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diumenge, 22 de març del 2015

El espacio público.

La democracia es el ágora, el foro; desde los tiempos de los griegos y los romanos. El espacio público en el que los ciudadanos debaten los asuntos de interés común. El lugar en el que se habla, se delibera, se razona, se acuerdan decisiones colectivas. Hasta en los tiempos más oscuros de la Edad Media se mantuvieron formas democráticas mínimas de carácter municipal, con asistencia pública a concejos o similares. Muy distintos según los países, pero a partir de los cuales fueron surgiendo luego los órganos deliberantes en las ciudades, hasta que el ascenso de la burguesía en el siglo XVIII institucionalizó el ámbito de lo público, la Öffentlichkeit habermasiana, como un lugar de encuentro y discusión de unos ciudadanos razonantes y críticos. Así nacería también la opinión pública y, en paralelo las instituciones representativas, eje de la forma de gobierno moderna, la más importante de las cuales es el Parlamento, esto es, el lugar en el que se habla. Porque hablar, debatir, deliberar, es la esencia misma de la democracia.

La política se hizo comunicación política.

Con la irrupción de los medios, la expansión de la prensa escrita (causa y efecto de la alfabetización de las sociedades), la aparición de los audiovisuales, especialmente la televisión y también el cine, el ámbito público invadió el privado y colonizó toda la acción social, arrebatando al Parlamento la centralidad del debate. La opinión pública se hizo más plural, más crítica, más informada y de mayor peso. Disponía de gran diversidad de fuentes. Entre ellas, las voces de los intelectuales que, ya desde el Rheinische Zeitung de Marx, se hicieron fuertes en sus barricadas de papel. Los filósofos se expresaban en la prensa. Parte de la obra de Ortega está en los periódicos. La de Sartre, en una revista. Y con ellos, muchos otros. Filósofos, literatos, sociólogos, psicólogos, juristas, expertos variados están permanentemente en los medios, generando opinión pública.

La comunicación política se convirtió en la metateoría de las teorías políticas y la opinión pública.

Y ahora, internet, las redes sociales. Muchos sostienen que hemos entrado en una nueva forma de ágora, de ámbito público. Sin duda. Es el ágora digital, una realidad inmediata que condiciona la interacción social sin que quienes en ella participan tengan claro cómo funciona. Porque, sobre ser nuevo este ámbito, es muy proteico, cambia continuamente de formas y pautas y presenta un elemento de incertidumbre.

Justo en el momento en que la comunicación política se ha convertido en el arte de manipular la opinión pública al extremo de poner en cuestión la esencia misma de la democracia.

Lo anterior está basado en una convicción democrática que todos compartimos, al menos públicamente, esto es, la de que el ámbito publico debe ser libre, de libre acceso y garantizar derechos fundamentales, como la libertad de expresión, la libertad de prensa, el acceso a la información veraz, etc. No puede haber censura ni manipulación por razones ideológicas o políticas. En realidad, por ninguna razón. Otra convicción general es que, así como los medios de comunicación privados pueden tener la ideología que quieran, los públicos deben carecer de ella, ser imparciales, plurales y garantizar el acceso a todas las opiniones. Si estas convicciones dejan de operar, si el gobierno las quebranta de modo deliberado y sistemático, no es posible hablar de democracia.

El presidente Rajoy inició su mandanto modificando la Ley de Radiotelevisión para nombrar un director general sin consenso, solo con los votos de su partido. La finalidad, patente: poner la RTVE al servicio del partido y el gobierno. Como está y a niveles de vergüenza. Telemadrid no puede verse y la RTVE comete diariamente los mayores atentados a la deontología periodística. No se informa sobre manifestaciones multitudinarias o, si se informa, es para dar noticias de altercados, sincronizadamente con las fuerzas de orden público a las que muchos testigos acusan de ser quienes los inician. Pero se emiten verderos publirreportajes y ditirambos al gobierno. Los medios no solo reflejan una realidad distorsionada. Llegado el caso, se la inventan. En la Televisión de Extremadura dan el discurso íntegro del presidente, como si esto fuera el sultanato de Omán y, cuando toca hablar a la oposición, pasan un episodio de una serie. Este es el régimen normal del audiovisual público. Pura propaganda y, en algún caso, como en Castilla La Mancha, Agitprop. Llenan además las tertulias y debates de comunicadores afines al gobierno, parásitos y bufones a los que mantienen con cargo al erario. Llaman habitualmente debate al linchamiento dialéctico.

Los medios privados, escritos o audiovisuales forman un cerrado frente progubernamental. En unos casos por afinidades ideológicas, fáciles de entender entre el gobierno de la derecha y los empresarios de los medios, muchos de los cuales tienen intereses en otros sectores generalmente dependientes de las decisiones de la autoridad. O bien por pura dependencia económica de los medios escritos frente a los poderes que discriminan en la publicidad institucional y en las subvenciones. El periódico más favorecido por el gobierno, La Razón, es el de menor difusión pero más ímpetu en su defensa, hasta el extremo de haber inventado un género nuevo, el del comic serio. La abundante presencia de comunicadores no ya de derechas sino furibundamente reaccionarios y agresivos, al estilo del Tea Party, descompensa de tal modo ese ideal ámbito público de debate democrático que lo convierte en una burla. Se habla mucho de las puertas giratorias en cuestiones económicas, pero las político-mediáticas son un hecho cotidiano. La señora Aguirre pasa de ser presidenta de la Comunidad de Madrid a candidata a la Alcaldía y columnista del ABC. La señora Aguirre columnista opina sobre la señora Aguirre candidata.

Realmente, en el ámbito mediático solo se oye el ruido y el discurso de la derecha.

Con las instituciones sucede lo mismo. El Parlamento no existe. Ni siquiera legisla, pues eso lo hace por decreto el gobierno. No se habla de nada que disguste a la mayoría de la derecha. O sea, no se habla de nada. No se habla. De vez en cuando, el señor Rajoy lee un papel, habitualmente, mal. La oposición lo critica, los suyos aplauden y se hace lo que él ha leído. ¿Debate? ¿Discusión? ¿Rendición de cuentas? ¿Explicaciones? ¿Asunción de responsabilidades? Por favor. No confundan la libertad con el libertinaje. De los tribunales, no hablemos. La lucha desesperada de los dos o tres jueces empeñados en hacer justicia en asuntos que incomodan al príncipe empieza a rozar lo legendario. Como legendaria es ya la identidad de criterios del Tribunal Constitucional y el gobierno que nombró a su presidente entre lo más granado de su militancia. La Fiscalía, el Tribunal de Cuentas, la Defensora del Pueblo, Marquesa de Salvatierra, etc. están secuestradas, convertidas en dependencias privadas del gobierno.

Las instituciones están al servicio del partido que, a su vez, está al servicio de la voluntad omnímoda de su presidente y presidente del gobierno. Esto, ¿cómo se llama?

Por último, el ámbito público digital. Aquí se concentra la escasa oposición que se da en España. Unos cuantos diarios digitales y las redes sociales. Si es algo que se hará ver en la política real se comprobará en breve. Pero el gobierno no duerme sino que, como las vírgenes prudentes, mantiene la vela encendida por lo que pueda pasar en un ámbito tan nuevo e imprevisible. Y no se limita a vigilar a los tuiteros y echarles mano cuando atenten contra las convicciones del pío ministro Fernández Díaz o a aprobar una ley de propiedad intelectual que permita acogotar a quienes se expresen en la red. Va más allá. La intención es pervertir la nueva ágora pública digital, manipulándola, pretendiendo hacerla inservible o colonizarla, como ha hecho con la mediática.

La jefa de la campaña electoral de Esperanza Aguirre está siendo investigada por tramitar contratos con dinero público a través de la red Púnica para mejorar la reputación en internet de altos cargos del Gobierno regional, entre ellos, el actual consejero de Presidencia y Justicia, Salvador Victoria, y el presidente, Ignacio González. Bien. ¿Qué llama la atención de esta noticia? Exactamente, la finalidad, "mejorar la reputación en internet de altos cargos", etc. Y eso, ¿cómo se hace? Esos dineros públicos ahora investigados han ido a parar ¿a quién? Y por hacer ¿qué? ¿A pagar trolls, comentarios en las redes, fabricación de noticias, fakes? ¿Cómo se mejora la imagen de Ignacio González en las redes? ¿Mintiendo, engañando, falseando la realidad con el dinero de todos?

Los mismos que destruyen los discos duros de sus tesoreros son los que gastan fortunas de dinero público en embellecerse en el ciberespacio, en pagar loas y ditirambos. Es decir, quieren destruir el nuevo ámbito público de internet. O controlarlo, lo cual vendría a ser lo mismo si pudieran y, en todo caso, llenarlo de la desvergonzada propaganda de sus telediarios y de las trolas y estupideces de sus tertulian@s a sueldo, la mayoría de l@s cuales es estomagante.
 
La intención es clara: privatizar todo lo público, incluida el ágora. En el fondo, privatizar el Estado, condición conveniente para ponerlo en manos de las multinacionales, como prevé el proyecto de TTIP.

dimecres, 11 de març del 2015

Sobran las mujeres.

Ayer murieron tres mujeres supuestamente a manos de sus parejas masculinas. Dos españolas y una inglesa. Una, asesinada ayer mismo; otra fallecida ayer pero atacada hace ocho días; el cadáver de la tercera, muerta a raíz del ataque en septiembre, también apareció ayer. Dos jóvenes; una anciana. Uno de los detenidos está siendo interrogado; los otros, han confesado.

Si un grupo terrorista hiciera algo parecido, tendría a todas las policías del mundo tratando de identificarlo y persiguiéndolo. Estos otros terroristas están perfectamente identificados: son, somos, los hombres. Todos. Los asesinatos machistas vienen normalmente precedidos de violencia de género, incluso aunque no haya denuncia previa. Y la violencia de género está extendida en la sociedad, toda la sociedad, arriba, abajo, ricos, pobres, curas, seglares, analfabetos, letrados,  profesores o comerciantes. Está legitimada por siglos de literatura,  de códigos legales, religiones, sagradas tradiciones. A las mujeres hay que maltratarlas, violarlas, enseñarles su lugar en la vida y, si se empeñan en ignorarlo o cambiarlo, se las mata. Son crímenes cometidos por individuos, desde luego, o grupos de ellos, pero instigados, fomentados, justificados, tolerados y encubiertos por la colectividad, siendo cómplices, para mayor ignominia, muchas potenciales víctimas.

Bueno, ya se sabe, el machismo es un un vicio atávico, producto del patriarcado, que se irá corrigiendo con el paso del tiempo, con paciencia, con mucha paciencia. Los viejos y condenables hábitos (¡oh, sí, muy condenables!), no se cambian de la noche a la mañana, no es tan fácil, no hay que aburrir ni ser tan políticamente correcto, hombre. En el PP, por ejemplo, según Cospedal, no necesitan cuotas, porque ahí se muere y se mata al ritmo habitual.

Tres asesinatos de mujeres culpables de ser mujeres. Y no es noticia de primera. Las portadas se las llevan l@s polític@s, l@s banquer@s,  l@s corrupt@s y otr@s delincuentes. Y ningun@ ha encontrado un hueco, ni dos minutos, para condenar los tres nuevos casos de feminicidio. Están tod@s absorbid@s en otros menesteres que suponen, erróneamente, más importantes. Vamos bien.

¿Es exagerado resaltar el reciente ocho de marzo, el último terrible y magnífico Salvados y este triple crimen para pedir un momento de reflexión, un compromiso de tod@s por hacer algo en serio?

dimecres, 4 de març del 2015

Palinuro en Imagine TV.

Para el desocupado lector que quiera entretener sus ocios escuchando a Palinuro hablar sobre casi todo en este país, va una entrevista que me hicieron hace unos días en Imagine TV, a cargo de Salva González. El entevistador está muy bien. Al entrevistado ya lo tengo muy visto y no voy a juzgar su actuación. Pero no debe de ser mala del todo porque la verdad es que Salva hace que uno se sienta como en casa o como paseando por una senda umbría para quien no se encuentra en casa y eso ayuda a conectar lo que se piensa con lo que se dice con el único hilo que merece la pena, el de la verdad.

Y la verdad es que dimos un repaso a todo.


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A todo significa exactamente eso, a todo: a España ayer y hoy, a la Iglesia , a los curas, la oligarquía, los partidos, las instituciones, la gente... a todo. Y también a mi último libro, que lució gallardo sobre la mesa durante toda la entrevista: La desnacionalización de España. De la nación posible al Estado fallido. (2015) Valencia: Tirant Lo Blanch.
 


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El programa se llama La verdad escondida, The Hidden Truth. Buen título y dinámico. Es mi esperanza que, al final de él, la verdad, lejos de seguir oculta, relumbrara a la luz que ella misma irradia.

diumenge, 15 de febrer del 2015

Palinuro en Els Matins de TV3, en Barcelona.

Gracias a TV3 por invitarme als Matins el otro día. Me sentí realmente a gusto. Los contertulios, Joan Manuel Tresserras, Ricard Fernández Déu i Màrius Garcia Andrade, fantásticos. Un abrazo especial a mi amiga Magda Oranich, a quien conozco desde hace mucho.

  
 
La presentadora, Lídia Heredia, una profesional como la copa, no de un pino, sino de un cedro. El artista FER me regaló unas acuarelas geniales que subiré a FB en cuanto pueda.

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Gente que se hace respetar cuando habla porque no grita ni insulta. Porque razona. Un honor.

dilluns, 9 de febrer del 2015

Contraataque.

En un post anterior, titulado La honorable orden de la parrilla Palinuro anunciaba su intención de no perderse el Salvados de esta semana, que estaba consagrado a Esperanza Aguirre. Efectivamente se corrobora la noticia: no pondría la mano en el fuego por Rajoy. En cambio sí la pondría por ella misma. Lo dice. Palinuro no atinó. Aguirre se considera por encima de toda sospecha.
 
Este es el aspecto más característico de la entrevista. La expresidenta de la Comunidad de Madrid tiene un dominio y unas tablas que dejaron a Évole descolocado en más de alguna ocasión. Su objetivo era triple: exculparse de toda acusación de corruptelas en su gestión, atacar a Podemos y postularse como candidata a la alcaldía de Madrid. Y los tres los coronó pasando por encima de las interrupciones de Évole y, salvas dos o tres excepciones, dominando la conversación.
 
En cuanto a la corrupción, respondió rotundamente a las preguntas directas sobre su posible implicación personal (cuentas en Suiza, comisiones, etc), negó tener relación alguna sobre las prácticas corruptas de las que su gobierno estuvo plagado y afirmó que las personas encausadas por aquellas la habían defraudado y decepcionado. La habían engañado. Por supuesto, mientras ellas fue presidenta de la Comunidad de Madrid, no hubo financiación ilegal del PP, lo cual contradice directamente lo que afirma el juez y hay que creerla bajo palabra. Évole no cuestiónó -o se me pasó- el turbio asunto del Tamayazo y el balance general de esta cuenta fue positivo para Aguirre, aun  reconociendo que la corrupción es un problema y que en su partido la hay abundante.
 
El segundo objetivo era atacar a Podemos. Aguirre volvió una y otra  vez sobre el asunto, viniera o no a  cuento. Cuestionó la integridad moral de los principales dirigentes de la organización con referencia a las cuestiones de sus ingresos y criticó en el plano teórico sus postulados, un terreno este, el ideológico, en el que la expresidenta se considera con capacidad y claridad de ideas para medirse con cualquiera. Inclusó retó personalmente a Iglesias a través de la cámara a renunciar a su aforamiento a los efectos de que ella también pudiera querellarse contra él por llamarla corrupta. Acusó a los de Podemos varias veces de comunistas, castristas y chavistas, los presentó como radicales y repitió, sin duda por considerarlo un hallazgo, que Podemos no propone cambiar el gobierno, sino el sistema.
 
Tocaba la tecla del miedo y, en cierto, venía de justificarse como candidata a la alcaldía mostrando su capacidad dialéctica, como si estuviera diciendo a Rajoy, a quien mencionó un par de veces, que la suya sería la opción más prometedora para el PP. Este era su tercer objetivo y también lo abordó sin vacilar. Se considera la mejor candidata a la Alcaldía madrileña y dio a entender cuál sería su línea esencial de campaña: atacar directamente a Podemos sin darle tregua y ningunear al PSOE, al que no sé si llegó a mencionar alguna vez en el programa. El candidato Carmona, como si no existiera.
 
Ignoro cuál habrá sido la audiencia de la entrevista, pero está claro que, como cabía esperar, Aguirre salió muy bien parada de ella.

diumenge, 8 de febrer del 2015

El elefante en el ascensor.

Anda gozosa la legión de comentaristas y analistas políticos del país revelando la nueva a sus lectores: la razón profunda del éxito de Podemos consiste en haber conseguido el dominio indiscutible de los actos de habla en la esfera pública. Podemos ha impuesto sus términos, sus expresiones, decide de qué debate todo el mundo, dicta las palabras de la tribu, ha coronado la hegemonía gramsciana. Establece los "marcos o encuadres de referencia", dicen los más avezados mientras reprochan a los dos partidos dinásticos su crasa ignorancia de la pragmática de Lakoff (quien recomienda no pensar en elefantes), tan familiar para ellos como el padrenuestro.

No será Palinuro quien defienda la retórica de los políticos, desde Pedro Sánchez hasta Rajoy o desde el lugar común a la pura idiotez. Pero tampoco se dejará llevar por esas conclusiones precipitadas y vacuas según las cuales Podemos tiene el triunfo a su alcance porque ha ganado ya la guerra de las ideas ganando la batalla de las palabras. De eso, ni hablar.

Tómese el caso más patente, el que está en el ánimo colectivo, la oposición izquierda-derecha, válida en todos los sistemas políticos del mundo, que sirve para clasificar los partidos, los resultados electorales, para explicar y hasta predecir el comportamiento de los electores. Nada, nada, ahora carece de toda utilidad, es un engorro y cosa del pasado, asunto de trileros, un engañabobos. Esa dicotomía anticuada y horizontal debe ser substituida por otra vertical mucho más cierta y prometedora que ya no es "izquierda" y "derecha" sino "arriba" y "abajo". Palinuro propone llamar al hallazgo la teoría del ascensor por razones obvias.

Austin se remueve inquieto en su tumba. Claro que pueden hacerse cosas con palabras. Pero no cualquier cosa y no con cualesquiera palabras. La substitución de la escala horizontal izquierda-derecha por la teoría del ascensor es una estupidez. La escala tiene imprecisiones pero, al ser subjetiva, da libertad a la gente para autoubicarse en donde quiera y permite afinar en los matices: centro, centro izquierda, izquierda de la derecha, etc. La oposición arriba-abajo es mecánica y, al ordenar por la riqueza objetiva sin más, no tolera libertad de elección. Refleja el autoritarismo de una atribución (no autoubicación) y carece de posibilidad de matices y puntos intermedios, como no sea el bajo y el ático.

Y si de la representación gráfica pasamos a lo subjetivo, el asunto es peor. Que unas gentes que hasta ayer  militaban en el partido comunista o aledaños y que se aprestan a recibir comunistas rebotados de otros lares digan no ser de izquierda ni de derecha resulta incomprensible para la mayoría. No tanto para Palinuro, quien siempre ha tenido serias dudas sobre si los comunistas son de izquierda por más que la adjetiven de "verdadera" o quizá por eso mismo. Pero escuchar a unos profesores universitarios en buena medida privilegiados, viajados, con estudios en el extranjero, decir que son los de abajo sí que no tendría precio. Quizá por eso no lo dicen. Con lo cual, si no son de izquierda ni de derecha,  de arriba ni de abajo, no son nada.

Y de la nada no sale nada. Mucho menos un cambio de hegemonía discursiva, de marcos o encuadres de referencia. Nada. Sale palabrería, agitación y propaganda. Puro embeleco sostenido en un andamiaje de fórmulas copiadas de otros, de expresiones plagiadas y manidas: Podemos viene del Yes, we can de Obama; la sonrisa en respuesta a los insultos del talante de Zapatero; los círculos, de los círculos bolivarianos, etc. Aquí, genuino, original, propio, no hay nada.
Y menos que nada esa liebre que han echado a correr por el barbecho a la que llaman Patria y que apesta literalmente al peor oportunismo.
Por más que metan el elefante en el ascensor y le den al botón de asaltar los cielos es imposible que un empeño tan antiguo, tan visto, tan reiterado, tan poco original, coja vuelo ni siquiera al socaire de los vientos de la muy justa indignación ciudadana. Para eso, hay que hacer algo más que sonreír por consigna, aparecer en la tele, cambiar los "marcos de referencia", justificar el objetivo con toneladas de pragmatismo y tratar de colar de matute una idea y realidad del poder basada en la ocultación de intenciones y la buena fe de la gente.

dilluns, 2 de febrer del 2015

Disputare aude!


Leo que Pedro Sánchez cambia de discurso, estrategia y asesores. Hace muy bien porque los anteriores, quienes fueran, lo estaban llevando al desastre. Los nuevos parece que traen ideas nuevas.

Pero no lo suficiente. Si rompe, que rompa de verdad.

Sánchez concentra su discurso en criticar el de Rajoy. Y lo hace a distancia, al estilo tradicional de esta política de hipócritas, mequetrefes y cobardes instaurada por el presidente del gobierno que, como no sabe hablar, ni leer, ni decir nada con un mínimo de dignidad que no sea mentira, prefiere el plasma, el monólogo, el silencio o las alusiones a otros a distancia, durante las inauguraciones de la fiesta del pepino. 
 
Pero si Sánchez quiere cambiar realmente, además de atender a las alusiones de corrala, debe escenificar su ruptura. Ese nuevo pacto, firma, acuerdo o chanchullo es un disparate suicida. Rompa ya con la corrupción. Presente una moción de censura de una vez y ponga fin a esta farsa de un gobierno que no gobierna y un legislativo que no legisla porque están todos concentrados en ver cómo salvan al sobresueldos de su horizonte judicial. Lo único que Rajoy tiene ya que decir es cuándo se va. Y, aunque parezca imposible, sin mentir.
 
Sánchez no puede ignorar a Podemos. Simularlo luego de haberle copiado con el mismo descaro con que Podemos ha copiado a otros, demuestra debilidad y atolondramiento. Ignorar a quien te interpela directa a indirectamente es tan perjudicial como pasarse el día hablando pestes de Pablo Iglesias.
 
Ni pestes ni rosas. Quede con él en un debate abierto en la televisión. Vayan los dos a un programa sin más condiciones previas que las de la buena educación y el juego limpio. ¿No son ustedes políticos de la nueva generación, cercanos a la gente? ¿No abominan ambos de la falsedad, el acartonamiento, la mentira institucionalizada que representa Rajoy y toda la vieja política? ¿No piensan que la política debe ser intercambio civilizado de propuestas por el bien común, defendidas públicamente para que un electorado mayor de edad y crítico pueda optar informadamente?
 
Si ese debate televisado Iglesias - Sánchez se produjera alcanzaría una audiencia sin precedentes y tendría una importancia inmensa. Algo parecido al famoso debate Kennedy/Nixon aunque en otra escala. Abriría una época y dejaría a Rajoy descolocado en el rincón de las antiguallas porque, aunque quisiera, no podría hacer lo mismo por falta de categoría. Ese sería el signo obvio de cambio de época y de que el PSOE tiene algo que pintar en ella.
 
Atrévase a debatir, hombre. No pasa nada. Ambos saldrán fortalecidos y quién sabe si amigos.

dimecres, 21 de gener del 2015

Si se miente a 4.000 personas, ¿por qué no a 47 millones?

La mentira es uno de los recursos habituales de los politicastros de la vieja y corrupta escuela. En el PP mienten hasta los notarios y nadie cree una sola palabra de lo que dice Rajoy o cualquiera de los cobradores de sobresueldos a sus órdenes.

En el mitin en Sevilla, Pablo Iglesias acusó ante 4.000 personas a Susana Díaz de haber prohibido que la TVA lo entrevistara. Poco después, la directora del programa desmentía en directo la acusación afirmando no solamente que la censura o prohibición no se había producido sino que, al contrario, la cadena lleva meses solicitando una entrevista con el dirigente de Podemos sin conseguirla hasta la fecha.

La acusación de censura a un medio de comunicación es muy grave. Ataca la dignidad de los profesionales. Al comentar el asunto Palinuro sostuvo que ese incidente no puede quedar así: o Iglesias demuestra su acusación o se retracta. Después de las explicaciones de los periodistas,  si no hay prueba ni retractacion, hay mentira. Y, si alguien es capaz de mentir a 4.000 personas en su cara, ¿por qué no va a mentir a 47 millones?

Palinuro añadía que, si se probaba que Díaz había dado orden de que en su televisión no se entrevistaba al coletas, debía dimitir. Y lo mantiene. Pero ahora añade que si, por el contrario, resulta que el que ha mentido es Iglesias, es él quien debe dimitir e irse a su casa.

¡Qué tontería! Pero hombre, Palinuro, dice la sabiduría convencional, esto es España, lugar en el que miente todo el mundo, empezando por el gobierno. Y no dimite nadie, nunca, por nada.

Verdad es, pero estos de Podemos, ¿no venían a desterrar tan malos hábitos y regenerar el país?

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Actualización: leo que Podemos ha divulgado un comunicado según el cual la entrevista estaba acordada pero TVA la canceló sin previo aviso ni explicación. Aportan un whatsup con TVA que parece probarlo, aunque de una forma imprecisa porque puede referirse a la entrevista de Iglesias o a cualquier otra. Y hubo otra. Eso vuelve a poner la pelota, al menos en parte, en el tejado del canal público. ¿Son suficientes las explicaciones de la directora del programa? ¿Estaba o no acordada la entrevista? Y, si lo estaba, ¿quién la canceló, por qué y por qué no se explicó? Eso en cuanto a la cadena. En cuanto a Podemos, el whatsup obliga a parar un instante; pero solo un instante. Para que lo que dicen sea creíble, han de probar que esa entrevista concreta estaba apalabrada. De no hacerlo la mentira quedará como mentira.

Y en cualquier país del mundo con el que Podemos quiere equipararnos, mentir en público, mentir a la gente, a los electores, es el fin de la carrera política del mentiroso.

dijous, 8 de gener del 2015

Notas mínimas sobre la blasfemia.


Los responsables de la matanza de Charlie Hebdo son quienes la han perpetrado.

El Islam no es culpable. Lo es el fanatismo. Hace cuatro años otro fanático de extrema derecha, Anders Behring Breivik, asesinó en Noruega a tiro limpio a 77 personas. Y no es musulmán, sino cristiano; seguidor de los templarios, por más señas.

Las religiones son caldo de cultivo del fanatismo. Sobre todo, las tres del Libro, mosaísmo, islamismo y cristianismo. Las tres son muy crueles.

El islamismo parece la más bárbara. También es la más perseguida. Hace años que las otras dos, lo que llamamos Occidente, hacen una guerra de exterminio contra la otra. Persiguen a los islamistas, los encarcelan,  los asesinan, les roban sus tierras, les destruyen sus casas, matan a sus hijos, sus familias, todo lo cual obviamente, exacerba los fanatismos y los lleva al terrorismo, a los atentados suicidas, a la barbarie contra inocentes.

Un par de tuits de Willy Toledo ha levantado polvareda. Dice uno:  El Pentágono y la OTAN bombardean y destruyen países enteros, asesinan a millones, cada día. D verdad esperamos q no hagan nada? El propio Toledo no está justificando los atentados, los repudia, pero nos obliga a reflexionar sobre nuestro comportamiento. Lo que pasa hace años en Palestina, en Irak, en Afganistán, en Siria, también es terrorismo. Decapitar rehenes es abominable. Y Guantánamo ¿qué es?

Toledo tiene el don de la impertinencia. Está en la línea de San Mateo; "quien a hierro mata, a hierro muere" (Mat., 25: 52), sin hacer distingos sobre las manos que manejan los hierros.

Dos acontecimientos podrían ayudar a que el Islam se modernizara y entrara en la edad de la tolerancia: un cambio de actitud de Occidente y una reforma interna en la religión similar a la luterana en el cristianismo, que tanto hizo por civilizarlo. Lo primero depende de nosotros, de nuestros gobiernos, a los que hemos de presionar, cosa que no hacemos. Lo segundo depende del propio Islam, pero debiera hacerse lo posible por fomentarlo.

La lucha contra el fanatismo y el terrorismo, en defensa de la tolerancia y las libertades, empezando por la de expresión, es la lucha por la supervivencia de la civilización y la dignidad del individuo. Y debemos hacerla sin ambigüedad ni desfallecimiento.
 
Pero también debemos barrer nuestra casa y revisar nuestro comportamiento. Solo así tendremos la autoridad moral que invocamos en muchas ocasiones con harta hipocresía.
 
La Iglesia católica sigue siendo intolerante. Se ha apropiado -indebidamente a jucio de Palinuro- de la mezquita de Córdoba y la está llenando de simbología y parafernalia católica. Eso es intolerancia. El obispo de Alcalá niega sus derechos a los homosexuales y, si pudiera, seguramente haría algo peor con ellos. El ministro del Interior es fervoroso miembro del Opus, una secta que considera "pecado grave" la llamada blasfemia. No lo ha convertido en delito del código penal porque no ha podido, pero no por falta de deseos y porque, además, el delito de escarnio del Código Penal  (art. 525, 1) ya se le acerca bastante. Blasfemia es lo que los asesinos islamistas ha ido a castigar en Charlie Hebdo. La diferencia, nada desdeñable por cierto, está en la cantidad y el tiempo. Pero el parecido reside en el contenido.
 
La  blasfemia puede ser un pecado, según las convicciones morales de cada cual, pero no un comportamiento socialmente punible y mucho menos un delito. Es más, es un derecho. Mientras esto no esté definitivamente asentado, las tres religiones del Libro serán un peligro para la tolerancia y la libertad. Según la época de que se hable, unas más que otras.
 
Palinuro tributa profundo reconocimiento a todas las víctimas de ayer, mártires en la lucha por la libertad de expresión.

dijous, 1 de gener del 2015

Una nueva revista.

De humor y de papel. Todavía queda gente brava en el mundo porque el papel da ya para poco y su destino parece sellado. El churro ilustrado nace para sobrevivir en un mundo hostil y quizá por eso viene sonriendo, en clave humorística. Sus redactores se ven como continuadores de La codorniz, nombre al que suele acompañar el adjetivo de "mítica". Palinuro es muy fiel a su memoria porque la única medalla que tiene le fue concedida, precisamente, por sus continuadores, y con ella le reconocían el mérito de ser luchador de causas perdidas. Desde luego, jamás cometeré la vulgaridad de apuntarme a una causa ganadora.

Lo del papel es inevitable signo de los tiempos. La revista tiene una especie de página web, Panini Comics, en la que se da cumplida información de sus propósitos. Estos se resumen en uno: hacer reír, cultivar el humor, la sátira. También aquí el panorama parece abigarrado. Hay dos publicaciones más de ese género en el mercado de papel el Jueves, la revista que sale los miércoles y Mongolia. ¿Es mucho? Los lectores dirán, pero sí cabe señalar algo colateralmente: es una ley política y sociológica que, cuando los sistemas democráticos se convierten en dictaduras, como está pasando en España con el gobierno de los sobresueldos, la corrupción y la Ley Mordaza, la opinión pública busque salida por la vía del humor. Los mejores chistes de la edad contemporánea salían de la Unión Soviética y la dictadura del genocida Francisco Franco a quien Dios, acojonado, tendrá a su diestra y, sobre todo, a su vista, por si los golpes de Estado celestiales. Que está este Papa sacando demasiado los pies del tiesto.

Mucha suerte a los del Churro ilustrado.

dimarts, 9 de desembre del 2014

¿Cuánta democracia admite la democracia?


Hugo Aznar y Jordi Pérez Llavador (Eds.) (2014) De la democracia de masas a la democracia deliberativa. Barcelona: Ariel (204 págs.)
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Hugo Aznar, uno de los editores de esta recopilación de textos explica su origen  en la introducción. Se remonta al IV Seminario interdisciplinar Crisis y revitalización de la ciudadanía: ¿de la democracia de masas a la democracia deliberativa? celebrado en la Universidad CEU Cardenal Herrera (Valencia), al que los organizadores tuvieron le gentileza de invitar a Palinuro. El volumen recoge las ponencias que en él se presentaron y algún otro escrito y, como se ve por el título del libro, al haber desaparecido el interrogante del del seminario, parece damos por bueno que la democracia de masas deviene democracia deliberativa. Los trabajos aquí referenciados son muy interesantes y abonan esa impresión. Pero, antes de considerarlos por separado, tengo una querella previa con los nombres y cierta perplejidad que no afecta a los contenidos de aquellos sino a los términos que empleamos y no parecemos cuestionar. ¿Es acertado contraponer "democracia de masas" a "democracia deliberativa"? Esta última, ¿no es también de masas? Las masas ¿no deliberan? Se presume que no, y el término "democracia de masas", en realidad, quiere decir "democracia de élites" y, al llamarse "de masas", entiendo, está empleando el término en un sentido ideológico, de masas como rebaños. Esas masas aquí referidas presuponen las élites y como estas son las dirigentes y decisivas, la contraposición bien podría ser "de la democracia elitista a la democracia de masas deliberantes". De hecho me da la impresión de que es el espíritu que reina en el libro.

Los editores abren la recopilación con la ponencia de Palinuro, titulada Pasado y presente de una ciudadanía pendiente, sin duda por lo de poner el burro delante para que no se espante. No hablaré de ella por ser autoría de mi doble, quien siempre dice que no le gusta hablar bien de sí mismo y que, para hablar mal, ya están los amigos. Baste decir que se trata de entender la ciudadanía no como un estado o condición, sino como un proceso. La etapa en que encuentra ahora es la de las "muchedumbres inteligentes" y el reto siguiente, que ya se perfila, es el de la ciudadanía mundial, cosmopolita.

Jordi Pérez Llavador tiene un trabajo, "La no ciudadanía en la comunicación: opinión pública y propaganda" en el que traza de modo sintético y ágil el origen de los "muchos" como sujeto histórico en el desarrollo del capitalismo industrial del siglo XIX, con la extensión del sufragio universal, la aparición de unas masas que pusieron nerviosa a la burguesía, como se prueba por las teorías del liberalismo doctrinario que acabarían fraguando en las teorías de las élites de los primeros decenios del siglo XX. Hay un paso de la comunicación grupal de los antiguos públicos habermasianos a la comunicación de masas. Y, a partir de aquí, la propaganda. Aborda Pérez Llavador este asunto con especial referencia a Walter Lippmann. Lo mismo sucede con más autores del libro, pues participan en un proyecto de investigación que, entre otros asuntos, estudia la figura de este gran publicista estadounidense. Por el periodo que le tocó vivir, el de la Gran Guerra la entreguerra y los años posteriores a la segunda mundial, Lippmann comprobó cómo los medios de comunicación se convertían en vehículos de propaganda. Hablando del periodismo de guerra, Lippmann avisaba "el trabajo de los reporteros ha terminado así por confundirse con el de los predicadores, los misioneros, los profetas y los agitadores". La cita es de Pérez Llavador, pero la tentación salta de inmediato: ¿se habla de la guerra del 14 o de ahora mismo? A esa pregunta parece dar respuesta el párrafo de conclusión del autor: "El ciudadano, ante la propaganda, pliega su voluntad a designios ajenos. Muta para convertirse en súbdito de imágenes, sentimientos e ideas" (p. 66).

Rodrigo Fidel Rodríguez Borges tiene un interesantísimo capítulo titulado "las relaciones entre prensa, ciudadanía y democracia en Walter Lippmann. Un liberal en su laberinto", dedicado específicamente a desentrañar el sentido y contenido de la compleja, prolongada y muy influyente obra del afamado columnista. Entiendo que Borges explica la insistencia del Lippmann tardío en una forma de gobierno de técnicos y expertos, procedente de la idea platónica del filósofo rey (p. 87), como una especie de contradicción, si bien recuerda que  se defendía de la acusación de tecnocracia reafirmando su condición de "demócrata liberal" (p. 88), lo cual no le libraba de la acusación de Dewey de pretender despojar al ser humano de su dignidad en cuanto ser autónomo (p.91). Lippmann era un liberal en el sentido estadounidense del término, es decir, progresista. También lo era, a mi entender, en el sentido español, el del Siglo de Oro, como hombre magnánimo. Su conocimiento y gran admiración por Platón estuvieron presentes en su vida. La teoría del filósofo rey o el mito de la caverna. Jugando con ambos desarrolló su vida este gran periodista que intervino y definió momentos hitóricos decisivos, como los catorce puntos del presidente Wilson o la guerra fría en los cuarenta. Comenzó con unas expectativas éticas muy elevadas y, poco a poco, los acontecimientos lo fueron llevando a una actitud que sus defensores llaman "realista" y presupone un eclecticismo ético. Pero aquella actitud crítica y de principios se dio y sigue siendo un buen espejo de la profesión periodística.

El trabajo de Hugo Aznar, "De masas a públicos: ¿cambios hacia una democracia deliberativa?" me ofrece poco tema para considerar porque estoy de acuerdo en casi todo lo que dice. La desafección democrática (Norris et al.) es anterior a las NTICs (p. 97) y estas, internet, son una revolución similar a la de la imprenta, pues han traido un aumento exponencial de la autonomía individual (p. 99). Se añaden otras novísimas tecnologías, como la web 2.0 o el tráfico con dispositivos móviles y estamos en una era que Aznar caracteriza minuciosamente en doce factores, todos determinantes y entre los cuales subrayo como muestras la bidireccionalidad, la interconectividad, la intercreatividad y la velocidad (p. 102). Yo le añadiría "redes distribuidas" y "nubes", pero no sé qué nombres les daría. El tema central del trabajo es una comparación de caracteres de las masas (en su concepción tradicional) y los públicos en red. Equipara tres rasgos antropológicos, cuatro psicosociales y otros cuatro sociopolíticos y todos son pertinentes, desde la aparición de los prosumidores (p. 106) hasta la formulación de una ciberutopía (p. 118). La última parte del ensayo es una especie de visión metafórica de lo que las otras argumentan y así Aznar contrapone la célebre teoría de la aguja hipodérmica (p. 119), que suena un poco al huso y la rueca, a la posibilidad de una "especie de cerebro digital planetario" que suena otro poco a la máquina del tiempo (p. 120).

Manuel Menéndez Alzamora, en "Repensar la democracia: los retos de una ciudadanía cosmopolita", aborda el espinoso y huidizo tema de la globalización. La vieja raíz de la nación cívico-política y la nación cultural asoma en la polémica entre cosmopolitismo y comunitarismo (p. 131) y, aunque da la impresión de simpatizar más con el primero, siendo ambos formas del liberalismo, su máximo interés es que la democracia global sea deliberativa y superadora de su naturaleza "constitucional y normativa" (p. 134). Se apoya para proseguir en los importantes trabajos de Pogge y Nussbaum, pero sin duda es un territorio en el que queda mucho por indagar sobre todo en términos de factibilidad.

El estudio Pedro Jesús Pérez Zafrilla, "Génesis y estructura de la democracia deliberativa", es un buen trabajo introductorio al origen y situación actual de la democracia deliberativa. Frente a la hegemonía de la teoría elitista se alza en un momento dado una corriente "participacionista" (Bachrach, Macpherson, Pateman) (p. 145) que desemboca en la teoría de la democracia deliberativa con tres corrientes: a) republicana; b) rawlsiana; y c) discursiva (p. 150/152). Analiza luego sus elementos característicos que son participación, consentimiento y deliberación (pp. 155/157) y aclara las indudables ventajas de la deliberación. El autor concluye que la democracia deliberativa se revela como un nuevo modelo de acción política necesario para regenerar la vida democrática..., (p. 159). Y está en su derecho. Pero no acabo de ver que esos tres elementos de participación, consentimiento y deliberación sean ajenos a la democracia representativa tradicional. Otra cosa es que sean lo que nosotros quisiéramos que fuesen. La democracia es compromiso. 

El trabajo de Víctor Sampedro, "democracias de código abierto y cibermultitudes" es un muy estimulante ensayo, hecho con conocimiento de causa más que sobrado, para quienes creemos que el avance de lo digital no solo aumenta exponencialmente las fuentes de información, la capacidad y autonomía de los individuos sino que trabaja en un sentido progresivo de emancipación de la especie. El cambio social es impredecible y más con internet que, de nuevo, rememora a Gutenberg (p. 164) y lleva la imprevisibilidad al límite. Concibe el proceso en términos de guerra, con un intento de control estatal-corporativo del ciberespacio que amenaza la democracia (p. 169). Es el viejo dicho del complejo militar industrial actualizado. La resistencia viene hoy de los prosumidores o, mejor, de los tecnociudadanos que se valen del software libre o código abierto (p. 170). La lucha en la sociedad red, cuyo adelantado es WikiLeaks, aborda procesos "destituyentes" de los regímenes económicos y de representación (p. 173). La opinión pública digital y las cibermultitudes imponen hoy sus principios en la política (p. 178). Son todos postulados los de este análisis que pueden aplicarse con provecho al fenómeno de Podemos y sería interesante hacerlo porque así es como funcionamos en una dialéctica permanente de teoría y praxis.

Guillermo López Garcia titula su trabajo "Del 11M al #15M. Nuevas tecnologías y movilización social en España". Curioso título. Habrá colegas a quienes sea preciso explicar qué es un hashtag y qué función cumple. Los otros, los de las nntt, no lo necesitan pero podrán preguntarse por qué el 11M no lleva hashtag. Y la cosa tiene miga: porque el 11M no fue trending topic y el 15M, sí. Y no lo fue por falta de redes sociales, no por su importancia intrínseca como fenómeno. En marzo de 2004 hacía un mes que se había creado Facebook y Twitter no comenzó a funcionar hasta 2006. En términos de redes, el 11M pertenece a la edad de la piedra en comparación con el 15M. Y aun así uno de los aspectos más señalados de aquella fecha es que la movilización social contra el PP se convocara por SMS. Hoy, con Whatsapp, la cosa se habría triplicado. Con esto se da cuenta ya del contenido del trabajo, que está implícito en el título. Es curioso leer la observación de que en cuanto al movimiento del #15M, lo más llamativo es que surge "de la nada" (p. 196). Lo mismo que suele decirse de Podemos. Pero hay algo hasta ahora incontrovertible: de la nada no surge nada. Salvo el Ser, pero ese es otro asunto.

diumenge, 7 de desembre del 2014

El petimetre y sus tiranosaurios.

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Luego de ver la entrevista que Sergio Martín propinó a Pablo Iglesias en TV24h subí el vídeo y un apunte a Facebook exponiendo mi punto de vista sobre el espectáculo bochornoso que dieron al país entero tres periodistas experimentados,  que debieran tener algo más de pundonor profesional, y un mequetrefe rebosante de petulancia.

Era indignante que, con el dinero de los impuestos de todos se montara una especie de linchamiento mediático de tan baja catadura intelectual y moral.

Trataré de exponerlo con claridad. Un hombre al que respaldan 1.250.000 ciudadanos con su voto expreso y que cuenta con simpatías y reconocimiento internacional y nacional, se sometía a las preguntas de cinco personas a quienes no ha elegido nadie para nada. Cinco inquisidores que no representan nada como no sean los intereses de las empresas para las que trabajan, que no se sabe quién ha seleccionado para estar allí y en función de qué exámenes o méritos, si no es el enchufe, la contratación a dedo y la amistad con el jefe de turno. Corríjaseme si me equivoco, pues no es asunto menor, ya que TVE no es una empresa privada.

La indignación que producía esta situación dictó a Palinuro el texto que subió a Facebook. Hoy, tras haber pasado dos días, con mayor desapasionamiento y distancia, habiéndolo pensado mejor, Palinuro lo reproduce tal cual, sin cambiar una coma:

Voy a ser suave y comedido. El intento de fusilamiento de Pablo Iglesias ayer en canal 24 es lo más estúpido, vergonzoso, miserable, vil y ruin que he visto en mi vida. Cinco tíos, por llamarlos de algún modo, cobrando dineros públicos, sin el menor sentido del juego limpio, mostraron su baja estofa tratando de acorralar a un hombre solo de modo provocativo y, en algún caso, chulesco. El petimetre del director, un zangolotino sin luces, lo saludó con una provocación insultante sobre ETA que muestra hasta qué punto estos cretinos confunden la profesión de periodista con la de sicario a sueldo. La presencia de un vividor del infundio y la calumnia como Rojo, muy bien señalada por Iglesias, daba al programa la bajura y el tinte múrido que lleva esta patulea. La insistencia en pillar al de Podemos en la trampa saducea del comunismo -quizá lo más hábil que se escuchó a esta partida de jayanes sin escrúpulos- solo prueba el interés por ganar puestos a ojos del amo que reparte los sueldos, las prebendas y las apariciones en TV. A fuerza de impresentable, el programa no contaba con ninguna mujer. Es decisivo por lo que significa en sí, no por la circunstancia pues los medios españoles cuentan con mujeres suficientes más indignas, bellacas y estúpidas que los machos que ayer creyeron llegada la hora de su vida destruyendo a Iglesias y consiguieron, como suele sucederles, que saliera fortalecido y con más partidarios que nunca. Y el tal Sergio Martín, ¿va a seguir ahí, cobrando de todos los españoles, incluidos los que creemos que estaría mejor de botones de La Moncloa?

dimarts, 18 de novembre del 2014

¿Por qué no sale Podemos en TVE?


Los dirigentes suelen decirlo: no hay derecho a que en TVE se ignore sistemáticamente a Podemos. Y no solamente se les ignora sino que, ayer, según parece, sacaron a Pablo Iglesias subtitulándolo como "secretario general del PSOE", lo que se presta a todo tipo de chanzas.

Efectivamente: ¿por qué no sale un movimiento con 1.200.000 votos, que ha alterado el panorama político, sobre el que todo el mundo opina y al que dan cancha todos los demás medios? No es una secta, ni un club, ni una pandilla callejera. Son 1.200.000 votos, la cuarta fuerza política. ¿Por qué no se les permite defenderse cuando en esa TVE que pagamos todos los españoles, incluidos los votantes de Podemos, se los insulta?

Es fácil responder: porque TVE y todos los medios públicos bajo dominio del PP son centros de agitación y propaganda de ese partido. No es que no sean neutrales o imparciales; es que no son ni informativos. Son comics de propaganda de la derecha. Muchos privados, también, pero no es aquí el caso. El caso son los públicos, que se financian con dinero de todos, lugares en donde se pagan salarios de ensueño a tertulianos de baja estofa para ladrar contra Podemos.

¿Qué razón hay para esta censura? Si es el criterio de conceder presencia en función del número de votos o de escaños obtenidos, Podemos tiene 1.200.000 y cinco escaños. ¿Qué el cálculo no está pensado para las elecciones europeas? Pues extrapólense los resultados y dese a Podemos la presencia en TVE que le corresponde.

De no ser así, estos debieran acudir a los tribunales. Y, mientras tanto, podrían iniciarse campañas en las redes sociales pidiendo la presencia de Podemos en TVE.


(La imagen son dos fotos de Wikimedia Commons, con licencia Creative Commons).

diumenge, 9 de novembre del 2014

Fort Apache resiste.



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A mitad de la jornada decisiva de hoy, cuando los catalanes han salido por enésima vez al carrer a hacerse respetar, se han enfrentado a este gobierno de incompetentes y corruptos y a su tribunalillo constitucional, y están dando un ejemplo de civismo, democracia y dignidad colectiva que mañana alabará todo el mundo, estoy encantado de compartir el programa que hicimos en Fort Apache, dirigido por Pablo Iglesias, con participación de gente guay. 

La derecha española ha hecho todo cuanto ha podido para impedir esta votación: amenazas, chantajes, guerra sucia, recursos y más recursos. Inútilmente. El referéndum "ilegal" se ha celebrado contra la voluntad del gobierno y su tribunalillo. Y cuando digo "derecha española" incluyo el gobierno, sus espías y agentes provocadores, el PP, sus tertulianos a sueldo (público, claro), los medios de papel, empezando por El País, ya reducido a la siniestra caricatura de lo que fue, la patronal, la banca, la Iglesia y buena parte del PSOE. IU y Podemos apenas salvan la cara a base de ponerse muy de perfil. 

Al no conseguirlo porque, además de reaccionaria y corrupta, la derecha española es incompetente, sale hoy esta indignidad que tenemos de presidente negando valor a la consulta, según la línea argumental facilitada por El País y declarándola "antidemocrática". 

Carece de sentido debatir con esta gente. Vamos a ver qué resultado da la consulta que, seguro estoy, será espectacular y, a continuación a sentarnos a ver si este inútil que tiene su país al borde mismo de la ruptura, además de considerar que los sinvergüenzas y ladrones son "referentes" morales, tiene el mínimo sentido común de irse a su casa, de donde no debió salir nunca. 

Espero que el programa resulte interesante. Se emitió ayer. 

dilluns, 3 de novembre del 2014

La peste de la corrupción y la banda de ladrones.


Aquí el programa Enfoque, de HispanTV para América Latina en el que interviene servidor para hablar de la corrupción en España. Tiene gracia: con las televisiones y radios cerradas a cal y canto, en España no me dejan hablar ni siquiera los que van de progres. Lo hago por las TVs y radios del nuevo mundo. En cuanto a escribir, por fortuna no pueden prohibir los blogs... al menos, de momento.
Eso, obviamente, forma parte de la corrupción. Es el bloqueo a toda crítica independiente y que no sea la pactada y admitida. 

Por cierto, el programa de Joaquín Mulén, excelente.

dijous, 9 d’octubre del 2014

Gran Hermana te vigila.


Antes de leer este post, y por si alguien lo juzga exagerado, conviene echar una ojeada a una breve pero tremenda pieza de PR Noticias, titulada Soraya asegura a Mariano Rajoy que ‘todos los diarios están controlados’ incluyendo a ‘El País.

Estoy convencido de que el presidente del gobierno no ha perdido un minuto de su vida en acercarse a la centenaria tradición de estudios e investigaciones sobre la importancia de los medios de comunicación, lo cual es lógico, teniendo en cuenta que la única lectura que se le conoce es el Marca. Pero tiene un conocimiento intuitivo de la esencia comunicacional de su tiempo. Su procedencia de una pequeña ciudad de provincias como Pontevedra en donde, probablemente, todo el mundo, al menos el mundo de buena estirpe, se conoce, y sus rasgos caracteriológicos abundantemente expuestos en sus tres años de gobierno, lo avalan como un extraordinario jugador en el resbaladizo terreno de la opinión pública y la comunicación; como un superviviente nato; un verdadero killer. Su carrera, cierto que pausada, hasta la jefatura de los conservadores españoles, dejando detrás un reguero de cadáveres políticos, al igual que su permanencia como presidente del gobierno en contravención de todo el saber convencional sobre las relaciones entre políticos y medios en una sociedad democrática, son prueba de un caso muy digno de consideración.

La abundantes anécdotas que jalonan una presidencia pintoresca son pinceladas de un modo de entender la política que es fácil interpretar erróneamente como carencias del personaje. En realidad dibujan un plan deliberado y sistemáticamente seguido. La relación de Rajoy con los medios es la del ausente. No hay declaraciones, ni comparecencias, ni ruedas de prensa. Hay plasma, silencio y quites a cargo de sus ministros, particularmente su vicepresidenta. No hay un discurso público coherente, ni explicaciones de género alguno, sino un ritornello cansino sobre una recuperación inexistente. Rajoy se declara partidario de la transparencia y el diálogo porque es lo que le han dicho que debe decirse. Pero para él, la política es una actividad secreta, de la que no se da cuenta y se envuelve en vaguedades y embustes, en la presentación de un país Potemkin. Aquí da todo igual. El gobierno es una máquina de hacer chapuzas, disparates, enfrentar a la gente y mentir. La corrupción no se persigue quizá porque ya no queden instancias para hacerlo. El país se hunde cada vez más en el marasmo. Su posición internacional es deleznable. Todo igual. Lo importante es lo que se comunica y, para eso, la orden es tajante: hay que controlar todos los medios de comunicación. Y todos quiere decir todos. La sumisión de la prensa de Madrid, con matices, es absoluta. ABC y La Razón, considerando que algo así sea un periódico, por devoción y El País y El Mundo por obligación, todos los diarios de la capital están al servicio del gobierno. En Cataluña este se ha hecho ya con La Vanguardia y tiene cerco puesto a El periódico.

La inauguración de la edición catalana de elpaís.es, en la que Cebrián lució catalán e ideario ilustrado a la hora de traer a los díscolos al redil nacional, estuvo presidida por Soraya Sáenz de Santamaría. Por si había alguna duda de a quién corresponde atraíllar a los diarios. Todos quietos y a marcar el paso. Estamos ya en año electoral y es imprescindible que la gente se convenza de que la verdad es el Potemkin que le relatan los medios y no lo que ve en la vida diaria. Es un retorno a aquel famoso dicho del franquismo frente a quienes hablaban de cosas desagradables: "menos viajar y más leer el Informaciones". Hoy igual: menos fisgar por ahí y más leer ELPais-El Mundo-ABC-LaRazón, el frente de la verdad neoliberal a la par que nacionalcatólica. A buenas horas iba Rajoy a permitir que Sáenz de Santamaría fuera alcaldesa de Madrid cuando la tiene de passepartout en La Moncloa, de cabo furriel, Torquemada, vigía, gran hermana orwelliana, maquiavela del partido y catavenenos del Jefe.

Con la prensa en un puño, el gobierno se asegura también el audiovisual. Las empresas privadas sometidas merced a la política de licencias, subvenciones y otras formas presión que la vicepresidenta maneja con la frialdad y falta de escrúpulos que ha aprendido de su maestro. Las públicas, convertidas en aparatos de agitprop y pobladas de comisarios políticos, intelectuales y comunicadores orgánicos a sueldo. Con todo bajo control, Rajoy y los suyos tienen un año para convencer al electorado de que solo ellos tienen la llave del éxito frente al riesgo que suponen todos los demás; que lo que ha pasado no ha pasado o ha sido culpa de otros; que lo que va a pasar será el retorno de la prosperidad, la abundancia y la felicidad; y que, mientras tanto, el gobierno no roba, no protege a los corruptos, no hace chapuza tras chapuza y trabaja round the clock..

La conclusión parece obvia. En un sistema formalmente democrático pero materialmente dictatorial, con toda la comunicación secuestrada y la vigilancia omnipresente de la Gran Hermana y sus policías del pensamiento y obra el gobierno tiene las elecciones ganadas. Sin embargo, no tenemos pruebas concluyentes de que el monopolio informativo, la censura, la manipulación, el embuste institucionalizado rindan tales frutos. Hay numerosos casos en que la población ha votado en sentido contrario a la machacona propaganda del gobierno.

Esa es la esperanza aquí, alimentada, además por el hecho de que, según parece, la función crítica de la información y la comunicación se ha mudado al ciberespacio, al ámbito dígital, a los medios online y las redes sociales. Aunque el gobierno de la derecha trate de interferir en esta jurisdicción, según su talante autoritario, censor y represor, llega tarde. La libertad de expresión se expande a gran velocidad, configura el núcleo de la oposición a un sistema corrupto e inicuo, pone de relieve los rasgos de una política basada en el engaño, el latrocinio, la incompetencia y la fabulación de relatos, y articula los mecanismos nuevos de oposición que están dando forma a movilizaciones sociales que el sistema en su conjunto, el poder y el aparente contrapoder de la oposición institucional no saben cómo contrarrestar.


((La imagen es una foto de Wikimedia Commons, con licencia Creative Commons).

dilluns, 29 de setembre del 2014

No pasa nada.


Convencido de la urgencia del momento y cumpliendo los deseos del gobierno, el Consejo de Estado dictaminó ayer que el decreto de convocatoria de la consulta catalana es inconstitucional y quizá también la ley de consultas y que, por lo tanto, el gobierno hace muy bien en recurrirlos ante el Tribunal Constitucional. Más o menos lo esperado. El Consejo de Estado es un órgano de rancia prosapia cuyos orígenes rastrean algunos hasta Carlos V y tiene hoy una composición abrumadoramente conservadora. Está presidido por un hombre que fue leal servidor de la dictadura de Franco y luego no menos leal colaborador de Fraga Iribarne, que era como seguir siéndolo del dictador por persona interpuesta. Sus miembros, de diversas procedencias, son de orientación conservadora cuando no reaccionaria. Lo extraordinario sería que este personal abrigara una visión del problema simpatizante con el derecho de autodeterminación. Como su dictamen es preceptivo pero no vinculante, nadie le concede mucha importancia. Pero tiene un valor simbólico y llena de razón al gobierno.

Este pone hoy en marcha la pesada maquinaria legal para impedir la consulta. Se reúne en consejo extraordinario para trasladar el problema al Tribunal Constitucional. Cuenta con que este suspenderá la norma recurrida y dejará sin efecto el decreto de convocatoria. Tan seguro está que algunos gobernantes no se han recatado en predecirlo, dando una impresión bastante pobre respecto a la separación de los poderes ejecutivo y judicial. Obviamente, lo que está haciendo es transfiriendo un problema político a un ámbito judicial o parajudicial, cuenta habida del carácter del Tribunal Constitucional. En el caso del presidente del gobierno es conocida querencia. Lo propiamente suyo es quitarse de encima los problemas: cuando la firma del decreto se escondió detrás de su vicepresidenta y ahora con el recurso, se esconde detrás del Tribunal Constitucional para impedir la consulta. Convierte un problema político en un problema de legalidad y esconde la mano.

La cuestión parece ser ¿qué hará la Generalitat si el Tribunal, en efecto, suspende? ¿Respetará la legalidad o la romperá? Armada con esta pregunta y casi solo con esta pregunta, como si fuera un arma de repetición, entrevistó ayer Ana Pastor a Artur Mas en la Sexta. El entrevistado respondió con mucha habilidad a una cuestión que, obviamente, pretendía comprometerlo y la entrevistadora insistió e insistió tratando de contrarrestar esa habilidad, consistente, sencillamente en decir que, si el Tribunal Constitucional mantenía la suspensión, él consultaría con sus socios y adoptaría la decisión que se tomara colectivamente. No era lo que Pastor quería oírle decir; ella hubiera preferido que Mas, como suele llamarlo con cierta frivolidad, "se mojara", sin calibrar muy bien el coste de ese "mojarse"; aunque no es difícil comprender la que podría organizarse si un presidente de la Generalitat dijera: "sí, señora, actuaremos en contra de la ley". En verdad, es sorprendente.

Y no es lo único sorprendente. La entrevista merece un pequeño comentario, sobre todo porque levantó fuego en twitter. La periodista, que es competente, veterana, rápida y no se arredra, desembarcó en el palacio de la Generalitat con una actitud muy española de "vamos a ver si son verdad esas cosas que se dicen en el foro sobre los catalanes". Traía "esas cosas" muy apuntadas; las complementaba con datos bien documentados y, en general, dañinos para la Generalitat y, para calentarse intercaló antes de la entrevista sendas conversaciones con dos colegas, Sardá y Otero, buenos profesionales, pero ambiguos en sus apreciaciones. La amarga observación de Otero de que lo primero que se bombardea en una guerra son los puentes no es interesante por lo que dice, sino por el contexto que presupone: la guerra. Igual que ese recurrente temor de "ojo con lo que dices aquí o allí porque puede traerte problemas".
 
Lo que no se cuestionó la entrevistadora en ningún momento era que las preguntas respondían todas a una visión española, unilateral, del conflicto, sin la virulencia del nacionalismo español tradicional, pero con una coincidencia llamativa en los contenidos. En general, una visión del contencioso España-Cataluña como si hubiera surgido ayer y se debiera a los caprichos de los políticos catalanes, cuando no a un intento de esconder sus fechorías ondeando la cuatribarrada. Algo cocinado en los pasillos de las instituciones, las alianzas electorales, los tejemanejes de los partidos. Ausentes por completo, al punto de no mencionarse, el sentimiento nacional y el apoyo masivo que ese sentimiento nacional tiene en la sociedad catalana en proceso de movilización hace ya tres años.  Estos eran temas de Mas pero no de Pastor que los ignoraba.

Precisamente porque la entrevista era tan de parte, Mas tuvo la oportunidad de exponer su discurso ante una amplia audiencia española a la que normalmente no le llega, pues solo accede a los relatos cocinados por los medios nacionalespañoles, que son todos. Y la aprovechó muy bien. Expuso los argumentos catalanistas de forma clara y subrayó varias veces que, del otro lado, del del gobierno central, no había más que negativas o silencio. En esta perspectiva, esto es, dar a conocer en España que los soberanistas catalanes no son unos nazis o unos locos peligrosos, o unos chulos prepotentes atiespañoles, la entrevista fue un gran éxito.
 
Desde otro ya no tanto. Como suele pasar a los españoles, Pastor no dominaba el territorio en el que quería poner en aprietos a Mas y si su insistencia en pillarlo en un renuncio de legalidad se estrelló contra la habilidad de la respuesta, su falta de fondo se echó de ver en el conocimiento del pasado. La mención de Mas de que él era presidente de una institución con 650 años, la dejó descolocada. Sin embargo hubiera venido al dedillo preguntar a Mas de dónde deriva él la legitimidad de su cargo, si de la Generalitat, órgano medieval o de la Constitución de 1978, como sostiene la vicepresidenta del gobierno, otra que confunde legalidad y legitimidad.
 
 Su acendrado españolismo no dictó a Pastor ni una sola pregunta que no fuera dirigida a cuestionar el proceso soberanista, pidiendo a Mas reiteradamente alguna autocrítica, pero sin formular ni una sola a la actitud del gobierno central; sin mencionarlo siquiera. Al contrario, tratando de sacar de campo la figura de Alicia Sánchez-Camacho a la que Mas quería afear su incumplimiento de la ley argumentando que se trataba de un "y tú más". En realidad perdió tanto los papeles que ni siquiera tuvo la gentileza -y la astucia- de preguntar a Mas si, aprovechando la ocasión, tenía algún mensaje que dirigir a Rajoy.  No sé lo que hubiera contestado Mas pero, si hubiera sido Palinuro, estoy seguro de que su mensaje habría sido que Rajoy recibiera a Ana Pastor en La Moncloa y le concediera una entrevista como la suya. Para que la gente pudiera comparar.
 
Me quedo con una expresión de Mas sumamente esclarecedora: si se vota "no pasa nada".

(La imagen es una captura del vídeo de la 6ª con la entrevista de Ana Pastor a Artur Mas).

dimarts, 23 de setembre del 2014

Llegan los federales.


No es el séptimo de caballería, pero se da un aire. Aquel aparecía en el momento en que los colonos y sus familias, refugiados en el fuerte asediado por los indios, iban a ser masacrados. Sonaba el clarín, se iniciaba la carga y los atacantes huían despavoridos. Actualmente son los federales quienes se hacen cargo de la lucha contra el crimen allí donde las autoridades del Estado están desbordadas. ¿Tan mal está la situación?


La crisis ha golpeado duramente la economía y la cohesión social. Los indicadores de desigualdad y pobreza se han disparado. Ha aparecido una movilización social, cristalizada en ejemplos como Democracia Real, el 15-M y, últimamente, Podemos, que pretende replantear de modo radical la gestión económica y social de este desastre. El radicalismo siempre asusta, pero la clase dominante, el capital, la Iglesia, cree saber que, inserta como está en Europa, España no determina su política económica y, por lo tanto, serán los dioses de los mercados quienes marquen los límites a estos jóvenes ilusos. En el terreno exterior España no es soberana, lo cual tranquiliza mucho a los conservadores, que van por ahí, sin embargo, presumiendo de soberanía, liderazgo europeo y de ser una "gran nación".

La soberanía, esa que la Contitución atribuye al pueblo, se ejerce hacia el interior. Y no todo porque se excluyen Portugal y Gibraltar, llaga permanente del nacionalismo español. En uso de esa parca soberanía se espera que España resuelva como pueda la endemoniada cuestión catalana. Esta pone en jaque la tal soberanía al prever la posibilidad de que una parte del territorio español se declare en rebeldía. Habría que ver si no se producirán amagos de intervención exterior que recibirán, claro es, otro nombre. España espera la solidaridad de los demás Estados europeos en su preservación de la integridad territorial y todo lo que recibe es un ejemplo absolutamente contrario a sus intereses en el caso de Inglaterra. Mala suerte y leyenda negra.

Junto a los aspectos económico-sociales de la crisis los de la organización territorial del Estado, amenazado, incluso, de una Declaración Unilateral de Independencia. De pronto, esta cuestión se sitúa en el proscenio. Llevaban años minimizándola, ignorándola, sin entenderla y ahora les ha estallado en el rostro. Y era un problema de Estado; de constitución del Estado. Todavía en 2012, Rajoy llamaba a la Diada algarabía, mostrando fina percepción y gran entendimiento. Así ahora todos hablan de reformar la Constitución. Ni el PP hace ascos a la idea, si bien ha de tratarse de una reforma tasada y escueta. Para los conservadores, la reforma federal propuesta por Pedro Sánchez en "El País", en realidad es una novación constitucional y a tanto no llegan ellos ni de broma. Pues sí, el federalismo requeriría una revisión profunda de la Constitución, total, como la llama el propio texto (art. 168). ¿Y qué otra cosa puede ser una "revisión total" sino otra Constitución? Por eso mismo se propone con frecuencia un proceso constituyente, sobre todo en la izquierda y en ciertos nacionalismos, aunque con otro alcance.

En realidad, el desconcierto es absoluto. Siempre que se tocan los cimientos de una casa hay riesgo de derrumbe, lo que más temen los habitantes del inmueble. A todo ello debe añadirse la persistencia de la corrupción que, a fuer de generalizada, no abandona los noticiarios, cuando no es porque el delincuente Fabra elude de momento la cárcel a la espera de un indulto del gobierno de su partido, es porque el caso Gürtel podría ser juzgado por una magistrada perfectamente recurrible. Este desprestigio de la honorabilidad de los gobernantes, corroe su escasa legitimidad a la hora de adoptar decisiones públicas.

El próximo capitulo en la confrontación política será el de las elecciones municipales y autonómicas. El resultado de las pasadas europeas hace pensar que las locales puedan tener uno explosivo. Se trata de saber si la tendencia al fin del bipartidismo allí apuntada, se mantiene y/o amplía ahora. Si se mantiene, el PSOE podría vivir horas aun más bajas, con ecos del PASOK y malos augurios para la candidatura de Sánchez a La Moncloa. Si se rompe por cuanto, por ejemplo, el voto en elecciones europeas guarda relación negativa con las internas, retornaremos a una situación de bipartidismo más o menos modificado, con Podemos ocupando el lugar de IU con más apoyos pero también un techo claro.

En medio de este temporal, surge la figura de Pedro Sánchez con evidente propósito y mandato de recuperar el músculo perdido del PSOE. Y lo hace en el estilo Podemos, esto es, multiplicando sus apariciones públicas, solo limitadas por carecer del don de la ubicuidad, como buen mortal, aunque le anda cerca. Raro es el día en que Sánchez no nos habla desde una radio, una televisión o un periódico. Casi parece dominado por una verborrea incontenible. Pero su línea de comunicación es consistente y muy clara: hablar mucho, muy seguido, en todas partes, pillar cámara y, en su defecto, micrófono, pero insistir siempre en dos ejes: la panacea federal y la equidistancia entre el radicalismo populista de Podemos y el conservador, pero también radicalismo, del PP. La opción centrista es el radiante y confuso grial que se divisa entre las glorias del triunfo. El PSOE quiere ser el "partido de izquierda que atrae al centro"; incluso, porqué no, el centro derecha. Así el PSOE se construye con tres tercios: un tercio de centro derecha, otro de centro centro y otro de centro izquierda. Aporías aparte, el centro.

La larga connivencia de los dos partidos dinásticos hace que haya menos distancia entre el PSOE y el PP que entre el PSOE y Podemos. Los dos primeros comparten el respeto por la Monarquía, grosso modo también la actitud frente a la Iglesia y en cierta medida el acuerdo con el consenso de Berlín. Frente a un Podemos que es ambiguo en relación con la Monarquía y la Iglesia, pero propugna la ruptura del consenso de Berlín o de Bruselas, que viene a ser lo mismo. Por eso el PSOE ataca menos al PP y hasta le ofrece "pactos de Estado", con ánimo de resaltar su voluntad cívica mientras que se enfrenta cerradamente a Podemos, con quien no quiere saber nada y al que tacha de populista.

Hasta ahora Sánchez no ha respondido al reto de Iglesias a debatir en la tele. Obviamente, está pensándoselo. Hace bien porque se juega mucho. Hay ante todo una cuestión de ceremonial, protocolo y jerarquía. Sánchez es alternativa de gobierno y debate con su igual, el presidente en el cargo. No lo hace con un recién llegado, aunque sea una revelación. Además, pensará Sánchez, un político de convicciones no debate con un populista por la misma razón por la que un caballero no justa con un villano.

Pero no aceptar un reto televisivo en la era mediática es siempre un error. Máxime cuando Rajoy no está dispuesto a debatir con Sánchez ni por todos los Bárcenas del mundo. Así que el socialista se queda en dique seco, mientras Iglesias luce su cabellera en Fort Apache. Y la presencia mediática es esencial en darse a conocer a los posibles votantes y ganarse su confianza. Es obvio que el PSOE tiene la sangría por la izquierda. La obsesión de Sánchez será radicalizar la palabra y moderar el hecho mientras que la de Podemos es la inversa: moderar la palabra y radicalizar el hecho.

Por eso chocan y por eso es interés del PSOE marcar claramente los límites. Le va en ello la hegemonía en la izquierda y su condición de partido de gobierno. Si no lo hace con sabiduría y buen tino, la carga será, sí, de caballería, pero de la caballería ligera y terminará como ella.

dimecres, 5 de març del 2014

La devaluación interna como política.



Los señores del canal Hispantv invitaron a Palinuro en directo a un interesante diálogo con Caridad García Álvarez, diputada de IU en el Congreso, en el programa Enfoque. Trataba la charla de la pobreza y la desigualdad en España. Dejo el vídeo por si alguien quiere verlo. Palinuro expuso su punto de vista al respecto, consistente en señalar que la pobreza (y la consiguiente desigualdad, en la que parece somos campeones en Europa) no es un dato caído del cielo como el índice de pluviosidad, sino que es la consecuencia querida de una política deliberada del gobierno. La idea responde al patrón de la banca, los empresarios, los organismos financieros internacionales, la Unión Europea, que Rajoy aplica a rajatabla, consistente en sostener que se sale de la crisis aumentando la productividad y que esta lo hará bajando los salarios y, en general la renta de la gente a base de reducir el gasto público (subvenciones, servicios sociales, pensiones, prestaciones de todo tipo), es decir, de empobrecer el país. Una devaluación interna ya que no se puede hacer externa. Pero que solo afecta a las rentas del trabajo y no a los beneficios de las empresas o los de capital que, al contrario, se han reanimado inyectándo dinero público procedente de esos recortes.

Esa es la política real, deliberada, del gobierno. Luego está lo que dice ya en año electoral: los sacrificios dan frutos y estamos saliendo de la crisis; luz al final del túnel, etc. Pero esas declaraciones chocan con la percepción directa de la ciudadanía de que las cosas no mejoran; al contrario, empeoran. Rajoy insiste en la tecla, amontona datos (en los que escasa gente confía) y se niega a hablar de otros asuntos que, sin embargo, tienen una importancia capital a la hora de medir su crédito, como la corrupción. La confianza popular en el gobierno es cero. Entre otras cosas porque el razonamiento es muy sencillo: alguien que hace dos años mintió al país entero con un programa electoral que incumplió para ganar las elecciones, no se arredrará de volver a mentir para mantenerse en el poder. Sin duda, ahora ya no son promesas sino datos estadísticos fríos y duros. Sí pero es muy fuerte y cada vez más extendida la idea de que el gobierno también manipula las estadísticas. En este estupendo artículo, Carlos Elordi avisa, además, de que, controlando el gobierno como controla prácticamente todos los medios de comunicación, audiovisuales y prensa de papel, puede que parte de esa propaganda cale. Elordi menciona a Goebbels. Algo de eso hay.

dilluns, 24 de febrer del 2014

Menudo follón el del Follonero.

¡Qué golpe a los principios de la Transición y la Antitransición! Pasado el primer sofoco, muchos se acordaron de Welles y la guerra de los mundos. Es una comparación que eleva a Évole al pináculo de la genialidad. Con justicia, desde luego. El genio no deja a nadie indiferente. Ayer había gente que bramaba en Twitter. Otra aplaudía a más no poder. Reacciones normales en quienes se sienten víctimas de una inocentada porque se la toman como algo personal.

Lo decisivo aquí es que Operación Palace fuera tan verosímil y encontrara una audiencia tan crédula. Suele decirse que no se sabe todo (algunos sostienen que, en realidad, no se sabe nada) del 23-F. ¿Por qué no iba a haber sido una farsa? Al fin y al cabo, lo fue, aunque impremeditada. Esa reunión de todos los políticos de entonces con el general Gutiérrez Mellado y el inevitable Sabino Fernández Campo en la que se fraguó el golpe antigolpe es extraña. Pero también lo es la que se produjo en realidad entre el socialista Mújica y el general Armada un poco antes del golpe. Lo inverosímil no es la reunión, sino la decisión que se toma: inventar el golpe vacuna antigolpe. Demasiado brillante para nuestros dirigentes.

Un punto de arranque le daba una verosimilitud añadida, a tono con el imaginario colectivo: por fin, una explicación de la hasta ahora inexplicable dimisión de Suárez.

La historia pecaba de exceso de perfección. Los políticos y periodistas que la narraban no eran igual de convincentes y algunos francamente malos interpretando. Pero, sobre todo, había un escalón insalvable desde el principio: de todos los entrevistados, personajes públicos de elevado narcisismo en muchos casos y con una incurable afición a hablar de lo que saben y lo que oyen, ¿todos guardaron celoso secreto durante 33 años? ¿Hasta el catedrático de historia contemporánea, faltando clamorosamente a su profesión? No obstante, muchos la dieron por buena y, cuando ya fue evidente, empezaron a borrar tweets como locos, por pasarse de listos. Sin embargo, es comprensible: el golpe del 23-F fue tal desastre que podía haber sido preparado para fracasar.

Luego empezaron los ataques a Évole: lo que se hace por conseguir audiencia, falta de respeto a diversas cuestiones consideradas sacrosantas (la angustia de los partícipes, la de la población en general), trivialización de cosas serias, inconfesable intento de lavar la cara a la monarquía, justificación de la impresentable transición. No le quedó un hueso sano al periodista. Lo mantearon a modo al consabido grito de todos tenemos sentido del humor pero te has pasado veinte pueblos, amigo. Hay cosas con las que no se juega. Es más o menos el club de los creyentes en la blasfemia.

A los demás les preocupa lo que dijo después: Seguramente otras veces les han mentido y nadie se lo ha dicho. Muy probable, muy probable. Si el personal se traga esta rueda de molino, ¿qué sucede con los rodamientos de rodillos que colocan todos los días los medios, especialmente los gubernamentales, que son casi todos?

Un follón el que ha montado el Follonero. Y el toque final de la misteriosa caja blanca corona el pastel. De misterio, nada, es la caja negra de la Corona que, por ser la Corona, es blanca.

(La imagen es una foto de Dovidena del Campo, con licencia Creative Commons).