultura o civilización. Lo interesante de éste es que abarca un prodigioso espectro tanto cronológico (pues va desde el siglo X aproximadamente al XIX) como geográfico, ya que abarca desde muestras artísticas de la España andalusí hasta otras indias, chinas o del Asia sudoriental. En esta segunda determinación reside el encanto de esta muestra, en ver cómo un único espíritu, una única mística, la islámica, se manifiesta bajo formas artísticas tan diversas y extrañas entre sí como las asiáticas, africanas o europeas. La comparación puede hacerse y es muy ilustrativa observando ediciones distintas del Corán, pero no sólo en él. Muchas de las piezas son verdaderos híbridos, formas sincréticas de estilos distintos. Los más fáciles de reconocer para nosotros son las influencias mudéjares y mozárabes, pero también las iraníes, hindúes y chinas. Basta con observar los rasgos faciales de los dos personajes que aparecen representados en el cartel de la exposición, por lo demás una rareza en cuanto representación de la figura humana.

El mundo islámico en el apogeo de su esplendor, entre los siglos X y XV unificó con una sola religión y una sola lengua tierras y pueblos muy variados y alejados entre sí. Casi podría decirse que fue el primer melting pot de la historia porque, aunque el imperio de Alejandro Magno tenía algo de esto, fue de muy breve duración para dejar huella (algo muy distinto a los siglos que ha durado y sigue durando la dominación islámica) y, sobre todo, amalgamaba formas culturales menos alejadas entre sí.

Cabe visualizar este carácter cosmopolita y abigarrado en un curioso vídeo que se proyecta en la exposición con un recorrido por todos los confines del imperio islámico a través de google, haciendo escala en las más representativas obras arquitectónicas del Islam a través de los siglos: el Taj Mahal, la gran Mezquita Azul de Estambul, la mezquita Al-Azhar de El Cairo, la Alhambra granadina, la mezquita mayor de Ispahan, la madrasa de Samarkanda, etc. En definitiva, hitos de una otrora pujante y poderosa civilización venida hoy muy a menos y parte de cuya crisis actual reside en esa acuciante nostalgia entre lo que fue y lo que es, lo que pudo ser y es dudoso que sea nunca más.

dijous, 23 de juliol del 2009

La patronal quiere la guerra.

¡Qué diálogo social ni diálogo social! ¿Cuál es la necesidad de contemporizar? En situación de crisis, con cuatro millones de parados y más que pueden venir, con un porcentaje apreciable de trabajadores en régimen precario, temblando por sus puestos de trabajo, los empresarios piensan que tienen la sartén por el mango y que pueden imponer sus condiciones. Por ello tensan la cuerda en las conversaciones para un acuerdo en el diálogo social. En las condiciones actuales no les interesa que haya acuerdo. Tampoco le interesa al PP, que prefiere enfrentarse a un gobierno acosado, descabalgado y con problemas para cuadrar sus presupuestos. Y lo que está fuera de dudas es la sintonía perfecta entre los políticos de la derecha, por ejemplo, la señora Aguirre y los empresarios, por ejemplo, el señor Díaz Ferrán que piensa que la señora Aguirre es "cojonuda". Bastará una indicación, un leve guiño de la "cojonuda" para que Díaz Ferrán plantee lo que haya de plantear en interés del PP.

En el tira y afloja laboral, en el fondo, en la tradicional lucha de clases, cada parte adapta su posición a sus posibilidades en la correlación de fuerzas en cada momento. En épocas de pleno empleo, crecimiento sostenido y políticas socialdemócratas, la patronal pactaba siempre porque no estaba en posición dominante. Apenas atisba que pueda llegar a estarlo cuando maximiza sus exigencias y sólo admite como resultado de la negociación el triunfo incuestionado de sus peticiones. En definitiva, lo que busca esta actitud no es salir bien parado de una negociación especialmente difícil sino la aniquilación del adversario. Los empresarios no quieren acomodarse con la clase obrera sino fraccionar a ésta en sus partes individuales componentes para tenerlas a su disposición y eliminar todas las formas de organización de voluntades y de defensa colectiva e institucional de los intereses.

Los patronos está eufóricos parque creen llegado el momento de conseguir su programa máximo: rebajas de las cotizaciones a la seguridad social y despido gratis. Y esto lo plantea el mismo empresario, Díaz Ferrán, representante de patronos que hace unos meses pedía la intervención del Estado en la economía, como si fuera Lenin redivivo, para sacar las castañas del fuego a las empresas. Unas empresas que han contado siempre con el Estado para que éste, con el dinero de los contribuyentes, acuda en su auxilio, abarate su funcionamiento o facilite líneas de crédito y otros incentivos para las PYMES y empresas en general. Una prieba más de que no es buena política contemporizar con los depredadores, los que quieren socializar las pérdidas (cosa que ya han hecho) mientras privatizan los beneficios, los que quieren mantener alta su tasa de beneficio a base de aumentar la de explotación de los trabajadores.

Es el estilo de la casa: una vez exprimidos los recursos públicos, se boicotea el diálogo social tratando de imponer sus posiciones maximalistas que dejarían al Estado a la luna de Valencia. De seguir las cosas así, el diálogo social se convertirá en confrontación social. Y tendrá que ser entre las centrales sindicales y la patronal pues el Gobierno, que ya ha demostrado ser débil con una patronal dialogante aun lo será más con una beligerante.

La Unión Europea en sus partidos.

He aquí un tema poco tratado por la politología. (Cesáreo Rodríguez-Aguilera de Prat (2009)Partidos políticos e integración europea, Institut de Ciències Politiques i Socials, Barcelona, 255 págs.) Porque, aunque sus dos elementos cuentan con abundancia de estudios por separado, la unión de ambos, los partidos políticos y la unión europea es tema casi inexplorado. En estos momentos las formas dominantes en la Union Europea son los respectivos partidos nacionales que, aunque suelen formar parte de alguna organización europea, se reservan el derecho a actuar de modo independiente. Por ello es conveniente contar con un estudio sobre el modo en que se entienden los partidos en la UE actual. Según el autor ese estudio de los partidos nacionales en la UE debe considerar tres dimensiones: estatal (y subestatal), eurogrupos en el Parlamento Europeo y las federaciones suprnacionales de los partidos, que es a lo que aquí se llama europartidos, una realidad problemática. Las tres dimensiones han de verse en paralelo con tres líneas de indagación: 1ª) incidencia interna de la europeización; 2ª) comportamientos políticos en el Parlamento Europeo; 3ª) configuración progresiva de los europartidos que por ahora son más virtuosas que morales.

Desde un punto de vista de contenidos o, si se quiere, ideológico la UE pivota sobre dos ejes; el de la izquierda y la derecha (referido a la integración) y el de las tendencias intergubernamntales y las supranacionales.

La naturaleza de los europartidos no cuenta con una definición aceptada y aceptable. El art. 3 del actual reglamento del Parlamento Europeo (PE) ya reconoce los europartidos cuando se dan tres requisitos que son: a) tener personalidad jurídica propia en el Estado en que ésta tenga su sede central; b) tener eurodiputados por lo nenos en un cuarto de los estados y haber alcanzado el 3 por ciento de los votos; 3ª) respetar los principios de la UE; 4) haber participado en elecciones al Parlamento Europeo o tener intención de hacerlo (p. 33). Los europartidos existentes en el PE son el Partido Popular Europeo (PPE) el Partido Socialista Europeo (PSE), la Alianza de Demócratas Liberales Europeos (ADLE), el Partido Verde Europeo (PVE) y la Alianza Libre Europea-Partido Democrático de los Pueblos de Europa (ALE/PDPE).

Rodríguez-Aguilera comenta en repetidas ocasiones la falta de entidad ideológica y organizativa de estas organizaciones que no pasan de ser federaciones de partidos y en muchos casos solo son confederaciones. También se refiere al conocido criterio de considerar las elecciones europeas como "elecciones de segundo orden". Para comprobar esta conclusión, el autor analiza las elecciones al Parlamento Europeo de 2004, las anteriores a las que acabamos de celebrar y dictamina que aquellas elecciones tampoco fueron europeas porque: 1) no se hicieron con un sistema electoral común, como está previsto; 2) las listas electorales son puramente nacionales, sin candidatos de otros países; 3) los programas de los eurogrupos y europartidos son muy vagos y poco operativos; 4) las campañas se hacen con estricta referencia a la política interior (p. 71). Por ello concluye que las dichas elecciones de 2004 se caracterizaron por: 1) ser elecciones de "segundo orden"; 2) una elevada abstención; 3) unas campañas poco europeas; 4) un amplio voto de castigo a los gobiernos excepto al español; 5) la primer fuerza política siguió siendo el PPE/DE; 6) hubo aumento de las familias euroescépticas; 7) el Parlamento europeo se ha renovado poco (p. 76).

Se ocupa luego Rodríguez Aguilera de los métodos de análisis hoy para operacionalizar las posiciones de los partidos en Europa y enumera cuatro: Budge y su Comparative Manifesto Research Group, Marks/Steenberger con su Expert Survey, Eijk y su European Election Study y Katz con sus encuestadores a europarlamentarios (p. 77) . En su opinión los métodos cuantitativos, con ser imprescindibles en el estudio de los programas de los partidos, muchas veces no son explicativos e inducen a error. Para evitarlo propone un sistema de análisis cualitativo muy sistematizado, considerando caso por caso los programas de cada partido dentro de los europartidos en relación con tres asuntos: a) la naturaleza y el espacio territorial de la UE; b) la ciudadanía europea y la cuestión de los extracomunitarios; c) las instituciones y las políticas. A su vez, este último asunto se subdivide en dos: las propuestas de reforma institucional (básicamente el Tratado Constitucional de la UE) y las políticas respecto a los tres pilares (economía y sociedad, la Política Europea de Securidad Común/ Política Europea de Seguridad y Defensa y la Cooperación en Asuntos de Justicia e Interior (CAJI) y el Espacio de Libertad, Seguridad y Justicia (ELSJ). La razón de hacerlo así es que cada europartido federa en su seno los correspondientes partidos nacionales, que tienen a veces posiciones discordantes y hasta opuestas sobre los asuntos en cuestión. Dado que son los partidos nacionales lo que dominan, a los programas de estos remite el autor su estudio.

En cuanto a los países que escoge, su análisis afecta a Alemania, Francia, Reino Unido, Italia, España y Polonia. Los cuatro primeros son fundadores del Mercado Común en 1957, el quinto es el mayor de los no fundadores y el nuestro y el sexto, Polonia, el país más importante de la reciente incorporación de los antiguos PECOs (Países de Europa Central y Oriental).

Toda la segunda parte del libro está dedicada a este minucioso análisis del que es imposible dar cuenta detallada ya que ello nos obligaría a relatar la posición de cada partido distinto sobre los diferentes asuntos mencionados tal como viene en la obra. La utilidad de esta segunda parte reside en su valor de vademécum: sirve para saber en cada momento cuál es la posición de cada europartido sobre los asuntos en debate (por ejemplo, sobre el ingreso de Turquía o sobre el contenido de la ciudadanía europea) y la de cada partido dentre de su federación que coincide o no con la del europartido.

En resumen un estudio valioso sobre el incipiente sistema de partidos (europartidos) de la Unión Europea de gran ayuda para avanzar en la construcción de eso que todavía no puede llamarse un "sistema político europeo".


dimecres, 22 de juliol del 2009

Patriotismo de trapo.

Desde el reverendo Samuel Johnson sabemos que el patriotismo es el último refugio de una canalla. El último, no: el primero, perfeccionaría luego el concepto Ambrose Bierce. Es decir, el primero y el último. Siempre.

Por puro patriotismo se puso ayer grandielocuente el PP a causa de la visita del señor Moratinos al Peñón; sus alcaldes de la zona manifestearon en ocasiones y una veintena o así sacó pancartas sobre la dignidad nacional y se fue a mostrárselas a su paso camino de la verja. España no se vende ni apea su gloriosa dignidad de rechazo al Tratado de Utrecht. En fin, España, España, España...

Por otra parte, como se sabe, esos mismos alabarderos de las glorias imperiales, penacho al viento son quienes están detrás de una campaña en los Estados Unidos en contra de la imagen de España como país leader en energías alternativas y renovables, del que se puede aprovechar mucho. Según la campaña, movida por el Instituto Juan de Mariana, think tank de la extrema derecha adherido a la Universidad Rey Juan Carlos, en general también considerada como una Universidad militante, ese sector en España es una burbuja sin contenido real. Todo lo cual ha hecho mucho daño a los intereses de España en el mercado estadounidense. Las autoridades han lanzado una campaña para recuperar el terreno perdido pero hay mucho estropicio mucho tiempo para que haya rápida recuperación. Pero se sigue en ello.

¿Se puede dar gritos a favor del Gibraltar español y boicotear al mismo tiempo la imagen de España en los Estados Unidos? Ya lo creo que se puede: lo hace el PP a través de la FAES que es la que difunde el estudio del Instituto Juan de Mariana por el mundo.

Por eso se hablaba del patriotismo al comienzo de la entrada.

(La imagen es una foto de My Web Page, bajo licencia de Creative Commons).

Reflexiones sobre la crisis.

Los amigos de Trasversales han sacado su número 15 (2ª época, verano de 2009, año IV, 97 págs) dedicado monográficamente a la crisis si bien ellos consideran que son varias: las crisis.

Universidad nómada suscribe un artículo (La crisis: áreas de reflexión en el que se propone una serie de reformas en distintos campos para salir de la crisis: 1) reforma del sistema financiero; 2) redefinición de las nuevas modalidades de trabajo; 3) revolución fiscal pendiente de mayor progresividad; 4) consideración sobre la unión monetaria europea; 5) redefinición de los espacios públicos; y 6) un nuevo marco constitucional nacional y europeo.

David Casacuberta, experto en asuntos de la red, escribe un original trabajo titulado: 102 tweets para un cambio de paradigma en la comunicación política, en el que sostiene que la aparición de Tweeter, con sus 140 caracteres como máximo en los tweets está revolucionando las comunicaciones. Sostiene que tweeter lo usa mucha gente para mantenerse informada al minuto y que es lugar para composiciones cortas, haikus, etc. ¿Por qué no para hacer una reflexión sobre el cambio de paradigma a raíz de la crisis? Hilvana así 102 tweets en una especie de razonamiento sincopado que tiene su interés. Lo único que no me convence, y no solo en el caso de Casacuberta sino en el de todos los tweeters es porqué no traducen el término que tiene equivalente en español y por cierto, muy lindo: gorjeo. Un tweet es un gorjeo, una piada de un pájaro. Casacuberta trae un par de gorjeos sobre el sentido del término "crisis". Es cierto, "crisis" es el momento en que se decide si el enfermo se salva o perece. Hay que usar las nuevas tecnologías. Totalmente de acuerdo pero no por usarlas sino sólo aquellas que nos sean útiles. En mi caso aun no le he visto la utilidad al gorjeo, aunque es evidente que la tiene para muchas cosas. Gracias a las nuevas tecnologías, Obama creó una fabulosa red de voluntarios que fueron decisivos para que ganara las elecciones y no sólo por la cantidad sino también por la calidad ya que él o los suyos entendieron que había que dejar hablar a la gente en el entendimiento de que las muchedumbres son sabias. Las redes sociales son sabias. Y movilizan, digo yo. Estoy especialmente de acuerdo con los gorjeos en los que afirma la idea de que la acción individual consecuente tiene un valor performativo grande, más que alguna que otra proclama. Vamos, lo de haz lo que digo y no lo que hago.

José Luis Redondo (La falacia del crecimiento indifinido) se apunta a una especie de argumento neomalthusiano, aunque sin decirlo: la crisis se produce cuando los recursos empiezan a agotarse (p. 16) lo que obliga a poner límites al crecimiento indefinido. Suena aquí el eco de la posición del decrecimiento que también emerge en algún otro artículo de la revista. La concepción del decrecimiento resulta racional y tiene el no escaso mérito de ser una propuesta concreta de acción: decrezcamos. El problema es que no me parece factible, que la encuentro rabiosamente utópica. Si decrecer implica antes poner coto al crecimiento, equivale a negarse a la inventiva humana y eso no es posible. No está al alcance del género humano poner coto a su ingenio. Éste no se deja.

Rolando Astarita, ("Crisis crónica" y fetichismo financiero) viene a decir que la crisis es inevitable por cuanto el capital financiero no puede sustituir satisfactoriamente al capital productivo que destruye y sostiene que eso ya lo había predicho Marx en su explicación de la reproducción ampliada del capital. Entiendo el "fetichismo financiero" como trasunto del fetichismo marxista de la mercancía.

Ignacio Fernández Toxo (Economía productiva, empleo y cohesión social) sostiene que lo que hay que hacer es retornar a la economía productiva, para lo cual propone un recetario de medidas sindicalistas, como corresponde al secretario general de CCOO. De todas formas le queda a uno la duda de si estos dirigentes de izquierda no debieran aprovechar la crisis para exploner sus planos de transformación económica y social y no sólo política.

María Pazos Morán (Los mal llamados "derechos de las mujeres" en crisis) pone de relieve algo que todos conocen pero de lo que nadie habla porque las mujeres vuelven a hacerse socialmente invisibles en cuanto empieza la lucha contra la crisis por entender el prejuicio que eso es cosa de hombres. Por eso Morán, a la que se le nota la indignación de que sean las instituciones públicas las que también perpetúan el machismo, de entre las medidas que propone destaca la obligatoriedad del permiso de paternidad intransferible y algunos otros que tiendan a reconocer a las mujeres también el lugar que les corresponde en la gestión de la crisis.

Toñi Ortega (Una oportunidad que no debería perderse) llama a estar vigilantes y no permitir que el proyecto de ley de reforma del aborto restrinja derechos de las mujeres con la excusa de una racionalización. Para Ortega está claro en su programa máximo que debe prevalecer siempre la voluntad de la embarazada desde el momento de la concepción hasta el del parto. Los plazos no le parecen acertados. Pero no creo que la ley salga si se eliminan.

Vicenç navarro (La avalancha liberal en contra de las pensiones), un artículo que ya le he leído en otras partes somete a crítica el procedimiento de cálculo de las pensiones de las autoridades y quienes proponen recortarlas para impedir sus crisis. Demuestra que un error de procedimiento de base en el cálculo de la esperanza de vida ya invalida todos los razonamientos al respecto.

Robert H. Wade (La reforma del Banco Mundial) el contenido de su intrvención ante la comisión de Servicios Financieros del Senado) en la que pone en solfa la dirección de Wolfowitz y señala un par de cuestiones inmediatas (reorganizar la Presidencia y culminar la ronda AIF 15) y otras menos inmediatas como: 1) el cambio climático; 2) el cambio organizativo y las nuevas fuentes de ingresos; 3) el dilema del modelo a utilizar en los proyectos de ayuda; 4) la agenda de buen Gobierno; 5) reflexionar subre las vinculaciones entre el BM y el FMI; 6) la gobernancia (sic) del Banco Mundial y el Fondo (p. 56)

Juan Ignacio de Crespo (Una herramienta para la crisis: Tesoro Único Europeo), otra propuesta práctica, audaz y muy difícil de poner en práctica con tantos ministros de Hacienda por el continente.

David Hammerstein (Europa: de la utopía a la dura realidad) este eurodiputado en la legislatura anterior se sentía más motivado y muestra su disgusto por la permenente crisis política del estado del bienestar.

José María Roca (Bolonia: la universidad ultraliberal) hace una detallada crítica del modelo de Universidad del plan Bolonia en términos de mercantilización de la universidad a través de los más sibilinos cauces, con los liberales por ahí soltando trapo sobre profesionalización, excelencia, rendimiento de la Universidad.

Montserrat Galcerán (Seis preguntas a los defensores de Bolonia) publica un magnífico artículo haciendo justamente las seis preguntas que más pueden poner en un brete a los defensores de ese proyecto en el entendimiento de que hay que promover un proceso de debate y no una comunicación del Gobierno a la ciudadanái.

Lois Valsa (Crisis económica y financiera: ¿cambio de paradigma?) publica un magnífico trabajo con un punto de vista filosófico de la crisis. Ésta está relacionada con la imposibilidad filosófica y/o científica de dar razón de las cosas pues las cosas no tienen razón. Esto, que ya se da en las ciencias experimentales, es obvio en las ciencias sociales. La economía no previó la crisis igual que la ciencia política no previó los atentados del 11-S. Vivimos en un mundo sin sentido y viene bien aquí la famosa línea de Shakespeare, "La vida es un cuento lleno de ruido y de furia, contado por un idiota y que no significa nada" que, por cierto, no está en el Rey Lear sino en Macbeth, acto V, cuadro V. Los teóricos así lo reconocen al ver que estamos en la incertidumbre y la complejidad: Agamben (estado de sitio), Ulrich Beck (sociedad del riesgo), Zygmunt Bauman (la realidad líquida) y Manuel Castells (la soiedad red). Con tanta interpretación se le viene a uno inevitablemente a la mente la 11ª tesis sobre Feuerbach, de Marx. Es un recuerdo nostálgico..

dimarts, 21 de juliol del 2009

La máquina de regalar.

Esta claro el procedimiento, el modus operandi de Paco Gürtel y Cía.: regalar a diestro y siniestro, abrirse paso por la estructura del PP pringando a todo el que se le ponía por delante con relojes caros o bolsos también caros que, supongo, a fuer de empresario astuto, él compraba con considerable descuento por hacerlo a decenas, quizá a cientos. "A ver", se oía en las cocinas de Louis Vuiton, "doscientos bolsos exclusivos mon plaisir para Paco Correa". Hay una frase en las nuevas informaciones acerca de cómo había penetrado en el PP la trama Gürtel que pone piel de gallina: todos, dice la frase más o menos, recuerdan cómo llegaban los bolsos y relojes a la calle Génova por Navidades. Vieja costumbre empresarial de obsequiar a gente importante e influyente por las entrañables fiestas.

Si ahora resulta que eso es delito o, cuando menos, falta, el partido entero está en el bote. Por ello no es insólito que haya reccionado como la serpiente de cascabel a la que han pisado: lanzándose por la presa. Y no ha quedado nada: gobierno en conjunto, ministros en concreto, los jueces, la fiscalía y la prensa identificada como adversaria. No queda nadie en pie. Todos son culpables de perseguir al PP por las filtraciones y las rupturas del secreto del sumario. Efectivamente en el partido hay cólera y hay miedo. Porque nadie sabe quién será el siguiente, quién puede encontrarse mañana en los titulares de la prensa masona a cuenta de un reloj, de un viaje hace tres años, de un obsequio caro que se le deslizó al bolsillo después de un grato y copioso almuerzo con el amigo Correa, que en tiempos de Aznar estaba en todas partes.

Y hasta a Aznar está llegando esta escandalera de las dádivas generosas cambio de pingües adjudicaciones en las que solía haber un pastuqui importante. Con algunos de los obsequiados, ya ascendidos a colaboradores directos de la trama, intermediarios entre esas empresas todas en inglés que parecen vacas pastando en los prados de los presupuestos públicos y la administración, el trato era más de profesionales, los relojes se convertían en coches y había jugosas comisiones que luego se blanqueaban y/u ocultaban en paraísos fiscales.

De todo eso, que es como la exposición universal de la granujería es de lo que el PP quiere que no se hable para que se haga acerca del complot contra el partido de los poderes públicos en una democracia y con un gobierno que ni siquiera tiene mayoría parlamentaria, como si alguien pudiera creerse tamaño dislate. La dirección del PP parece fuera de sí. Es imposible hacer ridiculos mayores en público que los de la señora De Cospedal. Lo que tiene que hacer el PP es destituir fulminantemente al señor Bárcenas, pedir la dimisión a Camps y Barberá, poner en marcha una investigación interna con auditoria de sus cargos públicos y perdón a la ciudadanía. Todo ello más que a paso para evitar este lamentable espectáculo en el que los citados individuos utilizan el partido para resolver sus problemas particulares con la justicia. El caso del señor Bárcenas que se ha buscado como asesor a un multiimputado del caso Gürtel lo dice todo.


(La imagen es una foto de 20 Minutos, bajo licencia de Creative Commons).

El Perú: presidente Ollanta.

Aprovechando el paso del señor Ollanta Humala por Madrid, unos amigos de izquierda moderna me invitaron a una especie de coloquio entre él y un reducido número de interlocutores, así que me apunté, a ver qué dice este exmilitar que ya fue candidato frente a Alan García en 2004. La biografía de nuestro hombre es la de un típico caudillo pero de izquierda. Hasta estudió en el Escuela de las Américas (SOA en inglés), la academia estadounidense para los oficiales latinoamericanos. Por lo demás, el exmilitar perpetró una asonada en contra del gobierno de Fujimori, se entregó al caer éste y fue amnistiado por el Congreso.

Ollanta ("el guerrero que todo lo mira", según Wikipedia) preside un Partido Nacionalista del Perú que hace hincapié en lo del "nacionalismo" en el sentido de que ve su acción como la vía para la creación de un Estado nacional peruano. Ese Estado nacional es como una brillante regeneración de la especie, el fin del camino de la acción de Humala, esto es, la creación de algo que se parece mucho al Estado comercial cerrado de Fichte. El propio Humala denuncia airadamente la globalización y hace hincapié en la importancia de los Estados nacionales, o sea, del nacionalismo en un mundo curiosamente agitado por una crisis económica de carácter universal en la que el razonamiento que más se oye es que las recetas liberales han fracasado. La cosa huele a nacionalismo a la vieja usanza. Él dice que eso tiene sentido en su país y por eso la gente lo vota. Supongo que por eso y por el indigenismo. No sé si más nacionalismo es la respuesta adecuada a la globalización pero, en todo caso, los peruanos tienen derecho a intentarlo. Es algo parecido a lo que sucede con Chávez. Muchas de las cosas que hace no me gustan ni me convencen; pero tiene derecho a intentarlas porque su poder es legítimo. Lo mismo sucedería con Ollanta.

Se añaden unas orientaciones de izquierda en lo político, económico y social. Casi todo se orienta a que el Perú recupere el control de sus recursos naturales para lo cual pretende crear empresas nacionales con mezcla de capital público y privado. El problema no suele ser crear empresas públicas; el problema suele ser que funcionen. También postula combatir el neoliberalismo mediante una creciente intervención del Estado con una política fiscal redistributiva que las clases dominantes, supongo, llamarán "confiscatoria". Es decir, propone crear un Estado del bienestar en un país con ocho millones de personas por debajo del umbral de la pobreza y hacerlo en un contexto de emancipación política de los indígenas a los que reconoce voz. Es un objetivo ambicioso.

En las cuestiones exteriores, que son prolongación de las interiores, integración del Perú en todo lo supranacional que haya en el continente, incluido el ALBA, claro es y con una propuesta que matiza su nacionalismo peruano y suena muy sugestiva, aunque utópica: unificación política de todo el continente, de toda América Latina.

En fin, es un hombre simpático, suena sincero, trasmite lo que quiere y es posible que gane las elecciones presidenciales de 2011. Algo que sentará fatal a don Mario Vargas Llosa.

(La imagen es una foto de José Cruz/ABr, 2006, bajo licencia de Creative Commons).

dilluns, 20 de juliol del 2009

La conjura.

¡Estos sociatas no tienen remedio! Cuando están en el gobierno se conchaban con los otros poderes del Estado, singularmente con los tribunales de justicia, y algunos medios de comunicación, para aniquilar a los partidos políticos. Así lo hicieron en tiempos del mandato de Felipe González, cuando le serie de escándalos económicos y de terrorismo de Estado les permitió filtrar selectivamente las noticias en el diario El mundo que, a pesar de los secretos sumariales, traía scoops diarios que ponían los pelos de punta. Y todo para aniquilar al PSOE porque, en su frenesí totalitario antipartidista, los socialistas no reparan en si se trata de su propio partido o del del vecino.

Menos mal que, en esta ocasión, anda el PP vigilante para impedir un atropello como el que se cometió en los años de Filesa-Malesa-Time Export + los GAL. Ahora, la conciencia exquisitamente democrática de la derecha española hace lo que, inexplicablemente, no hizo entonces: salir al paso de la nueva conjura. La declaración institucional hecha pública ayer por el PP es un bálsamo para las heridas inferidas por el totalitarismo socialista contra los valores democráticos y los principios del Estado de derecho como la presunción de inocencia, el secreto de las comunicaciones o la inviolabilidad del domicilio. Estén tranquilos los ciudadanos que el poderoso brazo del PP los protegerá frente a los ataques dictatoriales de esta izquierda insaciable.

Porque aquí no hay una trama gigantesca de supuestos ladrones desorejados, los principales de ellos en la cárcel, que se lo llevaban crudo a base de comprar presuntamente a alcaldes, concejales y diputados autonómicos del PP, muchos ya dimisionarios y a disposición del juez con fianzas de cientos de miles de euros. Eso es un montaje de la prensa masona y de izquierdas, alimentada con ficciones inventadas en las covachas del ministerio del Interior. Tampoco es cierto que la misma trama de posibles sinvergüenzas, presuntos blanqueadores de dinero, untaran a un presidente de una Comunidad Autónoma, una alcaldesa y altos cargos de la administración autonómica, todos del PP, a base de regalarles trajes y bolsos para obtener contratos millonarios por medios fraudulentos. Otro infundio de los mismos medios izquierdistas, El País y Público, dos diarios dedicados en cuerpo y alma a la destrucción del PP, cebados con fabulaciones del ministerio del Interior filtradas por el siniestro Rubalcaba. Mucho menos lo es que los mismos supuestos granujas tuvieran a sueldo presuntamente al tesorero del PP con la finalidad de forrarse a base de magnánimas concesiones, a pesar de las pruebas que el juez de instrucción dice haber acumulado que, como todo el mundo sabe, son infundios, bulos y calumnias puestas en marcha por el aparato de propaganda de la izquierda con la finalidad de aniquilar a la oposición. Muchísimo menos es verdad que los supuestos mangantes de la trama hayan entregado cantidad alguna al que fuera secretario personal del señor Aznar sino que estamos ante otra infamia urdida por las mismas sabandijas antidemocráticas que sólo quieren enfangar el buen nombre del PP y su acrisolada honradez. En resumen: aquí no hay delito ni presunto delito alguno, aquí no hay causa judicial que valga, ni materia penal. Aquí sólo hay una vasta confabulación de la izquierda radical en el gobierno de consuno con la prensa terrorista para aniquilar la única esperanza de salvación que queda a los españoles.

Por fortuna el principal partido de la oposición, conjunto de gentes altruistas, dedicadas por entero al servicio del interés público, está vigilante para impedir que cuaje dicha conjura, apoya sin fisuras a sus militantes acusados, imputados, procesados y los secunda en sus actividades de defensa personal, como en el caso de la señora Barberá, dispuesta a querellarse contra el lucero del alba a raíz del asqueroso infundio de que el Bigotes llevaba cuatro años comprándole bolsos de Louis Vuiton. O como en el caso del señor Camps, vilipendiado y arrastrado por el fango por unos trajecillos que cualquiera podía haber recibido incluso sin darse cuenta.

Nunca será suficiente nuestro agradecimiento por los desvelos del PP, el único que puede impedir que el PSOE en el Gobierno nos devuelva a "épocas pasadas con métodos propios de un Estado policial" de las que el PP sabe la tira ya que su fundador fue ministro en tal Estado policial a cuyo jefe indiscutible, el dictador Francisco Franco siguen rindiendo pleitesía muchos de sus militantes y cargos públicos que se oponen con uñas y dientes a que se le arrebaten los honores y privilegios concedidos en aquellos tiempos de "dulce placidez", cuando nadie se metía en política, la izquierda estaba en donde debe estar, en la cárcel, y las gentes de pro podían hacer negocios sin la atosigadora presencia del fiscal.

(La imagen es una foto de sergis blog, bajo licencia de Creative Commons).

Discurso sobre la violencia.

Algo tiene la violencia que de tal modo fascina a los intelectuales o, a la inversa, algo hay en los intelectuales que los atrae hacia la violencia al menos como objeto de estudio con la fuerza de la luz a las polillas. Quizá sea su concentración en la vida contemplativa al margen de la vida activa, una distinción a la que Hannah Arendt sacó mucha punta, ella que también había dedicado un copioso ensayo a este fenómeno de la violencia. ¿Y cómo olvidar las Reflexiones sobre la violencia, de Georges Sorel? O quizá no se trate de cuestión tendencial alguna sino del hecho de que todos los intelectuales que se ocupan de asuntos políticos (y son legión) tarde o temprano tienen que habérselas con la violencia pues forma parte esencial de la política en la medida en que ésta es la reflexión y la acción del poder cuyo fundamento último es, precisamente, la violencia. Siendo así, siendo la violencia una forma especial de ejercicio del poder, puede decirse que su atracción sobre los intelectuales es, en el fondo, la del poder sobre estos, algo tan antiguo como los dos términos de la relación, intelectuales y poder.

En este libro (Slavoj Zizek (2009), Sobre la violencia. Seis reflexiones marginales., Paidós, Barcelona, 287 págs), el autor, un interesante filósofo postmarxista, parecería tratar la violencia como un fenómeno aislado, hipostasiado, una extraña pulsión sin soporte material a la vista. Pero no es así sino que, al contrario, construye su ensayo -concebido como una pieza musical, con diferentes tiempos en los distintos capítulos con predominio del adagio, o sea, con tendencia a lo solemne- partiendo ya en su misma entrada de una distinción entre violencia objetiva (a la que también puede llamar sistémica) y violencia subjetiva que viene a reconocer ese carácter de categoría relativa al poder de la violencia. La distinción, muy familiar en general a la tradición del pensamiento de izquierda cuando trata de legitimar el recurso a la violencia (como respuesta a la objetiva, la que llama Galtung "estructural", en definitiva, como una forma de legítima defensa) permite a Zizek articular sus brillantes reflexiones sobre el fenómeno distinguiendo el que es inherente al orden social del que brota en la contestación a éste y hacerlo, como dice él mismo, mirándolo "de soslayo" ya que le resulta sobrecogedor mirar a la violencia de frente (p. 12).

Su primera reflexión, SOS Violencia afirma que hay una especie de ceguera frente a la violencia objetiva movida por una ideología totalitaria cuyas raíces encuentra Zizek en El manifiesto comunista, Rousseau y hasta Platón, una frase musical que recuerda mucho las ideas de Popper sobre los enemigos de la sociedad abierta. Y quizá sea éste uno de los aspectos más interesantes del filósofo: su fabuloso sincretismo que le permite mezclar referencias de muy distintos universos teóricos como, en este caso, el marxismo y el racionalismo popperiano. Argumenta en este capítulo la existencia de los que llama los "nuevos comunistas liberales", esto es, los Bill Gates, George Soros, la IBM, Intel, EBay (p. 27) cuya característica esencial es que son capaces de cohonestar su misma existencia como productos del orden de violencia capitalista con una actitud pragmática de crítica del mismo, de rechazo de todo enfoque doctrinario y hasta de aprecio de las tradiciones del sesenta y ocho (p. 31). El capitalismo ya no puede reproducirse a sí mismo sino que necesita la caridad extraña para sostener el ciclo de la reproducción social (p. 36). Ejemplifica la aldea liberal comunista en la película The Village, de M. Night Shyamalan. Incidentalmente, los razonamientos de Zizek suelen descansar en referencias cinematográficas generalmente muy bien traídas y muy útiles. En este caso concreto emerge la tradición marxista en su valoración final de esta curiosa imagen de los "comunistas liberales" al sostener que estos y las explosiones de rabioso fundamentalismo de nuestras sociedades son las dos caras de la misma moneda. Los comunistas liberales son los enemigos de cualquier lucha progresista hoy día (p. 52).

El segundo ensayo, ¡Teme a tu vecino como a ti mismo! es una reflexión sobre la reacción típica frente a la violencia: el miedo. Sostiene el autor que la biopolítica actual es postpolítica y que ésta implica dejar atrás luchas las luchas ideológicas, sustituidas por la administración y la gestión a cargo de expertos (p. 55). No veo bien qué tenga esto de novedad. La prédica de la tecnocracia, hija directa de la doctrina del fin de las ideologías de mediados del siglo XX ,conoció sus mejores momentos mucho antes de que Foucault acuñara el concepto de biopolítica. Parece que la función actual de la tecnocracia consiste en insuflar en la gente diversos tipos de miedos como el miedo a los inmigrantes, al crimen, a la depravación sexual, a los excesos estatales, a la catástrofe ecológica o al acoso (p. 56), pero tampoco creo que esto sea especialmente audaz si uno recuerda que ya desde el venerable Hobbes sabemos que la justificación del poder (y del poder absoluto) es librar a los súbditos del miedo que se tienen unos a otros y, más en nuestros días, el miedo es la única consecuencia lógica que se me alcanza del manoseado concepto de la "sociedad del riesgo", de Beck. Zizek prolonga su reflexión al respecto con una consideración bastante ingeniosa de la reacción de los musulmanes a la publicación de las caricaturas de Mahoma en un periódico danés en otoño de 2005, llegando a la conclusión de que el furor que se produjo no tenía como objetivo las caricaturas en sí mismas sino la imagen de Occidente que percibe el Islam (p. 77). Se encuentra aquí ya una característica del libro en comentario: el ser una mezcla de reflexiones originales y a veces sorprendentes sobre asuntos de la actualidad de los últimos años sobre los que han corrido ríos de tinta: las caricaturas de Mahoma, el atentado a las Torres gemelas, los incendios de coches de los arrabales de París, las torturas de Abu Ghraib, etc.

El tercer ensayo, La oleada sangrienta se ha desatado, reflexiona sobre las quemas de coches en la banlieu parisina en 2005 y llega a la conclusión de que lo que los manifestantes querían era ser reconocidos como ciudadanos franceses ordinarios (p. 97). Paralelamente no se priva de recordar que ya Nietzsche y Freud habían compartido la idea de que la justicia como igualdad está fundada en la envidia (p. 111). Esta idea, que pertenece al acervo del pensamiento conservador y reaccionario de siempre bajo el aquilatado nombre de "la envidia igualitaria" parece interesar especialmente a Zizek probablemente porque le muestra un territorio que nunca tuvo en cuenta en sus años marxistas. Es también quizá lo que explique su alta valoración de las conclusiones antirrevolucionarias de Peter Sloterdijk.

El cuarto trabajo, Antinomias de la razón tolerante toma ejemplo en las antinomias de la razón pura de Kant y se atreve a decir algo que también yo pienso pero nunca antes he visto escrito, esto es, que el conflicto entre palestinos y judíos no tiene solución (p. 146) salvo que, como sospecho (aunque no lo he leído en el ensayo de Zizek) por solución se entienda la subyugación o el exterminio de los palestinos. Abre luego el autor el ángulo de sus consideraciones y, tomando pie en la reacción estadounidense al ataque del 11 de septiembre (ahora que somos víctimas podemos atacar nosotros a nuestra vez) (p. 153) sostiene que, aunque la razón tolerante viene a decir que la agresividad no está en la religión sino en el fundamentalista que la practica y que todas las religiones son respetables, lo que provoca el comportamiento violento y agresivo de los fundamentalistas es la creencia misma en un más allá y en lo sobrenatural (p. 162). Dando la vuelta a la famosa expresión de Dostoievsky ("si Dios no existe, todo está permitido") recuerda a San Agustín de Hipona para sostener que es justo al revés: es la creencia en Dios lo que nos permite todo ("Ama a Dios y haz lo que te plazca") (p. 164); aunque no sé si este punto de vista casa bien con su interesante advertencia de que la sociedad judía (en la que un 70 por ciento dice no creer en dios alguno) es la más atea del mundo (p. 150) salvo que se esté diciendo que dicha sociedad judía no es violenta. Hay aquí una interesante última reflexión acerca de cómo la vía para escapar a este dilema de la violencia y la religión reside en una creencia en Dios por encima de todo utilitarismo que él ejemplifica en una leyenda en relación con San Luis y un fragmento del islam sufí y que a un español trae inmediatamente a la memoria el famoso soneto "No me mueve mi Dios para quererte...", etc, formulación mucho más bella y rotunda que las anteriores.

El quinto ensayo, La tolerancia como categoría ideológica, es una reflexión sobre el choque de las civilizaciones de Huntington y el fin de la historia de Fukuyama (p. 170) sobre los cuales es difícil decir algo nuevo. No obstante Zizek consigue hacer un enunciado provocativo e interesante al interpretar las torturas de Abu Ghraib (a las que compara con las que ordenaba Sadam Husein) como la forma en que los occidentales, los estadounidenses en este caso, hacen patente al mundo musulmán, a la otra civilización, el fundamento mismo de la nuestra y de nuestros valores (p. 206).

El sexto ensayo, Violencia divina, una interesante pieza que comienza poniendo en paralelo el conocido pasaje de Walter Benjamin son el Angelus Novus con el "punto de vista de Dios" en el asesinato del detective Arbogast en Psicosis para enlazar luego con una reflexión sobre los dos puntos esenciales de la de Peter Sloterdijk: la de que el nazismo y el fascismo pudieron ser reacciones frente a la amenaza del comunismo (con la correspondiente referencia a la opinión de Nolte) y la concepción del "fascismo de izquierdas" para referirse al pensamiento marxista/revolucionario (p. 222), reconociendo por lo demás que la expresión se origina el en exabrupto habermasiano de 1968 cuando los estudiantes ocuparon el Instituto de Investigaciones Sociales. Todo el proyecto emancipatorio global, según Sloterdijk es producto de la envidia y el resentimiento (p. 230), una tesis interesante que Zizek parece suscribir sin más y que, sin restarle un ápice de ese interés, no tiene mayor alcance que la idea de que la historia es el despliegue de una intencionalidad cualquiera, divina, humana, estructural...

Concluye su obra Zizek sosteniendo tres conclusiones que, simplemente expuestas, son: 1ª) anatematizar la violencia como algo "malo" es una opción ideológica; 2ª) resulta harto difícil practicar la violencia; 3ª hay una relación compleja, intrincada, entre la violencia objetiva, sistémica, y la violencia subjetiva. Entiendo que estas tres conclusiones tratan de configurar una unidad discursiva de la obra siendo así que ésta había comenzado presentándose como "seis reflexiones marginales". Es como una especie de prurito de unidad sistémica. Sin embargo el libro es mucho más interesante y subjetivo precisamente por ser deslavazado, sin unidad orgánica y con una riquísima reflexión que, como los meandros de los ríos, a veces parece apartarnos de su objeto inicial.

diumenge, 19 de juliol del 2009

El Bigotes es un peligro.

Cabría pensar que siendo el Bigotes un caballero y siendo doña Rita Barberá una dama alcaldesa no iba a dejar el primero de agasajarla al igual que, al parecer, hacía con la señora del Curita a quien los regalos del Bigotes hasta parecían demasiado. No se ve por qué no. A ver si es que los granujas no han de tener su código del honor.

También podría pensarse que vaya con doña Rita que, cuando hablaba de las anchoas, tenía en la cabeza otro tipo de regalos y otro de regalados. Pero no hay por qué no aplicarle su propia doctrina: unos bolsos, unas anchoas, futesas. Nada que ver con los trajes al Curita. Porque, aunque la señora alcaldesa, agarrada a sus bolsos (por cierto, muy caros, de mucho lujo y espantosos) no quiera creerlo, lo grave del regalo del Curita es que es presunto cohecho y el que mejor lo prueba es el propio Bigotes.

¿No dice éste refiréndose a la alcaldesa que "no nos da nada, pero tampoco nos hace nada" como base para justificar sus regalos de bolsos de Vuiton? Eso quiere decir, claro, que a cambio de sus regalos en otras partes le daban algo. Por eso digo que el Bigotes es un peligro para los implicados en la trama Gürtel. Como siga hablando acaban todos entre rejas.

(La imagen es una foto de 20 Minutos, bajo licencia de Creative Commons).

Los misterios de la caza.

Según parece el señor Fernández Bermejo dice que "la izquierda no entiende la caza". Atónito me quedo. No sospechaba que hubiera algo que entender. Supongo que la transcripción de la entrevista tiene sus exigencias y que el entrevistado matizó su respuesta y dijo algo distinto, más elaborado, que "el poder desconoce la relación del hombre con el bosque" y otras fantasías que insinúan que la caza es como una recuperación de aquella relación feraz, primitiva, brutal del hombre con el medio en los orígenes pero en la época contemporánea lo que, obviamente, es absurdo. Poco hay que entender allí donde a unos pavos armados les sueltan doscientas perdices para que se líen a tiros con ellas. Y conste que por caza no se refiere uno solamente el hecho de andar por los montes escopeta en mano sino también a sus momentos y rituales. Puede saborearse acudiendo a un restaurante de cazadores, de esos de ambiente rústico, con mucha piedra ornamental, chimeneas y cabezas de ciervos y jabalíes por las paredes, algo sólo equiparable en su buen gusto a las cabezas de toros de los locales taurinos. O seguir su rastro por el de los galgos ahorcados en esos bosques de que habla el exministro. Casos aislados, por supuesto.

En fin que tiene razón don Mariano, que la izquierda no entiende la caza, y que siga Vd. por ahí dando tiros a cuanto se mueve pues al parecer lo realiza a Vd. mucho.

(La imagen es una foto de Lisergia, bajo licencia de Creative Commons).

dissabte, 18 de juliol del 2009

¡Qué felicidad que los jueces te imputen un delito!

Decía Pío Baroja que los ingleses no tienen sentido del ridículo y los españoles es el único que tienen... menos el señor Bárcenas y sus colegas del PP que son verdaderos ingleses a juzgar por su falta del sentido del ridículo. LLegan las citaciones del Tribunal Supremo llamando a declarar como "imputados provisionales" a los señores Bárcenas y Merino de quienes se sospecha que hayan cometido cohecho y, en el caso de Bárcenas, defraudado a la Hacienda Pública. Pero ambos sostienen que están muy contentos porque así pueden aclarar todas las cuestiones, como si hasta ahora alguien se lo hubiera impedido. También la señora De Cospedal está encantada con la citación y el conjunto del PP, como los coros y danzas de la Sección Femenina, entona un hosanna por la suerte que ha tenido de que su tesorero y senador, así como el diputado Merino hayan de ir a declarar ante la justicia por la comisión de presuntos delitos. Realmente no tienen sentido del ridículo o son un conjunto de imbéciles.

Es de esperar que la alegría del señor Bárcenas resulte más consistente y veraz que la que manifestó en su día su compañero de partido y es posible que de fechorías, el Curita, de momento presidente de la Generalitat de Valencia. Éste dijo estar encantado de comparecer ante el juez porque así, por fin, podría aclarar todas las cuestiones de que se le acusa; pero luego se negó a declarar en sede judicial y trató -y sigue tratando- de paralizar el proceso y que se sobresea la causa. Así no tiene que prestar la declaración que afirma a los cuatro vientos que pretende hacer. Es decir, juega con dos barajas. Al señor Bárcenas le sucedió algo parecido: sin duda estaba deseando que el Tribunal Supremo lo citara para poder defenderse en uno de sus presuntos delitos, el del fraude a la Hacienda Pública. Y la cosa estuvo a punto de aguársele porque el delito estaba a pique de prescribir, lo que le habría dejado sin poder demostrar su inocencia. Claro que él no dijo nada para impedir la prescripción; ésta se ha interrumpido con la apertura del procedimiento en el Supremo, gracias a la cual la felicidad del señor Bárcenas es doble: por la presunta evasión fiscal y por el presunto cohecho.

Siguiendo la lógica de esta forma de razonar, tan abandonada de la mano del señor en cuanto a coherencia y claridad de objeto, el señor Bárcenas tendrá que tocar el cielo con la mano de pura alegría si llega el día en que lo condenan.

Y a todo esto, ¿no iba a dimitir el señor Bárcenas, transitoriamente claro está, mientras se aclaran todas estas lamentables cuestiones?

(La imagen es una foto de 20 Minutos, bajo licencia de Creative Commons).