dissabte, 9 de febrer del 2008

Las primarias prometen.

Estas primarias están resultando peculiares y accidentadas. Lo que empezó siendo de una manera puede acabar de otra. La noticia del abandono del candidato Mitt Romney, el republicano mormón y millonario se difundía el jueves como un reguero de pólvora por todos los medios, prueba de que las presidenciales estadounidenses son un acontecimiento planetario, que se sigue en todas partes con gran expectación puesto que, guste o no guste, los EEUU son el gendarme mundial.

Mr. Romney, que se había gastado ochenta y tantos millones de dólares de su bolsillo en su proyecto de alcanzar la Presidencia, reunió a unas docenas de simpatizantes y les contó que se retiraba para permitir una reunificación del Partido Republicano que lleve a la derrota de los demócratas. Su instinto de hombre de negocios no le impidió perder ochenta y tantos millones de dólares, pero le hizo entender que si se quedaba a la par con el cura Huckabee y a mucha distancia del favorito McCain, perdería otros tantos. De este modo, en cambio, con una retirada digna, podía conservar esperanzas de que se le designe candidato a la Vicepresidencia en la Convención Nacional del Great Old Party (GOP).

El viernes, pensando que se había terminado el primer tramo de las primarias republicanas, el señor Bush, en un discurso a un grupo de ultraconservadores, el Conservative Political Action Committee, sentó plaza de gran estadista, diciendo que el GOP debería reunificarse en apoyo de quien fuera nominado como candidato y, aunque no mencionó expresamente al señor McCain, todos los analistas piensan que el discurso era en su apoyo. Lo que no está claro es si eso es bueno o malo para Mr. McCain, teniendo en cuenta que el índice de popularidad de Mr. Bush está en un 33%, el más bajo de la historia de los presidentes de los EEUU. Y muy alto que sigue pareciéndome para un Presidente que, tras afirmar enfáticamente nosotros no torturamos, ha autorizado, según se ha demostrado en sede parlamentaria, la práctica de la tortura llamada "de la bañera". Quizá no sea bueno ante el electorado en general, pero sí lo fue ante los miembros de la organización ultraconservadora que un día antes habían recibido a Mr. McCain con una mezcla de aplausos y abucheos.

Quieran los estrategas o no, el Partido Republicano está dividido. Los ultraconservadores, los fundamentalistas cristianos no consideran conservador a McCain. El jefe de uno de estos grupos, de los evangélicos, el muy influyente James Dobson, ha comprometido su voto por Huckabee y anatematizado a McCain. O sea que, aunque de momento hay una diferencia de unos cuatrocientos delegados entre el senador por Arizona y el cura exgobernador de Arkansas, la nominación del primero puede no ser tan coser y cantar como parece. Huckabee tiene apoyos y comunica muchísimo mejor que McCain. Su mensaje está repleto de barbaridades populistas, de esas que encantan a los estadounidenses de pura cepa, los de "una nación fundada en presencia de Dios por gente temerosa de Dios". Porque se vea que no me invento nada: el menda propone inhabilitar a todos los jueces que invoquen en sus decisiones el Derecho Internacional.

En el campo interior, Huckabee no quiere oír hablar de reducción de impuestos porque planea abolir el de la renta. Cero impuesto sobre la renta. Eso no lo han oído aún los señores Rajoy y Pizarro. Nada de reducciones, deducciones, exenciones y tramos: cero IRPF, ¿eh? ¿Qué tal? Por si acaso, anoche Huckabee ganó el caucus de Kansas, donde los evangélicos son predominantes. Y, al escribir esto, estaba prácticamente empatado con Mr. McCain en Nebraska y Washington. Una diferencia de un punto porcentual puede ser decisiva ya que los republicanos aplican criterio mayoritario. El mismo Huckabee dice que no se licenció en matemáticas, sino en milagros y que cree en ellos. De momento, el milagro sigue y McCain, hasta ahora favorito indiscutible, puede tenerlo crudo.

En el campo demócrata las cosas están igualmente muy liadas. La señora Clinton y el señor Obama andan empatados. Ayer, sábado, el segundo ganaba cómodamente dos caucus (Washington y Nebraska) por grandes márgenes, así como las primarias de Louisiana. Hoy por la noche se decide el Estado de Maine. La señora Clinton no despega.

La contienda demócrata puede durar hasta la convención si ninguno se los candatos obtiene antes los 2025 delegados que se precisan para la nominación. Y ambos están lejos. A estas alturas tampoco serviría ya que el Comité Nacional Demócrata CND) resolviera el problema que se creó con el castigo a los Estados de Florida y Michigan (el tercero y el quinto de la Unión en cantidad de delegados) por haber adelantado las primarias y consistente en suprimir sus delegados, que son 210 en el caso de Florida y 156 en el de Michigan. En su mayoría corresponderían a la señora Clinton, que ganó en ambos Estados pero porque Mr. Obama y Mr. Edwards se negaron a hacer campaña en ellos. Para las subsiguientes competiciones, en Virginia, Maryland y el distrito de Columbia, el señor Obama va ganando en las encuestas. ¿Raza? ¿Género? Difícil de decir.

Doy cuenta de un fenómeno que demuestra cómo la blogosfera está presente por doquiera. Decía yo hace unos días que la idea de un tándem Clinton/Obama, siendo prometedora no es muy posible. Pues bien, como los EEUU son un mundo, se ha puesto en marcha una campaña que propone que se produzca una alianza entre Mrs. Clinton y Mr. Obama.La idea es que así los demócratas tendrían dieciséis años en la presidencia, ocho con la señora Clinton de presidenta y ocho de vicepresidenta, y lo mismo pero a la inversa para el señor Obama; o al revés. La campaña se llama 16yearplan. Quizá sea por eso por lo que Mrs. Clinton dijo anoche en Maine que esperaba contar con el señor Edwards en todo lo que emprendiera. No es una promesa de vicepresidencia pero está claro que trata de absorber a los delegados que la retirada de Mr. Edwards deja en el aire.

Al final es posible que ninguno de los dos candidatos llegue a la Convención con los 2025 delegados, razón por la cual, intuyen serán imprescindibles los llamados "superdelegados", o sea, los delegados que son cargos del partido y no tienen el voto comprometido, que son los que están trabajándose ahora. Hasta podría resultar que fueran estos quienes decidieran la nominación del candidato demócrata y eso después de que todo el mundo diga que en los EEUU los partidos no pintan nada.