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divendres, 12 de gener del 2018

El tiempo y el castigo

En todo conflicto, controversia, batalla, hay momentos altos y bajos y los segundos son aprovechados por el adversario para imponerse. Las portadas de la prensa con motivo de los arrepentimientos de los dos Jordis y Forn son como peanes de victoria mostrando en cadenas a los vencidos. Los líderes del "procés" presos se retractan y aceptan la ley trompetea El País en primera. El editorial ya va más a fondo y tira exclusivamente contra el presidente Puigdemont (Esperpento catalán). Acierta. Él y Junqueras son los objetivos por derribar. Son los dos líderes políticos de este movimiento social. El uno está en la cárcel; el otro, en libertad en el extranjero con mucho margen de acción. Y los dos, como de común acuerdo, piensan que hay que aguantar. Es el espíritu del artículo de Puigdemont que hoy publica Politico.Eu, un semanario muy leído en Europa y América, titulado Cataluña no será acallada Gracias, Serri). El pie del artículo aclara que Puigdemont es expresidente del gobierno catalán, que está acusado de sedición y rebelión en España y actualmente reside en Bélgica. Uno en la cárcel y otro en el exilio y así parece que van a seguir durante un tiempo. Porque si los seres humanos somos en el tiempo, según el filósofo, arrebatárselo a alguien es el peor de los castigos, es privarle de una parte de su vida. Ante la eventualidad, los ánimos difieren. Hay quien prefiere evitar el castigo y quien, como Mandela, lo arrostra más de veinte años. Ese ser en el tiempo vive muchos estados de ánimo.

¿Qué decir de las bajas? Que somos humanos, somos en el tiempo, tenemos derecho a vivir y cada cual afronta estos momentos a su modo. Lo cual es absolutamente comprensible y en modo alguno vituperable. No lo es si esas supuestas retractaciones y reniegos son sinceras y no lo serían si fuesen insinceras. Es el tribunal el que carga aquí con la responsabilidad de juzgar a la gente por sus convicciones cuando exige retractación pública. E pur...

La experiencia de ver a los líderes humillados en las horcas caudinas solivianta los ánimos de mucha gente que los ha seguido. He visto alguna pieza enfurecida. Es comprensible. Y muy de tener en cuenta la advertencia de que abandonar la hoja de ruta sería una canallada y un fraude épico para millones de personas que se pusieron en marcha con un objetivo compartido, aguantaron la violencia represiva del Estado y reiteraron su voluntad pacíficamente el 21D, tras haber aplaudido la declaración de independencia que trajo el 155 y la situación, esa sí, esperpéntica de un Estado de derecho en perpetuo estado de excepción. 

Solo dos observaciones encadenadas: a) no es posible juicio moral alguno sobre los actos de los procesados. Cada cual aguanta hasta donde puede. Obligarlos además a mantener una doble actividad política y judicial quizá no sea lo más adecuado, ni siquiera desde el punto de vista operativo. Los tres procesados por una parte y Forcadell por la otra tienen derecho a pedir el relevo para hacer frente a sus asuntos judiciales. 

Y es lógico que lo tengan por la segunda obervación: b) cierto, la acción colectiva popular tiene el efecto de un proceso constituyente de raíz popular, revolucionaria. Necesita una dirección. La tiene y muy simbólica en las personas de los dos líderes, uno en prisión y el otro en el exilio. Y en este orden simbólico debe mencionarse una tercera figura, Artur Mas, cuya autoridad no ha dejado de crecer en el seno del movimiento independentista, en proporción a la furia vengativa del Estado contra él quien, no contento con procesarlo por la vía penal, ha movido al Tribunal de Cuentas a que le embargue su vivienda. Una medida ruin que convierte en víctima no solo a Mas sino a sus descendientes. 

El Estado a veces acierta. Así como El País señala a Puigdemont como el enemigo público nº 1 de la democracia, el gobierno lo hace con Mas. Y no sin razón: Mas fue el responsable del primer referéndum, el del 9N, con el que se daba continuidad y se resumía la serie de referendums que habían ido celebrándose en distintos municipios catalanes desde 2009, generalmente impulsados por la CUP. Por eso quieren buscarle la ruina. Y él continúa.

Cuando un movimiento social tiene un apoyo político transversal, desde la burguesía neoliberal hasta los antisistema, pasando por varias muestras de la izquierda más socialdemócrata; cuando integra una acción colectiva social muy extendida y coordinada; cuando tiene un relato nítido, pacífico y democrático, cuenta con  líderes firmes y una atención internacional creciente, entonces, lo que suceda entre estos puntales de espacio y tiempo, es secundario. Las personas son reemplazables y, si hubo miles de voluntarios para organizar el referéndum del 1º de octubre, también los habrá para cubrir los cargos o plazas que queden vacantes por la razón que sea. 

Todas las personas son reemplazables, hasta los líderes. Cosa que estos entenderán si llegan a la conclusión de que su presencia (incluso a distancia o entre rejas) es perjudicial al movimiento. Pero será una conclusión que alcancen ellos, no la que diga El país con su habitual  agresividad. Y, de momento, no se vislumbra razón alguna para que lo hagan. 

Con lo que sigue rigiendo el apotegma reciente de Mas: "primero, la patria (Catalunya); después, el partido; y luego, la persona". Un hombre que hace lo que dice. 

Va a ser difícil elegir un presidente de la República Catalana cuando toque.

dijous, 11 de gener del 2018

Todo está en las ondas

El B155 dispara una primera salva de aviso: el gobiernro bloqueará una investidura que no sea presencial, animada con un titular de El País que suena a prensa de guerra: Puigdemont exige violar otra vez la ley para ser investido. Este periódico está desatado.

Lo del gobierno es preocupante. Eso de "bloquear" suena un poco a Eliott Ness y los intocables. Tendrá que ir al Constitucional a recoger la correspondiente prohibición y autorización para actuar al modo usual: deteniendo a la gente.

La cuestión de la viabilidad o no de la investidura telemática es ociosa desde el momento en que el gobierno anuncia que la bloqueará. Roma locuta causa finita. 

Pero la política es un maremágnum. La cuestión en sí misma de la validez de la investidura por medios telemáticos es muy digna de tenerse en cuenta y, a lo mejor, el Tribunal Constitucional considera que los tiempos han cambiado y lo telemático y digital es tan real como lo material y tangible (también digital, pero en otro sentido) ¿quién sabe? Sería un buen modo de demostrar que no es un correveidile del gobierno.

Según parece, los letrados del Parlament están preparando un furibundo informe en contra de la telematicidad de la investidura, que diría un escolástico. Hacen bien. Están en su papel. En parte como abogados del diablo y en parte porque son gente de orden. Ejercen su función en el marco de la Constitución y el Estatuto y, francamente, hay cosas en los últimos tiempos de la Generalitat que exceden el marco estatutario. Quizá, pero no tanto como la actuación del gobierno ha excedido el marco constitucional. El Parlament, por lo demás, hará el caso que estime oportuno del dictamen, cuenta habida de que no es vinculante.

Los Comunes se decantan por donde se esperaba. No hay equidistancia posible entre dos extremos tan disímiles. El río arrastra.

La estrategia de la derecha es forzar nuevas elecciones. Incluso, según se ve, a un coste de imagen altísimo, dentro y fuera de España. Tanto que quizá no puedan convocarse y sea preciso transigir con alguna forma de govern independentista en la Generalitat. 

El bloque independentista habrá de calibrar si le interesan o no nuevas elecciones, pero no actuar en función de ello pues no dependen de él. Hará bien en encontrar tantas formas de govern independentista como pueda imaginar en función de las distintas trabas que se le pondrán. La forma de gobierno más independentista que pueda conseguirse en las circunstancias.

Luego se decidirá si se acepta tal cosa o se opta por una política de resistencia institucional, por ejemplo con una retirada al Aventino  de los 70 diputados indepes. Capaces son de procesarlos por rebelión.

El gobierno dice oponerse a una posible investidura telemática que votara el Parlament. Hemos de suponer que da por constituido este órgano y, por lo tanto, habrá aceptado la toma de posesión de Puigdemont de su acta de diputado por vía telemátca. Si puede ser diputado, ¿por que no presidente?

dimecres, 10 de gener del 2018

Avalon

Tanto dar pasos a un lado, Artur Mas acabará camino de Avalon, a esperar la inmortalidad de mano de su hermana Morgana. La inmortalidad puede esperar pero los dos pasos al costado de Mas le han ganado una dimensión de estadista que él ha resumido de modo contundente diciendo que primero está el país, Catalunya; después, el partido; y luego, la persona. Este hombre tiene temple. Está bien la metáfora del rey Artur de eldiario.es y su desmitificación en el artículo. Los héroes son héroes porque son humanos.

Ayer el relato iba de Ulises retornando a Ítaca. Hoy va de los caballeros de la mesa redonda en busca del Santo Grial que algunos, por cierto, sitúan en Montserrat.

Con el rey Artur en Avalon, a la pelea acude Lanzarote del Lago, esforzado caballero desfacedor de entuertos, desde Bruselas. El paralelo es fácil. Ando buscando otro para Junqueras. Vendría bien Galahad, por su carácter, pero su condición de hijo del promiscuo Lanzarote lo hace inadecuado. Dudo entre otros dos, Bors y Perceval, que tienen la ventaja de acompañar a Galahad cuando este contempla por fin el Santo Grial. Pero eso deja fuera a Lanzarote, más guerrero que monje. Pero no haya dudas, estamos entre caballeros, rige la ley de la caballería andante: lealtad, valor, desinterés. 

Perdónese a Palinuro la excursión por las nieblas de Avalon, en donde nadie combate contra un adversario que no puede responder porque rige el código caballeresco. Se le vienen a uno a la mente estas semejanzas leyendo las interpretaciones que los medios dan de las cosas catalanas, caracterizadas por una mundanidad tan malévola como boba. El País titula con un Kalashnikov que la intransigencia de Puigdemont abre un abismo entre ERC y el PDeCat. Supongo que quiere decir JxC, pero nunca se sabe. Los términos del otrora moderado diario de la ilustración, hoy dictados por la furia nacional, son fuertes, bélicos: "crisis", "separatismo", "primeras bajas". Parece mentira que sea preciso apaciguar a los defensores del orden. 

Hay que repetirlo: el independentismo no es un asunto de orden público, no es una conjura de cuatro iluminados, ni una cortina de humo de unos corruptos, ni un asunto de lucha de partidos, ni de relaciones con las organizaciones sociales. Es un movimiento sostenido por un hecho insólito, un primero de octubre cuya imagen, tristemente presente en todas las retinas, aumenta en importancia y significado con el paso del tiempo. En esas cargas, España enterró la mucha o poca razón que pudiera tener. En la resistencia pacífica que encontraron nació un mandato explicito, que se ha mantenido en el tiempo, de llevar a término la hoja de ruta que se comprometió en su día.

Los buscadores de este Santo Grial tienen claro su proceder, según los términos de Mas: primero, el país; después el partido; y luego las personas. Obvio. 




dimarts, 9 de gener del 2018

El retorno

Las leyendas del retorno del héroe son tan antiguas como la humanidad. La más famosa, la de Ulises a Ítaca. Están llenas de aventuras y peripecias. El héroe tiene que salvarse de los hechizos de las magas, los cantos de sirena, la furia de los cíclopes, el apetito de unos gigantes, la desmemoria o la malevolencia de las rocas. Y para ello necesita un manojo de cualidades, en especial ingenio, inventiva.

Ahí está la Sexta escamada por una foto de Puigdemont en la frontera con Francia que este ha subido a Instagram con el sinuoso título de en camí. Es un punto entre Molló y Camprodon, por donde, según parece, intentó su invasión Macià en 1926. Esto empieza a tomar aires de cuando el CNI buscaba las urnas por toda Cataluña; como de tomadura de pelo. A saber en dónde está Puigdemont. El presidente combina el aura gaullista con unos toques de Pimpinela Escarlata. Ya solo falta que el gobierno impermeabilice las fronteras y haga reconocimientos faciales a todos los pasajeros. 

Mientras tanto, los tertulianos se enzarzan en sesudas discusiones sobre la opción de que Puigdemont tome posesión por vía telemática. El que mejor ha resumido la banalidad de este debate ha sido Iceta en su santa simplicidad: la investidura telèmatica "no existeix". Como todo en esta vida. Como el propio Iceta: antes no existía y ahora sí. La razón de ser de esta toma de posesión telemática: que la presencial es imposible por causa de fuerza mayor contra toda razón y justicia.

Degaulle/Pimpinela ha convocado al bloque indepe a Bruselas el finde. Cónclave, a ver qué se hace. Y algo se hará. Todas las opciones están abiertas y los recursos son variados. La ANC apoya; Ómnium, ni que decir; ERC, también, con las correspondientes precisiones; y la CUP. Grupo cerrado presto a llevar al héroe de retorno a Ítaca.

Al menos, es lo que se desprende de las palabras más a ras de tierra de Turull: habrá Presidente, habrá Parlament y habrá govern.

Y no es el eterno retorno.

El gobierno de la República Catalana

Aquí mi artículo de elMón.cat de hoy. No me molesto en hablar de él porque aporto la versión castellana. La conclusión es que el gobierno debe reconocer el resultado de las elecciones del 21 de diciembre pasado y actuar en consecuencia, garantizando que los candidatos electos puedan ejercer su derecho de sufragio pasivo, tomar posesión de sus actas de diputados y constituir un gobierno de acuerdo con dichos resultados. Sí, ya sé que hay muchas voces y pretensiones en juego, incluidas las judiciales. No estamos para perder el tiempo. Corresponde al Estado garantizar los citados derechos, cosa que apoyo con la cita textual del famoso 9.2 de la Constitución: Corresponde a los poderes públicos promover las condiciones para que la libertad y la igualdad del individuo y de los grupos en que se integra sean reales y efectivas; remover los obstáculos que impidan o dificulten su plenitud y facilitar la participación de todos los ciudadanos en la vida política, económica, cultural y social. Que el principal obstáculo que el Estado deba remover sea él mismo, en su desaforada acción, es cosa que solo a él compete.

Versión castellana.

La República Catalana y su gobierno

Cataluña es la tumba de los restos del Imperio español que, queriendo sobrevivir, afirma ser un Estado democrático de derecho en normales relaciones con las democracias de su entorno europeo. Sin embargo, es incapaz de comportarse como tal sino como un manojo de incompetentes y malhechores. Su fechorías pueden ser de largo alcance, como el saqueo de la hucha de las pensiones (esa sí que será herencia para el gobierno posterior), o directas e inmediatas, como el desastre de la AP6. Pero en los dos casos, los factores son los mismos: latrocinio e ineptitud. Como siempre en estos casos, en el momento del desastre, el ministro estaba en los toros, en el fútbol o en algún spa, haciendo lo único que saben hacer: nada. Y, por supuesto, el resultado es el mismo. Aquí no dimite nadie, por ruinosa y dañina que sea su gestión. Al contrario, cuanto peor sea esta, y más inmoral, más se asciende al responsable. Ahí está para probarlo, el presidente M punto Rajoy, acusado de cobrar sobresueldos en B y a quien, como al responsable del desastre de la AP6, jamás se le ha pasado por la cabeza dimitir.

Cuando toca a Cataluña, España tampoco es un Estado de derecho, pero no solo para convertirse en un Estado de desecho, sino para vestirse asimismo de tiranía. Los corruptos e inútiles que expolian en España se convierten en déspotas arbitrarios cuando miran hacia arriba.

Desde el 27 de octubre de 2017, Cataluña es una República independiente por voluntad mayoritaria de su parlamento legítimo. Un intervención desaforada e ilegal del Estado creó una situación excepcional de hecho,con el presidente del gobierno catalán en el exilio, el vicepresidente en la cárcel, el gobierno destituido, el Parlamento clausurado, todo ello pendiente a su vez de unas elecciones el 21 de diciembre pasado, que habían de aclarar el futuro de Cataluña. El resultado de estas fue un nuevo triunfo del gobierno legítimo de la Generalitat y la repetición de la mayoría parlamentaria absoluta independentista:

¿A qué espera el gobierno para reconocer este resultado, reponer a los exiliados y encarcelados en sus puestos, a la mayoría parlamentaria en el suyo y permitir que el Parlamento continúe con su labor, interrumpida a raíz del golpe de Estado del bloque del 155 (PP, PSOE, C’s)? Obviamente a que los jueces, movidos por la fiscalía, que cumple órdenes del propio gobierno, le hagan el trabajo sucio, impidan que los cargos electos ocupen los cargos para los que han sido elegidos y presten un disfraz jurídico a la pura arbitrariedad y tiranía de un gobierno de malhechores que usurpa las instituciones de Cataluña y boicotea su funcionamiento como Estado democrático de derecho, cosa que él no es.

En esta situación de arbitrariedad, despotismo, indebida injerencia judicial, ilegalidad de hecho y sabotaje español de las instituciones catalanas reina la más absoluta inseguridad jurídica y el atropello a los derechos de los ciudadanos. Tanto es así que hasta Arrimadas cree que puede llegar a la presidencia de la Generalitat, que las urnas no le han dado, pasando por encima del exilio y la cárcel de sus adversarios.

El único inconveniente para los planes españoles de aniquilar por el abuso y la fuerza el independentismo catalán es que este ha ganado las elecciones que los mismos españoles convocaron en condiciones de irritante desigualdad a su favor y en contra de los catalanes. Toca, pues, al presidente y vicepresidente legítimos de la Generalitat componer el gobierno que fue ilegalmente depuesto el 27 de octubre y repuesto por voluntad popular el 21 de diciembre. Cómo vaya a organizar política y judicialmente esta restitución el bloque del 155 es asunto que él deberá acometer y es de esperar que lo haga con algo más más de eficacia de la que muestra en la gestión del tráfico aunque menos de la tiene en saquear el erario.

Los candidatos electos, Puigdemont, Junqueras, etc., deben tomar posesión de sus cargos, junto con el resto del gobierno legítimo de la Generalitat el próximo 17 de enero sin más trampas ni dilaciones. Los procesos penales abiertos por unos jueces complacientes con la tiranía del PP con el fin de montar una causa política general contra el independentismo deben archivarse. El conflicto debe resolverse en el único ámbito en que se planteó por la parte catalana, el de la negociación política y el acuerdo y del que se ha desviado por el carácter marcadamente franquista de los gobernantes y los jueces que los secundan.

Mientras el gobierno español encuentra una vía para salir del hoyo dictatorial en que se ha metido con ayuda de los irresponsables del PSOE y C’s, los catalanes harán bien en barajar todas las posibilidades que conduzcan al restablecimiento de la legítima Generalitat. Y en poner en práctica las que mejor garanticen la independencia y seguridad de la República Catalana.

Incluida una medida de resistencia frente a la tiranía consistente en no aceptar las condiciones humillantes e ilegales que dicte la coyunda de gobernantes y jueces al amparo del 155. La mayoría absoluta del Parlament podría negarse a constituirse en condiciones abusivas e ilegales y practicar lo que se conoce como la “retirada al Aventino”: los diputados independentistas se reunirían en otra parte, incluso fuera de territorio español, en parlamento legítimo de Cataluña, y dejarían a la señora Arrimadas, al señor Iceta y al señor Albiol reducidos a lo que son: una tertulia televisiva española.

dilluns, 8 de gener del 2018

Miedo a los líderes

Decían enfrentarse a una conjura de iluminados que saldrían corriendo en cuanto el Estado se pusiera serio. Hablaban de unas masas tumultuarias que fue preciso aplacar con contundencia mediante la fuerza pública y el uso legítimo de la violencia. Reaccionaron frente a un esperpento parlamentario con declaración ilegal y disparatada de independencia. Encarcelados o exiliados los líderes, los tildaron de cobardes, fugados, arrepentidos. Vieron el desplazamiento de 45.000 a Bruselas el siete de diciembre como una peregrinación de lazos amarillos, similar a las de Lourdes. Descontaron un resultado electoral el 21D con un triunfo de las fuerzas independentistas.

Ni una. Nada de conjura de iluminados, ni de tumultos (salvo los que organizan los constitucionalistas), ni de cobardía o arrepentimiento de los líderes, ni de peregrinación, ni de derrota en las urnas.

Un movimiento social muy fuerte, muy extendido, concienciado y con fuerte voluntad, y unos líderes sólidos, coordinados y con el apoyo del movimiento en su conjunto. Estos genios del bloque del 155 (B155 de ahora en adelante) han dibujado el escenario de una ciudadela sitiada por una mezcla de bárbaros, mercenarios y asaltacaminos, más o menos encuadrados en algún orden regular. Han dibujado la Resistencia frente al imperio. Nunca han tenido la iniciativa política; han perdido la batalla del relato; y ahora solo les queda la fuerza bruta disfrazada con toga judicial.

El País, abanderado de la batalla contra el independentismo, acude a la táctica de minar la moral de los adversarios, pues no puede levantar la propia. El punto más antiguo de esa táctica es dividirlos, difundir rumores y bulos para enfrentarlos entre sí. ¡El secesionismo desestabilizado! Ahí es nada. Ante esta buena nueva, hasta Arrimadas se anima a pujar por la presidencia. Ya solo con esta posibilidad se garantiza la unidad monolítica del bloque independentista y hasta la CUP, horrorizada, corre a integrarse en el govern. En el propio vídeo que El País acompaña a su noticia (véanlo, es breve), se dice lo contrario de lo que esta afirma. De desestabilizar, nada. La noticia se engancha al final en la frase de Rufian: si Puigdemont no puede ser presidente, ellos proponen a Junqueras. Lógico: ¿quién va a sustituir a un Presidente que causa baja por el motivo que sea? ¿El ganador de la vuelta ciclista? 

Estas y otras majaderías (como la habitual cospedaliana de manosear otra vez al ejército) no consiguen ocultar el miedo del B155 a los líderes independentistas. Son honrados, íntegros, tienen carisma, luchan con sacrificio personal por una causa, la gente los apoya y los sigue y todos están movidos por un mismo objetivo. Nada de eso hay en España. Nada. Un gobierno de mafiosos, una oposición claudicante, unos medios comprados, una justicia desprestigiada, unas masas que solo se movilizan contra Cataluña, un país saqueado y extraordinariamente débil en el concierto internacional.

Miedo cerval. El B155 está dispuesto a hacer lo que sea para que esos líderes no tomen posesión de los cargos. Se entiende, aunque no sea justificable. Les va la carrera en ello. A los de triunvirato nacional Rajoy/Sánchez/Rivera y quizá también al afuereño Iglesias. Que se salgan con la suya de impedirlo o no dependerá de las respuestas que puedan dar a estas dos preguntas: 1ª) ¿a qué coste; 2ª) después, ¿qué?

De momento, el resultado de las elecciones del 21D exige que todos los diputados electos puedan tomar posesión de sus actas, constituir el Parlament y, a continuación, constituir el govern, cuya primera declaración, su duda, será considerarse restituido antes que constituido.

dissabte, 6 de gener del 2018

La violencia es la prisión

Permítaseme una vanidad infantil. Ayer, los tres magistrados del Supremo ignoraron la súplica de Palinuro y decidieron dejar en prisión a Junqueras. En cambio le dieron alegremente la razón y hasta lo convirtieron en profeta cuando decía: el personal avisa de que ese concepto de violencia es interpretable y puede acabar siendo violencia algo que no lo parezca. Y hasta que ni lo sea. Y así ha sido.

Junqueras sigue en la cárcel en virtud de una interpretación  altamente cuestionable, retorcida,  del concepto de violencia, requisito imprescindible en la tipificación del delito de rebelión. Podría caber perfectamente en el supuesto anterior: se califica de violencia la falta de violencia. El auto de la sala así razona de modo prácticamente literal. Se admite que Junqueras no es autor de violencia alguna de palabra u obra, pero se le hace responsable de la que se pudiera derivar de su pronunciamiento público a favor de la independencia de Catalunya. Y ya alcanza niveles asombrosos cuando también se le hace responsable de la violencia (se apostilla legítima) que pudieran ejercer los cuerpos de seguridad del Estado. La doctrina del maltratador: por su comportamiento, la Generalitat era responsable de las consecuencias del 155. Este concepto de violencia hipotético y preventivo, no tiene nada que ver con el que figura en el Código Penal como medio instrumental de un alzamiento público.

A estas alturas se perfilan las estrategias político-judiciales. Lo dice el abogado de Puigdemont: "se está haciendo una causa general contra el independentismo" . De aquí a que vuelva a haber delitos de opinión no hay más que un paso. Y, de encarcelar a la gente por sus ideas (como ya lo están los cuatro que siguen en prisión) a prohibir sus partidos políticos solo hay otro. Para entonces a lo mejor puede hablarse ya de dictadura y del triste papel de comparsa de la izquierda española. 

De hecho, el proceso tiene un tufo inquisitorial notorio. Discuten los jueces sobre la sinceridad de las declaraciones de Junqueras. Se consideran con derecho y capacidad para juzgar sus intenciones y lo castigan preventivamente. El código doctrinal que invocan y al que exigen acatamiento sincero, él mismo no lo exige. Pero eso ya importa poco porque los jueces se salen de la constitución al exigir ese acatamiento como condición para la libertad. Pero se sienten tan a gusto porque no administran justicia en nombre de la Constitución sino ya directa e indistintamente de la Nación y el Estado, como reconocen varias veces en su auto. Esta perspectiva nacional (que convierte todo juicio a la independentismo en un acto de juez y parte) y estatal (que confirma la supremacía de la ley del Estado) les parece tan natural como el aire que respiran. Y los aleja de la justicia. 

El otro asunto, más práctico y hasta sorpresivo, es el de en qué pueda afectar la prisión continuada de Junqueras a la cuestión de la investidura del presidente. La respuesta es en nada. Las opciones siguen abiertas y la solución que se adopte finalmente en esta controversia de la constitución del Parlament y del govern está aún lejos de configurarse porque dependerá de innumerables negociaciones políticas en España y fuera de España. 

divendres, 5 de gener del 2018

La ruptura


Vídeo del 1º de octubre.

A medida que pasa el tiempo, con la frialdad de la distancia, los hechos van tomando dimensiones cambiantes. A los tres meses del 1º de octubre, la indignación que producen esas imágenes es, si cabe, mayor, porque al sentimiento de repulsa que suscitan, se añade la amargura de ver que los responsables no son castigados sino premiados; las víctimas, menospreciadas cuando no objeto de crueles burlas, incluso por parte de ministros del gobierno; y la reacción de las autoridades, más represiva, habiendo llegado a encarcelar u obligar a exiliarse a los representantes democráticamente elegidos por cumplir el mandato salido del referéndum.

Este corto de media hora, compuesto con imágenes que han dado la vuelta al mundo, lo dice todo sobre el 1º de octubre: la movilización pacífica y democrática de la población, la inaudita ferocidad de la represión policial y el triunfo aplastante del "sí", a costa de 1.006 heridos, inmensos daños materiales y la destruccción de toda esperanza de convivencia dentro de España.

El vídeo es un hito iconográfico de una "hoja de ruta" que acababa precisamente ese día. Concluía una primera etapa del procés y comenzaba otra que estamos viviendo hoy como consecuencia de aquella.


dijous, 4 de gener del 2018

La presidencia creciente

El galopar del caballo independentista catalán va a dejar sin hierba las verdes praderas de la izquierda española, pastos preferidos de unicornios, hipogrifos y otras creaciones poéticas. Ayer se dio de baja en el PSOE José Antonio Pérez Tapias, un histórico (24 años de militancia) del ala izquierda. Compitió con Sánchez por la secretaría general y perdió. Luego se opuso a la defenestración de octubre y apoyó a su antiguo rival en la recuperación de la secretaría general con un discurso de izquierda. Ahora se va desengañado. El más notorio punto de fricción: el referéndum pactado catalán. Este, como los racimos de cerezas, trae otros, singularmente el del apoyo del PSOE al 155.

Cataluña ha pasado de ser un incordio periódico que se conllevaba con  hastío cosmopolita a constituirse en la misma centralidad política. Todos reaccionan a los hechos de Cataluña y Cataluña determina la vida política española. Lo más importante que ha hecho el presidente del gobierno ha sido fijar fecha de constitución del Parlament al 17 de enero al amparo del 155. La finalidad habrá de ser el restablecimiento de la normalidad institucional: los diputados electos toman posesión de sus actas y se constituye el Parlament. Pero esa normalidad no puede restablecerse mientras está en vigor la excepcionalidad de cargos electos en el exilio y en prisión. La excepcionalidad del 155.

Al margen de otras opciones como que algunos candidatos electos renuncien al acta para que corran las listas (cosa que plantea diversos problemas, alguno de ellos de principio), no se ve por qué los electos no pueden tomar posesión por vía telemática en la era de las TICs. El argumento de que las normas exigen el requisito de la presencia física, material, del candidato no descansa sobre ninguna cita explícita y más bien parece apuntarse a la aviesa intención de invocar pretextos jurídicos para atraer a Puigdemont a España y echarle el guante. 

Sin duda la exigencia de presencia física (no virtual) descansa en la muy lógica asunción de que es un asunto tan evidente, que no se consideró necesario especificarlo. El requisito de presencia física se presume. Pero también se presume que la justicia no acusa a nadie extra muros de delitos que no puede sostener y los retira para imputárselos intra muros. Para que la solución política sea fructífera se requiere buena fe por todas partes.

Puigdemont es el presidente de hecho y derecho de la Generalitat de Cataluña. 

Será imposible explicar a los europeos por qué no se le permite ejercer como tal. 

dimecres, 3 de gener del 2018

Cuestión de legitimidad

Aquí, mi artículo de hoy en elMón.cat, titulado La República Catalana realment existent.

Antes de adjuntar la versión castellana, unas observaciones que hacen al caso de lo que aquí se dirime: si hay o no presidente, si hay o no República catalana.

Leo en El País un artículo de Lluís Bassets, cuyo título (Puigdemont no es el presidente de los catalanes) resume su contenido, por otro lado nada desdeñable porque acumula una formidable batería de argumentos de muy variada factura en contra de la idea de considerar a Puigdemont presidente de los catalanes. Casi podría titularse, al modo clásico, un adversus Puigdemont. Por debajo de las razones aducidas, muy respetables pero igualmente discutibles, late una convicción inconfesa: la cuestión independentista responde a la acción de una sola persona. Los más de dos millones de votos que la avalan en las duras y en las más duras, no cuentan. Los más de dos millones que quieren escuchar lo que han escuchado, no lo que Bassets piense que debieran escuchar, no merecen mención alguna.

Según tengo entendido, el señor Alejo Vidal-Quadras propone en un tuit liberar a los presos políticos, poner a Junqueras de presidente de la Generalitat y desterrar a Puigdemont a perpetuidad. Digo que tengo entendido ya que no he podido comprobarlo en la fuente porque me tiene bloqueado. No importa gran cosa, pues se ha retuiteado mucho. Lo interesante de este tosco plan que ignora todo sobre procedimientos, incluida la buena educación, no es que sea perfectamente irrealizable. Lo interesante es que, de modo mucho más primitivo y por ello más claro, apunta al mismo objetivo de Bassets: tirar contra Puigdemont. En el caso de Bassets por no ocuparse de los asuntos reales etc.,; en el de Vidal-Quadras, simplemente, por ser el (verdadero) peligro. Los dos, muy hábiles, queriendo aniquilar el liderazgo de Puigdemont a base de ignorar el movimiento que lo apoya, lo convierten en su símbolo y, por eso, muy en contra de sus deseos, lo ensalzan.

Bien es verdad que la intención ladina en los dos casos es dividir el bloque independentista, enfrentando a ERC con JxC y a Junqueras con Puigdemont. En un caso (Bassets), más disimuladamente; en el otro (Vidal-Quadras) a la voz del mando. Este último muestra una deplorable ignorancia al tratar a Junqueras como un peón al que se puede cambiar a capricho valiéndose de su ambición. La mentalidad autoritaria ciega. El presidente de ERC simboliza hoy, junto a sus compañeros de prisión, la fuerza moral del movimiento independentista en nombre de la dignidad de un pueblo. Eso merece un respeto. Y lo tiene. Hasta de sus adversarios, excluidos quienes ignoran qué sea el respeto.

Por eso es esencial que ERC, en rauda respuesta a estas proposiciones (por llamarlas de algún modo) haya aclarado que exige la constitución del gobierno legítimo de la Generalitat, arbitrariamente depuesto mediante el artículo 155. 

No hay otra salida que la constitución de un gobierno según los resultados de las elecciones del 21D. Esto es, un gobierno independentista apoyado en una mayoría parlamentaria absoluta del mismo signo. Si, después de esto, hay diálogo o no dependerá del gobierno central.

Aquí la versión castellana: 

 La República Catalana realmente existente

                                                                                                                       
En su Matemática de la historia, Alexandre Deulofeu preveía en los años cuarenta del siglo pasado el fin del imperio español para 2029. Hoy, cuando estamos más cerca de esa fecha que del propio Deulofeu vemos que estuvo a punto de clavarlo. Una diferencia de un decenio apenas es nada.

La República Catalana es un hecho. Tiene la objetividad y la realidad de los hechos. Y su tozudez. El imperio español trató de aniquilarla en la cuna, al modo en que las serpientes que mandó Hera celosa querían acabar con Hércules, que las destrozó. Hizo uno de sus pronunciamientos autoritarios, con la habitual balumba y prosopopeya castellana: declaró disuelto el govern de la Generalitat, destituidos su presidente y consellers, clausuró el Parlamento y encarceló a algunas de las personas destituidas y envió a otras al exilio.

Si alguien aquí ha recurrido a la unilateralidad ha sido el gobierno español con una aplicación ultra vires de una norma excepcional, el artículo 155 de la Constitución. Ni el 155 prevé estas acciones ni el presidente del gobierno está facultado para tomarlas , pero eso no importa porque este gobierno no se considera vinculado por las normas escritas y no escritas de la democracia y el Estado de derecho ni por su propio ordenamiento jurídico ya que es una dictadura de un partido y una persona. El partido, imputado en varios delitos en procesos penales y la persona, acusada de haber cobrado sobresueldos ilegales y comprobada avalista de las cuentas suizas de un delincuente, debieran haber dimitido hace años y estar a disposición de los tribunales como presuntos delincuentes que son todos ellos.

España es el único país del mundo en el que unos presuntos delincuentes gobiernan y se permiten el lujo de decir que otros cumplan la ley que ellos quebrantan en todas y cada una de sus actuaciones. La figura de unos delincuentes dictando autoritariamente las leyes que han de cumplir los demás es exactamente la dictadura de Franco. La única diferencia entre este y sus émulos hoy día es que si aquel basaba su tiranía en el ejército, estos la basan en los jueces. Pero la tiranía, la arbitrariedad es la misma: No hay más ley que la que dicta el tirano y cualquier otra norma o institución serán reprimidas por la violencia. Para restablecer el orden de hecho (ya que no derecho) de la dictadura.

El ejemplo más evidente de la contraposición es la República Catalana. Destituida por la fuerza bruta del 155, con el apoyo de los sayones del PSOE y C’s y la ambigüedad de Podemos, ha sido repuesta en toda su fuerza y legitimidad con el voto mayoritario de la ciudadanía catalana en unas elecciones cuya falta de imparcialidad, legalidad y neutralidad únicamente han puesto más de relieve la fortaleza del pueblo catalán y su determinación a la hora de defender su propia legalidad, sus instituciones y sus representantes democráticamente electos.

A día de hoy, los catalanes, tozudamente alzados, han votado en condiciones muy desfavorables de juego sucio impuestas por unos adversarios del bloque del 155 (PP, PSOE, C’s) que además de incurrir en esta inmoralidad, han perdido. Y han votado para reponer en sus puestos a su gobierno legítimo, depuesto, encarcelado y exiliado mediante el abuso de un poder político a su vez delictivo.

Al día de hoy, el govern catalán es más legal y legítimo que el español y el president de la Generalitat más legítimo y legal que Rajoy, el presidente avalista de los sobresueldos que, en realidad, al no dimitir como mandan los usos democráticos civiliados, se ha convertido en un usurpador.


La República Catalana, solemnemente proclamada el pasado 27 octubre e inmediatamente atropellada por la fuerza bruta, la ilegalidad y el abuso del gobierno español, es más legal y legítima que ese mismo gobierno. Con sus dirigentes en la cárcel o el exilio, con sus instituciones suspendidas, sus partidos hostigados y sus gentes perseguidas es más real, más auténtica y más sólida que este remedo de Estado democrático, dictadura real de un partido, un gobierno y un presidente corruptos y sus cómplices y aliados de la oposición.

Aparentemente la desproporción de fuerzas es enorme en contra del independentismo. Aparentemente. Pero la realidad, que no obedece a los deseos de la oligarquía española y sus siervos de la izquierda, sigue respaldando los derechos de los legítimos representantes de la voluntad mayoritaria de los catalanes. Porque la fuerza de las instituciones no descansa en las armas de los pretorianos ni en la demagogia de los políticos ni en las  prevaricaciones de los jueces, sino en la decisión del pueblo.

El pueblo catalán habló el 1º de octubre pasado en condiciones de agresión institucional de una violencia (y una cobardía) sin precedentes, y la independencia tuvo 2.044.038 votos (90,2% de los emitidos con una participación deel 43%). Volvió a hacerlo en el curso de unas elecciones impuestas por el adversario, llenas de trampas, censuras, abusos y manipulaciones y la independencia volvió a conseguir 2.063.361 (un 47,49% con una participación de cerca del 82%).

La República Catalana hoy existente es la plasmación real de esta voluntad mayoritaria del pueblo catalán, momentáneamente secuestrada, contra toda razón y derecho, por un gobierno extranjero en uso y abuso de la fuerza bruta.

Corresponde a la Unión Europea obligar al Estado español a reconocer la República Catalana actuar en cumplimiento de su propia legalidad o, en caso contrario, activar el artículo 7 del Tratado y proceder contra España por atentado contra los principios del Estado de derecho.

dimarts, 2 de gener del 2018

Presidente in partibus

Sí, presidente en la parte del infiel. Pues, aunque el catolicismo es mayoritario en Bruselas, se trata de un catolicismo muy poco católico porque, por ejemplo, nunca gustó de la Inquisición, gran organizadora de festejos y hogueras populares. Por eso hubo que decapitar a Egmont, para que sentara la cabeza. Decapitar en serio, no como esos descabezamientos de Rajoy que más parecen descabezamientos de la Hidra. Nueve cabezas por cada una que corta. Diez indpendentistas cada vez que abre la boca.

La cuestión de la investidura de Puigdemont como legítimo presidente de la Generalitat, sobre la que parecen devanarse los sesos los independentistas no es una cuestión jurídica, sino política. No es cosa de saber si tal o cual artículo del reglamento permiten una investidura in absentia, entre otras cosas porque para ello antes debe constituirse el Parlament y no está claro que pueda con ocho diputados electos ausentes. 

Se trata de posibilitar la aplicación del resultado de las elecciones para lo cual hay que retirar los cargos que se formulan contra los presos preventivos y los exiliados. De no hacerse así, pretextando una imaginaria separación de poderes, la única alternativa es que Rajoy otorgue un salvoconducto a Puigdemont para entrar en Catalunya al modo en que el Rey de los Romanos, Segismundo, se lo otorgó al hereje Juan Hus en tiempos que cada vez se parecen más a estos. Y no creo que M punto Rajoy sea más de fiar que Segismundo. 

Una acusación frecuente al independentismo desde el bloque del 155 es la de jugar a hechos consumados. Es discutible e irrelevante desde el momento en que hecho consumado típico es decirle a otro: "elige lo que quieras que yo haré lo que me dé la gana". Como hecho consumado fue encarcelar a los dirigentes independentistas. Y en ambos casos justificados con el mismo error: la seguridad de que, consumado el hecho, habría una pequeña reacción y volvería la calma de inmediato. Fue falso, es falso y seguirá siendo falso. 

Proseguir con el 155 en Catalunya es fomentar la inoperancia, la inestabilidad. Cuando no la turbulencia que no se produce a causa del carácter democrático, cívico y pacífico del movimiento que se pretende sofocar.

Si el bloque del 155 retorna a la sensatez, tan invocada en sus discursos, reconocerá los resultados de las elecciones del 21D, liberará a presos y exiliados políticos, allanará el camino para la constitución de un gobierno apoyado en una mayoría absoluta indpendentista. Y, luego, abrirá un diálogo y una negociación con ese govern para encontrar una solución libremente aceptada por las dos partes.

dilluns, 1 de gener del 2018

Feliz 2018


Hace cien años terminaba una guerra de cinco. Cien años después acabará otra de trescientos. Una guerra entre dos pueblos, el español y el catalán, que ha conocido de todo: largos periodos de paz más o menos armada y de colaboración más o menos consentida, de concordia y discordia y enfrentamientos bélicos de diversa naturaleza; algunos muy recientes; otros de ahora mismo. Hora es de que ambos dejen de enfrentarse, hasta de conllevarse y convivan en paz y mutuo reconocimiento sobre la base del respeto a la libertad de cada uno de decidir su propio destino.  

Para eso solo se requiere que se retire el artículo 155, los presos y exiliados vuelvan a sus casas y se retiren los cargos que pesan sobre ellos.

Con los mejores deseos de todas y todos y toditas y toditos los/las presentes en las fiestas. ¡Ah, las generaciones!

diumenge, 31 de desembre del 2017

El otro discurso

Ayer comentaba Palinuro el balance triunfal del año de M. Rajoy, con una victoria sobre los réprobos catalanes, capaces de sostener la nefanda y antidemocrática teoría de que ganar unas elecciones da derecho a componer gobierno. Días antes había glosado el discurso del Rey de esta católica monarquía el 24 de diciembre (Discursos a la nación catalana) informándonos muy cumplidamente de que aquí no se mueve nada ni nadie porque no. Horas después contestaba Puigdemont con otro discurso, afirmando que las elecciones del 21D fueron el triunfo de la República catalana frente a la Monarquía del 155.

Pero, desde entonces, se multiplicaron los gestos de hostilidad del bloque del 155 sin respuesta en el campo indepe en donde comenzaron a correr rumores de quiebras y discrepancias internas. La belicosa aparición de M. Rajoy, con su hidalga bambolla de trolas, amenazas, disparates y perogrulladas, acabó por asustar al personal. Justo lo que quieren estos vociferantes guerreros de la honra hispánica de la Gürtel.

Las guerras no se ganan en los campos de batalla sino antes, y en la retaguardia. La retaguardia determina la moral de los combatientes.

El "tradicional" discurso de fin de año de Puigdemont (aquí en castellano) es la respuesta a la prolongación del 155, el continuado ataque a las instituciones de autogobierno y la última diatriba de M. Rajoy en pro de la dictadura. Justamente lo que necesitaban las huestes indepes para encarar el nuevo año con brío. 

Ese es el punto central de ambos discursos. El de M. Rajoy es sobre el año pasado; el de Puigdemont sobre el que que viene, el que empieza hoy a las 24:00. El primero ha cantado sus glorias y exhibido como trofeos las cabezas de los dirigentes que él mismo había descabezado, según anunció orgullosa su vicepresidenta, hoy misteriosamente ausente del foro público. Las cabezas de los dirigentes políticamente muertos por haber albergado ideas distintas a las de la recta razón, monopolio exclusivo del 155. Tal es la realidad que M. Rajoy invita a aceptar a los futuros gobernantes catalanes si no quieren perder sus cabezas.

De pronto, algún recurso escénico, algún truco inesperado provoca un repentino cambio de escenario y de la sala de prensa de La Moncloa pasamos a una habitación en Bruselas con dos banderas catalana y europea, unas discretas luminarias navideñas y, en lugar de M. Rajoy, nos habla uno de sus descabezados, demostrando con hechos aquello de los muertos que vos matáis gozan de buena salud. También hemos cambiado de realidad. La realidad del lazo amarillo. La realidad de unos candidatos electos presos o exiliados, impedidos de ejercer sus derechos políticos. Ahora, el presidente del gobierno legítimo de la Generalitat exige al del gobierno de facto que acate el resultado de las elecciones 

Se oye mucho esa aparentemente sensata (y resignada) consideración de que es absurdo y además imposible gobernar por internet. Depende de lo que se entienda por gobernar. Por ejemplo, la cuestión ahora es saber cuál de las dos fórmulas acabará configurando la realidad real, si el 155 y la dictadura o el restablecimiento de la Generalitat legítima. Y esa es una decisión de gobierno a distancia. 

Se quiera o no, la cuestión catalana se ha internacionalizado, especialmente se ha "europeizado". La intervención de distintas instancias europeas es cada vez más evidente. El gobierno ve cómo se reduce su margen de maniobra en parte por su incompetencia (aunque esto no se lo confiesa), y en parte por la habilidad de sus adversarios, capaces de mantener una relación intensa entre los dirigentes y la amplísima base en que se apoyan. 

Se ponga como se ponga el bloque del 155, en Europa no es aceptable un Estado con rehenes, con presos políticos. 

En el PSOE se han enfadado del todo con Podemos por el supuesto apoyo de este al independentismo. Es una excusa porque todo el mundo sabe, incluido el PSOE, que Podemos no apoya el independentismo. Entre ellos lo resolverán. El PSOE hace visible así su exquisita centralidad entre el independentismo y el "inmovilismo" del  gobierno. Es preciso encontrar alguna fórmula intermedia, satisfactoria para todo el mundo. 

Mientras la encuentran, ¿qué tal si piden a su socio, el PP, que levante el 155 y permita que se constituya el govern legítimo? Sin prejuzgar el resultado que, cuando menos, las partes puedan actuar en igualdad de condiciones. Se llama juego limpio, algo por lo que el socialismo ha luchado siempre.

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Si no me equivoco, Puigdemont no menciona una sola vez al Rey. Es lógico; es el presidente de una República.

dijous, 28 de desembre del 2017

Algo habrá que hacer

Algo y alguien. En este caso, Rajoy, tan aficionado a la quietud ignaciana, tendrá que hacer algo. Por mucho que le moleste salir del puro y El Marca. Los de su partido, siempre propensos a meter la pata, azuzan a los de C's a que tomen la iniciativa de formar gobierno. Esto, aparte de una rabieta de patio de colegio, es una tontería porque ni C's ni nadie puede proponerse a nada en tanto no esté constituido el Parlament.

Una vez constituido este, la presidenta abrirá consultas con los grupos. Y entonces, sí, ya puede Albiol retar a Arrimadas o a quien quiera. Hasta a sí mismo. No tiene muchos diputados pero sí mucha voz. No obstante, hay un detalle: el Parlamento tiene que estar debidamente constituido, habiendo tomado posesión de sus actas todos los diputados. Faltan ocho, cinco en el exilio y tres en prisión. Sin ellos la cámara no puede constituirse. Cosa además imposible porque, al parecer en España rige la doctrina del ministro Zoido según el cual un preso no es político aunque tenga restringidos sus derechos políticos. El primero de todos, el derecho de sufragio pasivo. Es fabuloso. 

La solución solo podría ser que las respectivas listas corrieran los ocho puestos de los electos privados del sufragio pasivo, lo cual sería allanar voluntad del electorado y la soberanía del Parlament o suspender, si no anular, las causas judiciales, lo cual sería allanar la independencia de la justicia.

En estas circunstancias, Rajoy, preferirá el anonimato ese que los suyos quieren suprimir en las redes. Aludirá a la división de poderes y la independencia del judicial y el sistema actuará por su cuenta que suele ser la de Antequera. La situación se hará insostenible y la autoridad central echará mano de la garrota del 155 con el beneplácito del PSOE. Los medios seguirán intervenidos, los presos en la cárcel, las libertades públicas restringidas de mil maneras.

Son lógicas propuestas como la de Turull, la investidura telemática de Puigdemont. Lógicas y realizables en tiempos de TIC. Prácticamente todos los actos presenciales son hoy virtualizables con grandes ahorros de dineros, tiempo y paciencia. Pero tiene el inconveniente anterior: se requiere una reforma del reglamento del Parlament, según el propio Turull. Para esa reforma el Parlamento ha de estar previamente constituido y no creo que pueda hacerlo la diputación permanente que, además, tampoco estará constituida. En este mismo espíritu, también podría aceptarse que los diputados ausentes tomen posesión por videoconferencia, pero igualmente habría que reformar el reglamento.

En realidad, todas son maniobras diversionistas, algunas tan exóticas como la de Tabarnia, para bloquear el cumplimiento del mandato surgido de las elecciones del 21D, en las que el pueblo catalán eligió las personas que eligió; no otras. Si se convocaron elecciones fue para buscar una solución política (no judicial) a un conflicto. Habiéndose pronunciado el electorado por una solución, solo queda implementarla. 

Lo que significa retirar el 155 y clausurar las actividades represivas policiales y judiciales.

Porque algo hay que hacer.

dimarts, 26 de desembre del 2017

La sibila Forcadell

La sibila cumana, entiéndase, la fetén. Podría llamarla Marianne, pero está más visto y suena a gabacho. Juzguen ustedes el alcance de la declaración: respeto al Rey y al 21D y, entre los dos, ella, la presidenta in pectore del Parlament. Y ¿qué otra cosa es el 21D sino el símbolo del pueblo, de la voluntad del pueblo, más o menos libremente expresada?

Así que ahí aparece la sibila Forcadell como presidenta del mismo Parlament en el que ella había profetizado la República. Ese Parlamento representa la nación catalana en el sentido cívico, como conjunto del pueblo, titular de la soberanía frente al Rey. Igualmente, el Parlamento, depositario de aquella soberanía, presidido por la Sibila republicana frente al Rey.

La contraposición entre el discurso del Rey y la respuesta de la Sibila ha sido sumamente simbólica y se llama República. El 21D la mayoría ha votado por candidatos independentistas y republicanos. Cómo integrar la monarquía en la república o viceversa viene a ser la cuadratura del círculo. Y aunque se diga que la política es el arte de lo posible, de momento, el círculo parece un círculo. Ese es el límite real del discurso del Rey, objeto todavía de exégesis tan inútiles como variadas. 

El problema es de Estado y exige tratamiento de Estado. El gobierno debe reducir su afición a los juzgados a los asuntos penales que más le afectan y el Parlamento tomar la iniciativa en  la formulación de una propuesta de negociación que conduzca a una solución satisfactoria para ambas partes. 

De lo que se trata es de resolver el conflicto de modo civilizado y no perpetuarlo. Y nadie está interesado en trastornar o desestabilizar nada.  

dilluns, 25 de desembre del 2017

Discursos a la nación catalana

El discurso del Monarca ha acentuado la tradicional union de la Corona con las esencias patrias: 24 de diciembre, como su padre y como su abuelo ideológico; el grupo escultórico de estilo Salzillo; el cuadro de la izquierda, algo como de Correggio y el inevitable retrato de la entrañable familia como-tú-y-como-yo; todo sobre una cómoda de madera noble y herrajes dorados. Detrás del Rey, vestido de paisano para la ocasión, con exquisita gesticulación de manos, un paisaje con aire francés, las flores de Pascua, la bandera española luciendo por donde más loor recibe y la de Europa, cielo estrellado de España. Buena escenificación a la antigua usanza de una España moderna. Ya saben, "todo lo que no es tradición es plagio".

Dijo SM que España debe recuperar su protagonismo en un proyecto europeo. Recuperar, lo que se dice recuperar, como no sea el del siglo XVI/XVII, no se me alcanza ningún otro. Dijo también otras cosas en el antiguo uso de confundir el 24 con el 28 de diciembre. Por ejemplo, eso de salir en defensa de la democracia y en defensa de la igualdad. Él, el Rey.

Y otras sinsorgadas de este jaez que probablemente se le ocurren ya a él solo, sin la ayuda de su amigo de La Moncloa, quien lleva seis años haciendo lo imposible en pro de la democracia y la igualdad. Añadió como colofón una apostilla progresista que debió de redactarle algún miembro de la oposición para probable cabreo del gobierno y delicia de la izquierda dinástica que ve recompensados sus esfuerzos. Aun reconociendo que se ha superado la crisis (como quiere el gobierno), ha señalado los fallos y carencias: las familias, los jóvenes (ni una palabra para los pensionistas), la corrupción (debe de ser la primera vez que se menciona en el contexto), el medio ambiente y la violencia contra las mujeres.

Cada cual es libre de otorgar a las palabras del personaje el valor que le plazca pero son puro relleno. El meollo, el núcleo, el busilis del alegato nativideño es Cataluña. El Rey ha discurseado a, ante, cabe, hacia, sobre, de los catalanes. Pero ya no tan claramente "contra" ellos como en su última alocución, hosca y amenazadora. Tiene gracia que, por la decisión dee TV3 de no emitir el mensaje, los únicos que, si quieren, lo verán mañana o pasado son precisamente aquellos catalanes (audiencia de TV3) a los que el Monarca más encarecidamente se dirigía.

Ya no impone. Ahora implora. No ha rectificado, como le pedía Puigdemont, pero no se ha encastillado en el cumplimiento de la ley del 155. No es mucho, pero tampoco el asunto es importante ya que, con su habitual habilidad, el gobierno ha puesto a la Corona en fuera de juego. El Rey no tiene nada que decir.

Son los políticos quienes han de hablar. Y hacerlo sobre las cuestiones concretas aquí y ahora. El bloque independentista ha ganado las elecciones. Corresponde iniciar los trámites para la constitucion el govern. Para ello, los candidatos electos han de tomar posesión de sus actas en libertad. El gobierno avisa de que, para ser investido (ya lo da por investido), Puigdemont ha de venir a España. Punto este de muy dudosa factura porque, como se sabe, si Puigdemont viene, será inmediatamente detenido. Con conseceuencias imprevisibles porque los jueces españoles lo son. Si hay dudas véase el trato que han recibido los cuatro presos políticos indepes.

Rajoy ya se ha encogido de hombros característicamente al decir que él no controla los procesos judiciales porque en España hay división de poderes, por si la peña lo ignoraba. Palinuro lo advertía hace un par de días: el sistema tiende a ser autopoiético y a autonomizarse. ¿Qué mejor ocasión -y más patriótica- para que los jueces demuestren la independencia de su poder sobre las espaldas de un prófugo?

Llegados a este punto, la situación se ha hecho surrealista. Merkel exige la formación de un govern legítimo (o sea, aceptado por los catalanes) pero el gobierno español no puede garantizarlo porque los jueces no le dejan. Esos jueces que antes le eran tan complacientes. De forma que el Estado español (que ha licenciado al gestor del éxito catalán, Moragas, enviándolo de embajador a la ONU, en donde arreglará el mundo) puede optar entre dos formas de hacer el ridículo: a) desautorizar a los jueces y permitir la formación del govern; b) desautorizar a Merkel y no permitirla. 

En cuanto a Puigdemont y los indepes, la euforia del triunfo los ha convertido en una piña. Su comportamiento es coordinado y espontáneo, pues es impensable que se ajuste a alguna previsión en circunstancias imprevisibles. Pero es. Puigdemont mantiene su actitud gaullista de figura emblemática de liberación nacional que, como se ha visto el 21D tiene mucha fuerza. El bloque al interior reafirma que él es su presidente y encara la restitución del govern depuesto por el consorcio del 155. La CUP, adherida al planteamiento mientras esté dé prioridad al eje nacional. Nada más que decir. Algo invencible.

Esa oferta de Puigdemont a Rajoy de encontrarse a dialogar fuera de territorio español tiene la audacia de plantear la relación al nivel casi más alto, de igual a igual, en ejercicio de un mandato democrático de la mayoría del electorado el 21D. Y digo "casi" porque también la plantea, en efecto, al nivel más alto, al de la Corona, cuando recomienda a esta que aproveche la ocasión del mensaje navideño para rectificar. También de igual a igual. Puigdemont actúa como presidente del govern y Jefe del Estado de la República Catalana, en tanto se dilucida constitucionalmente si esta es presidencialista o parlamentaria. Así que, cuando dice que las elecciones del 21D han significado el triunfo de la Republica Catalana sobre la Monarquía del 155, está articulando otro discurso a la nación catalana.

(He pasado el blog al amarillo en reclamación de libertad para los presos políticos).

diumenge, 24 de desembre del 2017

Censores

Para solaz del domingo dejamos al lector con esta portada de El Periódico del pasado 1º de noviembre, que he encontrado en el tuiter de Francesc Vilallonga @vilallongapac. La foto corresponde a una comparecencia de KRLS en Bruselas hace algo menos de dos meses. Es decir, contexto: se ha aplicado el 155, hay exiliados y presos políticos, una Generalitat intervenida, una euro-orden en marcha y un presidente al que muchos llaman "prófugo". "President", déjelo ya. ¡Qué caprichosa es la fortuna!

La portada merece un estudio semiótico para ver cómo un periódico que se llama El Periódico, y podría llamarse El Despertar de Madrid, convierte en noticia un deseo. Eso sí, un deseo tan profundo que se dirige al presidente en modo imperativo. La realidad no ha sido complaciente, de forma que el deseo en deseo se ha quedado y, como vaticinio, un pleno. Y eso que el deseo era urgente. Pimpinela se había declarado en rebeldía dentro de la rebeldía y la única manera de pararlo era inducirlo a que lo hiciera él voluntariamente puesto que estaba a buen recaudo de las fuerzas que hablan a través de El Periodico. Para convencerlo, casi se diría para sugestionarlo o mesmerizarlo, la orden se le da en tipo resaltado, en negrita blanca, para que no piense en otra cosa más que dejarlo... dejarlo...

Dejar ¿qué? Para el diario, dejar la actividad delictiva y entregarse. Para cualquier observador, dejar un proyecto colectivo de construcción de un Estado al que ha dedicado su vida y por el que arriesga treinta años de cárcel, conjuntamente con otros con la misma dedicación y que ya están en prisión. Al periódico le parecerá que eso puede "dejarse" como el que deja de comprar lotería, lo cual demuestra claramente la escala de valores que en él rige.

Dejar ¿por qué? ¿Porque lo dice El Periódico? ¿Porque lo ordena el gobierno central? ¿Porque lo pide la ciudadanía catalana? La ciudadanía catalana no pide eso sino todo lo contrario y ha revalidado su confianza en Puigdemont. El gobierno central no pinta nada porque son unas elecciones autonómicas según él mismo las ha convocado y en las que su partido solo cuenta con tres diputados, carentes de toda relevancia salvo que sean la Santísima Trinidad y aun así. El Periódico puede decir misa, lo que hace habitualmente con la homilía en la portada, al estilo ABC. 

Para resaltar, la mala uva de las comillas en "President" que, si no son las que usan los de la filosofía analítica, pretenden ser irónicas y negar la categoría de presidente al presidente. En el fondo, un asunto curioso porque Puigdemont va a ser el único presidente votado dos veces en el mismo mandato.

En fin, no lo ha dejado y el gobierno tendrá que hacer algo para normalizar la situación y permitir la investidura de un govern con el que Merkel le ha obligado a negociar. Porque la madrina de M. Rajoy se informa por la prensa libre y sabe que el 21D ha sido un triunfo arrollador del independentismo que ha aumentado en escaños y votos en condiciones de hostilidad y juego sucio apabullantes. En España los medios informan de lo contrario con mayor o menor desvergüenza: los indepes ganan en escaños pero no en votos, están muy divididos, van a pegarse y, además, no los vamos a sacar de la cárcel .

Pero es inútil. La Independencia ha ganado. La República ha ganado. A ver qué cuenta esta noche el Rey sin reino en un discurso que TV3 en Cataluña no transmitirá. Carece de sentido que la lección inaugural de una República la pronuncie un rey.

divendres, 22 de desembre del 2017

La victoria de la gente

Por fin España sale del franquismo y se abre a la historia gracias a Cataluña. A la historia presente, del mundo de hoy, en el que
  • los políticos no se dedican sistemáticamente a robar y mentir.
  • los corruptos dimiten y van a la cárcel.
  • los tribunales de justicia no están al servicio del poder político.
  • Este no persigue penalmente a sus adversarios.
  • Ni los amenaza
  • Ni los apalea
  • Los medios de comunicación no están todos también al servicio del poder económico y su excrecencia política.
  • Donde la Iglesia no es un Estado dentro del Estado, plena de privilegios.
  • Donde no se castiga con prisión el ejercicio del derecho a decidir de los pueblos.
  • Ni se niega a las naciones el derecho a llamarse naciones y actuar como tales.
Un mundo normal, no el de la Marca España, que ha visto cómo fracasaba entre la general irrisión y cómo, además, perdía la joya de la corona más preciada de esta: la República Catalana independiente.

Estas elecciones han construido Cataluña y destruido España. Últimos hitos:
  • El triunfo moral ha sido doble del material porque las elecciones, sobre ilegales e ilegítimas han sido una vergüenza desde el punto de vista del fair play. Con varios candidatos en prisión, privados arbitrariamente del ejercicio de su derecho de sufragio pasivo y activo. Unas elecciones en los que todos han jugado sucio, el Estado, la Iglesia, los partidos unionistas, especialmente los del 155, los medios de comunicación y la sedicente izquierda española.
  • Y una victoria incuestionable, nítida, en votos y escaños, con una participación sin precedentes. El 21D ha sido una repetición del 1/O y ambos se refuerzan mutuamente en legitimidad. La prueba de la rotunda victoria indepe es que la Iglesia ya ha cambiado de bando y ahora pide a la nueva autoridad "respeto para la libertad religiosa" y algún dinerillo, supongo.
  • La señora Arrimadas ha celebrado el hecho aritmético de ser el partido más votado como si fuera el mandato de los dioses. Probablemente en sintonía con esa célebre y machacona fórmula de M. Rajoy de que gobierne el partido más votado. O sea, lo que hace él, gracias a la gentil colaboración de la oposición. El problema es que en Cataluña esto no es posible porque hay una mayoría parlamentaria indepe, que es lo que cuenta.
  • Incidentalmente, de haber habido lista única de país, Arrimadas no sería la más votada. No tiene mayor importancia, pero es cosa de imagen y de no tener a la señora repitiendo el estribillo. Lo interesante es calcular ahora cuál hubiera sido el resultado de una lista de país. No por nada, sino porque así se aprende, comprobando.
  • Catcomú-Podem es la canción del olvido. Su irrelevancia es pavorosa. Sus votos no dan para un gobierno unionista y el bloque indepe no los necesita. El País vaticinaba un empate entre indepes y unionistas con los comunes-podemos de clave. Ni clave ni claque. Nada. Y es aburrido señalar la incapacidad de esta peña para colocar el rollo de la equidistancia.
  • El mismo rollo que sigue soltando IU y Podemos: victoria de la burguesía corrupta (la única que tiene gente en la cárcel y el exilio); ni DUI ni 155 (pero este había que aplicarlo como en un frenopático); banderas y desinterés por los problemas reales de la gente (y se lo dicen a ERC y la CUP). Nada que tenga que ver con la realidad.
  • El PSOE navega por el Leteo. Agarrado al PP con el ilegal e inconstitucional 155, se ha olvidado de sus orígenes y esencia y, en su furia españolista se ha mezclado con la derecha y la extrema derecha y ha hecho suyashasta sus formas amenazadoras e insultantes de intervenir en la esfera pública. No es que no sea socialista; es que no es democrático y presenta una deriva seria hacia el fascismo. Considérese: el único que puede parar una locura dictatorial de M. Rajoy es el partido socialista mediante una moción de censura cofirmada por Podemos, el PNV y los indepes catalanes. Si no se presenta esa moción, el PSOE será corresponsable de lo que pase en Cataluña con esta manga de franquistas en el gobierno.
  • Un gobierno híbrido de autoritarismo, corrupción, incompetencia, clientelismo y agresividad. Uno que dice haber "descabezado" a sus adversarios cuando el único descabezado aquí ha sido él, que, por lo demás ya carecía antes de cabeza.
  • Y miren más arriba del gobierno, a la Corona. Esta sí que ha perdido. Felipe VI tiene algún desparpajo borbónico y no le cuesta nada presentar la Monarquía como la gran defensora de España y de la democracia; pero es difícil imaginarlo defendiendo también la República.
  • En esto de la República es donde el independentismo catalán ha asestado el golpe de gracia a la izquierda española que ni a la República se atreve. Por eso, los ataques de de furor contra el "engaño" de ls independencia de los ricos, de la burguesía corrupta, del 3%. Es un caso patológico: los guardianes de las esencias de la revolución no la ven cuando la tienen ante las narices y optan por anatematizarla agarrados a clichés doctrinales que nunca funcionaron.
  • Los aliados y siervos del gobierno en este ridículo desastre en el que la derecha pierde votos a favor de un neofalangismo de zarzuela, los medios de comunicación, beligerantes hasta lo ridículo, es de suponer, estarán comiéndose toda la basura que han vertido sobre el procés para desfigurarlo y hacerlo fracasar con las peores artes.
  • A todos ellos, gobernantes, políticos unionistas, jueces de parte, medios comprados les resulta imposible comprender un hecho que no puede estar más a la vista: que este movimiento no es de líderes, ni de partidos, sino de la gente, a través de sus asociaciones o por su cuenta; que es la gente la que lo ha acelerado, defendido y, finalmente, hecho triunfar. Así que, por favor, dejen de meter cargos públicos representativos en la cárcel porque van a tener que encarcelar a dos millones y pico de personas. Convénzanse: ni mayoría silenciosa, ni oro de Moscú, ni espiral del silencio, ni los sabios de Sión. La gente. Es una victoria de la gente a la que, ya son ganas de fastidiar, le ha dado por alzarse cívica, pacífica, democráticamente a ejercer su incuestionable derecho a decidir.

Y lo ha conseguido. Porque es una revolución. Consídérese el siguiente interesante punto. Dice Pedro J. Ramírez en El Español que hay que ir a unas elecciones generales inmediatas para que los españoles decidan.Seguro que a los catalanes les parecerá de perlas que en el país vecino se celebren elecciones generales, particulares o callejeras. Pero, argumentan los independentistas (que son los que mandan), no va con ellos. Y, a propósito de esta circunstancia, habrá qué ver cómo se definen los partidos unionistas en el contexto de un parlamento republicano, si como partidos catalanes o como partidos españoles en Cataluña.

Us volem lliures

Un grupo de poetas, pintores y artistas catalanes ha redactadao una original carta en forma de poemas e imágenes a los 4 presos políticos para darles ánimos y comunicarles nuestro afecto. Me han invitado a participar con un breve texto, cosa que he hecho de mil amores.

Reproduzco la carta íntegra, con los poemas, los nombres de los/as autores/as, las pinturas, las fotos de objeto y el anuncio del mimo, siempre con los nombres.

Un buen momento para hacerlo, cuando hemos ganado.

Us volem lliures i us verem lliures.




Des de la proximitat i a frec vostre; volem apropar l’escalf i l’afecte que a casa respirem arreu i que duu el vostre nom, companys .

Sou els nostres representants lliurement escollits,  i malgrat les reixes, les fredes parets o les llunyanies  d’altres terres que us han d’acollir, estem i us sentim  ben nostres.

Us enviem  un breu recull de textos, versos, dibuixos  i objectes,  són  uns presents del nostre Tió secular  i present.

Voldrem lliurar-vos-ho tot plegat, quan torneu a estar entre nosaltres a casa.

Us estimem.

Quan la veritat venç el botxí
la por, l'afront i la ignorància,
la remor es torna clam,
pas segur que alena el poble
i deixa petja de combat,
camí futur i pas salvat,
amb cleda oberta i cel al ras,
de llibertat a ultrança.

Lluís Calvo


Folgada capella
harmònics abismes
i càntics ancestrals,
acompanyen l’aurora
dels incipient nous laberints
-tant esperats-
de la noia dels pits nuus.

Eduard Casas

La terra està presonera,
presoners els curadors,
però no empresonaran
ni idees, ni fe, ni cors.

Àngels de la Torre

Amb la força de la paraula,
del diàleg,  de l'honestedat
solcarem camins

devers els quatre punts cardinals.."

Júlia  Badal


Dignitat d’un poble
llàgrimes que tornaran
a ser  somriures
anhels  dels que vau escriure la historia
quatre pilars de llibertat.

Teresa Tarrida
En el silenci de la nit,
batega el mar, el món.
Contra els cavalls de l’odi
la veu esdevé clam.
Carles Duarte

Una dolça melangia,
un silenci sorollós,
un plorar sense sentit,
una pena amb alegria ...
Tot omple
la solitud d’una vida!

Carrie Dorca

De ex-preso político a presos políticos: encarcelan cuerpos, pero no almas. Estamos todos juntos, somos uno, dentro y fuera y por eso ganaremos.

Ramón Cotarelo

(...)Els llibres són la llar/ per al poeta que tremola de fred.

Vicenç Altaió< Què puc dir, què puc fer, si no fer-te arribar l'alè, que et dugui a port, llevar l'àncora sense por, dibuixar-te un cel de paraules amb la lluna com a far  i els estels com esperança, fer arribar aquest vers a l'illa del teu cor, vestit d'onada. Núria Garcia

He vist el futur
He vist el que he vist i no puc callar el que he vist ...
He vist el que he vist i no puc tancar els ulls davant del que s'ha vist
He vist el que he vist i no puc dir que no escolti el que he vistHe vist el que he vist i es va acabar el bròquil...
He vist a les forces d'ocupació arrasar amb el seu odi blindat sobre nens, joves, adults i gent gran que només alçaven els seus braços en senyal de pau.
He vist urnes i la gent decidir amb el seu vot el seu futur sobirà

Edu Sibori



“Una horda furiosa aixafà les flors del camp
però amb el seu arrasador i malèvol afany
remogué tan a fons les entranyes de la terra
que la llavor rebrotà en una nova primavera.

Maria Rosa Blázquez


Vivim i deixem viure.
No podem avançar sense nom
les estacions de l'any
un ona que banya l'altre
l'ocell, la pluja
l'amor, la por, la reivindicació
vivim, vivim entre ombres i màscares
i cap és més bondadosa que una altra.
Vivim.

Susana Pérez.

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