dimecres, 4 de juny del 2008

Vicios nacionales. El parasitismo o nuevo episodio de la estafa del ladrillo.

Sabido es que a partir del siglo XVII el destino al que la mayoría de españoles aspiraba era el de funcionario. Todos a trabajar para el Estado o a holgazanear a su cuenta. La mala fama que recaía sobre los empleados públicos en todas partes se decuplicaba en el país del "vuelva Vd. mañana". Y así fueron marchando las cosas hasta que en el último tercio del siglo XX la derecha, que era la que de modo más completo había patrimonializado el Estado, lo había usufructuado y esquilmado como si fuera un cortijo, se había beneficiado de la venalidad de los cargos públicos hasta hacerlos hereditarios en muchos casos, decidió convertirse al neoliberalismo.

Aquí comenzamos entonces a escuchar la nueva (nueva en estos pagos) doctrina acerca de la maldad intrínseca del Estado, su sistemática corrupción, su incompetencia, su imparable tendencia al despilfarro. Frente a ello se alzaban las ventajas del mercado libre, de la empresa privada frente a la pública, de la libre competencia. Cualquiera podía ver la necesidad de privatizar todo lo oficial en beneficio de la colectividad, la de poner coto a la voracidad fiscal de las autoridades, de entender que, como decía aquel gran estadista que dejó su país endeudado hasta las cejas, Mr.Ronald Reagan, el Estado no es la solución sino el problema.

Empresarios, patronos, banqueros, especuladores y sus portavoces entre los políticos, los periodistas, los curas, los intelectuales, a través de partidos, fundaciones, grupos de presión, periódicos, emisoras, púlpitos, editoriales, cátedras universitarias, másters de todo tipo y escuelas de negocios expandieron la nueva doctrina hasta que acabó calando en el conjunto de este país, antaño minado por la incuria administrativa y hogaño bullente con las genialidades de la iniciativa privada; la que dio la vuelta a la moral dominante, desde la del perezoso funcionario sin horizontes vitales a la del impetuoso ejecutivo dispuesto a enriquecerse antes de que su hijo hiciera la primera comunión.

No hace falta decir que todo esto no es más que un conjunto de patrañas. La experiencia de los últimos treinta años en que el neoliberalismo ha intentado desmantelar el Estado del bienestar para implantar el reinado indiscutible del mercado libre, muestra que, cuando las cosas vienen mal dadas para el capital, los empresarios recurren al Estado y que en el fondo son tan partidarios de la socialización estatal como los más correosos socialistas, sólo que con un matiz: estos pretenden socializar los beneficios mientras que los capitalistas quieren privatizar los beneficios y socializar las pérdidas. Bien claro está quedando en el curso de los actuales sobresaltos financieros: cada vez que un banco entra en dificultades a causa de sus desafortunadas operaciones especulativas es la autoridad monetaria la que acude en su auxilio con el dinero de todos los contribuyentes.

Viene esto a cuento de que es lo que los empresarios de la construcción en España quieren hacer. Como se ven con el agua al cuello porque no consiguen vender el stock acumulado de viviendas a los exorbitantes precios a que estaban acostumbrados, piden la intervención de los poderes públicos para mantener sus beneficios. ¿Y por qué no venden las viviendas? Porque están a precios estratosféricos que nadie puede permitirse. Pongo un ejemplo: una pareja de mileuristas que quiera comprar un pisito en Madrid (un pisito minúsculo, no el Palacio de Buckingham) se enfrenta a precios que son doce veces su salario anual completo, mientras que en otros países ese precio viene a ser cuatro veces dicho salario. ¿En dónde reside la diferencia? Básicamente en los increíbles márgenes de beneficios de los constructores españoles, que les han permitido enriquecerse en pocos años, conjuntamente con una tira de especuladores, funcionarios corruptos, intermediarios y sinvergüenzas.

En tales condiciones ¿qué tendrían que hacer unos empresarios que funcionaran según la ley de la demanda y la oferta en el mercado que tanto predican? Bajar los precios, o sea reducir sus beneficios. Pero en lugar de ello y con todo el morro del mundo, recurren a los poderes públicos para tratar de colocarles el stock de viviendas llorando a causa de la crisis y amenazando con el paro que inevitablemente va a producirse. Leo que diez Comunidades Autónomas van a convertir pisos libres en viviendas de protección oficial (VPO), obviamente para salvar el pellejo a los empresarios del ladrillo. Este asunto es tan indignante, tan escandaloso, que este mes he subido dos posts sobre él, uno el diez de mayo titulado La estafa del ladrillo y el otro el doce de mayo titulado El keynesianismo sinvergüenza.

Aquí viene el tercero. La noticia de 20 minutos sobre la conversión de pisos libres en VPOs es confusa sin duda a propósito, no del periódico, sino de quienes la producen. Hay una pregunta inmediata: ¿a qué precio van a comprar las CCAA esos pisos libres? Porque el asunto no está nada claro. Si los compran a precios protegidos (que es a los que tienen que venderlos después) ya estarán comprando por encima del valor real del mercado y haciendo un favor a los empresarios del ladrillo con el dinero de los futuros adquirentes de las viviendas. Pero si, como es de sospechar, los compran a los precios que los constructores han fijado, entonces están malversando el dinero de todos los contribuyentes (sean o no compradores de esos VPOs), pues compran muy por encima del valor del mercado para seguir enriqueciendo a los constructores. Para estos, el negocio es de ensueño: tienen venta segura, no han de gastarse un euro en promociones ni publicidad y, como el paro en el sector de la construcción ya ha aumentado en un 64%, todo serán benefios pues los salarios de los trabajadores ya los estamos pagando también todos con cargo al subsidio de desempleo.

Que esto lo hagan los gobernantes de las CCAA de la derecha, bajo cuya legislación y mandato se produjo esta burbuja inmobiliaria, está en la lógica de las cosas. Que lo hagan los gobernantes de la izquierda es lo que resulta incomprensible e indignante. Estoy seguro de que los electores socialistas no votaron al PSOE para rascarse a continuación el bolsillo y hacer una transferencia neta de cientos, de miles de millones de euros a los de los empresarios; de los pobres a los ricos. Sí, esos ricos que en los años pasados no construían VPOs porque no eran rentables para ellos y que ahora quieren colocárnoslas a la fuerza y a precio de mercado libre socializando las pérdidas en que han incurrido por su codicia.

(La imagen es una foto de Crouching Donkey, bajo licencia de Creative Commons).

Hasta el último momento.

Mientras los electores votaban ayer en Dakota del Sur y Montana, los dos últimos estados para cerrar las primarias demócratas, una serie de superdelegados iba proclamando su apoyo al señor Obama que, en el momento en que comenzaba el escrutinio, estaba a unos doce delegados para alcanzar la cantidad de 2.118 necesaria para triunfar. Además de esto, otros ocho super delegados congresistas, habían anunciado que se pronunciarían a favor de Mr.Obama en el momento en que cerraran los colegios electorales. Así las cosas la situación en el campo de Mrs. Clinton era muy mala. La pretendiente continuó diciendo que no cedería hasta el recuento final y que, dependiendo de como fuera éste, podría seguir hasta la convención de agosto.

Bravatas. Hubo incluso quien le preguntó si aceptaría ir como vicepresidenta con el señor Obama como presidente y respondió que haría lo que fuera por el Partido Demócrata. Sin duda, esta opción es muy atractiva: después de unas larguísimas y durísimas primarias, ambos candidatos demócratas cierran filas y forman un único ticket, algo que ya recogimos en Palinuro hace meses pero en lo que no confiaba casi nadie. Decía Palinuro en el post del nueve de febrero pasado que: Doy cuenta de un fenómeno que demuestra cómo la blogosfera está presente por doquiera. Decía yo hace unos días que la idea de un tándem Clinton/Obama, siendo prometedora no es muy posible. Pues bien, como los EEUU son un mundo, se ha puesto en marcha una campaña que propone que se produzca una alianza entre Mrs. Clinton y Mr. Obama.La idea es que así los demócratas tendrían dieciséis años en la presidencia, ocho con la señora Clinton de presidenta y ocho de vicepresidenta, y lo mismo pero a la inversa para el señor Obama; o al revés. La campaña se llama 16yearplan. Hoy todavía es una opción ilusoria, pero más probable que en febrero.

En todo caso, vistos los resultados de Montana (58% para el señor Obama, 40% para la señora Clinton) y Dakota del Sur (55% para Clinton y 45% para Obama) un Estado para el uno y otro para la otra, Mr. Obama que ya tiene más de los 2.118 delegados que necesita, se proclamó vencedor y será el primer candidato negro a la presidencia de los Estados Unidos en toda su historia. Así lo dijo anoche, ante una masa de fervorosos seguidores en St. Paul. Pero la señora Clinton, que lo felicitó también en su dicurso en Nueva York, no reconoció su derrota y dijo estar esperando a saber lo que le recomendarían sus asesores por correo electrónico. Queda abierta por tanto la incógnita de si pretende dar la batalla hasta el final en la Convención, como le recomendaban sus seguidores anoche cuando gritaban "¡Denver! ¡Denver!".

Suspense hasta el final en esta larguísima campaña de primarias que ha batido varios records, como el de la cantidad de votantes y de fondos que se han invertido en ellas; así como de atención mediática en todo el mundo. Prácticamente, Mr. Obama es ya elcandidato a la presidencia. Le queda lo más difícil: derrotar al candidato republicano, Mr. Mc Cain, en noviembre.

dimarts, 3 de juny del 2008

¡Arriba España!

Al final todo va aclarándose u oscureciéndose, depende de cómo se interpreten los hechos que es lo que realmente cuenta, de acuerdo con el dicho nietzscheano de que "no hay hechos, sino interpretaciones". Dizque al recibir la ponencia ideológica de la señora San Gil, su compañero de partido, el señor José Manuel Soria, le envió un SMS con el texto siguiente: "María, he recibido tu ponencia ¡Arriba España!". Sostiene la prensa reaccionaria que doña María consideró el texto ofensivo y, al parecer, el señor Soria se disculpó con la bravía dama, quien, según él asegura, aceptó las disculpas.

¿Ofensivo? Ofensivo ¿por qué? ¿para quién? Está claro: para el (la) que coma ajos, que se pica. ¿No quiere esta señora ver a España bien arriba? Me consta que sí. Pero no le gusta nada que la comparen con el que inventó el grito. Ya se sabe que el tildar de fascista o falangista al adversario es recurso fácil e inercial, sobre todo en la izquierda y hacia la izquierda; tanto que ha dado lugar a una de las leyes de la blogosfera, la llamada Ley de Godwin. Pero es que aquí, el calificativo viene de la derecha... y va a la derecha. ¡Cómo será la ponencia de la señora San Gil! Ardo en deseos de leerla. Si es cierto asimismo, según dice El Mundo (no pongo el enlace porque su hemeroteca es pago), que la versión del señor Soria abogaba por entenderse con los nacionalistas, ¿por qué aboga la de la señora San Gil? ¿Por acabar con ellos?

¡Arriba España!

(La imagen es una foto de Jaume d’Urgell, bajo licencia de Creative Commons).

Vicios nacionales. El enchufe.

Tengo dicho ya que me encuentro en la magnífica ciudad de Burgos, en un tribunal de exámenes de la UNED que, por cierto, está al amparo de unas dependencias de la Universidad de la provincia cuyo anagrama, válgame el Señor, es UBU. El tiempo es variable, como en toda España, alternando nubes y claros con algunos chubascos. Cuando sale el sol, la ciudad relumbra con una luz dorada y, si hay un momento libre, me gusta pasear mis melancolías por la margen del Arlanzón. En uno de estos paseos me vino al ánimo cumplir una promesa hecha en su momento y algo abandonada por el trajín diario, de seguir desgranando consideraciones sobre los vicios nacionales, tomándola esta vez con el de los enchufes. No me molestaré en explicitar la causa de la asociación que me parece clara: Burgos, la ciudad en que Franco nombró su primer Gobierno, donde fue exaltado a la Jefatura del Estado y donde se anunció por fin la victoria del ejército sublevado sobre la República, estableciéndose un nuevo régimen en España que duró cuarenta años y cuya columna vertebral y esencia misma, entre otros males, fue el enchufismo. Ya sé que Burgos en sí misma, noble ciudad milenaria, nada tiene que ver con tanta miseria, pero de eso no entienden las asociaciones de ideas, que vienen del magma freudiano.

Tampoco es el enchufismo privativo del régimen de Franco; éste lo heredó de la Restauración que, a su vez, lo había recibido del antiguo régimen al que, por su parte, le venía del antiquísimo régimen, o sea, los Austrias... y no quiero seguir hacia atrás por no agotar el post. Esto del enchufismo está tan arraigado en la historia de España que uno tiende a verlo, melancólicamente, como consubstancial con lo español.

Porque, aunque parecía que no iba a hacerlo, al final murió Franco, a quien se le había acabado el enchufe que tenía con la divina providencia; vinieron otros hombres, otras formas, otros tiempos, se pronunciaron bellos discursos, se cambiaron las cuadernas del navío del Estado, se reemplazó al timonel, se embocaron nuevos rumbos. Pero el enchufismo, los enchufes, los enchufados siguieron igual o peor. Una práctica que caracterizó a las derechas (o centro derechas) que iniciaron la transición y fue propia también de las izquierdas (o centro izquierdas) que tomaron el relevo y recurren a ella con un entusiasmo tanto mayor cuanto que lo hacen con la buena conciencia de estar recuperando el tiempo perdido.

El enchufismo no conoce de colores o matices políticos, pues ¿qué? ¿No tenemos todos hijos, padres, cuñados, sobrinos, primos, cónyuges? ¿Y no es la familia el corazón de la sociedad? ¿No tenemos todos amigos, conocidos, relaciones? ¿Y no es la amistad la más noble de las relaciones humanas? Además de ello, ¿no dicen los expertos que vivimos en la sociedad-red, hecha de relaciones y contactos? Mira por donde la recia tradición española señala otra vez el futuro a los demás países más atrasados, como en tiempos del Invicto. Fuimos los adelantados de la Cristiandad y seguimos siéndolo del enchufe.

No hará falta que cite casos, ¿verdad? (Además, no es conveniente, no vaya a salirme caro en el futuro). Quien no conozca algún caso de alguien colocado en un puesto en virtud de una recomendación (¿hace falta decir que las "cartas de recomendación" son un subgénero literario/epistolar típicamente hispánico?), o de sus relaciones personales, de alguna licencia, contrata o momio concedidos de chanchullo, que lance la primera piedra a la cabeza de este humilde bloguero. ¿Qué en dónde hay que mirar? En nuestro merito entorno, en el Gobierno, en todos los niveles de la administración central, autonómica, municipal, organismos autónomos, en la Universidad, en los partidos políticos, en la Iglesia, los sindicatos, en todos los lugares que directa o indirectamente tengan algo que ver con lo público. Ahí se dan verdaderas dinastías.

Pero también, cómo no, en la empresa privada, en donde el enchufismo campea como antaño lo hizo el noble Cid por las tierras de Castilla. En algún lugar he leído que el enchufismo en la empresa privada no es cosa vituperable ya que la tal empresa configura el ámbito de libertad de la sociedad civil y no tiene por qué ajustarse a las pautas de lo público. Como si no existiera una responsabilidad social de la empresa y como si la tal empresa no tuviera relaciones privilegiadas con el ámbito público, muchas veces teñidas de corrupción, de forma que se da un constante trasiego de enchufados de la una al otro. ¿No vienen a las mientes de inmediato media docena de nombres?

Así que ya puede el señor presidente del Gobierno hablar de que va a sacar a España del marasmo a través de portentosas inversiones en I + D + i. Mientras tenga a su primo contratado como asesor en La Moncloa y a la jefa de su primo de directora del Centro de Estudios Políticos y Constitucionales, por no hablar de ese otro que ha saltado de la fontanería monclovita al Olimpo de unas empresas, el ejemplo que está dando a la sociedad es el de Franco, la Restauración, los Borbones, los Austrias... el enchufe de la España eterna.

(La primera imagen es una foto de escritor deconejos, la segunda de edans, ambas bajo licencia de Creative Commons).

Crisis alimentaria mundial.

A raíz de cumbre de la FAO de hoy, los de Avaaz nos piden que firmemos una carta dirigida al secretario general de la ONU, señor Ban Ki Moon, para que hagan algo a fin de evitar la crisis mundial alimentaria y las hambrunas que se avecinan. Quien quiera firmar y correr la voz, que pinche aquí.

(La imagen es una foto de mermadon 1967, bajo licencia de Creative Commons).

dilluns, 2 de juny del 2008

Paralelismos España-Bolivia.

En los dos referéndums autonómicos que se celebraron ayer en los departamentos rebeldes de Beni y Pando en Bolivia se esperan resultados de más del 80% de síes a los estatutos de autonomía que el Gobierno central del señor Evo Morales considera ilegales. Con estos y el de Santa Cruz, que celebró su referendum el pasado cuatro de mayo también con mayoría abrumadora a favor del sí, y el que celebre el departamento de Tarija el próximo 21 de junio ya seráuna parte importante del país, la más rica y la que tiene menor presencia indígena, la que emprenderá una senda de desvinculación del Gobierno central en defensa de sus intereses que son, en lo esencial, los de las oligarquías terratenientes amenazados por la posible aprobación en referéndum del proyecto de Constitución indigenista que ampara la nacionalización de los recursos naturales y la reforma agraria en favor de los campesinos más pobres, esto es, el programa político del Movimiento Al Socialismo (MAS) del presidente Morales.

Los paralelismos con la situación del País Vasco saltan a la vista. Los departamentos rebeldes han tomado explícitamente el modelo español de los estatutos de autonomía con el ánimo de ir más allá de la mera autonomía. Igual que el señor Ibarretxe ha tomado el ejemplo del Estado Libre Asociado de Puerto Rico con el ánimo de ir más allá del Estado Libre Asociado. Los departamentos bolivianos rebeldes son la zona más rica del país; igual que el País Vasco es una de las zonas más ricas de España. Las consultas autonómicas bolivianas son ilegales, al decir del Gobierno central; lo mismo sucede con la propuesta de consulta del señor Ibarretxe. Las consultas deSanta Cruz, Beni y Pando dejan mucho que desear por el indiscriminado uso de la violencia que en ellas se ha hecho; igual que el señorIbarretxe pretende celebrar su consulta en plena actividad de la organización terrorista ETA tras haber dicho que no lo haría así .

Las diferencias residen en los respectivos gobiernos centrales. El de España tiene la auctoritas y, llegado el caso, la potestas para impedir la consulta ilegal del señor Ibarretxe mientras que en el caso de Bolivia no están claras la una ni la otra. En principio debía de tener la auctoritas dado que es un Gobierno legítimo pero el modo de aprobar el proyecto de constitución indigenista el pasado 30 de noviembre en Oruro por 164 votos a favor de 255 diputados constituyentes (menos de los 2/3 requeridos) y un sinfín de irregularidades le han restado mucha lagitimidad. En cuanto a la potestas del Gobierno central, ello se verá si la situación llega al extremo de que el Estado haya de emplear el weberiano "monopolio legítimo de laviolencia".

Digresión oportuna. En el preámbulo de la norma que convoca a consulta a la ciudadanía vasca (y de cuyas preguntas ya nos ocupamos aquí en un post titulado El parto de los montes) se pretende soslayar el problema de legalidad afirmando que la "consulta" no está sometida a la Constitución ni a la ley del (detestable) Estado español porque no es un referéndum sino eso, una "consulta". Pasmoso ¿verdad? Esto no es un atraco aunque pueda parecerlo, sino un préstamo acelerado y ejecutivo, podría decir con la misma razón el que asalta un banco. Y el mal nacido que tira a su esposa por la ventana podrá decir que le daba clases de vuelo sin motor. El descubrimiento de Ibarretxe pasará a los manuales del derecho penal y consiste en permitir que el presunto delincuente sea el que determine si su acto se ajusta o no a un tipo delictivo. Cada vez está más claro que esto del nacionalismo es cosa de meninges, ¿verdad?

(La imagen es una foto de Galería de Jessie Reeder, bajo licencia de Creative Commons).

So long, Mrs.Clinton

La señora Clinton propinó ayer una soberana paliza al señor Obama en las primarias de Puerto Rico (68% contra 32% del voto) como estaba cantado. El afroamericano no cae especialmente bien entre los latinos, lo que no es especial de este caso. En general, las relaciones entre negros y latinos en los EEUU no son buenas allí donde se dan pues compiten en el mismo segmento económico y ocupacional más o menos. En todo caso los 55 delegados puertorriqueños se repartirán, supongo, como sigue: 38 para la señora Clinton y 17 para el señor Obama. Como quiera que la comisión del Partido Demócrata que tuvo que decidir sobre el contencioso de Florida y Michigan ha acordado partir por la mitad los votos de los delegados de estos dos Estados y ha atribuido 87 a la señora Clinton y 63 al señor Obama las esperanzas de Mrs. Clinton han quedado hechas añicos. La victoria puertorriqueña es su canto del cisne.

En efecto, al contarse los delegados de Florida y Michigan la cantidad de delegados que debe tener un candidato para alzarse con la nominación ha subido de 2.025 a 2.118. Contando los que le correspondan de Puerto Rico, Mr.Obama llegará a 2.070 mientras que Mrs.Clinton se quedará en 1.915. Todavía faltan las primarias de mañana, martes, en Montana y Dakota del Sur pero entre los dos suman 47 delegados. Ninguno de los dos candidatos conseguiría alcanzar el número mágico; pero la señora Clinton se quedará mucho más lejos que el señor Obama. Será necesario recurrir a los superdelegados con lo que Mr. Obama tendrá la nominación prácticamente en el bolsillo.

A partir de mañana por la noche todas las miradas se volverán hacia la señora Clinton quien con la música de fondo de una famosa balada de la guerra civil (You fought all the way, Johnny Reb, Johnny Reb) tendrá tres opciones: a) conceder victoria y apoyar al señor Obama; b) conceder victoria y no apoyar al señor Obama; c) no conceder victoria y esperar al recuento de superdelegados, incluso a la convención partidista de agosto. La opción c) no es verosímil porque el Partido Demócrata y hasta los miembros de su equipo probablemente no se la permitirán a la señora Clinton. La opción b) no es elegante. Todo el mundo, pues, espera la oción a). Hace ya días que Mr.Obama no habla de Mrs. Clinton en sus alocuciones que ahora se dirigen al contendiente republicano Mr. McCain ya que está seguro de conseguir la nominación demócrata. Yo también lo creo. Así concluye una interesantísima y muy reñida campaña de primarias que ha durado seis meses y de la que Palinuro ha informado cumplidamente.

Habrá que esperar para ver la novedad de una mujer en la presidencia del país más poderoso de la tierra. Sin embargo se abre la posibilidad de ver que esa presidencia la ocupa un negro. Palinuro seguirá también la contienda presidencial propiamente dicha.

Los vampiros no existen.

Siempre he tenido gran respeto por los premios Nadal. El hecho de que no vayan acompañados de estruendo mediático ni muevan carretadas de dinero como sucede con los Planeta me los hace simpáticos, y que en su día lo ganaran gente como Carmen Laforet o Sánchez Ferlosio les da mucha prestancia a mis ojos. Con este ánimo me puse a leer el de este año (Francisco Casavella (2008), Lo que sé de los vampiros, Destino, Barcelona, 564 págs.) y ciertamente no me ha alentado mucho a seguir en mi buena consideración de los resultados del certamen literario.

La novela de Casavella tiene un arranque extraordinario en un episodio de la batalla de Leuthen (1757) durante la guerra de los Siete Años, cuando un ejército de Federico El Grande de Prusia derrotó a otro mucho más numeroso de los austríacos. Es un momento magistralmente descrito en que el Rey prusiano ordena una carga y tiene que recriminar un instante de vacilación y cobardía de uno de sus oficiales. Ignoro si el asunto es histórico o no pero sienta un admirable tono de partida a lo que, de mantenerse a esa altura, promete ser una estupenda historia. Poco después de dicha batalla y en un episodio menor que permite al autor hacer alguna ironía sobre la forma en que las naciones cuentan sus guerras, muere un soldado desconocido cuyo último nombre fue Jean Deville y, tomando pie en esta muerte pero retrotrayéndonos en el tiempo, se abre el cuerpo del relato en una historia de un mayorazgo gallego, el del señor de Viloalle, cuyo hijo menor, Martín de Viloalle, novicio de la Compañía de Jesús y hermano menor del muerto, será el protagonista de la novela.

Diez años después de la batalla de Leuthen, por la Pragmática Sanción de 1767, los jesuitas son expulsados de España y de todos los dominios de Carlos III. Martín de Viloalle sale de su país junto con otros jesuitas con ánimo de llegar a Roma, en donde esperan encontrar algún cobijo. Una vez en la ciudad eterna, objeto de un chantaje del oficial que manda el navío, es poco menos que entregado en manos de un charlatán y falsificador romano, bien conectado con la curia (una de sus hijas en barragana de un cardenal) y que vive de vender supuestas obras desconocidas de maestros italianos. Martín encuentra acomodo en la empresa gracias a su notable habilidad para el dibujo y la falsificación.

Circunstancias de su complicado destino obligan a abandonar Roma como ayudante esta vez de un misterioso personaje que se hace llamar Welldone (aunque usa igualmente otros nombres, como el de señor de Saint Germain), también charlatán, embaucador, arbitrista, dispuesto a vender proyectos alucinados de ciudades del futuro en todas las cortes europeas. Con él pasea en efecto por todas ellas, cubriendo el tiempo que va desde la Pragmática Sanción a la Revolución Francesa.

En buena parte de la historia Welldone arrebata la condición protagónica a Martín de Viloalle y embarca el relato en una dinámica confusa que hace que, hacia la mitad de él, la novela se haya desmadejado y sólo la inercia empuje al lector a llegar hasta el final, o quizá el deseo secreto de averiguar por qué el libro lleva el término "vampiros" en el título cuando no aparece ni uno.

En la corte de Hanover, Welldone sufre un castigo tremendo que deshace su relación con Martín de Viloalle. Éste, a su vez, termina de preceptor de dibujo de los hijos del Duque de Schleswig-Holstein y también él acaba de forma dolorosa su relación con la corte. Prácticamente el grueso de la novela trae una especie de mensaje, al hilo del ejemplo del apaleamiento de Voltaire por los esbirros del señor Rohan, acerca de la inhumanidad de los privilegios de la nobleza. El apaleamiento de Welldone reproduce en buena medida el de Voltaire y, cómo él, suscita simpatía por la causa de la dignidad de las personas frente a los privilegios nobiliarios. Colofón: le Revolución francesa era inevitable, dadas las circunstancias.

Durante las jornadas revolucionarias de 1789, Martín de Viloalle, que está en París empleado como dibujante en un librero-editor de la causa de Mirabeau, al tiempo que mantiene una relación adulterina con la esposa de su jefe, se encuentra por casualidad con el viejo falsificador romano, una hija de éste, a su vez madre ya de una joven que resulta ser hija del propio Viloalle y que forman un grupo de cómicos al servicio de la corte francesa. El español se ve obligado a ayudarlos a escapar de París como realistas que son y compartir su destino hasta llegar a América, en donde termina la novela ya en tiempos de Napoleón.

La obra está bien escrita y mantiene un truco narrativo por el cual las cosas no se dicen explícitamente, sino que se insinúan o se conocen por referencias "a toro pasado", lo que le da bastante gracia. Pero todo ello no es suficiente para congraciarlo a uno con un relato tan deslavazado y perdido a veces, que cuesta hilar cabos. Tiene aciertos en la descripción de la atmósfera de las pequeñas cortes alemanas del XVIII y bastante menos en la de las jornadas revolucionarias. Al escribir en tercera persona, el autor no consigue desaparecer detrás de sus personajes (que, en consecuencia, tampoco tienen la fuerza y el cuerpo que les corresponde) pero tampoco llega a imponerse del todo a través de la originalidad del estilo. El relato literario no consigue distanciarse de la crónica histórica ni la crónica histórica imponerse sobre la ficción literaria y, al final, el resultado no es lo uno ni lo otro y el conjunto se hace premioso.

Por cierto, magnífico el cuadro del pintor escocés Sir Henry Raeburn, El reverendo Robert Walker patinando en el lago de Duddingston, de 1795 y que tiene tan poco que ver con los vampiros como la novela que ilustra).

diumenge, 1 de juny del 2008

Aquí no pasa nada.

El suculento ágape a que los empresarios catalanes han invitado en días sucesivos a las más altas autoridades del Estado con el pretexto de unas jornadas del Círculo de Economía ha producido ya algún titular que otro. El primero fue el traspiés del Rey que estuvo a punto de medir el suelo con los morros, haciendo gala de esa rara habilidad suya, tan parecida a la del inspector Clouseau, de meter la pata en charcos, pillarse las manos en los quicios de las puertas y pretender atravesarlas como si fuera el Garú-Garú el atraviesamuros, de Marcel Aymé.

El segundo titular ha sido la participación del presidente del Gobierno. No es que me parezca mal ver al señor Zapatero comiendo opíparamente con los patrones con los que quiere dialogar mucho. Al contrario, me parece bien. Y aun me parecería mejor si también compartiera mesa y mantel con los trabajadores en algún figón de la capital o (¿por qué no?) se juntara con un grupo de mileuristas a pedir un double cheeseburger en un Burger King básicamente para que no se haga una idea equivocada de cómo está eso del "diálogo social".

Porque da la impresión de que tanto él como su ministro de Hacienda, el señor Solbes de cristalina voz, viven en una burbuja de autocomplacencia con lo que sus discursos empiezan a sonar a recochineo. Cierto que técnicamente no estamos en recesión y que es prematuro hablar de crisis. Pero sostener que hacerlo es una exageración y que estamos lejísimos de una de ellas parece en verdad rechifla. No estamos en crisis sino en camino hacia ella o, en todo caso, más cerca que lejos de una crisis.

Así lo evidencian todos los datos económicos desde principios de año. No se salva ni uno: aumenta el paro que se acerca ya al 10% de la población activa; aumenta la tasa de inflación que está en el 4,7%, casi dos puntos por encima de nuestros vecinos en la UE; aumenta el precio del dinero con el euríbor ya en el 4,99%; desciende el índice de crecimiento camino del 2%; desciende casi un 40% la compraventa de bienes inmuebles; aumentan los precios de los alimentos y los carburantes sin que nadie vislumbre un tope a la subida; sube el déficit exterior que llega ya al 11% del PIB y es el segundo mundial detrás del de los Estados Unidos.

No hay crisis pero es como si la hubiera ya. La gente cree (véase el último barómetro del CIS del que me hice eco en un post anterior titulado De mal en peor) que la situación económica es mala o muy mala y que va a peor. Y si la gente cree eso es porque es así. Frente a esta "no-crisis" que los gobernantes no sienten porque sus sueldos, como los de todos los políticos del país, son astronómicos, la gente normal, la de los salarios raspados, la inmensa mayoría, la que tiene que pagar hasta el 70% de su salario en hipoteca o ni siquiera tiene hipoteca porque los bancos no se la conceden, carece de toda protección.

En Barcelona, el señor Rodríguez Zapatero ha hablado de "medidas estructurales" y ha empleado otros términos igualmente sonoros. Pero las tales medidas estructurales son de corto calado: ahorrar costes administrativos a las empresas, mejorar la eficiencia del transporte ferroviario, mejorar el sector servicios al recibir en España la directiva comunitaria sobre la materia y crear una tarifa eléctrica doméstica. De todo eso lo único que va a beneficiar directamente a la gente, a los consumidores es lo de la tarifa eléctrica y se trata de un ardid para disimular el subidón del precio de la luz que está preparándose.

Con la teoría de que estamos mejor preparados que otros para encajar el impacto de la crisis cuando llegue, si es que llega, da la impresión de que el Gobierno se ha dormido sobre unos laureles rápidamente marchitos. En tres meses el superavit del Estado se ha reducido a la mitad; en otros tres meses será de cero, a partir del año que viene las cuentas públicas estarán en déficit y para entonces lo que se haga será tarde.

Siéntese, siéntese el presidente del Gobierno a comer con los inmigrantes, los mileuristas, los becarios, los trabajadores y dígales lo que dice a los empresarios en Cataluña.

(La imagen es una foto de Sporras, bajo licencia de Creative Commons).

Hiperrealismo crítico.

Pensaba hablar sobre la feria del libro que acaba de inaugurarse en Madrid pero tendré que dejarlo para más adelante ya que ayer no fui porque, al ser la inauguración, no era cómodo y hoy viajo a Burgos, a los exámenes de la UNED. Será para cuando vuelva. Total todavía no ha habido editor ni librero alguno con el arranque suficiente para abrir un puesto de internet donde los blogueros vayamos a dar la vara como hacen todos los escribas que publican sus libros en el mes de mayo sólo para estar en la feria.

En cambio, fuimos a ver la exposición de la Fundación Canal de Isabel II dedicada al artista Duane Hanson. Hanson (1925-1996) es un magnífico escultor estadounidense que en los años sesenta rompió con la tiranía del abstracto, coqueteó un poco con el pop-art de la época y se lanzó de lleno al hiperrealismo, dando forma a un estilo que ha influido decisivamente en gente como Tracey Emin o Damien Hirst (del grupo de Jóvenes artistas británicos), Ron Mueck o Maurizio Cattelan. Utilizando materiales nuevos como resina o fibra de vidrio y a través de un minucioso proceso de modelado muchas veces sobre los propios modelos vivos, vaciado y retocado posterior, con aditamentos de objetos reales, conseguía unas figuras humanas tan verídicas que una de las características de sus exposiciones es que frecuentemente se producen confusiones entre los visitantes y las piezas expuestas. Es una escultura que parece concebida exclusivamente con una afán de trompe l'oeil. Más tarde, por razones de salud, pasó a trabajar con bronce pero, como lo trata igual y lo cubre de policromado, apenas se pueden distinguir estas piezas de las hechas con otros materiales.

Pero ese hiperrealismo es solamente una parte de la obra de Hanson dado que es compatible con un acusado sentido de la interpretación y de la crítica. Sus figuras son archirreales, desde luego, pero no se limitan a ser una mera reproducción fotográfica de la realidad pues para eso ya está la realidad misma sino que están cargadas de intención. El subtítulo de la exposición (Esculturas del sueño americano) es muy acertado porque todas ellas son referencias críticas a tipos humanos que personifican las configuraciones ideológicas del discurso legitimatorio estadunidense: la sociedad de consumo, el culto al cuerpo, la falta de solidaridad, la superficialidad, el convencionalismo de la vida matrimonial, los prejuicios sociales, las diferencias de clase, el racismo, el beaterío, con todo se atreve Hanson que recuerda en escultura a la obra pictórica de Wood Grant, muy en su mismo espíritu satírico de la ideología y la cultura de los gringos.

La exposición (en total veintiuna piezas) presenta algunas de las obras más famosas de Hanson, como la del gordinflas subido en su cortacésped con su bebida enlatada en la mano, quintaesencia del ciudadano estadounidense un domingo por la mañana. No en balde la han puesto en la portada del folleto de la exposición. Igualmente puede admirarse Queenie II, la negra que vemos más arriba, empleada de la limpieza probablemente de una subcontrata con sus gafas de concha. Asimismo el policía de uniforme, con todo el ferraje al cinto. El prurito de realismo de Hanson es tan grande que, al parecer, según leo en el prospecto, el revólver que lleva es de verdad, aunque no esté cargado.

Merece la pena darse una vuelta por la exposición. Hay obras extraordinarias, con personajes que todos hemos encontrado en alguna parte del mundo: un niño con su bate de béisbol, una anciana derrengada en una silla, una fabulosa mujer vendiendo pingajos en una especie de rastrillo, un culturista, un fabuloso cowboy, un verdadero "duro"etc.

No es un museo de cera al estilo de esos espantosos de Mme. Tussaud, ni una galería de maniquíes. Es arte, arte delicado, pleno de sentido, con un mensaje social, de testimonio de un discurso insoportable y con un gran cariño por los seres humanos retratados en los que se subraya precisamente el impacto que en ellos hace dicho insoportable discurso que condiciona sus vidas. Es arte y es psicología y, sobre todo, es sociología. Arte sociológico o sociología artística.

dissabte, 31 de maig del 2008

Más que un alcalde.

Aunque sea de Madrid. Mucho más que un alcalde, prácticamente un presidente del Gobierno in pectore. El señor Ruiz Gallardón debe de haber considerado que éste es su momento y sabe aprovecharlo de modo magistral. Lo prueba la estupenda entrevista de ayer en la Cuatro con Iñaki Gabilondo en la que demostró ser un político consistente, de convicciones y con categoría. Su enfrentamiento en sede judicial con el señor Jiménez Losantos, su resistencia ante las presiones a que se vio sometido por los compinches del locutor para que desistiera de su muy justo empeño, su tranquila determinación para poner coto a las desmesuras de este lenguaraz insultón, lo tengo dicho y no me duelen prendas en repetirlo, es lo más eficaz que se ha hecho en España en pro de la democracia y en contra de esa detestable práctica de terrorismo mediático que practica el grupo de la Cope y El Mundo con el beneplácito de la Iglesia y la partida de la porra en el seno del PP. Y, de paso, lo más eficaz que se ha hecho también por devolver al partido de la derecha la necesaria autonomía y su capacidad para generar propuestas electorales ganadoras a la altura del siglo XXI.

Pero sobre esto más al final. De momento, liquidemos el asunto de la querella por injurias graves al locutor Jiménez Losantos. Siguen éste y sus compadres empeñados, con la mala fe que los caracteriza, en disfrazar su presunto delito con la galas de la defensa de la libertad de expresión (de lo que ya se habló aquí ayer) y de su sacrificio en pro de las víctimas (de lo que se hablará ahora), convenientemente representadas en el juicio por el señor Alcaraz que orientó su acción en la legislatura pasada al servicio de la partida de la porra en el PP, cosa que nada tiene que ver con los intereses de las víctimas; como nada tampoco todo lo que haya dicho el señor Jiménez Losantos cuyo interés por ellas se reduce al de hacerlas víctimas a su vez de una descarnada cuanto absurda fábula sobre la participación de ETA en la matanza del 11-m. De todas formas, ya produce risa ver al hombre que hasta hace poco se creía el rey de las ondas, con licencia para despreciar e insultar a quien quisiera, comportarse mansamente, como un sepulcro blanqueado para salvar el pellejo.

Porque de eso se trata, de salvar su pellejo. Si recae sentencia condenatoria en su momento, cual parece bastante probable, este debelador de progres y derechistas maricomplejines quedará muy tocado. Por cierto que la Iglesia que lo sostiene y sus amigos mediáticos y de la partida de la porra tratarán de desviar la atención, de atacar a los acusadores y de tergiversarlo todo. Pero habrá un hecho que nadie podrá obviar: cada vez que abra la boca en la Cope, cualquiera se la podrá cerrar diciendo que los delincuentes por injuriadores no debieran hablar. Y a ver qué dicen los curas.

Y todo eso habrá sido mérito exclusivo del señor Ruiz Gallardón que, con paciencia oriental, ha sabido sentarse a la puerta de su casa, tragando sapos y culebras, hasta que ve pasar el cadáver de su enemigo. Políticamente hablando, el señor Jiménez Losantos es un cadáver.

El otro aspecto de la entrevista versó sobre la situación en el interior del PP. Ahí el señor Ruiz Gallardón también hizo una faena completa porque, gracias a su habilidad y flexibilidad, ha conseguido una buena mano en esa partida de poker que ha sido la adaptación del PP a la derrota electoral del nueve de marzo. Que los críticos a Rajoy son una minoría ha quedado ya patente. Pero además también lo ha quedado que es una minoría mal avenida entre sí, sin apoyos serios y sin otro horizonte que no sea el de permanecer en los cargos orgánicos de los que el señor Rajoy los ha desplazado para dar paso a gente nueva. Todos los que han llamado a zafarrancho de combate últimamente eran meros cesantes: Zaplana, Acebes, San Gil, Mayor Oreja... políticos haciendo mutis que tratan de escenificar un retorno esgrimiendo cuestiones de principios y valores que, como la Patria para el doctor Johnson, son el último refugio de los canallas.

Queda la señora Aguirre, un zoon politikon en estado puro y en un sentido más maquiavélico que aristotélico. Ha sido muy inteligente de parte del señor Rajoy y el señor Ruiz Gallardón ofrecer a la presidenta de la CA de Madrid la posibilidad de integrarse en la dirección del PP "si quiere". El señor Ruiz Gallardón ha coronado su pieza de habilidad, hablando de su deseo de restablecer relaciones con la señora Aguirre. Ésta, a su vez, ha quedado fuera de juego y con un margen de maniobra muy reducido. No sé siquiera si se atreverá a rechazar la oferta del señor Rajoy dado que su posición es muy falsa: si la rechaza se alineará con los perdedores y si la acepta quedará anulada dentro del proyecto centrista de Rajoy/Gallardón, del que reniegan el señor Álvarez Cascos y otros dignos representantes de una idea de la política afin a las reyertas tabernarias.

El señor Ruiz Gallardón pretende reñir el centro y hasta el centro izquierda al PSOE. Y hace muy bien. Tiene crédito suficiente para ello. Y que el PSOE tiemble de tenerlo enfrente en unas elecciones porque, gracias a su flexibilidad y habilidad políticas, el alcalde de Madrid se configura como un Suárez II pero que, a diferencia del de Cebreros, cuenta con una poderosa y unificada maquinaria partidista detrás. Caeteris paribus, como suelen decir los representantes de la "ciencia triste", esa es una apuesta ganadora en 2012. De ahí que la partida de la porra y sus vociferantes aliados mediáticos quieran cargársela: en esa victoria no hay sitio para ellos ni para sus negocios.

Adelante con la operación del centro en el PP que, en un par de telediarios, los enemigos de esta opción quedarán como lo que son: la partida de la porra.

(La imagen es una foto de Dolors Nadal, bajo licencia de Creative Commons).

Otro inteligente comunicado.

Uno de los aspectos más tediosos de la acción de esta panda de idiotas morales que se llama ETA aparte, naturalmente, de su costumbre de asesinar y torturar a gentes indefensas, es su manía de infligir periódicamente a la ciudadanía unos textos de apelmazada prosa tan hueros como estólidos que suele publicar Gara. En el último, aparecido ayer en ese diario de la sumisa izquierda abertzale, reitera por enésima vez sus puntos de vista que, en lo esencial, se reducen a dos encadenados entre sí e inalterados desde hace medio siglo. Primo: el único modo de resolver el conflicto en Euskadi es haciendo lo que los idiotas morales armados ordenan. Secundo: los idiotas morales representan legítimamente las aspiraciones de libertad e independencia del pueblo vasco, al que defienden a base de asesinar a algunos de sus hijos que ellos deciden libérrimamente que son dignos de ser asesinados.

Lo curioso de esta situación es que haya gente en el País Vasco y fuera de él a quien le parece de perlas que unos individuos se arroguen derecho de vida y muerte sobre sus semejantes, incluidos muchas veces amigos y parientes suyos. Obviamente, los pistoleros son unos idiotas morales y quienes los toleran, defienden o aplauden, sus esclavos.

En cuanto al comunicado en cuestión, que el señor Ibarretxe lo estudie con detenimiento por si le parece que hay algo aprovechable para llevar adelante esa consulta a la sombra de las pistolas.

divendres, 30 de maig del 2008

De mal en peor.

Antes de comentar los datos del barómetro del CIS correspondiente al mes de abril es oportuno volver sobre algo que afloró en la vista oral del proceso que se sigue al señor Jiménez Losantos por presuntas injurias graves y no he visto reflejado en parte alguna. Dice el citado señor, que ya habla como si fuera el oráculo de Delfos, que en la radio "es difícil separar la información de la opinión". ¿Por qué? ¿Hay alguna razón para que se dé esa curiosa circunstancia fuera del hecho de que él no sepa separarlas? No es más difícil que en la televisión o en la prensa escrita. Basta con querer diferenciarlas y advertir antes de hablar de cuándo se hará como informante y cuándo como opinante. Supongo además que en el caso del señor Jiménez Losantos aun es más sencillo por cuanto la información le es tan ajena como la velocidad a las tortugas ya que, cada vez que abre la boca es para opinar y para hacerlo de modo agresivo e insultante. Razón por la cual está sentado en el banquillo de los acusados en un proceso por injurias graves.

Y ahora, al barómetro del CIS de abril. El PP baja en estimación de voto (37,6% frente al 40,11% que obtuvo el nueve de marzo; 2,5 puntos menos) por sus desavenencias internas muy probablemente. Los desajustes orgánicos de los partidos desalientan mucho a los electores. Es el único partido que desciende mientras que los demás, incluido el PSOE, se mantienen más o menos en donde estaban el nueve de marzo. Es demasiado pronto para que los electores piensen en cambiar de parecer. Esa baja intención de voto al PP vendrá a echar leña al fuego de la polémica interna porque seguramente cada bando culpará al otro por ello. Es interesante, sin embargo, que la valoración del señor Rajoy haya subido (de 3,95 puntos a a 4,24), aunque ya veo a sus enemigos desde Libertad Digital argumentando que se trata de una sucia maniobra del CIS a sueldo del Gobierno para aupar la figura del presidente del PP en detrimento de los intereses de la Verdadera España y a favor de Prisa. Hay gente que "razona" en blanco y negro.

Lo más interesante del barómetro se me hace el realismo de los españoles a la hora de aquilatar la situación actual en el país. Para un 46,1% la situación económica es "mala o muy mala", el 52,0% piensa que es peor que hace un año y un 44,5% cree que dentro de otro año será peor. Opinión pública que registra con sensibilidad de sismógrafo la situación real en que la inflación ha subido al 4,7%, el paro también y la tasa de crecimiento desciende. Es un dictamen que refleja a las claras cómo la gente habla de la feria según le va en ella, cosa muy razonable. Preguntados los encuestados cuáles sean los asuntos más graves del país, los graduan del modo siguiente: paro (52 %), situación económica (48,4%), terrorismo (31,4%) y vivienda (25,6%). Ahí los españoles hablan según su percepción y las informaciones que reciben. Pero preguntados acerca de cómo los afectan estas cuestiones a ellos personalmente, el orden cambia de modo perceptible: la mala situación económica pasa a primer lugar para el 46,9%, viene luego el paro (24,2%), sigue la vivienda (21,6%) y, como es lógico, el terrorismo se desploma a ultimo lugar (6,8%). Efectivamente, los datos reflejan el realismo de la gente que, en este caso, toma los colores ominosos del pesimismo.

La imagen es una foto de fenriquedice bajo licencia de Creative Commons).

Telefónica, cómo no.

Sé que cualquier cosa mala que se diga de Telefónica encontrará apoyo y simpatía en el 99 por ciento de los españoles que hemos de sufrir este monopolio de hecho, monumento a la incompetencia y el abuso como no se ha visto otro. El 1 por ciento restante lo dejo para quienes se beneficien del atropello que esta compañía comete de modo sistemático con sus clientes, así como los parientes y amigos.

El caso es que estoy sin conexión a la red en casa. El asunto se cuenta en dos instantes: una mañana cualquiera de la semana pasada llama un operario de la compañía contando que nos ofrecen una "promoción" exclusiva, bla, bla, bla para aumentar nuestra velocidad de conexión de 4 MB a 10 por un módico sobreprecio de cuatro euros mensuales. Se le dice que no. Cuelga. Cuatro días después, llega un router nuevo de telefónica a casa (lo de llega es un decir; lo trae una empresa de mensajería que nos está toreando dos días) que deposito con unción religiosa en una mesa para cuando haya que devolverlo; otros cuatro días después, no hay acceso a la red. Llamo a un 902 (sí, esos de pago donde te tienen esperando eones mientras soportas músicas indescriptibles, se repite un mensaje de que esperes y se llenan los bolsillos con tu dinero) y me explican que como he pedido la "promoción" a los 10 MB, se están haciendo los pertinentes arreglos. Digo que en su día rechazamos la tal promoción y la persona del 902 me pasa con un "técnico" de malos modos. El tal técnico se hace cargo de la incongruencia de que quieran meterme una "promoción" en contra de mi voluntad y añade de su cosecha que, además, aunque la quisiera, no la tendría porque la zona en la que vivo carece de cobertura para hacerla. O sea, no tengo "promoción" ni línea. Resultado: En cuarenta y ocho horas tendré, dicen, restablecida mi conexión anterior.

¿A que es genial? Por supuesto, todos los inconvenientes, gastos, costes ocasionados por esta pandilla de incompetentes y abusones tiene que pagarlos el cliente, en este caso, un servidor que está aporreando el teclado en un bendito work center en Madrid a donde he tenido que trasladarme a trabajar, mirar el correo, subir mis posts, preparar mis trabajos, etc.

Cuando se privatizaron estas compañías antes públicas se dijo que se beneficiarían los consumidores porque la libre competencia siempre tiene esos resultados. Fue una de las habituales mentiras del neoliberalismo: Telefónica sigue siendo un monopolio de hecho. Las compañías de la competencia tienen que lidiar con una situación de inferioridad y abuso pues aquella es propietaria de la red. En verdad esa sí que sería una labor necesaria del Parlamento: estudiar esta situación, recuperar por ley las instalaciones e infraestructuras para el Estado y hacer que Telefónica estuviera de verdad en igualdad de condiciones con sus competidores. Así sí se terminarían estos abusos de una vez por todas. En caso contrario la compañía seguirá aprovechándose de su situación de privilegio en detrimento de sus clientes.

dijous, 29 de maig del 2008

El alcalde y el locutor.

El señor Ruiz Gallardón ha hecho ya más por la democracia en nuestro país sentando en el banquillo por injurias graves al locutor señor Jiménez Losantos que todas las prédicas filosófico-morales que puedan largar los profesores de filosofía política en un año.

Porque si la democracia es algo, es forma y procedimiento, es libre y civilizado debate, intercambio de opiniones contrapuestas dentro del respeto entre adversarios. La democracia no es insultar o injuriar a quien no está de acuerdo con nosotros y lo manifiesta educadamente. Y mucho menos insultar e injuriar valiéndose de una posición de fuerza y predominio desde una tribuna pública como una radio o un periódico que llegan a millones de ciudadanos, hacen un daño inmenso al honor de los agredidos, y los ponen en una muy difícil situación para la defensa.

Se entiende qué pretenden los sujetos que recurren a estos detestables procedimientos: amedrentar a los injuriados, generar un clima de miedo en torno suyo, imponerse por la brava, mediante la agresividad y alzarse con la razón aunque no se tenga y también con una buena ganancia económica, como suele ser el caso. Porque si atacar el clima de civilizada convivencia en democracia ya es vituperable, hacerlo encima para lucrarse es inmundo.

En el juicio de ayer se pudo asistir a una buen episodio que podría grabarse para una clase de Educación para la Ciudadanía. El señor Ruiz Gallardón estuvo comedido y firme en defensa de su derecho, que es el de todos los ciudadanos de este país, el derecho a decir lo que pensamos sin que se nos insulte soezmente con evidente abuso de medios. El gesticulante señor Jiménez Losantos estuvo como lo que es, un hombre que lo pone todo al servicio de sus intereses, incluida la dignidad de terceros. Sin empacho alguno se escudó detrás de las víctimas para escurrir el bulto, se presentó a sí mismo como víctima estando allí como victimario y confundió, como hace siempre, la justicia con su política.

Los demás actuaron como tuvieron a bien. De los testigos de la defensa, sólo los señores Alcaraz, Ramírez y Herrero testificaron algo que pudiera ser de valor para el acusado. En concreto el señor Ramírez invocó la libertad de expresión, como si la libertad de expresión fuera compatible con la injuria y la calumnia y, cual suele, pronunció una especie de sentencia paralela anticipada: si los jueces condenan al señor Losantos por injurias graves habrán atentado contra la libertad de expresión. Es lo de siempre: el señor Ramírez hizo lo que pudo con anterioridad a la vista oral para que el señor Ruiz Gallardón retirara su querella y, al no conseguirlo, recurre a la habitual coacción moral sobre los jueces. Por cierto, este señor Ramírez también fue condenado en su día, en 1993, por injurias y calumnias por el Tribunal Supremo, condenada ratificada posteriormente por Tribunal Constitucional. Afinidades electivas.

Los otros testigos de la defensa, altos cargos del PP, atrapados en la disyuntiva entre atender al principio de la dignidad ofendida o auxiliar al presunto injuriador, se decantaron por lo primero. Todos ellos, incluido el señor Zaplana, que fue el más vacilante, se portaron como personas de bien a riesgo, supongo que consciente, de que ahora los insulten y arrastren su nombre por el lodo, como ya empezó a hacer el presunto injuriador ayer llamándolos caraduras.

Cuando sea pública la sentencia, si es condenatoria, si el señor Jiménez Losantos es condenado por injurias graves que, no se olvide, son delito, es decir, si el señor Jiménez Losantos es condenado como delincuente por un tribunal de justicia, ¿qué va a pasar en la COPE?

Supongo que el citado individuo recurrirá una sentencia condenatoria pero, en el ínterin, ¿va a seguir todo igual en La Cope? Los obispos ¿van a seguir permitiendo que un presunto delincuente continue hablando desde los micrófonos de una emisora de la Conferencia Episcopal Española?

En todo caso, repito, el señor Ruiz Gallardón ha hecho muchísimo por la democracia en nuestro país: poner coto a los desmanes y abusos de un matón de las ondas, sostenido por la Iglesia a la que, por cierto, pertenece el acusador, pero no el acusado.

Por lo demás, excelente momento para la celebración de la vista oral, en mitad de la crisis del PP. Una prueba más de que la política y la justicia marchan por sus sendas independientes y que la primera se beneficiará siempre de la acción de la segunda porque es seguro que los partidarios de los señores Ruiz Gallardón y Rajoy, ahora, tendrán que aguantar menos abusos, insultos e iniquidades.

(La imagen es una foto de Dolors Nadal, bajo licencia de Creative Commons).

El parto de los montes.

De no ser por el mal precedente que se sentaría, por el que cualquier presidente de Comunidad Autónoma acabaría consultando a la ciudadanía lo primero que se le pasara por la cabeza, habría que pedir al Gobierno que dejara vía libre a la consulta de Ibarretxe que, además, carece de fuerza vinculante, a ver qué pasaba.

Porque despues de años de dar la brasa con la famosa consulta hay que fastidiarse qué dos preguntas pretenden esos genios del Gobierno vasco espetar a sus sufridos ciudadanos. Pura delicia de ejercicio de hipocresía y retórica. Y todo por no condenar explícitamente a ETA y no llamar a las cosas por su nombre. La primera reza:

¿Está usted de acuerdo en apoyar un proceso de final dialogado de la violencia si previamente ETA manifiesta de forma inequívoca su voluntad de poner fin a la misma de una vez y para siempre?

Es una pregunta tan necia que parece de Alicia en el país de las maravillas. ¿Prueba? Formúlenla Vds. al revés y diríjasela a ETA:

¿Está usted de acuerdo en manifiestar de forma inequívoca su voluntad de poner fin a la violencia de una vez y para siempre si la ciudadanía vasca apoya un proceso de final dialogado de la violencia?

Pregunta capicúa.

¿Y qué me dicen de la segunda?

¿Está usted de acuerdo en que los partidos vascos, sin exclusiones, inicien un proceso de negociación para alcanzar un acuerdo democrático sobre el ejercicio del derecho a decidir del pueblo vasco, y que dicho acuerdo sea sometido a referéndum antes de que finalice el año 2010?

Tómese nota: "los partidos vascos"; no "los partidos legales" o "los partidos democráticos", sino "los partidos vascos". Eso comprende a los que son ilegales. ¿Y por qué no a la propia ETA? Es tan ilegal como Batasuna, tan vasca como ella y, sin duda, mucho más "partido".

Además: ¿y si no hay acuerdo, que no lo habrá, antes del año 2010? El Mad Hatter diría: se somete a consulta el no-acuerdo.

De verdad, este hombre y su equipo no tienen categoría para gobernar. Esta consulta es un insulto a la inteligencia media, sector inferior, de la colectividad española, vasca o de Amorebieta.

Que el Tribunal Constitucional detenga el dislate, que haya elecciones anticipadas en Euskadi y que el PNV, para salvar el ridículo, proponga otro candidato a lehendakari que sepa lo que hace.

(La imagen es una foto de Fotosmak, bajo licencia de Creative Commons).

El amor a la paradoja.

Giorgio Agamben es uno de los más interesantes filósofos contemporáneos, un cruce de caminos en todos los sentidos del término, tanto por su formación (jurídica, filosófica, lingüística, histórica) como por sus intereses (filosofía política, filología clásica y medieval, estética) como por las influencias que ha integrado en el conjunto de su copiosa obra (Walter Benjamin, Martin Heidegger, Carl Schmitt, Michel Foucault, etc) todo lo cual cristaliza en una obra compleja, pluridisciplinar, con muchos matices y muy sugestiva. Sus aportaciones más importantes son su teoría del Estado de excepción como forma "normal" de organización política y la del homo sacer, lógicamente ligada a la primera, puesto que toma pie en una determinación del derecho romano aplicada a cierto tipo de delincuentes, pero que se generaliza hasta convertirse en una variante de la condición humana, objeto especial de la reflexión del filósofo a partir de Aristóteles.

El libro en comentario (Giorgio Agamben (2008), La potencia del pensamiento, Barcelona, Anagrama, 420 págs.) es una recopilación de trabajos del autor en los últimos treinta y pico años, aquí agrupados bajo tres epígrafes genéricos: I lenguaje, II historia y III potencia y tiene la ventaja de ser como una especie de vademecum del conjunto de sus preocupaciones a lo largo de su vida, por tanto quien esté familiarizado con su obra lo encontrará de grata lectura y quien no lo encontrará muy buena introducción.

La parte I dedicada al lenguaje está presidida por la idea de que la filosofía no es una visión del mundo, sino una visión del lenguaje (p. 31). Si en una concepción tradicional la filosofía aparece como un pensar sobre el pensar, ésta de la filosofía del lenguaje, típica de la contemporánea desde Wittgenstein, es un pensar sobre el decir del pensar sobre el pensar. Es razonable que a veces uno, mero aficionado, se sienta un poco perdido e irremediablemente anclado en el pasado ya que, según Agamben toda filosofía, toda religión y todo saber que no haya tomado conciencia del giro lingüístico pertenece al pasado (p. 35). Y todo esto a propósito de un fascinante ensayo sobre el sentido de la revelación que no es algo que se dice sobre lo existente sino que es un nombre que concierne al lenguaje mismo, al hecho de que haya lenguaje, a la creación de la razón porque, en paralelo con el argumento ontológico de San Anselmo, el lenguaje debe presuponerse a sí mismo puesto que el nombre de Dios (el nombre que domina el lenguaje) carece de significado (p. 31).

En un fascinante trabajo sobre Lengua e historia, que indaga en la relación entre categorías lingüísticas e históricas en Benjamin, toma pie en la idea de San Agustín de que la gramática es transmisión histórica (infinita) y, mientras no podamos llegar al fondo del lenguaje, habrá transmisión de nombres e historia. Por supuesto, el reto es el de una comunidad y una lengua humanas que no remitieran a ningún fundamento indecible (p. 57). Su idea se precisa a propósito de una reseña del libro de Jean-Claude Milner, Introducción a una ciencia del lenguaje que le sirve para sostener que la filosofía no reconoce una "esencia" del lenguaje, sino que su preocupación es el mismo factum loquendi, el hecho de que los hombres hablemos, por cuanto, de acuerdo con el teorema de Milner, la verdad es la paradoja de que "el término lingüístico no tiene nombre propio" (p. 71). El momento más arduo de esta cuestión reside en la imposibilidad de decir "yo", que ilustra con un ejemplo de la dióptrica cartesiana y una aguda reflexión sobre el alter ego de Paul Valèry, el señor Teste, el de "je me voyais me voir" (p. 107).

El apartado II dedicado a la Historia abarca una amplísima variedad de temas que testimonia del refinamiento y la profundidad de conocimientos de Agamben y de los que es imposible dar cuenta detallada. Hay un capítulo sobre la llamada "Ciencia sin nombre" de Aby Warburg (en cuya biblioteca, llamada ahora "Instituto Warburg" pasó el autor una temporada) que haría las delicias de Borges: la biblioteca como laberinto (p. 131), la "ciencia sin nombre" cuya materialización acabaría siendo la iconología de Erwin Panofsky (p. 143).

En un trabajo sobre el pronombre se que le da para hacer un repaso de toda la filosofía, desde la griega hasta Hegel formula su tesis básica del hombre como animal sacrifical: Que el hombre -el animal que tiene el lenguaje- es, en cuanto tal, lo infundado; que no tiene fundamento sino en su propio hacer, en el propio darse fundamento, es una verdad tan antigua que está en la base de la más antigua práctica religiosa de la humanidad: el sacrificio. (p. 198).

Walter Benjamin y lo demoníaco parte de negar que la propuesta de Gershom Scholem de que el anagrama benjaminiano Agesilaus Santander se interprete como Angelus Satanas (215) y le da una vuelta interesantísima, sosteniendo que lo que hay aquí es una fusión entre el ídios daímon de todo hombre con el motivo judío de la imagen celeste del demut o tzelem a semejanza de la que cada cual es creado. Así que el tzelem es como el doble celestial (p. 227) que llega hasta el último día, en que coinciden origen y fin, como redención del pasado y su consumación en una "imagen centelleante" de la humanidad redimida (p.244). En un trabajo subsiguiente sobre Kommerell y sus indagaciones acerca del gesto, hay una referencia al libro de éste sobre Jean Paul (que Agamben considera el mejor de Kommerell), precisamente el escritor aleman que inventó la figura del doble (Doppelgänger).

Es de especial interés que el concepto de Estado de excepción se perfile en un artículo sobre El concepto de la ley en Walter Benjamin de quien dice Agamben que interpretó mal a Carl Schmitt en la relación entre estado de excepción y "regla". En todo caso, lo que me parece un hallazgo es la definición del estado de excepción como la "validez de la ley sin significado" (Geltung ohne Bedeutung), por supuesto, característica generalizada en nuestro tiempo (p. 275).

La parte III Potencia, abarca también una variedad de temas. En La potencia del pensamiento arranca de la famosa anécdota que narra Ana Ajmátova en Réquiem para indagar una vez más en Aristóteles y llegar a la paradójica pero clara conclusión de que, siendo la potencia humana potencia de no pasar al acto, la potencia es impotencia porque el hombre es el animal que puede la propia impotencia (p. 294). Lo genial aquí es transportar esta paradoja a la relación entre el poder constituyente y el poder constituido en los sistemas políticos (p. 299).

Hay un artículo sobre Heidegger y el amor, salvando al maestro de la acusación de no haberse ocupado nunca de esta pasión y dando por sentado que, habiéndolo vivido con Hannah Arendt precisamente en los años en que redactaba El ser y el tiempo, tendría que estar implícito en uno de las espectos esenciales del Dasein que es la facticidad. El amor "es la pasión de la facticidad" en la que el hombre soporta la no pertenencia y la opacidad, se las apropia y las custodia como tales (p. 331). Menos decidida es la defensa del mismo maestro en otro aspecto que aquí habría de salir, esto es, Heidegger y el nazismo. Resulta imposible negar la evidencia de que Heidegger fue un nazi y un nazi activo, convencido de que su filosofia (la hermenéutica de la facticidad) comulgaba, era una, anticipaba el pensamiento nazi. En todo caso, Agamben no lo defiende sino que se limita a señalar la última paradoja de que el filósofo más importante del siglo XX fuera un nazi.

El resto de los trabajos contenidos en el libro son igualmente interesantes, pero destaca el de La obra del hombre en el que el autor vuelve sobre un tema acerca del que ha reflexionado mucho a partir de la ya citada cuestión de Aristóteles sobre el "hacer" propio del hombre en la Ética a Nicómaco (p.375) para llegar a su conocida conclusión de que la obra del hombre es su propia vida (p. 378). Sin embargo en Aristóteles la racionalidad del hombre es su carácter potencial, contingente y discontinuo, por lo cual Agamben echa mano del concepto marxiano del hombre como "ser de especie" (Gattungswesen) para visualizarlo, por así decirlo, en la historia. La prueba, dice, de que hay que proceder de este modo es lo difícil (o imposible) que resulta a Marx especificar cuál haya de ser el cometido del hombre en la sociedad sin clases (p. 381). Muy cierto y por eso, no teniendo ya mucho que esperar del concepto de clases, aparece aquí, el típico de los postfoucaultianos de "multitud", el mismo que Toni Negri deriva de Spinoza y Agamben extrae de Santo Tomás y Dante (pp. 384/385).

No quiero dejar pasar sin mención el trabajo final acerca de los últimos (póstumos) de Deleuze y Foucault que, curiosamente, versaban sobre la vida, concepto fundamental en la filosofía política contemporánea, el campo de la inmanencia absoluta.

dimecres, 28 de maig del 2008

La conjura de los cesantes.

Los espasmos del PP desde el fatídico nueve de marzo pasado, sus sobresaltos y congojas, los espectáculos que dan sus dirigentes abroncándose mutuamente en público y apuñalándose en privado, las manifas del frente de senectudes teledirigidas desde la COPE contra la dirección en la calle Génova y las maniobras del cardenal Rouco para conseguir la caída del señor Rajoy tienen atónitos a los analistas, comentaristas y gacetilleros de la Corte. Se acumulan las explicaciones ingeniosas en los mentideros. Que si los duros del partido se oponen a los "reformistas" y "moderados", que si el señor Aznar está preparando su vuelta por aclamación para salvar al partido in extremis, que si los demócratas cristianos vuelven por donde solían, etc.

Es cierto que en buena medida algunos "duros" al estilo de la señora San Gil, el señor Cascos o la señora Aguirre, andan agitando el cotarro; pero con ellos se encuentran otros "blandos" como el señor De Arístegui o el señor Elorriaga. Dudo mucho de que el señor Aznar quiera volver a salvar su partido porque está más cómodo forrándose con el señor Murdoch y otros mecenas y adalides del progreso y las libertades, especialmente de expresión. Estoy seguro de que los demócratas cristianos andan empujando según su particular estilo marrullero e hipocritón, poniendo zancadillas y dando golpes bajos como hicieron las famosas termitas Herrero de Miñón o Alzaga con UCD; pero lo cierto es que la movida en contra del señor Rajoy se inicia y se mantiene gracias a los no confesionales como la señora Aguirre e incluso de algún ateo como el señor Losantos.

Nada, nada: la conjura contra el señor Rajoy es una conjura de cesantes, esos personajes galdosianos tan típicos de España como los toros de Guisando. Cierto que aquí no se trata de cesantes en el sentido más estricto del término ya que no cesan en ningún puesto de la administración pública. Pero sí lo son en sentido lato puesto que todos ellos han cesado, cesan o saben que cesarán en los cargos institucionales o internos del partido: el señor Zaplana no se fue, lo echaron como cesante; igual que el señor Acebes con quien "nadie había hablado" para renovarle el cargo; lo mismo que el señor Elorriaga que ya daba por descontado su despido del momio que tenía como secretario de no sé qué; así como la señora San Gil quien, tras perder elección tras elección, se veía ya descabalgada de su puesto; o la señora Aguirre que sabe que no ocupará cargo alguno en el equipo del señor Rajoy; o el señor Pizarro que se siente utilizado y luego despreciado a más velocidad que lo fue el señor Garzón por el PSOE; o el señor Mayor Oreja de quien nadie se acuerda para nada.

Cesantes, tipos resabiados, envenenados, resentidos, que creían merecerlo todo y no tienen nada; tipos que tratan de conseguir una alternancia en la dirección del partido igual que los cesantes conservadores del siglo XIX querían que saltara el Gobierno liberal para volver a colocarse y, viceversa, los cesantes liberales trataban de derribar el gobierno conservador.

Así que ni principios ni finales, ni liderazgo, capacidad de unificación ni pamplinas: cesantes rebotados y enfurecidos que se conjuran para retornar a sus ansiadas prebendas y tomar cumplida venganza de los mequetrefes parvenus que rodean al señor Rajoy y legitiman su pintoresca operación de propiciar un cambio generacional en el PP pero que no le afecte a él.

Lo único que tiene que hacer el señor Rajoy a quien la COPE está prestigiando a marchas forzadas con sus viciosos ataques por orden del prelado señor Rouco es llegar entero al Congreso de su partido y repartir algunas mercedes entre los cabecillas más exaltados de los cesantes. Ya verá qué pronto se callan porque, excepto el señor Zaplana, que se ha enchufado con su amigo y protector señor Alierta, los demás se quedan en el paro. Téngase en cuenta además que aun estando en la oposición el PP tiene mucho que repartir a diferencia de IU en donde deben de estar a cien pretendientes por cargo, que no tiene nada y a la que esperan tiempos muy difíciles de mucha crisis ideológica y mucha refundación.

(La imagen es un famoso cuadro de Heinrich Füssli (también llamado Henri Füssli) titulado "El juramento de los tres confederados, de 1779-1780, se refiere a los cantones suizos y se encuentra en el Ayuntamiento de la ciudad de Zürich.)

El crucifijo y la Biblia.

El PSOE y el PP unieron ayer sus votos en el Congreso para derrotar una iniciativa de IU por la que se pedía una norma reguladora del protocolo de tomas de posesión que prohiba la presencia de crucifijos y Biblias en dichos actos. Inmediatamente la prensa tituló que el PSOE se niega a retirar el crucifijo y la Biblia de los actos oficiales, incluida la prensa prosociata, que ya hace falta ser inepta.

Porque el PSOE no se niega a retirar los crucifijos y las Biblias de los actos oficiales; al contrario: aboga por retirarlos. Lo que no quiere -y me parece de perlas- es prohibirlos por ley porque eso da una imagen prohibicionista que nunca produce buen resultado. El Real Decreto 707/1979, de 5 de abril, por el que se establece la formula de juramento en cargos y funciones públicas no contiene mención alguna a crucifijos ni Biblias ni siquiera a la sangre de San Pantaleón, que se licua cada veintisiete de julio; por lo tanto no hace falta reformarla. No hace falta sino retirar simplemente los crucifijos y Biblias de los actos oficiales y aquí paz y después gloria.

Lo que quiero ver es que, en efecto, el Gobierno de España (no del Vaticano) lo hace. Me parece inteligente no dar pábulo a la clerigalla para salir a la calle gritando que la maltratan pero, a continuación, hay que proceder a quitar sus símbolos de todos los ámbitos en que el abuso nacionalcatólico los colocó en su día con apoyo de los fusiles, produciendo esa sensación siniestra que producen. Y tiene que hacerlo sin escuchar más a los meapilas que lo rodean, entre ellos el embajador ante la Santa Sede, señor Vázquez, el presidente del Congreso de los Diputados, señor Bono, el ex-coordinador para las víctimas del terrorismo, señor Peces-Barba y la vipresidenta del Gobierno, señora De la Vega, que todo lo que tiene de progre lo tiene de beata y sumisa a la sotana.

Según noticias para escurrir el bulto de esta obligación los sociatas pretextan que es un capricho del Rey quien sostiene que es tradición que los ministros y presidentes del Gobierno juren/prometan de esta guisa y con este protocolo. Será. Pero también es tradición que los hijos no se salten a los padres en la sucesión al trono de España y menos por decisión de un general felón y asesino y ahí está él sin embargo, tan pancho, habiendo dejado a su padre en la cuneta de la Historia.

Para el caso de que el Gobierno se niegue a quitar sin más el crucifijo y la Biblia de los actos de toma de posesión, sugiero que cuando menos retire la Constitución y la substituya por esa preciosa edición príncipe de la ilustración donde queda bien claro de qué régimen procede éste. Que nadie se llame a engaño y viva la Santa Tradición.

(La imagen es una foto de lademocracia.es, bajo licencia de Creative Commons).

La revolución aquí y ahora.

Mi amigo Pablo Iglesias me envía este vídeo, un breve documental (menos de diez minutos) sobre Toni Negri. Habla él (en italiano con subtítulos en inglés) y se habla de él (en inglés) en una especie de sucinta y breve presentación de sus ideas sobre la forma de la explotación en las sociedades contemporáneas, la formación del nuevo Imperio, el carácter de la violencia, la función del internacionalismo, la rebelión contra la globalización y la guerra social de hoy. En definitiva, la tarea de la multitud en rebelión en el contexto opresivo de la biopolítica del capital. Merece la pena verlo y escucharlo y meditar lo que dice este hombre que pasó cuatro años en la cárcel en Italia y catorce en el exilio en Francia por sus ideas, muchas de las cuales comparto porque para mí ésta es la izquierda crítica y radical de hoy.

El vídeo se titula La revuelta sin fin.

Gracias, Pablo.

dimarts, 27 de maig del 2008

La vergüenza de ser europeo.

Desde los orígenes del llamado "Estado nacional" (y antes, por supuesto) casi todos los pueblos europeos hemos emigrado en algún momento de nuestras historias, a veces durante siglos. Por unos u otros motivos, religiosos, políticos, económicos nos hemos visto forzados a salir de nuestros países y poner rumbo a América, a Australia y a África. Por centenares de miles, por millones, ingleses, irlandeses, escandinavos, alemanes, eslavos, griegos, italianos, españoles, portugueses tuvimos que buscarnos la vida en otros países que nos acogieron y nos dieron seguridad y trabajo. Desde las emigraciones de los puritanos ingleses en el siglo XVII a Norteamérica hasta las de los españoles, griegos, italianos y portugueses a Europa central a mediados del siglo XX, nuestra historia es una historia marcada por la emigración. Los países de acogida se beneficiaron de nuestro esfuerzo y nosotros nos beneficiamos de las nuevas oportunidades en los países de acogida.

Ahora acabamos de aprobar una directiva (pendiente de ratificación a primeros de junio) que considera a los inmigrantes como delincuentes y ciudadanos de tercera, que los hace objeto de tratamientos represivos sin garantías ni derecho a defensa jurídica alguna, que permite recluirlos en campos y expulsarlos luego de modo expeditivo por la vía administrativa. Toleramos que los gobiernos más reaccionarios, como el francés o el italiano, presidido por un sujeto que alardea de su xenofobia y ha convertido la inmigración ilegal en un delito, impongan sus criterios de mano dura al conjunto de la Unión. Es más nos plegamos de buen grado a su autoritario proceder porque así salvamos nuestra buena conciencia argumentando que no podemos hacer nada frente a la alianza de los poderosos. Somos unos canallas desagradecidos y unos hipócritas que decimos regirnos por valores muchos de los cuales están en la Biblia pero la ignoramos cada vez que machaconamente nos repite que no aflijamos ni atribulemos a los peregrinos porque también nosotros lo fuimos en Egipto (Ex., 22, 21; Lev., 19, 33-34; Deut., 10, 18-19; etc.).

Igualmente durante esos siglos, desde el XVI hasta bien entrado el XX y en algunos casos hasta el día de hoy (véase el Irak) los europeos hemos saqueado al resto del mundo, singularmente el África, parte del Asia, Oceanía y xasi toda América, hemos robado sus materias primas, esclavizado y exterminado a sus poblaciones autóctonas, destruido sus culturas, esquilmado sus formas de vida y les hemos impuesto las nuestras y ahora que, luego de siglos de rapiña, todos aquellos inmensos territorios que tienen independencia política pero malviven en la miseria, la enfermedad, la ignorancia y la muerte temprana (a veces con esperanzas de vida en torno a los cuarenta años), necesitan de nuestra ayuda, se la negamos.

Los europeos, como el resto de los países desarrollados, aprobamos la Resolución 2626 de 1970 de la Asamblea General de las Naciones Unidas (hace ya treinta y ocho años) por la que nos comprometíamos a destinar el 1% de nuestro Producto Interior Bruto (PIB) al desarrollo y el 0,7% en concreto en forma de Ayuda Oficial al Desarrollo (AOD). La inmensa mayoría jamás lo cumplimos como se comprueba echando una ojeada al cuadro del Euroestat de 2008 con datos hasta 2006 a la derecha en donde se ve que únicamente tres países escandinavos (Dinamarca, Suecia y Noruega) y dos centroeuropeos (Países Bajos y Luxemburgo) llegan al 0,8% del PIB o pasan de él. El resto no cumplimos ni de lejos y los casos más sangrantes son los países ex-comunistas Chequia (0,12%), Hungría (0,13%), Polonia (¡0,09%!) y Eslovaquia (0,1), que muestran así la noble herencia moral del comunismo, y Grecia (0,17%) y Turquía (0,18) que seguramente necesitan su dinero para comprar armas con que entrematarse.

No obstante, quizá por vergüenza, algunos países nos habíamos comprometido a alcanzar el 0,7% del PIB en alguna fecha concreta por ejemplo Francia y España en 2012 (o sea con cuarenta y dos años de retraso) y Gran Bretaña para 2013. Pues bien en el Comité de Representantes Permanentes que está celebrándose ayer y hoy Francia e Italia (¡cómo no!) seguidas por los Países Bálticos y otros muy solidarios ex-comunistas se han desentendido de este acuerdo. El movimiento está acaudillado por la derecha que pretexta que estamos en época de crisis y, si bien la izquierda, por ejemplo la de España y Portugal (países que tampoco se lucen en la escala) formulará alguna protesta, está por ver que haga algo. Dice el señor Rodríguez Zapatero que España llegará al 0,7% en un plazo máximo de dos años. Se admiten apuestas.

¿No somos repugnantes en nuestra avaricia y falta de conciencia?

(La primera imagen es una foto de Cicilief, bajo licencia de Creative Commons).