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dimecres, 3 d’agost del 2016

Nervios y abusos

El País está realmente belicoso. Cabe esperar alguna soflama de Cebrián, poniendo a Sánchez cual no digan dueñas a cuenta de su obstinación en no hacer lo que el supremo interés de España reclama. Es preciso dejar gobernar a la derecha, como exigen Rajoy, la propia derecha (la de dentro y la de fuera del PSOE), los empresarios, la Iglesia, el orfeón mediático, Podemos, la Troika y, es de suponer, el club Bildeberg. La pretensión es tan demencial que resulta patéticamente española: el supremo interés de España es dejar el gobierno a quien ha destrozado el país. 

 Algunos se ponen tan nerviosos que se desnudan en público, como si fuera un frenesí de purificación. Si las cosas siguen así, en unas terceras elecciones, "vamos a votar a Rajoy todos los españoles"  dice... Leguina que, obviamente, no ha mirado los resultados electorales en Cataluña.

La cuestión candente son las cada vez más probables terceras elecciones y a quién se le echará la culpa si se celebran porque todos dicen rechazarlas. La opinión general es que, si hay elecciones, el PP puede llegar a la mayoría absoluta y Rajoy parece actuar dando por supuesto este supuesto. Pero también puede ser producto de la voluntad de las fuerzas vivas de hacernos tragar un gobierno del Sobresueldos en cuanto se pueda.

Leo bienintencionados estudios demoscópicos según los cuales, el resultado de las terceras elecciones será idéntico al actual pero jibarizado: todos a la misma distancia unos de otros, pero con menos votos. Es posible. Más que un sondeo, es una proyección de sentido común. 

Pero nada en este proceso es de sentido común; nada es normal y yo no me fiaría un  pelo de ningún sondeo. Me resulta muy dificil creer que los de Podemos se vayan de rositas en las terceras elecciones, después de sus continuas meteduras de pata. Pero no seríamos congruentes si descartáramos sin más que suban en votos. Cosas más raras se han visto.

Precisamente porque el resultado de las elecciones está abierto es una alternativa mucho mejor que permitir otro gobierno de Rajoy en donde abierto no hay nada. No hay nada ni abierto ni cerrado. Nada.

NO es NO.


diumenge, 31 de juliol del 2016

Torcer la mano a Sánchez

La verdadera confluencia se da hoy entre todos los interesados en que siga gobernando Rajoy al frente del PP. Obviamente, el mismo Rajoy, repudiado por todos las demás líderes. Por supuesto, las fuerzas sociales y económicas que respaldan a la derecha. Y la Iglesia. Y los medios de comunicación. El ejemplo de El País es ilustrativo. Metroscopia encuentra que la mayoría de los socialistas, tal como sostiene su periódico editorialmente, está en contra de lo decidido por su Comité Federal y repetido por su líder.

Que NO es NO.

El presidente de los sobresueldos carece de toda autoridad y prestigio. Su ejecutoria es terrible. Su gobierno está plagado de ineptos cuya obra legislativa se divide en cuatro grupos: a) las leyes que el mismo gobierno hubo de retirar, por ejemplo, la del aborto; b) las normas que los tribunales le anulan, por ejemplo, las tasas judiciales de Gallardón; c) las que los organismos encargados se niegan a aplicar, por ejemplo, la LOMCE; d) las que él mismo se declara dispuesto a derogar a cambio de una coalición de gobierno, por ejemplo, la Ley Mordaza.

La fabulada recuperación económica es un mito. El país está prácticamente quebrado. Las pensiones penden de un hilo. Si el paro se reduce es a costa de aumentar la precariedad. En puertas, un nuevo recorte de 10.000 millones de euros que saldrán de las famélicas legiones.

El sistema democrático está hecho unos zorros; las instituciones, cuestionadas por su parcialidad; los poderes del Estado bajo mínimos en todos los conceptos; no se respeta la independencia judicial; el gobierno no acepta el control del Parlamento; el Parlamento no tiene gobierno que ejecute unas decisiones que, además, tampoco toma. El partido del gobierno está procesado en lo penal por diversos conceptos y la corrupción no solo es su modus operandi si no también su modus vivendi.

La cohesión territorial del Estado ha saltado por los aires y el gobierno, al igual que las fuerzas parlamentarias de la oposición no sabe qué hacer.

En estas condiciones, no es de recibo presionar al PSOE para que cambie su decisión de voto negativo a la abstención. Y menos de recibo que lo hagan destacados socialistas que, lo quieran o no, al presionar por la abstención, están de hecho eligiendo al PP por encima de su propio partido. No al Estado. Al PP.

Porque si el PSOE se se abstiene y facilita el gobierno de este presidente y este PP, tiene un futuro electoral sombrío. Precisamente, esa presión para que el PSOE se abstenga viene también de Podemos. De forma esquinada y retorcida, como siempre, pero indudable. Podemos no dice que el PSOE deba facilitar el gobierno del PP "por el bien de España", como algunos de esos destacados carcamales socialistas. Lo que dice es que el PSOE acabará absteniéndose porque, en el fondo, es lo que quiere por aquello de la socialdemocracia traicionada etc., etc. De lo que se trata es de arrinconar al PSOE de ayudante del PP, erigirse en la única oposición y aplazar el sorpasso a las siguientes elecciones que ya no serán inmediatas y, por lo tanto no amenazan tanto peligro.

Los partidos son sujetos colectivos y actúan como los individuales. Igual que los individuos, a veces, se suicidan, lo hacen los partidos. Si el PSOE se abstiene, se suicida.

Solo tiene dos salidas: encabezar un gobierno alternativo al de Rajoy (cosa que este debiera facilitar teniendo la elegancia de retirarse del todo, como supo hacer Artur Mas en su momento) o ir a nuevas elecciones inmediatas.

NO es NO.

divendres, 29 de juliol del 2016

Los ladrones no deben seguir gobernando

Lo sabemos todos, hasta los interesados:
  • En cualquier democracia del mundo un tipo como el Sobresueldos estaría fuera del gobierno hace más de cuatro años.
  • En cualquier democracia del mundo un tipo como el Sobresueldos ya habría declarado ante un juez.
  • En cualquier democracia del mundo, una asociación de malhechores como el PP estaría ya ilegalizada.
  • En cualquier democracia del mundo, unos mangantes como los peperos procesados estarían entre rejas.
Lo sabemos todos. Pero aquí no sucede nada. La banda de ladrones quiere seguir haciéndose pasar por un partido político, aunque está procesada por obstruir a la justicia. El sobresueldos acaba de aceptar el encargo del Rey de formar gobierno a pesar de que no cuenta con un solo voto por encima de los de sus incondicionales y palmeros.

Esto es una farsa, a la par que una tomadura de pelo a la ciudadanía y una muestra más del carácter chulesco de unos gobernantes que de democracia saben tanto como Franco, cuyas enseñanzas siguen al pie de la letra.

Hay quien dice que estos pájaros están donde están porque los han puesto los españoles con su voto. Cierto, ocho millones de españoles han votado por el sobresueldos y su banda de apandadores de lo público. Y lo han hecho con pleno conocimiento de causa. Pero son  ocho millones y más de quince millones han votado en contra. Como partido más votado, corresponde al Sobresueldos intentar construir gobierno y, si no lo consigue, marcharse de una vez en lugar de intentar chantajear al país, remolonear en el cargo, mentir, embarullar, engañar y prolongar una situación de incertidumbre que solo perjuicios trae a todos.

Cuando el sobresueldos fracase (y es de esperar que acuda pronto a la sesión de investidura en lugar de boicotear el funcionamiento de las instituciones) corresponderá a la izquierda intentarlo. Corresponderá a Pedro Sánchez, si consigue sobrevivir a la presión que hacen los carcamales de su propio partido, reaccionarios como Rubalcaba, meapilas como Bono, conservadores como González, submarinos peperos como Leguina o broncos autoritarios como Corcuera. De disponer de la libertad necesaria y mantenerse en la dignidad del NO es NO a esta banda de ladrones, Sánchez tiene dos opciones y en las dos tendrá que contar con Podemos.

Este asunto de Podemos y la gobernación de España requiere glosa aparte. Cuando apareció, daba la impresión de ir a comerse el mundo, asaltar los cielos, destrozar el régimen del 78. Algo más de dos años después ya está claro que lo que, en principio, pareció ser una fagotización de IU por Podemos ha sido a la inversa: IU ha devorado a Podemos que no es ya otra cosa que el viejo discurso comunista de la revancha anguitiana con unas gotas de seudomarxismo populista de raíz latinomericana.

Todo en Podemos es ambiguo y ambivalente. Basta mirar el comportamiento de su sucursal catalana, CSQEP, que solo es clara cuando vota en contra de la independencia. O su escurridiza actitud hacia las cuestiones espinosas en asuntos de votos: la República, la separación de la iglesia y el Estado o el aborto. Su desesperada necesidad de respaldo electoral hace que nadie sepa a ciencia cierta qué propone en concreto. 

En Podemos es ambiguo hasta el juicio que merece. Cualquiera que considere lo que ha conseguido y lo que pretendía conseguir, hablará de fracaso. Pero, si se mira desde otro punto de vista, el juicio será distinto. En realidad, fiel al mandato de Anguita y los comunistas de IU que son quienes mandan en Podemos, se trata de un triunfo porque su objetivo era dividir a la izquierda (ellos lo llaman sorpasso del PSOE) y asegurar que gobierne el PP. A este respecto, Podemos es un éxito. Gobierna la derecha y la izquierda no puede hacer nada porque depende de un aliado felón, tramposo y embustero como Podemos, de quien es imposible saber qué apoyará o dejará de apoyar en cualquier momento, según le dé el capricho al líder carismático. 

No obstante, cuando el sobresueldos fracase, Sánchez tiene que intentarlo inexcusablemente. Si en Podemos queda un adarme de inteligencia y no está obnubilado con la quimera del sorpasso, tendrá que ver que en unas terceras elecciones, lo más probable es que se sitúe en el 10% como mucho. En consecuencia, tendrá que encontrar acomodo con el PSOE como fuerza hegemónica, Pero eso tampoco es seguro. Entre estos neocomunistas puede más el odio al PSOE que el deseo de resolver los problemas de los ciudadanos. Sánchez tiene que buscar un acuerdo con los morados, pero debe estar preparado por si tratan de engañarlo con alguno de esos pretextos jesuíticos que se inventan.

En cuyo caso, terceras elecciones, mientras España se cae a trozos.

dimarts, 26 de juliol del 2016

El golpe de Estado de Mariano Rajoy

Si Mariano Rajoy fracasa por segunda vez en la investidura tras las segundas elecciones (las del “desempate”, según los zahoríes de Podemos) porque no consigue sumar ni un solo escaño a sus 137 leales, debe retirarse y dejar que lo intente otro del PP que suscite menos animadversión. O, mejor, alguien que no sea del PP pues da la impresión de que también el partido levanta similar inquina.

Sostiene el presidente la peregrina teoría de que los 137 deben gobernar porque son el partido más votado. Con esto se salta la letra de la Constitución. El espíritu lleva cuatro años y medio saltándoselo al haber gobernado de modo tiránico, mediante el rodillo, con desprecio del Parlamento y los acuerdos básicos de la democracia. Y ese es la razón por la que nadie lo quiere. Ni siquiera tiene la entereza del Antonio Maura de "¡que gobiernen los que no dejan gobernar!"

No es el caso. En un repulsivo gesto de ruindad moral gimotea que quiere gobernar y pide que le dejen. Pero no está dispuesto a negociar nada, ni hacer concesión alguna, ni tomar una sola medida para regenerar este sistema político que ha desmantelado. Pone sus intereses –en realidad su capricho- por encima de los de su partido y los del país.

Al bloquear la salida, el presidente de los sobresueldos está dando una especie de golpe de Estado a cámara lenta. Está empeñado en que una mayoría parlamentaria acepte someterse a los dictados de una minoría. 137 diputados de 350 son el resultado del 33,03% de los votantes. Una tercera parte. Menos aun, del 21,5% del cuerpo electoral. Los representantes de la quinta parte de los electores quieren imponerse a las cuatro quintas partes de estos, los dos tercios de los votantes. Algo autoritario y antidemocrático. Una dictadura.

La abstención de los demás no es una opción porque es pedirles que transijan con la imposición y que traicionen el mandato de sus electores. Rebajarse a suplicarla del principal partido de la oposición es una mezcla de indignidad y chantaje. Suelen ir unidas. En el PSOE hay sectores de peso, movilizados últimamente con gran apoyo mediático, para secundar la pretensión. Antiguos dirigentes orgánicos y actuales dirigentes ideológicos, todos ellos “moderados” piden abstención en interés de España. Será en el suyo propio ya que la derecha del PP y el interés de España son términos antitéticos. Otros abajofirmantes propugnan un pacto PSOE-Podemos. Algo es algo, pero el peso y los recursos de los otros, los jarrones chinos dinásticos, que se han multiplicado, son muy superiores,

No es No. Y los militantes y votantes socialistas deben saber que, si el PSOE cae en la trampa de la abstención y favorece un gobierno del PP, se habrán cumplido los deseos de Podemos y su partido puede ser borrado del mapa en las elecciones siguientes.

Si, fracasado Rajoy bis, se trata de formar gobierno, solo hay la candidatura de Pedro Sánchez. La situación es exactamente la misma que la del 20 de diciembre pero en peores condiciones para la izquierda. Es el resultado del voto de Podemos entonces. Y Sánchez tiene dos opciones: la primera un gobierno de izquierda, PSOE-Podemos-Indepes catalanes con apoyo exterior del PNV y CC. Lo ha venido propugnando Palinuro hace meses. Pero da la impresión de que la cuestión del referéndum catalán lo impedirá. Es un error garrafal del PSOE, pero este no parece dispuesto a enmendarlo. Siendo así, “¿por qué apoyas ese gobierno”, me preguntan. Sencillo: para los indepes catalanes es la prueba de que no hay diferencia entre las izquierdas y las derechas españolas. Y tienen razón… en lo que respecta a Cataluña. Pero no en lo que respecta a España. Para la izquierda siempre será mejor el gobierno del PSOE que el del PP. Seguiremos peleando por el referéndum en Cataluña, pero se agradece que no tengamos que hacerlo por las pensiones, por los salarios, por los subsidios en España, aunque algo habrá siempre que hacer.

El otro gobierno posible, que no me atrevo a calificar políticamente, es PSOE-Podemos-C’s-CC. Supongo que, sin ponerse tiquismiquis, podría considerarse de “centro izquierda”. Desde luego, tendría garantizada una sólida mayoría absoluta de 189 escaños, a reserva de lo que hagan los indepes catalanes y el PNV.

El problema de ambas propuestas, en el fondo, lo plantea la doblez permanente de Podemos y su carencia de sentido de la lealtad. La política española es zona de bajíos. Rajoy no cumple ni respeta su palabra e Iglesias no sabe qué sea la lealtad, en el fondo, también, la palabra dada. Tan pronto somos comunistas como socialdemócratas; tan pronto partido como movimiento; tan pronto pueblo como casta; tan pronto tiendo la mano como la convierto en un puño.

Al echarse en brazos de IU y asimilar el discurso revanchista del sorpasso anguitiano, Podemos firmó su condena a muerte. Y, en las elecciones, se estrelló. La frenética búsqueda de responsabilidades posterior, una especie de confesión pública colectiva al estilo de los primitivos cristianos, soslayó la causa real: esa “nueva” izquierda, era vieja y su función sería la de esta: dividir al conjunto del campo de izquierdas y posibilitar un gobierno de derechas.

Tras el fiasco del 26J la tendencia cainita se ha agudizado y su consecuencia solo puede ser unas terceras elecciones tras las cuales Podemos puede quedar reducido a los porcentajes de voto de Anguita en los noventa. Para evitarlo, ha lanzado a sus intelectuales a hacer lo que mejor hacen: tomar sus deseos por realidades. Todos aseguran, como si lo supieran por ciencia infusa, que en la segunda votación de investidura, el PSOE se abstendrá. “De ese modo”, calculan, “transferimos la responsabilidad de la pinza al PSOE: es este el que concuerda con el PP”. Entre tanto, Podemos, convertido en el Sigfrido de la oposición.

Es tal la indigencia intelectual de los profetas que no se les ha ocurrido que quizá no haya segunda votación porque no haya primera. Justo lo que pasó a raíz de diciembre. La experiencia como fuente de conocimiento es una quimera.

Al margen de estas niñerías, si hay un gobierno de la hipótesis primera o la segunda, será previo llevar a Podemos a firmar ante notario sus compromisos. Quien miente una vez, miente ciento.

Y, si no hay alternativa cierta, terceras elecciones. Antes de que el presidente en funciones coja el gusto a una situación en la que el gobierno esté en funciones sin plazo fijo, sin dar cuenta al parlamento y sin convocar al cuerpo electoral. Algo que podríamos llamar un “interregno dictatorial”. O sea, un golpe de Estado de nuevo cuño por silencio de la ley.

NO es NO.

dilluns, 25 de juliol del 2016

NO es NO

Ya es desvergüenza y desfachatez de la derecha pretender seguir en el gobierno después de estos cuatro atroces años de saqueo del país e involución neofranquista. En estos cuatro años, muchos peperos se han enriquecido a base todo tipo de latrocinios. A unos los han pillado, a otros, no y todos tratan de librarse de la acción de la justicia como pueden. Ya es desvergüenza que el mismo pájaro que lleva cuatro años destrozando el país tras haber cobrado suculentos sobresueldos de origen dudoso durante veinte años, aspire a renovar su mandato sin aceptar ni media responsabilidad por sus numerosas fechorías, sus encubrimientos y complicidades.

Ya es desvergüenza que no solamente pretenda seguir el principal responsable de esta ignominia, sino que quiera imponer la continuidad de sus compinches, algunos de los cuales son verdaderos psicópatas que tienen visiones celestiales y hablan con los muertos mientras que otros, como la exministra Pastor, son responsables políticos de una catástrofe ferroviaria por la que no han dado explicación alguna, pero a ella le ha valido el ascenso a presidenta del Congreso.

Ya es desvergüenza que el PP, una asociación de presuntos malhechores, quiera seguir cometiendo desmanes en provecho de los mangantes que lo integran o para evitar que se descubran y castiguen sus mangancias anteriores.

La dignidad de la gente no puede tolerar que siga en el poder la misma tropa de sinvergüenzas que ha vaciado la hucha de las pensiones, demediado los salarios, suprimido las ayudas a la dependencia (excepto la del padre del Sobresueldos) y recortado todo tipo de prestaciones. Todo ello de forma tal que un porcentaje altísimo de la población sobrevive gracias a las pensiones de los abuelos, pensiones que estos granujas quieren recortar.

Es imperativo, prioritario, esencial, librar al país de esta banda de facinerosos. Es una tarea ante la cual deben pasar a segundo plano cualesquiera otras consideraciones so pena de que, en el fondo, se trate de excusas para perpetuar la dominación de los expoliadores. Y así parecen haberlo entendido todas las fuerzas democráticas de forma que todas votarán NO a la propuesta de investidura del Sobresueldos

PNV: NO.- Indepes catalanes: NO.- Podemos: NO.- PSOE: NO.

Así que, en el mejor de los casos y si C’s votase que SÍ (cosa que no acaba nadie de creerse), el Sobresueldos no puede seguir siendo presidente del gobierno.

La perspectiva de librar al país de esta pesadilla neofranquista y nacionalcatólica, saludada con alborozo por dos tercios de la población, causa, sin embargo, honda preocupación en otros sectores. A saber: la patronal, la banca, la Iglesia, los medios de comunicación a su servicio, o sea, todos, las familias más reaccionarias, monárquicas y meapilas del PSOE y el núcleo más incombustible del comunismo anguitiano, hoy en Podemos.

Todos ellos empujan y alientan a esos socialistas reaccionarios siervos del trono y el altar (los González, Rubalcaba, Bono, Leguina, etc) para que, so pretexto de evitar una imagen del PSOE como partido intransigente, instalado en un “no” estéril y contrario a su tradición pactista, allane con su abstención el gobierno al sobresueldos y su banda. En su ayuda acuden a racimos los enchufados y paniaguados de los medios, los intelectuales con la marca de escudería en el lomo. Todos piden que el PSOE posibilite el gobierno de la banda como “cuestión de Estado”.

La dignidad pisoteada de la gente, la trasparencia burlada, el abuso y el robo sistemáticos, el desprecio por la democracia, la agresividad contra el nacionalismo catalán, la pérdida de las libertades públicas, el despojo de los derechos civiles, políticos, sociales, laborales. Nada de eso cuenta. Lo único que cuenta es la defensa de los privilegios de una élite política, intelectual, funcionarial que tendría que competir en condiciones más igualitarias con las gentes a las que no deja hablar o pretende acallar desde su oligopolio mediático.

Y no siempre lo consiguen. Algunos de estos, menos enchufados, también se han constituido en “abajofirmantes” para contrarrestar el entreguismo de los otros con una petición de que el PSOE pacte con Podemos.

En todo caso, esta petición de alianza con Podemos coincide con lo que Palinuro lleva muchos meses diciendo… pero que ya no defiende con la misma intensidad. La opción de izquierda (PSOE+Podemos+Indepes catalanes, quizá con apoyo exterior del PNV) era muy clara y recomendable antes de las elecciones del 20 de diciembre. Luego de estas, las cosas empezaron a cambiar, cuando pudo verse que Podemos no estaba animado de un genuino interés en una unidad de la izquierda para desplazar a la derecha ladrona, sino, antes que nada, en la destrucción del PSOE, aunque fuera al precio de dejar gobernar al PP.

Es decir, cuando pudo verse que Podemos hacía suyo el revanchismo anguitiano. Y, en efecto, no hubo entonces gobierno porque Podemos votó en contra de la candidatura de Sánchez. Pasadas las elecciones del 26 de junio y confirmado ya que Podemos no alcanza al PSOE, que no sirve para nada, que no está animado de interés en una unión de la izquierda sino en bloquearla para que gobierne el PP, la propuesta de gobierno de la izquierda es muy problemática.

Los jefes de Podemos afirman que no hay nada que hacer con el PSOE porque, al final, este se abstendrá y regalará el gobierno al PP. Una afirmación que es un deseo, en contra de la voluntad expresamente formulada por el PSOE de mantenerse en el NO al Sobresueldos en cualquier caso. No importa, Iglesias sostiene que no hay ninguna posibilidad de acuerdo con el PSOE porque este, en el futuro, lo hará imposible. Un razonamiento que rezuma jesuitismo.

Así que, si puede hacerse un gobierno de izquierda, bienvenido sea. Pero antes habrá que obligar a los cínicos de Podemos a especificar sus posiciones ante notario. Nadie en su sano juicio puede fiarse de unas gentes que cambian de opinión al rebufo de las encuestas.

Y, en todo caso, no se olvide: NO es NO. Y, si no conviene una alianza con las gentes de Podemos, que no son de fiar, tampoco sucede nada: terceras elecciones.

Y que cada cual responda de sus actos.

diumenge, 24 de juliol del 2016

El fracaso definitivo de España

La derecha pretende seguir en el gobierno, expoliando el país, desgobernándolo, deshaciéndolo y empobreciéndolo, aumentando la opresión y explotación de las clases populares. Lo que es de esperar pues encaja en su actitud tradicional consistente en encaramarse al poder o mantenerse en él por los medios que sean. Y esto debe entenderse en sentido literal: por los medios que sean. Ha dado prueba abundante en la historia de que no desdeña llegar al poder mediante la violencia, el asesinato, el chantaje, el robo, la mentira, etc. Lo único que le interesa son sus privilegios, sus chanchullos, robos y enchufes, es decir, seguir administrando el país como un cortijo particular, cual ha hecho siempre. El país le importa una higa y, si hay que sacrificarlo a sus intereses oligárquico se hace. Sus engoladas referencias a la patria son falsas, pues su único interés son las rentas que pueda obtener.

El actual presidente en funciones es un tipo sin dignidad ni moralidad, embustero sistemático, cobrador de sobresueldos de procedencia dudosa, amparador de corruptos y presunto corrupto él mismo. Debiera haber dimitido al comienzo de su mandato de tener un adarme de vergüenza. No solamente no lo ha hecho sino que presenta de nuevo su candidatura, a pesar del oprobio que rodea a su persona y a que carece de todo crédito y apoyo popular. Nunca había estado tan claro que un individuo de esta calaña pusiera sus intereses particulares por encima de los del país que dice gobernar. Lo hace a través de un partido que es una ristra de chorizos con una insólita cantidad de dirigentes envueltos en procesos penales o tratando de librarse de ellos mediante artificios reglamentarios, como Rita Barberá.

Lo hace asimismo mediante un gobierno cuya ejecutoria de ineptitud y reaccionarismo solo es comparable al grado de corrupción que ampara y fomenta. De forma que, para cualquier observador extranjero con un mínimo de ojo crítico, España es un país gobernado por delincuentes con una población resignada a que le roben y se rían de ella. Esa observación del extranjero no podrá ignorar los abundantes signos ya abrumadores de que, además, es un Estado fallido, a punto de desintegrarse a consecuencia de la independencia de uno de sus territorios más ricos y adelantados, Cataluña y frente a la cual, la oligarquía dominante tradicional no ha sido capaz de articular discurso alternativo alguno.

Que la derecha quiera revalidar el poder que ha traído el país a este estado de postración es lógico dada su inexistente conciencia nacional, su egoísmo ilimitado y su desprecio por las formas democráticas. España se encuentra en una situación de emergencia desesperada pero eso a la derecha le da igual porque, al no tener en cuenta más que sus intereses, el destino del país que ha expoliado le trae sin cuidado.

Distinta debiera ser la situación en la izquierda, pero, por desgracia colectiva, no lo es. La izquierda podría constituirse en alternativa de gobierno si verdaderamente quisiera rescatar el país de las garras de una derecha delictiva. Bastaría con que las dos corrientes, el PSOE y Podemos unieran sus fuerzas que, entre otras cosas, suponen 156 diputados, una base mucho más sana que los 137 del PP, pero eso es impensable porque la dos están más interesadas en sus enfrentamientos que en una acción de gobierno que sea beneficiosa para el país.

El asunto es patente en el caso de Podemos, literalmente al servicio del odio anguitiano al PSOE y la quimera del sorpasso. Mientras este espíritu revanchista del comunismo más revenido predomine en la dirección de Podemos, no hay ni que pensar en una unidad de acción de la izquierda. Objetivamente hablando, Podemos es la garantía del gobierno de la derecha pues está más interesado en el gobierno de esta que en otro de su rival, el PSOE. Pablo Iglesias votó a favor de la continuidad de Rajoy a raíz del 20 de diciembre. Quería nuevas elecciones pensando que así se “desempataría”, cosa que no ha sucedido.

Pero la reacción es la misma: no al PSOE en el gobierno. Quizá se haga con un poco más de hipocresía –que en Podemos abunda tanto como la cursilería y el plagio- pero se hace igual. Lo primero que ha dejado claro Iglesias es que no hay posibilidad de pacto con el PSOE. Ahora bien, si no hay tal pacto, se incrementan las probabilidades de terceras elecciones y esas ya no serán tan bienvenidas como las del 26 de junio porque es bastante previsible que den un descenso considerable de Podemos.

Aunque digan otra cosa, PP y Podemos no están interesados en la repetición de elecciones. Están los dos interesados en que Gobierne el PP. La reedición de la sempiterna pinza de los comunistas y la derecha en contra de la socialdemocracia es patente. El PP de modo directo, Podemos de forma esquinada y jesuíticca, que es como hace las cosas. Así han lanzado a todos sus predicadores a profetizar que el PSOE facilitará el gobierno del PP en segunda vuelta. Es decir, ellos no quieren, pero el PSOE flaqueará y eso servirá para que Podemos, como única oposición parlamentaria, se consolide como hegemónico en la izquierda. No es, por tanto, una profecía, sino un deseo: Podemos quiere que el PSOE se abstenga para justificarse a sí mismo y aparecer como el sucesor y vencedor del PSOE al mismo tiempo. Este cálculo tan elemental debe de parecer el colmo del refinamiento a los estrategas de Podemos.

Al mismo tiempo, en efecto, el PSOE merecerá lo que le suceda si no es capaz de defender su posición frente a la caterva de reaccionarios y derechuzos que largan por todas partes, como Felipe González, Rubalcaba, Bono, Leguina y resto de la jarcia involucionista. Si no es capaz de reaccionar frente a las presiones del amplio frente de intelectuales orgánicos, paniaguados y enchufados abajo firmantes que urgen a Sánchez a echarse en brazos del Sobresueldos . El argumento falaz es siempre el mismo: sentido de Estado, responsabilidad, estabilidad, etc. Mentiras bien gordas. Cuando gobierna la izquierda, la derecha no tiene inconveniente en poner en jaque la supervivencia del Estado a cambio de mantener sus privilegios de clase.

Por supuesto, no se trata de decir que la izquierda deba imitar la falta de escrúpulos de la derecha, pero sí de observar que, a estas alturas, lo peligroso para la estabilidad y permanencia del Estado español es la cuestión catalana. El independentismo catalán, cada vez más cercano a una confrontación que convertirá en problema internacional la negativa cerrada del gobierno español (sea del color que sea) a celebrar un referéndum en Cataluña.

No es no. El PSOE no puede facilitar la formación de otro gobierno de la derecha. No puede votar sí, ni abstenerse. No es no.

Si el Sobresueldos quiere más votos, que se los pida a Iglesias a quien parece que le sobran.

dissabte, 23 de juliol del 2016

La independencia y la abstención

El proceso catalán avanza, incontenible. Según el barómetro del CEO, el porcentaje de independentistas supera al de no independentistas. No me entretendré en hablar del CEO, de la oportunidad del barómetro, del significado de los datos, de si votos, de si escaños. De todo ello se hablará en los próximos días y con más conocimiento de causa que Palinuro. Este se limita a subrayar el hecho escueto: hay más independentistas que no independentistas. 

Hace diez años era al revés; muy al revés. El independentismo se ha acelerado, generalizado, consolidado, convertido en prioridad nacional para un sector de la población que ha pasado a ser mayoría en el último decenio y especialmente, durante el prolongado desencuentro del mandato de Rajoy. Y mayoría no precisamente silenciosa, sino muy vocal y organizada. Puigdemont asegura que la hoja de ruta a la independencia mantendrá sus tiempos en los dieciocho meses. En los doce que quedan más o menos aguardan instantes difíciles, de tensión, probablemente confrontación de varias clases: los avatares procesales de Homs, el acatamiento parlamentario de las decisiones del Tribunal Constitucional, la cuestión de confianza, la adopción de una táctica unilateral entre un referéndum o una declaración unilaterales. Todos estos momentos pueden dar un resultado que incida sobre la marcha del proceso. Que este va adelante no lo duda nadie en Cataluña. 

En el gobierno central, la situación es muy distinta. El nacionalismo español no entiende los planteamientos de la vía catalana a la independencia bajo la forma de una República. No los entiende ni quiere entenderlos. La actitud es la de que los catalanes hagan lo que quieran que luego llegará un deus ex machina que resolverá el enredo. Pero nadie sabe qué dios será el que salga de la machina. Y el gobierno carece de un plan pensado para un independentismo ya muy avanzado. Como tampoco lo tiene la oposición. Nadie tiene nada previsto porque, además, tampoco hay gobierno ni oposición dignos de tales nombres. 

A la vista de los hechos, la opción más verosímil es la de terceras elecciones. Pero hay un compromiso público de evitarlas a toda costa. De acuerdo con ese ánimo general, tres de los partidos españoles, PP, Podemos y C's coinciden en exigir al PSOE que facilite la investidura de Rajoy. Si eso se diera, todos sus partidarios ganarían: el PP gobernaría, Podemos sería la "verdadera" oposición y reduciría el PSOE a la nada, C's aparecería como un feliz facilitador.

Pero uno perdería: el PSOE. Los socialistas no pueden favorecer en modo alguno la continuación de un gobierno carcomido por la corrupción, por debajo de toda sospecha y causante de la situación de empobrecimiento masivo de la sociedad, con unas cifras macroeconómicas desastrosas. Sobre todo porque pide la continuidad sin ofrecer cambio alguno; al contrario, postula como candidato al principal responsable del desbarajuste. 

Si el PSOE favorece mediante su abstención o de algún otro modo una continuidad del actual gobierno de la derecha estará contribuyendo al deterioro de la política democrática española. Y también abriendo el camino a su extinción que quizá sea lo que pretendan esas voces de la parte más conservadora del establishment político-mediático socialista. 

No es no.

divendres, 22 de juliol del 2016

El posible gobierno de la izquierda

Según he leído, Artur Mas emplaza al PSOE y Podemos a formar un gobierno de izquierdas. Es de puro sentido común. Nadie sensato puede resignarse a la idea de que el país siga en manos de estos indeseables. Ignoro si el expresidente ha hecho alguna oferta para suavizar esa transacción entre estas dos fuerzas políticas, unidas en el fondo por lazos fraternos, tan fraternos como los de Caín y Abel o Atreo y Tiestes. Porque estos dos partidos de la izquierda llegarán a una unidad cuando los cuervos se vuelvan blancos.

Por supuesto, para cualquiera dotado de un mínimo de sensibilidad social y prudencia, la necesidad de apartar al presidente de los sobresueldos es un urgencia. Ahí lo tienen ustedes ya amenazando con congelar las pensiones y los salarios si no se le inviste en agosto. No le basta con haber destrozado el país; quiere darle el tiro de gracia.

A todo esto, Podemos deja meridianamente claro que no tiene la menor intención de sellar alianza alguna del tipo que sea con el PSOE. Su secretario general viste esta agresividad típicamente comunista contra el PSOE con las jeremiadas de rigor sobre la mano tendida y la necesidad de que el PSOE mire hacia su izquierda y comprenda que su aliado es Podemos. Todo más falso que los Protocolos de los Sabios de Sión. En realidad, lo que verdaderamente refleja el deseo profundo de Iglesias es que el PSOE facilite la investidura de Rajoy en septiembre. No es un vaticio sino una orden: el PSOE tiene que abstenerse en segunda vuelta, como también lo ordenan Felipe González, Rubalcaba y otros fantasmas del pasado. Si los socialistas se abstienen, en la elecciones subsiguientes, desaparecerán, substituidos por Podemos. De esa forma, la organización morada alcanza la hegemonía en la izquierda y se cumple la revancha del viejo comunismo frente a la socialdemocracia. Eso es lo más importante. Resolver los problemas de la gente es secundario.

Todas las presiones confluyen ahora sobre el PSOE: la del PP pidiendo una gran coalición; la de Podemos diciendo que los socialistas deben posibilitar el gobierno de la derecha; la de Rivera, que quiere integrarlos en un contubernio conservador. Incluso la del Rey, quien revienta su papel de árbitro y moderador, para atender solícito a las órdenes de La Moncloa. De ese modo, todos quedan justificados: el PP, como partido de Estado; Podemos como la "verdadera" oposición; C's como la bisagra concliadora; y el Rey como actor principal y no mero figurante. 

El único que quedaría sumido en el oprobio y camino de la "pasokización" sería el PSOE, ya laminado en el ansiado sorpasso anguitiano. Cuando en realidad es el partido que manda, sin el cual ninguna combinación es posible. Palinuro sigue aconsejando la formación de ese gobierno de izquierdas, como también hace Mas, y la aceptación del referéndum.

Si esto es no es posible porque se diera una especie de sublevación interna en el PSOE, manténgase este en el "no" y haya terceras elecciones. Al fin y al cabo es lo que también quieren el PP y Podemos en habitual coincidencia de objetivos.

Y a ver qué pasa. En Cataluña, ya se sabe: transición nacional a su ritmo, sin dejar de participar en la política española, pero sin dar a esa participación una importancia determinante. En Cataluña tienen sus propias controversias y conflictos.

En España nadie sabe nada.

dijous, 21 de juliol del 2016

Luego de la mesa, la cama

La portada de El País no es una noticia, sino un deseo, un wishful thinking. Rajoy podría "profundizar" su pacto con los independentistas catalanes; podría hacerlo tan profundo como las fosas Marianas. Y podría blindarlo, si quisiera. Le bastaría con ofrecer a sus interlocutores un referéndum. ¿Quién sabe? Desde luego, a los independentistas les daría igual pues lo importante para ellos es el referéndum y seguir en su proceso. Además, así harían honor a esa leyenda de que la gobernación de España suele acabar dependiendo de los nacionalistas catalanes. Tratándose de Rajoy es algo inimaginable, pero también los monstruos de Lovecraft lo son y ahí están, en los mitos de Cthulhu.

Pero, en ese momento, C's opone su veto: nada de pactos con quienes quieren romper España. Vale lo que vale un veto de C's: poco. Pero veto es. Y, de imponerse dejaría la coalición de la derecha en 160 escaños, solo viable si alguno de los tres grupos mayoritarios se abstiene. Quizá el PSOE, ya aburrido de cabildeos inútiles. Desde luego es inviable en absoluto si esos tres grupos forman una coalición (PSOE-Podemos-C's) que sumaría 188 diputados y mayoría absoluta.

Todavía más inimaginable que un pacto PP-Indepes catalanes-PNV. Pero no porque no sume lo necesario, como en la opción de la derecha, sino porque en sí mismo no es posible dado que Podemos y C's dicen seguir siendo incompatibles (aunque nadie vea exactamente por qué) y Podemos está más interesado en destruir el PSOE que en facilitar su acceso al gobierno. Esto último es una especie de triste y aburrido sino: los comunistas y sus allegados siempre van más contra la socialdemocracia que contra la derecha con el síndrome de la IIIª Internacional. No sirven para gran cosa, no pueden ganar; pero pueden bloquear, impedir que otros ganen. Y ese es su empeño.

Curiosamente ese empeño se ha redoblado al cruzarse con la cuestión catalana. La repentina candidatura de Domènech en la mesa del congreso, que desató el vodevil de su constitución, reproduce para En Comú Podem en Cataluña la misma situación de bloqueo que Podemos en España y su misma misión: dividir. Dividir el voto de izquierda en España y el voto soberanista en Cataluña.

Para entendernos: los dos factores esenciales en esta endiablada situación son el carácter decisivo de la minoría catalana en el Congreso y la doblez sistemática de Podemos en España y Cataluña. O sea, no hay más salida que un gobierno minoritario de la derecha contando con la abstención del PSOE, en quien están puestas todas las miradas mientras su secretario general se ha retirado a un monasterio budista en busca de iluminación y los barones y jarrones chinos predican la necesidad de actuar con "responsabilidad de Estado", nombre que se da a la práctica del hara-kiri hecho por un partido.

Parece mentira que no quepa hacer la coalición de la izquierda PSOE-Podemos-Indepes catalanes con el apoyo del PNV, que da 178 escaños. También mayoría absoluta. Su condición es de nuevo catalana: permitir un referéndum de autodeterminación en Cataluña. Piénsese qué será más destructivo, si un referéndum de autodeterminación o dejar en el gobierno al PP para que acabe con la hucha de las pensiones.

Han constituido la mesa, pero no está claro quiénes se sentarán a ella y menos aun, quiénes se irán luego a la cama y con quiénes.

dimecres, 20 de juliol del 2016

Los medios y los fines

Sigo pensando que el programa independentista republicano catalán es la verdadera oposición al gobierno y al Estado. Conviene distinguir para entender lo que está pasando.

Una mentalidad mecanicista dirá que, pues es oposición, debe alinearse con la oposición en el congreso. Pero esa idea ignora la vertiente de oposición al Estado, para la cual el gobierno es un medio, pero no un fin en sí mismo. El gobierno catalán tiene su propia hoja de ruta y le es indiferente (hasta cierto punto) quién le haga el contrapunto en España.

La composición de la mesa del Congreso fue un vodevil, casi una comedia de enredo, entreverada de resonantes propósitos y despropósitos. Según versión nacionalista catalana, estando en negociaciones con el PSOE, Iglesias terció a las escondidas, proponiendo el nombre de Domènech en detrimento de López. Preguntado Errejón -a su vez en negociaciones sobre López-, al parecer, no sabía nada. Es portavoz, pero portavoz desafinada. De ser esto así (que también puede tratarse de una fábula del PDC y ERC para justificarse ante la crítica de haber facilitado las cosas al PP), cabe entenderlo en tres claves distintas, pero complementarias.

Según la primera: en Podemos alienta una fuerte inclinación anti-PSOE que viene de la antigüedad comunista con la vieja ambición del sorpasso anguitiano. El enfrentamiento a gritos entre el diputado Zaragoza (PSOE) y el diputado Monereo (UP), sacándose a relucir mutuamente las parejas de la vergüenza (Anguita/Aznar y Vera/Barrionuevo) ya vaticina lo que nos espera de bronca en la legislatura en la que el PP y C's harán lo que quieran mientras las izquierdas se zahieren.

Según la segunda clave, Podemos no cumple sus promesas. La de la nueva política con la crítica implícita al parlamentarismo ("no nos representan") se ha transformado en un frenético cabildeo a la usanza de la más vieja política, con reuniones secretas, ambigüedades, falseamientos. Y todo eso mientras se acentúa la política de gestos para la audiencia, normalmente vacíos, pero con intención de construir un ambiente simbólico de ruptura que se proclama pero no se practica.

Según la tercera clave, Podemos no es serio en su acción política en conjunto. En su dirección y no solo en su líder, hay una confusión permanente entre las instituciones y los medios. En realidad, se instrumentalizan las instituciones al servicio de los medios. Porque se confunde a los medios (de comunicación) con los fines. Podemos hace una política espectáculo que ya permite prever que seguirá haciéndola durante la legislatura: grandes, ampulosos, gestos mientras la grisácea tarea de gobernar el día a día, de legislar y organizar la vida corresponderá a la derecha.

Tenía que ser un vodevil y lo fue. Los de Podemos quedaron de villanos de la obra, veletas tornadizas sin sentido de la lealtad y los socialistas como bobalicones a los que se engaña como a los niños. Ahora, por despecho, dicen que la composición de la mesa -facilitada por los nacionalistas- ya preanuncia que el PP podrá formar gobierno y lo animan a buscar los apoyos que le faltan porque suponen, con escasa justificación, que los nacionalistas no favorecerán un gobierno del PP. Pero pueden hacerlo, como han propiciado la composición de la mesa, ¿por qué no?

Si hay un gobierno del PP en minoría, será igual al existente y procederá de idéntico modo. Hay quien dice que, al estar en minoría, tendrá que moderarse. Es lo que argumentan los socialistas más conservadores para provocar la abstención del PSOE. Pero es obvio: si el PSOE se abstiene, se hunde. Apoyar el gobierno más desprestigiado, inepto y corrupto de la democracia no es un acierto. Además, no es verdad que, al estar en minoría el gobierno se modere. No le hará falta porque jugará con las divisiones y enfrentamientos de la oposición que es más oposición hacia dentro de sí misma que hacia fuera.

Es tal la seguridad de la derecha en este salida que Rajoy cuenta con que el Rey pida a Sánchez la abstención. Nadie en España se ha tomado nunca muy en serio la Constitución, pero esta descarada pretensión de la derecha de instrumentalizar al monarca, rebosa la imaginable. ¿No son estos los que predican la neutralidad política de la corona? Para el PP, la monarquía no es un fin en sí mismo sino un medio para el mantenimiento de su poder de partido.

Entre tanto, llegará septiembre, se verá cuánta gente sale a la calle el día once en Cataluña y se iniciará la etapa final del proceso. En realidad, ya ha empezado pues el Parlament tendrá que responder a la petición de Tribunal Constitucional de que suspenda la tramitación de la legislación de desconexión. Ahí se dará la primera escaramuza. Luego llegará la cuestión de confianza a Puigdemont. La CUP puede votar que no o que sí. Si vota que no se convocarán nuevas elecciones y el resultado puede ser terriblemente variado. Y el proceso habrá sufrido un retroceso. Si vota que sí, el proceso seguirá a toda velocidad, con independencia del gobierno que haya en España.

A partir de ese momento se entrará en una dinámica de conflicto que no tiene por qué ser muy distinto con un gobierno de derechas o de izquierdas ya que ambas corrientes españolas son dinásticas, incluido por omisión sedicentemente astuta, Podemos. Y ahí es donde se verá si las concesiones en la composición de la mesa del Congreso son meras maniobras tácticas que no afectan a la voluntad de llevar adelante el proceso constituyente republicano o si son claudicaciones en mayor o menor medida. Todo pronunciamiento anterior en pro o en contra será un juicio de intenciones.

Intenciones ¿respecto a qué? Respecto a un panorama político español tan deteriorado que la opción con mayores posibilidades es la confirmación en el poder del mismo gobierno que ha traído al país a este desgobierno y presidido por el principal responsable de todo ello que se niega a admitir responsabilidad alguna por sus actos.

La dirección del PSOE es incapaz de gestionar la posición de absoluta centralidad que le ha correspondido. Igual que el asno de Buridán, no puede pronunciarse por ninguna de sus dos opciones. Su concepción "uninacional" de España lo acerca al PP, justo el partido con el que no quiere saber nada. Su inclinación al reformismo socialdemócrata y a la izquierda en general lo empuja hacia Podemos, un partido cuyo objetivo esencial es acabar con el PSOE. Abstenerse es no decidirse y, como el asno de Buridán, perecer por inanición.

En ese panorama, ¿de dónde saca el personal que los indepes catalanes están claudicando en su objetivo propio?

Primer aviso

Aquí mi artículo de hoy en elMón.cat, titulado La tàctica y l'estratègia. Venía movido por la oferta de Homs de apoyar un gobierno de izquierdas sin poner el referéndum como condición, cosa que había de mosquear a más de un independentista dogmático. Un par de días después, los indepes catalanes facilitan que el PP controle el Congreso en una maniobra que ha dejado al PSOE frustrado y a Podemos en una situación ridícula que, por lo demás, es la que habitualmente tiene.

¿Es contradictorio? ¿Dicen los indepes una cosa por la mañana y otra por la tarde, como hace Pablo Iglesias? ¿Se han pasado a la derecha y servirán de apoyo al gobierno español como en tiempos de Pujol y González y Aznar?

No. Los indepes están haciendo lo mejor para sus intereses: jugar al ratón y al gato con los partidos españoles que dependen de los 17 votos catalanes. Es una actitud inteligente y es de esperar que los españoles del PP/C's y PSOE/Podemos no tarden lo que suelen en entenderla. Los indepes tienen su hoja de ruta, seguirán en ella y, en Madrid, harán lo que más convenga a esa hoja de ruta, no lo que interese a la derecha o la izquierda españolas. Tanto la una como la otra deben comprender que, si quieren los votos catalanes, deben dar algo a cambio.

Como Palinuro es de izquierdas, aconseja a PSOE y Podemos que firmen un acuerdo de gobernabilidad de izquierda con inclusión de una referéndum catalán y que pidan entonces los votos de los independentistas. Si no lo hacen así, estos pueden facilitar un gobierno de la derecha en España, país vecino de hecho, mientras siguen a lo suyo. Piénsenlo, háblenlo entre ustedes y, por una vez en la vida, hagan algo inteligente.

En fin, no tengo nada que cambiar del artículo del Món.cat. Lo que sucedió ayer en el Parlamento español se entiende según lo que se expresa en el artículo. Aquí la versión castellana:

La táctica y la estrategia


La declaración de Homs de que el PDC está dispuesto a propiciar un gobierno de izquierda en Madrid sin poner el referéndum como condición inexcusable, provoca desconcierto en el campo independentista. Lógico. A primera vista parece un frenazo en el proceso.

No obstante, tiene fácil defensa si se aplica un criterio práctico. El primero de todos es dejar claro que no poner el referéndum como condición sine qua non para la constitución de un gobierno en España no significa renunciar a él. Al contrario, la colaboración en la puesta en marcha del gobierno español no obsta para que el catalán siga con la hoja de ruta en los términos que especifique el Parlamento.

Muchos defienden que, en el fondo, a los indepes les es indiferente el gobierno de Madrid y esta consideración tiene su base. Las izquierdas españolas son antes españolas que izquierdas mientras que las derechas son antes derechas que españolas, por muchos gritos patrióticos que vayan dando. Pero algo es hoy innegable: el desgobierno de la derecha está destrozando el país.

La cuestión táctica es muy clara. Su único problema es su verosimilitud. Eso es algo que solo se mide a la luz del cumplimiento de la estrategia. Pero aquí estamos ya en el medio plazo, en donde se acumulan promesas, engaños, desengaños. El modo de hacerlo es sencillo: se apoya un gobierno de izquierdas en Madrid mientras se sigue impertérrito con la hoja de ruta en Cataluña. En Madrid se debate sobre la reforma de la Constitución mientras en Cataluña se discute sobre el RUI o la DUI y se adoptan las medidas precisas.

Si en España se constituye un gobierno de izquierdas, la Generalitat tendrá un interlocutor distinto del don Tancredo hasta la fecha. No se sabe si mejor o peor, pero distinto; lo cual ya es algo. No creo que haya alguien a quien parezca una buena idea que el actual gobierno en funciones prolongue su desgobierno. Unas terceras elecciones generales no benefician a nadie.

Pero tampoco lo hacen unas catalanas. Y es la cuestión que se planteará en Cataluña, a la vuelta del verano y después de la Diada. Exactamente, ¿votará la CUP a favor de Puigdemont o este perderá la cuestión de confianza y será preciso convocar nuevas elecciones?

La perspectiva de una nueva consulta catalana introduce un poderoso factor de incertidumbre. El eje izquierda/derecha se cruza ahora con el independentista/no independentista y permite vislumbrar posibles cambios en las tendencias de voto. En Comú Podem y CSQEP pueden llegar a confluir en una operación de lanzamiento de Ada Colau como candidata a la presidencia de la Generalitat con un programa nacional confuso que no augura nada bueno para el voto independentista. Y todos los vaticinios predicen un resultado también malo a la CUP.

En definitiva, todo son imponderables que solo pueden conjurarse garantizando la confianza a Puigdemont y colaborando a desarrollar y aplicar la hoja de ruta. Sin imposiciones y sin complacencias.

Un gobierno de izquierdas tendrá una actitud menos hostil hacia Cataluña que uno de derecha. En último término, la petición de un referéndum es muy razonable e inevitable. En la izquierda española probablemente así se considera, aunque mucho menos en el PSOE. En este punto, los socialistas necesitan algo de pedagogía . Si, a pesar de todo, no se consiguiera la consulta, los indepes pueden dejar de apoyar el gobierno. Es decir, tienen cierta fuerza a la hora de presionar. No para imponer, pero sí para bloquear.

Y eso siempre es una garantía. Sobre todo teniendo en cuenta que el no al referéndum ya lo tenían de antemano. Una subsiguiente negativa de las izquierdas españolas equivaldría a una especie de terremoto en Cataluña, en donde las fortunas electorales de los partidos que quieren mantener la vinculación con España se hacen más problemáticas.

El referéndum es todo en Cataluña, pero es nada en España. Sacrificar la nada para conseguir el todo es inteligente, aunque sea complicado de entender.

diumenge, 17 de juliol del 2016

Giro copernicano

Es extraño no encontrar eco en la opinión independentista de esta declaración de Homs que doy por fielmente reproducida. Y es extraño porque, a primera vista, rompe con lo que parecía ser criterio asentado en la vieja CDC, hoy PDC; y rompe con el de Esquerra; y no digamos con los cupaires; y con la ANC que, entiendo, acaba de pronunciarse a favor de un RUI por un 75%.

Lo primero de todo es comprobar que la suma es posible: PSOE+Podemos+DiL+PNV son 178. Mayoría absoluta. Rajoy, fuera.

Aritméticamente es OK. ¿Y políticamente? Ese es otro cantar. El PSOE niega toda concesión referendaria y, si se hace valer que el referéndum no es una condición inexcusable, le bastará recordar que el Comité federal prohibió, literalmente, a Sánchez todo pacto con los indepes catalanes, de cualquier tipo. Por supuesto, lo que un Comité federal prohibe otro puede autorizarlo. La cuestión es si quiere. Los socialistas deciden y no se quejarán de tener pocas opciones.

Del lado catalán, la retirada del referéndum tiene dos posibles lecturas, una dogmática y de principios y otra táctica. La dogmática quiere mantener el referéndum como condición porque ese es el espíritu actual de JxSí. De imponerse este criterio, sin embargo, la coalición propuesta (161 diputados) ya no sumaría para la mayoría absoluta. Los indepes vuelven a tener la llave del gobierno español, pero no ofrecen ninguna fórmula de transacción. Lo que es raro.

La lectura táctica señala que, si la propuesta prospera, su primera consecuencia, la salida del PP del gobierno, es de general aplauso. En un segundo tiempo, ese gobierno abriría un proceso de debate sobre la organización territorial española que quizá llevara a negociar la celebración de un referéndum que será preciso celebrar en algún momento. Obviamente, esta conclusión es casi ilusoria y los partidarios de la lectura dogmática señalarán que jamás se dará, que el gobierno español jamás autorizará referéndum catalán alguno. Cosa bastante probable.

El PSOE puede pronunciarse por la coalición "giro copernicano", para lo cual su Comité federal tendrá que cambiar de opinión. Una opción que levanta ira entre las baronías. También puede pronunciarse por una coalición PSOE+Podemos+C's. Pero en este caso debe precisarse que, al condicionar los de En Comú su voto al referéndum, Podemos ya no tiene 71 escaños, sino 59. Ello pone la coalición en 176, una cifra mucho más raspada que la de la coalición con los indepes.

Al margen de las diatribas ideológicas, el giro copernicano de Homs me parece un intento valioso de mostrar cómo Cataluña contribuye a la gobernación del Estado. El debate sobre si eso es bueno o malo adquiere ya otras dimensiones.

dissabte, 16 de juliol del 2016

La almoneda de La Moncloa

Con tal de mantenerse en el poder, el  presidente de los sobresueldos es capaz de bailar una sardana en gayumbos. Ya desde el segundo día de su mandato se vio que carecía de dignidad. En el primero viose que no tenía palabra y en el tercero que tampoco tenía luces. A pesar de todo se mantuvo, envuelto en el descrédito, habiéndose descubierto que trincaba pasta de origen dudoso mientras predicaba que la población moderase sus ingresos y enviaba SMSs de apoyo a sus amigos delincuentes. Su fuerza fue su mayoría absoluta en el Parlamento. Con sus 186 jabalíes podía gobernar con mayoría aplastante, permitiéndose ignorar a la Cámara e incomparecer siempre que no le apetecía ir, que era siempre. 

De este modo, sin dignidad, sin vergüenza, sin luces, nada extraño es que tampoco hiciera amigos. Y así pasó esa X Legislatura, en medio del bochorno general de ver un país gobernado por un tipo de catadura intelectual y moral detestables que, además, no sabía, ni quería, ni se atrevía a hablar en público. 

El personaje hace ahora caso omiso del generalizado rechazo que provoca en la población, cosa que se muestra a cada tortazo que le atizan  cuando se empeña en pasear en civil por unas ciudades a las que ha saqueado y esquilmado. Y, al forzar su candidatura, demuestra que ni para político vale porque no vale aquel que entre 213 colegas de oficio es incapaz de encontrar uno solo que lo apoye.

Por estos motivos,  soslayando los innúmeros problemas y objeciones a que se presente de nuevo a unas elecciones uno que solo puede perderlas, el Sobresueldos ha dado orden a su fiel guardia pretoriana de que ofrezca en almoneda todo lo que pueda servir para allegarle voluntades. Y todo es todo: está dispuesto a sacrificar a sus colaboradores, a modificar y anular todas las leyes de las que tan orgulloso decía estar, a reformar una Constitución que ayer mismo reputaba intocable, a revisar su famosa reforma laboral, a dar a la oposición la presidencia del Congreso y hasta a hacer vicepresidente del gobierno a Rivera en lugar de la Ratita Hacendosa. 

Todo, con tal de no eliminar el verdadero obstáculo a cualquier tipo de acuerdo o salida para esta situación de bloqueo que raya en una farsa de la comedia del arte: él mismo.

dijous, 14 de juliol del 2016

Naturalmente

Aplausos a Sánchez. Así se habla en público: claro, conciso, sosegado y flexible. Ahorrando al sufrido auditorio arengas, diatribas, doctrinas y monsergas variadas. Tres posibilidades:

El No al PP.Es algo que exige la dignidad. Es inaceptable que pueda seguir un gobierno desprestigiado, incompetente, apoyado en un partido imputado por los jueces y presidido (los dos, el gobierno y el partido) por una persona que carece de todo crédito y solo suscita rechazo en el conjunto de la sociedad. En su propio partido debiera haberse actuado para apartarlo del mando ya que él carece del más elemental sentido de la responsabilidad política. No es así porque el partido es su hechura así como él es la hechura del partido. Todo una ignominia. Su apartamiento del poder no es cuestión de táctica o estabilidad política. Es cuestión de principios. Es imposible regenerar un sistema político teniendo en el puente de mando al responsable de su degeneración. Es de risa.

El "no" a Rajoy y al PP es un "no" de emergencia. Es un no de principios, incondicional. 

La cuestión del gobierno de izquierda. Algo también obvio. Las dos izquierdas de ámbito estatal suman 156 escaños. Es una buena base, pero no suficiente. Es de esperar que, a la vista de lo frágil de su coalición, el líder de Podemos atempere algo el tono y sea menos agresivo. Los de Compromís se van al grupo mixto, los doce comuneros barceloneses dicen que votarán en contra de cualquier pacto con el PSOE mientras este no acepte el referéndum; los ocho de IU quieren tener también voz propia, con su propio corifeo, Garzón. No tengo noticias de lo que proyecten las Mareas, pero parece ya evidente que Podemos no cuenta en realidad con 71 escaños, sino con una cantidad variable, según los temas que se aborden y cómo se aborden. A lo mejor esto es suficiente para que, en efecto, acepten que su papel es de socio menor en una coalición mayor y que no están para imponer condiciones. Entre otras cosas porque, si lo hacen y se repite el bloqueo del 20 de diciembre, en las siguientes elecciones pueden desaparecer. 

No estando Podemos para dictar condiciones, quizá pueda integrar una coalición con el PSOE y C's, siempre que estos reduzcan sus estridencias neoliberales y por un tiempo limitado. En un inteligente artículo en su blog es más o menos lo que propone Odón Elorza: plan a) pacto a tres y cuestión de confianza a los dos años; plan b) si las tres fuerzas no se avienen, dejar gobernar a Rajoy atado de pies y manos (como si eso fuera posible con este personaje) y esperar que los tres anteriores consigan presentar una moción de censura. Mi crítica: si no se ponen de acuerdo antes, esperar que presenten una moción de censura gentes que, como el PSOE en la X legislatura, pudieron hacerlo y no se atrevieron, es pensar en lo excusado. Si se deja a Rajoy, se queda y no hay quien lo eche.

Las terceras elecciones. Si no puede haber acuerdo de izquierda con el apoyo de los independentistas porque el PSOE se obstina, contra toda razón, en negar un referéndum en Cataluña, cuando menos debe cuajar la coalición tripartita que, sin contar los doce comuneros, daría 176 escaños. Frágil, insegura, problemática, pero mayoría absoluta. Si eso no se alcanza, queda un gobierno tripartito en minoría, frágil e insegura, pero viable. Si esa tampoco se logra, las nuevas elecciones son inevitables. 

Con la situación en Cataluña como está, a la vuelta de septiembre el país puede encontrarse en un punto de no retorno y un gobierno en funciones del que ya está harto todo el mundo. Y lo más grave es que no hay garantía alguna de que las terceras elecciones no dejen el mismo o parecido marasmo. 

La pregunta, por lo demás es: ¿vamos a ir a terceras elecciones con los líderes que ya fracasaron en las primeras y las segundas?

dimecres, 13 de juliol del 2016

¿No había muerto el bipartidismo?

De seguir así vamos de cabeza a las terceras elecciones en un año. Quizá sea una efecto retardado de la dictadura. Los españoles pasaron tantos años sin votar, sometidos a la esclarecida guía de los franquistas, mentores ideológicos de estos peperos, que ahora se desquitan como se ve de tres en tres

Las explicaciones, advertencias y avisos de los partidos, sus interpretaciones y la adjudicación de buenos y malos en la obra son bastante risibles en general. Nadie coincide con nadie en nada excepto en una cosa: la decisión ha de tomarla el PSOE porque todo depende del PSOE. Tiene su guasa. El partido más atacado (las jeremiadas de Podemos hablando de que todo el mundo los critica a ellos es falsa), el más vilipendiado, el que nadie puede ver ni en pintura y carece de todo respaldo mediático (a diferencia del PP y Podemos que tienen periódicos, televisiones y periodistas a su servicio) es justamente el que todos necesitan y sin el cual ninguna combinación es posible. El Partido que, para la derecha, está repleto de radicales y, para Podemos y sus realquilados de IU, es idéntico al PP, es el que todos quieren de compadre en las alianzas. Pero no por ello ninguno osa modular sus ataques. Es propio de la habilidad hispana: se insulta a quien se necesita de aliado y ni de chiripa se le piden disculpas.

Nadie en el PP, un partido de presuntos ladrones, corruptos y cómplices se atreve a levantar la voz contra el Sobresueldos, un personaje absolutamente desprestigiado que se aferra al cargo quizá para no tener que afrontar un futuro penal aciago. Si el PP prescindiera de este inenarrable individuo e hiciera otra oferta, quizá encontrara una respuesta distinta que contribuiría a hacer patente lo que todo el mundo intuye ya: que el bipartidismo se mantiene.

La respuesta favorable de C's podría darse por segura, incluso al extremo de pasar de la abstención a un voto afirmativo con matices. Y tampoco sería muy hosca en el PSOE en donde las presiones a favor de la abstención, procedentes de los sectores reaccionarios del partido (González, Rubalcaba, Borrell, Guerra, etc) redoblarían y dejarían en posición aun más débil a Sánchez. 

La respuesta de Podemos sería aquí, como casi siempre por otro lado, irrelevante, aunque el coro de sus periodistas afines (incapaces de distinguir las mixtificaciones de Iglesias de una crítica al orden constituido) la presentaría casi como venida del reino del saber. Estos de Podemos son los que forzaron las segundas elecciones con el objetivo de desempatar, cuando no había empate. Ahora ya no pueden seguir mintiendo tan descaradamente y su posición es en verdad chunga. No son decisivos para nada y ocultan su intrascendencia con engolados y cavernosos conceptos: si el PSOE se abstiene, la oposición pasará por derecho a UP. Y, de paso, el jamón que regaló el Sobresueldos a Obama. La oposición seguirá siendo el PSOE y ya se verá a qué se opone de verdad Podemos que, cual es habitual,  no está claro. 

Aburre mencionarlo: hay dos combinaciones posibles de mayoría absoluta sin la peste del PP: a) PSOE+Podemos+C's y b) PSOE+Podemos+indepes catalanes+nacionalistas vascos. Pero ninguna de las dos parece viable mientras Podemos y C's no suavicen su recíproco odio o el PSOE pierda el miedo al referéndum catalán.

Si todo sigue igual, las terceras elecciones serán obligadas. En opinión de Palinuro, esas elecciones serán la resurrección del bipartidismo y la reducción de Podemos y C's a magnitudes simbólicas. Y a ellas no debiera concurrir ninguno de los cuatro fracasados candidatos hasta la fecha.  

dimarts, 12 de juliol del 2016

El del jamón quiere seguir siendo presidente

No me dirán que lo de regalar un jamón a Obama no les ha impactado. ¿Creían ustedes que en estos años del imperio pepero habían visto todo en punto a estupidez? Seguramente. Y con razón. Pero nos faltaba ver al payo en funciones. Y aquí lo tienen ustedes, tan ufano, balbuceando necedades ante Obama y muy contento de haber demostrado que la "gran nación" no se anda con chorradas de cajitas de vidrio como si este país fuera Murano. Ni hablar. Aquí estamos a lo que estamos, somos muy y mucho españoles; sabemos de sobra que un plato es un plato; odiamos a la gente ruiz; somos muy previsibles; tenemos mucho sentido común; no permitimos que los chuches tengan más IVA que los hilillos de plastilina; hacemos cosas cuando somos catalanes; cuando no, leemos el Marca; no nos gustan las ocurrencias ni los conejos de las chisteras. Así que nada de una puñetita de cristal: le regalamos a Obama un buen jamón. Además, el guiri, ¿no es negro? El Sobresueldos no es racista, por supuesto, pero todo el mundo sabe que los negros pasan hambre.Y él, profundamente católico, no puede tolerar que un negro que llama a su puerta pase hambre, por favor. ¿Qué se dirá de nosotros, de la hospitalidad española, en los yunaitez estates?

Ustedes, lectores, que se gastan mala follá como los granaínos, señalarán que el Sobresueldos seguramente no tenía ni idea de que en los EEUU no se puede entrar como en Redondela, con una cesta de mimbre chorreando grasa de la matanza. Pero ¿qué me dicen de los asesores? Sí, esos tropecientos pájaros nombrados a dedo por el de los sobresueldos entre gentes que no tienen el graduado escolar. ¿Tampoco sabían que en los States no se pasan alimentos así como así? Algunos lo sabrían. No todos van a ser tan tontos como su jefe, pero pensarían que allí sucede como en España: sí, hay leyes, pero no se aplican o solo se aplican a los pobres. Porque, y en eso estarán todos de acuerdo a fuer de auténticos españoles, ¿hay algo más afectuoso, cordial y sano que regalar comida? Hasta hace muy poco era un artículo de lujo y hoy, gracias a las medidas del sobresueldos para salir de la crisis, vuelve a serlo y, al fin y al cabo, siempre es un gesto evitar que Obama tenga que ir a la cola de Caritas, como hacen todos los días cientos y cientos de desalmados antiespañoles que simulan estar  hambrientos solo para crear mala fama a esta gran nación.

Terminada la peripecia del jamón, el okupa de La Moncloa se ha embarcado en una aventura intelectual propia de su inimitable carácter, apoyado en ello por las fuerzas vivas del país y ese periódico que antaño fue un ejemplo de buen hacer y hoy es un pasquín más al servicio de la derecha, así como el resto de los medios que, en su inmensa mayoría, están a su servicio. Como lo están indirectamente los que juegan a ser les enfants terribles del régimen, apoyando a su vez a Podemos e IU con el fin de aniquilar al PSOE. Este sí que no cuenta con ningún apoyo mediático de ningún tipo y, a pesar de todo, resulta ser la pieza central del rompecabezas en que estos líderes tan menguados de inteligencia como de originalidad han convertido el campo político.

Ni dos minutos vamos a perder en referirnos a la "autocrítica colectiva" que ha hecho Podemos, consistente en una sarta de excusas para no admitir el hecho obvio de que la gente no los vota porque no se fía de ellos. Su única finalidad es seguir alimentando en los líderes la arrogancia y la chulería frente al PSOE, que son los elementos más seguros para acabar en unas terceras elecciones.

El Sobresueldos piensa confrontar a Sánchez con un dilema: él mismo o nuevas elecciones. Don Carlos o el petróleo. Tiene numerosos aliados para presionar al socialista: además de los "verdaderos" izquierdistas de Podemos y los "superverdaderos" de IU, tiene a los socialistas reaccionarios, meapilas, monárquicos y, en el fondo, peperos de corazón dentro de su partido que quieren verlo abstenerse para que gobierne la derecha. Ejemplo: Felipe González, quiza el político que más alto llegó en su día y más bajo se ha hundido ahora, hasta hacer el trabajo de la derecha que él acusaba, con razón, de hacer a Anguita. Al final, en verdad, los dos coinciden en que gobierne la derecha.

Permitir que gobierne de nuevo el Sobresueldos es sumir al país en un abismo de indignidad y vergüenza cuyo símbolo es ese jamón que el zote de La Moncloa ha regalado al estadounidense en la escala técnica que este hizo desde Varsovia camino de Rota.

dilluns, 11 de juliol del 2016

A ver, Sánchez, cumpla órdenes y absténgase

No recuerdo haber visto un caso mayor de desvergüenza, de manipulación, de falta de profesionalidad y de absoluta idiocia. Aunque no se lo crean, El País basa su conclusión de que la mayoría de los votantes del PSOE prefiere que su partido se abstenga en esa inenarrable pregunta. Por supuesto, el hecho de que la abstención del PSOE sea elemento imprescindible para que siga gobernando el presidente de los sobresueldos y su asociación de presuntos malhechores, que es lo que El País desea, es aquí el elemento decisivo.

Por qué quiere El País que España siga esquilmada por esta organización imputada por los jueces, es algo que pertenece al secreteo de las buenas relaciones entre el periódico de Prisa y la presidencia del gobierno. Dada la falta de escrúpulos de un tipo como Cebrián, que es quien manda en el diario, lo más probable es que se esté negociando trato de favor económico  a cambio del apoyo de este a las tropelías del desgobierno de la derecha.

Todo lo anterior era sabido, pero se mantenía en un discreto silencio para no exponer a la luz pública el giro dado por el diario, que no es otra cosa que una traición al espíritu crítico y de independencia que lo orientó desde el principio, cuando vivía Jesús Polanco, a quien este Cebriancillo no llega a la altura del zapato. Muy mal tiene la derecha que ver las cosas para que obligue a El País a quitarse la careta y salir pidiendo expresamente la abstención del PSOE a favor de un gobierno del PP que más de dos tercios de los votantes rechazan.

No merece la pena analizar mediante crítica de texto o algún otro procedimiento el enunciado de esa pregunta. Es tan manipulador, sesgado, abusivo y, en el fondo, estúpido, que entretenerse con él es perder el tiempo. Un aplauso especial merece ese "a cambio de una serie de reformas" que debe de habérselo dictado el gabinete de comunicación de La Moncloa. La próxima vez, que las explicite. Total, las conocemos ya: todo se puede revisar excepto la reforma laboral. Como era de suponer.

Si el PSOE cae en la trampa de esta gente y permite gobernar al partido del saqueo de España, se suicidará.

diumenge, 10 de juliol del 2016

Las terceras elecciones

Quiere el saber convencional que, si hay terceras elecciones, el PP alcance la mayoría absoluta y Podemos se dé una buena castaña. No sé de dónde salen estas ideas, pero tienen mucha aceptación. Tanta que las partes directamente concernidas actúan en consecuencia. El Sobresueldos ha perdido ya quince días -cosa que se le da de miedo- y está dispuesto a perder los que le queden de aquí al siglo que viene, sin moverse, en espera de que la incompetencia de todos los demás le resuelva la papeleta de ser investido presidente del gobierno. Ya lleva doscientos días de bóbilis bóbilis. En esto, como en todo lo demás, le secunda C's, si bien este ve la hipótesis electoral con aprensión pues teme le suceda lo que a Podemos.

El nudo de la cuestión se ventila en la izquierda, PSOE y Unidos Podemos (UP) y en primerísimo lugar el PSOE que sigue siendo el eje en torno al cual giran todas las combinaciones posibles. Incluida la decisión última de ir a terceras elecciones. Parece como si, en estas segundas, los socialistas hubieran encontrado la fuerza y la decisión perdidas, lo que cambia mucho las cosas. El "no" rotundo de ayer de Sánchez a la triple posibilidad de favorecer por activa o por pasiva al PP ha clarificado el panorama. Lo que siga ahora dependerá de la capacidad del PSOE de mantenerse en esta gallarda actitud de "no" al Sobresueldos, no al gobierno del PP en ningún caso. De la capacidad de resistirse a los cantos en favor de la abstención no de sirenas sino de los viejos cachalotes del mar de los sargazos. 

Con ese "no" en el frontispicio, vayamos a las combinaciones posibles.

Deben descartarse, creo, gobiernos en minoría porque nadie se fía de nadie y los gobiernos minoritarios tienen que contar con una mínima lealtad a los compromisos que entre estos políticos de liviano fuste no se da en absoluto.

En ausencia de gran coalición solo hay dos combinaciones que den mayorías absolutas: a) PSOE+Podemos+C's= 188 escaños y b) PSOE+Podemos+indepes catalanes+PNV+Bildu = 180. La primera combinación fracasa ante la animadversión mutua entre Podemos y C's. La segunda ante la negativa cerrada del PSOE a permitir un referéndum de autodeterminación en Cataluña.

Por lo tanto, si no se da revisión alguna en las posiciones de las tres fuerzas, las terceras elecciones serán un hecho. Y lo serán porque todavía hay una posibilidad más siniestra que la nueva votación y es la continuidad del desgobierno del Sobresueldos con la asociación de presuntos malhechores del PP. Hipótesis que podría realizarse en la no muy descabellada posibilidad de una alianza PP+C's+Canarios con el añadido de un par de tamayos. Si se hizo en Madrid, rompeolas de las Españas, también podrá pasar en una de ellas, la más cutre e inmoral.

Para Palinuro está claro: lo mejor es la combinación PSOE+Podemos+Indepes+PNV+Bildu, pero, si trata de imponerse la continuación de este gobierno ignominioso, apoyado en un partido de corruptos y presuntos delincuentes, y no hay combinación posible de mayoría absoluta, lo mejor son las terceras elecciones.

Con una condición inexcusable: ninguno de los cuatro ineptos que han sido incapaces de formar gobierno por segunda vez, puede volver a presentarse como candidato. Eso sería lo unico que verdaderamente rompiera el maleficio de una política española dominada por la inoperancia, la incompetencia, la corrupción y la mentira sistemática.

Mañana hablaremos de la refundación de Convergència en un partido republicano e independentista y también de esos curiosos cónclaves habidos en el PSOE y UP para encontrar una explicación a sus respectivos fracasos electorales.