Las leyendas del retorno del héroe son tan antiguas como la humanidad. La más famosa, la de Ulises a Ítaca. Están llenas de aventuras y peripecias. El héroe tiene que salvarse de los hechizos de las magas, los cantos de sirena, la furia de los cíclopes, el apetito de unos gigantes, la desmemoria o la malevolencia de las rocas. Y para ello necesita un manojo de cualidades, en especial ingenio, inventiva.
Ahí está la Sexta escamada por una foto de Puigdemont en la frontera con Francia que este ha subido a Instagram con el sinuoso título de en camí. Es un punto entre Molló y Camprodon, por donde, según parece, intentó su invasión Macià en 1926. Esto empieza a tomar aires de cuando el CNI buscaba las urnas por toda Cataluña; como de tomadura de pelo. A saber en dónde está Puigdemont. El presidente combina el aura gaullista con unos toques de Pimpinela Escarlata. Ya solo falta que el gobierno impermeabilice las fronteras y haga reconocimientos faciales a todos los pasajeros.
Mientras tanto, los tertulianos se enzarzan en sesudas discusiones sobre la opción de que Puigdemont tome posesión por vía telemática. El que mejor ha resumido la banalidad de este debate ha sido Iceta en su santa simplicidad: la investidura telèmatica "no existeix". Como todo en esta vida. Como el propio Iceta: antes no existía y ahora sí. La razón de ser de esta toma de posesión telemática: que la presencial es imposible por causa de fuerza mayor contra toda razón y justicia.
Degaulle/Pimpinela ha convocado al bloque indepe a Bruselas el finde. Cónclave, a ver qué se hace. Y algo se hará. Todas las opciones están abiertas y los recursos son variados. La ANC apoya; Ómnium, ni que decir; ERC, también, con las correspondientes precisiones; y la CUP. Grupo cerrado presto a llevar al héroe de retorno a Ítaca.
Al menos, es lo que se desprende de las palabras más a ras de tierra de Turull: habrá Presidente, habrá Parlament y habrá govern.
Y no es el eterno retorno.