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dissabte, 12 de setembre del 2015

Nuevo libro de Palinuro.

Es un texto introductorio a la materia, hasta cierto punto, divulgativo. Pensado para acceso a la Universidad en esta procelosa materia y también para el público interesado en general. No todo han de ser novelas históricas. Consiste en un ensayo, espero que ágilmente escrito, casi sin notas y con aparato bibliográfico mínimo (aunque con una bibliografía de profundización para uien desee mayor información sobre unos u otros temas) acerca de  los puntos cruciales de la política contemporánea desde una perspectiva teórico/empírica y sin olvidar la necesaria consideración histórica. Tiene 286 páginas de amena lectura. Sus capítulos son:
 
1º) La naturaleza de la política.-
2º) Las formas de gobierno.-
3º) La democracia: teoría y práctica.-
4º) Ideas e ideologías políticas.-
5º) Comunicación, opinión pública y comportamiento político.-
6º) El comparativismo y el orden internacional.
 
Quien desee hacerse con él puede pedirlo a la editorial, Tirant Lo Blanch  porque si espera a verlo en las librerías quizá tenga que aguardar a esos tiempos utópicos que preveían Marx y Engels, cuando el Estado quedará arrinconado en el museo de antigüedades, junto a la rueca y el huso, y la política, consiguientemente, haya desaparecido.
 
También hay edición en e-book.

dimecres, 22 de juliol del 2015

A quien pueda interesar.

Si quieres cambiar el mundo, empieza por cambiarte a ti mismo. No, no es fácil porque es imprescindible conocerse y eso es lo más complicado de todo. Y lo más engañoso. Puede que quien lo intente, quien vaya en serio en la introspección, se engañe a sí mismo. Es muy frecuente. Pero el que ni lo intenta, ese no solo se engaña sino que pretende engañar a los demás diciéndoles lo que tienen que hacer, como si él lo supiera mejor. Quien, sin introspección alguna, se cree autorizado a enseñar el camino a los otros suele sacar su seguridad de algún tipo de revelación exterior: dios, la historia, los padres, las lecturas de la infancia o las series de la televisión, el equivalente al pasto espiritual de la literatura de cordel o los seriales radiofónicos de generaciones anteriores.
 
La introspección hecha a base de referencias ideológicas o creencias adquiridas en los predios de la vida no sirve para nada tampoco, es puro teatro. Solo sirve cuando se arrostra sin conviccciones previas, sin respetos ajenos que son siempre simulacros de charlatanes y maestrillos por debajo de toda sospecha. Solo es respetable cuando se aborda sinceramente, pues únicamente nosotros sabemos de cierto si nos engañamos o no. Únicamente en nosotros anida la luz que nos ilumina sobre nuestras verdaderas motivaciones. Lo demás son farolillos de verbenas o triquiñuelas mediáticas. Si de la introspección, del examen de nuestras motivaciones reales, las únicas que cuentan, pues las fingidas no sirven, se sigue la convicción de que, en efecto, uno tiene algo que decir, recomendaciones, orientaciones para los demás, hágase como Zaratustra, sálgase a los campos y caminos y predíquese.
 
Di la verdad. No uses a los otros como excusa o pretexto para convertir en verdad la mentira. No te valgas de ellos, no los instrumentalices con consideraciones de táctica y estrategia. No seas asesino de posibilidades. No seas estratega.Y está preparado para escuchar la verdad de los demás. Y para aceptarla. No de boquilla o como recurso, sino como más verdadera que la tuya. En esa masa de los demás, hay tantas verdades como individuos. Muchos de ellos ocultarán la suya para seguir la tuya. De esos precisamente, de tus seguidores, debes huir. Cuando te pones al frente de ellos, en realidad, eres su rehén y vas por detrás. No diriges; te dirigen.
 
Si quieres valer, no a los ojos de los otros, que de nada te sirven, sino a los tuyos, acércate a quienes no te siguen ni te aplauden sino que te critican. Con esos debes hablar. Esa es la verdadera lucha porque lo es contra lo peor que hay en ti de ti mismo: la autocomplacencia. Tienes que distinguir entre las exigencias de la verdad y lo que te conviene, que suelen confundirse. Entre lo que tu conciencia te dicta y lo que los demás quieren oír. Solo así serás un espíritu libre y solo un espíritu libre puede aspirar a liberar a los demás.
 
El resto es propaganda y manipulación para vender cierta idea de futuro. O sea, humo.
 
También puedes hacerte prudentemente a un lado y tratar de entender lo que pasa. Pero para eso es necesario dejarlo pasar, y no todos los profetas o caudillos saben contenerse.

dissabte, 4 de juliol del 2015

Lectura veraniega y refrescante.


Ramón Cotarelo y José Manuel Roca (2015), La antitransición. La derecha neofranquista y el saqueo de España. Valencia: Tirant Lo Blanch.
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La antitransición es un balance crítico de la legislatura de Rajoy desde noviembre de 2011 a su conclusión de hecho en el verano de 2015. En estos casi cuatro años, España ha vivido una involución en todos los terrenos y se ha visto anegada por una oleada de corrupción protagonizada por el partido del gobierno, al que los jueces consideran una presunta asociación criminal organizada para enriquecer a sus miembros. El empobrecimiento de la población en general, condenada a pagar injustamente los costes de la crisis, el aumento de la emigración de los jóvenes, sin trabajo en el país, la pérdida de derechos y libertades ciudadanos, el aumento de la explotación de los trabajadores y la expansión de los privilegios de la Iglesia, que vuelve a ser un puntal del sistema político tan importante como en tiempos de Franco o más, permiten a los autores hablar de la derecha neofranquista, pues los gobernantes son herederos ideológico y biológicos de la dictadura, a la par que del saqueo de España por ella perpetrado. No se trata de una “segunda transición”, sino de una negación evidente del espíritu de la primera, de un intento de aniquilarla y retornar a los tiempos del franquismo. Con abundancia de datos y referencias y en un estilo ameno, los autores concluyen que esta legislatura es una Antitransición.

El libro se encuentra aquí.
 
 

divendres, 26 de juny del 2015

Visión filosófica de la política.


Fernando Beresñak, Hernán Borisonik y Tomas Borovinsky (Eds.) (2014) Distancias Políticas. Soberanía, Estado, gobierno. Madrid: Miño y Dávila. (190 págs.)
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Los tratados de historia de la teoría o filosofía políticas suelen seguir un patrón, más o menos común. Casi todas son historias de pensadores o escuelas, como las de la filosofía, dado el carácter acumulativo de estos saberes. Y tratan un elenco de autores canónicos representativos de una doctrina o un hallazgo que han dejado huella, siendo debatidos por generaciones posteriores. Así ( entre otros) Bodino, para la teoría de la soberanía, Hobbes para el estado de naturaleza, Locke para el contrato social, Rousseau para la democracia, Tocqueville para la revolución. No suelen aparecer en cambio otros autores  que han tenido influencia política indirecta, pero no han sido fundadores de una concepción específica en este campo o, si lo hacen, es como contexto al estudio de los canónicos. Tal es el caso, también entre otros, de Cicerón, generalmente adscrito a los campos de la jurisprudencia, la oratoria, la filosofía; de Maimónides, también monopolizado por la filosofía o los cometarios de la Torah; de Lutero, considerado en su faceta de lucha dogmática;  o de Galileo, en quien se valora ante todo su espíritu científico.

La originalidad de este estupendo libro, compuesto por nueve estudios independientes de otros tantos especialistas se echa de ver en la selección de autores, que son los que hemos citado más arriba, presentados en orden cronológico, por no otra razón que porque algún orden habían de tener. Los temas son tan disímiles y los autores tan diferentes (cinco canónicos y cuatro no canónicos) que hasta encontrar un título común ha debido ser complicado. Distancias políticas es tan bueno como cualquier otro porque tiene muchos significados o implicancias, como gustan escribir varios de los autores, casi todos ellos latinoamericanos, sin perjuicio de ser un lejano leitmotiv de carácter espacial.

En conjunto el libro tiene un nivel alto, riguroso e innovador. Atrapa al lector porque desde el primer momento se ve que el propósito general es apartarse de los caminos trillados y explorar otros nuevos, tanto en autores poco frecuentes como en aspectos menos conocidos de los habitantes habituales de la polis. En cada capítulo se azuza la curiosidad de ver qué nuevo matiz aparece en la consideración del siguiente pensador.

Comienza Juan Acerbi con un capítulo sobre tradición, divinidad y persuasión. Condiciones de posibilidad en torno al concepto de razón de Estado en Cicerón que descansa sobre la importancia que el jurisconsulto otorgaba al Mos maiorum como fundamento de la sociedad, de la res publica (p. 22). Es la base misma del pensamiento conservador. La cuestión reside, como siempre, en cómo compatibilizar el respeto al Mos maiorum, intangible para los jurisconsultos justinianeos, con la inevitable evolución de la sociedad. La respuesta estaba en el aire: a través de la equidad, que vendría recogida en el derecho pretorio. Pero, al tratarse de un terreno inseguro, era menester que el "orden de los mayores" estuviera protegido por los dioses. De ahí que Cicerón aconsejara que el pueblo pensara que todo estaba lleno de dioses (p. 28). La razón de Estado es divina.

Emmanuel Taub, El ángel y el lenguaje. Angeología y poder soberano en el pensamiento de Maimónides es un examen del alcance y función de los ángeles en la Guía de los perplejos del filósofo cordobés. En su visión, el mundo tiene tres géneros: las criaturas materiales cambiantes, la materiales no cambiantes y las inmateriales, que no tienen cuerpo ni son de materia, pero sí tienen entendimiento individual. Son diez categorías de ángeles, desde el superior, Hayot a Kodes hasta el último, Ischim, considerado en la jerarquía angélica judía como "parecido a los seres humanos" y que, por tanto, puede comunicarse con ellos a través de los profetas (pp. 41/42), aunque algunos otros también lo hayan hecho ocasionalmente, como los serafines o los querubines. Los ischim son los últimos ejecutantes de los designios divinos. El soberano del mundo es Dios; los ángeles ejecutan sus designios, pero tampoco conocen su esencia ni, por tanto, su nombre, como los seres humanos (p. 44).

Hernán Gabriel Borisonik firma un gran trabajo sobre la política negativa y el problema de la economía en el ingreso a la Modernidad, cuyo punto central es la idea de que el Renacimiento y la Reforma son "las puertas de entrada al Occidente moderno" (pp. 57, 68). La obra de Lutero desembocó en la ironía de que el agustinismo político de la Iglesia cayera bajo la crítica de un monje agustino (p. 71). Lutero aparece como el gran adalid de los gobiernos nacionales (p.72), conclusión de una línea coherente de pensamiento, sagazmente trazada por el autor: la crítica a la actividad económica de la Iglesia (p. 60) se complementa con el ataque a la separación entre poder clerical y poder secular en su escrito A la nobleza cristiana de la nación alemana y la orden de que todos deben someterse al poder político dominante (p. 64). Los curas también. La Reforma abrió el camino a la modernidad en Europa. No en España, que se cerró en la doctrina de Trento. Pero esto pertenece a otro orden de preocupaciones.

Alexandre Nodari, en Soberanos y piratas, censores y vagabundos: la amenaza de la eversión en los Seis libros de la República presenta un aspecto poco tratado pero tremendamente actual de la doctrina bodiniana de la soberanía. Recuerda Nodari a Schmitt (quizá el teórico más recordado en el libro) cuando lo cita: Soberano es quien decide sobre el estado de excepción (p. 80), porque resume muy bien a Bodino, de quien está extraída la idea. En estado de necesidad, el Soberano puede recurrir al engaño y el fingimiento por el bien de la república, es decir, ponerse a la altura de los piratas, cuyo rasgo esencial es el recurso a la mentira. Pero, al hacerlo, corre el peligro de convertirse en uno de ellos. Sustitúyase "piratas" por "terroristas" y tendremos el caso de la doble vara de medir que caracteriza el comportamiento de los Estados y el derecho internacional hoy día. Los piratas, los terroristas, "fingen ser lo que no son" (p. 86), procedimiento al que acuden los Estados. Para evitar que la sociedad sea víctima de los falsarios se requieren censores (p. 87). El peligro de la eversión se da cuando hasta la censura falla y la sociedad se vuelve completamente pirata, se puebla de vagabundos. Un supuesto extremo de sociedad que Nodari no considera utópica ni distópica, sino atópica y quizá por eso sitúa en ella la batalla entre la soberanía y la libertad (p.92). 

Fernando Beresñak, en Motivaciones, argumentos e implicancias políticas de la espacialidad galileana acomete una cuestión muy interesante en la valoración ajustada de la aportación de Galileo a la ciencia en la medida en que la examina a la luz de su compromiso o interés de resolver la disputa entre la filosofía y la matemática tanto científica como políticamente (p. 97). Su posición y su conflicto con la Iglesia lo forzaron a formular una concepción de la ciencia que puede pasar por religiosa. Su aportación no sería tanto a una concepción puramente cientifica, sino más al proceso que el autor llama de "secularización moderna" (p. 109), el resultado de una controversia teológica, política y científica sobre la verdad (p. 108). Así resulta que la matemática, que es la ciencia de Dios, de origen incomprensible para los hombres, es también la ciencia por antonomasia del gobierno. (p. 112)

Fabián Ludueña Romandini escribe sobre Soberanía y demonología en el pensamiento político de Thomas Hobbes. El orden social solo es posible mediante la evitación de la guerra civil a través de un Estado que garantice la vida de los súbditos (p. 115). La soberanía hobbesiana traduce la matematización galileana del universo (p. 118) y la "multitud" es el concepto político decisivo y la condición de la estructura soberana (p. 119). Eliminada la guerra civil interna, resurge en la política mundial (p. 121). En cuanto a la interna, la concepción pragmática de la religión para la legitimación del soberano, es decir, su teología política, no suponía la aceptación de la existencia de los demonios, que serían responsables de ella. De ahí el ataque de Leviatán a la ciencia política de los demonios (p. 122). El rechazo a los espectros inaugura la Modernidad, lo cual plantea el problema del lugar de la imaginación que en el 68 se quería que ocupara el poder (p. 129).

Joan Severo Chumbita, La ausencia del pueblo. Cuatro elementos del liberalismo clásico en la teoría política de John Locke, es un conciso cuanto brillante estudio del pensamiento de Locke a partir de cuatro ejes: el concepto iusnaturalista del hombre, el derecho de propiedad, la reserva de los derechos políticos a los propietarios y el derecho de resistencia (p. 132). El hombre es el individuo utilitario, que maximiza su beneficio. La propiedad privada el resultado de la abundancia en el estado de naturaleza, se refiere a unos cuantos, los propietarios, y excluye al pueblo porque, aunque la tierra sea don de Dios a la humanidad, el hombre se la apropia mediante el trabajo pues así genera más riqueza (p. 138). Objetos de apropiación son los frutos, la tierra, el trabajo y la vida humana, que da la esclavitud, algo que Locke rechaza en la sociedad política (p. 140). La reserva de derechos políticos a los propietarios es exclusión del pueblo también. Este solo vuelve a ser sujeto en cuanto ejerce el derecho de resistencia, cuando la gente (sin distinción entre propietarios y no propietarios) retira su consentimiento al gobierno (p. 145).

Rodrigo Ottonello, El problema de la extensión de los cuerpos políticos en la filosofía de Jean-Jacques Rousseau se concentra en el examen de la vida de los cuerpos políticos en Rousseau; no de cómo o por qué mueren, sino de cómo pueden crecer, multiplarse, ampliarse, progresar (p. 154). A base de la Profesión de fe del vicario savoyano, del Ensayo sobre el origen de las lenguas, de la parte correspondiente del Contrato social y el Discurso sobre economía política, Ottonello cartografía las ideas del ginebrino respecto a las relaciones entre materia, cuerpo y extensión (p. 156), el Estado, el soberano y el gobierno (p. 163) y, por supuesto la extensión en que este actúa. Preocupa a Rousseau la cercanía y dispersión de los hombres en los espacios y el hecho de que el gobierno pueda regular el movimiento de las vidas personales o decidir la extensión de la vida en general. Es de reseñar la feroz oposición del ginebrino a las prácticas de control de la natalidad (p. 166). Él personalmente, el ciudadano Rousseau, por cierto, tuvo cinco hijos que llevó metódicamente uno a uno a la inclusa.

Tomas Borovinsky, El porvenir de la revolución, la democracia y la decadencia: pensar a partir de Alexis de Tocqueville. El núcleo esencial de Tocqueville en La democracia en América suele considerarse como un ejemplo de elegante lucidez decadentista. Para el aristócrata liberal, los Estados Unidos son la prueba de que los hombres prefieren la igualdad a la libertad, que la democracia es imparable y nos igualará a todos en la condición de burgueses (p. 183); o sea, el socialismo para entendernos hoy. En El antiguo régimen y la revolución, el punto esencial era otro: son las reformas las que abren la puerta a la revolución que divide luego al continente (p. 175). Dos países dominarán en el futuro: los Estados Unidos y Rusia. Durante la guerra fría, Tocqueville sentó plaza de profeta. Luego, ha quedado el poso de su clarividencia, al celebrar lo fáustico del espíritu empresarial norteamericano (p. 185). Entre tanto, Borovinsky rastrea la influencia de Tocqueville en Schmitt y Heidegger, cuando asimila liberalismo y socialismo (p. 181), así como Aron y otros. Tocqueville no fue solo augur de la guerra fría sino precedente y pionero de la teoría de la convergencia con la que esta trató de superarse a sí misma en el terreno teórico.

dimecres, 17 de juny del 2015

Hoy nos vemos en la utopía.


Luis Gaspar Orozco de las Heras (2015) Manifiesto DEMUN. Democracia mundial. Una utopía necesaria. Burgos: Dos soles. (131 págs.).
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Hoy, miércoles, 17 de junio, presento el libro de Luis Gaspar Orozco de las Heras, junto al autor, el editor de Dos Soles y mi amigo José María Arribas. Será en la librería Rafael Alberti, en Argüelles, calle Tutor, 57. Metro Argüelles, insigne diputado de las Cortes de Cádiz. Es un lugar acogedor y agradable. Quien se anime a asistir verá que no exagero.
 
Orozco ha escrito un breve texto en forma y con título de Manifiesto, acogiéndose así a una venerable tradición opuscular en la que aparecen muy conspicuas figuras que han dejado huella de su paso por el mundo. En nuestro tiempo, el manifiesto más conocido es el Manifiesto del Partido Comunista, de Marx y Engels, publicado el revolucionario año 1848, si bien le había sido encargado antes a Engels, quien lo había redactado como un Catecismo, en forma de preguntas y respuestas. Menos mal que llegó Marx y le metió su brillante pluma. O sea, lo cambió de arriba abajo. Es el más famoso, sí, pero no el primero. El término aparece en la historia del Concilio de Trento, del canonista libertino Paolo Sarpi, en 1619. Anterior al comunista es también el Manifiesto de Cartagena del libertador Bolívar (1812). Luego del comunista, los manifiestos se han generalizado, han pasado a las artes (rara es la vanguardia que no cuenta con uno), las religiones, las sectas, los movimientos y hasta los contramovimientos. El célebre libro de Walt Whitman Rostow, Las etapas del crecimiento económico, publicado en 1959, llevaba como subtítulo Un manifiesto no comunista. En todos los casos, el nombre designa un escrito conciso, con una declaración de opiniones e intenciones manifiestas que tratan de subvertir el orden constituido. Cualquier orden.

Y eso en los nombres. La cosa en sí, sin el título, tiene muchos otros ejemplos. Para Palinuro, el primer manifiesto de la modernidad cristiana son las 95 tesis que Lutero fijó en 1519 en la puerta de la iglesia de Wittenberg, que no se llamaban así. Tampoco se llamaban manifiesto la Declaración inglesa de derechos de 1689, ni la de Virginia, ni la de la independencia de los Estados Unidos, ambas de 1776. Tampoco la Declaración francesa de derechos del hombre y el ciudadano o el opúsculo del abaté Sieyès ambos en 1789. Realmente los manifiestos han contribuido a cambiar la historia de la humanidad.

Pica alto el autor yéndose a tan proceloso género. Su texto contiene diez tesis. Tiene pues forma de decálogo. En la siguiente edición quítele o añádale una para que los comecuras como este crítico no se malicien influencias testamentarias. Por lo demás, hace bien, porque adopta una perspectiva filosófica, muy apropiada a su formación y ejercicio profesional de docente de filosofía. Esa perspectiva amplia, holista, le permite abordar nada menos que el lamentable estado del mundo contemporáneo y proponer una vía de solución. Un auténtico manifiesto. Una especie de actualización de aquel Blueprint for Survival enormemente popular en su época y que, si no yerro, fue el primer grito de alarma ante la catástrofe ecológica, ya en 1972. Esta preocupación está muy presente, agravada, en las preocupaciones de Orozco a lo largo de toda su obra. Si el capitalismo -que es el villano principal del relato- debe ser eliminado y sustituido por algo distinto no es solo porque cause explotación, miseria, desigualdad, injusticia, sino también porque destruye la Madre Tierra.

Por partes. Orozco es relativamente sistemático. Al comienzo del manifiesto acumula las críticas el desorden existente; en la segunda mitad argumenta a favor de su solución: la revolución democrática mundial (pp. 76, 123).

En cuanto al diagnóstico, Orozco da por supuesto que todos coincidimos con los males apuntados por Naomi Klein y lo que de verdad le indigna es que pueda defenderse un modo de producción tan dañino, destructivo, irracional e inhumano con argumentos tan simples y falsos como los de la doctrina neoliberal, que es pura ideología, a su juicio. Sin duda. Pero la cuestión intrigante es ¿por qué triunfa una ideología tan necia y falsa que ignora u oculta datos obvios de la antropología cultural y otras ciencias? ¿Por qué se imponen simplezas y topicazos abiertamente falsos como las teorías del "libre mercado" cuando es obvio que el capitalismo es un inmenso sistema de explotación, oligopolio, monopolio y captura de rentas? Al margen de explicaciones más o menos incidentales, también será porque del otro lado no hay explicación alternativa, ni siquiera bajo la forma de ideología. Eso apunta a una carencia en el relato de Orozco que merece cierta atención. Según su pensar el capitalismo es un sistema intrínseca, necesaria, inevitable y únicamente malo. Pero esto contradice la experiencia inmediata de que es el modo de producción que ha traído mayor grado de bienestar y progreso a la humanidad, se mire como se mire, excepto, claro es, si se adopta una visión rousseauniana y se acaba diciendo que lo único sensato es retornar a la feliz condición del buen salvaje. No es el caso, por supuesto, pero, quiérase o no, algo de eso resuena en las tesis actuales sobre el decrecimiento. Siete mil millones de habitantes, todos con legítimas rising expectations, no caben en un Walden. Marx y Engels, en su manifiesto, escribieron (Marx, en realidad), las páginas más entusiásticas sobre la fuerza y el progreso del capitalismo, cuya capacidad de desarrollo es tan grande que padecerá de crisis de sobreproducción hasta la final. Es un punto de vista más equilibrado, aunque quizá no pueda ya valorarse como tal a la vista del fracaso de sus predicciones sustitutorias. Hoy no tenemos Blueprints que contraponer al capitalismo y solo nos queda esperar que las mismas fuerzas ciegas que empujan el sistema al hundimiento permitan encontrar las soluciones que garanticen la supervivencia. En el fondo, nada nuevo bajo el sol. La humanidad siempre ha sobrevivido a base de encontrar solución a los problemas que amenazan su supervivencia, generalmente causados por la acción de ella misma.  

A eso se dedica la segunda parte del libro que es un prontuario para la acción. El último desastre impuesto por un capitalismo depredador, inhumano, injusto, es la globalización (p. 76). Aunque filósofo, Orozco tiene los pies en la tierra y camina como todos, hablando pestes de la globalización pero acomodándose a ella porque es inevitable y tratando de usarla con la astucia y la inteligencia con que los maestros de las artes marciales nos aconsejan valernos de la fuerza ciega del enemigo en nuestro provecho. Es lo mismo que la navegación a vela.
 
El remedio de Orozco es arrebatar el poder a los ricos a nivel planetario a través de la revolución democrática mundial. Es una perspectiva cosmopolita que suena a música celestial en los oídos de los politólogos de tradición que los realistas políticos llaman con cierto desdén "normativa", al estilo de David Held, que lleva años bregando con la propuesta de un gobierno democrático universal. Hacer realidad la cosmópolis republicana kantiana. Y la insistencia en la forma democrática es aquí crucial. Orozco piensa en una revolución democrática en todos los órdenes y especialmente en la gestión de los sistemas políticos, salud, educación, derechos políticos, sociales, laborales, justicia, paz y seguridad y economías sostenibles (pp. 100/108). Un programa completo. El recientemente fallecido Rudolph Rummel, fundador de la teoría de la pax democratica, estará batiendo palmas de alegría en el más allá al ver cómo se difunde su concepción, basada en un enunciado estadístico que él da por apodíctico: que las democracias entre sí no guerrean. Si quieres la paz, democratízate.
 
¿Y cómo llegamos a esta situación, cómo encaramos un futuro vestido de democracia mundial? ( p. 123). Pues a través de la utopía. Llegado aquí, Palinuro confiesa su simpatía abierta por el autor, pues el pensamiento utópico le es muy caro. En el fondo, las utopías también son como manifiestos. Algunas dieron forma a movimientos políticos y sociales de cierta repercusión: los falansterios de Fourier, los icarianos de Cabet, los saintsimonianos, los "nacionalistas" de Bellamy, etc. Las utopías son literatura política de acción. Incluso las distopias de los siglos XX y XXI, cuando el concepto ha vuelto a ser reivindicado en los discursos revolucionarios. Erik Olin Wright habla de "utopías reales". Orozco, de "utopía necesaria". Hasta el punto de identificarlo con el Principio Esperanza, de Bloch, con el que Orozco cierra su obra, que presentaremos hoy.
 
Librería Rafael Alberti, c/ Tutor, 57. Metro Argüelles. Hora: 19:00.  

divendres, 12 de juny del 2015

Censura.


Un mando intermedio en la escala jerárquica de Radio Nacional da la orden conminatoria: No se abre el boletín con la muerte de Pedro Zerolo y ha habido una especie de plante de la redacción. Censura y uso partidista de los medios públicos. Y con malos modos. Tan crispado ambiente de fin d'époque depara momentos tan delirantes como este en que un sectario carga contra un difunto. Por cierto, qué grande era Pedro Zerolo que hasta muerto lo persiguen las sabandijas.
 
Eso de los malos modos es tan clamoroso que la directora de Informativos de la cadena pública de Castilla La Mancha, Victoria Vigón, tiene abierto un expediente en la Dirección General de la Inspección de Trabajo por “trato degradante y vejatorio” al personal de la casa. Es decir, por andar insultando a los subordinados por los pasillos. El director general de esta cadena de agitprop, Nacho Villa, un comisario político tan feo por fuera como por dentro,  arremete contra el mensajero y quiere acallar a El Plural, que es el que informó del expediente y de sus circunstancias, del más recio casticismo de la derecha, a base de insultar a los trabajadores.

La censura está implantada desde el comienzo del mandato de Rajoy. Este empezó nombrando director de RTVE a un fiel militante de su partido con el desastroso resultado de todos conocido, en cuestión de audiencia, hoy por debajo de las dos competidoras privadas mayores. Aun así, debe de parecerle poco y ha nombrado en el cargo al antiguo director general de Telemadrid, de forma que el hundimiento definitivo de RTVE está ya garantizado. Entre tanto, este director general se pavonea en sede parlamentaria de ser votante del PP. Escolar publica un artículo, explicando que no solamente es votante del PP, sino que ha cobrado de la caja B de Bárcenas, está a sueldo del partido y miente en nombre del partido. Brillante.

La Ley Mordaza recibe ese sobrenombre por ser de represión y censura. Y censura gráfica. Está prohibido fotografiar a los policías en plena faena; ahora también está prohibido fotografiar detenidos. En unos días se prohibirá fotografiar monumentos como la estatua esa del Comandante Franco en Melilla en torno a la cual se inmortaliza un grupo de guardias civiles como muestra de su espíritu democrático. La censura está en el espíritu de estos gobernantes. Hace poco el ministro de Justicia (sic), Catalá (nuevo sic), insinuaba la posibilidad de establecer una especie de censura previa en la prensa. Tuvo que recoger velas cuando le hicieron ver que insinuaba un disparate.
 
Les gusta la censura. Les gusta el silencio. Que nadie diga nada. Añoran la dictadura. Que no se hable de política. De política solo habla el gobierno. Para no decir nada. Ejemplos paradigmáticos, los alegatos de Rajoy en los que jamás dice algo concreto. O para llevar el debate a la corrala, como hace la show-woman Aguirre. O para provocar a la sana razón, como los dislates de Cospedal. O para hacer reír a la tropa, como las tonterías de Floriano.
 
Ese es el discurso que debe prevalecer y, para ello, es preciso censurar los demás, acallarlos, para acabar con el martilleo de las televisiones sobre la corrupción. No acabar con la corrupción, entiéndase, sino con su martilleo.
 
¿Y qué me dicen de la ampliación de la querella contra Mas por los presuntos delitos de amenazas y coacciones, además de los de desobediencia, malversación de fondos y prevaricación? El objetivo manifiesto es inhabilitar al presidente y, en consecuencia, truncar la posibilidad de unas elecciones plebiscitarias. El objetivo de fondo es acallar, silenciar a un pueblo.
 
(La imagen es una foto de Pedro Zerolo en la rueda de prensa previa al pleno de septiembre de 2013 en Wikipedia, bajo licencia Creative Commons).

dimarts, 9 de juny del 2015

Palinuro, hablando hoy sobre seres humanos artificiales.

Sí, ni más ni menos. En el Centro de Estudios Políticos  y  Constitucionales (Plaza de la Marina Española, 9, Madrid), sobre las 12:00 del mediodía. Se preguntarán ustedes cómo sea posible tratar tema tan extraño en el marco adusto del CEPC. Muy sencillo: han organizado un seminario con el título: Pescadores, peces y anzuelos, el long tail político del Big Data o, sea, para entendernos, ciberpolítica o política e internet que, ya se sabe, es una pasión de Palinuro. Todo eso de "internet cambiará la política, las elecciones, los partidos, la democracia", según unos; o "internet no sirve para nada, no cambia nada, los ciberactivistas ni pintan un pimiento", según otros. Asunto apasionante.
 
Palinuro, además, leyó mal el título y, donde dice "long tail", leyó "long trail". Y no sé, francamente y con toda humildad, creo que lo divertido de la minería de datos es su "long trail" y no su "long tail". Pero la empresa es ajena y los organizadores la bautizan como quieren. Hacen bien. En lo que quizá no hagan tan bien es en invitar a Palinuro que se puso muy nervioso cuando vio lo de los "big data" y  empezó a ver algoritmos, IPs y otras piezas de los analytics caminando por el pasillo. Por fortuna recibió a tiempo el programa y en él pudo ver cómo gente de categoría iba a hablar de temas altamente especulativos, casi teológicos, como la creación de seres humanos por seres humanos fuera del procedimiento científico habitual de la cigüeña de París y ya se animó algo más.
 
Por eso preparó una pequeña pwp sobre el tema San Miguel contra el Golem o la Babel interior", con intención de dar un repaso a esta constante del espíritu humano de ver si consigue igualarse a Dios o acercarse a él, aunque sea modelando algo tan imperfecto y arcilloso como un ser humano. Al terminar, pensó que el título no era justo, pues debiera llamarse San Miguel contra Matrix o la Babel interior, pero ya era tarde para cambiar, pues el programa estaba impreso. Pero queda claro: hablaremos de robots, cyborgs, androides, clones, entre otras criaturas que tratan de franquear la barrera entre el sueño y la realidad y también de smart mobs como entes no programados pero autopoiéticos.
 
Todo el mundo bienvenido al seminario, sobre todo si quiere saber por qué Matrix ha sustituido al Golem.

diumenge, 7 de juny del 2015

Enhorabuena al Barça.

Palinuro no es de ningún equipo, ni siquiera aficionado al fútbol, del que no sabe nada. No asiste a partidos ni los mira por la tele. Ignora todo del futbol, como de muchos otros deportes de los que también lo ignoran todo la mayoría de los aficionados al balompié. En realidad, la diferencia entre aquellos y este es cuantitativa: la enorme cantidad de gente y dinero que mueve. Eso sí que es una transnacional y con una cúpula corrupta, según parece, como corresponde. Gente, dinero... y pasiones políticas.

Insignes tratadistas han indagado en las relaciones entre el fútbol y las más diversas aficiones espirituales del ser humano. El fútbol y la literatura, el fútbol y la música, la pintura, la filosofía y, por supuesto, la política. La política se lleva la parte del león. Y aquí hay verdaderos gramáticos capaces de enjaretarte varias teóricas sobre la rivalidad entre el Real Madrid-Barça como trasunto de conflictos nacionales de todos conocidos. Sobre la identificación del nacionalismo catalán con lo blaugrana, especialmente si viene acompañado de la estelada y el español con el merengue o los colchoneros madrileños. Testimonio a base de cantidad: los 70.000 silbatos que pitaron el himno nacional español en el Camp Nou hace unas jornadas, lo que ha puesto a los censores del Reino en busca de los delitos que estos pitadores hayan podido cometer. La cosa se encona y se encona. Hasta que alguien recuerda que el fútbol es un deporte, solo un deporte, nada más que un deporte y no hay sacar las cosas de quicio.

Perfecto. Para hacer deporte es preciso no solo estar en forma sino tener un espíritu deportivo. Ayer, el Barça, según la ideología dominante en España, era un equipo español peleando en Berlín para conseguir lo que consiguió: una hazaña solo al alcance de los mejores: Liga, Copa del Rey (piiiiii) y Champions, por quinta vez. Parece un momento excepcional. El gobierno envió a la vicepresidenta y tanto Rajoy, según él gran amante del fútbol, como el Rey hicieron pellas. A lo mejor no querían que los pitaran en italiano o alemán. Pero el espíritu deportivo debió impulsarlos a ir, sobre todo a ellos, que tanto identifican el fútbol con la política y la nación. Qué digo nación, con la gran nación. Y un equipo catalán de esa Cataluña que Rajoy asegura es tan amada de todo español, se proclama champion de Europa, en ausencia del Rey y del presidente del gobierno.

El Rey estaba celebrando lo que El Mundo considera un Sobrio y discreto primer Día de las Fuerzas Armadas de los nuevos Reyes con desfile militar incluido y cazas sobrevolando el cielo de Madrid. En fin. Pero, por la tarde, pudo coger uno de esos cazas y llevarse a Rajoy de paso, a mostrar un poco de elegancia y deportividad en el Olympiastadion, jaleando a los catalanes a los que tanto quieren. Y, si no es por amor, por educación y táctica. Bueno, pero...

Sí, eso, pero. Los televisiones de bares que visité ayer en Madrid y los pueblitos por los que ando los fines de semana,tenían puesto el partido, pero no lo miraba nadie. Ahí hay una quiebra profunda en el amor que los españoles sienten por los catalanes, según las autoridades que, como se ve, lo predican pero no lo practican. Toda la alegría que se respira en Barcelona por la hazaña del Barça se torna indiferencia en Madrid.

Llámenlo como quieran.

Enhorabuena al Barça y a todos sus seguidores de un español que sí quiere a los catalanes, aunque no sea futbolero y siente sus éxitos como propios.

dimarts, 2 de juny del 2015

Entre pitos y flautas.

70.000 silbatos pitando a pleno pulmón de los hinchas, que suelen tenerlos poderosos, deben de ser atronadores, sí. Pero algunas reacciones están siéndolo más y, contra todo sentido común, tienden a agravar la cuestión, ahondar el enfrentamiento, reavivar las dos Españas.

El Rey soportó impertérrito la silbatada. No es mucho mérito pues tampoco podía hacer gran cosa. No podía marcharse y tampoco hacer la peineta a 70.000 aficionados como en su día hiciera su padre a los abertzales en una histórica jornada en Gernika. Solo podía aguantar a pie firme, impasible el ademán. Recientemente he leído que la Corona es la única institución del Estado que roza el aprobado si no lo ha alcanzado ya. Con este tipo de gallardías frente a la adversidad ciega, es probable que alcance el notable en España. Otra cosa será en Cataluña, aunque tampoco allí la imperturbabilidad del monarca habrá caído del todo mal. Es función del Rey, según la Constitución, arbitrar y moderar el funcionamiento de las instituciones y poco podrá moderar quien no sea capaz de moderarse a sí mismo.
Distinto es el juicio que en España despierta la sonrisa de Mas. Los nacionalistas españoles ven en ella el taimado rictus del traidor antiespañol que tenía el silbato guardado en el bolsillo. Los nacionalistas catalanes la interpretan como la contenida manifestación del orgullo de un dirigente que, en efecto, por prudencia, guarda el silbato en el bolsillo. De no ser estéticamente desmesurado se diría que es una sonrisa tan interpretable como la de la Gioconda.

Es la sonrisa que esboza (las sonrisas siempre se esbozan) cualquiera que vea cómo este gobierno es tan incompetente que se obstina en meterse en problemas de los que no sabe salir si no es dando manotazos y haciendo más el ridículo. Desde la última pitada ha tenido, creo, doce meses para buscar una solución o cuando menos mitigar una escandalera a la que dan tanta importancia pues lo consideran algo trascendental.
 
No estoy seguro que los ruidos que emiten las gradas digamos "normales" sean mejores que una estruendosa pitada. Es posible que la unidad  le preste cierta concordancia porque los ruidos que se oyen cuando no hay ganas de fastidiar suelen ser aun más desagradables. Solo recordar esas bocinas de no sé dónde pone la piel de gallina.
 
Por lo demás, la indignada reacción de quienes ven atentado a los sagrados símbolos de la patria contrasta con la endeblez de sus fundamentos. Según parece hay jurisprudencia que considera las pitadas al himno y/o bandera formas de la libertad de expresión. Además, los mismos que ahora berrean que aquí hay traición y hasta blasfemia (los nacionalcatólicos no distinguen bien entre ambas) decían hace unos años que pitar a Zapatero era libertad de expresión de gente que estaba harta de él. Otrosí, Zapatero no es el himno ni la bandera, aunque a veces lo parezca. Nada, nada, estas monstruosidades no pueden quedar sin el condigno castigo.
 
Y ¿cuál es el condigno castigo? Pues, según parece, La Comisión Permanente de la Comisión Estatal contra la Violencia, el Racismo, la Xenofobia y la Intolerancia en el Deporte ha decidido abrir expediente informativo a los reponsables de la silbatina y dar traslado de las pruebas a la Fiscalía para instar acción sancionadora. Por lo que se deduce, será administrativa.
 
Es decir, la traición a la patria, el ultraje a sus sagrados símbolos, se resuelve con una multa de nada. Esto no es serio, señores. No dirá Palinuro que las autoridades deban proceder como esos tuiteros que piden bombardear el Camp Nou para exterminar a los "putos nacionalistas". Parece algo excesivo, aunque no tanto como exterminar a los "putos chinos". Pero ya es extraño que ningún ministro haya propuesto una reforma legal que permita encarcelar a quienes estén en posesión de silbatos calientes en esas ocasiones. Siempre será más humano y magnánimo que pasarlos por las armas.

divendres, 22 de maig del 2015

La Iglesia topa con la Iglesia.


¡Cómo está el rebaño! Según parece, las autoridades españolas, con el ministro Fernández Díaz a la cabeza, se quejan al Vaticano de las dos monjas Lucía Caram, dominica y Teresa Forcades, benedictina. Ambas son dos activistas muy conocidas, muy mediáticas, ambas de izquierda y ambas independentistas. ¡Cómo no van a protestar estos gobernantes nacionalcatólicos! En otras épocas de más acendrada fe las dos estarían ahora confesando sus entendimientos con el diablo entre salvíficas torturas de la Santa Inquisición. Pero vivimos tiempos de descreimiento general y es preciso contentarse con protestas epistolares al Nuncio, al dicasterio correspondiente, la Congregación para los Institutos de Vida Consagrada, regido por un español por cierto, y enfurruñadas declaraciones en los medios.

Cualquiera pensaría que los gobernantes españoles no acaban de aclararse. ¿Está mal que el clero se meta en política? Y ¿qué hacen todos los días Rouco, Reig, Cañizares y la docena y media de prelados de rompe y rasga del nacionatolicismo? Política y más política: contra el aborto, el matrimonio homosexual, por la conservación de los privilegios de la Iglesia (en el fondo, un Estado dentro del Estado), por la implantación de la enseñanza de la religión. Pura política. ¿Qué hace el ministro Fernández Díaz cuando condecora vírgenes con medallas de la policía o manda guardias civiles de peregrinación a Lourdes? Hace religión, pura religión. Religión y política es lo mismo para los nacionalcatólicos. ¿Qué les molesta del activismo de las dos monjas? Que no es su política. Además les molessta, y mucho, que sean mujeres. Mujeres, monjas católicas. Es extraño que el obispo Reig, el que la tiene tomada con los gays, no les haya sugerido que vayan a consultar con un exorcista.

Aunque no haya Inquisición, la derecha suspira porque se reprima esta disidencia y aspira a que suceda. Pero el asunto es más complicado de lo que parece. Obligar a las dos monjas a exclaustrarse puede ser un disparate en la medida en que crea dos mártires y realimenta el movimiento que se quiere sofocar. Dos monjas expulsadas de sus respectivas órdenes era lo que necesitaba el movimiento soberanista para presentarse como completamente transversal. Si habrá encarnado en la sociedad civil el ánimo independentista que hasta las monjas se adhieren a él. A la próxima Diada pueden apuntarse congregaciones enteras cantando loores a la Moreneta. Tampoco pinta bien en las relaciones personales. El Papa es argentino, como Caram y se entenderán bien. Y Forcades es una autoridad con prestigio internacional. No es fácil decir a estas dos siervas de Dios que se hagan laicas en un país en el que los curas pueden celebrar misas en presencia de banderas con el escudo del franquismo.

Dominica y benedictina tenían que ser. Las dos órdenes de más antiguo trato con el saber y el pensamiento. Y lo cierto es que exponen su punto de vista con una sencillez y una claridad doctrinal asombrosas. Dice Caram que ella no tiene por qué guiarse por lo que diga el ministro o el gobierno, sino por el Evangelio. Y en el Evangelio no hay nada sobre si se debe ser nacionalista español o catalán. Le guste o no al ministro, la religión que dice profesar es universal, no reconoce fronteras. Y el nacionalcatolicismo es un disparate, una contradicción en los términos que ha llevado este país al desastre.

dilluns, 18 de maig del 2015

Gracias, Pilar.



El bueno de Palinuro está tan poco acostumbrado a que alguien hable bien de él en la prensa que, cuando eso sucede, se pone como unas castañuelas. He aquí el artículo que publicaba ayer Pilar en La Vanguardia y que nunca le agradeceré bastante. Antes se hizo cargo de la presentación del libro junto con Alfred Bosch en el Ateneu barcelonès. Compartimos un buen momento con Carme Forcadell y Muriel Casals, dos mujeres admirables.

El libro de que aquí se habla es un largo lamento por la España que no pudo ser. Bueno, dirán ustedes, y ¿qué tiene eso de nuevo? ¿No es llorar escribir en España? ¿No es la jeremiada por la decadencia el motivo del pensar español? ¿No están las librerías y bibliotecas llenas de esos lamentos? ¿No adoran los españoles hurgar en la llaga abierta de su mal avenida historia y su problemática conciencia nacional?

Pues sí, es cierto. La desnacionalización de España es un escalón más en el descenso (o ascenso, según cómo se mire) hacia el infierno propio que nos hemos trazado. Pero tiene, o creo que tiene, una novedad: no alimenta falsas esperanzas. Hasta ahora las reflexiones sobre el desastre español tenían como colofón la fe en la llegada de algún tipo de remedio. Sí, España es un desastre, pero dejad que llegue la Ilustración; sí es un desastre, pero dejad que llegue el positivismo; que llegue la industrialización; que llegue Europa; la educación; la democracia.

La Ilustración, el positivismo, la industrialización, Europa, la educación, la democracia llegaron y sigue habiendo dos Españas. La impositiva, autoritaria, chulesca, nacionalcatólica, la del andrajo imperial, que habla a voces, humilla lo distinto y reprime la libertad. Y la liberal, tolerante, plural, pero acobardada, acallada, sumisa y, en el fondo, cómplice de la otra.
 
Y nada más. Se ha acabado. Ya no cabe esperar más advenimientos milagrosos o salvíficos que corrijan el rumbo al desastre como no sea, precisamente, la posibilidad de la independencia de Cataluña. Es una ironía de la historia que, para constituir una nación española en la que quepamos todos haya que empezar por desnacionalizar lo que hay.

dissabte, 2 de maig del 2015

Quedarse en tierra.


José Ignacio Torreblanca (2015) Asaltar los cielos. Podemos o la política después de la crisis. Barcelona: Debate. ( 217 págs.)
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Tengo la convicción de que los libros de ensayo y divulgación y también los académicos, debieran traer información personal sobre el autor o autores. Hay infinidad de textos que se leerían y comprenderían mejor si los lectores supieran algo más de la vida y peripecia personal de quienes los han  redactado.

En paralelo, sostengo igualmente que todo crítico debiera siempre aclarar cuáles son sus relaciones personales con el autor del libro o del material criticado. El lector tiene derecho a saber si entre el autor y el crítico hay relaciones que pudieran condicionar el juicio de este para bien o para mal. Debe saber si el crítico es amigo o enemigo del criticado. Más que nada para que no haya engaño porque, así como se dan afectos que llevan a algunos a hablar bien de sus colegas, hay odios que explican por qué a veces alguien se toma el trabajo de escribir una diatriba contra alguien.

Por eso, cumplo con mi deber avisando de que soy amigo del autor de esta obra. Amigo y colega. Amigo, colega y compañero de pasillo en la Universidad. Vamos, que no somos parientes pero debemos estar en un grado cuatro o así de la cadena de Watts. Todo eso no obnubilará mi juicio de forma que del autor podré decir lo que, según parece, dijo Aristóteles alguna vez de Platón. Salvando todas las casi infinitas distancias, especialmente en mi caso.
 
Torreblanca se ha atrevido con un asunto de obvia actualidad, de los que atraen la atención de los periodistas, pero mucho menos de los académicos a quienes no agrada gran cosa hablar de conflictos y de gentes vivas. Al contrario, como a los historiadores, les gusta que lleven muertas mucho tiempo; cuanto más, mejor. Así no hay problema de que los desmientan. Con este tipo de ensayos, sin embargo, de política contemporánea y una perspectiva que los historiadores franceses llaman événementielle, la posibilidad de que, según se seca la tinta del manuscrito, uno de tus objetos de estudio decida cambiar de actitud, de opinión política y hasta de confesión religiosa, y se ponga a hacer lo contrario de lo que hacía es alta. Y se ha dado. Cuando comencé a leer el libro de Torreblanca, Podemos estaba dirigido por el triunvirato de Iglesias, Errejón y Monedero. Al terminarlo, tres días después, Monedero había causado baja. Por la misma razón, al comenzar esta crónica, Podemos tiene una determinada expectativa de apoyo electoral. Al terminarla, puede tener otra.

A cambio de la contingencia del objeto, Torreblanca aporta oficio, categoría, distanciamiento y preparación más que suficiente para abordarlo. Añadamos que este comparte con el autor datos esenciales vitales: los creadores de Podemos son politólogos, como el autor y son profesores también como el autor y, como el autor, son jóvenes, están en la treintena y comparten condición generacional, asunto ese muy importante en la autoimagen de Podemos que, en buena medida, se ve como un relevo generacional de la vieja casta política. Quizá por ello haya saltado Monedero: él no es de esa generación, sino de otra anterior. En todo caso, quien lea el libro estará leyendo uno de los mejores análisis que se han escrito sobre el asunto.

El origen de Podemos es el movimiento indignado del 15M, nace en medio de la crisis, tiene un componente generacional ya mencionado y moviliza un voto abstencionista y desafecto (p.38). Su lucha es contra el bipartidismo heredado de la Transición (p. 43). Cierto. Hoy todo el mundo habla del bipartidismo. Ganas me entran de sacarme la espina de los años 80 y 90 cuando, al definir el sistema español de partidos hablé de bipartidismo, ganándome la oposición de la inmensa mayoría de mis colegas que veían muchos partidos, al parecer, en donde yo solo veía dos y medio. No merece la pena.

Torreblanca sitúa los afanes teóricos de nuestros protagonistas en el universo comunista ("los buenos bolcheviques" los llama) y analiza con acierto los meandros por los que han conseguido (o creído conseguir, diría yo) una oferta teórica hecha con retales de Gramsci, el eurocomunismo, Negri, Laclau el inmarcesible ejemplo del compañero Chávez, para retornar al Gramsci de lo "nacional-popular" (p. 77).

El grupo del que surge Podemos, Contrapoder, es un producto de la actividad y la reflexión del citado triunvirato basado a su vez en otros tres puntos de apoyo: la Facultad de Políticas de la Complutense, Latinoamérica y los platós televisivos (p. 84). Tiene su enjundia esta topología. Andando (poco) tiempo Podemos se dotaría de un endoesqueleto a partir de Izquierda Anticapitalista, más o menos dirigida por Jaime Pastor, profesor a su vez de la Facultad de Políticas de la UNED,  también compañero mío de pasillo, con lo cual la cosa iba a de facultad a facultad, pero quedaba bastante en casa.

Sobre Latinoamérica tendría este crítico mucho que decir, pero no es el lugar. Periódicamente, la mala conciencia de los europeos, especialmente los españoles, con el Nuevo Mundo, los hace imitar como si fueran hallazgos, movimientos y/o ideas de marchamo latinoamericano sin percatarse de que no suelen ser sino reelaboraciones de otras europeas. Y, claro, al importarlas en el viejo continente, fracasan por revenidas. Sucedió en los años 70/80 de siglo XX cuando algunos quisieron importar en Europa movimientos armados al estilo de los Tupamaros en Alemania, Italia, España. Un fracaso. Como fracaso garantizado es el chavismo, el castrismo, el bolivarianismo y resto de los populismos latinoamericanos. Por mucho Laclau que se invoque, Europa ya tiene sus propios populismos para fracasar a su modo

Los platós televisivos son aquí especialmente importantes y así lo señala Torreblanca. Podemos sabe lo que un amargado Monedero confesaría luego de escrito el libro: vale más un minuto de la TV que los debates de los círculos o el programa o lo que sea. Pues sí, así es. Tampoco hace falta ser un lince para ver que la TV es el soma huxleyano. En eso estamos de acuerdo todos y Podemos no es especialmente original. La explicación de su fulminante éxito no es el asalto a la TV (el único cielo que los de Podemos han asaltado) sino el carisma del asaltador. Ese es el núcleo de a cuestión: Podemos es Pablo Iglesias en la tele. Nada más. El resto es aleatorio.

Con lo que gusta el cine a Iglesias, es extraño que nadie haya señalado algo obvio. Podemos es el nombre de un nuevo producto del star system a lo Hollywood que, en el viejo continente, siempre más circunspecto, llamamos "hiperliderazgo" (Torreblanca lo hace) o, más dentro de la tradición comunista en la que el movimiento se inscribe, "culto a la personalidad" (lo hace Ekaizer en un artículo de El País) o un poco más a lo Palinuro o sea, a la pata la llana, caudillismo. Lo que mueve la simpatía, la ilusión, el voto de la gente (que es lo que importa) es la telegenia de Iglesias, su gancho personal, su tirón. Y, cuando le han puesto enfrente otro igual que él o quizá mejor parecido, Rivera, el tirón de Podemos se ha visto demediado. Al galán le ha salido un contragalán.

El libro trata los orígenes ideológicos del triunvirato, sobre todo de Iglesias, que se encuentran en el mentado comunismo (p. 129), y expone con elegancia las difíciles relaciones entre los neocomunistas de Podemos y la vieja IU, a la que dejó tiritando (p. 113). Ciertamente, se considera la indiferencia de Podemos hacia el cleavage tradicional de izquierda y derecha (p. 121) y la elegancia expositiva se convierte en un acto de caridad pues el autor renuncia a sacar punta el cómico hecho de que el discurso sobre la inutilidad de la izquierda y la derecha se haga desde una organización, Podemos, cuya columna vertebral se llamaba mirabile dictu "Izquierda anticapitalista" (p. 130).

Dedica el autor un capítulo a dos asuntos conexos y centrales en la oferta de Podemos: el populismo y el nacionalismo. Respecto al primero, el intento de clarificarlo tropieza con la endemoniada maraña de un concepto que no es otra cosa que un cajón de sastre de restos de otras tipologías y que, en consecuencia, no sirve para nada, excepto para lucir conocimientos historiográficos sobre oscuros conflictos en tierras lejanas y quizá para insultar a los contertulios en las cercanas. Torreblanca, aséptico, concede a Podemos el beneficio de la duda y admite que quizá se trate de un "populismo 3.0" (p. 145). Espero que el libro tenga posteriores ediciones actualizadas para ver cómo llegamos al populismo 7.0 con el mismo grado de eficacia.

Lo de la nación es otro asunto. Hay en Podemos un anhelo de nacionalismo español soberanista al estilo de los sanos caudillos latinoamericanos. Pero en España ese nacionalismo tropieza con dos inconvenientes: 1º) el monopolio franquista y derechista de la tendencia que hace todo nacionalismo español sospechoso de fascismo y con razón; 2º) la existencia de nacionalismos periféricos no españoles con los que Podemos no se siente nada cómodo porque, en el fondo, le gustaría unir a todos los íberos en un común amor a la Patria gramsciana de orden "nacional popular".

Luego de dar unas pinceladas más sobre el carácter inherentemente comunista de los planteamientos de Pablo Iglesias, recuerda Torreblanca y cita ad pedem litterae al dirigente de Podemos en una expresión tradicionalmente típica de casuismo jesuítico y de la mentalidad comunista/leninista: supeditar la ética a los resultados y los medios a los fines (187). Esto explica a su vez por qué un paleocomunista como Anguita aprecia en Pablo Iglesias la condición de ser "un sabio adaptador de Lenin a las circunstancias actuales" (p. 188).  Igual que, según Stalin, Lenin había sido no menos sabio adaptador de Marx a las circunstancias actuales de otra actualidad. Vamos, que así como el leninismo era el marxismo de la época imperialista, Podemos es el leninismo de la época de la telegenia globalizada.

O sea, hay que ir a buscar la originalidad de Podemos entre los glosadores de Lenin. Para ese viaje no hacían falta alforjas. Torreblanca concluye su libro interrogándose por el futuro y planteando cuatro posibilidades: 1ª) PP y PSOE se equivocan y Podemos acierta; 2ª) PP y PSOE aciertan y Podemos fracasa; 3ª) PP y PSOE fracasan y Podemos también; 4ª) PP y PSOE se renuevan y Podemos es fuerte (pp. 196-198). Él otorga mayor verosimilitud a la tercera posibilidad (p. 200), pero no se lo tomaremos en cuenta dada la volatilidad del escenario electoral y la volubilidad en el horizonte de las decisiones de los electores. Bastante ha hecho con exponer de modo claro, imparcial y riguroso un fenómeno que a punto ha estado de alterar el sistema político español.

Pero no será así. Ni los cielos van a sufrir asalto alguno ni José Ignacio Torreblanca tendrá que escribir otros Diez días que conmovieron el mundo.

diumenge, 26 d’abril del 2015

La mentira y la mala fe en política.

Suele decirse que una buena campaña de comunicación política es aquella que consigue transmitir de modo rápido, sencillo, claro y masivo el mensaje del candidato o candidatos, cuando el electorado capta el contenido de su discurso, la verdad de sus intenciones y no hay confusión ni enredo. Los mejores asesores de comunicación (esos pájaros que reclaman siempre para sí los créditos de la victoria y desaparecen misteriosamente en la derrota) son los que consiguen convencer a la gente de la sinceridad y la veracidad de quien les paga.

Mentira. Eso es lo que dicen, pero no lo que hacen

La mejor comunicación política -una actividad en la que el embuste es consubstancial a casi todos los discursos- es la que vende como verdad una mentira, la que mejor oculta las auténticas intenciones de los candidatos, la que los ayuda a engañar a la gente, a falsear sus propósitos y tergiversar sus términos. Gana el que más miente.

Tómese un ejemplo cercano y sencillo: ¿cuántos de los partidos que se presentan a las elecciones del 24 de mayo reflejan en sus nombres, títulos, marcas o siglas sus programas o intenciones? Solo dos y medio: el Partido Socialista Obrero Español, el Partido Nacionalista Vasco y, en parte (por eso lo considero medio) Esquerra Republicana de Catalunya. Curiosamente, tres de los cuatro partidos más antiguos del país. El otro, el Partido Comunista de España, que yo sepa, no se presenta a las elecciones bajo sus propias siglas, sino camuflado con otras.

Para la sana mentalidad burguesa reformada, la base del negocio comercial es que las marcas digan la verdad, no engañen ni confundan con malas artes y peor fe la confianza de los clientes y consumidores. ¿Qué sucede en España hoy? Que salvas las dos excepciones y media citadas, todas las ofertas, partidos, coaliciones que se presentan a las elecciones, tratan de engañar, de mentir a la gente, de presentarse como lo que no son. Los ejemplos:

El partido popular lleva su afición al embuste y la patraña al extremo de que, al principio, ni siquiera se llamaba "partido", término que horrorizaba a los franquistas que lo fundaron. Así se llamaron "Alianza", que trae siempre buenas connotaciones a la derecha, al estilo de la "Santa Alianza". Viendo que con esta triquiñuela no ganaba elecciones aceptó ser partido y, como adjetivo, "popular". Exactamente ¿qué quiere decir "popular"? Nada, cosa que sus miembros saben de sobra. Es un truco populista de cuarta regional que no puede ocultar el ridículo de que siga llamándose "popular"un partido que no tiene nada de popular. El éxito, sin embargo, de la campaña de comunicación, es decir, de embustes y mentiras, consiste en convencer a la gente de que es "popular" un partido literalmente cuajado de aristócratas como Aguirre, Morenés, Becerril, etc que, además, de engañar a la gente, la desprecian.

El Partido Socialista Obrero Español no oculta sus señas de identidad ni su título. Cuando menos, no miente. Es más, es tal el éxito de su marca "socialista" que sus adversarios, cuando le niegan esa condición, lo que hacen es reprocharle haber traicionado el significado del término,  no ser verdaderamente socialista, atributo que se autoadjudican con desparpajo, pero sin motivo porque, se pongan como se pongan la marca será siempre del que la puso en circulación.
 
La izquierda no socialista hoy canta la copla habitual, la de la "traición" al auténtico socialismo, la patraña de redefinir la "izquierda", apropiarse el término y negárselo a los otros. El término "izquierda" sustituye hoy al que verdaderamente la identificaba: el de comunista. En la comunicación política de la antigua constelación comunista, Izquierda Unida en todas sus fracciones, Podemos y demás derivados, la única palabra que no aparece es la de su razón  ser, esto es, el comunismo que, como sabe todo el mundo, no sirve para ganar elecciones. O sea, dicho con claridad, apuestan por mentir y engañar. El intento de llevar la mixtificación al extremo de cuestionar la legitimidad del concepto mismo de izquierda cuando se es de izquierda eleva el propósito embustero y engañador a una demagogia casi neurótica. La propia de burgueses privilegiados apacentando al "pueblo" al que, obviamente, hay que engañar por su bien. E igual que con el Partido Popular, muchos anhelan que, en efecto, los engañen.
 
En Unión, Progreso y Democracia, una historia de éxito seguro, según algunos analistas políticos de ojo clínico qur los dioses les conserven, debido a las connotaciones positivas de los términos, la mentira era la de patas más cortas en toda esta historia: tres conceptos ampulosos para vestir y dotar de dignidad a un proyecto personal de supervivencia de una política, Rosa Díez, que no tenía literalmente nada que decir ni aportar a los problemas de la gente.
 
Ciudadanos es ya quintaesencia misma de la mentira y el engaño, muy al estilo de Podemos. Exactamente, ¿qué deben entender los votantes que propone Ciudadanos? Del nombre no se deduce nada. Igual podrían llamarse Caminantes o Seminaristas. ¿Y qué propugna? En realidad, nada: solo no hacer lo que se ha hecho hasta ahora y hacer lo que no se ha hecho. Puro embeleco 
 
Al lado de este coro de mentiras y falsedades, el Partido Nacionalista Vasco no engaña a nadie. El nacionalismo ha significado muchas cosas a lo largo de tiempo, pero siempre ha sido nacionalismo y el PNV su adalid. No se ha vestido de otra cosa, como Convergència i Unió, cuyo carácter independentista es una manifestación relativamente reciente.
 
La mentira y la mala fe son evidentes. De todos los partidos y formaciones que concurren a las elecciones, todos menos dos y medio, el PSOE, el PNV y, en parte, ERC, se presentan ocultando lo que son, mintiendo y  tratando de hacerse pasar por lo que no son. 
 
Buen momento para los de comunicación política. 

divendres, 20 de març del 2015

¿En dónde está el enemigo?


Uno de los más famosos adagios del maestro de la guerra, Sun Tzu, es el referido a la necesidad de conocer al enemigo y a nosotros mismos. Si nos conocemos a nosotros mas no al enemigo, o conocemos al enemigo mas no a nosotros, o conocemos a los dos o a ninguno de los dos, los resultados serán muy distintos. Sin duda, pero, para conocer al enemigo, primero hay que saber quién es y en donde está.


Como la política tiene bastante de guerra, es recomendable aplicar los apotegmas de Sun Tzu, aunque aquí, por las buenas formas, se habla más de "adversarios". Adversarios o enemigos, lo esencial es identificarlos, saber en dónde están.

Anguita cree que el enemigo es el PSOE. Muchos se indignan. En realidad no hay sino reconocer que el Califa es de piñón fijo. Del PP y de Ciudadanos ni habla. Y quiere tender la mano a Podemos, aunque sin mencionarlos. Cuando son sus verdaderos enemigos. Quizá no subjetivamente porque vienen diciendo lo mismo, pero sí objetivamente desde el momento en que Podemos ha absorbido prácticamente el voto de IU y la ha dejado de subalterna. Mírese al señor Valiente, candidato a alcalde por IU que pudo ser, y a quien ahora Podemos exige prescindir de su militancia si quiere converger con su proyecto.

Podemos, que no habla de IU para no crear más drama en la familia  ni aparecer más involucrado en los cainismos de la "izquierda transformadora", identifica un enemigo mediático, el PP, a cuyo presidente reta Pablo Iglesias a un debate en TV. Contra el que se pertrecha, sin embargo, es el PSOE. Al identificarlo con el régimen del 78, el bipartidismo, la casta, la corrupción y otras lacras, cree hacerle más daño que al PP porque llamar corrupto al PP hoy es redundante, pero decirlo del PSOE, hace mella en un caladero de votos próximo. Sin embargo, su peor enemigo es sobrevenido, uno inesperado y frente al que no tiene discurso, Ciudadanos. Al parecer, la ventana de oportunidad de Podemos era un balcón. Y los nuevos tienen un tirón electoral que los otros han perdido precisamente porque ahora han dejado de ser eso, nuevos, y la gente tiene más en donde elegir, lo cual es bueno. ¿O no?

Para Ciudadanos, los enemigos son a la par PP y PSOE porque configuran esa especie de fresco ya no tan fresco de la Restauración, en el que conviene ir haciendo modificaciones tanto en un lado como en el otro, con pericia, sin ideología, con innovación y responsabilidad. Se presenta así como alternativa a los dos grandes (aunque, de serlo lo es sobre todo del PP) sin necesidad de comprometerse en nada y, de paso, se pone a su nivel. Hábil jugada. Aunque los dos lo atacan, el que más le teme es el que no lo ataca, su verdadero enemigo, Podemos, cuya táctica con Ciudadanos es ignorarlos y ningunearlos. Una táctica errónea en cualquier caso porque, si, en efecto, son unos don nadies, superarlos no tendrá mérito y si no lo son, solo con evidenciarse habrán triunfado.

En el PSOE, el enemigo retórico, oficial y hasta obligado es el PP por tratarse de los dos partidos dinásticos con importantes coincidencias y no menos importantes discrepancias. Es una oposición institucional que el PSOE edulcora cuando puede con pactos de Estado y otras extravagancias. Su enemigo ideológico, el que le riñe la hegemonía en la izquierda a base de empujarlo a la derecha, es Podemos. Su problema es conservar su electorado más izquierdista ahora que el panorama se radicaliza sin perder el del centro izquierda. No es fácil pero, dada la ambigüedad y confusión doctrinal de Podemos, tampoco difícil. Basta con ser claro y creíble; aunque no se sea muy radical.En realidad, el peor enemigo del PSOE es él mismo. Los tres puntos calientes del momento, Cataluña, Madrid y Andalucía, por distintas razones, no invitan al optimismo. Y los tres apuntan a una carencia mayor, que presenta mala cara: el PSOE no tiene un proyecto para España. Cierto, los otros, tampoco, pero eso no reduce un ápice la gravedad de esa ausencia.

De UPyD es poco lo que cabe decirse. No tiene enemigos porque ninguno la considera una amenaza. El amor de Díez a la nación y el Estado, como el de Cordelia a su padre el Rey Lear engañado por sus otras dos hijas, Regan/PP y Goneril/PSOE, no la salva de un triste fin.

Saber quién es el enemigo, en dónde está, no equivocarse, es el primer paso para conocerlo. Pero no cabe olvidar que, como también decía el maestro Sun Tzu, para conocer a tu enemigo tienes que ser tu enemigo. Y eso es bastante difícil. Sobre todo para quienes son incapaces no ya de entender al otro sino incluso de escucharlo.

dijous, 19 de març del 2015

Recordatorio a día de hoy.

El lunes subí este post, anunciando dos conferencias de servidor en Barcelona para hoy. Lo reproduzco aquí para refrescar la noticia, por si alguien no lo vio hace tres días y, sobre todo, porque la técnica básica de la publicidad es la reiteración y el machaque. Pero no haya cuidado. Eso solo es en el departamento de publicidad de la afamada empresa Encuentros Palinuro. En cuanto a los contenidos, son ágiles, variados, nuevos y efervescentes. Reproduzco el texto primero.
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Nunca he tenido muy claro lo de la identidad y la dualidad, por no decir la multiplicidad. Por eso frecuento la tertulia de Luigi Pirandello, en donde suelo encontrar a Italo Calvino y Franz Kafka tomando café y charlando animadamente sobre esa nueva promesa de Paul Auster. Son magos del "yo" que te ayudan a no tomarte muy en serio el tuyo.
 
Es el caso que el proper dijous 19 de març, doy dos conferencias el mismo día en dos lugares distintos pero cercanos de Barcelona. En uno, el centro de la UNED, Av. Río de Janeiro 56-58, a las 17:00, sobre el tema del cartel de la izquierda. La otra, sobre la pervivencia del franquismo en España en la Biblioteca de Singuerlin-Salvador Cabré, Plaça de la Sagrada Familia s/n en Santa Coloma de Gramenet, sobre el tema del cartel de la derecha.
 
Todavía no he conseguido estar en los dos sitios al mismo tiempo, que es lo que mola. Tengo que frecuentar más la tertulia, a ver si aprendo cómo se hace.

Estaré encantado de encontrar a l@s amig@s que quieran asistir y de firmar mi último libro, La desnacionalización de España .

dimecres, 18 de març del 2015

Que la calumnia no salga gratis.

Tenemos que desterrar la calumnia del debate público. No puede ser que la confrontación de ideas sea substituida por el infundio o la difamación y mucho menos que los calumniadores se vayan de rositas con sus infamias.

Al post de ayer sobre este asunto (La enésima calumnia de los GAL), añado hoy estas breves consideraciones con el fin de dejar el asunto bien claro.

Según mis noticias, el calumniador, Enrique González Duro, resulta ser un psiquiatra que va de "rojo", de "antifranquista" y que en su perfil de FB muestra un emblema de La Tuerka. Bien, bien.

Este indeseable dejó dicho en mi FB que yo había sido contertulio de la SER, en donde defendía a capa y espada los GAL. Le respondí que nunca he defendido a los GAL sino al contrario y que jamás fui tertuliano en esa emisora y él insistió en su aseveración. Probablemente es la emisora que él escuchaba. Pero sigue siendo falso que yo haya sido nunca contertulio en la SER, como sabe todo el mundo y, si no, basta con preguntar.

Del reiterado embuste solo cabe colegir dos conclusiones: 1ª) el psiquiatra miente, no escuchaba la SER y trata de engañar a la gente y 2ª) el psiquiatra oye voces en su cabeza, en cuyo caso más vale que vaya pidiendo hora a un colega normal.

Por cada minuto que pasa sin que este individuo presente las pruebas de lo que dice o unas disculpas públicas, más claro queda que es un sinvergüenza.

dimarts, 17 de març del 2015

La enésima calumnia de los GAL.

Ayer, un tal Enrique González Duro se metió en mi muro en Facebook y dejó escrita la calumnia siguiente (tengo captura de pantalla por si alguien quiere verla): “Ramon fue contertulio de la SER donde defendió a capa y espada el GAL” (sic).

Le respondí que es un miserable mentiroso y un sinvergüenza por calumniador y le advertí de que, si insistía, lo bloquearía. Insistió. Lo bloqueé.

Ahora, vamos a los hechos. Jamás he sido contertulio en la SER. Lo fui en Onda Cero. Se dirá que da igual. Contertulio de radio fui. Pero de Onda Cero, de donde, por cierto, me echó Luis del Olmo por orden del gobierno de Aznar. En la SER, jamás. Nunca me quisieron. Da igual y no da igual porque, si uno acusa a otro de un delito (defender a capa y espada los GAL, una organización criminal, es un delito), lo menos que se le puede pedir es veracidad. Salvo que, claro, el acusador sea un calumniador. O sea, un tipo que acusa a otra de un delito sabiendo que es falso. O sea, un delincuente.

Para no ser conceptuado como tal deberá presentar una prueba de que yo haya defendido alguna vez a los GAL. Una sola. Y, por cierto, suficiente para levantar esta otra que aquí aporto: un artículo publicado en el hoy extinto El Independiente el 18 de noviembre de 1988, titulado “GAL, GANE, gatos”, en el que, entre otras cosas, se pedía que se investigara el asunto de los GAL judicialmente, hasta el final, cayera quien cayera.  




Era el año 1988. Todavía no se habían iniciado las acciones judiciales pertinentes. Gobernaban los socialistas y Garzón –que luego sería gran azote del terrorismo de Estado- se presentaría en las listas del PSOE en las elecciones de 1993.
 
1988. En aquellos años, muy pocos se atrevían a escribir en contra de los GAL y menos relacionándolos con el gobierno socialista, salvo en el País Vasco. Al contrario: aun resonaban los aplausos a esta forma de terrorismo de Estado de Pedro J., Ramírez, por entonces gran amigo y compadre de Julio Anguita, esa pareja que después se desgañitó denunciando los GAL. Pero eso fue después.
 
Ignoro en dónde estaba el señor González Duro en 1988 y qué decía, pero si decía o escribía algo en contra de los GAL, me gustaría verlo. Por supuesto, siempre después de ver las pruebas que tiene de que yo los defendiera. Estará el lector de acuerdo en que tiene gracia que uno de los pocos que dio la cara en los años duros en contra de los GAL haya de ver cómo un cuarto de  siglo después llega un difamador a acusarlo de defender lo que atacaba.
 
Esos son los hechos. Ahora vamos a las interpretaciones.
 
Desde luego, jamás defendí los GAL y probado queda que pedí que se investigaran cayera quien cayera. Pero sí defendí al gobierno socialista en la primera mitad de los noventa, cuando comenzó lo que después todo el mundo ha reconocido que fue una conspiración en contra. Paradójicamente también me quedé solo porque, cuando arreció la campaña de la derecha y la izquierda anguitista en contra del “felipismo”, los socialistas, hasta entonces abundantes como las flores en la primavera, desaparecieron de golpe y alguno, especialmente sincero y cobarde, incluso me aconsejó que no me significara mucho, que venían tiempos duros.
 
Por supuesto, mi defensa del gobierno socialista siempre excluyó el terrorismo de Estado y la corrupción, dos lacras del gobierno del PSOE. La prensa de entonces está sembrada de artículos de servidor haciendo esta distinción. Siempre pensé –y sigo pensando- que era mentira que González fuera el Mr. X de los GAL y no hay una sola prueba de ello. Y siempre dije igualmente que, si los socialistas habían organizado el terrorismo de Estado y la corrupción, debían pagarlo con todo el peso de la ley. Pero no quería que, a causa de los GAL o la corrupción, el PSOE fuera substituido por el PP, que fue lo que pasó.
 
No era por entonces, ni lo soy ahora, miembro del PSOE y no pienso que hiciera entonces nada que no debiera hacer un ciudadano de izquierda. Pero, por si hay alguna duda: jamás nadie del PSOE, personal o institucionalmente, me agradeció en público (en privado era otra cosa, había miedo) una defensa obviamente desinteresada. Jamás. Al contrario: cuando todos los valientes socialdemócratas que, a partir de 1993, se escondieron debajo de las piedras, volvieron al poder en 2004, ninguno tuvo un mínimo gesto de reconocimiento. Ni yo lo esperaba. Como tampoco lo espero ahora cuando sigo defendiendo que el PSOE es un partido de izquierda y es injusto y estúpido equipararlo a la derecha. Ni falta que me hace.
 
Pero en este asunto está la explicación de esta calumnia que el tal González Duro reproduce y reitera. Las izquierdas anguitistas, las del “sorpasso”, las visceralmente antisocialistas, no podían soportar que alguien de izquierda defendiera al PSOE, así que fieles a su más acendrada tradición de encanallamiento estalinista, trataron entonces de calumniarme con esta infamia de los GAL, como lo intentan ahora de nuevo porque otra vez me niego a aceptar la estúpida patraña de que el PSOE sea igual al PP, y estos no se andan con chiquitas. Van directos a la calumnia, la acusación falsa, la mentira. Y no van más allá como en tiempos del glorioso camarada Stalin porque no pueden, no porque no quieran.
 
Alguien les ha dicho que se atengan al apotegma de “calumnia, que algo queda”.
 
Pero, a veces, esto es un error y de la calumnia lo único que queda es la basura que vierte el calumniador más estúpido y que solo lo califica a él.