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dilluns, 25 de juliol del 2016

NO es NO

Ya es desvergüenza y desfachatez de la derecha pretender seguir en el gobierno después de estos cuatro atroces años de saqueo del país e involución neofranquista. En estos cuatro años, muchos peperos se han enriquecido a base todo tipo de latrocinios. A unos los han pillado, a otros, no y todos tratan de librarse de la acción de la justicia como pueden. Ya es desvergüenza que el mismo pájaro que lleva cuatro años destrozando el país tras haber cobrado suculentos sobresueldos de origen dudoso durante veinte años, aspire a renovar su mandato sin aceptar ni media responsabilidad por sus numerosas fechorías, sus encubrimientos y complicidades.

Ya es desvergüenza que no solamente pretenda seguir el principal responsable de esta ignominia, sino que quiera imponer la continuidad de sus compinches, algunos de los cuales son verdaderos psicópatas que tienen visiones celestiales y hablan con los muertos mientras que otros, como la exministra Pastor, son responsables políticos de una catástrofe ferroviaria por la que no han dado explicación alguna, pero a ella le ha valido el ascenso a presidenta del Congreso.

Ya es desvergüenza que el PP, una asociación de presuntos malhechores, quiera seguir cometiendo desmanes en provecho de los mangantes que lo integran o para evitar que se descubran y castiguen sus mangancias anteriores.

La dignidad de la gente no puede tolerar que siga en el poder la misma tropa de sinvergüenzas que ha vaciado la hucha de las pensiones, demediado los salarios, suprimido las ayudas a la dependencia (excepto la del padre del Sobresueldos) y recortado todo tipo de prestaciones. Todo ello de forma tal que un porcentaje altísimo de la población sobrevive gracias a las pensiones de los abuelos, pensiones que estos granujas quieren recortar.

Es imperativo, prioritario, esencial, librar al país de esta banda de facinerosos. Es una tarea ante la cual deben pasar a segundo plano cualesquiera otras consideraciones so pena de que, en el fondo, se trate de excusas para perpetuar la dominación de los expoliadores. Y así parecen haberlo entendido todas las fuerzas democráticas de forma que todas votarán NO a la propuesta de investidura del Sobresueldos

PNV: NO.- Indepes catalanes: NO.- Podemos: NO.- PSOE: NO.

Así que, en el mejor de los casos y si C’s votase que SÍ (cosa que no acaba nadie de creerse), el Sobresueldos no puede seguir siendo presidente del gobierno.

La perspectiva de librar al país de esta pesadilla neofranquista y nacionalcatólica, saludada con alborozo por dos tercios de la población, causa, sin embargo, honda preocupación en otros sectores. A saber: la patronal, la banca, la Iglesia, los medios de comunicación a su servicio, o sea, todos, las familias más reaccionarias, monárquicas y meapilas del PSOE y el núcleo más incombustible del comunismo anguitiano, hoy en Podemos.

Todos ellos empujan y alientan a esos socialistas reaccionarios siervos del trono y el altar (los González, Rubalcaba, Bono, Leguina, etc) para que, so pretexto de evitar una imagen del PSOE como partido intransigente, instalado en un “no” estéril y contrario a su tradición pactista, allane con su abstención el gobierno al sobresueldos y su banda. En su ayuda acuden a racimos los enchufados y paniaguados de los medios, los intelectuales con la marca de escudería en el lomo. Todos piden que el PSOE posibilite el gobierno de la banda como “cuestión de Estado”.

La dignidad pisoteada de la gente, la trasparencia burlada, el abuso y el robo sistemáticos, el desprecio por la democracia, la agresividad contra el nacionalismo catalán, la pérdida de las libertades públicas, el despojo de los derechos civiles, políticos, sociales, laborales. Nada de eso cuenta. Lo único que cuenta es la defensa de los privilegios de una élite política, intelectual, funcionarial que tendría que competir en condiciones más igualitarias con las gentes a las que no deja hablar o pretende acallar desde su oligopolio mediático.

Y no siempre lo consiguen. Algunos de estos, menos enchufados, también se han constituido en “abajofirmantes” para contrarrestar el entreguismo de los otros con una petición de que el PSOE pacte con Podemos.

En todo caso, esta petición de alianza con Podemos coincide con lo que Palinuro lleva muchos meses diciendo… pero que ya no defiende con la misma intensidad. La opción de izquierda (PSOE+Podemos+Indepes catalanes, quizá con apoyo exterior del PNV) era muy clara y recomendable antes de las elecciones del 20 de diciembre. Luego de estas, las cosas empezaron a cambiar, cuando pudo verse que Podemos no estaba animado de un genuino interés en una unidad de la izquierda para desplazar a la derecha ladrona, sino, antes que nada, en la destrucción del PSOE, aunque fuera al precio de dejar gobernar al PP.

Es decir, cuando pudo verse que Podemos hacía suyo el revanchismo anguitiano. Y, en efecto, no hubo entonces gobierno porque Podemos votó en contra de la candidatura de Sánchez. Pasadas las elecciones del 26 de junio y confirmado ya que Podemos no alcanza al PSOE, que no sirve para nada, que no está animado de interés en una unión de la izquierda sino en bloquearla para que gobierne el PP, la propuesta de gobierno de la izquierda es muy problemática.

Los jefes de Podemos afirman que no hay nada que hacer con el PSOE porque, al final, este se abstendrá y regalará el gobierno al PP. Una afirmación que es un deseo, en contra de la voluntad expresamente formulada por el PSOE de mantenerse en el NO al Sobresueldos en cualquier caso. No importa, Iglesias sostiene que no hay ninguna posibilidad de acuerdo con el PSOE porque este, en el futuro, lo hará imposible. Un razonamiento que rezuma jesuitismo.

Así que, si puede hacerse un gobierno de izquierda, bienvenido sea. Pero antes habrá que obligar a los cínicos de Podemos a especificar sus posiciones ante notario. Nadie en su sano juicio puede fiarse de unas gentes que cambian de opinión al rebufo de las encuestas.

Y, en todo caso, no se olvide: NO es NO. Y, si no conviene una alianza con las gentes de Podemos, que no son de fiar, tampoco sucede nada: terceras elecciones.

Y que cada cual responda de sus actos.

diumenge, 24 de juliol del 2016

El fracaso definitivo de España

La derecha pretende seguir en el gobierno, expoliando el país, desgobernándolo, deshaciéndolo y empobreciéndolo, aumentando la opresión y explotación de las clases populares. Lo que es de esperar pues encaja en su actitud tradicional consistente en encaramarse al poder o mantenerse en él por los medios que sean. Y esto debe entenderse en sentido literal: por los medios que sean. Ha dado prueba abundante en la historia de que no desdeña llegar al poder mediante la violencia, el asesinato, el chantaje, el robo, la mentira, etc. Lo único que le interesa son sus privilegios, sus chanchullos, robos y enchufes, es decir, seguir administrando el país como un cortijo particular, cual ha hecho siempre. El país le importa una higa y, si hay que sacrificarlo a sus intereses oligárquico se hace. Sus engoladas referencias a la patria son falsas, pues su único interés son las rentas que pueda obtener.

El actual presidente en funciones es un tipo sin dignidad ni moralidad, embustero sistemático, cobrador de sobresueldos de procedencia dudosa, amparador de corruptos y presunto corrupto él mismo. Debiera haber dimitido al comienzo de su mandato de tener un adarme de vergüenza. No solamente no lo ha hecho sino que presenta de nuevo su candidatura, a pesar del oprobio que rodea a su persona y a que carece de todo crédito y apoyo popular. Nunca había estado tan claro que un individuo de esta calaña pusiera sus intereses particulares por encima de los del país que dice gobernar. Lo hace a través de un partido que es una ristra de chorizos con una insólita cantidad de dirigentes envueltos en procesos penales o tratando de librarse de ellos mediante artificios reglamentarios, como Rita Barberá.

Lo hace asimismo mediante un gobierno cuya ejecutoria de ineptitud y reaccionarismo solo es comparable al grado de corrupción que ampara y fomenta. De forma que, para cualquier observador extranjero con un mínimo de ojo crítico, España es un país gobernado por delincuentes con una población resignada a que le roben y se rían de ella. Esa observación del extranjero no podrá ignorar los abundantes signos ya abrumadores de que, además, es un Estado fallido, a punto de desintegrarse a consecuencia de la independencia de uno de sus territorios más ricos y adelantados, Cataluña y frente a la cual, la oligarquía dominante tradicional no ha sido capaz de articular discurso alternativo alguno.

Que la derecha quiera revalidar el poder que ha traído el país a este estado de postración es lógico dada su inexistente conciencia nacional, su egoísmo ilimitado y su desprecio por las formas democráticas. España se encuentra en una situación de emergencia desesperada pero eso a la derecha le da igual porque, al no tener en cuenta más que sus intereses, el destino del país que ha expoliado le trae sin cuidado.

Distinta debiera ser la situación en la izquierda, pero, por desgracia colectiva, no lo es. La izquierda podría constituirse en alternativa de gobierno si verdaderamente quisiera rescatar el país de las garras de una derecha delictiva. Bastaría con que las dos corrientes, el PSOE y Podemos unieran sus fuerzas que, entre otras cosas, suponen 156 diputados, una base mucho más sana que los 137 del PP, pero eso es impensable porque la dos están más interesadas en sus enfrentamientos que en una acción de gobierno que sea beneficiosa para el país.

El asunto es patente en el caso de Podemos, literalmente al servicio del odio anguitiano al PSOE y la quimera del sorpasso. Mientras este espíritu revanchista del comunismo más revenido predomine en la dirección de Podemos, no hay ni que pensar en una unidad de acción de la izquierda. Objetivamente hablando, Podemos es la garantía del gobierno de la derecha pues está más interesado en el gobierno de esta que en otro de su rival, el PSOE. Pablo Iglesias votó a favor de la continuidad de Rajoy a raíz del 20 de diciembre. Quería nuevas elecciones pensando que así se “desempataría”, cosa que no ha sucedido.

Pero la reacción es la misma: no al PSOE en el gobierno. Quizá se haga con un poco más de hipocresía –que en Podemos abunda tanto como la cursilería y el plagio- pero se hace igual. Lo primero que ha dejado claro Iglesias es que no hay posibilidad de pacto con el PSOE. Ahora bien, si no hay tal pacto, se incrementan las probabilidades de terceras elecciones y esas ya no serán tan bienvenidas como las del 26 de junio porque es bastante previsible que den un descenso considerable de Podemos.

Aunque digan otra cosa, PP y Podemos no están interesados en la repetición de elecciones. Están los dos interesados en que Gobierne el PP. La reedición de la sempiterna pinza de los comunistas y la derecha en contra de la socialdemocracia es patente. El PP de modo directo, Podemos de forma esquinada y jesuíticca, que es como hace las cosas. Así han lanzado a todos sus predicadores a profetizar que el PSOE facilitará el gobierno del PP en segunda vuelta. Es decir, ellos no quieren, pero el PSOE flaqueará y eso servirá para que Podemos, como única oposición parlamentaria, se consolide como hegemónico en la izquierda. No es, por tanto, una profecía, sino un deseo: Podemos quiere que el PSOE se abstenga para justificarse a sí mismo y aparecer como el sucesor y vencedor del PSOE al mismo tiempo. Este cálculo tan elemental debe de parecer el colmo del refinamiento a los estrategas de Podemos.

Al mismo tiempo, en efecto, el PSOE merecerá lo que le suceda si no es capaz de defender su posición frente a la caterva de reaccionarios y derechuzos que largan por todas partes, como Felipe González, Rubalcaba, Bono, Leguina y resto de la jarcia involucionista. Si no es capaz de reaccionar frente a las presiones del amplio frente de intelectuales orgánicos, paniaguados y enchufados abajo firmantes que urgen a Sánchez a echarse en brazos del Sobresueldos . El argumento falaz es siempre el mismo: sentido de Estado, responsabilidad, estabilidad, etc. Mentiras bien gordas. Cuando gobierna la izquierda, la derecha no tiene inconveniente en poner en jaque la supervivencia del Estado a cambio de mantener sus privilegios de clase.

Por supuesto, no se trata de decir que la izquierda deba imitar la falta de escrúpulos de la derecha, pero sí de observar que, a estas alturas, lo peligroso para la estabilidad y permanencia del Estado español es la cuestión catalana. El independentismo catalán, cada vez más cercano a una confrontación que convertirá en problema internacional la negativa cerrada del gobierno español (sea del color que sea) a celebrar un referéndum en Cataluña.

No es no. El PSOE no puede facilitar la formación de otro gobierno de la derecha. No puede votar sí, ni abstenerse. No es no.

Si el Sobresueldos quiere más votos, que se los pida a Iglesias a quien parece que le sobran.

dissabte, 23 de juliol del 2016

La independencia y la abstención

El proceso catalán avanza, incontenible. Según el barómetro del CEO, el porcentaje de independentistas supera al de no independentistas. No me entretendré en hablar del CEO, de la oportunidad del barómetro, del significado de los datos, de si votos, de si escaños. De todo ello se hablará en los próximos días y con más conocimiento de causa que Palinuro. Este se limita a subrayar el hecho escueto: hay más independentistas que no independentistas. 

Hace diez años era al revés; muy al revés. El independentismo se ha acelerado, generalizado, consolidado, convertido en prioridad nacional para un sector de la población que ha pasado a ser mayoría en el último decenio y especialmente, durante el prolongado desencuentro del mandato de Rajoy. Y mayoría no precisamente silenciosa, sino muy vocal y organizada. Puigdemont asegura que la hoja de ruta a la independencia mantendrá sus tiempos en los dieciocho meses. En los doce que quedan más o menos aguardan instantes difíciles, de tensión, probablemente confrontación de varias clases: los avatares procesales de Homs, el acatamiento parlamentario de las decisiones del Tribunal Constitucional, la cuestión de confianza, la adopción de una táctica unilateral entre un referéndum o una declaración unilaterales. Todos estos momentos pueden dar un resultado que incida sobre la marcha del proceso. Que este va adelante no lo duda nadie en Cataluña. 

En el gobierno central, la situación es muy distinta. El nacionalismo español no entiende los planteamientos de la vía catalana a la independencia bajo la forma de una República. No los entiende ni quiere entenderlos. La actitud es la de que los catalanes hagan lo que quieran que luego llegará un deus ex machina que resolverá el enredo. Pero nadie sabe qué dios será el que salga de la machina. Y el gobierno carece de un plan pensado para un independentismo ya muy avanzado. Como tampoco lo tiene la oposición. Nadie tiene nada previsto porque, además, tampoco hay gobierno ni oposición dignos de tales nombres. 

A la vista de los hechos, la opción más verosímil es la de terceras elecciones. Pero hay un compromiso público de evitarlas a toda costa. De acuerdo con ese ánimo general, tres de los partidos españoles, PP, Podemos y C's coinciden en exigir al PSOE que facilite la investidura de Rajoy. Si eso se diera, todos sus partidarios ganarían: el PP gobernaría, Podemos sería la "verdadera" oposición y reduciría el PSOE a la nada, C's aparecería como un feliz facilitador.

Pero uno perdería: el PSOE. Los socialistas no pueden favorecer en modo alguno la continuación de un gobierno carcomido por la corrupción, por debajo de toda sospecha y causante de la situación de empobrecimiento masivo de la sociedad, con unas cifras macroeconómicas desastrosas. Sobre todo porque pide la continuidad sin ofrecer cambio alguno; al contrario, postula como candidato al principal responsable del desbarajuste. 

Si el PSOE favorece mediante su abstención o de algún otro modo una continuidad del actual gobierno de la derecha estará contribuyendo al deterioro de la política democrática española. Y también abriendo el camino a su extinción que quizá sea lo que pretendan esas voces de la parte más conservadora del establishment político-mediático socialista. 

No es no.

divendres, 22 de juliol del 2016

El posible gobierno de la izquierda

Según he leído, Artur Mas emplaza al PSOE y Podemos a formar un gobierno de izquierdas. Es de puro sentido común. Nadie sensato puede resignarse a la idea de que el país siga en manos de estos indeseables. Ignoro si el expresidente ha hecho alguna oferta para suavizar esa transacción entre estas dos fuerzas políticas, unidas en el fondo por lazos fraternos, tan fraternos como los de Caín y Abel o Atreo y Tiestes. Porque estos dos partidos de la izquierda llegarán a una unidad cuando los cuervos se vuelvan blancos.

Por supuesto, para cualquiera dotado de un mínimo de sensibilidad social y prudencia, la necesidad de apartar al presidente de los sobresueldos es un urgencia. Ahí lo tienen ustedes ya amenazando con congelar las pensiones y los salarios si no se le inviste en agosto. No le basta con haber destrozado el país; quiere darle el tiro de gracia.

A todo esto, Podemos deja meridianamente claro que no tiene la menor intención de sellar alianza alguna del tipo que sea con el PSOE. Su secretario general viste esta agresividad típicamente comunista contra el PSOE con las jeremiadas de rigor sobre la mano tendida y la necesidad de que el PSOE mire hacia su izquierda y comprenda que su aliado es Podemos. Todo más falso que los Protocolos de los Sabios de Sión. En realidad, lo que verdaderamente refleja el deseo profundo de Iglesias es que el PSOE facilite la investidura de Rajoy en septiembre. No es un vaticio sino una orden: el PSOE tiene que abstenerse en segunda vuelta, como también lo ordenan Felipe González, Rubalcaba y otros fantasmas del pasado. Si los socialistas se abstienen, en la elecciones subsiguientes, desaparecerán, substituidos por Podemos. De esa forma, la organización morada alcanza la hegemonía en la izquierda y se cumple la revancha del viejo comunismo frente a la socialdemocracia. Eso es lo más importante. Resolver los problemas de la gente es secundario.

Todas las presiones confluyen ahora sobre el PSOE: la del PP pidiendo una gran coalición; la de Podemos diciendo que los socialistas deben posibilitar el gobierno de la derecha; la de Rivera, que quiere integrarlos en un contubernio conservador. Incluso la del Rey, quien revienta su papel de árbitro y moderador, para atender solícito a las órdenes de La Moncloa. De ese modo, todos quedan justificados: el PP, como partido de Estado; Podemos como la "verdadera" oposición; C's como la bisagra concliadora; y el Rey como actor principal y no mero figurante. 

El único que quedaría sumido en el oprobio y camino de la "pasokización" sería el PSOE, ya laminado en el ansiado sorpasso anguitiano. Cuando en realidad es el partido que manda, sin el cual ninguna combinación es posible. Palinuro sigue aconsejando la formación de ese gobierno de izquierdas, como también hace Mas, y la aceptación del referéndum.

Si esto es no es posible porque se diera una especie de sublevación interna en el PSOE, manténgase este en el "no" y haya terceras elecciones. Al fin y al cabo es lo que también quieren el PP y Podemos en habitual coincidencia de objetivos.

Y a ver qué pasa. En Cataluña, ya se sabe: transición nacional a su ritmo, sin dejar de participar en la política española, pero sin dar a esa participación una importancia determinante. En Cataluña tienen sus propias controversias y conflictos.

En España nadie sabe nada.

dijous, 21 de juliol del 2016

Luego de la mesa, la cama

La portada de El País no es una noticia, sino un deseo, un wishful thinking. Rajoy podría "profundizar" su pacto con los independentistas catalanes; podría hacerlo tan profundo como las fosas Marianas. Y podría blindarlo, si quisiera. Le bastaría con ofrecer a sus interlocutores un referéndum. ¿Quién sabe? Desde luego, a los independentistas les daría igual pues lo importante para ellos es el referéndum y seguir en su proceso. Además, así harían honor a esa leyenda de que la gobernación de España suele acabar dependiendo de los nacionalistas catalanes. Tratándose de Rajoy es algo inimaginable, pero también los monstruos de Lovecraft lo son y ahí están, en los mitos de Cthulhu.

Pero, en ese momento, C's opone su veto: nada de pactos con quienes quieren romper España. Vale lo que vale un veto de C's: poco. Pero veto es. Y, de imponerse dejaría la coalición de la derecha en 160 escaños, solo viable si alguno de los tres grupos mayoritarios se abstiene. Quizá el PSOE, ya aburrido de cabildeos inútiles. Desde luego es inviable en absoluto si esos tres grupos forman una coalición (PSOE-Podemos-C's) que sumaría 188 diputados y mayoría absoluta.

Todavía más inimaginable que un pacto PP-Indepes catalanes-PNV. Pero no porque no sume lo necesario, como en la opción de la derecha, sino porque en sí mismo no es posible dado que Podemos y C's dicen seguir siendo incompatibles (aunque nadie vea exactamente por qué) y Podemos está más interesado en destruir el PSOE que en facilitar su acceso al gobierno. Esto último es una especie de triste y aburrido sino: los comunistas y sus allegados siempre van más contra la socialdemocracia que contra la derecha con el síndrome de la IIIª Internacional. No sirven para gran cosa, no pueden ganar; pero pueden bloquear, impedir que otros ganen. Y ese es su empeño.

Curiosamente ese empeño se ha redoblado al cruzarse con la cuestión catalana. La repentina candidatura de Domènech en la mesa del congreso, que desató el vodevil de su constitución, reproduce para En Comú Podem en Cataluña la misma situación de bloqueo que Podemos en España y su misma misión: dividir. Dividir el voto de izquierda en España y el voto soberanista en Cataluña.

Para entendernos: los dos factores esenciales en esta endiablada situación son el carácter decisivo de la minoría catalana en el Congreso y la doblez sistemática de Podemos en España y Cataluña. O sea, no hay más salida que un gobierno minoritario de la derecha contando con la abstención del PSOE, en quien están puestas todas las miradas mientras su secretario general se ha retirado a un monasterio budista en busca de iluminación y los barones y jarrones chinos predican la necesidad de actuar con "responsabilidad de Estado", nombre que se da a la práctica del hara-kiri hecho por un partido.

Parece mentira que no quepa hacer la coalición de la izquierda PSOE-Podemos-Indepes catalanes con el apoyo del PNV, que da 178 escaños. También mayoría absoluta. Su condición es de nuevo catalana: permitir un referéndum de autodeterminación en Cataluña. Piénsese qué será más destructivo, si un referéndum de autodeterminación o dejar en el gobierno al PP para que acabe con la hucha de las pensiones.

Han constituido la mesa, pero no está claro quiénes se sentarán a ella y menos aun, quiénes se irán luego a la cama y con quiénes.

dimecres, 20 de juliol del 2016

Los medios y los fines

Sigo pensando que el programa independentista republicano catalán es la verdadera oposición al gobierno y al Estado. Conviene distinguir para entender lo que está pasando.

Una mentalidad mecanicista dirá que, pues es oposición, debe alinearse con la oposición en el congreso. Pero esa idea ignora la vertiente de oposición al Estado, para la cual el gobierno es un medio, pero no un fin en sí mismo. El gobierno catalán tiene su propia hoja de ruta y le es indiferente (hasta cierto punto) quién le haga el contrapunto en España.

La composición de la mesa del Congreso fue un vodevil, casi una comedia de enredo, entreverada de resonantes propósitos y despropósitos. Según versión nacionalista catalana, estando en negociaciones con el PSOE, Iglesias terció a las escondidas, proponiendo el nombre de Domènech en detrimento de López. Preguntado Errejón -a su vez en negociaciones sobre López-, al parecer, no sabía nada. Es portavoz, pero portavoz desafinada. De ser esto así (que también puede tratarse de una fábula del PDC y ERC para justificarse ante la crítica de haber facilitado las cosas al PP), cabe entenderlo en tres claves distintas, pero complementarias.

Según la primera: en Podemos alienta una fuerte inclinación anti-PSOE que viene de la antigüedad comunista con la vieja ambición del sorpasso anguitiano. El enfrentamiento a gritos entre el diputado Zaragoza (PSOE) y el diputado Monereo (UP), sacándose a relucir mutuamente las parejas de la vergüenza (Anguita/Aznar y Vera/Barrionuevo) ya vaticina lo que nos espera de bronca en la legislatura en la que el PP y C's harán lo que quieran mientras las izquierdas se zahieren.

Según la segunda clave, Podemos no cumple sus promesas. La de la nueva política con la crítica implícita al parlamentarismo ("no nos representan") se ha transformado en un frenético cabildeo a la usanza de la más vieja política, con reuniones secretas, ambigüedades, falseamientos. Y todo eso mientras se acentúa la política de gestos para la audiencia, normalmente vacíos, pero con intención de construir un ambiente simbólico de ruptura que se proclama pero no se practica.

Según la tercera clave, Podemos no es serio en su acción política en conjunto. En su dirección y no solo en su líder, hay una confusión permanente entre las instituciones y los medios. En realidad, se instrumentalizan las instituciones al servicio de los medios. Porque se confunde a los medios (de comunicación) con los fines. Podemos hace una política espectáculo que ya permite prever que seguirá haciéndola durante la legislatura: grandes, ampulosos, gestos mientras la grisácea tarea de gobernar el día a día, de legislar y organizar la vida corresponderá a la derecha.

Tenía que ser un vodevil y lo fue. Los de Podemos quedaron de villanos de la obra, veletas tornadizas sin sentido de la lealtad y los socialistas como bobalicones a los que se engaña como a los niños. Ahora, por despecho, dicen que la composición de la mesa -facilitada por los nacionalistas- ya preanuncia que el PP podrá formar gobierno y lo animan a buscar los apoyos que le faltan porque suponen, con escasa justificación, que los nacionalistas no favorecerán un gobierno del PP. Pero pueden hacerlo, como han propiciado la composición de la mesa, ¿por qué no?

Si hay un gobierno del PP en minoría, será igual al existente y procederá de idéntico modo. Hay quien dice que, al estar en minoría, tendrá que moderarse. Es lo que argumentan los socialistas más conservadores para provocar la abstención del PSOE. Pero es obvio: si el PSOE se abstiene, se hunde. Apoyar el gobierno más desprestigiado, inepto y corrupto de la democracia no es un acierto. Además, no es verdad que, al estar en minoría el gobierno se modere. No le hará falta porque jugará con las divisiones y enfrentamientos de la oposición que es más oposición hacia dentro de sí misma que hacia fuera.

Es tal la seguridad de la derecha en este salida que Rajoy cuenta con que el Rey pida a Sánchez la abstención. Nadie en España se ha tomado nunca muy en serio la Constitución, pero esta descarada pretensión de la derecha de instrumentalizar al monarca, rebosa la imaginable. ¿No son estos los que predican la neutralidad política de la corona? Para el PP, la monarquía no es un fin en sí mismo sino un medio para el mantenimiento de su poder de partido.

Entre tanto, llegará septiembre, se verá cuánta gente sale a la calle el día once en Cataluña y se iniciará la etapa final del proceso. En realidad, ya ha empezado pues el Parlament tendrá que responder a la petición de Tribunal Constitucional de que suspenda la tramitación de la legislación de desconexión. Ahí se dará la primera escaramuza. Luego llegará la cuestión de confianza a Puigdemont. La CUP puede votar que no o que sí. Si vota que no se convocarán nuevas elecciones y el resultado puede ser terriblemente variado. Y el proceso habrá sufrido un retroceso. Si vota que sí, el proceso seguirá a toda velocidad, con independencia del gobierno que haya en España.

A partir de ese momento se entrará en una dinámica de conflicto que no tiene por qué ser muy distinto con un gobierno de derechas o de izquierdas ya que ambas corrientes españolas son dinásticas, incluido por omisión sedicentemente astuta, Podemos. Y ahí es donde se verá si las concesiones en la composición de la mesa del Congreso son meras maniobras tácticas que no afectan a la voluntad de llevar adelante el proceso constituyente republicano o si son claudicaciones en mayor o menor medida. Todo pronunciamiento anterior en pro o en contra será un juicio de intenciones.

Intenciones ¿respecto a qué? Respecto a un panorama político español tan deteriorado que la opción con mayores posibilidades es la confirmación en el poder del mismo gobierno que ha traído al país a este desgobierno y presidido por el principal responsable de todo ello que se niega a admitir responsabilidad alguna por sus actos.

La dirección del PSOE es incapaz de gestionar la posición de absoluta centralidad que le ha correspondido. Igual que el asno de Buridán, no puede pronunciarse por ninguna de sus dos opciones. Su concepción "uninacional" de España lo acerca al PP, justo el partido con el que no quiere saber nada. Su inclinación al reformismo socialdemócrata y a la izquierda en general lo empuja hacia Podemos, un partido cuyo objetivo esencial es acabar con el PSOE. Abstenerse es no decidirse y, como el asno de Buridán, perecer por inanición.

En ese panorama, ¿de dónde saca el personal que los indepes catalanes están claudicando en su objetivo propio?

Primer aviso

Aquí mi artículo de hoy en elMón.cat, titulado La tàctica y l'estratègia. Venía movido por la oferta de Homs de apoyar un gobierno de izquierdas sin poner el referéndum como condición, cosa que había de mosquear a más de un independentista dogmático. Un par de días después, los indepes catalanes facilitan que el PP controle el Congreso en una maniobra que ha dejado al PSOE frustrado y a Podemos en una situación ridícula que, por lo demás, es la que habitualmente tiene.

¿Es contradictorio? ¿Dicen los indepes una cosa por la mañana y otra por la tarde, como hace Pablo Iglesias? ¿Se han pasado a la derecha y servirán de apoyo al gobierno español como en tiempos de Pujol y González y Aznar?

No. Los indepes están haciendo lo mejor para sus intereses: jugar al ratón y al gato con los partidos españoles que dependen de los 17 votos catalanes. Es una actitud inteligente y es de esperar que los españoles del PP/C's y PSOE/Podemos no tarden lo que suelen en entenderla. Los indepes tienen su hoja de ruta, seguirán en ella y, en Madrid, harán lo que más convenga a esa hoja de ruta, no lo que interese a la derecha o la izquierda españolas. Tanto la una como la otra deben comprender que, si quieren los votos catalanes, deben dar algo a cambio.

Como Palinuro es de izquierdas, aconseja a PSOE y Podemos que firmen un acuerdo de gobernabilidad de izquierda con inclusión de una referéndum catalán y que pidan entonces los votos de los independentistas. Si no lo hacen así, estos pueden facilitar un gobierno de la derecha en España, país vecino de hecho, mientras siguen a lo suyo. Piénsenlo, háblenlo entre ustedes y, por una vez en la vida, hagan algo inteligente.

En fin, no tengo nada que cambiar del artículo del Món.cat. Lo que sucedió ayer en el Parlamento español se entiende según lo que se expresa en el artículo. Aquí la versión castellana:

La táctica y la estrategia


La declaración de Homs de que el PDC está dispuesto a propiciar un gobierno de izquierda en Madrid sin poner el referéndum como condición inexcusable, provoca desconcierto en el campo independentista. Lógico. A primera vista parece un frenazo en el proceso.

No obstante, tiene fácil defensa si se aplica un criterio práctico. El primero de todos es dejar claro que no poner el referéndum como condición sine qua non para la constitución de un gobierno en España no significa renunciar a él. Al contrario, la colaboración en la puesta en marcha del gobierno español no obsta para que el catalán siga con la hoja de ruta en los términos que especifique el Parlamento.

Muchos defienden que, en el fondo, a los indepes les es indiferente el gobierno de Madrid y esta consideración tiene su base. Las izquierdas españolas son antes españolas que izquierdas mientras que las derechas son antes derechas que españolas, por muchos gritos patrióticos que vayan dando. Pero algo es hoy innegable: el desgobierno de la derecha está destrozando el país.

La cuestión táctica es muy clara. Su único problema es su verosimilitud. Eso es algo que solo se mide a la luz del cumplimiento de la estrategia. Pero aquí estamos ya en el medio plazo, en donde se acumulan promesas, engaños, desengaños. El modo de hacerlo es sencillo: se apoya un gobierno de izquierdas en Madrid mientras se sigue impertérrito con la hoja de ruta en Cataluña. En Madrid se debate sobre la reforma de la Constitución mientras en Cataluña se discute sobre el RUI o la DUI y se adoptan las medidas precisas.

Si en España se constituye un gobierno de izquierdas, la Generalitat tendrá un interlocutor distinto del don Tancredo hasta la fecha. No se sabe si mejor o peor, pero distinto; lo cual ya es algo. No creo que haya alguien a quien parezca una buena idea que el actual gobierno en funciones prolongue su desgobierno. Unas terceras elecciones generales no benefician a nadie.

Pero tampoco lo hacen unas catalanas. Y es la cuestión que se planteará en Cataluña, a la vuelta del verano y después de la Diada. Exactamente, ¿votará la CUP a favor de Puigdemont o este perderá la cuestión de confianza y será preciso convocar nuevas elecciones?

La perspectiva de una nueva consulta catalana introduce un poderoso factor de incertidumbre. El eje izquierda/derecha se cruza ahora con el independentista/no independentista y permite vislumbrar posibles cambios en las tendencias de voto. En Comú Podem y CSQEP pueden llegar a confluir en una operación de lanzamiento de Ada Colau como candidata a la presidencia de la Generalitat con un programa nacional confuso que no augura nada bueno para el voto independentista. Y todos los vaticinios predicen un resultado también malo a la CUP.

En definitiva, todo son imponderables que solo pueden conjurarse garantizando la confianza a Puigdemont y colaborando a desarrollar y aplicar la hoja de ruta. Sin imposiciones y sin complacencias.

Un gobierno de izquierdas tendrá una actitud menos hostil hacia Cataluña que uno de derecha. En último término, la petición de un referéndum es muy razonable e inevitable. En la izquierda española probablemente así se considera, aunque mucho menos en el PSOE. En este punto, los socialistas necesitan algo de pedagogía . Si, a pesar de todo, no se consiguiera la consulta, los indepes pueden dejar de apoyar el gobierno. Es decir, tienen cierta fuerza a la hora de presionar. No para imponer, pero sí para bloquear.

Y eso siempre es una garantía. Sobre todo teniendo en cuenta que el no al referéndum ya lo tenían de antemano. Una subsiguiente negativa de las izquierdas españolas equivaldría a una especie de terremoto en Cataluña, en donde las fortunas electorales de los partidos que quieren mantener la vinculación con España se hacen más problemáticas.

El referéndum es todo en Cataluña, pero es nada en España. Sacrificar la nada para conseguir el todo es inteligente, aunque sea complicado de entender.

diumenge, 17 de juliol del 2016

Giro copernicano

Es extraño no encontrar eco en la opinión independentista de esta declaración de Homs que doy por fielmente reproducida. Y es extraño porque, a primera vista, rompe con lo que parecía ser criterio asentado en la vieja CDC, hoy PDC; y rompe con el de Esquerra; y no digamos con los cupaires; y con la ANC que, entiendo, acaba de pronunciarse a favor de un RUI por un 75%.

Lo primero de todo es comprobar que la suma es posible: PSOE+Podemos+DiL+PNV son 178. Mayoría absoluta. Rajoy, fuera.

Aritméticamente es OK. ¿Y políticamente? Ese es otro cantar. El PSOE niega toda concesión referendaria y, si se hace valer que el referéndum no es una condición inexcusable, le bastará recordar que el Comité federal prohibió, literalmente, a Sánchez todo pacto con los indepes catalanes, de cualquier tipo. Por supuesto, lo que un Comité federal prohibe otro puede autorizarlo. La cuestión es si quiere. Los socialistas deciden y no se quejarán de tener pocas opciones.

Del lado catalán, la retirada del referéndum tiene dos posibles lecturas, una dogmática y de principios y otra táctica. La dogmática quiere mantener el referéndum como condición porque ese es el espíritu actual de JxSí. De imponerse este criterio, sin embargo, la coalición propuesta (161 diputados) ya no sumaría para la mayoría absoluta. Los indepes vuelven a tener la llave del gobierno español, pero no ofrecen ninguna fórmula de transacción. Lo que es raro.

La lectura táctica señala que, si la propuesta prospera, su primera consecuencia, la salida del PP del gobierno, es de general aplauso. En un segundo tiempo, ese gobierno abriría un proceso de debate sobre la organización territorial española que quizá llevara a negociar la celebración de un referéndum que será preciso celebrar en algún momento. Obviamente, esta conclusión es casi ilusoria y los partidarios de la lectura dogmática señalarán que jamás se dará, que el gobierno español jamás autorizará referéndum catalán alguno. Cosa bastante probable.

El PSOE puede pronunciarse por la coalición "giro copernicano", para lo cual su Comité federal tendrá que cambiar de opinión. Una opción que levanta ira entre las baronías. También puede pronunciarse por una coalición PSOE+Podemos+C's. Pero en este caso debe precisarse que, al condicionar los de En Comú su voto al referéndum, Podemos ya no tiene 71 escaños, sino 59. Ello pone la coalición en 176, una cifra mucho más raspada que la de la coalición con los indepes.

Al margen de las diatribas ideológicas, el giro copernicano de Homs me parece un intento valioso de mostrar cómo Cataluña contribuye a la gobernación del Estado. El debate sobre si eso es bueno o malo adquiere ya otras dimensiones.

dissabte, 16 de juliol del 2016

La almoneda de La Moncloa

Con tal de mantenerse en el poder, el  presidente de los sobresueldos es capaz de bailar una sardana en gayumbos. Ya desde el segundo día de su mandato se vio que carecía de dignidad. En el primero viose que no tenía palabra y en el tercero que tampoco tenía luces. A pesar de todo se mantuvo, envuelto en el descrédito, habiéndose descubierto que trincaba pasta de origen dudoso mientras predicaba que la población moderase sus ingresos y enviaba SMSs de apoyo a sus amigos delincuentes. Su fuerza fue su mayoría absoluta en el Parlamento. Con sus 186 jabalíes podía gobernar con mayoría aplastante, permitiéndose ignorar a la Cámara e incomparecer siempre que no le apetecía ir, que era siempre. 

De este modo, sin dignidad, sin vergüenza, sin luces, nada extraño es que tampoco hiciera amigos. Y así pasó esa X Legislatura, en medio del bochorno general de ver un país gobernado por un tipo de catadura intelectual y moral detestables que, además, no sabía, ni quería, ni se atrevía a hablar en público. 

El personaje hace ahora caso omiso del generalizado rechazo que provoca en la población, cosa que se muestra a cada tortazo que le atizan  cuando se empeña en pasear en civil por unas ciudades a las que ha saqueado y esquilmado. Y, al forzar su candidatura, demuestra que ni para político vale porque no vale aquel que entre 213 colegas de oficio es incapaz de encontrar uno solo que lo apoye.

Por estos motivos,  soslayando los innúmeros problemas y objeciones a que se presente de nuevo a unas elecciones uno que solo puede perderlas, el Sobresueldos ha dado orden a su fiel guardia pretoriana de que ofrezca en almoneda todo lo que pueda servir para allegarle voluntades. Y todo es todo: está dispuesto a sacrificar a sus colaboradores, a modificar y anular todas las leyes de las que tan orgulloso decía estar, a reformar una Constitución que ayer mismo reputaba intocable, a revisar su famosa reforma laboral, a dar a la oposición la presidencia del Congreso y hasta a hacer vicepresidente del gobierno a Rivera en lugar de la Ratita Hacendosa. 

Todo, con tal de no eliminar el verdadero obstáculo a cualquier tipo de acuerdo o salida para esta situación de bloqueo que raya en una farsa de la comedia del arte: él mismo.

dijous, 14 de juliol del 2016

Naturalmente

Aplausos a Sánchez. Así se habla en público: claro, conciso, sosegado y flexible. Ahorrando al sufrido auditorio arengas, diatribas, doctrinas y monsergas variadas. Tres posibilidades:

El No al PP.Es algo que exige la dignidad. Es inaceptable que pueda seguir un gobierno desprestigiado, incompetente, apoyado en un partido imputado por los jueces y presidido (los dos, el gobierno y el partido) por una persona que carece de todo crédito y solo suscita rechazo en el conjunto de la sociedad. En su propio partido debiera haberse actuado para apartarlo del mando ya que él carece del más elemental sentido de la responsabilidad política. No es así porque el partido es su hechura así como él es la hechura del partido. Todo una ignominia. Su apartamiento del poder no es cuestión de táctica o estabilidad política. Es cuestión de principios. Es imposible regenerar un sistema político teniendo en el puente de mando al responsable de su degeneración. Es de risa.

El "no" a Rajoy y al PP es un "no" de emergencia. Es un no de principios, incondicional. 

La cuestión del gobierno de izquierda. Algo también obvio. Las dos izquierdas de ámbito estatal suman 156 escaños. Es una buena base, pero no suficiente. Es de esperar que, a la vista de lo frágil de su coalición, el líder de Podemos atempere algo el tono y sea menos agresivo. Los de Compromís se van al grupo mixto, los doce comuneros barceloneses dicen que votarán en contra de cualquier pacto con el PSOE mientras este no acepte el referéndum; los ocho de IU quieren tener también voz propia, con su propio corifeo, Garzón. No tengo noticias de lo que proyecten las Mareas, pero parece ya evidente que Podemos no cuenta en realidad con 71 escaños, sino con una cantidad variable, según los temas que se aborden y cómo se aborden. A lo mejor esto es suficiente para que, en efecto, acepten que su papel es de socio menor en una coalición mayor y que no están para imponer condiciones. Entre otras cosas porque, si lo hacen y se repite el bloqueo del 20 de diciembre, en las siguientes elecciones pueden desaparecer. 

No estando Podemos para dictar condiciones, quizá pueda integrar una coalición con el PSOE y C's, siempre que estos reduzcan sus estridencias neoliberales y por un tiempo limitado. En un inteligente artículo en su blog es más o menos lo que propone Odón Elorza: plan a) pacto a tres y cuestión de confianza a los dos años; plan b) si las tres fuerzas no se avienen, dejar gobernar a Rajoy atado de pies y manos (como si eso fuera posible con este personaje) y esperar que los tres anteriores consigan presentar una moción de censura. Mi crítica: si no se ponen de acuerdo antes, esperar que presenten una moción de censura gentes que, como el PSOE en la X legislatura, pudieron hacerlo y no se atrevieron, es pensar en lo excusado. Si se deja a Rajoy, se queda y no hay quien lo eche.

Las terceras elecciones. Si no puede haber acuerdo de izquierda con el apoyo de los independentistas porque el PSOE se obstina, contra toda razón, en negar un referéndum en Cataluña, cuando menos debe cuajar la coalición tripartita que, sin contar los doce comuneros, daría 176 escaños. Frágil, insegura, problemática, pero mayoría absoluta. Si eso no se alcanza, queda un gobierno tripartito en minoría, frágil e insegura, pero viable. Si esa tampoco se logra, las nuevas elecciones son inevitables. 

Con la situación en Cataluña como está, a la vuelta de septiembre el país puede encontrarse en un punto de no retorno y un gobierno en funciones del que ya está harto todo el mundo. Y lo más grave es que no hay garantía alguna de que las terceras elecciones no dejen el mismo o parecido marasmo. 

La pregunta, por lo demás es: ¿vamos a ir a terceras elecciones con los líderes que ya fracasaron en las primeras y las segundas?

dimecres, 13 de juliol del 2016

¿No había muerto el bipartidismo?

De seguir así vamos de cabeza a las terceras elecciones en un año. Quizá sea una efecto retardado de la dictadura. Los españoles pasaron tantos años sin votar, sometidos a la esclarecida guía de los franquistas, mentores ideológicos de estos peperos, que ahora se desquitan como se ve de tres en tres

Las explicaciones, advertencias y avisos de los partidos, sus interpretaciones y la adjudicación de buenos y malos en la obra son bastante risibles en general. Nadie coincide con nadie en nada excepto en una cosa: la decisión ha de tomarla el PSOE porque todo depende del PSOE. Tiene su guasa. El partido más atacado (las jeremiadas de Podemos hablando de que todo el mundo los critica a ellos es falsa), el más vilipendiado, el que nadie puede ver ni en pintura y carece de todo respaldo mediático (a diferencia del PP y Podemos que tienen periódicos, televisiones y periodistas a su servicio) es justamente el que todos necesitan y sin el cual ninguna combinación es posible. El Partido que, para la derecha, está repleto de radicales y, para Podemos y sus realquilados de IU, es idéntico al PP, es el que todos quieren de compadre en las alianzas. Pero no por ello ninguno osa modular sus ataques. Es propio de la habilidad hispana: se insulta a quien se necesita de aliado y ni de chiripa se le piden disculpas.

Nadie en el PP, un partido de presuntos ladrones, corruptos y cómplices se atreve a levantar la voz contra el Sobresueldos, un personaje absolutamente desprestigiado que se aferra al cargo quizá para no tener que afrontar un futuro penal aciago. Si el PP prescindiera de este inenarrable individuo e hiciera otra oferta, quizá encontrara una respuesta distinta que contribuiría a hacer patente lo que todo el mundo intuye ya: que el bipartidismo se mantiene.

La respuesta favorable de C's podría darse por segura, incluso al extremo de pasar de la abstención a un voto afirmativo con matices. Y tampoco sería muy hosca en el PSOE en donde las presiones a favor de la abstención, procedentes de los sectores reaccionarios del partido (González, Rubalcaba, Borrell, Guerra, etc) redoblarían y dejarían en posición aun más débil a Sánchez. 

La respuesta de Podemos sería aquí, como casi siempre por otro lado, irrelevante, aunque el coro de sus periodistas afines (incapaces de distinguir las mixtificaciones de Iglesias de una crítica al orden constituido) la presentaría casi como venida del reino del saber. Estos de Podemos son los que forzaron las segundas elecciones con el objetivo de desempatar, cuando no había empate. Ahora ya no pueden seguir mintiendo tan descaradamente y su posición es en verdad chunga. No son decisivos para nada y ocultan su intrascendencia con engolados y cavernosos conceptos: si el PSOE se abstiene, la oposición pasará por derecho a UP. Y, de paso, el jamón que regaló el Sobresueldos a Obama. La oposición seguirá siendo el PSOE y ya se verá a qué se opone de verdad Podemos que, cual es habitual,  no está claro. 

Aburre mencionarlo: hay dos combinaciones posibles de mayoría absoluta sin la peste del PP: a) PSOE+Podemos+C's y b) PSOE+Podemos+indepes catalanes+nacionalistas vascos. Pero ninguna de las dos parece viable mientras Podemos y C's no suavicen su recíproco odio o el PSOE pierda el miedo al referéndum catalán.

Si todo sigue igual, las terceras elecciones serán obligadas. En opinión de Palinuro, esas elecciones serán la resurrección del bipartidismo y la reducción de Podemos y C's a magnitudes simbólicas. Y a ellas no debiera concurrir ninguno de los cuatro fracasados candidatos hasta la fecha.  

dimarts, 12 de juliol del 2016

El del jamón quiere seguir siendo presidente

No me dirán que lo de regalar un jamón a Obama no les ha impactado. ¿Creían ustedes que en estos años del imperio pepero habían visto todo en punto a estupidez? Seguramente. Y con razón. Pero nos faltaba ver al payo en funciones. Y aquí lo tienen ustedes, tan ufano, balbuceando necedades ante Obama y muy contento de haber demostrado que la "gran nación" no se anda con chorradas de cajitas de vidrio como si este país fuera Murano. Ni hablar. Aquí estamos a lo que estamos, somos muy y mucho españoles; sabemos de sobra que un plato es un plato; odiamos a la gente ruiz; somos muy previsibles; tenemos mucho sentido común; no permitimos que los chuches tengan más IVA que los hilillos de plastilina; hacemos cosas cuando somos catalanes; cuando no, leemos el Marca; no nos gustan las ocurrencias ni los conejos de las chisteras. Así que nada de una puñetita de cristal: le regalamos a Obama un buen jamón. Además, el guiri, ¿no es negro? El Sobresueldos no es racista, por supuesto, pero todo el mundo sabe que los negros pasan hambre.Y él, profundamente católico, no puede tolerar que un negro que llama a su puerta pase hambre, por favor. ¿Qué se dirá de nosotros, de la hospitalidad española, en los yunaitez estates?

Ustedes, lectores, que se gastan mala follá como los granaínos, señalarán que el Sobresueldos seguramente no tenía ni idea de que en los EEUU no se puede entrar como en Redondela, con una cesta de mimbre chorreando grasa de la matanza. Pero ¿qué me dicen de los asesores? Sí, esos tropecientos pájaros nombrados a dedo por el de los sobresueldos entre gentes que no tienen el graduado escolar. ¿Tampoco sabían que en los States no se pasan alimentos así como así? Algunos lo sabrían. No todos van a ser tan tontos como su jefe, pero pensarían que allí sucede como en España: sí, hay leyes, pero no se aplican o solo se aplican a los pobres. Porque, y en eso estarán todos de acuerdo a fuer de auténticos españoles, ¿hay algo más afectuoso, cordial y sano que regalar comida? Hasta hace muy poco era un artículo de lujo y hoy, gracias a las medidas del sobresueldos para salir de la crisis, vuelve a serlo y, al fin y al cabo, siempre es un gesto evitar que Obama tenga que ir a la cola de Caritas, como hacen todos los días cientos y cientos de desalmados antiespañoles que simulan estar  hambrientos solo para crear mala fama a esta gran nación.

Terminada la peripecia del jamón, el okupa de La Moncloa se ha embarcado en una aventura intelectual propia de su inimitable carácter, apoyado en ello por las fuerzas vivas del país y ese periódico que antaño fue un ejemplo de buen hacer y hoy es un pasquín más al servicio de la derecha, así como el resto de los medios que, en su inmensa mayoría, están a su servicio. Como lo están indirectamente los que juegan a ser les enfants terribles del régimen, apoyando a su vez a Podemos e IU con el fin de aniquilar al PSOE. Este sí que no cuenta con ningún apoyo mediático de ningún tipo y, a pesar de todo, resulta ser la pieza central del rompecabezas en que estos líderes tan menguados de inteligencia como de originalidad han convertido el campo político.

Ni dos minutos vamos a perder en referirnos a la "autocrítica colectiva" que ha hecho Podemos, consistente en una sarta de excusas para no admitir el hecho obvio de que la gente no los vota porque no se fía de ellos. Su única finalidad es seguir alimentando en los líderes la arrogancia y la chulería frente al PSOE, que son los elementos más seguros para acabar en unas terceras elecciones.

El Sobresueldos piensa confrontar a Sánchez con un dilema: él mismo o nuevas elecciones. Don Carlos o el petróleo. Tiene numerosos aliados para presionar al socialista: además de los "verdaderos" izquierdistas de Podemos y los "superverdaderos" de IU, tiene a los socialistas reaccionarios, meapilas, monárquicos y, en el fondo, peperos de corazón dentro de su partido que quieren verlo abstenerse para que gobierne la derecha. Ejemplo: Felipe González, quiza el político que más alto llegó en su día y más bajo se ha hundido ahora, hasta hacer el trabajo de la derecha que él acusaba, con razón, de hacer a Anguita. Al final, en verdad, los dos coinciden en que gobierne la derecha.

Permitir que gobierne de nuevo el Sobresueldos es sumir al país en un abismo de indignidad y vergüenza cuyo símbolo es ese jamón que el zote de La Moncloa ha regalado al estadounidense en la escala técnica que este hizo desde Varsovia camino de Rota.

dilluns, 11 de juliol del 2016

A ver, Sánchez, cumpla órdenes y absténgase

No recuerdo haber visto un caso mayor de desvergüenza, de manipulación, de falta de profesionalidad y de absoluta idiocia. Aunque no se lo crean, El País basa su conclusión de que la mayoría de los votantes del PSOE prefiere que su partido se abstenga en esa inenarrable pregunta. Por supuesto, el hecho de que la abstención del PSOE sea elemento imprescindible para que siga gobernando el presidente de los sobresueldos y su asociación de presuntos malhechores, que es lo que El País desea, es aquí el elemento decisivo.

Por qué quiere El País que España siga esquilmada por esta organización imputada por los jueces, es algo que pertenece al secreteo de las buenas relaciones entre el periódico de Prisa y la presidencia del gobierno. Dada la falta de escrúpulos de un tipo como Cebrián, que es quien manda en el diario, lo más probable es que se esté negociando trato de favor económico  a cambio del apoyo de este a las tropelías del desgobierno de la derecha.

Todo lo anterior era sabido, pero se mantenía en un discreto silencio para no exponer a la luz pública el giro dado por el diario, que no es otra cosa que una traición al espíritu crítico y de independencia que lo orientó desde el principio, cuando vivía Jesús Polanco, a quien este Cebriancillo no llega a la altura del zapato. Muy mal tiene la derecha que ver las cosas para que obligue a El País a quitarse la careta y salir pidiendo expresamente la abstención del PSOE a favor de un gobierno del PP que más de dos tercios de los votantes rechazan.

No merece la pena analizar mediante crítica de texto o algún otro procedimiento el enunciado de esa pregunta. Es tan manipulador, sesgado, abusivo y, en el fondo, estúpido, que entretenerse con él es perder el tiempo. Un aplauso especial merece ese "a cambio de una serie de reformas" que debe de habérselo dictado el gabinete de comunicación de La Moncloa. La próxima vez, que las explicite. Total, las conocemos ya: todo se puede revisar excepto la reforma laboral. Como era de suponer.

Si el PSOE cae en la trampa de esta gente y permite gobernar al partido del saqueo de España, se suicidará.

diumenge, 10 de juliol del 2016

Las terceras elecciones

Quiere el saber convencional que, si hay terceras elecciones, el PP alcance la mayoría absoluta y Podemos se dé una buena castaña. No sé de dónde salen estas ideas, pero tienen mucha aceptación. Tanta que las partes directamente concernidas actúan en consecuencia. El Sobresueldos ha perdido ya quince días -cosa que se le da de miedo- y está dispuesto a perder los que le queden de aquí al siglo que viene, sin moverse, en espera de que la incompetencia de todos los demás le resuelva la papeleta de ser investido presidente del gobierno. Ya lleva doscientos días de bóbilis bóbilis. En esto, como en todo lo demás, le secunda C's, si bien este ve la hipótesis electoral con aprensión pues teme le suceda lo que a Podemos.

El nudo de la cuestión se ventila en la izquierda, PSOE y Unidos Podemos (UP) y en primerísimo lugar el PSOE que sigue siendo el eje en torno al cual giran todas las combinaciones posibles. Incluida la decisión última de ir a terceras elecciones. Parece como si, en estas segundas, los socialistas hubieran encontrado la fuerza y la decisión perdidas, lo que cambia mucho las cosas. El "no" rotundo de ayer de Sánchez a la triple posibilidad de favorecer por activa o por pasiva al PP ha clarificado el panorama. Lo que siga ahora dependerá de la capacidad del PSOE de mantenerse en esta gallarda actitud de "no" al Sobresueldos, no al gobierno del PP en ningún caso. De la capacidad de resistirse a los cantos en favor de la abstención no de sirenas sino de los viejos cachalotes del mar de los sargazos. 

Con ese "no" en el frontispicio, vayamos a las combinaciones posibles.

Deben descartarse, creo, gobiernos en minoría porque nadie se fía de nadie y los gobiernos minoritarios tienen que contar con una mínima lealtad a los compromisos que entre estos políticos de liviano fuste no se da en absoluto.

En ausencia de gran coalición solo hay dos combinaciones que den mayorías absolutas: a) PSOE+Podemos+C's= 188 escaños y b) PSOE+Podemos+indepes catalanes+PNV+Bildu = 180. La primera combinación fracasa ante la animadversión mutua entre Podemos y C's. La segunda ante la negativa cerrada del PSOE a permitir un referéndum de autodeterminación en Cataluña.

Por lo tanto, si no se da revisión alguna en las posiciones de las tres fuerzas, las terceras elecciones serán un hecho. Y lo serán porque todavía hay una posibilidad más siniestra que la nueva votación y es la continuidad del desgobierno del Sobresueldos con la asociación de presuntos malhechores del PP. Hipótesis que podría realizarse en la no muy descabellada posibilidad de una alianza PP+C's+Canarios con el añadido de un par de tamayos. Si se hizo en Madrid, rompeolas de las Españas, también podrá pasar en una de ellas, la más cutre e inmoral.

Para Palinuro está claro: lo mejor es la combinación PSOE+Podemos+Indepes+PNV+Bildu, pero, si trata de imponerse la continuación de este gobierno ignominioso, apoyado en un partido de corruptos y presuntos delincuentes, y no hay combinación posible de mayoría absoluta, lo mejor son las terceras elecciones.

Con una condición inexcusable: ninguno de los cuatro ineptos que han sido incapaces de formar gobierno por segunda vez, puede volver a presentarse como candidato. Eso sería lo unico que verdaderamente rompiera el maleficio de una política española dominada por la inoperancia, la incompetencia, la corrupción y la mentira sistemática.

Mañana hablaremos de la refundación de Convergència en un partido republicano e independentista y también de esos curiosos cónclaves habidos en el PSOE y UP para encontrar una explicación a sus respectivos fracasos electorales.

divendres, 8 de juliol del 2016

La socialdemocracia como ideología

Espero no se me acuse de desertar mi puesto de vigilante analista político si me tomo un asueto en esta tarea de seguir los meandros de las negociaciones poselectorales. En román paladino, que van a acabar resolviendo la situación por agotamiento. Rajoy quiere a Sánchez; Sánchez no quiere a Rajoy; Rivera los quiere a los dos; los dos lo quieren a él, pero por separado; Iglesias quiere a Sánchez pero sin Rivera; Sánchez quiere a Rivera con Iglesias; Iglesias no puede ver a Rivera; Echenique tampoco; Rivera no quiere a ninguno de los dos; Garzón los quiere a todos; los catalanes y los vascos solo se quieren entre ellos; los demás quieren a los vascos, pero no a los catalanes. Y todos dicen saber muy bien lo que quieren, pero no quieren saber lo que dicen.

Con permiso, vamos a descansar un poco porque produce angustia ver una clase política enzarzada en dimes y diretes, parlanchina hasta la desesperación, pero ciega a la gravedad de la circunstancia del país.

Vayamos a un asunto que movió titulares de prensa antes de las elecciones y produjo atropelladas reflexiones, esto es, la declaración de fidelidad a la socialdemocracia de Iglesias, principal dirigente de Podemos y faro doctrinal. De inmediato hubo reacciones favorables y desfavorables centradas en si era una engañifa, algo sincero, si pretendía reñir el campo al PSOE, si este era capaz de afirmar su copyright.

Pocos se plantaron y preguntaron exactamente, la socialdemocracia ¿qué es?

¿Qué va a ser? Una ideología. El término levanta suspicacias, sobre todo en la izquierda. Toda ideología es mala a fuerza de falsa. Excepto la propia. Pero la propia no es ideología sino pura razón, sentido común, conocimiento científico. Obvio, lo de las ideologías no está nada claro porque remite a una región de metaconceptos siempre problemática.

Hay ideologías que no están claras en cuanto a su fondo, pero sí en cuanto a su forma. Son conjuntos de ideas más o menos trabados y extensos presididos por eso, por un metaconcepto, como justicia, libertad, igualdad o seguridad. Por eso todas las opciones políticas son ideologías.

La socialdemoracia, una de ellas. Eso es algo que saben los teóricos de la elección racional desde que echaron los dientes. Una ideología es un atajo cognitivo que me permite pronunciarme en asuntos de interés general reduciendo al máximo el coste de la información. Una ideología viene como un pack, un kit cognitivo. Solo precisa dos actos de fe: fe en que el kit es el más adecuado para el metaconcepto que uno venera y fe en que el responsable oficial que las circunstancias hayan puesto al frente de la interpretación lo haga correctamente.

¿Para qué queremos "atajos" conceptuales? Para competir en las campañas electorales y triunfar allegando la mayor cantidad de votos. La ideología es un kit para activar la acción del partido como máquina electoral. Al fin y al cabo, unas elecciones son como las batallas medievales. Las mesnadas de los señores (aquí sus votantes) tienen que distinguirlos en mitad de la refriega entre el polvo y el humo y con las celadas bajas. De ahí salieron los colores de la heráldica. Las ideologías son los escudos de blasón para la contienda electoral. Si yo enarbolo pendón socialdemócrata, atraeré las mesnadas de esa tendencia. Y, de hecho, la campaña de Podemos insistió en una llamada permanente a los "socialistas de corazón"

Pero la ideología socialdemócrata mantiene relaciones conflictivas con otras ideologías de izquierda, singularmente la comunista. Como atajo ideológico para cálculo electoral, la ideología comunista no ha dado nunca resultados aceptables, razón por la cual suele concurrir a las votaciones disfrazada.

La conclusión obvia es que, al haber sellado una alianza con IU y, por ende, con los comunistas, Podemos revelaba que la nueva fe en la ideología socialdemócrata solo era un disfraz más. Un disfraz de supervivencia. Y el resultado ha sido bastante negativo.

dijous, 7 de juliol del 2016

El jarrón chino de La Moncloa

Cumpliendo órdenes de Cebrián, Felipe González predica desde una tribuna de El País la formación de un gobierno del PP con abstención y apoyo del PSOE. Es una batallita más en el gran operativo por el que el grupo Prisa ayuda al mantenimiento de esta derecha neofranquista a cambio de un buen trato en todos los órdenes, financiero, fiscal, etc. Una batallita de los tiempos del abuelo, cuando publicar una tribuna en El País equivalía a un toque de atención universal ante el que todos se ponían en posición de combate. Hoy no es otra cosa que una fantasmada de quien tuvo pero no retuvo porque perdió lo que le quedaba merodeando entre puertas giratorias.

Dice ahora González que no es partidario de una gran coalición PP-PSOE. Hace algunas lunas sí lo era pero, al parecer, ya le han informado de que eso es más de lo que pueden soportar hasta los socialistas más afines al PP, como Corcuera o Bono. Pues que no haya gran coalición y así, el expresidente, que sigue interfiriendo en el margen de acción del secretario general, propone a cambio una coalicionceja en la que su partido sería de monaquillo y, como le da vergüenza pedir que lo haga incondicionalmente, reclama a Rajoy que tenga la magnanimidad de moverse y cumplir con su deber.

A Rajoy. Porque la coalicionceja que González quiere hacer tragar al PSOE en beneficio de Prisa no tiene ni los arrestos de imponer como condición que el de los sobresueldos se vaya a su casa. No tiene el valor de pedir la retirada del presidente más corrupto de la historia de la segunda Restauración, el que era vicepresidente de Aznar cuando este nos llevó a la guerra del Irak.

Es decir, González está a la derecha de C's y Rivera que, cuando menos, exige la salida de Rajoy.

Es más, está a la derecha de Pablo Echenique, pues coincide con él en descartar toda posibilidad de un gobierno de mayoría alternativa al de Rajoy y en defender la formación de un gobierno de la derecha. González lo pide recomendando al PSOE que lo posibilite como sea; Echenique prácticamente lo impone bloqueando la posibilidad alternativa al decir que Podemos nunca se sentará con C's.

Ojalá el PSOE encuentre el valor que precisa para pedir al jarrón chino que predique en una cuestación de la fiesta de la banderita con señoras de bien y a Echenique que razone como cuando militaba en C's, en donde parece haberse dejado el escaso izquierdismo que alguna vez pudo haber tenido.

dimarts, 5 de juliol del 2016

No, no, no y no

Hay vientos de fronda en el PSOE. Unos propugnan "no cerrado" al PP; otros, la abstención en primera o segunda vuelta; otros, creyéndose más refinados, un gambito de un par de diputados para facilitar la investidura de Rajoy; otros, incluso, una gran coalición. En efecto, tormenta de ideas. Eso está bien. El partido prueba ser plural y algo más democrático que los demás. ¿Cuántas voces piden en el PP que se retire Rajoy a quien muchos consideran el principal obstáculo a cualquier entendimiento? ¿Cuántas en C's piden la dimisión de Rivera por haber fracasado en las elecciones? ¿Cuántas en Podemos piden abandonar ya la retórica asaltacielos y forzar un gobierno de progreso?

Todas las combinaciones giran en torno al PSOE. La misma situación que el 20 de diciembre, pero desmejorada para la izquierda. Cosa que debe agradecerse a la decisión de Podemos de bloquear un gobierno de progreso.

Las mentadas opciones del PSOE están sobre la mesa y los socialistas deben debatirlas a plena luz del día y justificar por qué eligen la que elijan. Un debate en el que debemos participar todos porque a todos nos afectará su resultado.

Para Palinuro, la opción más razonable es "no" en todos los casos: primera o segunda vuelta; con Rajoy de candidato o con Perico de los Palotes. Es "no" al PP. No a la corrupción, a la incompetencia, al autoritarismo, al desprecio a la gente; al robo sistemático y organizado, a la manipulación de los medios, a la politización de las instituciones, a la represión de la ciudadanía, a un neoliberalismo salvaje que ha cargado el peso de la crisis sobre los jóvenes, los parados, las mujeres, los emigrantes, los dependientes, los inmigrantes y los pensionistas. No a la derecha neofranquista que ha provocado un enfrentamiento inaudito con Cataluña y se niega a hacer justicia a los más de 100.000 compatriotas asesinados y enterrados en fosas comunes. No a la indignidad y la vergüenza internacionales.

Desde el punto de vista de la finezza parlamentaria, abstenerse aquí o allí, prestar dos diputados o darlos transitoriamente de baja con una enfermedad ficticia, es persistir en este remedo de normalidad democrática, como si el país no viviera una crisis política y moral, además de la social y económica de las que todo el mundo habla. No es asunto de táctica parlamentaria. Es de principios. No es posible seguir si no hay una labor de regeneración democrática creíble e inmediata: se debe poner fin a la corrupción; ningún procesado, imputado, pendiente o sospechoso de serlo, puede ocupar cargo alguno, empezando por el presidente del gobierno; un partido imputado por los jueces de lo penal no puede gobernar; tiene que imperar la trasparencia. Y nada de esto será creíble si el parlamento encarga esta labor regeneracionista a un gobierno que ha sido y sigue siendo causa y amparo de aquella corrupción.

El PP ha ganado las elecciones por mayoria relativa. Sostiene que le corresponde formar gobierno. Nada se lo impide. Que lo intente como quiera y que cada palo aguante su vela. No me consta cuál sea la actitud de C's. Creo que no le consta a nadie; ni siquiera a sus miembros. Tampoco estoy seguro del ánimo del PNV. Parecen proclives a intercambiar el "si" a Rajoy por el acercamiento de los presos. El voto de Coalición Canaria (CC) actúa, me parece, como indican sus siglas en internet, Creative Commons, o sea, votará por igual al PP o al PSOE. Si todas las alianzas le salen, el PP tendrá 175 escaños y gobernará en una precaria situación, amenazado de inoperancia. Cierto que esto parece dársele muy bien al presidente de los sobresueldos, pero no sé si los poderes fácticos van a tolerárselo.

Si le fallan aliados, Rajoy puede ofrecerse también, por supuesto. Pero se abre una posibilidad de formación de un gobierno alternativo encabezado por el PSOE. Esta posibilidad -que Palinuro ya propugaba el 20 de diciembre y sigue propugnando hoy en condiciones más difíciles- es muy compleja pues requiere conciliar posiciones escasamente coincidentes (C's, Podemos, independentistas catalanes, nacionalistas vascos y Creative Commons). Merecería la pena, sin embargo, indagarla, de no ser porque tengo la sospecha de que Podemos -igual que el 20 de diciembre- excluye de antemano todo gobierno con el PSOE.

Dijeran lo que dijeran en la campaña, Unidos Podemos salieron a ganar al PSOE, no al PP. No lo consiguieron, pero sí que no pueda formar gobierno. Ahora la cosa es esperar en la oposición, mientras gobierna el PP y, en las próximas elecciones, el PSOE muerde el polvo o su cadáver pasa por delante de la puerta morada. Eso es exactamente el discurso de Iglesias en este momento: hemos triunfado; pero no lo suficiente; hay que esperar cuatro años. Ya no dicen, como en la campaña, que el PSOE tendría que elegir entre hacer presidente a Rajoy o al sosias de su fundador que, para mayor guasa, decía ser socialdemócrata. Ahora dicen que ellos no están para nada, no vaya a ser que a Sánchez se le ocurra elegirlos. ¡Menudo compromiso!

No merece, pues, la pena devanarse los cascos pero sí cabe hacer una propuesta bienintencionada. Es verdad que buscar acuerdo entre aquellas fuerzas políticas tan enfrentadas en campos tan diversos es muy difícil. Por eso, la razón ordena ir por una vía fácil: ¿y si hubiera un mínimo común denominador? ¿Y si cupiera poner a todas de acuerdo en un punto común?

Porque ese punto comun existe. Es echar a Rajoy y al PP del gobierno. Es la tarea prioritaria. Poner fin a este bochorno, esta indignidad, este desgobierno corrupto de un partido que tiene que dar de baja ejecutivas enteras aprovechando que la policía las reúne en un furgón de detenidos. Es el requisito para que cualquier medida posterior pretenda legitimarse. Sería un gobierno presidido por el PSOE con un acuerdo entre caballeros de que, habiéndose aclarado la situación, depurado las responsabilidades políticas y penales de este gatuperio, se sometiera a una cuestión de confianza y, caso de perderla, convocara elecciones anticipadas.

Pero eso son especulaciones, lo reconozco. Queda la mencionada vía de que cada palo aguante su vela. La vela del PSOE es el "no" por cuestiones de principios y no (aunque también) de elegancia parlamentaria. Al PSOE le ha costado mucho prestigio y apoyo electoral la acusación de haberse convertido en un partido dinástico, directamete implicado en las francachelas de la segunda Restauración, un régimen corrupto. El apoyo a la monarquía, a la Iglesia, a los poderes fácticos, el neoliberalismo, el centralismo más ciego lo han hecho derivar hacia un partido antiguo régimen por utilizar una expresión gráfica aunque no muy correcta. Es el momento de clarificar muchas cosas. Civilizadamente y sin presuponer que solo cabe aceptar con humildad las imposiciones de la derecha neofranquista, apoyadas por un tercio de los votantes y la cuarta parte de la población, si llega. Hacer ojos ciegos a esto es de una irresponsabilidad difícil de imaginar. 

Cualquier gobierno del PP, partido empeñado en obstruir la justicia en cuantos asuntos penales está directa o indirectamente implicado, equivaldrá a sancionar la perpetuación de la injusticia.

dilluns, 4 de juliol del 2016

El Mediterráneo

Es tranquilizador saber que el Mediterráneo lleva muchos siglos descubierto. De no ser así viviríamos en continua zozobra cada vez que alguno de estos estrategas de la ciencia del poder, pensara que lo ha descubierto él solo. Las continuas invocaciones a la calma dentro de Podemos atemperan el nervioso análisis de las causas de su derrota. El caso es hacer todo tipo de equilibrios para no dar con la más obvia de que quienes no te han votado es porque no te quieren. Todavía quedan Mediterráneos cuyo descubrimiento sembrará de luz el camino del futuro.

En la cresta de la más reciente ola de negar que el resultado del 26J haya sido una derrota para la formación morada cuando, en verdad, ha sido un triunfo resplandeciente, Iglesias sostiene que, en definitia, no pasa nada, que ahora toca estar en la oposición pero, dentro de poco habrá otra cita electoral que esperan ganar. Ganar, perder; perder, ganar. Eso es lo único que importa a estos teóricos políticos de Juego de Tronos cuya elemental cháchara pone al desnudo sus más ocultos deseos. Iglesias se ve en la oposición y, para aliviar su disgusto, descubre el Mediterráneo asegurando que eso es lo normal en un sistema parlamentario: hoy en la oposición y mañana en el gobierno. Estupendo. Eso quiere decir que no piensa formar gobierno en modo alguno, es decir que no quiere un gobierno de progreso o de izquierda a favor de los que va cantando por las esquinas. ¿O debemos decir que no quiere que el PSOE puede formar gobierno bajo ningún concepto?

Mediterráneo: hoy en la oposición, mañana en el gobierno. Pero ese mañana son cuatro años. Cuatro años de gobierno de esta derecha corrupta, ladrona, neofranquista y ultrarreaccionaria. Bueno, eso a él no le afecta. Afecta a la gente, sí, que las pasará canutas otros cuatro años cuando esto se pudo evitar simplemente formando un gobierno de izquierda después de las elecciones de diciembre y aun se puede evitar formándolo ahora. Algo sin interés. Es verdad que cuatro años más de esta ignominia, de esta vergüenza de inútiles apandadores que pasan más tiempo en sus cuestiones procesales que en las políticas, a los jefes de Podemos no les afecta gran cosa y solo afectan a la gente. Pero ¿quién es la gente? Obvio, la materia prima de que está hecho el populismo redentor. Pero solo cada cuatro años. Ahora toca disolverse y prepararse para la victoria en cuatro años más manteniendo sobre todo firme la unidad del partido.

Que eso sea una quimera no se le alcanza a quienes han sustituido la experiencia de la que carecen por la voluntad bolchevique de asaltar los cielos en segundas o terceras instancias o nupcias. Ya hay un inevitable enfrentamiento entre Garzón y Errejón que, además, tiene toques de inquina personal muy fuerte. En IU, mar de fondo (que no tardará en convertirse en tormenta) al ver que la función de comparsa en Unidos Podemos no da mayor visibilidad a la organización sino que la sumerge en el olvido y la irrelevancia. Para animarla, este enfrentamiento dialéctico entre los dos números doses de UP: el genuino, fábrica de la casa, Errejón, con su culteranismo gongorista y gramsciano que cada vez es más cómico, y el adoptado o asimilado, Garzón, con su habla aparentemente ingenua, pero henchida de soberbia intelectual, alimentada en la convicción de la infalibilidad de las doctrinas marxistas.

Todavía se descubrirán más Mediterráneos, pero Podemos es ya una jaula de grillos. Y todos bastante pedantes.