dijous, 28 de juliol del 2016

El enclave platónico medieval

Cuando nos disponemos a visitar el conjunto arquitectónico de Sant Pere de Rodes, en el Port de la Selva, en la comarca del Alt Empordà, Girona, podremos leer en todas las guías y folletos que se trata de un lugar en el que se muestran juntos, pero no revueltos, los tres órdenes o estamentos que componían la sociedad medieval. La clasificación en oratores, bellatores y laboratores se debía al obispo y poeta francés, Adalberon de Reims. En realidad con algún cambio, esta triada reproduce la que postulaba Platón en La República como filosofos-reyes, guerreros y artesanos. El fundamento mismo de la polis ideal sobrevive durante casi 1.500 años con la reconversión de los filósofos en monjes, propia de una época en que la filosofía se consideraba "doncella" de la teología. Perdura más, incluso, en realidad unos 2.000 años, si se recuerda que la abolición oficial del ancien régime (nobleza, clero y estado llano) tiene lugar al comienzo de la Revolución francesa, en 1789. Esa abolición proclamada se materializa unos años después, cuando en 1798, los monjes benedictinos de Sant Pere de Rodes abandonan su magnífico monasterio que inicia entonces su decadencia, sometido a diversos saqueos y destrozos hasta que comenzaron los trabajos de reconstrucción en los años treinta del siglo pasado. Como para tomarse en serio las teorías sobre las leyes y épocas de la historia.

Los tres órdenes tienen su lugar en el conjunto en el monasterio de Sant Pere (clero), el castillo de la Verdera (nobleza/guerreros) y el hoy desaparecido pueblo de la Santa Creu (trabajadores), del que solo queda la iglesia de Santa Helena. El paraje es bellísimo, a un lado de la Sierra de Rodes, encarando la bahía del Port de la Selva y dominando un buen trozo del Mediterráneo, lo que daba tiempo suficiente para avistar la llegada de piratas y tomar las medidas pertinentes. Porque este lugar fue siempre punto de las más diversas contiendas desde la Marca Hispanica hasta la guerra de Sucesión y, por supuesto, tiempos posteriores. De hecho, en algún momento de sus más de 700 años de historia, el monasterio fue fortificado y preparado para resistir asedios, como lo estaba el castillo que, en teoría lo protegía, más de 600 metros monte arriba que es preciso trepar como si fuera uno una cabra. 

Última nota sobre los tres estados: en la foto se aprecia la belleza y elegancia del monasterio, su aspecto de fortaleza y se comprueba que el castillo de la Verdera en la cúspide, viene a ser como su cuerpo de guardia. El que no está en la foto -y tampoco en la realidad- es el pueblo de la Santa Creu. Ilustración gráfica de quién protegía a quién y quién quedaba a merced del atacante y acababa por desaparecer.

El monasterio es un ejemplo único del románico catalán. Iniciado hacia el siglo IX, se termina en el XIII y conserva trazas de los estilos anteriores, el carolingio y el prerrománico y, desde luego, de las muchas reformas posteriores. Pero, en lo esencial, aunque expoliado y en parte dañado, se mantiene cual era en el dicho siglo XIII.

Ignoro si tiene razón Alexandre Deulofeu cuando afirma con una punta de orgullo catalán que el monasterio de Sant Pere es el origen del románico. No del románico catalán, sino de todo el románico europeo. La tesis no parece gozar de general aceptación, pero de lo que no cabe duda es de que el monasterio es una pieza original y única, sobre todo por su imponente iglesia cuya nave central se remata en una bóveda de cañón. Su elevación, sin embargo, en dos alturas superpuestas con pilares sobre los que se levantan columnas de capitel corintio que, a su vez, soportan otras columnas sosteniendo los arcos de la bóveda, ya apuntan al espíritu gótico y cuya torre de campanario tiene un aire tardomedieval italianizante.

El monasterio fue poderoso en su tiempo, propietario de grandes extensiones de tierra feraz y con derechos de pesca en la bahía, otorgados por los condes de Empuries que eran quienes habían venido dotando el cenobio desde el principio pero con los cuales las relaciones no siempre fueron buenas a lo largo de los años. De ahí esa sensación que tiene el visitante de encontrarse en un lugar en el que tan pronto se oiría el canto gregoriano como el fragor de la batalla. Un ejemplo: el pozo que hay en el claustro superior, de estilo barroco, se construyó para posibilitar que el monasterio pudiera aguantar asedios ya que, hasta entonces, la fuente de abastecimiento de agua se encontraba fuera de los muros. En donde, por cierto, todavía se encuentra, como fons dels monjos, aunque hoy el agua no es potable. La oración y la guerra, sin duda, aseguraron durante siglos la riqueza del monasterio. Basta ver las dimensiones de la bodega, donde los vinos se conservaban a temperaturas que unos paladares delicados considerarían idóneas.

En el castillo de la Verdera, igualmente una cisterna y una iglesia. Todo de uso militar. Había que pertrechar a la guarnicion de sustento material y espiritual cuando se le pusiera cerco. Ahora está en ruinas, pero sigue dominando la comarca en torno y goza de unas vistas extraordinarias sobre el Mediterráneo y la recortada costa  desde el Cabo de Creus hasta la bahía de Roses. Desde la fortaleza se divisa la casa de Dalí, en Port Lligat.

Del pueblo de Santa Creu no cabe decir nada porque no existe. Quedan algunos cercamientos semienterrados, algún muro y la iglesia también románica de Santa Helena en un estado casi calamitoso. Los trabajadores que sin duda hicieron posibles los prodigios del monasterio y el castillo no han dejado rastro de sí mismos.

dimecres, 27 de juliol del 2016

El horizonte penal del PP

Años lleva Palinuro sosteniendo que el PP no es un partido político al uso, sino una asociación de interés integrada por gentes que van a lo suyo sin ningún tipo de miramientos para las leyes. Lo único que las mantiene unidas es exactamente eso, el interés y provecho propios. Lo mismo vienen diciendo los jueces, que se trata de una asociación compuesta por presuntos malhechores, de forma que ya la han imputado en un par de procesos penales. Al partido, como persona jurídica, por beneficiarse de los chanchullos de la financiación ilegal que en el PP parece ser práctica ordinaria. Tanto es así que, en puridad de las cosas, se deberían anular muchas de sus victorias electorales por haber sido producto de malas artes.

Ahora es otra jueza la que procesa al partido y a dos o tres altos cargos (entre ellos, la tesorera) por haber destruido los discos duros de los ordenadores de Bárcenas cuando este también era tesorero. Los pedía otro juez, encargado de los papeles de Bárcenas a petición del encausado. Pero fueron destruidos a conciencia, dice el auto, para que quedaran, como quedaron, absolutamente inservibles. La jueza presume un delito de encubrimiento. Es una evidente destrucción de pruebas quizá incriminatorias para mucha gente de la organización.Una obstaculización de la justicia en beneficio de los compinches, práctica habitual en las organizaciones mafiosas.

El fiscal en la misma causa contra Bárcenas y a petición de este, que parece dispuesto a "tirar de la manta" ha aceptado que se cite a declarar como testigos a todos los extesoreros del PP (Alvarez Cascos, Arenas, entre otros), aunque no a Rajoy y Cospedal, se ignora por qué ya que, en principio, tesoreros han sido los dos como los otros y mientras se producían las prácticas ahora subiudice. En el caso de Rajoy no solo se trata de un extesorero sino del presidente del Partido. Un presidente ausente pues, como hace en la otra presidencia, la del gobierno, no acepta responsabilidad alguna por las tropelías que se hayan podido cometer y de las que es políticamente responsable, quiera o no.

En esa asociación los presuntos malhechores con usos de mafia no solo cometen delitos por los que nunca dimiten ni se les pasa por la cabeza, como se prueba con el caso de Rita Barberá, aforada exprofeso para ponerla fuera del alcance de la justicia, sino que destruyen la confianza de la ciudadanía en la justicia y establecen el reinado del latrocinio y la corrupción como normas habituales de comportamiento de sus cargos, públicos o del partido. Precisamente el hecho de que el partido sea una asociación privada con relaciones privilegiadas con las instituciones públicas es lo que propicia la extensión de la corrupción.

A esta asociación de presuntos malhechores, muchos de ellos en diferentes momentos procesales de su horizonte penal, a esta caterva de mangantes, quieren mantener en el gobierno los socialistas excedentes de cupo, las viejas glorias o viejas infamias, que ejercen o quieren ejercer una especie de tutela sobre la actual dirección del partido, hecha de bisoños. Piden la abstención de los socialistas en la investidura de Mariano Rajoy (algo con lo que este estaría encantado) so pretexto de la urgencia de un gobierno en "interés de España". La solicitud es tanto más descarada cuanto que el propio Rajoy no ha hecho gesto alguno que evidencie una voluntad de generación, sino todo lo contrario. Ha propuesto como presidenta del Congreso a una ex-ministra que tiene una responsabilidad política evidente en la gestión de uno de los peores accidentes ferroviarios de los que se guarda memoria.

Por lo demás, aunque hubiera realizado no un gesto sino toda una pantomima en favor de la regeneración del sistema político, es metafísicamente imposible que lo lograra por cuanto ha sido el el principal causante de su degeneración. Además, si alguna vez tuvo crédito, lo malbarató tras una serie de pomposos anuncios de sucesivas reformas legislativas en pro de la regeneración y la transparencia democráticas que nunca llevó a cabo ni sirvieron para nada.

El PSOE debe entenderse con Podemos y con los indepes catalanes o, si no se logra, quizá con Podemos y C's para un gobierno transitorio de uno o dos años, en cuyo tiempo se tomen las medidas urgentes para afrontar la situación de emergencia

Si esto tampoco se consigue, corresponden terceras elecciones.

Lo que no se puede defender es una prolongación de la actual situación de deterioro, bajo la forma de cuatro años más de agonía, al cabo de los cuales el país puede estar dirigido desde Soto del Real.

NO es NO.  

Llega la desconexión de Cataluña

Han dejado a los del Tribunal Constitucional de guardia y retén, por si los catalanes se desmandan, mientras ellos, los políticos, siguen a lo suyo, esto es, a cobrar jugosos salarios por no hacer nada salvo pelearse en la barra del bar (a 3 € el cubata) y mentir cuanto pueden. Y, claro, lo primero que han hecho los catalanes ha sido desmandarse. El Parlamento admite a trámite las conclusiones de la Comisión de Estudio de la Desconexión, ignorando la prohibición del Tribunal Constitucional. Ya estamos en plena desobediencia institucional. De esto va mi artículo de ElMón.cat de esta semana, En peu de desconnexió.

Lo decía ayer muy claramente el presidente de la citada comisión, Lluís Llach: "estamos aquí para hacer la independencia de una puñetera vez". A la vuelta del verano, habrá legislación catalana de desconexión con España. A ver qué cómo actúan entre tanto estos prodigios de políticos españoles. Desde hace años Palinuro viene diciendo que el principal problema de España es Cataluña que, en realidad, es un problema español. Ni caso. En España la gente sigue creyendo que los problemas se resuelven a base de negarlos o ignorar su existencia.

Así se han quedado sin país los españoles.

La versión castellana:

En pie de desconexión

Está nervioso el Tribunal Constitucional. Sigue con suma atención la evolución de los hechos en el Parlamento de Cataluña. Debe estar presto a intervenir. No puede tolerar que la cámara se salte una prohibición suya de desarrollar el propósito legislativo de la desconexión.

Alcanzadas las conclusiones de la Comisión de Estudios del Parlamento, el alto tribunal ha dictado una providencia ordenando que no se les dé traslado al pleno de la cámara. Y justamente parece que el pleno de la cámara se apresta a hacer lo contrario, esto es, no solamente recibir las conclusiones sino acelerar su consideración mediante la correspondiente reforma del orden del día.
Solo este propósito provoca un encendido debate en el Parlamento. Parece evidente, sin embargo que, si la cámara decide tomar en consideración las conclusiones, es porque piensa aplicarlas y desarrollar la legislación de desconexión.

Y ahí es donde llega el momento de la desobediencia que estaba implícito antes o después en la hoja de ruta. Ahí es donde el propósito del presidente Puigdemont de ir “de la ley a la ley” sufre su primer revés. Según la ley vigente, las decisiones del Tribunal Constitucional se acatan y se cumplen. Si hay un incumplimiento de la ley, la dinámica entra en un cauce imprevisible.
La cuestión cruda es si el gobierno central, el poder ejecutivo, puede obligar al cumplimiento de la ley en todo el territorio bajo su jurisdicción. Cabe recordar que tal no fue el caso en la votación del 9N de 2014. Entonces se dijo que, al ser la convocatoria un asunto de voluntarios, no tenía carácter legal ni institucional y, por tanto, el gobierno no estaba obligado a intervenir. Precisamente por eso se instó después al procesamiento de cuatro responsables políticos, Mas, Rigau, Ortega y Homs, por haber cometido ilegalidad en abuso de sus funciones. Es contradictorio, pero se salvó la cara de la autoridad del Estado. Esta se ejerce post festum.

Ahora no se trata de una convocatoria que el gobierno pueda desautorizar como una “consulta verbenera”, sino de una decisión de un órgano institucional en uso (o abuso) de sus competencias. Teniendo en cuenta además que, desde el punto de vista jurídico-político, este órgano, el Parlamento de Cataluña, es también un órgano del Estado, como lo es Generalitat. Es decir, un órgano del Estado tiene que desautorizar a otro e impedirle el ejercicio de sus competencias.

Dado el curso de confrontación adoptado por el Parlamento de Cataluña, es claro que el gobierno de España debe tener una respuesta preparada y no le queda más remedio que salir del letargo y tomar la iniciativa con alguna decisión.

Pero, ¿cuál? El gobierno está en funciones. Según esto no tiene, o no debiera tener, plena capacidad de acción pues “en funciones” se entiende para asuntos de trámite. En los asuntos de calado político, no puede tomar decisiones, máxime cuando, además, y por propia iniciativa, ha decidido no someterse al control del Parlamento. Ya lo hizo con el salido del 20 de diciembre y lo hace ahora con el del 26 de junio. Se dirá que un gobierno en funciones tendrá un margen mayor de maniobra y más flexibilidad, por no estar sometido a control parlamentario. Pero es precisamente esa situación de irresponsabilidad la que suscita alarma ya que puede dar lugar a conflictos que luego no sea posible resolver.

Si, además, tomamos en cuenta que la ejecutoria del gobierno de Rajoy en relación a Cataluña es terrorífica, se convendrá en que, libre de trabas (antes tampoco tenía muchas, pero ahora no tiene ninguna) tenderá a actuar con la catalanofobia que lo ha caracterizado siempre.

¿Supone esto que el Parlamento catalán debe aceptar la decisión del Tribunal Constitucional y suspender la tramitación de la desconexión? En absoluto. Supone que los parlamentarios seguirán los dictados de sus conciencias y lo harán con suficiente conocimiento de causa. Vengan como vengan los hechos, el Parlamento Catalán actuará de conformidad con la voluntad expresa en los programas de los partidos que forman Junts pel Sí y su aliada parlamentaria, la CUP.

El resultado es que el gobierno español y las Cortes –sin comunicación entre sí- se encontrarán con un conflicto constitucional. Pueden tratar de resolverlo por la vía de la represión o la de la negociación.

Y, la verdad, no sé cuál es más desastrosa para el Estado en las circunstancias actuales.

dimarts, 26 de juliol del 2016

El golpe de Estado de Mariano Rajoy

Si Mariano Rajoy fracasa por segunda vez en la investidura tras las segundas elecciones (las del “desempate”, según los zahoríes de Podemos) porque no consigue sumar ni un solo escaño a sus 137 leales, debe retirarse y dejar que lo intente otro del PP que suscite menos animadversión. O, mejor, alguien que no sea del PP pues da la impresión de que también el partido levanta similar inquina.

Sostiene el presidente la peregrina teoría de que los 137 deben gobernar porque son el partido más votado. Con esto se salta la letra de la Constitución. El espíritu lleva cuatro años y medio saltándoselo al haber gobernado de modo tiránico, mediante el rodillo, con desprecio del Parlamento y los acuerdos básicos de la democracia. Y ese es la razón por la que nadie lo quiere. Ni siquiera tiene la entereza del Antonio Maura de "¡que gobiernen los que no dejan gobernar!"

No es el caso. En un repulsivo gesto de ruindad moral gimotea que quiere gobernar y pide que le dejen. Pero no está dispuesto a negociar nada, ni hacer concesión alguna, ni tomar una sola medida para regenerar este sistema político que ha desmantelado. Pone sus intereses –en realidad su capricho- por encima de los de su partido y los del país.

Al bloquear la salida, el presidente de los sobresueldos está dando una especie de golpe de Estado a cámara lenta. Está empeñado en que una mayoría parlamentaria acepte someterse a los dictados de una minoría. 137 diputados de 350 son el resultado del 33,03% de los votantes. Una tercera parte. Menos aun, del 21,5% del cuerpo electoral. Los representantes de la quinta parte de los electores quieren imponerse a las cuatro quintas partes de estos, los dos tercios de los votantes. Algo autoritario y antidemocrático. Una dictadura.

La abstención de los demás no es una opción porque es pedirles que transijan con la imposición y que traicionen el mandato de sus electores. Rebajarse a suplicarla del principal partido de la oposición es una mezcla de indignidad y chantaje. Suelen ir unidas. En el PSOE hay sectores de peso, movilizados últimamente con gran apoyo mediático, para secundar la pretensión. Antiguos dirigentes orgánicos y actuales dirigentes ideológicos, todos ellos “moderados” piden abstención en interés de España. Será en el suyo propio ya que la derecha del PP y el interés de España son términos antitéticos. Otros abajofirmantes propugnan un pacto PSOE-Podemos. Algo es algo, pero el peso y los recursos de los otros, los jarrones chinos dinásticos, que se han multiplicado, son muy superiores,

No es No. Y los militantes y votantes socialistas deben saber que, si el PSOE cae en la trampa de la abstención y favorece un gobierno del PP, se habrán cumplido los deseos de Podemos y su partido puede ser borrado del mapa en las elecciones siguientes.

Si, fracasado Rajoy bis, se trata de formar gobierno, solo hay la candidatura de Pedro Sánchez. La situación es exactamente la misma que la del 20 de diciembre pero en peores condiciones para la izquierda. Es el resultado del voto de Podemos entonces. Y Sánchez tiene dos opciones: la primera un gobierno de izquierda, PSOE-Podemos-Indepes catalanes con apoyo exterior del PNV y CC. Lo ha venido propugnando Palinuro hace meses. Pero da la impresión de que la cuestión del referéndum catalán lo impedirá. Es un error garrafal del PSOE, pero este no parece dispuesto a enmendarlo. Siendo así, “¿por qué apoyas ese gobierno”, me preguntan. Sencillo: para los indepes catalanes es la prueba de que no hay diferencia entre las izquierdas y las derechas españolas. Y tienen razón… en lo que respecta a Cataluña. Pero no en lo que respecta a España. Para la izquierda siempre será mejor el gobierno del PSOE que el del PP. Seguiremos peleando por el referéndum en Cataluña, pero se agradece que no tengamos que hacerlo por las pensiones, por los salarios, por los subsidios en España, aunque algo habrá siempre que hacer.

El otro gobierno posible, que no me atrevo a calificar políticamente, es PSOE-Podemos-C’s-CC. Supongo que, sin ponerse tiquismiquis, podría considerarse de “centro izquierda”. Desde luego, tendría garantizada una sólida mayoría absoluta de 189 escaños, a reserva de lo que hagan los indepes catalanes y el PNV.

El problema de ambas propuestas, en el fondo, lo plantea la doblez permanente de Podemos y su carencia de sentido de la lealtad. La política española es zona de bajíos. Rajoy no cumple ni respeta su palabra e Iglesias no sabe qué sea la lealtad, en el fondo, también, la palabra dada. Tan pronto somos comunistas como socialdemócratas; tan pronto partido como movimiento; tan pronto pueblo como casta; tan pronto tiendo la mano como la convierto en un puño.

Al echarse en brazos de IU y asimilar el discurso revanchista del sorpasso anguitiano, Podemos firmó su condena a muerte. Y, en las elecciones, se estrelló. La frenética búsqueda de responsabilidades posterior, una especie de confesión pública colectiva al estilo de los primitivos cristianos, soslayó la causa real: esa “nueva” izquierda, era vieja y su función sería la de esta: dividir al conjunto del campo de izquierdas y posibilitar un gobierno de derechas.

Tras el fiasco del 26J la tendencia cainita se ha agudizado y su consecuencia solo puede ser unas terceras elecciones tras las cuales Podemos puede quedar reducido a los porcentajes de voto de Anguita en los noventa. Para evitarlo, ha lanzado a sus intelectuales a hacer lo que mejor hacen: tomar sus deseos por realidades. Todos aseguran, como si lo supieran por ciencia infusa, que en la segunda votación de investidura, el PSOE se abstendrá. “De ese modo”, calculan, “transferimos la responsabilidad de la pinza al PSOE: es este el que concuerda con el PP”. Entre tanto, Podemos, convertido en el Sigfrido de la oposición.

Es tal la indigencia intelectual de los profetas que no se les ha ocurrido que quizá no haya segunda votación porque no haya primera. Justo lo que pasó a raíz de diciembre. La experiencia como fuente de conocimiento es una quimera.

Al margen de estas niñerías, si hay un gobierno de la hipótesis primera o la segunda, será previo llevar a Podemos a firmar ante notario sus compromisos. Quien miente una vez, miente ciento.

Y, si no hay alternativa cierta, terceras elecciones. Antes de que el presidente en funciones coja el gusto a una situación en la que el gobierno esté en funciones sin plazo fijo, sin dar cuenta al parlamento y sin convocar al cuerpo electoral. Algo que podríamos llamar un “interregno dictatorial”. O sea, un golpe de Estado de nuevo cuño por silencio de la ley.

NO es NO.

El genio en su lámpara

Aprovechando nuestra estancia en Palamós nos hemos acercado a Portlligat, a ver la casa en donde Dalí vivió y trabajó la mayor parte de su vida, entre 1930 y 1982, fecha de la muerte de Gala, cuando el pintor abandonó el domicilio para habitar el palacio de Púbol. Como se sabe,  ostentaba el título de Marqués del lugar. Allí está enterrada Gala que era quien hacía verdadero uso de la residencia y solo permitía la entrada del pintor previa invitación por escrito. Una rareza más en esta relación tan peculiar e inexplicable como la del pintor con la ex-esposa de Paul Eluard. Gala se halla en el centro de la obra de Dalí, como ese huevo cósmico que se encuentra siempre en donde él está, producto del ayuntamiento de Zeus y Leda, recogido en ese fastuoso lienzo que representa a Gala en Leda atómica y del que hay alguna reproducción en la casa. Tiene uno la tentación de entender esta convivencia de ambos como una infatuation o como una especie de enajenación mística en la imagen y el símbolo de Gala. Algo así como Dante con Beatriz o Petrarca con Laura. Solo que en Dalí duró toda su vida, incluso superó la muerte del ser amado. Así que deshizo el valor de esa expresión que suele atribuirse a Ortega de que el enamoramiento es un "estadio de imbecilidad felizmente transitoria". Imbecilidad es posible; pero, de transitoria, nada. A lo mejor se trataba de un caso de lo que el mismo Ortega reservaba no para el enamoramiento sino para el amor, como una experiencia mística. Imbecilidad o experiencia mística, a Dalí le duró toda la vida, aparentemente con la misma pasión. Y de la teoría stendhaliana de la "cristalización", que el filósofo español critica, ya no hablemos.

La casa en la que ambos vivieron más de medio siglo es un lugar único en el mundo. En realidad, no parece de este mundo. Y no lo es. Es un producto del espíritu daliniano, trabajado a lo largo de los años hasta conseguir una especie de hormiguero o termitera -las guías, siempre más educadas, hablan de "laberinto"- hecha de estrechas galerías, habitaciones diseminadas de distintas formas, algunas más amplias, otras escuetas, nichos, hornacinas, recovecos, habitáculos que se comunican por pasadizos de distintos niveles, ninguno semejante a otro y todos iluminados con luz natural de la bahía de Portlligat que entra por las más diferentes formas de ventanas. Una de estas está provista de un espejo para que Dalí pudiera ver la salida del sol -Eos, la de los rosados dedos, dice Homero- desde su cama.

En realidad, no es una sola vivienda, ya que Dalí fue comprando las casas de los pescadores adyacentes a la suya y así construyó su increíble palacio del arte enjalbegado por dentro y por fuera. El dato del espejo, que nos proporciona el competente y discreto guía que nos conduce por la fourmilière en español y francés, ya nos pone sobre la pista de un aspecto esencial: en la casa no hay un centímetro cuadrado vacío, sobre el que no se haya proyectado la intención del pintor para darle uno o varios significados, trazos, formas que a él le interesaran, excepción hecha de los suelos (con baldosas de época) y los techos con viguería de madera. De aquí sale esa sensación de abigarramiento en la angostura que muchos señalan y es obvia. No tan obvia resulta la afirmación también muy extendida de que la casa es un monumento al surrealismo y al kitsch entre otras cosas porque uno de los veneros del surrealismo es precisamente lo kitsch.

Otro dato se sigue de la explicación: la visita a la casa está tan solicitada que es preciso sacar las entradas con antelación, se hace en grupo y con tiempos estrictamente tasados: 10 minutos por cada habitáculo de este sancta sanctorum del método paranoico-crítico. Esto hace que la vuelta sea obligada porque en la media hora aproximadamente que dura la visita, apenas tenemos tiempo de indagar en la asombrosa multiplicidad de objetos, adornos, genialidades y quisicosas que la vivienda encierra. Y, encima, hay que hacer compatible esa urgencia con la sensación que tiene uno de estar invadiendo la esfera más íntima de la pareja, ya que nada se nos oculta y vemos todos los espacios, los más públicos y los estrictamente privados, como el dormitorio común, que es una maravilla de grandiosidad napoleónica, la biblioteca, la sala de estar o el cuarto de baño.

Los aficionados a Dalí encontrarán aquí casi todos sus motivos reproducidos, recordados, empleados en usos cotidianos, no representativos, para acompañar la vida del genio y su pareja. El ángelus de Millet, el busto de Nerón, el retrato de Felipe IV por Velázquez, los animales, especialmente los cisnes, disecados, los espejos invertidos, los retratos de Gala, los grandes lienzos, lo muebles antiguos, todo lo original, extraño y de exquisito gusto de que se rodeó el pintor a lo largo de su vida y en lo que envolvió, como una fastuosa tela de araña, a su mujer.

En el exterior de la casa la dictadura del tiempo afloja y el visitante dispone del que quiera para pasear por el olivar, interesarse por el palomar o pasmarse con la piscina daliniana, en la que se mezclan pêle-mêle todo tipo de objetos, una fuente del patio de los leones de la Alhambra con una burla de los toreros, muñecos bibendum de Michelin, anuncios de Pirelli, un sofá-labios (al estilo de la habitación de Mae West en el museo de Figueres que quizá sea lo que la gente encuentre kitsch) y todo ello coronado con una estatua de Artemis con un ciervo.

Cuesta volver al mundo llamado real después de este paseo por el sobrerreal de la mano del genio.

dilluns, 25 de juliol del 2016

NO es NO

Ya es desvergüenza y desfachatez de la derecha pretender seguir en el gobierno después de estos cuatro atroces años de saqueo del país e involución neofranquista. En estos cuatro años, muchos peperos se han enriquecido a base todo tipo de latrocinios. A unos los han pillado, a otros, no y todos tratan de librarse de la acción de la justicia como pueden. Ya es desvergüenza que el mismo pájaro que lleva cuatro años destrozando el país tras haber cobrado suculentos sobresueldos de origen dudoso durante veinte años, aspire a renovar su mandato sin aceptar ni media responsabilidad por sus numerosas fechorías, sus encubrimientos y complicidades.

Ya es desvergüenza que no solamente pretenda seguir el principal responsable de esta ignominia, sino que quiera imponer la continuidad de sus compinches, algunos de los cuales son verdaderos psicópatas que tienen visiones celestiales y hablan con los muertos mientras que otros, como la exministra Pastor, son responsables políticos de una catástrofe ferroviaria por la que no han dado explicación alguna, pero a ella le ha valido el ascenso a presidenta del Congreso.

Ya es desvergüenza que el PP, una asociación de presuntos malhechores, quiera seguir cometiendo desmanes en provecho de los mangantes que lo integran o para evitar que se descubran y castiguen sus mangancias anteriores.

La dignidad de la gente no puede tolerar que siga en el poder la misma tropa de sinvergüenzas que ha vaciado la hucha de las pensiones, demediado los salarios, suprimido las ayudas a la dependencia (excepto la del padre del Sobresueldos) y recortado todo tipo de prestaciones. Todo ello de forma tal que un porcentaje altísimo de la población sobrevive gracias a las pensiones de los abuelos, pensiones que estos granujas quieren recortar.

Es imperativo, prioritario, esencial, librar al país de esta banda de facinerosos. Es una tarea ante la cual deben pasar a segundo plano cualesquiera otras consideraciones so pena de que, en el fondo, se trate de excusas para perpetuar la dominación de los expoliadores. Y así parecen haberlo entendido todas las fuerzas democráticas de forma que todas votarán NO a la propuesta de investidura del Sobresueldos

PNV: NO.- Indepes catalanes: NO.- Podemos: NO.- PSOE: NO.

Así que, en el mejor de los casos y si C’s votase que SÍ (cosa que no acaba nadie de creerse), el Sobresueldos no puede seguir siendo presidente del gobierno.

La perspectiva de librar al país de esta pesadilla neofranquista y nacionalcatólica, saludada con alborozo por dos tercios de la población, causa, sin embargo, honda preocupación en otros sectores. A saber: la patronal, la banca, la Iglesia, los medios de comunicación a su servicio, o sea, todos, las familias más reaccionarias, monárquicas y meapilas del PSOE y el núcleo más incombustible del comunismo anguitiano, hoy en Podemos.

Todos ellos empujan y alientan a esos socialistas reaccionarios siervos del trono y el altar (los González, Rubalcaba, Bono, Leguina, etc) para que, so pretexto de evitar una imagen del PSOE como partido intransigente, instalado en un “no” estéril y contrario a su tradición pactista, allane con su abstención el gobierno al sobresueldos y su banda. En su ayuda acuden a racimos los enchufados y paniaguados de los medios, los intelectuales con la marca de escudería en el lomo. Todos piden que el PSOE posibilite el gobierno de la banda como “cuestión de Estado”.

La dignidad pisoteada de la gente, la trasparencia burlada, el abuso y el robo sistemáticos, el desprecio por la democracia, la agresividad contra el nacionalismo catalán, la pérdida de las libertades públicas, el despojo de los derechos civiles, políticos, sociales, laborales. Nada de eso cuenta. Lo único que cuenta es la defensa de los privilegios de una élite política, intelectual, funcionarial que tendría que competir en condiciones más igualitarias con las gentes a las que no deja hablar o pretende acallar desde su oligopolio mediático.

Y no siempre lo consiguen. Algunos de estos, menos enchufados, también se han constituido en “abajofirmantes” para contrarrestar el entreguismo de los otros con una petición de que el PSOE pacte con Podemos.

En todo caso, esta petición de alianza con Podemos coincide con lo que Palinuro lleva muchos meses diciendo… pero que ya no defiende con la misma intensidad. La opción de izquierda (PSOE+Podemos+Indepes catalanes, quizá con apoyo exterior del PNV) era muy clara y recomendable antes de las elecciones del 20 de diciembre. Luego de estas, las cosas empezaron a cambiar, cuando pudo verse que Podemos no estaba animado de un genuino interés en una unidad de la izquierda para desplazar a la derecha ladrona, sino, antes que nada, en la destrucción del PSOE, aunque fuera al precio de dejar gobernar al PP.

Es decir, cuando pudo verse que Podemos hacía suyo el revanchismo anguitiano. Y, en efecto, no hubo entonces gobierno porque Podemos votó en contra de la candidatura de Sánchez. Pasadas las elecciones del 26 de junio y confirmado ya que Podemos no alcanza al PSOE, que no sirve para nada, que no está animado de interés en una unión de la izquierda sino en bloquearla para que gobierne el PP, la propuesta de gobierno de la izquierda es muy problemática.

Los jefes de Podemos afirman que no hay nada que hacer con el PSOE porque, al final, este se abstendrá y regalará el gobierno al PP. Una afirmación que es un deseo, en contra de la voluntad expresamente formulada por el PSOE de mantenerse en el NO al Sobresueldos en cualquier caso. No importa, Iglesias sostiene que no hay ninguna posibilidad de acuerdo con el PSOE porque este, en el futuro, lo hará imposible. Un razonamiento que rezuma jesuitismo.

Así que, si puede hacerse un gobierno de izquierda, bienvenido sea. Pero antes habrá que obligar a los cínicos de Podemos a especificar sus posiciones ante notario. Nadie en su sano juicio puede fiarse de unas gentes que cambian de opinión al rebufo de las encuestas.

Y, en todo caso, no se olvide: NO es NO. Y, si no conviene una alianza con las gentes de Podemos, que no son de fiar, tampoco sucede nada: terceras elecciones.

Y que cada cual responda de sus actos.

La conferencia de Figueres



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La conferencia de Figueres versó sobre aspectos relativamente prácticos del derecho a decidir (que, repito, es otra forma de llamar al derecho de autodeterminación y no necesariamente enufemística)en la acción colectiva en Cataluña y en el proceso a la independencia. Como introducción, me permití unas breves consideraciones acerca del derecho a decidir desde una perspectiva filosófica. Lo habitual es tratarlo desde puntos de vista jurídicos y políticos. Sin embargo, no es exagerado decir que esos enfoques están ya superados. No hay razón jurídica o política alguna contra el derecho de autodeterminación salvo la razón de la fuerza, la única razón que jamás respetaré.

Por eso entendí que sería interesante plantear ese derecho desde la persectiva filosófica y, desde esta, concebir el derecho a decidir como un deber de decidir. Un deber natural (todos los seres vivos tienen que decidir continuamente si quieren seguir vivos) y un deber moral. El deber natural, obviamente, es necesario y se cumple de modo instintivo. El deber moral es otra cosa, se cumple o no, según lo que cada cual tenga en la conciencia. El deber moral es una perspectiva apropiada a la acción colectiva. La lucha por la autodeterminación (y la independencia) es un derecho/deber colectivos. La independencia es lo que los economistas llaman un "bien colectivo", esto es, uno de cuyo disfrute no puee excluirse a nadie, haya o no contribuido a su logro. La defensa, la seguridad, son bienes públicos típicos. La independencia también. Pero eso quiere decir que habrá quien, no pudiendo ser excluido de su disfrute, no trabaje ni apronte el esfuerzo que se requiere para lograrlo. Es el caso de los gorrones, esto es, los que saben que, cuando se alcance la independencia, ellos se beneficiarán de ella pero creen más astuto no arriesgar nada ahora.

Por eso se dice que la autodeterminación es un deber y, como todos los deberes, tiene un enfoque moral.

diumenge, 24 de juliol del 2016

El fracaso definitivo de España

La derecha pretende seguir en el gobierno, expoliando el país, desgobernándolo, deshaciéndolo y empobreciéndolo, aumentando la opresión y explotación de las clases populares. Lo que es de esperar pues encaja en su actitud tradicional consistente en encaramarse al poder o mantenerse en él por los medios que sean. Y esto debe entenderse en sentido literal: por los medios que sean. Ha dado prueba abundante en la historia de que no desdeña llegar al poder mediante la violencia, el asesinato, el chantaje, el robo, la mentira, etc. Lo único que le interesa son sus privilegios, sus chanchullos, robos y enchufes, es decir, seguir administrando el país como un cortijo particular, cual ha hecho siempre. El país le importa una higa y, si hay que sacrificarlo a sus intereses oligárquico se hace. Sus engoladas referencias a la patria son falsas, pues su único interés son las rentas que pueda obtener.

El actual presidente en funciones es un tipo sin dignidad ni moralidad, embustero sistemático, cobrador de sobresueldos de procedencia dudosa, amparador de corruptos y presunto corrupto él mismo. Debiera haber dimitido al comienzo de su mandato de tener un adarme de vergüenza. No solamente no lo ha hecho sino que presenta de nuevo su candidatura, a pesar del oprobio que rodea a su persona y a que carece de todo crédito y apoyo popular. Nunca había estado tan claro que un individuo de esta calaña pusiera sus intereses particulares por encima de los del país que dice gobernar. Lo hace a través de un partido que es una ristra de chorizos con una insólita cantidad de dirigentes envueltos en procesos penales o tratando de librarse de ellos mediante artificios reglamentarios, como Rita Barberá.

Lo hace asimismo mediante un gobierno cuya ejecutoria de ineptitud y reaccionarismo solo es comparable al grado de corrupción que ampara y fomenta. De forma que, para cualquier observador extranjero con un mínimo de ojo crítico, España es un país gobernado por delincuentes con una población resignada a que le roben y se rían de ella. Esa observación del extranjero no podrá ignorar los abundantes signos ya abrumadores de que, además, es un Estado fallido, a punto de desintegrarse a consecuencia de la independencia de uno de sus territorios más ricos y adelantados, Cataluña y frente a la cual, la oligarquía dominante tradicional no ha sido capaz de articular discurso alternativo alguno.

Que la derecha quiera revalidar el poder que ha traído el país a este estado de postración es lógico dada su inexistente conciencia nacional, su egoísmo ilimitado y su desprecio por las formas democráticas. España se encuentra en una situación de emergencia desesperada pero eso a la derecha le da igual porque, al no tener en cuenta más que sus intereses, el destino del país que ha expoliado le trae sin cuidado.

Distinta debiera ser la situación en la izquierda, pero, por desgracia colectiva, no lo es. La izquierda podría constituirse en alternativa de gobierno si verdaderamente quisiera rescatar el país de las garras de una derecha delictiva. Bastaría con que las dos corrientes, el PSOE y Podemos unieran sus fuerzas que, entre otras cosas, suponen 156 diputados, una base mucho más sana que los 137 del PP, pero eso es impensable porque la dos están más interesadas en sus enfrentamientos que en una acción de gobierno que sea beneficiosa para el país.

El asunto es patente en el caso de Podemos, literalmente al servicio del odio anguitiano al PSOE y la quimera del sorpasso. Mientras este espíritu revanchista del comunismo más revenido predomine en la dirección de Podemos, no hay ni que pensar en una unidad de acción de la izquierda. Objetivamente hablando, Podemos es la garantía del gobierno de la derecha pues está más interesado en el gobierno de esta que en otro de su rival, el PSOE. Pablo Iglesias votó a favor de la continuidad de Rajoy a raíz del 20 de diciembre. Quería nuevas elecciones pensando que así se “desempataría”, cosa que no ha sucedido.

Pero la reacción es la misma: no al PSOE en el gobierno. Quizá se haga con un poco más de hipocresía –que en Podemos abunda tanto como la cursilería y el plagio- pero se hace igual. Lo primero que ha dejado claro Iglesias es que no hay posibilidad de pacto con el PSOE. Ahora bien, si no hay tal pacto, se incrementan las probabilidades de terceras elecciones y esas ya no serán tan bienvenidas como las del 26 de junio porque es bastante previsible que den un descenso considerable de Podemos.

Aunque digan otra cosa, PP y Podemos no están interesados en la repetición de elecciones. Están los dos interesados en que Gobierne el PP. La reedición de la sempiterna pinza de los comunistas y la derecha en contra de la socialdemocracia es patente. El PP de modo directo, Podemos de forma esquinada y jesuíticca, que es como hace las cosas. Así han lanzado a todos sus predicadores a profetizar que el PSOE facilitará el gobierno del PP en segunda vuelta. Es decir, ellos no quieren, pero el PSOE flaqueará y eso servirá para que Podemos, como única oposición parlamentaria, se consolide como hegemónico en la izquierda. No es, por tanto, una profecía, sino un deseo: Podemos quiere que el PSOE se abstenga para justificarse a sí mismo y aparecer como el sucesor y vencedor del PSOE al mismo tiempo. Este cálculo tan elemental debe de parecer el colmo del refinamiento a los estrategas de Podemos.

Al mismo tiempo, en efecto, el PSOE merecerá lo que le suceda si no es capaz de defender su posición frente a la caterva de reaccionarios y derechuzos que largan por todas partes, como Felipe González, Rubalcaba, Bono, Leguina y resto de la jarcia involucionista. Si no es capaz de reaccionar frente a las presiones del amplio frente de intelectuales orgánicos, paniaguados y enchufados abajo firmantes que urgen a Sánchez a echarse en brazos del Sobresueldos . El argumento falaz es siempre el mismo: sentido de Estado, responsabilidad, estabilidad, etc. Mentiras bien gordas. Cuando gobierna la izquierda, la derecha no tiene inconveniente en poner en jaque la supervivencia del Estado a cambio de mantener sus privilegios de clase.

Por supuesto, no se trata de decir que la izquierda deba imitar la falta de escrúpulos de la derecha, pero sí de observar que, a estas alturas, lo peligroso para la estabilidad y permanencia del Estado español es la cuestión catalana. El independentismo catalán, cada vez más cercano a una confrontación que convertirá en problema internacional la negativa cerrada del gobierno español (sea del color que sea) a celebrar un referéndum en Cataluña.

No es no. El PSOE no puede facilitar la formación de otro gobierno de la derecha. No puede votar sí, ni abstenerse. No es no.

Si el Sobresueldos quiere más votos, que se los pida a Iglesias a quien parece que le sobran.

La conferencia de Girona


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Aquí va íntegro el acto de Girona. Consiste en algunas preguntas que me planteó Xavi Martí y a las que respondí con mi torpeza habitual. Pero, habiendo escuchado la intervención, creo que conseguí trasmitir lo esencial de lo que quería decir. En especial tenía interés en aclarar el significado de los últimos acontecimientos en el Parlamento español que, como siempre, serían presentados por los medios integristas como evidencia de que el impulso independentista se desinfla.

Antes de la intervención se me autorizó a hacer una pequeña digresión sobre la marcha acerca de la mirada, aprovechando la muy original idea del título de la conferencia, "una mirada particular". Es tan sugestiva que sentí que debería responder con alguna consideración al respecto que, además, ligara la mirada con la tarea de cada cual a la hora de decidir.

Por último quisiera agradecer el trabajo ímprobo de la intérprete de signos. La verdad es que pensé hacerlo allí mismo, al acabar el acto porque se lo merecía, pero, por desgracia se me pasó. Sirvan estas líneas de excusa de mi olvido y prueba de mi reconocimiento a un trabajo verdaderamente arduo porque, además de la tarea de seguir un discurso hablado muy rápido -como es el mío, lo reconozco-, según mis noticias, el sonido no le llegaba enteramente nítido. Muchas gracias de corazón a la sufrida intérprete.

dissabte, 23 de juliol del 2016

La independencia y la abstención

El proceso catalán avanza, incontenible. Según el barómetro del CEO, el porcentaje de independentistas supera al de no independentistas. No me entretendré en hablar del CEO, de la oportunidad del barómetro, del significado de los datos, de si votos, de si escaños. De todo ello se hablará en los próximos días y con más conocimiento de causa que Palinuro. Este se limita a subrayar el hecho escueto: hay más independentistas que no independentistas. 

Hace diez años era al revés; muy al revés. El independentismo se ha acelerado, generalizado, consolidado, convertido en prioridad nacional para un sector de la población que ha pasado a ser mayoría en el último decenio y especialmente, durante el prolongado desencuentro del mandato de Rajoy. Y mayoría no precisamente silenciosa, sino muy vocal y organizada. Puigdemont asegura que la hoja de ruta a la independencia mantendrá sus tiempos en los dieciocho meses. En los doce que quedan más o menos aguardan instantes difíciles, de tensión, probablemente confrontación de varias clases: los avatares procesales de Homs, el acatamiento parlamentario de las decisiones del Tribunal Constitucional, la cuestión de confianza, la adopción de una táctica unilateral entre un referéndum o una declaración unilaterales. Todos estos momentos pueden dar un resultado que incida sobre la marcha del proceso. Que este va adelante no lo duda nadie en Cataluña. 

En el gobierno central, la situación es muy distinta. El nacionalismo español no entiende los planteamientos de la vía catalana a la independencia bajo la forma de una República. No los entiende ni quiere entenderlos. La actitud es la de que los catalanes hagan lo que quieran que luego llegará un deus ex machina que resolverá el enredo. Pero nadie sabe qué dios será el que salga de la machina. Y el gobierno carece de un plan pensado para un independentismo ya muy avanzado. Como tampoco lo tiene la oposición. Nadie tiene nada previsto porque, además, tampoco hay gobierno ni oposición dignos de tales nombres. 

A la vista de los hechos, la opción más verosímil es la de terceras elecciones. Pero hay un compromiso público de evitarlas a toda costa. De acuerdo con ese ánimo general, tres de los partidos españoles, PP, Podemos y C's coinciden en exigir al PSOE que facilite la investidura de Rajoy. Si eso se diera, todos sus partidarios ganarían: el PP gobernaría, Podemos sería la "verdadera" oposición y reduciría el PSOE a la nada, C's aparecería como un feliz facilitador.

Pero uno perdería: el PSOE. Los socialistas no pueden favorecer en modo alguno la continuación de un gobierno carcomido por la corrupción, por debajo de toda sospecha y causante de la situación de empobrecimiento masivo de la sociedad, con unas cifras macroeconómicas desastrosas. Sobre todo porque pide la continuidad sin ofrecer cambio alguno; al contrario, postula como candidato al principal responsable del desbarajuste. 

Si el PSOE favorece mediante su abstención o de algún otro modo una continuidad del actual gobierno de la derecha estará contribuyendo al deterioro de la política democrática española. Y también abriendo el camino a su extinción que quizá sea lo que pretendan esas voces de la parte más conservadora del establishment político-mediático socialista. 

No es no.

Homo Ludens. El museu del joguet de Figueres

En Figueres hay un museo del juguete muy digno de visitar. Se alberga en un edificio del siglo XVIII que ha pasado por diversos destinos siendo el último, antes de su función actual, el de hotel. Ahora pertenece a la red de museos de la Generalitat y se ha convertido en un templo a la ilusión lúdica.

Como se ve en la foto, tuvimos ocasión de visitarlo con dos guías de lujo: el director, Josep Maria Joan Rosa y la conservadora, Eva Pascual Miró. El director no es un director cualquiera, sino el fundador del museo, ya que este nace de su colección privada de juguetes y se amplia luego con la intervención de las instituciones hasta alcanzar las 4.000 piezas del inventario que, naturalmente, no pueden exhibirse de una vez en su totalidad.

Pero es imposible olvidar que, cuando se pasea por las salas y se observan los contenidos de las vitrinas escuchando las explicaciones de Eva y Rosa, se está escuchando casi a los propios juguetes. Como si el director, con su aire de señor circunspecto, al hablar de sus piezas, de las que fueron suyas siendo niño y las que se incorporaron después como partes de la colección, les diera vida, algo propio de la palabra, que siempre vivifica. Uno que, como todo el mundo, tiene muchos recuerdos de infancia asociados a juguetes, retrocede mentalmente y los ve de nuevo, casi animados, como si estuviera en un episodio del Cascanueces.

El museo recorre la historia de estos trastos con los que la humanidad ha fabricado un mundo de ilusión y fantasía para los niños de todas las épocas. Hay una vitrina con copias de juguetes de la antigüedad, procedentes de excavaciones y cuyos originales se encuentran en los correspondientes museos arqueológicos, integrados en su funcionalidad más seria de ilustrarnos sobre las costumbres de nuestros antepasados. Una divertida dualidad funcional: aquí la copia del juguete, allí el original; aquí el juego, allí la vida seria. Y así le viene a uno a la memoria el célebre tratado de Johan Huizinga, Homo Ludens, cuyo argumento es que la civilización arranca con los juegos. Es más, que los juegos son anteriores a la propia cultura porque los animales de los que, para bien o para mal, procedemos, juegan.

Los juguetes están clasificados por categorías que cualquiera que haya sido niño reconoce como propia: meccanos (menuda Torre Eiffel hay en la entrada, hecha con miles de diminutas piezas), muñecas de todo tipo, recortables, caleidoscopios, soldaditos de plomo apadrinados por Hans Christian Andersen, recortables, efectos ópticos, zootropos, trucos de magia, disfraces, juegos de mesa, loterías, maquetas, trenes eléctricos, presididos por un fantástico montaje de más de 40 metros cuadrados de ferrocarriles con sus estaciones, sus puentes, túneles y variedad de vagones. Vamos, que pocos serán quienes al visitar el museo no salgan pensando en su Rosebud.

Las ilustraciones de los guías nos hacen ver aspectos curiosos que quizá se nos pasaran sin aquellas. Por ejemplo, Rosa nos hizo observar un juguete de Flechas y Pelayos, aquellas figuras infantiles del fascismo primero en España. El director amplía continuamente la colección con un curioso recurso que, además, sirve para situar los juguetes en la vida cotidiana actual. Pide a algunos visitantes conocidos en la vida pública que le envíen una foto suya de niño con algún juguete y así podemos ver fotos de la infancia de gentes que nos son familiares ya en la edad adulta, incluso provecta, algunos fallecidos. Hay fotos de Luis Alberto de Cuenca, quien parece haber sido un enamorado y benefactor del museo, y también de Ernest Lluch, Puigdemont, Lali Vintró, Mas, Modest Cuixart, Terenci Moix, etc y, sobre todo, de Joan Brossa, quien tuvo una relación muy intensa con el museo al que legó su colección de piezas sobre Leopoldo Frégoli, el célebre transformista que fascinaba al poeta.

La ciudad de Figueres, iluminada con el caleidoscopio daliniano, tiene ese conjunto centrado en la plaza de Sant Pere, organizado con un urbanismo surrealista. Y en un mundo surrealista, nada más apropiado que un museo del juguete.

divendres, 22 de juliol del 2016

El posible gobierno de la izquierda

Según he leído, Artur Mas emplaza al PSOE y Podemos a formar un gobierno de izquierdas. Es de puro sentido común. Nadie sensato puede resignarse a la idea de que el país siga en manos de estos indeseables. Ignoro si el expresidente ha hecho alguna oferta para suavizar esa transacción entre estas dos fuerzas políticas, unidas en el fondo por lazos fraternos, tan fraternos como los de Caín y Abel o Atreo y Tiestes. Porque estos dos partidos de la izquierda llegarán a una unidad cuando los cuervos se vuelvan blancos.

Por supuesto, para cualquiera dotado de un mínimo de sensibilidad social y prudencia, la necesidad de apartar al presidente de los sobresueldos es un urgencia. Ahí lo tienen ustedes ya amenazando con congelar las pensiones y los salarios si no se le inviste en agosto. No le basta con haber destrozado el país; quiere darle el tiro de gracia.

A todo esto, Podemos deja meridianamente claro que no tiene la menor intención de sellar alianza alguna del tipo que sea con el PSOE. Su secretario general viste esta agresividad típicamente comunista contra el PSOE con las jeremiadas de rigor sobre la mano tendida y la necesidad de que el PSOE mire hacia su izquierda y comprenda que su aliado es Podemos. Todo más falso que los Protocolos de los Sabios de Sión. En realidad, lo que verdaderamente refleja el deseo profundo de Iglesias es que el PSOE facilite la investidura de Rajoy en septiembre. No es un vaticio sino una orden: el PSOE tiene que abstenerse en segunda vuelta, como también lo ordenan Felipe González, Rubalcaba y otros fantasmas del pasado. Si los socialistas se abstienen, en la elecciones subsiguientes, desaparecerán, substituidos por Podemos. De esa forma, la organización morada alcanza la hegemonía en la izquierda y se cumple la revancha del viejo comunismo frente a la socialdemocracia. Eso es lo más importante. Resolver los problemas de la gente es secundario.

Todas las presiones confluyen ahora sobre el PSOE: la del PP pidiendo una gran coalición; la de Podemos diciendo que los socialistas deben posibilitar el gobierno de la derecha; la de Rivera, que quiere integrarlos en un contubernio conservador. Incluso la del Rey, quien revienta su papel de árbitro y moderador, para atender solícito a las órdenes de La Moncloa. De ese modo, todos quedan justificados: el PP, como partido de Estado; Podemos como la "verdadera" oposición; C's como la bisagra concliadora; y el Rey como actor principal y no mero figurante. 

El único que quedaría sumido en el oprobio y camino de la "pasokización" sería el PSOE, ya laminado en el ansiado sorpasso anguitiano. Cuando en realidad es el partido que manda, sin el cual ninguna combinación es posible. Palinuro sigue aconsejando la formación de ese gobierno de izquierdas, como también hace Mas, y la aceptación del referéndum.

Si esto es no es posible porque se diera una especie de sublevación interna en el PSOE, manténgase este en el "no" y haya terceras elecciones. Al fin y al cabo es lo que también quieren el PP y Podemos en habitual coincidencia de objetivos.

Y a ver qué pasa. En Cataluña, ya se sabe: transición nacional a su ritmo, sin dejar de participar en la política española, pero sin dar a esa participación una importancia determinante. En Cataluña tienen sus propias controversias y conflictos.

En España nadie sabe nada.

Figueres: el derecho a decidir

Efectivamente, llegamos a Figueres, el pueblo en el que está el museo de Dalí y, en un antiguo convento de monjes capuchinos reciclado en centro cultural, di mi conferencia sobre el derecho a decidir en Cataluña hoy.

Antes de nada, no me resisto a subir una foto de la terraza del apartamento en que nos alojamos. Como se ve, es una especie de cuña que entra en el jardín del museo. Se observan en la parte superior izquierda los grandes huevos dalinianos que adornan la fachada de esa increíble construcción. Del otro lado puede verse un trozo de la cúpula de la entrada al museo. Un privilegio vivir prácticamente incrustado en lo surreal.

En cuanto al fondo del asunto, la charla, está grabada y tanto esta como la de ayer en Girona, aparecerán en Palinuro mañana o pasado. Sí planteé el asunto del derecho a decidir desde una perspectiva filosófica y, al hacerlo, se me ocurrió también un giro que he de explorar. La perspectiva filosófica entiende que el derecho a decidir es un deber de decidir. Un deber en el doble sentido expreso en la dualidad entre "deber" (necesidad) y "deber de" (voluntad) o entre ser y deber ser. 

Pues el ser humano está condenado a ser libre, es de lógica que decida. Si no decide, perece u otros deciden por él. Y lo que vale para el individuo, vale para el agregado de estos, la colectividad que ha de tomar decisiones colectivas, o sea que tiene que decidir. Porque, como sucede con el individuo, también las colectividades deben de decidir so pena de perecer o que otras decidan por ella. 

El giro nuevo afecta a un aspecto concreto de la teoría de la acción colectiva que se aplica mucho en los juegos institucionales pero menos en los de carácter nacional. El del llamado "gorrón" (free rider). Una acción colectiva en procura de un bien público (y la independencia nacional es un bien público típico porque no es posible impedir el acceso a su disfrute)  tiene siempre un coste. El "gorrón" es el que se beneficia del bien público sin pagar el coste. Ese es un caso típico en el que el deber de decidir en sentido filosófico adquiere carácter moral. Pero al mismo tiempo es sensato pensar que los "gorrones" (o polizones) son una proporción apreciable de la población. 

Son los que en los sondeos aparecen clasificados como "indecisos", esto es, quienes no ejercen el derecho ni cumplen el deber de decidir. 

Luego está la experiencia de que, en muchos casos, son los indecisos quienes deciden los conflictos muy igualados en fuerzas.

dijous, 21 de juliol del 2016

Las fosas de la ignominia

Otro vídeo del programa de TeleSur dedicado al franquismo. Son como cinco minutos dedicados a los 114.000 asesinados por los fascistas y enterrados en fosas comunes en todo el país. Mi aparición en él es brevísima, pero lo dejo por la importancia del tema en sí y para que quede constancia de quién es quién aquí y ahora. Veamos:

Hay 114.000 asesinados en fosas comunes. España es el segundo país en este macabro record, detrás de Camboya, otra dictadura asesina, esta vez comunista que, seguramente, tendrá defensores hoy día, como también hay gente en España que defiende, protege y admira a Franco.

Entre ellos, el presidente de los Sobresueldos. Hay un claro mandato de la ONU de que España haga justicia con esta barbarie. Hay una Ley de la Memoria Histórica aprobada por el gobierno Zapatero que prevé el desenterramiento de esta víctimas. Pero el Sobresueldos retiró la aportación financiera del Estado. El mismo Sobresueldos que, preguntado en un programa de Jordi Évole, por estos enterramientos delictivos de compatriotas suyos dijo que a él "no le constaba" que hubiera miles de asesinados en fosas comunes. Eso, tras haber suprimido la subvención oficial para desenterrarlos. Tal cosa da la medida de la calaña moral del presidente que, sin embargo, no tiene inconveniente en mantener a su padre, dependiente, con cargo a unos fondos públicos que niega a los demás dependientes. Es difícil imaginar un comportamiento más repugnante.

Difícil, pero no imposible. Este sinvergüenza se queda corto al lado de su portavoz, Rafael Hernando, para quien los familiares de los asesinados por la gente a la que Hernando sigue, solo se acuerda de ellos cuando hay subvenciones. Una afirmación no solo odiosa en su miseria moral sino también cruel, típica de un sicario porque, precisamente son los compinches de estos tipos quienes han suprimido dichas subvenciones.

En efecto, que cada cual responda de sus actos y sus palabras.

Luego de la mesa, la cama

La portada de El País no es una noticia, sino un deseo, un wishful thinking. Rajoy podría "profundizar" su pacto con los independentistas catalanes; podría hacerlo tan profundo como las fosas Marianas. Y podría blindarlo, si quisiera. Le bastaría con ofrecer a sus interlocutores un referéndum. ¿Quién sabe? Desde luego, a los independentistas les daría igual pues lo importante para ellos es el referéndum y seguir en su proceso. Además, así harían honor a esa leyenda de que la gobernación de España suele acabar dependiendo de los nacionalistas catalanes. Tratándose de Rajoy es algo inimaginable, pero también los monstruos de Lovecraft lo son y ahí están, en los mitos de Cthulhu.

Pero, en ese momento, C's opone su veto: nada de pactos con quienes quieren romper España. Vale lo que vale un veto de C's: poco. Pero veto es. Y, de imponerse dejaría la coalición de la derecha en 160 escaños, solo viable si alguno de los tres grupos mayoritarios se abstiene. Quizá el PSOE, ya aburrido de cabildeos inútiles. Desde luego es inviable en absoluto si esos tres grupos forman una coalición (PSOE-Podemos-C's) que sumaría 188 diputados y mayoría absoluta.

Todavía más inimaginable que un pacto PP-Indepes catalanes-PNV. Pero no porque no sume lo necesario, como en la opción de la derecha, sino porque en sí mismo no es posible dado que Podemos y C's dicen seguir siendo incompatibles (aunque nadie vea exactamente por qué) y Podemos está más interesado en destruir el PSOE que en facilitar su acceso al gobierno. Esto último es una especie de triste y aburrido sino: los comunistas y sus allegados siempre van más contra la socialdemocracia que contra la derecha con el síndrome de la IIIª Internacional. No sirven para gran cosa, no pueden ganar; pero pueden bloquear, impedir que otros ganen. Y ese es su empeño.

Curiosamente ese empeño se ha redoblado al cruzarse con la cuestión catalana. La repentina candidatura de Domènech en la mesa del congreso, que desató el vodevil de su constitución, reproduce para En Comú Podem en Cataluña la misma situación de bloqueo que Podemos en España y su misma misión: dividir. Dividir el voto de izquierda en España y el voto soberanista en Cataluña.

Para entendernos: los dos factores esenciales en esta endiablada situación son el carácter decisivo de la minoría catalana en el Congreso y la doblez sistemática de Podemos en España y Cataluña. O sea, no hay más salida que un gobierno minoritario de la derecha contando con la abstención del PSOE, en quien están puestas todas las miradas mientras su secretario general se ha retirado a un monasterio budista en busca de iluminación y los barones y jarrones chinos predican la necesidad de actuar con "responsabilidad de Estado", nombre que se da a la práctica del hara-kiri hecho por un partido.

Parece mentira que no quepa hacer la coalición de la izquierda PSOE-Podemos-Indepes catalanes con el apoyo del PNV, que da 178 escaños. También mayoría absoluta. Su condición es de nuevo catalana: permitir un referéndum de autodeterminación en Cataluña. Piénsese qué será más destructivo, si un referéndum de autodeterminación o dejar en el gobierno al PP para que acabe con la hucha de las pensiones.

Han constituido la mesa, pero no está claro quiénes se sentarán a ella y menos aun, quiénes se irán luego a la cama y con quiénes.

Hoy, charla-debate de Palinuro en Figueres

Y con ella ya doy por cerrado el mes de julio. En agosto volveremos porque este año se presenta denso. Después de la intervención de hoy en Figueres planeamos ir a Cadaqués, a visitar la casa del marqués de Púbol y acercarnos a ver Sant Pere de Rodes. Luego, pasaremos un par de días en Palamós y retornaremos a la árida meseta.

La charla de hoy va sobre el derecho a decidir de los catalanes. Como supongo que ya tenemos interiorizado y asimilado el argumento de que ese derecho no ofrece dudas en el aspecto jurídico y político, esta vez me concentraré más en un aspecto que suele descuidarse al tratar el tema, que es el aspecto filosófico. Nuestra época, de un estomagante positivismo herencia del ordenancismo comteano, huye de todo cuanto huela a especulativo porque cree que solo cuenta la realidad material y sus objetividades. Sin embargo, la perspectiva filosófica, en la medida en que aclara el horizonte personal del individuo es de una importancia capital cuando se quiere vivir una vida plena.

En otras palabras y para ponerme existencialista: no es que tengamos derecho a decidir; es que tenemos el deber de hacerlo. Si queremos sobrevivir tenemos que decidir en todo momento y circunstancia. Vivimos en un mundo compartido, complejo, entrecruzado, en el que nada puede esperar y pocas cosas adelantarse. Si no decidimos, otros lo harán por nosotros y, lo más seguro, en detrimento nuestro y, por supuesto, de nuestros descendientes. No solo hay un derecho a decidir. Hay el deber de hacerlo. 

Hoy, en el auditori dels Caputxins, c/ Rec Arnau, 8, a las 20:00.

dimecres, 20 de juliol del 2016

Hoy, charla de Palinuro en Girona

En la Seu de la Generalitat, auditori Josep Irla, a las 19:00, celebraremos una charla-coloquio con el periodista Xavier Martí. Me gusta el título que se ha elegido: Catalunya: una mirada particular. Es original, nada convencional y subraya la particularidad catalana que es algo innegable, sin abrumar con ningún tipo de orgullo, de modo modesto y sincero, trasladando esa particularidad no al objeto, sino a la mirada que lo contempla. Ese es el gran éxito de Cataluña, su fuerza y su principal encanto, esto es, ganarse el corazón de la gente. 

Espero que algún día alguien haga un estudio comparativo acerca del grado de simpatía que despiertan diversos empeños nacionales en lo que podríamos llamar la opinión pública mundial y, por supuesto, europea. Estoy seguro de que la simpatía hacia Cataluña y la lucha del pueblo catalán por su libertad, por su libertad republicana, se contaría entre las primeras, si no la primera. Y eso solo puede conseguirse cuando quienes la llevan adelante logran que los demás la hagan suya desinteresadamente.

Nos vemos en Girona. Fins aviat.

Los medios y los fines

Sigo pensando que el programa independentista republicano catalán es la verdadera oposición al gobierno y al Estado. Conviene distinguir para entender lo que está pasando.

Una mentalidad mecanicista dirá que, pues es oposición, debe alinearse con la oposición en el congreso. Pero esa idea ignora la vertiente de oposición al Estado, para la cual el gobierno es un medio, pero no un fin en sí mismo. El gobierno catalán tiene su propia hoja de ruta y le es indiferente (hasta cierto punto) quién le haga el contrapunto en España.

La composición de la mesa del Congreso fue un vodevil, casi una comedia de enredo, entreverada de resonantes propósitos y despropósitos. Según versión nacionalista catalana, estando en negociaciones con el PSOE, Iglesias terció a las escondidas, proponiendo el nombre de Domènech en detrimento de López. Preguntado Errejón -a su vez en negociaciones sobre López-, al parecer, no sabía nada. Es portavoz, pero portavoz desafinada. De ser esto así (que también puede tratarse de una fábula del PDC y ERC para justificarse ante la crítica de haber facilitado las cosas al PP), cabe entenderlo en tres claves distintas, pero complementarias.

Según la primera: en Podemos alienta una fuerte inclinación anti-PSOE que viene de la antigüedad comunista con la vieja ambición del sorpasso anguitiano. El enfrentamiento a gritos entre el diputado Zaragoza (PSOE) y el diputado Monereo (UP), sacándose a relucir mutuamente las parejas de la vergüenza (Anguita/Aznar y Vera/Barrionuevo) ya vaticina lo que nos espera de bronca en la legislatura en la que el PP y C's harán lo que quieran mientras las izquierdas se zahieren.

Según la segunda clave, Podemos no cumple sus promesas. La de la nueva política con la crítica implícita al parlamentarismo ("no nos representan") se ha transformado en un frenético cabildeo a la usanza de la más vieja política, con reuniones secretas, ambigüedades, falseamientos. Y todo eso mientras se acentúa la política de gestos para la audiencia, normalmente vacíos, pero con intención de construir un ambiente simbólico de ruptura que se proclama pero no se practica.

Según la tercera clave, Podemos no es serio en su acción política en conjunto. En su dirección y no solo en su líder, hay una confusión permanente entre las instituciones y los medios. En realidad, se instrumentalizan las instituciones al servicio de los medios. Porque se confunde a los medios (de comunicación) con los fines. Podemos hace una política espectáculo que ya permite prever que seguirá haciéndola durante la legislatura: grandes, ampulosos, gestos mientras la grisácea tarea de gobernar el día a día, de legislar y organizar la vida corresponderá a la derecha.

Tenía que ser un vodevil y lo fue. Los de Podemos quedaron de villanos de la obra, veletas tornadizas sin sentido de la lealtad y los socialistas como bobalicones a los que se engaña como a los niños. Ahora, por despecho, dicen que la composición de la mesa -facilitada por los nacionalistas- ya preanuncia que el PP podrá formar gobierno y lo animan a buscar los apoyos que le faltan porque suponen, con escasa justificación, que los nacionalistas no favorecerán un gobierno del PP. Pero pueden hacerlo, como han propiciado la composición de la mesa, ¿por qué no?

Si hay un gobierno del PP en minoría, será igual al existente y procederá de idéntico modo. Hay quien dice que, al estar en minoría, tendrá que moderarse. Es lo que argumentan los socialistas más conservadores para provocar la abstención del PSOE. Pero es obvio: si el PSOE se abstiene, se hunde. Apoyar el gobierno más desprestigiado, inepto y corrupto de la democracia no es un acierto. Además, no es verdad que, al estar en minoría el gobierno se modere. No le hará falta porque jugará con las divisiones y enfrentamientos de la oposición que es más oposición hacia dentro de sí misma que hacia fuera.

Es tal la seguridad de la derecha en este salida que Rajoy cuenta con que el Rey pida a Sánchez la abstención. Nadie en España se ha tomado nunca muy en serio la Constitución, pero esta descarada pretensión de la derecha de instrumentalizar al monarca, rebosa la imaginable. ¿No son estos los que predican la neutralidad política de la corona? Para el PP, la monarquía no es un fin en sí mismo sino un medio para el mantenimiento de su poder de partido.

Entre tanto, llegará septiembre, se verá cuánta gente sale a la calle el día once en Cataluña y se iniciará la etapa final del proceso. En realidad, ya ha empezado pues el Parlament tendrá que responder a la petición de Tribunal Constitucional de que suspenda la tramitación de la legislación de desconexión. Ahí se dará la primera escaramuza. Luego llegará la cuestión de confianza a Puigdemont. La CUP puede votar que no o que sí. Si vota que no se convocarán nuevas elecciones y el resultado puede ser terriblemente variado. Y el proceso habrá sufrido un retroceso. Si vota que sí, el proceso seguirá a toda velocidad, con independencia del gobierno que haya en España.

A partir de ese momento se entrará en una dinámica de conflicto que no tiene por qué ser muy distinto con un gobierno de derechas o de izquierdas ya que ambas corrientes españolas son dinásticas, incluido por omisión sedicentemente astuta, Podemos. Y ahí es donde se verá si las concesiones en la composición de la mesa del Congreso son meras maniobras tácticas que no afectan a la voluntad de llevar adelante el proceso constituyente republicano o si son claudicaciones en mayor o menor medida. Todo pronunciamiento anterior en pro o en contra será un juicio de intenciones.

Intenciones ¿respecto a qué? Respecto a un panorama político español tan deteriorado que la opción con mayores posibilidades es la confirmación en el poder del mismo gobierno que ha traído al país a este desgobierno y presidido por el principal responsable de todo ello que se niega a admitir responsabilidad alguna por sus actos.

La dirección del PSOE es incapaz de gestionar la posición de absoluta centralidad que le ha correspondido. Igual que el asno de Buridán, no puede pronunciarse por ninguna de sus dos opciones. Su concepción "uninacional" de España lo acerca al PP, justo el partido con el que no quiere saber nada. Su inclinación al reformismo socialdemócrata y a la izquierda en general lo empuja hacia Podemos, un partido cuyo objetivo esencial es acabar con el PSOE. Abstenerse es no decidirse y, como el asno de Buridán, perecer por inanición.

En ese panorama, ¿de dónde saca el personal que los indepes catalanes están claudicando en su objetivo propio?

Primer aviso

Aquí mi artículo de hoy en elMón.cat, titulado La tàctica y l'estratègia. Venía movido por la oferta de Homs de apoyar un gobierno de izquierdas sin poner el referéndum como condición, cosa que había de mosquear a más de un independentista dogmático. Un par de días después, los indepes catalanes facilitan que el PP controle el Congreso en una maniobra que ha dejado al PSOE frustrado y a Podemos en una situación ridícula que, por lo demás, es la que habitualmente tiene.

¿Es contradictorio? ¿Dicen los indepes una cosa por la mañana y otra por la tarde, como hace Pablo Iglesias? ¿Se han pasado a la derecha y servirán de apoyo al gobierno español como en tiempos de Pujol y González y Aznar?

No. Los indepes están haciendo lo mejor para sus intereses: jugar al ratón y al gato con los partidos españoles que dependen de los 17 votos catalanes. Es una actitud inteligente y es de esperar que los españoles del PP/C's y PSOE/Podemos no tarden lo que suelen en entenderla. Los indepes tienen su hoja de ruta, seguirán en ella y, en Madrid, harán lo que más convenga a esa hoja de ruta, no lo que interese a la derecha o la izquierda españolas. Tanto la una como la otra deben comprender que, si quieren los votos catalanes, deben dar algo a cambio.

Como Palinuro es de izquierdas, aconseja a PSOE y Podemos que firmen un acuerdo de gobernabilidad de izquierda con inclusión de una referéndum catalán y que pidan entonces los votos de los independentistas. Si no lo hacen así, estos pueden facilitar un gobierno de la derecha en España, país vecino de hecho, mientras siguen a lo suyo. Piénsenlo, háblenlo entre ustedes y, por una vez en la vida, hagan algo inteligente.

En fin, no tengo nada que cambiar del artículo del Món.cat. Lo que sucedió ayer en el Parlamento español se entiende según lo que se expresa en el artículo. Aquí la versión castellana:

La táctica y la estrategia


La declaración de Homs de que el PDC está dispuesto a propiciar un gobierno de izquierda en Madrid sin poner el referéndum como condición inexcusable, provoca desconcierto en el campo independentista. Lógico. A primera vista parece un frenazo en el proceso.

No obstante, tiene fácil defensa si se aplica un criterio práctico. El primero de todos es dejar claro que no poner el referéndum como condición sine qua non para la constitución de un gobierno en España no significa renunciar a él. Al contrario, la colaboración en la puesta en marcha del gobierno español no obsta para que el catalán siga con la hoja de ruta en los términos que especifique el Parlamento.

Muchos defienden que, en el fondo, a los indepes les es indiferente el gobierno de Madrid y esta consideración tiene su base. Las izquierdas españolas son antes españolas que izquierdas mientras que las derechas son antes derechas que españolas, por muchos gritos patrióticos que vayan dando. Pero algo es hoy innegable: el desgobierno de la derecha está destrozando el país.

La cuestión táctica es muy clara. Su único problema es su verosimilitud. Eso es algo que solo se mide a la luz del cumplimiento de la estrategia. Pero aquí estamos ya en el medio plazo, en donde se acumulan promesas, engaños, desengaños. El modo de hacerlo es sencillo: se apoya un gobierno de izquierdas en Madrid mientras se sigue impertérrito con la hoja de ruta en Cataluña. En Madrid se debate sobre la reforma de la Constitución mientras en Cataluña se discute sobre el RUI o la DUI y se adoptan las medidas precisas.

Si en España se constituye un gobierno de izquierdas, la Generalitat tendrá un interlocutor distinto del don Tancredo hasta la fecha. No se sabe si mejor o peor, pero distinto; lo cual ya es algo. No creo que haya alguien a quien parezca una buena idea que el actual gobierno en funciones prolongue su desgobierno. Unas terceras elecciones generales no benefician a nadie.

Pero tampoco lo hacen unas catalanas. Y es la cuestión que se planteará en Cataluña, a la vuelta del verano y después de la Diada. Exactamente, ¿votará la CUP a favor de Puigdemont o este perderá la cuestión de confianza y será preciso convocar nuevas elecciones?

La perspectiva de una nueva consulta catalana introduce un poderoso factor de incertidumbre. El eje izquierda/derecha se cruza ahora con el independentista/no independentista y permite vislumbrar posibles cambios en las tendencias de voto. En Comú Podem y CSQEP pueden llegar a confluir en una operación de lanzamiento de Ada Colau como candidata a la presidencia de la Generalitat con un programa nacional confuso que no augura nada bueno para el voto independentista. Y todos los vaticinios predicen un resultado también malo a la CUP.

En definitiva, todo son imponderables que solo pueden conjurarse garantizando la confianza a Puigdemont y colaborando a desarrollar y aplicar la hoja de ruta. Sin imposiciones y sin complacencias.

Un gobierno de izquierdas tendrá una actitud menos hostil hacia Cataluña que uno de derecha. En último término, la petición de un referéndum es muy razonable e inevitable. En la izquierda española probablemente así se considera, aunque mucho menos en el PSOE. En este punto, los socialistas necesitan algo de pedagogía . Si, a pesar de todo, no se consiguiera la consulta, los indepes pueden dejar de apoyar el gobierno. Es decir, tienen cierta fuerza a la hora de presionar. No para imponer, pero sí para bloquear.

Y eso siempre es una garantía. Sobre todo teniendo en cuenta que el no al referéndum ya lo tenían de antemano. Una subsiguiente negativa de las izquierdas españolas equivaldría a una especie de terremoto en Cataluña, en donde las fortunas electorales de los partidos que quieren mantener la vinculación con España se hacen más problemáticas.

El referéndum es todo en Cataluña, pero es nada en España. Sacrificar la nada para conseguir el todo es inteligente, aunque sea complicado de entender.