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dilluns, 12 de desembre del 2016

La izquierda está por hacerse


Los editoriales de El País toman siempre partido por una línea política que cabe situar en algún nebuloso lugar entre el neoliberalismo y la socialdemocracia más reaccionaria, estilo Felipe González o Rubalcaba, ambos muy influyentes en el periódico. A veces lo hacen en un estilo tronitoso, en el espíritu de Cebrián, acostumbrado a que todos los auditorios se le prosternen, a veces con veneno disimulado, estilo Rubalcaba o a veces acumulando vulgaridades ramplonas como en esta ocasión. Pero siempre van en contra de la izquierda y, por supuesto de la unidad de esta, fenómeno que el diario considera el peor de todos los males. Probablemente lo único que ponga más de los nervios a estos ideólogos del periódico de PRISA es la idea de la independencia de Cataluña y la República Catalana. Ahí ya, directamente, los plumíferos muerden.

En esta ocasión, de lo que se trata es de meter la hoja del cuchillo en la herida del enfrentamiento entre Errejón e Iglesias, que ambos ocultan con un celo e insistencia que pregonan lo contrario. Como siempre en los partidos. Por cierto, empìeza a ser aburrido el recuento de los factores que prueban hasta qué punto este de Podemos es idéntico a los que pretendía desmantelar: misma mentira sistemática, ocultación, fabulación de realidades internas, propaganda, arbitrariedad en las decisiones, oportunismo y absoluta carencia de principios. E iban a comerse el mundo con promesas salvíficas y milenaristas que han quedado ridículas ante la gris realidad de pasarse los próximos cuatro años calentando el asiento y enfrascados en peleas de hemiciclo que solo interesan a los que opinamos en público.

Pero ese dato es irrelevante. La finalidad del editorial de El País, como dicho más arriba, es ahondar en la fractura de Podemos y apoyar a Errejón a pesar de que hable catalán. Apoyarlo ¿en qué? En la formulación de una línea más abierta, moderna y moderada de la izquierda. Frente ¿a qué o quién? Frente a una visión anquilosada, jerárquica y autoritaria del partido que tiene Iglesias que es una visión leninista. Cuando se ve el partido con los ojos de Lenin (que luego heredó Stalin), se ve del mismo modo todo lo demás: la democracia, la libertad, el debate, etc. La lucha de que habla el editorial de El País, aunque sin mucha idea, es la tradicional en la izquierda entre el socialismo democrático o socialdemocracia y el autoritario o comunismo. Es verdad que, según parece, Iglesias abandonó hace años su militancia comunista y que algunos de sus seguidores no son ni han sido nunca comunistas. Son algo peor, si cabe: compañeros de viaje o tontos útiles. Eso es lo que los lleva a considerar al iluminado Anguita un "referente intelectual".

La finalidad de El País es meridiana: cargarse a Podemos, alimentando las esperanzas de Errejón y los suyos para dejarlos luego en la estacada porque lo que no está dispuesto a admitir es una unión real de la izquierda. Si España fuera un país europeo normal, las broncas y/o desaveniencias internas que hay en los dos partidos de la izquierda podrían resolverse creando un tercero a base de sumar los militantes de izquierda de un PSOE convertido hoy en una banda de usurpadores y los democráticos de un Podemos, anclado en la inopia mental de un comunismo que está tan obsoleto como oculto. 

Pero en ambos casos es preciso que los políticos que podrían tomar la iniciativa de explorar un territorio nuevo y prometedor pierdan el miedo a romper las estúpidas ortodoxias que las burocracias partidistas tejen siempre en su propio interés.

dilluns, 28 de novembre del 2016

Entrevista a Palinuro en "Ara Balears"

Había un resol tremendo y parezco medio cegato, pero no es así. Tengo buena vista.

El título, "El triunfo de la extrema derecha es la derrota de la globalización" está acertadamente escogido. La extrema derecha es nacionalista también extrema, excluyente, nada partidaria del multilateralismo, menos del multiculturalismo y lleva muy mal la globalización. Admito, claro, que esto debe matizarse mucho.

Releyendo la entrevista solo matizaría otra respuesta. A la pregunta de si preveo una legislatura corta respondo "cortísima". Demasiado contundente para un vaticinio. También puede ser larga y, ¿quién sabe? hasta completarse. El inicio augura mucha turbulencia parlamentaria, pero todo dependerá de cómo los actores la gestionen. Teniendo en cuenta que uno de ellos, el PSOE, atraviesa una crisis profunda y otro, Podemos, es novato. Además, en el horizonte está la cuestión catalana, que no sabemos en qué sentido influirá. Así pues, matizada queda la respuesta. Casi me atrevería a decir, anulada. 

El resto de la entrevista está aquí

Sigue la traducción al castellano:

¿Tiene futuro la socialdemocracia?
Por supuesto. Es la doctrina política más rica y más integradora. La prueba es que está en la centralidad política.

¿Hablamos de una socialdemocracia teórica o de lo que tenemos ahora, algo más diluida?
Siempre lo ha sido. Quizás al principio hubo un excesivo optimismo por la parte más radical de la socialdemocracia. Pero el capitalismo probablemente no es superable porque no es un modo de producción que se haya sacado alguien de la cabeza, como le ocurre al comunismo; es una forma natural de organización de las sociedades humanas desde hace cientos de años. Es un sistema muy injusto y requiere reformas y hay un sector de la socialdemocracia que dice que lo que hay que hacer es ordenar el capitalismo, en un sentido de igualdad. Y esto tiene muchísimo futuro porque al capitalismo también le va bien.

Más allá de la socialdemocracia, la izquierda europea está cambiando.
No hay una izquierda europea, hay muchas. El mismo enunciado de izquierda europea te desconcierta un poco porque ... ¿De qué Europa estamos hablando? Hemos tenido la izquierda espartaquista, la revolución alemana, la soviética, 68 ... Ahora mismo, en el Bundestag alemán hay un partido de izquierdas que se llama Die Linke, La Izquierda. Claro, es el eterno problema: los de Podemos también dicen que los del PSOE no son de izquierdas y los de PSOE dicen lo mismo de los comunistas. Creo que las izquierdas europeas están estupendamente. Por otra parte, esta reacción de la derecha, este desbarajuste de la extrema derecha triunfante demuestra el fracaso de la ideología de la globalización. Quién se cargará la globalización serán Le Pen, Trump ... Han puesto en marcha un monstruo y ahora se los comerá porque la globalización es el fin del estado nacional. Nos harán el trabajo.

Sigue habiendo quien reivindica la internacionalización de la izquierda, como Varoufakis. ¿Es un acierto?
Esto es antiquísimo, ya sale al Manifiesto Comunista. La idea era que la clase obrera se internacionaliza, pero finalmente lo que se ha internacionalizado es el capital. Seguimos pensando en los límites de las fronteras de nuestros Estados y esto es un fracaso para la izquierda.

¿Lo que es nuevo es la forma de hacer política, quizás ahora sí que traspasa fronteras y interpela más directamente a la gente?
La ciberpolítica afecta a todos los países. Las redes dan voz a los ciudadanos y obligan a la clase política a actuar en un contexto de constante acción-reacción. Los políticos están en las redes por obligación, como Pedro Sánchez, quien tuitea todos los días. Y claro, cuando uno tuitea se expone a que cualquiera le conteste. Las redes han establecido un diálogo o "multílogo" entre políticos y ciudadanía.

Mencionaba a Pedro Sánchez. ¿Qué ha pasado con él?
Demuestra que alguien stá vivo, que reacciona. Yo lo comparo mucho con la fabula del General della Rovere. Los alemanes están luchando contra la resistencia italiana y matan a su jefe, el general della Rovere. Ven que han metido la pata porque han matado una fuente de información y deciden encontrar a alguien que se le parezca, meterlo en la cárcel y hacer que él dirija la resistencia desde allí para pasarlos información. Hacen el trato con un estafador, que va a la cárcel y poco a poco va viendo que la resistencia tiene una fibra moral muy fuerte. Acaba convirtiéndose en el General della Rovere de verdad y, incluso, se deja fusilar por los alemanes. Esto es lo que le ha pasado a Pedro Sánchez. Entró de la mano de Rubalcaba y cuatro más que querían tapar el camino a Madina, pero se ha ido incorporando al papel del general. Es el momento en que el defenestrado se crece.

De hecho, ya comenzó su campaña hablando de los poderes fácticos la misma semana que le hicieron dimitir
Dijo otras cosas ...! Le preguntaron si Cataluña era una nación y él dijo "sí". Se ha lanzado a una piscina llena de tiburones!

Puede haber un presidente del gobierno que defienda el derecho a la autodeterminación?
Claro. Es lo que pasa, pero no se atreven a decirlo. Es obvio que Cataluña es una nación: el 70% de la población quiere un referéndum y el 50% quiere la independencia. Si no es una nación, qué es, ¿una pedanía?

Sánchez también decía que debería haber pactado con Podemos. ¿Le habría beneficiado?
Sí, pero no era posible. Podemos nunca ha buscado la alianza con el PSOE, sino destruirlo. Y esto es un error.

Hay territorios donde gobiernan juntos, como en Mallorca. Podría funcionar a nivel estatal?
Mientras la cuestión sean peculiaridades locales es posible, pero hay un eje central, que es la concepción leninista que late en el fondo de las propuestas de los dirigentes de Podemos, básicamente el sector que dicen pablista. Ahí hay una idea centralista, bolchevique, jacobina que desde el primer momento vio el PSOE como algo por destruir

Ha criticado abiertamente la figura de Iglesias, ¿es él la gran error?
Si caes mal a la gente cuando le pides el voto, la culpa es tuya y un 50% de la población dice que nunca votaría a Podemos. Pero el error principal está en la misma constitución de Podemos, basada en el oportunismo de tratar de constituirse en los herederos del 15M para luego recuperar el viejo discurso comunista leninista. Además, Podemos es fruto de una casualidad. Si en las primeras elecciones a las que se presentaron no hubieran sido las europeas, no habrían salido. En las europeas hay colegio nacional y la gente vota para fastidiar. Como eran los freakies, los votaron y ellos, a pesar de ser politólogos, acabaron pensando que tienen un soporte que no tienen.

Los ha visto nacer. Fue profesor de Iglesias, Errejón y Monedero. ¿Qué les hizo lanzarse a por las europeas?
La idea de que tanto la izquierda comunista como la socialdemocracia habían fracasado y que ahora venían ellos a dar una respuesta que aún está pendiente. La respuesta podría salir del PSOE. Si Sánchez demuestra tener valor, puede plantear una lucha por las siglas y reorientar el PSOE o formar un partido como Die Linke. Creo que no tiene capacidad, pero se está rodeando de gente que sí la tiene. Hay un aburguesamiento de la socialdemocracia muy claro: falta significarse.

En la última campaña, Podemos se definió como socialdemócrata ...
Sí, pero era una mentira pablista. La socialdemocracia tiene una capacidad para tejer entendimientos en las sociedades que no tienen otras ideologías. Pero no deja de ser una impostura, sobre todo si dices que tu referente intelectual es Anguita.

Politològicament ¿tenía sentido querer crear un movimiento aglutinador y populista, de las clases populares?
Ya estamos con el populismo. Populista era Vera Zasulich, Theodore Roosevelt, Berlusconi, Perón ... ¿Qué tienen en común? Nada. ¿Qué es el populismo? Nada. Un cajón de sastre. Funciona allí donde, como y cuando funciona. No se pueden trasplantar los modelos como quien trasplanta geranios.

¿Prevé una legislatura corta o larga?
Cortísima.

Y ¿qué pasará en las nuevas elecciones?
Depende de cuando se convoquen. Si el PSOE se recompone y lo hace bien (con una secretaría general que dé seguridad y confianza, con un programa claramente de izquierdas ...) veo un resultado bastante aceptable para el PSOE, un estancamiento del PP y un retroceso de Podemos.

¿Volveríamos al bipartidismo?
Nadie quiere salir del bipartidismo. Los de Podemos, que se lo quieren cargar, en realidad quieren cargarse el PSOE y ser ellos la segunda pata del bipartidismo. Pero ¿qué tiene la gente contra el bipartidismo? ¡Hay que ser ignorante! Algunos de los países más importantes del mundo son bipartidistas. En un país multipartidista puedes tener un partido donde todos piensen como el jefe, pero en un país bipartidista tendrás dos partidos que en realidad serán dos conglomerados. La riqueza de las manifestaciones políticas no tiene nada que ver con el número de partidos.

dijous, 24 de novembre del 2016

El héroe dubitativo

Vaya, vaya. El drama del PSOE, ya casi culebrón, da siempre alguna sorpresa. La entrada en campaña de los dos contendientes putativos, Díaz y Sánchez, no ha podido ser más dispar: la de Díaz, planificada, con asesoría de comunicación, apoyo y difusión en los medios, planes de altura para Andalucía, España y Europa. Campaña clásica, doctrinal, en la que no se dice literalmente nada.

Sánchez, que no cuenta con los medios de Díaz, pues es un afuereño al aparato (que controla el acceso institucional a las redes) ha ido más por lo personal, íntimo y sincero. Pero con ideas y ánimo rompedor. Es otro mundo. Los medios lo comparan con don Quijote, por eso de hacerse la carretera. Pero don Quijote estaba armado de una convicción firmísima en la bondad de su propósito. Ni una duda le hizo jamás tomar los gigantes por molinos. Mientras que Sánchez ha mejorado de cabalgadura (ahora tiene coche) pero ha empeorado de ánimo. Duda. Es un héroe dubitativo, como Orestes dudaba si matar a su madre o no; como Hamlet si hacer lo propio con la suya y su amante, asesino de su padre; como Raskolnikov si matar o no a la vieja usurera y es de esperar que nadie vea aquí alusión alguna; como Emanuele Bardone duda entre morir como Emanuele Bardone o como el General della Rovere.Tanto duda que casi parece un antihéroe. Y eso que cuenta con el explícito respaldo de Pérez-Tapias, antaño su adversario y que hoy puede ser el Pílades de Orestes, el Horacio de Hamlet, la mujer a quien Raskolnikov confiesa su crimen, su alter ego.

Aun así, Sánchez duda y quiere pulsar la actitud de la militancia antes de proclamar su candidatura. Eso está bien e indica prudencia y realismo. Pero, para que la militancia tenga alguna actitud que pulsar es preciso ofrecerle algo sobre lo que pronunciarse. Ideas, vamos, propuestas. Y aquí es donde el candidato a candidato debe pararse a pensar y elaborar un discurso (un relato, según se dice hoy) coherente para la mayoría del personal. Esto es, algo armado, congruente, identificable como parte de un proyecto y no consignas aisladas carentes de significado. Eso del proyecto colectivo, que huele a Podemos por la vía asamblearia, hay que dejarlo para el final. Si el pretendiente presenta sus propuestas, ya se animará la gente (o no) a tomar decisiones colectivas. Y si ese programa no es el de una izquierda socialdemócrata reformista de izquierda moderada (que no conservadora) que Palinuro viene proponiendo, sería estupendo conocer cuál es el programa. Sobre todo para que el héroe dubitativo saque de la duda a sus posibles apoyos, que son muchos, a juzgar por lo que se detecta en las redes.

Por cierto, si quieren encontrar un contexto histórico para simbolizar el momento, lo tienen en la sublevación contra el francés de 1808 y la consiguiente guerra de independencia. Las juntas provinciales, negando obediencia al rey, pedían la convocatoria urgente de una Asamblea Nacional o Cortes Constituyentes. Igual que las federaciones y agrupaciones del PSOE, negando obediencia a la Gestora, exigen un Congreso urgente y primarias. Si hay que aconsejar a nuestro dubitativo héroe un modelo por imitar, nadie mejor que Juan Martín Díez, El Empecinado, héroe del momento y notable ejemplo de obstinación hasta el martirio en su lucha contra el invasor y luego contra el absolutismo, que era otra forma de invasor. Pero no llegarán las cosas a esos extremo. Es de suponer que en el PSOE haya la flexibilidad suficiente para apoyar un programa de este tipo frente al acartonado colaboracionismo con la derecha que proponen la actual dirección material e intelectual así como sus grandes focos mediáticos y sus intelectuales orgánicos.

dimarts, 22 de novembre del 2016

Abrirse hacia dentro

Los de Podemos siguen en su imparable deriva hacia el pasado que los llama con ecos de revancha. Ahora se trata de que el binomio Unidos Podemos, incómoda alianza electoral, se funda en un abrazo y un solo partido. IU y Podemos se absorben mutuamente, conservan el nombre, UP, y recuerdan que vienen de la idea de la unidad popular. Puede parecer contradictorio tanto respeto con las bases asamblearias para fundirlo todo en un solo partido que, inevitablemente, se considerará instrumento de tales bases.

La cuenta no está mal pero no cuadra del todo. Disolver IU en Podemos, en función de este espíritu de partido único constituyente presenta dos paradojas. La primera es que la desaparición de IU para evitar los riesgos de la doble militancia obvia el hecho de que, en realidad, ya la hay con las gentes de Anticapitalistas. La segunda es que, según parece, la disolución de IU en Podemos no va acompañada del correspondiente cambio de estado del PCE, al que Garzón, el adalid de la fusión IU-Podemos pertenece. Ese es un asunto siempre pertinente y siempre silenciado. Merece la pena, sin embargo, escuchar la opinión del PCE al respecto, saber qué piensan los comunistas. Si también apoyarían una disolución del PCE en Podemos y, de no ser así, qué actitud adoptarían.

Por mucho que el comunismo "realmente existente" haya fracasado, afortunadamente, los comunistas españoles se niegan a seguir su camino y se obstinan en un comunismo "idealmente inexistente". Pero, mientras llega el milenio, seguirán actuando como un "partido de vanguardia" en una organización de masas, Podemos, al estilo leninista. Así que la conversión de Podemos en un partido único de resonancias bolcheviques, plantea el problema principal: ¿seguirá el PCE como un partido dentro del partido o se disolverá? Mientras eso no esté claro, lo demás son fuegos de artificio.

dilluns, 21 de novembre del 2016

El laberinto del PSOE

Los dioses del Olimpo lanzaron a Teseo Fernández al laberinto del PSOE, a acabar con el izquierdista Minotauro Sánchez. Realizada la faena, Teseo no consigue salir del laberinto y, aunque Ariadna Díaz le dio un hilo, se lo ha cambiado varias veces y él lo ha perdido otras tantas.

La situación del principal partido de la oposición es calamitosa. Como oposición y como partido. El sentido común manda poner témino cuanto antes a este desbarajuste. Pero justamente ese no parece ser el criterio de la junta, sino todo lo contrario: hay que dilatar los tiempos. Nadie sabe quién toma las decisiones en el PSOE, aunque parece que son cosa de dos, Díaz y Fernández, con ocasional intervención de un tercero y el amparo simbólico del gran jarrón parlante.

Todo es confusión. Hay una movilización de la militancia en las redes con exigencia de congreso y primarias ya. Lo que no está claro es su envergadura. Los de El Plural sostienen que no es mucha, por la escasa asistencia a las reuniones. Por eso es bueno que Sánchez inicie ya su cabalgadura por los páramos de España, a ver cuántos apoyos suscita. Pero no solo a su persona sino a la propuesta que traiga, a su programa. Eso es inexcusable. Ese programa tiene que trazar una línea entre el caracter dinástico del PSOE y el ultraizquierdismo de Podemos. Tiene que ser el programa clásico de la socialdemocracia, de izquierda reformista. Y tiene que decir qué se propone reformar. Lo primero de todo, el tabú de que en España haya asuntos de los que no se puede hablar: la monarquía, la Iglesia y la unidad nacional. El relato propio de la izquierda consiste en proponer alternativa republicana a la primera y solución negociada de común acuerdo a las otras dos cuestiones. Por supuesto, se incluye la defensa del Estado del bienestar a ultranza pero con flexibilidad para las transformaciones. La izquierda debe incidir en una reforma contitucional específica, una del título VII entero, que no suele mencionarse, para sustituirlo por una verdadera "constitución económica", en la estela de la de la Constitución de Weimar de 1919 que, en cierto modo, dio origen al derecho del trabajo. Con mayor razón ahora en que el concepto mismo de trabajo está cambiando (y más que lo hará con la robótica) y hay que regular jurídicamente nuevas relaciones laborales que afectan al conjunto de la sociedad civil, al capital y al trabajo.

Ignoro si alguien en el PSOE apostaría por un programa así e ignoro igualmente si Sánchez tiene algo parecido en sus propósitos porque, de momento, estos son desconocidos y solo consisten en espórádicos tuits. Pero lo que tengo claro es que una opción de este tipo, entre el PSOE y Podemos existe y, en el caso de que no se reintegre en su partido (bien porque haya triunfado como variante o porque haya claudicado) podrá ejercer como polo de atracción para la fracción de Podemos que se resiste a la guerra de trincheras con el PSOE. Una hipotética fusión entre la "izquierda" del PSOE y la "derecha" de Podemos es un capítulo de política-ficción o utopía. Pero recuérdese eso tan famoso de que las utopías son verdades prematuras.

diumenge, 20 de novembre del 2016

No se quieren

Entre Podemos y el PSOE saltan chispas. Las mismas que saltaban entre el PSOE y el PCE, entre los socialistas y los comunistas. Las mismas. Vamos a ahorrarnos las habituales explicaciones de la visceralidad aquí y allí, del mayor peso de la ideología al contrario de la derecha en la que priman los intereses, de la lealtad a unos u otros valores. El hecho resumido es que saltan chispas. Las izquierdas no pueden verse. Ni en el Estado ni en sus pedanías. Puede haber algún gobierno de coalición subestatal, autonómico, municipal, pero es inseguro y siempre sobresaltado por la mucha inquina que ambas se profesan.

Sin embargo, si quieren llegar unos al gobierno y otros repetir en él, tendrán que ponerse de acuerdo. De seguir las cosas como hasta ahora, ninguno de los dos tiene perspectivas reales de ganar las elecciones. Podemos porque se ha fusionado o va a fusionarse con IU y, aunque no lo crea, comienza su retorno a los porcentajes de voto de la antigua IU. Las imágenes duran más que las realidades. El PSOE porque se encuentra en estado comatoso y de ningún modo puede afrontar unas elecciones anticipadas. Pero, al mismo tiempo, la lentitud de la junta y su creciente irrelevancia  como oposición claudicante, contribuyen más a que los socialistas no se recuperen.

La idea de mantener la hostilidad en Podemos para asestar el golpe definitivo al PSOE tiene pinta de ser un espejismo. Podemos despierta mucho rechazo en la opinión. Y este no disminuirá por el hecho de que radicalice sus actitudes. Al contrario. Hasta los desencantados del PSOE prefieren marcharse a su casa antes que cambiar su voto.

El mantenimiento de la antigua ojeriza entre las dos izquierdas es tan suicida como siempre. Pero ahora es peor ya que la pérdida de Cataluña supone una merma considerable en los apoyos electorales del PSOE de forma que es probable que ni sumando sus votos a los de Podemos lleguen a la mayoría absoluta. No se sabe qué puede salir de la confrontación de las dos izquierdas. Quizá una reacción en el PSOE que lo haga recuperarse, aunque, a día de hoy, no se vislumbran sino chispas. Quizá también, ¿por qué no? una escisión del PSOE. De hecho, los socialistas no se miran entre sí con mejores ojos que a los de Podemos. Y muchos de los actos de la junta parecen provocaciones que buscaran constituir un grupo escisionista en el partido. Probablemente para ponerle puente de plata, sobre todo si estuviera encabezado porr Pedro Sánchez.

divendres, 18 de novembre del 2016

El rosario de la aurora roja

Muy bueno el artículo de Ibon Uría en Infolibre: Palinuro lleva un mes preguntándoselo también: ¿quién toma las decisiones en el PSOE? Hay quien dice que Felipe González y, según parece, hasta él lo cree. Respalda a su paisana Díaz, pero vergonzantemente, como si no lo hiciera. Mal debe ver las cosas la pretendienta para recurrir a un jarrón cuyo prestigio ha caído en picado en los últimos años.

Otros aseguran que manda la gestora, cuya gestión, dicho sea de paso, ha sido ya impugnada ante los tribunales. Y bien impugnada porque es un atropello desde el principio, no ya a los estatutos de su partido, sino a las normas más elementales de la educación y el buen trato entre gentes que profesan idénticos ideales. Amenazas, destituciones, represalias, arbitrariedad, hostigamiento. Es una purga colectiva con aromas de otros tiempos.

Pero, ¿quien es la gestora, o sea la junta, para tomar medidas disciplinarias? Y no preguntemos ya quién para invitar a un proceso de reflexión teórica de meses para aplazar el congreso que, por cierto, es el único punto de su mandato y el único que no cumple.

Tienen al partido en ascuas, en práctico estado de insurrección y se empeñan en actuar como un sucedáneo, no solo arrogándose competencias que no poseen sino también capacidad para llevarlas a cabo que aun poseen menos. El resultado es una parálisis que amenaza con hundirlo todo, grupo parlamentario y partido. Unas elecciones anticipadas, posibles en cualquier momento, podrían aniquilar al PSOE o reducirlo a la irrelevancia, dejando libre un considerable sector del voto de la izquierda.

Y justo ese es el momento en que, según parece, Podemos decide radicalizarse, absorber a IU, endurecer su actitud y descartar toda relación con el PSOE que no sea la confrontación. Chapeau. Porque si algo puede revitalizar a un PSOE languideciente, quizá incluso a dos, es esa radicalización del mensaje de un partido que es un conglomerado de facciones.

dijous, 17 de novembre del 2016

El jarrón tonante

Menuda andanada de Felipe González contra la izquierda. Es en el curso de una larga entrevista publicada en Politique Internationale, muy larga, por cierto, y muy matizada y en la que habla de muchas otras cosas con mayor o menor tino.

Su breve, despectiva observación sobre Sánchez (al que el discurso sobre España no le da para media hora) revela una animadversión insólita. Ya antes del golpe de mano en el PSOE había dicho que "se sentía engañado por Sánchez". En lo de la abstención, se entiende. El partido debía aceptar su punto de vista: que gobierne quien pueda hacerlo, el PP, aunque no lo merezca. Porque lo manda él, Dios, pero un Dios necio y malévolo. Sánchez no solo no lo entendió así, sino que levantó sospechas de estrar en contubernio con el enemigo de la unidad de España, los temidos indepes catalanes. Y esa fue su perdición. Con la unidad nacional no se juega, como les dejó Franco dicho a todos. Según parece el mismo González informó a Rajoy del golpe que estaba tramando en el PSOE. Se llama unión nacional. O sea, lo de siempre. 

Todo esto huele a juego sucio. Sin duda Felipe González está en su derecho de decir lo que opina. Pero la suya no es una opinión cualquiera. Y menos en el PSOE, en un momento de crisis en que están enfrentándose dos bandos (la junta y las bases) y en el que, tarde o temprano, habrá que elegir un líder o lideresa. Eso no es de su incumbencia. Él es un ciudadano privado con militancia de partido y pasado de gobernante que emite su opinión. Opinión sin duda animada por un recio sentido patriótico que, a diferencia de Sánchez, le hace poner los intereses de España sobre los de su partido y, en general, de la izquierda.

Los militantes y los votantes recibirán esta opinión del jarrón tonante con sentimientos encontrados. Habrá quien crea que es un hombre de Estado de izquierda y, en consecuencia, hace bien en prestar su experimentado consejo. Habrá en cambio quien lo vea más como el portavoz de un conglomerado financiero, empresarial, mediático de un neoliberalismo "civilizado" e intensamente español y, por lo tanto, sus opiniones son juego sucio.  El juicio es libre.

Pero los hechos, no. Y a ellos debemos remitirnos. González habla como persona privada. Pero si los medios lo buscan es precisamente porque no lo es. Su vida es en muy buena medida, pública y esa parte pública, los consejos de administración, las oscuras mediaciones venezolanas, deja mucho que desear. Y no califica a su protagonista como persona de fiar.

González y los suyos en esta operación de secuestro del PSOE tienen un apoyo mediático constante y total. Tanto como el que tiene Podemos, de quien probablemente lo han copiado porque González lo señala en la entrevista. Sin embargo, en el otro extremo, Sánchez está sometido a una especie de bloqueo informativo y mediático. El hombre se explica por tuits que, por ahora, recogen los medios. Hay un evidente desequilibrio; Sánchez está en absoluta desventaja. Ese es otro hecho.

Por último, González no opina como ciudadano privado ajeno a la contienda porque es parte de ella. Apoya la candidatura de Susana Díaz, lo cual no está ni bien ni mal, salvo que demuestra muy baja ralea atacar al posible adversario sin confesarse parte. Y eso explica también la afrenta que dirije a Sánchez: tras haberlo acusado de engañador, ahora lo hace de ignorante o zascandil. Es difícil ser más duro con un compañero de partido. Y más injusto y peor persona. Porque si Sánchez le parece tan inadecuado, superficial, tornadizo y poco español, ¿puede explicar en qué aventaja al mismo Sánchez Susana Díaz? ¿Es mejor, más adecuada, más profunda, menos tornadiza o, antes bien, es más densa, completamente trivial y sin otro criterio propio que hacer la pelota al jarrón tonante y los que ella presume que son el poder en el partido? En lo único en que seguramente la andaluza aventaja a Sánchez es en ser "muy y mucho española", como les gusta a Felipe González y a Mariano Rajoy que en esto, como en muchas otras cosas, y ya se ha visto, coinciden. 

Se me hace cuesta arriba creer que estas declaraciones de González no susciten un sentimiento de indignación que fortalezca el incipiente campo de Sánchez.  

divendres, 11 de novembre del 2016

Están en las nubes

O quizá no estén en las nubes, donde suelen habitar los poetas, sino en la tierra y muy en la tierra, pendientes de cosas terrenas, prácticas, inmediatas, este comité, aquella mayoría, tal convocatoria, aquel estatuto. Hacerse con el partido. Medrar. Colocar a los propios, fastidiar a los otros.

Mientras tanto, han dado el gobierno a la derecha, después de innúmeras promesas en contrario y muy frecuentes bravatas. No son oposición. Realmente, no son nada. Justo en el momento en el que la derecha arremeterá vigorizada con ese soplo de aire fétido que llega de los Estados Unidos, la oposición socialista no existe. El partido está convulso y pendiente de una solución que, cuanto más se retrase, más traumática será.

Del otro lado de la banda de la izquierda, Podemos no está en situación de hacer realidad su anuncio al producirse la abstención del PSOE: "ahora Podemos será la única oposición parlamentaria". Pero resulta que está tan inmerso en sus trifulcas internas como el PSOE. Mañana se conocerán los resultados de las primarias, sobre todo las de Madrid, símbolo del enfrentamiento entre las dos alas que, para entendernos, pueden llamarse "radical" y "moderada", pero también "sectaria" y "realista", que esto de los nombres son arenas movedizas. La insistencia en negar esta fractura (alimentada por la negativa imagen que la formación y su líder están proyectando) demuestra a las claras su existencia y su importancia.

La desarticulación de la oposición parlamentaria, viene acompañada por un clima de pesimismo en la opinión de la izquierda. Así como la derecha civilizada ve con preocupación el triunfo de Trump, la izquierda lo considera heraldo de tiempos negros y trasmite incluso una sensación de pánico. Justo en el momento en que la izquierda institucional no sabe por dónde tirar.

PS: los catalanes reciben una ayuda inesperada y a contrario de la elección de Trump. En California se ha reavivado la llama independentista. Y miran a Cataluña

diumenge, 6 de novembre del 2016

La situación de la izquierda, I

La sociedad mediática vive a velocidad de vértigo. El "caso Espinar", del que aún nadie sabe en qué consiste en concreto, aparece ya cerrado para siempre, como el caso Madoff o el crimen de Cuenca. Lo interesante ahora no es si hay tal caso o no, sino los efectos en cascada que ha producido y que revelan las turbulencias de fondo en la gran alianza de IU y Podemos. Juicio condenatorio de Cayo Lara; réplica destemplada de Pablo Iglesias; contrarréplica indignada de Alberto Garzón. Y, de momento, nos quedamos aquí. La nueva política es idéntica a la vieja, al menos, la tradicional de IU: bronca a todas horas.

El señor Martínez Pujalte, exdiputado del PP, acaba de ser imputado por un juez por sendos presuntos delitos de falsedad y cohecho. Algo mucho más definido que "el caso Espinar". ¿Espera alguien escuchar a algún cargo del PP condenando al imputado? ¿Espera alguien siquiera un rumor de descontento? Esa es una diferencia marcada entre la derecha y la izquierda. En la izquierda, un indefinido "caso Espinar" que ni está ni es probable que esté en los tribunales, provoca un terremoto interno y saca a luz fracturas ocultas con amago de posteriores enfrentamientos. En la derecha algo mucho peor no suscita ni un suspiro.

Ese exagerado sentido crítico consigo misma de la izquierda es una de sus perdiciones. Sentido crítico no demasiado realista porque si hay algo humanamente probable es que la fuente del "caso Espinar" esté en el propio campo, en la candidatura que se enfrenta a la de Espinar por el Podemos de Madrid. Por supuesto, tal cosa ni se menciona directamente, pero se da a entender si, como dice Iglesias, se trata de una campaña de El País para hacerle daño a él, pues la candidatura de Espinar es la que él apoya. En el otro lado se hará caso omiso de la atribución de responsabilidad, pero habrá enfado por el hecho de que el líder se haya decantado públicamente por la candidatura de Espinar y quizá se pida un apoyo explícito de Errejón. Con lo cual ya tendremos montada un pelea de líderes por el mando, por equipos interpuestos, pero exclusivamente personal. La política aquí no cuenta y la ideología ni se sabe lo que es. Se trata de una lucha por el poder. ¿Qué otra explicación tiene montar una especie de primarias no de candidatos sino de programas dentro del mismo partido?

La situación de la izquierda, II

El otro sector de la izquierda ha jugado muy mal sus cartas, con mucha impericia. Cosa impropia de un partido que se precia de ser izquierda moderada, democrática, institucional, incluso dinástica y garante de la estabilidad tanto en el gobierno como en la oposición. Un partido con esa conciencia de sí mismo no puede valerse de un golpe de mano y de "sargentos chusqueros", según Borrell, porque eso es recurrir precisamente a aquello que se dice querer evitar. ¿El resultado? A la vista está: un caos presidido por una gestora presuntamente ilegal, que no sabe qué hacer y, además, toma las decisiones por un partido parlamentario que es rehén de la derecha. Si el PSOE saca los pies del tiesto en el Congreso, Rajoy disuelve, convoca elecciones anticipadas y pilla a los socialistas sin candidato y teniendo que improvisar uno en plena batalla campal dentro del partido. 

¿No se les había ocurrido a los conjurados del 1º de octubre que abrían la caja de Pandora con tanto éxito que ni la esperanza dejarían en ella? ¿No veían estos amantes del equilibrio, la estabilidad, el orden y la moderación que lanzaban su partido, en un precario esquife a los rápidos de un río tumultuoso? A lo mejor no valen tanto como ellos mismos creen.

En el mejor de los casos, cabe interpretar que la inoperancia e irrelevancia que esperan al PSOE en esta legislatura se verán como una especie de sabático para retirarse a los cuarteles de invierno a reanimar el languideciente cuerpo de su centenaria organización. Pero no será. Se prevé una larga y amarga batalla con varios fuegos cruzados entre candidatos que difícilmente resistirán la tentación de acudir al juego sucio. Y eso sin contar con el añadido de esa candidatura de Pedro Sánchez que está fraguándose extra portas, con el apoyo de una militancia indignada, el manejo de las redes sociales y, según tengo entendido, una campaña de microfunding, ya con aromas podémicos. 

Es difícil calibrar las perspectivas de una candidatura que se presenta al margen de los cauces habituales y como una peripecia con ínfulas de liderazgo personal. No sabemos cuánto aguantará Sánchez frente a los previsibles ataques de su partido y tampoco si consigue imponerse antes de que esos ataques empiecen. Pero será difícil que fragüe como tal candidatura sin presentar un programa que se distinga claramente del del PSOE que lo ha expulsado y del de Podemos, que ha intentado suplantarlo. Y ese programa tiene que incluir una propuesta de negociación con Cataluña con vistas a la realización de un referéndum.

Lo que no sea eso, ya ha fracasado.

dimecres, 2 de novembre del 2016

La izquierda y sus medias verdades

La palinodia que cantó Sánchez en Salvados fue seguida sin solución de continuidad por una glosa coral en el programa de Ana Pastor, El objetivo. Seis miembros de distinto relieve de las principales fuerzas políticas se lanzaron sobre las revelaciones de Sánchez para ponerlo de chupa de dómine y ensalzar sus formaciones. Hasta el representante del PSOE, delegado de la Gestora, y comisionado para justificar lo injustificable. Seis políticos ejercientes contra uno al que han obligado a volver a la casilla de salida y amaga con salir. Lo que allí se dijo explica las posiciones más o menos oficiales de los partidos. Nos interesan las izquierdas porque, en definitiva, ya ha quedado claro que si gobierna la derecha es por la incapacidad de la izquierda para ponerse de acuerdo.

Empiezo con la izquierda independentista. El celebrado discurso de Rufian no fue adecuado. El recurso sistemático a la anáfora es desesperante y, en general, el tono y la actitud no son correctos. Otra cosa es el contenido. Los socialistas lo merecen. La forma no es afortunada; el fondo, sí. Garzón considera "hipócrita" el discurso de acusar en Madrid a alguien por hacer lo que el propio acusador, ERC, hace en Cataluña, esto es, aliarse con la derecha reaccionaria. El dirigente de IU no entiende el factor nacional en la política catalana, cosa habitual. No es habitual, sin embargo, faltar tan clamorosamente a la verdad: todo el mundo sabe que la derecha catalana no es ni de lejos la española.

Llamativa ha sido la reacción unánime de Podemos a las semirrevelaciones de Sánchez. Estas avalan su interpretación de que no fueron ellos quienes impidieron un gobierno de izquierdas a raíz del 20D sino las oscuras fuerzas que no se presentan a las elecciones. Ellos están libres de responsabilidad. Esto no es enteramente cierto. Es una media verdad. Es cierto que las fuerzas actuaron, como ya se sabía desde la famosa decisión del CF de confiar en Sánchez con dos condiciones prohibitivas (hoy llamadas "líneas rojas"): nada de alianzas con Podemos y menos con los indepes catalanes; de estos, ni la abstención. Así fue. Pero también fue cierto que Podemos no quería un gobierno de izquierdas sino que, como todos, según dijo Sánchez en la entrevista, prefería segundas elecciones. Esas segundas elecciones traerían el sorpasso, la hegemonía de Podemos en la izquierda. Es más, hay una razón irrefutable: si Podemos hubiera querido un gobierno de izquierda, no habría votado en contra de Sánchez sino, al contrario, hubiera debido ir con él, precisamente para desbaratar el plan de la derecha.

No se olvide que ese plan no era impedir un gobierno con (o de) Podemos, sino asegurar el mantenimiento del gobierno del PP. Y así, Podemos, votó que no, haciendo justo lo que la derecha quería. Una metedura de pata colosal que no se desvanece porque una u otra profecía se hicieran realidad pues afecta al resultado. En lugar de reconocer el perjuicio causado por sus medias verdades, Podemos parece haber encontrado un nuevo motivo para intensificar su hostilidad al PSOE. Cuando el empecinamiento doctrinario quiere que las personas se estrellen, les hace creer que la realidad demuestra lo acertado de sus (pre)juicios.

Nunca había estado la izquierda más lejos de conseguir sus objetivos; nunca tan dividida.Tanto que, una vez investido, Rajoy ya ha hecho realidad el vaticinio de los contrarios a la abstención: abstenerse era constituir al PSOE en rehén del PP. O se vota a favor de lo que el gobierno quiere o se convocan elecciones anticipadas. Y allá va el PSOE -que no puede permitirse unas elecciones- uncido al carro de la derecha, por lo menos hasta el congreso y las primarias pendientes de convocatoria.

Este es el momento que Sánchez ha escogido para hacerse las fundaciones, en busca de una legitimidad cuasiplebiscitaria que lo sostenga en su postulación como candidato a la SG. Se dibuja aquí un relato romántico de cómo un líder elegido por el pueblo es descabalgado por las potencias oscuras con ayuda de los poderes mediáticos y el auxilio ejecutor de sus compañeros de partido. Una vez lanzado al ostracismo, el líder emprende la heroica tarea de reinventarse y proponerse de nuevo con un discurso distinto y cuenta algunas medias verdades en un programa de TV a modo de lanzamiento. Las medias verdades (por ejemplo, lo relativo a la Telefónica) harán más daño que beneficio, como siempre. El carácter distinto del discurso se refiere a las dos condiciones prohibitivas: Podemos y los indepes catalanes y, entre medias, el referéndum. El riesgo es que ahora le digan lo de las buenas horas mangas verdes.

Saben los dioses que tal fue siempre la idea de Palinuro, esto es, el entendimiento entre el PSOE, Podemos y los indepes catalanes. Resulta lamentable que todos, indepes catalanes, Podemos y PSOE, reaccionen con hostilidad creciente entre ellos. El camino que habrían de llevar es el inverso. Según parece, el que propone ahora Sánchez. El socialista ha dado un giro fenomenal y, aunque sigue siendo confuso en ciertos aspectos e iluso en otros, quizá merezca un voto de confianza.

La cuestión es si ese cambio de Sánchez obtiene el apoyo de su propio partido, cosa nada clara. También es cuestión si Sánchez tiene la consistencia, el temple y demás condiciones para liderar ese proyecto hasta el final. La impresión que ha dado hasta ahora es que no las tiene. Es de suponer que habrá otras candidaturas en competencia con la suya y el electorado tendrá tiempo de hacerse una idea sobre sus respectivos méritos y posibilidades. Al fin y al cabo esto es y no es un asunto de personas.

dimarts, 18 d’octubre del 2016

Órdenes son órdenes

Mal tienen que ver las cosas los de la Gestora abstencionista para que, después de varios globos sonda, la señora Díaz haya decidido dejarse de disimulos y ordenar la abstención del PSOE. Lo ha hecho por boca del secretario de organización, Juan Cornejo quien, a su vez traslada la posición de la Comisión Ejecutiva andaluza. Se acabó la broma. El PSOE se abstendrá y los 85 diputados acatarán la decisión del CF como un solo hombre. El que no lo haga, aténgase a las consecuencias. Debería, según Cornejo, entregar su acta de diputado. Punto.

Sí, las cosas están muy mal. Ya no basta con los sabios consejos de los mandarines, las especiosas razones de los miembros de la Gestora o el cerrado apoyo de los medios, encabezados por El País, cuyos editoriales son consignas en favor de la abstención y ataques a Sánchez y sus seguidores. Ya no basta la propaganda. Hay que acudir a la jerarquía, el ordeno y mando y la amenaza. Frente a la decisión abstencionista está produciéndose una rebelión de las bases, incluidas las andaluzas. A cortocircuitar este movimiento viene la tajante posición y dura advertencia de la autoridad. Las bases en esto no cuentan o yo no he oído a Cornejo o algún otro abstencionista tomarlas en consideración. Cuando estos señores se refieren a que hay unanimidad en el PSOE andaluz sobre la abstención, se refieren a sus órganos representativos, pero no al sentir de la gente que, como es natural, niega ese carácter representativo como contrario a su parecer.

La rebelión se ha extendido como la pólvora, a Madrid, Zamora, Cantabria, parte de Asturias, Murcia, Baleares, Valencia, Galicia, Euzkadi, Canarias, Navarra y, por supuesto, Cataluña, cuya dirigencia ya ha aclarado que los socialistas catalanes votarán "no" a Rajoy. En este enfrentamiento entre los dirigentes andaluces y los catalanes se anticipa lo que puede ser una reedición de las dos Españas, pero dentro de la izquierda. Con la consecuencia de que se generalice la visión del PSOE como un partido andaluz disfrazado de español, lo que suscita animadversión en el resto del Estado y, desde luego, en Cataluña. A las bases se suman voces de dirigentes relevantes y con autoridad, hasta dentro de la propia Andalucía, de forma que esta querencia abstencionista cada vez tiene peor prensa.

Y con razón. La Gestora y sus animadores carecen de las dos piezas esenciales para ganar un debate: no tienen justos títulos y tampoco tienen razones válidas. La falta de títulos es evidente. Sin valorar la forma en que se constituyó la gestora, esta no ha hecho otra cosa que extralimitarse con decisiones y declaraciones que no le competen pues es un mero órgano de gestión diaria, no un centro de adopción de decisiones. Ya hay quien los ha denunciado en el juzgado de guardia.

Además de carecer de justos títulos, la gestora y sus partidarios carecen también de argumentos. Justifican la abstención por la necesidad de evitar terceras elecciones, pero no responden a las observaciones de que el resultado que prevén malo se deba a la situación en que ellos mismos han puesto a su partido y menos lo hacen a la sugerencia de que enmienden su yerro y repongan a Pedro Sánchez en el cargo del que tan indignamente fue destituido.

Por no hablar de esa tartamudeante excusa de que un gobierno en minoría del PP estaría atado de pies y manos por una oposición intransigente. Un poco más de jabón y acaban afirmando que Rajoy tendrá que gobernar con el programa de la oposición. No es solo un argumento falso; es una mentira deliberada. En cuanto el gobierno pierda un par de votaciones que le interesen, disuelve las Cortes y convoca elecciones anticipadas, con un PSOE destartalado, sin dirección y en cierto modo cómplice de las demasías de la derecha. Adiós PSOE.

El terror a las terceras elecciones es el terror a tener que gobernar en condiciones extraordinariamente difíciles. Tanto que los abstencionistas prefieren que lo haga el PP, en el estilo, con las formas y objetivos característicos de esta orientación política. Es la tradicional cobardía de la izquierda, siempre sumisa, dispuesta a aceptar las imposiciones de la derecha sobre todo si intuye que hay un horizonte problemático en la siempre viva cuestión catalana. Frente a ese "reto", las diferencias entre la izquierda y la derecha españolas se difuminan a favor de la derecha.

La pregunta es: ¿hasta tal punto importa al PSOE mantener un simulacro de Estado que está dispuesto a poner el gobierno en manos del partido más corrupto y con el peor presidente de la historia de la democracia?

Si, como dice Cornejo, no hay duda alguna de que el PSOE no quiere nada con el PP, lo mejor es demostrarlo con un NO y no con una abstención que es un NO/SI.

dimarts, 20 de setembre del 2016

No estaría mal

La entrevista a Luis Villares, cabeza de lista de En Marea en las elecciones gallegas del próximo día 25 que aparece hoy en Público tiene mucho interés. Su punto central es el agudamente sintetizado en el titular: "Si En Marea gana en Galicia, no habrá terceras elecciones en España". A primera vista, este vaticinio parecería contradecir el post de Palinuro de ayer, Sin novedad en el frente por cuanto dice que el resultado de las elecciones gallegas tendrá una incidencia directa en la política española, al punto de evitar las temidas terceras elecciones. Palinuro sostenía que tanto las elecciones gallegas como las vascas del mismo día no alterarán la situación política general, de acuerdo con los vaticinios demoscópicos. Esto es, que los resultados autonómicos no posibilitarían (ni dejarían de posibilitar) unas u otras coaliciones electorales en el Estado. O sea, que estas elecciones están ya descontadas, son escaramuzas colaterales y no tendrán mayor relevancia.

Pero esa opinión quizá sea errónea. Hasta el domingo no lo sabremos. Palinuro podría estar equivocado. En realidad confieso que si la equivocación fuera en el sentido que señala Villares, esto es, que el PP perdiera la mayoría absoluta en Galicia, nada le agradaría más y lo celebraría con pitos y flautas. ¡El PP a la oposición en Galicia y los gallegos con un gobierno de coalición de izquierda En Marea-PSOE! Un sueño. Ojalá.

Villares hace otras consideraciones en la entrevista verdaderamente enjundiosas. Insiste en distinguir En Marea de Podemos y da a entender que el mando corresponde a En Marea frente a un Podemos más subalterno. Cualquiera que conozca la política en España y las naciones que alberga sabe el alcance de esta afirmación: en concreto que, si en Galicia pierde el PP la mayoría absoluta y cabe formar un gobierno de izquierdas, ese gobierno se formará porque la decisión será del sector por así decirlo "cívico" de En Marea y no de los seudobolcheviques de Podemos que tienen aquí una posición subordinada. Recuérdese que la formación del partido instrumental estuvo a punto de fracasar por la habitual intransigencia y arrogancia de Podemos y que, si se salvó, fue por la intervención del líder Iglesias en el último momento forzando una unidad de acción en contra de la voluntad diz que democrática de las bases y de los entes negociadores de su partido. De no pasar por el aro, Podemos se hubiera quedado fuera de En Marea y, aunque eso refleja mejor su voluntad permanente de dividir la izquierda que no puede controlar, hubiera descubierto demasiado su juego y lo hubiera llevado a la irrelevancia.

Así que, en efecto, es una muy buena noticia que en En Marea haya una voluntad mayoritaria de ir a una alianza de izquierdas y no la vieja obesesión comunista de acabar con el PSOE al precio que sea, incluso de gobierno de la derecha.

Una muy buena noticia que puede luego extrapolarse a la política del Estado en alas de un cálculo inteligente como hace el juez Villares: si hay alianza de izquierdas en Galicia, como de hecho ya la hay en Valencia, habrá gobierno de izquierdas en España. Es casi como un guiño dirigido a los analistas: si en Marea gana en Galicia, en las negociaciones para formar gobierno en Madrid Podemos pintará menos, será marginal la presión anguitiana del sorpasso y hasta es posible que manden a los que lo propugnan (con el sempiterno fin de impedir un gobierno de izquierdas) a escardar cebollinos, que ya va siendo hora.

Así que, en efecto, la entrevista tiene fondo y es muy interesante. Y ojalá se realicen los deseos del juez Villares. Tanto si la fuerza mayoritaria de la izquierda es En Marea como si es el PSGa. Los dos parecen tener claro que el objetivo esencial, fundamental, primordial de la izquierda en España ha de ser poner fin a este atropello, esta vergüenza de un gobierno de ineptos, presuntos corruptos y ladrones y franquistas.

De ser esto así, también Palinuro aplaudiría formar ese gobierno en España (pendiente de resolver el contencioso catalán según el ideario de la izquierda, con un referéndum de autodeterminación) y evitar así las terceras elecciones.

Pero, si no lo fuera, no se olvide. Las elecciones son el mejor modo de encauzar los problemas en las sociedades democráticas.

dimecres, 7 de setembre del 2016

El tramo final a la independencia

Con la Diada del próximo domingo que, si no ando equivocado, va a ser espectacular, comenzará el último tramo, la cuenta atrás a la independencia con un gran eco y respaldo internacional y la impotencia del nacionalismo español, tanto el derechas como el de izquierdas. En Cataluña la movilización es máxima. Hay una sensación como de vela de armas para la última confrontación. El independentismo cierra filas en su opción política. Lo considero en el artículo que hoy publica elMón.cat. La CUP, con mucho tino, apoyará a Puigdemont y este superará la cuestión de confianza y tendrá las manos libres para aplicar la hoja de ruta. Los nacionalistas españoles (PP, C's y PSC) son irrelevantes. La verdadera oposición al independentismo es la de las confluencias y demás amalgamas en torno a En Comú Podem, la izquierda unida catalana y los seguidores de Ada Colau que ya no disimula su propósito de escalar más puestos decisivos de mando con sus marrullerías acerca del "soberanismo" o la "República catalana dentro del Estado español", que es como un bocadillo de tortilla sin tortilla y sin pan. Estas confusiones doctrinales, sacadas del empacho teórico de sus eruditos ayudantes y sus logomaquias solo sirven para tratar de frenar el independentismo con algo más sugestivo que los berridos cuartelarios tradicionales.

Odio andar por la vida diciendo eso de "ya lo decía yo" pero los lectores habrán de admitir que llevo años avisando de que en al contencioso sobre Cataluña, la iniciativa política pertenece al independentismo mientras que el nacionalismo español carece en absoluto de ella, de ideas y propuestas y, aferrado a un bovino "no", ha perdido la batalla. El último tramo lo prueba. Aquí, la versión castellana del artículo:


El tramo final

Cuando las historias se acercan a su desenlace las crisis se agudizan, las posiciones se hacen más radicales, los personajes abandonan las medias tintas, las cuestiones se aclaran y cada cual aparece en el lugar que le corresponde. La Diada de este año tiene mucho de desenlace o, si se quiere, comienzo de desenlace. Será el inicio de un curso que, según como se desarrollen los acontecimientos, dilucidará el destino inmediato de Cataluña: independencia o conservación del autonomismo en alguna de sus ya casi infinitas variantes.

En el campo independentista y en la rampa a la convocatoria del 11 de septiembre próximo pareció cundir cierto desaliento y cansancio. Aunque se repitiera el acto simbólico año tras año y por mucho que fuera el entusiasmo de la gente, el armatoste del conjunto no parecía cambiar y las esperanzas de asistir al nacimiento de un Estado catalán disminuían. O quizá no fuera un ánimo (o desánimo) colectivo original, sino el resultado de una campaña de propaganda de los adversarios, interesados en que el desaliento prendiera a base de sembrarlo desde sus numerosos medios. O ambas cosas.

Por eso es tan importante la reciente decisión de la CUP de clarificar posiciones y adelantar su sí a la cuestión de confianza de Puigdemont sin condicionarlo a ninguna exigencia presupuestaria o referendaria. Es lo más eficaz y rotundo que ha hecho la CUP en mucho tiempo y una aportación substancial a la unidad y fuerza del independentismo. La ANC puede seguir adelante en la preparación de la Diada en el entendimiento de que será el prefacio a la confirmación de la hoja de ruta del gobierno de la Generalitat y el preparativo a una DUI o un RUI en el orden que las circunstancias demanden.

Frente a esta decisión las otras fuerzas políticas no independentistas también han tomado sus decisiones teniendo en cuenta sobre todo la Diada y su importancia movilizadora. Las organizaciones llamadas “constitucionalistas” o unionistas más o menos reciamente españolas, PP, C’s y PSC, no acompañarán a la melodía de los independientes. Eso es sabido. Lo interesante este año es la posición de las fuerzas intermedias, del “tercer género” o tercera vía, las “nuevas izquierdas”,  en Comú-Podem, EUiA y la señora Colau, una fuerza en sí misma. Su posición en el tablero político catalán, hasta ahora ambigua, confusa y tan repleta de matices que era casi incomprensible, se aclara por momentos. Si hasta la fecha pasaban por ser la versión catalana de la izquierda española y la versión española de la izquierda catalana, han acabado revelándose como la marrullería tradicional de la “verdadera” izquierda en España y Cataluña.

La palma en el concurso para iniciados y avisados se la lleva el señor Pisarello. Para justificar que En Comú-Podemos haya contraprogramado una manifestación el 11 de septiembre para hacer sombra a la Diada independentista, arguye y recontraarguye las similitudes y diferencias entre el independentismo nacionalista y el sano internacionalismo independiente. Nada de independencia en el vacío y la soledad del corredor de fondo sino una confluencia entre el alzado pueblo catalán y sus hermanos españoles que solo están esperando una razón para apoyar con su gobierno al frente el derecho a decidir de los catalanes. Es incomprensible cómo la realidad se obstina en ignorar el refinamiento de los distingos del regidor barcelonés.

Por descontado, la señora Colau, teniendo su alma municipalmente dividida entre sus seguidores y sus críticos ha decidido complacer a ambos, yendo a los dos actos, no al mismo tiempo –que para la ubicuidad aún le falta algún tiempo- sino consecutivamente, como una humilde mortal. La ciudadanía en pleno entenderá lo generoso de su posición y tomará buena nota cuando lo que haya en juego sean destinos d mayor prosapia, como la presidencia de la Generalitat.

A su vez, EUiA, fiel al espíritu bolchevique del que templó el acero con un discurso directo, sin ceremonias ni perifollos, irá a su propia celebración. De lo que se trata es de no contribuir a la habitual amalgama nacionalista que, ya se sabe, siendo nacionalista no puede ser buena salvo que la hayamos cocinado nosotros.

Queda así claro que la Diada de este año tiene el valor de una prueba de fuego y una importancia que supera las de los años anteriores. El avance del proceso independentista, liderado por un presidente de la Generalitat cuya determinación nadie barruntaba hace unos meses no solamente ha sembrado la inquietud en las filas del nacionalismo español, a su vez, enfangado en peleas cuyo simple relato avergüenza a un habitante del siglo XXI. También ha suscitado temores y reservas en sus primas hermanas las izquierdas catalanas que tienen que batirse el cobre en un territorio muy hostil, compuesto por adversarios de clase y de nación. De ahí el ataque concertado en las últimas fechas de esta convocatoria.

Como suele suceder en los juegos de azar, el monto de la última apuesta es el más alto de todos.

dilluns, 15 d’agost del 2016

A la izquierda con cariño

Lo llevan en la sangre. No pueden evitarlo. La diosa Eris habita en la izquierda. Unos lo atribuyen a su prurito crítico. Nunca está conforme con nada. Otros, a una pulsión oscura, dionisiaca, destructiva que le hace odiar la posibilidad del triunfo. Otros, en fin, a un irremediable personalismo y narcisismo de sus líderes que los llevan a disfrazar de discrepancias ideológicas puras rencillas de preeminencia. Pero es así.

Garzón, ese joven líder, el mejor valorado popularmente, es breve en años pero largo en experiencia. IU es un auténtico campo de entrenamiento en supervivencia. Y su experiencia le aconseja evitar a toda costa el frente de liberación de Judea. No parece percatarse de que, por el hecho de mencionar la posibilidad, contribuye a su realización, por aquello de la "profecía que se autocumple". O quizá sí se percate. Esto es la izquierda. Incluso ha dado un paso decisivo al poner nombre propio a la división, Iglesias/errejón. También es posible que esté sacándose la espina del enfrentamiento con el segundo a raíz de los resultados de las elecciones del 26J. En la izquierda plural se puede ser plural, pero no ejercer.

A esta tensión viene a añadirse la pérdida de identidad de Podemos en En Marea en Galicia. Obstinarse en prevalecer frente a una marea era vana pretensión, pero el resultado plantea un problema de visibilidad e identidad del proyecto alarmante. Y sobre esto, el oscuro asunto de los supuestos acosos sexuales en algún círculo de Madrid. Un asunto sobre el que recae un sospechoso silencio oficial que induce a pensar lo peor de una organización que apesta a patriarcado machista. Eso, sí, muy popular.

En la otra vertiente de la izquierda, el PSOE, a lo tonto a lo tonto, se está dando una situación excepcional, casi como un parto. Las continuas injerencias de los jubilados de oro, sus pomposos discursos, su pavoneo como hombres de Estado, se han encontrado con una resistencia firme del aparato del partido, de sus bases y de sus votantes. Sánchez, un líder debilitado desde el principio, casi de carambola, que ha seguido perdiendo votos y no tiene respaldo de las fuerzas de la fronda autonómica, se ha erigido en símbolo de esa resistencia, ha sacado fuerzas de flaqueza y aprovecha la coyuntura de que el PSOE es el partido de la centralidad, el que todos necesitan y, por lo tanto, el más fuerte. El partido fortalece a Sánchez y Sánchez fotalece al partido. Es un caso de simbiosis política. 

Situación excepcional, de parto. El PSOE del NO es NO puede liderar una política de regeneración democrática. Y, por supuesto, está obligado a abrir negociaciones con la Generalitat para encontrar una solución distinta a la del NO es NO de la derecha que solo se refiere a Cataluña. Otra cosa es que lo consiga. Si en el PSOE triunfa el NO es SÍ, entregará el gobierno de España al que ya ha fracasado. Cuatro años más tarde, el peligro del sorpasso puede haberse convertido en una realidad. Dependerá de Podemos. Solo de Podemos.

divendres, 12 d’agost del 2016

La izquierda y Cataluña

El independentismo catalán tiene desconcertada a la izquierda española. Esta se debate entre su alma de izquierda y, por tanto, universalista y cosmopolita y su alma española y, por  tanto, nacional y patriótica. Y predomina abrumadoramente la segunda.

El alma de izquierda es liviana. Se limita a repetir la jaculatoria de que no se puede ser nacionalista y de izquierda. Un argumento que no solo es falso en su enunciado sino hasta en su enunciador, que suele ser un nacionalista español que dice ser de izquierda, o sea, internacionalista, universalista, cosmopolita. Pues eso mismo. Es un punto de vista que, por naturaleza, considerará puras contingencias históricas que los Estados se separen, se junten, se multipliquen o dividan. Aunque sea el propio.Y tampoco tendrá inconveniente en reconocer como nación a todos los pueblos que afirmen serlo, sobre todo si lo hacen durante siglos.

Ahí le duele. En el alma española. El alma de la nación española. Atacada la nación en su mismo corazón, en su integridad territorial, la izquierda descubre que una vez más fracasa en su intento de poner en pie una idea de nación abierta, laica, liberal, progresista, republicana. Piensa, asustada, que tiene que cerrar filas con la que se ha impuesto desde siempre en España, la última mediante una guerra civil y cuarenta años de dictadura, justo la fórmula que ha acabado dinamitando la posibilidad de una nación española acorde con los tiempos. Su necrológica está en el artículo 2 de la Constitución vigente. 

Este enésimo repliegue de la tradición nacional heterodoxa al dictado de la imagen reaccionaria, oligárquica, caciquil, monárquica y nacionalcatólica es lo habitual. La izquierda española, carece de raíces en una vigorosa burguesía liberal y nacional, una burguesía radical que hubiera separado la Iglesia del Estado y alumbrado un espíritu empresarial en lo que hubiera debido ser la acumulación de capital para el desarrollo industrial. Así aquella ha resultado ser  débil, fragmentaria, muy dividida y mal avenida y sin una idea de nación heredada porque la burguesía española fue incapaz de formularla al margen del destructivo binomio trono-altar. Tal es su orfandad que la más reciente izquierda se va a buscar la idea de Patria a Latinoamérica, o sea, a las antiguas colonias liberadas de España. No es un círculo vicioso. Podría llamarse el "círculo de Epimeteo", ya saben, el que miraba al pasado.

El actual repligue se origina en una preocupación más profunda. La izquierda teme quedarse sin nación antes de haberla disfrutado. Teme quedarse sin patria, una sensación probablemente de vértigo, como cuando tiembla la tierra. Y no es para menos: la hipótesis-posibilidad-probabilidad-seguridad-certeza (escójase lo que se prefiera) de la independencia de Cataluña, trae al proscenio la sombra de una crisis del 98 bis, más profunda. Ya lo había vaticinado Ortega. La historiografía española dio la vuelta al experimento y presentó la generación del 98, no como conciencia de un fracaso, sino como voluntad de renacimiento. Pero eso ha sido después de la fiesta y ahora estamos ante ella y tenemos un futuro de incertidumbre.

La cerrada negativa del PSOE al referéndum y la ambigüedad (en el fondo) de Podemos son la prueba de la poca confianza que su idea de nación inspira a la izquierda. La poca seguridad en su nación, en su capacidad para ganarse la adhesión voluntaria de todos los pueblos que la componen explica esta prohibición del ejercicio de un derecho fundamental como es el de decidir su futuro como nación. Así que el ideal de la nación libre se convierte en la realidad de la nación cárcel (por lo demás inviable) al grito de la salvación patria. Esto es lo que los obliga a cerrar filas: el miedo a la disgregación de un experimento que lleva trescientos años sin levantar cabeza.

Hay un dicho que se atribuye a Josep Pla pero parece ser apócrifo según el cual lo más parecido a un español de derechas es un español de izquierdas. Es muy posible. Los une el nacionalismo. Ese del que ambos reniegan por considerarlo aldeano.

divendres, 22 de juliol del 2016

El posible gobierno de la izquierda

Según he leído, Artur Mas emplaza al PSOE y Podemos a formar un gobierno de izquierdas. Es de puro sentido común. Nadie sensato puede resignarse a la idea de que el país siga en manos de estos indeseables. Ignoro si el expresidente ha hecho alguna oferta para suavizar esa transacción entre estas dos fuerzas políticas, unidas en el fondo por lazos fraternos, tan fraternos como los de Caín y Abel o Atreo y Tiestes. Porque estos dos partidos de la izquierda llegarán a una unidad cuando los cuervos se vuelvan blancos.

Por supuesto, para cualquiera dotado de un mínimo de sensibilidad social y prudencia, la necesidad de apartar al presidente de los sobresueldos es un urgencia. Ahí lo tienen ustedes ya amenazando con congelar las pensiones y los salarios si no se le inviste en agosto. No le basta con haber destrozado el país; quiere darle el tiro de gracia.

A todo esto, Podemos deja meridianamente claro que no tiene la menor intención de sellar alianza alguna del tipo que sea con el PSOE. Su secretario general viste esta agresividad típicamente comunista contra el PSOE con las jeremiadas de rigor sobre la mano tendida y la necesidad de que el PSOE mire hacia su izquierda y comprenda que su aliado es Podemos. Todo más falso que los Protocolos de los Sabios de Sión. En realidad, lo que verdaderamente refleja el deseo profundo de Iglesias es que el PSOE facilite la investidura de Rajoy en septiembre. No es un vaticio sino una orden: el PSOE tiene que abstenerse en segunda vuelta, como también lo ordenan Felipe González, Rubalcaba y otros fantasmas del pasado. Si los socialistas se abstienen, en la elecciones subsiguientes, desaparecerán, substituidos por Podemos. De esa forma, la organización morada alcanza la hegemonía en la izquierda y se cumple la revancha del viejo comunismo frente a la socialdemocracia. Eso es lo más importante. Resolver los problemas de la gente es secundario.

Todas las presiones confluyen ahora sobre el PSOE: la del PP pidiendo una gran coalición; la de Podemos diciendo que los socialistas deben posibilitar el gobierno de la derecha; la de Rivera, que quiere integrarlos en un contubernio conservador. Incluso la del Rey, quien revienta su papel de árbitro y moderador, para atender solícito a las órdenes de La Moncloa. De ese modo, todos quedan justificados: el PP, como partido de Estado; Podemos como la "verdadera" oposición; C's como la bisagra concliadora; y el Rey como actor principal y no mero figurante. 

El único que quedaría sumido en el oprobio y camino de la "pasokización" sería el PSOE, ya laminado en el ansiado sorpasso anguitiano. Cuando en realidad es el partido que manda, sin el cual ninguna combinación es posible. Palinuro sigue aconsejando la formación de ese gobierno de izquierdas, como también hace Mas, y la aceptación del referéndum.

Si esto es no es posible porque se diera una especie de sublevación interna en el PSOE, manténgase este en el "no" y haya terceras elecciones. Al fin y al cabo es lo que también quieren el PP y Podemos en habitual coincidencia de objetivos.

Y a ver qué pasa. En Cataluña, ya se sabe: transición nacional a su ritmo, sin dejar de participar en la política española, pero sin dar a esa participación una importancia determinante. En Cataluña tienen sus propias controversias y conflictos.

En España nadie sabe nada.

dimecres, 20 de juliol del 2016

Los medios y los fines

Sigo pensando que el programa independentista republicano catalán es la verdadera oposición al gobierno y al Estado. Conviene distinguir para entender lo que está pasando.

Una mentalidad mecanicista dirá que, pues es oposición, debe alinearse con la oposición en el congreso. Pero esa idea ignora la vertiente de oposición al Estado, para la cual el gobierno es un medio, pero no un fin en sí mismo. El gobierno catalán tiene su propia hoja de ruta y le es indiferente (hasta cierto punto) quién le haga el contrapunto en España.

La composición de la mesa del Congreso fue un vodevil, casi una comedia de enredo, entreverada de resonantes propósitos y despropósitos. Según versión nacionalista catalana, estando en negociaciones con el PSOE, Iglesias terció a las escondidas, proponiendo el nombre de Domènech en detrimento de López. Preguntado Errejón -a su vez en negociaciones sobre López-, al parecer, no sabía nada. Es portavoz, pero portavoz desafinada. De ser esto así (que también puede tratarse de una fábula del PDC y ERC para justificarse ante la crítica de haber facilitado las cosas al PP), cabe entenderlo en tres claves distintas, pero complementarias.

Según la primera: en Podemos alienta una fuerte inclinación anti-PSOE que viene de la antigüedad comunista con la vieja ambición del sorpasso anguitiano. El enfrentamiento a gritos entre el diputado Zaragoza (PSOE) y el diputado Monereo (UP), sacándose a relucir mutuamente las parejas de la vergüenza (Anguita/Aznar y Vera/Barrionuevo) ya vaticina lo que nos espera de bronca en la legislatura en la que el PP y C's harán lo que quieran mientras las izquierdas se zahieren.

Según la segunda clave, Podemos no cumple sus promesas. La de la nueva política con la crítica implícita al parlamentarismo ("no nos representan") se ha transformado en un frenético cabildeo a la usanza de la más vieja política, con reuniones secretas, ambigüedades, falseamientos. Y todo eso mientras se acentúa la política de gestos para la audiencia, normalmente vacíos, pero con intención de construir un ambiente simbólico de ruptura que se proclama pero no se practica.

Según la tercera clave, Podemos no es serio en su acción política en conjunto. En su dirección y no solo en su líder, hay una confusión permanente entre las instituciones y los medios. En realidad, se instrumentalizan las instituciones al servicio de los medios. Porque se confunde a los medios (de comunicación) con los fines. Podemos hace una política espectáculo que ya permite prever que seguirá haciéndola durante la legislatura: grandes, ampulosos, gestos mientras la grisácea tarea de gobernar el día a día, de legislar y organizar la vida corresponderá a la derecha.

Tenía que ser un vodevil y lo fue. Los de Podemos quedaron de villanos de la obra, veletas tornadizas sin sentido de la lealtad y los socialistas como bobalicones a los que se engaña como a los niños. Ahora, por despecho, dicen que la composición de la mesa -facilitada por los nacionalistas- ya preanuncia que el PP podrá formar gobierno y lo animan a buscar los apoyos que le faltan porque suponen, con escasa justificación, que los nacionalistas no favorecerán un gobierno del PP. Pero pueden hacerlo, como han propiciado la composición de la mesa, ¿por qué no?

Si hay un gobierno del PP en minoría, será igual al existente y procederá de idéntico modo. Hay quien dice que, al estar en minoría, tendrá que moderarse. Es lo que argumentan los socialistas más conservadores para provocar la abstención del PSOE. Pero es obvio: si el PSOE se abstiene, se hunde. Apoyar el gobierno más desprestigiado, inepto y corrupto de la democracia no es un acierto. Además, no es verdad que, al estar en minoría el gobierno se modere. No le hará falta porque jugará con las divisiones y enfrentamientos de la oposición que es más oposición hacia dentro de sí misma que hacia fuera.

Es tal la seguridad de la derecha en este salida que Rajoy cuenta con que el Rey pida a Sánchez la abstención. Nadie en España se ha tomado nunca muy en serio la Constitución, pero esta descarada pretensión de la derecha de instrumentalizar al monarca, rebosa la imaginable. ¿No son estos los que predican la neutralidad política de la corona? Para el PP, la monarquía no es un fin en sí mismo sino un medio para el mantenimiento de su poder de partido.

Entre tanto, llegará septiembre, se verá cuánta gente sale a la calle el día once en Cataluña y se iniciará la etapa final del proceso. En realidad, ya ha empezado pues el Parlament tendrá que responder a la petición de Tribunal Constitucional de que suspenda la tramitación de la legislación de desconexión. Ahí se dará la primera escaramuza. Luego llegará la cuestión de confianza a Puigdemont. La CUP puede votar que no o que sí. Si vota que no se convocarán nuevas elecciones y el resultado puede ser terriblemente variado. Y el proceso habrá sufrido un retroceso. Si vota que sí, el proceso seguirá a toda velocidad, con independencia del gobierno que haya en España.

A partir de ese momento se entrará en una dinámica de conflicto que no tiene por qué ser muy distinto con un gobierno de derechas o de izquierdas ya que ambas corrientes españolas son dinásticas, incluido por omisión sedicentemente astuta, Podemos. Y ahí es donde se verá si las concesiones en la composición de la mesa del Congreso son meras maniobras tácticas que no afectan a la voluntad de llevar adelante el proceso constituyente republicano o si son claudicaciones en mayor o menor medida. Todo pronunciamiento anterior en pro o en contra será un juicio de intenciones.

Intenciones ¿respecto a qué? Respecto a un panorama político español tan deteriorado que la opción con mayores posibilidades es la confirmación en el poder del mismo gobierno que ha traído al país a este desgobierno y presidido por el principal responsable de todo ello que se niega a admitir responsabilidad alguna por sus actos.

La dirección del PSOE es incapaz de gestionar la posición de absoluta centralidad que le ha correspondido. Igual que el asno de Buridán, no puede pronunciarse por ninguna de sus dos opciones. Su concepción "uninacional" de España lo acerca al PP, justo el partido con el que no quiere saber nada. Su inclinación al reformismo socialdemócrata y a la izquierda en general lo empuja hacia Podemos, un partido cuyo objetivo esencial es acabar con el PSOE. Abstenerse es no decidirse y, como el asno de Buridán, perecer por inanición.

En ese panorama, ¿de dónde saca el personal que los indepes catalanes están claudicando en su objetivo propio?