diumenge, 23 d’octubre del 2011

El reino de este mundo.

Cristo dijo que su reino no era de este mundo. Estaba equivocado. Es posible que lo sea del otro pero, desde luego, también lo es de éste. ¡Y cómo! Los obispos, que no están para metafísicas, lo corrigen y explican a sus fieles por quién hay que votar en las próximas elecciones y por quién no hacerlo. Hay que votar a partidos que rechacen el aborto, la eutanasia, el matrimonio gay y el nacionalismo. Más o menos, el PP. Y, lógicamente, no hay que votar a partidos que apoyen tales prácticas demoníacas. Más o menos, el PSOE y todo lo que haya a su izquierda.

Siempre que los obispos hablan del reino de este mundo, se levanta una polémica con unos diciendo que no tienen derecho a inmiscuirse y otros diciendo que tienen el de todo hijo de vecino. Claro que tienen derecho; se lo concede el César, a quien dan lo suyo y más que lo suyo, pues lo apoyan cuando les interesa y colaboran con él. La vocación de la iglesia católica es siempre el poder político. Sobre todo en España en donde sigue habiendo mucho nacionalcatolicismo. Esto de nacional levanta alguna roncha entre los mismos fieles. Por ejemplo, el católico Durán i Lleida clama contra los prelados por pedir que no se voten opciones nacionalistas. Parece haber olvidado que el nacionalcatolicismo es español. Y no español de la Oda a España sino español del caballero de la mano al pecho.

En fin, lo que maravilla es cómo sea posible que en un país católico en el que la iglesia es antisocialista, en el que los empresarios son de la derecha, donde los múltiples nacionalismos desconfían del socialismo y la izquierda llamada transformadora considera al PSOE un lacayo del capital, el PSOE haya venido ganando elecciones. Es que la gente es muy suya.

(La imagen es una foto de Iglesia en Valladolid, bajo licencia de Creative Commons).

Una rebeldía narcisista.

El otro día fui al teatro Alfil, a ver la presentación del libro de Guillermo Toledo que he aquí. En el escenario, en torno a una especie de velador, el propio Toledo, Pascual Serrano, el editor y un cuarto interviniente a quien no llegué a identificar. La charla, muy distendida, que contaba con la complicidad del público, de antemano favorable, dio bastante cuenta del libro.

Porque no es un libro en el sentido ordinario del término, aunque la portada dé a entender que sí, que es un libro de Guillermo Toledo titulado Razones para la rebeldía, en el que aparece una misteriosa colaboración de Pascual Serrano. La "colaboración" consiste en que es él quien ha escrito el texto. Toledo, a quien no se le da esto de escribir, lo ha hablado durante dos o tres días, aislado en una casa en el campo en compañía de Serrano, que registraba lo que el otro decía o tomaba notas, o lo que fuera. Luego se sentó y compuso la obra. En realidad, la "colaboración" es la de Guillermo Toledo que, como actor que es, interpretó su papel de rebelde.

Sin duda, la obra tiene otro propósito, el de ser una especie de manifiesto, en la estela de los que publica ahora el personal, del tipo de ¡Indignaos!, el manifiesto de los economistas aterrados, etc. Es decir, va en serio. El estilo es un poco exagerado pero eso viene de que no es lo mismo hablar que escribir. Cuando el escribir es transcribir y el transcriptor, además, comulga con el fondo de lo que transcribe, sale una mezcla sorprendente.

El libro es un largo monólogo de Toledo que condensa sus opiniones sobre el mundo que le rodea y sobre él mismo. La parte autorreferencial es muy abundante y reiterada. La visión de Toledo de sí mismo es la del artista con fama pero políticamente comprometido con la izquierda radical, que no tiene pelos en la lengua y que por ello es ninguneado por el aparato mediático o su propia industria del espectáculo, cine y/o televisión. Valora mucho su intervención en reivindicaciones que, sin ella, serían menos visibles, como la de los saharauis, porque es muy consciente de su relieve público y de lo que este añade como superaditividad a las causas que invoca. Pero precisamente ésta se da porque, cada vez que Toledo hace algo, sale en la prensa. O sea, que no es ninguneado. Quizá sea cierto lo que afecta a las industrias; no puedo saberlo. En lo que hace a los medios, observo que todos ellos se han hecho eco del libro de Toledo y ha tenido multitud de actos y posibilidades de darlo a conocer. Eso no me parece ningunear a nadie. ¿O cree Toledo de verdad que una persona que se dedica a otra cosa publica un libro sobre un asunto que no es el suyo profesionamente hablando y todos los medios dan cuenta de él y le hacen entrevistas? Ya quisiera yo que me pasara eso con los míos. ¿Piensa Toledo que a cualquiera que se le ocurra airear sus opiniones políticas le escriben un libro?

Toledo habla siempre bien de sí mismo y mal de muchísima gente (aunque tiene sus amistades y lealtades) con lo que, según los lectores, unos celebrarán más unos párrafos y otros, otros. Por ejemplo me parece de perlas lo que dice del conglomerado de Prisa, periódico, radio, editorial, con su circuito especial de reconocimientos, premios y castigos, una especie de régimen clientelar de mediocridades. Pero es el de más prestigio que hay y ahí debe de doler. Probablemente la queja sobre los medios venga por el rechazo de El País que, se diga lo que se quiera, sigue siendo el periódico astro. Y conste que a mí también me parece que Rosa Montero y Elvira Lindo son dos columnistas detestables, sobre todo la segunda, que es de una pedantería insufrible. Lo que no entiendo es porqué se queda en ellas cuando hay otros aun peores, por ejemplo Juan Cruz, el contable del conglomerado. Claro que también los hay mucho mejores y algunos simplemente magníficos, al menos para mi gusto, como Juanjo Millás, Manuel Rivas, etc. La realidad es compleja.

En general, Toledo es categórico, casi apodíctico. Los que piensan de otra forma no solamente están errados sino que son unos cobardes o unos granujas. Tiene juicios tajantes, normalmente maniqueos, pero sin mucha justificación salvo la muy genérica de que se trata de la actitud de la "verdadera" izquierda. Tampoco es preciso señalar cuál sea el objetivo de esa verdadera izquierda, sobre todo porque ya queda abundantemente claro que el PSOE no es un partido de izquierda sino, siguiendo la doctrina de Anguita (quien, por cierto, prologa la obra con la habitual prosopopeya) , la otra pata del partido de la derecha en España. Incluso más, es un partido traidor (p. 101). Porque Toledo es un rebelde que no se atiene a doctrina pero, cuando ésta aparece, es siempre la comunista.

Desde luego, razones para la rebeldía hay muchas. Siempre las ha habido. El mundo no comenzó ayer. Pero lo menos que cabe pedir a quienes las esgrimen es que las fundamenten, que no las invoquen como dogmas o jaculatorias. Véase: "Del mismo modo que el capitalismo es incompatible con la democracia, la monarquía también es incompatible con la democracia." (p. 79). ¡Con la cantidad de gente que creemos lo contrario, que ambos son perfectamente compatibles con la democracia! Y somos multitudes. Pero, al parecer, multitudes equivocadas, manipuladas, engañadas. Personalmente soy republicano y el capitalismo no me gusta. Pero parece claro que la poca o mucha democracia que hay en el mundo es compatible con la monarquía y el capitalismo y no creo que nadie en su sano juicio sostenga que Inglaterra o Francia sean tiranías, aunque sus democracias, como todo en la vida, sean mejorables. Sí lo era, en cambio, la Unión Soviética, régimen porque el que parecería inclinarse Toledo.

Siendo este asunto tan complicado convendría saber por qué razón el capitalismo no es compatible con la democracia siendo así que las sociedades más avanzadas del planeta, las que tienen mayores índices de riqueza y satisfacción de sus habitantes, dicen ser capitalistas y democráticas, con el acuerdo de mayorías abrumadoras de sus poblaciones. ¿Todos están equivocados y sólo se encuentra en lo cierto Toledo que predica como Juan en el desierto? Convendría también que aclarara qué otro sistema político, en cambio, sí es compatible con la democracia. Porque, al parecer, el término de referencia, la democracia, es intangible con lo que tampoco sería inútil que Toledo explicara qué entiende por democracia en lugar de dar por supuesto que todo el mundo coincide con la idea que él tenga de ella y que, mientras no lo haga, será un misterio.

Hay cosas mejores y peores en el libro. Formulaciones más o menos felices, pero constituye una buena panorámica de cómo ve la izquierda radical el mundo contemporáneo. Es un libro crítico y no tiene nada propositivo. Quedamos en que el planeta está sometido al más injusto y explotador capitalismo pero no sabemos por qué otra cosa pueda sustituirse ni en qué medida se puede reformar. Supongo que es un libro para la ira, aunque a mí no me la haya despertado, pues el escepticismo no le deja echar raíces.

dissabte, 22 d’octubre del 2011

La vida sigue.


Entrevista de Josep Cuní a Eulàlia Lluch,
filla d'Ernest Lluch
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Hace unos días un analista político cuyo nombre no he retenido afirmaba en un buen artículo que un eventual fin de ETA no incidiría en el cantado resultado electoral del 20-N porque la gente ya lo daba por descontado y no le preocupaba. Lo decía con conocimiento de causa y basado en buenas razones. Según el último barómetro del CIS, de septiembre, el terrorismo preocupaba al 3,7 por ciento de la población y era la octava causa de inquietud siendo la primera el paro (80 por ciento), la segunda los problemas económicos (49, 6 por ciento), etc. El terrorismo no alcanza el 10 por ciento desde abril de 2010. Hace diez años podía llegar al 70 por ciento y ser la primera causa de preocupación. Son otras hoy las congojas de los ciudadanos. Era pues razonable concluir que el fin del terrorismo no tendría impacto.

Sin embargo, ayer fue el asunto por excelencia. Opinaron todos los políticos nacionales y algunos extranjeros (Obama, Sarkozy, Cameron, Santos, etc). En los medios fue la única noticia. No la deuda, ni la crisis, ni los empresarios: ETA. En la prensa, la radio y la TV y no digamos las redes. En noticiarios y tertulias. Sólo se habló de ETA. Los patronos vascos se felicitaron y la Conferencia Episcopal Española aprovechó la ocasión para pedir el voto al PP y, de paso, dijo una de esas solemnes perogrulladas que dicen los del capelo : que el terrorismo es intrínsecamente perverso. Un descubrimiento.

Y todo este ruido, esta cacofonía, esta batahola por un comunicado de la banda que muchos consideran poca cosa, business as usual; otros un dulce empozoñado ; otros un regalo electoral a los cómplices del PSOE; otros un ejercicio de retórica socarrona; otros un señuelo para distraer la atención mientras la banda se rearma e così via. Y todo con la poco digna intención de rebajar las expectivas electorales del PSOE reduciendo la importancia del hecho, de anular el impacto que decía el analista que no iba a producirse y sí está produciéndose. Como se prueba precisamente en el zafarrancho general para evitarlo.

¿Qué pasaba entonces? Que en efecto, la gente ya sabía hace meses que ETA estaba derrotada y se había preparado para su final sin armar grandes alharacas. Pero es que en el terrorismo la gente llevamos más de treinta años reprimiendo alharacas, sofocando sentimientos, aguantando situaciones terribles, bárbaros asesinatos en masa como el de Hipercor, sin perder los nervios, controlándonos, apoyando siempre a los gobiernos. Pero eso no quiere decir que los sentimientos sofocados no existieran. Han existido y siguen existiendo. Pero van por dentro. La alegría del fin de ETA también ha ido por dentro. La hemos exteriorizado los plumillas, los opinantes en público, los parlanchines, tertulianos y predicadores en general. Pero la gente la sentía en su fuero interno y está todo el mundo muy interesado en lo que suceda ahora porque ahora, el contencioso, el llamado conflicto, se traslada a los tribunales de justicia y las crónicas judiciales apasionan a la opinión.

Y vamos a eso del conflicto. Dice la izquierda abertzale que el comunicado de ETA no cierra el conflicto político. Tan profundo como lo de los obispos. Claro que no cierra el conflicto político ni ningún otro conflicto. Lo que cierra es el asesinato. Todos los conflictos siguen vivos. Alguien debe enseñar a los hasta ayer amigos de los pistoleros cosas elementales como que la sociedad no es otra cosa que cientos de conflictos cruzados, de todo tipo y condición: religiosos, económicos, sociales, de género, nacionales, etc. Si partimos de la idea de que un conflicto es aquella situación en que alguien quiere algo que otro no quiere darle, la vida social es conflicto. Y la democracia es el mejor sistema político porque garantiza que los conflcitos se canalizan civilizadamente; no que se resuelvan porque ese es otro asunto que depende de mayorías y minorías. Para entender esto es necesario a su vez aceptar que el conflicto que a uno le parece esencial, prioritario, único en realidad, puede que no se lo parezca así al resto de la sociedad que tiene otros conflictos. Si uno renuncia a imponer la solución de su conflicto preferido a tiros tiene uno que aceptar que a la gente el conflicto de uno le parezca irrelevante. Que se haya defendido por medios criminales no lo hace más urgente ni más real.

Porque, cuando callan las armas, la vida sigue. Y parte de este seguimiento es que, mientras ETA no se disuelva, las autoridades también seguirán deteniendo etarras y poniéndolos a disposición del juez por pertenencia a banda armada, posesión de armas y los demás delitos en que continúen incurriendo. Y eso no forma parte del "conflicto político", no es político. Es criminal.

(La imagen es un cuadro de Thomas Hart Benton, abuelo de la pintura estadounidense actual, escuela neoyorquina, titulado América hoy. Actividades ciudadanas con suburbano, pintado en los últimos años veinte).

divendres, 21 d’octubre del 2011

España sin ETA.

Cuando Pérez Rubalcaba llegó al ministerio del Interior traía dos objetivos prioritarios: reducir la siniestralidad en las carreteras y acabar con ETA; dos graves problemas de los españoles de muy distinta naturaleza. Los ha conseguido. Ahora, lo lógico es votarlo para que, como presidente del Gobierno, gestione la definitiva normalización democrática del País Vasco y del conjunto de España.

Las comparecencias de ayer de Zapatero y Rubalcaba en sendas ruedas de prensa fueron ejemplares. Los dos hubieran podido recordar que en su combate contra ETA tuvieron que superar los ataques de una oposición empeñada en utilizar la lucha antiterrorista como arma para desgastar al gobierno y obtener réditos electorales. Zapatero hubiera podido recordar aquella infamia de Rajoy de que estaba traicionando a las víctimas de ETA. Rubalcaba, las continuas acusaciones de estar negociando con ETA -él, que siempre se opuso a toda negociación de este tipo-, y de no querer el fin de la banda, coronadas por la última canallada de acusarlo, así como a sus subordinados, de colaboración con banda armada.

Pero ninguno de los dos lo hizo sino que ambos rindieron tributo a las víctimas, a los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado y atribuyeron la victoria sobre los pistoleros a la unidad de las fuerzas democráticas y la colaboración de Francia. Bien cierto; esa es la perspectiva adecuada para afrontar el próximo futuro en que será necesario gestionar con acierto la multiplicidad de problemas que plantearán las secuelas de una actividad criminal que ha durado decenios, ha hecho destrozos enormes en la convivencia democrática y ha dejado heridas que habrá que sanar con tesón, habilidad y generosidad. Sigue siendo imprescindible la unidad de las fuerzas democráticas y a ello irá orientada probablemente la mayoría de los comentarios que se lean en los próximos días.

El comienzo de la nueva etapa, sin embargo, deja ya ver claroscuros. En su comparecencia ayer Rajoy se mostró manifiestamente incómodo por cuanto el destino parece repetirse y, cuando ya se ve triunfador en las próximas elecciones, un hecho repentino puede volver a dejarlo en la estacada. Trató de rebajar la trascendencia del momento afirmando que, si bien era un paso importante, no era el decisivo que no llegará hasta que la banda se disuelva de forma irreversible. Se adivina que esa será una de las líneas principales del ataque de la oposición conservadora. Pero Rajoy no tuvo más remedio que reconocer que se trata de una victoria porque no se ha pagado precio político alguno por el cese definitivo de la violencia. Un reconocimiento que deja en evidencia a Aznar y a Mayor Oreja quien aún ayer decía que el gobierno y ETA negociaban un fin sin fin.

La actuación del PP en este campo ha consistido en impedir como fuera que el gobierno socialista capitalizara el fin de ETA. Se negó a asistir a la conferencia de paz de Donostia hace unos días y sus trompeteros mediáticos arrojaron toneladas de basura sobre los participantes, siguiendo el ejemplo del inefable Aznar que no ha mucho acusaba al gobierno de suplicar y mendigar gestos de ETA. A eso es a lo que llaman colaborar en la lucha antiterrorista. Ayer también Esperanza Aguirre, que tiene la virtud de reducir siempre las cosas al absurdo, trataba de desmerecer la noticia asegurando que los comunicados de ETA tienen credibilidad cero. En efecto, es la línea que va a adoptar la derecha, la de aquí no ha pasado nada. Como ETA cuando se restauró la democracia en España sostenía que "aquí no ha pasado nada" y siguió asesinando, la derecha seguirá atacando al gobierno, diciendo que negocia con ETA y que Rubalcaba colabora con los terroristas.

A esta posición bastante ignominiosa ayuda la actitud intransigente de algunas asociaciones de víctimas que se reservan el derecho a decir que el terrorismo sólo habrá acabado cuando se cumplan las condiciones que ellas establecen. Y, entre tanto, también proseguirán en sus ataques al gobierno.

Sin embargo dos cosas están claras: 1ª) las víctimas tienen mucho peso moral y merecen el reconocimiento del conjunto de la sociedad. Pero las decisiones colectivas que afectan a ésta son competencia de las instituciones demócraticas legítimas, en especial el Parlamento. 2ª) La derrota de ETA es un logro indiscutible del gobierno de Zapatero, algo por lo que éste ha sacrificado mucho y por lo que sin duda pasará a la historia. La pieza esencial de ese gobierno, la que ha convertido en realidad el deseo de millones de españoles es Rubalcaba quien se ha ganado limpiamente el derecho a ser a su vez presidente.

Hay un tercer personaje que ha sido decisivo en la derrota de ETA, sin el cual ésta no se hubiera producido y a quien todavía no he visto mencionado en la catarata de parabienes que llueven sobre España: el juez Garzón. Zapatero dirigió el aspecto institucional de la lucha antiterrorista; Rubalcaba el policial; y Garzón el judicial. Fue su idea de llevar la lucha contra ETA al terreno de sus apoyos sociales, económicos, culturales, la que acorraló a la banda y la puso al alcance de la policía.

Garzón, sin embargo, está esuspendido, en una especie de exilio y perseguido judicialmente en su país, lo que es literamente una vergüenza y un baldón sobre la alegría que produce el fin del terrorismo. Si Rubalcaba gana las elecciones y es presidente del gobierno debiera contar con este juez que, como todos los seres humanos, se habrá equivocado alguna vez, pero es la honra de la profesión judicial.

(La imagen es una foto de www_ukberri_net, bajo licencia de Creative Commons).

dijous, 20 d’octubre del 2011

Se acabó.

Deponen las armas. Se van. Nos dejan en paz. Termina esta peste mezcla de crimen y estupidez que parecía eterna. Hoy ganamos todos, todos, incluidos ellos que ya no se verán obligados a seguir asesinando a sangre fría ni haciendo el ridículo con sus capuchas y sus interminables, farragosos y vacíos discursos. Por fin se ha muerto Franco.

Y nada más por hoy, que Palinuro anda emocionado con la noticia y va a celebrarla con los amigos. Título del post de mañana: España sin ETA. Enhorabuena a todo Cristo, incluidos los que no querían que esta pesadilla acabase o, por lo menos, no ahora, y son los que todos sabemos, la extrema izquierda y la derecha extrema en el PP, y de los que mañana hablaremos. Que se fastidien y se alegren porque, a pesar de ellos, hemos derrotado a ETA. Agur.


Vuelvo porque es imposible no hacerlo. He visto las comparecencias de Zapatero, Rajoy y Rubalcaba en la tele. El lenguaje no verbal de los tres era muy distinto: Zapatero y Rubalcaba conteniendo la emoción (Rubalcaba no lo consiguió del todo). Rajoy con cara de circunstancias y disgusto. Zapatero y Rubalcaba han estado a la altura del momento. Los dos se han referido a las víctimas, a las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado, a la unidad de las fuerzas democráticas y han anunciado un futuro de paz en libertad. Rajoy ha intentado rebajar la importancia del hecho, desmerecerlo, considerándolo "un paso muy importante" pero, obviamente, no definitivo, hasta que la banda no se disuelva irremisiblemente. Lo de siempre. Pero no le ha quedado más remedio que reconocer que es la derrota de ETA porque se ha conseguido sin hacer concesión política alguna. Es decir, se ha tragado un sapo. El segundo vendrá el 20-N, que es en lo que pensaba durante su comparecencia.

¿Puede la política?

Magnífica iniciativa la de la Fundación Ideas de celebrar la III Conferencia Progreso global en Madrid. Dicen los participantes que la política, si quiere, puede. Es verdad. Pero no es toda la verdad. Porque, ¿de qué política se habla? Si es la política habitual, la interna, la de los Estados más o menos nacionales, la afirmación no es cierta. En un mundo globalizado, con una crisis global, los Estados han perdido capacidad de maniobra, autonomía, soberanía. La política nacional/estatal no puede. Ni siquiera puede la política regional. La advertencia de Angela Merkel de que si cae el euro, cae la UE no es solamente la habitual agorería de esta doña Virtudes, sino una probabilidad desagradable. La crisis no es estatal y tampoco es europea; es global.

Por eso tiene importancia que esta conferencia haya reunido a políticos progresistas de varios continentes. Que haya sido global y progresista y no, como suele suceder, global y neoliberal. El mundo tiene que ver que hay un programa socialdemócrata concreto para vencer la crisis. No ayuda mucho el que casi todos los políticos que participan estén en la oposición y, por tanto, carezcan de posibilidades reales de aplicar en sus países las recomendaciones que hagan en la conferencia, aunque esta situación puede cambiar y, de hecho, está cambiando.

Lo esencial es que esas recomendaciones se hagan, que ese programa tome cuerpo. Entonces la política, llegado el momento, sí podrá. Pero, para que esto suceda, es preciso que las medidas propugnadas sean claras y factibles y las conclusiones que presente Rubalcaba en la clausura también lo sean y no se limiten a consideraciones generales del tipo de "establecer un nuevo liderazgo que sea capaz de construir y promover un futuro progresista, sin dejar a un lado los principales éxitos del pasado".¡Oh, dioses, ya está aquí la "construcción del futuro", como si fuera un chalet! Eso es lenguaje del G-20.

Los líderes progresistas mundiales deben ofrecer una refundación del capitalismo, como la que invocó Sarkozy hace dos o tres años sin la menor intención de acometerla. Refundación del capitalismo con medidas concretas que los socialdemócratas deben acordar: eliminación de los paraísos fiscales, regulación del capital financiero con prohibición de las prácticas fraudulentas como las ventas a corto, establecimiento de una tasa Tobin que los bancos no puedan repercutir en los sufridos depositarios, revitalización del comercio mundial, eliminación de proteccionismos, políticas de crecimiento de corte keynesiano hasta donde sea posible (tanto mercado como sea posible y tanto Estado como sea necesario), prioridad a inversiones en industrias medioambientales y energías alternativas, aumento y mejora de la ayuda al desarrollo, drástica reducción de los gastos militares y, en Europa, más unidad, política fiscal única, bonos europeos y establecimiento de un gobierno económico de la Unión.

Esas medidas no son viables en los marcos estatales. Sólo lo son globalmente. Y eso es lo que Rubalcaba debe evidenciar en las conclusiones. Es una ocasión de oro para que el candidato complete su imagen de político capaz en la arena doméstica con una proyección internacional. Pero que no salga hablando de "construir el futuro", de la "generación del milenio" y otras sinsorgadas de este jaez, sino de lo que todos estamos deseando escuchar: que se va a acabar con el latrocinio, que se va a embridar la codicia de los opulentos, que se va a fomentar el comercio y el crecimiento y se va ayudar a quienes lo necesitan.

Obsérvese que la otra parte no pierde el tiempo con fórmulas vagarosas, sino que va derecha a lo que le interesa. Los empresarios no piden "construir el futuro" (y muchos son inmobiliarios) sino rebajar la indemnización por despido. Estos lo tienen claro. Igual de claro han de tenerlo los progresistas. Llevamos más de tres años intentando salir de la crisis por la puerta falsa. Muéstrese la verdadera.

Cielo negro botella.

Muy ufano, el PP difundió ayer por twitter está increíble imagen bajo el lema de empieza el cambio. Lo del cambio fue lema del PSOE en las elecciones de 1982, de forma que aquí está pirateado. Pero eso es lo de menos. Es patente la suciedad del cielo de Madrid que la concejala responsable de Medio Ambiente, Ana Botella, niega con la misma pasión con que Schopenhauer negaba el espíritu hegeliano. Y menos mal que Rajoy no ha acudido a una de esas felices expresiones suyas del tipo de "lo que Gallardón (en la foto, junto a Soraya Sáenz de Santamaría) ha hecho en Madrid es lo que quiero hacer en toda España". Porque dentro de poco los madrileños tendremos que salir a la calle con máscara antigás. A propósito, ¿cuánto cobran los asesores del PP? Porque si uno de ellos produce una foto así para una empresa privada, digamos un banco, presentando a la cúpula corporativa bajo un cielo de Mad Max, lo rebajan a botones.

dimecres, 19 d’octubre del 2011

Sinfonía desconcertante o la realidad viene de fuera.

Hace semanas, quizá meses, que en España solamente se escucha una obra que podría llamarse "las grandes elecciones de 2011". En ella hay un único y poderoso leit Motiv en el que toda la orquesta trabaja concertada en un crescendo acelerado que lleva al final atronador del 20-N cuando una derecha fuerte, segura, confiada, con amplio respaldo, desplazará del poder a una izquierda atribulada, insegura cuya identidad como izquierda está cuestionada. ¿Toda la orquesta?

Decididamente, no. Hay dos secciones del conjunto que, con instrumentos muy distintos, van a su aire, interpretan otras piezas, tienen tiempos y ritmos diferentes. Son la sección de percusión del terrorismo etarra y la de aire de los indignados del 15-M, al fin y al cabo perroflautas. Ninguno de estos dos fenómenos tiene en cuenta el calendario político español ni están afectados por el proceso electoral. No es que desafinen; es que interpretan otros conciertos, lo que obliga a entenderlos en sus propios términos. En ambos casos, además, intervienen instrumentos de fuera del país, extranjeros. La cuestión etarra trae un tema de mediación internacional concretado en la conferencia de paz de Donostia; la de los indignados se ha visto como un acompañamiento exterior del planeta entero, algo que no puede ignorarse.

Tengo para mi que la actuación del PSOE en ambos casos ha sido, en líneas generales, correcta, pues ha sabido deslindar su implicación en la refriega electoral de las actitudes que debe adoptar frente a las dos secciones discordantes. En el caso de ETA ha mantenido su exigencia de deposición incondicional de las armas pero ha asistido a la conferencia de paz porque eso es lo que se hace entre gentes civilizadas: hay que estar presente allí donde va a hablarse y decidirse sobre cosas que interesan a uno, tanto más si el interés es nacional: el fin del terrorismo en Euskadi. Y, sin cejar en su exigencia, ha conseguido que -por fin- la izquierda abertzale pida a los de las pistolas que cierren el negociado de la muerte y se dediquen a otra cosa. Es todo un paso.

En lo concerniente al 15-M, fue la actitud temperada del gobierno -vacilante al principio y con algún traspiés- la que ha permitido que el movimiento continúe en su quehacer pacífico y haya alcanzado el 15 de octubre resonancia mundial. El mundo mira a España en ambos casos y lo hace con respeto, colaborando con ella porque la actitud de su Gobierno ha sido eso, civilizada.

Las decisiones cruciales que han llevado a estas dos situaciones en las que fuerzas no integradas en el sistema puedan estarlo sin perder nada de sus reivindicaciones propias salvo el recurso a la violencia se deben a Rubalcaba. Es de justicia reconocerlo, aunque pueda ser difícil explicarlo. Rubalcaba es un buen político; quizá demasiado bueno.

La actitud de la derecha, en cambio, ha sido muy distinta, aunque similar en ambos casos, pues ha consistido en desautorizar las dos situaciones, atacarlas, criminalizar a los participantes, insultarlos. Obsesionado con que nada interfiera en su marcha triunfal al 20-N, el PP ignora la realidad que viene de fuera; más aun, la desprecia e injuria a los intervinientes. Da vergüenza el trato que han dado sus propagandistas a los mediadores internacionales. La conferencia de Donostia, según Mayor Oreja, significa que ETA y el Gobierno planean “un final sin final”. Los demás no existen.

Los indignados del 15-M para Aznar siguen siendo marginales, antisistema, de extrema izquierda y no representativos. Es un análisis tan penetrante como ese otro que dice que, en realidad, el 15-M es un montaje de la derecha para hacer que el PSOE pierda las elecciones al comprobarse que no es capaz de controlar una situación de orden público. Nada de esto tiene que ver con la realidad venida de fuera.

Esa obcecación en negar y despreciar dos realidades discordantes alcanza un nivel peligroso y hasta perverso ante otra tercera realidad que nos viene de fuera, la nueva rebaja de Moody's de la deuda española. Hace un par de días, un portavoz del PP (no recuerdo cuál) decía que los mercados estaban tranquilos porque ya descuentan la victoria de su partido. ¿Debe entenderse ahora que la rebaja de la deuda indica que el PP no ganará las elecciones? ¿Es tan difícil ver más allá de las propias narices?

dimarts, 18 d’octubre del 2011

Palinuro y Cyrano de Bergerac.




Cyrano de Bergerac. El otro mundo. Estudio introductorio, traducción y notas de Ramón Cotarelo, Madrid, Akal, 2011.




No sé si alguna vez he confesado mi afición al caballero Savinien de Cyrano de Bergerac, más conocido por Cyrano o Cyrano de Bergerac. Es todo un personaje: espadachín temible, pendenciero, jugador, tierno poeta, guerrero y gascón. Es la imagen que nos dejó Edmond Rostand en su felicísima pieza teatral de 1897 que fue un éxito sin precedentes y acuñó la figura que luego han perpetuado en el cine un par de películas, la última, de Jean Paul Rappeneau, protagonizada por Gérard Dépardieu.

Esa semblanza de bravucón, juerguista, valeroso, noble y corazón de oro ya era bastante estereotipada. Estaba descaradamente tomada de los mosqueteros de Dumas. Pero, al final acabó cristalizando otra aun peor: la de un narizotas quisquilloso duelista. La gente suele quedarse con las deformidades físicas y las convierte en definitorias. Eso le pasó a Quevedo que, además de ser patizambo, legó su nombre a los quevedos.

Algunos de aquellos rasgos se dieron en Cyrano, pero son los menos importantes. Más decisivo es que también era dramaturgo, brillantísimo autor de epístolas, entendido en ciencias (quizá también en alquimia), filósofo libertino del círculo gassendista, materialista y ateo y defensor a ultranza de la hipótesis copernicana, esto es, heliocéntrica; hipótesis que todavía podía costar un disgusto a sus defensores hacia 1645, siendo así que la obra póstuma de Copérnico se publicó en 1543. Un siglo luchando para que la Iglesia permitiese decir que la tierra gira en torno al sol.

Ese es el Cyrano que aparece en las dos utopías que escribió y no llegó a ver publicadas pues murió en 1655, a los treinta y cinco años, posiblemente asesinado por los jesuitas que lo odiaban por sus agudezas contra ellos, como aquella que decía que la Compañía de Jesús eran los dos ladrones.

Los estados e imperios de la Luna que fue la primera en ver la luz se publicó mutilada para que no ofendiera a la Iglesia y así siguió reeditándose doscientos cincuenta años hasta que, a comienzos del siglo XX, se descubrieron dos manuscritos originales completos, sin censura. De los Estados e imperios del Sol no se ha encontrado manuscrito original y hay que dar por bueno lo que se ha editado que, además, está sin acabar, aunque es pensable que Cyrano la dejara así a propósito porque justamente termina en el momento en que Campanella, que es su guía en el sol y él mismo, salen a recibir a Descartes que acaba de morir en la tierra. Descartes, el enemigo de Gassendi, maestro de Cyrano ¿Qué iba a decirle cuando había estado toda la obra sosteniendo que el vacío existe?.

La figura de Cyrano influyó en autores decisivos del romanticismo, como Vigny, Nodier o Gautier, que lo apreciaba mucho, tanto que su Capitán Fracasse tiene mucho de ciranesco. Se llevó fatal con su padre, despreció a los mecenas, contrajo la sífilis y murió joven, pobre y seguramente asesinado. ¡Ah!, además, estaba muy orgulloso de su nariz. En la Luna, los selenitas exterminan a los recién nacidos ñatos, seleccionan las más majestuosas narices y las usan como relojes de sol siendo la dentadura el cuadrante.

ETA kanpora.

Eso es, vete ya. Desaparece de nuestras vidas. Deja que la gente viva en paz y en paz dirima sus diferencias. No haces falta a nadie ni nadie te necesita. Hasta tus supuestos allegados civiles piden que bajes el telón. Muy pocos te echarán de menos, aunque alguien siempre habrá. Eres un anacronismo. Formas parte del siniestro legado del franquismo. En un mundo que puede movilizarse al unísono en los cinco continentes por causas nobles y pacíficamente, tu recurso a la violencia carece de justificación alguna. Pudo tenerla durante la dictadura, que era un régimen violento, y aun así es más que discutible. Pero en democracia le violencia es ilegítima. Hay quien te regalará los oídos diciendo que esto no es una democracia. Son los que consideran que sólo es democracia lo que ellos deciden.

Al sector político le ha costado años comprender la evidencia misma: que en España pueden defenderse todas las opciones políticas, incluidas las independentistas, siempre que no se haga mediante la violencia. Y digo la evidencia misma porque los catalanistas lo comprendieron desde el principio y se apresuraron a terminar con aquel germen de banda terrorista que se llamaba Terra Lliure. Desde entonces el independentismo catalán ha llegado incluso a gobernar en la Comunidad Autónoma. Lo mismo que hace ahora Bildu, al menos en un territorio histórico. Esto es un país civilizado. No hay sitio para la violencia.

Actuar políticamente no quiere decir que se tenga garantizado el logro del objetivo político que se persiga porque eso depende de lo que piensen y hagan otras opciones que tienen idéntico derecho a proponer sus propios objetivos, que pueden -y suelen- ser otros. Esa exigencia tradicional de ETA de que todos los proyectos puedan defenderse y con posibilidades iguales de realizarse, dado que es la situación actual, sólo puede entenderse como el deseo de que se garantice a una parte el logro de sus objetivos porque sí. Es un razonamiento típicamente infantil: juego si gano. Ya sé que decir que los etarras son infantiles suena algo extraño. Pero lo son. Ademas de pistoleros.

El comunicado de estos apóstoles de la resolución de conflictos es bastante soso y blandorro, pero pide a ETA que deponga las armas sin condiciones, ya. Ya no se sabe qué más quiere. Como la componente católica en el mundo etarra es muy fuerte, a lo mejor quiere que, después de los apóstoles, venga el mismo Cristo a pedirle que haga mutis por el escotillón de la historia.

dilluns, 17 d’octubre del 2011

¿Puede Rubalcaba remontar?

Un vistazo al gráfico de ayer en El País tiene que poner los pelos de punta a todos los socialistas, incluido Rubalcaba, por inverosímil que parezca.

¡Casi 16 puntos de diferencia! Un abismo. Los números son apabullantes. Según el gráfico, las próximas elecciones podrían ser "cataclismáticas" y cambiar el sistema español de partidos así como su representación parlamentaria. Pero cataclismática es también la realidad. Y no solamente por razón de una crisis que pone en cuestión el sistema mismo. Piénsese en qué sucederá si mañana o pasado ETA anuncia que depone las armas y se disuelve. A ver cómo explica el PP al electorado que estuvo ausente en el momento de la rendición del enemigo. Porque ponerse a decir que la deposición de las armas y la disolución se deben a que el gobierno traidor negocia con ETA a las escondidas no lleva muy lejos. Si se da este supuesto seguramente cambiará el trazo de los gráficos de Metroscopia. Pero de momento lo que auguran es un batacazo del PSOE. ¿Podrá evitarlo Rubalcaba?

No lo sabe nadie. Ni él que, para más prueba, ha tenido que encajar un descenso muy significativo en la valoración popular, quedando por debajo de Rajoy. Pero está obligado a hacer de tripas corazón, a tratar de evitarlo; incluso a ganar. Es de suponer que a estas horas el candidato tiene a sus asesores echando humo en busca de tácticas vencedoras. Que no propongan muchas ni muy alambicadas, cosas a las que tienden los asesores. Basta con pocas, poquísimas; y muy sencillas, sencillísimas.

Empiece por ver el terreno del debate, que es el que él pisa. No tiene enemigo. Enfrente no hay nadie, no hay propuestas concretas, ni programa. Sólo hay un "quítate para que me ponga yo". En términos numéricos, Rubalcaba está ante el cero. Al otro lado del cero se encuentra el infinito. Que resista la tentación de irse al infinito en la falsa creencia de que cuanto más explicativo, detallado y minucioso, más de relieve quedará la nada del cero. No es el infinito el que pone de relieve el cero porque es más incomprensible que él. Lo que pone de relieve la vaciedad del cero es el uno, el dos, el tres, los números inmediatos, más cercanos.

Que el candidato no desgrane la totalidad del programa punto por punto ni aburra a la audiencia con prolijas explicaciones: cinco medidas y un enunciado general bastan y todas ellas dichas en fórmulas claras y breves que todo el mundo entiende: 1ª) dación en pago; 2ª) garantía de la sanidad, la educación y los demás servicios públicos que son derechos de los ciudadanos; 3ª) progresividad fiscal para que pague más quien más tiene; 4ª) lucha contra el fraude fiscal y los paraísos fiscales; 5ª) lucha contra la corrupción y eliminación de los privilegios de los políticos y cargos públicos. El enunciado general: profundización de la democracia y defensa de los derechos individuales. Son fórmulas sencillas sobre las que se puede debatir cuanto se quiera pero que conviene repetir y machacar; y recordar que al otro lado del cuadrilátero no hay nada, no hay propuestas, sólo silencio.

El candidato Rubalcaba se la juega en el debate de televisión, desde luego; pero también el candidato Rajoy. No me explico qué ha pasado con las otras propuestas, empezando por la del ciberdebate, lanzada por 20 Minutos y de la que nunca más se supo. En el PP tienen un miedo cerval a estos encuentros sin darse cuenta de que, al reducirlos a uno, concentran todos los focos en él y ponen a su candidato al nivel de Rubalcaba porque si éste no tiene más remedio que jugárselo todo a una carta, ese no es el caso de Rajoy. Pero sí lo es por falta de juicio. ¿Qué tiene que perder Rajoy en un debate de todos contra todos? En cualquier caso, un solo debate, una sola oportunidad, un solo tiro. Y con el país entero mirándolos: dos políticos hasta ahora segundones, con larga experiencia. Rajoy es más nacional; Rubalcaba, más ladino.

En la tele es esencial lo que se oye y lo que se ve. En lo que se oye, no hay duda: nada de embarullar, nada de circunloquios. Las ideas claras y claramente expuestas y, si hay que explicar algo, que sea de forma breve. Hay que repetir sin que parezca que se repite, esto es, iluminando aspectos nuevos de la misma idea, aclarándola más.

Lo que se ve es esencial. En esto los candidatos van igualados en cuanto a la cuestión de la imagen. En ambos casos es borrosa. Rajoy tiene a su favor su mayor corpulencia y, como ocupa toda la pantalla, le interesa compartir campo con su adversario para que se note la diferencia. A Rubalcaba, más menudo, en cambio le interesa estar solo en campo para evitar la referencia visual.

Lo que no puede evitar Rubalcaba por razón de la talla puede enmendarlo manejando mejor el lenguaje no verbal, el gesticular. Tiene que resaltar más, escurrirse menos y adquirir mayor prestancia. Saque más pecho, más voz y no se encoja. Rajoy tiende a lo ampuloso, a lo que ayuda su aspecto de tribuno en perpetuo y vacío alegato. Rubalcaba es más cercano, más familiar, más unassuming que dicen los ingleses, sin pretensiones. Eso comunica bien, pero tiene que ser más afirmativo, más contundente. No basta con estar en familia cuando se quiere ser presidente del gobierno, es decir, pater familias. Hay que estar también en el foro.

diumenge, 16 d’octubre del 2011

Crónica de la revolución indignada (XXIII).


La revolución española mundial.


La de ayer fue una jornada memorable. Una jornada por el cambio global del sistema. Del sistema capitalista, cuestionado por decenas de miles de personas en cientos de ciudades a lo largo y ancho del mundo. El capitalismo está hundiéndose a la vista de todos a causa de dos factores: su propia crisis y la acción coordinada de multitudes de gentes que lo rechazan. Es algo parecido a lo que sucedió con el comunismo hace veinte años. Parecido porque la historia no se repite jamás, pero presenta similitudes. La más llamativa es la movilización popular permanente, pacífica, en contra de los poderes políticos y económicos. Ayer se escucharon muchas consignas y afirmaciones en la Puerta del Sol, pero todas ellas se resumían en la que no se mencionó pero fue la fórmula de la caída del muro de Berlín: nosotros somos el pueblo. Algunas se le acercaban como ese somos el 99 por ciento. No sé si serán -si seremos- el 99 por ciento, pero sí es claro que arman mucho ruido, que se hacen oír, que no cabe ignorarlos.

El movimiento 15-M es ahora mundial, patente, una explosión de indignación, tan difícil de integrar en el sistema que cuestiona como incomprensible para los defensores a ultranza del viejo orden. Basta escuchar a alguno de estos para darse cuenta de la distancia que hay entre la cosa y el juicio que sobre ella formula. En una reciente entrevista en Le Figaro, Aznar dijo del 15-M que es "un movimiento radical, antisistema y muy ligado a la extrema izquierda" que además "no es representativo". Lo sorprendente es que este hombre pueda asesorar a alguien en algo. Se le sumaron Bono y Aguirre, dos personas de orden, advirtiendo de los peligros antidemocráticos de las movilizaciones multitudinarias. A estos sólo les gusta lo que ellos apañan en las covachas de la intriga.

Y es que el proceso que ha puesto en marcha el 15-M es nuevo por todos los lados, empezando por el de su organización que se hace a través de las redes virtuales. Estas van paralelas a las redes reales de las asambleas, reuniones vecinales, acampadas. No hay un centro de imputación, no existe una estructura jerárquica. Hasta es dudoso que quepa llamarlo estructura. Nuevo es también el programa que consiste en consideraciones teóricas generales sobre la democracia y el capitalismo apoyadas en prácticas concretas de acción directa, como las acciones en contra de los desahucios. Quien dude de la eficacia de estas novedades, que diga si el PSOE recogería en su programa la dación en pago de no ser por las movilizaciones.

La fuerza del 15-M es moral y reside en primer lugar en la renuncia a la violencia. La excepción de Roma y el rechazo suscitado demuestran que el movimiento en sí es pacífico. Pacífico y transformador. Que las transformaciones hayan de hacerse a través de las instituciones no les restará mérito dado que esas instituciones, en principio, son representativas. Y no solamente a través de las instituciones de los Estados que están muy desfasados y son muy insatisfactorios en su organización sino de las internacionales.

El siguiente objetivo del 15-M son los paraísos fiscales. No se sabe qué forma tomará la acción, pero tendrá alguna. Entre tanto, no estaría de más instar de la Asamblea General de la ONU una resolución eficaz prohibiendo esas cuevas de ladrones, que debiera ser su nombre. Cuevas de ladrones, refugios de delincuentes, políticos corruptos, empresarios que defraudan al fisco en su país, deportistas y famosos que no tributan en el suyo, capitalistas que ocultan sus beneficios y otros sinvergüenzas; todos ellos perfectamente identificados: Islas Caimán, Barbados, Isla de Man, Gibraltar, Suiza, Luxemburgo, Liechtenstein, el Vaticano, etc. Atacar estos nidos de piratas es atacar uno de los bastiones del capitalismo global pero también uno de sus puntos más débiles porque carecen de toda defensa moralmente hablando.

Tardaremos más, tardaremos menos, pero está claro que hay que hacerlo. El lema que más me gusta del 15-M es el que reza:

Vamos despacio porque vamos lejos.


Los amigos.

Conozco a Rodrigo Vázquez de Prada hace un montón de años. Hemos coincidido en alguna ocasión en esas publicaciones de izquierda que suelen llevar vidas agitadas. No me extraña nada verlo en otra aventura ya que está al frente de la nueva página Crónica Popular, una publicación Online que tiene excelente aspecto. Es una página bien diseñada y atractiva a la vista. Además, es una página de izquierda que apoya el 15-O y tiene el buen gusto de no aparecer vinculada a ninguna corriente real de la izquierda, de esas que pasan la vida a la greña. Es de muy recomendable visita.

Deseo a Rodrigo mucho éxito en su nueva empresa, una más en una vida de lucha.

dissabte, 15 d’octubre del 2011

15 Octubre - Por el cambio global.

Sensacional cómo galopa el caballo de la historia. Retumba el eco de mil rebeliones, alzamientos, sublevaciones, revoluciones, vencidas una y otra vez a lo largo de la historia hasta salpicar de sangre la faz de la tierra. Ahora ésta nos lo devuelve todo en un grito planetario. El mundo entero se pone hoy en pie en la primera jornada de la nueva era, la del gobierno de la especie. Millones, decenas, centenas de millones de muertos jalonan el camino por el que la humanidad como tal toma conciencia de sí misma. Aquí cómo veía Orozco el Canto General de Neruda. Más abajo un sensacional vídeo para resumir el espíritu de la jornada de hoy.


Anotaciones a un programa socialdemócrata.

Habiendo leído el resumen del programa electoral del PSOE que publica hoy la prensa, Palinuro se felicita de que sea un programa claramente socialdemócrata. Recuerda su post de hace dos días, titulado Si Rubalcaba quiere ganar... en el que se enumeraban medidas socialdemócratas, o sea, de izquierda, casi todas las cuales están en el programa. Especial alegría produce ver que el PSOE impondrá la dación en pago. Sí, señor; la socialdemocracia es una doctrina de justicia social, de igualdad y solidaridad; es una doctrina moral y, francamente, es inmoral que en un país cuya Constitución reconoce el derecho a la vivienda (aunque sea atenuado) se esté privando a miles de familias de la suya pero no de la hipoteca. Más francamente aun, es repulsiva la codicia de los banqueros. Tenga la seguridad Rubalcaba de que lo respaldan no solo los miles de ciudadanos amenazados sino decenas de miles que se solidarizan con ellos. Lo que sí conviene es que quede meridianamente claro: dación en pago.

Digo esto porque el programa tiende a lo nebuloso. Tratando de explicar las cosas, por lo general, las oscurece y si, por lo menos, estuvieran oscurecidas por su profundidad, pasaría. Pero es que lo están por la jerga burocrático-propagandista. Conviene que alguien que acostumbre a escribir en el romance del común dé una revisión definitiva al texto, elimine pedanterías y circunloquios, corrija el estilo y enmiende solecismos y faltas y errores gramaticales. Esto es más importante de lo que parece. Los expertos suelen hablar -y escribir- una jerigonza que echa para atrás.

Depurado de estilo, el programa debe llamar a las cosas por su nombre y ser específico en los asuntos que interesan a la gente: garantía del Estado del bienestar, protección de derechos e igualdad. Aquí, la tradición socialdemócrata, la de Bebel y Clara Zetkin, manda no arrugarse e insistir en que queda mucho por hacer en cuanto a la emancipación real de las mujeres, como se ve por lo trágico de la sostenida violencia machista y por lo miserable en la menor representación de mujeres en las listas electorales del PSOE. Eso no puede volver a pasar.

Lo de los impuestos, donde más duele en general, alto y claro: se incrementará la progresividad fiscal (es decir, se aumentarán impuestos) en función del criterio de que pague más quien más tiene, especialmente en un país en el que los que más tienen pagan menos... cuando pagan. También debe insistirse en que se perseguirá el fraude fiscal. Está bien crear una oficina de lucha contra el fraude pero hay que ir a buscar la fiera en su madriguera; hay que ir por los paraísos fiscales. Vaya nombre con resonancias bíblicas. Debe instarse una resolución de la ONU que los prohíba taxativamente e instrumente los medios para impedirlos.

Da por supuesto el programa que se mejorará la calidad de la sanidad y la educación públicas y está bien pero tiene que empezar por dejar claro que seguirán siendo públicas. Pues hay que decirlo porque los pacientes, los médicos, enfermeros, educandos, educadores, padres quieren saber a qué atenerse.

Hay un par de marrullerías en el programa que suenan fatal: el Senado y la Iglesia. Por partes: hay que suprimir el Senado actual y convertirlo en una cámara de representación territorial copiada del Bundesrat alemán. Requiere reforma de la Constitución pero la derecha no se opondrá a ella porque es de sentido común al dar a todas las Comunidades Autónomas la misma posibilidad de influir en el gobierno del Estado. Lo de la Iglesia es más chungo. La medida que se anuncia es de pura justicia ya que se trata de evitar esta reamortización semifraudulenta del país. Pero es poco. Hay que sacar del cajón la Ley de Libertad Religiosa y separar de una vez la Iglesia del Estado, que parece mentira.

Echo de menos en el programa (aunque es posible que se me haya pasado) más hincapié en la reforma del sistema electoral. No basta con desbloquear las listas. Hay que reducir el efecto mayoritario suprimiendo uno de los dos diputados "territoriales" por provincia. Eso como programa mínimo. Como máximo, una reforma en profundidad del conjunto del sistema copiando, otra vez, el alemán. Aunque ahí sí es posible que no se consiga la mayoría necesaria porque el PP estará en contra.

Tampoco figura con el debido relieve la lucha contra los privilegios de los políticos. Lo de un político, un cargo (o sea, un salario, hablemos con claridad) está bien pero da un poco de apuro tener que anunciarlo en un país que tiene en vigor una Ley de Incompatibilidades de 1984 que, como se ve, unos listos han sido capaces de sortear con mayor o menor galanura y esos listos resultan ser los políticos que la aprobaron en su día. No, la lucha contra los privilegios no es sólo eso de "un político, un cargo", que es frase feliz pero inane; la lucha contra los privilegios es: "un político, un salario decente pero no desorbitado; un político, un pool de asesores compartidos con los otros y no dos o tres o "n" asesores personales; un político, régimen general de la seguridad social y las pensiones; un político, acceso a un pool de autos compartidos y no con un vehículo particular como si fuera la carroza del duque.

Por último, auditar la gestión de las entidades financieras durante la crisis, llegando hasta donde sea preciso, como está pasando con algunas cajas, es un petición muy generalizada en una población que lleva tres años pagando los desmanes de algunos.

Es un programa socialdemócrata y de centro-izquierda. Habrá parte de la izquierda que diga que en realidad es sólo de centro. Y otra parte dirá que sí, que es de izquierda, pero no resulta verosímil porque está formulado por un partido que no lo puso en práctica en el gobierno. Son los dos discursos electorales críticos que el PSOE encontrará por la izquierda. Al final, claro, decidirá la gente. Pero es razonable que decida con conocimiento de causa y la existencia de este programa permite actuar en consecuencia pues trata al electorado como una colectividad de mayores de edad en uso de razón.

Es lo bueno de tener un programa. La más patente carencia de éste es el gran agujero negro de la derecha. Esa inexistencia -u ocultación- del programa tiene dos consecuencias negativas: la primera es que deja a los conservadores sin discurso alternativo a las propuestas socialistas, salvo que se crea que el "no" sistemático sea un programa; la segunda es que se levanta la sospecha de que se quiere a la gente entregada sin condiciones en manos de un grupo o partido que promete la salvación pero no dice cómo, igual que los vendedores de elixires dicen que sus fórmulas son secretas. La diferencia es que los vendedores de elixires no pueden publicar sus pretensiones en el Boletín Oficial del Estado.

(La imagen es una foto de psoe extremadura, bajo licencia de Creative Commons).