dimarts, 16 de juliol del 2013

Ya era hora.

Moción de censura, sí señor. Es lo menos -lo menos- que se merece este gobierno impresentable, presidido por un presunto corrupto que se cree Dios, se niega a dar cuenta de sus actos, explicaciones de ninguna clase, no admite ninguna responsabilidad, escabulle el bulto, miente como avezado farsante, manipula los acuerdos, engaña a los periodistas, ningunea el Parlamento, se ríe de los diputados (incluidos los suyos) y desprecia a la gente, incluida la que le ha votado. Y todo para ocultar que, según consta en los papeles de Bárcenas debe de ser el presidente más corrupto de la historia de España, el que ha organizado una asociación de malhechores con el fin de ganar elecciones fraudulentas y valerse del poder político para expoliar a sus conciudadanos, por la vía legal (aunque abusiva, del decreto) y la ilegal del trinque, el mangoneo, la pastuqui y los sobresueldos.

Ya se sabe que la moción no prosperará pero el debate debe ser exhaustivo y exponer ante la opinión pública el cúmulo de atropellos, infamias, estafas, malversaciones y delitos que llevan años cometiéndose presuntamente  en ese partido más parecido a una asociación de delincuentes. Deberá aclarar las maniobras, zancadillas, embustes, mentiras, censuras y manipulaciones a que Rajoy y los suyos llevan meses recurriendo con el fin de encubrir este fétido asunto, desviar la atención, ocultar sus fechorías y endosarle el mochuelo al PSOE, según último venenoso disparate de Alfonso Alonso, el mancebo de botica del PP que ejerce de portavoz parlamentario.

El debate debe servir para informar a los españoles de quién es Bárcenas, quién Rajoy y cómo entre los dos urdieron presuntamente una compleja trama para forrarse con dineros públicos que, además, distribuían generosamente en sobres a los más obedientes en un partido en el que, desde luego, ser militante es un chollo: pasta en sobres, pasta en viajes, trajes, bolsos (Rajoy parece haberse beneficiado de todo), coches, mamandurrias, enchufes, comisiones, noches de ensueño en el Palace, comilonas. Y todo sin saber hacer la "o" con un canuto, como es obvio en casi todos los casos. Debe quedar claro cómo estos mangantes a las órdenes de Rajoy, llevan años expoliando el país mientras imponen los más duros sacrificios a los jóvenes, las mujeres, los parados, los trabajadores, los dependientes, los jubilados. Cómo una asociación de malhechores es la principal causante de la ruina de España.

Es de esperar que la atención se concentre en esta podredumbre y que los dirigentes de la oposición no se peguen entre sí. Sobre todo, sería muy de agradecer que Cayo Lara no hiciera el juego al PP tirando contra el PSOE, como acostumbra, con el rollo, patentemente falso, de que los dos "son iguales". No se falten al respeto entre ustedes, que merecen mucho, al contrario de aquel a quien censuran, que no merece ninguno. Y aprovechen el momento para preguntar al censurado cuánto cobra al mes, que lleva años ocultándolo. Que mienta más aun en sede parlamentaria. Está acostumbrado.

Terminado el debate y fracasada la moción, ¿qué? No se termina aquí el deber de la oposición. Al contrario, aquí empieza, como lleva tiempo insistiendo Palinuro. No siendo de esperar que Tancredo Rajoy se dé por aludido, la oposición debe hacer algo más.

¿Qué?

Está todo inventado: o el gobierno rectifica y el pájaro que lo preside se va o la oposición deja de legitimar esta burla a la democracia y el Estado de derecho, deja de ser cómplice en la degradación de las instituciones democráticas y se retira del Parlamento. Que en él se queden los del PP y (quizá) los de UPyD y algún nacionalista desnortado. Si la presencia de la oposición en el hemiciclo es inútil, su ausencia puede ser muy útil para la causa de la libertad, la democracia y la honradez.

No todos los políticos son iguales a Rajoy.