Es mostren els missatges amb l'etiqueta de comentaris Socialismo.. Mostrar tots els missatges
Es mostren els missatges amb l'etiqueta de comentaris Socialismo.. Mostrar tots els missatges

dissabte, 20 de juny del 2015

Reflexión sobre el PSOE.

Ya antes de su fenomenal derrota en noviembre de 2011, cuando el PSOE obtuvo sus peores resultados desde la transición, venía escuchándose la consigna PSOE-PP la misma mierda es, que seguramente tuvo su incidencia en aquel fracaso. Además de injusta, la fórmula era bastante absurda. Pero se oía mucho y hacía mella. La repetían sin descanso los de la verdadera izquierda, los comunistas y neocomunistas que llevan cien años tratando de hundir el socialismo democrático y también unas gentes nuevas, no herederas de esa tradición, que expresaban así su disgusto y rechazo a una política pseudosocialista, neoliberal, subordinada a los intereses del capital y de la banca, complaciente con el nacionalcatolicismo imperante en España y al servicio de la monarquía.

Fue la política de Zapatero en su segunda legislatura, proseguida luego con especial ahínco por Rubalcaba, un hombre más cercano a Rajoy que a muchos militantes de su partido. Y una política cuyo carácter conservador y nada socialista no se reducía solo a granujadas como la reforma del artículo 135 de la Constitución, a declarar monárquico el partido, aumentar los privilegios de la iglesia católica o ser incapaz de formular propuesta alguna aceptable en relación con la cuestión catalana, sino que se basaba en usos y costumbres internos que apuntaban a un anquilosamiento irremediable de la socialdemocracia española. Tanto Zapatero como Rubalcaba gestionaron el PSOE con criterios enchufistas, burocráticos, amiguistas, tolerantes con la corrupción, conservadores, favoritistas y esencialmente de derechas, a base de ordeno y mando, aunque sin plasma. Llegó un momento en tiempos de Rubalcaba en que, en efecto, parecía como si la única diferencia entre las dos partidos dinásticos fuera la cantidad de letras de sus siglas.

Esa situación dio una inmerecida pero aplastante mayoría absoluta del PP. Inmerecida porque la derecha no había hecho nada para conseguirla salvo organizar escándalos y ver cómo la izquierda histórica española le daba el triunfo por su patente incompetencia. Y con esa mayoría absoluta vinieron cuatro años de un gobierno corrupto, embustero, saqueador, franquista, nacionalcatólico, apoyado en un partido que más parece una banda de ladrones y dirigido por una persona acusada de haber estado veinte años cobrando dinero en negro. Un gobierno antipopular, que ha expoliado el país y está a punto de provocar su partición por su cerrada estupidez franquista. Esa es la verdadera herencia de Zapatero de la que el PSOE es responsable.

El Partido Socialista,  desconcertado al verse abandonado por su electorado histórico, y a pique de perder su tradicional hegemonía, veía cómo surgía poderosa a su izquierda una fuerza nueva, Podemos, que le segaba la hierba bajo los pies en su electorado y amenazaba con reducirlo a una posición de subalternidad. Podemos era el amanecer de un sol rutilante de una nueva izquierda, estilo Syriza, que haría trizas la vieja IU y dejaría el PSOE reducido a una especie de PASOK hispano.

Y, en efecto, casi lo consiguió. IU es hoy un pecio a la deriva. Pero el plan fracasó con el PSOE. No porque este hubiera adoptado medidas para evitar su laminación a manos de Podemos (aunque algunas sí tomó), sino porque el propio Podemos, en típica soberbia de bisoño, descubrió su auténtico juego y, con ello, se suicidó. Lo que pretendía en el fondo no era distanciarse del viejo mundo de IU, el comunismo o los anguitas, sino aliarse con ellos pero ocultarlo, disimularlo, hacer como si no tuvieran nada que ver con el comunismo.  Sin embargo, el triunfo en las elecciones al Europarlamento de mayo de 2014, emborrachó de tal modo a sus dirigentes, que estos descubrieron ingenuamente sus intenciones y deseos, hablaron de Anguita como su referente intelectual (sic), de proyectos de confluencia con IU y el renqueante universo comunista. Lo suficiente para que el efecto sifón aplicado al PSOE se frenara de golpe, se parara la sangría de votantes y hasta militantes hacia Podemos y todos los antiguos afiliados y votantes de la única opción de izquierda de socialismo democrático que hay en este país, volvieran a casa.  

Las dos últimas elecciones lo han dejado bien claro, invirtiendo las intenciones que anunciaban los sondeos. El PSOE se mantiene sólido, es el segundo partido, puede ser el primero y a mucha distancia de Podemos que ahora lucha por conseguir un porcentaje superior al que históricamente ha tenido IU en sus mejores momentos. Justo lo que ellos mismos han cosechado por su incapacidad para el juego limpio. Porque una cosa es hablar de democracia y otra muy distinta practicarla.

A día de hoy, salvo casos excepcionales (y, por lo general, patéticos), donde hay gobiernos de izquierda son alianzas de PSOE y Podemos, la fórmula que Palinuro siempre propugnó.

Pero faltan cinco meses para las elecciones. Pueden pasar muchas cosas. Palinuro considera que ambos partidos de la izquierda debieran llegar a ellas más que con una alianza circunstancial (cosa que pueden hacer hasta los del PP y C's), con un verdadero programa común de la izquierda, algo conciso, claro y que dé confianza a la gente. Para eso ambos partidos deben acometer medidas importantes de reorganización interna y acción externa. En el caso del PSOE, Palinuro, ya se sabe, insiste en que está obligado a presentar una moción de censura a este gobierno que es una vergüenza en toda Europa y una amenaza permanente a la democracia en España. Igualmente considera que, una vez consolidada la posición de Sánchez como candidato, el partido debe abandonar las prácticas enchufistas, clientelares, favoritistas de aupar mediocres y pelotilleros, propias de la era Rubalcaba, y abrirse a todas las corrientes del socialismo democrático, especialmente a las más orientadas a la izquierda, flanco por el que falla un partido que tiene que cubrir un amplio espectro ideológico si quiere verdaderamente gobernar y no decir lo bien que lo haría si alguna vez gobernase, actividad en la que suele lucirse la verdadera izquierda.

En cuanto a Podemos, si rompe definitivamente con los fantasmas del pasado comunista, disfrazado o no de IU, y deja de pasear por los escenarios el nuevo e iluminado Mahdi, con su obsesión antisocialista, quizá supere la barrera psicológica del 14%. Siempre y cuando, además, consiga unificar sus discursos internos, cada vez más fragmentarios e incoherentes y gane algo de crédito a base de hacer propuestas de gobierno sólidas, verosímiles y viables y no puras consignas que ya mueven a risa. Aunque sus dirigentes no lo crean, hasta los discursos más estridentes adormecen si no suscitan reflexión y compromiso. Y no se hable de la velocidad a que el público videocrático contemporáneo da por descontados los carismas. Cuando Iglesias quiso darse cuenta, ya tenía un serio rival en Rivera y apenas este ha vuelto de las elecciones, le espera un competidor calcado a su imagen y semejanza, Casado. Vamos que, como no se diferencien en el discurso, estos pueden acabar como Los tres caballeros de Walt Disney, pegándose por saber quién sea Donald, Pancho o José.

Presentarse a las elecciones de noviembre con un programa común de la izquierda PSOE-Podemos serio, viable, que recomponga el destrozo de la derecha y regenere la democracia frente a un PP hundido en el descrédito, el ridículo, la incompetencia y la corrupción es ganarlas.

(La imagen es una foto de Wikipedia,  con licencia Creative Commons).

dilluns, 1 de juny del 2015

La arrogancia del perdonavidas.

Saber perder es difícil. Se necesita temple. Saber ganar es aun más difícil. Hace falta ser un auténtico caballero. ¿Y cuándo no se sabe si se ha ganado o perdido? Sencillo: los caballeros lo dicen así y los trileros se desgañitan en trémolos de victoria, tratando de convencer a la audiencia de que el triunfo que sus méritos no les dieron, van a dárselo sus sofismas y bravatas.

Iban a asaltar los cielos, pero se quedaron en un 15% en Andalucía y en un 14% en las elecciones del día 24, un par de puntos más de los que obtenía su referente intelectual, Anguita, en sus mejores momentos. Y eso siendo generosos porque, en realidad, en las Comunidades Autónomas en que se presentaron claramente con sus siglas, Podemos se quedó en un flácido 13%. Astutamente en las municipales crearon un desbarajuste para que no se supiera quién votaba a quién y, así, poder apuntarse los votos ajenos, obtenidos por Carmena en Madrid y Colau en Barcelona. Y con este palmarés vienen a recordar al PSOE que sus resultados electorales son los peores desde 1979. En su caso, en cambio, son los mejores, dado que en 1979 ni existían.

Sobre estas marrullerías de politicastros de la vieja escuela, Iglesias, experto en vender pieles de oso que no ha matado, exhibe una risible arrogancia cuya única finalidad es intimidatoria. Él y su gente en uno de sus habituales plagios y tras haber dado, no un giro sino varios (y los que seguirán dando), piden a esa misma socialdemocracia que gire, al parecer para acercarse a sus posiciones... que son, según su propia confesión, las de la socialdemocracia. Bueno, no las de esta socialdemocracia sino las de la auténtica, verdadera y genuina que, cómo no, es la suya. Suena, ¿verdad? Quítate tu, traidor, "malo, falso, engañador", como dice la tortolica del romance, que aquí vengo yo a salvar a la izquierda, a hegemonizarla y, si no giras, no hay pacto posible ni gobiernos de izquierdas.

En el fondo, parece que lo que ha molestado a Iglesias es que hasta un infeliz como Sánchez le haya reventado su infantil escenografía del giro al decir hace unos días que el PSOE no tiene que girar porque ya esta en la socialdemocracia, que es su marca de origen. En realidad es una porfía absurda, por el fuero más que por el huevo, típicamente española. De risa:

Iglesias: "Sánchez, gira".
Sánchez: "No giro porque estoy en la socialdemocracia; gira tú, que ya lo has hecho para vestirte las plumas socialdemócratas".
Iglesias: "Sánchez, si no giras, no hay pacto".

Por supuesto, el asunto es huero, retórico, puramente nominal: "gira tú; no, gira tú". Ya veremos en qué queda esta primera finta pero, conociendo el percal hispano y, sobre todo, la fibra de la izquierda, no se descarte la posibilidad de que giro por giro, acabe gobernando la derecha. El resultado esperable de las candidaturas de Podemos que van de perdonavidas siendo así que, en el mejor de los casos, son el perro del hortelano.

No, no, señala Iglesias: no puede haber "ni una sola duda de que Podemos quiere el final de las políticas del PP". ¿Cómo qué no? Todas. Eso está todavía por ver porque "obras son amores y no buenas razones". ¿Quieren una prueba incontrovertible? Cuando Podemos creía que su resultado electoral sería -como se les anunciaba en los sondeos- el doble del que ha sido, ya vendió su primera piel de plantígrado antes de cazarlo, ninguneando al PSOE (muy por debajo en los sondeos) y afirmando que su verdadero interlocutor era el PP y Rajoy el hombre con el que Iglesias quería debatir en la Tele. La realidad lo ha reducido a su auténtica dimensión. Su interlocutor es el PSOE que, no solamente no está por debajo de él, sino claramente por encima. Palinuro sostiene que lo ha sido siempre y que, en realidad, Podemos no tiene otra finalidad que acabar con el PSOE pues no es otra cosa que una excrecencia de la vieja IU reciclada con orégano griego. Es obvio: el PSOE tiene que girar en el sentido que marque el que acaba de llegar ... o no habrá pacto. Y, si no hay pacto, gobernará la derecha que, en el fondo, es lo que se busca. Que gobierne la derecha pero que parezca que lo hace por la intransigencia del PSOE.

Podemos no sirve para casi nada en el panorama político español salvo como minoría de bloqueo de la izquierda. Una vez haya cumplido su misión, su problema será encontrar una argumentación para sostener la falacia de que la derecha gobierna por culpa del PSOE. Y para eso, falta carga neuronal en este aquelarre de plagios.

Al PSOE, cuyos resultados han sido más bien tristes, la incompetencia de sus posibles aliados le está facilitando notablemente la tarea. Solo tiene que quedarse quieto, recordar que la marca "socialdemocracia" es suya, defenderla con decisión y tino y políticas de izquierda y pedir a su interlocutor, el único que ha girado aquí y sigue girando como una peonza, que, en lugar de amenazar con las habituales bravuconadas anguitianas, haga propuestas concretas.
 
Su disposición al acuerdo, al pacto, a constituir gobiernos de izquierdas, tiene que ser absoluta, total. Los gobiernos de izquierda en España serán de PSOE y Podemos, haciendo caso omiso de las impertinencias y provocaciones de estos recién llegados. Y, si no son posibles, que quede claro quién los hace imposibles. Para sorpresa de Palinuro es lo que ya ha adelantado Sánchez en una entrevista en El País, esto es, Podemos será responsable de que la izquierda gobierne o no. Vaya, aprende rapido el rapaz. Atrévase  a más, hombre, no hace daño. Llámelos como lo que llegarán a ser si no lo evitan, pura minoría de bloqueo de la izquierda. Y, ya que está en vena, demuestre valor y decisión en su actividad en el Parlamento y presente una moción de censura a esta organización criminal, mandada por el sobresueldos. Es lo que se merecen.

dissabte, 9 de maig del 2015

¿Existe Pedro Sánchez?

Un amigo jura habérselo encontrado en una boda hace diez días. Dice estar seguro. Pero mi amigo es un poco dipsomaníaco, así que no me fío de él. Algunos afirman que, en realidad, el personaje no existe, que es una engañifa de los medios, un señuelo, una invención para dar tiempo al PSOE a buscar un candidato con alguna virtud digna de reseñarse. Otros dicen que, en realidad, se trata de un licántropo y solo se le ve -mejor, se escuchan sus aullidos- en las noches de luna llena. En su partido hay cierta preocupación, pero contenida porque el segundo, Luena, tranquiliza a las bases explicando que el jefe está meditando y que, dada su inteligencia, audacia y recursos, en cuanto tenga una idea saldrá al ámbito público y asombrará con ella a las multitudes.

Es posible, pero, de momento, Sánchez es Pedro el Silente, nadie lo ha visto en los últimos tiempos y nadie lo ha oído decir nada no ya que vaya a pasar a la historia sino simplemente que  merezca la pena escucharlo. Es maravilloso que en este corral de gallos de muchos espolones y la gallina desplumada de Díez, Sánchez no haya dicho esta boca es mía. Cuando Palinuro era adolescente siempre le impresionaban las personas calladas porque presumía que estarían llenas de sabiduría. Con el tiempo ha descubierto que el 99% de los que no hablan no tienen nada que decir y Sánchez no pertenece al 1% restante. El que ha ido a la 6ª Noche hoy no es él, sino un doble dulcificado que solo hablará de lo que la gente bien quiere oír, en tono civilizado e insulso. 

Aquí largan todos, Garzón, Colau, Iglesias, Rivera y hasta Rajoy, quien balbucea las habituales estupideces de registrador y as del mus en el casino de pueblo que encandilan sobremanera a un público entregado, ávido de que lo siga robando la misma manga de sinvergüenzas, corruptos y ladrones que ha venido haciéndolo los últimos cuatro años. Los últimos 400 años.  Por eso, el sobresueldos de La Moncloa promete a quien quiere escucharlo estabilidad, orden y disciplina: se seguirá robando como antes, como siempre, como toda la vida. Seguirán robando los de buena estirpe, los nacionales.
 
Como Sánchez no habla, no dice nada, está oculto, refugiado en un rincón, a ver si pasa la tormenta, entre los socialistas reina cierta animación. Han reaparecido Rubalcaba y Bono, que son como los Hernández y Fernández de una historia de "Tintín y el misterio del jarrón chino parlanchín". Los dos flanquean encantados a esa vieja gloria del socialismo hispano, Felipe González, que, sin duda, tuvo su día, pero ya lleva bastante tiempo diciendo tonterías de neoliberal revenido, probablemente inspiradas por su gran amigo Cebrián, el seudointelectual al servicio de la derecha que se ha cargado el único experimento de medio de comunicación libre que había en el país.
 
Esta es la guardia pretoriana que tiene al tímido pretor Sánchez escondido en la alcoba sin atreverse a salir. Ahora le dicen que ya no puede aspirar ni a una miserable coalición con el Sobresueldos.
 
Callado como un sepulcro porque no se atreve a hablar  ni tiene valor para decir lo que todo el mundo está esperando, incluidos sus adversarios de la derecha: que presenta una moción de censura. Eso es lo que hubiera tenido que anunciar en la televisión, en lugar de esos discursos sin substancia alguna y que nadie toma en consideración. No, Pedro Sánchez no existe, es un personaje de ficción porque si fuera real, de carne y hueso, ya tendría que haber presentado esa moción de censura contra un  gobierno y un partido que no son otra cosa que sendas asociaciones de presuntos ladrones.

dilluns, 4 de maig del 2015

Ganar o perder.

Dicen que detrás de la dimisión de Monedero hay discrepancias teóricas y estratégicas en la dirección de Podemos. Pudiera ser, pero, habiéndose ya producido el desenlace, hay poco más que recoger en este jardín. Dicen también que ha ganado la línea más posibilista, la más prudente, la que trata de acercarse al centro frente al maximalismo. También es posible. Pero conviene preguntarse, ¿para qué la corrección del rumbo? Sencillamente, para ganar las elecciones, todas las elecciones.

Los dirigentes de Podemos lo han  repetido sin parar: salen a ganar. Iglesias, el más decidido exponente de la doctrina, lo ha dicho hasta con abalorios: quiere ganar; odia perder; está harto de que los suyos pierdan; toca la revancha: ganar al precio que sea. Y, para ganar, aunque no todo vale, en el fondo, sí vale

Salen a ganar al PPPSOE. Como suena: a los dos, al PP y al PSOE porque, según los dirigentes más obtusos de Podemos "son la misma mierda" y, según los más esclarecidos, no son la misma mierda pero huelen igual y hay que derrotarlos juntos. Es maravilloso. No es preciso perder ni un minuto en demostrar la injusticia de esta mentira en todos los órdenes, el histórico, el psicológico, el moral, etc. Vamos al terreno pragmático en el que estos genios creen moverse. Cualquiera diría que, si te enfrentas a alguien, lo más estúpido que puedes hacer es respetar y hasta fortalecer su unidad y lo más conveniente, tratar de dividirlo. Nadie sensato lucha contra un grupo unido si puede antes partirlo en dos y, a ser posible, enfrentar entre sí las dos partes para debilitar el conjunto.

Bueno, dicen los estrategas de Podemos, en verdad no son iguales y no se trata de que se unan porque, no siendo iguales, no pueden unirse. En el fondo, es una estratagema para debilitar al PSOE, el único al que puede hacer daño la equiparación PP=PSOE porque, al primero, ni le va ni le viene.

Entonces, seamos sinceros, no se trata de ganar al PPPSOE sino al PSOE. Así, las cosas va estando más claras. Podemos está harto de que IU pierda en su inútil lucha en contra del PSOE y ha decidido tomar el relevo y cambiar la táctica. ¿Mucho? No, no mucho. El magín no da para tanto: el PSOE es traidor y felón, no es la "verdadera" izquierda, no hay que votarlo. Suena, ¿verdad? Es el rollo anguitiano que tan buenos frutos da al PP y que, para decepción de muchos, entre ellos Palinuro, ha resultado ser la verdad oculta de Podemos. Hundir al PSOE.

En las últimas elecciones, PP y PSOE concentraron casi la mitad del voto. En los sondeos para las siguientes, también se anuncia que tendrán entre el 50% y el 60%, de forma que el restante 40% al 50% habrá de repartirse entre Podemos, Ciudadanos, IU, UPyD y los nacionalistas catalanes, vascos y gallegos, que se llevan su bocado. O sea, en el mejor de los casos y siendo muy optimistas, menos de un 20% del voto, quizá más cercano al 10%. ¿Se gana así al PSOE? No, desde luego. Pero se consigue que el PSOE tampoco gane.

Que, según las malas lenguas, es para lo que Podemos ha venido al mundo con un discurso que ha hecho mucha mella y, para entendernos llamaremos regeneracionista. ¿Mella en la expectativa de voto? No, ya se ve que no. Mella en la conciencia de la legitimidad de las opciones. Mella sobre todo porque, con un PSOE desnortado, falto de pulso y decisión, salpicado por la corrupción de Andalucía, el entreguismo al PP de las dos últimas direcciones, su ausencia de coraje en la oposición, su desmadejamiento y parálisis, el discurso regeneracionista resulta irrefutable.

Desde luego. Porque lo es y el PSOE debiera haberlo suscrito y hecho suyo desde el primer momento: lucha sin cuartel contra la corrupción, restablecimiento de las libertades democráticas, devolución de sus derechos a la ciudadanía (incluido el derecho a decidir de los catalanes), investigación y condena ejemplar de las prácticas ilegales y delictivas del PP desde su presidente hasta el último mono, devolución a la colectividad de las empresas y activos que ha robado esta manga de sinvergüenzas, restauración del Estado del bienestar. Es tanto más incomprensible que no se haya hecho cuanto que esta actitud pertenece a la historia y la tradición del PSOE desde siempre. Parece mentira que, por la incompetencia de sus mecanismos de comunicación se haya dejado arrinconar en la imagen de un partido acosado por la corrupción cuando lo está mucho menos que todos los demás, empezando por quienes más lo acusan.

Otrosí: el discurso del PSOE debiera incorporar con claridad meridiana todos esos otros asuntos "sensibles" de los que Podemos huye como de la peste, creyendo engañar a la gente y consiguiendo tan solo sentar plaza de charlatanes: reivindicación del socialismo y la izquierda democráticos como la corrientes que más libertad y prosperidad han aportado a Europa y a España en concreto; separación nítida entre la Iglesia y el Estado; opción republicana también clara; defensa a ultranza de los derechos de las mujeres, empezando por el del aborto.

Ignoro si el PSOE, que parece dirigido por sus peores enemigos, adoptará este discurso. Pero es el único que puede hacerlo, el único con el crédito suficiente para hacerlo. Porque lo tiene en su historia lejana y próxima y es testigo de ello la de España, y coincide con los deseos de sus militantes y votantes, aunque no con los de la manga de pelotas en torno al secretario general y a favor de seguir tratando al PP como un partido político y a su presidente como un político digno.

Cuando es obvio y lo dicen ya los medios extranjeros -no así los españoles, escritos por una cáfila de sicarios a sueldo del PP- que el país está en manos de una organización mafiosa, dirigida por un presunto corrupto y alimentada por ladrones y sinvergüenzas en todos los intersticios, desde La Moncloa hasta Torredoncachirulo, desde Madrid a Valencia, pasando por las dos Castillas, Galicia, etc. Un país entregado al saqueo y el pillaje de una banda de robaperas, protegida por la legislación represiva de un gobierno compuesto por franquistas, nacionalcatólicos y nostálgicos de la dictadura.

¿Resultado? Ante el desconcierto de la izquierda, la gente, la buena gente escarmentada con el recuerdo aún vivo de lo que estos granujas son capaces de hacer cuando los provocan, pues las cunetas repletas de cadáveres así lo anuncian, irán a votarlos igualmente.

Y eso es lo que van a ganar los de Podemos: el triunfo de esta derecha, justo cuando más descompuesta y debilitada está. Justo cuando se ve tan al borde del precipicio que ha tenido que echar mano de una alternativa "limpia", Ciudadanos que, a su vez, tambien resta votos a Podemos, en un trasvase que dice más sobre las naturaleza de estas "nuevas" opciones que mil tratados de política. A continuación comenzarán los debates sobre si torpedearon la victoria de la izquierda democrática por ignorancia u orgullo o intencionadamente. Pero lo único que habría que aclarar es por qué una fuerza de izquierda hace campaña contra una de derecha pero disparando contra otra de izquierda. ¡Ah, que Podemos no es de izquierda ni de derecha!

dissabte, 2 de maig del 2015

Una cuestión de perspectiva.

En antropología, psicología, sociología, política y demás ciencias sociales, los observadores rigurosos aclaran siempre antes de nada cuáles de sus conclusiones vienen de una perspectiva emic y cuáles de una etic. El espíritu científico y la honradez intelectual ordenan avisar de si se explican los hechos desde un enfoque interno al grupo observado, siguiendo sus pautas, criterios y categorías o si se hace desde uno ajeno, el del propio observador, con sus pautas, criterios y categorías analíticas. Una cosa es dar por bueno lo que los interesados dicen de sí mismos y otra muy distinta aplicar criterios analíticos exteriores. Mezclar los dos enfoques, que es lo que hacen muchos analistas en parte por desconocimiento y en parte por mala fe, suele producir un relato amañado, falso, interesado, inútil. Por eso es tan fácil saber de antemano lo que va a decir en cada momento el 99% de los tertulianos, porque mezclan descaradamente ambas perspectivas para elaborar una narración que les convenga y por la que les paguen.

Por supuesto, la mentira y la falsedad que rezuman los programas de debates no son sino el vicio más evidente de este espectáculo que pasa por comunicación e información. Hay problemas más serios como el de la función de la ideología a la hora de adoptar una perspectiva emic o etic, pero esto ya se sale del post. Aquí basta con averiguar si, cuando se dice estar haciendo observación emic o etic, se dice la verdad o, como suele pasar, se esta mintiendo como un bellaco.

La crisis actual de Podemos puede y debe analizarse desde las dos perspectivas, sin hacer las habituales trampas de presumir conocimientos privilegiados o estar en posesión de fórmulas mágicas que garantizan la certeza del juicio.

Desde la perspectiva etic, Podemos es un partido político como todos, con sus peculiaridades. La primera es que se presenta como uno abierto que todo lo hace en público, coram populo, a tal extremo que quiere dar publicidad y airear hasta las negociaciones sobre la investidura de Susana Díaz en Andalucía, algo que recuerda el compromiso bolchevique de acabar con las clausulas secretas en los tratados internacionales hasta que empezó a establecer las suyas. Su espíritu es contestatario, nacido en el 15M, empodera a la gente, sus decisiones se toman en asambleas y vienen de abajo arriba. Y todos los puestos se cubren mediante primarias con amplísima participación de los militantes. De acuerdo con los análisis de partidos al uso, trátase pues, de un partido clásico que hace consecuente realidad el mandato de que su funcionamiento interno sea democrático.

El deseo de televisar las negociaciones de investidura puede parecer muy razonable a quienes dispongan de tiempo y humor para contemplar por la tele horas de negociaciones entre fuerzas políticas distintas y encontrarles algún tipo de interés, pero es obvio que chocará con otras fuerzas políticas que prefieran negociar a puerta cerrada con el mismo derecho con que los de Podemos quieren hacerlo en público. Y no se ve cómo los representantes del 12% de los votos van imponer su criterio al 88% restante salvo a la fuerza y no parece haya posibilidad.

En cuanto al espontaneísmo, asamblearismo, abajo-arriba, transparencia y publicidad, el episodio de la dimisión de Monedero hace picadillo la imagen que el partido ha querido proyectar. Lo que se ha visto ha sido una organización monolítica, cerrada sobre sí misma, que no facilita información sobre sus procesos o controversias internas, que no se abre al escrutinio público, en la que rige una disciplina férrea de esa de tradición bolchevique. Una mera discrepancia que venia cociéndose semanas atrás, pero siempre celosamente guardada, aireada en los medios, ha dado con el discrepante en la calle, habiéndole aceptado Pablo Iglesias la dimisión que a saber si la presentó motu proprio o se vio forzado a hacerlo. Pero está claro: es Iglesias quien toma la decisión, quien acepta (hay que fastidiarse) la dimisión de Monedero. No es una decisión colectiva del triunvirato, ni siquiera del duumvirato restante. Errejón puede haber sido el catalizador de la decisión, pero no pinta nada en ella.

Así que el triunvirato es ahora un duumvirato. Y no parece probable que vuelva a ser triunvirato porque habría que incorporar a Carolina Bescansa, con lo cual ya no sería triunvirato en sentido estricto y, además, en Podemos hay tanta simpatía hacia la igualdad de género como entre sus amigos de Syriza. O sea, ninguna. Basta con ver la composición de sus órganos directivos.

Pero, admitido, esto pertenece ya a la perspectiva emic y no hay que hacer trampa. En la perspectiva emic, esto es, el modo en que, desde dentro, se ha abordado, explicado y justificado la baja del secretario del programa político, hay numerosas manifestaciones que, debidamente analizadas en sus mismas coordenadas, nos dan una imagen interesante de esta organización. El propio Iglesias, al tiempo que aceptaba la dimisión de Monedero, descontaba que esta fuera a restar votos a Podemos. El pragmatismo mal entendido, descarnado, del aficionado a Juego de Tronos, tiene estas cosas: con Monedero o sin Monedero, los resultados serán los mismos. O sea, de Monedero puede decirse, como de la filosofía que "es una cosa con la cual y sin la cual, el mundo sigue tal cual". Monedero responde con una carta en su periódico que Ekaizer considera, con cierta razón, propia del culto a la personalidad y la dicha cultivada personalidad responde que Monedero es un intelectual que, como los pájaros, ama la libertad, aunque, si los encarcelan, cantan que es un primor.

La imagen que se quiere trasmitir es clara: el poder de Podemos no es un poder a la vieja usanza, sino a la nueva y, en lugar de enfadarse con sus intelectuales críticos (al fin y al cabo, ¿se puede ser intelectual sin ser crítico?), los deja en libertad, a diferencia del tirano Dionisio de Siracusa, para que vuelen. De acuerdo, pero ¿no era este un partido en el que todos eran intelectuales, hombres de partido e intelectuales? ¿No ha escrito un par de libros el propio Iglesias y no está siempre refiriéndose a sus profundidades teóricas? Así es. Forma parte del síndrome de Iglesias, que aspira a ser el hombre de las mil caras: dirigente político, intelectual, caudillo,  showman...

El caudillo sigue su estrella y su destino mientras el intelectual incómodo estará ya pergeñando las primeras cuartillas de un orteguiano "no es esto, no es esto". Suerte tiene de que su gran amigo no haya llegado al poder como a él le gustaría. De haberlo conseguido estaría ahora quizá escribiendo otra cosa, un El cero y el infinito.

La perspectiva emic de la dirección es muy distinta de la de los camaradas de la base, como pasa siempre con las organizaciones muy jerarquizadas. Aquí se dan muchas variantes y no cabe detenerse en todas. Pero sí en alguna significativa, por ejemplo, los conversos de Podemos. Apenas acaban de instalarse en su correspondiente círculo tras su salida de IU o del PSOE y se encuentran con que, si los sondeos no mienten y los hechos se aceleran, van a quedarse a la luna de Valencia. La reacción más frecuente es la del converso con mando real o imaginario en plaza: aquí no ha pasado nada. ¿Monedero? Sí, claro, pero nadie es imprescindible; Podemos no es Monedero, sino la gente, los círculos, nosotros. Decir que porque se marche un tercio del triunvirato la organización sufre alguna merma solo evidencia lo nerviosos que están los oligarcas y reaccionarios de todo tipo. Tanto que convierten un signo de fortaleza y vigor como la dimisión de Monedero en otro de debilidad e incertidumbre. Cuando lo único que esta crisis muestra es que Podemos está más fuerte que nunca. Es más, ni siquiera hay crisis. ¿Crisis en Podemos? ¿Qué crisis? Amigos: salimos a ganar. Lo dice el jefe.

Volviendo al punto de vista etic, si yo fuera un converso, cosa difícil porque, no creyendo en dios alguno, no puedo cambiar uno por otro, estaría retornando al redil de donde me fui obnubilado por el oropel y el engaño de una fuerza de izquierda que no incurriría en los defectos de siempre del PSOE o del PCE. Sobre todo ahora que ya va quedando claro que Podemos no ha podido con el PSOE. Con IU ya es cosa distinta, pues cuenta con el submarino del paisano de Maimónides.

divendres, 24 d’abril del 2015

Moción de censura o dimisión.

Señor Pedro Sánchez: si no tiene usted el valor, la inteligencia, la decisión, la honradez y la dignidad necesarias para presentar una moción de censura a este gobierno de corruptos y sinvergüenzas, debe usted dar un paso atrás y dejar el puesto a alguien de su partido que sí los tenga. No obstaculice más, no siga siendo cómplice de este bochorno nacional de un país avanzado gobernado por un puñado de mangantes y embusteros. No defraude más a una población que, si no merece estos gobernantes, menos aun una oposición complaciente, cuando no compinchada con ellos.

Dejen de reírse de la ciudadanía que les paga a ustedes sus sueldos, muy por encima, por cierto, de lo que merecen.

El clamor para que presente usted una moción de censura es ya atronador. Hasta un hombre muy del aparato del PSOE, bien situado y moderado, Eduardo Sotillos, lo pide en un artículo, moción de censura, y muchos otros en su partido lo harían si no tuvieran el miedo típico de los burócratas a perder el puesto. Como lo haría ese segundo suyo, César Luena, que, sobre no servir para nada, salvo para intentar controlarlo todo, ni siquiera sirve para decirle a usted la verdad.

No puede usted ignorar, porque ya no lo ignora nadie, que este es un gobierno presidido por un tipo sin dignidad, ni vergüenza, un embustero compulsivo, un auténtico charlatán, capaz de engañar a la buena gente haciéndola creer que vive con lo justo y que apenas llega a fin de mes cuando cobraba (y quizá siga cobrando) cantidades astronómicas bajo cuerda, sobresueldos de una caja B nutrida de presuntas actividades delictivas, como el resto de sus colaboradores, todos ellos parásitos de este expolio que dura veinte años. Un pájaro que, como Camps, se hacía pagar presuntamente las corbatas, los trajes, los viajes a cuenta de una organización de delincuentes y quién sabe si hasta el confeti de los cumpleaños. Un granuja, vaya.

Y un inútil e incompetente que no solamente ha cargado sobre los más débiles (parados, jóvenes, mujeres, enfermos, dependientes, ancianos) el coste de la crisis, sino que ha destrozado literalmente el país dejándolo mucho peor de como lo encontró con Zapatero pero habiendo beneficiado y enriquecido a sus amigos los ricos, los banqueros, los defraudadores, ladrones y evasores a los que ha amnistiado y a los que proteje a base de destruir todas las instituciones del Estado.

Un inútil e incompetente que ha agredido a Cataluña con sus estúpidas fanfarrias imperiales españolas, su catalanofobia y su instrumentalización de todos los resortes constitucionales para imponer a machamartillo su concepción nacionalcatólica e impedir por la brava que un pueblo pueda opinar libre y democráticamente. Un verdadero necio que, no contento con haber incendiado el independentismo, se ha puesto en manos de los independentistas al condicionar la convocatoria de elecciones generales en España a lo que suceda en Cataluña el 27 de septiembre.

No puede usted ignorar asimismo que este personaje preside un gobierno de mentecatos que parecen sacados de un tebeo de Flechas y Pelayos o de la Sección Femenina, ambos de la Falange; una colección de estantiguas que mueve a risa: meapilas que pasan la vida rezando a las vírgenes o condecorándolas, autoritarios que emplean la policía como una banda de matones para atemorizar a la población o majaderos pagados de sí mismos que consideran los toros patrimonio artístico y enhebran memeces al otorgar premios.

Tampoco puede ignorar que ambos, presidente y gobierno, se apoyan en un partido literalmente repleto de truhanes, mangantes, ladrones, estafadores, chantajistas, evasores, prevaricadores y sinvergüenzas en general, una verdadera asociación de delincuentes que lleva veinte años saqueando el país, como reconoció su secretaria general, Cospedal, con gran escándalo de la prensa que atribuyó la declaración a un lapsus, ignoro por qué cuando es la única verdad que ha dicho en su vida. Un partido que es una empresa del trinque, una organización del robo y el expolio, un chollo para sus afiliados, pues basta con que te saques el carné para que te caiga un puesto para toda la vida, aunque no sepas hacer la o con un canuto, como el actual director de la Guardia Civil, o no llegues ni al graduado escolar, como ese Carromato que tienen chupando del bote en el Ayuntamiento de Madrid a 60.000 euros al año y los miles de carromatos parasitando el resto de España, empezando por los más altos, Rajoy, Aguirre, Arenas, Cospedal y el resto de la tropa de mamandurrios que llevan cuatro lustros viviendo de cine a costa de los impuestos de los españoles o fabricándose ingresos turbios a medida, como esos dos murcianitos que se hacían pagar a precio de oro cada una de sus muy interesantes palabras a un empresario al que, casualmente, le caían contratas públicas adjudicadas por los compis de los dos murcianitos.

Y, si no ignora usted todo esto, si no ignora que España es hoy una ñorda sometida a la tiranía de unos ladrones, sostenida por una jauría de sicarios y esbirros en los medios pagados a peso de oro siempre a cuenta de los contribuyentes; si no ignora usted que el país es una vergüenza en todos los sentidos aquí y fuera de aquí, que la Marca España es otra estafa de trileros, que tenemos a lo mejor de nuestra juventud buscando trabajo en el extranjero porque estos ladrones no les han dejado nada, que tenemos a la gente en el paro porque han entregado el dinero a los bancos y empresarios, que los viejos no llegan a fin de mes porque les han robado el fondo de pensiones, ¿por qué no presenta ya la moción de censura?

Ya sabemos que va a perderse en el Parlamento. Pero también sabemos que se ganará en la calle y en lo medios.

Hay que presentarla por dignidad, por vergüenza, por obligación moral, porque la gente lo ha elegido a usted para que haga algo en su defensa. No para que se equivoque usted de botón en una ley sobre el aborto, no sepa en dónde nació Machado y, sobre todo y lo que es absolutamente imperdonable, no tenga usted la nobleza ni la gallardía de defender a una compañera suya de partido manteniendo su "miembros" y "miembras" que, por si no lo sabe usted, está muy, muy bien dicho.

Así que, si no puede usted dejar de hacer el tonto, y no se atreve a presentar una moción de censura, ¿por qué no se va?

dimarts, 21 d’abril del 2015

Cataluña como excusa.

Como, según parece, ya no se puede bombardear Barcelona, los unionistas españoles han decidido bombardear Madrid y España. El sobresueldos ya tiene una excusa perfecta para retrasar las elecciones debidas en noviembre de este año. Como no sabe qué saldrá de las elecciones plebiscitaras catalanas el 27 de septiembre, retrasará las generales hasta que se vea el resultado.
 
O sea, lo que sucede en Cataluña sí condiciona de tal modo la política española que algún líder avispado de talante más fascista de lo habitual, puede privarnos de la única función de (relativa) libertad que la democracia nos permite: la de echarlo a patadas.
 
Bueno, hombre, no exageremos… solo se trata de retrasar. No de cancelar o suprimir.
 
¿Retrasar? ¿Por qué motivo?
 
¿No lo ven ustedes? ¿No ven que el 28 de septiembre Cataluña puede despertarse republicana e independiente? ¿Les parece poco motivo? Es obvio que, si el resultado de las elecciones catalanas fuera el antedicho, no tiene sentido que pille a la Cortes disueltas, razonan los de los sobresueldos. El Estado no tendría margen de maniobra, no podría defenderse frente a los hechos, no tendría rapidez de acción.
 
Les aplauden los suyos a rabiar pues saben que no se trata de retrasar sino, simple y llanamente, en el fondo, de suprimir las elecciones. Aplauden también los de la oposición socialista quienes simulan creer que se trata de un retraso y no de una cancelación como paso previo a un golpe de Estado, aunque en el fondo del alma de muchos de ellos, anida la esperanza de que, en efecto, por fin se actúe con mano dura en contra del independentismo catalán, que ya está bien, hombre, de afrentas a Ejpaña.
 
Los otros de la oposición, los que no quieren la cancelación de las elecciones pero creen que su retraso es bueno simplemente son pobres de espíritu. Y tanto los unos como los otros igualmente estúpidos si piensan que, como haya una involución de este tipo, no van a ir por ellos como van a ir por los nacionalistas, los anarquistas, los izquierdistas en general, los ateos, los intelectuales críticos, etc.
 
Porque el sobresueldos y los sobresoldados saben perfectamente que la excusa que esgrimen es mentira. Simple y llana mentira. Se habla de vacaciones y disolución del Parlamento, pero el Parlamento no vaca ni un solo día del año; ni una hora. Cuando se disuelve por lo que sea entra en funcionamiento la Diputación Permanente que, a todos los efectos sigue siendo el Congreso y muy singularmente (subrayado en la Constitución) para la tramitación de los decretos-leyes que es la forma de legislar de este gobierno, y la proclamación de los Estados de excepción. Es decir, la Diputación Permanente cubre a la perfección las funciones del Parlamento y, además, siendo de tamaño mucho más reducido, es mucho más ágil y expeditiva. La excusa de Rajoy para “retrasar” las elecciones no solo es falsa sino exactamente lo contrario de lo que dice, lo cual hace maliciarse que no se trata de retrasar. No es verdad que haya un vacío de poder, como afirman torticeramente quienes, en el fondo, quieren suprimir las elecciones. Nada de eso. Es un engaño. Aquí el único peligro real es el de un golpe de Estado que empezaría, a buen seguro, con un aplazamiento de las generales.
 
¿Acaso no es ese aplazamiento en prevención de lo que pueda pasar en unas elecciones autonómicas legales y normales el verdadero peligro, la verdadera amenaza? Cuando los soberanistas anuncian que esas elecciones son plebiscitarias ¿no dicen los unionistas españoles que tales elecciones no existen y que, como no existen, no serán nada ni tendrán “efectos jurídicos”? Entonces, ¿por qué alterar tan drásticamente el curso ordinario de las cosas? ¿No se está buscando con este retraso una provocación a ver si se consigue envenenarlo todo y justificar un golpe de Estado como el que muchos de ellos tienen en mente? Para tapar su ineptitud, sus corrupciones, sus embustes, sus latrocinios, su incapacidad para mantener la integridad territorial española.

Y, entre tanto, la oposición en Babia. Ni a oponerse en el Parlamento se atreve. Ni a presentar una moción de censura contra un gobierno que ha despanzurrado literalmente el país, lo ha esquilmado y ahora quiere enterrarlo.
 
Mucha gente se echa las manos a la cabeza por estos sórdidos augurios. Tanta como la que se las echaba en Alemania antes de la ley de plenos poderes o en España antes de 1936, diciendo que aquellos falangistas eran cuatro gatos y otro golpe en España en pleno siglo XX algo impensable. Hoy, según muchos “socialistas”, de esos que comprenden la necesidad de un aplazamiento hasta ver qué pasa en Cataluña, también es evidente que un golpe de Estado en España en pleno siglo XXI es impensable.
 
Al fin y al cabo, está Europa. Sí, la misma que estaba en 1936 y con un gobierno del Frente Popular en Francia.

dimecres, 8 d’abril del 2015

Los jarrones chinos.


Según noticias llegadas a Palinuro, en el PSOE hay conjuras y conspiraciones sin cuento para mover la silla a Pedro Sánchez. Se recordará aquella metáfora de Felipe González, comparando a un ex-presidente con un jarrón chino, que todo el mundo tiene en alta estima pero nadie sabe en dónde colocarlo para que estorbe menos. Desde entonces las cosas han cambiado, pero a peor. Ya no es un jarrón solo; son cuatro. Además no ejercen únicamente los expresidentes; también lo hacen los exministros. Nadie los estima en mucho sino más bien en poco. El último que conservaba algo de autoridad, González, se la ha ido dejando en los consejos de administración de empresas privadas o privatizadas. Pero estorban con denuedo. Están convencidos de que este Pedro Sánchez, un advenedizo salido de la nada, es un temerario ignorante que necesita guía y consejo en las turbulentas aguas del PSOE. Merece un castigo por no pedirlo y se lo están preparando para el día siguiente a las elecciones de mayo si estas dan resultados muy por debajo de los andaluces, como se prevé.

Los tres jarrones más activos son muy peligrosos porque han sido políticos con poder ahora jubilados por haber llegado a su nivel de incompetencia, incluso sobrepasándolo en algún caso. Nadie cuenta con ellos para nada, así que a calentar asientos en órganos de relumbrón, escribir memorias o intrigar por los cafés de la Villa. Se aburren y, por tanto, dan consejos no solicitados, enredan, se ofrecen como intermediarios y están en todas las salsas de las maniobras para quitar a uno, apoyar a otro, dejar caer a un tercero y amargar la vida al secretario general mientras se hace un lugar al sol en este mundo de sombras. Las sombras de la pavorosa incompetencia de Zapatero al afrontar la crisis, cuando falló a los de ¡no nos falles!; las del vaticanismo de Bono, un socialista nacionalcatólico; las del integrismo de Rubalcaba, monárquico y partidario de una España fuertemente centralizada

Estos tres jarrones chinos, como los tres mosqueteros de Dumas, han resultado ser cuatro. El cuarto, González, no es un joven gascón, bravo cuanto ingenuo, sino un abuelo algo gruñón que presume de experiencia y saberes arcanos. Pero su efecto es devastador. Salió en apoyo incondicional de Susana Díaz, dando por sentado que su horizonte político era Andalucía pero dictaminando que el liderazgo de Sánchez estaba en periodo de prueba. Un precario, vamos.

Pedro Sánchez tiene que consolidar su posición en el PSOE en las elecciones de mayo si quiere triunfar en las primarias a la candidatura a la presidencia del gobierno. Esta formulación es errónea en el fondo pues en España no elegimos presidentes de gobierno sino listas de partidos. Son los partidos los que ganan o pierden elecciones. Se lo ha dicho Rajoy a los suyos en la asamblea del Consejo Nacional que los periodistas han seguido por plasma para que recuerden de dónde vienen: son los siglas, estúpidos. 

Votamos partidos y lo primero que se exige a estos es que estén bien avenidos. Es elemental. Nadie confía la administración de sus cosas a quienes andan a la gresca entre ellos. Los augurios de IU y UPyD son negros precisamente por este factor de discordia interna.  Así que los jarrones chinos, si no quieren verse de tazas de Sèvres en una almoneda, deberán dejar de minar el terreno que pisa Sánchez y quedarse tranquilos en sus casas, haciendo algo útil para la colectividad. 

En cuanto al propio Sánchez, su interés por ganar las elecciones de mayo no puede distraerlo de su tarea de oposición parlamentaria. Ahí es donde va a medírsele, dado que no se presenta a alcalde ni presidente de ninguna Comunidad. Y por eso, lo mejor es que muestre su talla presentando una moción de censura que nadie sabe por qué el PSOE no ha pedido aún.

(La primera foto es de Wikimedia Commons, con licencia Creative Commons. La segunda de Wikimedia Commons, con licencia Creative Commons. La tercera de Wikimedia Commons, con licencia Creative Commons. La cuarta de de Wikimedia Commons, con licencia Creative Commons).

dimecres, 25 de març del 2015

Pedro y Pablo apóstoles en falta.

Pedro y Pablo son los dos grandes pilares de la Iglesia. Cuando, la de Jerusalén, los pilares eran cuatro, Pedro, Pablo, Juan y Santiago. La de Roma se ha quedado con los dos más importantes, Pedro y Pablo, tan importantes que personifican el supuesto en que excepcionalmente la Iglesia admite la disolución del matrimonio válido, el llamado "privilegio de la fe", que se subdivide en privilegio paulino y privilegio petrino o privilegio de Pablo y privilegio de Pedro.

Pedro y Pablo, los apóstoles por excelencia. El uno, sencillo hombre del pueblo, pescador de profesión en quien Cristo confía tanto (a pesar del tercer canto del gallo) que le entrega las llaves del cielo, con las que de siempre se representa al hijo de Jonás. El que hace y deshace aquí en la tierra. Pablo, el fariseo azote de Dios, culto, refinado, políglota, a quien Cristo, que lo reclutó ya desde las alturas, confió la tarea de convertir a los infieles, sin duda con la misma espada que antes usaba para perseguir cristianos. Siempre se le representa con ella.

Las llaves y la espada. Las llaves guardan la casa; la espada la defiende y ataca la vecina. Orden, defensa y ataque. La vida misma de la Iglesia militante.

Militancia e intensa es la de estos otros dos Pedro y Pablo. Los dos jóvenes, nuevos, impetuosos, con un punto de caudillismo y bastante carisma, aunque de especie y especia distintas. Pedro, al frente de una de las organizaciones políticas más longevas del país, siente el peso de la estirpe y agita las llaves de un baluarte medio destartalado en un escenario en el que se encuentra a gusto pero desearía reformar. Lo suyo es una tarea de orden y defensa. El ataque viene del lado de Pablo, quien blande la espada al asalto de un orden anquilosado que él reputa desorden por estar basado en la injusticia.  En realidad, antes que asaltante, se ve como defensor de los débiles, pero aplica la acrisolada doctrina de que la mejor defensa es un buen ataque.

Los dos están movidos por una firme voluntad de ganar. Pablo, como es primerizo y procede de la marginalidad, lo dice más veces, para hacer verosímil la victoria. Pedro, más del mainstream institucional, da por supuesto el conocimiento universal de su voluntad y su seguridad de ganar.

Son dos buenos apóstoles de sus causas. Harían bien en hablar alguna vez y conocerse. A lo mejor no se veían como tan rivales. Quizá se confesaran el uno al otro sus carencias. Sobre todo las dos más evidentes y que más coartan sus posibilidades de afirmarse como opción ganadora y/o hegemónica en la izquierda. Esas dos deficiencias que los muestran como apóstoles manqués.

En el caso de Pedro se trata de la calidad de su labor de oposición parlamentaria. No hay ninguna razón válida para no presentar una moción de censura. Odón Elorza la ha pedido. Pero no he visto que nadie se haya dado por aludido, ni que nadie haya planteado un debate serio (y breve) sobre el asunto. Sin embargo, los últimos desarrollos procesales, así como la cascada de escándalos de corrupción que ahora vuelven a tocar a la inenarrable señora Barberá, muestran que la situación política es insostenible. Este gobierno no solo carece de legitimidad y autoridad sino que ni existe. El Parlamento, tampoco. El país está en manos de una asociación de gentes absortas en su supervivencia procesal, preparando febrilmente elecciones para perpetuarse en el poder con las prácticas que les son habituales. La moción de censura es una medida obligada de la oposición para dar al país a conocer que, en mitad de este increíble gatuperio, hay una opción alternativa viable. No hacerlo es un abandono irresponsable o algo peor.

La carencia de Pablo es no haberse distanciado claramente de la opción política más o menos comunista de IU. Bien por afinidades electivas, por formación, talante o memoria, el fundador de Podemos no ha conseguido evitar el abrazo "fraternal" de esa izquierda que se llama a sí misma transformadora cuando no ha transformado nada nunca. No se ha atrevido a matar al padre. O al abuelo. Al contrario, ha mostrado su veneración por este y se ha dejado ungir por él como la verdadera izquierda, cuya fórmula solo él conoce. Sin embargo, la fuerza de Podemos era crear una opción democrática radical, separada de la socialdemocracia y del comunismo o neocomunismo. Un nueva izquierda. Pero no había tal. La decantación por una de las viejas ha sido patente y se ha mostrado en que todos los ataques han ido dirigidos al PSOE. No al PP. El PP aparece cuando se recita la fórmula PPPSOE o la del "bipartidismo", música celestial para sus conservadores oídos sobre todo cuando el fanatismo lleva a los de Podemos a adjudicar al "bipartidismo" la pérdida de los 17 escaños del PP. No valoro la cuestión de la armonía entre las corrientes políticas internas de Podemos. No hace falta. Si no se produce una identificación de una izquierda autónoma, propia, sin servidumbres doctrinarias, libre y con principios, lo interno será tan irrelevante como lo externo.

Si los dos apóstoles quieren llegar a donde se proponen tienen que soltar lastre.

La primera foto es de PSOE Extremadura, con licencia Creative Commons; la segunda, otra de Olaf Kosinsky / Wikipedia, también con licencia Creative Commons.

dimarts, 24 de febrer del 2015

El odio al PSOE.

No es cosa de demagogias, pero el PSOE se acerca ya a los 140 años de existencia. Es el partido más antiguo de España, con excepción del Partido Carlista fundado en 1833 aunque reconvertido en otra cosa. Y eso se nota. El PSOE es parte de la historia del país. A partir del restablecimiento de algunas libertades en 1978, ha gobernado casi 20 años, con González y Zapatero. En ese tiempo, España avanzó en bienestar, progreso, libertades, derechos e integración europea como no lo había hecho nunca antes. Ni durante la breve II República. Por supuesto, su mandato (sobre todo en las dos legislaturas finales de cada uno) también fue pródigo en elementos negativos y hasta crímenes: la dura reconversión industrial, las privatizaciones a voleo, los GAL y la corrupción rampante en el mandato González y la desastrosa política económica anticrisis así como la reforma del art. 135 CE en el de Zapatero.

Unos gobiernos con luces y sombras, como siempre, pero globalmente positivos para el país. Es absurdo negarlo. Y, sin embargo, se niega. Hay una especie de voluntad cerrada de reñir todo acierto al PSOE ahora y antes, esgrimir siempre sus aspectos negativos y ocultar los positivos, al extremo de que, si se escucha a voceros de derecha e izquierda, casi parecería que el responsable único del desastre y la postración actuales de España sea el PSOE. Tanta falta de objetividad y ponderación invita a preguntarse por su razón profunda. Los hechos, los datos, las pruebas desmienten tan cerrada visión negativa. Quizá nazca esta de otra parte distinta del entendimiento; por ejemplo, de la pasión. Quizá tenga poco que ver con la razón y mucho más con el odio. Y, en efecto, uno de los rasgos más llamativos del debate político español es el odio a los socialistas.

Los odian por ser el partido más antiguo, por seguir siendo un partido, por haber ganado elecciones limpiamente, por haber gobernado, por haber sabido perder en unos casos y triunfar en otros. Es decir, los odian por lo que se suele odiar a mucha gente en España: por hacer cosas.

El odio de la derecha es palpable. Es un odio histórico, de clase. Y hasta personal. Que los aristócratas se enfrenten en política a un partido de advenedizos fundado por un tipógrafo pero que tiene más solera y antigüedad que todos ellos, que son los verdaderos advenedizos, los saca de quicio, los pone enfermos. ¡Qué insolencia, los seguidores de un tipógrafo aprobando leyes! La derecha es profundamente patrimonialista y cree que el gobierno le pertenece como sus fincas, sus casas, sus tierras. España entera es de su propiedad por derecho divino y no tiene perdón que lleguen unos plebeyos a reñirles ese derecho a gobernar, desgobernar, robar y saquear lo público que vienen disfrutando desde hace siglos y para conservar el cual hicieron una guerra civil e impusieron una dictadura militar de cuarenta años. El odio de la derecha al PSOE es profundo, casi genético.

¿Y la izquierda, los comunistas, asimilados y neocomunistas? Una falta de objetividad muy similar y un odio todavía más acendrado. Esta izquierda procede de la escisión comunista de 1919/1920 que nunca, en casi 100 años de historia, ha conseguido prevalecer sobre los socialistas salvo cuando establecían dictaduras de partido y prohibían y perseguían a estos, como hicieron en los países del bloque soviético durante buena parte del siglo XX. No siendo mediante la dictadura, el proyecto comunista de derrotar a los socialistas no ha triunfado en ningún país democrático del mundo. Salvo las experiencias dictatoriales, esta izquierda no ha gobernado nunca excepto algún brevísimo lapso de frente popular aquí y alla. Nada.

Pero no ha dejado de considerarse la "verdadera", la "auténtica" izquierda frente a una socialdemocracia oportunista que se encaramaba a los gobiernos y se aburguesaba traicionando a los trabajadores. Esos gobiernos en España y otros países de Europa fueron los únicos de izquierda real que hubo en el siglo XX y, dicho sea de paso, cambiaron sustancialmente la cara del capitalismo. Tanto que hoy hasta la "auténtica" izquierda los propone como modelos a los que hay que volver. Pero sin reconocer un ápice el mérito de los socialdemócratas. Al contrario, culpándolos no solo de sus culpas sino, en un frenesí de odio, también de las ajenas. Para esta izquierda "verdadera", que lleva cien años hablando sin hacer nada, el verdadero enemigo no es la derecha; es la socialdemocracia. En España, el verdadero enemigo no es el PP; es el PSOE.

Es el caso del reaparecido Anguita cuyo odio a la socialdemocracia está adquiriendo los niveles psicóticos de un capitán Ahab, tan obsesionado con Moby Dick que no le importa hundir su Pequod, IU, si con ello extermina a su archienemigo. ¡Por fin el ansiado sorpasso! La hora de la venganza. La posibilidad de que ese orgulloso PSOE muerda el polvo gracias a esa organización, Podemos,  que, merced a una sabia combinación de liderazgo carismático, pragmatismo y ambigüedad conceptual, parece haber deshecho el maleficio que lleva cien años agarrotando a los comunistas y promete llevarlos ahora, siempre que no se les note mucho el tinte neocomunista, a  una impensada victoria.
 
Palinuro lamenta que no vaya a producirse una alianza de las izquierdas, de todas las izquierdas. En verdad, no siendo militante de partido alguno, no se siente personalmente afectado, pero este asunto suena al más sobado y ramplón quítate tú para que me ponga yo y, encima, con plumas ajenas, desde los nombres a las ideas y desde las ideas a los nombres.
 
La promesa del sorpasso que tiene encandilados a estos novísimos "de abajo" procede del triunfo de Syriza en Grecia.. Si los Podemos griegos se imponen a la Troika, la Syriza española, hundirá al PSOE en la miseria de un PASOK, dejándolo en un 4,2% del voto. Tres inconvenientes se alzan ante este rosado futuro:

Primero: es posible que Syriza no se imponga y, al contrario, tenga que ceder ante la UE y Alemania. Tiene toda la pinta. Eso supondrá un golpe para Podemos que, una vez pasados los fuegos de artificio, tendrá que recomponer su discurso con un crédito rayano en cero. Esa Estaca con la que quiere derribar el "sistema del 78" puede acabar hundida en su corazón.

Segundo el PSOE no es el PASOK; no es una empresa familiar como la de los Papandreu, fundada en 1974. Forma parte de la historia de España en estos 140 años y tiene mucho eco y, sobre todo, apoyo en Europa, cosa más fácil de rentabilizar en interés del común que todas las propuestas bienintencionadas, sin duda, pero de una inconcreción celestial.

Tercero la repentina aparición de Ciudadanos, un partido con una parafernalia análoga a la de Podemos, con similar pragmatismo posmoderno, pero con un talante que se intuye más conservador, más centrado, sin necesidad de marear la perdiz con la izquierda, la derecha, lo de arriba y lo de abajo, apunta en un sentido de consolidación de la opción de la derecha. Predecir coaliciones en un contexto multipartidista (que, a veces, dependen de uno o dos escaños) es perder el tiempo pero no es exagerado vaticinar un reforzamiento de la derecha. O sea, del PP.
 
Con estos tres datos presentes, ya da un poco igual lo que se diga. La evolución apunta a que tampoco esta vez prosperará el intento neocomunista del sorpasso. Lo pintoresco del asunto será ver si, como cabe barruntar, se conseguirá mantener al PP en el poder otros cuatro años. Algo muy español. De perdidos, todos al río. El odio nos hará flotar.

La única parte de España en que no se observa odio al PSOE, en que no es factor de movilización porque la gente está en otros horizontes, Cataluña, tampoco parece ser tierra de promisión para Podemos. Obvio.  

diumenge, 22 de febrer del 2015

La alfombra roja.


El Partido de los Socialistas Europeos (PSE) ha escenificado un acto de unidad por encima de las diferencias de sus miembros con una clara función propagandística. Esa alfombra roja en el espíritu de los Oscars traiciona el subconsciente de los organizadores. Una ceremonia. Pero una ceremonia que tiene su alcance y significado. En primer lugar, según se dice, respaldar a Pedro Sánchez. Los miembros de la tabla redonda socialista arman caballero al hidalgo Pedro Sánchez. Y no son unos cualesquiera quienes han velado las armas con él. En primera fila gentes que son, han sido o serán presidentes de sus países. González, Ogórek, Sánchez, Stanishev, Valls, Schultz y Gabriel. Notable presencia alemana o germanófila. Podían haber incorporado a Zapatero para equilibrar por el lado latino. Es de esperar que su ausencia no sea motivo de pelea. Porque, en todo caso, este espectáculo de familia socialista a quien deja fuera de juego es a Susana Díaz que ha ido a reforzar su faceta internacional al vecino reino de Marruecos.

Lectura interna del PSOE, trasmitida a los medios: somos un partido serio, en una organización seria, tenemos responsabilidades de gobierno y gestionamos instituciones europeas; no somos inmovilistas ni demagógicos, se puede contar con nosotros porque, además, tenemos un proyecto común para salir de la crisis. Suena bien y, observando las agitadas relaciones de Grecia con la UE, especialmente Alemania, se pretende que la gente valore la ventaja de elegir gobernantes que se entiendan con quienes mandan en Europa. Es lectura interna y es lógico que sea así, pues es un discurso que llega a una parte del electorado. Sobre todo, si se acompaña con hechos. El PSOE es el único que tiene candidatos conocidos a las elecciones de mayo. Un catedrático de Metafísica y un conocido economista, profesor universitario y tertuliano. Mensaje: somos gente de fiar. Llegado el momento, tendremos el mejor candidato a la presidencia del gobierno.

La lectura externa es otra. Sobre todo en la izquierda. Este acto de la alfombra roja es una oferta de gran coalición con el PP. Gabriel es vicecanciller en un gobierno con la CDU y Schultz presidente del Parlamento por el intercambio de votos con Juncker. Todo pura gran coalición. Se llevan además a Felipe González que anda de muñidor de un pacto de esta naturaleza, justificado en la necesidad de salvar el sistema. La izquierda tiene que aglutinarse en una candidatura única (al menos en Madrid) que haga frente al PP/PSOE. Sistema contra antisistema. Típica polarización política.

Al margen de la objeción obvia de que la polarización propuesta sea una reedición del bipartidismo, se da la circunstancia de que pudiera ser imposible aritméticamente. La idea es un enfrentamiento entre la izquierda y el PP/PSOE. Pero la aparición de Ciudadanos podría complicar el panorama. Aunque solo sea por puro sentido de la congruencia. Cuando se tiene tanto interés en acabar con el bipartidismo, culpable de infinitos males, hay que estar dispuesto a admitir el multipartidismo. Pero quien dice multipartidismo, dice gobiernos de coalición. En realidad, en Europa, lo normal son los gobiernos de coalición, si se exceptúa Inglaterra (que también tiene ahora una alianza) y algún otro como Francia. Gobiernos de coalición de dos o más partidos. Entre los cuales, por supuesto, están las llamadas "Grandes coaliciones" (en el sentido de derecha/socialdemocracia) relativamente frecuentes en Alemania y Austria.

En España, a pesar de su sistema electoral, los gobiernos de coalición no existen. Todos los gobiernos españoles desde 1979 han sido monopartidistas (en la medida en que cabía considerar la UCD un solo partido) con mayorías abolutas o con apoyo parlamentario variable cuando la mayoría era relativa. Pero los gobiernos, todos monocolor. No hay, pues, eso que llaman la cultura de la coalición, o sea, el espíritu de transacción, pacto o acuerdo. No es estilo de la casa. Para uno vez que dice que lo consiguieron, con la Constitución de 1978, la han embalsamado como la momia de Tutankamon. Y esto de la cultura de la coalición, ¿se aprende? Es posible, sí, pero no sé si da ya tiempo.

De resultar, como es verosímil, un parlamento con cuatro partidos de ámbito estatal de cierta relevancia y varios otros de ámbito autonómico, en principio, todas las combinaciones son posibles, aunque unas más probables que otras. De lo que se trata es de no hacerlas todas improbables.


divendres, 13 de febrer del 2015

La nave de los necios.


Es el nombre con que se vertió al español la sátira alemana del siglo XV, Das Narrenschiff, que parece más adecuado traducir por la nave de los locos porque el término "necio" tiene una connotación excesivamente despreciativa y ambas acepciones fueron moneda corriente en los siglos posteriores. Cualquiera que haya visto las figuras de Durero de la edición original de Brant y, sobre todo, la tabla del Bosco, coincidirá en que se trata de locos antes que de necios.


Viene a cuento el cuento de la agitación desencadenada en el Partido Socialista de Madrid con la fulminante destitución de Tomas Gómez quien, si se demora diez minutos, no hubiera podido ni recoger sus pertenencias en su despacho, tal fue la prisa de la autoridad por mandarlo a las tinieblas exteriores. Y esas tinieblas envolvieron su espíritu por lo que comenzó a desbarrar, atribuyendo su destitución a fuerzas extrañas, influencias malévolas, miserias humanas, en vez de a su propia incompetencia.

La decisión fue tan drástica, provocó tal enfado en los seguidores del defenestrado, que se hizo necesario pretextar razones de peso para justificarla, al margen de cuestiones personales. Correspondió la tarea a Simancas quien, en estilo profético, justificó la destitución en la seguridad de que Gómez llevaba a los socialistas a una derrota inmensa. Es tradicional atribuir a los locos y los ciegos la capacidad de prever el futuro. Al margen de si se trata de una verdad científica, está claro que a más segura e inmensa derrota llevaba Rubalcaba al PSOE en 2011 y nadie le quitó las llaves del despacho. 

Sin ambages y aunque parezca una perogrullada, Gómez ha sido sustituido porque es sustituible. En definitiva, el último responsable de una derrota, sería Sánchez. Poner luego a reconstituir un PSOE victorioso en Madrid a una comisión gestora curtida en derrotas puede no parecer muy brillante pero tiene su medida de prudencia para evitar una fractura de la organización. Simancas y Lissavetzy son dos perdedores. Cierto que en el caso de Simancas por poco y a traición, pero perdedores. Pero son perdedores de la casa.

Ayer se daba por seguro y creo era hasta oficial, que Ángel Gabilondo sería nombrado candidato a la Comunidad. Al menos, Palinuro lo dio por cierto. No es así. En medio se coló el otro Gabilondo, Iñaki, en su videoblog, avisando de que nadie inteligente se metería en la boca de este lobo, el PSOE. Bueno, tampoco es un lobo, sino una nave de locos y meterse en ella a lo mejor es lo apropiado. Parece, pues, que Ángel da un paso atrás y se lo piensa y, carente de otra excusa, afirma que solo aceptará la nominación si no hay primarias. Tiene su gracia presentarse a unas elecciones pero sin elecciones previas. Ante el escaqueo del exministro, la dirección federal anda buscando un candidato y parece que Trinidad Jiménez lleva muchas papeletas. Otra perdedora. Lo del PSOE parece masoquismo. Perder o ganar la Comunidad de Madrid puede que no sea la cuestión, sino refundar el partido. ¿Sobre qué bases?

El hombre fuerte resulta ser Carmona, ayer revelación en El Intermedio, del Gran Wyoming. Gabilondo, Wyoming, los periodistas hacen y deshacen políticos. Carmona se creció. Su discurso fue electoral y orgánico, mirando hacia fuera y hacia dentro. Hacia fuera, en clave electoral, no dejó de hablar de "los madrileños y las madrileñas"; hacia dentro, en clave de conflicto interno, puso de nuevo las dos manos en el fuego por Gómez, pero aclaró que gozaba del pleno respaldo de Sánchez por quien, llegado el caso, haría lo mismo. Es una actitud inteligente porque siempre le quedará una mano ilesa con la que empuñar la vara de alcalde. Carmona ha demostrado que Duguesclin no optimizaba sus posibilidades. Puede ser el próximo secretario general de los socialistas madrileños.

Fuera del barco ha quedado Susana Díaz, pero porque navega con otro por el Guadalquivir. En ese navío se juega una parte importante de las fortunas del PSOE en las que, sin embargo, las posibilidades de intervenir de los órganos federales son menores, por no decir nulas. Las elecciones importantes, también para Madrid, son las de marzo en Andalucía. Importantes para España, para la izquierda por partida doble y para el PSOE por partida triple. Por eso es esencial abordarlas teniendo Madrid bajo control. 

dijous, 12 de febrer del 2015

Empezar por Madrid.

Destitución fulminante. Sorpresa general. Reacciones en cadena. Contrarreacciones. Cruces de acusaciones y palabras subidas de tono. Algunas tan subidas que se gritaron ante la sede del PSOE en Ferraz en una manifestación espontánea de medio centenar de socialistas gomecistas, muy enfadados con la dirección federal.

Respetando las distancias y las diferencias, algo parecido al guirigay montado en IU de Madrid hace unos días. Podemos, que sigue haciendo destrozos en las aguas estancadas de los partidos de la izquierda, se configura más como imperativo del verbo podar que como presente de indicativo de poder. Según se dice, la derecha se frota las manos. Pero será de frío porque, al menos en Madrid, se encuentra en situación de similar desconcierto, sin candidatos a las municipales y autonómicas de mayo. En este momento, ningún partido tiene candidato a la Comunidad Autónoma salvo, precisamente, el PSOE. Sorprendente. Pero, cierto, el espectáculo están dándolo las izquierdas.

Los problemas de los partidos tienen componentes externos que todo el mundo puede valorar, como los procedimientos judiciales o los procesos electorales, y otros internos, de información reservada a los militantes y dirigentes, sobre todo dirigentes, que, muchas veces, solo disponen de parte de ella y no muy sana. Es decir que, cuando estalla uno de estos problemas es muy difícil que la ciudadanía pueda hacerse una idea de lo que está pasando, de quién tiene razón y quién no. Las acusaciones mutuas lo embarullan todo. Y así resulta que, no ya la gente, sino muchos militantes no saben por qué lado inclinarse. Una prueba es ese manifiesto del grupo Socialismo Democrático, de Alberto Sotillos, titulado Comunicado sobre la situación del PSM del que lo único que se saca en claro es que los autores no tienen nada claro qué está pasando en su partido y no saben por quién pronunciarse. Por eso se lamentan de la situación y proponen unas medidas exquisitamente democráticas pero que, supongo, no hay tiempo ya de articular antes de las elecciones. Y a las elecciones tiene ese partido que presentarse.

Quizá la dirección pudo haber hecho las cosas de modo más versallesco. Es de suponer que su decisión será legal desde el punto de vista de sus estatutos. Pero a lo mejor era recomendable guardar más ciertas formalidades, reunir algún órgano colegiado y tomar una decisión con un debate. Esto quizá le hubiera dado más apoyo. Pero tampoco el afectado se ha andado por las ramas. Ha convocado una rueda de prensa y ha cargado contra Sánchez, proclamándose desobediente, rebelde y amenazando con ir a los tribunales en defensa no de su honor, que da por supuesto, sin o de su cargo. A su lado estaba Carmona, candidato a alcalde de Madrid, quien reiteró que ponía la mano al fuego por Gómez, gesto noble, pero no muy hábil.

La línea de fractura está clarísima. Fractura irremediable. Es la confrotación. Pero en ella, los gomecistas, por numantinos que sean, llevan las de perder. No estaban preparados y sus compañeros de la dirección, sí. Ha sido una serie de golpes fulminantes que estaban programados: a) destitución de Gómez; b) nombramiento de una comisión gestora a cargo de Simancas y Lissavetzky, dos históricos, uno de ellos víctima directa del tamayazo; c) designación del candidato a la Comunidad, Ángel Gabilondo.

Un golpe de efecto, un golpe de autoridad que, con mayor o menor razón, ha sido bien recibido por los militantes y los ciudadanos en general, de acuerdo con un sondeo de urgencia de Metroscopia para El País, según el cual, la intención de voto del PSOE remonta en 8,2 puntos y consigue el milagro de superar a Podemos. Muchos dirán que, en realidad, esas son las ganas de El País de que eso suceda pero, en cualquier caso, Pedro Sánchez estará exultante porque ha probado que, como dijo, no le tiembla la mano y que en el PSOE manda alguien: él. Los barones han aceptado todos la medida, con alguna suave queja en cuanto a las maneras, en cerrado asentimiento. El PSOE muestra unidad interna y eso, hoy, es un enorme activo. Solo Susana Díaz se mantiene en el fiel de la balanza. Será acertado o no, pero las circunstancias objetivas han cambiado: tomar Andalucía desde Madrid no es lo mismo que tomarla desde Ferraz.

Sánchez se ha consolidado despidiendo a Gómez. Si es justa o no la medida es cosa que se verá según avancen las investigaciones sobre el caso de Parla; pero, desde luego, es ejemplar y, según se ve por las reacciones, ejemplaridad es lo que la gente busca, harta de corrupción. La bronca que le han montado los diputados díscolos a cuenta del pacto antiterrorista y la cadena perpetua disfrazada es más ideológica y, por lo tanto, manejable. Andalucía está fuera de cuentas con las elecciones de marzo. ¿Qué queda por hacer tras haber demostrado que el PSOE es un partido fuerte, capaz de tomar decisiones drásticas, como destituir a un barón y nombrar un candidato nuevo en horas mientras los demás dan vueltas al atajo?

Seguir demostrándolo y, una vez que ha marcado las distancias con el resto de la oposición, Podemos y el pecio de IU, marcarlas ahora con el gobierno y demostrar a este que está en condiciones de sustituirlo. Que está en condiciones de desmentir a Rajoy cuando le vaticina que no llegará a ser presidente del gobierno. Habiéndolo predicho el presidente lo más probable es que suceda lo contrario, pero no estaría mal que Sánchez mostrara en este empeño tanta autoridad, audacia y tesón como en el de conquistar Madrid.

Para ello, lo único eficaz es presentar la moción de censura.

A lo mejor, además de Madrid, conquista España.

dimecres, 11 de febrer del 2015

El narcisismo de la izquierda.


Comencemos con un topicazo: la izquierda está dividida y la derecha, no. Sigamos con tópicos: ello se debe a que en la derecha priman los intereses y en la izquierda, los ideales; a que aquella es jerárquica y autoritaria y esta, democrática y libertaria; aquella, dogmática y esta, crítica; conservadora la una, innovadora la otra. Conformismo frente a rebeldía; orden y obediencia frente a desorden y desobediencia.

Al ser tópicos, aburren. Tienen su parte de verdad y también de mentira. Por eso son tópicos o lugares comunes. Pero no agotan el asunto. Casi nunca o nunca se menciona el narcisismo que es sin embargo un factor característico de la izquierda, ausente en la derecha. Puede entenderse como causa o efecto de la situación.  El hecho es que se da. ¡Y de qué forma!

La derecha actúa como una falange macedónica, en formación cerrada. Nadie se sale del bloque a guerrear por su cuenta, salvo que lo hayan pillado llevándose la pasta a Suiza, en cuyo caso, la formación lo abandona a su suerte. En la falange hay líderes, pero estos son fácilmente sustituibles. Se mantienen mientras valen. Si no valen, los sustituyen sin contemplaciones. Caso Hernández Mancha. En la izquierda, en cambio, se guerrea en desbandada, sin formación, al estilo de las tribus bárbaras. Y los líderes perduran aunque no valgan. Caso Rubalcaba.

El narcisismo es prevalente en la izquierda, casi se diría inherente a ella. Suelen gastarse chanzas del estilo de "Frente judaico de liberación" para aludir a su fraccionamiento. Pero como si fuera un fenómeno independiente de la voluntad humana, casi telúrico, y no el claro resultado de una pulsión narcisista a extremos a veces patológicos.

Obsérvese la provincia de la izquierda a vista de pájaro. ¿Qué se ve? Una colección de personalidades, personajes, figuras y figurones que darían para una nueva Commedia dell'arte, todos pugnando por sobresalir, por aparecer en los medios, descalificar al vecino y colocar su discurso. Pedro Sánchez, Susana Díaz, Edu Madina, Carme Chacón, Julio Anguita, Cayo Lara, Alberto Garzón, Gaspar Llamazares, Tania Sánchez, Pablo Iglesias, López de Uralde y me dejo algún otro emergente, seguro. Es decir, un corral lleno de gallos con alguna "galla"; pocas porque el narcisismo es una neurosis predominantemente masculina. Los hombres parecen gustarse más a sí mismos que las mujeres; ignoro por qué. Y encuentran incomprensible que ese gusto no sea compartido por la Creación entera.

Ese acuerdo entre fuerzas de izquierdas que, según Raimundo Castro, teme el PP, no está más cercano antes de las elecciones que el retorno del Rey Arturo desde Avalon. Por eso lo usa el PP como una amenaza para después. Pero es innecesario. Las izquierdas ya hacen lo posible por evitarlo antes o después. Para cerciorarse, alguna afirma con énfasis que la disyuntiva izquierdas y derechas es irrelevante. De esto se sigue que tanto da entenderse o desentenderse con las unas o las otras. Ahora o mañana.

Todos los estudios de estrategia aplicados a la guerra, a los juegos, al mercado, a la vida, a la política coinciden en que la unión en el propio campo y la desunión en el de enfrente es una fórmula prácticamente segura de victoria. Eso es de universal conocimiento. Y también que la derrota y la victoria en estas condiciones son siempre dobles. El vencido no pierde una batalla, sino dos: la que él ha perdido y la que el adversario ha ganado. Como en los juegos de suma cero. Para fastidiarlo más, el perder y el ganar tienen carácter acumulativo y la izquierda amarga experiencia en acumular derrotas.

Arrasa Podemos, aunque ya no tanto, al romper con el discurso conformista. Salimos, dicen, a ganar. Se trata de ganar, viejos pantouflards; quitaos del medio, estantiguas, no estorbéis, que arrollamos. Se acabó la melancolía de los beautiful losers. Ahora llegamos los beautiful winners. Muy probablemente esta arenga despierta la ilusión colectiva que los medios creen haber detectado y quienes la sienten predican por doquier con un estilo un poco de testigos de Jehová.

Muy bien. ¿Y si no ganan? El discurso de acabar con la resignación de los eternos perdedores tiene trampa. Va dirigido a toda la izquierda, pero su destinatario especial es IU, no el PSOE que no solamente no ha perdido sino que ha ganado muchas veces, más que el PP, y no tiene por qué darse por aludido. Sí, sí, debe darse, razonan los de Podemos, porque ganó pero hizo lo contrario de lo debió hacer, mientras que nosotros no fallaremos. Esto último es un futurible y ya se verá, si se ve. Pero lo otro es opinable. Es legítimo que el PSOE tenga su opinión sobre su propio pasado y lo interprete en sentido positivo.
 
¿Y si no ganan? ¿Si se da otra variante del huerto de los narcisismos? Convendría haber llegado hasta ahí sin mandarse los padrinos cada fin de semana. Moderar el lenguaje, concentrarse en el enemigo común y no perder fuerzas en peleas internas de egos en estado de soufflé. Y ello no solamente por la conocida opinión de Palinuro de que no hay motivo alguno -fuera de los personalismos narcisistas- para no llegar a un acuerdo electoral de mínimos de la izquierda sino por otra razón de mayor alcance. Si llegamos a la elecciones en estado de enfrentamiento total entre el PSOE y lo que concurra a su izquierda, se dará la razón y la justificación a la tendencia más conservadora del socialismo para pactar una gran coalición con el PP, sobre todo ahora que en aquel renace el recio espíritu del nacionalismo español.
 
La idea de un gobierno de coalición de la izquierda es hoy una quimera. Las izquierdas tienen nueve meses para conseguir que deje de serlo. El tiempo de gestación de una niña.