Es mostren els missatges amb l'etiqueta de comentaris Elecciones.. Mostrar tots els missatges
Es mostren els missatges amb l'etiqueta de comentaris Elecciones.. Mostrar tots els missatges

dimecres, 11 de maig del 2016

Una propuesta de izquierdas

El PSOE es el partido que más tiempo ha estado en el gobierno durante la tercera restauración borbónica. Unos veintiún años. En ese lapso ha hecho cosas bien, incluso muy bien y cosas mal, incluso muy mal, desde una perspectiva de izquierdas. Comprimir veintiún años en unas líneas y un juicio sumario es absurdo e injusto. Que ese juicio sea todo él positivo, es de papanatas y tiralevitas; que lo sea todo negativo, de falsarios y envidiosos. En ambos casos, los responsables debieran avergonzarse, pero eso es difícil en este país en el que el halago pero sobre todo el infundio, pasan por sana crítica.

El juicio negativo, absolutamente negativo. es muy frecuente tanto en la derecha, que lo hace por obligación laboral, como en las demás izquierdas que lo hacen por resentimiento. Ambas líneas coinciden en un punto llamativo: el odio al PSOE, que tiene cultivadores por doquier, a fuer de competidores políticos y de españoles, dispuestos siempre a no reconocer a nadie sus méritos. Sobre todo si tiene la desfachatez de poseerlos en justicia.

Ese odio al PSOE procedente de la otra izquierda es tanto más injustificable cuanto que a ella no se le puede acusar de nada dado que jamás ha gobernado ni ostentado responsabilidad alguna, salvo la de largar por la boca. En eso de hablar es muy competente, atacando a su adversario o supuesto adversario y soltando ditirambos sobre sí misma, llamándose "verdadera" y "transformadora" izquierda con la misma justificación con que yo puedo considerarme el Marqués de Carabas.

La deriva del PSOE hacia un partido mayoritariamente conservador, dinástico y neoliberal se inició en la segunda legislatura de Rodríguez Zapatero y alcanzó su culminación con la desastrosa secretaría general de Rubalcaba, cuya actitud de sumisión, cuando no complicidad con todos los desmanes del gobierno de neofranquistas y presuntos malhechores fue vergonzosa. Rubalcaba probó en vivo lo cierto del famoso dicho arreglado por la ironía popular de que el poder corrompe, pero más corrompe no tenerlo. Y esa actitud de servilismo a la derecha más corrupta y autoritaria de este país fue continuada por Pedro Sánchez, alter ego de Rubalcaba. Ninguno de los dos se atrevió a presentar una moción de censura a un gobierno prepotente y antidemocrático que la estaba pidiendo a gritos,  probablemente porque, con la corrupción que el PSOE ha acumulado en Andalucía, no se sentía con fuerza moral para hacerlo.

Ahora bien, ese partido socialista, con sus 137 años de historia es casi una institución en España y conserva una militancia fiel, básicamente de izquierda que no puede confundirse con la orientación monárquica, centralista, en buena medida clerical y neoliberal que se ha apoderado de la organización. Hacerlo es también injusto y estúpido porque divide a la izquierda y no conduce a nada positivo, al menos mientras el PSOE conserve un suelo respetable en intención de voto.

Ahora, después del fracaso de la izquierda en la constitución de un gobierno y cuando se afrontan unas nuevas elecciones que solo una mezcla de oportunismo e ignorancia puede llamar "segunda vuelta", conviene ver en qué circunstancias nos hallamos por si podemos hacer alguna propuesta que ayude a tener un gobierno de izquierdas a partir del 26 de junio. De entrada conviene echar llave a las pendencias sobre los meses de negociaciones, y no buscar culpables. Culpables han -hemos- sido todos. Vayamos ahora a ver si cabe aprovechar la nueva situación y sacar de ella el mayor rendimiento posible cuyo objetivo esencial, primordial y fundamental debe ser echar a la derecha expoliadora, autoritaria, antipopular y anticatalana. 

IU y Podemos sellaron el jueves un acuerdo saludado con alharacas por todo el mundo y criticado por Palinuro (Un pacto para menos que nada) por entender que se trata de un pacto en contra del PSOE y que, en consecuencia solo conseguirá dividir a la izquierda y que siga gobernando esta derecha impresentable. ¿Que no es así? ¿Que la presencia de Anguita en el cartel del pacto no significa que este seguirá por su odio al PSOE y podrá llegarse a algún acuerdo con este? Perfecto: pruébenlo y pruébenlo del único modo posible, esto es, llegando a un acuerdo con el PSOE.

IU y Podemos han incluido en su pacto la realización del referéndum en Cataluña. Eso merece el aplauso de Palinuro. Al mismo tiempo, han propuesto al PSOE listas conjuntas al Senado en donde sea posible para desalojar a la derecha. También algo digno de aplauso y de crítica: si se hace la propuesta para el Senado, ¿por qué no para el Congreso? Ya sé que las listas son diferentes, como lo son los sistemas electorales de ambas cámaras, pero, ¿por qué no buscar una fórmula similar como, por ejemplo, un acuerdo de mínimos entre las dos fuerzas del pacto Podemos-IU y el PSOE de forma que, cuando el elector de izquierda fuera a depositar su voto por uno de los tres partidos supiera que estaba votando un gobierno de izquierdas de Podemos, IU y PSOE? 

Tengo para mí que el resultado electoral de esta oferta sería abrumador y proporcionaría un gobierno de coalicion de izquierdas con mayoría absoluta en las Cortes. 

Queda por averiguar qué puede hacer el PSOE. En primer lugar y sin perder tiempo, mostrar su disposición a este gobierno de coalición de la izquierda, explicando de paso por qué motivo se opone a las listas conjuntas en el Senado. Al margen de si su pacto anterior con C's fue razonable o no, este ya no funciona ni obliga una vez convocadas las elecciones, por lo tanto, está de más. El PSOE tiene absoluta libertad de elección y lo razonable es que elija el pacto de izquierdas.

Este pacto que debe garantizar un gobierno de progreso y cambio cuyo alcance y profundidad se verá tras las elecciones pero que obtendría una mayoría aplastante, solo tiene dos cuestiones previas por resolver para las cuales Palinuro cuenta con dos respuestas, a su vez interrelacionadas, que somete a otras mas razonables:

1ª) ¿Quién preside el gobierno? El partido que tenga un escaño más.

2ª) ¿Qué sucede con el referéndum (que es el verdadero escollo a la formación del gobierno)? Exactamente lo mismo. ¿Podemos-IU favorecen el referéndum y consiguen ser mayoría? Orgánicese la consulta y sin duda los diputados catalanes de ERC y DiL facilitarán la labor con su abstención o voto favorable.  ¿El PSOE, que se opone al referéndum, consigue ser mayoría? No habrá referéndum. Me temo que será inútil advertir a los socialistas de que, aunque se opongan, ese referéndum acabará haciéndose. Pero, por lo menos, habrá un gobierno de izquierdas en España. En cuanto a los catalanes, a los que he aprendido a conocer y valorar, estoy seguro de que tirarán hacia delante, hacia la República Catalana. Y yo con ellos.

dimarts, 10 de maig del 2016

Un pacto para menos que nada

Cuando se apague el tronar de las salvas con que las baterías de la izquierda "transformadora" saludaron el acuerdo de IU y Podemos, cuando se disipe el humo de la pólvora alegremente gastada en este asunto por orden de la maquinaria de propaganda de esta gente que es lo único que funciona, podrá verse que esta unidad es una farsa. Una farsa condenada al fracaso. Y que condenaría a otro fracaso al conjunto del país si consiguiera salirse con la suya, asunto imposible.

Sí, ya sé que voy contra el unánime y estentóreo parecer de los miles y miles de fanáticos de estas dos formaciones, de trolls y agentes de propaganda que ayer llenaron las redes con sus consignas, todas iguales. Ya sé que no veo cómo el sol rojo de la justicia social alborea el oriente por mi ceguera y falta de comprensión de la verdad en marcha por fin en la historia. Veo lo que veo y no lo que me dicen que vea. Ya sé que también voy contra el parecer de gentes normalmente razonables y ecuánimes que ayer se dejaron arrebatar por este frenesí colectivo impostado de los salvadores de la patria y daban por segura la victoria de esta colección de gente tan variopinta como desnortada.

Aquí se dirá lo que no se leerá ni oirá en las arengas y proclamas de la "verdadera" izquierda. Ese pacto se ha cocinado y cerrado a toda velocidad porque no quedaba otro remedio ya que el plazo para hacerlo terminaba hoy, 10 de mayo, y de no firmarse las dos fuerzas que afirman haber abierto las puertas a un nuevo día y un nuevo país se encontrarían en la situación en que estaban antes y fue la que obligó a llegar al acuerdo: Podemos cae en picado en las encuestas y Pablo Iglesias comparte con Rajoy el honor de ser el líder peor valorado por la opinión. Por otro lado, IU, prácticamente en quiebra y sin fondos para pagar ni a los que pegan carteles, estaba obligada a una campaña electoral hecha a base del boca a boca de los mercadillos.

Que se haya hecho por obligación y a toda velocidad demuestra que, cuando hay voluntad política, los obstáculos se vencen. Es decir, si no se llegó a acuerdo alguno tras el resultado del 20 de diciembre es porque quienes lo negociaban, especialmente los de Podemos, no querían. Se trataba de un acuerdo en el que estaría el PSOE y eso Anguita, que es quien hoy vuelve a mandar en el batuburrillo de esta izquierda, no lo toleraría bajo ningún concepto. Para algo lo han incluido la imagen en el cartel electoral de las dos formaciones porque estas tienen una idea pintoresca de la realidad. Y, ya se sabe: todo antes de que gobierne el PSOE. Hasta elecciones nuevas. Hasta un nuevo gobierno del PP. Si nosotros no gobernamos que tampoco gobiernen esos. Qué historia tan vieja.

La coalición electoral se presenta como el primer paso del anhelado sorpasso a los socialistas, ese que Iglesias intentó colar como un adelanto al PP, por si alguno se tragaba la bola. Y solo estamos en el comienzo. En estas elecciones vamos a ver auténticos prodigios de embustes y engaños de las partes de IU y Podemos, duchas en este tipo de actividades para las que tienen legiones de fanáticos patrullando las redes a fin de echarse como un enjambre sobre quien cuestione este adefesio.

Obsérvese detenidamente el cartel de propaganda. ¿Alguien cree que, de obtener la victoria ese huerto de egos desmesurados, será capaz de mantenerse unido? ¿Que podrá tomar medidas de políticas públicas antes de empezar a discutir entre ellos y expulsarse mutuamente? ¿Alguien cree que la presencia de Anguita es productiva desde el punto de vista del marketing político que es lo único que importa a estos adalides del izquierdismo virgen?

Lo han hecho a toda prisa por las razones expuestas al comienzo de este escrito y por la muy evidente que añadimos ahora: para ir en contra del PSOE. Los medios que bailan el agua a esta coalición de viejos y nuevos comunistas hablan ya de tremendo sorpasso al PSOE. De aquí al 26 de junio vamos a escuchar todo tipo de embustes en forma de conclusiones de sondeos uno detrás de otro.  Y, llegado el día de la votación, se descubrirá que está fantástica coalición no podrá formar gobierno y tampoco podrá formarlo el PSOE con lo que esta vez sí habrá alcanzado la finalidad que siempre hemos dicho que era la suya: dividir a la izquierda para que gobierne la derecha. Esta derecha de sinvergüenzas y ladrones. 

Tan lamentable resultado solo podría evitarse si el PSOE consiguiera mantener un nivel del voto que le permitiera formar gobierno como fuerza mayoritaria, cosa muy difícil por cuanto, a diferencia de las demás fuerzas políticas (sobre todo, el PP y Podemos) no tiene ningún medio de comunicación favorable, nadie que reproduzca y difunda su relato, atacado por la derecha y por la izquierda. La coalición IU-Podemos volverá a vender la piel del oso antes de matarlo y es de esperar que el PP no pueda revalidar ni de lejos los resultados del 20 de diciembre.

Al haber concluido una alianza electoral en contra del PSOE los de esta izquierda retórica le han marcado su rumbo forzosamente: el mantenimiento de la alianza que ya forjó con Ciudadanos. Conociendo nuestro país, su electorado y las condiciones en que se va a votar esta vez, esa combinación, presentada como la alianza del centro derecha y el centro izquierda es la combinación ganadora.

Palinuro defendió siempre un pacto de gobierno entre PSOE, Podemos e IU e incluso insistió en que se incluyera el referéndum de Cataluña. Eso no fue posible, en mi opinión por el juego sucio de Podemos (todavía más sucio que el del PSOE que ya lo era) que siempre pensó en hacer elecciones nuevas porque su objetivo, digan lo que digan, no es ganarlas, sino que no las ganen los socialistas

Palinuro, que cada vez se siente más catalán y que, en estas elecciones, de poder hacerlo,  votaría en Cataluña a ERC, no tiene nada claro qué hará en España.

Sobre este asunto seguiremos hablando mañana.

dilluns, 9 de maig del 2016

Entrevista a Plinuro publicada en "Vilaweb"

Trascribo la entrevista que me hizo hace un par de días Pere Cardús para el diario Vilaweb.Pere estaba interesado en saber qué consecuencias tendrá para Cataluña el resultado de las elecciones previstas para junio. Tenía una batería de preguntas muy bien trabada y creo que no se dejó nada en el tintero. Realmente me hizo hablar de todo lo que interesa ahora en España. Y lo hice con sumo gusto.

El texto de la entrevista, pasada por el traductor de Google, a continuación:



Si hay una voz en España que se expresa con libertad y sin ambages sobre la voluntad de independencia de Cataluña, es la de Ramón Cotarelo. Este catedrático de ciencias políticas e intelectual no se arredra de decir lo que piensa, como lo piensa. No se arredra de decir que Pedro Sánchez no es capaz de entender la cuestión catalana porque ‘no da para más’. No le importa denunciar que Pablo Iglesias y Podemos han caído en las manos de Julio Anguita y que han optado por la vía leninista y bolchevique. Dice que Rubalcaba es un borbónico meapilas que puso Sánchez al frente del partido por su incapacidad de entender la realidad. Dice que la izquierda española vive una desorientación absoluta. Y pide a los independentistas que sigan de frente. Incluso, propone que el CATN elabore una constitución, que sea validada por el parlamento y se someta a referéndum unilateralmente. Cotarelo pisa fuerte y habla en plata, en esta entrevista:

—¿Cuál es el papel tienen de los partidos independentistas catalanes en el congreso español?
—Creo que al independentismo catalán le pasa como al Dr. Jekyll y Mr. Hyde. También tiene dos almas. Por un lado, tiene muy claro qué tiene que hacer en Cataluña. Esto lo tiene muy claro y no hay ningún problema. Por otra, en el congreso español tiene que barrer para casa. Y esto se puede hacer de maneras diferentes según como vayan las cosas y las mayorías. En este compás de espera después del 20-D, el independentismo ha hecho un papel determinante al congreso.

—¿En qué sentido?
—Ha sido determinante hasta el punto que las elecciones del 26-J son el producto del hecho de que no se podía contar con los independentistas de Democracia y Libertad y de Esquerra. Si no había negociación para el referéndum, los independentistas no pensaban votar a favor y ni siquiera abstenerse. No había combinación posible si el PSOE se obstinaba en mantener la negativa a un referéndum. Habrá que ver qué pasa ahora con la aritmética parlamentaria. El hecho más importante es que en Cataluña se tiene que seguir el camino marcado. Esta es la decisión más sensata. ¿Y en el congreso español? Verlas venir y barrer para casa.

—¿No hay ninguna posibilidad de un referéndum pactado con el estado?
—No. Ni una. Son habas contadas. Tienes 123 diputados del PP, 40 de Ciutadans y 90 del PSOE absolutamente en contra. Cuánto suma? 253? Pues ya lo hemos dicho todo. Debate cerrado. No es una oposición tan radical como la que se encontró Ibarretxe cuando presentó su plan, pero esto tan sólo es por la entrada de Podemos, que tiene una actitud un poco diferente. No se atreverían a votar contra un referéndum, pero tampoco les gusta , la idea. Se limitarán a guardar la compostura. Mientras el PSOE no cambie de actitud, no hay nada a hacer. La derecha no cambiará nunca.

Así no hay ninguna opción…
—Si el resultado de las elecciones da una mayoría a la derecha de PP y Ciudadanos, ¿qué opción hay? Y si hay una gran coalición, PSOE-PP, tampoco hay camino. Y, incluso, si hay aquello que yo pienso que habrá, una coalición PSOE-Ciudadanos con mayoría absoluta. Esto es lo que comprarán el 26-J mis compatriotas. Por el mito del centro: hay que castigar los extremos, PP y Podemos. Y esta mayoría absoluta es tan contraria al referéndum como la derecha. Quizás son más proclives a la reforma constitucional. Pero esta reforma puede ser todavía peor para Cataluña que dejarlo tal como está. No hay opción para un referéndum pactado con el estado.

En Cataluña hay voces que proponen de hacer un referéndum unilateral. ¿Es la vía para conseguir la independencia?
—Esta cuestión del referéndum unilateral tiene que ir acompañada de una reflexión más genérica. El Estado no hará nada. Ya lo hemos visto. No hará nada sino impedir, entorpecer, frenar… porque no puede atacar. Esta es la buena noticia. No está en condiciones de atacar. Pero tampoco cederá. Con el estado español, no se puede contar. ¿Esto quiere decir que los catalanes tienen que callar y quedarse quietos? ¡De ninguna forma! Que continúen. Continuarán adelante y harán muy bien.

—¿Pero qué vía hay que seguir?
—Esto ya lo decidiréis vosotros. Hay mil debates, sobre esto. Y dependerá de cómo se articule la relación de fuerzas entre el estado y la Generalitat, como también las relaciones con la comunidad internacional y, especialmente, la Unión Europea. El protagonismo de la UE irá creciendo a medida que el conflicto avance y no haya soluciones claras. Y es que el estado no dará ningún paso, pero pondrá muchos impedimentos. Yo no creo que se llegue a la suspensión de la autonomía de Cataluña. No hay base jurídica para hacerlo. Esto no lo pueden hacer. Harán tanto como esté en sus manos, pero tienen límites.

—¿Así ves clara la opción del referéndum unilateral?
—Una repetición del 9-N, que por cierto fue un éxito absoluto, quizá se puede intentar. ¿Por qué no? Si no queda más camino… Pero yo creo que sería mejor que el parlamento recibiera un proyecto de constitución de la república catalana elaborado por el Consejo Asesor para la Transición Nacional, lo aprobara y lo sometiera a referéndum. Esto es tan ilegal cómo lo otro desde el punto de vista de la legalidad española, pero tiene mucha más fuerza porque sería una decisión del parlamento. Recordamos que el 9-N fue un tipo de consulta informal hecho por voluntarios. Tenía el apoyo del gobierno de la Generalitat, pero no tenía ninguna declaración parlamentaria detrás. Tuvo un efecto fulminante, sin duda. Pero no tiene la solidez que tendría una decisión del parlamento de someter a referéndum un proyecto de constitución catalana.

—¿Alguna vez has hablado de la inevitabilidad de un choque más fuerte con el Estado. Hablas de represión, prisión, inhabilitación…?
—De todo aquello que sea imaginable. Está claro. Procesos penales, naturalmente. Denuncias, querellas, represión, intervención de la policía, tribunales… Todo dependerá de por dónde vayan los disparos. Si la vía de desobediencia se generaliza y es asumida por las autoridades catalanas, el gobierno español actuará. Se encontrará obligado a tomar decisiones por la presión parlamentaria, la opinión pública y, especialmente, los medios estos que tenemos aquí, esta jauría que tenemos. El problema es qué consecuencia tendrán estas decisiones.

—¿Qué puede pasar?
—Esto no lo podemos saber porque es un terreno desconocido. ¿Cómo reaccionarán los Mossos d'Esquadra cuando los llegue una orden de detener dirigentes políticos catalanes? Puede pasar cualquier cosa. ¿Qué pasará si los catalanes empiezan a pagar los impuestos a la hacienda catalana? ¿Cómo empezó la desobediencia civil teorizada por Henry David Thoreau?

—Con la desobediencia fiscal…
—Exacto! Thoreau dijo que teniendo en cuenta la injusticia y la iniquidad de la guerra entre los Estados Unidos y México, él no pagaría la parte de sus  impuestos para financiar la guerra. Y, está claro, lo enviaron a la prisión. Es así como empezó la teoría de la desobediencia civil. Fue una desobediencia fiscal. Si los ciudadanos catalanes cogen este camino, habrá una represión evidente del estado español. Y la represión será siempre individualizada.

Y, llegados a este punto, ¿la comunidad internacional intervendrá?
—Sí. Espero que sí. Pero es una confianza. No tengo datos ni ninguna seguridad. No podemos saber cuándo decidirá intervenir. Pero el coste para Europa de dejar enquistar el conflicto es grande. De entrada empezarán con las presiones –que a estas alturas ya debe de haber– porque el gobierno español acepte de negociar. La presión será creciente. La capacidad de acción exterior del gobierno español es próxima a cero. Es un estado sin importancia política, con un peso económico muy relativo, con una situación de dependencia absoluta. Por lo tanto, los sueños imperiales de algunos que se piensan que se hará aquello que ellos digan son un espejismo. Harán aquello que les digan que tienen que hacer. Cómo han hecho hasta ahora.

¿Te fias de la UE?
—No. No me acabo de fiar. Y me fío todavía menos de Francia. Porque ve con muy malos ojos la cuestión catalana por el riesgo de contagio. ¿Has visto que un tribunal de Perpiñán ha reconocido el derecho de defender un referéndum de autodeterminación en Cataluña Norte? Esto los preocupa mucho. Porque tienen las comarcas catalanas, tienen Córcega y Bretaña… Ven que los puede pasar esto mismo que pasa en España.

Mientras tanto, ¿España atraviesa una crisis institucional grave?
—Es una pregunta o una afirmación? Sí, está claro. Es una crisis institucional y constitucional, del conjunto del sistema.

—¿Cuál es el origen de esta crisis?
—Básicamente, el desajuste catalán. El problema que arrastra el país desde siempre es el de la llamada ensambladura de Cataluña en España. Y ahora se ha agravado por tres factores, en mi modesta opinión. Uno: la crisis económica, que ha dejado los recursos al límite y ya no se puede continuar jugando a hacer trapicheos. Dos: la desorientación de la izquierda española, que no acaba de entender la cuestión nacional catalana. No la entiende. Lo demostraron los de Podemos y se ve claramente en el caso del PSOE. Y tres: el acceso al poder de una cosa que pensábamos que se había acabado después de la muerte de Franco, que era el franquismo.

—¿Franquismo?
—Y tanto. Es decir, el triunfo de un partido neofranquista dispuesto a retrotraerlo todo y a hacer una involución democrática, a hacer añicos la voluntad de los pueblos… Esto no estaba , al programa. Había un tipo de pacto implícito que esta gente no condenaba el franquismo pero tampoco podía reactivarlo. Pero lo han hecho. Este gobierno es un gobierno de neofranquistas puros.

Se contaba con una modernización y europeización de la derecha que no se ha acontecido.
—No, en absoluto. ¿Qué pasa entonces? Que se entiende muy bien que los sectores más ilustrados –es decir, los catalanes– no estén dispuestos a aceptar el riesgo de que una mayoría parlamentaria contingente lo malogre todo. No están dispuestos a que esta pandilla de franquistas discutan las cosas que ya tenían ganadas. Esto no se puede permitir. No se puede permitir que se revise el principio de descentralización, tanto si había llegado lejos como si no. Un pueblo no puede vivir pendiente de las mayorías pasajeras de otro pueblo. No puede estar pendiente que llegue un tarambana que diga que hay que hispanizar los niños catalanes. ¡Pero resulta que el tarambana es ministro de Educación!

El 26 de junio ¿puede resolver de alguna manera esta crisis institucional?
—Sobre esto, soy mucho pesimista. No lo creo. Hay un desbarajuste muy gordo. La derecha ya ha dado tanto como podía dar. Ya no se puede esperar nada de bueno. A lo sumo, podemos aspirar a expulsarla del gobierno. Porque es evidente que no se puede contar de ninguna forma, con esta gente. Son franquistas. Y quieren perpetuar el franquismo. Y, está claro, el resto no estamos dispuestos. Y mientras tanto, la izquierda nada en la más absoluta desorientación. Esto de presentarse a las elecciones la gente del PSOE, los de Podemos y compañía enfadados entre ellos es repetir canciones muy antiguas. Parece que es imposible que lo arreglen porque no lo entienden. No entienden que no hay un problema catalán. Hay un problema español. Los españoles tienen que sentarse y reconsiderarlo todo. No es sólo Cataluña. Es Cataluña, los Països Catalans, el País Vasco… para no ir más allá de aquello que es evidente. No querer verlo es absurdo.

—¿La alianza entre Podemos e Izquierda Unida no es un primer paso en la buena dirección?
—No. A ver si me sé explicar, porque al final parece que tomo partido por una opción concreta. Yo no tomo partido por ninguno de los dos sectores de la izquierda. Quiero decir que están en un escenario ficticio. El de las izquierdas auténticas y las izquierdas viejas… ¡No entienden nada de lo que pasa en el mundo! Y de estos de Izquierda Unida, ¿qué tenemos que decir, si son los viejos comunistas de Anguita? Su modernización con los señores estos de Podemos viene de la idea brillante de importar modelos latinoamericanos, de un populismo absurdo, en sociedades europeas industriales avanzadas. Esto no tiene sentido.

¿Y los socialistas?
—Estos ya se han perdido. Se perdieron en la noche de la socialdemocràcia neoliberal y pactista. El señor Pedro Sánchez no entiende nada de la cuestión catalana. ¡Nada! ¡Nada! Observar que sus peleas son sobre cosas internas y de poderes de partido y que su discurso gira en torno a ideas como por ejemplo eliminar las puertas giratorias y cosas todas muy dignas, es muy revelador. Este hombre no puede dar por supuesto que ganará o perderá unas elecciones en un estado que no existe. ¡Que no existe, señor mío! Porque tiene un problema previo. Un problema que los juristas denominan prejudicial. Y es que mientras no se resuelva la cuestión catalana, el estado español no puede funcionar.

—Dices que Sánchez no lo entiende porque no lo quiere entender o porque no da para más?
—Me parece que no da para más. Además, creo que lo escogieron por eso. Lo puso Rubalcaba, que es un centralista furibundo.

—¿Un jacobino?
—Sí, sí, totalmente… Bueno, no un jacobino. Un borbón. ¡No te jode! Los jacobinos también son centralistas, pero al menos son radicales. Y este no. Este es un meapilas. No, no: es un borbónico. Sí, los Borbones también son centralistas, ¿verdad? Pero tienen una diferencia sustancial con los jacobinos. Y Sánchez no entiende nada de nada. Sólo hay que mirarlo. Si fue a México a rendir homenaje a Lázaro Cárdenas, y le puso una corona de flores con la bandera de los Borbones! A Lázaro Cárdenas! El presidente mexicano que no reconoció nunca el régimen franquista y que luchó siempre por la república, que acogió los republicanos exiliados y que impidió que México reconociera nunca el régimen de Franco! Y este va y le pone una bandera borbónica. Y cuando empezó la campaña electoral salió al grito de ‘¡Más España!’ con una bandera como las de Aznar. Esto quiere decir que es un nacionalista español típico de cuartel y cabra de la legión.

—¿Pablo Iglesias ha cambiado mucho desde que empezó la aventura de Podemos? ¿En qué sentido ha evolucionado?
—Hombre, esto nos pasa a todos. Todos cambiamos. Si llevas una vida como la de este chico, con tanta responsabilidad en las alforjas, los cambios son todavía más acentuados. Cambiar, cambiamos todos. Me da la impresión de que Pablo ha cambiado en el sentido de pasar de la exploración meramente especulativa típica de los profesores universitarios a la acción práctica. Y en este segundo estadio se rige por un principio más práctico. Ha tenido vacilaciones entre la tradición más estrictamente leninista, más de partido jerarquizado, y la aportación más asamblearia de los sectores con los cuales se alió. Podemos es una amalgama. Vaciló y finalmente se ha inclinado por la vía leninista, bolchevique y jerárquica. Porque se ha puesto al servicio de Anguita.

¿Es un animal político?
—Personalmente, dudo mucho la vocación política de Pablo. Mucho. Creo que tiene más una vocación mediática. Pasa que ha tomado un camino muy diferente del habitual para salir a las pantallas. Pero si le ofrecieran la posibilidad de dimitir y hacer carrera como presentador de televisión, lo haría. Porque es esto que le gusta.

—¿Las pantallas, los micros y las cámaras?
—Y tanto. Los de Podemos han hecho mucho trabajo teórico –por cierto, muy apreciable– sobre la relación entre política y medios, la sociedad mediática y la democracia de los medios… Pero hubo un momento que tuvieron un tipo de revelación. Quisieron dejar de hablar y lo quisieron experimentar. Dejaron de decir que los partidos tenían que imponer su discurso a través de los medios y decidieron de hacerlo. Y efectivamente, lo han hecho. Podemos es un partido que se pasa la vida a la televisión. Y Pablo continúa haciendo televisión. Tiene un plató a Público donde continúa haciendo sus emisiones y todo esto. Esta es su evolución.

Y Alberto Garzón, bastante más desconocido, ¿en dónde lo tenemos que situar?
—No sé cómo definirlo. Realmente es mucho menos conocido. Y es menos conocido porque es como un tipo de proyecto. Proyecto de jinete solitario. Dentro del galimatías que ha llegado a ser Izquierda Unida, con esta cosa que se pegaban todos contra todos, apareció Garzón como un tipo de tregua. Pero fíjate qué panorama espera a los tránsfugas que pasaron de IU a Podemos y ahora se encuentran que tendrán que ir de bracete con aquellos a quienes abandonaron. Será una situación francamente incómoda. Y en este galimatías de IU, Alberto Garzón continuó avanzando a pesar de la tormenta, muy enganchado a Julio Anguita. Ha continuado con la política más ortodoxa del comunismo militante, que consiste a ser comunista pero esconderlo. Crear una organización pantalla, que es IU, y cómo que esto no los ha funcionado, ahora pasan a otra organización pantalla que será Podemos. La confluencia entre Garzón e Iglesias se explica porque son de la misma generación y por la necesidad de sumar votos al precio que sea

diumenge, 8 de maig del 2016

Carta de ultratumba de Maquiavelo a Pedro Sánchez

Desde las regiones hiperbóreas en las que me hallo observo con interés, caro Pietro Sánchez, vuestro gran esfuerzo por alcanzar el principado en condiciones difíciles, llenas de trampas y peligros y con tantos enemigos al acecho dispuestos a liquidaros y repartirse vuestros despojos. Siempre he sentido admiración por los hombres valerosos, los audaces condotieros que se apoderan de grandes principados con su ingenio y valor y la audacia de su aguerrido brazo.

Permitidme que, pues renováis hoy el juramento de lealtad de vuestras huestes, con esos 30.000 bravi dispuestos a acompañaros al combate, os dé algunos consejos, producto de mi experiencia en los asuntos del Poder y las técnicas para conquistarlo y conservarlo. Sé que amáis vuestra Patria tanto como la suya los valerosos pictos que lucharon contra las legiones de Adriano y sé también que, aunque os manifestáis como un abyecto cortesano ante vuestro Rey, en el fondo de vuestra alma sois republicano. Esa capacidad para el disimulo os hace grato a mis  ojos de taimado florentino y solo por ella os diré alguna quisicosa más.

Revestido con vuestra nueva autoridad, ejercedla sin demora y hacedlo con quienes más a mano tenéis: los vuestros. No permitáis que ninguno de esos missi dominici repartidos por los confines de la monarquía se haga fuerte o pueda levantar facción contra vos. Llamad a capítulo a vuestra gonfaloniera del Sur, antes de que en su insensata soberbia se interponga en vuestro camino.

Salid al campo de Marte cubierto con gruesa cota de malla para que los ataques de los enemigos no os hieran. Y felicitaos de que se produzcan. Si os atacan es porque os temen y, al hacerlo, hacen presente vuestra imagen en todos los lares de la patria. Si os niegan vuestra autoridad y la sinceridad de vuestras intenciones, ello no os afecte. Al fin y al cabo, ambas pueden fingirse siempre sobre todo si contáis con una guardia del pretorio capaz de defenderos en situaciones difíciles.

Tenéis que conquistar los platós de la televisión, que habéis abandonado a vuestros adversarios quienes llevan ya tiempo repitiendo allí sus consignas en contra de vuestra casa e intenciones. Estáis obligado a recurrir más a los medios de comunicación porque es en ellos en los que se encuentra la Fortuna que todo guerrero necesita por mucha que sea su virtú, nunca suficiente. Recordad cómo Gatamelata llegó a viejo cubierto de gloria y poder, precisamente por haber sabido domeñar la Fortuna.

La necessitá debiera obligaros a ser más ingenioso o, incluso, a ser algo ingenioso porque al natural no lo parecéis. Y quieran los hados adornaros con algunas luces que os faltan. Os espera batalla en un doble frente, en contra del actual príncipe en el trono que, para defenderlo, os atacará a muerte y en contra de unos jóvenes gibelinos que, al grito de ¡Podemos!, pretenden arrebataros vuestra posición, sustituiros en ella y dejaros sin la posibilidad de conquistar el principado. Tened además en cuenta que estos dos enemigos, patricios y plebeyos, siempre que puedan se pondrán de acuerdo en contra de vos. 

Emplead vuestra virtú en sellar una alianza con el otro grupo "emergente", el de los güelfos que se autotitulan Ciudadanos y presentadla en el foro como vuestra gran aportación de gentes  concernidas por el porvenir de la nación,  modernizadoras, centristas y moderadas, algo que el pueblo siempre, temeroso de radicalismos, valora mucho. Tened  presente el ejemplo de aquel astuto monarca, Fernando de Aragón, en quien yo mismo me inspiré, porque lo sabía inspirado por la Providencia. 

Os atacarán, acusándoos de haberos aliado con el maligno por vuestra ansia de poder. No os importe. Esos ataques mantendrán viva la atención del pueblo en vuestra persona y os ayudarán a convencer a los güelfos, la otra parte de la alianza, de que le interesa echar su suerte con la vuestra porque, al fin y al cabo ambos queréis el poder.

Y recordad siempre que la gloria solo la alcanza quien osa ir por ella al precio que sea.
________________________________________

Post Scriptum: quizá debiérais, aunque se me hace arduo, dada vuestra cerrada mentalidad centro-imperial y escurialense, aveniros con las tribus bárbaras que moran al norte del Íber, hispánico río. Son gentes insumisas, muy apegadas a su vetusta cultura y lengua y de trato difícil por su gran amor a la independencia. Ofrecedles la administración de sus propios tributos, liberándolas de las exacciones a las que las someten los actuales procónsules y virreyes. Quizá consigáis convencerlas de que se alisten en vuestros invictos tercios; pero lo dudo.

divendres, 6 de maig del 2016

De la mentira en política

Dicen los críticos que la política mediática -producto sin duda de la sociedad del espéctáculo- es mala. Es un error. La política es comunicación, y la comunicación depende en gran medida de los medios que la administran. Los políticos deben estar en los medios de comunicación, entre otras cosas, porque, si no están, otros estarán en su lugar, colocarán su mensaje y dejarán el suyo a los pies de los caballos. Si Sánchez y Garzón, que ganan en valoración ciudadana a Pablo Iglesias, estuvieran más en los medios, salieran en tertulias y programas de esos de presentadoras endiosadas, seguramente tendrían mejores fortunas electorales.

Lo que no debe hacerse en política es mentir. Ciertamente si, como piensa Palinuro en la estela de Foucault, la política es la continuación de la guerra por otros medios y en la guerra vale todo, también valdrá mentir. Sin duda. Mintiendo se puede ir muy lejos; se ganan elecciones. Recuérdese cómo ganó el Sobresueldos las de 2011: mintiendo como un bellaco. Pero eso no vale para la izquierda. La izquierda no puede mentir porque se rige por un código ético exigente, se ponga como se ponga doña Esperanza Aguirre que de esto, como de casi todo, no entiende nada. La izquierda no puede mentir porque hacerlo es tratar a los demás como medios o instrumentos para conseguir tus fines y eso no es de recibo pues, para nosotros, los individuos son fines en sí mismos y lo más importante que hay. El mentiroso, como los jesuitas, cree que el fin justifica los medios y está dispuesto a engañar con tal de alcanzar el poder. Y, si lo alcanza, será un tirano.

Viene esto a cuento porque en una entrevista en Radio Nacional, Pablo Iglesias ha reconocido que hablar de la cal viva en el congreso fue un error y no querría repetirlo. Fue más que un error; fue un infundio, una mentira. Y reconocerlo ahora forma parte de otra mentira. La de añadir que le parece un error atacar a los socialistas, cuando es obvio que no ha hecho y sigue sin hacer otra cosa. Del mismo modo corona esta entrevista con otra mentira desvergonzada, la de decir que el sorpasso no trata de superar a los socialistas, sino al PP y que el PSOE es ahora, según los nuevos embustes, un "aliado". El sorpasso fue un intento de los comunistas italianos de ganar las elecciones a la democracia cristiana. Su empleo en España corrió a cargo de Julia Anguita quien expresamente lo configuró como la tarea de que IU ganara al PSOE y le arrebatara la hegemonía. Y Julio Anguita es el gran muñidor de esta operación de "unidad" de la izquierda dejando al margen al PSOE; es decir, una unidad de la izquierda en contra del PSOE.

En sí mismo, este propósito no es condenable. Ya hemos dicho que en la guerre comme en la guerre y si la confluencia IU/PCE y Podemos arrebata la hegemonía al PSOE será porque este se lo ha ganado a pulso por su inoperancia. Carece de sentido reprochar a los comunistas y sus aliados que pretendan alcanzar lo que llevan cien años intentando sin conseguirlo. Hacen bien. El PSOE se ha derechizado tanto que esto es lo menos que puede pasarle. Lo reprochable es que, para conseguirlo, aquellos mientan de forma tan descarada. No, el PSOE no es aliado de Podemos e Iglesias miente cínicamente y con absoluto descaro. Si el PSOE fuera el aliado de Podemos (desde el punto de vista de Podemos) no habrían boicoteado el posible gobierno. Que el PSOE también haya saboteado el intento de ese gobierno es aquí indiferente. Lo que estamos enjuiciando es el recurso de Podemos a la mentira y el engaño. Si el PSOE fuera su aliado, la unión de la izquierda lo habría incluido. No lo hace porque lo que quiere Iglesias, a las órdenes de Anguita, es destruirlo.

En esto de la mentira la izquierda debiera ser más vigilante. Ayer salió IU celebrando por todo lo alto que el 85% de las bases hubiera aceptado el plan de unidad con Podemos propugnado por la dirección. Hasta El País picó en el engaño. Afortunadamente, Infolibre precisó luego que el 85 % había votado a favor pero que era el 85% del 28% del censo, que fue la participación que hubo. Es decir, IU mentía en el porcentaje porque la unión la aprobaba el 24% del censo. Por supuesto, los "verdaderos creyentes" que hay siempre en estas formaciones se apresuraron a señalar que por el "no" había votado el 4%, mucho menos y que el que calla otorga, etc. Posiblemente, pero la mentira es la mentira.

Y no se queda ahí. Aún hay una mentira mayor, al decir que ha votado el 85% del 28% del censo, IU oculta (o sea, miente) cuántos de estos votantes del censo son afiliados-militantes y cuántos simpatizantes. De momento, ese dato sigue sin saberse; o sea, está oculto. Lo que es cierto es que en Madrid votaron 1802 personas, militantes y simpatizantes juntos, lo cual es una cifra ridículamente baja.

No, la mentira no es de izquierda y la izquierda que miente estará muy unida, pero no es izquierda.

dimecres, 4 de maig del 2016

Llámenlo como quieran, pero háganlo

Lo que estamos vislumbrando en este nuevo período electoral es otra de esas estupideces históricas que perpetra habitualmente la izquierda española. Es una historia vieja, cansina y produce hastío recordarla pero no queda otro remedio. Aunque los tarugos al frente de las organizaciones izquierdistas lo ignoren, el resultado de la consulta del 26 de junio va a afectar a mucha, muchísima gente que no tenemos culpa de nada y mucho menos de padecer estos descerebrados de dirigentes.

La izquierda a la izquierda del PSOE quiere unirse. Al margen de que lo consiga o no, esa unión deja fuera expresamente al PSOE. Como sabemos, el argumento que quiere justificar este dislate es que el PSOE no es "verdaderamente" de izquierda o algo así. Una actitud cuya obstinación en el error muestra bien a las claras la mala fe de la que parte. Ese diagnóstico de que el PSOE no es "verdaderamente" de izquierdas parte de una supuesta "verdadera" izquierda, el PCE, disfrazado de IU, que se autodesigna "izquierda transformadora" pero que desde que nació, hace treinta años, no ha transformado literalmente nada y no ha hecho nada salvo hablar sin parar. A ese profundo análisis se suma ahora Podemos con la misma mala fe; o peor. Se renueva así el viejo cainismo de las izquierdas españolas, que se remonta a sus orígenes y ha dejado episodios tan vergonzosos como la masacre de mayo de 1937 en Barcelona, el episodio de la entrega de Madrid por Casado en 1939, la pinza del PSOE y la UCD contra el PCE en 1977-79 y la del PP e IU/PCE contra el PSOE en los años noventa.

Frente a esos fainéants verbosos, el PSOE, con veintiún años de gobierno a las espaldas, ha hecho mucho y de todo: bueno, regular y malo. Como siempre en la vida. Y entre personas normales habrá discrepancias acerca de si prima lo malo sobre lo bueno o a la inversa; lo que no suele darse, insisto, entre personas normales, es hablar de algo complejo -el PSOE en este caso- ocultando lo bueno y contando solo lo malo. Eso es un juicio de obvia mala fe. Así, el discurso de la cal viva de Pablo Iglesias -aventajado discípulo de Anguita- quedará como ejemplo de su ruindad moral y su inopia mental. El caso es que, además, no cabe responderle con un clásico "y tú más" porque este manojo de supuestos izquierdistas transformadores no ha hecho nunca nada, no se ha estrenado; ni meter la pata ha podido. Su posición consiste en atacar con juego sucio al otro partido de la izquierda y hacer creer que si, por casualidad, alguna vez llegaran a gobernar, ellos no harían nada mal, serían perfectos.

Esa alianza que se traen entre manos, que más parece contra el PSOE que contra el PP, no conseguirá ganar las elecciones, pero sí que no las gane aquel que, en el fondo, es lo que muchos de estos narcisistas pretenden. Y por eso mismo serán responsables de otros cuatro años de esta derecha ladrona, antipopular, ultrarreaccionaria y catalanófoba. A ellos no parece importarles porque se darán por satisfechos si consiguen unos votos más que el PSOE y, además, tendrán sus escaños, bien por una, bien por la otra formación y podrán seguir haciendo lo único que hacen y sin mucha soltura: hablar.

Pero la gente lo vamos a pasar muy mal con un gobierno del PP con otra probable mayoría absoluta. Realmente mal a manos de esta banda de malhechores.

Por eso y porque la responsabilidad por la desunión de la izquierda toca a todos, ¿que tal si nos dejamos de miserias, envidias, rencores, egolatrías, sectarismos y oportunismos y formamos ya un frente popular de toda la izquierda, desde el PSOE hasta IU con referéndum incluido que permita que voten a su favor los independentistas catalanes? ¿Que da miedo el nombre de Frente Popular? Pónganle el nombre que quieran pero vayan todos juntos a las elecciones con un programa común que será ganador, como siempre que la izquierda ha conseguido esta unidad. Ya tendrán tiempo más tarde de dirimir la estupidez esa del sorpasso, pero no dividan a la izquierda por enésima vez. No le entreguen el poder a la derecha entre engoladas frases revolucionarias. Y lo mismo para el PSOE: deje de hacer el juego a la derecha, recupere su esencia socialdemócrata, entérese de que vive en el siglo XXI, organice un referéndum en Cataluña como han hecho en el Canadá y en Escocia sin que se hunda el mundo. Un frente unido de toda la izquierda es lo único que garantiza punto final al gobierno de la derecha.

Pierdan unos el rencor y otros el miedo y entiendan que están al servicio de la gente, que no quiere otro gobierno de la banda de ladrones.

dimarts, 3 de maig del 2016

No hay a quién votar

Hoy quedarán disueltas las cámaras de la legislatura más breve de la tercera restauración. Un buen momento para hacer un balance.

Lo primero que debe decirse es que hay elecciones nuevas por el fracaso de los partidos a la hora de llegar a algún acuerdo. Toda la retórica sobre el mandato recibido del electorado que obliga a buscar una solución queda en nada en cuanto esa solución presenta dificultades y no facilita el acomodo de los candidatos en los puestos y cargos que ambicionan. Por supuesto, los partidos jamás reconocerán ese fracaso y, no pudiendo convertirlo en un triunfo sin incurrir en ridículo, prefieren "pasar página", como suelen decir, sobre todo si les quema en las manos y "mirar al futuro", otra de las frases hechas con las que abusan de nuestra paciencia, junto a la de la "mano tendida" y la "dejarse la piel". Topicazos que revelan el bajísimo nivel intelectual de esta caterva de parlanchines.

Pero no hay que dejarles creer que se han salido con la suya. Si estamos así, si tenemos que repetir las elecciones, consumir recursos, gastarnos unos 160 millones de euros (que no tenemos) en el proceso completo es por su incompetencia. Y debieran pagar por ello. Palinuro ya propuso que se impidiera a los cuatro candidatos presentarse a las elecciones de nuevo en justo castigo. Pero es obvio que no sucederá algo tan razonable porque, en definitiva, esta es una democracia de partidos, en la que las decisiones las toman los partidos y, dentro de ellos, sus líderes, digan lo que digan sobre primarias, terciarias, círculos, polígonos, congresos o monsergas. Mandan cuatro o cinco que son incapaces de entenderse y las consecuencias las pagamos los electores. En sentido literal. De nuestro bolsillo.  Ninguno de estos incompetentes corre riesgo alguno pues, por el sistema electoral y la organización de los partidos tienen asegurado su puesto sea cual sea el resultado.

En ese fracaso todos tienen su parte de responsabilidad. La obstinación del presidente de los sobresueldos por mantenerse en el cargo a toda costa, a pesar de su responsabilidad obvia en el gatuperio de ladrones y sinvergüenzas que es la política institucional allí donde está el PP en el poder es representación evidente de la indiferencia, la hostilidad de la derecha neofranquista a las formas democráticas.

Pero esas son las andanzas de la derecha. A Palinuro le interesa más el análisis de las vicisitudes de la izquierda por lo que se mencionará al final. Y ese análisis es despiadado: no ha habido unión de la izquierda porque a los dirigentes no les ha dado la gana. Prescindamos de delicadezas ridículas: Podemos no ha pactado con  el PSOE porque no quiere. El espíritu de la caverna anguitiana, que tiene mesmerizados a estos dos jóvenes incautos, Garzón e Iglesias, ve que, con un poco de suerte y una ayuda de los propios socialistas en sus trifulcas internas, puede conseguir el sorpasso, que es lo que lleva treinta años intentando. Por fin el sorpasso. Lo más probable, si tal cosa se da, será que la izquierda dividida sucumba ante la derecha y que haya cuatro años más de un gobierno reaccionario, antipopular, hecho de ladrones y sinvergüenzas. Pero eso no importa gran cosa a los de la "verdadera" izquierda porque, como hemos dicho, ellos personalmente tendrán sus puestos garantizados. Y fue así. No hubo pacto porque Iglesias, inspirado por Anguita, no quiso. La alianza del PSOE con C's era una pura excusa, como fue una pura excusa las tres ridículas objeciones que los socialistas pusieron al escrito de Baldoví del último momento. Si el PSOE hubiera aceptado las treinta, tampoco habría habido coalición porque lo que se buscaba era dinamitarla.

A su vez, el PSOE, en quien cabe suponer una mayor voluntad pactista, a tenor del acuerdo con C's, tampoco llegó a un pacto de izquierda porque no le dio la gana. La oposición al referéndum catalán es otra miserable excusa que no se hace más verosímil por el hecho de que se la presente como una condición impuesta por los barones. Un puro cuento. Si de verdad el PSOE hubiera querido un acuerdo de izquierdas, hubiera aceptado negociar un referéndum consultivo en Cataluña que, de todas formas se celebrará, digan lo que digan los donpelayos de vía estrecha. La coalición PSOE, Podemos, IU, con el voto favorable de ERC y DiL, en total 179 escaños, hubiera desbloqueado la situación, garantizado un gobierno de izquierda y abierto un tiempo nuevo en la paralizada política española, lleno de posibilidades en todos los sentidos. Pero no hubo lugar por lo que no puede sino entenderse como falta de decisión, de coraje, de clarividencia de la dirección socialista. Es acorde con el espíritu timorato ante sus huestes y sumiso a la derecha que viene caracterizando a este secretario general, fiel reproducción del otro anterior, tan fracasado como él. Es decir, así como la alianza fue imposible del lado de Podemos por la mala fe anguitista de su dirección, también lo fue del lado socialista por la cobardía y la falta de visión de su dirección, encastillada en un nacionalismo español zarzuelero. 

O sea, no hubo pacto de izquierdas porque ninguna de las partes quiso. Y ese fracaso es la sombra que ahora se proyecta sobre estas elecciones. Los vaticinios no pueden ser más siniestros: baja participación, buenos resultados del bloque de la derecha, beneficiario directo de la desunión de las izquierdas. Y disculpe el lector si no pierdo ni medio segundo con los inevitables maestros ciruelos, esos que subidos en el dogma más acartonado cuestionan la condición de izquierda del PSOE con el único resultado permanente de favorecer el triunfo de la derecha.

Tampoco dedicaremos mayor atención a los cálculos electorales, de los que ya rebosa la prensa. Su examen produce verdadera desesperación porque, ¿de qué sirve que una izquierda gane a la otra, la otra a la una o las dos se queden igualadas si gobierna la derecha y probablemente con mayoría absoluta?

Ya sé que a los dirigentes de los partidos de la izquierda este tipo de consideraciones les traen sin cuidado, pero cerraré este post con una reflexión que a lo mejor les da que pensar: ¿saben ustedes cuál es una de las más poderosas razones de la esperada abstención en la izquierda? Que nos tienen ustedes hartos con su demagogia barata, su falta de empatía y su insinceridad y que, además de hartos, estamos indignados porque ninguno de ustedes configura una opción digna de voto.  Habrá abstención porque un sector muy importante de electores de izquierda no tiene a quién votar.

divendres, 29 d’abril del 2016

Nuevas elecciones para nada

Ayer estuve en el programa de PuntCat, de TV3, presentado por Xavi Coral, para hablar de la situación en España y Cataluña, ahora que son inevitables nuevas elecciones el 26 de junio. Compartí tertulia con Gemma Ubasart, José Zaragoza, Gabiel Rufián, Neus Tomás y Vicent Sanchís. Por supuesto, me siento más cercano de unos que de otros, pero todos tenían un buen nivel y, desde luego, allí reinó un clima de libertad, debate, tolerancia y crítica mutua sin insultos ni agresiones verbales que ya quisieran las televisiones españolas. Sin duda gracias a la profesionalidad de Xavi. Y a la de su equipo al completo. Gracias a todos por hacernos sentir como en casa.

Al comienzo, Xavi me preguntó qué les diría a los cuatro políticos que han fracasado en la tarea de pactar un gobierno. Y le contesté que se retiraran. Lo tengo muy pensado. Estas cuatro personas que han consumido otros tantos meses inútilmente, que han sido incapaces de materializar el mandato que decían haber recibido del electorado, que no han podido llegar a un acuerdo, ¿con qué autoridad vuelven a pedirnos el voto? Para hacer ¿qué? ¿Lo mismo?

Es verdad que el resultado de los elecciones del 20 de diciembre era difícil. Pero nadie ha dicho que la política sea fácil y es, además, una actividad voluntaria, no obligatoria. Los políticos cobran sueldos sustanciosos que pagamos los ciudadanos y están obligados a mostrar resultados a cambio, o abandonar el empeño, hacerse a un lado, dejar que otros lo intenten quizá con más suerte, con más inteligencia o habilidad. Lo que carece de sentido es aceptar un compromiso, incumplirlo y presentarse luego a pedir otra delegación sin la más mínima base que autorice a suponer que las cosas cambiarán. Porque además esto huele a profesionalización de la política, esto es, a las biografías de políticos cuya función consiste en perder todas las elecciones pero no los amolumentos que se les siguen abonando. Si los ciudadanos también pagamos los sueldos de políticos que no ganan elecciones y se pasan la regalada vida en una oposición consistente en no hacer nada, ¿para qué queremos políticos?

A mayor ridículo, nos piden de nuevo el voto unos payos que se reían de los catalanes por su supuesta imposibilidad de formar gobierno en su momento, siendo así que estos tienen hoy un gobierno con apoyo parlamentario, hoja de ruta e ideas claras. En la meseta, en cambio, no hay gobierno, el que está en funciones, además, se ha declarado en rebeldía, no tiene programa ni idea de a donde va y no hay expectativa razonable de que haya uno nuevo antes de las calendas griegas.  Y el resultado inmediato de este quilombo es que un país arruinado, con una deuda pública superior al 100% del PIB, con el 25% de paro, salarios de hambre y miseria por doquier, destine más de 160 millones de € a repetir unas elecciones porque los electos de las anteriores son una manga de ineptos, engreídos, narcisistas, parlanchines pero, sobre todo, eso: ineptos. Como lo que tan alegremente despilfarran no les sale de sus bolsillos, allá van los millones, en busca de un voto que estos lumbreras puedan administrar. Y mientras tanto, a seguir tomando el pelo al contribuyente

Mírenlo bien: es demasiado. La derecha de PP y C's ha fracasado porque no ha constituido gobierno ya que, como se sabe, su muy notable pragmatismo le hace suponer que todo lo que no sea estar en el gobierno para robar, expoliar, malversar y estafar es perder el tiempo. La izquierda, a su vez, PSOE, Podemos e IU, ha fracasado también del modo más lamentable porque no ha alcanzado ni por el forro su objetivo esencial, básico, fundamental, su razón misma de ser: echar a la derecha del gobierno.

Si alguien pone en marcha una campaña de esas de reunir firmas en las redes para pedir que este puñado de ineptos se vaya, que cuente con la mía. Hay que pedirles la dimisión ipso facto como primer paso para arreglar la situación.

Si es que tiene arreglo porque no sé si se han dado cuenta ustedes de algo: de que en Madrid no hay gobierno porque tampoco hay oposición ni, por tanto, posibilidad real de constituir gobierno porque la oposición real -y también lo dije ayer en el programa de Xavi- está en Cataluña. Es una situación absurda, cai patafísica: el Parlamento no contiene oposición alguna. La prueba es que no solo no presenta una moción de censura a un gobierno en rebeldía y en minoría sino que ni siquiera puede obligarle a comparecer a dar explicaciones. Un gobierno sostenido por un partido que es una partida de mangantes y que no da cuenta de sus actos más que ante Dios, como el caudillo, su verdadero inspirador.

La verdadera, la auténtica oposición al gobierno de Madrid está fuera del Parlamento, en Cataluña. Y esa sí es una oposición real y contundente porque se ejerce ante cualquiera de los dos partidos dinásticos que quieren mantener el sistema turnista pero ya no pueden. Por eso no se compone gobierno ni se compondrá mientras el que haya no tenga una propuesta de solución a la cuestión catalana que no sea el consabido "no" que ambos comparten. Ese es el auténtico y único problema que hay hoy en España: Cataluña. Un problema frente al cual el arco nacionalista español (más de 72% del Congreso de los Diputados) no tiene respuesta pues carece de iniciativa y recursos; porque no sabe qué hacer. Y frente a él, todo lo demás son minucias: el intento del PP de conservar el gobierno con una mayoría que jamás conseguirá mientras la solicite el sobresueldos; el del PSOE de articular una política centrista, al estilo de UCD en alianza con C's, pero conservando la vitola de partido de la izquierda; el de Podemos de intentar un sorpasso, que pudo haber funcionado mientras el partido morado seguía prometiendo ser una izquierda nueva, distinta del comunismo del pleistoceno y de la socialdemocracia aburguesada y sometida. Un intento, ahora no sabemos si de buena o mala fe, que fracasó justo en el momento en que estos adalides de la "nueva izquierda" se echaron en brazos de la vieja IU y,a través de ella, del valetudinario PCE.

La ausencia de gobierno en Madrid y el correspondiente vacío de poder dibujan lo que llaman una "ventana de oportunidad" para el gobierno independentista catalán. Siendo esto tan obvio, ¿no lo es más que la vía a la independencia está casi expedita y depende prácticamente de los propios catalanes? De seguir las cosas así, cuando el gobierno de Madrid quiera plantear un conflicto al de la Generalitat tendrá que hacerlo por vía diplomática.