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dimarts, 17 de maig del 2016

La conferencia de Mataró



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Gracias a los desvelos y la pericia de Oriol de Mataró, ya está en Youtube la conferencia del otro día en Mataró. La entidad que me invitaba era Ómnium Cultural y el tema que me habían pedido, una reflexión sobre la democracia participativa en Europa hoy. Era un ciclo dedicado a la construcción de la República Catalana, pero yo no estaba seguro de si lo que se esperaba de mí era un tratamiento académico o algo más informal. Al final me decidí por una mezcla. No podía soslayar el aspecto académico porque el título era muy sugestivo, incide en una cuestión controvertida y, al final, la cabra tira siempre al monte. Pero, al mismo tiempo, trataría de acercarlo a la situación actual en España y en Cataluña y, al final es lo que hice. Me puse un poco pesado con las cuestiones teóricas y conceptuales y, luego, enfoqué ya la cuestión candente de la actualidad. Digo esto para que, si alguien quiere mirarlo, pero no dar una repaso a las categorías de la democracia, la representación, el sufragio, etc., puede avanzar en el vídeo y llegar al último tercio, más o menos, en que se tratan esas cuestiones.

dilluns, 16 de maig del 2016

El vídeo de la conferencia de Zaragoza

Ya está disponible el vídeo con las intervenciones en la conferencia organizada por Diplocat y la Universidad de Zaragoza hace un par de semanas, sobre el tema El derecho a decidir: ¿idea fuerza o eufemismo? Son dos y se accede a ellos pinchando aquí, que es la web de Diplocat. No están en You Tube, con lo cual no puedo incrustarlos en el blog de Palinuro. Tampoco puedo hacer un enlace directo desde las imágenes porque el enlace aparece cuestionado por inseguro y vaya usted a saber qué pueda pasar. Así que allá va con el link en el texto, que también es buena cosa, aunque un poco pedestre.

El primer vídeo recoge las intervenciones de los representantes de las entidades organizadoras: Eva Sáenz (profesora de Derecho constitucional de la Uni de Zaragoza), José Tudela (Secretario general de la fundación Manuel Giménez Abad) y Elisabet Moragas (jefa de proyectos senior de Diplocat). El segundo, las de los invitados: Antonio Arroyo, profesor de Derecho Constitucional de la Universidad Autónoma de Madrid; Ramón Cotarelo, catedrático emérito de Ciencia Política y de la Administración de la UNED; Teresa Freixes, Catedrática de Derecho Constitucional de la Universidad Autónoma de Barcelona; y Josep Maria Vilajosana, Catedrático de Filosofía del Derecho y decano de la Facultad de Derecho de la Universidad Pompeu Fabra. También recoge las intervenciones que se produjeron en el animado coloquio que siguió a las intervenciones. (N.B.: estaba equivocado. El vídeo se acaba con las intervenciones de los participantes y no recoge el coloquio posterior)

dimecres, 11 de maig del 2016

De un referéndum a otro

Mi artículo de hoy en elMón.cat, titulado El famós referèndum apunta algunas consideraciones sobre el referéndum de autodetermiación catalán que quizá no estén fuera de lugar. Desde que se formuló por primera vez la petición de celebrar un referéndum en Cataluña hacia 2012, que cosechó el primer rotundo "no" del gobierno central con el cerrado aplauso de la oposición que en esto de Cataluña se opone poco, por no decir nada, ha corrido agua bajo los puentes. La solicitud de la parte catalana se ha mantenido y se ha formulado de varios modos distintos (referéndum, "consulta no referendaria", "consulta" a secas) pero el "no" ha sido siempre el mismo, a veces más, a veces menos subido de tono, pero siempre el mismo. Las cosas, sin embargo, en Cataluña han ido cambiando: lejos de resignarse a la inacción, los independentistas catalanes han seguido con su plan: hicieron la consulta del 9N, ganaron las elecciones del 27 de septiembre, constituyeron un gobierno (cosa que los españoles han sido incapaces de hacer) y se han marcado una hoja de ruta hacia la independencia, que prevén precedida de un referéndum unilateral de ratificación de su proyecto de Constitución de la República catalana.

Cuando haya gobierno en España, y Parlamento y oposición (todo lo cual está por ver) quizá alguien caiga en la cuenta de que los catalanes están ya en la puerta de salida y con las maletas hechas. Quizá también alguien crea que sea entonces llegado el momento de ofrecer ese referéndum que estuvieron años negando. Y quizá también los independentistas lo rechacen argumentando que ya tienen previsto el suyo, con o sin el beneplácito de las autoridades del Estado. ¿Qué sucederá entonces? Sobre esto versa mi artículo cuya versión castellana es la siguiente:

El famoso referéndum

Con independencia de si se admite o no la existencia del derecho a decidir o el derecho de autodeterminación, es evidente que el referéndum con que se pondría en marcha cabe en la Constitución. Bien se utilice la vía del artículo 92 y lo promueva el gobierno, bien la del 150, 2 y lo promueva la Generalitat por delegación del Estado, el referéndum es posible y hasta constitucional ahora mismo.

Las argucias aducidas acerca del impedimento legal o constitucional son eso, argucias. Lo que falta no son los medios jurídicos para arbitrar la consulta sino la voluntad política de hacerlo. En todas las instancias del poder central, desde el gobierno a las distintas organizaciones de la oposición (aunque no todas) no hay la menor voluntad para realizar un referéndum pactado con el Estado en Cataluña. Y las distintas propuestas de reforma constitucional, con o sin proyección federal, no son más que intentos de asfixiar la cuestión llevándola a un territorio yermo.

¿Y cómo podría propiciarse esa voluntad política? Por dos vías no necesariamente excluyentes que cabe llamar la de la presión y la de la redundancia. La de la presión consiste en acumular fuerzas a escala del Estado para conseguir un cambio en la actitud de las instituciones. La de la redundancia en seguir con la hoja de ruta hasta hacer ver que el dicho referéndum pactado ya no es necesario por haberse dado realidades sobrevenidas que lo hagan innecesario.

La primera vía, la de la presión entra en un compás de espera con las nuevas elecciones en el Estado que tiene tanto de forzoso como de inútil. Forzoso porque, al no haber gobierno hasta que se den los resultados del 26 de junio, no hay interlocutor cuya voluntad política quepa mover en un sentido u otro. Es obligado esperar aunque, por cuanto sabemos, sean escasísimas las esperanzas de que las elecciones articulen una relación de fuerzas en Madrid que den alguna esperanza de referéndum pactado. A esta consideración debe añadirse la alta probabilidad de que tales resultados dejen las cosas en el mismo punto muerto en que se encuentran ahora y, por tanto, prolonguen la situación de desgobierno del conjunto del país. En el límite del absurdo podría este verse obligado a repetir nuevamente las elecciones si los vaticinios sobre la similitud de los resultados se cumple.

La segunda vía, la de la redundancia es mucho más segura, aunque de incierto final, si bien esto es algo que afecta al conjunto del proceso. Las instituciones catalanas, en uso de su plena legitimidad (cosa que el Estado central en funciones apenas digiere) continuarán su camino tanto en la elaboración de políticas públicas como en la legislación. El gobierno central seguirá impugnándolo todo ante el Tribunal Constitucional. Hasta que llegue el momento en que el Consejo para la Transición Nacional presente un proyecto de Constitución de la República Catalana al Parlamento catalán. Y este, mutado en un órgano constituyente al margen de la legalidad española, convoque un referéndum de ratificación del proyecto.

Ese será el momento formal y material de ruptura con el Estado. Hasta ese instante muy probablemente, se producirán roces y fricciones en los órdenes administrativos, a medida que las distintas autoridades catalanas (municipales, provinciales, autonómicas) puedan entrar en conflicto con las centrales. Pero la convocatoria de un referéndum de ratificación de un proyecto de constitución catalana será el elemento que fuerce la voluntad política del Estado para pactar un referéndum (ahora, sin embargo, redundante, pues estará en proceso la convocatoria del catalán propio) o para enfrentarse en abierto conflicto con la Generalitat prohibiendo la realización del referéndum de ratificación y valiéndose para ello, como acostumbra, del Tribunal Constitucional.

Desde el punto de vista formal, la situación será como una repetición de la consulta del 9 de noviembre. Esta vino amparada por la Ley de Consultas del Parlament que el gobierno central recurrió ante el Tribunal Constitucional. A continuación, este órgano prohibió que la Generalitat realizara la consulta de hecho que había propuesto como forma de sortear la prohibición la consulta al amparo de la ley impugnada. La consulta, sin embargo, se realizó en un acto de desobediencia y de incipiente soberanía de la Generalitat.

El gobierno central sostuvo que dadas las circunstancias, la consulta del 9N carecería de efectos jurídicos (si bien la fiscalía instó al procesamiento de Artur Mas y las consejeras Rigau y Ortega), aunque los ha tenido políticos y muy poderosos. La pregunta es qué efectos tendría una convocatoria de referéndum de ratificación constitucional en estas condiciones y qué actitud adoptaría Europa y la comunidad internacional ante un conflicto de estas dimensiones que, de hecho, está ya internacionalizado.

dimarts, 10 de maig del 2016

Mañana, conferencia de Palinuro en Mataró

Sí señor, en Mataró. El primer punto al que llegó el primer tren que salió de Barcelona en 1848, origen del  ferrocarril peninsular. Hubo uno antes en Cuba, La Habana-Güines, en 1939. En la sede de Ómnium Cultural, carrer d'Argentona, 59, a las 19:30 de mañana, día 11. El tema que me corresponde desarrollar es: Formes de democràcia participativa en els estats ocidentals. Tiene una formulación así como académica y he preparado una pequeña presentación en pwp sobre este asunto de la democracia participativa, que es tema muy debatido en la ciencia política desde que en 1970, Carole Pateman, una teórica política feminista, publicara su libro Participación y teoría democrática. En realidad es un asunto que viene de los debates en tiempos de Rousseau y los siguientes con la cuestión de la libertad entre los antiguos y los modernos, pero con Pateman se puso a la orden del día en las sociedades industriales avanzadas.

Desde entonces ha vuelto a llover mucho y las sociedades industriales avanzadas de entonces son hoy antiguallas que miramos con con cierta condescendencia mientras buscamos un lugar en casa para instalar el teléfono de baquelita que acabamos de comprar en una tienda de antigüedades por un pastón siendo así que hace medio siglo era el epítome del refinamiento futurista. Aquellas sociedades industriales que llamaban "industria" a los altos hornos y las cementeras desparecieron del horizonte, dejaron el paso a sociedades del ocio y el consumo teorizadas por sociólogos consumidores de daiquiris en las playas del Caribe y, luego, por las sociedades tecnológicas, cuyas doctrinas líquidas y postmodernas miraban con ironía los proyectos participativos para dejar paso hoy a las sociedades de la información y la comunicación en las que la acción participativa se ha convertido más en una compulsión que en una devoción.

No obstante, como creo que mis anfitriones esperan que vincule la  participación política con la acción colectiva nacionalista y hasta independentista, trataré de sostener la tesis de que las tendencias participativas se articulan hoy en formas de acción colectiva que llamamos "multitudes inteligentes" (H. Rheingold). Y de situar todo esto en Cataluña, hoy, a través del surgimiento y desarrollo de la República Catalana.

Allí nos veremos.

dilluns, 9 de maig del 2016

Entrevista a Plinuro publicada en "Vilaweb"

Trascribo la entrevista que me hizo hace un par de días Pere Cardús para el diario Vilaweb.Pere estaba interesado en saber qué consecuencias tendrá para Cataluña el resultado de las elecciones previstas para junio. Tenía una batería de preguntas muy bien trabada y creo que no se dejó nada en el tintero. Realmente me hizo hablar de todo lo que interesa ahora en España. Y lo hice con sumo gusto.

El texto de la entrevista, pasada por el traductor de Google, a continuación:



Si hay una voz en España que se expresa con libertad y sin ambages sobre la voluntad de independencia de Cataluña, es la de Ramón Cotarelo. Este catedrático de ciencias políticas e intelectual no se arredra de decir lo que piensa, como lo piensa. No se arredra de decir que Pedro Sánchez no es capaz de entender la cuestión catalana porque ‘no da para más’. No le importa denunciar que Pablo Iglesias y Podemos han caído en las manos de Julio Anguita y que han optado por la vía leninista y bolchevique. Dice que Rubalcaba es un borbónico meapilas que puso Sánchez al frente del partido por su incapacidad de entender la realidad. Dice que la izquierda española vive una desorientación absoluta. Y pide a los independentistas que sigan de frente. Incluso, propone que el CATN elabore una constitución, que sea validada por el parlamento y se someta a referéndum unilateralmente. Cotarelo pisa fuerte y habla en plata, en esta entrevista:

—¿Cuál es el papel tienen de los partidos independentistas catalanes en el congreso español?
—Creo que al independentismo catalán le pasa como al Dr. Jekyll y Mr. Hyde. También tiene dos almas. Por un lado, tiene muy claro qué tiene que hacer en Cataluña. Esto lo tiene muy claro y no hay ningún problema. Por otra, en el congreso español tiene que barrer para casa. Y esto se puede hacer de maneras diferentes según como vayan las cosas y las mayorías. En este compás de espera después del 20-D, el independentismo ha hecho un papel determinante al congreso.

—¿En qué sentido?
—Ha sido determinante hasta el punto que las elecciones del 26-J son el producto del hecho de que no se podía contar con los independentistas de Democracia y Libertad y de Esquerra. Si no había negociación para el referéndum, los independentistas no pensaban votar a favor y ni siquiera abstenerse. No había combinación posible si el PSOE se obstinaba en mantener la negativa a un referéndum. Habrá que ver qué pasa ahora con la aritmética parlamentaria. El hecho más importante es que en Cataluña se tiene que seguir el camino marcado. Esta es la decisión más sensata. ¿Y en el congreso español? Verlas venir y barrer para casa.

—¿No hay ninguna posibilidad de un referéndum pactado con el estado?
—No. Ni una. Son habas contadas. Tienes 123 diputados del PP, 40 de Ciutadans y 90 del PSOE absolutamente en contra. Cuánto suma? 253? Pues ya lo hemos dicho todo. Debate cerrado. No es una oposición tan radical como la que se encontró Ibarretxe cuando presentó su plan, pero esto tan sólo es por la entrada de Podemos, que tiene una actitud un poco diferente. No se atreverían a votar contra un referéndum, pero tampoco les gusta , la idea. Se limitarán a guardar la compostura. Mientras el PSOE no cambie de actitud, no hay nada a hacer. La derecha no cambiará nunca.

Así no hay ninguna opción…
—Si el resultado de las elecciones da una mayoría a la derecha de PP y Ciudadanos, ¿qué opción hay? Y si hay una gran coalición, PSOE-PP, tampoco hay camino. Y, incluso, si hay aquello que yo pienso que habrá, una coalición PSOE-Ciudadanos con mayoría absoluta. Esto es lo que comprarán el 26-J mis compatriotas. Por el mito del centro: hay que castigar los extremos, PP y Podemos. Y esta mayoría absoluta es tan contraria al referéndum como la derecha. Quizás son más proclives a la reforma constitucional. Pero esta reforma puede ser todavía peor para Cataluña que dejarlo tal como está. No hay opción para un referéndum pactado con el estado.

En Cataluña hay voces que proponen de hacer un referéndum unilateral. ¿Es la vía para conseguir la independencia?
—Esta cuestión del referéndum unilateral tiene que ir acompañada de una reflexión más genérica. El Estado no hará nada. Ya lo hemos visto. No hará nada sino impedir, entorpecer, frenar… porque no puede atacar. Esta es la buena noticia. No está en condiciones de atacar. Pero tampoco cederá. Con el estado español, no se puede contar. ¿Esto quiere decir que los catalanes tienen que callar y quedarse quietos? ¡De ninguna forma! Que continúen. Continuarán adelante y harán muy bien.

—¿Pero qué vía hay que seguir?
—Esto ya lo decidiréis vosotros. Hay mil debates, sobre esto. Y dependerá de cómo se articule la relación de fuerzas entre el estado y la Generalitat, como también las relaciones con la comunidad internacional y, especialmente, la Unión Europea. El protagonismo de la UE irá creciendo a medida que el conflicto avance y no haya soluciones claras. Y es que el estado no dará ningún paso, pero pondrá muchos impedimentos. Yo no creo que se llegue a la suspensión de la autonomía de Cataluña. No hay base jurídica para hacerlo. Esto no lo pueden hacer. Harán tanto como esté en sus manos, pero tienen límites.

—¿Así ves clara la opción del referéndum unilateral?
—Una repetición del 9-N, que por cierto fue un éxito absoluto, quizá se puede intentar. ¿Por qué no? Si no queda más camino… Pero yo creo que sería mejor que el parlamento recibiera un proyecto de constitución de la república catalana elaborado por el Consejo Asesor para la Transición Nacional, lo aprobara y lo sometiera a referéndum. Esto es tan ilegal cómo lo otro desde el punto de vista de la legalidad española, pero tiene mucha más fuerza porque sería una decisión del parlamento. Recordamos que el 9-N fue un tipo de consulta informal hecho por voluntarios. Tenía el apoyo del gobierno de la Generalitat, pero no tenía ninguna declaración parlamentaria detrás. Tuvo un efecto fulminante, sin duda. Pero no tiene la solidez que tendría una decisión del parlamento de someter a referéndum un proyecto de constitución catalana.

—¿Alguna vez has hablado de la inevitabilidad de un choque más fuerte con el Estado. Hablas de represión, prisión, inhabilitación…?
—De todo aquello que sea imaginable. Está claro. Procesos penales, naturalmente. Denuncias, querellas, represión, intervención de la policía, tribunales… Todo dependerá de por dónde vayan los disparos. Si la vía de desobediencia se generaliza y es asumida por las autoridades catalanas, el gobierno español actuará. Se encontrará obligado a tomar decisiones por la presión parlamentaria, la opinión pública y, especialmente, los medios estos que tenemos aquí, esta jauría que tenemos. El problema es qué consecuencia tendrán estas decisiones.

—¿Qué puede pasar?
—Esto no lo podemos saber porque es un terreno desconocido. ¿Cómo reaccionarán los Mossos d'Esquadra cuando los llegue una orden de detener dirigentes políticos catalanes? Puede pasar cualquier cosa. ¿Qué pasará si los catalanes empiezan a pagar los impuestos a la hacienda catalana? ¿Cómo empezó la desobediencia civil teorizada por Henry David Thoreau?

—Con la desobediencia fiscal…
—Exacto! Thoreau dijo que teniendo en cuenta la injusticia y la iniquidad de la guerra entre los Estados Unidos y México, él no pagaría la parte de sus  impuestos para financiar la guerra. Y, está claro, lo enviaron a la prisión. Es así como empezó la teoría de la desobediencia civil. Fue una desobediencia fiscal. Si los ciudadanos catalanes cogen este camino, habrá una represión evidente del estado español. Y la represión será siempre individualizada.

Y, llegados a este punto, ¿la comunidad internacional intervendrá?
—Sí. Espero que sí. Pero es una confianza. No tengo datos ni ninguna seguridad. No podemos saber cuándo decidirá intervenir. Pero el coste para Europa de dejar enquistar el conflicto es grande. De entrada empezarán con las presiones –que a estas alturas ya debe de haber– porque el gobierno español acepte de negociar. La presión será creciente. La capacidad de acción exterior del gobierno español es próxima a cero. Es un estado sin importancia política, con un peso económico muy relativo, con una situación de dependencia absoluta. Por lo tanto, los sueños imperiales de algunos que se piensan que se hará aquello que ellos digan son un espejismo. Harán aquello que les digan que tienen que hacer. Cómo han hecho hasta ahora.

¿Te fias de la UE?
—No. No me acabo de fiar. Y me fío todavía menos de Francia. Porque ve con muy malos ojos la cuestión catalana por el riesgo de contagio. ¿Has visto que un tribunal de Perpiñán ha reconocido el derecho de defender un referéndum de autodeterminación en Cataluña Norte? Esto los preocupa mucho. Porque tienen las comarcas catalanas, tienen Córcega y Bretaña… Ven que los puede pasar esto mismo que pasa en España.

Mientras tanto, ¿España atraviesa una crisis institucional grave?
—Es una pregunta o una afirmación? Sí, está claro. Es una crisis institucional y constitucional, del conjunto del sistema.

—¿Cuál es el origen de esta crisis?
—Básicamente, el desajuste catalán. El problema que arrastra el país desde siempre es el de la llamada ensambladura de Cataluña en España. Y ahora se ha agravado por tres factores, en mi modesta opinión. Uno: la crisis económica, que ha dejado los recursos al límite y ya no se puede continuar jugando a hacer trapicheos. Dos: la desorientación de la izquierda española, que no acaba de entender la cuestión nacional catalana. No la entiende. Lo demostraron los de Podemos y se ve claramente en el caso del PSOE. Y tres: el acceso al poder de una cosa que pensábamos que se había acabado después de la muerte de Franco, que era el franquismo.

—¿Franquismo?
—Y tanto. Es decir, el triunfo de un partido neofranquista dispuesto a retrotraerlo todo y a hacer una involución democrática, a hacer añicos la voluntad de los pueblos… Esto no estaba , al programa. Había un tipo de pacto implícito que esta gente no condenaba el franquismo pero tampoco podía reactivarlo. Pero lo han hecho. Este gobierno es un gobierno de neofranquistas puros.

Se contaba con una modernización y europeización de la derecha que no se ha acontecido.
—No, en absoluto. ¿Qué pasa entonces? Que se entiende muy bien que los sectores más ilustrados –es decir, los catalanes– no estén dispuestos a aceptar el riesgo de que una mayoría parlamentaria contingente lo malogre todo. No están dispuestos a que esta pandilla de franquistas discutan las cosas que ya tenían ganadas. Esto no se puede permitir. No se puede permitir que se revise el principio de descentralización, tanto si había llegado lejos como si no. Un pueblo no puede vivir pendiente de las mayorías pasajeras de otro pueblo. No puede estar pendiente que llegue un tarambana que diga que hay que hispanizar los niños catalanes. ¡Pero resulta que el tarambana es ministro de Educación!

El 26 de junio ¿puede resolver de alguna manera esta crisis institucional?
—Sobre esto, soy mucho pesimista. No lo creo. Hay un desbarajuste muy gordo. La derecha ya ha dado tanto como podía dar. Ya no se puede esperar nada de bueno. A lo sumo, podemos aspirar a expulsarla del gobierno. Porque es evidente que no se puede contar de ninguna forma, con esta gente. Son franquistas. Y quieren perpetuar el franquismo. Y, está claro, el resto no estamos dispuestos. Y mientras tanto, la izquierda nada en la más absoluta desorientación. Esto de presentarse a las elecciones la gente del PSOE, los de Podemos y compañía enfadados entre ellos es repetir canciones muy antiguas. Parece que es imposible que lo arreglen porque no lo entienden. No entienden que no hay un problema catalán. Hay un problema español. Los españoles tienen que sentarse y reconsiderarlo todo. No es sólo Cataluña. Es Cataluña, los Països Catalans, el País Vasco… para no ir más allá de aquello que es evidente. No querer verlo es absurdo.

—¿La alianza entre Podemos e Izquierda Unida no es un primer paso en la buena dirección?
—No. A ver si me sé explicar, porque al final parece que tomo partido por una opción concreta. Yo no tomo partido por ninguno de los dos sectores de la izquierda. Quiero decir que están en un escenario ficticio. El de las izquierdas auténticas y las izquierdas viejas… ¡No entienden nada de lo que pasa en el mundo! Y de estos de Izquierda Unida, ¿qué tenemos que decir, si son los viejos comunistas de Anguita? Su modernización con los señores estos de Podemos viene de la idea brillante de importar modelos latinoamericanos, de un populismo absurdo, en sociedades europeas industriales avanzadas. Esto no tiene sentido.

¿Y los socialistas?
—Estos ya se han perdido. Se perdieron en la noche de la socialdemocràcia neoliberal y pactista. El señor Pedro Sánchez no entiende nada de la cuestión catalana. ¡Nada! ¡Nada! Observar que sus peleas son sobre cosas internas y de poderes de partido y que su discurso gira en torno a ideas como por ejemplo eliminar las puertas giratorias y cosas todas muy dignas, es muy revelador. Este hombre no puede dar por supuesto que ganará o perderá unas elecciones en un estado que no existe. ¡Que no existe, señor mío! Porque tiene un problema previo. Un problema que los juristas denominan prejudicial. Y es que mientras no se resuelva la cuestión catalana, el estado español no puede funcionar.

—Dices que Sánchez no lo entiende porque no lo quiere entender o porque no da para más?
—Me parece que no da para más. Además, creo que lo escogieron por eso. Lo puso Rubalcaba, que es un centralista furibundo.

—¿Un jacobino?
—Sí, sí, totalmente… Bueno, no un jacobino. Un borbón. ¡No te jode! Los jacobinos también son centralistas, pero al menos son radicales. Y este no. Este es un meapilas. No, no: es un borbónico. Sí, los Borbones también son centralistas, ¿verdad? Pero tienen una diferencia sustancial con los jacobinos. Y Sánchez no entiende nada de nada. Sólo hay que mirarlo. Si fue a México a rendir homenaje a Lázaro Cárdenas, y le puso una corona de flores con la bandera de los Borbones! A Lázaro Cárdenas! El presidente mexicano que no reconoció nunca el régimen franquista y que luchó siempre por la república, que acogió los republicanos exiliados y que impidió que México reconociera nunca el régimen de Franco! Y este va y le pone una bandera borbónica. Y cuando empezó la campaña electoral salió al grito de ‘¡Más España!’ con una bandera como las de Aznar. Esto quiere decir que es un nacionalista español típico de cuartel y cabra de la legión.

—¿Pablo Iglesias ha cambiado mucho desde que empezó la aventura de Podemos? ¿En qué sentido ha evolucionado?
—Hombre, esto nos pasa a todos. Todos cambiamos. Si llevas una vida como la de este chico, con tanta responsabilidad en las alforjas, los cambios son todavía más acentuados. Cambiar, cambiamos todos. Me da la impresión de que Pablo ha cambiado en el sentido de pasar de la exploración meramente especulativa típica de los profesores universitarios a la acción práctica. Y en este segundo estadio se rige por un principio más práctico. Ha tenido vacilaciones entre la tradición más estrictamente leninista, más de partido jerarquizado, y la aportación más asamblearia de los sectores con los cuales se alió. Podemos es una amalgama. Vaciló y finalmente se ha inclinado por la vía leninista, bolchevique y jerárquica. Porque se ha puesto al servicio de Anguita.

¿Es un animal político?
—Personalmente, dudo mucho la vocación política de Pablo. Mucho. Creo que tiene más una vocación mediática. Pasa que ha tomado un camino muy diferente del habitual para salir a las pantallas. Pero si le ofrecieran la posibilidad de dimitir y hacer carrera como presentador de televisión, lo haría. Porque es esto que le gusta.

—¿Las pantallas, los micros y las cámaras?
—Y tanto. Los de Podemos han hecho mucho trabajo teórico –por cierto, muy apreciable– sobre la relación entre política y medios, la sociedad mediática y la democracia de los medios… Pero hubo un momento que tuvieron un tipo de revelación. Quisieron dejar de hablar y lo quisieron experimentar. Dejaron de decir que los partidos tenían que imponer su discurso a través de los medios y decidieron de hacerlo. Y efectivamente, lo han hecho. Podemos es un partido que se pasa la vida a la televisión. Y Pablo continúa haciendo televisión. Tiene un plató a Público donde continúa haciendo sus emisiones y todo esto. Esta es su evolución.

Y Alberto Garzón, bastante más desconocido, ¿en dónde lo tenemos que situar?
—No sé cómo definirlo. Realmente es mucho menos conocido. Y es menos conocido porque es como un tipo de proyecto. Proyecto de jinete solitario. Dentro del galimatías que ha llegado a ser Izquierda Unida, con esta cosa que se pegaban todos contra todos, apareció Garzón como un tipo de tregua. Pero fíjate qué panorama espera a los tránsfugas que pasaron de IU a Podemos y ahora se encuentran que tendrán que ir de bracete con aquellos a quienes abandonaron. Será una situación francamente incómoda. Y en este galimatías de IU, Alberto Garzón continuó avanzando a pesar de la tormenta, muy enganchado a Julio Anguita. Ha continuado con la política más ortodoxa del comunismo militante, que consiste a ser comunista pero esconderlo. Crear una organización pantalla, que es IU, y cómo que esto no los ha funcionado, ahora pasan a otra organización pantalla que será Podemos. La confluencia entre Garzón e Iglesias se explica porque son de la misma generación y por la necesidad de sumar votos al precio que sea

dissabte, 7 de maig del 2016

El vídeo de la conferencia de Matadepera


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Poco a poco van saliendo los vídeos de las últimas intervenciones. Este no esta nada mal. El tema era muy provocador: "El impacto de la República Catalana independiente en Espa, en Europa y en el mundo", uno de esos temas que empujan a reflexionar y a lucubrar sobre cuestiones por venir, no perdiendo la realidad de vista, pero tampoco el deseo y la legitimidad de cambiarla. En fin, espero que mi intervención no resulte pesada ni falta de altura.

diumenge, 1 de maig del 2016

La República catalana

Cuando quieras saber cómo van las cosas, qué fuerza tienen los programas, los partidos, que apoyos las opciones, no vayas a las ciudades con cientos de miles o millones de habitantes porque no son buenos indicadores. En las grandes urbes, en las megalópolis hay siempre infinidad de gente aburrida, ejércitos de ociosos que no tienen nada que hacer y a quienes basta a veces una convocatoria en un día de sol para que te llenen una plaza, un parque o una gran avenida. Pero su asistencia no querrá decir casi nada. Hubieran ido de mejor grado a un partido de fútbol o un concierto. No es difícil dirigirse a una muchedumbre en las ciudades. Una mínima organización, una convocatoria atractiva, algún interés añadido como una banda de música, y tendrás una asistencia numerosa, nutrida. Si verdaderamente quieres saber cómo están las cosas, qué posibilidades tienen las distintas propuestas, ve a las ciudades pequeñas, a los pueblos, averigua cuánta gente acude a las convocatorias. Si no va nadie o lo hace muy poca gente, si la asistencia es mínima, no auguro buen futuro a la causa que defiendas. Es la movilización en las pequeñas poblaciones, en los pueblos, la que nos da la medida del apoyo a una causa.

La independencia de Cataluña moviliza a la gente en los pueblos de una forma constante. He celebrado actos, reuniones, conferencias en muchos pueblos catalanes, del interior y de la costa, más industriales, más agrícolas, más comerciantes y siempre me he dirigido a auditorios muy numerosos. La gente, la sociedad en su conjunto, está muy movilizada. Supongo que muchos de los asistentes podrían estar en otros lugares, quizá paseando por la sierra o por el monte o montando en bicicleta, pero el hecho es que acuden a las convocatorias de la Assemblea Nacional Catalana, llenan los locales a rebosar, atienden a conferencias y escriben en twitter sobre el acontecimiento. Y luego, otras viralizan.

Los dos últimos actos a que ha asistido han sido en localidades medianas o empequeñecidas con población media o muy escasa. Sin embargo, en los dos lugares la asistencia muy concurrida. No hay otro tema en Cataluña que suscite tanto interés. Nada parecido es posible en España. El apoyo al independentismo es masivo en el Principado. Esto no es una ventolera ni una moda pasajera. Responde a una voluntad generalizada y claramente expresada. Es imparable.

Pero para verlo hay que salir de los grandes centros urbanos e ir al interior, al corazón del país. El viernes estuve en Sabadell, hablando sobre el derecho a decidir. Dialogué con Pere Cardús y la presentación fue de Quim Duaso. Ayer, en Matadepera, hablando sobre el impacto de la República catalana en España, en Europa y en el mundo. La presentación, de Pere Mas. 

Gracias a lo presentadores, gracias al público. Han sido grandes experiencias.

Donec Perficiam.

dissabte, 30 d’abril del 2016

Nada será lo mismo

Hoy tenemos una charla en Matadepera en la Casa de Cultura, c/ Pere Aldavert, 4, a las 19:30. Con presentación de Pere Mas, periodista. Entrada libre. El tema, el que figura en el cartel. Por cierto, ¡qué gran foto la de mi colega Juan Jesús González!

Los procesos sociales, a fuer de colectivos, multitudinarios, confusos, son inciertos. Quienes participan en ellos lo hacen por muchas razones y motivos que no tienen por qué ser coincidentes; a veces se sienten más acompañados, a veces más solos; a veces confían en que se alcanzará el objetivo final, a veces desconfían; algunos acontecimientos imprevistos los animan, otros los desaniman; el camino se hace largo, o breve, según lo que se va encontrando en el recorrido.

Porque hay recorrido. Los seres humanos somos criaturas imperfectas y no el Dios todopoderoso que nosotros mismos hemos inventado para consolarnos por nuestras deficiencias. Sobre todo por la esencial, la que nos caracteriza como personas: que entre el querer algo y el conseguirlo media siempre un trecho, no son fenómenos coincidentes; no es querer esto y tenerlo solo por quererlo. Hay que ganárselo y, a veces, lo conseguimos y otras, no. Hay que perserverar, confiar, aguantar, volver a empezar.

Olvidamos que ese trayecto que media entre el querer y el tener sigue siendo querer pero ya es en buena medida tener. Quien ansía la libertad y lucha por ella ya es libre, aunque aún no la tenga entera porque, además, por lo general, entero nunca se tiene nada. La lucha por la libertad, la lucha por la independencia ya son la libertad y la independencia. Y la prueba es que ella misma hace que todo cambie.

El proceso catalán ya ha cambiado España, aunque muchos españoles todavía no lo sepan. España no será ya nunca más la misma y lo que sea dependerá de la forma que tengan los españoles de acomodarse a una realidad nueva que vendrá determinada por la posición que Cataluña quiera adoptar.

Igual que Europa. La independencia de Cataluña no solo estremecerá los cimientos de España, sino la estructura misma de Europa. Toda la arquitectura de la Unión Europea, que arranca del Tratado de Roma, tendrá que reconsiderarse. La relaciones entre regiones y Estados habrán de revisarse para establecer puentes entre ellas porque otras querrán seguir el ejemplo catalán. Córcega, Cerdeña, Flandes, Bretaña, Escocia, quizá Baviera, etc no se limitarán a contemplar inertes qué haya pasado aquí.

Y la cara que Europa presentará al mundo también será distinta. Menester es decir que el mundo está más acostumbrado a ver Europa como un continente en perpetua mutación de lo que está la propia europa. Sumergidos en el torbellino de nuestra existencia cotidiana, los europeos muchas veces no vemos que vivimos en un cambio y transformación permanentes. Pero los afuereños, los americanos, los asiáticos, los africanos, sí. Y toman ejemplo. ¿Alguien cree que la zona de libre cambio de América del Norte, el Mercosur, la Unión Africana, las zonas económicas asiáticas y del Pácifico o las uniones de Oceanía se les han ocurrido a ellos? ¿No es claro que son imitación de los procesos de integración y regionalización europeos? Pues así seguirán

Vale. De eso hablaremos hoy en Matadepera.

divendres, 29 d’abril del 2016

Hoy, Palinuro en Sabadell

Auditori 3 "Espai Cultura de la Fundació Sabadell 1859", c/ d'en Font, 25 a las 19:30. Son los datos físicos. Los intelectuales, algo más ambiciosos. Nada menos que "El dret d'un poble a escollir el seu futur". Estos de la ANC no se andan por las ramas. Presenta y modera Pere Cardús. Farem ho possible, aunque el asunto está meridianamente claro: nadie puede interferir en el derecho de un pueblo a decidir su futuro.

El problema está en el término "pueblo". La bronca con el nacionalismo español de derechaizquierdacentro está en el sujeto del derecho: ¿qué pueblo es ese que elige su futuro? La cuestión se aclara si echamos mano de la clarividente observación de Sir Ivor Jennings: "Antes de que un pueblo pueda decidir, primero hay que decidir quién es el pueblo". Bien, esa es la cuestión. Pura traslación de la perplejidad. ¿Y quién tiene capacidad para decidir si un pueblo es o no un pueblo, esto es, un sujeto colectivo con capacidad de decidir? Por ejemplo, el Tribunal Constitucional español, un órgano que movería a risa a cualquier  persona imparcial y medianamente informada, se considera competente para decidir si los catalanes son o no una nación. Y millones de personas supuestamente racionales aceptan tamaño dislate. 

Está claro con lo dicho que la condición de "pueblo", de sujeto colectivo con capacidad de decidir, la condición de nación es autoasignada. Es la propia colectividad la que se considera subjetivamente como una nación. Por supuesto, para evitar caprichos de última hora es preciso que esa colectividad dé pruebas de mantener su criterio de forma responsable, consecuente, perdurable. ¿Qué les parece la conciencia nacional catalana de los últimos mil años? En mi opinion, algo más que suficiente para que nadie pueda oponer obstáculo alguno al derecho del pueblo catalán a decidir su futuro.

Pero el caso es que se le oponen. De eso vamos a hablar hoy en Sabadell.

Nos vemos allí.

dijous, 28 d’abril del 2016

Hoy, Palinuro en PuntCat TV3 por la noche

A Palinuro no lo llaman jamás a ninguna tele ni radio de España, de las que hay a patadas en Madrid. De esas tan liberales, plurales, democráticas y tolerantes. Nunca. Jamás. Y todavía menos a las de "izquierda". Veto absoluto y total. Lista negra, azabache. Hacen bien. Es un criterio muy profesional. Al fin y al cabo, en el Estado sobran las gentes españolas que defiendan el derecho de autodeterminación de los catalanes. Las hay a porrillo. Y, como salen tanto, aburren ya a todos. Es mucho mejor y de más interés sacar a los de Podemos hablando de Podemos en relación con Podemos y quejándose de cuánto se persigue e ignora en los medios a los de Podemos.

A Palinuro solo lo llaman de vez en cuando en algún medio catalán. Por ejemplo, ahora, en TV3PuntCat. Claro, es comprensible. Siendo medios catalanes, son separatistas, secesionistas, insolidarios y, cómo no, nazis, racistas, excluyentes, fascistas, con un punto genocida. Y por eso llaman a Palinuro, cuyo talante franquista es bien conocido. Así todo queda en casa.

¡Qué duro es mi aprendizaje! Tendré que contenerme y escuchar a gente civilizada y demócrata sin poder denunciarla al señor Bernard, de Manos Limpias, que está de excedencia carcelaria.  En fin, un saludo de antemano a Neus Tomàs, Gabriel Rufián,  José Zaragoza, Gemma Ubasart y Vicent Sanchís, personas a las que respeto y aprecio en sumo grado.

Este programa se puede ver en toda España y por internet, desde luego. Recomiendo a mis compatriotas que lo vean. Van a encontrar otro país, otras formas, otro talante, otras gentes y, sin duda, van a entender algo más de lo que está pasando sin que se lo cuente ningún españolazo de derechas, de izquierdas o de centros.

dissabte, 23 d’abril del 2016

Hoy Palinuro firma libros en Rambla Catalunya

El acto de la ANC de Sagrada Familia en la escuela Fructuós Gelabert estuvo de cine. Mucha asistencia. Muy animado. He visto en twitter fotos de colas para entrar. Y una organización ejemplar. La gente de la ANC tiene un toque especial para organizar cosas. Son la levadura del pan de la independencia. Trasmiten seguridad y despiertan confianza allá donde van. En esta ocasión Pilar, la organizadora y Enric, el coordinador, fueron ejemplares. Pilar es un portento. Un pueblo con esta gente no puede fallar.

Y el auditorio, genial. Llevo algunas conferencias y actos públicos a mis espaldas y creo saber detectar cuándo se genera empatía real entre el público y el conferenciante, cuándo hay una comunicación.casi instintiva. Mediada sin duda por la palabra, pero que va más allá de la palabra y alcanza un estado de ánimo colectivo. Es el que había ayer. El moderador, Adriá Alsina, mantuvo un ritmo trepidante y un tono altísimo. Mi partenaire, Krystyna Schreiber, sosegada, estuvo a la altura en todo momento. Gente hermosa, toda ella.

En fin, lo pasé muy bien. En un par de días subiremos el vídeo íntegro y también subiré el correspondiente a la confe de ayer en la Universidad de Zaragoza. ¡Qué diferencia entre ambos lugares! De un lado, el ámbito severo, augusto del aula magna de la Facultad de derecho, presidida por el general Palafox ; de otro un ámbito popular, en una sala de un colegio de niños/niñas, con sillas plegables y gente del barrio, sencilla, pero tan entendida o más en lo que le traía allí que los del aula magna.

En todo caso, como se ve por las ilustraciones, hoy estaré firmando libros en las paradas de la ANC y Súmate y nos veremos allí.

divendres, 22 d’abril del 2016

Hoy, en Barcelona, hablando del proceso

Voy cerrando esta echada.

Ayer, la mesa redonda sobre el derecho a decidir en la Uni de Zaragoza estuvo movidita. Pudo verse en streaming. Recibí comentarios durante las intervenciones. En cuanto tenga el enlace de Youtube, lo pondré en Palinuro. Creo que las cosas quedaron meridianamente claras: qué defiende cada cual y por qué. Agradezco a la Uni de Zaragoza, la Fundación Giménez Abad y Diplocat la oportunidad para expresarme, cosa que hice con absoluta libertad. Es muy bueno que se pueda hablar de todo. Muy bueno. Juzguen ustedes cuando esté el vídeo.

Hoy participo en un acto-mesa redonda con la periodista alemana Chrystyna Schreiber. Esto se extiende, toma fuerza, cada vez más gente se interesa por lo que está pasando en Cataluña. Atención creciente en Europa. Un auditorio al que tenemos que mimar, explicar, poner de nuestro lado porque seguramente llegará un momento en que su intervención sea decisiva. Hay mucho de que hablar, mucho por debatir y acordar. Hay un país por hacer, una vida que cambiar. Es una ocasión única. No es pot perdre.

Modera Adriá Alsina. Ahí es nada. Estamos en buenas manos; en las de alguien que solo vol canviar el món. Y, como dice él mismo: empecemos aquí.

Viernes, 22 de abril, a las 19:00 en la escola Fructuós Gelabert, c/ Sardenya 368.

Nos vemos allí.

dijous, 21 d’abril del 2016

Hoy, sobre el derecho a decidir en la Universidad de Zaragoza

Facultad de derecho, en Zaragoza, una mesa redonda-conferencia con muy ilustres colegas juristas sobre el Derecho a decidir, organizado por Diplocat y la Fundación Manuel Giménez Abad Voy encantado, sobre todo, tras haberme metido entre pecho y espalda el mamotreto de Cagiao Conde y Gennaro Ferraiuolo sobre ese mismo tema y que reseñé en el post aporías jurídicas hace unos días. O sea, que voy puestísimo. Eso aparte de que no tengo querella alguna con el "derecho a decidir" salvo que me parece un prudente eufemismo, una especie de elegante understatement para no despertar la fiera en lo más hondo de la caverna si oye hablar del derecho de autodeterminación de la nación catalana.

No se me escapa, pues no soy tan romo, que la expresión "derecho a decidir", así con esa encantadora vagarosidad kantiana, trata de conseguir un objetivo más cuantificable, tangible, palpable: convencer al legislador español de que permita el ejercicio de ese derecho en el marco de la Constitución. Ciertamente, si entre los intérpretes, asesores y decisores españoles hubiera gente con altura de miras, raciocinio, entendimiento esclarecido, gente libre y abierta, podría hacerse una "interpretación conforme" (que diría el Tribunal Constitucional) de la Constitución y delegar en la Generalitat la competencia para convocar un referéndum consultivo en Cataluña. Desde luego, nada más fácil.

Esa posibilidad solo tropieza con un inconveniente que afecta tanto al nacionalismo español de derechas como al de izquierdas: que a ningun de los dos (ni, por supuesto a los chuletas de C's) les da la real gana de acceder a algo tan elemental. Por eso es igual que lo llamemos "derecho de autodeterminación", "derecho a decidir", "derecho a soñar" o "derecho a tener derechos", como dice Stefano Rodotà. La respuesta es siempre "NO". Y por más Zaragozas que le echemos será siempre "NO".

El "SÍ" lo tendremos que arrancar; pacíficamente, pero con tenacidad y aguante.

Aula magna de la Facultad de derecho.- 16:00. Entrada libre. Creo que dan un diploma de asistencia.

dimecres, 20 d’abril del 2016

La ley se hace al andar

Aquí mi artículo de hoy en elMón.cat. Puigdemont que, por cierto, hoy se verá con el Sobresueldos, tiene una actividad incansable, a diferencia de su interlocutor, que no pega palo al agua. El catalán no para: concede entrevistas, acude a los platós, da explicaciones, está siempre dispuesto a aclarar lo que sea. Es uno de esos políticos que los periodistas adoran. Da bien en la pantalla y él lo sabe. Es articulado, habla varias lenguas, tiene ideas y preside un gobierno con iniciativa y empuje. Estaremos atentos al resultado de su entrevista con el okupa de La Moncloa.

En su incesante actividad, Puigdemont explica que su intención (la de su gobierno y Junts pel Sí) es conseguir la "transición nacional catalana" yendo de la ley a la ley, a imitación de la transición española de 1978. En esto sigue la doctrina de Artur Mas. En sí misma la idea no es mala, pero tiene sus inconvenientes y peligros. Lo cuento en el artículo.

Aquí, la versión castellana:

Caveant Consules : “De la ley a la ley”

La infinita paciencia con que Carles Puigdemont explica en el páramo mesetario los propósitos de su gobierno, de Junts pel Sí, de la coalición que lo sostiene en el Parlamento merece la condigna glosa. Sobre todo porque, siendo prédica en yermo intelectual, no dé lugar a la conclusión errónea de que, explicadas las intenciones de la Generalitat y siendo estas bonancibles y democráticas, no encontrarán obstáculos ni dificultades.

El análisis toma pie de la fórmula de Puigdemont –explicada de nuevo con escaso éxito a la señora Pastor- “de la ley a ley”. Se entiende: el paso de la autonomía a la independencia se hará sin aventuras, sin peligrosos saltos en el vacío, sin solución de continuidad, yendo de la legalidad a la legalidad para que no haya incertidumbres en donde pueda acechar el caos. La tranquilizadora expresión procede de la proclamada por Torcuato Fernández Miranda, de quien se dice que fue el habilidoso artífice de la transición española de la dictadura a la democracia. Una maravillosa filigrana jurídica por la que la libertad sustituyó a la tiranía casi sin sentirlo.

La fórmula ya fue utilizada antes por Artur Mas con la misma finalidad de sosiego. Mas la encajaba en una teoría de amplio vuelo que presentaba la transición nacional catalana como una “segunda transición”, como beneficiándose y prolongando las enseñanzas de la española. De la ley a la ley. Segunda transición. Tranquilidad.

Esto de la “segunda transición” es expresión recurrente y ambigua en el lenguaje político español. Muchos hablan de ella, sobre todo quienes sostienen que la primera fue un fracaso (o, algo peor, una traición) en sus orígenes o bien ha fracasado después en su desarrollo. Prueba es que la proponen gentes tan aparentemente distintas como José María Aznar (“segunda transición”) y Pablo Iglesias (“nueva transición”). Se quiera o no, al llamar a la transición nacional catalana “segunda transición” es obligado refrescar el juicio sobre la primera. Y ahí salta un aspecto que no sé si está valorándose correctamente en los discursos independentistas.

La transición española fue la mudanza de una dictadura decrépita, desprestigiada, a un sistema que quería ser democrático. El paso de un régimen moribundo que solo sabía hacer daño, reprimir o destruir, pero no construir nada, a otro que abriera nuevas posibilidades. Nadie creía en la legitimidad del franquismo; ni sus servidores. Ni el Rey, que lo era por obra de Franco. Nadie era leal a los principios de un Movimiento Nacional que todos habían jurado. El sistema era una cáscara vacía, un tinglado sin sustancia, una mentira chapoteando en sangre ya seca.

Aun así, cambiarlo no fue tan sencillo ni tan fácil. El relato edulcorado de la transición pasa por alto demasiadas cosas: los muertos de Vitoria, los asesinatos de Atocha, el crimen de Yolanda González, las actividades terroristas de las policías y parapolicías del régimen, los asesinos de extrema derecha, las provocaciones y la intentona del 1981. No obstante es cierto que, en conjunto, el balance fue relativamente pacífico en comparación con los sobresaltos que se dieron en otras partes.

Pero el problema del uso metafórico de la “segunda transición” no radica en el pasado, sino en el futuro. Plantear una salida de la dictadura a la democracia en 1978 concitaba práctica unanimidad a favor. Plantear una independencia de Cataluña frente a la España de 1978 concita práctica unanimidad en contra en la misma España. A día de hoy hay 253 votos cerradamente en contra en el Congreso de los diputados, esto es, mínimo el 73% de la cámara. 73% de diputados que se corresponden, probablemente, con igual o superior cantidad de ciudadanos del Estado que defienden la legitimidad del régimen de la Restauración, la vigencia de la Constitución de 1978 (algunos quieren reformarla precisamente porque la apoyan) y no quieren que se cambie o transforme. Aquí no hay un problema de desprestigio del sistema como con la dictadura. Al contrario: hay toda una batería de propaganda que presenta el Régimen de la Restauración como algo dinámico, democrático, abierto y moderno (en su extremo más estúpido, una “gran nación”) y que tilda el programa independentista de parroquialismo, aldeanismo, demagogia cuando no algo peor, como fascismo o nazismo.

La fórmula “de la ley a la ley” tiene encanto, pero puede ser ingenua y sembrar ilusiones sobre la dura realidad de los hechos. Porque, por muchas fórmulas que se empleen, cuando las instituciones de autogobierno catalán hacia la independencia comiencen a funcionar, habrá una confrontación, habrá una conflicto, quizá desobediencia, quizá represión.

Nadie lo quiere. Pero, para que las cosas no sucedan no basta con no quererlas. Hay que prepararse para combatirlas.