dimecres, 17 d’agost del 2016

Si, NO, NS/NC

En los sondeos, las respuestas son "Sí", "No" y "NS/NC".Igual que en la tortuosa investidura de Rajoy, segundo asalto. Las tres respuestas son válidas y ayudan a hacerse una idea del estado de la opinión en el momento de preguntar, así como a figurarse el futuro. También igual que en la investidura, en donde, el "Sí" es "Sí" a Rajoy, el "No", no a Rajoy y el "NS/NC", "abstención". Todas asimismo válidas y no menos útiles para saber cómo están las cosas y cómo puedan estar en el futuro.

El PP da un "Sí" rotundo y acepta las condiciones de C's con matices. Las condiciones de C's, a su vez, son absolutas y su "Sí" es con matices. Es inteligente por parte de Rivera porque así se garantiza una vuelta al "No" con solo decir que los matices del PP son inaceptables, que lo serán porque nada de lo que haga ya el PP será aceptable. El problema es que si C's cambia ahora al "No" tras haber cambiado del "No" al "Sí", es difícil que alguien se lo tome en serio, por razones evidentes. El "Sí" de C's ha perdido todo su valor ejemplarizante porque a Rivera ya no le queda más remedio que seguir uncido al carro de la derecha, pero sin tirar de él; más bien como el gozque de compañía.

El "No" es del PSOE. De su Comité Federal y de su dirección. O sea, del partido. Tan válido como el "Sí". Sánchez no ha cambiado como Rivera, no ha oscilado ni matizado. NO es NO. Porque, por el motivo que sea, ha captado el fondo de la cuestión. Que es una cuestión de principios. NO es NO porque el gobierno que el "Sí" propone es el mismo desastre de desgobierno que ha traído al país a este estado de postración, por ´más que sus responsables quieran ocultarlo. Un desgobierno encabezado por el mismo irresponsable responsable que ha provocado el desbarajuste de la corrupción, la crisis constitucional y la inoperancia de las instituciones. Al paso que lleva el gobierno, puede acabar compuesto exclusivamente por su presidente, cosa que no le disgustará, dado su acendrado franquismo. Un gobierno de uno solo. Una especie de golpe de Estado en diferido. Un gobierno que no es responsable ante el parlamento y reducido a la figura de su presidente. ¿Cómo se llama eso? Es fácil, por tanto, entender, que el NO es NO del PSOE obedece a una cuestión de principios.

Sin embargo, pesos pesados del PSOE andan predicando en contra y tratando de torcer la voluntad negativa en favor de una abstencionista, un "NS/NC". En los sondeos, los NS/NC no pueden computarse en favor de ninguna de las opciones "Sí" o "No" y funcionan como indecisos. Y los indecisos, se supone, acabarán decidiéndose en el último momento, al menos parte de ellos. En la investidura, el "NS/NC" no tiene la misma función, no es indecisión ni neutralidad o indiferencia. Es un "Sí" encubierto, con engaño. Lo que se pretende es que el PSOE siga el ejemplo de Rivera, que se desdiga, que claudique, aunque no lleve su abyección a dar un "Sí". Que entregue el gobierno del Estado a un partido que va a pasarse los próximos años en los juzgados, con un presidente desprestigiado a quien puede esperar la misma suerte y sin que ninguno de los dos haya dado la mínima muestra de deseo o ánimo de enmendar los yerros.

Los de la abstención invocan siempre el supremo interés del Estado. Pero ni ellos son quiénes para imponer su idea del interés del Estado ni el interés que para ellos cuenta es el del Estado, sino el del gobierno. Y el de este gobierno. No son hombres de Estado. Son hombres de gobierno. Burócratas de una burocracia hostil. Pusilánimes dispuestos a cambiar la justicia por la conveniencia.




El testamento de Chirbes

Rafael Chirbes (2016) París-Austerlitz. Barcelona: Anagrama.
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Hace un año aproximadamente murió Rafael Chirbes. Dejó dos textos que han visto la luz póstumamente. Uno es el discurso que había preparado para recoger el Premio Nacional de Narrativa de 2015 publicado por los cuidados de su sobrina, quien también recogió el premio en junio pasado. Un discurso brillantísimo, por cierto, quintaesencia de un Chirbes ya en el último recodo del camino. Un parlamento claro, conciso, duro y repleto de cariño. El otro texto es esta su última novela que terminó, no llegó a ver publicada, pero a la que dedicó veinte intermitentes años de su vida, según su propia confesión. Muchas coincidencias y casualidades que contribuyen a desvelar un Chirbes que se fue prematuramente, dejando tras de sí mucha admiración y un punto de inquietud sobre si se hará realidad el deseo que siempre lo animó, el deseo de hacerse notar, de dejar huella, de quedar, de perpetuarse. No el deseo de ser célebre, que no lo tenía, sino el de ocupar un puesto en una sucesión de modelos, un lugar en el canon, como diría Harold Bloom, aunque fuera un canon menor.

Por azares del destino, esta novela póstuma, como el discurso del premio, son casi sus testamentos ológrafos y nunca mejor dicho. Unos testamentos literarios que remiten, la novela al menos, a los orígenes literarios del autor. Así, París-Austerlitz es el contrapunto de Mimoun, su primera novela, publicada hace casi treinta años, que gozó desde el principio del apoyo de Carmen Martín Gaite, uno de los modelos de Chirbes en todos los sentidos. Martín Gaite se hizo lenguas de Mimoun, que fue finalista del premio Anagrama y entusiasmó a Jorge Herralde hasta el punto de sellar con Chirbes una gran amistad y colaboración editorial. El escritor las respetó escrupulosamente, manteniendo su fidelidad a la editorial, a pesar de recibir ofertas tentadoras de otras casas. 

De Mimoun debió impresionar a Martín Gaite su exotismo, la densidad de su por lo demás intrascendente trama y la indefinición e inocente promiscuidad de los personajes. Incluido el autor, pues la novela es autobiográfica. Como autobiográfica es París-Austerlitz. El bucle se cierra treinta y tantos años más tarde. La promiscuidad se mantiene, pero la indefinición ha desaparecido. París Austerlitz es casi una crónica. Chirbes se había pasado toda la vida escribiendo para encontrarse a sí mismo. Y, según lo hace, misterios de la literatura, descubre que su obra le oculta aquello que busca. Él mismo lo dice con su habitual sencillez en alguno de sus ensayos literarios (pues Chirbes, además de un gran novelista, era un excelente crítico), que escribe para vivir vidas ajenas, que no podía permitirse vivir. Conclusión: la suya no le gustaba. Por eso tardó tanto tiempo en aceptarse como era.

Su obra intermedia, de altura, se ve hoy como una especie de fresco de la sociedad española desde la Transición (con juicio muy negativo sobre esta) hasta la crisis y concomitancias. Y tiene muy encendidos partidarios entre las nuevas izquierdas que buscan en un típico representante del "antiguo régimen" argumentos estéticos contra ese "antiguo régimen".  Lo convierten en un estandarte, cosa que lo irritaría profundamente y no caen en la cuenta de que el hombre es dinamita pura de cualesquiera ideologías, incluidas estas de la seudoliberación. Su voz quiere ser (por implícito deseo del autor) una de las de quienes llama "autores pesimistas del siglo XX", Céline, Drieu, Jünger. 

En efecto, después de La buena letra, comienza la serie de novelas más ambiciosas. La buena letra, es como una hermosa metáfora de su propósito: una mujer cuenta a su hijo en los retazos de una carta cómo era la vida en la posguerra. Va a dar comienzo un relato alternativo a la versión oficial a través de un personaje femenino, especie de testigo pasivo de un acontecer tumultuoso en el que las cosas cambian drásticamente Dar voz a una mujer, hacerla reveladora de una verdad escamoteada es situarse en una punto de vista dificil, de realismo, resignación rebeldía. Porque ella no actúa sobre los acontecimientos, eso es cosa de los hombres, pero los padece. Esa es una de los sutiles habilidades narrativas de Chirbes, la de reflejar la realidad a través de un juego de prismas, como un periscopio.

Una precisión más. La estructura de las novelas de Chirbes es complicada y variada. Nunca convencional. El narrador cambia, a veces en una misma novela, las estructuras narrativas son muy diferentes y los tiempos, todo. Con respecto al narrador, una preocupación esencial para alguien tan creyente en la función de sinceridad de la literatura, queda claro desde el principio que no es de fiar. Los disparos del cazador, su siguiente obra, vuelve a ser un relato por escrito que un hombre, ya próximo a la muerte, confinado en una silla de ruedas, hace a su nieto con el fin de que este conozca otra visión de lo que fue la historia de su familia. Otro periscopio, ya desde la puerta de salida y en un relato cargado, como siempre, de referencias literarias. Por supuesto, esa historia familiar es muy densa y tiene facetas políticas  y de clase social muy relevantes, todas relacionadas con las preocupaciones de Chirbes. Pero el caso es que, como argumenta Gustavo Muñoz, el presentador de la novela, esta debe leerse teniendo presente la influencia de Ford Madox Ford (El buen soldado)   y Kazuo Ishiguro (Un artista del mundo flotante). El propio Chirbes se remite frecuentemente a Ford Madox Ford. Se trata de dos historias contadas por narradores no fiables. Y eso es lo que se considera Chirbes, un narrador no fiable, lo opuesto al omnisciente en quien el lector debe confiar como el creyente en la palabra de Dios, con su fe íntegra. Este narrador incierto plantea crudamente la razón de ser de la novela (cuya persistencia defiende Chirbes frente a un momento pesimista de Eduardo Mondoza) al mostrar que la realidad no existe sino que solo lo hacen los relatos sobre la realidad. Y, en concreto, el suyo obsesionado con su tema preferido: los destrozos que el paso del tiempo revela en nosotros, tanto en lo físico como en lo espiritual. Chirbes proyectaba su descontento con su propia vida sobre todo lo demás. Y eso revela un ánimo depresivo, pesimista, incluso fatalista. El entusiasmo que sus lectores de la nueva izquierda sienten por él debe de nacer de sus fantasías juveniles. Los otros modelos que actúan en el fondo de la saga posterior de Chirbes, explican bien lo que el autor pretendía: Galdós (por quien tenía gran admiración), Dos Passos, Aub, cuya serie sobre la guerra civil, El laberinto mágico, alienta en la obra del valenciano.

La trilogía sobre la postguerra, La larga marcha, La caída de Madrid, Los viejos amigos tres textos densos, con estructuras complicadas, muy bien armados y equilibrados y absorbentes. Los tres tienen influencia de Dos Passos pero especialmente el primero, La larga marcha, recuerda Manhattan Transfer. Multitud de protagonistas de multitud de historias de muy diferentes ambientaciones que se entrecruzan (algunas) incluso en sus descendientes y se prolongan luego en parte en la siguiente novela. Junto a la colectividad como protagonista, la técnica narrativa del stream of consciuosness aun complica más la trama, pues vemos los acontecimientos comunes desde diferentes subjetividades, alimentadas por experiencias distintas y sintetizadas en discursos independientes. Sin olvidar que muchos de esos acontecimientos implican ascensos o descensos sociales y todo tipo de conflictos. En algún lugar, Chirbes se felicita de haber tenido una formación marxista por algún motivo que he olvidado, pero esa formación aflora en su permanente dibujar personaes sobre trasfondos de clase social. La clase en sí misma -una hendidura moral fuerte en la personalidad del autor- no suele aparecer, pero lo hace su superestructura. La larga marcha es el oscuro ayer y el no menos oscuro hoy. La caída de Madrid, una especie de oculto homenaje a Joyce, pues ocurre en un solo día, el de la víspera de la muerte de Franco, un periodo intermedio pero de máxima lucidez porque coincide con un momento de plenitud juvenil, donde se arman los castillos de ilusiones que luego se desmoronarán irremediablemente. Un periodo de atrevimiento, de la poesía como provocación (Baudelaire) o la pintura (Bacon) como descubrimiento. Los viejos amigos, de nuevo una compleja relación entrelazada en la que se contraponen las promesas que fuimos y que nos hicimos (el autor vive en varios de los personajes que acaban convertidos en lo contrario de lo que pretendían) y lo que somos en el desolador panorama de la crisis y el estallido de la burbuja inmobiliaria que viene a ser como la metáfora del estallido de las esperanzas de una generación.

La crisis se apoderó de él en sus últimos años: esa sensación de un país hundido, desmoralizado, corrompido, sin esperanza es la que se respira en sus dos últimas novelas en vida, Crematorio y En la orilla. Crematorio vuelve a ser una novela colectiva al estilo Dos Passos y su tiempo, un día joyceano, el de la muere de Matias Bertomeu, el menor de dos hermanos, supuestamente acuadalados, aunque el negociante es el mayor. Matías quintaesencia la evolución de la generación: de ideólogo de la revolución en su etapa universitaria, se retira amargado a su finca de Misent, a cultivar su huerto, como recomendaba el Cándido de Voltaire. En la orilla es casi un alambicado epitafio del héroe, del propio autor, del país. Cuenta en primera persona la historia de una ruina de empresa que retrata la de esta sociedad que ha sustituido los árboles por las torres de las grúas y se ha quedado sin grúas y sin árboles. Seguramente, por estos rasgos tan negativos con que aparece pintado un presente sin esperanza, las dos novelas han conocido un gran éxito y cosechado varios premios.

Así que cuando Chirbes termina París-Austerlitz, ya está todo claro, ha vivido cientos de vidas, ha ascendido y descendido varias veces de clase, ha destripado una sociedad primero aterrorizada, luego acobardada, después conformada y por último corrupta. Cuando Esteban se sumerge en el pantano, ha puesto punto final a la historia. Paris-Austerlitz es una coda y un resumen. Concentra todos los elementos, todas las facetas de Chirbes, hasta las más anodinas, como las culinarias que él respetaba mucho sin embargo, a fuer de lector de Vázquez Montalbán y de redactor de una revista de cocina, la de vagabundo de las ciudades, de algunas de las cuales ha dejado descripciones muy curiosas en El viajero sedentario que a veces trae a la memoria otra pieza algo más oculta de su modelo, Blasco Ibáñez. En su íltimo libro encontramos los cruces de clases sociales, la reticente admiración por la clase alta, la obsesión con el deterioro físico y la muerte, una sexualidad turbulenta, que está hecha de angustia, desesperación, entrega e instrumentalización, una angustia por la realización de los anhelos propios, una necesidad de reconciliación consigo mismo y un espíritu crítico corrosivo que debio de verse corroborado con la aparición del SIDA como la plaga del siglo, espina dorsal de esta novela póstuma. Y así el Chirbes proyecto de pintor en París resulta ser el Manuel de Mimoun, profesor de español en Fez. 

Al poner el punto final a París-Austerlitz, Chirbes ponía involuntariamente punto final a su propia vida. Su muerte fue prematura. En un libro de viajes se había concedido a sí mismo cuando menos hasta 2021. No llegó.

dimarts, 16 d’agost del 2016

La negociación según los franquistas

Menos de 24 horas han tardado los franquistas del gobierno en soltar un zasca al infeliz Miquel Iceta, que anda tratando de encontrar una salida al enquistamiento con su mejor voluntad. Ni mejor voluntad ni porras en vinagre. La presencia del Sobresueldos es innegociable por tres razones: 1ª) ha ganado dos elecciones; 2ª) lo ha nombrado el Rey; 3ª) no hay otro. La primera es falsa: ha perdido dos elecciones porque es tan inepto que, aun teniendo mayoría en votos, no es capaz de convertirla en escaños y ya hace falta ser burro para eso. La segunda también es falsa: el Rey lo ha nombrado porque es lo que manda el reglamento, si no, ¿de qué? Este Rey no es muy listo, pero tampoco es tonto del bote. La tercera es muy posible: no hay otro... comparable. Claro que no. Un tipo tan falto de escrúpulos como de inteligencia no es fácil de encontrar.

Así que quien se pasa el día diciendo a los demás que tienen que negociar no está dispuesto a negociar nada por su parte. Se tragan ustedes al Sobresueldos o se rompe la baraja.

Como buen criado, Rivera ya ha agachado la cerviz y de decir que votaría "no" a un gobierno de Rajoy, ha pasado a decír que votará "sí" a un gobierno de Rajoy. Es literalmente entregarse al otro sin condiciones, lamerle los zapatos. ¡Ah, no! Rivera tiene su dignidad y ha impuesto siete condiciones a Rajoy para votar en su favor. De las siete, el Sobresueldos ya se ha saltado la primera (poner fecha a la investidura) sin que Riverilla haya dicho esta boquita es mía. Las otras seis, el Sobresueldos se las saltará cuando tenga la aprobación del Comité Ejecutivo Nacional del PP, un órgano lleno de siervos.

Según Rivera, la posición del PSOE con el "no" es "irreal". Para él, que carece de entereza, constancia y moralidad, seguramente sí. ¿Cómo decir que "no" al que manda? Lo lógico, lo "real" es ponerse a su servicio, de felpudo a sus patas. Para los demás, el "NO es NO" es lo único real, racional y moral que cabe hacer hoy.

Para disimular la mala conciencia de haberse entregado sin  condiciones al Sobresueldos y la banda de ladrones, Rivera alza la voz diciendo que no permitirá que Rajoy toque o "matice" una sola de sus condiciones. Vamos, hombre, que la gente te ha calado: no es que vaya a matizarlas, es que se las va a saltar todas.

Y tú, a callar y votar que sí.

NO es NO.

NO es NO

La falta de dignidad en este país es apabullante. ¿Cómo puede querer alguien que gobierne el partido más corrupto de la historia de la democracia? Un partido que tiene a todos sus secretarios generales y tesoreros citados ante el juez y si no lo están también Rajoy y Cospedal debe de ser por alguna oscura razón procesal que es de esperar se aclare en su día. Resulta incomprensible que se pretenda dejar en el gobierno de España a la presunta asociación de malhechores que viene esquilmándola hasta la fecha. El partido que ha privatizado en favor propio y de allegados todas las empresas y servicios públicos que ha podido. El que ha suprimido subvenciones, becas, subsidios, ayudas a los dependientes, mientras se los adjudica a sí mismo, a sus deudos, allegados, padres y demás parentela. El que ha malversado dineros públicos a manos llenas, se los ha apropiado linda e ilegalmente y ha corrompido el conjunto de la administración pública.

¿Cómo puede nadie en serio postular que siga al frente del gobierno un personaje tan inenarrable como Rajoy? El presidente de los sobresueldos carece de palabra por propia confesión, cuando admitió que no podía cumplirla pero que velaba por el interés de España. El interés de España descansa así en la prosperidad de un puñado de mangantes y corruptos y la voluntad del presidente sobresoldado de usarlo como excusa para su pavoroso desgobierno, del que no rinde cuentas, por el que no admite responsabilidad alguna y que no pretende enderezar en absoluto.

Que Rajoy pida la continuidad de Rajoy es esperable para quien conozca la indiferencia de la derecha frente a las opciones cambiantes de la opinión. Que la pida la manga de inútiles que componen su gobierno es lógico. Que la pidan quienes se benefician directamente de la arbitrariedad y el favoritismo del gobierno es natural. Que la pida un partido de la oposición, C's, que hasta hace poco mantenía un "no" al PP y específicamente a Rajoy, es lamentable, pero comprensible, dada la flaqueza de la naturaleza humana y el oportunismo de Rivera. Que la pidan también algunos socialistas relevantes, que tuvieron su momento y hoy están al margen de la política práctica aunque no renuncian a tutelar abusivamente los pasos de la dirección actual, no tiene nombre. Es una indignidad.

La Transición tuvo muy buena prensa en sus comienzos que ha ido perdiendo a lo largo de su trayectoria. Actualmente predomina una visión negativa que le achaca haber sido una pura pantomima continuista de la dictadura. Justamente hoy, después de una legislatura de gobierno claramente neofranquista, la decisión de apoyar que este prosiga durante otra legislatura equivale a reconocer que, en efecto, la Transición fue una especie de gran estafa. Resultará así que su finalidad consistía en un retorno a un franquismo sin Franco y con una pátina de democracia cuya función es disimular el desastre de un gobierno corrupto, autoritario, arbitrario e incompetente. 

NO es NO.

dilluns, 15 d’agost del 2016

A la izquierda con cariño

Lo llevan en la sangre. No pueden evitarlo. La diosa Eris habita en la izquierda. Unos lo atribuyen a su prurito crítico. Nunca está conforme con nada. Otros, a una pulsión oscura, dionisiaca, destructiva que le hace odiar la posibilidad del triunfo. Otros, en fin, a un irremediable personalismo y narcisismo de sus líderes que los llevan a disfrazar de discrepancias ideológicas puras rencillas de preeminencia. Pero es así.

Garzón, ese joven líder, el mejor valorado popularmente, es breve en años pero largo en experiencia. IU es un auténtico campo de entrenamiento en supervivencia. Y su experiencia le aconseja evitar a toda costa el frente de liberación de Judea. No parece percatarse de que, por el hecho de mencionar la posibilidad, contribuye a su realización, por aquello de la "profecía que se autocumple". O quizá sí se percate. Esto es la izquierda. Incluso ha dado un paso decisivo al poner nombre propio a la división, Iglesias/errejón. También es posible que esté sacándose la espina del enfrentamiento con el segundo a raíz de los resultados de las elecciones del 26J. En la izquierda plural se puede ser plural, pero no ejercer.

A esta tensión viene a añadirse la pérdida de identidad de Podemos en En Marea en Galicia. Obstinarse en prevalecer frente a una marea era vana pretensión, pero el resultado plantea un problema de visibilidad e identidad del proyecto alarmante. Y sobre esto, el oscuro asunto de los supuestos acosos sexuales en algún círculo de Madrid. Un asunto sobre el que recae un sospechoso silencio oficial que induce a pensar lo peor de una organización que apesta a patriarcado machista. Eso, sí, muy popular.

En la otra vertiente de la izquierda, el PSOE, a lo tonto a lo tonto, se está dando una situación excepcional, casi como un parto. Las continuas injerencias de los jubilados de oro, sus pomposos discursos, su pavoneo como hombres de Estado, se han encontrado con una resistencia firme del aparato del partido, de sus bases y de sus votantes. Sánchez, un líder debilitado desde el principio, casi de carambola, que ha seguido perdiendo votos y no tiene respaldo de las fuerzas de la fronda autonómica, se ha erigido en símbolo de esa resistencia, ha sacado fuerzas de flaqueza y aprovecha la coyuntura de que el PSOE es el partido de la centralidad, el que todos necesitan y, por lo tanto, el más fuerte. El partido fortalece a Sánchez y Sánchez fotalece al partido. Es un caso de simbiosis política. 

Situación excepcional, de parto. El PSOE del NO es NO puede liderar una política de regeneración democrática. Y, por supuesto, está obligado a abrir negociaciones con la Generalitat para encontrar una solución distinta a la del NO es NO de la derecha que solo se refiere a Cataluña. Otra cosa es que lo consiga. Si en el PSOE triunfa el NO es SÍ, entregará el gobierno de España al que ya ha fracasado. Cuatro años más tarde, el peligro del sorpasso puede haberse convertido en una realidad. Dependerá de Podemos. Solo de Podemos.

España es diferente

Pablo Casado, el petimetre que ha sustituido a Carlos Floriano, reclama de Sánchez "sentido de Estado". Albert Rivera invoca el superior "interés de España". Felipe González pretexta la estabilidad para dejar gobernar a Rajoy "aunque no lo merezca". El País, con un ojo en sus finanzas, pide responsabilidad a Sánchez para que España tenga un gobierno, su gobierno.

Responsabilidad, estabilidad, interés de España, sentido de Estado. Palabras altisonantes. Graves conceptos. Nobles ideales. ¿Referidos a qué?

A un partido procesado por los jueces por llevar años repartiendo entre sus dirigentes sobresueldos con cargo a una contabilidad ilegal, opaca. A una organización muchos de cuyos miembros están también procesados o condenados en firme por saquear sistemáticamente las arcas públicas a base de todo tipo de presuntos delitos. A un presidente, sistemático cobrador de esos sobresueldos, cosa que llegó a admitir en una sonada comparecencia parlamentaria a cuenta de Bárcenas y cuando aún decía estar convencido de que cobrar esos sobresueldos era lo lógico porque es lo que se hace en las empresas. Pues, para estas gentes, el partido y el gobierno son eso, empresas, cuya finalidad es ganar dinero. Cómo se reparta ese dinero lo decide el empresario, quien empieza por quedarse más que su congrua parte. 

El interés de España, el del Estado, la responsabilidad y la estabilidad ¿exigen que el partido imputado, con sus dirigentes en varios momentos procesales, gobierne el país que ha destrozado? ¿Hasta ese punto llega la abyección de tan amplios sectores de la opinión? ¿Hasta ese punto llega su claudicación ante el obvio chantaje del presidente de los sobresueldos? ¿Es tal su sumisión que aceptan hacer presidente del gobierno a quien no tiene apoyos voluntarios, no tiene programa y no tiene palabra?

Pues claro que España es diferente. En cualquier otro país democrático ya se hubiera obligado educadamente al de los sobresueldos a retirarse y se estaría organizando un gobierno alternativo, con las izquierdas y los nacionalistas, cuya función sería sacar al país del hoyo y regenerar su democracia, cosa nada fácil a la vista del grado de corrupción. Pero si España es diferente, también lo son las izquierdas, a fuer de muy y mucho españolas. Y es posible que no pueda constituirse ese gobierno alternativo porque ambas izquierdas se detestan profundamente. En tal caso, en cualquier otro país se procedería a las terceras elecciones. Malo es, pero mucho peor permitir el gobierno de quien no lo merece.

Contra las terceras elecciones suele aducirse la previsión de que darán mayoría absoluta al PP, el de los juicios. Es posible. También lo es que den esa mayoría absoluta a la izquierda o permitan alguna otra combinación. Y, en todo caso, saldremos de dudas y cada cual podrá actuar con mayor seguridad.

Lo más llamativo y más aumenta esa sensación de ridículo de las terceras que Rajoy atiza sin piedad es que vayan a ellas justo los mismos líderes que perdieron las dos anteriores. Sí, en efecto, es ridículo. Tanto que podrían trasmitir sus declaraciones de campaña en play back, ahorrándoles voz y poniendo lo mejor de sus arengas anteriores. Es muy ridículo, en efecto. Sin embargo, piensen ustedes en el espectáculo que darían sus respectivos sustitut@s si consiguen identificar algun@.  

diumenge, 14 d’agost del 2016

Rivera de día, Rivera de noche

Ungido por el verbo patriarcal de Felipe González (que ahora anda abroncando a la judicatura venezolana y metiéndose en donde no le llaman) Rivera merece honores de portada de El País. En ese diario, además, publica una carta en forma de homilia dominical a los socialistas, o manifiesto patriótico fichteano, titulada A mis compatriotas socialistas en el que invoca los sacrosantos intereses de la Patria para justificar su cambio de posición, su claudicación ante Rajoy y la derecha, su sometimiento, y pretende arrastrar a los socialistas a la misma abyecta actitud. Forma parte de la naturaleza esencialmente oportunista del ideario de C's que solo está firme como una roca en el antinacionalismo catalán. Ahí no se le conocen vacilaciones ni fisuras. Siempre es "no". Los catalanes lo conocen bien. Pero esto son menudencias. Quien quiera calibrar el crédito que merecen las actitudes de Rivera consultará con provecho una magnífica tribuna de Miguel Ángel Vecino en El Confidencial llamada Cuestión de dignidad. Pues eso, cuestión de dignidad.

Más importante parece averiguar, si se puede, la razón del proceder de los partidos políticos, casi todos (excluyo a los nacionalistas) conchabados para presionar a Pedro Sánchez a fin de que permita un gobierno del PP con la abstención del PSOE. Parte de la presión más intensa (y menos ética) procede de las filas del propio PSOE: barones, viejas glorias, jóvenes ambiciosos, quieren que su partido claudique, como lo ha hecho C's. No reconocen que esa abstención supondría el fin del PSOE a manos de Podemos en las siguientes elecciones.

Sin embargo, considérese la situación fríamente desde el inicio. Estamos en este punto porque Rajoy no ha sumado un solo voto a sus 137 escaños. Ni uno solo. No lo quiere nadie. Probablemente ni en su propio partido. ¿No sería lo lógico, dado que a todos importa tanto el superior interés de España, que Rajoy se retirara y dejara paso a otro candidato del PP que pudiera formar gobierno? Todos sabemos que sí, que sería lo lógico y lo que, sin duda, se habría hecho en cualquier otro país democrático. El propio líder tendría que haber dimitido. En realidad, debió hacerlo al comienzo de su mandato. A estas alturas, en que el hombre lleva ocho meses de prórroga en funciones y en situación alegal de enfrentamiento con el Parlamento, todos sabemos también que no lo hará. Está dispuesto a sacrificar el país entero a su capricho personal de seguir desgobernándolo.

¿Y no da vergüenza a los partidarios de la abstención aceptar esta circunstancia indigna, en la que un candidato sin crédito ni prestigio, incapaz de conseguir apoyos, pretende chantajear a los demás, especialmente al PSOE, para que este haga no lo que conviene al país sino lo que le conviene a él personalmente? Es evidente que no les da vergüenza. Se han tragado el marco ideológico de la derecha neofranquista. Se han rendido y aceptado el criterio de esta, según el cual le corresponde gobernar porque el Estado, el país, es de su propiedad. Lo ha heredado de quienes ganaron la guerra, que son los suyos. Casi se diría que estamos como al comienzo de la transición. Entonces había que librarse de los franquistas; hoy hay que librarse de los neofranquistas. Habiendo tragado esto es lógico que no les dé vergüenza mentir abiertamente ya en el introito de la misa, al encomendar al presidente de los sobresueldos y al partido de la corrupción la lucha contra aquellos y contra esta.

Por eso, la petición del PSOE de una comisión de investigación sobre los dineros que el PP ha venido repartiendo alegremente durante veinte años entre los dirigentes del PP, incluido Rajoy, pone las cosas en su sitio. No se puede permitir que gobierne un señor que está pendiente de comparecer ante una comisión de investigación por sus presuntos manejos pasados, de un presidente que mañana puede sentarse a la vera de Bárcenas. No puede encomendarse la regeneración del país a un partido corrupto, imputado, con serio déficit democrático y que no tiene la menor intención de enmendar nada.

No es serio.

NO es NO.

Otro difamador comunista: Enrique González Duro

El otro día subí un post titulado Diez consideraciones sobre el anticomunismo en el que, de modo razonado, exponía mi opinión sobre que el anticomunismo, lejos de ser una especie de psicosis o muestra de perversión moral, es una actitud perfectamente legítima y razonable y, mientras no pretenda imponerse a la fuerza, también respetable.

Como era de esperar y cumpliendo los vaticinios que hacia Palinuro en el post, las redes se llenaron de manadas de comunistas atacándome personalmente con la habitual batería de insultos, groserías, barbaridades y mala fe con que  proceden estos totalitarios no solo contra quienes no piensan como ellos sino que, además, llevan su desfachatez a pensar lo contrario de lo que ellos piensan. Si a lo que hacen cabe llamarlo pensar y no mero recitar consignas bovinas. Nada nuevo. Forma parte del modus operandi de esta doctrina: mentir a través de la propaganda y del control de los medios y tratar de machacar a los discrepantes. El post había hecho pupa; nadie argumentaba en contrario, se limitaban a sacar a los matones y jenízaros de turno a insultar. En efecto, nada nuevo, bastante aburrido, así que procedí bloquear a todos lo energúmenos que acudieron en manada a verter odio y estupidez mezclados.

Pero entonces apareció uno en especial que requiere explicación. El psiquiatra Enrique González Duro (en la foto) dejó un escrito calumnioso e insultante en mi muro de FB. Es la segunda vez que este difamador profesional me acusa de defender los GAL en mi propio muro, que ya hace falta ser provocador. La otra fue el año pasado: le advertí de que estaba mintiendo y difamándome y que si seguía lo bloquearía. Siguió; lo bloqueé y subí el post siguiente, titulado La enésima calumnia de los GAL, aclarando el asunto. Ignoro cómo haya conseguido colarse de nuevo en mi muro, dejando esta basura.

Su reiteración me obliga a hacer ya un planteamiento más completo y exponer en público el asunto para que se vea a qué métodos recurren estos sujetos que se dicen de izquierdas pero, en realidad, son fascistas. Lo que dice González Duro es mentira. Jamás defendí a los GAL. Ciertamente que por aquellas fechas sí defendí a los gobiernos socialistas y ello es timbre de gloria para mí porque lo hice en solitario frente al ataque combinado de la derecha e IU, en la famosa pinza de Anguita y también contra la cobardía de muchos socialistas que a la vista de la agresividad de los "antifelipistas", estaban escondidos. Defendí unos gobiernos que son los únicos que han hecho algo por modernizar España y hacerla más justa y próspera, al contrario que esta farfolla del PCE, IU y, ahora, Podemos, que nunca han hecho otra cosa que hablar, poner palos en las ruedas, dividir a la izquierda y, como se ve, calumniar a los que los critican.

Jamás defendí a los GAL, porque separé cuidadosamente mi juicio sobre el gobierno socialista del terrorismo de Estado. Es más, tengo pruebas de ello. Fuí de los pocos, poquísimos, que en los años duros de plomo, pedía ya en 1988 que se investigara todo lo relativo a los GAL, cayera quien cayera, mientras el resto del personal, incluidos los González Duro de rigor estaba callados. Lo publiqué en un artículo en El independiente, titulado GAL, GANE Gatos y en el que, además criticaba el pragmatismo de González de la época con lo del gato cuyo color no importa siempre que cace ratones. Quien quiera leerla, lo encontrará en el post citado más arriba de La enésima calumnia de los GAL.

Ya tiene chiste que el único que se alzó desde el principio contra los GAL (con pruebas) tenga ahora que soportar los infundios habituales de los comunistas, incapaces de juego limpio y siempre tratando de arruinar la reputación de los demás mediante calumnias. Porque lo que hace este González Duro es imputarme la defensa de un delito y, por lo tanto, un delito. Le recomiendo que, si cree tener pruebas, las presente en un juzgado.

De lo contrario, si no prueba su acusación (ni lo hará porque no puede. Como buen comunista confía más en el "calumnia que algo queda"), si no prueba su acusación, digo, yo estaré legitimado para decir que González Duro es un sinvergüenza, un granuja, un difamador y calumniador, un típico especimen del juego sucio comunista. Un tipo despreciable.

dissabte, 13 d’agost del 2016

Abren fuego

Enhorabuena a Lydia Valentín por el bronce y a la pareja Rafa Nadal-Marc López por el oro

La reforma de la Ley de Montes, aprobada hace un año permite recalificar los suelos incendiados a voluntad de las CCAA cuando haya razones de interés público, asunto abierto a las más dispares interpretaciones. Según informa El País, en los últimos días han ardido más hectáreas en España que en el resto del año. Ya lo decíamos ayer, que España arde, quizá preparándose para la próxima burbuja inmobiliaria y el próximo desastre.

Decíamos también: arde en sentido literal y en sentido figurado. No solo arden los bosques, arden también los despachos, los plenos, las tertulias, los comités, las comisiones. En sentido figurado, ya digo, pero con muy distintas clases de fuegos.

Fuego vivo. El PSOE pide una comisión de investigación sobre los desmanes financieros del PP. La misma que lleva años pidiendo, siempre negada por la mayoría absoluta del partido del gobierno pendiente de investigación. Ahora, la petición apunta alto: a la comparecencia de Rajoy, Aznar y Bárcenas. Los dos primeros tienen una obvia responsabilidad política. El tercero una probable penal. Con el clima de hartazgo e indignación que hay sobre la corrupción, nadie, seguramente, votará en contra de la comisión, como no sea el PP, naturalmente. La comisión se creará y empezará a citar a los comparecientes. Se promete por tanto un septiembre muy agitado. Los de C's se han enfadado pero tienen que apoyar e igualmente los de Podemos quienes, sin embargo, ya hablan de condicionar su apoyo a que la investigación afecte a más partidos. En principio, no habrá inconveniente en que así se haga, pero que se presente como otra iniciativa, para evitar la impresión de que lo que se quiere sea retrasar o entorpecer los trabajos de la primera propuesta.

Fuego lento. Es como mejor salen los guisos. Rajoy se toma su tiempo para considerar y sopesar las seis condiciones de Rivera, mientras los miembros del comité ejecutivo más involucrados en procesos judiciales van dándose prudentemente de baja en él, para evitar más bochornos. Con la paradoja de que C's pida medidas contra los imputados a un partido que está imputado. Proceso lento. Rajoy sigue sin anunciar no ya la fecha de la investidura sino su misma comparecencia en ella. Aquí no va a quedar más que el socarrat.

Fuegos artificiales. La especialidad de Rivera, el gran prendedor de cohetes. Su habilidad es fascinar a las gentes con figuras luminosas muy variadas. Tan pronto afirma que jamás votará a Rajoy como le ofrece su apoyo a cambio de seis condiciones y un requisito. El requisito, esto es, fecha fijada de investidura, no se ha cumplido ni se cumplirá y de las seis condiciones, ya lo hemos dicho, una es innecesaria; dos, imposibles; y tres, irrelevantes. Puro fuego de artificio. Por eso gusta tanto y es el segundo líder en valoración popular, por detrás de Garzón.

Fuego amigo. Podemos ha sellado, según parece, un pacto de última hora con En Marea a base de integrarse en ella sin su marca. Bueno, no lo ha hecho Podemos en sentido estricto sino su secretario general, Iglesias, que lo ha anunciado en Twitter como signo de los tiempos. Aquí no solo se han esfumado las asambleas, los círculos y los polígonos. También se han desvanecido las mismas instancias orgánicas encargadas de la negociación. Y, sin embargo, es lo correcto. Los líderes están para esto, para corregir el rumbo cuando la tripulación falla. Porque el rumbo es la confluencia. Podemos no puede permitirse deshacerla e ir por libre a las elecciones, dividiendo más la izquierda en fuego cruzado, tan peligroso cuando es amigo como cuando es enemigo. Otra cosa es que salga bien en las elecciones gallegas, para lo cual esta debería de ser la última muestra de desavenencias internas, que suelen ser destructivas en el ánimo de los votantes.

Fuego graneado. Es el panorama catalán. Con el sistema de partidos más fraccionado del Estado y un multipartidismo muy vivo, muchas veces es difícil averiguar cuáles son los destinatarios de unas u otras decisiones de las diversas fuerzas. Se añade que hay una gran movilización de la sociedad civil y que el Ayuntamiento de Barcelona actúa de hecho como un partido más, uno que quizá se haga partido de derecho, según vengan las ciscunstancias en un juego politico complejo. Junts pel Sí y la CUP mantienen una difícil y conflictiva colaboración y ambos hacen frente a su vez al resto de los partidos que no priorizan la independencia. Con excepciones como en el Ayuntamiento de Barcelona. En Comú Podem tira contra el frente independentista y contra el unionista, aunque preferentemente el segundo. A su vez, todos cargan contra la versión catalana de Podemos, unos por su carácter vergonzantemente unionista y los otros por su carácter vergonzantemente independentista. Porque en el centro de este debate está la sempiterna cuestión del referéndum. En cuanto se lo mencionan, el PSC se convierte en un cañón giratorio y dispara en todas direcciones, incluida la propia. El referéndum es munición muy apreciada porque tiene todos los calibres: hay referéndums unilaterales, constituyentes, ratificatorios, inmediatos o mediatos. Por haber, hasta hay referéndums acordados con el Estado, pero esa munición es de fogueo, para los simulacros. No causa bajas.

Fuegos fatuos. Los que lucen en el PSOE, esos resplandores que se avistan en los cementerios, en los lugares en que se acumula materia en descomposición. La vieja guardia socialista es como la Santa Compaña, una procesión de difuntos que aparece de pronto en la noche cerrada para sobresalto de los vivos. Son los fuegos de los próceres del pasado, que se revuelven en sus tumbas al ver que el PSOE, instalado en el NO es NO, se niega a facilitar un gobierno del PP. Los próceres no entienden cómo quien ha sido siempre tan obsequioso con sus pasadas glorias, se obstina ahora en una actitud de rebeldía, impropia del empaque de un partido dinástico. Y, sin embargo es muy sencillo. Es una cuestión de principios y de sentido del ridículo.

La cuestión de princios es tan evidente que da vergüenza mencionarla. Es absurdo encomendar la regeneración democrática al gobierno responsable de su degeneración. Quizá González, Bono etc., no lo vean así, pero eso solo quiere decir que han aceptado la corrupción como forma normal de la política española y eso no es admisible.

El sentido del ridículo es también apabullante. Al pedir a Sánchez la abstención se le está pidiendo que haga al PP ganar las elecciones que ha perdido, que haga por Rajoy lo que este holgazán es incapaz de hacer por sí mismo. Es decir, se pide a Sánchez que otorgue la victoria a quien no la merece y en detrimento de sus propias aspiraciones. Hacerlo sería sencillamente ridículo.

NO es NO.

divendres, 12 d’agost del 2016

La izquierda y Cataluña

El independentismo catalán tiene desconcertada a la izquierda española. Esta se debate entre su alma de izquierda y, por tanto, universalista y cosmopolita y su alma española y, por  tanto, nacional y patriótica. Y predomina abrumadoramente la segunda.

El alma de izquierda es liviana. Se limita a repetir la jaculatoria de que no se puede ser nacionalista y de izquierda. Un argumento que no solo es falso en su enunciado sino hasta en su enunciador, que suele ser un nacionalista español que dice ser de izquierda, o sea, internacionalista, universalista, cosmopolita. Pues eso mismo. Es un punto de vista que, por naturaleza, considerará puras contingencias históricas que los Estados se separen, se junten, se multipliquen o dividan. Aunque sea el propio.Y tampoco tendrá inconveniente en reconocer como nación a todos los pueblos que afirmen serlo, sobre todo si lo hacen durante siglos.

Ahí le duele. En el alma española. El alma de la nación española. Atacada la nación en su mismo corazón, en su integridad territorial, la izquierda descubre que una vez más fracasa en su intento de poner en pie una idea de nación abierta, laica, liberal, progresista, republicana. Piensa, asustada, que tiene que cerrar filas con la que se ha impuesto desde siempre en España, la última mediante una guerra civil y cuarenta años de dictadura, justo la fórmula que ha acabado dinamitando la posibilidad de una nación española acorde con los tiempos. Su necrológica está en el artículo 2 de la Constitución vigente. 

Este enésimo repliegue de la tradición nacional heterodoxa al dictado de la imagen reaccionaria, oligárquica, caciquil, monárquica y nacionalcatólica es lo habitual. La izquierda española, carece de raíces en una vigorosa burguesía liberal y nacional, una burguesía radical que hubiera separado la Iglesia del Estado y alumbrado un espíritu empresarial en lo que hubiera debido ser la acumulación de capital para el desarrollo industrial. Así aquella ha resultado ser  débil, fragmentaria, muy dividida y mal avenida y sin una idea de nación heredada porque la burguesía española fue incapaz de formularla al margen del destructivo binomio trono-altar. Tal es su orfandad que la más reciente izquierda se va a buscar la idea de Patria a Latinoamérica, o sea, a las antiguas colonias liberadas de España. No es un círculo vicioso. Podría llamarse el "círculo de Epimeteo", ya saben, el que miraba al pasado.

El actual repligue se origina en una preocupación más profunda. La izquierda teme quedarse sin nación antes de haberla disfrutado. Teme quedarse sin patria, una sensación probablemente de vértigo, como cuando tiembla la tierra. Y no es para menos: la hipótesis-posibilidad-probabilidad-seguridad-certeza (escójase lo que se prefiera) de la independencia de Cataluña, trae al proscenio la sombra de una crisis del 98 bis, más profunda. Ya lo había vaticinado Ortega. La historiografía española dio la vuelta al experimento y presentó la generación del 98, no como conciencia de un fracaso, sino como voluntad de renacimiento. Pero eso ha sido después de la fiesta y ahora estamos ante ella y tenemos un futuro de incertidumbre.

La cerrada negativa del PSOE al referéndum y la ambigüedad (en el fondo) de Podemos son la prueba de la poca confianza que su idea de nación inspira a la izquierda. La poca seguridad en su nación, en su capacidad para ganarse la adhesión voluntaria de todos los pueblos que la componen explica esta prohibición del ejercicio de un derecho fundamental como es el de decidir su futuro como nación. Así que el ideal de la nación libre se convierte en la realidad de la nación cárcel (por lo demás inviable) al grito de la salvación patria. Esto es lo que los obliga a cerrar filas: el miedo a la disgregación de un experimento que lleva trescientos años sin levantar cabeza.

Hay un dicho que se atribuye a Josep Pla pero parece ser apócrifo según el cual lo más parecido a un español de derechas es un español de izquierdas. Es muy posible. Los une el nacionalismo. Ese del que ambos reniegan por considerarlo aldeano.

La semana cómica

(A la sonrisa radiante de Mireia Belmonte)

Ya saben: no me molesten en la siesta.

El país arde en sentido literal. Y también en el figurado. Lleva meses sin gobierno, con uno en funciones con el que podría hacerse una serie de televisión. Se enfrenta a una situación muy incierta en Europa. Está inmerso en una crisis constitucional de envergadura con el proceso independentista catalán. Se  aproxima la posibilidad de unas terceras elecciones que todos temen como la peste negra. Sobre todo porque han agotado el repertorio de discursos, tampoco muy extenso.

Y los gobernantes y sus replicantes se van de vacaciones. El presidente del gobierno es marxista, sector Lafargue, el de El derecho a la pereza. Sí señor. ¿Hay algo más español? ¿Algo que nos dé esta condición de gran nación? 

Pues, nada, una semana de jogging y footing y silloning; cines al aire libre; partida de dominó o mús; tonteos con las amistades, alguna novela, el Marca, un puro. Esto es vida.

La comicidad de la semana empieza con el titular de EL País de que el pacto PP-C's "puede modificar los impuestos". Parece periodismo del absurdo, quizá un género nuevo. Si se hace un pacto será para modificar algo y, por lo demás, los impuestos los modifica Rajoy el solo cuando le da la gana y así lo ha hecho varias veces. Es más, su primera medida fue subirlos. Para demostrar que es un hombre de palabra, ya que ganó las elecciones prometiendo bajarlos.

Se dirá que cómica es la legislatura. Sí, y la anterior. Y la anterior. Pero la comicidad de esta semana lo supera todo. Al final de ella, Rajoy reunirá el Comité Ejecutivo de su partido (por lo demás, a su vez, imputado en un par de procesos penales) y en el que hay miembros en diversos momentos procesales para que dictamine sobre las condiciones de Rivera, una de las cuales es que los imputados, fuera. Es como pedirles el hara-kiri. Pero eso es irrelevante. El órgano dictaminará lo que Rajoy quiera. El problema es que ese dictamen también será irrelevante porque la investidura depende de lo que haga el PSOE.

Y en el PSOE, NO es NO. 

Con lo cual, ni C's ni dictámenes, Rajoy tendrá que desistir. 

Y ese será el momento en que la izquierda decidirá si hay gobierno de progreso, para lo cual tendrá que contar con los nacionalistas vascos y catalanes, o nuevas elecciones.  En el fondo, la cuestión se centra en la pelea cainita de las dos izquierdas y el frente catalán. Es lo único serio.

Lo de las derechas es más de tipo astracanada.

dijous, 11 d’agost del 2016

Ya tal veremos

Según avanza el sainete de la investidura, más y mejor se expresa el inimitable carácter de Rajoy. Nada está nunca claro, sino todo confuso, sin término, pendiente de nadie sabe qué. La pauta es esperar el punto de podredumbre. A base de no decir, no hacer y, probablemente, no pensar. El país se gobierna como la diputación de Pontevedra, porque lo local es universal, según se prueba en el Quijote, lectura que, lamentablemente, no puede aventajar al Marca. La dignidad del cargo, medida según el criterio de Rajoy y no el de los demás, exige reposo y circunspección. Si quisiera ir rápido, Rajoy podría hacer esa consulta por medios telemáticos, que se lo expliquen. Pero no es el caso. Hay que seguir aguardando y ese mozo, Rivera, puede enfriar sus prisas ya que sus seis condiciones se estudiarán en su momento en el órgano correspondiente. Y, luego ya se verá. Que se asen a la parrilla de agosto estos impertinentes. Además, si se fracasa en la composición de gobierno, pues los vascos y los catalanes no dan sus brazos a torcer, siempre se puede culpar a Sánchez y lanzar al país a las terceras elecciones.

La joven promesa Rivera lleva camino de ser la novia en todos los matrimonios ratos y acabar como muerto en el funeral, apenas bautizado. Parece un becario en busca de un hueco en la empresa. Su función es la del señuelo: hay que poner al PSOE a tiro del PP con la abstención. Cómo son las cosas. Pesan más 85 abstenciones que 32 votos contantes y sonantes de unos diputados complacientes, dispuestos a decir lo que les indiquen. 170 votos reúne Rajoy y, si vascos y catalanes e tutti quanti se mantienen en el "no", la abstención del PSOE es vital para Rajoy. Rivera seguramente es muy responsable en su vida privada pero en la pública, sin el PSOE, no pinta nada.

En su ayuda llega Felipe González con una injerencia descomunal que ha sonado como un trallazo entre su propia peña. Porque, al decir que el acto de Rivera es el primero responsable tacha de irresponsables los de los demás, incluidos los de la dirección de su partido. Me atrevo a decir que González ha perdido el escaso respeto de que aún gozaba entre los militantes y votantes socialistas. Los óganos colegiados han protestado. La defensa del expresidente es clara: ¿acaso no tiene derecho a expresar su opinión personal sobre un dirigente político? Por supuesto. Como si quiere decir que Rajoy supera a Demóstenes. En efecto, es su opinión personal. Punto.

Pero NO es NO.

Los de Podemos bombardean al PSOE desde sus muchos medios con la cantinela de que mire a la izquierda, que "los números dan". Pero no hacen nada por ser más específicos, por proponer algún tipo de diálogo o intercambio. En el fondo prefieren que el PSOE facilite el gobierno del PP porque, si se forma uno de izquierdas, él tendrá que realizar una función secundaria, algo que los estrategas del sorpasso (la única razón de ser de Podemos) no pueden soportar.

En el PSOE, en este momento, están como en El Álamo, que no se rinde. NO es NO. Y si es NO, Rajoy no podrá formar gobierno y el sainete entrará en un fase agitada. El presidente de los sbresueldos no querrá ir a la investidura, pero tampoco querrá no ir a la investidura, no habrá fecha para la investidura ni para nada. Se terminarán las vacaciones, llegará un septiembre explosivo en Cataluña mientras en España no habrá gobierno ni tampoco fecha para unas elecciones inevitables. Y todo porque las cosas no han alcanzado el punto de podredumbre en el que Rajoy toma una decisión.

Diez consideraciones sobre el anticomunismo

I. Muchos comunistas emplean el término "anticomunismo", al que suelen añadir el refuerzo de "visceral", como una descalificación no necesitada de más precisiones. El anticomunista se condena solo. Es un irracional, movido por oscuros intereses, probablemente un frenético reaccionario, en último término un enfermo mental. Por eso, en la Unión Soviética no era raro que recluyeran a los anticomunistas en psiquiátricos. Sin embargo, el anticomunismo puede ser, y es, una actitud muy racional, equilibrada, democrática y legítima. Como el antifascismo o el antibelicismo o el anticlericalismo. Puede ser -y es- tan normal y aceptable como el comunismo, el feminismo o el animalismo. Cierto que hay anticomunistas viscerales. Como hay comunistas viscerales. Que los anticomunistas tengan vísceras no quiere decir que todos piensen con ellas. Igual que los comunistas.

II. El anticomunismo suele ser contrario al marxismo-leninismo, al que muchos comunistas (unos más claramente que otros) consideran la esencia de su doctrina y también del marxismo. Pero esa visión no tiene por qué ser cierta. Otros pueden considerar que el marxismo-leninismo es una deformación, una interpretación errónea y hasta una caricatura del marxismo. Y eso no los convierte en reaccionarios ni en agentes de la CIA. Para los dogmáticos, todo lo que no es el dogma es error o traición. Para otros, el error puede estar en el dogma. La Iglesia católica, muy parecida al comunismo en estos predicamentos, es un buen ejemplo.

III. El marxismo-leninismo, el bolchevismo, el comunismo surge en oposición al socialismo democrático de la II Internacional, acusado de traición; en oposición a la socialdemocracia. Esa fue la gran división del movimiento obrero en el siglo XX con una socialdemocracia poderosa (hoy muy alicaída) y un comunismo enclenque. En la mayoría de los países occidentales, excepto España, Portugal y algún otro, el comunismo ha desaparecido o se ha disfrazado de otra cosa. Pero en él vive el enfrentamiento originario y un notable revanchismo que suele llevarlo a romper la unidad de la izquierda y facilitar el gobierno de la derecha.

IV. Resulta sorprendente que una doctrina fracasada (ha hecho incluso algo peor que fracasar) en todas las partes en donde se ha practicado, siga teniendo tan relativa buena prensa. Rara vez se recuerdan las monstruosidades de los países del comunismo realmente existente. Apenas se reconoce el hundimiento del comunismo como un efecto de lo erróneo de su doctrina. Se rechaza por falsa (y anticomunista visceral) toda asimilación del totalitarismo comunista con el nazi, siendo así que dicha asimilación tiene muchos visos de verosimiltud, aunque no todos. Al contrario, si no se hacen muchas indagaciones, el comunismo pasa por una doctrina viable, democrática y cargada de razones históricas. Sorprendente a la vista de lo que abrumadoramente muestra la experiencia.

V. La explicación de la paradoja puede estar en el prolongado efecto que ha tenido el uso magistral de la propaganda por los comunistas. En este capítulo, estos no tienen nada que envidiar a los nazis y a la Iglesia católica, la creadora del término. Los comunistas, tanto los realmente existentes como los realmente militantes han vivido y viven en dos mundos contrapuestos: el de la realidad y el de la propaganda que, en rigor, es la fantasía. Esto es muy frecuente. "No solo de pan vive el hombre", dice Cristo, "sino también de la palabra del Señor". Y la palabra del Señor puede tener muchas formas, infinitas; si no, no sería el Señor. Por ejemplo, puede vivir de la fantasía de una sociedad comunista, sin clases, propiedad privada ni Estado. Y, con tan nobles fines, ¿quién reparará en la futesa de preguntar por los medios? Para eso está la propaganda.

VI. Y los intelectuales, que lo de la propaganda lo bordan porque lo subliman. Es asombrosa la cantidad de intelectuales y artistas que ocuparon buena parte del siglo XX en defender el comunismo como tierra de promisión y que luego se enredaron en controversias doctrinales de un marxismo escolástico. Los intelectuales han tenido siempre más peso en el continente que en el ámbito anglosajón; y se nota. En el continente, han tenido más peso en los países latinos que en los septentrionales. Aquí, los intelectuales conservan vínculos con el sacerdocio, por eso el carácter casi sacral de su propaganda con sus ritos, sus tradiciones, sus leyendas y su culto a los antepasados.

VII. Cuando la propaganda no da para más y hay que responder al reto de explicar por qué se hundió el tinglado, suele acudirse al peregrino argumento de que la Unión Soviética y sus excrecencias no eran comunistas de verdad. Es decir, el comunismo realmente existente pasaba a ser el realmente inexistente. Palinuro ha leído, incluso, que Stalin era anticomunista. Esto pueden decirlo los trostkystas, pero es solo porque consideran que ellos son los verdaderos comunistas, siendo Stalin un burócrata. Lo cual parece invitarnos a los observadores escépticos a ponernos del lado del trotskysmo, cosa imposible para quien no cree en el comunismo leninista, que es el único verdadero. Por cierto, de explicaciones racionales del hundimiento del comunismo, ni una. Lo que no está mal para una doctrina que, además de pensarse como una "guía para la acción", se considera método y método científico.

VIII. Explicaciones completas no hay, pero sí retazos, ramalazos. El más socorrido es el del desajuste entre la teoría y la práctica. El marxismo, incluso el marxismo-leninismo, es correcto pero la práctica, su aplicación a la realidad, ha fallado. Es el tema del ensayo de Kant "sobre la propuesta de 'eso está muy bien en la teoría pero luego no funciona'". Un enfoque pragmático en el más elevado sentido, induce a pensar que si una teoría no funciona en la práctica es falsa. Pero el pragmatismo no es creencia de obligada profesión. También cabe echar la culpa del fracaso a la realidad. Y tampoco es tan absurdo, dado que la realidad es muy cambiante.

IX. Agotados los argumentos de carácter general, los comunistas arremeten contra los anticomunistas por el lado de lo personal, en los ataques ad hominem prejuzgando sus motivaciones y prejuzgándolas malévolamente. Hay una prueba que confirma la licitud de estos recursos más bien inferiores: atacar al comunismo en un mundo de capitalismo bestial, inhumano, desbocado, muestra complicidad con quienes se benefician de esta fiesta. Ser anticomunista no es ser procapitalista. Este maniqueísmo es lamentable. Muchos anarquistas son anticomunistas y muchos izquierdistas, también. Es más, muchos marxistas son anticomunistas. Parece mentira que sea preciso recordar esto a unas gentes que dicen haber descubierto el pluralismo, pero todavía deben de creer que es un estilo de natación.

X. El anticomunismo opuesto a la doctrina comunista no es por eso mismo procapitalismo porque, entre otras cosas, el capitalismo no es una doctrina. Es una de las formas que, de modo espontáneo, han tomado las relaciones de intercambio en un largo sucederse unas a otras a lo largo de la historia. Por descontado que tiene sus teorías, fórmulas, claves y hasta lenguaje. Pero no es una doctrina que alguien se haya sacado de la cabeza y plasmado en un cuerpo sistemático. El capitalismo es también una forma de vida, aquella en la que nos encontramos hoy y no tenemos por qué juzgarla más aceptable que las fórmulas sustitutorias de propaganda.Conozco capitalistas que dicen ser comunistas y comunistas que se comportan como capitalistas. La sociedad es compleja. Un verdadero barullo. Las motivaciones de cada cual, vaya el diablo cojuelo a averiguarlas, levantando los tejados de las casas y las caretas de los líderes. Por eso parece prudente reconocer a los anticomunistas su derecho a postular su posición de modo razonado y argumentado y no negarles toda capacidad de raciocinio o considerarlos agentes del maligno.

dimecres, 10 d’agost del 2016

Las enseñanzas de Fraga

Fraga no consiguió lo que más anhelaba en vida: ser el presidente del gobierno, mandar. Lo ha conseguido después de muerto. La derecha es franquista, pero el conjunto del país, no; es fraguista. La infacunda labia del prócer gallego impregna hoy el quehacer de la clase política toda.

El que resiste, gana. Es el lema de su más aventajado discípulo, el presidente de los sobresueldos. Atrincherado en La Moncloa no está dipuesto a irse pase lo que pase. Resistir es el lema. Aunque uno tenga la valoración popular más baja de la historia, esté uno desacreditado dentro y fuera del país por su mendacidad y su falta de escrúpulos, y todos lo consideren el obstáculo real a la normalización política española que váyase a saber cuál es.

La calle es mía. La derecha funciona en equipo y se divide el trabajo. Ahora la calle es de Fernández Díaz y su "ley mordaza". Porque la calle tiene que ser de alguien. A los socialistas se les sublevó en 2011 con los indignados de mayo. Pero eso se ha acabado. La calle vuelve ser del orden constituido, con unos indignados escondidos y otros apoltronados.

Cataluña es tierra conquistada. Suena fuerte pero así lo siente la derecha y, cambiando el conquistada por seducida también la izquierda. Para eso se anuncia ya la alianza PP-C's, los partidos del españolismo más coriáceo. El PSOE pretende reñirles el patriotismo y afirma su nacionalismo español "uninacional" con la seguridad de un santo y seña en combate. Pero los otros dos no solo quieren una España una; también la quieren grande y libre. Claro, ¿quién va a querer una España pequeña y cautiva? Así que ya tenemos el programa del próximo gobierno: España, una, grande, libre. Esto suena raro a oídos del PSOE, pero atruena a amenaza a Cataluña. Los catalanes ya sabían cuál era la razón de ser de C's. Ahora lo van a comprobar en sus propias carnes. Rivera trae seis condiciones para dar el sí a Rajoy, de ellas, la de pedir comisión para investigar la corrupción, es innecesaria pues el Parlamento puede imponérsela al gobierno. Otras dos condiciones (abolición de aforamientos y reforma electoral) no dependen de Rajoy pues requieren reforma de la CE. Y las otras tres son irrelevantes y hasta absurdas: pedir que no estén en el partido los imputados en procesos penales cuando el propio partido lo está es esperpéntico; la limitacióm de los mandatos es una tontería y el fin de los indultos a los condenados por corrupción, algo elemental. Lo único que puede poner nervioso a Rajoy es la exigencia de la fecha de investidura, pero esta podrá anunciarse si, como parece posible, ya hay gobierno minoritario de la derecha. Porque se quiere un gobierno básicamente contra Cataluña.

A Fraga le cabe el Estado en la cabeza. La frase no es de Fraga, sino de Felipe González, cuya obvia ilusión es pasar a la historia como el gran estadista en un fecundo otoño. No era verdad que a Fraga le cupiera el Estado en la cabeza; en realidad, no le cabía nada. Y a Felipe González, tampoco. Su talla de estadista se echa de ver en cómo confunde el Estado con el gobierno. Lo que le importa no es que el Estado prospere y crezca, sino que haya gobierno a toda costa, aunque sea un gobierno de ineptos, neofranquistas y presuntos corruptos. Le da igual. El caso es que el gato (el gobierno), cace catalanes, digo ratones.

La derecha y la izquierda carecen de sentido. España, lo único importante. Suena, ¿eh? Cambien "España" por "la patria" y ya tienen ustedes la aportación fraguista al ideario de Podemos, por llamarlo de algún modo. Esa "patria" del emergente no es menos una, grande, libre que la de las derechas, solo que no lo es brusca o impositivamente, sino de modo melifluo. También estos están interesados en un gobierno de las derechas. No quieren una alianza con el PSOE mientras este sea mayoritario frente a Unidos Podemos. Lo dice Monereo, así que todo el rollo ese de la mano tendida y el gobierno de izquierdas y "decídete Sánchez" es pura trola o trile. Pero, al mismo tiempo, tampoco quieren elecciones nuevas porque saben que descienden en picado, una vez que la gente ha visto que, en realidad, Unidos Podemos es la más anquilosada IU, revestida con los afeites de la novedad.

Los socialistas solo aciertan cuando rectifican. Al final, esta es la enseñanza que los sumisos socialistas González, Zapatero y resto de la vieja guardia quieren hacer tragar a Sánchez Castejón: que rectifique su NO es NO a Rajoy. Que se doblegue. Que ceda como cedió Zapatero con el 135, como cedió Rubalcaba con sus infaustos "pactos de Estado". Que se someta a la arbitrariedad, la soberbia, la incompetencia y la animosidad de una derecha a la que el país importa un pepino porque solo se interesa por sus negocios. Y, de paso, que entregue a la gente a cuatro años más de burla, expolio e injusticia. Al final va a resultar que Sánchez es la última esperanza de regeneración democrática del país. El hecho de que todos los demás, absolutamente todos, los partidos políticos, (empezando por Podemos), los medios de comunicación, los empresarios, la iglesia, manadas de intelectuales y la vieja guardia socialista concentren su fuego sobre el PSOE y sobre Sánchez en concreto está magnificando su figura. Va a resultar también que Palinuro no iba tan descaminado en su carta abierta a Pedro Sánchez, de hace unos días, que lleva 48.000 lecturas.

Y para que el alma de Fraga no sufra, véase cómo Sánchez, precisamente, también ha sabido rectificar: ha cambiado el adocenamiento, la complacencia, el seguidismo y la falta de nervio del PSOE por un claro y nítido

NO es NO.

dimarts, 9 d’agost del 2016

NO es NO. El oprobio no puede seguir

Los analistas políticos suelen enfocar sus interpretaciones basándose en elementos políticos (como es lógico) y también jurídicos, económicos, sociales, etc. Rara vez abordan cuestiones caracteriológicas. Los cotilleos en que suelen caer con frecuencia tienen poco que ver con consideraciones de tipo psicológico. Y, sin embargo, estas suelen ser decisivas. Por ejemplo, España lleva más de cuatro años gobernada por un personaje indigno porque indigno es quien falta a su palabra y más si lo reconoce, como hizo en su día Rajoy, y hasta se jacta de ello. Ese fue su comienzo: mentir para ganar las elecciones de 2011 y, acto seguido, incumplir todos sus compromisos. Faltar a su palabra y sentar así un ejemplo de bajeza moral que ha acabado por impregnarlo todo

La política tiene mala fama. A ella le gustaría ser comparada con las justas medievales de caballeros, pero la opinión común la asocia más bien a la picaresca. Aun así, la picaresca también tiene sus puntos de honor, como saben los lectores de El Lazarillo de Tormes. La situación de la España oficial desde 2011 está muy por debajo de la picaresca. El hombre sin palabra que ocupó la presidencia se rodeó de un equipo y se apoyó en un partido (a su imagen y semejanza) que no le iban en zaga en punto a inmoralidad y falta de escrúpulos.

Con una arrolladora mayoría absoluta, la X legislatura es la historia de una involución democrática brutal. Los gobernantes, todos ellos neofranquistas de raíces biológicas y/o ideológicas, carentes de cualquier convicción democrática, tomaron el Estado al asalto por considerarlo cosa suya. Todo quedó sometido a su arbitrariedad: los medios públicos y bastantes privados, férreamente controlados; el Parlamento, ignorado; la Judicatura constantemente agredida en su independencia, la administación pública al servicio de sus inquinas políticas. Y el saqueo del erario ha sido generalizado, alcanzando la corrupción cotas nunca vistas y la Iglesia, como siempre, un Estado dentro del Estado. Retroceso de todas las libertades y derechos, legislación autoritaria en todos los órdenes, impopular y clasista a extremos rabiosos.

El ataque a la democracia y al Estado de derecho fue y es tan arrollador que dejó desconcertada a la oposición de entonces. Y desconcertada sigue. En la X legislatura coadyuvó con su ineficacia e inacción a mantener la superchería de que una presunta asociación de malhechores fuera un partido político y que un gobierno tiránico, que no respetaba la división de poderes, tuviera algo que ver con un Estado de derecho. El desconcierto, la inactividad, acabaron por convertirla en cómplice de la deriva dictatorial. Una dejación de funciones del PSOE sobre todo que explica el surgimiento de Podemos.

Pues bien, la complicidad con la deriva dictatorial puede convertirse ahora en complicidad con esta especie de golpe de Estado en diferido por el que un gobierno en funciones se declara en rebeldía frente al Parlamento, interfiere en el Tribunal Constitucional y adopta decisiones sin tener competencias para ello en el asunto más grave hoy en España que es el de Cataluña. Todos los intentos de empujar a Pedro Sánchez y al PSOE a permitir un gobierno de los mismos indignos personajes implica una aceptación del oprobio y una complicidad con sus causas.

NO es NO. El oprobio no puede seguir. Las izquierdas tienen que ser capaces de acordar un gobierno, haciendo a un lado cualesquiera consideraciones tácticas. Sobre todo Podemos tiene que ganarse la confianza perdida deponiendo de una vez su proyecto de fagocitar al PSOE y aceptando su posición de segundo orden en la alianza.

Lo contrario es ir a tercerass elecciones. La minibomba del CIS de ayer apunta en la dirección del sentido común. En unas nuevas elecciones, Podemos cae y también lo hace el PP; el PSOE sube. Exactamente ¿en cuánto? Esas son ya cosas de cifras, en las que la cocina del CIS tiene manga ancha. La cuestión es clara y pertenece a un horizonte de esperanza. Si el PSOE mantiene su NO, será un faro de un voto regeneracionista que movilizará a mucha gente. Querer frustrar esa esperanza, como tratan de hacer los barones y jarrones del PSOE, significa devolver a este a la complicidad con el oprobio.

NO es NO. No haya miedo. Que los partidos deben entenderse es obvio. Que deban hacerlo a calquier precio, por ejemplo, al de prolongar el oprobio por el chantaje del presidente de los sobresueldos no lo es en absoluto. Antes está preguntar de nuevo a la gente y que la gente diga si quiere seguir en el oprobio o librarse de él.

Sorpresas del verano

Ayer, y por casualidad, tuve ocasión de ver una película casi desconocida que, sin embargo, merecería mayor notoriedad. Estrenada en 1964, no pudo verse en España hasta 1979 porque trataba precisamente de España y de un episodio de los últimos maquis. No es que sea un relato antifranquista. Casi no tiene ideología ni hay crítica especial al régimen fuera de la que se derivaba de la realidad cotidiana a nada que se tuviera una cámara y se pudiera fotografiar lo que era la realidad del país a comienzos de los sesenta.

El director es Fred Zinnemann, el de Solo ante el peligro, y es claro que la historia había de interesarle porque tiene muchos elementos en común con la gran peli de Gary Cooper: un hombre solo contra todos. La trama está sacada de una novela que no conozco, que dio el título al film en inglés, Behold a pale horse, un verso del Apocalipsis de San Juan (6,7-8), algo así como "He aquí un caballo ceniciento" cuyo jinete se llama muerte. Es el cuarto jinete. Quizá haya algo de desmesura en el título, al dar el tono apocalíptico a una historia de guerrilleros, Guardia Civil, resistencia, franquismo. A lo mejor por eso le cambiaron el nombre en la versión española a este intragable ...Y llegó el día de la venganza. Y, desde luego, se lucieron. Casi hubiera sido mejor que tradujeran del original.

La película es una rareza. Hay muy pocos films sobre la guerra/posguerra de España hechos fuera y, entre estos, menos norteamericanos. No sé si hay alguno además de Por quién doblan las campanas. Yankees, quiero decir. Porque esta es una película indudablemente yankee pero de una calidad más que notable. El trío protagonista, Gregory Peck (un trasunto de Quico Sabaté, el último maquis), Anthony Quinn (un capitán de la Guardia Civil) y Omar Shariff (un cura) bordan sus papeles bajo una dirección muy competente. Sin duda, cualquier casticista señalará los sempiternos fallos (que si el rejoneo de Anthony Quinn al comienzo es un pelín ridículo, que si los guardias civiles no tienen esa pinta de rangers, que si a Gregory Peck le sobra una cuarta para ser español, etc) pero la verdad es que la ambientación y el guión son excelentes. Está rodada en el blanco y negro que se llama "sucio", con lo que se evita que canten algunos colores, por ejemplo, el de los ojos de los protagonistas. La fotografía es excepcional y debe señalarse el trabajo de documentación que han hecho el director y el equipo, reconstruyendo escenarios de la guerra civil y la derrota republicana directamente sacados de fotos famosas de la época, fotos de Capa o de Centelles o de otros no menos característicos. Y cuando digo "sacados", quiero decir "reproducidos". Los planos del gendarme desarmando a los vencidos combatientes de la República trasmiten el espíritu de aquellos tristes momentos.

La historia es sencilla: Manuel Artiguez, un guerrillero solitario, vive en el exilio en un pueblo francés muy cercano a la frontera, desde donde hace incursiones en España en las que mata guardias civiles y roba dinero para la causa, no para sí mismo. El capitán de la GC, Viñolas, la tiende una trampa, aprovechando que su madre (de Artiguez) ha sido hospitalizada y está muriéndose. La intriga se complica porque la madre muere antes de que pueda servir de gancho para la emboscada de su hijo, pero los franquistas querrán ocultárselo a Artigues para hacerlo venir. El guerrillero sabe la verdad mediante los oficios de un cura del lugar quien le avisa de que su madre ha muerto. La película, ya se ha dicho, no es un alegato antifranquista, pero no se anda por las ramas en llamar a todas las cosas pr su nombre. Solo este episodio del cura "bueno" o "comprensivo" desmerece algo de la calidad del fin, al caer en esa trampa en que caen muchos relatos del franquismo, de presentar una Iglesia católica resistente a la dictadura. Nada más falso: la Iglesia católica se fundió con el franquismo, fue complice y beneficiaria de los crímenes de la dictadura, llevaba al dictador bajo palio y su función opositora al régimen (un puñado de curas de los barrios marginados) fue inexistente.

Aun sabiendo que su madre ha muerto, Artiguez cruza la frontera y va a donde lo están esperando para ajustar cuentas. 

Lo dicho: estrenada en 1964, cuando ya la guerra estaba lejana y se abría paso el desarrollo de los tumultuosos años sesenta, no levantó gran atención. Sin embargo, es una estupenda película.

dilluns, 8 d’agost del 2016

La charca

No hay fecha para el pleno de investidura. No se sabe si Rajoy se someterá a la sesión o no. En mes y medio desde el 26J no ha sumado un solo voto más a sus 137 escaños. El país está como estaba después de las elecciones del 20D: sin gobierno. Con uno en funciones, declarado en rebeldía ante el Parlamento. Y así pretende seguir los próximos meses. Con la presidencia del Parlamento en manos del gobierno, ninguna posibilidad de que el primero tenga algo que hacer. La obstinación de Rajoy en su candidatura ha traspasado todos los límites de lo tolerable. Y, sin embargo, lejos de afearle su falta de escrúpulos políticos, morales y hasta personales, hay un consenso de todos los partidos (excepto los nacionalistas vascos y catalanes) y de todos los medios y las fuerzas "vivas" en presionar a Pedro Sánchez para que, absteniéndose, posibilite un segundo gobierno de Rajoy. Nadie encuentra oprobioso exonerar al principal responsable de este desastre y cargar contra quien no tiene la culpa de nada ni plena libertad de acción mientras Rajoy no cumpla con su deber. 

Nadie tampoco parece escandalizarse del hecho de que el gobierno pretenda prolongar una situación de alegalidad si no de ilegalidad. Una situación con un gobierno incontrolable, un parlamento paralizado y un Tribunal Constitucional de vacaciones. Una especie de golpe de Estado de la inacción, la marrullería y la podredumbre. El caldo de cultivo de Rajoy. Su pretensión se puede reducir a un chantaje: o me hacéis presidente o aquí no hay gobierno por una larga temporada. Como todos los chantajistas, confía en que las buenas formas o el miedo de sus víctimas las haga equivocarse y decidan que lo más conveniente es ceder al chantaje, ceder al capricho de Rajoy.

La alternativa que el gobierno ofrece es otra convocatoria electoral, la tercera en un año. Una perspectiva que todos rechazan, horrorizados entre previsiones espantosas: mayoría absoluta del PP; inmensa, oceánica abstención de electorado ahíto; descenso en picado de Podemos; castigo a los socialistas; desaparición de C's; repetición milimétrica del marasmo actual. Todas son posibles, desde luego, pero la primera, la mayoría aboluta del PP suena a bulo alimentado por los medios afines a la derecha, que son todos. 

Por lo demás, entre pegar la segunda espantada -harto probable, tratándose de Rajoy- y la convocatoria de nuevas elecciones mediará un tiempo en el que quizá los demás partidos consigan llegar a algún tipo de acuerdo. Al fin y el cabo, dicen estar muy interesados sin duda porque no se les escapa el profundo ridículo de ir a unas terceras elecciones en un año con los mismos líderes que fracasaron en las otras dos. Si no por otro motivo, por este ya debiera ser suficiente para llegar a un acuerdo, el que sea, que posibilite la formación de un gobierno. Solo para probar la falsedad de la disyuntiva del PP: Rajoy o elecciones. Someterse a ese chantaje sería indigno.

La coincidencia de este vacío de poder en España con los preparativos para una rentrée catalana independentista en fuerza agrava notablemente la situación en la parte española de este enfrentamiento al que tanto ha contribuido la incapacidad política de Rajoy y su gente. Cuando llegue septiembre, lo más probable es que siga sin haber gobierno en España ni perspectiva de que lo haya. Por el lado catalán estarán haciéndose los preparativos para una Diada apoteósica. La voluntad de las entidades organizadoras sigue siendo dar una campanada. No está claro, sin embargo, que lo consigan, pues puede darse un punto de inflexión en la movilización social por causa del cansancio. No se crea un Estado de la nada y en una mañana. Eso se sabe, pero cuesta aceptarlo. Cuesta mantener altos la intención, el ideal, el propósito. 

Después de la Diada llegará la cuestión de confianza de Puigdemont. Ahí hay otro punto conflictivo. Si la CUP vota que no, habrá elecciones anticipadas también en Cataluña y no están claras las consecuencias para el ritmo de la hoja de ruta, sobre todo teniendo en cuenta que el resultado de las elecciones puede ser la pérdida de la mayoría absoluta independentista.

Pero también puede votar que sí. Las decisiones de la CUP, a fuer de asamblearias, son imprevisibles. Si Puigdemont obtiene la confianza solicitada, ya será cuestión de tiempo que se plantee una DUI. En ese momento será patente la situación de desobediencia de la Generalitat. Patente, pero no nueva. De hecho, el Parlament ya ha desobedecido dos veces al Tribunal Constitucional.

Con la DUI el gobierno ya no podrá escudarse en el TC y deberá adoptar otro tipo de decisiones. Para ese momento, en España seguirá sin haber gobierno y hasta es posible que esté en marcha una campaña electoral.

¿Qué nombre podríamos ponerle a esto?