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diumenge, 3 de gener del 2016

El gobierno de la gran nación

Vaya por delante la convicción de Palinuro de que la formación del gobierno de España depende de Cataluña. Ya sé que fastidia. Pues haber espabilado cuando tocaba. Ahora ya es tarde y la dependencia es humillante porque resulta patente y no de aquellos burgueses del Majestic, tan repeinados, trajeados y "españoles del año", sino de un puñado de desharrapados llenos de greñas, izquierdistas, anarquistas, anticapitalistas. Es casi un sarcasmo, pero es así.

Si la CUP decide hoy investir a Mas, aumentará mucho la presión sobre el PSOE para que acepte un gobierno de unión patriótica con el PP y C's. El inicio de la hoja de ruta de Junts pel Sí hacia la independencia obligará al Estado a tomar medidas rápidas y quizá drásticas, para lo cual necesitará un gobierno con amplio apoyo parlamentario, lo suficiente para sacar adelante un estado de excepción si cree que las circunstancias lo exigen. También puede tratarse de un gobierno de coalición PP-C's con apoyo exterior del PSOE en el asunto específico de la unidad de España, tema que interpreta todos los días con el cornetín de órdenes la señora Díaz

Si, por el contrario, la CUP no inviste a Mas, habrá nuevas elecciones en Cataluña. Un compás de espera que repercutirá en el Estado, posibilitando a los dos partidos dinásticos el baile de la formación del gobierno en el estilo cortesano de la 1ª Restauración. El dirigente que tenga más apoyos en el Congreso visitará al Rey, este le dará una palmada y lo propondrá a la Cámara. Comenzará el turno con Rajoy, quien no lo tiene fácil porque solo puede pactar con C's, pero la aritmética no le llega. Los otros pactos, con el PSOE y con Podemos son imposibles. El PSOE no quiere y con Podemos no es verosímil. El PP es el partido más votado (al fin y al cabo, esto es España, tierra de Luis Candelas), pero no tiene posibilidades reales de formar gobierno, salvo que los catalanes empujen. Y mucho menos formarlo con ese extraño revenant que habita en La Moncloa y del que dicen que por las noches vaga por los pasillos agarrado a un balón de fútbol y balbuceando que es el presidente del gobierno de la más grande nación del globo. Lo único bueno que han tenido las elecciones del 20D es que Rajoy se irá.

El PSOE tiene todas las papeletas para todos los bailes pues entra en todas las combinaciones. Pero tampoco son combinaciones realistas. Eliminada la gran coalición, al estilo tedesco, en teoría hay una combinación en la izquierda juntando PSOE, Podemos, IU y ERC. España es un país raro. Durante la guerra civil hubo anarquistas en los gobiernos republicanos. Bien  puede haber ministros partidarios de independizarse del país que administran. También un poco insólito, pero a todo nos acostumbramos. Además de que no hace falta que haya ministros independentistas. Con que den su apoyo parlamentario será suficiente. 

No es que ese gobierno de las izquierdas sea efímero, como dicen algunos analistas. Es que es imposible de entrada, en tanto no se zanje un contencioso absoluto, excluyente, el del referéndum catalán, condición imprescindible para Podemos, tanto como para el PSOE la contraria. No merece la pena discutir las razones de uno y otros y sus motivos. Las cosas están así y es un hecho que la pelota está en el tejado de Podemos obligado a navegar entre Escila/España y Caribdis/Cataluña. Asunto muy difícil porque es una prueba de habilidad tremenda verdaderamente inútil. Si Podemos no renuncia al referéndum, no habrá gobierno en España (salvo los casos de gran coalición o unión patriótica) y serán obligadas nuevas elecciones. 

A ellas concurriría probablemente un PSOE en un estado de anomia cercano ya al de naturaleza de Hobbes, en el que el ser humano es un lobo para el ser humano; y un zorro y un chacal y un consejero autonómico, seres feroces. Dada la vacuidad de los líderes y su bajísimo nivel, la pugna entre Díaz y Sánchez no pasa de ser una pelea de corral, sin nada de ideología, valores o proyectos. Un enfrentamiento en torno a un único asunto, el de la unidad de España y en el que ambos van a defender lo mismo. No sé si el PSOE podrá remontar de un vuelo tan bajo.

El beneficiario del veto emigrante del PSOE-¡Viva España! será Podemos. No es, pues extraño que prefiera nuevas elecciones a la formación de un gobierno en unas condiciones de subalternidad que su gran autoestima ya no tolera. 

Dejamos fuera de la consideración a IU porque su irrelevancia parlamentaria es abrumadora. Garzón, que ayer desmentía con la boca chica querer cargarse IU, hoy ya reconoce que lo más sano para esta es que se muera. ¿Se pierden las elecciones a lo bestia? Buque a dique seco, desguace y botadura de nuevo navío hacia la tierra del Preste Juan de las Indias, de la confluencia de la izquierda. Eso es lo que se llama, en la neolengua de la izquierda "transformadora" "repensar" la izquierda "sin miedo". Sin miedo a morir.

Sin embargo, tampoco será tan fácil. Habrá resistencia de fieles y leales a la vieja IU. Y, sobre todo, la cuestión más espinosa a la hora de "repensar" la izquierda es qué hacer con el PCE. Se diga lo que se quiera, adjuntar la presencia del Partido comunista a cualquier proyecto de renovación de la izquierda es, evidentemente, matarlo en la cuna. La única posibilidad real de articular una propuesta de izquierda con cierta resonancia electoral es prescindiendo de él. A los comunistas les ocurre un poco como a los esperantistas. Hubo un tiempo en que creyeron que su especial quehacer, el esperanto, llegaría a ser la lengua franca de la humanidad, igual que los comunistas alguna vez creyeron que el comunismo se extendería por todo el planeta. En ambos casos, la realidad ha vaciado los proyectos, los ha desfigurado y reducido a la nada y en ambos casos quedan gupos de practicantes acérrimos de sus doctrinas, con la diferencia de que los círculos esperantistas son más pacíficos y menos retóricamente agresivos que los comunistas, cuyo grado de fanatismo es inversamente proporcional a la difusión popular de su mensaje.

dijous, 24 de desembre del 2015

Carta abierta a Pedro Sánchez

Durante la campaña electoral hablaste varias veces de una tridente contra el PSOE. Te referías a PP, Podemos y C's cuyo monotema, casi, era atacar al PSOE. Debiste incluir a IU, que hacía lo mismo. Todos contra el PSOE.

Y el PSOE aguantó bastante bien, dadas las circunstancias. El partido merece tu reconocimiento. No tú, que no has hecho gran cosa. Debieras hacerlo público. El PSOE ha aguantado la nefasta segunda legislatura de Zapatero y el mandato del reaccionario Rubalcaba, más ocupado en ponerse al servicio del PP que en hacerlo al de sus conmilitones.

También ha aguantado lo que llevas de secretario general porque, hasta la fecha, tu ejecutoria es bastante mala: no has hecho oposición alguna al PP en el Congreso, hasta el punto de que el mismo Rajoy te reprochó en el debate no haberle puesto una moción de censura, o sea, no haber cumplido con tu deber y ser una especie de cómplice suyo. Tampoco has aportado nada al marasmo ideológico en que se debate la socialdemocracia tradicional, ni has mejorado la organización y funcionamiento internos del partido. Al contrario, contigo este sigue comido por la oligarquía de enchufados y burócratas de los que te rodeas como de una guardia pretoriana de beneficiados. Solo te has preocupado por mejorar tu imagen de forma que de ti puede decirse como decía Samaniego del busto: "tu cabeza es hermosa, pero sin seso".

Sin embargo, el PSOE ha conseguido el segundo puesto en las elecciones, en contra de muchos vaticinios que ya lo daban por muerto. Cinco millones y medio de votos y noventa diputados con la que está cayendo, aun siendo el peor resultado  en esta segunda época de su existencia, es toda una hazaña. El PSOE tiene y está presente en la historia del país con resultados de todo tipo. Es un partido de verdad, con una militancia histórica, muchas veces heredada de padres/madres a hij@s, su principal activo. No es una asociacion de presuntos malhechores, como el PP, erigida para esquilmar el erario. Tampoco grupo de amigos catapultado por los medios de comunicación, especialmente la televisión, como Podemos, con la finalidad de acabar con el PSOE. Es un viejo partido histórico presente en el panorama político español a pesar de que, por falta de discurso innovador y de una praxis eficaz al servicio de las clases desfavorecidas, presente un aspecto envejecido y anquilosado.

Tratando de aprovechar estas horas relativamente bajas del PSOE, Podemos lanzó un envite con el fin de desplazarlo de lo que llama la centralidad política para ponerse en su lugar, moderando sus pretensiones radicales, haciéndolas más atractivas y verosímiles para las generaciones nuevas. En el fondo, es revitalizar el viejo discurso del sorpasso anguitista, esa obsesión del "califa" por cumplir el anhelo comunista de acabar con la socialdemocracia traidora y calzarse sus zapatos. Lo de siempre. 

Han fracasado en el empeño, aunque, fieles a los principios de la propaganda política, disfrazan el fracaso de triunfo y cuentan con que, si pueden empujar al PSOE a unas elecciones nuevas en breve plazo esta vez sí conseguirán superarlo, que es lo que más les importa; más incluso que derrotar al PP. 

Cuentan con  que no apoyarás gobierno alguno de la derecha, pues eso sería tu perdición y es cierto.  Solo podrás pactar con la izquierda, comenzando con Podemos. A continuación te ponen como condición el referéndum de autodeterminación pensando que no la aceptarás. Así, no habrá gobierno en España y será necesario ir a nuevas elecciones en donde los de los círculos se las prometen felices.

Para ti, la posibilidad de nuevas elecciones es impensable. Pero, si no confundes tus deseos con la realidad, habrás de admitir que a lo mejor has de aceptarlas. Si no puedes formar gobierno porque los de Podemos están más interesados en una nueva consulta, esta puede ser inevitable. Como han demostrado las del 20D, cuentas con un activo único, que los demás no tienen: tu partido, que solo debe ser actualizado. Menos campañas de imagen y más trabajo en la articulación de una política de reconstitución de un PSOE que la gente pueda ver de nuevo como algo propio. 

Inténtalo terminando con la política de amiguismo, enchufismo y favoritismo; facilitando el retorno de quienes en los últimos tiempos se han ido por la izquierda; reorientando el partido hacia esa misma izquierda, recuperando su carácter republicano, laico y federalista; reconociendo el derecho de autodeterminación de las naciones del Estado, como se reconocía en la transición y dejó de hacerse a la chita callando, a base de engañar a la militancia, aunque esto te lo digo un poco a beneficio de inventario pues coincido con muchos independentistas en que este reconocimiento ya llega tarde.  Igualmente hay que recuperar y garantizar los derechos que el PP ha arrebatado a la gente; haciendo más política 2.0 y volviendo a convertir el partido en un referente para los jóvenes de forma que la media de edad de los militantes descienda desde la sesentena a la treintena. 

El PSOE no es, no debe ser, el partido de una oligarquía de señoritos y privilegiados, ni debe dar pábulo a que se reitere esa infamia de que es igual al PP, como lo era en tiempos de Rubalcaba.

dimecres, 23 de desembre del 2015

Nuevas elecciones a la vista

La Constitución es un texto sacrosanto que ha dado a España no sé cuántos años de dicha, ventura y prosperidad; que fue fruto de la presciencia de los patricios de la transición; merece nuestro respetuoso acatamiento y solo puede reformarse con un consenso igual al del momento constituyente, sin que hasta hace una semana se haya oteado en el horizonte necesidad alguna de tocarla. 

Hoy, 48 horas después de las elecciones, el presidente de los sobresueldos ofrece a Sánchez la reforma de la Constitución a cambio de mantener la poltrona monclovita, como el que ofrece unos retales a precio de saldo. Además de un presunto corrupto y un incompetente, el buen hombre es un chalán de feria, dispuesto a hacer lo que sea con tal de mantener el momio. Es imposible encontrar un ejemplo similar de indignidad y bajeza. La Constitución, el arca de la alianza del pueblo soberano, a cambio de un plato de votos.

Sánchez no puede apoyar la investidura de Rajoy. Ningún demócrata puede hacerlo, y mucho menos el que lo ha llamado indecente, cosa que este indecente se tragará, igual que pone la Constitución en almoneda para seguir en el poder  contra toda razón y sentido común. A estas alturas debiera haber dimitido. En realidad debió dimitir al comienzo de la legislatura, al mentir al país entero sobre su programa. 

Tampoco puede Sánchez aceptar la sugerencia del camarada Rivera, consistente en permitir un gobierno de Rajoy con la abstención del PSOE, y de C's, es de suponer. Es también imposible, por más que la propuesta se ampare en esas preocupaciones por la gobernanza del reino que no quieren decir nada. El PSOE hizo campaña electoral prometiendo derogar la legislación más reaccionaria, clasista, agresiva y estúpida del PP, la reforma laboral, la LOMCE, la Ley Mordaza, etc. Algunas de estas normas son tan desatinadas y autocráticas que es la oposición en su conjunto la que coincide en la necesidad de derogarla. En realidad, la legislación más injusta del PP se puso en marcha por decreto-ley y tiene poco que ver con la democracia. El del sobresueldos ha sido un sistema de dictablanda entreverada de corrupción. Con todo es impensable una legislatura en la que el gobierno en minoría solo puede derogar todo lo que hizo él mismo antes cuando estaba en mayoría. 

Por esa misma razón, el PSOE tampoco puede abstenerse y dejar gobernar al PP en minoría con otro candidato que no sea Rajoy porque nadie puede gobernar contra sí mismo. 

Todo el mundo se da cuenta, incluso el pájaro de los sobresueldos, de que, si el PP quiere tener algún peso, habrá de cambiar de candidato.  Por eso ha reaparecido el encizañador mayor del reino, Aznar, a propiciar una salida de Rajoy del escenario, a ver si es posible salvar algo de la presunta banda de malhechores antes de que cunda el sálvese quien pueda.  Rajoy no solamente no puede formar gobierno sino que todo lo que tarde en hacer las maletas y volverse a Pontevedra, llevándose a su padre, el dependiente cuyos cuidados costeamos todos los españoles, será empeorar la ya muy mala posición del gobierno y el PP.

A fuerza de infamias, estupideces, corrupciones y mendacidades, Rajoy ha hecho imposible un gobierno de la derecha y el relevo de Rivera, el chico de moda de los mercados y los platós televisivos, no ha llegado a tiempo. Si el PSOE hace el mínimo gesto por prolongar el mandato de Rajoy y el PP, lo más probable es que acabe desapareciendo. 

Considérese la posibilidad de una coalición de izquierda, cosa que, paradójicamente, solo será posible si los diputados independentistas catalanes de CDC y ERC la apoyan. Está claro que lo menos que estos pedirían a cambio sería un referéndum de autodeterminación en Cataluña. Sin embargo, no será necesario llegar a ese extremo porque ya Podemos que, junto a Unión Popular-IU, formaría parte necesaria de ese gobierno lo exige, sabiendo que Sánchez se quemaría a lo bonzo antes de aceptar el derecho de autodeterminación de los catalanes.

Incidentalmente, tengo para mí que Podemos (quien rechazaba ese referéndum en las elecciones catalanas de 27 de septiembre, razón por la cual las perdió) defiende la autodeterminación de los catalanes para quedar bien con ellos, sabiendo que ningún gobierno español la aceptará. Pero nada más. Más que una exigencia realista es un brindis al sol para hacer amigos.

Dada la composición del Congreso de los Diputados, todo apunta a que no habrá posibilidad de constituir gobierno y será preciso convocar nuevas elecciones, lo que parece, en cambio, que van a evitar los catalanes, ya al borde de un  acuerdo para tener gobierno en la Generalitat. En algunos grupos políticos, sin embargo, se piensa que unas nuevas elecciones los beneficiarían. Los de Podemos, por ejemplo, creen haber quedado por debajo de sus expectativas y aspiran a morder más votos al PSOE y, por tanto, ganarle las elecciones. Es el viejo sueño anguitista del sorpasso de la Socialdemocracia. No lo consiguió en su tiempo pero ahora lo confía a la combatividad de sus hijos espirituales, sus discípulos ideológicos, los que surgieron en IU pero luego abandonaron la casa del Padre. Lo más probable es que esto no suceda precisamente porque Anguita ya ha comenzado a impartir sus sabias consignas: unión de Podemos y Unidad Popular-IU, como si pudieran equipararse y no fueran una suma absurda que cristalizará de nuevo en una izquierda testimonial de escasa fuerza parlamentaria y poca utilidad. El problema de esta izquierda es la escasísima razón de ser del comunismo que se aloja en su seno, sin que nadie sepa exactamente cuáles sean sus propuestas hoy día. El comunismo ya no es una teoría, ni una ideología. Vuelve a ser una utopía lo que no es malo en sí, pero como programa electoral deja que desear.

Mientras en el Estado se debate acaloradamente  sobre la geometría variable de coaliciones fantásticas, abstenciones resignadas y apoyos parlamentarios insólitos, el gobierno de la Generalitat, siguiendo su hoja de ruta bien puede hacer una Declaración Unilateral de Independencia (DUI) en los próximos tiempos. Confrontado el Estado con un acto de esta naturaleza mientras el Rey anda de consultas para proponer un nombre de presidente al Parlamento (supongo que Iglesias lo habrá llamado ya para ofrecerse), lo más probable es que el Congreso se reúna en un pleno solemne y extraordinario para tomar conocimiento de la Declaración catalana y contraponerle otra Declaración Española de Dependencia. Lo que no se me alcanza es cómo conseguirán los españoles impedir la actualización de la Declaración catalana sin un gobierno y con el que hay en funciones

Se avecinan tiempos interesantes. Esta situación, casi como de impending doom, que otros vivirán como impending boom, en la que todas las posibilidades están abiertas, queda retratada en un rapidísimo intercambio en una rueda de prensa de Römeva. Le pregunta un periodista si, una vez constituido el gobierno de la Generalitat, tomará en consideración una propuesta de referéndum y Römeva responde de inmediato: "¿hay una propuesta de referéndum?" Pues eso.

dimarts, 22 de desembre del 2015

Rajoy, no. La banda, tampoco


Vamos de resaca. Las declaraciones de la noche electoral del quinteto de perdedores repetían todas que en España se había abierto una nueva era. Una exageración patente a la vista de unos resultados que en todos los casos eran, cuando más, mediocres. Cada vez que oigo lo de la nueva era pienso si no será más un nuevo ere.

 En el caso del PP y el PSOE, el batacazo es evidente y no requiere explicación. En ambos casos, el peor resultado desde 1982. En el de Podemos y Ciudadanos, también mal, pero se requiere una explicación porque nada hay más embustero y engañoso que un político intentando disfrazar de éxito una derrota. Tanto Podemos como Ciudadanos habían puesto el listón altísimo. A Podemos llegaron a vaticinarle los sondeos hace once meses el 28% del voto y se ha quedado en el 12,66. A Ciudadanos, hace un mes, se le auguraba más del 20% y ha llegado al 13,93%. Los dos pueden decir lo que quieran, y lo hacen y pregonan con la desfachatez de los políticos del viejo elixir, pero lo cierto es que sus resultados han sido mediocres y que, una vez más, puede decirse que ellos no han ganado las elecciones sino que son los otros quienes las han perdido.

En el caso de Podemos, la marrullería de sus dirigentes requiere una aclaración para que no sigan tratando de engañar a la gente. Tanto ellos como sus amigos en los medios dicen que han obtenido 5.184.778 votos y 69 escaños. Ambos datos son falsos. Podemos ha tenido 3.177.923 votos y 42 escaños. Los demás votos y escaños son de sus "confluencias",  En Marea (Galicia), con 407.983 votos y 6 escaños, En Común Podem (Cataluña) 927.940 votos y 12 escaños y  Compromís Podem (Valencia) con 670.932 votos y 9 escaños. Cada una de estas opciones comprende múltiples organizaciones y está dirigida por una personalidad carismática en su respectivo territorio: Beiras en Galicia, Colau en Barcelona y Oltra en Valencia. Para hacernos una idea, solo En Marea, además de Podemos, participan Anova y Esquerda Unida, así como diferentes alianzas y agrupaciones ciudadanas, en En Comú Podem,  Iniciativa per Catalunya Verds, Esquerra Unida i Alternativa, Equo y Barcelona en Comú. Todas estas organizaciones, que no son Podemos, tienen sus votos y sus diputados. Sin ir más lejos, los que correspondan a las Izquierdas Unidas de Galicia y Cataluña, ¿a quién irán a parar, a Podemos o a Unidad Popular-IU? Y eso sin contar el lío que ya está organizándose sobre si esta variedad de organizaciones tendrá distintos grupos parlamentarios o no. Tampoco es difícil barruntar que tan abigarrado gentío será fuente de conflictos, enfrentamientos y problemas, como suele suceder con la verdadera izquierda. Eso son futuribles, cierto. Lo que no es futurible es que Podemos no tiene los votos ni los escaños que dice tener, que está apropiándose lo que no es suyo, como hace con todo, para disimular su obvio pinchazo electoral.

Vamos ahora a los propósitos que formulan los santos del retablo de El País. Rajoy, el de los sobresueldos, quiere formar gobierno, pidiendo el apoyo del PSOE y C's o, cuando menos, su abstención. Está en su derecho, pero no parece comprender que, con cuatro años de incompetencia, desgobierno, corrupción y latrocinio a sus espaldas y de los que es principal responsable político, todo el mundo está deseando perderlo de vista. Incluso en su partido en donde están convencidos de que es un lastre ignominioso. Hasta el encizañador mayor del Reino, Aznar, ha aparecido a fin de dar una patada en salva sea la parte a su ungido, aunque formalmente lo apoye para formar gobierno. Rajoy no es solamente un absoluto inútil sino también una vergüenza para su partido y su país que debió haber dimitido hace años. Si el PSOE, absteniéndose, permite que gobierne el presidente que más baja valoración ha tenido en la historia reciente, el que más ha agredido a los sectores débiles de la sociedad, los parados, dependientes, jóvenes, mujeres y jubilados, cavará su tumba. La idea de que deba gobernar el partido más votado es típica de una mentalidad franquista: de acuerdo con la Constitución solo puede gobernar el partido que tenga más apoyos parlamentarios. Para garantizarlo está la moción de censura constructiva y, mientras no derogue la Constitución, el de los sobresueldos tendrá que tragarla.

El PSOE no puede sino votar "no" a Rajoy. Después, ya tiene otras opciones porque él sí que puede formar parte de todas las coaliciones. Lo que sucede es que todas ellas tienen veneno. Una Gran Coalición (que será lo que Frau Merkel aconseje al PP) en España no sería tan bien recibida como en los países de Europa central y quizá provocara una crisis entre los socialistas. La única posibilidad de justificarla ante su propia militancia (y con la inclusión de C's) sería un gobierno de salvación nacional, para hacer frente al secesionismo catalán. Sería un error garrafal, pero es más verosímil que una Gran Coalición sin más excusa que la estabilidad institucional. Los socialistas pueden asimismo posibilitar un gobierno del PP con una persona distinta de Rajoy y su abstención. Eso equivaldría a abrir una etapa de inestabilidad y, al final, las elecciones nuevas serían inevitables.

También es posible mirar a la izquierda. Lo malo es que ninguna combinación de partidos de izquierda llega a la mayoría absoluta. La única posibilidad sería contar con el apoyo de los independentistas catalanes, lo cual apunta a una situación casi patafísica: un gobierno de España apoyado por dos partidos (CDC y ERC) comprometidos con la independencia de Cataluña. La campaña antisocialista acusados de vendepatrias no se haría esperar. En todo caso, esta posibilidad es remota porque no es que el PSOE esté dispuesto a pactar con partidos independentistas sino que no quiere ni oír hablar de referéndum de autodeterminación en parte alguna de España, que sería lo mínimo que le pediría ERC y con razón. Al menos con la misma razón que tenía el PSOE cuando en los años setenta reconocía ese derecho, en lugar de apuntarse servilmente al "una, grande libre" de la vieja oligarquía monárquica española.

Podemos aún no se ha enterado de que no ha ganado las elecciones y ha quedado en tercer lugar con 42 diputados y los flecos que le correspondan de las confluencias periféricas. Por eso Iglesias hace declaraciones verdaderamente cómicas como que admitirá nuevas elecciones "si no tiene éxito en su ronda de contactos", como si pudiera influir en algo en la formación de gobierno. Otra cosa será en apoyar o dejar de apoyar al que se forme. Aquí ya impone el referéndum de autodeterminación en Cataluña como condición para apoyar al PSOE. Palinuro aplaude la petición. Debió hacerla en las elecciones plebiscitarias de 27 de septiembre, en lugar de andar zascandileando. Ahora ya probablemente es tarde en Cataluña pero, además, es altamente improbable que el PSOE la haga suya. Debiera, si tuviese algo más de inteligencia y quisiera recuperar el terreno perdido en Cataluña, pero no lo hará porque está dominado por el espíritu nacionalista español excluyente típico de reaccionarios como Rubalcaba, Leguina o Bono. Si esta condición no se cumple y no hay coalición de Podemos y PSOE, no habrá alianza de la izquierda.

Ciudadanos ha perdido la escasa pátina de novedad y frescura que presentaba y el resultado electoral revela que no pasa de ser una organización de incierta procedencia, dudosa financiación, con toques de falangismo y anarcocapitalismo típico de la FAES. Su margen de actuación, con 40 diputados se limita a favorecer un gobierno del PP, el partido en el que Rivera militaba hace unos años.

Unidad Popular-IU, con sus dos diputados, no sale ni en los reportajes porque su opinión es irrelevante. Debiera entrar en un gobierno de coalición de izquierda, no por sus escaños, sino por una cuestión de principios sobre todo ahora que, reducido a la mínima representación, el PCE no puede hacer ya mucho trastorno y el país debiera encontrar algún medio de aprovechar un hombre como Garzón. No estamos tan sobrados de políticos honrados e inteligentes.

Para el caso de que el PSOE y Podemos llegaran a un entendimiento, el apoyo de los diputados catalanes independentistas es esencial pues, sin él, no habrá gobierno en España. El precio es conocido de sobra: el famoso referéndum. Y, la verdad, es difícil entender por qué el PSOE se niega rotundamente a dar tal paso. El temor de que, de propugnarlo, se pierdan elecciones en España no pasa de ser un supuesto que ya ha sido desmentido por Podemos. Hacer pedagogía con el carácter plurinacional del país y respetarlo reconociendo el derecho de autodeterminación de las naciones que lo componen no debiera ser tan complicado. Podemos lo ha hecho y no le ha ido tan mal.

En todo caso, de no constituirse gobierno en el plazo fijado por la Constitución, habrá que ir a elecciones nuevas. Es curioso que lo que se trata de evitar a toda costa en Cataluña acabe produciéndose en España. La prueba de que, a pesar de toda la fanfarria de la nueva era, en Podemos están escocidos con los resultados electorales es que, en el fondo, quieren repetir suerte en unas elecciones nuevas, a ver si, por fin, superan al PSOE y suplantan a la vieja socialdemocracia, que es su verdadero objetivo. Otra cosa es que lo consigan. No hay programa de manipulación de la Sexta, planeado con los del núcleo irradiador en un restaurante que ponga fin a 135 años de historia de un partido que puede tener un momento bajo pero los ha tenido muy altos.


dilluns, 21 de desembre del 2015

Todos pierden menos los catalanes


Han dado tanto la matraca con el nefando bipartidismo que, ironías de la vida, les ha caído encima un multipartidismo y fraccionamiento que recuerda el parlamento polaco de los tiempos del liberum veto. Encuentran el bipartidismo aburrido; prefieren el baile del multipartidismo. El problema es que no saben bailar. El multipartidismo -lo han dicho todos mientras celebraban muy murrios la nueva era- abre una etapa de diálogo, pacto, negociación. Justo lo que los políticos españoles no saben hacer. No importa. No lo reconocerán; igual que no reconocen que han perdido todos, uno a uno y en conjunto. Uno a uno porque ninguno ha conseguido ni de lejos lo que quería y en conjunto porque han dejado un parlamento ingobernable que probablemente durará dos meses. Veamos.

La derrota del PP es incuestionable. La tontería de Rajoy del partido más votado mientras haya moción de censura en la Constitución es eso, una de sus habituales tonterías. Derrota sin paliativos. El PP no puede formar gobierno con C's porque no dan los escaños. Con los demás, está descartado por distancia ideológica, salvo el caso de una posible gran coalición con el PSOE o gobierno de salvación nacional con PSOE y C's, como señalaba ayer Palinuro. Luego lo vemos. Pero, en todo caso, está claro: Rajoy a su casa. Ya era hora.

El PSOE cosecha otro desastre. El peor resultado on record. Es, con todo, el único que puede formar gobierno en los dos lados del espectro político. Lo vemos también de inmediato. El liderazgo de Sánchez no ha sufrido el deterioro del de Rajoy, pero está tocado.

Podemos se ha dado una castaña. Pasa de cero a 42 diputados, pero eso no es nada para quien iba a asaltar los cielos y ocupar la centralidad política. La derrota se mide por la diferencia entre resultado y expectativas, que es abismal. Otra cosa es que lo reconozcan. Sus líderes creen que, con 42 diputados son alguien. Sus fieles más pelotas (por ejemplo, García Ferreras, de la Sexta) suman a los 42 diputados propiamente dichos de Podemos, los 27 más de las confluencias, o sea, los de Beiras, Ada Colau y Mónica Oltra. Y eso es mucho sumar, además de que, con 69 escaños tampoco pintan gran cosa.

Batacazo estilo Podemos también el amigo Rivera de Ciudadanos con sus 40 escuálidos diputados cuando había jugado con la idea de ser segundo y, en sus momentos de mayor optimismo, el primero. Llevaba tres meses largando por todas las televisiones, mañana, tarde y noche y jugando con la idea de poner y quitar gobiernos en España. Sus seguidores dicen, como los de Podemos, que es milagroso pasar de cero a 40 diputados. Lo malo es que con 40 diputados no pintan nada en ningún sitio. No sirven ni de bastón para que el PP forme gobierno. Sus votos no le hacen falta a nadie. Por cierto, tanto Podemos como Ciudadanos, dos partidos criados a los generosos pechos de las televisiones, prueban que el poder de los medios tampoco es tan grande.

Garzón seguramente no se merecía la amarga derrota de quedarse con 2 diputados de los 11 de IU en la legislatura anterior. Ha demostrado ser un  líder con categoría y carisma. Pero ni eso resucita un muerto e IU es un cadáver desde que Podemos la fagocitó. Ni grupo parlamentario podrá formar y habrá de integrarse en el grupo mixto. Podemos, sin embargo, no ha sido capaz de fagocitar también al PSOE, a pesar de los ímprobos esfuerzos de la Sexta, con lo cual cabe concluir que, en efecto, ha servido para dividir más a la izquierda y solo para eso.

En cuanto a los independentistas catalanes, situación curiosa; los dos componentes de Junts pel Sí (CDC y ERC) bajan de los 19 escaños de 2011 a los 17 de ahora. Pero de esos 17, nueve son de los republicanos (que multiplican por tres su representación), o sea, del independentismo más radical. En los días pasados algunos propugnaban la abstención en estas elecciones por ser españolas. De haber triunfado esta posición, los independentistas catalanes no estarían ahora en la  posición de ser la llave, la clau, de la formación de un gobierno en España. Es, en verdad, la ironía dentro de la ironía. A partir del próximo día 27, cuando la CUP finalmente se pronuncie sobre la investidura de Mas, podemos encontrarnos con una situación que ni Mefistófeles podía imaginar. Si Mas es finalmente investido, en Cataluña habrá un gobierno con mayoría absoluta y en España no habrá gobierno alguno.

Hay más consecuencias catalanas de este resultado, como el hecho de que este resultado fortalece la posición de JxS en las negociaciones con la CUP porque los 17 diputados catalanes en el Congreso y salvo un solo supuesto,  pueden provocar elecciones anticipadas en España, con lo que no serán tan graves si también se adelantan en Cataluña. Pero esto son ya especulaciones complicadas que dejaremos para debatir en Cataluña. En el Estado, la brocha es más gorda.

Efectivamente, cabe un gobierno de coalición de la izquierda siempre que lo apoyen los diputados independentistas catalanes ya que PSOE, Podemos (y confluencias) y UP-IU suman 161 escaños y sólo llegan a 178 con los independentistas catalanes.

Resumiendo las cuentas. Solo hay dos posibles coaliciones con mayoría absoluta: las mentadas Gran Coalición (PP + PSOE) o Coalición de salvación nacional (PP + PSOE + Ciudadanos) o la coalición de izquierda (PSOE + Podemos (y confluencias) + UP-IU). De todas formaría parte el PSOE. Eso sí es centralidad política y no la de Podemos que, siguiendo la inveterada costumbre de vender la piel antes de matar al oso, ya está imponiendo condiciones para llegar a un pacto en el que no está claro que vaya a pintar algo.

Lo que sucede es que ambos posibles pactos son extraordinariamente difíciles, dada la cultura política española y las reiteradas declaraciones de los partidos. Tanto PP como PSOE negaron de plano toda intención de formar gobierno conjunto. Los gobiernos de gran  coalición no son tan extraños en Europa y seguramente Merkel, que preside uno de ellos, se lo habrá aconsejado a Rajoy. Pero el problema lo tiene Pedro Sánchez. Tal pacto podría abrir una nueva crisis en el PSOE y quizá alguna nueva escisión por su castigada izquierda. Y por supuesto una coalición de salvación nacional ante la cuestión catalana, lo mismo.

Algo parecido con el posible gobierno de coalición de la izquierda. El apoyo de los independentistas catalanes no será gratis sino a cambio de algo sustancioso. Y lo menos será el referéndum de autodeterminación en Cataluña. Los de Podemos y afines lo apoyarán, incluso sin ser  conscientes de que, en el fondo, sería una concesión de los independentistas que ya no quieren referéndum, sino seguir adelante con la hoja de ruta y hacer una DUI. La cuestión es que, en principio, el PSOE probablemente tampoco aguantara la presión de su ala derecha ante un referéndum de autodeterminación. Bono, Vázquez, Rodríguez Ibarra, Rubalcaba, Díaz,  etc., todos ellos nacionalistas españoles, no lo admitirían.

Quedarían por investigar gobiernos minoritarios también de coalición y con algún apoyo parlamentario, pero se me antojan más inestables que un gobierno minoritario monopartido con acuerdos esporádicos con unos u otros grupos. El problema es que esta fórmula tampoco es muy segura porque la mayoría relativa del partido está muy lejos de la absoluta y necesita más de un apoyo.

O sea, casi todas las papeletas para unas nuevas elecciones a la altura de mayo.

Y, mientras tanto, vía libre a la hoja de ruta catalana.   

diumenge, 20 de desembre del 2015

La foto fija de verdad

Esta noche, a partir de las 22:00 o las 23:00, ya tendremos una primera instantánea de cuáles serán los rostros que poblarán el espacio mediático y hablarán desde el podio del poder en los próximos tiempos. La portada de El País ilustra las colas que se harán para votar con una foto de otra cola para comprar lotería. La excusa es la proximidad de las fechas, pero lleva el evidente mensaje subliminal de que el cumplimiento del derecho y el deber del voto es como si a uno le tocara la lotería. Quién sabe si el gordo.

Las elecciones, eso que los medios llaman "el festival de la democracia", son decisiones colectivas a las que se llega agregando las individuales por cientos de miles o millones. Esas decisiones colectivas, procesadas luego a través de diversas formas de mediación, dan forma al gobierno del país, el que, en principio, ejecuta las decisiones de la mayoría parlamentaria.

Los últimos sondeos antes de que cayera la guillotina de la semana anterior auguraban unas composiciones de las representaciones que prácticamente imposibilitaban la formación de ningún gobierno. Como el interés despertado por esta convocatoria es tan alto, durante la semana de carencia han seguido difundiéndose por las redes unos sondeos llamados andorranos, que han contribuido a calentarlas notablemente con un chisporroteo de contrabando demoscópico, sobre todo a raíz de una encuesta que daba las dos mayorías más elevadas a Podemos y el PSOE y dejaba los lugares tercero, cuarto y quinto a PP, C's y Unidad Popular-IU. Hasta los de Anonymous se han hecho presentes prometiendo información muy perjudicial para C's y Podemos, solo con ánimo de fastidiar, se supone. Pero no se ha cumplido la promesa.

De ser cierto aquel sondeo, quiza fuera posible un gobierno tripartito de izquierda, que podría adoptar varias formas, como uno de tres partidos o de uno solo con apoyo parlamentario de los otros dos, como en Portugal. Coincidiría la realidad con los deseos de Palinuro, cosa siempre grata.Lo primero que este gobierno habría de dilucidar sería la presidencia. Dos líderes pero una sola presidencia. Una pena que España no sea una república como la de Roma que podía nombrar dos cónsules. A veces hasta eran tres los que ejercían el mando en los triunviratos. Es de suponer que el criterio sea el de la cantidad de escaños: aquel que tenga más diputados será el presidente y el otro candidato podría aceptar un ministerio en el gobierno o mantenerse personalmente al margen para no desmerecer su dignidad. De lo que hay que cuidarse aquí es del narcisismo.

Lo importante de un gobierno tripartito de la izquierda será la intensa labor derogatoria del primer momento. Hay que deshacer la reforma laboral del PP, derogar directamente la LOMCE y deshacer una miriada de normas de distinto rango por la que quienes ganaron las elecciones pusieron el país a su servicio. Rehacer la legislación de seguros, la ley de montes y la de costas, retocar la Hacienda, retornar al Pacto de Toledo, restituir la hucha de las pensiones, reformar la legislación sobre medios públicos audiovisuales, revocar lo legislado en el sector sanitario, etc. Ha sido mucho lo que ha destruido un gobierno del PP con mayoría absoluta.

En materia de corrupción seguramente habrá una competición entre las dos fuerzas políticas por saber cuál propone las medidas más eficaces y  más rápidas. Y también en cuestión de organización administrativa, que se hará a base de informatizar la totalidad de la administración y subir a la nube toda la información que los ciudadanos puedan requerir sin poner en peligro la seguridad nacional.

En cuestión de relaciones exteriores, en especial en la Unión Europea, no es probable que haya coincidencia completa, aunque sí un acuerdo amplio. Los dos partidos quieren negociar con la Troika, lo que significa que no se parte de un rechazo cerrado y excluyente lo que, en realidad quiere decir que Podemos ha moderado sus primeras intenciones. Como cabe esperar, las relaciones del PSOE con Podemos radicalizará algo al primero y moderará al segundo. 

Lo difícil, por no decir imposible, será el acuerdo en la acción de gobierno en Cataluña. Allí en donde Pablo Iglesias promete un referéndum de autodeterminación en un plazo casi perentorio, su aliado en el gobierno, el PSOE, se niega incluso a hablar de referéndum. Que documentos anteriores del partido reconocieran el derecho de autodeterminación, no quiere decir nada. De referéndum, nada. Eso quiere decir que los independentistas seguirán adelante con sus planes y que, de no mediar alguna propuesta nueva y eficaz, habrá un punto de colisión en un futuro no lejano. A lo mejor ese es el momento en que alguien propone un gobierno de de salvación nacional, compuesto por el PP, el PSOE y C's; y se produce.

dissabte, 19 de desembre del 2015

Reflexionando

Los partidos, dice El País, cierran la campaña sin hablar de pactos. Naturalmente; con los vaticinios de las encuestas que ponen a los cuatro mayores entre el 15 y el 25% a cada uno y más de un 30%  de indecisos nadie puede saber qué representación tendrá, qué porcentaje de votos y escaños y, en consecuencia, aventurar posibles coaliciones sería imprudente. Bueno, se dirá, pero las coaliciones no solo se miden en porcentajes sino también en proximidades y lejanías ideológicas. Eso se dice pero no sé si se hace. Verdad es que las pocas referencias a los posibles pactos han invocado siempre razones políticas. Tanto el PP como el PSOE rechazan de plano una gran coalición, al estilo de algunos países europeos, singularmente Alemania y Austria. Lo hacen escandalizados, como si se les mentara la bicha, de forma poco convincente. En Europa los partidos socialdemócratas pueden gobernar con las democracias cristianas. El problema, quizá, sea que el PP no es demócrata cristiano sino un partido de derecha extrema. Las otras cuestiones, como que también sea un partido corrupto son determinaciones muy españolas y que explican algo la vehemencia del rechazo a la gran coalición.

A su vez. C's ha dado un giro notable, disponiéndose a permitir el gobierno del PP en función de la idea de que gobierne el partido más votado, la peregrina ocurrencia de Rajoy. Ya hemos señalado en otra ocasión que, mientras la Constitución española incluya la moción de censura constructiva, la lista más votada solo podrá gobernar si la otras fuerzas parlamentarias se comprometen a no recurrir a ese instituto, una situación tan absurda que en efecto solo puede habérsele ocurrido al de los sobresueldos.

Los últimos sondeos indicaban una estabilidad del PP y un paulatino descenso de C's lo cual se decía, preocupaba al PP que veía un posible gobierno de coalición de izquierda, especie de temible soviet bolchevique. Sí, el descenso de C's era visible en los últimos tiempos, a medida que se conocían los aspectos más oscuros del nuevo partido en cuanto a financiación, orígenes y organización y, sobre todo, a medida que se afirmaba la remontada de Podemos. Se confirma así la interconexión del electorado del uno y el otro. Bajar Podemos y subir C's equivale al hecho de que, cuando Podemos sube, C's baja. Sus votantes son intercambiables. Quizá por eso diga Rivera que se abstendrá con posibles gobiernos PP o PSOE pero será beligerante en contra de uno de Podemos.

Cabe decir que la derecha va a la baja, mientras la izquierda va al alza. Casi parece como si la única opción real de gobierno de la derecha fuera una coalición tripartita nacional de PP, PSOE y C's para defender a España frente al independentismo catalán. Los socialistas, muy indignados, la consideran de todo punto imposible, pero, llegado el momento de invocar la salvación de la patria y la unidad de España, a las que tan sensibles son las tres fuerzas, sería cosa de ver si se mantendrían en la negativa.

La izquierda está al alza. Evidente en el caso de Podemos. Las elecciones catalanas del 27 de septiembre -que hoy parecen tan lejanas como la batalla del Ebro- marcaron el punto más bajo de la popularidad del partido morado y lo que impulsó a su líder a encabezar la remontada, que parece haberse producido. La dirección emplea ya una retórica de ciclo e Iglesias asegura estar listo para liderar una "nueva transición  en nuestro país". Varias veces hemos señalado la afición de Podemos al plagio y en esta ocasión no defraudan. Eso de la otra transición es lo mismo que la segunda transición de Aznar. Pareciera haber una diferencia en el hecho de que Iglesias parte de cuestionar y rechazar la transición de 1978 mientras que Aznar la venera y la pone de ejemplo. Pero eso es solo aparentemente. En la intimidad Aznar abominó en su día de la transición y abomina hoy, al igual que los de los círculos. La contracara de la retórica es la capacidad real de movilización de Podemos. En las redes es muy alta porque sus partidarios están en las edades de usuarios habituales de internet. En la asistencia a mítines y actos colectivos, también. Pero eso no se traduce después en votos al mismo nivel. La participación en las elecciones internas es bajísima y el porcentaje de voto real en las otras tres elecciones habidas este año tampoco pasa de moderado tirando a bajo. El PP maneja sondeos que los sitúan los segundos en intención de voto. En intención. Veremos mañana.

La otra izquierda al alza es IU. Ha tenido muy poco tiempo y se ha visto sistemáticamente preterida, olvidada, ninguneada cuando no directamente censurada y, sin embargo, ha ido estimulando los decaídos ánimos del viejo PCE y su disfraz de IU. A mi entender ello se debe al mutis por el foro que ha hecho Anguita y la revelación de una candidato con verdadero peso, categoría y capacidad, como Garzón. A pesar de los obstáculos, la campaña de Garzón ha movilizado mucho voto desencantado, aburrido, abstencionista de IU (también hay abstencionistas por hastío en la izquierda) y, poco a poco, ha ido haciéndose visible una opción electoral que las otras fuerzas habían condenado al ostracismo y que puede dar algún juego en el próximo parlamento. Con razón Podemos insistió en quedarse con el joven economista pero rechazando la coalición de cenizos de IU. Muchos miembros de esta federación se pasaron a Podemos en peripecias puramente personales. ¿Por qué no Garzón, pieza codiciada? Porque es hombre de palabra y debió de pensar como lo hizo hace muchos años el socialista norteamericano Eugene Debs: quiero ascender con las filas de los míos, no desde ellas. Y la gente está respondiéndole, le llena los aforos.

Entre Podemos e IU ni soñando se compone gobierno. Habrá que echar mano del PSOE. Todos los sondeos venían últimamente señalando descenso de este, pero estaban hechos antes del debate de la Sexta en que Sánchez llamó indecente al presidente de los sobresueldos delante de nueve millones ochocientos mil españoles. Para mí, eso aumentará el voto socialista, conjuntamente con que Sánchez hable de un "tridente" (que es pieza normalmente más grande que una "pinza") en contra del PSOE. Esta presunta tendencia al alza de los socialistas (que movilizarán el voto remiso y hasta el oculto) se ampara asimismo en el hecho de que es único partido sobre el que puede pivotar cualquier forma de coalición. Solo el PSOE puede entrar en todos los pactos. Por supuesto, al margen de lo que cada uno pensemos que debiera ser el pacto mejor. Por ejemplo, Palinuro reitera que su opción es un tripartito de la izquierda en la mejor forma que pueda conseguirse, pero no ignora las voces socialistas partidarias de un entendimiento con las derechas a nada que las circunstancias lo justifiquen.

Lo esencial aquí es que el PSOE es presencia obligada a todas las coaliciones porque los demás partidos no tienen capacidad para forjar una sola en ausencia de los socialistas. Una alianza de la derecha (PP y C's) no alcanza el apoyo suficiente y el añadido de Podemos es impensable. Impensable no quiere decir que sea imposible pues en política es posible hasta lo impensable, pero mucha probabilidad no tiene. IU, a su vez, no entra en consideración salvo en la posible alianza de la izquierda. Si esto es algo suficiente para dar al PSOE la mayoría mañana se verá en su momento. Pero sí debiera ser suficiente para esperar del PSOE una aclaración sobre si estaría dispuesto a entrar en una coalición de gobierno sin tener la presidencia. Eso mismo también debiera preguntarse a Podemos. El país necesita un gobierno de izquierda sin narcisismos.

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Cataluña.

En cuanto a las generales en Cataluña. todos los partidos catalanes que son sucursales de los españoles tienen clarísimo a) que irán a votar; b) que votarán por sí mismos, las diversas formas del unionismo, incluida la fórmula del referéndum que proponen los de En Comú-Podem porque, al margen de otras consideraciones sobre su autenticidad, no podrán conseguirlo del gobierno español.

Son los partidos del bloque independentista los que albergan más o menos intensos debates sobre la conveniencia de votar en las generales. Para muchos indepes, votar en unas elecciones españolas carece de sentido porque es votar en las elecciones de un país vecino. Es respetable el punto de vista e indica un independentismo genuino, pero no muy acertado. Los indepes deben votar en las elecciones españolas precisamente porque España no es un país vecino ya que, si lo fuera, no podrían votar en absoluto quisieran o no, como no pueden votar en Francia. Y, para conseguir que España sea tan vecina como Francia, es necesario de momento votar en sus elecciones.

La CUP no se presenta a las elecciones de mañana y pide la abstención. Esa abstención alimentará las posibilidades de los demás candidatos... por igual, de los unionistas y de los independentistas y eso no parece lógico procedente de una organización que es independentista y, no queriendo hacer política, tiene otras opciones independentistas por las que votar..

divendres, 18 de desembre del 2015

El voto útil es a la izquierda

El carácter popular de la prensa se ve en su tendencia a lo melodramático, apasionado y excesivo. Feroz duelo es una expresión muy curiosa. Quiere transmitir una idea de combate encarnizado aunque, si se considera bien, resulta sorprendente. Si es un duelo, no podrá ser feroz porque los duelos, precisamente, son luchas o combates que, aun siendo a muerte, están sometidos a reglas y normas y guardan cierta frialdad y distanciamiento. Es decir, si es feroz, no será duelo sino, quizá, una pelea a garrotazos y trompadas.

A propósito de esto último, parece que la que le dieron a Rajoy el martes ha sido objeto de bromas en una reunión de la UE en Bruselas. En casa, fuera de los dicterios de los comunicadores de la derecha, que son casi todos, el percance no ha paralizado la campaña electoral, pero sí ha conseguido que no se hable de otras cosas como el revolcón de Rajoy en la Sexta, la corrupción y el desgobierno.

Los dos partidos mayoritarios de la izquierda, PSOE y Podemos, hablan del voto útil y prácticamente en los mismos términos. Cada uno por su lado dice que es la única opción de echar a la derecha. Voto útil. IU no recurre a él porque no puede atribuirse esa fuerza en contra de la derecha ya que su intención de voto es muy baja. Esta tercera opción de la izquierda, para compensar tiene el discurso más radical de los tres. Es la única que plantea referéndum República/Monarquía que los dos partidos grandes de la izquierda consideran que no toca, como siempre.

La izquierda llega a las elecciones dividida, como se sabía. Sin duda hay una diferencia: antes estaba dividida en dos, PSOE e IU y ahora lo está en tres, pues se ha sumado Podemos que no ha conseguido aniquilar a IU y mucho menos al PSOE. En esta situación, la teoría del voto útil es inevitable y probablemente verídica se vote al partido que se vote. Pero no es enfrentamiento. Parece mentira tratándose de España pero la verdad es que las izquierdas han mantenido cierto decoro en la campaña y no se han insultado ni maltratado mucho de palabra. Cierto, los del PSOE resucitan la teoría de la pinza esta vez entre PP, C's y Podemos, y los de Podemos han pedido reiteradamente el voto a los "socialistas de corazón" que hay en el PSOE. En general, un intercambio muy llevadero. IU, a su vez, ha ido ascendiendo en apoyos y, de haber comenzado la campaña como un pecio a la deriva, se ha convertido en una flotilla de cierta presencia.

Así pues, hay un posible resultado del 20D que, efectivamente, dibuja un gobierno tripartito de izquierda (PSOE, Podemos, IU) frente a una derecha tan debilitada que, aun sumando las dos fuerzas PP y C's no llegarían a la mayoría absoluta. Es la primera vez que la derecha se presenta desunida desde las elecciones de los años 80 del siglo XX. Y parece que eso supondrá un  lastre para la parte más dinámica. Llegado al cénit de la gloria, C's es objeto ahora de intenso escrutinio público que ha revelado muchas inconsistencias, incongruencias y zonas oscuras en su discurso y actuación. Quizá sea la razón por la que viene bajando en los sondeos. Al PP no le va mejor. La chufa a Rajoy no cambiará la bajísima opinión que los ciudadanos tienen del presidente indecente. Por doquiera que va lo increpan, llamándolo ladrón o deseándole que sea fuerte. Su tendencia de voto es a la baja.

No hay mas voto útil que el de izquierda para un gobierno tripartito o, según sean los resultados de las elecciones, uno monocolor con apoyo parlamentario de los otros dos. De eso anda ya convencida mucha gente. Entre ella la derecha que también anda hablando de voto útil. ¿Acaso no propone el PP una gran coalición con el PSOE aunque sin Sánchez, claro, al que Rajoy no puede ver ni en pintura? Claro que Rajoy quizá no esté para dar órdenes después del 20D. Rivera, por ejemplo, ha aclarado en ocasiones que cualquier alianza con el PP sería sin Rajoy.

El gobierno de la izquierda es una posibilidad seria. Precisamente un sector de su ala más radical en el entorno de IU acusa a Podemos de haber cambiado de programa paulatinamente desde uno revolucionario a otro, el actual, pactista, conservador, en definitiva, socialdemócrata. De ser así, ello facilitaría enormemente la formación de ese gobierno de izquierda a base de la alianza de la vieja con la nueva socialdemocracia. Con ello, Rajoy desaparecería, hecho que probablemente celebrara con algazara todo el personal. Ya solo con eso, el país estaría de enhorabuena.

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A los únicos a los que la diferencia en los resultados de las elecciones del domingo deja indiferentes es a los independentistas catalanes porque, salga el gobierno que salga, no habrá referéndum catalán. Podemos lo ha defendido recientemente, aunque no con grandes vítores a fin de ser coherente consigo mismo pero sin arriesgarse a perder las elecciones en España. Pero el PSOE está cerrado en banda a la idea. No habrá, pues, referéndum. Muchos independentistas plantean que este carece de sentido. En una entrevista, Carme Forcadell sostiene que no se precisa referéndum alguno pues hay un mandato claro de las elecciones del 27 de septiembre, con lo que en 18 meses ha de darse la independencia que será completa cuando Cataluña sea miembro de pleno derecho de las Naciones Unidas. Está claro que, para ese plan, no van a encontrar aliado alguno en España. Ni Podemos, dispuesto a organizar un referéndum (que no podrá poner en marcha) pero no a apoyar una DUI. El resultado de las elecciones en España es irrelevante para Cataluña.

dimecres, 16 de desembre del 2015

Lo que millones de españoles piensan

I. Indecente
Hay debates de la televisión que han pasado a la historia, que han hecho historia gracias a una palabra, una frase dicha en el momento oportuno, que cambiaron las tornas haciendo quien entró en el plató de virtual ganador saliera de perdedor y a la inversa. Cito dos entre los más célebres:

10 de mayo de 1981: el presidente de la República francesa, Valéry Giscard d'Estaing, a quien se acusaba de haber endeudado sobremanera el país, soltó al aspirante, el socialista François Mitterrand: "Usted es el hombre del pasado". Mitterrand le respondió "y usted es el hombre del pasivo". Ganador: en la subsiguiente segunda vuelta de las presidenciales: François Mitterrand.

28 de octubre de 1980: en un debate entre el aspirante a la presidencia Ronald Reagan y el presidente en funciones, Jimmy Carter, cuando este criticaba los errores y defectos de la política de su oponente como gobernador en relación con el programa Medicare, Reagan le cortó en seco con un "Vuelve usted a las andadas" (There you go again), que se ha hecho famoso en el mundo de la comunicación política. Ganador en las presidenciales una semana más tarde: Ronald Reagan.

No tengo dudas de que la expresión de Pedro Sánchez en el debate del lunes, el presidente debe ser una persona decente y usted no lo es hará historia, traerá cola y es muy posible que signifique un vuelco a favor de la campaña de los socialistas. Hasta de los resultados electorales. Incluso los peperos más acérrimos deben ser reticentes a votar por alguien a quien millones de españoles consideran "indecente" porque lo es, porque los sobresueldos, los trajes y viajes a cuenta de la Gürtel, los SMS a Bárcenas, los tratos con Rato, la obstrucción de la justicia, las mentiras sistemáticas lo han convertido en tal. Y porque, además, ya lo tiene interiorizado. No hay más que verlo ahora: es un zombi, camina como un autómata, está ausente. ¿Cómo no si ya sabe todo el mundo que es el peor presidente, el más corrupto, de la historia de la democracia?

II.- La contraprogramación de la 6ª.
El acierto de Sánchez no solo noqueó al presidente de los sobresueldos sino que desbarató la maniobra de la Sexta a cargo de Ferreras y Pastor. Estos intentaron contraprogramar su propio programa llevando de matute a Rivera e Iglesias para que machacaran a su gusto a los dos debatientes sin que pudieran defenderse. Querían dejar en los espectadores no la memoria del debate en sí mismo sino el juicio despreciativo y negativo que de él hicieron sus contrincantes, hablando como si no lo fueran. Esta maniobra es tan sucia que uno se pregunta si Sánchez y Rajoy sabían que estaban siendo observados de cerca e iban a ser inmisericordemente enjuiciados luego por sus adversarios, insisto sin posibilidad de responder.

Esa trampa de tan bajo estilo iba especialmente dirigida contra Sánchez por una razón muy sencilla. Toda equiparación, toda semejanza que se quiera establecer entre el PP y el PSOE perjudica al PSOE:
1º) Porque ese partido habrá hecho muchas cosas mal, pero está claro que no es corrupto y el PP, sí. 2º) Porque el PSOE es el único que ha erigido el Estado del bienestar en España siempre con la oposición del PP que lleva cuatro años tratando de destruirlo. Las demás izquierdas critican mucho, equiparan al PSOE con el PP, lo desprestigian, pero hasta la fecha no han hecho literalmente nada de nada más que hablar y estorbar. De ahí que su máximo interés sea tirar contra el PSOE. Y el asunto no es de hoy, ni de ayer. Viene de hace tiempo, como se ilustra en la foto de la derecha en que se ve a Ferreras con Iglesias y Errejón en una cena planificando estrategias. Una foto que no pudieron evitar. Esa es la "nueva política" y el "periodismo comprometido": colegas organizando la acción. Con ese espíritu se dispusieron al preparar el debate del lunes, a demoler al PSOE, con el tedioso argumentario de "ellos son el pasado", "la vieja política" y nosotros somos guais.

Sánchez era pan comido. El PSOE no cuenta con ninguna cadena de TV, ninguna emisora de radio, ningún periódico de papel o digital, mientras que Rajoy dispone de una batería de medios impresos y audiovisuales y Podemos tiene una cadena de TV tan poderosa como la Sexta y un digital como Público. Si Sánchez tiene una expectativa de voto solo segunda a la del PP es por la fidelidad de sus votantes, porque carece de apoyo mediático. Es de chiste oír a los de Podemos que son el partido más atacado cuando es mentira porque el más vapuleado y con mucho es el PSOE.

Era pan comido, sí, y bastaba ver las caras de satisfacción de los tres amigos, Ferreras, Iglesias y Rivera. Se habían reunido para hacer unas risas sobre "el viejo mundo". Cours camarade, le vieux monde est derrière toi! hubieran podido decirse el uno al otro de haber leído algo más que Kant. Y, de pronto, Sánchez soltó la frase y todo se dio la vuelta. Los dos "comentaristas" se quedaron flotando en el aire de su inconsistencia. Ninguno de ellos fue capaz de reaccionar. Siguieron con la musicanga del fango y el cieno y el barro y el limo y el sursum corda. Al llamar indecente a Rajoy delante de casi diez millones de personas, cosa que ninguno de estos bravos de plató se ha atrevido a hacer, se puso en el centro del escenario y desplazó a los dos ocultos personajes a las tinieblas de las bambalinas.

III. Por fin, la oposición
Varias veces dijo Rajoy que, si tan malo era el juicio de Sánchez sobre él, debió presentarle una moción de censura y que él lo hubiera hecho. Seguramente será mentira, como todo lo que dice y no es preciso que Palinuro repita aquí lo que ya señaló ayer. El PSOE faltó gravemente a su deber de oposición en la legislatura anterior, presa de la estúpida y reaccionaria manía de Rubalcaba con los "pactos de Estado", desertó de su deber, abandonó a aquellos que estaba obligado a defender y estos anunciaron que ya no lo votarían más y empezaron a desertar. En efecto, lo hemos dicho muchas veces: ¿por qué vamos a votar por quien no nos representa ni defiende nuestros intereses ni se atreve a poner coto a la oleada de corrupción, pillaje, granujería que ha sido la X legislatura bajo la égida de Rajoy? ¿Por qué confiar en quien no tenido el valor de censurar al peor y más corrupto presidente de la historia de España sino que, al contrario, dio muestras de ser complaciente con él, si no cómplice?

Pero de repente, casi milagrosamente, Sánchez recuperó el valor, el coraje, la decisión y pasó al ataque en el plató de televisión, diciéndole a Rajoy lo que solo se había atrevido a insinuar una vez en una intervención parlamentaria ("yo soy un político limpio, señor Rajoy"). El lunes salió todo: la indecencia, los sobresueldos, los viajes gurtelianos, Bankia, Rato, Bárcenas. Ayer publicaba Sánchez Cuenca un artículo en Público, El balance de la legislatura (II): la anomalía democrática del PP, en donde se concluía que el gobierno del presidente de los sobresueldos es un fracaso de nuestro sistema político y una descomunal anomalía democrática. Desde luego. Hasta ahora la pregunta universal era: ¿cómo hemos podido llegar hasta aquí, a estar gobernados por una persona indecente al mando de un partido de presuntos malhechores que es casi una mafia? Y no había respuesta.

Pero fue soltar Sánchez la frase sobre el presidente indecente y todo ha cambiado. Decenas y decenas de tertulianos y periodistas afines a la derecha pasan ahora 24 horas sobre 24 tratando de salvar algo, de evitar el ludibrio y la vergüenza de defender a un presidente indefendible. Igual que los tres mosqueteros de la sexta, el presentador y los geniales representantes de la "nueva política", de repente convertidos en tres antiguallas manipuladoras con su discurso -ese sí viejo y sobado- de que el PSOE y el PP son lo mismo. Un discurso que ya no compra nadie que tenga ojos en la cara y vea a Rajoy sonado de mitin en mitin, sin saber qué decir, recibido en provincias al grito de "¡Mariano sé fuerte!" mientras Sánchez va muy suelto, apoyado en los millones de españoles que, en efecto, pensamos que Rajoy no es decente y nos identificamos con quien lo dice alto y claro y no con los manipuladores que quieren torpedearlo hablando farisaicamente de fango y cieno.

Vamos que en cuatro días sería posible el siguiente escenario: el PSOE gana las elecciones, el PP queda por detrás de C's, Podemos el cuarto y la Unidad Popular consigue un muy buen resultado, cosa que Alberto Garzón se merece, por su trabajo, su entrega y la elegancia y nobleza de su comportamiento, alejado de todo juego sucio; y porque sus gentes están reaccionando con bravura.

dimarts, 15 de desembre del 2015

El debate, bien. La escenificación, repugnante

Por razones empresariales y moralmente dudosas, la Sexta es una cadena antisocialista dedicada a favorecer e impulsar a Podemos. Los medios son muy poderosos, cierto, y este más,  pero ni con su apoyo es probable que los de los círculos ganen, aunque siempre se puede echar una mano al PP, que es lo que, en el fondo, importa a los empresarios.

El debate fue concebido minuciosamente desde el comienzo en contra de Sánchez. Aparentemente no, porque, por ejemplo, el título, que estaba sesgado, rezaba "El último debate del bipartidismo". Ese era el inicio del empeño de la cadena en seguir las consignas de Podemos (y Ciudadanos) de igualar a los dos partidos, vieja táctica de la amalgama de los contrarios que trae muy siniestros recuerdos.

Luego se dio paso a Jorge Verstrynge, presentado como politólogo y analista, quien reiteró lo de la "vieja política" y la amalgama. El PP y el PSOE son lo mismo. Júzguese el valor de esta afirmación de alguien que fue secretario general del PP y que no llegó a ingresar en el PSOE, a pesar de haberlo solicitado, porque los socialistas no lo admitieron. Un buen momento para sacarse una espinita sin que se note, ¿verdad?.

A continuación, apareció Pablo Iglesias, a remachar la cantinela del bipartidismo, el PP = PSOE, lo antiguos que son los dos y lo moderno que es él. Después del debate, siguió largando cuanto quiso sin nadie que le contradijera y tuve ocasión de oírle hablar de que la política necesita de fair play. Ni él ni Rivera saben qué sea eso. Prestarse a comentar y apostillar un debate entre dos candidatos que, al no estar ya presentes, no pueden defenderse, como si él fuera un observador neutral, un experto objetivo o un periodista, cuando es otro candidato en liza directa con los dos debatientes ausentes debe de ser el juego más sucio que he visto en mi vida. Porque de lo que se trataba era de descalificar en caliente para manipular la opinión del auditorio. Y Rivera, cuando menos, mostró ciertos reparos al hablar de su evidente falta de objetividad. Iglesias, ni mencionó el asunto porque, y no es la primera vez que lo demuestra, carece de escrúpulos. Él va a ganar, como se ve, cueste lo que cueste. Esos reiterados y compungidos "creo humildemente", etc., mientras se hace trizas a quien no puede contestarte, abusando de tu enchufe en un medio que tiene a su vez su finalidad, son puro fariseísmo. Es posible que gane, quién sabe, pero ya no será con mi voto porque yo sí creo en el juego limpio. Es en lo que más creo. Quien recurre al juego sucio merece desprecio y no votos.

En este contexto, aplausos a la pareja García Ferreras-Ana Pastor que consiguieron montar un espectáculo para linchar a Pedro Sánchez pero que pareciera algo imparcial, objetivo, muy moderno e incisivo. La conclusión que los espectadores teníamos que sacar era que los dos partidos son iguales, la vieja política y blablabla. Terminado el debate se dedicaron a manipular los datos de opiniones de ganadores/perdedores, asegurando que las redes decían que no había ganado ninguno, cuando ya El País reconocía que en la red, las webs y Twitter los internautas daban ganador por gran mayoría a Sánchez, es parte del esfuerzo de anoche de montar un espectáculo orwelliano. Apoyaría Público, el digital de Roures, vocero de Podemos, titulando a toda página enfrentamiento a navajazos, incidiendo en la amalgama que reiterarían los dos cómicos comentaristas. (Por cierto, también entró Alberto Garzón quien, aun presentándose igualmente como equidistante, tuvo, como es habitual en su caso, mucho más nivel que los otros dos sumados).

El debate, en sí, por supuesto, una bronca permanente. Era lo esperable; lo lógico. Rajoy fue a él porque no tuvo otro remedio sabiendo que no tiene nada que decir ni nada que debatir porque su posición en todos los aspectos es insostenible. Así que su guion tenía dos líneas maestras y a ellas se atuvo: mentir sistemáticamente sobre todos los asuntos, absolutamente todos, y montar la gresca en cuanto pudiera, no dejando hablar al otro, interrumpiéndole sistemáticamente. Sánchez estuvo mucho mejor, dadas las circunstancias de inferioridad en que se mueve y, en el aspecto formal es criticable su machacón "mire señor Rajoy" que no había quien lo aguantara. Pero, efectivamente, estuvo mejor porque mezcló una crítica muy dura al PP y a Rajoy personalmente con baterías de propuestas de futuro. Que los analistas Iglesias y Rivera nieguen este aspecto porque les interesa para seguir con la melopea de la amalgama es otra cosa. Pero basta con visionar de nuevo el debate y escuchar. Son medidas claras, concretas, diversas y algunas originales, como la ley de igualdad salarial y con un grado de especifidad propio del medio televisivo y muy superior a lo que yo he oído a los dos en la larga serie de apariciones con que nos llevan obsequiando desde hace meses. Porque quien sí que no hizo propuesta concreta alguna fuera de repetir que tiene intención de crear dos millones de puestos de trabajo en los próximos años fue Rajoy. Pero, no importa, los dos partidos de la vieja política son iguales porque lo dice un especialista en juego sucio contra el PSOE. Por cierto que Ciudadanos, que lleva diez años en el Parlament de Cataluña diga que ellos también son "nueva política" prueba hasta qué punto importa a estas gentes decir la verdad.

Rajoy, en efecto, no hizo otra cosa que mentir, interrumpir, montar gresca y hacer gestos, muecas, guiños a cada cual más divertido. Los momentos memorables (unos para bien y otros para mal) estuvieron a cargo de Sánchez. Por eso la gente le da por ganador, aunque Ferreras se invente lo contrario. Cosa comprensible porque algunos de esos momentos (en concreto el de llamar "indecente" a Rajoy) no solo noqueó al presidente de los sobresueldos sino al propio periodista que, luego, en la continuación del programa no paraba de reponer las imágenes, como si algo en su adormecido espíritu intentara decirle que ahí hay una verdadera bomba.

Sánchez no se retractó en el plató cuando Rajoy, fuera de sí, le dijo que era una observación ruiz, o sea ruin y tanto en ese momento como luego, en su camino de salida, interpelado por una periodista, reiteró que no se retractaba porque eso, es decir, que Rajoy no es una persona decente, es lo que pensamos millones de españoles. Por supuesto. Y también los dos "analistas", para quienes, al parecer, una persona decente y una indecente son lo mismo. Por cierto, siendo la corrupción lo que más define la legislatura de Rajoy, debe señalarse que el único que lo ha dicho con todas sus letras, ha mencionado personalmente al responsable y ha citado algunas de sus trapacerías más sonadas, (aunque no todas), como los viajes a cuenta de la Gürtel o los sobresueldos ha sido Sánchez. Nunca nadie ha escuchado nada parecido a los de la nueva política. La envidia es muy mala consejera, pero eso ya no tiene vuelta atrás: los llamados emergentes no han atacado de ese modo la corrupción nunca y, sin embargo, tienen la desvergüenza de decir que fue un debate entre dos iguales (aunque estuvieran a punto de llegar a las manos), basado en el y tú más, como si no hubiera quedado claro que Rajoy estaba desarbolado frente a quien le recordaba que su partido, el PP, más parece una asociación de delincuentes que "ha fulminado todos los artículos del código penal".

Incidentalmente, en otro alarde de fariseísmo, Iglesias lamentó que los dos candidatos se insultaran de aquel modo y que eso en Podemos es impensable. Es decir, llamar criminales cada dos por tres a los socialistas no es un insulto, probablemente porque lo dicen entre sonrisa y sonrisa, de esas que han plagiado a Otegi.

Sánchez metió la pata con el aborto al acusar a Rajoy de haber atacado el derecho de las mujeres a decidir sobre la maternidad y Rajoy exprimió la ocasión media docena de veces. No estuvo ágil el socialista quien hubiera debido mencionar que, sin duda alguna, el gobierno, el ministro de Justicia de entonces y el propio Rajoy cocinaron una ley represiva en contra de las mujeres al dictado de los curas, pero no pudieron terminarla porque no se atrevieron a la vista del rechazo social que provocó.

Por último, Palinuro también tiene una espina que sacarse. Ante la insistencia de Sánchez en decir que el presunto corrupto Rajoy tuvo que haber dimitido hacía dos años, el interpelado se creció y le preguntó por qué no le había presentado una moción de censura ni pedido su dimisión en sede parlamentaria. Le está bien empleado. Palinuro lleva años invitando a la oposición a que presente una moción de censura. Años. No cito los posts porque son legión. Pero años. Y recomendando igualmente que exija la dimisión de esta vergüenza de presidente y hasta animando a la oposición a que hiciera una retirada al Aventino. Pero nadie prestó la menor atención. Alguno me recordó que la oposición no podría ganarla, como si eso importara. No es rápido el amigo Sánchez que empieza a hacer oposición en serio cuando el Parlamento está ya disuelto. Merecido se lo ha ahora que le pasa lo que a todos los cobardes: no se atreve a actuar cuando es obligado y, luego, se le ríen en la cara cuando ya no puede enmendar el yerro.

Digan lo que digan los francotiradores de la Sexta y su gran equipo de manipulación, el debate fue vivo, apasionado, suscitó mucho interés, dejó a Rajoy desorientado y mostró el temple de un político nuevo, con decisión y empuje. No sé si esto le servirá para remontar en la intención de voto. Queda poco tiempo y él ha perdido mucho haciendo el ganso. Pero se lo merece mientras que los emergentes de pacotilla se quedan disfrazando su envidia de moderación, petulancia y superioridad.

Sé que esta crónica no me va a hacer especialmente simpático a los ojos de un potente conglomerado de medios que manipula cuanto toca y es la plataforma de lanzamiento de estos nuevos más viejos que la radiogalena, así que terminaré de arreglarlo: ninguno de ellos observó las más clamorosas carencias de un debate que pretendía ser sobre España en su conjunto, a saber: la cuestión de la República/monarquía, la de la separación de la Iglesia y el Estado y Cataluña. Sobre esta última algunas lamentables afirmaciones de Sánchez y Rajoy, dos sólidos nacionalistas españoles dispuestos a no dejar a los catalanes decidir en libertad. Ninguno de los "objetivos" comentaristas dijo nada al respecto obviamente porque ellos están de acuerdo con los dos debatientes en todo: República/monarquía "no toca"; Iglesia y Estado, "aparta la bicha"; y, sobre Cataluña "sin novedad en el frente".

Y estos son los que llaman a los otros "vieja política".

A ver qué opina mañana el personal sobre este intento de linchamiento de Sánchez quien, por cierto, no tiene una cadena de televisión a su servicio, como los de Podemos, ni un periódico. No tiene nada.

dilluns, 14 de desembre del 2015

¡Mayoría de izquierda!


En esta campaña hay cambios por semanas, por días, casi parece por horas. Suben unos, bajan otros; suben otros, bajan unos. Quienes la seguimos vamos a llevarnos algunos sobresaltos de aquí al domingo.

No obstante, a reserva de la anterior advertencia, a juicio de Palinuro pueden observarse algunos datos que autorizan a extraer conclusiones relativamente optimistas para las izquierdas. El primero de todos: da la impresión de que la derecha retrocede. Los recuentos de aforos en los mítines de ayer, en los que los partidos se volcaron, dan una pista, aunque sea muy imperfecta. Las derechas no llenan los recintos; las izquierdas, sí. El PP celebró la finale en la plaza de toros de Las Rozas, territorio gavioto, con Rajoy  y Aguirre de telonera, pero solo reunió 3.500 asistentes para un aforo de 4.300 y eso que regalaban bufandas, pagadas por vaya usted a saber qué trama. Por su lado, Ciudadanos presumió de haber llenado el emblemático Vista Alegre, pero eso es falso por partida doble: reunió, sí, 10.000 asistentes, pero para un aforo de 15.000. O sea, le quedó una calva de un tercio. Además, fletó 50 autobuses para traer gente de fuera de Madrid, viaje gratis y puede que bocata (aunque esto no me consta) para unos 4.000 o 5.000 asistentes. Es decir, los madrileños que se acercaron a escuchar a Falangito fueron un tercio del aforo real.

La izquierda salió mucho mejor parada: Podemos congregó 10.000 asistentes en la Caja Mágica en Madrid y esos, sí, de verdad y sin autobuseo. El PSOE llenó La Fonteta de Valencia, con 8.000 de aforo y Unidad Popular (IU), el polideportivo de El Cabanyal, con 2500. Las imágenes cantan. En los mítines de las izquierdas se respira mucho más optimismo y seguridad que en los de las derechas.

En los debates televisados que han sido tan importantes (el de El País y el de Atresmedia) las izquierdas en conjunto han dejado mucha mejor impresión que las derechas, jugando con el carisma de los líderes. En el primero, la victoria fue para Pablo Iglesias por acuerdo casi universal; se exceptúa Marhuenda que dio ganadora a la vicepresidenta del gobierno y lo hubiera hecho igual con la mula Francis de tener carné del PP. En el segundo, para Alberto Garzón (quien fue excluido del de El País contra toda norma de juego limpio) también por amplio acuerdo. Pero Sánchez en el primero ý Errejón y Alonso en el segundo hicieron muy buenos papeles y dieron mucho juego.

La valoración de las derechas, en esos mismos debates, en cambio, fue mala. En el primero, Rivera demostró su escaso fuste y su banalidad, mientras que Sáenz de Santamaría no pudo cubrir ni de lejos el ridículo que hizo su jefe oculto aterrorizado en Doñana. Si hay algo que la gente desprecia es la falta de valor en las confrontaciones. En el segundo debate, la representante de C's, petulante y agresiva, patinó en el sensible asunto de la violencia machista y luego ha seguido patinando en las redes. Pablo Casado, el enviado del PP cumplió a rajatabla las instrucciones: negar la evidencia y mentir con todo el descaro del mundo. Y eso encalabrina bastante al electorado.

El descrédito de las derechas se ha acentuado en los últimos días. Rivera sigue haciendo propuestas poco meditadas sacadas de algún prontuario de anarcocapitalistas estilo FAES que normalmente ponen en guardia a todo el mundo. A su vez, por si el ridículo del comportamiento habitual de Rajoy el de los sobresueldos no fuera suficiente, el amago de repetir las mentiras con que el mismo Rajoy trató de engañar a la gente en los atentados de Atocha, adaptadas ahora al atentado de Kabul, ha vuelto a ponerlo en evidencia. Los últimos escándalos de corrupción del embajador en la India y un diputado por Segovia inciden en una historia de podredumbre y miseria que arrastra el partido de la derecha cada vez visto por más gente como una especie de asociación de malhechores.

Ahora viene el debate de esta noche. Imposible exagerar su importancia. Lo más probable es que resulte decisivo, si no para dar un vuelco a las expectativas de voto sí para reorientar la valoración de los dos líderes enfrentados. El mero hecho de que ese debate a dos se dé ya es cierto modo un handicap para Rajoy quien lo único a lo que puede aspirar es a no quedar demasiado en evidencia y un triunfo para Sánchez, que es presentado como el otro candidato verosímil a la presidencia del gobierno. Es absolutamente esencial que Sánchez prepare al máximo ese debate y no deje pasar la ocasión. Porque, nos guste o no a muchos que no tenemos en alta estima sus dotes ni la capacidad de sus asesores, de su triunfo esta noche puede depender el del conjunto de las izquierdas el día 20.

No soy quién para decir a Sánchez lo que tiene que hacer pero, si yo fuera él, negaría de plano la recuperación económica (en lo que su adversario insistirá) argumentando que falsifica todos los datos y las estadísticas y que nada de lo que dice es cierto jamás. No caiga en la trampa de aceptarle nada. Insistiría en que su política ha arruinado España, destruido el Estado del bienestar, abusado de los pensionistas y roto el país por su incompetencia y su corrupción. Golpearía en la corrupción una y otra vez y la vincularía personalmente a Rajoy, le preguntaría por los sobresueldos y su beneficio personal y el de su padre dependiente, sin  admitirle el argumento también falso, de que han legislado en contra de esta lacra. E insistiría en que el PSOE pondrá por delante los derechos de los más débiles y los blindará en la Constitución.

Si el debate sale bien, como es de esperar,  en lo que queda hasta el 20 de diciembre, PSOE, Podemos y Unidad Popular seguirán haciendo campaña cada una por su cuenta en este clima de recuperación. Un criterio, sin embargo, debiera presidir todos sus actos: el de no insultarse ya más unos a otros. Ahora deben ir todas contra las derechas que, por primera vez, se presentan divididas. Concentrar la crítica en Rajoy, cuyo desprestigio es palpable entre los ciudadanos e incluso entre los votantes y hasta militantes del PP. Carece de sentido que las fuerzas de izquierdas se pierdan en recriminaciones que ya no interesan a nadie.

Si los datos de la encuesta de Metroscopia aciertan, a partir del 20 de diciembre no habrá mayoría absoluta de derechas pero sí podría haberla de izquierdas si sigue la recuperación esta semana. Eso quiere decir que se podrá hacer en España lo que se ha hecho en Portugal: gobierno en minoría del partido de izquierda más votado (el socialista en Portugal; en España, el que lo sea)  con el apoyo parlamentario de los otros dos. Eso es lo menos. Lo ideal sería un gobierno tripartito PSOE/Podemos/UP, pero quizá sea demasiado pronto. Lo que sí está claro es que los electores vamos a presionar mucho para que haya un gobierno de izquierdas y nadie entenderá que, por las razones que sean, el triunfo de las izquierdas se convierta en un gobierno de las derechas.

He dicho un gobierno del partido más votado de la izquierda con el apoyo de los otros dos. No del partido más votado sin más, que es la estupidez que anda repitiendo el presidente de los sobresueldos. Sí, estupidez y mayúscula porque, para hacer realidad esa idea de que gobierne el partido más votado, con independencia de los apoyos que tenga, será necesario reformar la Constitución. Por si Rajoy no lo sabe, con la moción de censura constructiva que esta prevé, ningún gobierno minoritario puede mantenerse con una mayoría absoluta de la cámara en contra.

En resumen, tres cosas: 1ª) ganar el debate de hoy en nombre de toda la izquierda; 2ª) dejar de insultarse mutuamente en lo que queda de campaña y criticar a las derechas; 3ª) con la mayoría absoluta en el Congreso sumando PSOE/Podemos/UP-IU, formación de un gobierno de izquierda que ponga fin a estos cuatro años de pesadilla, detenga la involución y abra perspectivas reales de recuperación económica pero también política, social y moral.