divendres, 12 d’agost del 2016

La semana cómica

(A la sonrisa radiante de Mireia Belmonte)

Ya saben: no me molesten en la siesta.

El país arde en sentido literal. Y también en el figurado. Lleva meses sin gobierno, con uno en funciones con el que podría hacerse una serie de televisión. Se enfrenta a una situación muy incierta en Europa. Está inmerso en una crisis constitucional de envergadura con el proceso independentista catalán. Se  aproxima la posibilidad de unas terceras elecciones que todos temen como la peste negra. Sobre todo porque han agotado el repertorio de discursos, tampoco muy extenso.

Y los gobernantes y sus replicantes se van de vacaciones. El presidente del gobierno es marxista, sector Lafargue, el de El derecho a la pereza. Sí señor. ¿Hay algo más español? ¿Algo que nos dé esta condición de gran nación? 

Pues, nada, una semana de jogging y footing y silloning; cines al aire libre; partida de dominó o mús; tonteos con las amistades, alguna novela, el Marca, un puro. Esto es vida.

La comicidad de la semana empieza con el titular de EL País de que el pacto PP-C's "puede modificar los impuestos". Parece periodismo del absurdo, quizá un género nuevo. Si se hace un pacto será para modificar algo y, por lo demás, los impuestos los modifica Rajoy el solo cuando le da la gana y así lo ha hecho varias veces. Es más, su primera medida fue subirlos. Para demostrar que es un hombre de palabra, ya que ganó las elecciones prometiendo bajarlos.

Se dirá que cómica es la legislatura. Sí, y la anterior. Y la anterior. Pero la comicidad de esta semana lo supera todo. Al final de ella, Rajoy reunirá el Comité Ejecutivo de su partido (por lo demás, a su vez, imputado en un par de procesos penales) y en el que hay miembros en diversos momentos procesales para que dictamine sobre las condiciones de Rivera, una de las cuales es que los imputados, fuera. Es como pedirles el hara-kiri. Pero eso es irrelevante. El órgano dictaminará lo que Rajoy quiera. El problema es que ese dictamen también será irrelevante porque la investidura depende de lo que haga el PSOE.

Y en el PSOE, NO es NO. 

Con lo cual, ni C's ni dictámenes, Rajoy tendrá que desistir. 

Y ese será el momento en que la izquierda decidirá si hay gobierno de progreso, para lo cual tendrá que contar con los nacionalistas vascos y catalanes, o nuevas elecciones.  En el fondo, la cuestión se centra en la pelea cainita de las dos izquierdas y el frente catalán. Es lo único serio.

Lo de las derechas es más de tipo astracanada.