¡Estos sociatas no tienen remedio! Cuando están en el gobierno se conchaban con los otros poderes del Estado, singularmente con los tribunales de justicia, y algunos medios de comunicación, para aniquilar a los partidos políticos. Así lo hicieron en tiempos del mandato de Felipe González, cuando le serie de escándalos económicos y de terrorismo de Estado les permitió filtrar selectivamente las noticias en el diario El mundo que, a pesar de los secretos sumariales, traía scoops diarios que ponían los pelos de punta. Y todo para aniquilar al PSOE porque, en su frenesí totalitario antipartidista, los socialistas no reparan en si se trata de su propio partido o del del vecino.
Menos mal que, en esta ocasión, anda el PP vigilante para impedir un atropello como el que se cometió en los años de Filesa-Malesa-Time Export + los GAL. Ahora, la conciencia exquisitamente democrática de la derecha española hace lo que, inexplicablemente, no hizo entonces: salir al paso de la nueva conjura. La declaración institucional hecha pública ayer por el PP es un bálsamo para las heridas inferidas por el totalitarismo socialista contra los valores democráticos y los principios del Estado de derecho como la presunción de inocencia, el secreto de las comunicaciones o la inviolabilidad del domicilio. Estén tranquilos los ciudadanos que el poderoso brazo del PP los protegerá frente a los ataques dictatoriales de esta izquierda insaciable.
Porque aquí no hay una trama gigantesca de supuestos ladrones desorejados, los principales de ellos en la cárcel, que se lo llevaban crudo a base de comprar presuntamente a alcaldes, concejales y diputados autonómicos del PP, muchos ya dimisionarios y a disposición del juez con fianzas de cientos de miles de euros. Eso es un montaje de la prensa masona y de izquierdas, alimentada con ficciones inventadas en las covachas del ministerio del Interior. Tampoco es cierto que la misma trama de posibles sinvergüenzas, presuntos blanqueadores de dinero, untaran a un presidente de una Comunidad Autónoma, una alcaldesa y altos cargos de la administración autonómica, todos del PP, a base de regalarles trajes y bolsos para obtener contratos millonarios por medios fraudulentos. Otro infundio de los mismos medios izquierdistas, El País y Público, dos diarios dedicados en cuerpo y alma a la destrucción del PP, cebados con fabulaciones del ministerio del Interior filtradas por el siniestro Rubalcaba. Mucho menos lo es que los mismos supuestos granujas tuvieran a sueldo presuntamente al tesorero del PP con la finalidad de forrarse a base de magnánimas concesiones, a pesar de las pruebas que el juez de instrucción dice haber acumulado que, como todo el mundo sabe, son infundios, bulos y calumnias puestas en marcha por el aparato de propaganda de la izquierda con la finalidad de aniquilar a la oposición. Muchísimo menos es verdad que los supuestos mangantes de la trama hayan entregado cantidad alguna al que fuera secretario personal del señor Aznar sino que estamos ante otra infamia urdida por las mismas sabandijas antidemocráticas que sólo quieren enfangar el buen nombre del PP y su acrisolada honradez. En resumen: aquí no hay delito ni presunto delito alguno, aquí no hay causa judicial que valga, ni materia penal. Aquí sólo hay una vasta confabulación de la izquierda radical en el gobierno de consuno con la prensa terrorista para aniquilar la única esperanza de salvación que queda a los españoles.
Por fortuna el principal partido de la oposición, conjunto de gentes altruistas, dedicadas por entero al servicio del interés público, está vigilante para impedir que cuaje dicha conjura, apoya sin fisuras a sus militantes acusados, imputados, procesados y los secunda en sus actividades de defensa personal, como en el caso de la señora Barberá, dispuesta a querellarse contra el lucero del alba a raíz del asqueroso infundio de que el Bigotes llevaba cuatro años comprándole bolsos de Louis Vuiton. O como en el caso del señor Camps, vilipendiado y arrastrado por el fango por unos trajecillos que cualquiera podía haber recibido incluso sin darse cuenta.
Nunca será suficiente nuestro agradecimiento por los desvelos del PP, el único que puede impedir que el PSOE en el Gobierno nos devuelva a "épocas pasadas con métodos propios de un Estado policial" de las que el PP sabe la tira ya que su fundador fue ministro en tal Estado policial a cuyo jefe indiscutible, el dictador Francisco Franco siguen rindiendo pleitesía muchos de sus militantes y cargos públicos que se oponen con uñas y dientes a que se le arrebaten los honores y privilegios concedidos en aquellos tiempos de "dulce placidez", cuando nadie se metía en política, la izquierda estaba en donde debe estar, en la cárcel, y las gentes de pro podían hacer negocios sin la atosigadora presencia del fiscal.
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