La Caixa Forum alberga , y lo hará hasta primeros de septiembre, una interesante exposición de arte islámico. Se trata de la colección del Aga Khan III (que llegó a ser presidente de la Sociedad de Naciones) que se exhibirá en su día en un museo especial en construcción actualmente en el Canadá. Contiene cerámicas, joyas, pequeñas piezas arquitectónicas (ménsulas, capiteles, etc), tapices, miniaturas, orfebrería algún vestuario y todo tipo de obra gráfica.
Hasta aquí nada que llame especialmente la atención porque ese es el contenido de cualquier museo de una cultura o civilización. Lo interesante de éste es que abarca un prodigioso espectro tanto cronológico (pues va desde el siglo X aproximadamente al XIX) como geográfico, ya que abarca desde muestras artísticas de la España andalusí hasta otras indias, chinas o del Asia sudoriental. En esta segunda determinación reside el encanto de esta muestra, en ver cómo un único espíritu, una única mística, la islámica, se manifiesta bajo formas artísticas tan diversas y extrañas entre sí como las asiáticas, africanas o europeas. La comparación puede hacerse y es muy ilustrativa observando ediciones distintas del Corán, pero no sólo en él. Muchas de las piezas son verdaderos híbridos, formas sincréticas de estilos distintos. Los más fáciles de reconocer para nosotros son las influencias mudéjares y mozárabes, pero también las iraníes, hindúes y chinas. Basta con observar los rasgos faciales de los dos personajes que aparecen representados en el cartel de la exposición, por lo demás una rareza en cuanto representación de la figura humana.
El mundo islámico en el apogeo de su esplendor, entre los siglos X y XV unificó con una sola religión y una sola lengua tierras y pueblos muy variados y alejados entre sí. Casi podría decirse que fue el primer melting pot de la historia porque, aunque el imperio de Alejandro Magno tenía algo de esto, fue de muy breve duración para dejar huella (algo muy distinto a los siglos que ha durado y sigue durando la dominación islámica) y, sobre todo, amalgamaba formas culturales menos alejadas entre sí.
Cabe visualizar este carácter cosmopolita y abigarrado en un curioso vídeo que se proyecta en la exposición con un recorrido por todos los confines del imperio islámico a través de google, haciendo escala en las más representativas obras arquitectónicas del Islam a través de los siglos: el Taj Mahal, la gran Mezquita Azul de Estambul, la mezquita Al-Azhar de El Cairo, la Alhambra granadina, la mezquita mayor de Ispahan, la madrasa de Samarkanda, etc. En definitiva, hitos de una otrora pujante y poderosa civilización venida hoy muy a menos y parte de cuya crisis actual reside en esa acuciante nostalgia entre lo que fue y lo que es, lo que pudo ser y es dudoso que sea nunca más.