El aquelarre de ayer en Ferraz fue algo más que la penúltima bronca en un partido muy acostumbrado a este tipo de movidas. Fue asimismo el preparativo de la batalla que el nacionalismo español se apresta a dar al catalán. Los prolegómenos de la confrontación en serio entre Cataluña y España. Y la posición que en ella corresponda al socialismo se dirimió ayer entre gritos y susurros en Ferraz. Lo de menos es ahora lo que pase en el PSOE y si será o no capaz de recomponerse. El nacionalismo español ha conseguido lo que se proponía: ponerlo al servicio del PP para que este encabece la respuesta española al reto catalán ya que no se fía de la organización socialista.
Claro ya como la luz del día: lo que costó la cabeza a Pedro Sánchez, hombre aupado por los socialistas de derechas (Rubalcaba, González, etc), fue encastillarse en el NO es NO y, sobre todo, levantar la sospecha de que estaba dispuesto a hablar con los indepes catalanes. ¿Quiénes se confabularon para cortársela? La derecha en pleno (PP, bancos, empresas, gentes de orden), los medios de comunicación, con El País como buque tabloide principal y los caciques socialistas de la España profunda, la que más tiene que perder si Cataluña se independiza: Andalucía, Extremadura, Castilla-La Mancha sobre todo. Que esta cohorte de representantes de la España oligárquica, caciquil y parasitaria (sector progre, claro, aunque no mucho) esté encabezada por una persona tan de sainete como Susana Díaz es anecdótico. El daño al PSOE es inmenso, sí. Pero que este aparezca mangoneado por una pobre insensata portacirios es lo de menos. Más grave es que González haya perdido ya su última pretensión de estar por encima de banderías y aparezca ahora embarrado en la porquería de esta bajuna reyerta. Y aun así, tampoco es lo peor. González nunca tuvo la categoría que sus partidarios y él mismo le otorgaban. Siempre fue un tipo de bando. Ayer quedó claro, aunque él, astutamente, se quitó de en medio y dejó todo el protagonismo del lamentable espectáculo a Díaz.
¿Puede recuperarse el PSOE? ¿Por qué no? Dependerá de cómo se jueguen las bazas en el próximo y medio futuro. De si Sánchez vuelve a presentarse, si la militancia lo apoya y otros imponderables. El más complicado de todos es que escasamente podrá hacer algo si no se atreve a plantear un cambio doctrinal de importancia en el asunto que realmente está en juego: Cataluña. Pretender una vuelta en primarias con un programa de saneamiento interno y sin replantear la cuestión esencial fuera inútil. El problema es que será tarde pues, cuando esa regeneración interna quiera hacerse, el PSOE irá ya a remolque de la aventura en que el PP quiera meter al país a cuenta de Cataluña..
Los golpistas sacrificaron el PSOE y se sacrificaron a sí mismos para entregar el centenario partido a la derecha y ahora andan diciendo con la boca chica que NO seguirá siendo NO. Es mentira. Será que sí. No hay alternativa. La han dinamitado.
Como han dinamitado la posibilidad de unas terceras elecciones. Quieren el gobierno de la derecha para que esta sea quien encabece la reacción española anticatalana, que es el meollo de esta trifulca socialista. Es una pena que la izquierda española sea radicalmente incapaz de tener una visión del país distinta de la de la derecha franquista nacionalcatólica. Pero es así. Pregunten ustedes a un reaccionario convencido de ser muy progre como Rubalcaba qué fue de su "federalismo". El mismo Rubalcaba que probablemente haya redactado el editorial de hoy de El País, "la hora de la unidad", un prodigio de hipocresía y mala baba hacia un secretario general que, aunque sin muchas luces, acabó creyéndose la decencia de su papel, como el general della Rovere.
La situación es de una curiosa complejidad. Hay quien dice que ofrece nuevas posibilidades a Podemos. Quizá pero estos todavía se encuentran en un estadio ideológico más primitivo que el de los socialistas y es dudoso que extraigan conclusiones válidas de la experiencia. Aunque sobre ellos, igual que sobre la reacción de los indepes catalanes, volveremos en breve chez Palinuro.