dimarts, 19 de desembre del 2017

Juego sucio

El País sigue disparando con calibre grueso. Los separatistas (nada de independentistas, que suena bien) crean expectativas falsas. Su partidismo lo ciega tanto como a su musa política, Sáenz de Santamaría, y le hace decir lo que no debiera. ¿Por qué son falsas las expectativas? Bien porque quienes las crean no quieran en realidad satisfacerlas (y eso sería atribuirse dotes telepáticas) o porque se sabe que el incumplimiento será por causa de fuerza mayor, pues, sea cual sea el resultado, seguirá aplicándose el 155 y la situación de excepcionalidad. Las empresas seguirán fuera y los presos, dentro.  El mensaje es "pueden ganar, pero no podrán satisfacer las expectativas porque no les dejaremos". 

Precisamente algunas de estas expectivas las crean también los partidos unionistas. Los presos se quedarán en donde están, pero las empresas volverán, y la estabilidad y las inversiones y la atención a los problemas de la gente y... y...Estos pometen Jauja, con la ayuda del Estado.

Pero los presos se quedan; los exiliados, también, y el independentismo se sigue descabezando sistemáticamente. 

No hace falta nada más para tildar estas elecciones de ilegítimas por su profunda, radical desigualdad. Esta se ha hecho especialmente visible con la invisibilidad de los candidatos independentistas. No se permite a los presos políticos comunicarse con sus seguidores e, incluso, se les sanciona cuando lo han hecho. ¿Hasta dónde llega la discrecionalidad de la administración penitenciaria a la hora de restringir los derechos fundamentales de los presos preventivos?

Elecciones concebidas ya como juego sucio contra unos candidatos que no pueden defenderse contra toda justicia y por un abuso de poder. Ya solo esto debiera ser denunciado como un bochorno por los demás contendientes. Pero el juego sucio saca lo peor de quienes no tienen categoría para el limpio y ese ha sido el ánimo a lo largo de la campaña, una campaña en la que se han escuchado por todas partes las promesas y propósitos de los unionistas, que no han podido acallar el silencio de los presos y exiliados. Y en la que sus imágenes son omnipresentes, sin haber podido ocultar la imagen de la ausencia de los represaliados. 

¿Y se pretende que esta no sea una consideración central en esta contienda? El punto central de las elecciones en las que hay que votar, por impuestas que sean, es sacar de la cárcel a los presos y traer a los del exilio. Para permitir que el gobierno legítimo de la Generalitat pueda continuar con su tarea. La composición de ese gobierno no puede ser un obstáculo. Después de la campaña de guante blanco mutuo que han hecho las fuerzas independentistas, los diferentes resultados les darán una idea del peso de cada cual en la futura coalición para poner en marcha la República catalana, preferiblemente con la participación de la CUP. El meollo de la cuestión es la magnitud real de la victoria independentista. 

La que convertirá la falsedad en realidad.


dilluns, 18 de desembre del 2017

Rodarán cabezas

Las declaraciones de Sáenz de Santamaría dan la pauta de la situación actual de España como Estado de derecho, basado en la división de poderes. Todo el mundo ha puesto el grito en el cielo y JxC piensa acudir a la Fiscalía con una acusación de prevaricación. Claro testimonio de general indignación. General e inútil porque, aun jactándose de la autoría del encarcelamiento, el gobierno dirá que la decisión la han tomado los jueces. De haber prevaricación será suya. 

La vicepresidenta atribuye el "descabezamiento" del independentismo directamente al presidente del gobierno y dice verdad. Es una de las consecuencias del 155: se procede con el independentismo como con las asociaciones criminales, esto es, "descabezándolas". De lado queda la ironía, hasta el sarcasmo, de quien procede a "descabezar" una asociación criminal siendo ella misma considerada una asociación de delincuentes por los jueces.

La indignación por el evidente atropello de puntos básicos del Estado de derecho como la división de poderes y la independencia del judicial no lleva muy lejos. El gobierno habla de Estado de derecho pero practica lo contrario mediante una ley de plenos poderes a sí mismo. No se le está descubriendo nada nuevo. Lo llama Estado de derecho pero es la tiranía de un partido en "unión sagrada" con los otros dos nacional-españoles que lo apoyan parlamentariamente.

Interesa observar que lo preocupante de esas declaraciones no es cuánto revelan de lo que ya sabíamos sino las intenciones que anuncian. Al jactarse del "descabezamiento" en sede política y electoral, la vicepresidenta está pidiendo el voto para seguir descabezando gente. Es la idea de "escarmiento" de la población que formula el señor García Albiol. 

Lo que hace la vicepresidenta no es confesar un atropello sino amenazar con otros.

diumenge, 17 de desembre del 2017

Los líderes, los símbolos y la Pimpinela catalana

El acto de ayer de la ERC en el Born fue impresionante. De organización, coordinación y desarrollo, extraordinario. De asistencia, petado y superpetado. Fresquita mañana de sábado, todos con abrigos, bufandas, aguantando a pie firme, o silla de tijera, que no sé qué será peor. De contenido, acierto total. Había un plantel de líderes, todos con competencia, claridad de ideas y voluntad de lucha; y cientos de "liderados" que, como los soldados de Napoleón, llevan un líder en la mochila. Y estaba el líder principal, representado por el lazo amarillo en su asiento, su imagen en la pantalla y la lectura de sus textos. Nunca un ausente estuvo más presente con el añadido moral de la injusticia de la ausencia.

Ignoro de dónde ha sacado Sáenz de Santamaría la idea de que los indepes están "descabezados" y sin líderes. Sospecho que ella también lo ignora. Dice lo primero que se le ocurre que, sobre ser falso (pues en el acto del Born estaban todos los líderes de ERC) es una metedura de pata que parece de Albiol porque viene a decir que quien ha mandado a Junqueras a la cárcel no son los jueces sino Rajoy. Lo cual deja el Estado de derecho a la altura de lo que realmente es, a qué vamos a engañarnos: un gobierno arbitrario autodotado de una norma de plenos poderes para hacer lo que le dé la gana. Enviar gente que le incomoda a prisión, por ejemplo, y que su segunda se jacte de ello en público y lo convierta en argumento de la campaña electoral. A ver, señorías de la oposición, díganlo: Estado de derecho. Y díganlo, no vaya a aplicárseles el 155.

¡Qué fuerza tienen los símbolos! Ese color amarillo identifica otra etapa del proceso, algo asimilable a la de la iglesia purgante, posterior a la militante y anterior a la triunfante. Amarillo en los lazos, las cintas, las bufandas, los abrigos, los gorros. Amarillo chillón, el color del escándalo. El escándalo que siempre provoca la injusticia. Me recordaba en un post anterior el título de una película de Ford (She Wore a Yellow Ribbon), entendiendo el amarillo como símbolo de la separación de los amantes. Los presos, los exiliados y sus familias, sin ir más lejos.

Y decía el gobierno que el encarcelamiento de los "responsables" no provocaría protestas duraderas. Hablaba Ojo de Lince. 

Hay otra comparación que sugiere el amarillo: durante la II Guerra Mundial, los nazis obligaban a los judíos a distinguirse portando un cinta, un distintivo, una estrella de David amarillos. La finalidad se evidenciaría poco después: exterminar un pueblo. Ahora, un pueblo que se niega a ser exterminado, simboliza con el amarillo el reconocimiento a sus líderes, esos que, según Sáenz de Santamaría ha "descabezado" Rajoy. Mientras no lo haya hecho como don Quijote cercenaba pellejos de vino creyendo descabezar gigantes, endriagos y malandrines, el asunto tendrá un pasar. Lo malo como siempre será el vino derramado.

Y ¿qué me dicen de la resurrección de Pimpinela Escarlata convertido en Pimpinela Catalana? Según información de L'Indépendent, la policía española está aumentado el control de fronteras (supongo que especialmente las del N, N/NE, N/E y E) para "pillar" a Puigdemont si se le ocurre aparecer inopinadamente en algún acto de campaña o rueda de prensa. Hay quien lo compara con el episodio de la peluca de Carrillo cuando la transición, pero lo de Puigdemont pica más alto, hasta la chispa de una aventura de Sir Percy Blakeney al rescate de alguna víctima del Terror.  Terror el que sienten las autoridades de que algo así pueda suceder, una aparición-relámpago del presidente de la Generalitat, lo suficiente para una foto y su desvanecimiento acto seguido. Nuevo y espantoso ridículo internacional del frente del 155. 

Los líderes estarán descabezados pero, como fantasmas de Canterville, se aparecen a los gobernantes con la cabeza bajo el brazo mientras les hacen una jugarreta tras otra. Porque, desde el momento en que el gobierno ordenó retirar la euroorden, Puigdemont puede viajar a donde le plazca, a la Unión Sudafricana o a Cerdeña. Para impedirlo, el gobierno tendría que solicitarlo a la Interpol y eso, supongo, llevará su tiempo, no será de ejecución inmediata como sucede con el Tribunal Constitucional.

La campaña está descaradamente sesgada a favor de los unionistas; sus declaraciones son incendiarias; las calles, las estaciones de metro, las ubicuas pantallas reverberan con sus rostros. Y, sin embargo, no se les ve. A los que se ve es a los ausentes. No hay nada como prohibir algo para hacerlo visible, nada como encarcelar a la gente en nombre de la democracia para sacar a los demócratas a la calle.

Y una última consideración, sin ánimo de chinchorrear: en el caso probable de un triunfo del bloque independentista, los partidos unionistas tendrán que independizarse quieran o no. ¿O van a actuar como correas de transmisión de decisiones adoptadas en otro país? 

dissabte, 16 de desembre del 2017

Garantías de las elecciones

No es mi costumbre pero hoy traigo un artículo de Martí Gironell en El Mundo porque estoy de acuerdo con él en lo que dice y cómo lo dice, de forma que, ¿para que iba a repetir? Lo suscribo de la cruz a la fecha.

Por mi parte añado la sorpresa de que todo el mundo admita que un gobierno de un partido con tanta experiencia en ganar elecciones por financiación ilegal pueda garantizar nada. Supera todo cuanto quepa imaginar en punto a cinismo. Es como nombrar a Herodes director de guarderías. O como poner de juez para juzgar a la Gürtel a un ponente de la FAES.

Igual sorpresa suscitan los enterados que consideran escandaloso dudar de la limpieza de las elecciones porque los pucherazos son técnicamente imposibles. En primer lugar, la limpieza de las elecciones no depende solo del escrutinio. En segundo lugar, ¿cree alguien que importan mucho las razones técnicas a quienes destrozan discos duros a martillazos? Y, más allá en lo paradisíaco, creo haber leído que Rajoy lo considera un método normal de disposición de material de oficina. Calcúlese si, además, se ha otorgado a INDRA a dedo el escrutinio.

El tiempo ilegal

Me ha llegado esta publicación de Il.legal Times en la que colaboro con un breve texto. Esto de Il.legal Times es una idea conjunta, según ellos mismos dicen, de la cooperativa de comunicació L’Apòstrof i el dibuixant satíric Jaume Capdevila (Kap) a fi de recollir veus crítiques contra les polítiques repressives de l’estat espanyol. Dicho queda y servidor muy orgulloso de ver su breve texto entre tantas magníficas ilustraciones y tantas otras colaboraciones tan diversas y complementarias.

Con esa declaración de intenciones no resulta extraño que la portada presuma de ser premsa groga o "prensa amarilla". Dadas las circunstancias en que vive Cataluña, donde la Junta Electoral Central ordena que los abuelos no lleven lazos amarillos por la calle, se entiende que esa denominación de "prensa amarilla" tiene varios niveles de significados. Uno de ellos es el título original de una película de John Ford de 1949, She Wore a Yellow Ribbon ("ella llevaba una cinta amarilla") que en España tradujeron con evidente sensibilidad como "la legión invencible". Toma ya. El título de la película es el de una vieja balada del siglo XVII, que habla de la separación de los amantes, un tema eterno, con amargo final. Canta la novia que aguarda el regreso del soldado que está "muy, muy lejos", aunque parece que hay alguna versión anterior que invierte los papeles y es el amante el que espera el regreso de la amada. Sea de una u otra forma, la cinta amarilla simboliza la separación de los seres que se aman. A lo mejor lo prohíben por eso.

Piensan hacer la presentación de Il.legal times el lunes, 18 de diciembre, a las doce del mediodía en el Col·legi de Periodistes. Intervendrán la dibujante belga Cécile Bertrand (La Libre Belgique); los dibujantes Kap (idea original y coordinación de los ilustradores), Fer, Sr. Plástiko, Ferran Martín, Azagra y Ant; un miembro del Col·lectiu Ronda y un representante de l'Apòstrof.

Para cuando esté presentada supongo que se podrá consultar en la red y tendré un enlace.

Hoy, Palinuro en Santa Eugenia de Berga


El acto de ayer por la tarde en Canet de Mar estuvo muy bien. Tuvo lugar en una carpa inmensa dels Comediants, su centro de acción, el lugar en que nació este fabuloso grupo que tuve el privilegio de ver actuar un par de veces allá por los primeros años setenta del siglo XX. Ya entonces eran una revolución y no solo teatral. Un rayo de genio en el muermo escénico de la época. Pude saludar a una de las integrantes originales del grupo. Muy grato y qué caramba, compay (como el de Buenavista Social Club), un orgullo de generación alzada, tozudamente alzada. Un saludo, comedianta. Seguim.

El acto concluyó con una butifarrada y música con decibelios. Un saludo también a las asistentes que tuvieron la paciencia de escucharme. Había feeling, como dicen las personas viajadas y de mundo. Feeling de victoria el próximo día 21. 

Hoy sabado, 16, tendré una intervención en un mitin de ERC en un lugar tan simbólico como el Born, en Barcelona (no dispongo de cartel, si no, lo pondría) y, por la tarde, a las 20:00, en el pabellón municipal de Santa Eugenia de Berga, para hablar de lo que tenemos por delante después del 21D. Seguirá un sopar popular que solo con el nombre ya alimenta: sopa torrada amb mandonguilles, fricandó i postres.

El tema no puede ser más abierto y, al tiempo lineal porque, pase lo que pase, anirem endavant. Si las elecciones se ganan, como es muy probable y yo tengo por casi cierto, a pesar de haberse convocado de forma ilegal e ilegítima, estar llenas de trampas y apuntar a un casi seguro tongo, hay que ponerse a construir una República de todos, con todas, para todas. 

Si las elecciones se pierden aceptaremos el resultado. En eso nos diferenciamos de los franquistas del 155 (PP, PSOE, C's), pero, aceptando el resultado, seguiremos trabajando para ganar las siguientes y construir esa República que nos hemos ganado. 

Allí nos vemos.

divendres, 15 de desembre del 2017

Mañana, Palinuro en Santa Eugenia de Berga

Esto va como el carrusel napolitano. Luego del acto de hoy por la tarde en Canet de Mar, mañana, sábado, 16, tendré una intervención en un mitin de ERC en un lugar tan simbólico como el Born, en Barcelona (no dispongo de cartel, si no, lo pondría) y, por la tarde, a las 20:00, en el pabellón municipal de Santa Eugenia de Berga, para hablar de lo que tenemos por delante después del 21D. Seguirá un sopar popular que solo con el nombre ya alimenta: sopa torrada amb mandonguilles, fricandó i postres.

El tema no puede ser más abierto y, al tiempo lineal porque, pase lo que pase, anirem endavant. Si las elecciones se ganan, como es muy probable y yo tengo por casi cierto, a pesar de haberse convocado de forma ilegal e ilegítima, estar llenas de trampas y apuntar a un casi seguro tongo, hay que ponerse a construir una República de todos, con todas, para todas. 

Si las elecciones se pierden aceptaremos el resultado. En eso nos diferenciamos de los franquistas del 155 (PP, PSOE, C's), pero, aceptando el resultado, seguiremos trabajando para ganar las siguientes y construir esa República que nos hemos ganado. 

Allí nos vemos.

La antipolítica del 155

Bombardeo de encuestas y portadas de periódicos; declaraciones belicosas de ministras in partibus infidelium; escraches al carrer al presidente del gobierno; horas y horas de debates y tertulias; las redes, saturadas; los tribunales se afanan mezclando lo político con lo jurídico según el dios de Trento les da a entender; los jueces ahuecan la toga machista; los políticos amontonan promesas sin cuidarse de si podrán cumplirlas; los medios han entrado en batalla; la Iglesia ha sacado el anatema; el Rey vigila, aunque no discursee. Las elecciones catalanas se han comido la política española. En realidad, no hay política española.

Hay el 155, que es la antipolítica. 

La idea es que el 21D nos jugamos mucho; todo. Y cuando nos lo jugamos todo, todo vale. Hasta llamar elecciones a una competición injusta, claramente sesgada contra algunas de las partes. Una contienda desigual en la que los partidos unionistas tienen plena libertad de expresión y acción y los partidos indepes carecen de ellas por cuanto sus principales candidatos están en prisión o en el exilio. El bloque español tiene el apoyo del gobierno central (que ahora también es gobierno en Cataluña) que en parte lo ejerce a través de la Junta Electoral Central, órgano en el que no hay un solo catalán. La JEC interfiere en la campaña electoral siempre mermando las posibilidades del bloque independentista. Añádase el activismo judicial, que condiciona el proceso.

Los medios sostienen que se apunta a una posible victoria del frente unionista o constitucionalista, como lo llama El PaísAl menos en votos, si no en escaños. La imagen que se dibuja: un empate en que ninguna de las dos partes suma mayoría absoluta y la clave estaría en los Comunes. Esto es posible, desde luego, como cualquier otra hipótesis, a seis días de las elecciones. 

Una de ellas, y probable, es una mayoría parlamentaria de los indepes. Esa es la hipótesis que los unionistas se niegan a considerar pues de antemano avisan de que el 155 seguirá en vigor. Sin embargo, si se examina la situación más sensatamente, se ve que es la hipótesis más razonable. Más que nada, porque no hay otra. Obviamente, si nadie cuenta con una victoria por mayoría absoluta del bloque unionista, solo se ofrece la prórroga sine die del 155, cosa de la que ya ha avisado Rajoy. Pero esa tampoco es una alternativa, salvo que se quiera dar razón a Agamben (que seguramente jamás pensó llegar a tenerla de modo tan drástico) convirtiendo el estado de excepción en la situación de normalidad. 

Resulta así que un gobierno de mayoría independentista, que ha demostrado hasta la fecha capacidad para gobernar y aplicar su mandato aun con la hostilidad del Estado es la opción más razonable para iniciar una gobernación con una negociación con ese Estado. La Generalitat republicana es un gobierno de fiar porque, hasta cierto punto, lo ha sido de un Estado. Cataluña es de hecho un Estado capaz de autogobernarse. La forma concreta que esta situación tenga dependerá del resultado de estas elecciones, tanto más valioso cuanto mayores y más injustos han sido los handicaps impuestos a los independentistas.

Hoy, Palinuro en Canet de Mar

Organizado por Ómnium cultural, cuyo presidente, así como el de la ANC, está injustamente en prisión,  con la colaboración del Ágora de Canet, tendremos una xerrada mañana sobre el tema del título. Define este el carácter del momento catalán a partir del próximo 21D y según quién gane. 

Si gana el bloque franquista del 155 (PP, PSOE y C's en union sacrée) se restablecerá el dominio de la oligarquía española en Cataluña, el régimen centralizador y colonial y se tratará de aniquilar no solamente el soberanismo catalán, sino su cultura, sus instituciones, su lengua. Es la reacción nacional española anhelada por unas derechas y unas izquierdas que, por fin, han encontrado un punto de fusión en la herencia de la España de Franco, que ambos aceptan sin cuestionarla. Por eso son la reacción.

Por el contrario, si el 21D gana el independentismo, como es muy probable, la República Catalana, declarada el pasado 27 de octubre en sede parlamentaria, se implementará mediante un gobierno independentista que se ha ganado el derecho a la investidura por haber demostrado sin duda alguna, una entrega a la causa independentista sin fisuras y un ánimo unitario de acción que le garantizará el éxito. Esa probabilidad, casi certeza, tiene a los franquistas del 155 de los nervios porque, entre otras cosas, con Europa vigilando, no podrán recurrir al vandalismo y a la violencia que los caracteriza y tendrán que contentarse con las trampas, la censura, los engaños que, por supuesto, no serán suficientes.

La implementación de la República Catalana a partir del 22 de diciembre  será un paso más y definitivo en la nueva forma de revolución popular pacífica, democrática, transversal, abierta, un ejemplo para Europa y el mundo entero. Un ejemplo increíble como el que se dio el día 7 de diciembre en Bruselas. De eso hablaremos mañana.

Entre tanto, la parte de la reacción, la parte de España, también se verá obligada a sacarse a sí misma del atolladero en que se encuentra por su falta de capacidad política, su corrupción, su comporamiento delictivo y su ignorancia, que la ha llevado a jugárselo todo sin saber en dónde se ha metido. Pero de eso también hablaremos mañana, en la Cúpula de comediants en Canet de Mar a las 20.00.

dijous, 14 de desembre del 2017

Indultos y amenazas

Ayer hubo una interesante controversia; y muy significativa para entender la pendiente de inseguridad jurídica en que está hundiéndose el Estado español. En su espíritu de bonhomía reconciliadora, Iceta sugirió que, llegado el momento, como gesto de buena voluntad, se indulte a los "secesionistas", incluso, aunque hayan cometido algún delito. De inmediato hubo una reacción oficial del PSOE desmarcándose de esta petición, al sostener que era "una idea" del socialista catalán. Lógica, teniendo en cuenta que el PSOE es más partidario del artículo 155 con todas sus consecuencias que el mismo PP.

Pero, a lo largo del día, los socialistas debieron de ver la ventaja de la propuesta de indulto y cambiaron su negativa inicial por una aprobación. Y ¿en qué consistía la ventaja que, seguramente Iceta les hizo ver? En que, sentando plaza de conciliador, reparador, moderado, su petición es perfectamente inútil y es probable que lo sepa.

En primer lugar, el indulto es competencia exclusiva del gobierno central y lo firma el Rey. No es competencia de la Generalitat. Iceta puede solicitar el indulto, pero no concederlo.

En segundo lugar, y ello es más grave, el indulto presupone que se haya cometido algún delito y que el culpable haya sido juzgado y condenado. Mientras esto no se dé, no cabe indulto alguno. El indulto procede solo al delincuente cumpliendo condena. Pero ello requiere que el posible indultado reconozca haber cometido el delito y, si yo no entiendo mal la doctrina de los independentistas, estos no reconocen haber cometido delito alguno. Con el señuelo de un indulto imposible, Iceta trata de conseguir de los independentistas el abandono de sus reivindicaciones. Es más o menos, lo mismo que tratan de conseguir los jueces forzando el acatamiento de la Constitución de los presuntos rebeldes y que tanto acerca la justicia española a un proceso inquisitorial.

La solicitud de indulto es más ladina que la del acatamiento para librarse de la prisión. Pero no más eficaz. No veo a la mayoría de los independentistas -que se han pasado meses afirmando no estar sometidos a la jurisdicción española- reconociendo haber delinquido según una legalidad que consideran opresora. Esto será más o menos realista pero es una posición argumentada. 

Las indeterminaciones del indulto y su significado político apuntan en la dirección señalada de la creciente inseguridad jurídica de los justiciables españoles bajo la égida del 155 que, según Rajoy, "no tiene fecha de caducidad". Una ley de plenos poderes ilimitada en el tiempo y en el espacio. Y lo llaman Estado democrático de derecho. El primero, Iceta.

Esa inseguridad se expande a velocidad de vértigo en las redes con las amenazas de todo tipo que las autoridades solo sancionan si proceden (y son las menos) de la izquierda, pero olvidan perseguir cuando proceden de la derecha, incluso cuando lo hacen desde cuentas oficiales o chats de las fuerzas de orden público. Catorce años han tenido que pasar para que se vea condenado un delito de amenazas e injurias a Pilar Manjón a la que le han llegado a miles. Ayer también, Bea Talegón recibió unas odiosas amenazas que debieran haberse investigado y sancionado ipso facto y no dejarse para dentro de otros catorce años. Eso es lo que hace un Estado de derecho, que protege los de todos los ciudadanos, sin distinción de color político. La catarata de muestras de solidaridad con Bea, de apoyo a su persona, están muy bien y son de agradecer. Incluso las de Rajoy y Zoido. Pero estos, además de solidarizarse, tienen que poner a los responsables a disposición de la justicia. 

Sí, en efecto, las innumerables muestras de simpatía hacia Bea son encomiables, pero no pueden ocultar que contienen un fondo de hipocresía. Entre las gentes públicas y colegas de la amenazada que expresaban su desolación, los hay que son responsables de fomentar un clima de enfrentamiento y crispación que dispara a los elementos más alucinados. E incluso que, en sus ratos libres, también amenazan : ¿o no hay un comunicador que anunció su ánimo de disparar a los de Podemos a la sola condición de tener una pistola en la mano?

Y ello por no mencionar los casos en que los responsables de agresiones están directa o indirectamente relacionados con las autoridades o tienen vínculos de parentesco con ellas, como es el caso de los asaltantes de la librería Blanquerna.

Mañana, Palinuro en Canet de Mar

Organizado por Ómnium cultural, cuyo presidente, así como el de la ANC, está injustamente en prisión,  con la colaboración del Ágora de Canet, tendremos una xerrada mañana sobre el tema del título. Define este el carácter del momento catalán a partir del próximo 21D y según quién gane. 

Si gana el bloque franquista del 155 (PP, PSOE y C's en union sacrée) se restablecerá el dominio de la oligarquía española en Cataluña, el régimen centralizador y colonial y se tratará de aniquilar no solamente el soberanismo catalán, sino su cultura, sus instituciones, su lengua. Es la reaccion nacional española anhelada por unas derechas y unas izquierdas que, por fin, han encontrado un punto de fusión en la herencia de la España de Franco, que ambos aceptan sin cuestionarla. Por eso son la reacción.

Por el contrario, si el 21D gana el independentismo, como es muy probable, la República Catalana, declarada el pasado 27 de octubre en sede parlamentaria, se implementará mediante un gobierno independentista que se ha ganado el derecho a la investidura por haber demostrado sin duda alguna, una entrega a la causa independentista sin fisuras y un ánimo unitario de acción que le garantizará el éxito. Esa probabilidad, casi certeza, tiene a los franquistas del 155 de los nervios porque, entre otras cosas, con Europa vigilando, no podrán recurrir al vandalismo y a la vilencia que los caracteriza y tendrán que contentarse con las trampas, la censura, los engaños que, por supuesto, no serán suficientes.

La implementación de la República Catalana a partir del 22 de diciembre  será un paso más y definitivo en la nueva forma de revolución popular pacífica, democrática, transversal, abierta, un ejemplo para Europa y el mundo entero. Un ejemplo increíble como el que se dio el día 7 de diciembre en Bruselas. De eso hablaremos mañana.

Entre tanto, la parte de la reacción, la parte de España, también se verá obligada a sacarse a sí misma del atolladero en que se encuentra por su falta de capacidad política, su corrupción, su comporamiento delictivo y su ignorancia, que la ha llevado a jugárselo todo sin saber en dónde se ha metido. Pero de eso también hablaremos mañana, en la Cúpula de comediants en Canet de Mar a las 20.00.

dimecres, 13 de desembre del 2017

Claro: vuelta a la ley de verdad

El propósito de los separatistas, que El País reputa detestable y por eso usa el verbo "planear", que siempre suena sospechoso, parece, con todos los respetos, bastante razonable. Habiendo dicho los tales separatistas repetidamente que no aceptan sus destituciones, persecuciones, encarcelamientos, etc., carecería de sentido resignarse a ellas e iniciar una nueva etapa de sumisión o acatamiento que dirían los jueces. ¿Qué otra cosa haría el propio El País de encontrarse en la situación del Govern por más que el supuesto resulte muy inverosímil? Él y cualquier otro. Te prohíben hacer algo, pleiteas (en este caso, vas a unas elecciones), ganas, y sigues haciendo lo que estabas haciendo. ¿Qué, si no?

Además, la vuelta a la situación anterior tendrá efectos en muchos ámbitos, no solo en el terreno declarativo, normativo, público, sino también en las relaciones privadas de mucha gente. El movimiento independentista tiene bastante de esto, de imbricación entre las instituciones y la sociedad civil, entre lo público y lo privado. Por ejemplo, servirá, sin duda, para levantar ese injusto embargo a la vivienda del expresidente Mas y, con un poco de empeño dejar sin efecto las multas, medidas confiscatorias y agresión a los patrimonios personales o familiares a que tan aficionado es el gobierno. 

Volver al régimen anterior al 155 es volver a la seguridad jurídica de la ciudadanía frente a la arbitrariedad de la norma de excepción. ¿Que la orientación política de ese régimen de derecho no gusta a las autoridades españolas? Deberán plantear el asunto en el terreno de la negociación política, no en el de la persecución penal de los ciudadanos y menos tratando de arruinarlos.

Par dessus le marché, piénsese la autoridad con que el gobierno de la Gürtel impone esas medidas represivas de carácter económico. Mas y sus colaboradores han de responder con su patrimonio por los actos conducentes a los hechos que se reprochan, la consulta, el referéndum, la independencia. Pero los gobernantes del PP que han cometido delitos ya juzgados o siendo juzgados por los tribunales no son objeto de medidas confiscatorias como los indepes catalanes y el daño que han hecho ha sido muy superior. El tribunal que ha dictado el embargo de la vivienda de Mas, el Tribunal de Cuentas, en el que se sientan incluso exministros del PP, es un órgano desprestigiado en todos los órdenes de la acción institucional, desde la forma de proveer a la ocupación de cargos y puestos hasta la forma de proceder y la parcialidad de sus decisiones. 

De aquí al 21D vamos a ver de todo porque cunde la conviccción de que, aun siendo unas elecciones sin igualdad de oportunidades, sesgadas en todos los aspectos de la campaña y los derechos de los candidatos, darán un triunfo del independentismo. La resistencia de este ante la represión del Estado, que sigue planteándolo como un problema de orden público, siendo constitucional, procede de su carácter colectivo, social, movilizado en redes muy activas, interclasista, transversal. Algo que no es posible aniquilar con medidas policiales, judiciales y carcelarias.

La dictadura del 155

Mi artículo de hoy en elMón.cat, titulado El dia després, versa sobre uno de los dos asuntos que más nos importan ahora: el primero es si, de aquí al 21 de diciembre, puede seguir la campaña de estas elecciones ilegales, ilegítimas e impuestas sin que el bloque franquista del 155 (PP, PSOE, C's) recurra a más trampas y/o provocaciones, sin que aumente la represión, sin que incite más a la violencia, sin que la haya y sin que caigan en la tentación de alterar las regla del juego prohibiendo, por ejemplo, algún partido independentista o todos ellos. Es capaz. Sabe que tiene las elecciones perdidas y carece de escrúpulos. Puede hacer cualquier cosa. Por eso hay que estar muy vigilantes y no caer en sus provocaciones ni darle pie a alguna de sus maniobras.

El otro asunto es si el bloque franquista respetará el resultado de las elecciones si, como, todo hace suponer, ganan los independentistas. Es un asunto del día siguiente. El PP y el PSOE ya han dicho que no, que no lo respetarán porque, si gana el independentismo, seguirán aplicando la dictadura "constitucional" del 155. C's no hace falta que diga nada: tampoco lo respetará. En cuanto a Podemos, de quien no se sabe aun si respetará o no (que ambas posibilidades tiene), es irrelevante lo que diga porque, gracias a la incompetencia mental de sus dirigentes, no pinta nada en Cataluña ni en España. La cuestión es si el bloque franquista puede mantener su negativa a aceptar los resultados de las elecciones ante la presión de la UE. Y ahí se juega esta partida.

La versión castellana:

El día después

La dictadura del 155, sostenida en el triunvirato de Rajoy, Sánchez y Rivera sabe que va a perder las elecciones del 21D. Por eso han lanzado a sus medios de comunicación a fabricar sondeos y encuestas que den resultados distintos, en la vana esperanza de alterarlos. Todos los medios de comunicación que marcan el paso unionista tratan de salvar los muebles del PP, transfiriendo sus votos a C ‘s por si consiguen que la gente vea en la formación naranja algo distinto de la vieja oligarquía nacionalcatólica y franquista que lleva años saqueando el país. Los medios del grupo Prisa son los más decididos defensores de este trasvase de votos de la derecha a la derecha para contener en algo el avance del independentismo y su inevitable victoria el 21/.

Las manipulaciones de los sondeos y encuestas para vender liderazgos ridículos como si respondieran a necesidades reales de la población están a la orden día. Corren parejas con las condiciones claramente abusivas, injustas, dictatoriales en que estas elecciones están celebrándose. Son unos comicios ilegales e injustos, impuestos a la fuerza por la derecha españolista del 155 y organizados como un ejemplo evidente de juego sucio que nada tiene que ver con la democracia. La desproporción entre las posibilidades y medios (incluidos los ilegales a los que recurren igualmente) de los candidatos de la derecha española (PP, PSOE, C’s y la abstención favorable de Podemos) y de los indepes catalanes es abrumadora. La Junta Electoral Central convertida en agencia de transmisión del gobierno, se encarga de los golpes bajos, de reprimir la libertad de expresión de una de las opciones, de coartar los derechos de sus candidaturas. Y los jueces y tribunales. Y la policía y la Guardia Civil, y los medios de comunicación: todos incorporados a una campaña electoral abusiva y tramposa que, probablemente, también estará financiada con los fondos ilegales de la corrupción que, al parecer, manejan con igual soltura el PP y el PSOE.

Frente a ellos unas candidaturas sin medios ni recursos, hostigadas y perseguidas, sometidas a amenaza permanente de ilegalización, con sus candidatos y dirigentes en prisión o en el exilio y que, sin embargo, van a ganar porque cuentan con algo que la derecha española no tiene: el apoyo de la mayoría de la gente catalana, la voluntad de un pueblo de conquistar su libertad por sí solo, que ya ha demostrado en sucesivas ocasiones, hitos en el proceso de emancipación nacional: el referéndum del 1º de octubre, la huelga general del 3, la declaración de independencia del 27, la manifestación de Bruselas del 7 de diciembre y, próximamente, el 21 de diciembre, del que saldrá un mandato expreso para implementar la República catalana.

Por la voluntad de la gente, no de las maniobras de los partidos, las conjuras de los políticos, las presiones de las empresas, los maleficios de la iglesia, las provocaciones de los fascistas o las mentiras de los esbirros en los medios. La voluntad de la gente catalana que se ha puesto en marcha y forma una unidad con unos dirigentes que han entendido el mensaje.

Por eso, el franquismo del bloque del 155 ya anuncia a las claras que no aceptará el resultado de las elecciones si no le place. Que seguirá aplicando la medida ilegal de excepción con la que tiene a Catalunya intervenida, ocupada y expoliada. Incógnita despejada.

¿Y Catalunya? ¿Puede aceptar que la derecha española no acepte el resultado? ¿Y la UE? ¿Puede esta también aceptar una no aceptación de parte de la dictadura española? Es evidente que no; en ningún caso.

Si el régimen español no acata el resultado de las urnas (ese régimen cuyos jueces, convertidos en inquisidores, exige acatamiento de sus inicuas normas a los presos políticos), se intensificará la rebeldía social catalana y se generalizará la desobediencia civil e institucional. Recuérdese, cuando se planeó encarcelar al govern y sus máximos dirigentes, los más franquistas del gobierno y la oposición española argumentaban que la represión no provocaría respuesta social. Todo lo más, un par de semanas de alguna agitación y se volvería a la normalidad, como había pasado en el País Vasco con el encarcelamiento de Otegi. Vamos para los dos meses de prisión de los indepes catalanes y la movilización social de protesta no solo no ha amainado, sino que se ha fortalecido y se ha internacionalizado. La manifestación de Bruselas del 7 de diciembre mostró a los ojos del mundo la verdadera naturaleza de un problema: un estado autoritario, antidemocrático, regido por presuntos delincuentes trata de extirpar por la violencia, a sangre y porrazos un amplio movimiento democrático y pacífico de reivindicación nacional de una minoría nacional maltratada.

Y lo mismo pasará con la UE, que tampoco podrá aceptar que el bloque franquista del 155 no acepte el resultado electoral.

Lo importante, en consecuencia, será el día 22, cuando definitivamente se verá si Cataluña consolida libre e independientemente su República o el Estado español abandona toda pretensión democrática y se declara en la forma lo que ya es el fondo una dictadura.

dimarts, 12 de desembre del 2017

Este es el verdadero sondeo

Es el verdadero porque acierta el resultado al 100 por cien sin necesidad de muestreos, universos, rutas, márgenes de error y otras minucias. Acierta al 100 por cien el resultado porque lo impone por la fuerza. Así lo anuncia el presidente  del gobierno y presidente de un partido casi extraparlamentario en Cataluña con exquisito tacto en campaña electoral.

En teoría, cuando se convocan unas elecciones se asume que sus resultados pueden ser distintos, no uno único. Sin embargo, según se deduce de la última amenaza del presidente, sea cual sea el resultado de las elecciones, será siempre el mismo: 155. Si gana el bloque unionista, constitucionalista, españolista o del 155, este seguirá en vigor por libre decisión del gobierno unionista de la Generalitat. Si gana el bloque independentista, y pretende implementar su mandato, el 155 también seguirá en vigor para impedírselo.

Entonces, ¿para qué convocar elecciones? Los indepes lo preguntan siempre: ¿van ustedes a respetar el resultado del 21D? La respuesta es inequívoca: no. No la derecha y no el PSOE. Podemos va a lo suyo cuando se aclare sobre qué es. Aunque, al menos, ha recurrido al Constitucional la aplicación del 155, si bien en el último momento y bajo considerable presión. Podemos tiene un problema serio en su interior con la cuestión nacional. Es palpable en la controversia planteada por Bescansa, cuya oposición a una consulta referendaria en Cataluña la pone a un paso de integrarse en el bloque nacional-español del 155.

Con su Gramsci se lo guisen. La derecha del 155 lo tiene mucho más claro: nada de discutir sobre la nación, la autodeterminación, la plurinacionalidad y otras monsergas de rojos. A las elecciones se va como iba Teddy Roosevelt (el de los rough riders) a las negociaciones: "hablando dulcemente y llevando un gran garrote". En el garrote está la razón. La razón de Estado, que tiene muy mala fama, excepto cuando la esgrime uno mismo, momento en que asciende a noble y desinteresada motivación.

Así que, si el resultado de las elecciones está decidido en forma del guarismo 155, ¿para qué convocarlas? Esa es la prueba más evidente de que, a la vista del desastre del gobierno de la derecha en Cataluña, las cancillerías europeas, la UE en conjunto ha impuesto su convocatoria, obligando al gobierno a oganizar en forma de elecciones autonómicas el referéndum que trató de evitar sin conseguirlo.

El hecho de amenazar con el 155, además de buscar un efecto desmovilizador en el adversario, revela la desconfianza y el miedo del bloque del 155 de que el resultado numérico sea un triunfo independentista. La amenaza tiene un fundamento racional: no cabe respetar el resultado porque, siendo las elecciones autonómicas, dentro de la legalidad de la Constitución (que la propia Constitución ha suspendido mediante el 155), nada de lo que de él salga puede contravenir ese marco legal autonómico. Cualquier decisión que vaya más allá de las competencias de quien la adopte será un delito.

En esas condiciones, ¿por qué van los indepes a unas elecciones que muchos de ellos -si no todos- consideran ilegales e ilegítimas? En primer lugar porque no ir los pone directamente bajo el garrote. En segundo lugar porque, siendo las elecciones autonómicas un referéndum de hecho, interesa sobremanera que quede claro de modo fehaciente y "legal" qué apoyo social tiene en Cataluña cada una de las distintas opciones políticas y muy especialmente la dicotómica independencia/no independencia. Desde el momento en que el conflicto España/Cataluña se ha internacionalizado, la cuantificación objetiva de los partidarios y los adversarios de la independencia será la base para que se produzca la inevitable mediación exterior. Los indepes se juegan mucho en la participación en las elecciones y en el porcentaje del voto independentista,

Si el resultado es favorable a los unionistas, Cataluña se mantendrá en el marco autonómico, probablemente padecerá una política recentralizadora que rebajará el contenido de autogobierno y no habrá lugar a una petición de mediación exterior porque el gobierno estará aplicando la legalidad que apoya la mayoría de los catalanes y, desde luego, de los españoles.

Pero si el resultado es favorable a los independentistas, como parecen cantar las encuestas y favorable con holgura, se iniciará un proceso de negociación cuyo alcance estará abierto y será indeterminado. En ese proceso, las amenazas de Rajoy y el 155 carecen de eficacia sencillamente porque su cumplimiento no apunta a situación nueva alguna sino que es un retroceso al statu quo ante de las elecciones: un gobierno re-destituido, un Parlamente re-clausurado y unos dirigentes enviados de nuevo a la cárcel y al exilio. Eso sí que es un esperpento que la UE no puede permitir. Tendrán que devolver el 155 a la cueva de los horrores y sentarse a negociar una fómula con el gobierno legítimo de la Generalitat, surgido de unas elecciones que ellos mismos han convocado.

La salida de esa negociación, que se promete ardua porque involucra la dicotomía República/Monarquía, dependerá de la fuerza parlamentaria del independentismo.

dilluns, 11 de desembre del 2017

Lo nacional

Quienes siguen el proceso catalán saben de la decisión de la CUP de distinguir dos ejes en su programa, el eje nacional y el social. Y saben asimismo que, por razones tácticas la organización privilegia el nacional. Conocen, además, las razones y, atendiendo a estas, interpretan sus sucesivas posiciones, según se producen los acontecimientos: la independencia está declarada; se trata de implementarla tras las elecciones ilegales e ilegítimas pero obligadas; se apoyará el gobierno que implemente la independencia; incluso se participará en él, llegado el caso y mediando decisión asamblearia; no se pacta con unionistas ni ambiguos; no se participará en un Parlament con mayoría unionista. De momento. Sus aliados (PDeCat y ERC) pueden decir muchas cosas de la CUP pero no que no hable con claridad.

El eje nacional. Lo nacional. Es, se quiera o no, la columna vertebral del independentismo. Y se ventila, se quiera o no en las próximas elecciones del 21D. Que son, se quiera o no, un referéndum. El referéndum pactado que el bloque del 155 trató de evitar a toda costa y ha tenido que aceptar, quiera o no, por imposición de la UE. Tras todos los debates sobre derechos, políticas, medidas, autonomías, intervenciones y encarcelamientos, lo que se juega en estas elecciones es qué prevalece: una sola nación española que incluye a Cataluña sin reconocerle condición nacional o una nación catalana que emerge protegida por un Estado propio en condiciones de igualdad y, a ser posible, buena vecindad con la nación española y su Estado.

Lo que se ventila es el tema nacional por encima de la política de partidos. Y ese es el hilo argumental de Puigdemont y su candidatura de JxC: la nación, Cataluña, está por encima de los partidos. Debemos ser militantes de Cataluña más que militantes de cada partido, dice, en una especie de actualización de la union sacrée francesa de la Iª Guerra Mundial. Palinuro ya señaló que suena aquí una nota gaullista, prolongación de aquella en la IIª GM. Las similitudes son llamativas: desde el exilio se alza la bandera de la Catalogne combattante. Puede sonar también a caudillista, pero es un caudillismo de bufanda amarilla, muy de sociedad civil.

La formulación más cruda de esta primacía de la nación sobre el pluralismo partidista, y la que más se usa para criticarla y combatirla es la célebre afirmación del Kaiser Guillermo II en el Parlamento, también en aquella Iª GM: "¡Ya no conozco partidos. Solo conozco alemanes!" En abstracto, suena horrorosamente; en concreto, tiene una enorme fuerza de movilización. Aunque los críticos suelen decir que esas movilizaciones acaban en desastres.

Y ¿tiene la nación catalana que Puigdemont abandera algo en special que la ponga al abrigo de esos desastres? ¿Es el nacionalismo catalán distinto de los muy frecuentes movimientos etnicistas? Sí, tiene algo que no suele aparecer porque la independencia, con su fulgor, deja en la penumbra a su inseparable compañera, la República. El independentismo no solo es revolucionario por independentista sino por republicano. 

La nación catalana no es una nación étnica, sino política. Es una nación republicana. Incidentalmente, esta es la razón verdadera del fracaso de la izquierda española ante Cataluña y que quedó pendiente en el post de ayer.

El distanciamiento de Puigdemont respecto al PDeCat obedece a esta intencionada prevalencia de lo nacional en lo que, paradójicamente, coinciden los dos extremos del arco parlamentario, quienes hasta hace poco representaban a la derecha y quienes siguen representando la izquierda radical. De esta forma se consolida la figura simbólicamente gaullista del presidente y se le exonera de la acusación de envolverse en la bandera para ganar votos. Y eso, justamente, da a esta candidatura mucha fuerza atractiva entre quienes se sienten interpelados por el llamamiento del Kaiser.

Eso es algo que los de ERC reconocen y fomentan abiertamente. Todo lo que sea recabar votos para la causa común, vayan a donde vayan en concreto, es digno de encomio desde el punto de vista de unidad de acción que todos están interesados en mantener. 

Pero, al mismo tiempo, ERC tiene su alternativa propia que, como la de la CUP, se planteará políticamente una vez la República esté implementada. Algo lógico. Pero esa alternativa también puede tener una versión en el eje nacional, ¿por qué no? Se postula una sola nación, pero se puede querer más de un color que de otro. 

La alternativa de ERC también puede formularse en el ámbito simbólico y de imagen. El candidato en el exilio tiene un toque gaullista de salvación. El candidato en prisión tiene otro más sentimental de redención. Pero también con mucha fuerza. El Frente Popular triunfó cuando los anarquistas votaron para sacar a los presos de las cárceles. El candidato Junqueras tiene muy mermadas sus posibilidades de comunicación y es de esperar que ese handicap injusto sea continuamente mencionado por los demás participantes en la competición. 

No debe olvidarse que, si el elemento decisivo en la consideración del nacionalismo catalán como nacionalismo cívico es su carácter republicano, ERC lo lleva en su nombre. Hace más de ochenta y cinco años. Esa es la izquierda que tiene en la reserva con garantías la recuperación de una República que fue arrebatada a la gente por la fuerza de las armas y a la que la izquierda española ha renunciado. 

Por eso la izquierda catalana tiene una nación y la española, no. 

diumenge, 10 de desembre del 2017

La izquierda reaccionaria

Palinuro lleva una temporada diciéndolo: el independentismo catalán ha hecho picadillo a la izquierda española; a toda ella, la ha destruido, la ha dejado sin discurso, sin margen de acción, sin propuesta ni alternativa. Y, además, a remolque de la derecha más cerril con la que parte de aquella izquierda, la socialdemócrata, se funde por entero.

Durante mucho tiempo, en el pasado, Palinuro se negó a admitir la famosa expresión de PSOE/PP la misma mierda es por considerarlo simplificador y, sobre todo injusto con la historia del partido de Pablo Iglesias y su militancia, que siempre tuvo por más democrática y de izquierda que sus dirigentes. Pero eso se ha acabado. Nuevos tiempos. Desde que el conflicto entre España y Cataluña se enconara a partir del desastre del Estatuto de 2006, emasculado por la comisión constitucional del Congreso bajo la presidencia del socialista Guerra y definitivamente asesinado por un Tribunal Constitucional que no era -ni es- otra cosa que una cámara judicial del PP, esta identidad, fusión de ambas formaciones, se ha impuesto con toda evidencia.

Nada une más a dos supuestos adversarios que contar con un enemigo común. En este caso, el que une al triuvirato nacional español, Rajoy, Sánchez, Rivera, el bloque del 155, es la lucha contra el independentismo catalán o secesionismo, como dice Sánchez. Así resulta que cuando Cospedal, la Aldonza Lorenzo de la política, dice que su gobierno ha convocado las elecciones del 21D para que gane el "constitucionalismo", nombre actual del golpismo, el alcalde de Valladolid, el socialista Óscar Puente, completa el cuadro dictatorial aclarando que, si no salen esos "constitucionalistas", se seguirá aplicando el 155. El PP y el PSOE están de acuerdo en que las elecciones valen si ganan ellos; si no, no se reconocerá el resultado y se seguirá con el estado de excepción de hecho del 155 hasta que los catalanes "aprendan la lección" y voten lo que ellos quieren, porque es lo constitucional, lo democrático, lo legal y, sobre todo, lo que a ellos les da la gana.

Encuentren un nombre para tan repugnante actitud que no sea fascismo o franquismo.

Pero hay más en esta identidad entre el PSOE y la derecha. Vista la intención de mantener el 155 después de las elecciones, calíbrese la mentira de Iceta, que este va repitiendo de plató en plató, de que se ofreció  a Puigdemont retirar el 155 si convocaba elecciones. Son muchos los platós de que dispone la derecha (PP/PSOE/C's), así que son muchas las veces que el candidato socialista ha mentido.

Y todavía hay más en esta unidad de acción neofranquista entre PP, PSOE, C'S: al anunciar Puente que el 155 no se retirará si los catalanes tienen la desfachatez de votar lo que quieran y no lo que a él le dé la gana, está reconociendo que manda sobre el 155, puesto que él, cuando menos, co-decide con el PP qué se hace con el 155. Es decir, es tan responsable como el PP de su aplicación y tan partidario de la dictadura "constitucionalista" como el partido fundado por Fraga, ese que consideraba que Catalunya es "territorio conquistado".

¿Qué tiene que ver lo anterior con la izquierda? Nada; y todo, en cambio, con el nacionalismo español, el nacionalcatolicismo, la idea franquista de la nación española que la izquierda ha interiorizado tan acríticamente que coincide en su idea y su práctica. El secretario general que ganara las primarias alzando la bandera de la izquierda frente al insoportable caudillismo de su rival Susana Díaz ha resultado ser como la pluma al viento del patriotismo español. Y sí, de anunciar que pediría la dimisión de Rajoy, ha pasado a convertirse en un tan fiel escudero que el otro se permite el lujo de engañarlo de vez en cuando, porque muy listo tampoco es. La prueba es que la repentina revelación de las viejas glorias imperiales no le va a servir de nada porque los fascistas cuyo voto corteja, no siendo tontos, votarán the real thing, el PP; y los que de izquierdas queden en sus pagos, se irán a Podemos, aunque en este asunto concreto, Cataluña, no cambiarán mucho de territorio.

El indpendentismo catalán ha dejado a Podemos tan fuera de juego como al socialismo, aunque más preocupado por disimularlo, sin conseguirlo. Las declaraciones de Iglesias de que el independentismo ha despertado el fascismo español son un intento de justificar la equidistancia y la exquisita neutralidad entre la víctima y el victimario, el agredido y el agresor, el encarcelado y el carcelero. Coinciden en todo con las "explicaciones" que aportan los intelectuales orgánicos del PP e, incluso, legitiman mucho más a la derecha franquista porque vienen a decir que ese fascismo estaba "dormido" y, por tanto es algo distinto del gobierno, de la administración pública, de las fuerzas de represión, de la judicatura, de los medios de comunicación; es decir, ese fascismo ahora despierto por culpa de estos indepes delirantes, baja del cielo, como el fuego divino sobre Sodoma y Gomorra porque no estaba activo en ninguna de las instituciones que esta derecha (presuntamente) corrupta y criminal administra a su antojo. Parece mentira que se pueda ser tan irresponsable.

Aunque nada frente a la reciente comparación que se ha hecho entre el independentismo catalán y ETA, comparación en la que se funden una profunda ignorancia (tanto sobre ETA como sobre el independentismo catalán) con una patente mala fe. Los dos datos que fortalecen el matrimonio de esta sedicente izquierda con la derecha franquista. En el fondo, el independentismo, viene a decirse, es ETA. De esta forma los responsables de esta aviesa intención, quieren resolver la cuestión pendiente de cómo explicar que, en contra de lo que se decía a los etarras, en ausencia de violencia puede hablarse de todo. También era mentira. Podemos y los jueces españoles resuelven la cuestión redefiniendo como violencia la manifestación pacífica de ideas y proyectos políticos. La ladina asimilación del independentismo esencialmente no violento con el terrorismo, justifica su represión con métodos, esos sí, esencialmente violentos. 

La fusión entre la derecha y la izquierda cuando de la cuestión nacional se trata adquiere tintes pintorescos con la intervención de Echenique, cuya perspicacia le lleva a la feliz fórmula descalificatoria referida al PDeCat de que, aunque la mona se vista de seda, mona (corrupta) se queda. Es una interpretación a la pata la llana de la vieja teoría izquierdista de que el nacionalismo es una cuestión de la burguesía. Y, ya se sabe, en donde hay burguesía, hay corrupción. La teoría ha resurgido recientemente para descalificar el independentismo sin verse obligado a razonar más al fondo de las cosas explicando por qué una reivindicación de la corrupta burguesía tiene el apoyo cerrado de la izquierda de ERC y de la más izquierda aun de la CUP. Echenique lo zanja con el asunto de la mona, sin reparar en que la mona se quedará mona, pero el independentismo aparece como un vestido de seda, paradigma, al parecer, de la elegancia. Más claro: lo que se critica, paradójicamente, es que la corrupta burguesía quiera parecer otra cosa. Pero esa otra cosa, el independentismo, es deseable, cosa que el propio Echenique descarta.

Como todos los descartes en esta partida que la izquierda española ha perdido. Suelen sentenciar sus partidarios más ilustrados que la izquierda no puede ser nacionalista porque es internacionalista. Y les parece algo incontrovertible, que muestra cómo los postulados independentistas, siendo nacionalistas, no son sino pulsiones tribales, primitivas, atrasadas, incapaces de remontarse a una visión básicamente internacionalista del proyecto de la izquierda. Algo que nada tiene que ver con los horizontes angostos de la nación. Algo distinto. 

Distinto. Estupendo. Exactamente ¿en qué? ¿Qué tiene que ver con el internacionalismo la negación del nacionalismo y/o independentismo ajenos? ¿En nombre de qué se niegan (y hasta se combaten y reprimen) estos? ¿En nombre del internacionalismo o en nombre de otro nacionalismo que se da tan por supuesto que ni se menciona? Lo cual es lógica medida de supervivencia porque, si se hace, deberá reconocerse que un nacionalismo vale lo mismo que otro; o sea, nada, según la doctrina de que la izquierda no es nacionalista sino internacionalista. Y, nada por nada, tanto da.

¿O no? ¿O lo del internacionalismo es un cuento de las mil y una noches y la izquierda española es española antes que izquierda?

Y eso explica, en parte, el impacto destructivo del independentismo catalán sobre la izquierda española. Esa revolución de nuevo tipo que se ha incubado y está desarrollándose ante las narices de quienes se llamaban revolucionarios a sí mismos sin haber sido capaces de olfatearla. Al contrario, dedicados a combatirla denodadamente, codo a codo con la derecha.Porque valen mucho.

dissabte, 9 de desembre del 2017

Solo yerra quien reincide

No ir en lista única fue un error del independentismo. Había sin duda razones, podían entenderse humanamente. Pero los seres humanos tienden a extralimitarse y lo que en un momento fue comprensible, pasa a ser vituperable si se repite. Las prisas, la necesaria definición del PDeCat, los nervios, el humano deseo de saber cuáles sean nuestros poderes, todo iba contra la lista única y a favor de las separadas. Pero si ahora estas listas se enfrentan entre sí en una especie de guerra de baja intensidad en un principio, se está mostrando un flanco débil por el que llegarán ataques. En las guerras, sabido es, la primera víctima es la verdad y los medios son maestros en disfrazar cadáveres y representar con ellos una danza de la muerte. Obsérvese cómo El País vierte ponzoña en donde quiere ver una grieta en lo que más miedo le da: la unidad del independentismo. El diario independiente acaudilla el frente patriótico español, la escuadra hacia la muerte, la División Azul contra el comunismo y hoy el separatismo que para Franco siempre fueron juntos. Y no para en barras. Si hay que hacer demagogia, se hace; si hay que mentir, se miente. La unidad de España impuesta por el franquismo está por encima de la verdad y, desde luego, la justicia. Así que, si hay que decir que en Bruselas el siete de diciembre había 10.000 pelagatos cuando ya las cifras más seguras y contrastables hablaban de 45.000, se hace. Hoy, que la cosa va ya de 60.000 (según la policía federal) y hasta se habla de 90.000 contando la ocupación hotelera registrada y datos así, seguro que El País rebaja a 5.000 para compensar.

Consideración general: es admirable que se defienda la causa de la nación española; admirable y muy legítimo. Como lo es defender la nación catalana. Si la defensa española se manifestara de modo más limpio, directo, sincero, legal y no mintiendo, engañando, amenazando, agrediendo y reprimiendo, llevaría mucho ganado. Pero, en fin, allá cada cual.

Lo que el frente independentista debe evitar es dar pábulo a la fragmentación y los enfrentamientos. Que la unión hace la fuerza es casi una verdad apodíctica. Pero queda ese "casi" de la compleja condición humana.En el momento de dejar libre rienda a esta conviene recordar que la acción de las fuerzas políticas independentistas está enraizada en una acción unitaria y transversal de la sociedad que llevará muy mal y con razón un enfrentamiento entre sus dirigentes. El personal se ha manifestado en Bruselas por los presos y exiliados políticos, igual que ha contribuido a pagar las fianzas de los presos políticos; no de unos u otros presos políticos. Y así parece lógico que siga siendo. Todo el mundo dice tener claro el objetivo final así como la idea de que los medios para alcanzarlo pueden variar. Pero no tanto que lo hagan peligrar. Son humanas discrepancias tácticas y estas se entienden en un clima de buena voluntad para formar una unidad en la pluralidad. Luego, cuando ese objetivo final se haya alcanzado, será el momento en que cada cual seguirá el camino que la fortuna le marque, como decía Virgilio que haría Eneas.

Muy oportuno

Muy oportuno teniendo en cuenta con quién nos jugamos los cuartos. Con un partido imputado en procesos penales, metido hasta el cuello de sus más elevados dirigentes en la corrupción, en donde la mentira, el engaño, la falsificación están a la orden del día. Cuando no ven un jaguar en un garaje y no saben quién les paga los trajes, ignoran en dónde andan 500 millones de euros de una tasas judiciales que cobraron indebidamente. Pues en algún sitio ignoto a donde podrían ir 500.000 votos a candidaturas "radicales" si les dejan. Un partido que colabora con la justicia machacando a martillazos los discos duros pruebas en procesos o perdiendo expedientes incriminatorios por cientos de millones de euros presuntamente afanados por sus dirigentes.

Una joya de partido, presidido por un individuo cuya catadura moral quedó establecida en una afirmación vergonzosa a comienzo de su mandato: "no he cumplido con mi palabra pero sí con mi deber".

¿Cabe esperar cualquier cosa de gente así? Supongo que no lo duda nadie. Otra cosa es que quienes debieran estar señalando estos datos todos los días, los partidos de la oposición, se atrevan a hacerlo. Al contrario, no solo no lo hacen sino que simulan otorgar crédito a las medidas adoptadas por un gobierno y un partido inmersos en la corrupción, como si fueran personas de fiar.

Las organizaciones sociales hacen muy bien en organizar procedimientos paralelos para garantizar la limpieza de los comicios hasta donde puedan. Por cierto, también sería recomendable que trajeran observadores extranjeros. Aparte de la motivación evidente, se añade que la Junta Electoral Central no quiere ni verlos porque dice que no son necesarios. Por supuesto, para ella, no; son necesarios para todos los demás. En consecuencia, los observadores extranjeros deben venir y observar aunque sea sin el reconocimiento oficial de la Junta. No se les puede impedir y el reconocimiento no les hace falta.

De haber algún tipo de discrepancia en los resultados entre la Junta Electoral Central y los observadores, no habrá duda alguna de cuáles serán más fiables.

divendres, 8 de desembre del 2017

El franquismo

Realmente entiendo a esas gentes conservadoras y hasta reaccionarias para quienes lo del franquismo es como una necrofilia de la izquierda de la que esta debiera liberarse por su equilibrio mental. Es verdad. Aquí hay Franco y franquismo hasta en la sopa y, sin embargo, sostienen estos ejemplares patricios, Franco lleva más de 40 años muerto y no pinta nada. Así está Comín, de ERC, con ese aspecto de revolucionario en invierno, llamando "franquistas" a los gobernantes. Ya vuelven las vetustas izquierdas por donde solían. Los pardos prados del Edén.

¿Seguro? Mírese con atención la noticia. En esta se da noblemente cuenta de que Toni Comín no se considera destituido porque a él, dice, no lo destituye el fascismo sino la voluntad soberana del pueblo. Obsérvese ahora el pie de la foto. En él se dice que "El exconseller de salud, Antoni Comín...". Es decir, lo da por destituido, diga él lo que diga. Desde un punto de vista material y de aplicación de la fuerza, sin duda, así es. Pero eso es, precisamente, el franquismo, porque desde un punto de vista ético y político el conseller no está destituido; él no lo admite y alguien más, por ejemplo, Palinuro, tampoco. Por entender que esa destitución es ilegal, no ajustada a derecho. Por eso, en estos pagos, Comín es conseller, igual que Puigdemont presidente y Junqueras vicepresidente. Un signo indubitable del franquismo: tener presos políticos y negarlo. En tiempos de Franco, tampoco se admitía que existieran estos presos y se les llamaba "sociales", lo cual introducía fabulosas confusiones en un régimen que encarcelaba a los homosexuales dentro de esa rúbrica y aplicaba la legislación de peligrosidad social vulgarmente conocida como "ley de vagos y maleantes" y todavía más vulgarmente, ya en argot carcelario, "la gandula". Y de los exiliados políticos no se hablaba, salvo para probar que estaban al servicio de alguna forma de la "Antiespaña", así como Puigdemont es, como todo el mundo sabe, el agente ruso Cipollino.

Pero si alguien quiere alguna prueba más fehaciente de la omnipresencia del franquismo y de los franquistas, ahí está Cristina Cifuentes que se queda la última de Filipinas en la negativa de investigar nada del pasado criminal de la dictadura. Cómo será el asunto de horrible que hasta C's se ha abstenido y ha dejado a la presidenta el amargo caliz de defender que no se investiguen los crímenes del franquismo, no porque, siendo tantos, quizá no haya tiempo en esta era geológica sino por alguna otra alambicada razón que ni ella entiende, algo que murmura sobre una "ley de punto final" a la que parece oponerse. Puro franquismo. Daba igual lo que dijeran los gobernantes y eso cuando se dignaban decir algo. Declaraban lo primero que les venía a la cabeza porque sabían que nadie les pediría cuentas de sus palabras. Como Rajoy que, a este respecto, es un franquista de manual. 

La manifestación por la libertad de los presos políticos en Bruselas

Aquí mi crónica para elMon.cat sobre la manifestación de Bruselas para pedir la libertad de los presos políticos en España. Pasé más frío que un pollo desplumado, pero confirmé una vez más mi admiración y mi respeto por este pueblo que he elegido como mío con toda modestia. ¡Es tan raro, tan insólito que la gente en su comportamiento colectivo te lleve el corazón a la garganta!

Con todo, esto no es una apreciación sesgada ni prejuiciada. Relato lo que vi y aquello en lo que participé. Al final doy cuenta de lo que considero son los tres últimos hitos del camino de los catalanes hacia la libertad: 1) el referéndum del 1/10; 2) la Declaración de Independencia del 27/10; 3) la manifestación por la libertad de los presos políticos del 7/12. En los tres he tenido la suerte de participar activamente y vivirlos de modo directo. En el 4), las elecciones del 21/D, no podré hacerlo de igual modo; pero compenso en lo que puedo yendo en la lista de ERC.

Aquí la crónica en castellano.

Qué ha pasado en Bruselas

Escribo esta crónica desde Bruselas, en casa de un amigo mío catalán que tiene una pequeña empresa de diseño textil y es independentista, como una amplia muestra de la colonia catalana en la capital de Bélgica. Departimos amigablemente un par de horas antes de la manifestación mientras se confeccionan lazos amarillos o nos procuramos otros distintivos que nos pongan en el universo simbólico de la próxima República Catalana. Yo me pronuncio por una estelada que llevo anudada al cuello como si fuera la capa del capitán Marvel.

También nos cruzamos datos y suposiciones sobre la manifestación/concentración, su recurrido y posible asistencia, teniendo en cuenta que hay una llovizna pertinaz y una temperatura de escasos 3º, casi gélida. Algunos de los asistentes han hecho el camino en coche o autobús saliendo por la parte oriental de la frontera y cambiando en Lyon, mientras que otros lo hemos hecho por la occidental, pasando por Burdeos y París hasta Bruselas. Hay informaciones fehacientes de que la policía y la guardia civil se han empleado a fondo por órdenes de la superioridad para boicotear la asistencia al acto: han retenido los coches en la frontera con los más fútiles pretextos y ocasionando largas colas de salida; han retrasado el AVE con el resultado –querido- de que los pasajeros perdieran la conexión en Lyon; o han postergado la salida de dos charters de Reus, obligando a cancelar los vuelos. Toda la gente que se ha quedado en España en contra de su voluntad es víctima de esta política de entorpecimiento de las manifestaciones populares por parte del gobierno, sobre todo si son independentistas

La asistencia al acto ha sido motivo de la habitual –y en este caso más ridícula si cabe- censura y desinformación de la derecha. Y digo más ridícula porque si los medios españoles avanzaron prescientemente la cifra de 10.000 asistentes a la media hora de comenzar el acto, la policía belga que tuvo muy discreta presencia, pero dispuso de un helicóptero durante el acto, cifró la asistencia en 45.000 personas. Daba igual, los medios españoles de comunicación y manipulación siguieron repitiendo como loros la cantidad de 10.000.

Este debate, además de irritante y absurdo pasa por alto un hecho evidente. Aunque los 45.000 asistentes de la policía hubieran sido los 10.000 de los medios españoles, no cabe duda de que no son lo mismo 10.000 manifestantes a trescientos metros de sus casas en una tarde de primavera que a 1.500 kms de distancia teniendo que pagarte tú el viaje y la estancia y con un frío, un viento y una lluvia muy desapacibles. Una persona que se manifiesta en esas condiciones, obviamente, no es mejor ni peor que la que lo hace en las condiciones anteriores pero, sin duda, su convicción, su fuerza de voluntad, su compromiso y tenacidad son muy superiores.

Coincidimos un montón de peregrinos en un hotel barato a 60 km de Bruselas para pasar la noche anterior porque en un radio inferior no había habitaciones y las que se ofrecían oscilaban entre los 2.000 y los 3.000 euros por noche. Ley esta de la oferta y la demanda del capitalismo en el mercado que deja a los medios españoles a la altura del Berrido de Tennessee en el famoso cuento de Mark Twain a la hora de saber si había mucha o poca asistencia. Más tarde serían los comercios del recorrido los que agotarían las existencias y la policía la que cerraba los accesos al metro por colapso. Quienes pernoctamos en el motel en cuestión, sin conocernos entre nosotros, coincidimos en el bar a las siete de la mañana para ponernos en la carretera a fin de llegar a Bruselas antes de las once.

No hace falta decir que esas carreteras de acceso, aparte de los atascos habituales en días laborables, venían cargadas de autos con símbolos independentistas. Por supuesto, los medios españoles no pudieron dar nada de esto porque su función, como se sabe, es ocultar todo lo que disguste al gobierno de la derecha y, en cuanto a los catalanes, TV3, en concreto, recibieron la prohibición de dar noticia alguna de este importante evento en Europa salvo al ritmo ridículo de un minuto en directo cada media hora. Censores e inquisidores políticos sometiendo a yugo a los periodistas, algo típico de los fascistas al estilo de la Junta Electoral Central.

Mi impresión, y la de las numerosas personas con las que hablé, es que allí había bastante más de 45.000 personas, que la estimación policial era pacata y que de 60.000 probablemente no bajaban. Seis veces la Anábasis en condiciones también muy duras. Gente joven y de mediana edad, aunque también bastantes abuelos con empuje, entre ellos el firmante de estas líneas. Cientos de autocares, miles de coches particulares y, como siempre, ni un destrozo, ni un acto de vandalismo o violencia, ni una agresión y con las papeleras haciendo a la perfección su importante trabajo. Nos quedamos hasta el final de la manifestación y damos fe de que, así como las ambulancias no tuvieron que intervenir, tampoco el servicio municipal de limpieza, que cerraba la marcha, necesitó esforzarse.

Alegría en todo el recorrido, pero también mucha conciencia: “Llibertat presos politics”, “Visca la Terra”, “Visca la República Catalana”, “Puigdemont el nostre president” fueron las consignas más coreadas y El Segadors y L’Estaca los sones más escucuchados. Compartí marcha con muchos amigos y conocidos y me hice unas cincuenta selfies con gente muy variada. Había una sensación compartida de emoción, de sentido de la importancia del momento y de orgullo común por lo que se estaba haciendo. Carteles con los retratos de los presos políticos y letreros alusivos a la independencia, la nación catalana, la opresión española y el olvido y dejadez de las instituciones europeas que abandonan un pequeño pueblo fier de lui même en las garras de un régimen corrupto y fascista.

Cerraron el acto sendos alegatos de Javier Coma, de la CUP, Marta Rovira, de ERC, Toni Comin, de JxS y el presidente Puigdemont. Rovira leyó el último artículo publicado por Junqueras, de fuerte contenido sentimental y moral y animó a la gente a votar el 21D para evitar que Cataluña caiga en manos de sus enemigos y el Presidente afianzó su teoría de la importancia del movimiento de la gente y la ciudadanía en la Europa de hoy y del futuro frente a la idea anquilosada de una UE estatolátrica.

Diga lo que diga el gobierno de la derecha y el bloque del 155 y por mucho que intenten ignorar su significado este acto ha despertado una enorme expectación en Europa, ha puesto a Cataluña más en el mapa si cabe, ha dado fuerzas renovadas al movimiento independentista y ha puesto brutalmente de relieve la diferencia moral entre una acción impulsada por el ideal político desinteresado y los ridículos aquelarres del españolismo (llamado “constitucionalismo” por la derecha desde el PP al PSOE) que todo lo más reúnen un par de miles de manifestantes de toda España en Cataluña, si el tiempo lo facilita, se les paga el viaje y se les garantiza la impunidad cuando apaleen a algún pacífico viandante.

Y hay más: la manifestación de Bruselas puso de relieve la unidad del independentismo (que sus enemigos tratan de minar manipulando los resultados de los sondeos) y fue un hito más en este reciente encadenamiento de hechos decisivos que apuntan en la dirección del éxito en las próximas elecciones y la consolidación de la República Catalana. La enumeración es clara:

1º) el referéndum del 1/10 y su aplastante resultado a favor de la independencia;

2º) la declaración política de independencia el 27 de octubre siguiente en el Parlament;

3º) la manifestación de Bruselas por los presos políticos del 7 de diciembre; y

4º) las elecciones del próximo 21 de diciembre en las que sin duda se dará un triunfo del independentismo con holgada mayoría absoluta que los medios de comunicación españoles y otros órganos de confusión y propaganda quieren reducir a un descenso de aquel.

Ese es el significado de Bruselas.