diumenge, 24 de juliol del 2016

La conferencia de Girona


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Aquí va íntegro el acto de Girona. Consiste en algunas preguntas que me planteó Xavi Martí y a las que respondí con mi torpeza habitual. Pero, habiendo escuchado la intervención, creo que conseguí trasmitir lo esencial de lo que quería decir. En especial tenía interés en aclarar el significado de los últimos acontecimientos en el Parlamento español que, como siempre, serían presentados por los medios integristas como evidencia de que el impulso independentista se desinfla.

Antes de la intervención se me autorizó a hacer una pequeña digresión sobre la marcha acerca de la mirada, aprovechando la muy original idea del título de la conferencia, "una mirada particular". Es tan sugestiva que sentí que debería responder con alguna consideración al respecto que, además, ligara la mirada con la tarea de cada cual a la hora de decidir.

Por último quisiera agradecer el trabajo ímprobo de la intérprete de signos. La verdad es que pensé hacerlo allí mismo, al acabar el acto porque se lo merecía, pero, por desgracia se me pasó. Sirvan estas líneas de excusa de mi olvido y prueba de mi reconocimiento a un trabajo verdaderamente arduo porque, además de la tarea de seguir un discurso hablado muy rápido -como es el mío, lo reconozco-, según mis noticias, el sonido no le llegaba enteramente nítido. Muchas gracias de corazón a la sufrida intérprete.

dissabte, 23 de juliol del 2016

La independencia y la abstención

El proceso catalán avanza, incontenible. Según el barómetro del CEO, el porcentaje de independentistas supera al de no independentistas. No me entretendré en hablar del CEO, de la oportunidad del barómetro, del significado de los datos, de si votos, de si escaños. De todo ello se hablará en los próximos días y con más conocimiento de causa que Palinuro. Este se limita a subrayar el hecho escueto: hay más independentistas que no independentistas. 

Hace diez años era al revés; muy al revés. El independentismo se ha acelerado, generalizado, consolidado, convertido en prioridad nacional para un sector de la población que ha pasado a ser mayoría en el último decenio y especialmente, durante el prolongado desencuentro del mandato de Rajoy. Y mayoría no precisamente silenciosa, sino muy vocal y organizada. Puigdemont asegura que la hoja de ruta a la independencia mantendrá sus tiempos en los dieciocho meses. En los doce que quedan más o menos aguardan instantes difíciles, de tensión, probablemente confrontación de varias clases: los avatares procesales de Homs, el acatamiento parlamentario de las decisiones del Tribunal Constitucional, la cuestión de confianza, la adopción de una táctica unilateral entre un referéndum o una declaración unilaterales. Todos estos momentos pueden dar un resultado que incida sobre la marcha del proceso. Que este va adelante no lo duda nadie en Cataluña. 

En el gobierno central, la situación es muy distinta. El nacionalismo español no entiende los planteamientos de la vía catalana a la independencia bajo la forma de una República. No los entiende ni quiere entenderlos. La actitud es la de que los catalanes hagan lo que quieran que luego llegará un deus ex machina que resolverá el enredo. Pero nadie sabe qué dios será el que salga de la machina. Y el gobierno carece de un plan pensado para un independentismo ya muy avanzado. Como tampoco lo tiene la oposición. Nadie tiene nada previsto porque, además, tampoco hay gobierno ni oposición dignos de tales nombres. 

A la vista de los hechos, la opción más verosímil es la de terceras elecciones. Pero hay un compromiso público de evitarlas a toda costa. De acuerdo con ese ánimo general, tres de los partidos españoles, PP, Podemos y C's coinciden en exigir al PSOE que facilite la investidura de Rajoy. Si eso se diera, todos sus partidarios ganarían: el PP gobernaría, Podemos sería la "verdadera" oposición y reduciría el PSOE a la nada, C's aparecería como un feliz facilitador.

Pero uno perdería: el PSOE. Los socialistas no pueden favorecer en modo alguno la continuación de un gobierno carcomido por la corrupción, por debajo de toda sospecha y causante de la situación de empobrecimiento masivo de la sociedad, con unas cifras macroeconómicas desastrosas. Sobre todo porque pide la continuidad sin ofrecer cambio alguno; al contrario, postula como candidato al principal responsable del desbarajuste. 

Si el PSOE favorece mediante su abstención o de algún otro modo una continuidad del actual gobierno de la derecha estará contribuyendo al deterioro de la política democrática española. Y también abriendo el camino a su extinción que quizá sea lo que pretendan esas voces de la parte más conservadora del establishment político-mediático socialista. 

No es no.

Homo Ludens. El museu del joguet de Figueres

En Figueres hay un museo del juguete muy digno de visitar. Se alberga en un edificio del siglo XVIII que ha pasado por diversos destinos siendo el último, antes de su función actual, el de hotel. Ahora pertenece a la red de museos de la Generalitat y se ha convertido en un templo a la ilusión lúdica.

Como se ve en la foto, tuvimos ocasión de visitarlo con dos guías de lujo: el director, Josep Maria Joan Rosa y la conservadora, Eva Pascual Miró. El director no es un director cualquiera, sino el fundador del museo, ya que este nace de su colección privada de juguetes y se amplia luego con la intervención de las instituciones hasta alcanzar las 4.000 piezas del inventario que, naturalmente, no pueden exhibirse de una vez en su totalidad.

Pero es imposible olvidar que, cuando se pasea por las salas y se observan los contenidos de las vitrinas escuchando las explicaciones de Eva y Rosa, se está escuchando casi a los propios juguetes. Como si el director, con su aire de señor circunspecto, al hablar de sus piezas, de las que fueron suyas siendo niño y las que se incorporaron después como partes de la colección, les diera vida, algo propio de la palabra, que siempre vivifica. Uno que, como todo el mundo, tiene muchos recuerdos de infancia asociados a juguetes, retrocede mentalmente y los ve de nuevo, casi animados, como si estuviera en un episodio del Cascanueces.

El museo recorre la historia de estos trastos con los que la humanidad ha fabricado un mundo de ilusión y fantasía para los niños de todas las épocas. Hay una vitrina con copias de juguetes de la antigüedad, procedentes de excavaciones y cuyos originales se encuentran en los correspondientes museos arqueológicos, integrados en su funcionalidad más seria de ilustrarnos sobre las costumbres de nuestros antepasados. Una divertida dualidad funcional: aquí la copia del juguete, allí el original; aquí el juego, allí la vida seria. Y así le viene a uno a la memoria el célebre tratado de Johan Huizinga, Homo Ludens, cuyo argumento es que la civilización arranca con los juegos. Es más, que los juegos son anteriores a la propia cultura porque los animales de los que, para bien o para mal, procedemos, juegan.

Los juguetes están clasificados por categorías que cualquiera que haya sido niño reconoce como propia: meccanos (menuda Torre Eiffel hay en la entrada, hecha con miles de diminutas piezas), muñecas de todo tipo, recortables, caleidoscopios, soldaditos de plomo apadrinados por Hans Christian Andersen, recortables, efectos ópticos, zootropos, trucos de magia, disfraces, juegos de mesa, loterías, maquetas, trenes eléctricos, presididos por un fantástico montaje de más de 40 metros cuadrados de ferrocarriles con sus estaciones, sus puentes, túneles y variedad de vagones. Vamos, que pocos serán quienes al visitar el museo no salgan pensando en su Rosebud.

Las ilustraciones de los guías nos hacen ver aspectos curiosos que quizá se nos pasaran sin aquellas. Por ejemplo, Rosa nos hizo observar un juguete de Flechas y Pelayos, aquellas figuras infantiles del fascismo primero en España. El director amplía continuamente la colección con un curioso recurso que, además, sirve para situar los juguetes en la vida cotidiana actual. Pide a algunos visitantes conocidos en la vida pública que le envíen una foto suya de niño con algún juguete y así podemos ver fotos de la infancia de gentes que nos son familiares ya en la edad adulta, incluso provecta, algunos fallecidos. Hay fotos de Luis Alberto de Cuenca, quien parece haber sido un enamorado y benefactor del museo, y también de Ernest Lluch, Puigdemont, Lali Vintró, Mas, Modest Cuixart, Terenci Moix, etc y, sobre todo, de Joan Brossa, quien tuvo una relación muy intensa con el museo al que legó su colección de piezas sobre Leopoldo Frégoli, el célebre transformista que fascinaba al poeta.

La ciudad de Figueres, iluminada con el caleidoscopio daliniano, tiene ese conjunto centrado en la plaza de Sant Pere, organizado con un urbanismo surrealista. Y en un mundo surrealista, nada más apropiado que un museo del juguete.

divendres, 22 de juliol del 2016

El posible gobierno de la izquierda

Según he leído, Artur Mas emplaza al PSOE y Podemos a formar un gobierno de izquierdas. Es de puro sentido común. Nadie sensato puede resignarse a la idea de que el país siga en manos de estos indeseables. Ignoro si el expresidente ha hecho alguna oferta para suavizar esa transacción entre estas dos fuerzas políticas, unidas en el fondo por lazos fraternos, tan fraternos como los de Caín y Abel o Atreo y Tiestes. Porque estos dos partidos de la izquierda llegarán a una unidad cuando los cuervos se vuelvan blancos.

Por supuesto, para cualquiera dotado de un mínimo de sensibilidad social y prudencia, la necesidad de apartar al presidente de los sobresueldos es un urgencia. Ahí lo tienen ustedes ya amenazando con congelar las pensiones y los salarios si no se le inviste en agosto. No le basta con haber destrozado el país; quiere darle el tiro de gracia.

A todo esto, Podemos deja meridianamente claro que no tiene la menor intención de sellar alianza alguna del tipo que sea con el PSOE. Su secretario general viste esta agresividad típicamente comunista contra el PSOE con las jeremiadas de rigor sobre la mano tendida y la necesidad de que el PSOE mire hacia su izquierda y comprenda que su aliado es Podemos. Todo más falso que los Protocolos de los Sabios de Sión. En realidad, lo que verdaderamente refleja el deseo profundo de Iglesias es que el PSOE facilite la investidura de Rajoy en septiembre. No es un vaticio sino una orden: el PSOE tiene que abstenerse en segunda vuelta, como también lo ordenan Felipe González, Rubalcaba y otros fantasmas del pasado. Si los socialistas se abstienen, en la elecciones subsiguientes, desaparecerán, substituidos por Podemos. De esa forma, la organización morada alcanza la hegemonía en la izquierda y se cumple la revancha del viejo comunismo frente a la socialdemocracia. Eso es lo más importante. Resolver los problemas de la gente es secundario.

Todas las presiones confluyen ahora sobre el PSOE: la del PP pidiendo una gran coalición; la de Podemos diciendo que los socialistas deben posibilitar el gobierno de la derecha; la de Rivera, que quiere integrarlos en un contubernio conservador. Incluso la del Rey, quien revienta su papel de árbitro y moderador, para atender solícito a las órdenes de La Moncloa. De ese modo, todos quedan justificados: el PP, como partido de Estado; Podemos como la "verdadera" oposición; C's como la bisagra concliadora; y el Rey como actor principal y no mero figurante. 

El único que quedaría sumido en el oprobio y camino de la "pasokización" sería el PSOE, ya laminado en el ansiado sorpasso anguitiano. Cuando en realidad es el partido que manda, sin el cual ninguna combinación es posible. Palinuro sigue aconsejando la formación de ese gobierno de izquierdas, como también hace Mas, y la aceptación del referéndum.

Si esto es no es posible porque se diera una especie de sublevación interna en el PSOE, manténgase este en el "no" y haya terceras elecciones. Al fin y al cabo es lo que también quieren el PP y Podemos en habitual coincidencia de objetivos.

Y a ver qué pasa. En Cataluña, ya se sabe: transición nacional a su ritmo, sin dejar de participar en la política española, pero sin dar a esa participación una importancia determinante. En Cataluña tienen sus propias controversias y conflictos.

En España nadie sabe nada.

Figueres: el derecho a decidir

Efectivamente, llegamos a Figueres, el pueblo en el que está el museo de Dalí y, en un antiguo convento de monjes capuchinos reciclado en centro cultural, di mi conferencia sobre el derecho a decidir en Cataluña hoy.

Antes de nada, no me resisto a subir una foto de la terraza del apartamento en que nos alojamos. Como se ve, es una especie de cuña que entra en el jardín del museo. Se observan en la parte superior izquierda los grandes huevos dalinianos que adornan la fachada de esa increíble construcción. Del otro lado puede verse un trozo de la cúpula de la entrada al museo. Un privilegio vivir prácticamente incrustado en lo surreal.

En cuanto al fondo del asunto, la charla, está grabada y tanto esta como la de ayer en Girona, aparecerán en Palinuro mañana o pasado. Sí planteé el asunto del derecho a decidir desde una perspectiva filosófica y, al hacerlo, se me ocurrió también un giro que he de explorar. La perspectiva filosófica entiende que el derecho a decidir es un deber de decidir. Un deber en el doble sentido expreso en la dualidad entre "deber" (necesidad) y "deber de" (voluntad) o entre ser y deber ser. 

Pues el ser humano está condenado a ser libre, es de lógica que decida. Si no decide, perece u otros deciden por él. Y lo que vale para el individuo, vale para el agregado de estos, la colectividad que ha de tomar decisiones colectivas, o sea que tiene que decidir. Porque, como sucede con el individuo, también las colectividades deben de decidir so pena de perecer o que otras decidan por ella. 

El giro nuevo afecta a un aspecto concreto de la teoría de la acción colectiva que se aplica mucho en los juegos institucionales pero menos en los de carácter nacional. El del llamado "gorrón" (free rider). Una acción colectiva en procura de un bien público (y la independencia nacional es un bien público típico porque no es posible impedir el acceso a su disfrute)  tiene siempre un coste. El "gorrón" es el que se beneficia del bien público sin pagar el coste. Ese es un caso típico en el que el deber de decidir en sentido filosófico adquiere carácter moral. Pero al mismo tiempo es sensato pensar que los "gorrones" (o polizones) son una proporción apreciable de la población. 

Son los que en los sondeos aparecen clasificados como "indecisos", esto es, quienes no ejercen el derecho ni cumplen el deber de decidir. 

Luego está la experiencia de que, en muchos casos, son los indecisos quienes deciden los conflictos muy igualados en fuerzas.

dijous, 21 de juliol del 2016

Las fosas de la ignominia

Otro vídeo del programa de TeleSur dedicado al franquismo. Son como cinco minutos dedicados a los 114.000 asesinados por los fascistas y enterrados en fosas comunes en todo el país. Mi aparición en él es brevísima, pero lo dejo por la importancia del tema en sí y para que quede constancia de quién es quién aquí y ahora. Veamos:

Hay 114.000 asesinados en fosas comunes. España es el segundo país en este macabro record, detrás de Camboya, otra dictadura asesina, esta vez comunista que, seguramente, tendrá defensores hoy día, como también hay gente en España que defiende, protege y admira a Franco.

Entre ellos, el presidente de los Sobresueldos. Hay un claro mandato de la ONU de que España haga justicia con esta barbarie. Hay una Ley de la Memoria Histórica aprobada por el gobierno Zapatero que prevé el desenterramiento de esta víctimas. Pero el Sobresueldos retiró la aportación financiera del Estado. El mismo Sobresueldos que, preguntado en un programa de Jordi Évole, por estos enterramientos delictivos de compatriotas suyos dijo que a él "no le constaba" que hubiera miles de asesinados en fosas comunes. Eso, tras haber suprimido la subvención oficial para desenterrarlos. Tal cosa da la medida de la calaña moral del presidente que, sin embargo, no tiene inconveniente en mantener a su padre, dependiente, con cargo a unos fondos públicos que niega a los demás dependientes. Es difícil imaginar un comportamiento más repugnante.

Difícil, pero no imposible. Este sinvergüenza se queda corto al lado de su portavoz, Rafael Hernando, para quien los familiares de los asesinados por la gente a la que Hernando sigue, solo se acuerda de ellos cuando hay subvenciones. Una afirmación no solo odiosa en su miseria moral sino también cruel, típica de un sicario porque, precisamente son los compinches de estos tipos quienes han suprimido dichas subvenciones.

En efecto, que cada cual responda de sus actos y sus palabras.

Luego de la mesa, la cama

La portada de El País no es una noticia, sino un deseo, un wishful thinking. Rajoy podría "profundizar" su pacto con los independentistas catalanes; podría hacerlo tan profundo como las fosas Marianas. Y podría blindarlo, si quisiera. Le bastaría con ofrecer a sus interlocutores un referéndum. ¿Quién sabe? Desde luego, a los independentistas les daría igual pues lo importante para ellos es el referéndum y seguir en su proceso. Además, así harían honor a esa leyenda de que la gobernación de España suele acabar dependiendo de los nacionalistas catalanes. Tratándose de Rajoy es algo inimaginable, pero también los monstruos de Lovecraft lo son y ahí están, en los mitos de Cthulhu.

Pero, en ese momento, C's opone su veto: nada de pactos con quienes quieren romper España. Vale lo que vale un veto de C's: poco. Pero veto es. Y, de imponerse dejaría la coalición de la derecha en 160 escaños, solo viable si alguno de los tres grupos mayoritarios se abstiene. Quizá el PSOE, ya aburrido de cabildeos inútiles. Desde luego es inviable en absoluto si esos tres grupos forman una coalición (PSOE-Podemos-C's) que sumaría 188 diputados y mayoría absoluta.

Todavía más inimaginable que un pacto PP-Indepes catalanes-PNV. Pero no porque no sume lo necesario, como en la opción de la derecha, sino porque en sí mismo no es posible dado que Podemos y C's dicen seguir siendo incompatibles (aunque nadie vea exactamente por qué) y Podemos está más interesado en destruir el PSOE que en facilitar su acceso al gobierno. Esto último es una especie de triste y aburrido sino: los comunistas y sus allegados siempre van más contra la socialdemocracia que contra la derecha con el síndrome de la IIIª Internacional. No sirven para gran cosa, no pueden ganar; pero pueden bloquear, impedir que otros ganen. Y ese es su empeño.

Curiosamente ese empeño se ha redoblado al cruzarse con la cuestión catalana. La repentina candidatura de Domènech en la mesa del congreso, que desató el vodevil de su constitución, reproduce para En Comú Podem en Cataluña la misma situación de bloqueo que Podemos en España y su misma misión: dividir. Dividir el voto de izquierda en España y el voto soberanista en Cataluña.

Para entendernos: los dos factores esenciales en esta endiablada situación son el carácter decisivo de la minoría catalana en el Congreso y la doblez sistemática de Podemos en España y Cataluña. O sea, no hay más salida que un gobierno minoritario de la derecha contando con la abstención del PSOE, en quien están puestas todas las miradas mientras su secretario general se ha retirado a un monasterio budista en busca de iluminación y los barones y jarrones chinos predican la necesidad de actuar con "responsabilidad de Estado", nombre que se da a la práctica del hara-kiri hecho por un partido.

Parece mentira que no quepa hacer la coalición de la izquierda PSOE-Podemos-Indepes catalanes con el apoyo del PNV, que da 178 escaños. También mayoría absoluta. Su condición es de nuevo catalana: permitir un referéndum de autodeterminación en Cataluña. Piénsese qué será más destructivo, si un referéndum de autodeterminación o dejar en el gobierno al PP para que acabe con la hucha de las pensiones.

Han constituido la mesa, pero no está claro quiénes se sentarán a ella y menos aun, quiénes se irán luego a la cama y con quiénes.

Hoy, charla-debate de Palinuro en Figueres

Y con ella ya doy por cerrado el mes de julio. En agosto volveremos porque este año se presenta denso. Después de la intervención de hoy en Figueres planeamos ir a Cadaqués, a visitar la casa del marqués de Púbol y acercarnos a ver Sant Pere de Rodes. Luego, pasaremos un par de días en Palamós y retornaremos a la árida meseta.

La charla de hoy va sobre el derecho a decidir de los catalanes. Como supongo que ya tenemos interiorizado y asimilado el argumento de que ese derecho no ofrece dudas en el aspecto jurídico y político, esta vez me concentraré más en un aspecto que suele descuidarse al tratar el tema, que es el aspecto filosófico. Nuestra época, de un estomagante positivismo herencia del ordenancismo comteano, huye de todo cuanto huela a especulativo porque cree que solo cuenta la realidad material y sus objetividades. Sin embargo, la perspectiva filosófica, en la medida en que aclara el horizonte personal del individuo es de una importancia capital cuando se quiere vivir una vida plena.

En otras palabras y para ponerme existencialista: no es que tengamos derecho a decidir; es que tenemos el deber de hacerlo. Si queremos sobrevivir tenemos que decidir en todo momento y circunstancia. Vivimos en un mundo compartido, complejo, entrecruzado, en el que nada puede esperar y pocas cosas adelantarse. Si no decidimos, otros lo harán por nosotros y, lo más seguro, en detrimento nuestro y, por supuesto, de nuestros descendientes. No solo hay un derecho a decidir. Hay el deber de hacerlo. 

Hoy, en el auditori dels Caputxins, c/ Rec Arnau, 8, a las 20:00.

dimecres, 20 de juliol del 2016

Hoy, charla de Palinuro en Girona

En la Seu de la Generalitat, auditori Josep Irla, a las 19:00, celebraremos una charla-coloquio con el periodista Xavier Martí. Me gusta el título que se ha elegido: Catalunya: una mirada particular. Es original, nada convencional y subraya la particularidad catalana que es algo innegable, sin abrumar con ningún tipo de orgullo, de modo modesto y sincero, trasladando esa particularidad no al objeto, sino a la mirada que lo contempla. Ese es el gran éxito de Cataluña, su fuerza y su principal encanto, esto es, ganarse el corazón de la gente. 

Espero que algún día alguien haga un estudio comparativo acerca del grado de simpatía que despiertan diversos empeños nacionales en lo que podríamos llamar la opinión pública mundial y, por supuesto, europea. Estoy seguro de que la simpatía hacia Cataluña y la lucha del pueblo catalán por su libertad, por su libertad republicana, se contaría entre las primeras, si no la primera. Y eso solo puede conseguirse cuando quienes la llevan adelante logran que los demás la hagan suya desinteresadamente.

Nos vemos en Girona. Fins aviat.

Los medios y los fines

Sigo pensando que el programa independentista republicano catalán es la verdadera oposición al gobierno y al Estado. Conviene distinguir para entender lo que está pasando.

Una mentalidad mecanicista dirá que, pues es oposición, debe alinearse con la oposición en el congreso. Pero esa idea ignora la vertiente de oposición al Estado, para la cual el gobierno es un medio, pero no un fin en sí mismo. El gobierno catalán tiene su propia hoja de ruta y le es indiferente (hasta cierto punto) quién le haga el contrapunto en España.

La composición de la mesa del Congreso fue un vodevil, casi una comedia de enredo, entreverada de resonantes propósitos y despropósitos. Según versión nacionalista catalana, estando en negociaciones con el PSOE, Iglesias terció a las escondidas, proponiendo el nombre de Domènech en detrimento de López. Preguntado Errejón -a su vez en negociaciones sobre López-, al parecer, no sabía nada. Es portavoz, pero portavoz desafinada. De ser esto así (que también puede tratarse de una fábula del PDC y ERC para justificarse ante la crítica de haber facilitado las cosas al PP), cabe entenderlo en tres claves distintas, pero complementarias.

Según la primera: en Podemos alienta una fuerte inclinación anti-PSOE que viene de la antigüedad comunista con la vieja ambición del sorpasso anguitiano. El enfrentamiento a gritos entre el diputado Zaragoza (PSOE) y el diputado Monereo (UP), sacándose a relucir mutuamente las parejas de la vergüenza (Anguita/Aznar y Vera/Barrionuevo) ya vaticina lo que nos espera de bronca en la legislatura en la que el PP y C's harán lo que quieran mientras las izquierdas se zahieren.

Según la segunda clave, Podemos no cumple sus promesas. La de la nueva política con la crítica implícita al parlamentarismo ("no nos representan") se ha transformado en un frenético cabildeo a la usanza de la más vieja política, con reuniones secretas, ambigüedades, falseamientos. Y todo eso mientras se acentúa la política de gestos para la audiencia, normalmente vacíos, pero con intención de construir un ambiente simbólico de ruptura que se proclama pero no se practica.

Según la tercera clave, Podemos no es serio en su acción política en conjunto. En su dirección y no solo en su líder, hay una confusión permanente entre las instituciones y los medios. En realidad, se instrumentalizan las instituciones al servicio de los medios. Porque se confunde a los medios (de comunicación) con los fines. Podemos hace una política espectáculo que ya permite prever que seguirá haciéndola durante la legislatura: grandes, ampulosos, gestos mientras la grisácea tarea de gobernar el día a día, de legislar y organizar la vida corresponderá a la derecha.

Tenía que ser un vodevil y lo fue. Los de Podemos quedaron de villanos de la obra, veletas tornadizas sin sentido de la lealtad y los socialistas como bobalicones a los que se engaña como a los niños. Ahora, por despecho, dicen que la composición de la mesa -facilitada por los nacionalistas- ya preanuncia que el PP podrá formar gobierno y lo animan a buscar los apoyos que le faltan porque suponen, con escasa justificación, que los nacionalistas no favorecerán un gobierno del PP. Pero pueden hacerlo, como han propiciado la composición de la mesa, ¿por qué no?

Si hay un gobierno del PP en minoría, será igual al existente y procederá de idéntico modo. Hay quien dice que, al estar en minoría, tendrá que moderarse. Es lo que argumentan los socialistas más conservadores para provocar la abstención del PSOE. Pero es obvio: si el PSOE se abstiene, se hunde. Apoyar el gobierno más desprestigiado, inepto y corrupto de la democracia no es un acierto. Además, no es verdad que, al estar en minoría el gobierno se modere. No le hará falta porque jugará con las divisiones y enfrentamientos de la oposición que es más oposición hacia dentro de sí misma que hacia fuera.

Es tal la seguridad de la derecha en este salida que Rajoy cuenta con que el Rey pida a Sánchez la abstención. Nadie en España se ha tomado nunca muy en serio la Constitución, pero esta descarada pretensión de la derecha de instrumentalizar al monarca, rebosa la imaginable. ¿No son estos los que predican la neutralidad política de la corona? Para el PP, la monarquía no es un fin en sí mismo sino un medio para el mantenimiento de su poder de partido.

Entre tanto, llegará septiembre, se verá cuánta gente sale a la calle el día once en Cataluña y se iniciará la etapa final del proceso. En realidad, ya ha empezado pues el Parlament tendrá que responder a la petición de Tribunal Constitucional de que suspenda la tramitación de la legislación de desconexión. Ahí se dará la primera escaramuza. Luego llegará la cuestión de confianza a Puigdemont. La CUP puede votar que no o que sí. Si vota que no se convocarán nuevas elecciones y el resultado puede ser terriblemente variado. Y el proceso habrá sufrido un retroceso. Si vota que sí, el proceso seguirá a toda velocidad, con independencia del gobierno que haya en España.

A partir de ese momento se entrará en una dinámica de conflicto que no tiene por qué ser muy distinto con un gobierno de derechas o de izquierdas ya que ambas corrientes españolas son dinásticas, incluido por omisión sedicentemente astuta, Podemos. Y ahí es donde se verá si las concesiones en la composición de la mesa del Congreso son meras maniobras tácticas que no afectan a la voluntad de llevar adelante el proceso constituyente republicano o si son claudicaciones en mayor o menor medida. Todo pronunciamiento anterior en pro o en contra será un juicio de intenciones.

Intenciones ¿respecto a qué? Respecto a un panorama político español tan deteriorado que la opción con mayores posibilidades es la confirmación en el poder del mismo gobierno que ha traído al país a este desgobierno y presidido por el principal responsable de todo ello que se niega a admitir responsabilidad alguna por sus actos.

La dirección del PSOE es incapaz de gestionar la posición de absoluta centralidad que le ha correspondido. Igual que el asno de Buridán, no puede pronunciarse por ninguna de sus dos opciones. Su concepción "uninacional" de España lo acerca al PP, justo el partido con el que no quiere saber nada. Su inclinación al reformismo socialdemócrata y a la izquierda en general lo empuja hacia Podemos, un partido cuyo objetivo esencial es acabar con el PSOE. Abstenerse es no decidirse y, como el asno de Buridán, perecer por inanición.

En ese panorama, ¿de dónde saca el personal que los indepes catalanes están claudicando en su objetivo propio?

Primer aviso

Aquí mi artículo de hoy en elMón.cat, titulado La tàctica y l'estratègia. Venía movido por la oferta de Homs de apoyar un gobierno de izquierdas sin poner el referéndum como condición, cosa que había de mosquear a más de un independentista dogmático. Un par de días después, los indepes catalanes facilitan que el PP controle el Congreso en una maniobra que ha dejado al PSOE frustrado y a Podemos en una situación ridícula que, por lo demás, es la que habitualmente tiene.

¿Es contradictorio? ¿Dicen los indepes una cosa por la mañana y otra por la tarde, como hace Pablo Iglesias? ¿Se han pasado a la derecha y servirán de apoyo al gobierno español como en tiempos de Pujol y González y Aznar?

No. Los indepes están haciendo lo mejor para sus intereses: jugar al ratón y al gato con los partidos españoles que dependen de los 17 votos catalanes. Es una actitud inteligente y es de esperar que los españoles del PP/C's y PSOE/Podemos no tarden lo que suelen en entenderla. Los indepes tienen su hoja de ruta, seguirán en ella y, en Madrid, harán lo que más convenga a esa hoja de ruta, no lo que interese a la derecha o la izquierda españolas. Tanto la una como la otra deben comprender que, si quieren los votos catalanes, deben dar algo a cambio.

Como Palinuro es de izquierdas, aconseja a PSOE y Podemos que firmen un acuerdo de gobernabilidad de izquierda con inclusión de una referéndum catalán y que pidan entonces los votos de los independentistas. Si no lo hacen así, estos pueden facilitar un gobierno de la derecha en España, país vecino de hecho, mientras siguen a lo suyo. Piénsenlo, háblenlo entre ustedes y, por una vez en la vida, hagan algo inteligente.

En fin, no tengo nada que cambiar del artículo del Món.cat. Lo que sucedió ayer en el Parlamento español se entiende según lo que se expresa en el artículo. Aquí la versión castellana:

La táctica y la estrategia


La declaración de Homs de que el PDC está dispuesto a propiciar un gobierno de izquierda en Madrid sin poner el referéndum como condición inexcusable, provoca desconcierto en el campo independentista. Lógico. A primera vista parece un frenazo en el proceso.

No obstante, tiene fácil defensa si se aplica un criterio práctico. El primero de todos es dejar claro que no poner el referéndum como condición sine qua non para la constitución de un gobierno en España no significa renunciar a él. Al contrario, la colaboración en la puesta en marcha del gobierno español no obsta para que el catalán siga con la hoja de ruta en los términos que especifique el Parlamento.

Muchos defienden que, en el fondo, a los indepes les es indiferente el gobierno de Madrid y esta consideración tiene su base. Las izquierdas españolas son antes españolas que izquierdas mientras que las derechas son antes derechas que españolas, por muchos gritos patrióticos que vayan dando. Pero algo es hoy innegable: el desgobierno de la derecha está destrozando el país.

La cuestión táctica es muy clara. Su único problema es su verosimilitud. Eso es algo que solo se mide a la luz del cumplimiento de la estrategia. Pero aquí estamos ya en el medio plazo, en donde se acumulan promesas, engaños, desengaños. El modo de hacerlo es sencillo: se apoya un gobierno de izquierdas en Madrid mientras se sigue impertérrito con la hoja de ruta en Cataluña. En Madrid se debate sobre la reforma de la Constitución mientras en Cataluña se discute sobre el RUI o la DUI y se adoptan las medidas precisas.

Si en España se constituye un gobierno de izquierdas, la Generalitat tendrá un interlocutor distinto del don Tancredo hasta la fecha. No se sabe si mejor o peor, pero distinto; lo cual ya es algo. No creo que haya alguien a quien parezca una buena idea que el actual gobierno en funciones prolongue su desgobierno. Unas terceras elecciones generales no benefician a nadie.

Pero tampoco lo hacen unas catalanas. Y es la cuestión que se planteará en Cataluña, a la vuelta del verano y después de la Diada. Exactamente, ¿votará la CUP a favor de Puigdemont o este perderá la cuestión de confianza y será preciso convocar nuevas elecciones?

La perspectiva de una nueva consulta catalana introduce un poderoso factor de incertidumbre. El eje izquierda/derecha se cruza ahora con el independentista/no independentista y permite vislumbrar posibles cambios en las tendencias de voto. En Comú Podem y CSQEP pueden llegar a confluir en una operación de lanzamiento de Ada Colau como candidata a la presidencia de la Generalitat con un programa nacional confuso que no augura nada bueno para el voto independentista. Y todos los vaticinios predicen un resultado también malo a la CUP.

En definitiva, todo son imponderables que solo pueden conjurarse garantizando la confianza a Puigdemont y colaborando a desarrollar y aplicar la hoja de ruta. Sin imposiciones y sin complacencias.

Un gobierno de izquierdas tendrá una actitud menos hostil hacia Cataluña que uno de derecha. En último término, la petición de un referéndum es muy razonable e inevitable. En la izquierda española probablemente así se considera, aunque mucho menos en el PSOE. En este punto, los socialistas necesitan algo de pedagogía . Si, a pesar de todo, no se consiguiera la consulta, los indepes pueden dejar de apoyar el gobierno. Es decir, tienen cierta fuerza a la hora de presionar. No para imponer, pero sí para bloquear.

Y eso siempre es una garantía. Sobre todo teniendo en cuenta que el no al referéndum ya lo tenían de antemano. Una subsiguiente negativa de las izquierdas españolas equivaldría a una especie de terremoto en Cataluña, en donde las fortunas electorales de los partidos que quieren mantener la vinculación con España se hacen más problemáticas.

El referéndum es todo en Cataluña, pero es nada en España. Sacrificar la nada para conseguir el todo es inteligente, aunque sea complicado de entender.

dimarts, 19 de juliol del 2016

El franquismo sociológico

Con motivo del 18 de julio, exaltación del golpismo militar delictivo español, los de TeleSUR me hicieron una entrevista que van a ir poniendo por fases. Según me vayan llegando, las iré subiendo. En este caso se trataba de ver si podíamos identificar eso que llamamos el franquismo sociológico, es decir ese veinticinco o treinta por ciento de la población directa indirectamente beneficiados por la dictadura, su arbitrariedad, su corrupción, su favoritismo. Más o menos, el pocentaje de votantes fieles del PP, partido franquista, fundado por un ministro de Franco y poblado hasta las tejas de nostálgicos del franquismo, herederos ideológicos y biológicos de la dictadura. Cuando se dice dictadura se dice un régimen ignominioso, tiránico, brutal, que infantilizó a la población, sometida al terror y el sistemático lavado de cerebro de los falangistas, los medios de comunicación, la Iglesia, el sistema educativo, etc. Se dice una población despojada de sus derechos fundamentales, acobardada, imposibilitada de protestar y, en buena medida -en la medida de este "franquismo sociológico"- feliz de intercambiar libertad y dignidad humana por la aparente seguridad del paternalismo más despreciable.

Volveremos sobre todo ello llegado el momento.

El limbo

Poco a poco la razón se abre camino. En una reunión a puerta cerrada del grupo parlamentario socialista, Sánchez parece haber dicho que hay que contar con los indepes catalanes para garantizar la gobernabilidad del reino. Es preciso, dicen que ha dicho, sacar a estos catalanistas del limbo. Sanos y racionales propósitos. Carece de sentido despreciar ocho posibles votos, quien sabe si diecisiete, por un juicio de intenciones respecto a cuáles sean las  de los nacionalistas catalanes. Sin olvidar que Francesc Homs hace un par de días formuló la predisposición catalanista a la tarea sin la condición previa del referéndum. Palinuro calificó el gesto de giro copernicano y parece que Sánchez lo ha entendido.

Es decir, el que ha salido del limbo es el propio Sánchez. La combinación PSOE+Podemos+indepes catalanes y PNV son 178 escaños, mayoría absoluta. Fuera Rajoy y el PP. Inicio de una etapa de regeneración democrática en todos los sentidos del término. Sería mayúscula irresponsabilidad no lograrla.

Visto que el grupo socialista ha aceptado con agrado (y alivio, supongo) el nuevo propósito de Sánchez, este ya solo tiene que convencer al Comité Federal de que retire esa ridícula y autoritaria condición de no aceptar nada de los indepes catalanes, ni siquiera su abstención. Los del Comité Federal no precisan salir del limbo porque no están en él. En realidad, no hay sitio para ellos en la mitología católica. Sería más apropiado verlos en el Erebo de la mitología clásica, que es el lugar del reino de Hades reservado a él mismo y a Perséfone y desde el que se asciende directamente al Olimpo, sede exclusiva de los dioses. Los católicos admiten que, tras unos trámites, las almas salen del Purgatorio, camino de la gloria del Señor. En Grecia, las almas permanecen perpetuamente en una zona de felicidad no olímpica, los campos elíseos. Las que no alcancen esa ventura se quedan en el campo de los asfódelos, que es una especie de limbo griego.

Con esta decisión de Homs y Sánchez, el juego parlamentario está ahora en campo abierto. Mr. Sobresueldos ya sabe que no tiene apoyos para la investidura, y puede repetir la espantada del 20 de diciembre. Lo anima seguramente el cálculo de que la decisión/no decisión (tema 4 de la teoría de la elección racional) provocará las terceras elecciones generales en un año para exasperación de la parroquia. Y así será salvo que la izquierda -con el apoyo del PDC y el PNV que, al lado del PP son casi grupos espartaquistas- se aglutine y garantice el gobierno citado con sus 178 votos. Cosa esta probable por cuanto los socialistas y los indepes han hecho lo primero, y quizá lo único, que deben hacer los politicos: hablar.

Con estas conversaciones/negociaciones, el PSOE afirma su posición pues, habiéndose distanciado de C's, no queda reducido al diálogo con Podemos; tiene más interlocutores. El afianzamiento es obvio: si Homs y los suyos no ponen el referéndum como condición, ¿qué sentido tiene que lo haga En Comú Podem que, además, no es independentista? Si Domènech cambia su anunciado voto negativo por otro positivo, se habrá restaurado la unidad de voluntad de Podemos. Y ya estaríamos todos en el campo de los asfódelos, a un paso de los campos elíseos. Los de izquierdas sabemos que los mortales no tenemos acceso al Olimpo. Los católicos, que sí se creen inmortales, aspiran a llegar a la gloria, al cielo, a veces, al asalto. Las izquierdas socialdemócratas, más realistas, se conforman con el elíseo que, con relación a la gloria cristiana, es como el Estado del bienestar frente a la sociedad sin clases.

Y ahí es donde está ahora el meollo de la negociación. A ver si Podemos encuentra alguna razón para frustrar la formación de un gobierno de izquierdas. Camino parece haber emprendido con esos chanchullos para la composición de la mesa del Congreso que demuestran dos cosas: a) que los de la "nueva política" son como los de la vieja y revenidos; b) que el líder parece de nuevo empeñado en una de esas fintas que él considera de refinamiento florentino pero suelen terminar como un gag de Buster Keaton.

Y, pues la teoría y la praxis se alimentan mutuamente, hoy es el momento de aplicar la doctrina que su máximo referente intelectual, Gramsci, llamaba la "filosofía de la praxis". De no darse esa solución, la mesa del Congreso estará presidida por doña Ana Pastor, ministra en funciones y con la marca de ganadería apropiada con la S de sobresueldos. Contará asimismo con dos miembros más del PP y dos de C's. Los otros cuatro, para PSOE y Podemos. Predominio de la derecha en un Congreso con mayoría de izquierda. Califiquen ustedes esto y no sean muy duros en los adjetivos. Difícil, ¿verdad?

La composición de la mesa es la prueba de fuego de la intención de formar un gobierno de izquierdas. La composición podría ser: dos del PSOE (con la presidencia), dos de Podemos y un catalán. Los otros cuatro, a repartir entre PP y C's como San Cosme y San Damián se lo aconsejen.

Detrás de estas combinaciones hay toneladas de ideología, doctrina, política, idea nacional y mil cosas más para solaz de analistas, expertos y columnistas. Pero el objetivo esencial, desalojar del poder a la derecha, se cumplirá.

España no puede seguir al mando de un gobierno minoritario de la derecha (¡y qué gobierno! ¡Y qué derecha!) cuando la mayoría del Parlamento es de izquierdas.

Porque lo es. Ahora mismo.

El franquismo sigue vivo y gobierna

Ayer tuve el privilegio de intervenir en una tertulia de Catalunya Ràdio titulada Les ferides obertes del franquisme juntamente con Monserrat Ginès, presidenta de l'Associació de Víctimes de la Repressió Franquista en Tarragona y Andreu Mayayo, catedrático de Historia Contemporánea de la UB. El tema, como corresponde al aniversario de un 18 de julio, era el franquismo en España. El programa entero se encuentra en el enlace más arriba o aquí.

Tiene poco sentido que me repita. Dije cuanto quería decir en total libertad. Agradezco infinito a Catalunya Ràdio la oportunidad que me dio de expresarme. Una vez más, los medios catalanes emiten un discurso del que los medios españoles no quieren ni oír hablar. Ninguno me llama jamás a hablar de este o de cualquier otro tema. Y lo entiendo: tienen gente mucho más preparada y capaz de decir cosas más originales e interesantes que el pobre Palinuro. No hay más que oírlos y verlos.

Dos veces tuve reparos que oponer a las opiniones de mi colega Mayayo, por lo demás hombre ponderado y sabio. Una lo hice en antena y la otra la dejé pasar por ese prurito que tiene uno de no discrepar demasiado de una sola vez. Pero ahora, con la calma del distanciamiento puedo hacerlo porque, entre otras cosas, ambos puntos son muy significativos.

El primero fue cuando Mayayo insistió en lo que, a mi parecer, era reducir el franquismo a la guerra civil. Esa precisión sí la hice y no merece la pena extenderse. El franquismo fue mucho más que la guerra civil: fue una dictadura cruel, genocida, basada en el terror, la represión, el asesinato indiscriminado de una población inerme durante 40 años Fue un régimen de delincuentes que convirtieron todo concepto de ordenamiento legal, derecho, seguridad jurídica de las personas en una burla y que se basó en el miedo que inculcó en la población y que todavía dura. El intento de reducir el franquismo a la guerra civil es el proemio a la afirmación de que ambos bandos cometieron barbaridades en dicha guerra. Al margen de que eso tampoco es cierto pues las barbaridades de los fascistas fueron cuantitativa y cualitativamente muy superiores a las de los republicanos, está la cuestión de que la esencia del franquismo se manifestó no en la guerra, sino en la postguerra, en los 40 años de "Victoria" y terror que sus seguidores, hoy gobernantes, continúan celebrando no como un golpe de Estado de uno militares felones y perjuros, sino como el glorioso alzamiento nacional.

El segundo, que no precisé entonces, pero lo hago ahora se dio cuando afirmé que la diferencia entre la derecha demócrata europea y la no-demócrata española (o sea, el PP) es que la europea se enfrentó al fascismo con las armas en la mano mientras que la española es la heredera directa de ese fascismo triunfante. Esa diferencia me parece esencial. Sin embargo, Mayayo vino a decir más o menos que en todas partes cuecen habas y que también en Alemania y otros países fascistas, personajes de esta calaña habían conservado su puestos en empleos importantes. Es una relativización absolutamente inexacta. En Alemania hubo un proceso de desnazificación: los principales dirigentes nazis fueron ajusticiadoss, otros pagaron con años de prisión (Hess, por ejemplo) y muchos, muchísimos otros, miles, pasaron por los campos de desnazificación. ¿Que hubo casos en que dirigentes nazis consiguieron sobrevivir y hasta prosperar? Sin duda. Pero es que en España sucedió al revés: además de los asesinatos y prisiones, todas las profesiones civiles y militares fueron "depuradas" durante el franquismo. Decenas de miles de maestros, profesores, médicos, abogados, jueces, cuando no fueron asesinados o encarcelados o se les robaron sus propiedades, sufrieron inhabilitación y ostracismo.  Nada de eso pasó en la transición. Nada. Ni un juez de los delincuentes que formaron el Tribunal de Orden Público de Franco, por ejemplo, fue molestado; ni un policía torturador; ni un periodista o cura delatores. Nadie. No hay punto de comparación.

dilluns, 18 de juliol del 2016

Cataluña, ¿bajamar?

Parece como si hubiera un reflujo en el ánimo, el espíritu independentista catalán. El sábado era Francesc Homs, del PDC, quien animaba al PSOE a formar un gobierno de izquierda porque el referéndum catalán ya no sería una condición inexcusable, cosa que comentó Palinuro en su post sobre el giro copernicano. Quiso entenderlo como una maniobra táctica y ver su punto bueno, esto es, el hecho de que, de formarse un gobierno de izquierdas, el país podría perder de vista esta pesadilla de corruptos y presuntos malhechores que lo está esquilmando hace más de cuatro años.

Pero, a lo largo del fin de semana han seguido alzándose voces en un sentido coincidente. Xavier Domènech, el portavoz de Barcelona En Comú, mantiene la exigencia del referéndum pero es puramente formal porque sigue jugando la baza de un imaginario cambio en España en favor de un Estado plurinacional. Algo parecido sostienen los dirigentes de QWERTY en el Parlament y, por último, todos los candidatos a dirigir Podem  afirman que no son partidarios de la independencia de Cataluña.

Bueno es que las cosas se aclaren y, suponiendo que la oferta de Homs sea a título personal o de contenido exclusivamente táctico, conviene aquilatar las consecuencias de los distintos planteamientos de las últimas horas. Si el contenido es exclusivamente táctico, es de suponer que la oferta al PSOE no será en detrimento de la hoja de ruta de Junts pel Sí que, en su momento, planteará el Referéndum o la Declaración Unilateral de Independencia, según vengan dadas las cosas.

Dado que la finalidad táctica no es segura del todo y que las fuerzas catalanas del profuso mundo del 15M, los desahucios, Podemos, etc. reniegan de la independencia como del maligno, no está de más que los indepes recuerden que solamente cuentan con sus fuerzas para llevar adelante la hoja de ruta y evitar nuevas elecciones. Eso quiere decir que, a la hora de votar sobre la cuestión de confianza en Puigdemont, la CUP no tiene margen de maniobra. Si vota en contra, habrá elecciones anticipadas que probablemente dejarán malos resultados para su candidatura y el independentismo en general. Si vota a favor, se abrirá una posibilidad única, la de construir la República Catalana, única forma de seguir adelante en la afirmación de la nación catalana y de contribuir a la regeneración (traumática, pero seguramente eficaz) de España como República.

La neurosis española

80 aniversario del golpe de Estado protagonizado por un militar perjuro y felón que desembocó en tres años de cruenta guerra civil. Tras la guerra, el mismo militar y sus cómplices instauraron un régimen genocida, de terror, dedicado al exterminio de todos quienes no fueran sus partidarios. Aquel régimen de delincuentes erigió un remedo de Estado y ordenamiento jurídico que acabó siendo reconocido por la vía de hecho por los demás países.

Durante toda la dictadura España siguió siendo un régimen de hecho, pero no de derecho. Y así sigue a día de hoy porque, mientras no se reconozca el delito cometido hace hoy 80 años, no se haga justicia con los responsables y no se resarza a las víctimas, en puridad del concepto, no podrá hablarse de Estado de derecho. Ni 40 ni 400 años de ejercicio del poder pueden convertir a una banda de criminales y asesinos en un gobierno respetable de gentes honradas. 

Y ese es el problema que sigue impidiendo la plena homologación de España con las naciones civilizadas y democráticas. Un país en el que sigue habiendo más de cien mil personas asesinadas y enterradas en fosas comunes a las que no se ha hecho justicia es un país enfermo, que no puede mirar a su pasado ni puede encontrar paz en el presente.

Durante los cuatro años de gobierno de los neofranquistas del PP, se ha paralizado el tímido e  insuficiente intento de hacer justicia de la Ley de la Memoria Histórica. Una prueba obvia de que los herederos biológicos e ideológicos de los criminales de julio de 1936 siguen en sus trece y pretenden que el país olvide su deber de conciencia para con las víctimas del genocidio franquista.

La verdad es que, en esta lamentable actitud de olvido participa desde el comienzo la izquierda, que debiera ser quien presionara sin descanso para que se haga justicia al más inhumano, más cruel y despiadado episodio de la historia de España. El error comenzó con la propuesta de "reconciliación nacional" que hicieron los comunistas en el exilio en los años 60. Los franquistas entendieron el mensaje y, durante la transición, engañaron a todo el mundo con una ley de amnistía que también los amnistiaba a ellos y una izquierda ingenua acabó aceptando como justa una ley de punto final. Pero que una ley inicua sea aceptada como justa no la hace menos inicua.

Y los torturados, asesinados, los exiliados, los niños robados, las gentes expoliadas, quedaron en el olvido, al margen de toda justicia.  La corrupción fundamental sobre la que estaba erigida la dictadura de Franco, esto es, la conversión de la delincuencia y la ilegalidad en legalidad y viceversa ha llegado al día de hoy porque la transición cambió una "constitución" irrisoria por otra que ha acabado siendo tan irrisoria como la anterior, pero no cambió en absoluto el conjunto del ordenamiento jurídico. Y es aquel ordenamiento jurídico de la dictadura, perverso y degenerado, en el que, al modo de Orwell, la ilegalidad era la legalidad, el delincuente, inocente y el crimen una virtud, el que explica por qué la corrupción es un fenómeno endémico en España: porque es herencia del régimen de Franco, contrario a todo principio de derecho.

Pero, como sucedía en el mundo griego, como sucede en Antígona, si los muertos no son honrados, los vivos no conocerán la paz. Por mucho que estos franquistas del gobierno, esta banda de presuntos malhechores y corruptos, trate de evitar que se haga justicia a la víctimas y los victimarios ocupen el lugar de deshonra e infamia que les corresponde, la justicia acabará imponiéndose. Mientras tanto, España seguirá siendo un país enfermo.

diumenge, 17 de juliol del 2016

Giro copernicano

Es extraño no encontrar eco en la opinión independentista de esta declaración de Homs que doy por fielmente reproducida. Y es extraño porque, a primera vista, rompe con lo que parecía ser criterio asentado en la vieja CDC, hoy PDC; y rompe con el de Esquerra; y no digamos con los cupaires; y con la ANC que, entiendo, acaba de pronunciarse a favor de un RUI por un 75%.

Lo primero de todo es comprobar que la suma es posible: PSOE+Podemos+DiL+PNV son 178. Mayoría absoluta. Rajoy, fuera.

Aritméticamente es OK. ¿Y políticamente? Ese es otro cantar. El PSOE niega toda concesión referendaria y, si se hace valer que el referéndum no es una condición inexcusable, le bastará recordar que el Comité federal prohibió, literalmente, a Sánchez todo pacto con los indepes catalanes, de cualquier tipo. Por supuesto, lo que un Comité federal prohibe otro puede autorizarlo. La cuestión es si quiere. Los socialistas deciden y no se quejarán de tener pocas opciones.

Del lado catalán, la retirada del referéndum tiene dos posibles lecturas, una dogmática y de principios y otra táctica. La dogmática quiere mantener el referéndum como condición porque ese es el espíritu actual de JxSí. De imponerse este criterio, sin embargo, la coalición propuesta (161 diputados) ya no sumaría para la mayoría absoluta. Los indepes vuelven a tener la llave del gobierno español, pero no ofrecen ninguna fórmula de transacción. Lo que es raro.

La lectura táctica señala que, si la propuesta prospera, su primera consecuencia, la salida del PP del gobierno, es de general aplauso. En un segundo tiempo, ese gobierno abriría un proceso de debate sobre la organización territorial española que quizá llevara a negociar la celebración de un referéndum que será preciso celebrar en algún momento. Obviamente, esta conclusión es casi ilusoria y los partidarios de la lectura dogmática señalarán que jamás se dará, que el gobierno español jamás autorizará referéndum catalán alguno. Cosa bastante probable.

El PSOE puede pronunciarse por la coalición "giro copernicano", para lo cual su Comité federal tendrá que cambiar de opinión. Una opción que levanta ira entre las baronías. También puede pronunciarse por una coalición PSOE+Podemos+C's. Pero en este caso debe precisarse que, al condicionar los de En Comú su voto al referéndum, Podemos ya no tiene 71 escaños, sino 59. Ello pone la coalición en 176, una cifra mucho más raspada que la de la coalición con los indepes.

Al margen de las diatribas ideológicas, el giro copernicano de Homs me parece un intento valioso de mostrar cómo Cataluña contribuye a la gobernación del Estado. El debate sobre si eso es bueno o malo adquiere ya otras dimensiones.

La derecha no tiene extremo; el extremo es la derecha

Ayer acompañamos a nuestro amigo Lex Rietman, un periodista holandés afincado en Barcelona, a una visita a los lugares de la memoria franquistas. Lex tiene el encargo de de hacer un reportaje para un periódico y una radio de los Países Bajos respondiendo a la pregunta: ¿por qué no hay en España partidos de extrema derecha, enemigos de Europa, xenófobos, racistas?

La respuesta es obvia: porque están todos en el PP. En el partido que gobierna hoy España, como sabe todo el mundo, se acumulan los casos de autoridades locales, alcaldes, concejales, franquistas recalcitrantes que se manifiestan en las redes brazo en alto, honrando simbología fascista o amenazando a los rojos, los republicanos o los extranjeros. El PP sostiene que se trata de casos aislados, lo cual sería una excusa si de verdad fueran aislados (y no una serie que no para) y si afectaran a los demás partidos. Pero no son ciertas ninguna de las dos cosas. En el PP de hoy se acumulan todas las tendencias fascistas en alegre confusión con los monárquicos, tradicionalistas, democristianos, "liberales" y anarco-capitalistas.

En España no hay partidos de extrema derecha (fuera de la media docena de orates que todo el mundo conoce) porque el ideario y programa popular son los de estos partidos si bien con cierto disimulo para no levantar sospechas. Sus partidarios hablan siempre de centro derecha con el clásico fin de mixtificación de todos los discursos de la derecha pero basta con mirar una reunión del consejo de ministros hoy día para ver que ahí no hay ni uno que sea de centro, al estilo de la UCD.

A fin de empaparnos bien de las raíces de lo que hablamos fuimos al Valle de los Caídos, al Palacio del Pardo y al Arco de la Victoria de La Moncloa.

A la vista del adefesio de la basílica de los caídos se entiende la perplejidad de los españoles de hoy. ¿Qué hacer con él? Dinamitar tamaño atentado a la naturaleza y al arte al mismo tiempo, como le pide a uno el cuerpo, quizá no sea eficiente. En todo caso, mientras se adopta una decisión colectiva razonable, lo que es imperativo es sacar los restos de Primo de Rivera y Francisco Franco y entregárselos a sus familiares. Carece de sentido que ante y tras un altar del culto católico y financiado con el dinero de todos se encuentren el fundador del partido fascista español y el general perjuro que sumió a su país en una terrible guerra civil, con genocidio incluido, en defensa de los intereses de los ricos, los oligarcas y los curas.

En el Palacio del Pardo, un curioso edificio erigido originalmente en el siglo XVI y dedicado casi siempre a residencia de los reyes españoles para sus temporadas cinegéticas, también se alojó Francisco Franco entre 1940 y 1975. Y probablemente por los mismos motivos: mientras sus soldados, policías, guardias civiles, curas, requetés, falangistas y otros chulos y criminales cazaban a los rojos y republicanos en España, él, cazaba gamos en El Pardo. La visita al palacio -parte del Patrimonio Nacional- es obligatoriamente guiada, se hace a toda velocidad y se seleccionan los temas que se tocan de acuerdo con un criterio evidentemente censor para encubrir la personalidad de un sanguinario dictador por el que hay un verdadero culto oculto en todo el complejo y, quizá, en todo El Pardo.

La última etapa, el arco de La Moncloa que, para vergüenza de los madrileños, sigue llamándose de la Victoria. La inscripción del ático es una metáfora de la propaganda y la mentira franquistas: "Fundada por la munificencia del Rey y restaurada por el Caudillo de los españoles (la ciudad universitaria), sede de los estudios madrileños, floreció a los ojos de Dios", en 1956.

El Caudillo de los españoles, que es quien destruyó la Ciudad Universitaria al convertirla en campo de batalla, pretende pasar a la historia como quien la restauró. Lo mismo que el PP actual, que quiere aparecer como defensor de la regeneración de la democracia cuando es él quien la ha hecho degenerar.

No hay partidos de extrema derecha en España porque la extrema derecha está en el PP. Se ve invirtiendo la pregunta: ¿por qué suele haber dos grupos de derechas en los países europeos? Porque la derecha democrática combatió el fascismo con las armas en la mano en la Segunda Guerra Mundial, mientras que la derecha española es la heredera directa de ese mismo fascismo que no fue derrotado militarmente sino que alcanzó la victoria, como se atestigua hoy día con ese arco de la vergüenza.

dissabte, 16 de juliol del 2016

Tejerülü

Andaban ayer los todólogos en las tertulias luciendo sus profundos conocimientos sobre Turquía que, en algún caso, se remontaban a los tiempos de la Sublime Puerta. Lástima que la realidad de la era digital, en la que las cosas se saben antes de que ocurran, se encargara de dejarlos sin objeto de lucimiento.

Un golpe de Estado que ha fracasado en horas, un golpe confuso, del que muchos no sabían qué opinar porque si malo por involucionista es Erdogan, peores han de ser unos militares montados en sus carros de combate que ni siquiera parecían saber a dónde dirigirse, qué tenían que ocupar y a quién neutralizar. Alguien salió recordando que el ejército es la columna vertebral del laicismo de la vieja "joven Turquía" de Kemal Ataturk. Un ejército proclive a intervenir en política con fórmulas imaginativas. Hace unos años dio un golpe de Estado blando y ahora, parece haber querido darlo breve si las noticias sobre su fracaso estilo Tejero se confirman.

Al margen de las cuestiones bélicas en Oriente Medio y del conflicto kurdo, Turquía tiene un posible impacto desestabilizador en tres círculos distintos. Es un país de la OTAN, es pretendiende a la UE, con la que ha firmado un acuerdo sobre refugiados que solivianta los ánimos de la gente de bien y mantiene vivo el contencioso de Chipre con Grecia. Un golpe de Estado en Turquía es una piedra en el estanque europeo.

Añádase que, detrás de los supuestos militares laicistas, parece haber un clérigo integrista. Si esto es así y el golpe en verdad ha fracasado por la resistencia popular en la calle, hay esperanzas.

La almoneda de La Moncloa

Con tal de mantenerse en el poder, el  presidente de los sobresueldos es capaz de bailar una sardana en gayumbos. Ya desde el segundo día de su mandato se vio que carecía de dignidad. En el primero viose que no tenía palabra y en el tercero que tampoco tenía luces. A pesar de todo se mantuvo, envuelto en el descrédito, habiéndose descubierto que trincaba pasta de origen dudoso mientras predicaba que la población moderase sus ingresos y enviaba SMSs de apoyo a sus amigos delincuentes. Su fuerza fue su mayoría absoluta en el Parlamento. Con sus 186 jabalíes podía gobernar con mayoría aplastante, permitiéndose ignorar a la Cámara e incomparecer siempre que no le apetecía ir, que era siempre. 

De este modo, sin dignidad, sin vergüenza, sin luces, nada extraño es que tampoco hiciera amigos. Y así pasó esa X Legislatura, en medio del bochorno general de ver un país gobernado por un tipo de catadura intelectual y moral detestables que, además, no sabía, ni quería, ni se atrevía a hablar en público. 

El personaje hace ahora caso omiso del generalizado rechazo que provoca en la población, cosa que se muestra a cada tortazo que le atizan  cuando se empeña en pasear en civil por unas ciudades a las que ha saqueado y esquilmado. Y, al forzar su candidatura, demuestra que ni para político vale porque no vale aquel que entre 213 colegas de oficio es incapaz de encontrar uno solo que lo apoye.

Por estos motivos,  soslayando los innúmeros problemas y objeciones a que se presente de nuevo a unas elecciones uno que solo puede perderlas, el Sobresueldos ha dado orden a su fiel guardia pretoriana de que ofrezca en almoneda todo lo que pueda servir para allegarle voluntades. Y todo es todo: está dispuesto a sacrificar a sus colaboradores, a modificar y anular todas las leyes de las que tan orgulloso decía estar, a reformar una Constitución que ayer mismo reputaba intocable, a revisar su famosa reforma laboral, a dar a la oposición la presidencia del Congreso y hasta a hacer vicepresidente del gobierno a Rivera en lugar de la Ratita Hacendosa. 

Todo, con tal de no eliminar el verdadero obstáculo a cualquier tipo de acuerdo o salida para esta situación de bloqueo que raya en una farsa de la comedia del arte: él mismo.