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dimecres, 27 de juliol del 2016

Llega la desconexión de Cataluña

Han dejado a los del Tribunal Constitucional de guardia y retén, por si los catalanes se desmandan, mientras ellos, los políticos, siguen a lo suyo, esto es, a cobrar jugosos salarios por no hacer nada salvo pelearse en la barra del bar (a 3 € el cubata) y mentir cuanto pueden. Y, claro, lo primero que han hecho los catalanes ha sido desmandarse. El Parlamento admite a trámite las conclusiones de la Comisión de Estudio de la Desconexión, ignorando la prohibición del Tribunal Constitucional. Ya estamos en plena desobediencia institucional. De esto va mi artículo de ElMón.cat de esta semana, En peu de desconnexió.

Lo decía ayer muy claramente el presidente de la citada comisión, Lluís Llach: "estamos aquí para hacer la independencia de una puñetera vez". A la vuelta del verano, habrá legislación catalana de desconexión con España. A ver qué cómo actúan entre tanto estos prodigios de políticos españoles. Desde hace años Palinuro viene diciendo que el principal problema de España es Cataluña que, en realidad, es un problema español. Ni caso. En España la gente sigue creyendo que los problemas se resuelven a base de negarlos o ignorar su existencia.

Así se han quedado sin país los españoles.

La versión castellana:

En pie de desconexión

Está nervioso el Tribunal Constitucional. Sigue con suma atención la evolución de los hechos en el Parlamento de Cataluña. Debe estar presto a intervenir. No puede tolerar que la cámara se salte una prohibición suya de desarrollar el propósito legislativo de la desconexión.

Alcanzadas las conclusiones de la Comisión de Estudios del Parlamento, el alto tribunal ha dictado una providencia ordenando que no se les dé traslado al pleno de la cámara. Y justamente parece que el pleno de la cámara se apresta a hacer lo contrario, esto es, no solamente recibir las conclusiones sino acelerar su consideración mediante la correspondiente reforma del orden del día.
Solo este propósito provoca un encendido debate en el Parlamento. Parece evidente, sin embargo que, si la cámara decide tomar en consideración las conclusiones, es porque piensa aplicarlas y desarrollar la legislación de desconexión.

Y ahí es donde llega el momento de la desobediencia que estaba implícito antes o después en la hoja de ruta. Ahí es donde el propósito del presidente Puigdemont de ir “de la ley a la ley” sufre su primer revés. Según la ley vigente, las decisiones del Tribunal Constitucional se acatan y se cumplen. Si hay un incumplimiento de la ley, la dinámica entra en un cauce imprevisible.
La cuestión cruda es si el gobierno central, el poder ejecutivo, puede obligar al cumplimiento de la ley en todo el territorio bajo su jurisdicción. Cabe recordar que tal no fue el caso en la votación del 9N de 2014. Entonces se dijo que, al ser la convocatoria un asunto de voluntarios, no tenía carácter legal ni institucional y, por tanto, el gobierno no estaba obligado a intervenir. Precisamente por eso se instó después al procesamiento de cuatro responsables políticos, Mas, Rigau, Ortega y Homs, por haber cometido ilegalidad en abuso de sus funciones. Es contradictorio, pero se salvó la cara de la autoridad del Estado. Esta se ejerce post festum.

Ahora no se trata de una convocatoria que el gobierno pueda desautorizar como una “consulta verbenera”, sino de una decisión de un órgano institucional en uso (o abuso) de sus competencias. Teniendo en cuenta además que, desde el punto de vista jurídico-político, este órgano, el Parlamento de Cataluña, es también un órgano del Estado, como lo es Generalitat. Es decir, un órgano del Estado tiene que desautorizar a otro e impedirle el ejercicio de sus competencias.

Dado el curso de confrontación adoptado por el Parlamento de Cataluña, es claro que el gobierno de España debe tener una respuesta preparada y no le queda más remedio que salir del letargo y tomar la iniciativa con alguna decisión.

Pero, ¿cuál? El gobierno está en funciones. Según esto no tiene, o no debiera tener, plena capacidad de acción pues “en funciones” se entiende para asuntos de trámite. En los asuntos de calado político, no puede tomar decisiones, máxime cuando, además, y por propia iniciativa, ha decidido no someterse al control del Parlamento. Ya lo hizo con el salido del 20 de diciembre y lo hace ahora con el del 26 de junio. Se dirá que un gobierno en funciones tendrá un margen mayor de maniobra y más flexibilidad, por no estar sometido a control parlamentario. Pero es precisamente esa situación de irresponsabilidad la que suscita alarma ya que puede dar lugar a conflictos que luego no sea posible resolver.

Si, además, tomamos en cuenta que la ejecutoria del gobierno de Rajoy en relación a Cataluña es terrorífica, se convendrá en que, libre de trabas (antes tampoco tenía muchas, pero ahora no tiene ninguna) tenderá a actuar con la catalanofobia que lo ha caracterizado siempre.

¿Supone esto que el Parlamento catalán debe aceptar la decisión del Tribunal Constitucional y suspender la tramitación de la desconexión? En absoluto. Supone que los parlamentarios seguirán los dictados de sus conciencias y lo harán con suficiente conocimiento de causa. Vengan como vengan los hechos, el Parlamento Catalán actuará de conformidad con la voluntad expresa en los programas de los partidos que forman Junts pel Sí y su aliada parlamentaria, la CUP.

El resultado es que el gobierno español y las Cortes –sin comunicación entre sí- se encontrarán con un conflicto constitucional. Pueden tratar de resolverlo por la vía de la represión o la de la negociación.

Y, la verdad, no sé cuál es más desastrosa para el Estado en las circunstancias actuales.

dimarts, 26 de juliol del 2016

El golpe de Estado de Mariano Rajoy

Si Mariano Rajoy fracasa por segunda vez en la investidura tras las segundas elecciones (las del “desempate”, según los zahoríes de Podemos) porque no consigue sumar ni un solo escaño a sus 137 leales, debe retirarse y dejar que lo intente otro del PP que suscite menos animadversión. O, mejor, alguien que no sea del PP pues da la impresión de que también el partido levanta similar inquina.

Sostiene el presidente la peregrina teoría de que los 137 deben gobernar porque son el partido más votado. Con esto se salta la letra de la Constitución. El espíritu lleva cuatro años y medio saltándoselo al haber gobernado de modo tiránico, mediante el rodillo, con desprecio del Parlamento y los acuerdos básicos de la democracia. Y ese es la razón por la que nadie lo quiere. Ni siquiera tiene la entereza del Antonio Maura de "¡que gobiernen los que no dejan gobernar!"

No es el caso. En un repulsivo gesto de ruindad moral gimotea que quiere gobernar y pide que le dejen. Pero no está dispuesto a negociar nada, ni hacer concesión alguna, ni tomar una sola medida para regenerar este sistema político que ha desmantelado. Pone sus intereses –en realidad su capricho- por encima de los de su partido y los del país.

Al bloquear la salida, el presidente de los sobresueldos está dando una especie de golpe de Estado a cámara lenta. Está empeñado en que una mayoría parlamentaria acepte someterse a los dictados de una minoría. 137 diputados de 350 son el resultado del 33,03% de los votantes. Una tercera parte. Menos aun, del 21,5% del cuerpo electoral. Los representantes de la quinta parte de los electores quieren imponerse a las cuatro quintas partes de estos, los dos tercios de los votantes. Algo autoritario y antidemocrático. Una dictadura.

La abstención de los demás no es una opción porque es pedirles que transijan con la imposición y que traicionen el mandato de sus electores. Rebajarse a suplicarla del principal partido de la oposición es una mezcla de indignidad y chantaje. Suelen ir unidas. En el PSOE hay sectores de peso, movilizados últimamente con gran apoyo mediático, para secundar la pretensión. Antiguos dirigentes orgánicos y actuales dirigentes ideológicos, todos ellos “moderados” piden abstención en interés de España. Será en el suyo propio ya que la derecha del PP y el interés de España son términos antitéticos. Otros abajofirmantes propugnan un pacto PSOE-Podemos. Algo es algo, pero el peso y los recursos de los otros, los jarrones chinos dinásticos, que se han multiplicado, son muy superiores,

No es No. Y los militantes y votantes socialistas deben saber que, si el PSOE cae en la trampa de la abstención y favorece un gobierno del PP, se habrán cumplido los deseos de Podemos y su partido puede ser borrado del mapa en las elecciones siguientes.

Si, fracasado Rajoy bis, se trata de formar gobierno, solo hay la candidatura de Pedro Sánchez. La situación es exactamente la misma que la del 20 de diciembre pero en peores condiciones para la izquierda. Es el resultado del voto de Podemos entonces. Y Sánchez tiene dos opciones: la primera un gobierno de izquierda, PSOE-Podemos-Indepes catalanes con apoyo exterior del PNV y CC. Lo ha venido propugnando Palinuro hace meses. Pero da la impresión de que la cuestión del referéndum catalán lo impedirá. Es un error garrafal del PSOE, pero este no parece dispuesto a enmendarlo. Siendo así, “¿por qué apoyas ese gobierno”, me preguntan. Sencillo: para los indepes catalanes es la prueba de que no hay diferencia entre las izquierdas y las derechas españolas. Y tienen razón… en lo que respecta a Cataluña. Pero no en lo que respecta a España. Para la izquierda siempre será mejor el gobierno del PSOE que el del PP. Seguiremos peleando por el referéndum en Cataluña, pero se agradece que no tengamos que hacerlo por las pensiones, por los salarios, por los subsidios en España, aunque algo habrá siempre que hacer.

El otro gobierno posible, que no me atrevo a calificar políticamente, es PSOE-Podemos-C’s-CC. Supongo que, sin ponerse tiquismiquis, podría considerarse de “centro izquierda”. Desde luego, tendría garantizada una sólida mayoría absoluta de 189 escaños, a reserva de lo que hagan los indepes catalanes y el PNV.

El problema de ambas propuestas, en el fondo, lo plantea la doblez permanente de Podemos y su carencia de sentido de la lealtad. La política española es zona de bajíos. Rajoy no cumple ni respeta su palabra e Iglesias no sabe qué sea la lealtad, en el fondo, también, la palabra dada. Tan pronto somos comunistas como socialdemócratas; tan pronto partido como movimiento; tan pronto pueblo como casta; tan pronto tiendo la mano como la convierto en un puño.

Al echarse en brazos de IU y asimilar el discurso revanchista del sorpasso anguitiano, Podemos firmó su condena a muerte. Y, en las elecciones, se estrelló. La frenética búsqueda de responsabilidades posterior, una especie de confesión pública colectiva al estilo de los primitivos cristianos, soslayó la causa real: esa “nueva” izquierda, era vieja y su función sería la de esta: dividir al conjunto del campo de izquierdas y posibilitar un gobierno de derechas.

Tras el fiasco del 26J la tendencia cainita se ha agudizado y su consecuencia solo puede ser unas terceras elecciones tras las cuales Podemos puede quedar reducido a los porcentajes de voto de Anguita en los noventa. Para evitarlo, ha lanzado a sus intelectuales a hacer lo que mejor hacen: tomar sus deseos por realidades. Todos aseguran, como si lo supieran por ciencia infusa, que en la segunda votación de investidura, el PSOE se abstendrá. “De ese modo”, calculan, “transferimos la responsabilidad de la pinza al PSOE: es este el que concuerda con el PP”. Entre tanto, Podemos, convertido en el Sigfrido de la oposición.

Es tal la indigencia intelectual de los profetas que no se les ha ocurrido que quizá no haya segunda votación porque no haya primera. Justo lo que pasó a raíz de diciembre. La experiencia como fuente de conocimiento es una quimera.

Al margen de estas niñerías, si hay un gobierno de la hipótesis primera o la segunda, será previo llevar a Podemos a firmar ante notario sus compromisos. Quien miente una vez, miente ciento.

Y, si no hay alternativa cierta, terceras elecciones. Antes de que el presidente en funciones coja el gusto a una situación en la que el gobierno esté en funciones sin plazo fijo, sin dar cuenta al parlamento y sin convocar al cuerpo electoral. Algo que podríamos llamar un “interregno dictatorial”. O sea, un golpe de Estado de nuevo cuño por silencio de la ley.

NO es NO.

dilluns, 25 de juliol del 2016

NO es NO

Ya es desvergüenza y desfachatez de la derecha pretender seguir en el gobierno después de estos cuatro atroces años de saqueo del país e involución neofranquista. En estos cuatro años, muchos peperos se han enriquecido a base todo tipo de latrocinios. A unos los han pillado, a otros, no y todos tratan de librarse de la acción de la justicia como pueden. Ya es desvergüenza que el mismo pájaro que lleva cuatro años destrozando el país tras haber cobrado suculentos sobresueldos de origen dudoso durante veinte años, aspire a renovar su mandato sin aceptar ni media responsabilidad por sus numerosas fechorías, sus encubrimientos y complicidades.

Ya es desvergüenza que no solamente pretenda seguir el principal responsable de esta ignominia, sino que quiera imponer la continuidad de sus compinches, algunos de los cuales son verdaderos psicópatas que tienen visiones celestiales y hablan con los muertos mientras que otros, como la exministra Pastor, son responsables políticos de una catástrofe ferroviaria por la que no han dado explicación alguna, pero a ella le ha valido el ascenso a presidenta del Congreso.

Ya es desvergüenza que el PP, una asociación de presuntos malhechores, quiera seguir cometiendo desmanes en provecho de los mangantes que lo integran o para evitar que se descubran y castiguen sus mangancias anteriores.

La dignidad de la gente no puede tolerar que siga en el poder la misma tropa de sinvergüenzas que ha vaciado la hucha de las pensiones, demediado los salarios, suprimido las ayudas a la dependencia (excepto la del padre del Sobresueldos) y recortado todo tipo de prestaciones. Todo ello de forma tal que un porcentaje altísimo de la población sobrevive gracias a las pensiones de los abuelos, pensiones que estos granujas quieren recortar.

Es imperativo, prioritario, esencial, librar al país de esta banda de facinerosos. Es una tarea ante la cual deben pasar a segundo plano cualesquiera otras consideraciones so pena de que, en el fondo, se trate de excusas para perpetuar la dominación de los expoliadores. Y así parecen haberlo entendido todas las fuerzas democráticas de forma que todas votarán NO a la propuesta de investidura del Sobresueldos

PNV: NO.- Indepes catalanes: NO.- Podemos: NO.- PSOE: NO.

Así que, en el mejor de los casos y si C’s votase que SÍ (cosa que no acaba nadie de creerse), el Sobresueldos no puede seguir siendo presidente del gobierno.

La perspectiva de librar al país de esta pesadilla neofranquista y nacionalcatólica, saludada con alborozo por dos tercios de la población, causa, sin embargo, honda preocupación en otros sectores. A saber: la patronal, la banca, la Iglesia, los medios de comunicación a su servicio, o sea, todos, las familias más reaccionarias, monárquicas y meapilas del PSOE y el núcleo más incombustible del comunismo anguitiano, hoy en Podemos.

Todos ellos empujan y alientan a esos socialistas reaccionarios siervos del trono y el altar (los González, Rubalcaba, Bono, Leguina, etc) para que, so pretexto de evitar una imagen del PSOE como partido intransigente, instalado en un “no” estéril y contrario a su tradición pactista, allane con su abstención el gobierno al sobresueldos y su banda. En su ayuda acuden a racimos los enchufados y paniaguados de los medios, los intelectuales con la marca de escudería en el lomo. Todos piden que el PSOE posibilite el gobierno de la banda como “cuestión de Estado”.

La dignidad pisoteada de la gente, la trasparencia burlada, el abuso y el robo sistemáticos, el desprecio por la democracia, la agresividad contra el nacionalismo catalán, la pérdida de las libertades públicas, el despojo de los derechos civiles, políticos, sociales, laborales. Nada de eso cuenta. Lo único que cuenta es la defensa de los privilegios de una élite política, intelectual, funcionarial que tendría que competir en condiciones más igualitarias con las gentes a las que no deja hablar o pretende acallar desde su oligopolio mediático.

Y no siempre lo consiguen. Algunos de estos, menos enchufados, también se han constituido en “abajofirmantes” para contrarrestar el entreguismo de los otros con una petición de que el PSOE pacte con Podemos.

En todo caso, esta petición de alianza con Podemos coincide con lo que Palinuro lleva muchos meses diciendo… pero que ya no defiende con la misma intensidad. La opción de izquierda (PSOE+Podemos+Indepes catalanes, quizá con apoyo exterior del PNV) era muy clara y recomendable antes de las elecciones del 20 de diciembre. Luego de estas, las cosas empezaron a cambiar, cuando pudo verse que Podemos no estaba animado de un genuino interés en una unidad de la izquierda para desplazar a la derecha ladrona, sino, antes que nada, en la destrucción del PSOE, aunque fuera al precio de dejar gobernar al PP.

Es decir, cuando pudo verse que Podemos hacía suyo el revanchismo anguitiano. Y, en efecto, no hubo entonces gobierno porque Podemos votó en contra de la candidatura de Sánchez. Pasadas las elecciones del 26 de junio y confirmado ya que Podemos no alcanza al PSOE, que no sirve para nada, que no está animado de interés en una unión de la izquierda sino en bloquearla para que gobierne el PP, la propuesta de gobierno de la izquierda es muy problemática.

Los jefes de Podemos afirman que no hay nada que hacer con el PSOE porque, al final, este se abstendrá y regalará el gobierno al PP. Una afirmación que es un deseo, en contra de la voluntad expresamente formulada por el PSOE de mantenerse en el NO al Sobresueldos en cualquier caso. No importa, Iglesias sostiene que no hay ninguna posibilidad de acuerdo con el PSOE porque este, en el futuro, lo hará imposible. Un razonamiento que rezuma jesuitismo.

Así que, si puede hacerse un gobierno de izquierda, bienvenido sea. Pero antes habrá que obligar a los cínicos de Podemos a especificar sus posiciones ante notario. Nadie en su sano juicio puede fiarse de unas gentes que cambian de opinión al rebufo de las encuestas.

Y, en todo caso, no se olvide: NO es NO. Y, si no conviene una alianza con las gentes de Podemos, que no son de fiar, tampoco sucede nada: terceras elecciones.

Y que cada cual responda de sus actos.

diumenge, 24 de juliol del 2016

El fracaso definitivo de España

La derecha pretende seguir en el gobierno, expoliando el país, desgobernándolo, deshaciéndolo y empobreciéndolo, aumentando la opresión y explotación de las clases populares. Lo que es de esperar pues encaja en su actitud tradicional consistente en encaramarse al poder o mantenerse en él por los medios que sean. Y esto debe entenderse en sentido literal: por los medios que sean. Ha dado prueba abundante en la historia de que no desdeña llegar al poder mediante la violencia, el asesinato, el chantaje, el robo, la mentira, etc. Lo único que le interesa son sus privilegios, sus chanchullos, robos y enchufes, es decir, seguir administrando el país como un cortijo particular, cual ha hecho siempre. El país le importa una higa y, si hay que sacrificarlo a sus intereses oligárquico se hace. Sus engoladas referencias a la patria son falsas, pues su único interés son las rentas que pueda obtener.

El actual presidente en funciones es un tipo sin dignidad ni moralidad, embustero sistemático, cobrador de sobresueldos de procedencia dudosa, amparador de corruptos y presunto corrupto él mismo. Debiera haber dimitido al comienzo de su mandato de tener un adarme de vergüenza. No solamente no lo ha hecho sino que presenta de nuevo su candidatura, a pesar del oprobio que rodea a su persona y a que carece de todo crédito y apoyo popular. Nunca había estado tan claro que un individuo de esta calaña pusiera sus intereses particulares por encima de los del país que dice gobernar. Lo hace a través de un partido que es una ristra de chorizos con una insólita cantidad de dirigentes envueltos en procesos penales o tratando de librarse de ellos mediante artificios reglamentarios, como Rita Barberá.

Lo hace asimismo mediante un gobierno cuya ejecutoria de ineptitud y reaccionarismo solo es comparable al grado de corrupción que ampara y fomenta. De forma que, para cualquier observador extranjero con un mínimo de ojo crítico, España es un país gobernado por delincuentes con una población resignada a que le roben y se rían de ella. Esa observación del extranjero no podrá ignorar los abundantes signos ya abrumadores de que, además, es un Estado fallido, a punto de desintegrarse a consecuencia de la independencia de uno de sus territorios más ricos y adelantados, Cataluña y frente a la cual, la oligarquía dominante tradicional no ha sido capaz de articular discurso alternativo alguno.

Que la derecha quiera revalidar el poder que ha traído el país a este estado de postración es lógico dada su inexistente conciencia nacional, su egoísmo ilimitado y su desprecio por las formas democráticas. España se encuentra en una situación de emergencia desesperada pero eso a la derecha le da igual porque, al no tener en cuenta más que sus intereses, el destino del país que ha expoliado le trae sin cuidado.

Distinta debiera ser la situación en la izquierda, pero, por desgracia colectiva, no lo es. La izquierda podría constituirse en alternativa de gobierno si verdaderamente quisiera rescatar el país de las garras de una derecha delictiva. Bastaría con que las dos corrientes, el PSOE y Podemos unieran sus fuerzas que, entre otras cosas, suponen 156 diputados, una base mucho más sana que los 137 del PP, pero eso es impensable porque la dos están más interesadas en sus enfrentamientos que en una acción de gobierno que sea beneficiosa para el país.

El asunto es patente en el caso de Podemos, literalmente al servicio del odio anguitiano al PSOE y la quimera del sorpasso. Mientras este espíritu revanchista del comunismo más revenido predomine en la dirección de Podemos, no hay ni que pensar en una unidad de acción de la izquierda. Objetivamente hablando, Podemos es la garantía del gobierno de la derecha pues está más interesado en el gobierno de esta que en otro de su rival, el PSOE. Pablo Iglesias votó a favor de la continuidad de Rajoy a raíz del 20 de diciembre. Quería nuevas elecciones pensando que así se “desempataría”, cosa que no ha sucedido.

Pero la reacción es la misma: no al PSOE en el gobierno. Quizá se haga con un poco más de hipocresía –que en Podemos abunda tanto como la cursilería y el plagio- pero se hace igual. Lo primero que ha dejado claro Iglesias es que no hay posibilidad de pacto con el PSOE. Ahora bien, si no hay tal pacto, se incrementan las probabilidades de terceras elecciones y esas ya no serán tan bienvenidas como las del 26 de junio porque es bastante previsible que den un descenso considerable de Podemos.

Aunque digan otra cosa, PP y Podemos no están interesados en la repetición de elecciones. Están los dos interesados en que Gobierne el PP. La reedición de la sempiterna pinza de los comunistas y la derecha en contra de la socialdemocracia es patente. El PP de modo directo, Podemos de forma esquinada y jesuíticca, que es como hace las cosas. Así han lanzado a todos sus predicadores a profetizar que el PSOE facilitará el gobierno del PP en segunda vuelta. Es decir, ellos no quieren, pero el PSOE flaqueará y eso servirá para que Podemos, como única oposición parlamentaria, se consolide como hegemónico en la izquierda. No es, por tanto, una profecía, sino un deseo: Podemos quiere que el PSOE se abstenga para justificarse a sí mismo y aparecer como el sucesor y vencedor del PSOE al mismo tiempo. Este cálculo tan elemental debe de parecer el colmo del refinamiento a los estrategas de Podemos.

Al mismo tiempo, en efecto, el PSOE merecerá lo que le suceda si no es capaz de defender su posición frente a la caterva de reaccionarios y derechuzos que largan por todas partes, como Felipe González, Rubalcaba, Bono, Leguina y resto de la jarcia involucionista. Si no es capaz de reaccionar frente a las presiones del amplio frente de intelectuales orgánicos, paniaguados y enchufados abajo firmantes que urgen a Sánchez a echarse en brazos del Sobresueldos . El argumento falaz es siempre el mismo: sentido de Estado, responsabilidad, estabilidad, etc. Mentiras bien gordas. Cuando gobierna la izquierda, la derecha no tiene inconveniente en poner en jaque la supervivencia del Estado a cambio de mantener sus privilegios de clase.

Por supuesto, no se trata de decir que la izquierda deba imitar la falta de escrúpulos de la derecha, pero sí de observar que, a estas alturas, lo peligroso para la estabilidad y permanencia del Estado español es la cuestión catalana. El independentismo catalán, cada vez más cercano a una confrontación que convertirá en problema internacional la negativa cerrada del gobierno español (sea del color que sea) a celebrar un referéndum en Cataluña.

No es no. El PSOE no puede facilitar la formación de otro gobierno de la derecha. No puede votar sí, ni abstenerse. No es no.

Si el Sobresueldos quiere más votos, que se los pida a Iglesias a quien parece que le sobran.

dijous, 21 de juliol del 2016

Las fosas de la ignominia

Otro vídeo del programa de TeleSur dedicado al franquismo. Son como cinco minutos dedicados a los 114.000 asesinados por los fascistas y enterrados en fosas comunes en todo el país. Mi aparición en él es brevísima, pero lo dejo por la importancia del tema en sí y para que quede constancia de quién es quién aquí y ahora. Veamos:

Hay 114.000 asesinados en fosas comunes. España es el segundo país en este macabro record, detrás de Camboya, otra dictadura asesina, esta vez comunista que, seguramente, tendrá defensores hoy día, como también hay gente en España que defiende, protege y admira a Franco.

Entre ellos, el presidente de los Sobresueldos. Hay un claro mandato de la ONU de que España haga justicia con esta barbarie. Hay una Ley de la Memoria Histórica aprobada por el gobierno Zapatero que prevé el desenterramiento de esta víctimas. Pero el Sobresueldos retiró la aportación financiera del Estado. El mismo Sobresueldos que, preguntado en un programa de Jordi Évole, por estos enterramientos delictivos de compatriotas suyos dijo que a él "no le constaba" que hubiera miles de asesinados en fosas comunes. Eso, tras haber suprimido la subvención oficial para desenterrarlos. Tal cosa da la medida de la calaña moral del presidente que, sin embargo, no tiene inconveniente en mantener a su padre, dependiente, con cargo a unos fondos públicos que niega a los demás dependientes. Es difícil imaginar un comportamiento más repugnante.

Difícil, pero no imposible. Este sinvergüenza se queda corto al lado de su portavoz, Rafael Hernando, para quien los familiares de los asesinados por la gente a la que Hernando sigue, solo se acuerda de ellos cuando hay subvenciones. Una afirmación no solo odiosa en su miseria moral sino también cruel, típica de un sicario porque, precisamente son los compinches de estos tipos quienes han suprimido dichas subvenciones.

En efecto, que cada cual responda de sus actos y sus palabras.

dimecres, 20 de juliol del 2016

Primer aviso

Aquí mi artículo de hoy en elMón.cat, titulado La tàctica y l'estratègia. Venía movido por la oferta de Homs de apoyar un gobierno de izquierdas sin poner el referéndum como condición, cosa que había de mosquear a más de un independentista dogmático. Un par de días después, los indepes catalanes facilitan que el PP controle el Congreso en una maniobra que ha dejado al PSOE frustrado y a Podemos en una situación ridícula que, por lo demás, es la que habitualmente tiene.

¿Es contradictorio? ¿Dicen los indepes una cosa por la mañana y otra por la tarde, como hace Pablo Iglesias? ¿Se han pasado a la derecha y servirán de apoyo al gobierno español como en tiempos de Pujol y González y Aznar?

No. Los indepes están haciendo lo mejor para sus intereses: jugar al ratón y al gato con los partidos españoles que dependen de los 17 votos catalanes. Es una actitud inteligente y es de esperar que los españoles del PP/C's y PSOE/Podemos no tarden lo que suelen en entenderla. Los indepes tienen su hoja de ruta, seguirán en ella y, en Madrid, harán lo que más convenga a esa hoja de ruta, no lo que interese a la derecha o la izquierda españolas. Tanto la una como la otra deben comprender que, si quieren los votos catalanes, deben dar algo a cambio.

Como Palinuro es de izquierdas, aconseja a PSOE y Podemos que firmen un acuerdo de gobernabilidad de izquierda con inclusión de una referéndum catalán y que pidan entonces los votos de los independentistas. Si no lo hacen así, estos pueden facilitar un gobierno de la derecha en España, país vecino de hecho, mientras siguen a lo suyo. Piénsenlo, háblenlo entre ustedes y, por una vez en la vida, hagan algo inteligente.

En fin, no tengo nada que cambiar del artículo del Món.cat. Lo que sucedió ayer en el Parlamento español se entiende según lo que se expresa en el artículo. Aquí la versión castellana:

La táctica y la estrategia


La declaración de Homs de que el PDC está dispuesto a propiciar un gobierno de izquierda en Madrid sin poner el referéndum como condición inexcusable, provoca desconcierto en el campo independentista. Lógico. A primera vista parece un frenazo en el proceso.

No obstante, tiene fácil defensa si se aplica un criterio práctico. El primero de todos es dejar claro que no poner el referéndum como condición sine qua non para la constitución de un gobierno en España no significa renunciar a él. Al contrario, la colaboración en la puesta en marcha del gobierno español no obsta para que el catalán siga con la hoja de ruta en los términos que especifique el Parlamento.

Muchos defienden que, en el fondo, a los indepes les es indiferente el gobierno de Madrid y esta consideración tiene su base. Las izquierdas españolas son antes españolas que izquierdas mientras que las derechas son antes derechas que españolas, por muchos gritos patrióticos que vayan dando. Pero algo es hoy innegable: el desgobierno de la derecha está destrozando el país.

La cuestión táctica es muy clara. Su único problema es su verosimilitud. Eso es algo que solo se mide a la luz del cumplimiento de la estrategia. Pero aquí estamos ya en el medio plazo, en donde se acumulan promesas, engaños, desengaños. El modo de hacerlo es sencillo: se apoya un gobierno de izquierdas en Madrid mientras se sigue impertérrito con la hoja de ruta en Cataluña. En Madrid se debate sobre la reforma de la Constitución mientras en Cataluña se discute sobre el RUI o la DUI y se adoptan las medidas precisas.

Si en España se constituye un gobierno de izquierdas, la Generalitat tendrá un interlocutor distinto del don Tancredo hasta la fecha. No se sabe si mejor o peor, pero distinto; lo cual ya es algo. No creo que haya alguien a quien parezca una buena idea que el actual gobierno en funciones prolongue su desgobierno. Unas terceras elecciones generales no benefician a nadie.

Pero tampoco lo hacen unas catalanas. Y es la cuestión que se planteará en Cataluña, a la vuelta del verano y después de la Diada. Exactamente, ¿votará la CUP a favor de Puigdemont o este perderá la cuestión de confianza y será preciso convocar nuevas elecciones?

La perspectiva de una nueva consulta catalana introduce un poderoso factor de incertidumbre. El eje izquierda/derecha se cruza ahora con el independentista/no independentista y permite vislumbrar posibles cambios en las tendencias de voto. En Comú Podem y CSQEP pueden llegar a confluir en una operación de lanzamiento de Ada Colau como candidata a la presidencia de la Generalitat con un programa nacional confuso que no augura nada bueno para el voto independentista. Y todos los vaticinios predicen un resultado también malo a la CUP.

En definitiva, todo son imponderables que solo pueden conjurarse garantizando la confianza a Puigdemont y colaborando a desarrollar y aplicar la hoja de ruta. Sin imposiciones y sin complacencias.

Un gobierno de izquierdas tendrá una actitud menos hostil hacia Cataluña que uno de derecha. En último término, la petición de un referéndum es muy razonable e inevitable. En la izquierda española probablemente así se considera, aunque mucho menos en el PSOE. En este punto, los socialistas necesitan algo de pedagogía . Si, a pesar de todo, no se consiguiera la consulta, los indepes pueden dejar de apoyar el gobierno. Es decir, tienen cierta fuerza a la hora de presionar. No para imponer, pero sí para bloquear.

Y eso siempre es una garantía. Sobre todo teniendo en cuenta que el no al referéndum ya lo tenían de antemano. Una subsiguiente negativa de las izquierdas españolas equivaldría a una especie de terremoto en Cataluña, en donde las fortunas electorales de los partidos que quieren mantener la vinculación con España se hacen más problemáticas.

El referéndum es todo en Cataluña, pero es nada en España. Sacrificar la nada para conseguir el todo es inteligente, aunque sea complicado de entender.

dilluns, 18 de juliol del 2016

Cataluña, ¿bajamar?

Parece como si hubiera un reflujo en el ánimo, el espíritu independentista catalán. El sábado era Francesc Homs, del PDC, quien animaba al PSOE a formar un gobierno de izquierda porque el referéndum catalán ya no sería una condición inexcusable, cosa que comentó Palinuro en su post sobre el giro copernicano. Quiso entenderlo como una maniobra táctica y ver su punto bueno, esto es, el hecho de que, de formarse un gobierno de izquierdas, el país podría perder de vista esta pesadilla de corruptos y presuntos malhechores que lo está esquilmando hace más de cuatro años.

Pero, a lo largo del fin de semana han seguido alzándose voces en un sentido coincidente. Xavier Domènech, el portavoz de Barcelona En Comú, mantiene la exigencia del referéndum pero es puramente formal porque sigue jugando la baza de un imaginario cambio en España en favor de un Estado plurinacional. Algo parecido sostienen los dirigentes de QWERTY en el Parlament y, por último, todos los candidatos a dirigir Podem  afirman que no son partidarios de la independencia de Cataluña.

Bueno es que las cosas se aclaren y, suponiendo que la oferta de Homs sea a título personal o de contenido exclusivamente táctico, conviene aquilatar las consecuencias de los distintos planteamientos de las últimas horas. Si el contenido es exclusivamente táctico, es de suponer que la oferta al PSOE no será en detrimento de la hoja de ruta de Junts pel Sí que, en su momento, planteará el Referéndum o la Declaración Unilateral de Independencia, según vengan dadas las cosas.

Dado que la finalidad táctica no es segura del todo y que las fuerzas catalanas del profuso mundo del 15M, los desahucios, Podemos, etc. reniegan de la independencia como del maligno, no está de más que los indepes recuerden que solamente cuentan con sus fuerzas para llevar adelante la hoja de ruta y evitar nuevas elecciones. Eso quiere decir que, a la hora de votar sobre la cuestión de confianza en Puigdemont, la CUP no tiene margen de maniobra. Si vota en contra, habrá elecciones anticipadas que probablemente dejarán malos resultados para su candidatura y el independentismo en general. Si vota a favor, se abrirá una posibilidad única, la de construir la República Catalana, única forma de seguir adelante en la afirmación de la nación catalana y de contribuir a la regeneración (traumática, pero seguramente eficaz) de España como República.

diumenge, 17 de juliol del 2016

La derecha no tiene extremo; el extremo es la derecha

Ayer acompañamos a nuestro amigo Lex Rietman, un periodista holandés afincado en Barcelona, a una visita a los lugares de la memoria franquistas. Lex tiene el encargo de de hacer un reportaje para un periódico y una radio de los Países Bajos respondiendo a la pregunta: ¿por qué no hay en España partidos de extrema derecha, enemigos de Europa, xenófobos, racistas?

La respuesta es obvia: porque están todos en el PP. En el partido que gobierna hoy España, como sabe todo el mundo, se acumulan los casos de autoridades locales, alcaldes, concejales, franquistas recalcitrantes que se manifiestan en las redes brazo en alto, honrando simbología fascista o amenazando a los rojos, los republicanos o los extranjeros. El PP sostiene que se trata de casos aislados, lo cual sería una excusa si de verdad fueran aislados (y no una serie que no para) y si afectaran a los demás partidos. Pero no son ciertas ninguna de las dos cosas. En el PP de hoy se acumulan todas las tendencias fascistas en alegre confusión con los monárquicos, tradicionalistas, democristianos, "liberales" y anarco-capitalistas.

En España no hay partidos de extrema derecha (fuera de la media docena de orates que todo el mundo conoce) porque el ideario y programa popular son los de estos partidos si bien con cierto disimulo para no levantar sospechas. Sus partidarios hablan siempre de centro derecha con el clásico fin de mixtificación de todos los discursos de la derecha pero basta con mirar una reunión del consejo de ministros hoy día para ver que ahí no hay ni uno que sea de centro, al estilo de la UCD.

A fin de empaparnos bien de las raíces de lo que hablamos fuimos al Valle de los Caídos, al Palacio del Pardo y al Arco de la Victoria de La Moncloa.

A la vista del adefesio de la basílica de los caídos se entiende la perplejidad de los españoles de hoy. ¿Qué hacer con él? Dinamitar tamaño atentado a la naturaleza y al arte al mismo tiempo, como le pide a uno el cuerpo, quizá no sea eficiente. En todo caso, mientras se adopta una decisión colectiva razonable, lo que es imperativo es sacar los restos de Primo de Rivera y Francisco Franco y entregárselos a sus familiares. Carece de sentido que ante y tras un altar del culto católico y financiado con el dinero de todos se encuentren el fundador del partido fascista español y el general perjuro que sumió a su país en una terrible guerra civil, con genocidio incluido, en defensa de los intereses de los ricos, los oligarcas y los curas.

En el Palacio del Pardo, un curioso edificio erigido originalmente en el siglo XVI y dedicado casi siempre a residencia de los reyes españoles para sus temporadas cinegéticas, también se alojó Francisco Franco entre 1940 y 1975. Y probablemente por los mismos motivos: mientras sus soldados, policías, guardias civiles, curas, requetés, falangistas y otros chulos y criminales cazaban a los rojos y republicanos en España, él, cazaba gamos en El Pardo. La visita al palacio -parte del Patrimonio Nacional- es obligatoriamente guiada, se hace a toda velocidad y se seleccionan los temas que se tocan de acuerdo con un criterio evidentemente censor para encubrir la personalidad de un sanguinario dictador por el que hay un verdadero culto oculto en todo el complejo y, quizá, en todo El Pardo.

La última etapa, el arco de La Moncloa que, para vergüenza de los madrileños, sigue llamándose de la Victoria. La inscripción del ático es una metáfora de la propaganda y la mentira franquistas: "Fundada por la munificencia del Rey y restaurada por el Caudillo de los españoles (la ciudad universitaria), sede de los estudios madrileños, floreció a los ojos de Dios", en 1956.

El Caudillo de los españoles, que es quien destruyó la Ciudad Universitaria al convertirla en campo de batalla, pretende pasar a la historia como quien la restauró. Lo mismo que el PP actual, que quiere aparecer como defensor de la regeneración de la democracia cuando es él quien la ha hecho degenerar.

No hay partidos de extrema derecha en España porque la extrema derecha está en el PP. Se ve invirtiendo la pregunta: ¿por qué suele haber dos grupos de derechas en los países europeos? Porque la derecha democrática combatió el fascismo con las armas en la mano en la Segunda Guerra Mundial, mientras que la derecha española es la heredera directa de ese mismo fascismo que no fue derrotado militarmente sino que alcanzó la victoria, como se atestigua hoy día con ese arco de la vergüenza.

dissabte, 16 de juliol del 2016

La almoneda de La Moncloa

Con tal de mantenerse en el poder, el  presidente de los sobresueldos es capaz de bailar una sardana en gayumbos. Ya desde el segundo día de su mandato se vio que carecía de dignidad. En el primero viose que no tenía palabra y en el tercero que tampoco tenía luces. A pesar de todo se mantuvo, envuelto en el descrédito, habiéndose descubierto que trincaba pasta de origen dudoso mientras predicaba que la población moderase sus ingresos y enviaba SMSs de apoyo a sus amigos delincuentes. Su fuerza fue su mayoría absoluta en el Parlamento. Con sus 186 jabalíes podía gobernar con mayoría aplastante, permitiéndose ignorar a la Cámara e incomparecer siempre que no le apetecía ir, que era siempre. 

De este modo, sin dignidad, sin vergüenza, sin luces, nada extraño es que tampoco hiciera amigos. Y así pasó esa X Legislatura, en medio del bochorno general de ver un país gobernado por un tipo de catadura intelectual y moral detestables que, además, no sabía, ni quería, ni se atrevía a hablar en público. 

El personaje hace ahora caso omiso del generalizado rechazo que provoca en la población, cosa que se muestra a cada tortazo que le atizan  cuando se empeña en pasear en civil por unas ciudades a las que ha saqueado y esquilmado. Y, al forzar su candidatura, demuestra que ni para político vale porque no vale aquel que entre 213 colegas de oficio es incapaz de encontrar uno solo que lo apoye.

Por estos motivos,  soslayando los innúmeros problemas y objeciones a que se presente de nuevo a unas elecciones uno que solo puede perderlas, el Sobresueldos ha dado orden a su fiel guardia pretoriana de que ofrezca en almoneda todo lo que pueda servir para allegarle voluntades. Y todo es todo: está dispuesto a sacrificar a sus colaboradores, a modificar y anular todas las leyes de las que tan orgulloso decía estar, a reformar una Constitución que ayer mismo reputaba intocable, a revisar su famosa reforma laboral, a dar a la oposición la presidencia del Congreso y hasta a hacer vicepresidente del gobierno a Rivera en lugar de la Ratita Hacendosa. 

Todo, con tal de no eliminar el verdadero obstáculo a cualquier tipo de acuerdo o salida para esta situación de bloqueo que raya en una farsa de la comedia del arte: él mismo.

dijous, 14 de juliol del 2016

Naturalmente

Aplausos a Sánchez. Así se habla en público: claro, conciso, sosegado y flexible. Ahorrando al sufrido auditorio arengas, diatribas, doctrinas y monsergas variadas. Tres posibilidades:

El No al PP.Es algo que exige la dignidad. Es inaceptable que pueda seguir un gobierno desprestigiado, incompetente, apoyado en un partido imputado por los jueces y presidido (los dos, el gobierno y el partido) por una persona que carece de todo crédito y solo suscita rechazo en el conjunto de la sociedad. En su propio partido debiera haberse actuado para apartarlo del mando ya que él carece del más elemental sentido de la responsabilidad política. No es así porque el partido es su hechura así como él es la hechura del partido. Todo una ignominia. Su apartamiento del poder no es cuestión de táctica o estabilidad política. Es cuestión de principios. Es imposible regenerar un sistema político teniendo en el puente de mando al responsable de su degeneración. Es de risa.

El "no" a Rajoy y al PP es un "no" de emergencia. Es un no de principios, incondicional. 

La cuestión del gobierno de izquierda. Algo también obvio. Las dos izquierdas de ámbito estatal suman 156 escaños. Es una buena base, pero no suficiente. Es de esperar que, a la vista de lo frágil de su coalición, el líder de Podemos atempere algo el tono y sea menos agresivo. Los de Compromís se van al grupo mixto, los doce comuneros barceloneses dicen que votarán en contra de cualquier pacto con el PSOE mientras este no acepte el referéndum; los ocho de IU quieren tener también voz propia, con su propio corifeo, Garzón. No tengo noticias de lo que proyecten las Mareas, pero parece ya evidente que Podemos no cuenta en realidad con 71 escaños, sino con una cantidad variable, según los temas que se aborden y cómo se aborden. A lo mejor esto es suficiente para que, en efecto, acepten que su papel es de socio menor en una coalición mayor y que no están para imponer condiciones. Entre otras cosas porque, si lo hacen y se repite el bloqueo del 20 de diciembre, en las siguientes elecciones pueden desaparecer. 

No estando Podemos para dictar condiciones, quizá pueda integrar una coalición con el PSOE y C's, siempre que estos reduzcan sus estridencias neoliberales y por un tiempo limitado. En un inteligente artículo en su blog es más o menos lo que propone Odón Elorza: plan a) pacto a tres y cuestión de confianza a los dos años; plan b) si las tres fuerzas no se avienen, dejar gobernar a Rajoy atado de pies y manos (como si eso fuera posible con este personaje) y esperar que los tres anteriores consigan presentar una moción de censura. Mi crítica: si no se ponen de acuerdo antes, esperar que presenten una moción de censura gentes que, como el PSOE en la X legislatura, pudieron hacerlo y no se atrevieron, es pensar en lo excusado. Si se deja a Rajoy, se queda y no hay quien lo eche.

Las terceras elecciones. Si no puede haber acuerdo de izquierda con el apoyo de los independentistas porque el PSOE se obstina, contra toda razón, en negar un referéndum en Cataluña, cuando menos debe cuajar la coalición tripartita que, sin contar los doce comuneros, daría 176 escaños. Frágil, insegura, problemática, pero mayoría absoluta. Si eso no se alcanza, queda un gobierno tripartito en minoría, frágil e insegura, pero viable. Si esa tampoco se logra, las nuevas elecciones son inevitables. 

Con la situación en Cataluña como está, a la vuelta de septiembre el país puede encontrarse en un punto de no retorno y un gobierno en funciones del que ya está harto todo el mundo. Y lo más grave es que no hay garantía alguna de que las terceras elecciones no dejen el mismo o parecido marasmo. 

La pregunta, por lo demás es: ¿vamos a ir a terceras elecciones con los líderes que ya fracasaron en las primeras y las segundas?

dimecres, 13 de juliol del 2016

¿No había muerto el bipartidismo?

De seguir así vamos de cabeza a las terceras elecciones en un año. Quizá sea una efecto retardado de la dictadura. Los españoles pasaron tantos años sin votar, sometidos a la esclarecida guía de los franquistas, mentores ideológicos de estos peperos, que ahora se desquitan como se ve de tres en tres

Las explicaciones, advertencias y avisos de los partidos, sus interpretaciones y la adjudicación de buenos y malos en la obra son bastante risibles en general. Nadie coincide con nadie en nada excepto en una cosa: la decisión ha de tomarla el PSOE porque todo depende del PSOE. Tiene su guasa. El partido más atacado (las jeremiadas de Podemos hablando de que todo el mundo los critica a ellos es falsa), el más vilipendiado, el que nadie puede ver ni en pintura y carece de todo respaldo mediático (a diferencia del PP y Podemos que tienen periódicos, televisiones y periodistas a su servicio) es justamente el que todos necesitan y sin el cual ninguna combinación es posible. El Partido que, para la derecha, está repleto de radicales y, para Podemos y sus realquilados de IU, es idéntico al PP, es el que todos quieren de compadre en las alianzas. Pero no por ello ninguno osa modular sus ataques. Es propio de la habilidad hispana: se insulta a quien se necesita de aliado y ni de chiripa se le piden disculpas.

Nadie en el PP, un partido de presuntos ladrones, corruptos y cómplices se atreve a levantar la voz contra el Sobresueldos, un personaje absolutamente desprestigiado que se aferra al cargo quizá para no tener que afrontar un futuro penal aciago. Si el PP prescindiera de este inenarrable individuo e hiciera otra oferta, quizá encontrara una respuesta distinta que contribuiría a hacer patente lo que todo el mundo intuye ya: que el bipartidismo se mantiene.

La respuesta favorable de C's podría darse por segura, incluso al extremo de pasar de la abstención a un voto afirmativo con matices. Y tampoco sería muy hosca en el PSOE en donde las presiones a favor de la abstención, procedentes de los sectores reaccionarios del partido (González, Rubalcaba, Borrell, Guerra, etc) redoblarían y dejarían en posición aun más débil a Sánchez. 

La respuesta de Podemos sería aquí, como casi siempre por otro lado, irrelevante, aunque el coro de sus periodistas afines (incapaces de distinguir las mixtificaciones de Iglesias de una crítica al orden constituido) la presentaría casi como venida del reino del saber. Estos de Podemos son los que forzaron las segundas elecciones con el objetivo de desempatar, cuando no había empate. Ahora ya no pueden seguir mintiendo tan descaradamente y su posición es en verdad chunga. No son decisivos para nada y ocultan su intrascendencia con engolados y cavernosos conceptos: si el PSOE se abstiene, la oposición pasará por derecho a UP. Y, de paso, el jamón que regaló el Sobresueldos a Obama. La oposición seguirá siendo el PSOE y ya se verá a qué se opone de verdad Podemos que, cual es habitual,  no está claro. 

Aburre mencionarlo: hay dos combinaciones posibles de mayoría absoluta sin la peste del PP: a) PSOE+Podemos+C's y b) PSOE+Podemos+indepes catalanes+nacionalistas vascos. Pero ninguna de las dos parece viable mientras Podemos y C's no suavicen su recíproco odio o el PSOE pierda el miedo al referéndum catalán.

Si todo sigue igual, las terceras elecciones serán obligadas. En opinión de Palinuro, esas elecciones serán la resurrección del bipartidismo y la reducción de Podemos y C's a magnitudes simbólicas. Y a ellas no debiera concurrir ninguno de los cuatro fracasados candidatos hasta la fecha.  

dimarts, 12 de juliol del 2016

El del jamón quiere seguir siendo presidente

No me dirán que lo de regalar un jamón a Obama no les ha impactado. ¿Creían ustedes que en estos años del imperio pepero habían visto todo en punto a estupidez? Seguramente. Y con razón. Pero nos faltaba ver al payo en funciones. Y aquí lo tienen ustedes, tan ufano, balbuceando necedades ante Obama y muy contento de haber demostrado que la "gran nación" no se anda con chorradas de cajitas de vidrio como si este país fuera Murano. Ni hablar. Aquí estamos a lo que estamos, somos muy y mucho españoles; sabemos de sobra que un plato es un plato; odiamos a la gente ruiz; somos muy previsibles; tenemos mucho sentido común; no permitimos que los chuches tengan más IVA que los hilillos de plastilina; hacemos cosas cuando somos catalanes; cuando no, leemos el Marca; no nos gustan las ocurrencias ni los conejos de las chisteras. Así que nada de una puñetita de cristal: le regalamos a Obama un buen jamón. Además, el guiri, ¿no es negro? El Sobresueldos no es racista, por supuesto, pero todo el mundo sabe que los negros pasan hambre.Y él, profundamente católico, no puede tolerar que un negro que llama a su puerta pase hambre, por favor. ¿Qué se dirá de nosotros, de la hospitalidad española, en los yunaitez estates?

Ustedes, lectores, que se gastan mala follá como los granaínos, señalarán que el Sobresueldos seguramente no tenía ni idea de que en los EEUU no se puede entrar como en Redondela, con una cesta de mimbre chorreando grasa de la matanza. Pero ¿qué me dicen de los asesores? Sí, esos tropecientos pájaros nombrados a dedo por el de los sobresueldos entre gentes que no tienen el graduado escolar. ¿Tampoco sabían que en los States no se pasan alimentos así como así? Algunos lo sabrían. No todos van a ser tan tontos como su jefe, pero pensarían que allí sucede como en España: sí, hay leyes, pero no se aplican o solo se aplican a los pobres. Porque, y en eso estarán todos de acuerdo a fuer de auténticos españoles, ¿hay algo más afectuoso, cordial y sano que regalar comida? Hasta hace muy poco era un artículo de lujo y hoy, gracias a las medidas del sobresueldos para salir de la crisis, vuelve a serlo y, al fin y al cabo, siempre es un gesto evitar que Obama tenga que ir a la cola de Caritas, como hacen todos los días cientos y cientos de desalmados antiespañoles que simulan estar  hambrientos solo para crear mala fama a esta gran nación.

Terminada la peripecia del jamón, el okupa de La Moncloa se ha embarcado en una aventura intelectual propia de su inimitable carácter, apoyado en ello por las fuerzas vivas del país y ese periódico que antaño fue un ejemplo de buen hacer y hoy es un pasquín más al servicio de la derecha, así como el resto de los medios que, en su inmensa mayoría, están a su servicio. Como lo están indirectamente los que juegan a ser les enfants terribles del régimen, apoyando a su vez a Podemos e IU con el fin de aniquilar al PSOE. Este sí que no cuenta con ningún apoyo mediático de ningún tipo y, a pesar de todo, resulta ser la pieza central del rompecabezas en que estos líderes tan menguados de inteligencia como de originalidad han convertido el campo político.

Ni dos minutos vamos a perder en referirnos a la "autocrítica colectiva" que ha hecho Podemos, consistente en una sarta de excusas para no admitir el hecho obvio de que la gente no los vota porque no se fía de ellos. Su única finalidad es seguir alimentando en los líderes la arrogancia y la chulería frente al PSOE, que son los elementos más seguros para acabar en unas terceras elecciones.

El Sobresueldos piensa confrontar a Sánchez con un dilema: él mismo o nuevas elecciones. Don Carlos o el petróleo. Tiene numerosos aliados para presionar al socialista: además de los "verdaderos" izquierdistas de Podemos y los "superverdaderos" de IU, tiene a los socialistas reaccionarios, meapilas, monárquicos y, en el fondo, peperos de corazón dentro de su partido que quieren verlo abstenerse para que gobierne la derecha. Ejemplo: Felipe González, quiza el político que más alto llegó en su día y más bajo se ha hundido ahora, hasta hacer el trabajo de la derecha que él acusaba, con razón, de hacer a Anguita. Al final, en verdad, los dos coinciden en que gobierne la derecha.

Permitir que gobierne de nuevo el Sobresueldos es sumir al país en un abismo de indignidad y vergüenza cuyo símbolo es ese jamón que el zote de La Moncloa ha regalado al estadounidense en la escala técnica que este hizo desde Varsovia camino de Rota.

A taste of power

Con motivo del paso por España de Obama, a la vista de los preparativos, en seguida se vio que se trataba de una reedición del Bienvenido Mr. Marshall berlanguiano. El mismo sábado, 9 de julio, Palinuro publicaba un post titulado Berlanga y el Emperador, del que no tiene que tocar ni una coma.

El episodio fue puro Berlanga, pero más humillante porque si en la peli de 1953 los defraudados, burlados y meados eran un alcalde de pacotilla y cuatro garrulos, aquí lo son los máximos mandatarios del reino, con sus mesnadas de periodistas, publicistas e intelectuales y sus legiones de altos funcionarios afanosos, las instituciones, los símbolos, en definitiva, el orgullo nacional, o patrio, según corrige esta izquierda estilo Pepe Isbert.

¿Vieron ustedes al Rey Preparao correr como un conejo a recibir a Obama al pie del avión en Torrejón para estar cuatro minutos con él? Sí, bien leído: cuatro minutos. Los que tardaron los yanquis en sacar la flota de treinta coches, entre ellos, el mítico Beast, presidencial y empaquetar en él al Presidente camino de su hotel.

¿Vieron de nuevo al Borbón tembloroso al día siguiente en el Palacio Real, leyendo un papelito para no equivocarse en presencia del mandatario estadounidense?

¿Vieron que Obama interrumpió el protocolo para largarse a almorzar con su gente de la embajada, dejando a los españoles tomando el aperitivo y sin saber qué hacer?

¿Vieron después al más tembloroso Sobresueldos, tras la correspondiente espera, leyendo otro papelito en su medio lengua, mientras Obama hacía gala de paciencia?

A continuación, black out, cierre de imágenes. No más fotos de Obama. El presidente de los Estados Unidos tuvo a los tres líderes de la oposición esperando una hora en el aeropuerto de Torrejón como si fueran perritos falderos, para dedicarles luego diez minutos. Han vuelto a leer bien: diez minutos a los tres. Y los tres, tan ufanos, subieron luego tuits dándose pote de haber hablado de esto y aquello con el presidente de los EEUU. Hacen bien para que los creamos bajo palabra porque fotos, no hay ninguna de estos encuentros tan decisivos para la historia del mundo.

¡La chingada! Ni una foto. Con lo que les gusta a estos mindundis eso de la imagen que la cultivan hasta el extremo de estar dispuestos a salir por la tele aunque sea potando. Por cierto, eso quiere decir que, para dejarlos acercarse a Obama, los gringos les requisaron hasta los móviles. Si no, a ver quién impide al valiente Iglesias hacerse una selfie con un paisano de los brigadistas del batallón Lincoln.

Al grano: ninguno tuvo arrestos para negarse a esa humillación de sala de espera de dentista de barrio. Ni el bravo de Podemos a quien, en teoría, no importan los protocolos oficiales y que, además llevaba un encargo expreso de su media naranja de IU de decirle al yankee, ¡Yankee go home! Que, justamente, era lo que el yankee estaba deseando. Había venido a ver a los suyos en Madrid y Rota y estos indígenas temblorosos que se le cruzaban por el camino eran un fastidio.

Bueno, eso es el poder. Ustedes, comparsas de la nueva berlangada del siglo XXI son políticos y su vida consiste en luchar por el poder o por lo que les dejan de él. Alguno, como Iglesias, hasta sienta plaza de teórico del tema. Pero del poder no tienen ustedes ni remota idea.

Poder es esto. Es lo que el yankee ha hecho con ustedes, su reyezuelo, su presidentín el de los sobresueldos, sus líderes, sus instituciones, banderas, convenciones y usos: una pedorreta. Porque puede permitírselo y ustedes no. Porque tiene poder y ustedes son unos impotentes que bailan al son que otro les toca y solo ejercen su miserable poder delegado con los que tienen la desgracia de padecerlos a ustedes como conciudadanos.

¿No han visto ustedes ninguna película de yankees, de esas que simulan un atentado presidencial en los EEUU? El presidente de los EEUU se desplaza en una formidable máquina aérea, el Air Force One, con la que ustedes no se atreven ni a soñar. Circula en otra máquina tremenda, una limusine con una fórmula de blindaje secreta, capaz de resistir misiles y va escoltado por otros treinta coches. Muchos más de los que han visto ustedes en sus pueblos.

Cuando hay una visita de este tipo a otro país, normalmente se forman dos comisiones interministeriales, una yankee y otra del país anfitrión, que se juntan y colaboran en los preprativos. Es decir, se forma una comisión bilateral en la que ambas partes negocian sus criterios, excepto, según parece, si la parte anfitriona es de quinta regional en todos los aspectos, en cuyo caso, los receptores se quedan de calientasillas, no abren la boca y las decisiones, todas las decisiones, desde lo que se dice a lo que se bebe y se mira, las toman los yankees.

Porque son ellos los que mandan. No solo en su casa, sino en la ajena. Entre otras cosas porque también en la ajena están en su casa ya que Rota, por ejemplo, es yanquilandia.

Eso es poder, señorías. Lo suyo, lo de los cinco políticos y sus periodistas a sueldo, sus curas, sus audaces emprendedores, sus toreros e intelectuales y sus comensales con la servilleta anudada al gaznate, pura impotencia de cantamañanas.

Eso es poder, señorías: los yankees apenas han pisado suelo de la "gran nación" ni falta que les hace. Han venido a visitar a los suyos, han soportado a los nativos lo menos posible y se han largado, dejando a los comités de recepción en Madrid y Sevilla con las mesas puestas y un palmo de narices.

Eso es poder. Lo suyo, caballeros, impotencia engolada.

diumenge, 10 de juliol del 2016

Las terceras elecciones

Quiere el saber convencional que, si hay terceras elecciones, el PP alcance la mayoría absoluta y Podemos se dé una buena castaña. No sé de dónde salen estas ideas, pero tienen mucha aceptación. Tanta que las partes directamente concernidas actúan en consecuencia. El Sobresueldos ha perdido ya quince días -cosa que se le da de miedo- y está dispuesto a perder los que le queden de aquí al siglo que viene, sin moverse, en espera de que la incompetencia de todos los demás le resuelva la papeleta de ser investido presidente del gobierno. Ya lleva doscientos días de bóbilis bóbilis. En esto, como en todo lo demás, le secunda C's, si bien este ve la hipótesis electoral con aprensión pues teme le suceda lo que a Podemos.

El nudo de la cuestión se ventila en la izquierda, PSOE y Unidos Podemos (UP) y en primerísimo lugar el PSOE que sigue siendo el eje en torno al cual giran todas las combinaciones posibles. Incluida la decisión última de ir a terceras elecciones. Parece como si, en estas segundas, los socialistas hubieran encontrado la fuerza y la decisión perdidas, lo que cambia mucho las cosas. El "no" rotundo de ayer de Sánchez a la triple posibilidad de favorecer por activa o por pasiva al PP ha clarificado el panorama. Lo que siga ahora dependerá de la capacidad del PSOE de mantenerse en esta gallarda actitud de "no" al Sobresueldos, no al gobierno del PP en ningún caso. De la capacidad de resistirse a los cantos en favor de la abstención no de sirenas sino de los viejos cachalotes del mar de los sargazos. 

Con ese "no" en el frontispicio, vayamos a las combinaciones posibles.

Deben descartarse, creo, gobiernos en minoría porque nadie se fía de nadie y los gobiernos minoritarios tienen que contar con una mínima lealtad a los compromisos que entre estos políticos de liviano fuste no se da en absoluto.

En ausencia de gran coalición solo hay dos combinaciones que den mayorías absolutas: a) PSOE+Podemos+C's= 188 escaños y b) PSOE+Podemos+indepes catalanes+PNV+Bildu = 180. La primera combinación fracasa ante la animadversión mutua entre Podemos y C's. La segunda ante la negativa cerrada del PSOE a permitir un referéndum de autodeterminación en Cataluña.

Por lo tanto, si no se da revisión alguna en las posiciones de las tres fuerzas, las terceras elecciones serán un hecho. Y lo serán porque todavía hay una posibilidad más siniestra que la nueva votación y es la continuidad del desgobierno del Sobresueldos con la asociación de presuntos malhechores del PP. Hipótesis que podría realizarse en la no muy descabellada posibilidad de una alianza PP+C's+Canarios con el añadido de un par de tamayos. Si se hizo en Madrid, rompeolas de las Españas, también podrá pasar en una de ellas, la más cutre e inmoral.

Para Palinuro está claro: lo mejor es la combinación PSOE+Podemos+Indepes+PNV+Bildu, pero, si trata de imponerse la continuación de este gobierno ignominioso, apoyado en un partido de corruptos y presuntos delincuentes, y no hay combinación posible de mayoría absoluta, lo mejor son las terceras elecciones.

Con una condición inexcusable: ninguno de los cuatro ineptos que han sido incapaces de formar gobierno por segunda vez, puede volver a presentarse como candidato. Eso sería lo unico que verdaderamente rompiera el maleficio de una política española dominada por la inoperancia, la incompetencia, la corrupción y la mentira sistemática.

Mañana hablaremos de la refundación de Convergència en un partido republicano e independentista y también de esos curiosos cónclaves habidos en el PSOE y UP para encontrar una explicación a sus respectivos fracasos electorales.

La alta diplomacia de la gran nación

Todos, todos, políticos, periodistas, dirigentes, personalidades, profesores, expertos, pierden el trasero por presentar la llegada de Obama como una visita oficial, aunque no se sabe qué caracter tenga, si es de Estado o no porque, a la hora de decidir algo en relación con el hecho, España no pinta nada. Lo cual molesta mucho al chusquero africanista que tenemos de ministro de Exteriores porque no sabe a qué carta quedarse. Como siempre, por lo demás. Hay unidad en la tropa al presentarlo como un asunto de relaciones internacionales entre dos países que mantienen estrechas relaciones (la expresión es obligada) y no como una visita que el emperador gira a sus guarniciones en una de sus colonias. No como lo que es: una humillación, tanto más lacerante cuanto el país ni siquiera puede permitirse lo único digno, esto es, vistas las circunstancias, cancelar la visita tout court.

Porque Obama no viene a España y prácticamente no pisa suelo español. Viene a Torrejón, se aloja en la embajada de su país, que es territorio de los EEUU, hace un par de escapadas al palacio de Oriente y a La Moncloa, como el que va al zoo y luego se larga a Rota, territorio norteamericano, a arengar a los soldados gringos que es su verdadero objetivo y para lo que sí tiene tiempo. Entre medias y si ha lugar, recibirá a los tres mindundis de la oposición en Torrejón a las tres de la tarde (es decir, los dejará sin almorzar) y les dedicará el tiempo que cabe imaginar teniendo en cuenta que a las cinco ha de estar en Rota. Por supuesto, los tres mindundis tendrán que estar en permanente posición de alerta desde la mañanita por si hay cambio de planes. Y ninguno de los tres se atreverá a plantarse y negarse a ir de comparsa a donde le digan.

Desde luego, las comidas, los banquetes, los festejos, los engolados discursos, los regalos, los abrazos, las revistas de tropas, los himnos, todo eso a hacer gárgaras. Un encuentro de 50 minutos con el Sobresueldos, una declaración conjunta... y si te he visto, no me acuerdo. Todo lo que los españoles van a conocer del pensamiento de Obama pueden leerlo en una entrevista que, muy ufano, trae hoy El País, que, en realidad es un cuestionario escrito que el equipo del presidente respondió también por escrito con las vaguedades y simplezas de rigor y sin decir prácticamente nada de España.

Porque España no existe en el concierto de las naciones. Es como un apeadero al que acude la vicepresidenta del Gobierno, la ratita hacendosa, a aligerar el calor de Obama con un abanico más grande que ella quien, a su vez, recuerda mucho a Pepe Isbert en Bienvenido Mr. Marshall.

dissabte, 9 de juliol del 2016

Berlanga y el Emperador

El tajo a la programada visita de Obama pone broche de plomo al éxito de las relaciones exteriores de la gran nación. Una diplomacia de excelencia. La única vez que el presidente visita España en su doble mandato, la  reduce a lo que las sufridas gentes llamaban antaño "la visita del médico", un visto y no visto de circunstancias para no quedar del todo mal y get me outtahere fast, que para luego es tarde.

Vaya por delante que Palinuro no banaliza en absoluto la gravedad de los hechos de Dallas. Precisamente esa gravedad y esa trascendencia que muchos invocan para justificar la irritación que les produce haberse quedado con un palmo de narices al estilo berlanguiano es lo que prueba las diferencias abismales. No será la primera vez que algún gobernante español no haya alterado su protocolo cuando acaece una desgracia de este alcance. Aquí la gente se muere o la matan y los gobernantes se van de vacaciones o a un spa porque, en el fondo, son unos irresponsables. Allí se lo toman en serio y, si hay que cortar un proyecto por necesidad, se hace y, entre estar en Dallas y estar en Madrid, el gringo lo tiene claro.

Dicho lo cual, acompañemos en el sentimiento a los más de cien invitados que iban a compartir mesa y mantel con el Emperador y van a quedarse sin la foto de sus vidas. Ya es mala pata, desde luego. Y, al margen de la gravedad de los hechos, el presidente de los sobresueldos ha vuelto a quedar como un pichichi. Ya no hablemos de los líderes de la oposición, que estaban planchándose las camisas, mientras recitaban ante el espejo las mordaces observaciones que le harían al emperador en los diez segundos que los dejarían hablar. ¿Y qué decir de los noventa restantes zánganos y cortesanos, la patulea de logreros que merodea por la capital del Reino dándose pisto para salir por la tele y arreándose  codazos entre ellos?

Hagamos algo más que acompañarlos en el sentimiento. Indaguemos por ellos. Vamos a ver: Obama cercena el plan de la visita por fuerza mayor. Pero solo cercena la parte con las autoridades (algún nombre hay que darles) españolas, madrileñas y sevillanas. El desplazamiento a la base militar de Rota se mantiene. Y las deliberaciones con la máquina estadounidense al mando del cónsul Costos, también. El Emperador viene a visitar a los suyos en sus posesiones, y se larga.Si acaso saluda de refilón al jefe de la tribu y eso si no lo confunde con el mayordomo del cortijo.

Todo lo que los políticos españoles querían decir en presencia de Obama para entrar así en la historia podrán contárselo por whatsapp. Del trance se han liberado los catalanes y vascos porque no fueron invitados al ágape. Siempre es de agradecer que el peculiar sentido de la convivencia de la monarquía española te ahorre hacer el ridículo.

Creo asimismo que la izquierda indómita sevillana, la del No a la OTAN, o sea, IU (porque Podemos cuenta con un general otanista entre su brillante elenco) estaba preparando una manifa en Sevilla contra la presencia del gringo al grito de Yankee go home. Mira por dónde, el manifestado ha hecho caso de antemano.

Fastos de la gran nación y sus andrajos. Ceremonías de guardarropía con actores y actrices de tercera pero todos muy ceremoniosos.

divendres, 8 de juliol del 2016

La socialdemocracia como ideología

Espero no se me acuse de desertar mi puesto de vigilante analista político si me tomo un asueto en esta tarea de seguir los meandros de las negociaciones poselectorales. En román paladino, que van a acabar resolviendo la situación por agotamiento. Rajoy quiere a Sánchez; Sánchez no quiere a Rajoy; Rivera los quiere a los dos; los dos lo quieren a él, pero por separado; Iglesias quiere a Sánchez pero sin Rivera; Sánchez quiere a Rivera con Iglesias; Iglesias no puede ver a Rivera; Echenique tampoco; Rivera no quiere a ninguno de los dos; Garzón los quiere a todos; los catalanes y los vascos solo se quieren entre ellos; los demás quieren a los vascos, pero no a los catalanes. Y todos dicen saber muy bien lo que quieren, pero no quieren saber lo que dicen.

Con permiso, vamos a descansar un poco porque produce angustia ver una clase política enzarzada en dimes y diretes, parlanchina hasta la desesperación, pero ciega a la gravedad de la circunstancia del país.

Vayamos a un asunto que movió titulares de prensa antes de las elecciones y produjo atropelladas reflexiones, esto es, la declaración de fidelidad a la socialdemocracia de Iglesias, principal dirigente de Podemos y faro doctrinal. De inmediato hubo reacciones favorables y desfavorables centradas en si era una engañifa, algo sincero, si pretendía reñir el campo al PSOE, si este era capaz de afirmar su copyright.

Pocos se plantaron y preguntaron exactamente, la socialdemocracia ¿qué es?

¿Qué va a ser? Una ideología. El término levanta suspicacias, sobre todo en la izquierda. Toda ideología es mala a fuerza de falsa. Excepto la propia. Pero la propia no es ideología sino pura razón, sentido común, conocimiento científico. Obvio, lo de las ideologías no está nada claro porque remite a una región de metaconceptos siempre problemática.

Hay ideologías que no están claras en cuanto a su fondo, pero sí en cuanto a su forma. Son conjuntos de ideas más o menos trabados y extensos presididos por eso, por un metaconcepto, como justicia, libertad, igualdad o seguridad. Por eso todas las opciones políticas son ideologías.

La socialdemoracia, una de ellas. Eso es algo que saben los teóricos de la elección racional desde que echaron los dientes. Una ideología es un atajo cognitivo que me permite pronunciarme en asuntos de interés general reduciendo al máximo el coste de la información. Una ideología viene como un pack, un kit cognitivo. Solo precisa dos actos de fe: fe en que el kit es el más adecuado para el metaconcepto que uno venera y fe en que el responsable oficial que las circunstancias hayan puesto al frente de la interpretación lo haga correctamente.

¿Para qué queremos "atajos" conceptuales? Para competir en las campañas electorales y triunfar allegando la mayor cantidad de votos. La ideología es un kit para activar la acción del partido como máquina electoral. Al fin y al cabo, unas elecciones son como las batallas medievales. Las mesnadas de los señores (aquí sus votantes) tienen que distinguirlos en mitad de la refriega entre el polvo y el humo y con las celadas bajas. De ahí salieron los colores de la heráldica. Las ideologías son los escudos de blasón para la contienda electoral. Si yo enarbolo pendón socialdemócrata, atraeré las mesnadas de esa tendencia. Y, de hecho, la campaña de Podemos insistió en una llamada permanente a los "socialistas de corazón"

Pero la ideología socialdemócrata mantiene relaciones conflictivas con otras ideologías de izquierda, singularmente la comunista. Como atajo ideológico para cálculo electoral, la ideología comunista no ha dado nunca resultados aceptables, razón por la cual suele concurrir a las votaciones disfrazada.

La conclusión obvia es que, al haber sellado una alianza con IU y, por ende, con los comunistas, Podemos revelaba que la nueva fe en la ideología socialdemócrata solo era un disfraz más. Un disfraz de supervivencia. Y el resultado ha sido bastante negativo.

dimecres, 6 de juliol del 2016

Pequeño bestiario poselectoral

Estase Rajoy quieto, fumando pachorro un puro, como una panzuda araña, junto a la tela que acaba de tejer. Espera que caigan las piezas que le den sustento a base de permitirle formar gobierno, según el encargo que le hará el Rey o zángano mayor del Reino (en sentido estrictamente entomológico) en cumplimiento de los protocolos.

Las primeras en agitar la tela, anunciando su llegada, han sido las moscas canarias. La araña presidencial les hizo los honores y les prometió todo lo que pidieron porque, siendo dos míseros dípteros de liviano porte, tampoco es preciso hacerles gran caso. Su modesta pretensión es que se las considere moscas ultraperífericas y eso no suele ser asunto que se les discuta.

Detrás de las moscas canarias, se espera el moscardón vasco. Este, precedido de un zumbido característico, ya sería una presa considerable, que incrementaría notablemente las huestes del arácnido. Lo malo es esa pretensión de aproximar a los presos vascos a su tierra, euskal presoak euskal herrira, que destroza la intencionalidad punitiva de la dispersión carcelaria, algo que la araña de La Moncloa no puede vender fácilmente entre sus apoyos electorales.

Para cumplir con las formas, el presidente recibirá a las avispas catalanas, insectos sociales, que vienen siempre en enjambres y son muy agresivos. Sus planteamientos suelen ser radicales y el presidente solo puede escucharlos cada seis meses por prescripción facultativa. Si menudearan más podrían provocarle una crisis de identidad nacional.

Tiene la araña puestas muchas esperanzas en la llegada de las efímeras de C's pero sabe que es muy difícil que caigan en su red por su carácter atropellado e inquieto y el hecho de que durando menos de un día, a veces horas, no le sirven para nada y le dejan la tela llena de cadáveres. La efímera mayor, riverana, ha dejado dicho que, sea cual sea su breve sino, rechaza por entero la araña monclovita y se somete a la guía de la cigarra del PSOE, la única que, por su tamaño, puede romper la aciaga tela.

Por allí ha de pasar también la mantis religiosa de Podemos, pero su visita será meramente protocolaria. Tras haberse desposado con IU y haberla devorado, en consecuencia, mira ahora con ojos libidofágicos al PSOE, aunque en la duda de si, para devorarlo a su vez, tiene que casarse con él en un gobierno "de progreso" o enfrentarse a él en la lucha por la hegemonía.

Solo la cigarra del PSOE, con el poderoso canto de sus élitros, puede encabezar una turba de insectos que rompa la tela de araña y establezca un reinado nuevo. 

En el fondo, irónicamente, esta pequeña fábula expresa una situación muy parecida a la del pasado 20 de diciembre. Es verdad que el PP ha reforzado ligeramente su posición. pero sigue siendo la opción que nadie quiere y menos encabezada por el presidente de los sobresueldos. El eje central de la situación sigue siendo el PSOE y, en último término, será el responsable de que haya o no gobierno y de qué orientación. Esta centralidad socialista aparece matizada por la presencia de Podemos que no alcanza a imponer su criterio pero sí a frustrar el del vecino.

Esa fue la situación que Podemos no fue capaz de resolver el 20 de diciembre. Y no se ve cómo lo hará ahora cuando las circunstancias han cambiado muy poco y a peor. La palinodia coral que los de Podemos llevan entonando hace diez días (Iglesias, Echenique, Errejón, Garzón, Llamazares, Montero: no paran de hablar y contradecirse) permite augurar lo peor: una decisión no bien medida que haga inevitables nuevas elecciones en las cuales el partido puede desaparecer sin más.