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dimarts, 24 de febrer del 2015

Debate, sí, pero sobre la moción de censura.


¿Qué más puede pasar en este Reino de la Trapisonda? El gobierno de Madrid paga "primas", que también pueden llamarse tranquilamente "sobresueldos" a magistrados y fiscales a través de una empresa privada. Ya es grueso. Cualquier malpensado diría que los gobernantes tienen comprado un puñadico de jueces. No así Palinuro, a quien consta la fiera independencia de la Justicia. No ayuda, empero, que uno de los agraciados con las jugosas primas mensuales sea el presidente del Tribunal Superior de Justicia, Vieira, que anuló las escuchas de la Gürtel, gracias a lo cual, si no me falla la memoria, se expulsó de la carrera judicial al juez Garzón. Ni ético ni estético, editorializa furioso El País. Sí; ya veremos si legal porque, de entrada, hay un problema de incompatibilidades que el señor Vieira se ha saltado alegremente, justo el tipo de comportamiento por el que están friendo a Monedero.

Al grano, aquí ha estado cobrando sobresueldos medio mundo por cantidades astronómicas, de la caja A, B, C de la empresa Indra, de la Fundación Tal o el consorcio Cual. Pero todos dineros públicos. Un expolio general.
¿Qué más hace falta para que la oposición presente una moción de censura a un gobierno que ha llevado España a esta situación de esperpento? ¿O no es un esperpento que hasta los jueces estén bajo sospecha de corrupción? Rubalcaba amenazó con ella en 2013 pero luego no volvió a mencionarla. Sánchez, es evidente, ni la considera. Sin embargo, debiera hacerlo por dos motivos: uno de principios y otro de conveniencia.
Por principios: Sánchez es el líder de lo que los británicos llaman el "gobierno en la sombra". La verdad, no estoy muy seguro de que lo haya constituido, pero, en todo caso, es el jefe del "gobierno en la sombra". Salga de ella. Aparezca a la luz en el Parlamento. Haga la crítica al gobierno y proponga sus alternativas. Que la gente se informe, sopese, se forme un juicio. Es lo civilizado. Y es su deber.
Por conveniencia: Pablo Iglesias contraprograma el debate sobre el Estado de la Nación con una intervención por la tarde del miércoles en el Círculo de Bellas Artes en la que responderá a Rajoy. Iglesias es un portentoso animal político. Como no puede estar en el debate del Parlamento, se lo lleva a donde él está. Confía en los medios. Y, en efecto, mucha gente contará las respectivas audiencias. Con esa decisión, Iglesias reta a Sánchez a ver quién es más y mejor líder de la oposición  y presenta mejores propuestas.
La única baza que tiene Sánchez frente a Iglesias es hacer lo que este no puede: anunciar una moción de censura.

dimecres, 28 de gener del 2015

Moción de censura y retirada al Aventino.


El señor Rajoy ha estado presuntamente veinte años cobrando sobresueldos de procedencia dudosa. Según parece, también se benefició de las dádivas y pagos en especie que derramaba generosamente la Gürtel entre sus benefactores: trajes, corbatas, relojes. Todo en el mejor estilo valenciano de la inimitable señora Barberá y el Curita, o sea, el señor Camps, a quien el presidente prometió en un mitin que 'Siempre estaré detrás de ti, o delante, o a un lado', una más de sus falsas promesas porque hoy no quiere ni verlo.

Igualmente apoyó públicamente al delincuente Fabra, expresidente de la Diputación de Castellón, hoy cumpliendo condena en la cárcel, y a quien calificó de ciudadano y político ejemplar para el PP. Algo parecido con el también recluso Matas, expresidente del PP de Baleares al que prometió que vamos a hacer en España lo que Matas hizo en Baleares, otra promesa que hasta a él interesa que sea falsa. A estas alturas, el presidente tiene más amigos, ejemplos y modelos en la cárcel que fuera de ella.

Rajoy ha sido secretario general y presidente de un partido al que el juez y la fiscalía acusan de haberse financiado ilegalmente durante veinte años, haberse lucrado con el producto de presuntos ilícitos, haber estado repartiendo sobresueldos ese tiempo y todo ello a través de una contabilidad paralela, opaca, fraudulenta a la que se conoce como caja B. El presidente sigue negando la existencia de dicha caja, aunque tanto el juez como el fiscal y la abogacía no dudan de ella.

Es decir, es muy posible que, en su famosa comparecencia en el Congreso de 1º de agosto de 2013, el presidente mintiera al negar tajantemente caja B alguna en el partido. Como quiera que el hasta ahora innombrable Bárcenas insiste en sus acusaciones, Rajoy ha vuelto a negar en la televisión aunque ahora menos tajantemente, afirmando que ni él ni sus colaboradores más cercanos sabían nada de la tal caja B y que, si esta existe, será de propiedad exclusiva de Bárcenas, aseveración que invalida el SMS que envió al extesorero del PP en la cárcel, Luis, sé fuerte. Hacemos lo que podemos.

Mentir en sede parlamentaria es lo más grave que puede hacer un político en democracia porque supone defraudar la confianza del conjunto de los ciudadanos que depositan su soberanía en la cámara. Por ello, la oposición cumple con su deber cuando exige la comparecencia del acusado en el Congreso a dar explicaciones de la caja B. Sin embargo, el PP anuncia que hará valer su aplastante mayoría absoluta para impedir tal comparecencia con el argumento de que el presidente ya dio las que tenía que dar en su día. Pero en su día lo que hizo Rajoy presuntamente fue mentir. Esa negativa basada solo en la cantidad es la enésima prueba de que el Parlamento no sirve literalmente para nada en cuanto a su función de control del gobierno. Tampoco sirve en su función legislativa, pero ese es ahora otro asunto.

Así que, reducida a la impotencia, ninguneada, ignorada la oposición en el ejercicio ordinario de su función de control, no le queda más remedio que recurrir al ejercicio extraordinario. Debe plantear una moción de censura. Ya se sabe que la perderá pero es la única forma de obligar al presidente del gobierno a comparecer en el Parlamento a dar las explicaciones que los ciudadanos merecen y responder a las acusaciones y críticas de la oposición.

Pasada la moción de censura e informada la opinión pública de cómo están las cosas en un asunto por razón del cual el presidente debiera haber dimitido hace años, si la mayoría del PP sigue bloqueando las iniciativas parlamentarias, la oposición debe plantearse otras acciones. La más contundente, a juicio de Palinuro, sería una retirada al Aventino, esto es, la oposición no puede seguir legitimando con su presencia la deriva autoritaria y dictatorial del Parlamento, sino que debe ausentarse de sus sesiones, en tanto un presidente absolutamente deslegitimado por su actuación no presente su dimisión.

diumenge, 25 de gener del 2015

Moción de censura a un imbécil corrupto.

Palinuro lleva meses, años, pidiendo que la oposición presente una moción de censura a este presidente, perfectamente caracterizado por Albano Dante Fachin Pozzi como un imbécil.

Ningún país que se precie, ninguna comunidad de ciudadanos que tenga en algo su dignidad, pueden aceptar ser gobernados por un imbécil, un tipo que lleva tres años haciendo y diciendo necedades, estupideces, sinsorgadas. Es verdad que España tiene una larga historia de gobernantes idiotas, desde Carlos II el hechizado hasta Aznar, pasando por Isabel II y  Francisco Franco pues que, además de imbéciles, hayan sido criminales y genocidas, no resta un ápice a su imbecilidad. Y también lo es que a lo largo de los siglos el país parece haber aceptado con resignado fatalismo que, si alguien llega a presidir el gobierno, tiene muchas probabilidades de ser un imbécil.

Entonces, ¿por qué molestarnos? Si Rajoy es un imbécil, no desentona. ¿Para qué montar el lío de una moción de censura? Porque ahora llevamos ya un tiempo en Europa y ahí detectan a la primera los gobernantes imbéciles, se aprovechan de su imbecilidad y las consecuencias las pagan luego los pueblos. Basta con mirar a Grecia. Así, desde el primer momento de su mandato, Rajoy fue calificado en el Parlamento europeo como el líder más incompetente de Europa, lo que tiene su mérito porque los hay a porrillo.

Hay quien sostiene que, siendo España una democracia, al menos formalmente, si un imbécil tiene once millones de votos, deja de ser un imbécil para convertirse en un estadista. Falso. Once millones de votos y once veces once millones de votos pueden elevar al gobierno a un imbécil, pero seguirá siendo un imbécil. Millones votaron a Hitler, un asesino; millones a Nixon, un granuja; millones a Berlusconi, un crápula; millones a  Bush Jr., otro imbécil, perfectamente conjuntado con Aznar. Los votos te dan el poder, pero no las neuronas.

Hay otra razón. Este imbécil es, además, un corrupto, un tipo que lleva veinte años cobrando sobresueldos presuntamente ilícitos, regalos, viajes, dádivas de la Gürtel; veinte años siéndolo todo en un partido que ha generalizado las prácticas corruptas, en donde unos sinvergüenzas han amasado fortunas, han vivido a cuerpo de rey a costa de la ciudadanía, han expoliado lo público, arruinado a cientos de miles de personas y empujado al exilio económico o al suicidio a montañas de gente. Un partido que más parece una asociación de malhechores, un partido de granujas.

El partido de la de ¡que se jodan!, cuya padre, por cierto, está jodiéndose en la cárcel por delincuente.

Y eso ya es la gota que colma el vaso. ¿Gobernantes imbéciles? Es el destino. ¿Corruptos? ¿Para que nos roben? Hombre, ya está bien. Hay que reaccionar y, en efecto, Palinuro lleva meses, años, pidiendo que la oposición haga algo para que, además de robarnos, estos corruptos no nos tomen por el pito del sereno. Jamás tuvo eco. Siendo secretario general del PSOE Rubalcaba -que tenía muchos méritos para ser presidente de España en la más acrisolada tradición de la imbecilidad- amenazó tímidamente con presentar una y ya no volvió a mencionarla, como si hubiera sido un exabrupto del inconsciente, una pesadilla producto de una indigestión.

Por eso saluda hoy Palinuro y aplaude el espléndido, excelente, artículo de Odón Elorza en Publicoscopia titulado Del carnaval de Bárcenas/Rajoy a una moción de censura y espera que tenga más eco que él. Elorza es una autoridad en el PSOE, fue alcalde de San Sebastián, es diputado en las Cortes, hombre culto, con criterio e independencia; hombre respetado. Ojala lo escuchen sus compañeros y la dirección de su partido y comprendan que la moción de censura, hoy, es mucho más que una medida política parlamentaria. Es una obligación moral de la oposición que no puede seguir haciendo el juego a esta banda de profesionales del mangue y el trinque a través de sobresueldos, comisiones, mordidas y paraísos fiscales.

Palinuro, mucho menos importante que Elorza porque es un modesto navegante a quien solo escuchan los peces y las estrellas, no solo lleva años pidiendo la moción de censura sino, prueba de su radicalismo, también que la oposición haga una retirada al Aventino, esto es que, una vez censurado el gobierno (aunque la moción no se gane tiene un enorme poder politico y moral) deje de legitimar con su presencia la absurda farsa en que se ha convertido el Parlamento, reducido a ser la clac de un imbécil, y se retire a deliberar por su cuenta a otra parte.
 
Eso sí sería hacer política a la altura de los tiempos y devolvería a la oposición parlamentaria la iniciativa y la dignidad que la calle le está negando.

dimecres, 21 de gener del 2015

Si se miente a 4.000 personas, ¿por qué no a 47 millones?

La mentira es uno de los recursos habituales de los politicastros de la vieja y corrupta escuela. En el PP mienten hasta los notarios y nadie cree una sola palabra de lo que dice Rajoy o cualquiera de los cobradores de sobresueldos a sus órdenes.

En el mitin en Sevilla, Pablo Iglesias acusó ante 4.000 personas a Susana Díaz de haber prohibido que la TVA lo entrevistara. Poco después, la directora del programa desmentía en directo la acusación afirmando no solamente que la censura o prohibición no se había producido sino que, al contrario, la cadena lleva meses solicitando una entrevista con el dirigente de Podemos sin conseguirla hasta la fecha.

La acusación de censura a un medio de comunicación es muy grave. Ataca la dignidad de los profesionales. Al comentar el asunto Palinuro sostuvo que ese incidente no puede quedar así: o Iglesias demuestra su acusación o se retracta. Después de las explicaciones de los periodistas,  si no hay prueba ni retractacion, hay mentira. Y, si alguien es capaz de mentir a 4.000 personas en su cara, ¿por qué no va a mentir a 47 millones?

Palinuro añadía que, si se probaba que Díaz había dado orden de que en su televisión no se entrevistaba al coletas, debía dimitir. Y lo mantiene. Pero ahora añade que si, por el contrario, resulta que el que ha mentido es Iglesias, es él quien debe dimitir e irse a su casa.

¡Qué tontería! Pero hombre, Palinuro, dice la sabiduría convencional, esto es España, lugar en el que miente todo el mundo, empezando por el gobierno. Y no dimite nadie, nunca, por nada.

Verdad es, pero estos de Podemos, ¿no venían a desterrar tan malos hábitos y regenerar el país?

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Actualización: leo que Podemos ha divulgado un comunicado según el cual la entrevista estaba acordada pero TVA la canceló sin previo aviso ni explicación. Aportan un whatsup con TVA que parece probarlo, aunque de una forma imprecisa porque puede referirse a la entrevista de Iglesias o a cualquier otra. Y hubo otra. Eso vuelve a poner la pelota, al menos en parte, en el tejado del canal público. ¿Son suficientes las explicaciones de la directora del programa? ¿Estaba o no acordada la entrevista? Y, si lo estaba, ¿quién la canceló, por qué y por qué no se explicó? Eso en cuanto a la cadena. En cuanto a Podemos, el whatsup obliga a parar un instante; pero solo un instante. Para que lo que dicen sea creíble, han de probar que esa entrevista concreta estaba apalabrada. De no hacerlo la mentira quedará como mentira.

Y en cualquier país del mundo con el que Podemos quiere equipararnos, mentir en público, mentir a la gente, a los electores, es el fin de la carrera política del mentiroso.

dimarts, 18 de novembre del 2014

¿Por qué no sale Podemos en TVE?


Los dirigentes suelen decirlo: no hay derecho a que en TVE se ignore sistemáticamente a Podemos. Y no solamente se les ignora sino que, ayer, según parece, sacaron a Pablo Iglesias subtitulándolo como "secretario general del PSOE", lo que se presta a todo tipo de chanzas.

Efectivamente: ¿por qué no sale un movimiento con 1.200.000 votos, que ha alterado el panorama político, sobre el que todo el mundo opina y al que dan cancha todos los demás medios? No es una secta, ni un club, ni una pandilla callejera. Son 1.200.000 votos, la cuarta fuerza política. ¿Por qué no se les permite defenderse cuando en esa TVE que pagamos todos los españoles, incluidos los votantes de Podemos, se los insulta?

Es fácil responder: porque TVE y todos los medios públicos bajo dominio del PP son centros de agitación y propaganda de ese partido. No es que no sean neutrales o imparciales; es que no son ni informativos. Son comics de propaganda de la derecha. Muchos privados, también, pero no es aquí el caso. El caso son los públicos, que se financian con dinero de todos, lugares en donde se pagan salarios de ensueño a tertulianos de baja estofa para ladrar contra Podemos.

¿Qué razón hay para esta censura? Si es el criterio de conceder presencia en función del número de votos o de escaños obtenidos, Podemos tiene 1.200.000 y cinco escaños. ¿Qué el cálculo no está pensado para las elecciones europeas? Pues extrapólense los resultados y dese a Podemos la presencia en TVE que le corresponde.

De no ser así, estos debieran acudir a los tribunales. Y, mientras tanto, podrían iniciarse campañas en las redes sociales pidiendo la presencia de Podemos en TVE.


(La imagen son dos fotos de Wikimedia Commons, con licencia Creative Commons).

dijous, 9 d’octubre del 2014

Gran Hermana te vigila.


Antes de leer este post, y por si alguien lo juzga exagerado, conviene echar una ojeada a una breve pero tremenda pieza de PR Noticias, titulada Soraya asegura a Mariano Rajoy que ‘todos los diarios están controlados’ incluyendo a ‘El País.

Estoy convencido de que el presidente del gobierno no ha perdido un minuto de su vida en acercarse a la centenaria tradición de estudios e investigaciones sobre la importancia de los medios de comunicación, lo cual es lógico, teniendo en cuenta que la única lectura que se le conoce es el Marca. Pero tiene un conocimiento intuitivo de la esencia comunicacional de su tiempo. Su procedencia de una pequeña ciudad de provincias como Pontevedra en donde, probablemente, todo el mundo, al menos el mundo de buena estirpe, se conoce, y sus rasgos caracteriológicos abundantemente expuestos en sus tres años de gobierno, lo avalan como un extraordinario jugador en el resbaladizo terreno de la opinión pública y la comunicación; como un superviviente nato; un verdadero killer. Su carrera, cierto que pausada, hasta la jefatura de los conservadores españoles, dejando detrás un reguero de cadáveres políticos, al igual que su permanencia como presidente del gobierno en contravención de todo el saber convencional sobre las relaciones entre políticos y medios en una sociedad democrática, son prueba de un caso muy digno de consideración.

La abundantes anécdotas que jalonan una presidencia pintoresca son pinceladas de un modo de entender la política que es fácil interpretar erróneamente como carencias del personaje. En realidad dibujan un plan deliberado y sistemáticamente seguido. La relación de Rajoy con los medios es la del ausente. No hay declaraciones, ni comparecencias, ni ruedas de prensa. Hay plasma, silencio y quites a cargo de sus ministros, particularmente su vicepresidenta. No hay un discurso público coherente, ni explicaciones de género alguno, sino un ritornello cansino sobre una recuperación inexistente. Rajoy se declara partidario de la transparencia y el diálogo porque es lo que le han dicho que debe decirse. Pero para él, la política es una actividad secreta, de la que no se da cuenta y se envuelve en vaguedades y embustes, en la presentación de un país Potemkin. Aquí da todo igual. El gobierno es una máquina de hacer chapuzas, disparates, enfrentar a la gente y mentir. La corrupción no se persigue quizá porque ya no queden instancias para hacerlo. El país se hunde cada vez más en el marasmo. Su posición internacional es deleznable. Todo igual. Lo importante es lo que se comunica y, para eso, la orden es tajante: hay que controlar todos los medios de comunicación. Y todos quiere decir todos. La sumisión de la prensa de Madrid, con matices, es absoluta. ABC y La Razón, considerando que algo así sea un periódico, por devoción y El País y El Mundo por obligación, todos los diarios de la capital están al servicio del gobierno. En Cataluña este se ha hecho ya con La Vanguardia y tiene cerco puesto a El periódico.

La inauguración de la edición catalana de elpaís.es, en la que Cebrián lució catalán e ideario ilustrado a la hora de traer a los díscolos al redil nacional, estuvo presidida por Soraya Sáenz de Santamaría. Por si había alguna duda de a quién corresponde atraíllar a los diarios. Todos quietos y a marcar el paso. Estamos ya en año electoral y es imprescindible que la gente se convenza de que la verdad es el Potemkin que le relatan los medios y no lo que ve en la vida diaria. Es un retorno a aquel famoso dicho del franquismo frente a quienes hablaban de cosas desagradables: "menos viajar y más leer el Informaciones". Hoy igual: menos fisgar por ahí y más leer ELPais-El Mundo-ABC-LaRazón, el frente de la verdad neoliberal a la par que nacionalcatólica. A buenas horas iba Rajoy a permitir que Sáenz de Santamaría fuera alcaldesa de Madrid cuando la tiene de passepartout en La Moncloa, de cabo furriel, Torquemada, vigía, gran hermana orwelliana, maquiavela del partido y catavenenos del Jefe.

Con la prensa en un puño, el gobierno se asegura también el audiovisual. Las empresas privadas sometidas merced a la política de licencias, subvenciones y otras formas presión que la vicepresidenta maneja con la frialdad y falta de escrúpulos que ha aprendido de su maestro. Las públicas, convertidas en aparatos de agitprop y pobladas de comisarios políticos, intelectuales y comunicadores orgánicos a sueldo. Con todo bajo control, Rajoy y los suyos tienen un año para convencer al electorado de que solo ellos tienen la llave del éxito frente al riesgo que suponen todos los demás; que lo que ha pasado no ha pasado o ha sido culpa de otros; que lo que va a pasar será el retorno de la prosperidad, la abundancia y la felicidad; y que, mientras tanto, el gobierno no roba, no protege a los corruptos, no hace chapuza tras chapuza y trabaja round the clock..

La conclusión parece obvia. En un sistema formalmente democrático pero materialmente dictatorial, con toda la comunicación secuestrada y la vigilancia omnipresente de la Gran Hermana y sus policías del pensamiento y obra el gobierno tiene las elecciones ganadas. Sin embargo, no tenemos pruebas concluyentes de que el monopolio informativo, la censura, la manipulación, el embuste institucionalizado rindan tales frutos. Hay numerosos casos en que la población ha votado en sentido contrario a la machacona propaganda del gobierno.

Esa es la esperanza aquí, alimentada, además por el hecho de que, según parece, la función crítica de la información y la comunicación se ha mudado al ciberespacio, al ámbito dígital, a los medios online y las redes sociales. Aunque el gobierno de la derecha trate de interferir en esta jurisdicción, según su talante autoritario, censor y represor, llega tarde. La libertad de expresión se expande a gran velocidad, configura el núcleo de la oposición a un sistema corrupto e inicuo, pone de relieve los rasgos de una política basada en el engaño, el latrocinio, la incompetencia y la fabulación de relatos, y articula los mecanismos nuevos de oposición que están dando forma a movilizaciones sociales que el sistema en su conjunto, el poder y el aparente contrapoder de la oposición institucional no saben cómo contrarrestar.


((La imagen es una foto de Wikimedia Commons, con licencia Creative Commons).

dissabte, 1 de març del 2014

Contra la libertad.

Esta mezcla española de nacionalcatolicismo y neoliberalismo está produciendo un monstruo, un oxímoron gigantesco que todo lo invade, un neoliberalismo totalitario. Andan los intelectuales orgánicos predicando la retirada, el desmantelamiento del Estado, que este no meta sus narices en la sociedad civil y el mercado, ámbitos de libertad y creatividad, que no legisle, que no regule, que desregule. Quieren privatizar hasta el aire y a quien Dios se la dé, San Pedro se la bendiga.

Pero luego, pertrechados del Boletín Oficial del Estado, no paran de legislar sobre todo, de intervenir en todo, de reglamentarlo todo. Desde las transacciones entre privados hasta los úteros. No hay parcela de la vida privada de los ciudadanos en que estos neoliberales no metan la cuchara en todos los sentidos del término porque, como bien se sabe y los maestros de la escuela austriaca enseñan, en donde hay exceso de reglamentación (como aquí ahora) hay corrupción. Lástima que no se apliquen a sí mismos estos hallazgos teóricos, así quizá robaran menos. Es el odio a la libertad. No el miedo, como suponía el famoso autor, sino el odio. La libertad ajena fastidia siempre a las mentes estrechas, los espíritus pobres. Y quieren acabar con ella precisamemte, oxímoron al canto, en nombre de la libertad. En nombre de la libertad se lucha contra la igualdad y, cuando se ha acabado con ella, se acaba con la libertad.

Ahora la han tomado con las redes, con internet. Quieren someter a control y censura el ciberespacio. No les basta con la parte de represión que toca a este en normas como la Ley Mordaza y otras prohibiciones de difundir libremente información. Quieren reglamentar asimismo y de modo concreto el ámbito digital. Tampoco les basta con prohibir el ágora física (lo llaman "modular el derecho de manifestación"), también quieren prohibir el ágora virtual. Les molesta infinito el acceso universal a la información y la difusión libre de esta. Les fastidian las movilizaciones populares a través de la red. Los dos proyectos que se traen entre manos los ministerios de Educación y Economía son sendos atentados contra la libertad en internet y sendos descarados privilegios en favor de sectores sociales y económicos específicos. En el caso de Ley de la Propiedad Intelectual se introduce el llamado canon AEDE que gravará forzosamente, sin excepción estilo creative commons, todo enlace en un agregador. Una medida recaudatoria arbitraria en beneficio de un sector en crisis galopante (la prensa de papel, cobijada en AEDE) y de los miembros de CEDRO, la asociación privada que gestiona derechos de autor sin ánimo de lucro. Que los derechos de autor merecen protección es muy cierto; que esta se consiga con un canon universal obligatorio no lo es en absoluto. Además de racaudar unos problemáticos dineros ese canon pretende limitar la libertad de expresión en la red, obligando a todo aquel que suba contenidos a internet a cobrar a todos los agregadores que lo enlacen y encima lo cobrado lo recauda el gestor AEDE. Lo que se quiere es que los agregadores no enlacen a sitios minoritarios que suelen ser los más críticos, para acallarlos.

La otra iniciativa, la del crowdfunding de Guindos es  desvergonzada. Los ultraliberales ponen límites a las transacciones de los agentes privados porque tampoco les gustan un pelo. No les gusta la libertad. Con el canon AEDE quieren que la gente se calle. Con el límite al micromecenazgo se trata de que no puedan ponerse en marcha iniciativas populares. Lo ha dicho muy claramente el ministro de Guindos al avisar de que, al recurrir al crowdfunding, se prescinde de cualquier tipo de intermediario -también de los "agentes bancarios"- y se opta por saltarse "todos los cauces habituales", lo cual, obviamente, es intolerable. ¿A dónde vamos a llegar? Hay que proteger los bancos, o sea, a los amigos. Son ellos quienes financian cuando les da la gana y al 7% un dinero que reciben al 1%. Está claro para quién gobiernan estos mendas, aparte de para su propio bolsillo.

¿Cómo es posible decir una cosa, que no debe intervenirse en los mercados, y pasarse el día haciendo la contraria?

Pues sencillamente porque la derecha, esta derecha nacionalcatólica española, en la medida en que no es una asociación de presuntos malhechores, es un muro. Una tapia, esa que se pone como ejemplo de sordera. Tiene una idea fija en la cabeza, su propio beneficio al coste que sea, y lo demás no lo oye. ¿Cuál es la imagen de Rajoy tras el debate del estado de la Nación? La sonrisa impostada y desdeñosa de quien llegó a leer un rollo de fábulas y, a continuación, se negó a escuchar a nadie. Un muro. Como el de Sartre, que era más un paredón. Como los de Hervé Bazin, hechos de locura. Como el muro de Pink Floyd, de angustia. Un muro ciego al país en el que vive; sordo a la opinión de sus ciudadanos; mudo ante sus preguntas. Un muro que acaba siendo el muro de las lamentaciones.

dissabte, 15 de febrer del 2014

Mordaza o mortaja.

Realmente, esto está adquiriendo tintes siniestros. La Unión Europea, la Comisión, amenaza con sancionar a España por usar pelotas de goma. Ángeles del Señor estos comisarios europeos. Sancionan por haber usado pelotas de goma. No porque hayan muerto catorce personas con la presunta ayuda de las autoridades españolas o, cuando menos, quizá, su inhibición criminal. Ángeles del Señor, digo. No parecen haberse enterado de que la policía emplea pelotas de goma contra los ciudadanos españoles dentro de las fronteras. Son varias las personas que han quedado mutiladas. Pero no hubo amenazas de sanciones. ¿Será porque a la Comisión le importan tan poco los ciudadanos españoles como al gobierno, sañudamente aplicado a perseguirlos, reprimirlos, multarlos, apalearlos y detenerlos?

Y acallarlos. Aunque se quiera dejar la cosa en un asunto de exceso de celo de las fuerzas de seguridad (razón por la cual, obviamente, aquí no dimite nadie), la barbarie de Ceuta ha tenido la virtud de dibujar la alternativa, la opción que las autoridades ofrecen a la población: la mortaja o la mordaza. La política de la mortaja ha quedado patente. La cantidad de muertos y heridos que este gobierno carga sobre su conciencia es ya considerable si le añadimos las víctimas de la violencia de género y los suicidas por los desahucios. Es lo que tiene andar a palos y a tiros por ahí. El grado de violencia impuesto por una política de orden público autoritaria y represiva va en aumento y se contagia a la sociedad civil. Cada vez son más frecuentes las agresiones de los grupos de fascistas a las organizaciones democráticas y a los ciudadanos. La convivencia se hace más y más difícil. En un editorial de El País que ahora no encuentro se concluye citando la famosa expresión, creo que de Andreotti, refiriéndose a España: manca finezza. Sí, desde luego; y sobra brutalidad.

Quien no quiera aceptar la mortaja se encontrará con la mordaza. La ley mordaza castiga de forma exagerada y arbitraria, con afán amedrentador, la libertad de expresión y la de información: no se puede criticar a la autoridad, no se la puede grabar, ni fotografiar, ni siquiera mirar. Y por autoridad hay que entender no solamente los agentes públicos, sino también lo guardias de seguridad privada. Hasta los curas acabarán yendo con un pistolón, como en los mejores tiempos del fascio. Tampoco se podrá disponer del espacio público para actos colectivos (salvo, supongo, las procesiones con el brazo incorrupto de Santa Teresa) de protesta. Cifuentes y González presionan para que la ciudadanía no pueda manifestarse en la Puerta del Sol del Madrid. Supongo que quieren mandarla a los Monegros.

De hecho, ya empieza a detenerse a la gente arbitrariamente, sin explicarle por qué, sin informarla de sus derechos. Ayer varios supuestos antidisturbios detuvieron sin más miramientos y sin acusación formal alguna a un ciudadano granadino, Juan Manuel Garrido, destacado activista del 15-M y, cuando este inquirió por la causa de la detención, al parecer los policías le contestaron tú sabrás lo que has hecho. ¿Les suena? Su compañero no pudo grabar la detención porque no se lo permitieron. Así, porque sí, en mitad de la calle y sin más que hablar. Ser activista del 15-M es un delito. Mañana lo será ser afiliado al PSOE.

No se puede grabar. No se puede informar. Mordaza a los medios. Raúl del Pozo cuenta en El Mundo algo que todo el mundo sabe: que el gobierno presiona y chantajea a los medios de comunicación. Desde el primer momento. Se ha fabricado un aparato de agitación y propaganda con los medios públicos, tiene comprada a una banda de periodistas y comunicadores dispuesta a partirse el alma (y, de paso, la cabeza de los antagonistas) en defensa cerrada del poder, sin matices, a la que salga y tuerce la voluntad de los medios privados críticos asfixiándolos económicamente, negándoles toda bicoca que reparte entre los fieles y dejándolos sin publicidad institucional. Televisiones públicas que han arruinado saqueándolas, han usado como medios de comisión de presuntos delitos (como en el canal nou en Valencia) y han convertido en maquinarias de desvergonzada censura y propaganda. Sin más explicaciones. Porque sí.

Mordaza o mortaja. Que suelen venir juntas. En el gobierno no dimite nadie, cosa habitual, pues está por producirse la primera dimisión de las varias docenas que debieran de haberse dado ya de ser España parte de Europa y no de sí misma. Pero, además -mordaza- tampoco se da explicación alguna. La vicepresidenta del gobierno no piensa difundir todos los vídeos sobre el incidente ceutí. ¿Por qué? Porque no le da la gana.¿Pasa algo?



dijous, 9 de gener del 2014

La cadena SER, Hora 25 y la lista negra.

Advierto al lector de que esta es una entrada sobre gente mediocre, ruin y miserable; sobre censores, tipos que predican la libertad de expresión y la independencia de criterio pero tratan de acallar a quienes las ejercen. Así que si no tiene ganas de leer este relato de vilezas, puede pasar a la entrada siguiente, que va de disciplina de voto, sobre lo que tenía pensado escribir. Pero como la historia afecta personalmente a Palinuro, la cuento. Es la siguiente:

Ayer tarde, sobre las 18:00 h. llaman a la Universidad de la SER, del espacio Hora 25 (Ángels Barceló), pidiendo alguien que pueda hablar de disciplina parlamentaria de voto, pues tratarán el tema en el programa. La Universidad me pregunta si puedo ir. Digo que sí pero ya sé que, cuando comuniquen mi nombre, la emisora cancelará la invitación porque estoy en la lista negra de la SER, que la tiene, como todos los medios en España, todos. En efecto, a las 18:30 llama una periodista para comunicarme que ha habido cambio de formato y que, en lugar de ir a los estudios, entraré por teléfono. Me pide un número fijo y me dice que llamarán a las 21:30 para que salga al aire en el programa en el que también participará Ramón Jáuregui. Por supuesto, no lo hicieron. El programa se realizó, sin duda con otro invitado, pero a mí ni siquiera me llamaron para disculparse por no haber cumplido lo que ellos mismos habían propuesto hacer pues yo no había pedido ir.

Los censores suelen ser bastante groseros.

Alguien dirá: bueno, hombre, no hay que exagerar; los cambios son normales en el ritmo frenético de la radio. Es un caso aislado. No, no lo es. La SER veta a la gente independiente e incómoda, como Palinuro, por razones que no se atrevería a exponer en público pues decepcionaría a parte importante de su audiencia, a la que tiene más o menos engañada. Lo cuento en mi último libro, Rompiendo amarras, Madrid, Akal, 2013, págs. 337/338). Pero es que, además, tengo otro ejemplo reciente e igualmente sangrante que paso a relatar:

Este verano, en el mes de julio, me llaman también de la SER, del espacio A vivir, que son dos días. Su responsable, Javier del Pino, está de vacaciones y sus substitutas me invitan a participar y me dicen que, si doy juego, me ofrecerán una periodicidad fija de, cuando menos, una vez al mes (el programa es semanal, los sábados). Sé que su intención es buena pero que viven en la luna y, cuando regresen los jefes, de lo dicho no habrá nada. Tal cual. Fui tres veces, en julio, agosto, septiembre; las sustitutas, de buena fe, sin duda, me aseguraron que quedaría fijo una vez al mes. Regresaron los jefes y no volví a recibir noticia alguna; ni una explicación; ni una llamada de teléfono.

La grosería habitual porque, obsérvese bien la mecánica: no soy yo quien pide nada, ni aquí ni en parte alguna; son ellos, normalmente los redactores, los curritos, los responsables de los programas, quienes me llaman. Pero luego llegan los barandas, con las listas negras, y hay veto y hay censura.

¿Qué por qué lo sé? Porque es lo que me pasa siempre. Palinuro tiene el raro honor -ya lo dijo en una entrada hace un par de meses titulada Censores y plagiarios- de figurar en todas las listas negras de todos los medios: la derecha, el centro-izquierda y la izquierda. Ciertamente, nadie se extrañará de la animadversión de la derecha. Cuando Mari Cruz Soriano salió de la COPE declaró que la cadena tenía una lista negra y que en esa lista negra estaba mi nombre. De eso hace ya años. Viene de antiguo.

Bueno, sostendrá alguien, la derecha es lógico, dado como eres; y también el centro-izquierda, que ha resultado rana. Pero ¿la izquierda? ¿Vetos, censura, listas negras en la izquierda? Por supuesto. Si alguna vez supero la vergüenza que sentí al escuchar a un líder izquierdista en un programa de televisión pedir al presentador que no me diera cancha, que ya me la daba suficiente una batería de medios, pondré aquí el enlace. Pedía el inquisidor que se me acallase, a mí, al que no dejan estar en ningún medio y lo pedía él, que dispone de un abanico de ellos para soltar la monserga que encandila al rebaño.

Es fuerte, ¿eh? Pero Palinuro es correoso. Se ve en su blog que no tiene atadura ni hipoteca algunas y sí una amplia audiencia. Y eso a pesar de que los censores, los de las listas negras, tratan de silenciarlo, por cierto, al tiempo que lo plagian.

Lo avisé. Estas cosas son repugnantes. Reflejan la envidia, la mala uva, el sectarismo de este desgraciado país. Pero hay que decirlas, hablarlas porque lo que todos los censores desean es que no se sepa que censuran y que los censurados se callen. 

(La imagen es una foto de Jason Hollinger, con licencia Creative Commons).

dilluns, 16 de desembre del 2013

Cuando solo queda la desobediencia

"Cuando un gobierno encarcela a la gente injustamente, el verdadero lugar de un hombre justo es la cárcel." Eso decía Henry David Thoreau, teórico de la desobediencia civil, hace más de ciento sesenta años. Y así sigue siendo a día de hoy.

Cuando un gobierno injusto, tiránico y arbitrario reprime a la población, coarta sus libertades, la castiga con leyes desproporcionadas, confiscatorias e inicuas, cuando persigue la disidencia, trata de silenciar la protesta y de acallar las críticas, cuando ciega todo cauce de manifestación pacífica y suprime la libertad de expresión e información, a los ciudadanos no nos queda más remedio que recurrir a la desobediencia civil.

Cuando ese gobierno comete las iniquidades a fin silenciar toda manifestación de disconformidad frente a sus políticas rapaces, ladronas, esquilmadoras, que empobrecen a la ciudadanía, la despojan de sus medios de vida, la cargan con exacciones ficales abusivas e injustas, privan a la gente de su sustento diario, le arrebatan su vivienda y en no pocas ocasiones también la vida, los ciudadanos no tenemos otra salida que la resistencia pacífica, entre otras cosas porque este poder tiránico está armado hasta los dientes con los medios represivos que adquiere con el dinero de todos los contribuyentes. Probablemente no haya espectáculo más repugnante que esos policías antidisturbios pateando bestialmente a ciudadanos indefensos que son quienes, con sus impuestos, pagan los salarios de esos animales coceadores.

Además de tantas iniquidades el gobierno es ilegítimo de origen y ejercicio, carece de todo crédito y autoridad moral al estar dirigido por un embustero compulsivo y sospechoso de corrupción y compuesto por ministros posiblemente tan corruptos como su jefe así como apoyado en un partido que, según los papeles a disposición del juez, es más una banda de malhechores que un verdadero partido. Por todo ello, la desobediencia a esta iniquidad es, además de una actitud ética, también estética. Que no se nos confunda a los ciudadanos con una banda de truhanes.

El ministro del Interior, miembro del Opus Dei, y más atento a los delirios de esta secta siniestra que al bien común de los ciudadanos, dice, con esa desfachatez que caracteriza a esta banda que su Ley Mordaza, pensada para amedrentar a la población, silenciarla e imponerle multas absolutamente desproporcionadas, confiscatorias mejora el derecho de manifestación. Es el mismo criterio, la misma falta desvergonzada de sinceridad y honradez que lleva a lo lacayos del diario ABC a sostener que, con su censura férrea y su trato de favor a los lameculos, La Moncloa ha devuelto la libertad de expresión a las ruedas de prensa.

Todo pura neohabla de esta asociación de presuntos malhechores que mienten cada vez que abren la boca. Mienten en el Parlamento (y al Parlamento), mienten a los jueces, mienten en los medios de comunicación, engañan y mienten sistemáticamente en sus declaraciones, a la par que agreden a insultan a los discrepantes.

En esas condiciones, ¿qué sentido tiene que los demás hagan como si el país no estuviera dominado por esta banda que lleva años robando y cumplan la función que les correspondería en el caso de que todo funcionara normalmente? ¿Qué sentido tiene que la prensa acuda a unas ruedas protagonizadas por un trilero que decide quién hace las preguntas e incluso las pacta de antemano para llevar las respuestas escritas pues él es incapaz de hablar sin chuleta? Ninguno, salvo que los periodistas quieran que se rían de ellos.

¿Qué sentido tiene que la oposición acuda a un parlamento que es un cuartel de obediencia cerrada al gobierno y en el que no le dejan cumplir función alguna en defensa de los intereses de los ciudadanos y, al contrario, se les convierte en objeto de injuria, cuando no de amenaza de agresión física, como ya ha intentado alguno de ellos, especialmente matonil y chulo? Ninguno, salvo justificar este remedo de democracia que no es sino una dictadura de hecho.

¿Qué sentido tiene que los ciudadanos cumplamos nuestras obligaciones cuando los gobernantes no cumplen las suyas? Y no solamente que no cumplan las ya mencionadas, sino ninguna.

Hemos de mantener nuestra dignidad ciudadana frente a los desmanes de un poder tiránico y arbitrario que, no teniendo suficiente con emplear a la fuerza pública como una partida de la porra al servicio de sus intereses, ahora se propone enrolar mercenarios privados, probablemente para "ajustar las cuentas" a los ciudadanos más críticos o díscolos. O sea, a los que tienen dignidad.

La desobediencia general y universal frente a la tiranía es la única salida.

(La imagen es una foto de Insumissia, con licencia Creative Commons).

diumenge, 1 de desembre del 2013

La voz del pueblo.

De 50.000 a 60.000 valencianos han salido airados a la calle en la capital de la Comunidad a pedir la dimisión de Alberto Fabra y la convocatoria de elecciones anticipadas en protesta por el cierre de la RTVV. La policía rebaja la cantidad a unos 4.500 que, de todas formas, ya es respetable. Es el habitual tira y afloja para calibrar la importancia de las manifestaciones públicas. Un entretenimiento para la mañana del domingo.

Otras interpretaciones van más a lo cualitativo: por fin el pueblo reacciona. No es tan apático ni está tan resignado frente a los abusos como se supone. El proceso que llevó al fundido a negro del Canal Nou ha sido dramático, emitido en directo, escandaloso, lamentable por todos los conceptos: momento final de una gestión corrupta, inepta, caciquil, enchufista, presuntamente delictiva. Una muestra de la incapacidad de la Generalitat para gestionar conflictos. La gota que colma el vaso. Por fin, el pueblo se pronuncia, toma la palabra y esta es dimisión..

Ciertamente, es un modo (optimista) de ver las cosas. Pero hay otro, más realista y, por ello, más pesimista. Palinuro lo expondrá de modo telegráfico porque, aunque no se vea mencionado por ahí, es evidente y no necesita prolijas explicaciones. 

Resumiendo: Valencia lleva casi veinte años de gobiernos corruptos e ineptos, que han arruinado la Comunidad, empobrecido a sus habitantes, llevado ante los tribunales a un diez por ciento de los cargos del PP por presuntos delitos. Casi veinte años de malversaciones, despilfarros, cohechos, estafas. Casi veinte años de obras públicas faraónicas e inútiles que solo servían para expoliar el erario público o satisfacer el ego inflado de un cacique capaz de construir un aeropuerto sin aviones. Y en todo este tiempo, lejos de indignarse, los valencianos aplaudían y votaban en masa como un solo hombre a los responsables de tal disparate que, en lugar de estar en la cárcel desde el primer momento, ganaban elección tras elección y por mayorías absolutas crecientes.

Ha sido preciso que les cerraran la TV -una TV peor que el NODO de Franco- para echarlos a la calle en multitudinaria, pacífica, pero contundente manifestación, en defensa de su derecho. ¿Qué derecho? El de tener una TV sectaria, propagandística, manipulada, de ínfima calidad y que, además, faltaba clamorosamente a su deber de emitir en la lengua vernácula. 

Hay cierto paralelismo entre esta reacción y el hecho de que los 1.600 trabajadores de RTVV que jamás alzaron la voz en los tiempos de la manipulación, el partidismo y la censura, se convirtieran en una especie de soviet casi revolucionario en defensa de sus puestos de trabajo, identificados ahora con la libertad de información, de expresión, etc. 

No sé si es para sentirse optimista, pero así es la vida.

dissabte, 30 de novembre del 2013

La dictadura de hecho y la izquierda.

El Consejo de ministros ha aprobado el proyecto de Ley Mordaza, impropiamente llamado de seguridad ciudadana, cuando debiera llamarse de inseguridad ciudadana, de amedrentamiento ciudadano, si no de terror de Estado. La ley es obviamente anticonstitucional, contraria a los principios más elementales del Estado de derecho. Por supuesto, en los próximos días los medios se llenarán de sesudos análisis criticando sus demasias y su carácter más dictatorial. Cosas todas ellas patentes. Se denunciará que viola libertades y derechos civiles y políticos, reunión, manifestación, expresión, información, etc. Se expondrá cómo se excluye la intervención de los jueces y se amplia la actividad sancionadora de la administración, convirtiendo a las fuerzas de orden público en jueces de los conflictos en los que son parte. Cómo se consagra la impunidad y la arbitrariedad de la policía. Como se establece un Estado policiaco. Cómo la ley normaliza el estado de excepción. Crea faltas subjetivas caprichosas, como la ofensa a España, sus símbolos y otros entes de razón, los insultos a la policía y deja a esta la capacidad para interpretarlos y sancionarlos con dureza confiscatoria. Todo eso es evidente. El proyecto no lo oculta sino que lo proclama. Muchos lo consideran un golpe de Estado legal, aunque parezca contradictorio. No obstante, abundarán los dichos sesudos análisis poniendo de manifiesto lo que de manifiesto está.

Dejémoslos en esos lucimientos y vayamos a algo de más enjundia: ¿cómo hemos llegado hasta aquí? Básicamente perdiendo unas elecciones y dando mayoría absoluta a un partido que, sobre estar bajo sospecha de corrupción estructural, no es ni ha sido nunca leal a la Constitución que, por lo demás, tampoco votó a favor unánimemente cuando se trató de hacerlo. Un partido que no condena la dictadura de Franco, ni hace justicia a sus víctimas, no tiene apego a la democracia y no quiere correr riesgo alguno de perder de nuevo unas elecciones como en 2004.

Sigamos preguntando: ¿por qué perdió la izquierda las elecciones de 2011? Por ir desunida y por hacer las cosas mal. La desunión de la izquierda es suicida. Aquella consigna de PSOE, PP la misma mierda es pasará a la historia de la estupidez humana. Por muy "socialcapitalista", "socialneoliberal" que sea el PSOE, jamás podría aprobar algo como la Ley Mordaza. Eso es evidente ahora y lo era en 2011. Pero convenía decirlo para seguir con el enfrentamiento interno. Mucha gente en IU piensa que el PSOE es más enemigo que el PP. Agudeza visual. La derecha no comete ese error garrafal. Está unida. En su seno hay quien piensa que la dirección no es suficientemente de derechas y se dan fricciones, roces y alguna que otra espantada. Pero prevalece el interés unitario. En la izquierda, no. La parte de esta que se considera más pura no quiere saber nada de la "contaminada". Nada de nada. En Andalucía se desdice esto; pero en Extremadura se reafirma. Resultado, cero. Error tremendo. Y eso suponiendo sea un error y no el resultado de ese narcisismo propio de esta corriente política, en la que abundan las figuras señeras que claman por la unidad de todos en torno a cada una de ellas. Mientras tanto, claro, gobierna la derecha que, en el fondo, es lo que prefieren bastantes "izquierdas". Así ellas no se manchan.

A su vez, esa contumacia en el error está motivada en gran parte porque la otra izquierda, la mayoritaria, ha hecho y hace las cosas rematadamente mal. Hasta el punto de que en muchos asuntos, y no irrelevantes, en efecto, el PSOE coincide con el PP. Los más obvios, la planta territorial del Estado (con matices) y la Monarquía (sin matices). Pero hay otras.

Las dos legislaturas de Zapatero fueron un solo desastre continuado. La substitución repentina del alegre keynesianismo por las políticas neoliberales debería haberse explicado, incluyendo la parte de culpa del gobierno por no haber sido capaz de prever la crisis ni de actuar con diligencia. Aun así, podría haberse explicado. La gente no es tonta. Lo que no tiene perdón de los dioses es la reforma del artículo 135 de la CE que Zapatero anda estos días justificando por el ágora. Aquí juega ya a lo contrafáctico, al susto: "era eso o un gobierno de técnicos, como en Italia". Eso es una hipótesis y, aun así, ¿no hubiera sido mejor un gobierno de técnicos que otro de la derecha nacionalcatólica que ha tardado dos años en cargarse el Estado del bienestar y va a invertir los dos siguientes en cargarse el Estado de derecho? Por supuesto que sí, a ojos cerrados. En Italia no están peor que nosotros. Al contrario, están mejor. Por lo menos pueden manifestarse sin que los breen a palos y, encima, les roben sus ahorros a base de multas arbitrarias. 

De la primera legislatura se alaban las cotas en materia de derechos de las minorías, la igualdad de las mujeres y el espíritu cívico. Nada que objetar, aunque a uno le surja la duda de si ese espíritu tenía tanta relación con la realidad como el de Azaña cuando decía que España había dejado de ser católica. Tiene uno casi la certidumbre de que ese espíritu cívico procedía de la mujer del presidente. Al respecto, la primera legislatura es una legislatura de Sonsoles Espinosa. Ella debió ser la presidenta. Al menos quizá no hubiera cometido las pifias de su marido. La política de nombramientos de este fue un continuo dislate, ejemplificado en el del presidente del Tribunal Supremo, miembro del Opus Dei y dimisionario en el oprobio. Sus pundonorosos y alambicados equilibrios institucionales, como el de la Ley de RTVE, le duraron menos de veinticuatro horas al PP. Al final de su mandato, no solo no se había avanzado en la separación de la iglesia y el Estado sino que se había retrocedido. La iglesia estaba más fuerte que nunca, su asignación vía IRPF había aumentado y el gobierno había dado carpetazo a la Ley de Libertad Religiosa. De lo sucedido con el Estatuto catalán no hace falta hablar.

No se pudieron hacer peor las cosas. Y así seguimos in aprender. Si este gobierno y este partido ganan las próximas elecciones, la culpa será de la izquierda. De toda.

dissabte, 23 de novembre del 2013

Censores y plagiarios.

El otro día me topé en la red con un articulo de hace un año de un tal Pablo Hasel en el que ataca a Pablo Iglesias, "conductor" (sic) de La Tuerka y en el que de paso, con una sintaxis de párvulo, me llama tipejo del P$OE, tertuliano del P$OE habitual en el programa y... ¡capitalista!. Cuando la risa me lo permitió, seguí leyendo las necedades que el hombre enjaretaba y comprobé que me hacía el honor de meterme en el saco de insultables junto a Iglesias y el gran Wyoming.

Un gran honor, pues tengo a ambos, Iglesias y Wyoming, en altísima estima, no solo por sus envidiables dones intelectuales sino también por su integridad y coraje cívico. Y ¿qué indigna a Hasel de los tres? Al parecer que seamos lacayos del PSOE (partido al que profesa un odio neurótico que quizá debiera poner en conocimiento de algún psiquiatra) y, encima, lo ocultemos con el fin de engañar a las gentes de buena voluntad, esto es, seguramente, quienes se nutren del pábulo mental haseliano. Somos quintacolumnistas, voceros del capital, vendidos, agentes dobles, triples, carroña.

Wyoming e Iglesias tienen categoría de sobra para dejar a este menda en su sitio y ya lo habrán hecho, pues el artículo tiene más de un año, si bien yo lo veo ahora. De mí sé decir, aunque no sirva de nada con gente cuyo interés por la verdad es como el de sacarse un ojo, que no soy del PSOE ni lo he sido nunca, ni directa ni indirectamente. Añadiré que en el PSOE están -especialmente en su dirección- gentes que no pueden soportarme y que hacen lo posible por acallarme y eliminarme del debate público. No ya adversarios sino verdaderos enemigos que en nada desmerecen del trato que me dispensan en IU, en donde saben de buena tinta que soy un agente criptosocialista y el verdadero fundador de los GAL. 

En el fondo esta inquina, este odio -típicos de las corralas izquierdistas- tiene una muy vulgar razón de ser. Lo que Hasel reprochaba a Iglesias era que me llamara al programa de La Tuerka. Quisiera que me impidiera ir, que me censurara y que, en cambio, lo llevara a él o a cualquier otro especimen del auténtico, verdadero, genuino comunismo revolucionario y blablabla. Quédese tranquilo. No sé si a raíz de su denuncia o no, Iglesias ya no me llama a sus programas. 

Conste que no me molesta, pues estoy acostumbrado a ello. Es la ley de esta jungla y no me quejo. Igual que defiendo mi derecho a decir lo que pienso e ir o no ir a donde me place, reconozco el de los demás a contar conmigo o no e incluso a usarme como moneda de cambio para tratar de sobrevivir en sus peleas internas. Debo de ostentar el record de presencia en listas negras de grupos, partidos, medios, radios y televisiones. No sola La Tuerka; también la SER, Onda Cero, El País, El Periódico,  todos, y desde hace años. No es nuevo. La censura cerrada es el precio que se paga en España cuando no estás en alguna cuadrilla, pesebre o auténtico partido de la verdad eterna que te proteja. Como lo está Hasel: un grupo de "genuinos" no sé qué porras, que pone a todos los demás a bajar de un burro porque, obviamente,  monopoliza la luz, la verdad, el camino, la vida, como si eso pudiera hacerlo grupo alguno sin convertirse por ello en un grupo de asesinos. Como la iglesia, vamos.

Este es un país de censores. Censores de la derecha (la primera lista negra en que aparecí fue de la COPE, claro; la primera expulsión, de Protagonistas, por orden del gobierno de Aznar), el centro, la izquierda y la extrema izquierda. Intolerantes, sectarios, fanáticos que, no pudiendo ya exterminar al discrepante, procuran silenciarlo, ningunearlo, hacerle el vacío. Así actúan el PP, el Gobierno, la oposición, el PSOE, IU y todos los demás. Todos. O estás en un partido, grupo, empresa, mesnada, escuela (no digamos nación) y pagas el peaje de la identidad colectiva, o van por ti, a quitarte del medio si es necesario mintiendo como bellacos. Les de igual. ¿Qué se han creído estos independientes? ¿Que van a irse de rositas con sus opiniones personales en lugar de balar las consignas del rebaño dictadas por una superior inteligencia e infalibilidad que siempre es la de los barandas de turno? Estos, a su vez, al igual que sus siervos, se toleran a medias entre sí y suelen compartir espacios llamándolos "plurales"; pero hacen causa común cerrada en contra de los independientes a los que no controlan.
 
País de censores. Lo cual no les impide ser también plagiarios. Lo uno suele llevar a lo otro. La basura moral del censor se perfuma con los aromas robados del copiota. Quédese sin embargo para otro día la divertida narración de cómo los mismos que tratan de silenciarte, de acallarte, repiten luego como papagayos tus ideas y puntos de vista y hasta tus expresiones, por supuesto, sin citarte. No hay censor que no sea plagiario ni plagiario que no sea censor. Es la envidia.

Por ello estoy tan orgulloso de Palinuro y esa gran audiencia suya que sabe que aquí no se lee nada que venga dictado por ningún interés ajeno colectivo, político, económico, religioso, ideológico, de esos que las gentes invocan para justificar su conveniencia personal, de grupo, clase, nación o confesión. 

Palinuro, ese pariente lejano de Zaratustra.

(La imagen es una foto de Jan Tik, con licencia Creative Commons).

La banda de los presuntos.

¿Qué queda de aquella orgullosa declaración de Aznar hace tres años de que el PP era y debe seguir siendo incompatible con la corrupción? Nada; no queda nada. Y después del auto del juez Ruz dando por indiciariamente probado que el partido del gobierno lleva años, quizá veinte, administrándose con una contabilidad paralela, una caja B, menos que nada. Ese auto, expresión motivada y razonada de una convicción general en España, convierte en certidumbre la sospecha de que el PP no es propiamente un partido político, sino una asociación de presuntos malhechores.

Los papeles de Bárcenas, el innombrable, han probado ser el anunciado museo de los horrores. Rompiendo el silencio y la desinformación decretadas por el gobierno expone cotidianamente un estado de corrupción, ilegalidad y presuntos delitos que apuntan en general al partido (a la organización, a sus Comunidades Autónomas, a toda su gestión) y en concreto y singularizadamente a sus principales dirigentes, ninguno de los cuales está libre de sospecha, ni Rajoy. Ese el que menos, pues parece el principal responsable (y beneficiario) de este desaguisado.

Veinte años cobrando sobresueldos de orígenes dudosos tramitados a través de la caja B; de hacer todo tipo de chanchullos; de expoliar las arcas públicas mediante contrataciones fraudulentas; de financiar ilegalmente las elecciones y, por lo tanto hacerlas inválidas por tramposas, han destruido los cimientos morales de la democracia española, si existieron alguna vez. 

Todos los partidos -menos el PP, supongo- piden la comparecencia urgente de Rajoy en el Congreso. ¿Para qué? Para que explique por qué mintió en la anterior del 1º de agosto al negar la existencia de caja B en el partido del que era y es presidente, condición en la cual nombró tesorero al hombre cuyo nombre se negó luego a nombrar pero al que enviaba SMS de ánimo a las escondidas. A partir del lunes, la guardia pretoriana del PP en el Congreso se empleará a fondo en impedir la comparecencia del jefe. Claro. ¿Qué puede hacer Rajoy, aparte de dimitir, como debiera haber hecho hace dos años en lugar de empecinarse en arrastrar el país a esta bochornosa situación? Seguir mintiendo. O decir cualquier disparate. Porque ya no es un presidente, sino un sospechoso en frenética huida hacia delante.

Seguramente no habrá comparecencia. Ni modo legal de forzarla. El gobierno de la banda de presuntos no solo ha destruido los cimientos morales de la democracia sino que ha desactivado sus mecanismos institucionales de vigilancia y control. Ha puesto la fiscalía a sus órdenes; controla el Tribunal Constitucional por medio de un presidente militante suyo; el Tribunal de Cuentas no sirve para nada; la defensora del pueblo defiende al gobierno; los medios de comunicación (todos los públicos suyos y la mayor parte de los privados, también suyos) son su central de propaganda. Recientemente se ha asegurado el favor del Consejo General del Poder Judicial a través de un pacto con el PSOE del que este debería avergonzarse porque rompe su promesa de no pactar con un partido tan manifiestamente antidemocrático. También el PSOE falta continuamente a su palabra. 

Del parlamento no merece la pena hablar. La mayoría absoluta de la derecha, empleada sin contemplaciones, lo ha convertido en una cámara de aplausos, ovaciones y agresión a la oposición. Esta, al menos el PSOE, vuelve a hablar de moción de censura. Como en el cuento del pastor y el lobo. A ver si reúne ya el valor de presentarla. Está obligado a ello y no es tan difícil. Desde luego, no la ganará, ni servirá para nada. Pero tendrá algún impacto político y dejará claro cómo el estilo de gobierno de la derecha ha destruido todos los mecanismos democráticos sin dejar de agredir a la población en su conjunto.

Para curarse en salud y blindarse aun más, el gobierno anda tramitando una Ley de "Seguridad" Ciudadana que criminaliza toda forma de protesta y pretende proteger a la policía cuando esta cometa excesos en la represión violenta de las movilizaciones ciudadanas, ocultando sus fechorías. Es una censura, una mordaza, una ley de impunidad para el delito. Una ley fascista, antipopular, producto de un espíritu enfermo, criminal. El espíritu de un gobierno y un partido que delinquen, obstaculizan sistemáticamente la acción de la justicia y, cuando por fin esta se da, indultan a los delincuentes.

Después de hacer imposible la política parlamentaria, el gobierno quiere asfixiar la extraparlamentaria. Cercena para ello los derechos civiles y políticos, el de reunión, el de manifestación, el de expresión, el de información, el de huelga, la presunciòn de inocencia, el amparo de la justicia. Todos. 

Y estos presuntos, algunos ya condenados, muchos imputados y procesados y los otros bajo sospecha de haber estado enriqueciéndose durante años, son quienes han procedido a arruinar el país, recortando o suprimiendo derechos sociales y económicos de millones de personas, aumentando el paro, expulsando a los jóvenes a la emigración, arrebatándoles sus becas. Y lo han hecho al tiempo que recuperan los símbolos, el espíritu, el estilo del franquismo, al que no solo no condenan, si no vitorean. Se niegan a hacer justicia a las víctimas de la dictadura y dejan clara su procedencia ideológica.

En estas circunstancias, el margen de actuación de la oposición democrática es muy estrecho. Presentar la moción de censura si Rajoy no comparece y, a continuación, retirar toda colaboración institucional con el gobierno en tanto no dimita en pleno. Palinuro lleva meses diciéndolo: retirada al Aventino. No se puede ser cómplice de una banda de presuntos, cuyo respeto por la democracia es inexistente pues aspira a un régimen en todo similar al de aquel cuya memoria honra: Franco.

(La imagen es una foto de La Moncloa en el dominio público).

dimarts, 16 de juliol del 2013

Ya era hora.

Moción de censura, sí señor. Es lo menos -lo menos- que se merece este gobierno impresentable, presidido por un presunto corrupto que se cree Dios, se niega a dar cuenta de sus actos, explicaciones de ninguna clase, no admite ninguna responsabilidad, escabulle el bulto, miente como avezado farsante, manipula los acuerdos, engaña a los periodistas, ningunea el Parlamento, se ríe de los diputados (incluidos los suyos) y desprecia a la gente, incluida la que le ha votado. Y todo para ocultar que, según consta en los papeles de Bárcenas debe de ser el presidente más corrupto de la historia de España, el que ha organizado una asociación de malhechores con el fin de ganar elecciones fraudulentas y valerse del poder político para expoliar a sus conciudadanos, por la vía legal (aunque abusiva, del decreto) y la ilegal del trinque, el mangoneo, la pastuqui y los sobresueldos.

Ya se sabe que la moción no prosperará pero el debate debe ser exhaustivo y exponer ante la opinión pública el cúmulo de atropellos, infamias, estafas, malversaciones y delitos que llevan años cometiéndose presuntamente  en ese partido más parecido a una asociación de delincuentes. Deberá aclarar las maniobras, zancadillas, embustes, mentiras, censuras y manipulaciones a que Rajoy y los suyos llevan meses recurriendo con el fin de encubrir este fétido asunto, desviar la atención, ocultar sus fechorías y endosarle el mochuelo al PSOE, según último venenoso disparate de Alfonso Alonso, el mancebo de botica del PP que ejerce de portavoz parlamentario.

El debate debe servir para informar a los españoles de quién es Bárcenas, quién Rajoy y cómo entre los dos urdieron presuntamente una compleja trama para forrarse con dineros públicos que, además, distribuían generosamente en sobres a los más obedientes en un partido en el que, desde luego, ser militante es un chollo: pasta en sobres, pasta en viajes, trajes, bolsos (Rajoy parece haberse beneficiado de todo), coches, mamandurrias, enchufes, comisiones, noches de ensueño en el Palace, comilonas. Y todo sin saber hacer la "o" con un canuto, como es obvio en casi todos los casos. Debe quedar claro cómo estos mangantes a las órdenes de Rajoy, llevan años expoliando el país mientras imponen los más duros sacrificios a los jóvenes, las mujeres, los parados, los trabajadores, los dependientes, los jubilados. Cómo una asociación de malhechores es la principal causante de la ruina de España.

Es de esperar que la atención se concentre en esta podredumbre y que los dirigentes de la oposición no se peguen entre sí. Sobre todo, sería muy de agradecer que Cayo Lara no hiciera el juego al PP tirando contra el PSOE, como acostumbra, con el rollo, patentemente falso, de que los dos "son iguales". No se falten al respeto entre ustedes, que merecen mucho, al contrario de aquel a quien censuran, que no merece ninguno. Y aprovechen el momento para preguntar al censurado cuánto cobra al mes, que lleva años ocultándolo. Que mienta más aun en sede parlamentaria. Está acostumbrado.

Terminado el debate y fracasada la moción, ¿qué? No se termina aquí el deber de la oposición. Al contrario, aquí empieza, como lleva tiempo insistiendo Palinuro. No siendo de esperar que Tancredo Rajoy se dé por aludido, la oposición debe hacer algo más.

¿Qué?

Está todo inventado: o el gobierno rectifica y el pájaro que lo preside se va o la oposición deja de legitimar esta burla a la democracia y el Estado de derecho, deja de ser cómplice en la degradación de las instituciones democráticas y se retira del Parlamento. Que en él se queden los del PP y (quizá) los de UPyD y algún nacionalista desnortado. Si la presencia de la oposición en el hemiciclo es inútil, su ausencia puede ser muy útil para la causa de la libertad, la democracia y la honradez.

No todos los políticos son iguales a Rajoy.

dilluns, 15 de juliol del 2013

El sobresueldos sigue sin contestar y The Economist lo llama "chorizo".

Como era de esperar y Palinuro adelantaba hoy, el sobresueldos de La Moncloa, más pendiente de Bárcenas que de sí mismo, ha seguido sin responder a las preguntas de las que, por cierto, solo se han permitido dos. No sé cuánto más están los periodistas dispuestos a tragar, pero la escenificación de la rueda de prensa ha estado en la línea de estos mendas: decir una cosa y hacer otra al mismo tiempo, decir que se colabora con la justicia y destruir pruebas; decir que se responde a las preguntas y no hacerlo; decir que se es transparente y no serlo. Lo de siempre para que los ciudadanos vayamos viendo la diferencia entre un gobierno y un manojo de sinvergüenzas. Aunque esta vez se han superado pues tenían una de las dos preguntas amañada ya que el periodista que la hizo, del ABC, claro, reconoce que se ladictó por teléfono su director por la mañana. Dos preguntas y una pactada con los lacayos. No se dirá que no es literalmente repugnante.

El guión, el habitual. La única pregunta decente ha quedado sin responder por dos vías que Rajoy debe considerar muy inteligentes y que solo evidencian su falta de honradez y su marrullería. Otra ocasión perdida de recuperar la dignidad y de frenar esta caída en el descrédito general, en la befa y mofa de la ciudadanía que, con razón, ha perdido todo respeto a estos mangantes, encabezados por el responsable de haber montado una organización para llenarse los bolsillos a cuenta de la Hacienda pública. Porque la pregunta era muy sencilla de responder: usted y Cospedal, ¿cobraron los sobresueldos que dice Bárcenas que cobraron? ¿Piensa dimitir?

La respuesta ha sido patética: sudoroso, aparentemente firme, pero con el tic del ojo izquierdo delator cada vez que mentía como un destello rojo, ha repetido como un loro su balbuceo negatorio basado en dos afirmaciones/negaciones que son ambas falsas y, además, no tienen nada que ver con lo que se le pregunta:

 1ª) el presidente del gobierno no puede estar respondiendo todos los días a cada afirmación, acusación o insinuación que se haga en la prensa. Verdad es, pero mentira en su caso porque, hasta ahora, no ha respondido a nada, no ha contestado nada, no ha desmentido nada, no ha dicho nada. Lleva seis meses diciendo que no puede contestar todos los días pero el hecho es que todavía no ha contestado ni uno. Últimamente esta mentira la comparte con su vicepresidenta .

2ª) El Estado de derecho no se somete a chantaje. Cierto, pero mentira en su caso. No tire por elevación, que su vuelo es gallináceo. No es el Estado de derecho el sometido a extorsión, sino usted, amigo, por su presunto comportamiento corrupto y extorsionado por su cómplice, que está cumpliendo algunas de sus amenazas Y que usted está sometido a chantaje y cede a él lo demuestran los vergonzosos SMS y la necedad de su vicepresidenta cuando dice que la prueba de que no ha habido negociación entre el gobierno y Bárcenas es que este está en la cárcel. ¿Si hubieran negociado no estaría en la cárcel? Obviamente, no. Ese es el Estado de derecho de estos pillasobres.

En su bochornosa comparecencia, Rajoy ha invocado la garantía que, piensa él, lo sacará de este lío: la estabilidad política. O sea: señores, ya pueden ustedes demostrar que soy mangante, embustero, estafador y ladrón. No pienso dimitir... porque España necesita estabilidad política.

Cualquiera entiende que un país con un gobernante acusado de corrupto que se aferra al cargo no es un país estable. Pero ¿qué va a decir el sobresueldos? Y lo remacha con sus habituales falsedades. Dice que piensa cumplir el mandato que le dieron los españoles. ¿Qué mandato? ¿El programa? ¿El mandato que lleva dos años incumpliendo? Hace falta ser imbécil para tragarse el discurso de que uno gana elecciones mintiendo, gobierna en contra de lo que prometió hacer y le asiste el derecho a seguir haciéndolo pues para eso lo votaron. Eso es como lo de que ya ha respondido a las preguntas: después de seis meses de silencio, ahora dice que lleva seis meses contestando.

Este sujeto es indigno de estar en el gobierno y la oposición tiene la obligación de echarlo como sea. Los pasos son dos: una moción de censura obligada que ya se sabe que se perderá pero permitirá airear el grado de enfangamiento y corrupción del gobierno, su partido y, sobre todo, el principal responsable, Rajoy. Pasada la moción de censura, la oposición debe practicar la política de la retirada al Aventino, esto es, dejar de legitimar esta burla a la ciudadanía y no asistir a las sesiones parlamentarias quer son literalmente una farsa, como todo cuanto toca este payo. Dejar solos a los corruptos hasta que se vayan.

Inlcuso podría hablarse con los políticos del PP que ya empiezan a manifestar su desacuerdo con el rumbo del gobierno y que, de modo menos claro (caso de esperanza Aguirre) o más claro (Alejo Vidal Quadras), ya presionan para que el PP prescinda de un Rajoy desprestigiado y hundido en la corrupción hasta las cejas.

Porque la situación no puede seguir así. Debido a las necesidades de Rajoy de salvar su pellejo, el país no puede ser el hazmerreír del mundo. En la portada del Economist de hoy, la redacción explica a sus lectores qué sea un chorizo y la ilustra con una foto de Rajoy.

¿No es una vergüenza para España?

dilluns, 22 d’abril del 2013

Manolo, ¿qué has hecho?


Manolo Saco anuncia que deja de escribir su blog en eldiario.es ante la avalancha de críticas que ha suscitado su última entrada sobre la sucesión de Chávez.

No tienes arreglo, Manolo. Está bien que lleves un blog titulado Ni Dios ni Patria ni Rey; pero, hombre, no que te lo creas y no estés dispuesto a hacer las excepciones que manda la buena conciencia bolivariana y el último tren de una izquierda que ya no sabe ni a dónde va. Esa que, cuando se acuerda, canta algo parecido: "Ni en dioses, reyes ni tribunos está el supremo redentor", solo para echarse después en manos de todos ellos siempre que vayan de rojo o levanten el puño.

¿Dioses? ¡Ni uno, Manolo, a no ser que se trate del que protege a Chávez y hace que este se aparezca a Maduro y le lleve sobre sus hombros, como San Cristobalón al niño Jesús! ¿Patria? ¡Vade retro a no ser que se trate de la bolivariana, que esa no es como las demás, sino una verdadera Matria de la que solo los podridos lacayos del imperio pueden burlarse! ¿Reyes? Mejor será no menearlo. Al fin y al cabo, carajo, Maduro es solo un ungido de Chávez, no su hijo biológico. Para eso hay que irse a Asia en donde ya van por el tercer Kim de Corea en el camino de la emancipación de la raza.

No conozco nada más inquisitorial, intransigente, intolerante y falaz que la izquierda, especialmente la "transformadora" de origen más o menos comunista, a la hora de encajar la crítica. Y si esta va con sentido del humor, date por perdido, amigo: serás un siervo de la derecha, del imperialismo yanqui, del grupo Prisa, de la policía, el Mossad, la CIA o la Hermandad de Alféreces Provisionales. Pero ¿qué te habías creído, hombre?  Poner en solfa el culto a la personalidad del comandante invicto, el boato y la pompa ceremoniales y hueros del relevo revolucionario o las supersticiosas creencias y milagrerías de un pueblo infantilmente entregado a la fábula del hombre providencial. ¿Creías que saldrías inerme de no regalar los oídos con las bobadas de rigor a la recua de quienes, como decía Unamuno, se dedican a "contar los pelos al rabo de la esfinge"?

Añade algo especialmente repugnante para que tu salida sea más airosa. En bastantes de los comentarios en que te condenan al averno por criticar el pintoresquismo chavista se hace oír la áspera voz del capital amenazando a sus asalariados. Sí, sí, la voz histérica de los que, por desembolsar 60€ anuales y ser "socios" del periódico se ven como Rotschilds y Rockefellers y creen que deben exigir sumisión canina a quienes escriben en él pues están a su servicio. Como en la llamada "prensa burguesa". Ya sabes, si quieres escribir metiéndote con Chávez o los chavistas, vete al ABC. Aquí solo se aceptan panegíricos. 

Eso sí, muy críticos, muy de izquierdas, muy valientes.

De todas formas, si me permites, te haré una observación. Por muy abundantes, ásperos e insultantes que sean los comentarios, ten la seguridad de que serán una mínima fracción y que son muchos más quienes te leen con agrado. Pero no suelen manifestarse. Si el periódico como tal no objeta a tu colaboración, piénsate eso de interrumpirla. Es justo lo que la caterva de alguacilillos quiere.