En dos días seguidos dos fotógrafos de eso que se llama "lo cotidiano", casi contemporáneos, pero uno estadounidense y el otro francés; ayer, Bruce Davidson, hoy Robert Doisneau, cuya retrospectiva inauguró ayer la Fundación Canal en Madrid. Los dos se pasaron la vida fotografiando escenas de la vida diaria en torno suyo, en los años 40 y 50 Doisneau y en los 50 y 60 Davidson, que es más joven. La diferencia está en lo que retratan. París no es Nueva York ni los pueblos franceses son los norteamericanos. Y también en cómo lo hacen. Doisneau es menos narrativo, más de fotoperiodismo, más de instantáneas, pero muchas de estas son estupendas porque el hombre tenía una mirada amable. Su estilo levemente sentimental y afectuoso recuerda el de René Clair en el cine. Si no estoy equivocado, Doisneau trabajó como fotógrafo con el cineasta.
En esta exposición, de la que son comisarias sus hijas, hay un documental gráfico de las calles de París y algunas otras localidades a mediados del siglo pasado, sus gentes, sus comercios, su estilo urbano, sus coches, las actividades sociales, los trabajos, el ocio, los juegos de los niños, las calles, los negocios, las parejas. Hablando de parejas, se exhibe la famosa foto del beso callejero frente al Ayuntamiento de París, que lo hizo mundialmente conocido. Por su frescura y su espontaneidad, la imagen se convirtió en el icono universal del París des amoureux, que cantaban Edith Piaf en un estilo y Françoise Hardy en otro. La foto tiene una historia reveladora. Fue objeto de un proceso judicial, cuando menos, en litigio por los derechos de autor que en Francia incluyen los de la propia imagen. Así se descubrió que la escena había sido montada de común acuerdo entre los amantes y el fotógrafo. De donde se sigue que nada es más verosímil y auténtico que lo fingido. Por eso dice Pessoa que el poeta es un fingidor. Y este fotógrafo tiene mucho de poético.
La poesía se revela donde menos se la espera. Hay varias escenas de calles parisienses patrulladas por distraídas parejas de flics; en una hasta van en bicleta por algún parque. Pero son los flics a la vieja usanza, con sus características gorras de visera tiesas y redondas. Nada que ver con los actuales, todos ataviados como robocops. Es el París de antaño. Así la ingente cantidad de fotos que hizo Doisneau es como un enorme archivo de información gráfica sobre la vida de una ciudad a lo largo de los años.
Hay una curiosa foto de Picasso, con quien se trataba Doisneau, así como con otros artistas. La imagen contiene un trampantojo. No lo es otra histórica, la del paseo triunfal del general De Gaulle por los campos Elíseos desde el Arc de l'étoile. Esa escena tiene poco de cotidiana. Entra en el campo de lo que suele llamarse "histórico". Pero no deja de tener su aquel que la foto muestre al gigantesco general a pie rodeado de civiles, con los militares en segundo plano.