Es mostren els missatges amb l'etiqueta de comentaris Investidura.. Mostrar tots els missatges
Es mostren els missatges amb l'etiqueta de comentaris Investidura.. Mostrar tots els missatges

divendres, 30 de setembre del 2016

Corte y confección

Menudo éxito han obtenido los 17 dimisionarios y sus poderosísimos animadores, instigadores y protectores. Querían destituir a Sánchez y lo han fortalecido. Lo han convertido en un símbolo sin debilitar su posición orgánica. 

Todo tiene su explicación: el plante se urdió a toda prisa entre las elecciones gallegas y vascas y la reunión del Comité Federal. Los urdidores daban por descontado que Sánchez dimitiría entonces. Por eso repetían la falsedad de que seguía perdiendo votos y no remontaba. Lo cierto, sin embargo, es que sí remonta en condiciones muy difíciles con respecto a la etapa de Rubalcaba, que fue quien hundió al PSOE. Total, Sánchez no dimitía, así que se montó el plante de los 17 entre rayos y centellas en escena, con declaraciones explosivas de González y editoriales incendiarios de El País, portaestandarte de la nueva Brunete. Es decir, como siempre, mucho ruido y pocas nueces. La confesión de González de "sentirse engañado" por Sánchez (una forma como otra cualquiera de llamarlo mentiroso) se hacía revelando el contenido de una conversación privada. Algo en verdad de baja calaña y visto como tal por la opinión. En cuanto a El País, hasta la redacción se le ha sublevado por los insultos al Secretario General socialista. El director ha respondido que en la casa manda él. No es cierto pero, si le consuela, se puede dejar en mero exabrupto.

El plante terminó a lo largo de la jornada de ayer que vivió momentos sublimes. En su arrogancia, no dudando de que esta vez Sánchez tendría que ceder, los urdidores no tenían plan B. Así que no se les ocurrió nada mejor que enviar a la señora Verónica Pérez a hacer el ridículo a la puerta de Ferraz, tratando de imponer una autoridad de la que carecía. Este broche de oro puso fin a un episodio que empezó siendo dramático y terminó en chusco. Ahora es de esperar que las consecuencias no se desmadren. Susana Díaz habla de coser. Ya solo el verbo escogido demuestra que la dama no da para mucho. Sin contar con la duda razonable de que pueda coser la responsable del desgarro. No es preciso coser nada. Basta con sentarse a hablar, deliberar, razonar, exponer los motivos y llegar a la mejor decisión colectiva posible de acuerdo con unos principios que en teoría se defienden. Y aquí se perfilan tres diálogos: a) con los 17 del plante; b) con los dos instigadores interiores, Díaz y González; c) con los instigadores exteriores, los medios, singularmente El País.

El diálogo con los 17 es muy simple. Han dimitido de unos cargos orgánicos. Sus razones tendrán. Pero eso ya no importa. Que vuelvan a sus destinos y hagan su tarea. En el fondo, no tienen culpa. Han sido piezas de un designio erróneo pero superior.

El diálogo con los dos instigadores interiores es más complicado. Según va sabiéndose, justificaban su actitud sabedores de que Sánchez tenía la intención de pactar con Podemos y los indepes catalanes. En realidad esa alianza es imposible porque Podemos nunca aceptará ser muleta de un gobierno PSOE. Lo han dicho muchas veces. Siempre encontrará una razón para votar "no". Haría bien Sánchez en propugnar esa alianza porque, si saliera, sería un acierto. Si no sale, él va cubierto a las terceras elecciones. Pero no es necesario discutir estas cosas. Sánchez no ha dicho que quiera esa alianza. Los instigadores dicen que tiene la intención. O sea, por un juicio de intenciones pasan por encima del CF y pretenden cepillarse al SG.

Seamos claros, el objetivo verdadero, desde el primer momento de los abstencionistas en el PSOE ha sido un gobierno del PP. Lo justifican señalando que, al no tener mayoría absoluta, sería controlable en el Parlamento. Saben que no es cierto, entre otras cosas porque ahora mismo, declarado en rebeldía, no lo es. Los ministros no acuden a las sesiones del pleno de control del gobierno. Es de risa. La pregunta es, ¿por qué ese empeño en facilitar un gobierno de Rajoy, de no pedir siquiera un cambio de candidato? No se sabe. Se murmura algo sobre la estabilidad, pero nadie lo toma en serio. ¿Por qué, pues? En el caso de la señora Díaz o explica por qué afirma que lo primero es constituir gobierno (del PP, claro) o tendremos derecho a pensar que ahí hay algún posible chantaje del PP. Conociendo a este partido, no sería de extrañar; ha hecho cosas peores. Pero, conociendo a la señora Díaz, algo así sería impensable. Por eso interesa conocer sus razones.

Las de González son más claras. El ambiente en que se mueve desde hace años, cancillerías, gobiernos, congresos, empresas, negocios, es profundamente de derechas y él se ha mimetizado. Muchos opinarán que fue de derechas siempre. No me lo parece, aunque admito que es discutible. No lo es que, desde hace unos años, razona entre Pinochet y George Soros. Además hay un elemento caracteriológico, una arrogancia cada vez más bombástica, anclada en la convicción de que en el PSOE se hace lo que él dice. Cuando pugnaba por conseguir la abstención de Sánchez era evidente que contradecía la decisión del CF, que había dicho que NO es NO. Y González cree seguir siendo Felipe. Y tampoco.

¿Qué decir de los medios? ¿Qué de El País? El diario parecía una lista de conscripción con un solo conscripto: Sánchez. Allí en donde se lo encuentre, oblíguesele a dimitir. El País se ha convertido en un simpático tabloide. Y el conjunto de los medios, todos ferozmente partidarios de una gobierno del PP, se han lucido con Sánchez. Incluso los teóricamente situados en la esfera de la "verdadera" izquierda: una desvergüenza que Sánchez no dimita, se dé así paso a un gobierno del PP y Podemos quede de única oposición, engordando, a la espera del anhelado Sorpasso que no le deja vivir.

Por cierto, los de Podemos tampoco esta vez han estado a la altura. Siguen sin pintar gran cosa porque todo lo que pasa pasa en torno al PSOE y hacen análisis que parecen de los mitos de Cthulhu, por lo verosímiles. Hubieran quedado como los ángeles de haberse manifestado en el conflicto del PSOE a favor de Sánchez. De hecho, siempre están hablando pestes de él. Buena ocasión para mostrar cierto espíritu caballeresco del que carecen por entero, siendo así que todo el mundo lo valora mucho.

Y de valores acabará yendo el asunto porque cada vez es más claro que vamos a las terceras elecciones. Tengo para mí que, de producirse estas ahora mismo, la gente votaría en masa a Sánchez. Desde luego, las primarias las tiene ganadas de calle. Pero también las generales.

Un éxito el plante.

dijous, 29 de setembre del 2016

El perro andaluz

Recuérdese que, preguntados Buñuel y Dalí por qué su película se llamaba El perro andaluz, contestaron que no tenía nada que ver con perros ni con Andalucía. Lo mismo este post sobre el golpe de mano de los socialistas peperos en contra de Sánchez no tiene nada que ver con Andalucía.

Que Susana Díaz y Felipe González, los dos instigadores de esta maniobra de sombras y puñales por la espalda, sean andaluces, no es aquí relevante. Podrían ser marcianos. En realidad, lo son.

Mientras se ha cocido esta conjura dirigida por Rubalcaba desde El País, el PP estuvo muy callado. Lógico. Informado al detalle por sus submarinos en el PSOE, empezando por sus antiguos militantes, estilo Fernández Vara en Extremadura, comprendió que lo mejor era no hacerse notar porque la gente no sospechara que este plante de los 17 venía movido por su afán para que el Sobresueldos vuelva al gobierno.

Que vuelva el Sobresueldos y el PP, el partido con cinco causas judiciales abiertas. Que vuelvan sin responsabilidad alguna, exonerados de sus fechorías pasadas y dispuestos a cometerlas más gruesas porque, gracias a estos individuos, no hay  modo de librar al país de ellos. Por supuesto, al país, que le den. Esas 17 personas no tendrán que padecer personalmente las consecuencias de las políticas antipopulares e injustas del PP. Y se llaman socialistas cuando son meros vividores de lo público en un clima de corrupción consentida que quieren prolongar porque los favorece.

Supongo que los de Podemos estarán celebrando la quiebra del PSOE, convencidos de que, por fin, ya que ellos no fueron capaces de conseguirlo, los mismos socialistas les facilitaron el sorpasso. Eso ya se verá porque, aunque no lo crean, la razón de que la gente no los prefiera no reside en que los socialistas les "robaran" votos, sino en que, simplemente, no los prefieren y cada vez los preferirán menos por razones de su discurso, tanto en el fondo como en la forma. Pero esto es asunto de menor interés.

El mayor interés reside en ver cómo repercute esta fractura socialista en el único problema real, verdadero, que hay en España: Cataluña. Desde la perspectiva catalana, la situación del PSOE que prácticamente garantiza ya un gobierno del PP con Rajoy a la cabeza, en principio, no tiene consecuencias. La Generalitat proseguirá con su hoja de ruta y, referéndum mediante o no, proclamara la independencia unilateralmente en el último tercio de 2017. ¿Vemos a los neofranquistas, con su retórica imperial y nacionalcatólica, aceptando sin más la separación de la República Catalana? Francamente, no. ¿Los vemos recurriendo a su típico argumentario de la provocación, el matonismo, el porrazo, el pistolerismo y, si es necesario, los tanques? Lo primero (la represión de "baja intensidad") es muy probable; lo segundo (recurso a la fuerza militar), no. ¿Entonces? Entonces, el Sobresueldos descubrirá que la política es algo más que cuidar a tu padre con cargo al Estado, enchufar a tus parientes, ver partidos de fútbol y decir necedades sentenciosas. Descubrirá que ya no basta con robar a mansalva para callar bocas,porque hay bocas que no se callan. Descubirá que hay que tener ideas, extraños entes de imposible comprensión que jamás han visitado su magín. Y, como no las tiene y tampoco tiene fuerza para imponerse, tendrá que tolerar la mediación internacional y tragarse el referéndum que nunca quiso.

Esa es la verdadera razón de la fractura del PSOE y de la inexistencia de gobierno en España: Cataluña rebelde. Lo que une a González y Rajoy es la convicción de que hay que sojuzgar a los catalanes. Lo que los 17 mindundis no toleran a Sánchez es que haya intentado entenderse con los independentistas. Algún día, relativamente pronto, descubrirán que en su aterrorizado rechazo a la perspectiva de que los catalanes decidan y toda la tramoya de la Restauración salte por los aires, se han cargado el país. Dicho claramente: las ambiciones desmesuradas de Díaz, las complicidades de González, el reaccionarismo de Rubalcaba, el derechismo de muchos de ellos y el clientelismo de los más, que deben votar lo que les dicen sus jefes de filas, han cerrado la última posibilidad de un entendimiento civilizado entre España y Cataluña.

Son tan cobardes, lerdos y serviles que no solo se han quedado sin partido. Se han quedado sin país.

dimarts, 27 de setembre del 2016

¿Resistirá?

Una pena. En un día tan glorioso como este, en que podemos disfrutar de la imagen de una banda de presuntos chorizos multimillonarios en el banquillo de los acusados, hemos de dedicarnos a otros menesteres porque la urgencia del momento así lo exige. Y es lo que haremos. Pero no me dirán ustedes que no es grato completar a estos pájaros sentados con rostro grave y hasta amargado. ¿No les vienen a la memoria las fotos de todos ellos sonriendo o riendo a mandíbula batiente, exhibiendo su poder y su riqueza? ¿No los recuerdan a bordo de yates de lujo, cazando piezas mayores en el África, entrando y saliendo de suntuosos comedores, inaugurando jolgorios, todo con nuestro dinero? Ignoro en qué medida afecta a estos payos el hecho de que los demás pensemos de ellos que son unos granujas y unos malnacidos. Pero supongo que lo tendrán presente. Y ojalá la justicia cumpla con su deber y les haga pagar sus supuestas fechorías.

Y vamos a lo nuestro. El País sigue inmisericorde en la cruzada antisánchez más destructiva. No sé si algún otro dirigente ha tenido que soportar otra portada tan agresiva como esta en la que no solamente se le pide la dimisión sino que su misma propuesta de convocar primarias se convirte en causa de que se pida esa dimisión con ese tono bronco, casi histérico, a través de un titular de periódico en el que no se informa, sino que se difunde una consigna: Como no cede, dimisión.

No es imposible que El País caiga más bajo; pero es difícil. Ese titular es un pasquín.

He leído en alguna ocasión que Pablo Iglesias acusa a El País de buscar la destrucción de Podemos, igual que he escuchado a los de Podemos repetir muchas veces que el "PSOE y el PP la misma mierda es". Ignoro si los que decían esto habrán rectificado porque la estupidez suele ser tan densa como tarda, pero es obvio que a quien el El País quiere destruir de verdad es a Sánchez y al PSOE. De Podemos, ni se acuerda. Pero estaría bien que alguien de la "verdadera" izquierda dijera algo sobre esta persecución de un dirigente de la izquierda, este mobbing periodístico, típico de los tabloides y la prensa amarilla.

Junto al titular, otro editorial cargado de agresividad y verdadero odio, Un partido secuestrado. Un texto tan injusto e inmoral que seguramente lo habrán redactado a cuatro manos Cebrián y Rubalcaba. Todos ven que el país sufre un presidente del gobierno en funciones, declarado en rebeldía ante el parlamento, que lleva ocho meses chantajeando a las instituciones, a los demás partidos y a la opinión pública, que tiene a su propio partido forzado al silencio, que se niega a retirarse pero tampoco hace nada por presentar su candidatura. Pues bien, para El País no es el presidente de los sobresueldos el responsable de esta situación sino que lo es el líder de la oposición que, como es evidente, juega en inferioridad de condiciones.

Si había alguna duda sobre la necesidad de mantenerse firme en el NO es NO y echar a esta peste de mangantes, corruptos e ineptos del gobierno, la clara complicidad de los medios con este desbarajuste es ya suficiente para no hacer caso a sus exabruptos. Repásese el editorial. En esa breve pieza se trata a Sánchez de tramposo, chantajista, de tratar de organizar un plebiscito a su medida, de traicionero, marrullero y de hacer una fuga hacia delante. Ignoro cuál será la capacidad de resistencia de Sánchez ante esta agresión pero, si quiere, puede verla con otro ánimo a base de preguntar a quien insulta con tanta ferocidad en petición de una dimisión, ¿quiénes serían las personas que propugnaria como sustitutas? ¿Susana Díez? ¿Carme Chacón? ¿Eduardo Madina? Eso es un chiste. Quienes han estado torpedeando la campaña electoral de Sánchez no debieran alzar mucho la voz y, de hecho, no la alzan, salvo Fernández Vara, que le viene de casta pepera.

Estos ataques tan desmesurados (producto de la histeria de la derecha, que quiere resolver la interinidad antes de que fragüe algo peor) pasan por alto el hecho de que la resistencia y el coraje de Sánchez cuentan con un apoyo fuerte en la militancia, que ha encontrado una razón sobrevenida para movilizarse orgullosamente por su partido: apoyar a su dirigente e impedir que las fuerzas oscuras de los oscuros despachos y los bancos a través de sus lacayos en los medios, decidan quién gobierna España y quién no. En realidad, la audiencia que El País quiere tocar son los llamados "barones", ese puñado de dirigentes territoriales que, por razones personales, hacen el juego al PP y cargan contra su propio secretario general. O militaron en el PP (caso de Fernández Vara) o son amigos de los peperos (caso Rubalcaba) o tienen corazón pepero (caso Bono, Leguina, etc) o simplemente no pueden soportar que nadie los haga caso porque, en el fondo, no son nada; caso Díaz.

Sánchez sostiene que las medidas que parecen "un chantaje" a El País, esto es, la convocatoria del Comité, las primarias, el congreso, son necesarias para dar respuesta a la derecha en asuntos de gobierno y con el lenguaje que aquella entienda y para que su partido hable "con una sola voz". Eso en el PSOE nunca será posible porque no es el PCE, pero es bueno que se formule. Y que quienes tienen otras voces calibren la responsabilidad en que incurren si, por tratar de imponerlas, permiten que el país siga gobernado por el mismo partido corrupto y el mismo gobierno de ineptos y franquistas, con el Sobresueldos a la cabeza, es decir por aquellos que lo han traído al estado de crisis y postración en que se encuentra.

Porque la cuestión no ofrece dudas: si Sánchez se va o lo echan, son cuatro años más de Rajoy y quién sabe cuántos más del PP con sus sucesores, por ejemplo, Feijóo. Dice El País que Sánchez no puede poner a los ciudadanos ante la disyuntiva de Rajoy sí o no. Él prefiere librarlos de esa angustia con un "Rajoy sí o sí". 

dilluns, 26 de setembre del 2016

Decíamos ayer...

Se han cerrado las urnas. Se ha hecho el recuento. Todo queda más o menos como estaba. Pero ahora vienen las interpretaciones, los deseos, las ascuas para arrimar sardinas. Nadie ha perdido, por supuesto. Los cálculos extrapolan al Estado los datos de dos CCAA tan atípicas como Cataluña, ambas también históricas y con peculiaridades intransferibles ni siquiera entre sí. Y no tienen en cuenta la diversidad de objetivos de los contendientes. Ni su muy distinta composición. Ni la posición real en que quedan en la legislatura. Se manejan las cantidades, los porcentajes, sin matizar su alcance. De lo que se trata no es de entender qué haya pasado sino de interpretarlo como justificación para la actitud que se adopte en el conjunto del Estado. Las opiniones, ya se sabe, son libres.

La de Palinuro:

C's: No cuenta. En el PV ha empeorado los resultados de UPyD, cuya alma había pretendido robar, según dolido sentir de la fundadora, Rosa Díez. Es difícil sacar diputados en Galicia y el País Vasco con un discurso casi exclusivamente anticatalanista. Es imposible. En España, todavía, aunque cada vez menos. C's tiene un problema de invisibilidad por indefinición. Dos pactos, dos fracasos; casi es mejor que deje de pactar.

PP Mayoría absoluta en Galicia y el último de la cola en el País Vasco, en comandita con el PSE. Gobierno sin trabas en Galicia e irrelevancia en Euskadi. Dicen los medios que se refuerza la posición de Rajoy. No se ve por qué salvo por la nada desdeñable razón de que eso coincide con los intereses casi universales de la política en España, hoy. Que gobierne Rajoy. A eso no ayuda nada ser irrelevante en el País Vasco o seguir siendo el dueño incontestado de Galicia. Ya lo era. Si acaso, al haber crecido la mayoría absoluta de Feijóo (y eso sí que es "marea"), se atisba una amenaza. Feijóo podría ser la alternativa que el PP ofreciera a cambio de que le dejen seguir gobernando.

PSOE Todas las miradas puestas en él. El dictamen del establecimiento mediático (que es también el de los otros partidos, sobre todo PP y UP) es unánime: enésimo fracaso de Sánchez; la que te espera en el Comité federal; los barones aprestan las huestes. Basta escuchar a Fernández Vara, cabeza del sector derrotista, partidario de "pasar a la oposición" o sea, dejar gobernar al PP con el presidente de los sobresueldos. Dice el extremeño que el PSOE "ha dejado de ser referencia". Será para él y sus correligionarios. La militancia piensa que es al revés: ahora es referencia. Sánchez no sale capitidisminuido de estas elecciones. Los resultados se esperaban malos y lo han sido, pero no mucho. En el País Vasco, los votantes se le han ido a Podemos que, sin embargo, ha quedado en tercer lugar y no pinta nada. Igual que el PSE. Juntos en la nada. El sorpasso es esto: la nada. En Galicia, el PSG ha aguantado y ni sorpasso ha habido, salvo para los auténticos creyentes. La posición de Sánchez en las cuestiones internas de su partido (que son muy externas) no se ve mermada ni debilitada por estas elecciones. Por lo demás, es un asunto que compete al PSOE y que este arreglará como pueda. Pero lo urgente ahora es decidir si ha de haber un gobierno o vamos a terceras elecciones. Visto lo visto y leído lo leído, si yo fuera el PSOE, iría sin dudarlo a terceras elecciones. ¿Por qué? Porque mantiene la centralidad política, reconocida por todos. Se puede gobernar sin el PSOE, pero no contra el PSOE. Y querer forzar la voluntad del partido para que claudique ante quien no lo merece es ir contra él. Por lo demás, el fementido bipartidismo aguanta.

Podemos Estaban los recuentos aún en el aire y ya rodaban tuits triunfalistas del esclarecido guía vistiendo de victoria la derrota. Podemos es principal fuerza de la oposición aquí y allí no tanto pero casi. De la oposición. No del gobierno. En realidad, Podemos no pinta nada en ninguna de las dos comunidades. En Galicia porque comparte esa nada en el pintar con las otras fuerzas de En Marea y en el País Vasco porque Podemos no lidera nada, ni la oposición y el gobierno no necesita a nadie. De hecho, el triunfalismo se matiza con derrotismo: otro dirigente, Ramón Espinar, reflexiona que Podemos pierde votos en donde no va Iglesias de candidato. Este parece reconocer que, en realidad, siguen perdiendo. Pero al estilo pelota de la vieja política, no quiere acordarse de que el 26J, con Iglesias de candidato, perdieron más de un millón de votos. Nada ha cambiado con Galicia y País Vasco y menos que nada, Podemos. Parece que se impone la línea dura con el PSOE, esto es, zarandearlo y poco menos que ordenarle que se avenga a una coalición, retándolo, incluso poniendo en duda casi la virilidad de Sánchez por achantarse ante los barones. Es la vía más rápida hacia las terceras elecciones en la esperanza de que el PP aumente su porcentaje. Así, cuanto peor, mejor. Si l@s de Podemos quieren evitar terceras elecciones, que se abstengan ell@s.

diumenge, 25 de setembre del 2016

Era una revolución

Recuérdese la famosa anécdota del Duque de la Rochefoucauld y Luis XVI, un telediario antes de la toma de la Bastilla: "¿Qué ocurre? ¿Es una revuelta?" "No, Sire, c'est une révolution". Cambien tiempo y lugar: "¿Qué ocurre?¿Es una algarabía" "No, Presidente, es una revolución". Pues sí, es la revolución catalana. La derecha no se ha enterado o no ha querido enterarse y, lo más curioso, la izquierda, tampoco. Y, ya curiosísimo, la verdadera izquierda, tampoco y eso que el término todavía ocupa algún remoto lugar de su imaginario.

Nadie ha querido hacer caso de la abrumadora sucesión de síntomas en los útimos años. Las señales de la tormenta aproximándose. Nadie. Los analistas, los comentaristas y tertulianos, los medios, todos mudos. O peor que mudos, desinformando. No solo por vicio sino también por ignorancia. Llevan años aplicando al movimiento independentista categorías de la apacible época autonómica, cuando un nacionalista catalán podía ser español del año.

Es claro, razonan los cerebros de la izquierda, no está pasando lo que está pasando. Las revoluciones tienen unas pautas, necesitan un partido de vanguardia; no pueden ser obra de una alianza transversal de políticos de todo credo y movimientos sociales; no pueden ser movidas de los ricos contra los pobres; el nacionalismo y la revolución son agua y aceite. No, no está en el cuadro de las revoluciones. No es una revolución.

Entonces, ¿qué es?

El primer proyecto de ley de desconexión corta el nudo gordiano de la transición al estilo alejandrino. Es más, inaugura la segunda parte de la transición. No digo la segunda ni otra transición porque son determinaciones sobadas por los políticos y despojadas de todo sentido.

La Transición, IIª parte o segundo acto. El Parlament pretende declarar la nulidad en Cataluña de todos los procedimientos penales del franquismo, los consejos de guerra, los sumarísimos. Eso es algo que debía haberse hecho en toda España al día siguiente de la muerte del dictador. Nulas todas las actuaciones judiciales penales del franquismo. Y no solo las militares sino también las civiles de la jurisdicción especial de Orden Público.

En realidad, ese día tendría que haberse declarado la nulidad del franquismo erga omnes. Nada de lo actuado en aquellos años era legítimo y, por tanto, no podía ser base de la legalidad democrática. Todo nulo, desde la abolición del Estatuto Catalán hasta la designación de Juan Carlos como sucesor de Franco "a título de Rey".

Y ahí está el nudo de la cuestión. No andaba el horno para bollos. Los militares controlaban la escena. El mundo se inhibía. La oposición, fragmentada y todavía muy asustada. Así que se transigió y se edificó un régimen constitucional sobre decenas de miles de asesinados y enterrados en fosas anónimas en las cunetas de toda España. Durante el largo mandato de Felipe González no se intentó siquiera abordar la cuestión de la justicia a las víctimas de la guerra, la postguerra y una larga dictadura que murió matando. Esto solamente se enmendó con la ley popularmente conocida como Ley de la Memoria Histórica, correspondiente al mandato de Zapatero. Y justamente, este gobierno se asustó ante las consecuencias de una declaración de nulidad erga omnes y dejó las reparaciones reducidas a los procesos penales y los asesinatos extrajudiciales y, además, restringió su alcance al orden puramente moral y simbólico. Nada de reesarcimiento material. Los gobiernos de Zapatero, que mostraron cierta osadía al comienzo se revelaron luego pusilánimes: la Ley de la Memoria Histórica rebajada, la reforma del derecho de propiedad intelectual y la de relaciones entre la Iglesia y el Estado, abandonadas en los cajones de La Moncloa.

La decisión del Parlament es una bomba de (muy escaso) tiempo. De adoptarse, supongo, provocará el habitual recurso del gobierno al Tribunal Constitucional que, a su vez, hará lo que acostumbra: suspender y/o prohibir. Hasta aquí hemos llegado en otras ocasiones en esta crisis constitucional; pero de aquí no hemos pasado. Al aquilatar el efecto de los pronuncimaientos del Constitucional conviene recordar que la Generalitat no le reconoce autoridad mientras que ella misma, como órgano, deriva la suya del Estatuto de Nùria, al que considera en vigor porque su derogación por la dictadura fue ilegal.

La controversia es muy interesante y pilla a la izquierda española con el paso cambiado, en cueros. Nadie en la izquierda puede oponerse a la anulación de la Causa General y aledaños a través de otra Causa General de condena de la Dictadura y anulación de sus actos. Pero, la aceptación y hasta el apoyo de la reclamación pone a las izquierdas españolas en coalición con el independentismo. Y el asunto se complicaría extraordidnariamente si hubiera que votar en el Congreso a favor o en contra de la propuesta catalana, teniendo en cuenta la mayoría de la izquierda.

Era una revolución y no han sabido verla.

Los candidatos, en el fondo, no quieren ser presidentes por no tragarse el marrón de Cataluña. Y no haya duda de que será un marrón. Pongo un ejemplo inmediato: ¿cómo va a explicar en los medios y las cancillerías extranjeras el ministro de Exteriores, García Margallo, más conocido como Gibraltar español, que el Parlamento catalán anula ahora las actuaciones judiciales de la dictadura? Espero que no lleve a la lumbrera de Interior, diciendo eso tan agudo y original de que hay que mirar hacia delante y no hacia atrás. A ver cómo explican todos que en España no se haya condenado el franquismo a los 41 años de la muerte del dictador y se siga tolerando su iconografía y subvencionando con fondos públicos una fundación que lleva su nombre y se dedica a ensalzar su memoria.

dissabte, 24 de setembre del 2016

Terceras elecciones

Si los barones no existieran, hipótesis descabellada, habría que inventarlos. Aunque parezca mentira, ese amago de sublevación de las taifas socialistas viene muy bien a Sánchez. Refuerza su posición negociadora frente a Podemos. Él bien quisiera reconocer la esclarecida guía de los portavoces de la gente y aplicar las medidas salvíficas que se le aconsejen. Pero, por desgracia, tiene al partido levantisco y ha de respetar unos límites. Si la otra parte, la verdadera izquierda quiere negociar de verdad, con ánimo de concluir algo, tendrá que limar sus formas y moderar o aguar sus propuestas. Respecto a la posibilidad de algún acuerdo con los indepes catalanes, por ejemplo, su abstención, es aun más lejana. Los barones no quieren ni oler el independentismo.

A su vez, los indepes catalanes tienen escaso margen de maniobra. La exigencia de un referéndum es innegociable. Las posiciones no pueden acercarse más. Cabe discutir si el "no" al referéndum es una actitud justa o no. Pero es la que hay. Los barones aducen que, además, atrae el voto de los españoles de izquierda contrarios a la autodeterminación catalana. Puede que no sea cierto y que, haciendo la debida pedagogía, el electorado español se mostrara más tolerante con ese derecho. Pero no hay tiempo para comprobarlo y el PSOE prefiere no dar esa baza a su gran adversario, el PP que acusaría al otro de romper España, o sea, de lo que él hace.

Con eso, la posible alianza queda reducida a PSOE-Podemos, con el rotundo anatema de C's y la oposición de los barones socialistas. En esta situación los de Podemos, como siempre, dicen una cosa y hacen la contraria. Dicen querer una alianza con el PSOE, pero lo maltratan sistemáticamente de palabra y obra, con una arrogancia absurda, dada la situación en que se encuentran. Bajo ningún concepto quieren terceras elecciones, a la vista del pobre resultado de las segundas que ellos provocaron. Pero los hados los llevan a hacer todo lo posible para que sean inevitables. A estas alturas puede ser ya materialmente imposible que Sánchez convenza a los barones de que Podemos es de fiar; tampoco a una buena parte de la militancia. La gallardía del NO es NO de Sánchez le ha valido el apoyo activo en masa de los militantes que, de pronto, han encontrado una razón para movilizarse. Pero que lo apoyen no quiere decir que aprueben una alianza con un partido que no es de fiar, pues su objetivo final es acabar con el PSOE. Los militantes apoyan en el NO es NO de Sánchez y no temen a unas terceras elecciones.

La prensa se extiende en los dimes y diretes de las cuestiones internas del PSOE, Comité federal, Congreso, primarias. Todo importante, sin duda, para los militantes, pero solo para ellos. El PSOE, como partido, ocupa la centralidad política que los otros ansían y no consiguen. Sobre él, la responsabilidad de adoptar la mejor decisión para los intereses generales, al lado de un gobierno que no gobierna y una oposición que no sabe si oponerse al gobierno o a la otra oposición. Los barones parecen ya resignados a la opción de las terceras elecciones. De ser esa la vía, Sánchez se encontraría un partido de nuevo unido.

Terceras elecciones es la única opción abierta a Rajoy para ser investido. No tiene otra. Sánchez tiene aún abierta la de la negociación y, si esta fracasa, las terceras elecciones serán también su última opción. Pero con una diferencia crucial a la hora de articular la campaña electoral: que él ha hecho todo lo posible por evitarlas mientras que Rajoy no ha movido un dedo. Sobre los dos partidos emergentes es poco lo que hay que decir que no se haya dicho ya.

divendres, 23 de setembre del 2016

La voz del mayoral

El País ambicionó siempre el estatus de "intelectual orgánico" del sistema de la III Restauración borbónica. Porque ha habido tres: la de Fernando VII, El Deseado, la de Alfonso XII, triste de ti y la de Juan Carlos I. Hemos tenido dos fugaces repúblicas y tres interminables restauraciones. El abanderado, el confaloniero de la última, el intérprete de sus designios, el urdidor de su supervivencia, el gran guía de esta transición inacabable es este periódico. Capataz diligente de los designios de la oligarquía española, sector liberal-progresista, El País se enorgullece de seguir las órdenes del amo del cortijo con una mezcla de gracejo servil de mayoral antiguo y aparente eficacia de librecambismo neoliberal.

El editorial de hoy, La deriva de Sánchez, es una pieza a degüello contra el secretario general del PSOE por no doblegarse a los intereses de los que mandan en la empresa y en la banca, los que dictan los contenidos del diario. Este trabajo de matarife lo bordaba antaño Juan Luis Cebrián, acostumbrado a tumbar gobiernos con sus insufribles cuanto pedantes soflamas. Pero ya ha cansado a la audiencia. Ahora entran en la batalla las baterías institucionales. El editorial podría venir directamente de La Moncloa, o ser un producto del mismo Cebrián. Incluso puede serlo de Rubalcaba, recientemente incorporado al consejo editorial del periódico, un lugar muy cómodo desde el que disparar contra su propio partido sin que se note mucho.

De todos los editoriales inicuos y repugnantes que ha publicado el medio, este se lleva la palma. En sus líneas reverbera el orgullo y el desprecio de la España integrista (la que ganó la guerra, como acaba de recordar el psicópata de Interior) con la arrogancia de los sedicentes progresistas y liberales de la "otra España", siempre dispuestos a claudicar ante la derecha nacionalcatólica más cerril. Respira agresividad y hasta odio hacia un solo hombre, Sánchez, que ha tenido el arrojo de plantar cara al conformismo, a la resignación, a la claudicación ante la chulería de una derecha que, como puede verse, está dispuesta a todo para no salir del poder. Está literalmente fuera de sí pues no consigue trasladar sobre las espaldas del socialista la culpa de un bloqueo que recae exclusivamente sobre el presidente de los sobresueldos, obstinado en no cambiar la poltrona del poder por el posible banquillo de los acusados.

Acusa el editorial a Sánchez de irresponsable por anteponer su interés personal al general de España. Justo lo que hace Rajoy con todo descaro. Pero eso ni se menciona. Rajoy tiene derecho a bloquear; Sánchez, no. ¿Por qué? Porque El País es el periódico de Rajoy, el mayoral porcino de la piara. ¿Y qué decir de eso del "interés general de España"? Resulta que este interés manda que gobiernen los mismos que han robado a mansalva, destrozado y arruinado el país y lo han hundido en el descrédito internacional más profundo. Manda asimismo que se condone la corrupción sistemática de un partido cinco veces imputado en procesos penales y abarrotado de ladrones, sinvergüenzas, comisionistas, dafraudadores y delincuentes organizados. Manda también que se les garanticen otros cuatro años de arbitrariedades, enchufes, malversaciones y despilfarros.

El "interés general" de España manda que siga en el poder un gobierno de franquistas cuya finalidad es revertir los escasos avances democráticos conseguidos hasta la fecha. Manda involucionar, desmantelar el Estado del bienestar a base de esquilmar el erario y lo que quede, dejárselo a la beneficencia privada. Manda esclavizar a los trabajadores, estafar a los contribuyentes, expoliar a los pensionistas, desamparar a los dependientes, expulsar a los jóvenes, someter a las mujeres, rechazar a los refugiados e inmigrantes, entre otras formas de injusticia.

Sánchez resiste apoyado por las bases, la militancia y los votantes, elementos que han resultado ser más eficaces de lo que los señoritos del capital calibraban porque contra ellos no se han impuesto los chantajes de la derecha. Tampoco la hipocresía de la "verdadera" izquierda (esa que dice que no quiere ser encasillada en el PSOE o el PCE pero lleva al PCE en sus listas electorales), ni los bancos, ni la Iglesia, ni los socialistas submarinos del PP, ni todos los medios, tertulianos y demás patulea. Algo en verdad milagroso porque el secretario general solo cuenta con ese respaldo. No tiene la abundancia de medios de que disponen los demás, sobre todo el PP y Podemos, con sus canales de televisión y medios digitales a tope de "auténticos creyentes".

Sánchez no tiene más que la confianza de la gente (cosa de la que los otros tres carecen por su falta absoluta de lealtad), la buena fe y la convicción cada vez más extendida en que aquí nos jugamos una cuestión de dignidad y autoaprecio. Si nos resignamos, si claudicamos, será cuando el país se hunda.

Desde El País se recurre a la amenaza de desequilibrar el PSOE, algo preocupante porque ahí se nota también la larga mano de Rubalcaba y se formulan falacias vergonzosas como que no es posible gobernar con 85 diputados, que son el 25% de la cámara. Falso. Hay países europeos gobernados en coalición con similares porcentajes. No se gobernaría con 85 diputados sino con 150, quizá con 170 o mayoría absoluta. En todo caso, similar es la pretensión de dar el gobierno a 135 diputados, que es el 33% de la cámara. Pero esto, como la responsabilidad del bloqueo, no se menciona. El PP tiene más derechos que el PSOE. ¿Por qué? Porque lo dice El País, que es su periódico.

De los números, El País lleva sus sofismas a los contenidos. Las sumas de posibles aliados del PSOE son absurdas, heteróclitas, nada de fiar, una receta para el caos. Este puede ser el único argumento aceptable del periódico. Podemos, la "verdadera" izquierda de IU y los morados, lejos de facilitar el camino a la formación de una gobierno de izquierda, lo han dinamitado. Sobre el desbarajuste de unas confusas crisis orgánicas e ideológicas se impone la arrogancia y la agresividad de unos neobolcheviques incapaces de moderar sus pulsiones más elementales, narcisistas y revanchistas. Efectivamente, ese gobierno de coalición no es posible pero no porque los números no den, sino porque no da la inteligencia de los dirigentes de Podemos.

Así que terceras elecciones. Es la salida más acertada y la más legítima. En democracia las cuestiones litigiosas se resuelven votando. Rajoy y sus pregoneros dicen que el PP ha ganado las elecciones dos veces seguidas. Mentira. Las ha perdido, como todos los demás. Que sea la minoría mayoritaria no lo hace ganador como se prueba viendo que no gobierna. Hay que esperar una mayoría suficiente para gobernar y la hipótesis que va tomando cuerpo es que pueda conseguirla el PSOE. Justo lo que la derecha y Podemos no quieren. Pues ya saben: pacten.

dijous, 22 de setembre del 2016

Periodismo de guerra

El titular de El País es tan escueto como un parte de guerra...ideológica. La guerra: "Sánchez pasa al ataque". La ideología: "para eliminar...etc". Lo primero parece ser un hecho relatado en términos bélicos. Lo segundo, un juicio de intenciones como un piano. ¿Qué sabe El País lo que pretende Sánchez? Atribuirle la intención de eliminar la crítica dentro del PSOE puede reflejar también un deseo del periódico o un resabio de algún oscuro pasado estalinista. Una purga, vamos. Esa cosas pasan en los partidos, en todos. En el PSOE no suelen acabar en escisiones; pero todo es empezar. Aunque los 135 años pesan mucho en "la conciencia de los vivos", que diría Marx.

Viene luego la intencionalidad política del diario, gran defensor de cualquier forma de gobierno que incluya al PP. Para lo cual hay que doblegar ese tenaz NO es NO de las bases y la plebe, o sea, la militancia y los votantes. Al efecto ha incorporado recientemente a Rubalcaba al consejo editorial, importante órgano cuya función, como la del Consejo Nacional en tiempos de Franco, es dar la razón al aconsejado. Así se refuerza el bando antisánchez en el PSOE, que anda muy maltratado en las redes. La gente se toma a risa a Felipe González, antaño oráculo de Delfos. Y no digamos a Corcuera. Está luego ese runrún de las supuestas ambiciones de Susana Díaz. De haberlas, son perfectamente legítimas y medirán sus fuerzas, seguramente, en unas primarias.

Pero antes se yergue el obstáculo del gobierno que ha de formarse si de verdad no se quieren terceras elecciones. Ignoro qué batería de argumentos traerá el batallón de los derrotistas para esta segunda ronda, pero Sánchez sigue teniendo un arma tan poderosa como el escudo de Perseo con la cabeza de la Medusa, que petrificaba a quien la miraba: que los partidarios de ceder al gobierno del PP con Rajoy al mando den una sola razón que justifique su decisión, a los ojos de la decencia y el espíritu democrático. 

dijous, 15 de setembre del 2016

Todos contra Sánchez

En la presentación del libro de Guindos, Rajoy no mencionó a Barberá, ni a Soria. A punto estuvo de no mencionar al presentado. No permitió preguntas de los periodistas, si es que había alguno en una sala atestada de ministros, altos cargos, grandes directores de bancos y consorcios y empresarios del IBEX35, todos con sus séquitos. Pero atacó a Sánchez, a quien culpó, en típico acto de proyección, del bloqueo político, del deterioro general de la situación y de anteponer sus intereses (personales o de partido) a los colectivos.

El enemigo por batir es Sánchez. Coinciden prácticamente todos los medios y casi todos los grandes y medianos comunicadores y, por supuesto, la empresa y la banca. Es una presión permanente y un sonsonete continuo: "Sánchez debe facilitar un gobierno del PP", "todo antes que ir a terceras elecciones". Se suma un coro de socialistas de diversa procedencia y distinto peso, unidos en cuestionar el NO es NO de Sánchez y en buscar alguna fórmula para que la oposición a la que el PSOE debe resignarse sea eficaz y controle de verdad el gobierno del PP. En definitiva, por tanto, el discurso es el mismo de Rajoy, los medios y las demás fuerzas vivas: "Sánchez debe facilitar un gobierno del PP", "todo antes que ir a terceras elecciones".

Acabarán culpando a Sánchez del bloqueo, como ya lo hacen Rajoy y la derecha. Es asombroso que prácticamente nadie recuerde que el culpable real del bloqueo es Rajoy. Su talante autoritario, despreciativo, su rechazo a asumir sus muchas responsabilidades políticas, su problemática actitud frente a la corrupción, lo incapacitan para encontrar aliados. Su negativa a retirarse para facilitar alguna alianza del PP es el cerrojo mismo del bloqueo. El país no se mueve porque Rajoy se niega a irse tras haber fracasado en todo.

La cuestión no es solamente que el responsable del bloqueo, Rajoy, acuse a otro, Sánchez, de serlo, sino que mucha gente lo cree o dice creerlo así. Lo que se está pidiendo, en realidad, es que siga cuatro años más en el gobierno de España un hombre que no lo merece y que no seguiría ni una hora en ningún otro país democrático del mundo. Un hombre que preside un partido imputado en varios procesos penales, algo que tampoco se toleraría e ningún otro país de esos con los que España quiere homologarse. Lo que se está diciendo es que el PSOE, con su abstención, amnistíe la corrupción pasada y admita la venidera. Es difícil creer que sobreviviera de hacer algo así.

¡Todo antes que terceras elecciones!

Y ¿qué es ese "todo" que evitaría las elecciones? Los dicen los derrotistas del PSOE: permitir un gobierno en minoría del PP que, controlado por una poderosa oposición, no podría continuar con su política radical de recortes, merma de derechos, ruina del país y desmantelamiento del Estado del bienestar. Quien esto sostiene no conoce mucho España. En primer lugar, la oposición no será nada "poderosa" porque las malas relaciones entre el PSOE y UP lo impedirán. En segundo lugar, el gobierno (PP con apoyo de C's) estará siempre a media docena de votos de la mayoría absoluta y podrá gobernar en minoría con tranquilidad cuando le plazca, sin derogar sus medidas anteriores. En tercer lugar, quien crea que Rajoy cumplirá cualquier promesa que haga con tal de quedarse en el sillón, no sabe de quién se está hablando.

Además, ¿por qué ese terror a las elecciones? Probablemente se da por bueno el vaticinio de un aumento del voto del PP que, según Arriola, puede llegar a 150 diputados. Estos augurios tienen un valor relativo pues, habitualmente, reflejan solo lo que quienes los hacen quieren que pase. A veces lo quieren con procedimientos retorcidos, por ejemplo, mintiendo. Público trae un análisis ómnibus de varias encuestas y, a su vez, vaticina que: Unidos Podemos perdería 7 escaños en unas terceras elecciones, pero la suma PP+C's quedaría igual en 169. Y es Púbico, el digital de Podemos. Dice más cosas. En concreto, que el PSOE aumentará en votos y escaños (como media docena más), mientras que el PP perderá otros seis escaños y un millón de votos. Si mantiene los 169 es gracias a que C's aumenta ligeramente. Es una lectura que se ajusta más a una idea distinta del impacto de la corrupción en la actividad política. Y cabe hacerla aun más optimista. Es poco creíble, que si el PP baja, suba C's y también lo es que la recomposición del PSOE sea tan escasa.

Las terceras elecciones son, ciertamente, la conclusión de un fracaso, pero carece de sentido querer evitarlo a costa de perpetuar el desgobierno y el desastre que nos han traído aquí.

diumenge, 11 de setembre del 2016

La penúltima vileza de Felipe González

Leo que el reaccionario jacobino Rubalcaba se ha integrado en el consejo editorial de El País. Enhorabuena a ambos. Encaja a la perfección en la deriva pepera y antisocialista del diario de Prisa. Nada de extraño. Lo extraño era que un político tan intrigante como falto de luces hubiera sido secretario general del PSOE. También fue ministro de Felipe González. Pero esto ya se entiende más, sobre todo escuchando las advertencias que este sevillano tan facundo prodiga por llanos y montes, muy imbuido de su función de gran estadista emérito. No conozco muchos casos similares de pertinacia y contumacia en la malevolencia y el deseo de imponer su propio capricho e intereses sobre los de la gente y sus necesidades. ¿Es que no ve y no escucha lo que dice la calle, los militantes los votantes? ¿Es que no ve que sus aliados son la derecha neofranquista, sus esbirros en los medios, incluidos los "socialistas" que largan contra el PSOE desde la televisión de los curas, los empresarios y  señoritos enchufados de los medios progres? ¿Quién se ha creído que es?

Después de haber insistido en que el PSOE dejara gobernar al PP y a Rajoy "aunque no lo merezca", de haber intentado que, cuando menos, su partido se abstuviera para conseguir ese mismo fin, ahora reitera su petición y su interés en que gobierne el PP. Prisa, El País, esa mediocracia cuentista, aparentemente progresista pero, en el fondo de la derecha española más cerril y tradicional no cejan en su empeño. Lo suyo es legitimar a la derecha para que siga destruyendo el país, esquilmando sus recursos, oprimiendo a la ciudadanía. El nuevo artilugio consiste en pedir que, si hay terceras elecciones, los cuatro dirigentes se retiren. Aparentemente, la petición es razonable y el mismo Palinuro la formuló hace ya un par de meses. Ahora, habiendo pasado el tiempo y, ante la coincidencia con González, lo ha reflexionado algo más y ha llegado a la conclusión de que le petición no es más que una forma retorcida y trilera de conseguir el objetivo del gobierno del PP.

La petición obedece al espíritu de esa equidistancia hipócrita que caracteriza al grupo Prisa, cuando trata por igual instancias y personas que no lo son y pone a un mismo nivel al político corrupto y al que no lo es. Y no solo obedece a ese espíritu. De hecho es una tabla de salvación para el Sobresueldos, al ponerlo al mismo nivel que los otros tres políticos que, gustarán más o menos, pero son cien veces más honrados y menos sinvergüenzas que el de Pontevedra. Es más, de los cuatro, estos tres, Sánchez, Iglesias y Rivera son nuevos, casi recién llegados, no han gobernado nunca, mientras que Rajoy lleva en cargos públicos más de treinta y cinco años, ha sido ministro varias veces, presidente del PP -el partido más corrupto de la III Restauración borbónica- y presidente del gobierno también el más corrupto de ese periodo. Y tiene en su haber algunos de los los episodios más vergonzosos de la historia de España, como el "Prestige", la guerra del Irak, las mentiras del 11M, el caso Bárcenas y sus propios sobresueldos. (Por cierto, ¿sigue cobrándolos, como Hernando?) Ponerlos al mismo nivel es algo injusto y bastante repugnante.

Se argumenta que no se trata de equipararlos por lo que hayan hecho o dejado de hacer en el pasado, sino por lo que no hacen en el presente. Los cuatro han tenido un doble fracaso a la hora de componer gobierno y, por tanto, los cuatro deben marcharse. Nueva mentira para favorecer al Sobresueldos. No es verdad que los cuatro hayan fracaso por igual. El responsable de los fracasos -y de las terceras elecciones, si las hay- es Rajoy. Él fue quien hurtó el bulto en la primera investidura y quien votó en contra -junto a Podemos- de Sánchez; él quien ha sido incapaz de formar gobierno en la segunda ocasión y quien hasta ahora no ha permitido que otro lo intentara. De iguales, nada: Rajoy es el responsable; los demás no tienen responsabilidades en el pasado ni en el presente.

De ser un hombre justo, de actuar en conciencia y no al dictado de los intereses de sus amigos, Felipe González debería reclamar que se retirase el Sobresueldos, vergüenza internacional de este pobre país y no por que haya fracasado ahora, sino por lo que lleva haciendo desde el comienzo de su mandato.

Pero eso sería si fuera un hombre justo. Y no lo es.

dijous, 8 de setembre del 2016

Culpas y disculpas

No acabo de entender la razón por la que se da tanta importancia al caso Soria. La tiene por sí mismo, desde luego, pero eso es lo de menos con este gobierno y, sobre todo, este presidente. Parece exagerado suponer que el fiasco del enchufe pueda comprometer la presidencia o el liderazgo de Rajoy. El conjunto del episodio ha sido uno más de los que han jalonado la infausta Xª legislatura, un sinfín de atropellos, dislates, granujerías y agresiones. No es más desvergonzado el enchufe de Soria que el de Wert o el de Ana Mato o, incluso, el de Ana Pastor en el Congreso. Y jamás se ha tambaleado el dominio del sobresueldos. Si la desmesurada importancia se da por el hecho de que el gobierno haya mentido con singular descaro, no debe olvidarse que la mentira y el embuste han sido rasgos esenciales de la legislatura que, de hecho, nació de una desvergonzada mentira: la del programa electoral de Rajoy.

Rajoy ya ha demostrado que no se arredra ante nada para seguir en el cargo y que no tiene en especial consideración las costumbres y usos democráticos. Si no dimitió cuando el SMS a Bárcenas, ¿por qué habría de hacerlo en cualesquiera otras ocasiones, incluida esta del frustrado chollo de Soria? Todo le da igual. El plan de descargar las culpas en Guindos tropieza con el hecho de que el primero en defender a Soria con los embustes del concurso y la publicación fue Rajoy. El nombramiento es suyo y él lo ha defendido como acostumbra a hacerlo, mintiendo o diciendo incongruencias del tipo "ya tal", "todo es falso" o "ese señor por el que me pregunta". Resulta descorazonador, pero este es el presidente que tenemos.

No solamente no hay amenaza a la continuidad del gobierno por el asunto Soria sino que este sirve para fortalecer y blindar más a aquel. Guindos, que había pedido ir al Parlamento a explicarlo dice ahora que no va, amparado en la actitud de rebeldía del gobierno frente a la cámara, a su vez mantenida por el Tribunal Constitucional que no tiene ninguna prisa por resolver el recurso planteado por los grupos parlamentarios.  El gobierno no solo no cae sino que sigue actuando al margen del control parlamentario, confundiendo gobierno en funciones con gobierno de hecho. 

En estas circunstancias resulta muy interesante que, según El Plural, el gurú Arriola prometa a Rajoy 150 diputados si se hacen terceras elecciones. Cualquiera diría que se trata de un anuncio pensado para empujar a los partidos de izquierdas a aliarse a cualquier precio. También puede ser una previsión dirigida al consumo interno del PP, para tranquilizar sus descontentos.

Los partidos de izquierdas no necesitan esos impulsos. De ellos mismos sale la convicción de que deben aliarse para poner fin al deterioro galopante de la situación. La idea del desalojo del PP del poder como tarea prioritaria. Garzón ha ido a ver a Sánchez, a pedirle que se postule para un gobierno de izquierda; o sea, que se tire a la piscina. Pero Garzón habla por sí mismo, quizá, por IU y, aun suponiendo que esta petición fuera sincera, es preciso escuchar lo que tenga que decir la otra parte de UP, Podemos, en especial su líder, Iglesias, que sigue animado por el espíritu del verso de Catulo, odi et amo en su relación con el PSOE.

Es lástima que el PSOE no cuente con un Arriola, alguien capaz de prometer a Sánchez más de cien diputados si hay terceras elecciones. Además también de apaciguar descontentos internos, más agudos que en el PP, la previsión le permitiría afrontar la construcción de un gobierno de coalición con mejores perspectivas. Pero, en el fondo, el verdadero problema del PSOE es la aceptación del referéndum. De no admitirse esta posibilidad, el único gobierno que puede darse alternativo al PP es el del PSOE, Podemos y C's, justamente el que se ve menos probable a excepción de la famosa gran coalición. Y, sin embargo, a falta del referéndum, podría servir como solución transitoria. Una vez desalojado el PP del gobierno (que no del Estado, en donde se ha incrustado), podría abrirse un tiempo nuevo, uno en el que la la regeneración democrática dirigida por el gobierno no sonara a burla sangrienta.

dilluns, 5 de setembre del 2016

Si no queréis terceras elecciones

Después del gratísimo espectáculo del Congreso de los Diputados con el revolcón que sufrió ese zote engreído del Sobresueldos, los personajes, retornan a sus preparativos y gestiones para la siguiente confrontación: si habrá o no terceras elecciones.

Apenas derrotado en segunda votación, el Sobresueldos nominó para director ejecutivo del Banco Mundial al ex-ministro Soria, que dimitió recientemente por haber mentido. Sí, ya sé que si en el gobierno del PP se dimitiera por mentir, no quedaría un ministro y mucho menos su presidente, un embustero compulsivo. La realidad humana es compleja. O quizá estaban ya preparando el nuevo destino de este típico héroe antiprometeico de la derecha, pues si Prometeo sufrió martirio por robar la lumbre a los dioses, este antieolo alcanza la gloria por robársela a los hombres. El nombramiento, por lo demás, tan impresentable que hasta los peperos peninsulares protestan, solo es una muestra más del alcance de la inexistente palabra del Sobresueldos. Promete a Rivera luchar contra la corrupción y lo primero que hace es inaugurar una línea nueva.

Luego de esto, desplazado a la China o algo que ni él sabe en qué consiste, el Sobresueldos ha dejado claro que piensa seguir aferrado al cargo como una lapa, que le corresponde ser presidente, que volverá a intentarlo, que el PP ganó las elecciones (lo cual le da derecho a gobernar según él y su gabinete de prensa, El País), que los demás son un galimatías, que Sánchez no tiene proyecto, bla, bla, bla. Este hombre está dispuesto a que España se hunda antes que hacerse discretamente a un lado y dar paso a otro. Lo suyo es la mentira, el abuso, el chantaje y el yo, yo, yo.

Y esto es lo que los partidarios de la abstención del PSOE, desde González a Iñaki Gabilondo, pasando por Corcuera, Leguina y demás vieja guardia querían infligir a los españoles con razones deplorables, mezcla de miedo, conveniencia y desprecio por sus conciudadanos.

Sánchez, por otro lado, parece haberse puesto en marcha sin perder un minuto. Su llamamiento a Podemos y C's parte de un hecho incontrovertible: 180 votos NO al Sobresueldos y una hipótesis: si hay terceras elecciones, tanto Podemos como C's sufrirán una importante merma de apoyo electoral. Sánchez debe de creer que eso es materia prima suficiente para que Iglesias y Rivera recapaciten sobre su recíproco veto y se avengan a algún tipo de alianza que capitalice esos 180 "noes" en un gobierno de 188 o 189.

No estoy muy seguro de que el socialista conozca bien la idiosincrasia de estos jóvenes políticos, tan narcisistas como oportunistas, carentes de palabra y sentido de la lealtad. Está bien que los incite a reaccionar, limar asperezas y hacer algo constructivo. Pero sin olvidar que, si se mueven, será por intereses de partido o, incluso, puramente personales. Se nota en lo mucho que hablan de los generales. Sin olvidar que Podemos votó "no" al PSOE en la investidura anterior porque quería destruirlo mediante la apolillada estrategia del sorpasso anguitiano y que C's ha pretendido afirmar la continuidad del gobierno del PP, el más corrupto de la historia de la democacia española.

Y la mejor manera de llevar esta intención a puerto es recordar que las terceras elecciones son una posibilidad tan digna como otra cualquiera para desatascar una situación imposible. Para Palinuo, que no tiene la menor fe en la lealtad de Podemos o C's a un proyecto genuinamente regenerador, es más que digna: es muy legítima y hasta conveniente. Quienes dicen que no debe haber terceras elecciones porque darían mayoría absoluta al PP o repetirían los resultados, olvidan que los electores hemos absorbido mucha información nueva en los últimos meses, que unos líderes, como Sánchez, se han crecido; otros, como Iglesias, se han venido abajo; otros, como Rivera, han resultado tigres de papel; y otros, como Rajoy, han mostrado su auténtica y repulsiva faz moral. Corresponde, pues, señalar siempre que, si no se llega a un acuerdo pronto, flexible y realista con Podemos y C's, las elecciones son un buen recurso.

Los dos emergentes deben ser capaces de sentarse juntos. Si Podemos no traga a Rivera y quiere excluirlo del acuerdo a base de incorporar a los indepes catalanes -cosa que a Palinuro le parecería de perlas- lo que tiene que hacer es llegar a un acuerdo con ellos por su cuenta y llamar luego a las puertas del PSOE. Aquel acuerdo no tiene por qué ser difícil: las cariñosas (y para Palinuro incomprensibles) palabras de Rufian para Podemos en el Congreso apuntan en el sentido de que cabría un entendimiento entre Podemos y los independentistas. Si es así, ¿a qué esperan? Séllenlo y vayan luego a hablar con el PSOE.

A su vez, C's también puede mostrar su buena voluntad para constituir un gobierno que evite las terceras elecciones, ofreciendo su abstención a un pacto de las izquierdas.

Pero, en todo caso, son los emergentes los que tienen que hablar (y, en el caso de Iglesias, insultar y amenazar) menos y buscar soluciones por la cuenta que les trae ya que para ellos las terceras elecciones sí que son muy desaconsejables. Pero solo para ellos.

diumenge, 4 de setembre del 2016

La falsa equidistancia

El editorial de El País es una pieza magistral de retórica a favor de la continuidad del gobierno del PP, el partido "investigado" en diversos procedimientos judiciales penales. Con razón algunos clásicos desconfiaban de la retórica y otros, que confiaban en ella no eran a su vez muy de fiar. La construcción editorial requiere glosa.

Empieza por acogerse implícitamente a la equidistancia. Ni Rajoy ni Sánchez. Muy bien. La equidistancia, concepto geométrico y, por lo tanto, neutro, tiene otros tintes en lo político y moral. Defender la equidistancia entre la verdad y la mentira, la justicia y la injusticia, el torturado y el torturador, el pacífico y el violento, el oprimido y el opresor no está bien visto en general. Y casi nadie lo hace. ¿Cómo entonces justificar la equidistancia en el conflicto hoy planteado sobre si un gobierno -y cuál gobierno- o terceras elecciones? Muy sencillo: reduciéndola a personas. Rajoy y/o Sánchez. Ni Rajoy ni Sánchez. Y ya está. Pero esas personas son lo que son no por ellas mismas, sino por lo que representan y, en consecuencia, la equidistancia vuelve a ser entre lo que representan, lo que simbolizan: Rajoy, el gobierno que hay,lo seguro; Sánchez el gobierno que puede haber. Y ambos coinciden en no querer las terceras elecciones, como no las quiere El País. Aquí se ve, pues, que la equidistancia, además, es falsa; torticera, diría el diario.

Lo más sencillo: de equidistancia entre los dos políticos, nada. El editorial es un ataque continuo a Sánchez, de quien se dice que su camino es insensato que es un viaje a ninguna parte y ya, en el colmo del delirio que ha conducido al PSOE a la irrelevancia. Quien dice esto en serio tiene un problema grave de percepción de la realidad porque a la vista está que, al contrario, Sánchez ha sacado al POE de la irrelevancia y lo ha puesto en la centralidad política. Y la prueba más aplastante la tiene el editorialista ante sus propia narices porque es este editorial. Si el PSOE fuera irrelevante, ¿estarían todos pendientes de lo que hace y dice, empezando por El País?

Hay una explicación para un punto de vista que se niega a ver la realidad: el miedo. El miedo guarda la viña, se dice; pero también nubla la razón con lo que esta puede acabar confundiendo la viña con un baldío. ¿Qué miedo? El que tiene El País a un gobierno de la izquierda y, más en concreto, a Podemos, al que odia de tal modo que ni lo menciona en todo el editorial. Cita una vez favorablemente a Rivera, pero no hay una sola referencia a Podemos o Iglesias. Pero el miedo delata su errónea visión. No se da cuenta de que el irrelevante desde el 26 de junio es Podemos. Iglesias sí lo ha visto y eso le ha encendido más el ánimo en su línea de ataque al PSOE al tiempo que le ofrece alianza.

Pero el editorial no ve la realidad, sino la fantasía del periódico o sus financieros. La fantasía es negar la legitimidad de las terceras elecciones a base dde argucias y sofisterías. Dice que no es aceptable pedir al "cuerpo electoral" que "rectifique las decisiones que ya ha tomado". Pero no se ve por qué no. El cuerpo electoral no es una sola persona; somos millones con millones de decisiones y el resultado no está escrito. Pero es igual, para El País unas "terceras elecciones supondrían un fraude a la democracia que no debe ser consentido". Menudo párrafo. Aquí el delirio llega al paroxismo: ¿quién va a "no consentirlo"?

Para sostener esta cerrada posición, el país echa mano del argumentario del gobierno del PP. Lo cual no es malo en sí mismo porque de algún lado habrá que sacar argumentarios. Pero no al extremo de soltar auténticas patrañas irrisorias como la que dice que es obligado tener gobierno para que el Parlamento pueda controlarlo. Pura doctrina PP porque es el gobierno del PP el que, sin base legal alguna se ha declarado exento de control parlamentario. Pero si les alarma esta muestra de identificación del periódico con el gobierno, lean la siguiente afirmación, suelta, como un mandato, en mitad del editorial: En caso de un bloqueo como el actual, debe gobernar la fuerza más votada.

Es como oír hablar a Rajoy, cuyo desprecio al Parlamento ya quedó patente en la Xª legislatura. Pero El País debería recapacitar sobre esta lógica autoritaria. En un régimen parlamentario gobiernan siempre las fuerzas más votadas (salvo excepciones de gobierno minoritario con apoyo externo), porque si, por "fuerza más votada" se entiende la cantidad de votos populares, una alianza de dos o más partidos en la Cámara puede representar una cantidad mayor de votos populares. La cuestión, en último término, es saltarse el Parlamento o no.

Esta es la preocupada equidistancia del editorial. Por supuesto, en ningún momento se culpa a Rajoy de nada en esta situación de emergencia salvo en algún suave reproche por cabezonería. Ya ven.

dijous, 1 de setembre del 2016

Comentarios al debate de ayer

O por qué España nunca será como el Reino Unido ni ningún otro país de Europa occidental.

I.- ¿Cuántas mujeres subieron ayer al estrado a hablar a la cámara? Si no estoy equivocado, tres, la representante de En Marea, la de Coalición Canaria y la de Bildu, las tres dignísimas, desde luego, pero que, por razón de la aritmética parlamentaria, no debieron de llegar a la media hora entre ellas. ¿Hace falta decirlo? De las 16 o 18 horas (o las que fueran) de debate en ambos días, las mujeres tuvieron la palabra media hora. Los varones, el resto del tiempo. Pero hablaron para hombres y mujeres según esos sabios gramáticos para los cuales el carácter inclusivo del género masculino en el lenguaje no tiene nada que ver con la discriminación o el patriarcado. La naturaleza es así: los hombres hablan por las mujeres pero sin mala intención, sin querer hacerlas de menos, por economía del lenguaje. El hecho de que, al hacerlo, las invisibilicen no tiene mayor importancia. Habrá quien diga que en España hay veintitantos millones de mujeres que, a efectos parlamentarios es como si llevaran burka. También saldrá algún demócrata y liberal moderno a criticar la "corrección política" de Palinuro: si de los 16 dirigentes que ayer ocuparon la tribuna solo tres fueron mujeres será que estas no dan para más, será que entre ellas no hay el suficiente talento para competir con los varones. ¿Alguien puede creer que en el país no haya no una, sino millones de mujeres mucho más inteligentes que Rajoy? Obviamente, no. Millones de mujeres, de hombres y hasta algunos animales domésticos.

Ya me parece oír los irritados murmullos de parte de la audiencia, incluida la "progresista": ¿no tiene Palinuro nada más sustancioso que decir del debate? No. Pero no porque no tenga otras observaciones, sino porque esta en concreto, la discriminación de las mujeres, es la cuestión más importante en nuestra sociedad. Es hora de tomar en serio de una vez la perspectiva de género. Ya está bien de dárselas de feministas y que, al final, el resultado sea siempre el mismo: dominio de los machos, ninguneo de las mujeres. Las consecuencias, a la vista están: tómese nota del tiempo que los oradores (por utilizar un término que no les hace justicia) dedicaron a la violencia de género o la problemática de desigualdad y discriminación de las mujeres. ¿Recuerdan ustedes algo? ¿Alguna idea, alguna propuesta? Nada. Las habituales mentiras del Sobresueldos sobre cuánto va a incrementar las partidas que recortó y uno de esos rimbombantes pactos nacionales que no sirven para  nada. No hay mujeres. No se habla de las mujeres. Y todo sigue igual.

II.- La noble costumbre de la lectura. Todos los oradores subieron al estrado en primera intervención con su discurso escrito. Y lo leyeron. No se trata de que los parlamentarios de hoy alcancen alguna vez el nivel de los de antaño, de los Donoso Cortés, Castelar o Azaña. La vida moderna no deja mucho tiempo para cultivarse y dominar la retórica. Pero de ahí a ser incapaces de construir un discurso sin leer, todo lo más con un guión o esquema, media un abismo. Y muchos, además, ni siquiera saben leer, como el presidente del gobierno. La excusa suele ser que, al tratarse de asuntos graves, no quieren correr el riesgo de cometer errores o decir inconveniencias, al estilo de la metedura de pata de Rajoy, quien solo dijo algo en concreto y fue para reventar una fecha que se le había confiado en secreto. Pero, en la época de internet, Google, el email y las redes, los políticos podían difundir sus textos en la opinión con anterioridad y nos ahorrarían esas penosas y aburridas audiciones de lecturas insulsas. Por supuesto, todo el mundo coincide en que luego, en los turnos de réplica y contrerréplicas el debate se hace más animado. Obvio, porque es más vivo y realista, porque no se llevan las cosas escritas, hay que improvisar y ahí es en donde puede medirse la categoría intelectual de los intervinientes.

III.- Todo por la cultura De la cultura -y casi siempre vinculada al prohibitivo IVA cultural- debió de hablarse menos de cinco minutos en total. Es lógico para una gente que no sabe hablar sin leer y no sabe leer si el texto se complica un poco. Luego, si se les menciona, suelen todos afirmar que tienen la cultura en altísima estima. Totalmente falso y si quieren una prueba, pregunten a los políticos cuál fue el último libro que leyeron o la última vez que fueron al cine, al teatro, a un concierto o una exposición. Se pasan el día enganchados a los móviles o mirando la televisión, sobre todo si salen ellos, pues algunos pasan más tiempo en los platós que en sus despachos. Y no solamente no se habló de cultura en sentido positivo. Tampoco se hizo en sentido negativo. ¿Alguno de los intervinientes sacó el tema de las corridas de toros, patrimonio cultural español, según los más reaccionarios de la derecha española? Ni uno. El maltrato animal no es algo que importe gran cosa en este país de maltratadores.

Ya oigo preguntas impacientes: bueno, bueno, pero, según Palinuro, ¿quién ganó el debate de ayer? Al parecer, lo único que interesa a los auditorios y preocupa a los partidos, que dan órdenes a sus trolls en las redes para que llenen los sondeos virtuales y su líder quede ganador, aunque sea un zote y se comporte como tal.   Para mí la palma se la llevan ex-aequo Pedro Sánchez y Joan Tardá. Los dos leyeron, ya sabemos pero, al menos, fueron claros, contundentes, explícitos, llamaron a las cosas por su nombre y colocaron a la perfección su mensaje. Y son los dos porque fueron dos discursos muy distintos como corresponde al hecho de que se refieran a dos países también distintos, España Y Cataluña. Dos países que, pudiendo tener una forma de convivencia mutuamente fructífera a fuer de voluntaria por ambas partes, se encuentran enfrentadas por la fabulosa incompetencia de la oligarquía tradicional española, reaccionaria y nacionalcatólica. En esto, lamentablemente, le echa una mano el socialismo español, incapaz de remontarse a una concepción plurinacional del Estado. Los dos fueron claros y rotundos. Sánchez se ganó los laureles de líder de la oposición que los de Podemos tratan siempre de sisarle sembrando dudas sobre su capacidad de liderazgo. Tardá dejó claro (como también lo hizo Homs) que, con un referéndum en Cataluña, en España ya habría gobierno.

El resto de intervenciones tuvo un pasar, excepto la de Hernando, el portavoz del PP. Es de creer que si la derecha ha puesto a este hombre con ese estilo de macarra perdonavidas es porque le gusta provocar a la gente normal. Alguien debería decirle que tiene un efecto absolutamente contraproducente y que basta con oírle algo para decidirse por lo contrario.

Y, por supuesto, el inefable Rajoy. La opinión de Palinuro sobre el discurso del Sobresueldos del martes está en el post subsiguiente, titulado el discurso del desprecio. El suplicio a que sometió ayer a la audiencia solo puede calificarse echando mano de un adjetivo muy castizo, infrecuente hoy pero que Unamuno usaba mucho: ramplón. Todo lo de Rajoy es ramplón, pequeño, pazguato y miserable. Un edificio de embustes sin reparo alguno y sin otro objetivo que seguir desgobernando el país para que su gente continúe esquilmando el erario, abusando de los más débiles, corrompiendo las instituciones y llenando las administraciones públicas de deudos, familiares y enchufados porque creen que el Estado es su cortijo.

Veremos lo que sucede el próximo viernes, segunda sesión. Si no se produce ningún fenómeno extraordinario, tipo "tamayazo", Rajoy recibirá su segundo "no" y tendrá que marcharse, por fin, con el rabo entre piernas. Tendrá que devolver a Felipe VI la iniciativa del sondeo en busca de otro candidato porque esa nebulosa amenaza de que él seguirá intentándolo después del segundo fracaso es una especie de golpe de Estado... ramplón porque, es de suponer, se autonombraría candidato.

¿Podría haber un gobierno de izquierdas? Podría, desde luego, y Palinuro siempre lo propugnó: era el del PSOE-Podemos-indepes catalanes. Pero la combinación es muy difícil porque a) el PSOE no admite el referéndum catalán; b) Podemos no es de fiar. En cuanto al referéndum, es asombroso que un partido democrático no admita el ejecicio del derecho de autodeterminación, como ha sucedido en el Canadá y en Escocia.  En cuanto a la alianza con Podemos, su máximo dirigente carece de sentido de la lealtad y suele acabar en felón. El PSOE no haría buen negocio asociando al gobierno a una fuerza desleal que pretendería siempre chantajear la acción colectiva con amenazas de ruptura. Si hubiera suficientes garantías de que no se diera este comportamiento, cabría explorar esa posibilidad sin olvidar que el fin último de un sector importante de Unidos Podemos es el sorpasso por los medios que sea.

En caso contrario, las terceras elecciones son la opción más rápida, clara y directa. ¿No forzaron los de Podemos las elecciones del 26J  hablando de que querían "desempatar"? He aquí una nueva ocasión para el "desempate". Claro que el resultado bien puede ser el hundimiento de los dos partidos emergentes y la consolidación del aleve bipartidismo.

Con la posible aceleración del proceso independentista catalán.

dimecres, 31 d’agost del 2016

El discurso del desprecio

He leído y escuchado todo tipo de juicios sobre el discurso de Rajoy: sin alma, sin pasión, aburrido, rutinario, adormecedor, etc. Cierto, mucho de eso hubo, pero se trata de observaciones superficiales. La intervención carecía de espíritu, desde luego. No podía tenerlo porque estaba dictada por muy otros sentimientos. En concreto, el fastidio que un neofranquista siente al tener que respetar las formas democráticas y verse obligado a pedir lo que cree que se le debe porque sí, porque es él. Y pedírselo a personas a las que desprecia por sus ideas y, si pudiera, las mandaría a la cárcel, como hacían sus referentes ideológicos Franco y Fraga.

Tal fue el ánimo de ese trámite ofensivo para su talante altanero y fascistoide para el que, todos lo han señalado, no había movido ni un dedo porque cree que los demás están obligados a hacer lo que le interese a él. Por eso casi todo el discurso fue una melopea átona que reproducía el tono monocorde y aburrido del caudillo Franco, a quien no se podía criticar jamás, a diferencia de este gandul, incapaz de conseguir el apoyo voluntario de nadie porque lo suyo es siempre forzar a los demás y, si no lo consigue, los desprecia. Por eso, lleno de despecho y soberbia, apenas refrenados, no mencionó apenas a la oposición ni se rebajó a pedir el voto de ningún otro grupo. ¿No es el presidente del partido más votado? ¿Qué hacen los demás que no lo apoyan fervorosamente?

Y no solo el tono era el de los franquistas. También el contenido. Igual que Franco, sabe que no importa lo que diga, -porque nadie le pedirá cuentas-, sino lo que haga; y miente sin reparo alguno, abiertamente, a lo bestia. No le importa decir con un rostro de cemento que propone un pacto por la educación cuando se ha cargado el sistema educativo; que su prioridad es el empleo, con niveles de paro sin precedentes y un empleo más ficticio que El Dorado; que se ocupa de la recuperación, cuando la deuda pública de España es la más alta en un siglo; que va a defender las pensiones cuando ha saqueado 56.000 millones de € de la caja de la seguridad social; que luchará contra la violencia machista cuando ha recortado una cuarta parte su presupuesto; o que defiende un Estado del bienestar que lleva más de cuatro años saqueando y desmantelando. Le da igual mentir, negar lo evidente. Un sinvergüenza, dirán ustedes. Pues sí. Pero eso es lo que hace desde que se encaramó en la presidencia. Lo que sucede es que ahora no podrá imponerse y eso lo saca de quicio y lo empuja a mostrar su proverbial mala educación.

Tanto desprecio al auditorio y, por encima de él, a los ciudadanos, se confunde ya con la burla. Dos minutos habló el hombre de los sobresueldos de la corrupción. Dos minutos el amigo de Bárcenas, Cotino, Camps, Barberá. Dos minutos el presidente de un partido con docenas de procesos abiertos por  corrupción de sus militantes. Dos minutos para glosar aquello por lo que había firmado un pacto con Rivera que, a su vez, ha quedado en ridículo al firmar un acuerdo con un tipo que no respeta ninguno, no cumple sus compromisos, no tiene palabra y gobierna a base de mentir, corromper y reprimir.

El tema que más le ocupó fue el catalán. A estas alturas ya nadie discute lo que hace un par de años todos, muy seguros, me negaban: que el problema más importante para España es Cataluña. Por fin está ya claro. Lo cual no quiere decir que también esté cercano a una solución, ni siquiera a que los nacionalistas españoles (los cuatro partidos del Congreso) lo entiendan o quieran entenderlo. A este respecto, Rajoy hizo ayer lo único que la derecha sabe hacer: mentir y amenazar. 

Cataluña se va y quienes más han hecho porque se vaya son Rajoy y su partido. Cierto que los otros políticos nacional españoles (todos los demás) no se han quedado cortos, pero con Rajoy revive lo más granado de la tradición esparterista y franquista en España: Cataluña es tierra conquistada y hay que tratarla como tal. 

Son tan brutos que no entienden el radical cambio de situación. Ya no se puede emplear la violencia militar. Solo cabe acudir a soluciones de negociación y compromiso y de eso, los españoles no saben de la misa la media. 

Después del NO que coseche hoy el Sobresueldos y del subsiguiente 48 horas más tarde, será el momento de buscar alternativas. Palinuro ya no apuesta por una alianza PSOE-Podemos porque, como ya ha demostrado anteriormente, Iglesias es un felón al que solo interesa engañar al PSOE para destruirlo. Y quien comete una felonía una vez, la comete ciento.

He visto que los habituales artistas e intelectuales abajofirmantes piden un gobierno PSOE-Podemos-C's. En principio es una posibilidad, desde luego, pero la veo complicada ya que el pacto anterior de C's con el PSOE es el pretexto de que se valieron los de Podemos para no votar a Sánchez a quien ahora, sin embargo, empujan a la desesperada a un  pacto con ellos para evitar las terceras elecciones.

Sin embargo, a juicio de Palinuro esas elecciones son la mejor opción. Y, por cierto, reitero mi sugerencia de que se hagan con observadores extranjeros. No es difícil imaginar qué respeto por la democracia tienen estos neofranquistas.

dimarts, 30 d’agost del 2016

Váyase de una vez, hombre

No se humille más. Deje de gimotear y arrastrarse. Deje de llorar. No haga más el ridículo. No se rebaje más ante el partido al que trataba con desprecio hace un par de lunas. No siga sacrificando el país a sus intereses o, mejor dicho, su interés, que solo consiste en mantenerse aforado. No siga abusando de la paciencia de los españoles. Deje de chantajear, de hacer jugarretas de colegio de monjas. Deje de retorcer el calendario. Deje de esconderse detrás de sus subordinados y de cualquier advenedizo, presto a servirle de bayeta, como Rivera. Deje de prolongar la agonía de un país que trata de salir del hoyo en donde lo ha metido usted. ¿No ve que la prensa internacional no da crédito al abuso de esta situación? Ya sé que no es el Marca y que usted no lo leerá pero el New York Times lleva meses hablando de la "parálisis de España". Por último, deje de destruir su propio partido en el que es imposible que no haya corrientes de resistencia a su absurdo empecinamiento en gobernar un país que no lo quiere a usted ni como conserje. Y deje de creer que el Rey es usted, en el fondo su verdadero problema, como siempre pasa con los espíritus de dictadores.

Porque ¿qué significa esa afirmación suya de que seguirá intentándolo después de la segunda votación negativa? ¿Se cree usted el Rey? Con sus segundas calabazas debajo del brazo, usted tiene que ir a La Zarzuela a reconocer que ha fracasado y devolver la iniciativa al monarca que ya verá a quién designa, después de una nueva ronda de conversaciones. ¿Qué es eso de que "lo seguirá intentando" como si se tratara de una heroicidad suya y servicio a la Patria frente a los empecinamientos de sus adversarios?

De heroicidad, su comportamiento de garrapata no tiene nada. Escondido, parapetado, aferrado al sillón se ha tirado usted más de sesenta días desde las elecciones sin hacer nada porque, entre que es usted un incapaz y no hay nada que hacer, su margen es más bien escaso. Usted pretende seguir gobernando como si aquí no hubiera pasado nada. Como si usted no estuviera bajo sólida sospecha de corrupción de haber cobrado 400.000 € de la caja B y aparecer cuarenta y tantas veces en los "papeles de Bárcenas", como si su partido no fuera una presunta organización de malhechores. Usted no quiere saber nada de eso y su socio ciudadano, que tantos grititos daba contra la corrupción, tampoco. Es lógico. Se trata de un verdadero mar, un océano de corrupción y ustedes se pierden en ella. Vamos a ordenarles algunos datos:

El PP está acusado por diversos conceptos o investigado en cinco procesos penales.

Tiene imputados, procesados y/o condenados a: 4 ex-ministros de Aznar y usted mismo; 4 expresidentes de Comunidades Autónomas; 6 ex-diputados y ex-senadores; 17 ex-consejeros de CCAA; 9 ex-diputados autonómicos; 7 ex-presidentes de diputaciones; 11 ex-alcaldes; 4 tesoreros nacionales del partido; 3 gerentes territoriales. Hay que añadir algunos otros casos como el de la corporación municipal de Valencia en pleno con la inenarrable señora Barberá a la cabeza. Quien quiera confirmar o contrastar datos o saber más de esta pocilga que acuda al documentado reportaje del El Plural ¿Nos merecemos un presidente como este?

Sale una muchedumbre. Una muchedumbre de sinvergüenzas. El PP es un partido de neofranquistas sinvergüenzas. Usted no puede imponer que el país siga desgobernado por esta gente, por utilizar un nombre suave. Y hasta los timoratos y gazmoños que se escudaban en el superior interés de España y su estabilidad (muchos de ellos socialistas) para pedir la abstención del PSOE se han callado abrumados por la evidencia. Un no-gobierno es mejor que un gobierno de esta tropa.

Y luego, elecciones, el normal procedimiento en democracia de resolver estas situaciones.

Diz que hay otras opciones. Sobre eso, el post siguiente.