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dilluns, 24 de setembre del 2012

Democracia, derechos, tiranía, fascismo.

La iniciativa de rodear el Congreso de los Diputados viene fraguándose hace un par de meses. Ha ido cambiando de nombre prudentemente para no dar pie a los aparatos de represión a yugular el movimiento antes de ponerse en marcha. Y ha hecho bien porque la maquinaria represiva a las órdenes de la delegada del Gobierno, Cristina Cifuentes, no desdeña ocasión alguna de perseguir a la gente, amenazarla, hostigarla, intimidarla y detenerla con el fin obvio de sembrar el miedo y conseguir que los ciudadanos no protesten en contra de un gobierno que los esquilma, los expolia y, encima, los detiene.
Con el paso de las asambleas en la Puerta del Sol y otros lugares a la Carrera de San Jerónimo, el movimiento 15M ha conseguido un avance espectacular en la articulación de su lucha por un sistema democrático y justo en lugar de esta pantomima injusta. Ha sido un salto cualitativo y demuestra que la indignación ciudadana por esta estafa generalizada de la casta política con el pretexto de la crisis está tan viva como siempre y, poco a poco va encontrando sus formas propias de acción. Para el movimiento indignado, que es la forma más genuina, espontánea y viva que ha tomado la protesta social contra el atropello capitalista, esta acción es de una gran importancia y por eso la está preparando meticulosamente, manteniéndola dentro de una legalidad escrupulosa e insistiendo en su actitud pacífica, radicalmente no violenta, de estricta desobediencia civil.
Pero igual que los demócratas y los resistentes inician mañana una jornada decisiva en su destino, las fuerzas represoras de la derecha neofranquista y nacionalcatólica que se alzaron con el triunfo electoral hace diez meses mediante una sarta de mentiras, tratan de hacerla fracasar. Para ello se emplea a fondo la citada Cifuentes, un caso patente de actitud autoritaria, protofascista, que fía su éxito en las maniobras de intoxicación, mentiras, amenazas, calumnias y todo tipo de juego sucio más propio de la delincuencia que de las fuerzas del orden.
En lugar de encontrar a su marido, prófugo de la justicia por una presunta estafa, cómo no, la señora Cifuentes dedica las fuerzas de policia a sus órdenes a hostigar e intimidar por calles y jardines a los ciudadanos pacíficos, procediendo a identificaciones abusivas e inmotivadas y amenazando a los identificados con posteriores represalias si se les vuelve a ver en una manifestación. Entre estos métodos y los de los gángsteres de Chicago no hay gran diferencia.
Igualmente se procede a detenciones preventivas, probablemente basadas en unas listas ilegales de ciudadanos "peligrosos" que Cifuentes ha hecho compilar sin mandato judicial y por las cuales, si esto fuera una democracia, la citada señora debiera estar respondiendo ante los tribunales. Pero no solamente no es así sino que, en una muestra patente de justicia política, un juez de la Audiencia Nacional, la heredera del Tribunal de Orden Público franquista, se ha prestado a abrir diligencias contra varias personas detenidas por los policías cifuentescos, a las que acusa -se ignora con qué fundamento- de intentar atentar contra los altos organismos del Estado o algún otro cuento similar. Esta actividad indigna da a su vez cobertura para que los policías de Cifuentes sigan sembrando el miedo por las calles justificando sus identificaciones intimidatorias en que hay un procedimiento abierto en la Audiencia. Procedimiento que se abrió a petición de la policía. Es el círculo vicioso de la tiranía.
Pero no le basta con la represión física, directa, violenta, con las cargas, los palos, los gases, los tiros: todo eso lo tiene ya preparado y previsto Cifuentes y está deseando tener una excusa para desatarla. Por eso, quienes vayamos mañana al Congreso debemos mantener la calma a toda costa, no responder a las provocaciones de los agentes cristinos y filmar y grabar todas las actuaciones de la policía. Insisto: no le basta. Por eso, ademàs de los aparatos represivos con que cuenta, Cifuentes ha echado mano de la propaganda, la mentira, el engaño, la difamación. Aparte de la condigna ración de todo esto que cabe a los plumillas que tiene a sueldo en periódicos, revistas, radios y televisiones, dedicados a mentir las veinticuatro horas del día, demostrando su maestría en las tareas de propaganda, la propia Cifuentes ha añadido un buen puñado de infundios de su Minerva particular: que si rodear el congreso es ilegal y se impedirá por la fuerza; que si coaccionar a los diputados es un delito y actuará la policía; que si la manifestación de mañana es un "golpe de Estado encubierto" y se tomarán medidas. La técnica es siempre la misma: una mentira y una amenaza, a ver si consigue descabezar el movimiento porque, de ese modo, probablemente sus jefes la recompensarán con alguna bicoca. A lo mejor le prometen que, si entrega a su marido el prófugo, lo indultan. Y eso cuando no le da por rememorar su formación política de juventud e insinúa, por si cuela, que entre los convocantes del acto de mañana hay neonazis y gente de extrema derecha. Debiera reconocerlos mejor ya que los trata y les autoriza manifestaciones con ánimo de reventar las de izquierda; pero eso es igual porque lo que pretende es encizañar y boicotear los actos legales por ella misma permitidos porque no le ha quedado más remedio.
La derecha nacionalcatólica y neofranquista tiene miedo y, por eso, el flanco más reaccionario ha acudido en apoyo de Cifuentes. Cospedal, la presidenta de Castilla La Mancha, que cobra dos sueldos públicos indebidamente por unos 20.000 euros al mes, vive en una mansión de lujo custodiada por policías a cargo del erario público, sube los sueldos de sus asesores mientras despide a los trabajadores a miles y bebe agua embotellada a cinco euros la botella, Cospedal, digo, equipara el 25S con el 23F tratando de criminalizarlo. Pero ni yo ni nadie hemos visto, leído o escuchado en ninguna parte condena alguna de Cospedal y los cospedales a la intentona fascista de Tejero y sus compinches. Es más, dada la cercanía ideológica de los golpìstas al credo tradicional de la derecha "sin complejos" que los cospedales representan, más parece que, si lo hubieran condenado quizá habría sido por no triunfar, antes que otra cosa.
Así que ni caso a estas sayonas y mañana acudamos todos a demostrar que somos conscientes de nuestros derechos, vamos a defenderlos y no toleraremos que sigan despojándonos de ellos.
(La imagen es una foto de Popicinio_01, bajo licencia Creative Commons).

dissabte, 15 de setembre del 2012

Muy bien. Hay que seguir.

La manifa de hoy ha sido un éxito, reconocido por todos y seguido en especial por los medios extranjeros, esos que tienen profesionalidad y creen que informar no consiste en propagar las mentiras del gobierno de turno, como hace la prensa española de la derecha, El Mundo, el ABC y La Razón. Y ha sido un éxito porque ha cubierto con creces los objetivos que nos proponíamos: juntarnos después del verano, mandar un aviso al gobierno de que tiene contestación en la calle ya que su mayoría absoluta en el Congreso ha convertido a este en un remedo de las cortes franquistas, ver la actitud de las autoridades y estudiar posteriores acciones. Porque esto no es más que el comienzo. La contestación real de la gente a la permanente agresión del gobierno a todos los sectores populares acaba de empezar. La manifa ha sido unitaria y por vez primera se ha podido comprobar realmente que si la izquierda se une puede alcanzar sus objetivos.
Ya han comenzado las discrepancias en cuanto a la asistencia. Los organizadores de la manifa hablan de más de un millón y medio de personas y las oficinas gubernativas, de 65.000. ¿Qué más le da? Lo suyo es abusar de la función comunicativa poniéndola al servicio de sus intereses, mentir descaradamente. Y lo cierto es que no aprenden. Tratar de engañar a todo el mundo en un asunto que todo el mundo ha visto directamente en la TV solo prueba el fondo fascista de quien se inventa estas cifras que, por lo demás, no sirven para nada. Si de verdad hubiera habido 65.000 personas, la derecha ya habría cantado victoria y anunciaría una nueva escalada de recortes y medidas restrictivas. No lo hacen porque saben que la manifa ha sido multitudinaria y no se atreven a actuar hasta haber calibrado bien la situación. Por supuesto, Cifuentes puede seguir mintiendo con los 65.000. La pagan para eso y lo hace con una impudicia total. Pero eso no le impide incurrir en el ridículo. La Plaza de Colón estaba hoy tan llena como el día en que Rouco montó el espectáculo de la JMJ. Pero entonces, según la misma fuente de embustes, había más de un millón de personas y hoy solo 65.000. Y menos mal que no han consultado con Aguirre quien hubiera preguntado con sorna y su habitual desprecio a la gente del común: "¡Ah! Pero ¿ha habido una manifestación"?
La respuesta del gobierno, como siempre, ha sido de dos tipos: la represiva y la ideológica. La represiva, a cargo de nuevo de la delegada del gobierno en Madrid, Cristina Cifuentes, prueba que la voluntad de los gobernantes es pasar por encima de la opinión pública si pueden, ignorar las reclamaciones de la gente y seguir con sus políticas de agresión a los derechos de toda la ciudadanía. La citada Cifuentes despliega una verdadera panoplia de medidas, trucos y ardides propios de los regímenes fascistas: empleo masivo e intimidatorio de la fuerza pública, listas negras, detenciones arbitrarias, maltrato a la población, impunidad para los agentes que se extralimiten. El caso es actuar sembrando el miedo y el terror. Eso, Cifuentes lo borda.
La ideológica se la han encargado a la secretaria general del PP, María Dolores Cospedal, una mujer cuya capacidad para el cinismo, la falta de respeto y la demagogia deja chica a Esperanza Aguirre, su mentora. Esta política cobra indebidamente dos sueldos del Estado por valor de más de 200.000€ al año (es decir, que está esquilmando el erario público con toda inmoralidad) y pretende suprimir el salario de los diputados, lo cual es de un cinismo sorprendente. Es también la que sostiene que el PP es "el partido de los trabajadores", un partido cuyos cargos públicos suelen ser banqueros, empresarios, ricos y nobles. Es la misma que ha tenido la desfachatez de tomarse a guasa la manifa de hoy asegurando que, si nos manifestamos, así aprovechamos para vernos. Lo ha dicho en el curso de la Universidad de verano del PP en Gandía, acontecimiento estrictamente partidista que la RTVE ha transmitido íntegro en directo, fiel a su oficio de portavoz y mamporrera oficial del gobierno. En ese clima de abyección en el que un medio público se convierte en vocero de un partido (como Telemadrid o Canal Nou en Valencia), esta agresiva demagoga ha demostrado una vez más la verdad del viejo adagio de que aquel a quien los dioses quieren perder primero lo vuelven loco. O loca.
Está claro: la manifa ha sido un éxito pero solo es el comienzo. Este gobierno de derecha rabiosa sabe quje no tendrá otra oportunidad y que tiene que alcanzar todos sus objetivos con celeridad, especialmente el desmantelamiento del Estado del bienestar y la supresión de los derechos de los trabajadores. Por eso hay que seguir. Esta manifestación no es más que el reinicio de la movilización social permanente. Si el gobierno no rectifica, que no rectificará, el siguiente objetivo debe ser ya la huelga general indefinida. Hasta que se vayan estos usurpadores o consigan el respaldo popular a lo que están haciendo y sin estafar, como hicieron en las elecciones del 20N.
(La imagen es una foto de 20 Minutos, bajo licencia Creative Commons).

dimarts, 17 de juliol del 2012

Derecho de resistencia contra la tiranía.

Parece que la idea de Palinuro de ejercer el derecho de resistencia a la tiranía va siendo recogida por otras gentes. Por ello es bueno traer aquí la entrada del pasado día 15 de julio en la que se demostraba que el gobierno de Rajoy es un tiranía, titulada La radical ilegitimidad del gobierno de Rajoy, en la que se demostraba que el gobierno actual del PP constituye una tiranía de origen y de ejercicio al mismo tiempo, como requiere la doctrina clásica del derecho de resistencia y, por tanto, nos asiste a los ciudadanos ese derecho, ya que no tenemos otra vía de defendernos de los ataques ilegales e inconstitucionales del poder político.
Entre sus muchos defectos, la Constitución española de 1978 tiene el de no recoger expresamente el derecho de resistencia. No importa mucho porque, siendo este un derecho fundamental, inseparable de la idea liberal del gobierno por consentimiento, base del orden constitucional, asiste al pueblo español, diga la Constitución lo que diga, y le asistiría incluso aunque la Constitución dijera lo contrario.
No obstante, como siempre hay almas cándidas que quieren ver algún ejemplo tangible de lo que se mueve en el terreno de las ideas, traemos a colación la vigente Constitución alemana de 1949, a la que la española de 1978 quizo imitar sin conseguirlo ni por el forro, cuyo artículo 20,4 dice: "Contra quien pretenda subvertir dicho orden (el constitucional) asiste a todos los alemanes el derecho a la resistencia cuando no exista otra vía". Es obvio que el legislador alemán considera que entre los "quienes" que puedan destruir el orden constitucional cabe contar el gobierno federal; es más, esa fue precisamente su experiencia con el nazismo: el régimen hitleriano destruyó las Constitución de Weimar desde dentro. Igual que pretende hacer el gobierno de Rajoy con la española.
El legislador alemán exige además dos requisitos expresos para el ejercicio del derecho de resistencia: a) que alguien trate de destruir el orden constitucional; b) que no haya ninguna otra posibilidad de impedirlo. Corresponde ahora ver si estos requisitos se cumplen en el caso español.
Y se cumplen. El primero: casi todas las medidas adoptadas por el gobierno del PP son más o menos claramente contrarias a numerosos preceptos constitucionales que fundamentan el Estado de del bienestar, desde los derechos sociales y económicos hasta la progresividad de la tributación, la prohibición de la arbitrariedad, el carácter público de la sanidad y la educación, pasando por el principio mismo de igualdad ante la ley, como se ve de la última rectificación, apresuradamente anunciada por los gobernantes, asustados ante el empuje de la movilización social permanente de que los sueldos más bajos de la función pública sí tengan paga de Navidad, flagrante ruptura de dicho principio, aparentemente fundamentada en un falso principio de progresividad que el gobierno niega en donde debiera imponerlo e impone en donde pudiera ignorarlo.
El segundo: el gobierno, apoyado en una amplia mayoría absoluta en el Parlamento, no permite oposición parlamentaria alguna. Controla además ilegalmente los medios públicos de comunicación, para que no puedan manifestarse opiniones discrepantes y cuenta con casi todos los medios privados. Criminaliza y persigue también ilegalmente toda crítica y oposición extraparlamentaria en la calle mediante la represión policial y la imposición de arbitrarias sanciones gubernativas y administrativas que tratan de meter el miedo en el cuerpo a la ciudadanía. Es decir, esta no tiene otra vía que el derecho a la resistencia.
Tal derecho está ejerciéndose ya en forma de lo que Palinuro llamó en otra entrada anterior La revolución pacífica, pero que los de Attac han bautizado con mucho mayor tino como movilización social permanente, razón por la cual adoptamos también esta designación que, además recuerda la idea trotskista de la revolución permanente. Lo que hay que hacer es que siga, que se amplie, que se extienda, que acabe poniendo al gobierno tiránico contra las cuerdas y lo obligue a dimitir.
Y así está sucediendo. En el día de hoy continúan las manifestaciones de diversos colectivos en distintos puntos de España. Destaca una de policías nacionales sumados a la protesta y, por supuesto, el hecho de que los militares, tras el comunicado de hace dos días y su buena recepción, anuncien acciones concretas de protesta. Es vital para el triunfo de la resistencia que la tiranía no pueda contar con sus aparatos represivos. Con los ideológicos (esto es, la legión de periodistas y comunicadores a sueldo) seguirá contando mientras pueda seguir repartiendo suculentas prebendas que previamente ha robado del erario público. Pero ya nadie se impresiona con los rebuznos de estos. Desde que existe internet y el recurso a la información libre y en abierto, nadie escucha a los esbirros de Villa, turiferario de Cospedal en la TV de Castilla La Mancha, una ruina de audiencia. Por no hablar de la cuadra de Telemadrid o del triste destino de RTVE.
En los próximos días hay un calendario de actividades en las que coincidiremos todos los agraviados por la actitud chulesca, prepotente, radicalmente injusta e ilegítima del gobierno y ahí es donde se verá que somos el 99% y que lo tenemos ganado. Si queremos, el gobierno cae. Y la rapiña de la Unión Europea tendrá que avenirse a las condiciones que se renegocien porque será eso o... nada.
En el ínterin a los tiranos no les llega la camisa al cuerpo. Empiezan a comprender que se han pasado varios pueblos no solo en la injusticia de los ajustes, sino en la prepotencia con que se han inferido y en la burla que han pretendido hacer ante las protestas. A trancas y a barrancas tratan de enmendar sus desaguisados: los Borbones se bajan el sueldo un 7% ahora, cuando ya no pueden hacer otra cosa, pero eso no tiene ya impacto, anulado como está por la mofa de que Telefónica vaya a contratar por 1,4 millones de euros al amigo Urdangarin, nadie sabe por qué capacidades profesionales y técnicas que hasta ahora no ha demostrado. La presidencia del Congreso fuerza a la bocazas de la diputada Fabra a disculparse por carta, cosa que esta hace de modo rastrero, como es ella en el fondo, pero sin dejar de mentir, al asegurar en su misiva que insultaba a los sociatas y no a los parados. Y no, es falso: insultaba a los parados.
En las próximas 48 horas veremos más concesiones y Rajoy nos obsequiará con alguno de sus ininteligibles balbuceos; pero todo eso es producto del miedo. Tienen la conciencia sucia, saben que han abusado, que han intentado coronar la obra de expolio y saqueo del país a la que llevan entregados más de diez años y tratan de hacerlo olvidar. Por eso no debemos cejar ni un minuto y hay que conseguir que los actos del próximo 19 sea la manifestación mayor y más combativa de rechazo a las triquiñuelas y los desmanes de un gobierno tiránico ilegítimo de origen y de ejercicio.
(La imagen es una foto de Partido Popular de Melilla, bajo licencia Creative Commons).

dilluns, 16 de juliol del 2012

La insurrección cobra cuerpo.

Siempre se ha dicho despectivamente que Madrid es una ciudad de funcionarios. Pues los funcionarios tomaron ayer y toman hoy las calles de modo permanente y pacífico y la habitualmente caótica circulación madrileña está convirtiéndose en un infierno. Por cierto, cada vez se les suman más personas y la protesta, que carece de organización, de jefatura, de respaldo y de objetivos reconocidos, no ceja. Ya dijimos ayer que los funcionarios pueden ser la manifestación más clara de las llamadas multitudes inteligentes y que, además, comiencen a servir de guía para otras protestas. Por cierto he aqui el manifiesto de la policia municipal de Madrid sumándose a las movilizaciones. 
Es claro que estamos viviendo los prolegómenos de un movimiento en línea con las manifas organizadas en el ciberespacio y no sabemos cómo va a desarrollarse. Los mineros encendieron la chispa que hoy arde en las calles madrileñas. Los funcionarios aplican el saber acumulado en las experiencias del 15-M, DRY y diversas acampadas. Muchos de los manifestantes de ayer y hoy son veteranos de estas luchas
¿Y la izquierda? Al PSOE lo ha pillado con el paso totalmente cambiado. Ni una declaración, ni un gesto, ni un símbolo. No se da por enterado. Como están haciendo los medios. Como hacen las televisiones. No tenían prevista la movilización de los funcionarios (que también tiene desconcertada a la autoridad), por lo tanto, la movilización de funcionarios no existe. La ignoran y la ocultan. Que lo hagan lo medios (excepto maspublico.com que ha estado informando cumplidamente) tiene un pasar por su tendencia a la manipulación. Que lo haga el PSOE es más difícil de entender.
Pero sí existe, está en las calles de Madrid, igual que la de los mineros se ha recrudecido en Gijón. Y esta tarde se extenderá a otras ciudades. Porque existe en la red, que es en donde se coordina. Los medios comerciales, igual que el PSOE, están en la inopia. Y el movimiento, en el que se han visto banderas rojigualdas, puede tener una deriva populista, al estilo argentino del "¡Que se vayan tod@s!" que aquí podía formularse como un "¡Que se jodan tod@s!", según notable inspiración de la musa fabril, hija de ese Fabra, ciudadano ejemplar del PP y presunto chorizo de las cuentas públicas. La imagen habitual. Pero en ese "¡que se jodan todos!" el PSOE puede verse barrido si sigue mostrando la misma falta se sensibilidad, de flexibilidad y de audacia que hasta ahora.
¿Y el resto de la izquierda? IU y más allá en las zonas del anticapitalismo, la actitud es una mezcla de apoyo y recelo. La izquierda desconfía de los funcionarios, de su corporativismo y les reprocha su anterior falta de solidaridad con otras movilizaciones. No es el momento de ajustar cuentas. Es el de sumarse a los funcionarios, fusionarlos con el movimiento más amplio de forma que este adquiera esa masa crítica, esa presencia ciudadana, ese volumen social que, como hemos visto en los países árabes, sea capaz de dar la vuelta a la situación.
Para eso es imprescindible que el poder pierda la lealtad de su aparato represivo. La del ejército, muy probablemente, ya no la tiene. Y eso es decisivo. Queda por ver si se rompe la sumisión de los antidisturbios a este gobierno neofranquista. Será difícil, pero también será el punto decisivo. Ayer circularon rumores en la red de que se respetaba la paga de Navidad de los antidisturbios. Si esto fuera cierto (y es fuerza investigarlo), el gobierno debería caer ipso facto.
(La imagen es una foto de maspublico.com, bajo licencia Creative Commons).

diumenge, 15 de juliol del 2012

Estado de insurrección latente.

En España cunde hoy la indignación. Por doquiera. En todo momento. En privado y en público. Hay un ambiente casi eléctrico. Viene este de una experiencia inmediata que ha superado todos los límites de la paciencia.
Son hasta la fecha siete meses de un gobierno de una incompetencia mayúscula: ha hecho lo contrario de lo que prometió en las elecciones. No ha dado explicaciones. Ha ignorado el parlamento y ha gobernado por decreto-ley. Ha tomado medidas de neto corte ideológico también por decreto. No ha dejado de mentir desde el primer momento. Se ha postrado ante los poderes exteriores y ha seguido mintiendo en España al asegurar que el rescate no es un rescate sino una línea de crédito muy ventajosa que no tenía condiciones macroeconómicas cuando las tiene.
Con esa ejecutoria a la espalda, Rajoy anuncia en el Parlamento y el consejo de ministros perpetra de inmediato el mayor asalto al sistema de derechos del Estado del bienestar, incluso al mismo Estado de derecho. Ante los recortes más extremos sufridos por las clases populares en la democracia hubo primero cierta sensación de estupor pero luego estalló la indignación. Las redes, Facebook y Twitter, las que sigue Palinuro, así como Menéame, crepitaban con fuego graneado. El "¡que se jodan!" fue trending topic y por ahí andará, cosechando triunfos.
Así está el ambiente caldeado y bastará una chispa del tipo que sea (otro "¡que se jodan!" por ejemplo) para que se arme un lío. Y chispas está habiendo muchas. La marcha minera lo fue evidentemente y prendió un pequeño incendio por las calles de Madrid al día siguiente. El 15-M se hizo presente, los funcionarios se pusieron en marcha de modo espontáneo y parece que ahora pretenden acampar delante del Congreso. Junto a los mineros han aparecido también los bomberos, solidarizándose como corporación. Ha habido algunos choques violentos y en todos es demostrable, gracias a las redes, que la actuación de los antidisturbios ha sido desmesurada y brutal.
A pesar de todo, a medida que van sabiéndose las características concretas de los recortes, el movimiento espontáneo de resistencia a este expolio del gobierno va cobrando mayor legitimidad. La red está llena de noticias acerca de cómo diversos cuerpos de seguridad simpatizan con el proceso y el modo pacífico en que se lleva a cabo. Pueden ser rumores sin fundamento pero también con fundamento. Creo haber leído una declaración de la policía municipal de Madrid simpatizando con el movimiento. En algún momento, con los manifestantes había policías de paisano también protestando frente a sus compañeros los antidisturbios. Y, por último, lo que me quedaba por ver, una Asociación Unificada de Militares Españoles, AUME emite un comunicado en el que hace causa común con los funcionarios y comparte la indignación general por el trato recibido del gobierno.
Si lo miramos desde el punto de vista del marxismo estructural, resulta que el Estado ya no puede confiar ciegamente en sus aparatos represivos. Por este motivo, tiene que echar mano de los ideológicos. Pero estos están hechos unos zorros: la hegemonía del pensamiento neoliberal ha causado la mayor crisis del capitalismo desde la del 29 y, exceptuados los neolibs más recalcitrantes, todo el mundo coincide en establecer una relación de causalidad entre el neoliberalismo y la crisis
De ahí que la acción del Gobierno y su partido haya sido fulminante en dirección a los medios de comunicación. No han perdido ni un minuto en poner los públicos a su servicio cambiando para ello la ley y haciendo unos nombramientos perfectamente sectarios. Según mis noticias -pues no veo la tele- Somoano ha conseguido convertir ya la TV1 en un remedo de Telemadrid.
La cuestión es si en la época de internet el control absoluto y sin contemplaciones de los medios tradicionales tiene la misma eficacia que antes. La televisión censurará muchas imágenes y la radio muchas expresiones habladas, pero los particulares las colgarán en las redes, estarán en You Tube y todo el mundo podrá verlas y oírlas. Internet es el arma de la ciudadanía frente a un poder que quiere ser totalitario. Es la ciberpolítica.
(La imagen es una foto de La Moncloa en el dominio público).

dimecres, 11 de juliol del 2012

Madrid fue una mina

Nadie se esperaba, aunque se venía barruntando hace dos o tres días, que Madrid se echara a la calle a confraternizar con los mineros. #nocheminera fue TT y sigue siéndolo. Ninguna televisión cubrió la jornada, pero las imágenes inundaron las redes sociales. En FB y en Twitter hay fotos impresionantes. El recibimiento se ha vivido en directo y en tiempo real en las redes. Es el tiempo de la ciberpolítica ¿Cuántos acompañaron y vitorearon a los mineros? Cientos de miles, sin duda. Con los bomberos por delante y los del 15-M, y los de DRY y los distintos partidos de izquierda y los sindicatos. Un acto de protesta del pueblo llano que, de pronto, se ha mirado y ha cobrado repentina conciencia de su fuerza. Esto no se puede parar con prohibiciones arbitrarias, como la de Cristina Cifuentes, oponiéndose al paso por La Moncloa ni con antidisturbios. Leí una buena reflexión en Twitter: si los antidisturbios cargan, que piensen que no tendrán paga de Navidad.
Se están creando condiciones subjetivas para que haya un movimiento que el gobierno no pueda ignorar. Las objetivas son patentes. Nadie se extraña y, en el fondo, todo el mundo suponía que algo así podía pasar, aunque no supiera en qué momento pues, cuando se hostiga sin cesar a la gente, al final esta se revuelve. Se invoca aquí un principio y un derecho sacrosanto: la legítima defensa frente a quien quiere aniquilarte a ti y a tu familia, tu región entera. La derecha carece de argumentos frente a esta insurrección masiva. Lo único que he leído en las redes es una pregunta retórica que pretende señalar un sinsentido pero consigue lo contrario. Uno decía: "Mineros en paro en Madrid, ¿por qué no periodistas en paro en Ponferrada?" Pues sí, ¿por qué no? Y otra ilustre periodista con antena alta en Telemadrid se preguntaba ¿qué pasaría si todos los subvencionados a quienes se retira las subvenciones hicieran como los mineros? Pues la mejor manera de averiguarlo es que lo hagan, efectivamente. A ver qué pasa. Teniendo en cuenta que no corremos riesgo de que haya toros por las calles porque las subvenciones a las corridas se mantienen.
Fue una noche emocionante que se instalará en la memoria colectiva como prueba de que la conciencia de clase no está muerta.
(La imagen es una foto de enriqeregueroalvarez@elmarquesdeleon, bajo licencia Creative Commons) que reta a los medios comerciales a publicar estas fotos.

dimecres, 23 de maig del 2012

El peor ministro de Educación de la historia.

Al día siguiente de que toda la educación española en todos sus niveles, y estamentos le haya hecho una huelga sin precedentes y haya salido a la calle en manifestación en el país entero, el ministro de Educación, José Ignacio Wert, se encuentra con un plante de los rectores de las Universidades españolas que se niegan a ir a una reunión de ordeno y mando típica de la mentalidad autoritaria y prepotente de aquel. ¿La razón? Que en ella, por mandato ministerial, no se puede hablar del contenido del decreto-ley recién aprobado y por el que se abre el camino a la destrucción de la educación en España. Bien por los rectores, que han demostrado estar a la altura de las graves circunstancias, cosa que ha quedado clara al decir Wert lo contrario, esto es, que no han estado a dicha altura pues sabido es que quien no lo está, ni a esta ni a ninguna por baja que sea, es el propio Wert.
Los sucesos reseñados ponen en claro el talante de este tertuliano de Intereconomía metido a gobernante. Ultramontano, meapilas, pedante, petulante y botarate, es obvio que, con su comportamiento pone de relieve que carece de los dos requisitos que debieran ser básicos en su ministerio: educación y cultura. Subvenciona los toros mientras suprime ayudas a la cultura de verdad y  excluye de la enseñanza a los sectores sociales que más la necesitan y a los que más podía beneficiar. 
Su comportamiento arrogante y suficiente, producto de su convicción de valer más que sus conciudadanos cuando tanto intelectual como moralmente, vale menos que el último de ellos y, si está en donde está, es por enchufe y maniobra política, lo acreditan de lo que es, un tertuliano todólogo de tres al cuarto acostumbrado a hablar para los suyos y que los suyos lo jaleen; nada más. Su razonamiento de que no es que las familias no puedan pagar los estudios de los hijos que él ha encarecido y dificultado sino que hacen un cálculo de costes beneficios por el que deciden dedicar sus recursos a otros fines refleja, de un lado, su espíritu clasista y de desprecio hacia la gente del común y, de otro, su servil admiración por los sofismas de la teoría de la decisión racional que solo un badulaque como él aplicaría a este caso.
Hay un hashtag en Twitter pidiendo la dimisión de Wert. Me parece de sentido común. El país no tiene por qué soportar a un individuo que no sabe hablar sin insultar y provocar a la mayoría de sus ciudadanos. Y así se lo han hecho ver la calle por un lado y los más cualificados representantes de la cultura y la educación por otro.
(La imagen es una foto de Irekia, bajo licencia de Creative Commons).

dimecres, 16 de maig del 2012

Las cacerolas del 15-M.

Cuando hablan las cacerolas
Hoy, en "Público"

La cacerolada de ayer en la Puerta del Sol, ante la presidencia de la Comunidad de Madrid tiene un valor simbólico no estrictamente discursivo, pero muy audible. El simbolismo se prolonga en el hecho de que la cacerolada se haya producido ante esa presidencia que se ubica en el caserón de lo que fue el siniestro ministerio de la Gobernación en tiempos de Franco, un lugar en donde se ha apaleado y torturado a mucha gente durante mucho tiempo. Los tiempos han cambiado.

Cuando hablan las cacerolas es porque quienes las esgrimen protestan porque no los dejan hablar o bien, como es el caso ahora, porque ya han hablado lo que tenían que hablar y ahora piden atención sobre lo dicho con un notorio estrépito. Supongo que muchos vecinos, sobre todo si lo son de Sol, estarán que echan las muelas con las cacerolas y, en efecto, el escándalo es bastante desagradable. Como pueda serlo el trompeteo y los tambores de las procesiones de semana santa o esas misas de campaña que celebra el episcopado a altavoz batiente en la Castellana cuando tiene a bien. Es lo que tiene la privatización de los espacios públicos cuando quien los privatiza quiere hacerse oír.

¿Y qué dicen los de las cacerolas? Han reiterado su plataforma reivindicativa del año pasado, esto es, regeneración del sistema político, fin de los privilegios, lucha contra la corrupción, reforma de la ley electoral, dación en pago, etc. Y, esta vez, para celebrar el primer aniversario, traen un propósito nuevo: indagar en las responsabilidades personales de la crisis en los ámbitos político, económico y financiero, determinarlas y exigirlas ante los tribunales de justicia. Es un propósito por ahora que perfilará mejor en las asambleas a corto y medio plazo.

Sigue faltando al 15-M una cobertura mediática propia y un canal para proponer la aplicación práctica de sus propuestas. El más típico es el partido pero el 15-M es radicalmente "apartidista" y carecería de sentido que creara uno. A su vez, los partidos existentes, los de la izquierda, no pueden interrelacionar como tales con el 15-M. Esta situación de parálisis podría resolverse si alguien creara un partido nuevo al que podría llamar como quisiera, comprometido en llevar al parlamento las propuestas del 15-M. El 15-M podría no simpatizar con él, pero no oponérsele porque tampoco pretendería ser el partido del 15-M sino simplemente algo así como un partido por afinidad electiva.

La cobertura mediática es más sencilla. El 15-M es un movimiento que existe en la red, es digital. Estoy seguro que los muchos periódicos digitales de izquierda que hay darán amplia cuenta del 15-M. Pero alguno, por ejemplo este, podía consagrarle un espacio propio que el movimiento podría aprovechar para dar a conocer sus propuestas más en profundidad y como foro de debate. De este modo el 15-M cumpliría también con su clara vocación de revolución permanente.

*Ramón Cotarelo es Catedrático de Ciencias Políticas

dijous, 23 de febrer del 2012

La conciencia de un pueblo.

El mayor peligro que corre la llamada #PrimaveraValenciana, en camino de convertirse en la Primavera Estudiantil, es que pase a segundo plano de actualidad y quede anegada bajo la copiosa lluvia de noticias de la vida cotidiana. Como acontece con casi todas las que ocupan un par de días las portadas de los periódicos, que desaparecen bajo otras más urgentes o impactantes. Porque cuando eso suceda, los manifestantes valencianos, cuyo tesón en la protesta es encomiable, volverán a estar indefensos en manos de las fuerzas encargadas de defenderlos. Y eso da miedo.

La garantía del movimiento ciudadano de Valencia es el apoyo y reconocimiento que encuentre en el resto de España. Para hoy hay convocada otra manifa pidiendo la dimisión de la delegada del gobierno, Sánchez de León, quien se niega tozudamente a asumir su responsabilidad en la brutalidad del lunes, y es toda. En ese forcejeo político y moral planteado en Valencia, el resto del país debe apoyar la reclamación de la calle. Sobre todo porque esta ha aumentado su grado de conciencia, como sucede siempre que se pasa a la acción política, a la práctica, que ensancha y fortalece la teoría. La realidad se comprende mejor cuando se forcejea con ella. Los valencianos han vinculado por fin el conflicto y su circunstancia concreta de los recortes en educación con la condición general del gobierno en su Comunidad Autónoma, caracterizada por el depilfarro, la incompetencia más deplorable, el caciquismo y una presunta corrupción generalizada; una casta política de la derecha que parece tener patrimonializado el gobierno de la Comunidad.

Esa relación de sentido es extrapolable a toda España en donde la pregunta es ¿por qué debe pagar la educación las consecuencias de la incompetencia o la corrupción de los gobernantes? Y más específicamente, ¿por qué debe pagarlas la educación pública en beneficio de la concertada o de la privada a la que se sigue favoreciendo con exenciones fiscales?

Por más que el gobierno de la derecha se obstine en considerarla así, la educación pública no es un gasto sino una inversión; aparte, por supuesto, de un derecho de los ciudadanos. Hay todos los motivos para que las movilizaciones en España en apoyo a Valencia se conviertan en manifas a favor de la educación pública y en exigencia de que el gobierno y sus Comunidades Autónomas cambien la orientación general de su política en este terreno. La educación es una prioridad absoluta y no se puede mermar y mucho menos negar a palos.

Esto es tanto más necesario cuanto el gobierno y sus defensores en los medios ya están tratando de deslegitimar las protestas, de justificar la brutalidad de la policía y de amparar a los políticos de comportamiento más antidemocrático. Para ello recurren a los infundios, las insinuaciones y las simples mentiras. El ministro del Interior dice que la culpa de la violencia la tienen unos radicales que solo habitan en sus pesadillas, pues ninguna de los cientos de cámaras que han grabado los hechos ha registrado su presencia. La labor de desinformación la coronó ayer el ministro de Cultura en sede parlamentaria al afirmar que los socialistas se ponen del lado de la protesta violenta. Mentira podrida. No porque los socialistas se pongan o dejen de ponerse en donde quieran, pues allá ellos, sino porque la protesta no es violenta. No lo fue el martes, no lo fue el miércoles (y en ambas hubo miles de participantes) y no pretende serlo hoy. Los únicos que han recurrido a la violencia han sido los policías a las órdenes del gobierno del ministro. Y eso es un hecho.

Es esencial que la #PrimaveraValenciana, la protesta pacífica valenciana, siga siendo objeto de atención en toda España. No es decartable que quienes recurren a la mentira para argumentar también den en la flor de introducir provocadores en las manifas para conseguir las confrontaciones violentas que, suponen, justificaría su política represiva.

(La imagen es una foto de melderomer, bajo licencia de Creative Commons).