Y con ella ya doy por cerrado el mes de julio. En agosto volveremos porque este año se presenta denso. Después de la intervención de hoy en Figueres planeamos ir a Cadaqués, a visitar la casa del marqués de Púbol y acercarnos a ver Sant Pere de Rodes. Luego, pasaremos un par de días en Palamós y retornaremos a la árida meseta.
La charla de hoy va sobre el derecho a decidir de los catalanes. Como supongo que ya tenemos interiorizado y asimilado el argumento de que ese derecho no ofrece dudas en el aspecto jurídico y político, esta vez me concentraré más en un aspecto que suele descuidarse al tratar el tema, que es el aspecto filosófico. Nuestra época, de un estomagante positivismo herencia del ordenancismo comteano, huye de todo cuanto huela a especulativo porque cree que solo cuenta la realidad material y sus objetividades. Sin embargo, la perspectiva filosófica, en la medida en que aclara el horizonte personal del individuo es de una importancia capital cuando se quiere vivir una vida plena.
En otras palabras y para ponerme existencialista: no es que tengamos derecho a decidir; es que tenemos el deber de hacerlo. Si queremos sobrevivir tenemos que decidir en todo momento y circunstancia. Vivimos en un mundo compartido, complejo, entrecruzado, en el que nada puede esperar y pocas cosas adelantarse. Si no decidimos, otros lo harán por nosotros y, lo más seguro, en detrimento nuestro y, por supuesto, de nuestros descendientes. No solo hay un derecho a decidir. Hay el deber de hacerlo.
Hoy, en el auditori dels Caputxins, c/ Rec Arnau, 8, a las 20:00.