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dimecres, 15 d’octubre del 2008

La utopía y las medias tintas.

Siguiendo el ejemplo de Gran Bretaña, el Gobierno gringo ha nacionalizado la banca de golpe. Visto lo que había pasado el finde en Europa, Mr. Paulson llamó a su despacho el lunes a los principales banqueros, puso sobre la mesa 250.000 millones de dólares (unos 170.000 millones de euros) y les obligó a vender al Gobierno acciones por diferentes valores: 25.000 millones para Citigroup, Bank of America, Wells Fargo y JP Morgan Chase cada uno, 10.000 millones para Goldman Sachs (por cierto, el suyo, que no es tonto del todo el mancebo) y Morgan Stanley, 2.000 a 3.000 millones para Bank State Street y Bank of New York y la pedrea para el resto. Claro, esto no es lo que él pretendía en un primer momento con su famoso plan de los 700.000 millones para comprar los activos "tóxicos" que primero le rechazó el Congreso y luego, aprobado por éste, provocó el batacazo de la semana pasada que estuvo a punto de colapsar el sistema financiero mundial. Es algo distinto: una compra de acciones con participación real del Estado, intereses para los contribuyentes (5% en los primeros cinco años y 9% en adelante) y una serie de condiciones entre las que destacan supervisión de los salarios de los altos ejecutivos y prohibición de los "paracaídas de oro". O sea una intervención en toda regla que era lo que Paulson había intentado evitar.

Una intervención como la que se ha dado en Inglaterra y está prevista en Alemania y otros países. Una situación tan contraria a los postulados teóricos del capitalismo que muchos piensan que estamos ante un cambio de era, de alteración de los viejos postulados. Ahí estaba ayer el señor Rajoy, después de haber hablado con el señor Rodríguez Zapatero insistiendo en que los dineros que este último ha aprestado tan diligentemente no vayan a los insaciables bancos sino que lleguen a las pymes y a las familias y que se gestión sea supervisada por el Parlamento, todas ellas reclamaciones que también había hecho Palinuro. Puesto que sé que Palinuro, al que conozco muy bien, no es derecha, sólo puedo deducir que, como se decía en el post de ayer, el señor Rajoy se ha hecho de izquierda.

Portentosas transformaciones. Esta crisis está siendo como un huracán de las Antillas y no está dejando edificios ni convicciones en pie. Todo se deshace y se lo lleva el viento. Por ejemplo, la señora Fernández de la Vega, de sobria expresión, augura que, cuando la crisis se acabe, el capitalismo sufrirá cambios. En verdad, ya han cambiado bastante las cosas; tanto que los socialistas recuperan un vocabulario abandonado hace mucho tiempo. ¿Desde cuándo no hablaba en público un político socialista de "capitalismo"? Da la impresión de que estuvieran viendo renacer la vieja utopía juvenil a los cárdenos reflejos de esta tremenda crisis.

Por su parte, el señor Bush que también asiste atónito al derrumbarse del templo del capital en el que tanto ha rezado, niega que las medidas nacionalizadoras de su gobierno, que darían envidia a Hugo Chávez y Fidel Castro juntos, supongan cambio drástico alguno del sistema económico imperante. Que nadie se engañe: estas medidas no están pensadas para acabar con el libre mercado (como Mr. Bush no es socialista no lo llama "capitalismo") sino para preservarlo. Para preservar el capitalismo, se entiende.

¿Cuál de las dos previsiones, la de la señora De la Vega o la del señor Bush, se hará realidad? Por supuesto, no hay modo de saberlo. Hasta es posible que la realidad acabe siendo una mezcla de ambas quien sabe si para traer lo nuevo bajo el manto de lo viejo al modo en que la violencia es la partera de la historia, o para conseguir que se haga realidad el viejo adagio de Plus ça change plus c'est la même chose.

Lo que sí me atrevo a aventurar es que, con todo lo vistosas que son estas drásticas medidas de los gobiernos europeos y gringo, con lo llamativa que fue la semana pasada de los pánicos encadenados y lo contundente de los planes de rescate, si todo se queda aquí, nos habremos quedado en las consabidas medias tintas. Me da igual cómo queramos llamarlo a largo plazo, si conservación o sustitución del capitalismo; lo que me importa es el corto y medio plazo. Y en este terreno está muy claro que, de momento, se ha conseguido capear una crisis global aplicando medidas estrictamente nacionales. Es cierto que los gobernantes han entendido que deben coordinarlas y hasta hubo un día de feliz memoria en que todos los bancos centrales se pusieron de acuerdo para bajar medio punto los tipos de interés. Pero eso ha sido todo. Y, por lo tanto, resulta a todas luces insuficiente. La crisis ha sido, está siendo, global y demanda soluciones globales. Este finde se reunen M. Sarkozy, el señor Durao Barroso (o sea, la Unión Europea) con Mr. Matorral en Gringolandia. Aparte de hacerse fotos y contarse chistes, sería muy conveniente que de esa reunión surgiera una convocatoria de una conferencia internacional para regular el nuevo sistema financiero mundial, un Bretton Woods II; porque esto no puede seguir así.

(La imagen es un detalle del panel central del tríptico de 1487 de Hyeronimus Bosch, El carro de heno que se guarda en El Escorial.)

dissabte, 20 de setembre del 2008

El bolchevismo liberal de los EEUU.

Las bolsas del mundo entero, esos termómetros de la salud de los mercados, del capitalismo, rebotaron ayer felices de escuchar la buena nueva de que el Gobierno de los Estados Unidos se hace cargo de toda la deuda mala de la banca. Quién iba a decirlo ¿verdad? El paradigma del liberalismo antiintervencionista, el adalidad de la escrupulosa libertad de los mercados interviniendo en estos para salvar la economía de un desastre de proporciones apocalípticas.

Y quién iba a decir algunas otras cosas. Esta crisis tiene la virtud de poner de relieve las contradicciones internas al mundo globalizado. En el momento en que uno de los grandes bancos de inversiones estadounidenses, Morgan Stanley, estaba en tratos para comprar otro banco en apuros, Wachovia, él mismo mostró preocupantes signos de debilidad... y ¿quién anunció su intención de acudir en su ayuda? Un fondo soberano chino, esto es, un fondo de inversiones de propiedad pública, China Investment Corp., que ya controla el 9,9% de Morgan Stanley y podría aumentar esta participación hasta el 49% si no fuera porque, habiendo perdido ya miles de millones de dólares, no acaba de fiarse del buen juicio del paso. Sea como sea, está claro: la República Popular China no tiene el menor interés en el derrumbe del capitalismo mundial, concentrado en los EEUU. Al contrario, prefiere que sobreviva porque aspira a controlarlo. A su vez el Gobierno de los EEUU coincide con el chino: para salvar la economía del desastre, se socializan las pérdidas.

Vale. Por eso han saltado de alegría las bolsas y todos los índices han subido. Pero... ¿por cuánto tiempo? Esta gigantesca operación de salvamento a base de nacionalizar la (mala) banca tropieza con dos dificultades una a corto y otra a largo plazo, una política y otra económica que cuando se materialicen pueden significar el derrumbe final de este castillo de naipes que fue el capitalismo financiero globalizado.

La dificultad política a corto plazo es que el Congreso, que tiene que debatir y aprobar la mayor operación de salvamento de la historia de los EEUU, entra de vacaciones la semana próxima y, ya en período electoral, puede ser que el asunto quede pendiente hasta la toma de posesión del próximo presidente en el mes de enero de 2009 y, entre tanto, la situación empeore o simplemente estalle.

La segunda dificultad a más largo plazo, de naturaleza económica, se materializará una vez que los mercados reaccionen como suelen, esto es, calculando. Dirán entonces: "Ok. El Gobierno de los EEUU absorbe toda la deuda mala de la banca. Pero ¿cuánto dinero tiene el Gobierno de los EEUU y cómo va a financiar esta gigantesca operación?" En este momento nadie puede aventurar qué cantidad puede ser necesaria para llevar a cabo el rescate por dos razones: 1ª) porque nadie sabe a cuánto asciende en realidad esa deuda "mala" de los bancos, cuánto dinero se ha evaporado en las subprime, cuánto en los hedge funds; 2ª) porque a esa cantidad misteriosa pero elevadísima habrá que añadir otra no menos elevada producida por algo en lo que nadie parece haber caído hasta la fecha: exactamente, ¿cómo va a operar la banca para dejar en manos del Gobierno su "mala" deuda? Según parece y por lo que ya están haciendo, dividiendo los bancos en dos: bancos "buenos" y "malos". Los "malos" irán directamente a control público. Pero, conociendo a los banqueros, que son los mismos que han provocado este desastre por su infinito afán de lucro, ¿duda alguien de que la "banca mala" equivaldrá a toda la banca?

Dicho en otros términos: el problema de esta operación que tanto ha alegrado a las bolsas es idéntico al que ha generado la crisis, es decir, el crédito. ¿Cuánto crédito tiene el Gobierno de los EEUU? Eso es lo siguiente que harán los mercados. Y de eso depende todo.

A propósito, a la vista de lo que está pasando ¿qué me dicen del señor Aznar recomendando a los indios de la India más políticas de liberalización para salir de la crisis?

(La imagen es una foto de orionoir, bajo licencia de Creative Commons).

dilluns, 8 de setembre del 2008

El pueblo al rescate del capital.

La historia de las dos gigantescas corporaciones hipotecarias estadounidenses Fannie Mae y Freddie Mac que el Estado intervino este fin de semana constituye un ejemplo de manual del carácter depredador del capitalismo, consistente en privatizar los beneficios y socializar las pérdidas o, lo que es lo mismo, predicar en contra de la intervención del Estado en el mercado y a favor de la libertad irrestricta de éste hasta que empiezan a venir mal dadas, en cuyo caso el Estado interviene en favor de los accionistas con el dinero de los contribuyentes quienes, cuando las empresas hoy intervenidas daban beneficios en forma de dividendos, no vieron ni un centavo.

La Federal National Mortgage Association (Fannie Mae) nació en 1938, en tiempos del New Deal socialdemócrata del presidente Roosevelt para ayudar a las empresas inmobiliarias y a quienes firmasen hipotecas a acceder a éstas, respaldando y complementando los préstamos de los bancos, bastante rácanos. Su fórmula era muy segura ya que, a diferencia de los bancos hipotecarios privados, contaba con el respaldo del Estado para hacer frente a las situaciones de crisis. Pronto, Fannie Mae se convirtió en un gigante del mercado hipotecario. Fue entonces (finales de los años sesenta) cuando el presidente Johnson dio en la idea de privatizarla, convirtiéndola en una sociedad anónima, con lo que todo el mundo pareció hacer un buen negocio: el presidente conseguía fondos para financiar la guerra del Vietnam, los prestatarios de hipotecas accedían a éstas con seguridad, los accionistas cobraban jugosos beneficios y todos estaban muy tranquilos porque Fannie Mae era privada en cuanto a la cuenta de resultados pero seguía teniendo el respaldo público. Una fórmula ingeniosa de lo que se llamó "capitalismo de Estado".

Fannie Mae prosperó y amenazó con convertirse en un monopolio, razón por la cual, en los años setenta se fundó otra corporación de similares características (semipública, semiprivada), la Federal Home Loan Mortgage Corporation (Freddie Mac) con la intención de que ambas compitieran (sigo en esto los datos del Frankfurter Allgemeine Zeitung en un reportaje sobre los dos gigantes hipotecarios), pero lo que sucedió, como cabía imaginar, fue que se repartieron el mercado, hasta alcanzar el 50% del hipotecario estadounidense que totaliza al día de hoy los cinco billones de dólares.

El gráfico de la ilustración muestra a las claras el proceso de auge descomunal de los dos gigantes durante los años de la burbuja inmobiliaria y su catastrófica caída apartir del año pasado hasta la quiebra actual. Aquel auge se hizo, obviamente, por el mismo sistema de hipotecas basura o hipotecas sin garantías con alto riesgo que ha acabado por provocar la crisis crediticia (credit crunch) actual. Prácticas alegales de alto riesgo movidas por el afán de lucro de los operadores privados.

La teoría clásica que el neoliberalismo dice que debe aplicarse en este caso es dejar que los dos gigantes, que han jugado mal se hundan. Pero eso supone el hundimiento del mercado hipotecario estadounidense y una profundización de la crisis crediticia mundial con consecuencias imprevisibles para el conjunto del sistema capitalista. En otras palabras, las dos corporaciones son too big to fail, esto es, "demasiado grandes para hundirse", razón por la cual el Estado acude en su ayuda con el dinero de los contribuyentes. La cotización de los dos gigantes, que ha perdido casi un 90 por ciento, no puede seguir cayendo, así que las rebajas de impuestos (sobre todo a los ricos) con las que el señor Bush adornó su mandato, se truecan ahora en una imperiosa exacción de cien a doscientos mil millones de dólares que habrán de pagar todos los ciudadanos, ricos y pobres.

Probablemente no sea la crisis general del capitalismo que los comunistas llevan esperando ochenta años, pero sí parece la crisis financiera del capitalismo. Y las cosas no han hecho más que empezar. Cuando terminen todo habrá cambiado y nada será igual.

(La imagen es una foto de qthrul, bajo licencia de Creative Commons).

dimarts, 8 de juliol del 2008

El capital vuelve a la carga.

Con esto de que no hay crisis (y quien diga lo contrario miente como un fementido bellaco, traidor y antiespañol), casi nadie entiende el repentino fervor de los empresarios por conseguir que el Gobierno haga lo que ellos recomiendan bajo pena de males mayores, mayores crisis y desgracias.

Primero fueron los capitostes catalanes, siempre unos adelantados en defensa de los intereses del sector, quienes advirtieron de que no había tiempo que perder si el Gobierno quería evitar una catástrofe económica. Así venía a decirse en mi post de primero de junio de 2008 Aquí no pasa nada. Más tarde en la entrega del cuatro de julio de 2008, La patronal amenaza, se señalaba que los empresarios (en este caso, la CEOE) están sirviéndose de la crisis para conseguir posiciones más ventajosas en el mercado laboral, mejorar la situación fiscal de las grandes fortunas, doblegar la resistencia de los obreros, aumentar la tasa de explotación y romper las conquistas del derecho del trabajo en los años veinte en la República de Weimar y, posteriores. Y así siguen.

Ahora han sido los empresarios de Madrid, ya impacientes de que no se haga nada, quienes exponen el decálogo de sus actividades y recetas para hacer frente a la crisis inexistente desde la seguridad de que estarán en el espíritu del capitalismo, matizado por la comprensión socal propia de la doctrina social católica. Para todo lo demás: hacia el lanzamiento económico. Lo hacen desde un órgano de reflexión "científica", como el Círculo de empresarios, desde el que se abordan todos los asuntos que contribuyan a legitimar el punto de vista del mando en la sempiterna dicusión sobre los méritos y deméritos del capitalismo. Un verdadero Think Tank que, como los órganos de este tipo en el mundo entero, a imitación de los estadounidenses, está repleto de antiguos estudiantes izquierdistas, pasados a las disciplinadas filas conservadoras que viven de convertir en práctica científica la traición de sus ideales de juventud. Una especie de FAES en serio.

En su análisis de coyuntura actual, el tal Círculo de Empresarios ha presentado un catálogo de medidas urgentes e impopulares pero necesarias para salir de la crisis y evitar que ésta se convierta en una recesión en toda regla a fines de año. Recuérdese que es afición de estos científicos (como en el caso de los de la CEOE) amenazar a la gente, a los políticos, a las izquierdas con aquellas mismas catástrofes de las que se supone serían ellos quienes debieran protegernos en función de su pretendida competencia técnica.

Por boca de su presidente, señor Claudio Boada, y de su vicepresidente, señor Fernando Eguidazu, nos hemos enterado de que el Gobierno tiene que tomar medidas más que a paso para:

a) "flexibilizar el mercado de trabajo" (despido libre en otros términos);

b)"incentivar los contratos a tiempo parcial" (subvencionar la contratación de ciertos trabajadores);

c) "liberalizar" ciertos sectores, como la energía (esto es, barra libre para fijar precios, acordarlos previamente y otras estrategias "creativas");

d) reducir el impuesto sobre sociedades (que les quiten los impuestos a los ricos, cosa que hacen todas las derechas en el mundo entero);

e)"conceder privilegios fiscales al ahorro a largo plazo" (o sea, a los capitales acumulados y no reinvertidos de inmediato).

¿Está claro cómo se sale de la crisis? Haciéndosela pagar a los de siempre y beneficiando a los de siempre, que no se cansan de pedir la intervención del Estado en su beneficio tras decenios de críticas a esa misma intervención estatal como origen de todos los males.

(La imagen es una ilustración de Théophile Steinlen, Capitalistas cortando el cupón, 1899)

divendres, 4 de juliol del 2008

La patronal amenaza.

Hay quien dice que el paro es el terrorismo del capital; el terrorismo que ejerce el capital. No hay bombas ni pringaos suicidas ni tiros en la nuca ni secuestros en la selva. Simplemente se cierran las fábricas, se llevan a otro país con mano de obra más sumisa y barata y a la de aquí, que le resuelva el problema el Estado del bienestar, también llamado (¡estos franceses...!) Estado Providencia o Estado benefactor. A los efectos de infundir miedo a la gente la amenaza del paro es más poderosa que una bomba en un supermecado. De todas formas, además, en ambos casos las víctimas son las mismas.

De forma que muy en su papel de jefe de la patronal, la CEOE (Confederación Española de Organizaciones Empresariales), el baranda, señor Díaz Ferrán, se pidió ayer el micrófono y anunció que, de seguir las cosas como hasta ahora, a fines de año tendremos un millón y medio de parados más. O sea, a los dos que hay se le suma uno y medio y nos ponemos en tres millones y medio de parados. Piénsese. 3.500.000 parados. Una situación explosiva. Y esto, el señor Díaz Ferrán ¿lo augura? ¿lo teme? ¿amenaza con ello?

Parece como si ese millón y medio de parados más no tuviera un origen en alguna causa exterior que nadie puede controlar sino en la voluntad de los empresarios de que sea así y por si alguien tiene duda, lo reconoce el propio señor Díaz Ferrán cuando dice que reclama al ejecutivo que ponga en marcha las medidas propuestas por la CEOE "para que, finalmente, los empresarios no tengan la necesidad de deslocalizar las empresas, "que es justo lo que no queremos hacer" ¿Queda claro? No quieren deslocalizar pero si el Gobierno no hace lo que dicen, deslocalizan; al deslocalizar, la gente se va al paro. Ya lo han calculado: un millón y medio de trabajadores más en la calle. Haces lo que digo o te monto un Cristo. ¿Se acuerdan de La ley del silencio (On the Waterfront,) de Elia Kazan, con Marlon Brando? Quienes colaboran con los matones tienen trabajo; quienes no lo hacen, no. El desempleo es el arma de los gangsters. Extiendan la práctica a una ciudad, una provincia, región o Estado. Los obreros que aceptan las condiciones del capital tienen trabajo; los que no, al paro. ¿Qué condiciones? Algunas de las que componen el paquete de medidas que el señor Díaz Ferrán soltó ayer en la Asamblea Anual de la Federación Empresarial de la Industria Química Española (Feique) con aire de desdeñoso ultimátum conminando a que lo aplique el Gobierno central o las Comunidades Autónomas, el siguiente: aumento de la flexibilidad laboral, unidad de mercado, menos intervencionismo, más desregulación, menor presión fiscal, incrementar el gasto en I+D+i e infraestructuras o la internacionalización empresarial. Traduzcamos esto al román paladino:

flexibilidad laboral = despido libre.

Unidad de mercado = homologación de CCAA.

Menos intervencionismo = y más subvenciones.

Más desregulación = y más subvenciones.

Menor presión fiscal = los impuestos que los paguen los pobres que son quienes se benefician de ellos.

Incrementar el gasto en I + D + i = con dinero público para privatizar los beneficios.

Más gasto en infraestructuras = más autopistas, más puertos, más suelo urbanizable a costa del contribuyente para que los rentabilice la iniciativa privada.

Internacionalización empresarial = los capitalistas no tienen patria; su patria es el capital. ¡Y hubo alguien en el siglo XIX que dijo que el proletariado no tiene patria! Es precisamente lo único que tiene, patria. Y no le sirve de nada.

Por un momento soñé que el señor Díaz Ferrán hablaba de otra forma y vertía propósitos como los siguientes: "Habida cuenta del momento crítico que atraviesa la economía, en aras al bien común, los empresarios, especialmente los de la construcción, que llevamos cinco años forrándonos vendiendo viviendas que, segun los cálculos más solventes están sobrevaloradas en un cuarenta por ciento (ver mi post Más sobre el timo del ladrillo), vamos a bajar nuestros márgenes de beneficios. Igual que pedimos moderación salarial estamos dispuestos a renunciar a nuestros márgenes del cincuenta por ciento y dejarlos en un cinco por ciento en estos tiempos de vacas flacas". El resultado sería muy bueno: con las viviendas y otros bienes duraderos que hayan estado sobrevalorados en la mitad de su precio, se produciría un fuerte aumento de la demanda (todo el mundo compraría) y la economía se relanzaría. Basta con que los empresarios reduzcan sus abusivos márgenes de beneficios a las cantidades habituales en Europa. Pero eso es un sueño. Como el de la cueva de Montesinos. Aquí la patronal lo único que está dispuesta a reducir sos los salarios y los puestos de trabajo. Una forma de terrorismo que se pueden permitir porque en el otro lado ya no hay nadie que la amenace en serio. Los viejos sindicatos han perdido los colmillos a fuerza de rumiar el pasto de la financiación pública y los partidos de la izquierda no tienen interés alguno en enemistarse con el capital, cosa que sucedería si, por ejemplo, dijeran estar dispuestos a hacer lo único que el capital teme: socializarlo.

(La imagen es una foto de Bright Tal, bajo licencia de Creative Commons).

dimecres, 28 de maig del 2008

La revolución aquí y ahora.

Mi amigo Pablo Iglesias me envía este vídeo, un breve documental (menos de diez minutos) sobre Toni Negri. Habla él (en italiano con subtítulos en inglés) y se habla de él (en inglés) en una especie de sucinta y breve presentación de sus ideas sobre la forma de la explotación en las sociedades contemporáneas, la formación del nuevo Imperio, el carácter de la violencia, la función del internacionalismo, la rebelión contra la globalización y la guerra social de hoy. En definitiva, la tarea de la multitud en rebelión en el contexto opresivo de la biopolítica del capital. Merece la pena verlo y escucharlo y meditar lo que dice este hombre que pasó cuatro años en la cárcel en Italia y catorce en el exilio en Francia por sus ideas, muchas de las cuales comparto porque para mí ésta es la izquierda crítica y radical de hoy.

El vídeo se titula La revuelta sin fin.

Gracias, Pablo.

dilluns, 24 de desembre del 2007

Economía política del capitalismo y VII.

Por fin. Última entrega del manual de economía política. Toca explicar la alternativa. No estoy muy seguro de que todo lo propuesto sea practicable. Pero, cuando menos, son propuestas concretas y nuevas. Demuestra, entre otras cosas, que hay una izquierda que piensa y no se limita a decir que "no". Merece la pena. Realmente.

diumenge, 23 de desembre del 2007

Economía política del capitalismo VI.

Seguimos. Es el penúltimo capítulo y trata del proceso de eliminación de residuos. El capitalismo es un sistema de producción de residuos, o sea, de basura, o sea de mierda. El negocio está en la mierda. Mira por donde tenía razón Freud cuando llamaba la atención hacia la cercanía de los conceptos de "Dios" y "mierda" por la similitud de los respectivos términos alemanes de Gott y Kot, que casi suenan igual. Algo parecido a la dualidad que se da en el español "escatología, que se refiere a las cosas últimas de la naturaleza humana y a la mierda al mismo tiempo y con la misma palabra, cosa que no pasaba en griego.

dissabte, 22 de desembre del 2007

Economía política del capitalismo V.

He aquí el capítulo cinco de este interesante culebrón de análisis del modo de producción capitalista. Hoy toca el consumo. La verdad es que los españoles de mi generación hemos visto ya de todo. Nacimos en un país que, por sus bajísimos niveles de renta y consumo, su exportación sistemática de mano de obra, etc, era un país del Tercer Mundo. Luego, ascendimos hasta codearnos con los de la "sociedad del consumo" o la "sociedad de la abundancia" y ya hemos cubierto el ciclo porque, al incorporarnos nosotros al consumo, junto con muchos otros, claro es, éste, el consumo, se ha convertido en una actividad peligrosa y depredadora de la biosfera.

divendres, 21 de desembre del 2007

Economía política del capitalismo IV.

De nuevo aquí. Cuarta lección magistral sobre el desastre del capitalismo. En esta ocasión, el estado de "distribución..."

dijous, 20 de desembre del 2007

Economía política del capitalismo III.

Tercera entrega de la interesante exposición sobre el ciclo productivo en el modo capitalista de producción. Ahora estamos en la producción.

Siempre me ha llamado la atención la fascinación que sienten los economistas por las explicaciones cíclicas. El ciclo es un término casi sacrosanto en su jerigonza. Casi parecen filósofos antiguos. Los filósofos mundanos los llama uno de ellos, Robert K. Heilbroner. Y es curiosa también la crítica que hace esta representante del movimiento ecologista, conservacionista, localista, partidaria de las energías renovables, pero no de la atómica, que es una crítica cíclica. Y la propuesta que defiende como solución también es cíclica. Es como las cruces svásticas, que según sean dextrógiras o levógiras son buenas o malas.

dimecres, 19 de desembre del 2007

Economía política del capitalismo II.

Ahí va la el segundo capítulo de esta serie. Es lo relativo a extracción de recursos naturales y al modo en que estamos destruyendo el planeta.

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dimarts, 18 de desembre del 2007

Economía política del capitalismo

Mi amigo Tom Cahill me envía un enlace a un video de unos 20' de duración, elaborado por Free Range Studios que es un estupendo análisis del modo de producción del capitalismo avanzado, tardío, globalizado o como lo llamen. Consta de una introducción y seis capítulos (extracción, producción, distribución, consumo, eliminación y método alternativo). Está en inglés, si bien se entiende con facilidad y, como es interactivo, puede uno ir al capítulo que quiera haciendo click en la correspondiente pestaña.

Para aquellos que no tengan veinte minutos de golpe, he encontrado el video en You Tube dividido en capítulos de 3-4 minutos cada uno) y los iré colgando en éste y en días sucesivos. Es una explicación clara y convincente de los mecanismos que operan en el sistema económico de consumo depredador que hemos establecido y ahora amenaza la supervivencia de la tierra. Merece la pena.

Suena todo muy convincente. La cuestión es si es posible cambiar el modo de producción. Modo de producción en el sentido marxista del término. Que no es asunto baladí. Sustituir el capitalismo por el socialismo. Hasta ahora eso ha sido un fracaso. No estamos obligados a creer que seguirá siéndolo. Las cosas pueden cambiar; pero no de inmediato. Si no cabe cambiar el modo de producción, habrá que proceder a las reformas paulatinas que proponen los taimados socialdemócratas, a la piecemeal social engineering de que hablaba Karl R. Popper que, ya se sabe, era un "anticomunista visceral". Tan visceral, tan visceral que equiparaba a Platón con Marx en cuanto al odio que ambos sentían hacia la "sociedad abierta".

La señora Annie Leonard en el video parece propugnar un mundo hecho de pequeñas economías sostenibles en entornos locales; pero eso se me antoja más utópico que la vuelta de la Atlántida, no porque sea imposible sino porque ese estadio de pequeña colectividad autosuficiente que se propugna ya lo ha habido en la historia de la humanidad que lo ha aniquilado en el curso del desarrollo económico, partidario de los grandes mercados abiertos, dotados de competencia supuestamente perfecta. En nada empaña el aura taumatúrgica de la competencia el hecho de que habitualmente esté lejos de ser "perfecta". Porque la competencia perfecta puede ser una quimera y, como quimera, algo extraordinario, nuevo, extraño. Pero la planificación centralizada de los recursos, según se ha probado ya prácticamente, es un desastre.

dijous, 16 d’agost del 2007

Un crac a cámara lenta.

Siempre que se produce uno de esos amagos de crisis (a los que, a veces, sigue una crisis), salen de debajo de las piedras los profetas de la desgracia y la benemérita doctrina de la Crisis General del Capitalismo (CGC), estado inmediatamente anterior a la Comunión de los Santos, reinicia su marcha triunfal hacia la nada. Ya están las piedras del templo de Mammon cayendo sobre los idólatras. Algunos hasta desentierran el tomahawk marxista y largan una teórica sobre la economía política de la CGC. Que no dudo de que a lo mejor se produce algún día, nada es imposible, pero señalo que ya tiene gracia que la CGC venga en alguna medida provocada o precipitada por la competición capitalista que ejerce un país comunista como China.

El capitalismo es un sistema que va de crisis en crisis. Uno de sus principales teóricos, Schumpeter, lo definió como "destrucción creadora", concepto científico a la par que poético. Lo que sucede es que cada crisis, como fenómeno humano que es, es distinta; no hay una crisis-tipo como hubo un Ford modelo T. Y ésta que estamos viviendo es serpenteante y titubeante. Ayer, los mercados bursátiles volvieron a bajar. Y eso que el Banco Central Europeo había "inyectado" el martes 7.700 millones de euros más, con lo que el aluvión de pasta que ha entrado en el mercado desde la semana pasada es de 211.365 millones de euros. Por un lado, el BCE sube los tipos de interés porque dice que hay que prevenir la inflación, encarece el dinero y ahoga a las familias hipotecadas y, por otro, inunda el mercado de liquidez. Ya decía servidor que eso puede funcionar o no. Nueva York cerró a la baja, Dow Jones, NASDAQ, todo a la baja entre rumores de que la mayor empresa de crédito hipotecario del país puede ir a la quiebra y problemas por todas partes. Las noticias de la economía (de la real, la productiva) son buenas, pero el capital especulativo está asustado, como los potros. Si hay estampida o no sólo los dioses lo saben. Los dioses, no las leyes de la historia.

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