Esta campaña electoral promete. Está empezando bajo el signo de la omnipresente Gürtel. La misma dirección nacional lo propició al santificar la lista de Camps, plagada de presuntos corruptos formalmente imputados en procedimientos judiciales, con el propio Camps, el Curita, a la cabeza. Por cierto, hace ahora un año Aznar aseguraba en Sevilla que el PP tiene que seguir siendo incompatible con la corrupción, lo que en los esquinados razonamientos aznarinos quiere decir que antes lo era. Sin embargo, las actividades de la Gürtel comenzaron bajo mandato de Aznar como se prueba con la famosa foto del famoso Correa asistiendo a la famosa boda de El Escorial. Y, si no había entonces corrupción en el PP, ¿qué pintaba allí el de la pastuqui?.
Había Gürtel en tiempo de Aznar y hay Gürtel hoy sin que nadie pueda impedir que sea el eje central de la campaña porque las noticias se suceden sin parar: tras la decisión de los tribunales valencianos llega ayer la de que los tres diputados autonómicos del PP en Madrid imputados en la Gürtel, entregan sus actas... a veintidós días de las elecciones en las que no iban a salir porque no eran candidatos. En realidad la dimisión es una maniobra dilatoria más del procedimiento. Los tres pierden el aforamiento y el caso ha de ir a otra instancia judicial.
Por más que el PP parece haber impartido la consigna, no hay modo de ocultarlo. El cadáver de la Gürtel está destruyendo a pasos agigantados sus posibilidades electorales. Entre inauguración e inauguración Esperanza Aguirre ha presentado las listas del PP por Madrid (que es otra forma de inaugurar), jactándose de que están limpias de gürtélidos. Con lo cual pone en evidencia a Camps y a su valedor Rajoy, que llevan una lista en Valencia con diez u once imputados. Pero, además de ser una declaración vitriólica para Camps, es falsa porque, si bien las listas del PP no contienen candidatos directameente gürtelianos, incluyen a otros diez imputados por otros motivos, pero siempre casos de presunta corrupción. Pillada in fraganti, Aguirre aclara que sí, hay algunos imputados en las listas del PP, pero lo están por tonterías. Si el cohecho, la malversación de fondos, la prevaricación son tonterias, ¿qué será serio? ¿atraco a mano armada? ¿violación y secuestro? Y eso sin contar a los implicados en la gestapillo, que es como un Watergate celtíbero, y la Fundación Fundescam, presidida por Aguirre y cuyas cuentas son un misterio más impenetrable que el de la transubstanciación.
En efecto, no hay modo de ocultar la Gürtel que, como el hombre del saco, está siempre llamando a la puerta. Pero no será porque los estrategas de la derecha no tengan recursos para acallar los debates, generalmente consistentes en decir barbaridades que ponen en cuestión las normas no escritas de corrección democrática, la buena educación, en definitiva. Son las cortinas de humo famosas que la derecha acusa permanentemente al Gobierno de estar utilizando para no hablar de lo que realmente importa, que es el paro.
La derecha ejerce la oposición en la calle y en los medios. Su eco parlamentario es normalmente nulo pues siempre se queda aislada en el Congreso de los diputados, como en la última ocasión en que la Cámara ha rechazado la petición de comparecencia de Rubalcaba para hablar de las actas de ETA. No aceptando un "no" por respuesta el PP se apresta a llevar al Congreso igualmente su intento de linchamiento moral de Ana Pastor y su ataque a RTVE. Maria Dolores de Cospedal, la niña de la Rollona, afirma que ella dice lo que quiere, no lo que quiera la periodista, como si ese hubiera sido el caso y no el hecho de que la entrevistada se largó una diatriba contra RTVE acusándola de falta de imparcialidad.
A ese argumento presta ahora su apoyo su subordinada, la vicesecretaria general del PP, Ana Mato, quien afirma con todo desparpajo que nunca en la vida he visto tanta manipulación en TVE. Claro que lo que esta señora ve y no ve es cosa misteriosa. Por ejemplo, ve la manipulación de TVE pero no ve un Jaguar en su garaje, al parecer servido a su esposo por la prestigiosa firma Gürtel. Así que tampoco es de extrañar que no viera a Urdaci tartamudeando unas siglas o los dos gabinetes de propaganda del PP que pagamos todos los españoles y se llaman Telemadrid y Canal 9, en Gürtelandia. Afirma la vidente selectiva Mato que el PP va a privatizar las teles autonómicas. Sin duda, y luego otorgarán las licencias a los amigos políticos, como hizo Esperanza Aguirre en Madrid, la ultraliberal que se opone a toda intervención pública en el mercado. Además de estar todos pringados de Gürtel hasta la cejas, siguen en su estilo: no hay vez que hablen que no mientan.
(La imagen es una foto de Chesi - Fotos CC, bajo licencia de Creative Commons).