diumenge, 9 d’octubre del 2016

La izquierda servil

Es el destino de España. Mejor dicho, el de las dos Españas. Una de ellas, la tradicionalista, nacionalcatólica, autoritaria y caciquil se impone siempre a la otra, progresista, liberal, de izquierda. Normalmente a la fuerza, pero también por sumisión de esta que comparte muchos principios con aquella y no ha sido capaz nunca de proponer una idea, un proyecto propio, autónomo, de España para contraponerlo al otro, al de Trento. Su tono habitual es ese balido resignado del presidente de la Gestojunta que se ha hecho con el poder en el PSOE. "No hay una alternativa de izquierdas" solloza este político socialista. Ni siquiera la ha buscado. Es el derrotismo y la claudicación de una izquierda servil que hunde sus raíces en la historia. Recuérdese que los serviles son coetáneos de los liberales en las Cortes de Cadiz y, después de estas, impusieron la claudicación durante todo el sigo XIX con escasas y breves y agitadas interrupciones: el trienio liberal, la ambigua Constitución de 1837, la Gloriosa y párese de contar. Del siglo XX, mejor no decir nada.

No caigamos en la tentación de atribuir la pusilanimidad de la izquiera a la idiosincrasia española. Quizá tenga que ver su carácter de clase. No es servil por ser española, sino por ser una izquierda burguesa. Lo mismo pasaba en Alemania por aquellos años. Reunidos en la iglesia de San Pablo, en Frankfurt, 1848, los revolucionarios liberales alemanes salieron en 1849 con una Constitución liberal del Imperio alemán. Muy ufanos fueron luego a pedir al Rey de Prusia que la aceptara, contando con comprarlo con el cargo de Emperador pero este los mandó de vuelta por do habían venido. También allí había liberales y serviles.

Sin embargo, tampoco puede el servilismo atribuirse a la clase burguesa sin más. El marxismo de copypaste no funciona. Burgueses eran los revolucionarios ingleses del siglo XVII y burgueses los franceses del XVIII y ambos, en lugar de someterse al monarca, le cortaron lindamente la cabeza. Burgueses eran los colonos norteamericanos que también en el XVIII se rebelaron contra el Rey Jorge III y no se sometieron, declarándose independientes. Toda comparación es odiosa.

Mientras se encuentra una explicación al servilismo de la izquierda española, podemos detectar su última y más lamentable manifestación. Entre las falacias y sofismas que el señor Fernández reparte generosamente por todos los medios, todos curiosamente a su servicio, hay una muy llamativa: "quede claro que El PSOE no se plantea en ningún caso una alianza con el PP, pero claro que hay asuntos de Estado en los que siempre estaremos con el Gobierno". ¡Asuntos de Estado! Ese es el conjuro, el abracadabra que pone al PSOE al servicio de la derecha, con la íntima satisfacción de todo servil, que va de patriota.

A la derecha tiene el lector la jaculatoria en boca de Rubalcaba en 2013. No es extraño que el ABC le dedicara la portada. Y debió de faltarle el canto de un euro para declararlo "español del año", como hiciera con Pujol. Esa declaración de Rubalcaba consagra la involución del PSOE para convertirse en un partido dinástico, aclara por qué no hubo oposición en la Xª legislatura y explica el hundimiento del PSOE a partir de entonces. Y también explica más cosas. Por ejemplo el reciente golpe de mano en el partido. Lo anunciaba Rubalcaba, incorporado al Consejo editorial de El País y lo suelta este Fernández en su afán por justificarse: tema de Estado, asunto de Estado.

¿Qué Estado? Muy sencillo y para entendernos, el que le cabía a Fraga en la cabeza, según desafortunada expresión de Felipe González. Y ¿qué Estado podía caber en la cabeza de Fraga? Este, heredero del de Franco, con su Rey, sus ideólogos, sus jueces, sus policías, sus militares, sus curas, sus falangistas, sus banqueros, sus latifundistas, sus empresarios y sus caciques. Este, el de España una, grande y libre. Una y solo una, que celebra su alegre diversidad de tierras y gentes. Pero siempre dentro de un orden, sin pasar del "sano regionalismo" (Fraga). Ante ese orden y ese Estado inclina servil la cerviz la izquierda porque ha sido incapaz de forjar otro distinto, democrático, libre, plurinacional. ¿Qué Estado? El de siempre, el enorme e inútil armatoste español patrimonializado por la derecha; el sistema de corrupción y sinecuras en que hacen sus carreras los señoritos de la oligarquía y sus mesnadas de obedientes servidores. Si la izquierda es lo suficicientemente mansa de vez en cuando se le deja administrarlo para que parezca alternancia. Pero sin tocar los resortes del verdadero poder. Se permite a los de izquierdas codearse con los de siempre -con las puertas giratorias, las blacks y otras prebendas- pero no que sean alguien en verdad. Llegado el momento decisivo, se les exige obediencia ciega, servilismo. Y eso lo bordan.

Cataluña es hoy la cuestión, el asunto de Estado. Y, no sabiendo por dónde acometerlo, el PSOE claudica y se echa en manos de la derecha para que sea ella quien haga frente a la insurgencia cívica catalana. Que lo hará -ya está haciéndolo- según su espíritu y maneras, mediante la represión, la coacción, los tribunales, lo que haga falta. Y no bastará con que la izquierda socialista vaya voluntariamente uncida  el carro de guerra del PP sino que tendrá que dar su apoyo explícito a lo que haga porque, ya se sabe, en "asuntos de Estado", el PSOE es uña y carne del gobierno.

Lo tienen apalabrado hace meses. Dice Fernández que se escuchará a la militancia en la que es mayoritario el NO es NO, pero que la decisión sobre la abstención corresponde al CF. O sea, a él, a Susana Díaz y a Felipe González. Y han de tomarla a toda velocidad porque crece la contestación en las bases como cuando ruge la marabunta. Y lo que podía pasar a estos conjurados de opereta es que se impusieran unas primarias y saliera reelegido Sánchez.

Añade en otro lugar el locuaz señor Fernández que la concepción frentista de la política es condenable. Pero él está trabajando para formar un frente nacional con la derecha. No hay inconveniente en creerle cuando dice que la abstención no impedirá una decidida labor de oposición del PSOE. Bueno, no hay más inconveniente que la experiencia de que el PSOE lleve cinco años sin hacer oposición. Démosle, no obstante, un voto de confianza y creamos que se opondrá a los presupuestos y a la ley tal y la norma cual y esto y lo otro. Pero en los asuntos de fondo, de Estado, irá de la mano con el gobierno. Y el asunto de Estado es Cataluña. Cuando la petición de suplicatorio para procesar a Carme Forcadell a instancias del TC llegue al Parlament, ¿qué votará el PSC?

Esa condición servil del liberalismo y el socialismo democrático se ve confrontada por primera vez por una especie de rebelión de la militancia. Esta, probablemente, se entristece al avistar el callejón sin salida a que han llevado los conjurados al socialismo español, se indigna al ver cómo en su nombre se amnistía al gobierno y el partido más corruptos de la democracia y se enfurece con los desprecios de Podemos y las bravatas de Iglesias que ya da al PSOE por difunto. Y lo estará, si las bases no lo resucitan.

El desconcierto de la izquierda, con todo, no acabará aunque el PSOE desaparezca por el sumidero de la historia. No hay nada ni nadie con qué sustituirlo. Se han cargado un partido centenario para nada.

dissabte, 8 d’octubre del 2016

Cuestión de confianza

Llevamos meses atascados en una situación inverosímil. Nadie forma gobierno. Nadie puede formar gobierno. Casi parece que no quieran. Diez meses sin legislar, con un gobierno en funciones que se niega a responder de sus actos (por lo demás, bien pocos y destinados a Cataluña) y una administración paralizada al extremo de que ni había provisto los fondos precisos para el premio Cervantes. Y todo eso en medio de una crisis que ya es crónica, de una actividad judicial a causa de la corrupción sistémica abrumadora y de un conflicto institucional en Cataluña de consecuencias imprevisibles.

A la hora de regodearnos en nuestro excepcionalismo negativo, nuestra incapacidad para organizarnos, nuestro triste sino de soportar gobiernos ineptos y/o corruptos, conviene recapacitar sobre la impactante imagen de portada de El País y su información: Italia ha rescatado 11.000 migrantes en 48 horas. Esto es un desastre y el mundo está muy mal. En gran medida por culpa nuestra, de Europa y de Occidente en general y, encima, cada vez lo hacemos peor. Da un poco de vergüenza, la verdad, ocuparse de nuestros pequeños enredos cuando se ven tragedias de esta magnitud. Pero seguimos en ello, como si nada más importara. Hasta que empiece a importar.

La crisis del PSOE es descomunal. Fernández está hablando con Rajoy sobre la abstención. Van a toda pastilla. Es un Blitz en el que se enfrenta siempre al adversario con los hechos consumados. Cuando la militancia quiso darse cuenta, ya se había quedado sin SG. Ahora, antes de que pueda reaccionar, se pretende que el gobierno de Rajoy por abstención del PSOE sea un hecho. Les corre prisa.

Con razón. Además de las noticias sobre bajas a montones en la militancia, está organizándose una fuerte resistencia interna. Se recogen firmas sosteniendo el NO es NO y pidiendo primarias. El alcalde de Jun, José Antonio Rodríguez, que es un as en las redes, tiene miles de firmas de apoyo a Pedro Sánchez. Es un movimiento sano de la militancia que aún permanece y que merece triunfar. La Gestora, cuya legitimidad está en entredicho, tiene que atender a ese estado de ánimo de las bases. No puede actuar como ejecutora de un designio tramado a espaldas del partido y mantenido por la fuerza y la ocultación. Sin duda los conjurados en favor de la abstención piensan que están salvando a la Patria por encima de banderías y partidos. Pero esa es una opinión como otra cualquiera que no debe imponerse por conspiraciones palaciegas.

Para mayor bochorno, los "gestores" (que son todo menos gestores pues no gestionan nada sino que toman decisiones de largo alcance) se encuentran en una posición ridícula a fuer de desairada desde el momento en que el PP no necesita ya la abstención de los socialistas. Al haber defenestrado al SG, el PSOE se cierra el recurso a unas terceras elecciones y ya solo le queda abrir paso al gobierno de la derecha. La abstención no es una posibilidad, sino una necesidad. Hace falta ser inútil para colocarse voluntariamente en esa situación. Y produce bastante indignación ver como ese señor Fernández, elegido por un golpe de mano, acude a La Moncloa a entregar cinco millones de votos al mismo gobierno contra el que esos votos se depositaron. Es una claudicación y una venta desvergonzadas. Es el fin de un viejo partido.

Porque el PP lo deja meridianamente claro: la abstención no basta; hay que colaborar activamente con la derecha en lo que haga falta, garantizar la estabilidad. Es una cuestión de confianza y, si no la hay, ya se sabe, vamos a terceras elecciones. Confianza, en efecto, es la palabra. Lo ha sido en los últimos años. Nadie confía en nadie. El PP pide lo que él no da. Y se lo pide al PSOE en donde acaban de tumbar al SG porque el cogollo baronil y el patriarca González no se fiaban de él. En C's, la confianza se regala sin tasa ni tino, aquí y allí, lo que demuestra lo que se la valora. En Podemos, por el contrario, la confianza no se da porque no se sabe qué es. Está supeditada al triunfo y, por lo tanto, no existe.

Ocurre lo mismo con las instituciones. El conflicto entre España y la Generalitat catalana -que es la razón del giro copernicano del PSOE en relación al PP- está alimentado por una desconfianza mutua profunda. La Generalitat no se considera parte del Estado y el Estado no está dispuesto a reconocer a la Generalitat más competencias que las que emanen del Estatuto interpretado por el Tribunal Constitucional.

Cuestión de confianza también la que empieza a apuntar en el socialismo en la fractura entre el PSOE y el PSC. Este presenta una iniciativa parlamentaria por la que se propone una reforma de la Constitución para hacer de España una federación plurinacional con reconocimiento de los derechos históricos. Es, desde luego, mucho más de lo que el PSOE puede deglutir y, además, es muy ilusorio. La reforma federal de la Constitución no tiene mayoría probable pero, aunque la tuviera, tampoco está claro que la fórmula sea compatible con la monarquía. Especialmente en Cataluña, en donde hay una aspiración a la República.

Si el PP se obstina en amenazar con terceras elecciones, el PSOE debiera aceptarlas. Las elecciones no son algo diabólico sino un buen procedimiento para adoptar decisiones colectivas. Lo único que tienen que hacer los socialistas para contrarrestar la amenaza es presentar a Pedro Sánchez de candidato. La cuestión es si se atreven, porque esa candidatura tendría algo de plebiscitario al dar vía libre al candidato. Este podría hacer suya la fórmula propuesta por el PSC. Algo es algo. Al menos en España porque en Cataluña, esa vía no funciona por anticuada.

España está en una crisis constitucional y es inútil querer atajarla con maniobras de salón.

divendres, 7 d’octubre del 2016

La bronca socialista y el fondo catalán

El tiro del golpe está saliendo por la culata. Los conjurados no se esperaban esta reacción de las bases y esta sí que es espontánea y tiene un aire impecablemente democrático. Negarse a escucharlas, como hace la señora Díaz, no es buena práctica y pone más de relieve el autoritarismo que traspira toda la operación. Dice Díaz que es tan capaz de defender los intereses de España como los de Andalucía. Es un lenguaje caudillista. Nadie le pide tanto. Basta con que no estorbe y deje de hacer dislates, como ese de favorecer los intereses de España y los de Andalucía cargándose el PSOE.

No es exageración. Las colectividades, las asociaciones, y el PSOE es una, procuran siempre sobrevivir y se preparan para hacer frente a los peligros previsibles. Los imprevisibles son otra cosa. Que el PSOE dinamitara desde dentro su posición de relativa fuerza y mandara al ostracismo a su líder en mitad de la batalla era algo imprevisible. El desconcierto que reina ahora mismo en el partido es buena prueba de ello. Nadie sabe con certeza qué pueda hacerse. La comisión gestora, o sea, la junta de alzados, trae una misión a modo de mandato: el PSOE debe abstenerse y permitir un gobierno de Rajoy. Lo que no se sabe es quién le ha dado ese mandato, aunque se supone en dónde se ha urdido.

Pero la oposición interna está siendo muy fuerte y cuestiona la legitimidad de la gestora para negociar nada con el gobierno y menos que nada, la abstención. Esto pone de los nervios a los gestores que no saben cómo salir airosos. Por eso desbarran al reciente estilo andalusí y el presidente de ese dudoso órgano aclara para las almas cándidas que El PSOE podrá consentir la investidura, pero no va a proporcionar estabilidad. Es un modo tan inepto de plantearlo que cabe dudar de si hemos oído bien. Parte el señor Fernández de que el PSOE (o sea, él y sus amigos) podrá "consentir la investidura", un modo disimulado de darla por supuesta. Abstenerse, pero anunciar que no habrá estabilidad es algo incomprensible. Si no se quiere la inestabilidad solo hay dos posibilidades: o se abstiene uno y, si lo hace, obedece luego todo lo que se le ordene o bien no se abstiene uno, vota en contra porque  NO es NO y vamos a terceras elecciones.

Sin embargo, no será así. A pesar de la Gürtel, las black, la Púnica y demás tropelías, el PSOE dará el gobierno al PP porque la operación de salvación nacional está ya en marcha. Rajoy estaba informado de la operación tramada por PRISA, Felipe González y la taifa sevillana. La clase dominante, las empresas, la banca, la Iglesia o alguna de sus órdenes metomentodo, como el Opus, han decidido cortar el proceso independentista catalán antes de que la situación se ponga peor. Hay un interés de Estado y este exige que se acabe con la ingobernabilidad, con el vacío de poder, con la inestabilidad y que se forme un gobierno compuesto por los dos partidos dinásticos y, si no es posible, por uno con el apoyo del otro. Innecesario decir los nombres. Esa es la finalidad verdadera del golpe: unir los dos nacionalismos españoles como han hecho los nacionalistas catalanes y para combatir a estos.

En ese sentido debe interpretarse el impulso que se acaba de dar a la política represiva frente al independentismo catalán: se procesará a Homs por supuesta prevaricación y se pide el encausamiento de Carme Forcadell, presidenta del Parlament por desobedecer al Tribunal Constitucional. La nación española reacciona valiéndose de su Estado.

Se entiende que los nacionalistas españoles, habiendo comprendido que no están los tiempos para bombardear Barcelona, busquen otras vías para obstaculizar o impedir el proceso independentista. Y que recurran a las vías legales y las ilegales como, al parecer, hacen. De las últimas hay poco que decir si no es en los tribunales. De las legales, en cambio, cabe discutir. Legal es, sin duda, procesar a las autoridades catalanas de todo tipo y condición, parlamentarias, consejeras, expresidentes y lo que venga detrás, con pinta de ser bastante si la desobediencia se extiende. Pero que sea legal no quiere decir que sea inteligente. Europa está acostumbrada a ver en las cárceles de unos u otros países a delincuentes terroristas, muchos de los cuales invocan causas políticas. A lo que no está acostumbrada es a ver dirigentes políticos democráticos y pacíficos presos por sus convicciones. Será digno de ver cómo explicarán las autoridades en las cancillerías europeas la existencia de presos políticos en España. Cómo lo harán los socialistas que prefieren un gobierno del PP a cualquier otra opción.

El acuerdo bajo cuerda de salvación nacional insufla tal ánimo al mortecino patriotismo que el ministro de Exteriores se apresta a conquistar el Peñón. Por si alguien dudaba de las esencias de la raza. 

Lo que nos rodea

En dos días seguidos dos fotógrafos de eso que se llama "lo cotidiano", casi contemporáneos, pero uno estadounidense y el otro francés; ayer, Bruce Davidson, hoy Robert Doisneau, cuya retrospectiva inauguró ayer la Fundación Canal en Madrid. Los dos se pasaron la vida fotografiando escenas de la vida diaria en torno suyo, en los años 40 y 50 Doisneau y en los 50 y 60 Davidson, que es más joven. La diferencia está en lo que retratan. París no es Nueva York ni los pueblos franceses son los norteamericanos. Y también en cómo lo hacen. Doisneau es menos narrativo, más de fotoperiodismo, más de instantáneas, pero muchas de estas son estupendas porque el hombre tenía una mirada amable. Su estilo levemente sentimental y afectuoso recuerda el de René Clair en el cine. Si no estoy equivocado, Doisneau trabajó como fotógrafo con el cineasta.

En esta exposición, de la que son comisarias sus hijas, hay un documental gráfico de las calles de París y algunas otras localidades a mediados del siglo pasado, sus gentes, sus comercios, su estilo urbano, sus coches, las actividades sociales, los trabajos, el ocio, los juegos de los niños, las calles, los negocios, las parejas. Hablando de parejas, se exhibe la famosa foto del beso callejero frente al Ayuntamiento de París, que lo hizo mundialmente conocido. Por su frescura y su espontaneidad, la imagen se convirtió en el icono universal del París des amoureux, que cantaban Edith Piaf en un estilo y Françoise Hardy en otro. La foto tiene una historia reveladora. Fue objeto de un proceso judicial, cuando menos, en litigio por los derechos de autor que en Francia incluyen los de la propia imagen. Así se descubrió que la escena había sido montada de común acuerdo entre los amantes y el fotógrafo. De donde se sigue que nada es más verosímil y auténtico que lo fingido. Por eso dice Pessoa que el poeta es un fingidor. Y este fotógrafo tiene mucho de poético.

La poesía se revela donde menos se la espera. Hay varias escenas de calles parisienses patrulladas por distraídas parejas de flics; en una hasta van en bicleta por algún parque. Pero son los flics a la vieja usanza, con sus características gorras de visera tiesas y redondas. Nada que ver con los actuales, todos ataviados como robocops. Es el París de antaño. Así la ingente cantidad de fotos que hizo Doisneau es como un enorme archivo de información gráfica sobre la vida de una ciudad a lo largo de los años.

Hay una curiosa foto de Picasso, con quien se trataba Doisneau, así como con otros artistas. La imagen contiene un trampantojo. No lo es otra histórica, la del paseo triunfal del general De Gaulle por los campos Elíseos desde el Arc de l'étoile. Esa escena tiene poco de cotidiana. Entra en el campo de lo que suele llamarse "histórico". Pero no deja de tener su aquel que la foto muestre al gigantesco general a pie rodeado de civiles, con los militares en segundo plano. 


dijous, 6 d’octubre del 2016

Gambito de dama

Sintiéndose triunfador Rajoy, después del desastre socialista del fatídico fin de semana, impone condiciones a los vencidos, los humilla, los arrastra en pos de su carro, como hizo César con Vercingétorix en su triunfo del año 46 a.C. Los hados le han sido favorables y, de una situación agónica y desesperada, lo han puesto en otra de preponderancia, plena de expectativas. Y todo gracias el ingenio de un grupo de conspiradores socialistas que han depuesto al SG mediante una maniobra de palacio y se han encontrado de repente a la intemperie. Trae bajo el brazo una oferta de abstención que el PP no necesita ya que puede imponerla a base de amenazar con una opción peor, unas terceras elecciones que pillan al PSOE descabezado.

Es una situación ridícula. Los conjurados han montado una comisión gestora cuya autoridad es, por decirlo elegantemente, problemática. Está provocando una fractura interna fabulosa y movimientos de fondo de la militancia, un tanto arisca. No saben cómo vender a sus propias bases la abstención por la que tanto han trabajado. Y ahora saben que tampoco pueden vendérsela al adversario.

Sin embargo, la respuesta a esta aparente situación desastrosa es relativamente fácil. Si hay terceras elecciones, el PSOE debiera presentar como candidato de consenso a Pedro Sánchez. Es evidente que reanimaría un numeroso voto de izquierda hastiada de la inoperancia de sus líderes. Para los conjurados antisanchecistas es apurar la hiel del cáliz. Pero, al mismo tiempo, es hacer ver a la derecha que la convocatoria de elecciones no opera como amenaza. Con ello, la derecha rebajará las condiciones, por sabio consejo de su asesor aúlico, Rivera, para hacer posible la abstención del PSOE.

Y ese será el momento en que la gestora o el consejo supremo tendrá que decidir si el PSOE se abstiene o no, si posibilita o no un gobierno del PP presidido por Rajoy. Al tomar esa decisión parece razonable ponderar las consecuencias para la gobernación del Estado de asuntos como la Gürtel o las black. Es un panorama en el que la política tiene un feo tinte penal.

Palinuro sigue siendo partidario del NO es NO por varias razones. En primer lugar no hace a la izquierda cómplice con la amnistía de hecho de las tropelías durante la Xª Legislatura. En segundo lugar, si realmente el gobierno alternativo es imposible pues en el PSOE llegan al golpe de mano para impedirlo, las terceras elecciones parecen la mejor opción. En tercer lugar porque sea cual sea el resultado, beneficiará a la izquierda, bien porque gane por mayoría o bien porque pierda frente a una mayoría aplastante de la derecha. En este segundo caso, el gobierno ya no dependerá del silencio comprado de la oposición.

Y terminamos como Catón el Censor, aunque en sentido inverso: por lo demás, hay que entenderse con los catalanes.

El secreto es estar

Es el abc del fotoperiodismo, de los fotógrafos de lance, de los estilistas, de los paparazzi: hay que estar en el momento oportuno en el lugar adecuado. Hay que estar y captar la imagen en el instante preciso. De ahí salen las instantáneas, algunas de las cuales so mundialmente famosas. La foto de la niña vietnamita quemada con napalm, la del marinero besando a una chica en Times Square el día de la victoria en la IIª GM. Son imágenes icónicas de épocas enteras. El fotógrafo estaba allí y quizá labró su fortuna, como el que hizo la toma del izado de bandera en Iwo Jima. Pero ninguno de ellos volvió. El instante captado no se repitió. Fue un estar de visto y no visto.

Luego hay el estar del que vuelve al lugar de la imagen. Y no solamente vuelve, sino que se queda a vivir allí, en los lugares, con los fotografiados, hasta en sus casas. Es lo que hace Bruce Davidson, nacido en los EEUU en 1933, que lleva toda su vida con las fotos: tiene algo que ver con el fotoperiodismo, es miembro de la agencia Magnum y acusa notable influencia de Henri Cartier-Bresson. También, por supuesto, del realismo norteamericano con toques sociales muy notables. Pero lo esencial en Davidson es su enfoque de la fotografía como un relato. Es un "estar" distinto del de las instantáneas. Es un estar de quedarse en el lugar y contarlo en imágenes. Por eso su estilo es inclasificable y por eso el comisario de la exposición, muy atinadamente, lo llama "humanista". También se subraya que Davidson jamás fotografía a nadie sin pedir antes permiso, lo cual habla de una voluntad de interpretación y relato.

Así que la exposición es una retrospectiva de cincuenta años de fotos entre 1940 y 1990, de las cuales, una parte importante son las series temáticas. La de los Walls, un matrimonio de ancianos (94 y 72 años) en algún polvoriento lugar de Arizona en los años 1950, es impresionante. Como la de la viuda de Montmartre, también de esos años, mostrando la vida de la viuda de un pintor impresionista poco conocido. Todas las series son magníficas: la del enano (una foto conocidísima); la de las bandas de Brooklyn, con una de las cuales convivió una temporada; la de Escocia y Gales y sobre todo la de la lucha por los derechos civiles en los años de 1960. En todas ellas los planos, los enfoques son absolutamente personales, en nada convencionales y muy expresivos. De la serie de viajes, hay unas cuantas fotos de España en esos años (los del "desarrollo") y una de ellas quintaesencia el país, pero no revelaré su contenido por no aguar la sorpresa. Otras series, como la de Harlem hacia 1968 (calle 100 Este) lo llevaron al MoMA. Entre otras cosas porque estos temas, como el de los derechos civiles, denotan implicación personal del autor. Magnífica también la serie dedicada a Central Park.

Hay mucha categoría en la obra de Davidson. Es un depósito de memoria visual colectiva pero interpretada y, sobre todo, relatada en sus propios términos. Hay dos tomas de Nôtre-Dame y de la torre Eiffel increíbles, bouleversantes.

dimecres, 5 d’octubre del 2016

Pasado presente

Los caprichos del destino y las consecuencias, siempre imprevisibles de las acciones humanas, han montado dos espectáculos que resumen los rasgos más característicos de nuestro predicamento colectivo. Y son espectáculos, de acuerdo con la ya antigua y acertada caracterización de Guy Debord de la sociedad del espectáculo. Acertada por encima de otras muchas como sociedad del ocio, del riesgo, industrial, de la información, etc. El espectáculo lo resume todo y en un tiempo de reinado absoluto de lo audiovisual está en todas partes. Pasamos más tiempo viendo imágenes de Rato o de Bárcenas que mirando los vídeos de las vacaciones. La realidad y el espectáculo se confunden; son lo mismo.

Dos matices que explican ese híbrido entre el espectáculo y la realidad. Primero, los espectáculos convencionales tienen un programa. Se sabe cómo empiezan y cómo acaban. No es el caso con los espactáculos reales. A saber cómo acabará el proceso Gürtel, el de las tarjetas black y la implosión del PSOE, que son los tres espectáculos que coinciden en cartel. Segundo, en los espectáculos convencionales todo lo que pasa pasa ante los ojos del espectador, es público. En los espectáculos reales, no todo lo que pasa pasa a la vista, parte es secreta, está oculta. Y la tarea del espectáculo es sacarla a la luz.

Del caso Gürtel dice El País que es el pasado del PP. Eso no es un hecho sino un deseo del periódico. Quiere ver el latrocinio de la Gürtel como cosa del pasado, de ese pasado al que el ministro del Interior aconseja no mirar pues debemos hacerlo hacia el futuro porque lo dice él. Sin embargo, el señor Rato no es cosa del pasado. Su gestión en Bankia y ese bochornoso negociado de las trajetas black son un pasado muy reciente. Tanto que son presente. El señor Rato fue vicepresidente del gobierno. Eso es pasado. Pero el señor Rato está aquí, ahora. No es una reliquia de otro tiempo, como el brazo incorrupto. Su voz se oye todos los días diciendo, por ejemplo, que las black eran parte de su salario. Pues podían haber elegido otro color para calificarlas u otra condición, por ejemplo, tarjetas blind, ciegas. Que ninguna de tus dos manos sepa lo que hace tu tarjeta.

Pero, sobre todo, ese increíble entramado presuntamente delictivo, verdadera empresa del crimen con una cara civil/estafa y otra pública/corrupta es presente, abrumador presente porque esta siendo juzgado. Y una de las misiones de los tribunales es reconstruir los hechos fidedignamente, representarlos, hacerlos presentes. El señor Bárcenas no fue amigo del señor Rajoy en una encarnación anterior, sino aquí y ahora y no hay razón alguna para pensar que haya dejado de serlo.

No es el pasado. Es el presente. El país puede verse gobernado por gentes que pasan más tiempo en trámites procesales que en los sillones de sus cargos, por un presidente cuyo nombre estará saliendo de continuo a lo largo de las vistas y eso si unos u otros no piden su comparecencia por diversos motivos.

A este personal quieren los caciques socialistas que el PSOE entregue el gobierno. Para ello han dado un golpe de mano de comedia de enredo y han descabezado el partido sin calibrar las consecuencias de su asalto. Quieren la abstención para evitar terceras elecciones y, sobre todo, para impedir un gobierno de alianza PSOE-Podemos y quién sabe si también indepes catalanes. Había que destruir el NO es NO y hacerlo rápidamente porque estaba generando mucha simpatía y apoyo populares en la propia izquierda. Por eso, golpe de mano fulminante, destitución del secretario general, nombrado en primarias, desprecio por el sentir de la militancia y constitución de una gestora que, en realidad, actúa como una Junta. Y se han cargado el partido.

Su situación ahora no solo es indigna por el procedimiento empleado sino también ridícula por los resultados obtenidos, que son ninguno. Han dado un golpe de mano y han destituido al líder para ofrecer la abstención del PSOE y han puesto al PP en una situación de fortaleza porque ahora no necesita la abstención. Presume mucho más productivo ir a terceras elecciones -justo esas que el presidente de la gestojunta quiere evitar a toda costa- que considera ganadas dado que el PSOE no tiene candidato.

Realmente, es para felicitar a los conjurados porque debe de ser difícil desbarrar de tal modo.

Lo único que pueden hacer los caciques del PSOE si quieren forzar al PP a aceptar su abstención (antes era concedérsela, ahora es conseguir que la acepte) es anunciar que, si hay terceras elecciones, su candidato por consenso será Pedro Sánchez. Es duro de admitir para quienes acaban de defenestrarlo. Equivale a ponerse en ridículo una vez más, pero a esto ya debieran estar acostumbrados.

Queda pendiente la cuestión de la guerra particular entre las dos fuerzas de la izquierda, PSOE y Podemos. El enfrentamiento por la famosa hegemonía. Es cuestión abierta que dará para mucho debate en los próximos años: el declive de la socialdemocracia, el auge de los populismos, la transversalidad, los casos particulares que cada cual aducirá en su favor en distintos países, la tradición de las izquierdas españolas, etc. Será a su vez otro espectáculo aunque seguramente no llegue al que han ofrecido los socialistas el pasado fin de semana. Pero sea como sea, ninguna de las dos partes debiera olvidar que en realidad rivalizan en prestar servicio a la ciudadanía, a la comunidad.

Reitero mi opinión: en esa deriva del PSOE hacia el PP lo que está buscándose es la formación de una especie de frente nacional español. Lo prueba asimismo la prontitud con que el señor Rivera se ha ofrecido de intermediario entre el PP y el PSOE. Recomienda, además, al PP que no haga sangre con el PSOE y a este que se deje de monsergas y facilite el gobierno de Rajoy. En la formación de ese frente nacional español en contra del independentismo catalán se cifra hoy la salud de la República..., perdón, de la Monarquía.

De mal en peor

Mi artículo de hoy en elMón.cat, titulado La legitimació de l'adversari versa sobre la petición de la fiscalía de 10 años de inhabilitación para Mas y nueve para las consejeras Ortega y Rigau. Todas por poner las urnas el 9 de noviembre de 2014 para consultar a la ciudadanía catalana acerca de su futuro por cuanto el Estado español se negaba -y se niega- a permitir un referéndum. La idea es sencilla: considero que en el conjunto de dislates que ha sido la política del Estado en relación con Cataluña, ya desde los tiempos de Zapatero pero muy acusadamente en los de Rajoy, el recurso a la vía represiva, sea administrativa, judicial civil o penal, es mayor desatino si cabe por dos razones: 1ª) porque da por agotada la vía del diálogo y la negociación cuando ni siquiera se ha iniciado; 2ª) legitima la figura de Mas, le presta la aureola simbólica del sacrificio por la Patria catalana. Como sabemos desde siempre, lo peor que puede hacer quien pretende sofocar un movimiento popular es proporcionarle un mito, un héroe que contribuya a crear un relato justificativo. Exactamente lo que hace el gobierno español instigando a la fiscalía a pedir el procesamiento del más significado independentista, y su condena. Desde los ámbitos gubernativos se nos dirá que en España la justicia es independiente y el gobierno no instiga en absoluto al ministerio fiscal. No es necesario siquiera tomarse en serio la enésima patraña de este gobierno de embusteros redomados. De sobra sabemos que, según su ministro del Interior, la Fiscalía afina por su cuenta lo que interesa al poder,

A continuación, la versión castellana:

La legitimación del adversario

La petición fiscal de diez y de nueve años de inhabilitación para Mas y Ortega y Rigau respectivamente es coherente con la actitud que el gobierno español ha adoptado frente al proceso independentista catalán. Invocado desde el principio el principio de que la soberanía nacional no se negocia, obviamente, no hay negociación posible. La soberanía reside en el conjunto del pueblo español, compuesto este por españoles iguales. Otro principio que tampoco se negocia, el de la igualdad hispánica. No hay nada que negociar Y, ante la porfía de los soberanistas catalanes solo queda la vía de la represión administrativa, judicial y penal si a ello ha de llegarse.
Eso en el ámbito de la legalidad. En el de la alegalidad y hasta la ilegalidad, la vía represiva toma tintes aun más sombríos. Las supuestas conversaciones grabadas al ministro del Interior con un hombre de su confianza en Barcelona con el objetivo de jugar sucio con los adversarios políticos, fabricando escándalos van en el mismo sentido. Como lo hacen las demás actividades, conocidas o por conocer de las cloacas del Estado, desde las cuales se puede destrozar el sistema sanitario del prójimo.

El proceso, a su vez, sigue su curso. Conseguida la confianza de la cámara, Puigdemont se ha comprometido a un calendario que se corona, más o menos en un año, en una República Catalana, Estado nuevo en Europa. Se estará o no de acuerdo con la razón de ser o la oportunidad del proyecto, sobre todo teniendo en cuenta que se plantea como una transición de la legalidad a la legalidad. Pero no cabe duda de que es algo nuevo, que carece de precedentes y plantea el debate en términos políticos, esgrimiendo la legitimidad frente a la legalidad vigente.

Habiéndose perdido la opción de un gobierno de izquierdas en España, merced al golpe de mano de los barones del socialismo nacionalista español, solo se prevé el gobierno de la derecha. En el habitual contexto de rigidez y negativa a negociar nada, esto es, la confrontación con Cataluña. La idea, siempre la misma: mover al resto de España en contra de los catalanes. La dialéctica de la hostilidad que no soporta ni la conllevancia orteguiana. Un comportamiento que da réditos electorales al que se apoya en proclamas de amor a Cataluña mientras se aviva la catalanofobia por cualquier motivo, desde una reforma del Estatuto hasta el ejercicio de su derecho de autodeterminación.

Ahora ya no es solamente cuestión de la rígida negativa de la derecha, sino de la no menos rígida del nacionalismo español, porque se ha sumado el PSOE. El fin último del golpe de los diecisiete en Ferraz, es ajustar el paso del PSOE al del PP al abordar la cuestión catalana, cuyo punto de confrontación abierta se vislumbra en el horizonte. No es posible llegar a un gobierno de gran coalición como siempre había propuesto la derecha porque el PSOE se oponía. Los tiempos y las necesidades han cambiado. Ya no ha lugar a una gran coalición, pero sí a encontrar un terreno compartido de acción parlamentaria en lo que se refiere a Cataluña. Mostrar un punto de unión y acción común del nacionalismo español, sea de derechas o de izquierdas. El apoyo a distancia del PSOE permitiría al PP actuar como un gobierno de salvación nacional, dándole legitimidad a los ojos de los españoles.

El precio de todo ello está siendo la destrucción, la fragmentación del sistema político español: el PP, con su mayoría absoluta en Galicia y muy grande en Castilla y León, Murcia, MadridLa Rioja, etc, s prácticamnte extraparlamentario en Cataluña o País Vasco y es muy difícil que remonte en Andalucía. El PSOE, prácticamente extraparlamentario en Cataluña y Euskadi conserva mayorías substanciales, aunque mermantes, en el Dur peninsular. C’s solo puede tener presencia allí en donde el discurso anticatalanista tiene algún eco, esto es, Cataluña (curiosamente) y Madrid. El caso de Podemos aún no está claro. Si el PSOE termina de suicidarse, es posible que este otro se consolide. Si no, pasará a un segundo plano menos que discreto y los que iban a asaltar los cielos se quedarán en el purgatorio y los más infelices, en el limbo.

En Cataluña el proceso, además de la vertiente parlamentaria e institucional, tiene otra de carácter simbólico, emotivo. La movilización transversal de la sociedad ha aportado muchos elementos sentimentales para fortalecer el movimiento. La petición fiscal de inhabilitación de Mas es un paso decisivo en la construcción de un relato simbólico del nacimiento de la República Catalana. Es claro que el procesamiento del expresidente lo saca del segundo plano en que él mismo se había situado y lo empuja ya abiertamente hacia lo legendario. Al perseguirlo, el Estado español ha dado a Artur Mas la legitimidad que necesitaba para cambiar su figura mosaica de cuando era presidente que dirigía a su pueblo hacia la independencia por otra prometeica al encontrarse procesado, quizá condenado por haber dado la palabra a la gente, que es como quitar el fuego a los dioses.

El apoyo de que goce Artur Mas debiera dar al Estado una pista de en qué medida ha calado entre la población catalana el propósito de desobedecer al ordenamiento jurídico español. Porque el problema para este nacionalismo no está en los actos de los dirigentes sino en el respaldo que les dé la población.

dimarts, 4 d’octubre del 2016

Vencedores/rehenes

Enhorabuena a los conspiradores del finde. Consiguieron su objetivo de descabezar el PSOE en un momento especialmente adecuado. Se ve que urgía la cosa. Tanto urgía que se han cargado el partido, al menos por una larga temporada. Un desastre tan monumental solo puede haber sido provocado por el miedo, que obnubila el juicio. Si no, esto no se entiende. Considérense los hechos:

La semana pasada solo había dos opciones abiertas: a) un gobierno alternativo al de Rajoy, aunque sin precisar; y b) unas terceras elecciones que todo el mundo quería evitar. La otra posible opción, el gobierno de Rajoy con abstención del PSOE había sido aplastada por el peso del NO es NO. Sánchez amagaba (o eso decían los amotinados) coalición con Podemos y con los indepes catalanes. La fortuna le sonreía. La perspectiva de terceras elecciones era una buena baza. Su firmeza frente a la derecha le había ganado muchas simpatías dentro y fuera de su partido. Se configuraba como un líder de izquierda moderada en España y extremista en Cataluña.

En veinticuatro horas le montaron un motín y en otras veinticuatro lo echaron en una jornada de truculencia tal que fue necesaria la intervención de la fuerza pública. Después del divertido episodio de doña Verónica Pérez, máxima autoridad del PSOE, llamando a las puertas de Ferraz, tan cerradas como lo estuvieron las de Canossa al emperador Enrique IV, al día siguiente se produjo la toma del baluarte por las huestes baroniles y por la noche, Ferraz era sede vacante en espera de la comisión gestora nombrada por los vencedores.

Al margen de las variadas consideraciones que estos procedimientos susciten, debidamente tratados en las redes, en donde se hablaba de la Sultana, de conspiración, golpe de mano, oligarcas, caciques, submarinos del PP, cabe ver el episodio de forma más distanciada :

El lunes seguía habiendo dos opciones, pero ya no eran las mismas ni las relaciones entre ellas: a) el gobierno de Rajoy con abstención del PSOE, que ha resucitado; y b) terceras elecciones. Ha desaparecido la opción del gobierno alternativo. Lógico, pues el motín se montó para hacerla imposible. Y no tanto porque apuntara a un pacto del PSOE y Podemos (al fin y al cabo, ya funciona en alguna comunidad autónoma) como porque auguraba otro PSOE indepes, que es lo que verdaderamente preocupa a la oligarquía española.

Y, como no eran las mismas opciones ni sus relaciones eran similares, las dos eran muy malas para los socialistas. Algo peor que una victoria pírrica para los amotinados; mucho peor. A cambio de defenestrar a Sánchez, los conjurados han aceptado una derrota y de vencedores han pasado a rehenes; en el fondo, vencidos. Y vencidos por ellos mismos. La Gestora tiene como misión dejar gobernar a Rajoy con la abstención del PSOE. Para eso, insisto, dio el golpe. Pero ahora puede verse burlada porque a Rajoy no le interesa formar gobierno. Prefiere terceras elecciones que juzga ganadas frente a un PSOE descabezado y desconcertado. Alguien calcula que pueda llegar a la mayoría absoluta de nuevo sumando a C's. Escalofriante.

Y esa es la lamentable situación de rehenes en que se han colocado los dirigentes de la izquierda, por cuanto, a cambio de no convocar las elecciones, Rajoy está en situación de dictar los términos de un acuerdo implícito. No se piden responsabilidades de las tropelías cometidas en la Xª legislatura y no se toca nada de la obra legislativa (reforma laboral, ley mordaza, etc). Risa daba la oposición responsable de Rubalcaba en la Xª legislatura; esta otra producirá incontenibles carcajadas porque el PSOE irá atado de pies y manos  donde el gobierno quiera llevarlo. 

¿Qué interpretación podemos dar a esto? ¿Es posible que los estrategas andalusíes no previeran que habría resistencia militante ante el golpe de mano? Sí, seguramente, pero no les importó. Ellos actúan mejor en las comisiones, subcomisiones, convocatorias, órdenes del día, etc. Al final han compuesto una gestora cuya misión es girar del NO a la abstención, que equivale a un Sí. Y, de paso, suicidarse en brazos de la derecha.

Esa es la auténtica finalidad del golpe  al que se ha prestado la señora Díaz pensando que lo dirigía, llegar a una especie de gran coalición. La fórmula no despierta simpatía alguna en España, aunque no es práctica infrecuente en Europa. Y, además, tampoco el término es exacto. Teniendo en cuenta el supuesto problema al que quiere hacer frente, en realidad es lo que se postularía en otros tiempos como gobierno de "salvacion nacional". Es lo que se está preparando con ditirambos como esa cursilada del tiempo del hombre prudente de El País al figurón que han puesto al mando del órgano de recibir los recados.

La oligarquía sabe que se aproxima una confrontación con Cataluña y quiere una coalición fuerte, unida, con una amplia base electoral para defender la "unidad de España". Cuenta con un PSOE sumiso. Y hace bien, pues lo está. Es su rehén. 

Enhorabuena.

dilluns, 3 d’octubre del 2016

Borrascas

En esta semana echan a andar el juicio de la Gürtel y la gestora del PSOE. Dos asuntos de grueso calibre que afectan a los dos partidos dinásticos, pilares de un bipartidismo que estará en las últimas, como se dice, pero ocupa todo el escenario. Se añade el permanente crescendo del proceso catalán y la conciencia de vacío político español. El horizonte no luce brillante. Estamos disfrutando de las consecuencias de la decisión más equivocada de los últimos tiempos: el "no" de Podemos a Sánchez en marzo pasado. Según opciones y circunstancias, el presente pinta más o menos así:

I.- El PP ha mantenido silencio durante la agitada crisis del PSOE. Hasta habrá contenido el aliento. Derrotado Sánchez, se abren perspectivas a un gobierno de Rajoy. Algunos auguran que, dado el descalabro del PSOE, no solo puede aquel formar gobierno sino hacerlo en condiciones cómodas, exigiendo garantías al otro. Puede jugar con la amenaza de unas terceras elecciones que, ahora sí, al no tener líder, serían malas para el PSOE. También es cierto que ese gobierno habrá de actuar en un contexto social marcado por los escándalos judiciales del PP y bajo la continua amenaza de que una vuelta procesal impensada en uno de ellos ponga en un brete al gobierno o a su presidente. A este no parece importarle gran cosa, pero la situación sería verdaderamente chunga.

II.- El PSOE cuenta con veinte días para adoptar una decisión endemoniada, la de cómo abstenerse con un partido en el que el NO es NO sigue siendo dominante. Como el plante de los 17 se hizo con esta finalidad, al final, la abstención saldrá y el PSOE tendrá que afrontar tiempos muy difíciles de los que no está nada claro que vaya a salir. 137 años pueden irse al garete en una legislatura que probablemente será caótica. Las condiciones no son las más adecuadas para la recomposición que pretende la comisión gestora. La fractura del partido ha quedado clara. Predomina el Sur. El PSOE es un partido andaluz. El peso catalán se ha esfumado. El PSOE ya no "vertebra" España. Ni nadie, en realidad. De haber primarias, quizá se presente de nuevo Sánchez por aquello del apoyo de las bases. Pero si lo hace sin revisar su intransigente actitud hacia Cataluña, su posible triunfo no ayudaría a resolver el problema que provocó su destitución.

III.- Podemos está en la corriente de la historia, pero no tiene mucho que decir. Aunque se pasa el día de plató en plató contando esa melopea de la mano tendida y la necesidad de que el PSOE se decida. Podemos solo podía ir en alianza con el PSOE, justo la posibilidad que rechazó. Ahora que el PSOE ha implosionado, ni con él puede contar. Será preciso pasar cuatro años en la oposición. Para muchos de sus miembros, es una buena oportunidad: demostrarán ser "verdadera" oposición (cosa que les saldrá gratis pues es poco probable que prospere alguna de sus propuestas) y, llegadas las elecciones cuando corresponda, se consumará el sorpasso, destino último de esta "verdadera" izquierda al que lleva casi medio siglo aspirando.

IV.- C's ha alcanzado el máximo grado de invisibilidad. Los cero diputados del País Vasco y Galicia han dejado a Rivera mudo. Lo que es peor, nadie parece tomar en cuenta sus propuestas. Casi como si no las oyeran. Y es que no se oyen.

V.- Los indepes catalanes asisten al desarrollo de los acontecimientos en el Estado como el que lo hace a los de un país vecino. Ellos, subrayan, a lo suyo. Aprovechando el vacío de poder. Eso no lo dicen, pero es obvio. Y lo es porque, en efecto, tienen algo suyo, propio, al margen de España, al margen de si se constituye gobierno o no y de quién y cómo lo constituya. Por eso pueden escucharse razonamientos muy distintos. Por ejemplo: nos interesa que gobierne Rajoy porque es un fabricante de independentistas; o nos interesa que gobierne Sánchez (o el PSOE, en general) porque siempre será más fácil entenderse con la izquierda. Lo primero es cierto, pero incómodo. Lo segundo es falso pero inofensivo. Para el PDC y ERC así como la CUP en Cataluña, es indiferente quién gobierne en España. Lo preocupante, sin embargo, es que la deriva del PSOE hacia alguna forma de "salvación nacional" venga ya propiciada por esta crisis del antiguo partido de Pablo Iglesias.

Y, a partir de mañana, hablamos de la Gürtel.

Feminismo en clave de humor cruel

Natza Farré (2016) Curs de feminisme per microones. Barcelona: Ara Llibres (168 págs.)
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Natza Farré es una periodista autónoma (en el sentido fiscal, según ella misma aclara) de gran capacidad de comunicación. Por la originalidad de su trabajo, el desenfado de sus exposiciones, lo penetrante de sus juicios y su rara sensibilidad. De ese batido puede salir un libro tan particular como este. La autora lo concibe como un manual de instrucciones y lo considera un curso de feminismo. Escribir un ensayo sobre el feminismo, materia grave y de enjundia que suele motivar tratados de doctrina sociológica, filosófica, jurídica, histórica, recurriendo al manual de instrucciones de un microondas, requiere atrevimiento... y seguridad. Quizá solo pueda hacerse empleando el humor del principio al final. ¿Qué humor? Todos, el seco, el negro, el sarcástico, el irónico y hasta el sardónico. Vamos, que a fuerza de reír se sale llorando del libro. Por supuesto, de lo que menos se habla es del microondas.

El curso tiene cuatro niveles o grados. El nivel básico es como una declaración genérica de principios. El feminismo es la revolución  de hoy, en la que estaría bien que ayudaran los hombres. Pero no son imprescindibles. Basta con que no estorben. Es generosa actitud, pero desesperanzada. Los hombres estamos hechos para estorbar. Las mujeres también. Lo tenemos en común. Ayuda, es verdad, y Farré lo señala, que ya se nos empieza a encarrilar en los roles de género con los cuentos, los juegos y juguetes. 

En el nivel elemental se muestra lo irritante que es el juicio de las personas en función de sus atributos sexuales. Relata la impresión que le produjo un artículo titulado "10 cosas que tu vagina intenta decirte" y se imagina su vagina diciéndole cosas que no querría oír (p. 43). Me vino a la memoria un curioso libro de Diderot, en realidad su primera novela, escrita en 1749,Les bijoux indiscrets (Los dijes indiscretos). El sultán del Congo, Mangogul, desconfiando de la fidelidad de sus concubinas, se hace con una sortija mágica que, si se frota y orienta hacia las partes de una mujer, la vagina de esta comienza a hablar en voz alta sobre sus devaneos amorosos para corrimiento de su dueña e información del sultán. No hay acuerdo sobre el sentido exacto de la novela del ilustrado. Por lo demás, a los hombres también les pasa algo parecido: los penes parlantes aparecen de vez en cuando en la historia de la literatura. Una de sus últimas manifestaciones, Yo y él, de Alberto Moravia.

Los medios de comunicación perpetúan los prejuicios sobre las mujeres, a pesar de que el 60% de las estudiantes de periodismo lo son. Pero no pintan mucho por su condición femenina. En el orden mundial, solo el 27% de los cargos directivos en los medios son mujeres (p. 47). Como consecuencia. también el acceso de las mujeres a los espacios de opinión de los medios está restringido. Esto, a su vez, está relacionado con la llamativa brecha salarial por razón de sexo. Hoy se escucha una contracrítica en el sentido de que las ocupaciones con mayor responsabilidad las ocupan hombres porque están mejor preparados. Pero eso no es cierto y, aunque lo fuera, sería una prueba más de una situación circular: cobran menos por estar peor preparadas y están peor preparadas por cobrar menos.

El nivel medio aborda las contradicciones más claras de la situación. Aquellas en las que todo el mundo dice una cosa, hace la contraria y nadie porfía. El ejemplo con que abre el capítulo es apabullante: en el primer gobierno de Tsipras, esperanza blanca de la izquierda europea, ni una mujer (p. 71). Palinuro también lo hizo notar desde el primer día: un gobierno de siete machos y mucha gente argumentaba lo que siempre se aduce en estos casos, que hay cosas más importantes. Siempre hay cosas más importantes cuando se trata de cumplir con lo que se cree. Eso pasa mucho con las situaciones de conciliación (p. 79) o con la forma en que las mujeres perpetúan la sumisión cuando dicen que sus maridos las "ayudan". Los maridos, según la autora, no "ayudan", sino que cumplen con su deber (p. 102). La idea de que la mujer solo se realiza a través de la maternidad le parece a Farré tan falsa y tan persistente como la teoría geocéntrica. Incluso cita a Galileo (p. 94). Y puede llegar hasta hoy, cuando decimos que el sol sale y se pone. El lenguaje es el depositario de los errores de la especie. En lo cósmico, en lo social, en lo sexual, en todo.

Por eso, el nivel alto del curso de feminismo se refiere a la la cultura. Con especial hincapié en la lengua. El lenguaje condiciona nuestra vida. "Te vistes como una puta", "los hombres son más racionales, las mujeres , más emocionales". Dos ejemplos citados por la autora entre los cientos de miles que podría aducir. Por eso, concluye, los hombres matan a las mujeres (p. 139). Los diccionarios, depósitos de los dislates lingüísticos más ancestrales, hacen su aparición. El conocido ejemplo de las dos acepciones de "hombre público/mujer pública" (p. 136). Sin duda alguna; la lengua es misógina y su base es convertir al género masculino en la medida de todas las cosas. No el Hombre, como quería significar el filósofo, sino el varón, el vir que está en la raíz de virtud. Desde luego, corregir ese sesgo esencial es tarea ciclópea. Detiénese la autora brevemente a señalar con guasa los nombres de las mujeres: Misericòrdia, Consol, Empar, Dolors, Concepció, Socors (p. 139). Ignoro si existe "Angustias" o "Martirio" en catalán o son productos del maximalismo castellano o del cante jondo.  

Hacia el final, el humor que se ha derrochado a lo largo de la obra toma tonos más siniestros y trágicos. Se trata la violencia de género y de la situación de las mujeres como botín de guerra en todas partes (p. 149). Y en este momento hay más guerras que nunca por doquier y millones de desplazados. El 98% de víctimas de la explotación sexual de 4,5 millones en el mundo son mujeres. Respecto a la prostitución, los datos son escalofriantes: solo un 5% de las mujeres la ejerce libremente (p. 151). Que cada cual extraiga sus conclusiones.

Corona el libro un certificado cuyo punto central es una reflexión sobre el frecuente insulto de feminazi. (p. 159). Está claro que, cuando ese término se emplea en un debate, se aplica de inmediato la ley de Godwin y su consecuencia: el debate se ha acabado.

Lean el libro de Farré, respondan a los ejercicios de autoevaluación y sin hacer trampas, como pide la autora y vean en qué grado de feminismo se encuentran.


diumenge, 2 d’octubre del 2016

El PSOE y la cuestión española

El aquelarre de ayer en Ferraz fue algo más que la penúltima bronca en un partido muy acostumbrado a este tipo de movidas. Fue asimismo el preparativo de la batalla que el nacionalismo español se apresta a dar al catalán. Los prolegómenos de la confrontación en serio entre Cataluña y España. Y la posición que en ella corresponda al socialismo se dirimió ayer entre gritos y susurros en Ferraz. Lo de menos es ahora lo que pase en el PSOE y si será o no capaz de recomponerse. El nacionalismo español ha conseguido lo que se proponía: ponerlo al servicio del PP para que este encabece la respuesta española al reto catalán ya que no se fía de la organización socialista.

Claro ya como la luz del día: lo que costó la cabeza a Pedro Sánchez, hombre aupado por los socialistas de derechas (Rubalcaba, González, etc), fue encastillarse en el NO es NO y, sobre todo, levantar la sospecha de que estaba dispuesto a hablar con los indepes catalanes. ¿Quiénes se confabularon para cortársela? La derecha en pleno (PP, bancos, empresas, gentes de orden), los medios de comunicación, con El País como buque tabloide principal y los caciques socialistas de la España profunda, la que más tiene que perder si Cataluña se independiza: Andalucía, Extremadura, Castilla-La Mancha sobre todo. Que esta cohorte de representantes de la España oligárquica, caciquil y parasitaria (sector progre, claro, aunque no mucho) esté encabezada por una persona tan de sainete como Susana Díaz es anecdótico. El daño al PSOE es inmenso, sí. Pero que este aparezca mangoneado por una pobre insensata portacirios es lo de menos. Más grave es que González haya perdido ya su última pretensión de estar por encima de banderías y aparezca ahora embarrado en la porquería de esta bajuna reyerta. Y aun así, tampoco es lo peor. González nunca tuvo la categoría que sus partidarios y él mismo le otorgaban. Siempre fue un tipo de bando. Ayer quedó claro, aunque él, astutamente, se quitó de en medio y dejó todo el protagonismo del lamentable espectáculo a Díaz.

¿Puede recuperarse el PSOE? ¿Por qué no? Dependerá de cómo se jueguen las bazas en el próximo y medio futuro. De si Sánchez vuelve a presentarse, si la militancia lo apoya y otros imponderables. El más complicado de todos es que escasamente podrá hacer algo si no se atreve a plantear un cambio doctrinal de importancia en el asunto que realmente está en juego: Cataluña. Pretender una vuelta en primarias con un programa de saneamiento interno y sin replantear la cuestión esencial fuera inútil. El problema es que será tarde pues, cuando esa regeneración interna quiera hacerse, el PSOE irá ya a remolque de la aventura en que el PP quiera meter al país a cuenta de Cataluña..

Los golpistas sacrificaron el PSOE y se sacrificaron a sí mismos para entregar el centenario partido a la derecha y ahora andan diciendo con la boca chica que NO seguirá siendo NO. Es mentira. Será que sí. No hay alternativa. La han dinamitado.

Como han dinamitado la posibilidad de unas terceras elecciones. Quieren el gobierno de la derecha para que esta sea quien encabece la reacción española anticatalana, que es el meollo de esta trifulca socialista. Es una pena que la izquierda española sea radicalmente incapaz de tener una visión del país distinta de la de la derecha franquista nacionalcatólica. Pero es así. Pregunten ustedes a un reaccionario convencido de ser muy progre como Rubalcaba qué fue de su "federalismo". El mismo Rubalcaba que probablemente haya redactado el editorial de hoy de El País, "la hora de la unidad", un prodigio de hipocresía y mala baba hacia un secretario general que, aunque sin muchas luces, acabó creyéndose la decencia de su papel, como el general della Rovere.

La situación es de una curiosa complejidad. Hay quien dice que ofrece nuevas posibilidades a Podemos. Quizá pero estos todavía se encuentran en un estadio ideológico más primitivo que el de los socialistas y es dudoso que extraigan conclusiones válidas de la experiencia. Aunque sobre ellos, igual que sobre la reacción de los indepes catalanes, volveremos en breve chez Palinuro.

NO era SÍ, pero lo más difícil viene ahora

Dies irae/dies illa. Se cargaron a Sánchez. Los golpistas ya no son golpistas, sino la autoridad constituida. Se dirá como se quiera pero lo cierto es que un grupo, una claque, se ha cargado en un golpe de mano, a un Secretario General elegido por la militancia. Y ¿cómo lo ha conseguido? Era de suponer que Sánchez se habría asegurado una mayoría del Comité Federal antes de hacer sus propuestas.

Eso se verá en los próximos días. La exigencia de los dimisionarios y sus apoyos (esos que los medios llaman "críticos", queriendo decir protestarios o saboteadores, a elegir) de que la votación fuera pública, a mano alzada, es muy significativa. Sus amparos son muy poderosos y sus recursos, inmensos. Se trata de saber quién vota qué, en función de los juegos de influencias y lo dejo aquí por no ser más específico. Que podría. Este es un país clientelar y lo es también su izquierda.

Decíamos ayer que la posición de Sánchez era débil. No tenía argumento alguno para negociar con el CF y su promesa de procurar un gobierno alternativo al de Rajoy era vana porque no dependía de él sino también de Podemos y no es creíble que Podemos vaya a ninguna alianza con el PSOE si no es el socio mayoritario.

Así que la de ayer fue una jornada de extraordinaria tensión, digna de la naturaleza tempestuosa de la historia del PSOE. Un partido con memorias de enfrentamientos internos constantes pero que no se escinde. Lo más llamativo de la comparecencia de Sánchez para anunciar su dimisión, cinco minutos después de perder la votación fue la de veces que hizo referencia al partido, su preeminencia y el orgullo de militar en él. Para algunos espíritus suspicaces el alegato de despedida fue, al mismo tiempo el de la inauguración de su campaña para las primarias. Algo que podría ser La segunda venida de Sánchez, ya que esta defenestración ha dejado un poso de amargura en la militancia.

Un día larguísimo, dedicado casi todo a las cuestiones de procedimiento. Fuera, gentío, silbidos, abucheos, escraches, la policía apartando gente, muchos nervios, banderas, carteles. Alto voltaje de pasiones y emociones. Todavía más fuera, en la esfera mediática, programas monográficos en los que los fans animaban a los suyos, esto es, los rebeldes cuya acción beneficiaba al PP. Dentro, entre mociones, contramociones, puntos de debate, orden del día, finalmente se llegó a una conclusión, se votó y la militancia en la calle recibió la noticia como un chorro de agua de una manguera policial.

El PSOE no tenía Secretario General y se regiría por una comisión gestora. Quisieron conseguirlo de inmediato a raíz de la dimisión de los 17, pero se encontraron un ¡No pasarán! y, como la otra vez, pasaron. Dos o tres días más y una reunión tormentosa del CF que, en el fondo, pone al PSOE en el centro de la atención de los medios, lo cual suele ser bueno excepto cuando es malo, como ahora. Tapar, difuminar el escandalazo de las tarjetas blacks y los presuntos chorizos Blesa y Rato con el relato de Los últimos de Filipinas no es un acierto, pero es inevitable. Ver a los políticos poco menos que dándose de mamporros en público suele tener morbo pues son gente que, aunque se diga barbaridades, no suele llegar a las manos. Ayer casi llegan a los pies.

Con todo, esto no es más que l'écume des jours, pura apariencia cotidiana. Sánchez se ha desvanecido como una nube de verano o una brizna de paja al viento. Lo difícil, lo grave, lo temible viene ahora, en el momento de la investidura próxima, en la que el CF tiene que desdecirse de su decisión anterior y pedir la abstención del PSOE para dar el gobierno a Rajoy. Esa es la venenosa consecuencia  de propugnar la abstención. Y el problema más concreto es cómo se vende este propósito al electorado en una campaña.

Porque hay que venderlo. Toda la conspiración contra Sánchez tuvo siempre como objetivo estratégico, facilitar el gobierno del PP aunque no lo mereciera o, por lo menos, no impedir que lo formara. Sánchez se convirtió definitivamente en la pieza por batir cuando manifestó que no se abstendría y mantendría el NO es NO a todo gobierno del PP. Lo acusaron de mentiroso, engreído, egoísta, pero él sostuvo siempre que obedecía el mandato del CF. ¡Bastante que importa el CF al Ibex 35, las empresas con que se relaciona González o los ERES andaluces, que lastran de tal modo las posibilidades de Susana Díaz que quizá no vaya a primarias! Nada. Cero. El CF solo impresiona a la militancia y, justamente, la decisión de abstenerse ante Rajoy tiene pinta de producir una sangría de militantes y votantes.

Los rebeldes triunfadores ayer van a dar el gobierno al PP con el objetivo de cerrar el paso al ascenso de Podemos e impedir o, cuando menos, frenar la independencia de Cataluña. Podemos no iba a entrar en el gobierno (porque no le interesaba) y la independencia de Cataluña parece inevitable, según los datos de que disponemos hasta este momento. Quizá ocurra algo que cambie esta expectativa en un sentido u otro pero en todo caso no depende de lo que hagan los citados rebeldes. Y, detrás de ese mal trago de abstenerse en favor de Rajoy, cuatro años como mínimo, siendo responsables de haber propiciado un desastre sin parangón. Y eso mientras la militancia se les da de baja en masa y emigra hacia Podemos a falta de una opción más atractiva.

Se han quedado sin Secretario General y también sin partido y todo por el miedo a quedarse sin país.

dissabte, 1 d’octubre del 2016

De ratones y hombres

Tomo el título del famoso relato de Steinbeck, aunque rebajando varios enteros la intensidad del drama.

¡Qué espectáculo el del PSOE! Se lleva todos los titulares, abre los telediarios y los cierra. Pulula por las tertulias repletas, como se sabe, de especialistas en historia del PSOE, psicólogos, antropólogos, sociólogos y politólogos todos al cabo de la calle de lo que pasa. El rostro de Sánchez es ya más familiar a los españoles que la reproducción de la Última Cena que tienen en los comedores. Hasta ha eclipsado a los de Podemos y eso que se pasan el día en los platós. Es tal el exitazo de imagen que nadie se acuerda del proceso en marcha del expolio millonario de las black y del que se abre el lunes por la Gürtel con, cosa verdaderamente insólita, todos los tesoreros y casi todos los secretarios generales del partido del gobierno encausado. No están Cospedal Y Rajoy, también secretarios generales, por razones nada fáciles de entender aunque sí de imaginar.

Los periodistas, aficionados a la prosa colorida, dicen que "el PSOE arde", que está "en guerra abierta", que "quiebra", que está "roto", etc. Falta de perspectiva histórica. El PSOE ha estado así desde su fundación, hace 137 años: periodos de bronca y tumulto alternados con otros, los menos, de paz. Cuando los socialistas se ponen ditirámbicos, suelen decir que, en realidad, el PSOE es España. No solo que la vertebra, sino que España es él mismo. Es obvio que es el único de los partidos que ha estado en todos los momentos críticos de la historia del país: estuvo en la huelga general de 1917, con Largo Caballero en la cárcel y pasando de ahí al Consejo de Estado de Primo de Rivera; Prieto estuvo en el Pacto de San Sebastián a título personal; el partido apaoyó la República y la redacción de la Constitución de 1931; pero también estuvo en la revolución de 1934, en el Frente Popular de 1936 y en la Junta de Casado de 1939 que, mediante un golpe de Estado, entregó la República a Franco; estuvo en el Contubernio de Munich de 1962, en la Plataforma de Convergencia Democrática, luego en la "Platajunta" y, por fin, en el gobierno. Y en todas las veces hubo broncas: Largo Caballero y Prieto se detestaban y Negrín no iba en zaga y Besteiro a los tres y los tres a Besteiro. En el exilio las cosas no fueron mejor. Felipe González defenestró a Rodolfo Llopis y luego se enfrentó a la izquierda marxista del partido, como ahora este se enfrenta a la derecha abstencionista. Esta pelea de hoy es la enésima de la familia. Porque el PSOE no se escinde nunca duraderamente. Es un partido democrático en donde cabe gente muy distinta, a veces contraria.

La única escisión real que tuvo el PSOE fue la de los comunistas en 1921 y esa aún perdura. Las relaciones entre los dos siguen siendo pésimas. Como lo son con Podemos en la media en que en Podemos están los comunistas. Cierto que colaboraron en el Frente Popular y en la Platajunta, pero siempre mirándose por el rabillo del ojo,  poniéndose cual no digan dueñas y hasta entrematándose como durante el golpe de Casado.

Ayer compareció Sánchez en Ferraz en rueda de prensa para explicitar su posición ya que había decidido que no intervendrá en el Comité Federal de hoy. Y sin admitir preguntas. Mal hecho. Cuando un dirigente político no admite preguntas es porque no está seguro de las respuestas. O sea, no está seguro de sí mismo pues, obviamente, igual que las preguntas, las respuestas se fabrican. Nadie responde lo que no quiere responder salvo que no se controle.

En todo caso, dijo que hoy se votaría entre a) comisión gestora que abrirá camino al gobierno del PP, en cuyo caso él, al parecer, dimitiría; y b) gobierno alternativo a Rajoy.

Su posición es débil por dos razones. En primer lugar, carece de sentido imponer al CF una decisión sobre si el PSOE se abstiene o no. Si no recuerdo mal, el NO es NO fue una decisión de ese CF que, obviamente, está legitimado para reafirmarla o revocarla. En segundo lugar, Sánchez debe saber que el gobierno alternativo es imposible porque Podemos no quiere mientras el PSOE sea la parte más fuerte. Podemos también prefiere que el PSOE se abstenga porque así evita las terceras elecciones y se constituye en "verdadera" oposición frente a un PSOE claudicante. Y prepara la cuchilla del sorpasso.

No se entiende porqué Sánchez no remedia ese punto débil de su opción, hablando de las terceras elecciones. González y Rajoy coinciden en calificarlas de "ridículas", poco menos que la irrisión del mundo entero. Los dos presuponen, ignoro por qué, que no lo somos ya. Pero de ridículas, nada. Ahora hay mucha más información, ha quedado todo muy claro, se sabe que Rajoy es el verdadero tapón del bloqueo, que Rivera es una moda pasajera y Podemos lleva camino de serlo también. Y Sánchez emerge como el único líder consistente en su NO es NO y el que está dispuesto a jugarse el cargo para que prevalezca su propuesta. Imposible, por tanto, acusarle de anteponer sus intereses personales a los del partido y el país, como parece dispuesta a hacer la señora Díaz, siempre tan acertada en sus juicios.

Pero esa debilidad de Sánchez es su fuerza moral. Déjenle intentar su fórmula. No se rindan prematuramente entregando el gobierno a Rajoy el PP porque eso significa: 

1) amnistiar, olvidar, la pesadilla de la Xª Legislatura;

2) colaborar con otra, la XIIª que tiene pinta de ser peor que la otra, pues no hay un solo propósito de la enmienda. Ni siquiera se va a derogar la "Ley Mordaza", digna sucesora de la "Ley de Orden Público" de Franco y, por supuesto, el ministro responsable no tendrá que dar cuenta de sus confabulaciones presuntamente delictivas contra el catalanismo;

3) permitir que gobierne un partido que pasa más tiempo en el banquillo de los acusados que en los cargos públicos. Metido hasta los zancajos en una miriada de procesos penales por comportamientos que son literalmente de novela de Mario Puzzo. Somos el pasmo del universo. Y lo seremos durante meses ahora que el cerebro de la Gürtel, el señor Correa, ha decidido "colaborar" con la justicia. A saber la consecuencias de esa "colaboración". Van a dar para titulares de prensa durante meses.  

Es obvio que ningún ciudadano puede querer algo así. ¿Por qué, sin embargo, los urdidores de este plante-complot, sí? Las razones que han aducido son todas irrelevantes: el 24 % de escaños es insuficiente para gobernar (ellos gobiernan incluso con menos); Sánchez lleva dos años hundiendo más y más el PSOE (no es cierto; el que lo hundió fue Rubalcaba; Sánchez remonta); un gobierno en minoría del PP se podrá controlar en la cámara (suma 170, a falta de seis; de controlar, nada). Finalmente, El País, que es la nave capitana de la flota "crítica" (en realidad, golpista pues no solo critica sino qu ejecuta lo criticado), añade que debe gobernar el partido más votado. Pura doctrina Rajoy.

La razón reservada pero poderosa parece ser que, según los urdidores de la artimaña, Sánchez tenía propósito de pactar con Podemos y los indepes catalanes. Pero eso es un juicio de intenciones. También puedo suponer que Sánchez iba a pactar con los Rosacruces. Aparte de ello, el CF que aprobó el NO es NO prohibió al tiempo a Sánchez estos pactos "tenebrosos". Si este los intentara, iría en contra del CF. Así que, para que no se rebele contra el CF, se rebelan ellos con el plante. Si hay algo indigno en esta tierra es el ataque "preventivo".

¿Por qué, pues, los urdidores quieren forzar la abstención en contra la decisión anterior del CF? La pista la dio hace días González cuando conminó a sus huestes antañonas a permitir un gobierno de Rajoy y el PP aunque no lo merezcan. La cuestión es curiosa: ¿por que van a gobernar si no lo merecen? La respuesta solo puede ser una: porque, si no es así, sucederá algo peor.

¿Qué puede ser peor que un gobierno del PP para González, Díaz, Vara, Corcuera y otros? El proceso independentista catalán o, como dicen sus medios, el reto catalán. Los urdidores del pintoresco plante, cuya dimensión kafkiana dio la señora Verónica Pérez, presentándose a las puertas de la ley, con las que las autoridades en funciones le dieron en las narices. (Incidentalmente, ¿no es delicioso que un gobierno en funciones se enfrente a una oposición en funciones?). Aquellos no temen a los bolivarianos, ni a la gente, ni a los referentes llenos o vacíos. Temen al independentismo catalán. Temen que en el vacío de poder instalado en España hace más de un año, los indepes avancen en la construcción político-jurídica de su Estado y acaben confrontando al hipotético gobierno español con un hecho consumado, un RUI o una DUI. Por eso, ellos se han adelantado y han querido confrontar al Secretario General con el hecho consumado de su destitución por una retirada al Aventino. Ante esta perspectiva, casi certidumbre, los urdidores de la trama, prefieren entregar el poder al PP. Este se encargará de habérselas con la rebelión catalana y ellos apluadirán desde los bancos de la oposición. 

¿Recuerdan el famoso dictum de "antes roja que rota"? Tiene mensaje de vuelta: "antes azul que rota".

Hoy, Palinuro con los jóvenes socialistas en Castellón

Un verdadero honor que agradezco de corazón a las juventudes socialistas de Castellón. Un encuentro sobre el muy candente tema de El futuro del socialismo en el contexto europeo y en una fecha especialmente crítica, cuando las autoridades de su partido debaten acerbamente cuál será el destino de este. El encuentr tendrá lugar a las 12:00 en el Centro Cultural "La bohemia", en la calle Císcar, 14. 

Innecesario decir que voy muy motivado y muy dispuesto a hablar de la situación europea y española y el necesario papel de la socialdemocracia. Debe esta retornar a su posición central en el devenir de nuestras sociedades porque es la única que garantiza democracia y justicia social, una sociedad abierta y progresista, la única que de verdad compatibiliza libertad e igualdad. Por eso hay tanto interés en que ese discurso socialdemócrata radical no se escuche porque es el único que ha conseguido cambios decisivos en nuestras sociedades, cambios que el neoliberalismo trata de revertir. Se vale para ello del inmenso ruido mediático y la propaganda e ideología difundidas por unos intelectuales orgánicos de distintas escuderías. Por eso, los debates deben ser a fondo, sin tabúes, con sinceridad y valor, rasgos propios del espíritu de la izquierda.

Pero todavía voy más dispuesto a escuchar y a aprender.

Sobre todo en el supuesto práctico que sin duda se planteará: ¿se debe/puede permitir un gobierno del PP/Rajoy en España?

A las 12:00 nos vemos.

divendres, 30 de setembre del 2016

Corte y confección

Menudo éxito han obtenido los 17 dimisionarios y sus poderosísimos animadores, instigadores y protectores. Querían destituir a Sánchez y lo han fortalecido. Lo han convertido en un símbolo sin debilitar su posición orgánica. 

Todo tiene su explicación: el plante se urdió a toda prisa entre las elecciones gallegas y vascas y la reunión del Comité Federal. Los urdidores daban por descontado que Sánchez dimitiría entonces. Por eso repetían la falsedad de que seguía perdiendo votos y no remontaba. Lo cierto, sin embargo, es que sí remonta en condiciones muy difíciles con respecto a la etapa de Rubalcaba, que fue quien hundió al PSOE. Total, Sánchez no dimitía, así que se montó el plante de los 17 entre rayos y centellas en escena, con declaraciones explosivas de González y editoriales incendiarios de El País, portaestandarte de la nueva Brunete. Es decir, como siempre, mucho ruido y pocas nueces. La confesión de González de "sentirse engañado" por Sánchez (una forma como otra cualquiera de llamarlo mentiroso) se hacía revelando el contenido de una conversación privada. Algo en verdad de baja calaña y visto como tal por la opinión. En cuanto a El País, hasta la redacción se le ha sublevado por los insultos al Secretario General socialista. El director ha respondido que en la casa manda él. No es cierto pero, si le consuela, se puede dejar en mero exabrupto.

El plante terminó a lo largo de la jornada de ayer que vivió momentos sublimes. En su arrogancia, no dudando de que esta vez Sánchez tendría que ceder, los urdidores no tenían plan B. Así que no se les ocurrió nada mejor que enviar a la señora Verónica Pérez a hacer el ridículo a la puerta de Ferraz, tratando de imponer una autoridad de la que carecía. Este broche de oro puso fin a un episodio que empezó siendo dramático y terminó en chusco. Ahora es de esperar que las consecuencias no se desmadren. Susana Díaz habla de coser. Ya solo el verbo escogido demuestra que la dama no da para mucho. Sin contar con la duda razonable de que pueda coser la responsable del desgarro. No es preciso coser nada. Basta con sentarse a hablar, deliberar, razonar, exponer los motivos y llegar a la mejor decisión colectiva posible de acuerdo con unos principios que en teoría se defienden. Y aquí se perfilan tres diálogos: a) con los 17 del plante; b) con los dos instigadores interiores, Díaz y González; c) con los instigadores exteriores, los medios, singularmente El País.

El diálogo con los 17 es muy simple. Han dimitido de unos cargos orgánicos. Sus razones tendrán. Pero eso ya no importa. Que vuelvan a sus destinos y hagan su tarea. En el fondo, no tienen culpa. Han sido piezas de un designio erróneo pero superior.

El diálogo con los dos instigadores interiores es más complicado. Según va sabiéndose, justificaban su actitud sabedores de que Sánchez tenía la intención de pactar con Podemos y los indepes catalanes. En realidad esa alianza es imposible porque Podemos nunca aceptará ser muleta de un gobierno PSOE. Lo han dicho muchas veces. Siempre encontrará una razón para votar "no". Haría bien Sánchez en propugnar esa alianza porque, si saliera, sería un acierto. Si no sale, él va cubierto a las terceras elecciones. Pero no es necesario discutir estas cosas. Sánchez no ha dicho que quiera esa alianza. Los instigadores dicen que tiene la intención. O sea, por un juicio de intenciones pasan por encima del CF y pretenden cepillarse al SG.

Seamos claros, el objetivo verdadero, desde el primer momento de los abstencionistas en el PSOE ha sido un gobierno del PP. Lo justifican señalando que, al no tener mayoría absoluta, sería controlable en el Parlamento. Saben que no es cierto, entre otras cosas porque ahora mismo, declarado en rebeldía, no lo es. Los ministros no acuden a las sesiones del pleno de control del gobierno. Es de risa. La pregunta es, ¿por qué ese empeño en facilitar un gobierno de Rajoy, de no pedir siquiera un cambio de candidato? No se sabe. Se murmura algo sobre la estabilidad, pero nadie lo toma en serio. ¿Por qué, pues? En el caso de la señora Díaz o explica por qué afirma que lo primero es constituir gobierno (del PP, claro) o tendremos derecho a pensar que ahí hay algún posible chantaje del PP. Conociendo a este partido, no sería de extrañar; ha hecho cosas peores. Pero, conociendo a la señora Díaz, algo así sería impensable. Por eso interesa conocer sus razones.

Las de González son más claras. El ambiente en que se mueve desde hace años, cancillerías, gobiernos, congresos, empresas, negocios, es profundamente de derechas y él se ha mimetizado. Muchos opinarán que fue de derechas siempre. No me lo parece, aunque admito que es discutible. No lo es que, desde hace unos años, razona entre Pinochet y George Soros. Además hay un elemento caracteriológico, una arrogancia cada vez más bombástica, anclada en la convicción de que en el PSOE se hace lo que él dice. Cuando pugnaba por conseguir la abstención de Sánchez era evidente que contradecía la decisión del CF, que había dicho que NO es NO. Y González cree seguir siendo Felipe. Y tampoco.

¿Qué decir de los medios? ¿Qué de El País? El diario parecía una lista de conscripción con un solo conscripto: Sánchez. Allí en donde se lo encuentre, oblíguesele a dimitir. El País se ha convertido en un simpático tabloide. Y el conjunto de los medios, todos ferozmente partidarios de una gobierno del PP, se han lucido con Sánchez. Incluso los teóricamente situados en la esfera de la "verdadera" izquierda: una desvergüenza que Sánchez no dimita, se dé así paso a un gobierno del PP y Podemos quede de única oposición, engordando, a la espera del anhelado Sorpasso que no le deja vivir.

Por cierto, los de Podemos tampoco esta vez han estado a la altura. Siguen sin pintar gran cosa porque todo lo que pasa pasa en torno al PSOE y hacen análisis que parecen de los mitos de Cthulhu, por lo verosímiles. Hubieran quedado como los ángeles de haberse manifestado en el conflicto del PSOE a favor de Sánchez. De hecho, siempre están hablando pestes de él. Buena ocasión para mostrar cierto espíritu caballeresco del que carecen por entero, siendo así que todo el mundo lo valora mucho.

Y de valores acabará yendo el asunto porque cada vez es más claro que vamos a las terceras elecciones. Tengo para mí que, de producirse estas ahora mismo, la gente votaría en masa a Sánchez. Desde luego, las primarias las tiene ganadas de calle. Pero también las generales.

Un éxito el plante.