dijous, 6 de juliol del 2017

Palinuro debuta en el teatro

Sí, señoras, y haciendo nada menos que de general Valeriano Weyler, al tomar el mando de la tropa española en la 3ª guerra de Cuba con unas ideas muy claras de cómo compaginar la eficacia militar con los derechos humanos de la población. Lamento no tener mejor imagen, aunque esta, tomada en vídeo por mi hijo Héctor con su móvil, tiene su aquel. Así no se nota lo malo que soy arengando tropas.

Mi amigo, el dramaturgo Marcel Vilarós, ha escrito una pieza llamada El meu avi va a anar a Cuba, correspondiente al título de una vieja habanera que, al parecer, conoce todo el mundo en Cataluña. Es un texto magnífico, un resumen de la guerra de entonces que funciona como explicación y metáfora del actual conflicto catalán así como una historia sentimental, profunda, literaria, poética. Es un relato como un mosaico que va componiéndose de variadas formas a lo largo de la historia y concluye con un final espléndido.

Marcel me pidió un prólogo. Lo escribí y lo titulé Menos se perdió en Cuba, sin ninguna mala intención. El caso es que el otro día, aprovechando mi paso por Barcelona, me autoinvité al ensayo general de la obra que se hizo en Mataró, en unos locales muy apropiados para estos menesteres de la gente de la farándula. La compañía de Marcel se llama Teatre Blanc y negre y, su elenco es una gente magnífica, muy bien integrada, con buena dirección y capaz de representar conflictos profundos de la condición humana con sencillez, alegría y un punto de farsa y un montaje minimalista. Un privilegio ver el primer ensayo general de la obra y más aun participar en ella, dejando alto el honor de España frente a criollos felones, rebeldes mambises, esclavos fugados y los Estados Unidos de América.

Gracias amigxs y, ya sabéis, mucha mierda.

dimecres, 5 de juliol del 2017

No basta con ganar la "liga"

Sí, efectivamente, da la impresión de que "la liga de la izquierda" está ganada. Aquí de sorpasso ya no habla nadie. No sé en Córdoba. Ha sido un "resurgimiento" de la nada como un relámpago. Primero se ganaron las primarias contra toda previsión y luego se ganó la "liga" por arrinconamiento. Toda la esperanzada aventura de Podemos con el espíritu del 15M se ha reducido a la acción parlamentaria cotidiana con puntos de originalidad y provocación que la práctica parlamentaria acaba engullendo siempre. La esperanza de llegar al gobierno depende del partido que se había pretendido aniquilar. KO.

Y, entre tanto, también, la de articular una oposición eficaz que revele los mecanismos y responsabilidades concretas por la corrupción y revierta las políticas más agresivas de la derecha. Para todo eso y más, la participación del PSOE es imprescindible. Porque es el partido hegemónico de la izquierda.

Pero, además de ganar la "liga" de la izquierda, el PSOE tiene que ganar la carrera de obstáculos de la cuestión catalana. Y eso no es tan sencillo. A la reunión del jueves con Rajoy, Sánchez lleva dos encargos: uno, trasmitir al presidente de la Gürtel la preocupación real con Cataluña; dos, insistir en que ese mismo presidente de los sobresueldos proponga algún tipo de solución política, más allá del cumplimiento de la ley.

Es una actitud muy razonable: que antes de echar mano a la cachiporra, el Estado se siente a negociar alguna fórmula aceptable por ambas partes. Tratándose del PP, esto es una quimera. Pero se trata, cuando menos, de un gesto, algo que se pueda invocar para justificar el apoyo del PSOE al gobierno en este contencioso.

Pero lo ideal sería que, además de instar al gobierno a "abandonar el inmovilismo" y a encontrar una "solución política", el PSOE aportara la suya. Cosa muy urgente por cuanto del otro lado ya se ha advertido que una posible solución es la intervención de las fuerzas armadas.

Auto de terminación

Aquí mi artículo de hoy en elMón.cat que no puede llamarse "Auto de terminació" porque el catalán no admite ese juego de palabras, como sí lo permite el castellano.

La idea es clara y no requiere mayor comentario: la Ley de Autodeterminación de Cataluña es, en realidad, un auto de terminación de este conflicto que nunca debió haberse producido.

A continuación, la versión castellana:

Auto de terminación.

El proyecto de ley presentado por el Govern en el Parlamento y explicado luego por el presidente Puigdemont es un paso decisivo en el proceso catalán. Será aprobado en agosto y vendrá acompañado de una ley de transitoriedad que, paradójicamente, vendrá a poner fin a una situación transitoria que ya se prolonga demasiado tiempo.

Demasiado tiempo hablando del “derecho a decidir”, eufemismo para no herir susceptibilidades unionistas (siempre a flor de piel) para acabar por donde habría que haber empezado: proclamando el derecho de autodeterminación de los catalanes, como nación que son. Y eso, diga lo que diga el Tribunal Constitucional español (TCE), que no es tribunal ni constitucional sino solo un órgano político y represivo más del Estado y cuya competencia para determinar si una colectividad es una nación o no es inexistente.

El proyecto de Ley de Autodeterminación de Cataluña, en realidad, incorpora una especie de auto de terminación porque viene a poner fin a un conflicto cuyos rasgos pueden resumirse en tres momentos: a) el pasado, desde los orígenes hasta la inepta sentencia del TCE de 2010; b) el presente, el auge del independentismo en el último decenio provocado por la creciente convicción de que no hay posible encaje de Cataluña en el Estado, salvo que acepte su desaparición como nación; c) el futuro, cuando los catalanes, habiendo tomado la iniciativa, deciden constituirse como Estado, ignorando los obstáculos que opone el español, deslegitimado, corrupto, autoritario, fracasado e incapaz de encontrar una solución democrática y satisfactoria al conflicto.

Por eso, el proyecto de Ley de Autodeterminación es, además, un auto de terminación de una situación absurda e insostenible. Un gobierno y un partido corruptos, infestados de ladrones, reaccionarios, clasistas y meapilas, capitaneados por el responsable político (y, en buena medida también penal) del desaguisado carece de toda autoridad moral para imponer el cumplimiento de la ley que ellos mismos violan cuando les interesa. Un gobierno y un partido que han arruinado el país, esquilmando a los pensionistas en favor de los banqueros, pretenden ahora que los catalanes acepten resignadamente el saqueo de que son objeto, renuncien a sus derechos y se sometan a la tutela de una clase política española neofranquista, tan estúpida y centralista como inmoral.

Para ello cuenta con la ayuda del principal partido de la oposición, el PSOE, cuyo nacionalismo español es tan de cuarto de banderas y tan ignorantemente imperial como el de las derechas. Sánchez, la fracasada esperanza de un punto de vista nuevo en este conflicto, sale de su entrevista-pleitesía con el Borbón diciendo que lo nota “muy preocupado con Cataluña”. Va a resultar que el que parecía tonto lo es mucho menos que sus cortesanos. ¿O es que a Sánchez no le preocupa Cataluña y cree que Felipe VI exagera?

Por si acaso, la ministra Secretaria General del Movimiento pepero traduce a términos castrenses las sordas amenazas a los catalanes que soltó el otro día el Borbón, tras reconocer que el régimen al que él debe el trono era una dictadura. Una dictadura sobre la que, según sus propias palabras, no podía construirse porvenir alguno de España, por ejemplo, su trono, sostenido sobre más de cien mil fosas anónimas con otros tantos asesinados por el dictador que nombró rey a su padre, como podía haberlo nombrado chambelán de retretes. Recuerda la ministra Cospedal lo innecesario: que la última ratio de esta banda de presuntos delincuentes que ha destrozado España es el ejército, un ejército que lleva trescientos años sin ganar una guerra internacional y las únicas que ha ganado han sido civiles, contra su propio pueblo y si no estaba bien armado.

Tal es la legitimidad y autoridad de la monarquía española sostenida por una oligarquía tradicional nacionalcatólica y corrupta, con el apoyo de una izquierda sumisa, sin proyecto propio, asustada ante las sempiternas baladronadas de una derecha que monopoliza el nombre de un país que nunca tuvo clara su viabilidad pero al que ella, heredera de Franco y el propio Franco, han destruido para siempre.

Así que el proyecto de Ley de Autodeterminación de Cataluña es, también, el auto de terminación de una nación que ya se ha convencido de que no tiene posibilidades dentro del Estado español.

Otro día hablaremos de las ridículas jeremiadas de la prensa madrileña sobre si el proyecto catalán tiene más o menos garantías, prevé unas u otras mayorías o minorías, porcentajes de participación, etc. Tuvieron todo el tiempo del mundo para negociar los términos de la consulta y, en su típica soberbia de señoritos se negaron a hacerlo. ¿De qué se quejan ahora?

Hoy, Palinuro en Jaén

En la UNED de Alcalá La Real, Jaén, han tenido el arrojo de organizar un curso sobre España a examen: retos del modelo territorial tras 40 años de democracia, al que han tenido a bien invitar a Palinuro. Por cierto, hay una errata en la convocatoria que no ha podido resolverse por lo que es menester avisar sobre ella: Palinuro no intervendrá a las 19:00 del día 5 de julio, sino a las 17:00. El orden de los dos primeros intervinientes está invertido.

El tema que los organizadores me han asignado es tan genérico que facilitaría despachar el asunto sin muchos miramientos. Pero no es ese el modo palinuresco, así que mi intención es partir de una precisión y llegar luego a una previsión. La precisión: el Estado de las Autonomías ya ha fracasado. Solo está esperando quién lo entierre. Vivimos ahora un presente difícil, de muchas propuestas y contrapropuestas. Tiene gracia, por ejemplo, Pedro Sánchez instando a Rajoy a que dé una solución política a la cuestión catalana cuando es obvio que el mancebo no tiene ni idea de lo que le hablan. Y también la tiene que el que interpela, el socialista, tampoco.

Ambos están aferrados al recurso a la legalidad, que no es si no una falacia porque el problema no es de legalidad, sino de legitimidad. Por eso, la previsión es que Cataluña será independiente ante la incapacidad del Estado español de impedirlo, tanto del gobierno como de la oposición.

Nos vemos en Alcalá la Real.

dimarts, 4 de juliol del 2017

Los dos países

En España coexisten dos dinámicas políticas distintas con trayectorias independientes que, sin embargo, se interrelacionan, generalmente de modo hostil. De un lado, en el Estado, un gobierno en minoría, sumido en una corrupción estructural sin precedentes, que ha arruinado el país con una política agresiva hacia las clases populares y medias, grandes perjudicadas por una crisis que se ha gestionado en beneficio de los ricos, las empresas y los bancos. De otro, en Cataluña, un gobierno de la Generalitat comprometido con una hoja de ruta hacia la independencia mediando un referéndum que el del Estado y la oposición socialista y de C's tratan de impedir por considerarlo ilegal. Son dos realidades coetáneas que requieren tratamientos muy distintos.

La reciente elección de Sánchez permitió abrigar la esperanza de que se estableciera algún tipo de entendimiento y negociación entre ambos campos para evitar una confrontación. Pero la esperanza se desvanece por momentos. En su primera conversación a raíz de las primarias, Sánchez comunicó a Rajoy la coincidencia del PSOE con el PP en el rechazo al referéndum por ilegal. El PSOE se alinea con la política de confrontación del PP. 

En ese espíritu se producirá la entrevista de hoy del Secretario General del PSOE con el Rey (entrevista que consolida el carácter dinástico del PSOE y elimina la perspectiva republicana)  y la que mantendrá el próximo jueves en La Moncloa con Rajoy, el principal responsable de este desastre en el que no quiere quedarse nadie pues empuja a los jóvenes a la emigración y a los catalanes a la independencia.

Sánchez ha pasado de anunciar que pediría la dimisión de Rajoy en cuanto asumiera el cargo a apoyarlo en su faceta más belicosa y a coordinar su acción con él. En teoría, nada extraño. Algo dentro de las normas de cortesía de los países democráticos, aunque Rajoy solo tenga una noción aproximada de ellas, especialmente frente a Pedro Sánchez, a quien desaira siempre que puede.

Esa actividad en la política española contrasta con su ausencia en la específicamente catalana. Ni un gesto que apunte en la dirección del entendimiento y la busca de soluciones democráticas. Respaldo total al tosco, falaz y fariseo argumento del gobierno frente al referéndum de equiparar democracia y legalidad (lo cual es básicamente correcto) y emplear luego la legalidad como el requisito de toda acción política. El problema es que la legalidad en sí misma es una decisión política. La ley se aprueba o se deroga en el Parlamento, que es un órgano político que está para eso. El PP precisamente ha debido de batir la marca de leyes derogadas, modificadas o promulgadas. Que el referéndum sea legal o ilegal depende de una decisión política. En este caso la decisión política previa de que no haya referéndum en Cataluña. Caso de haberlo, se aplicará la ley en la modalidad represiva que el gobierno, este gobierno, considere proporcional.

La cuestión de con qué autoridad actúa el gobierno frente al independentismo catalán no se plantea. No la plantea ni el PSOE cuando lo apoya incondicionalmente. Pero que no se plantee no la hace evaporarse. Es una cuestión objetiva. ¿Con qué autoridad invocan el gobierno y el PSOE la legalidad siendo así que el primero se la ha saltado o la ha modificado a su antojo gracias a su pasada mayoría absoluta? Realmente, su posición es muy débil.

En cambio, tienen enfrente una iniciativa política clara, bien articulada y con un amplísimo apoyo social y movilización permanente transversal. Algo con lo que no habían contado y frente a lo que carecen de respuesta que no sea la represión. En este momento, el factor decisivo es la voluntad política de la Generalitat de realizar el referéndum y actuar en consecuencia. Y parece no ofrecer dudas. La Generalitat no se pliega. El hosco camino de la represión está lleno de imponderables y, por supuesto, podemos encontrarnos todo tipo de situaciones, incluida la inhabilitación del presidente Puigdemont y hasta su encarcelamiento si, como es muy probable, no acata la inhabilitación.

La pregunta es si el PSOE está dispuesto a ser causante de ese escenario en el que se multiplicarán las presiones de la comunidad internacional. Y teniendo en cuenta que, aunque se consiga restablecer ahora la legalidad represiva, ello solo apunta a un futuro de permanente ingobernabilidad mientras no haya una solución satisfactoria para las dos realidades, correspondientes en verdad a dos países.


dilluns, 3 de juliol del 2017

Pedro y Pablo no suman

Hace unos días Pedro y Pablo estuvieron de santo compartido. Quizá sea lo único que comparten: la onomástica, el santo. Ya no el santo y seña, lo cual es razonable, dado que no hay operación alguna. Negándose C's a cualquier acuerdo con Podemos y viceversa, no hay posibilidad de moción de censura sin contar con los votos de los indepes catalanes y ese es el embrollo de la política española. Sánchez aseguró que pediría la dimisión de Rajoy como primera providencia de su SG y no solo no lo ha hecho sino que no lo hará porque ve que no basta con pedir la dimisión. Hay que forzarla, cosa solo posible con los votos catalanes que el PSOE repudia de raíz sin mucha justificación.

Sobre todo porque la única alternativa -y una por la que suspira el ala derecha del PSOE- es la gran coalición de hecho o de derecho, una especie de gobierno de unión nacional que sume los escaños del PP, el PSOE y C's (254) en todo lo relativo a Cataluña. Esta alianza no tendría por qué ir en detrimento electoral del PSOE pero, desde luego, barrería su expectativa de configurarse como el partido hegemónico de la izquierda.

Ninguno de los dos puede llegar al gobierno por sí solo. Juntos, tampoco, porque cada uno de ellos veta al posible aliado del otro. Y, por si acaso no lo hiciera, probablemente Rajoy tiene ya preparado el decreto de disolución para elecciones anticipadas.

¡Que viene la Montonera!

Estos catalanes son gente muy peculiar y tremendamente tornadiza. Hoy amanecen nazis y mañana resultan ser bolivarianos. Eso no es serio, hombre. A ver si fijan ya el rumbo y se les aplica la correspondiente cataplasma.

El País se apunta a la cruzada antivenezolana pero lo hace con documentos fehacientes, que desmenuza y analiza con verdadero susto; tanto que acaba haciéndose un lío. Ese proyecto o bosquejo o preludio de ley de transitoriedad no tiene en sí mismo otro defecto que su inverosímil prolijidad ante el imponderable de la reacción del Estado a la mera aprobación de la ley. Superado este nada pequeño obstáculo, todo lo demás vendrá rodado. Pero rodará, según anuncia la Generalitat, de un modo muy europeo y, por tanto, poco bolivariano. Sobre todo porque el propio proceso bolivariano cita explícitamente como modelo el de Islandia, país europeo, aunque lejano.

Este post no necesita texto



Que cada cual ponga el que quiera.

diumenge, 2 de juliol del 2017

El recto camino

La política, la continuación de la guerra por otros medios algunos de los cuales pueden ser las acrobacias y las burlas, propias de la lucha libre profesional en lugar de los cruentos. En general, los políticos no son belicosos. Pero les gusta aparentarlo. Sea guerra, sea lucha libre, lo esencial es que no hay reglas. Los golpes pueden venirte de cualquier parte. No puedes tener espalda y las palabras son los primeros puñales envenenados, que se clavan al enemigo o al aliado, según convenga.

El País está muy molesto con el anunciado giro izquierdista del PSOE. Las declaraciones antirreferendarias de Sánchez lo han tranquilizado en el frente catalán, pero los compadreos con Podemos le parecen peligrosos. Así, tras haberlo apoyado a medio gas en su enfrentamiento con Susana Díaz, ahora lo castiga restándole votos por su proclividad izquierdista. No se pone aquí en duda la validez de los datos, sino su interpretación. Según el diario el descenso en apoyo electoral (subrayado retóricamente al presentarlo como una reversión de una trayectoria ascendente) se debe al supuesto abandono del centro y la aproximación a Podemos. Pero esa interpretación es tan válida como la contraria, esto es, que se castiga al PSOE por no haberse echado suficientemente a la izquierda. Las redes están llenas de críticas a lo que se considera el retorno del "nuevo PSOE" a las pautas entreguistas del viejo. Es incluso tan válida como una "técnica", esto es, que el electorado se da un respiro antes de consolidar una tendencia porque no es infrecuente que las decisiones electorales de cambio se tomen en dos tiempos.

El PSOE, según este ponderado parecer del que está consagrándose como el diario de referencia de la derecha, debe rectificar el rumbo garantizando dos extremos: la estabilidad del gobierno de la derecha hasta el fin de la legislatura y la unidad de España a base de impedir la realización del referéndum separatista. No se sabe si porque cree que es la condición normal de la política o, por el contrario, por creer que es extraordinariamente anormal, el conservadurismo simula pensar que un gobierno desprestigiado de raíz en toda su gestión por sus prácticas autoritarias y corruptas tiene autoridad para enfrentarse a la reclamación independentista con unos procedimientos que la comunidad internacional ya está dejando claro que no verá con buenos ojos.

Cuando España fue excluida de la ONU, en Madrid aparecieron pintadas falangistas del tenor "Si ellos tienen ONU, nosotros tenemos dos". Muy probablemente, la derecha esté tentada a responder de igual modo delirantemente autárquico ante una eventual intervención exterior en el conflicto con Cataluña. La cuestión es averiguar si esa será también la línea que adopte el PSOE. ¿Cuál es el recto camino del PSOE en la cuestión del referéndum y consecuencias? ¿El mismo que el de la derecha?

El error del nacionalismo español es enfrentarse al independentismo con los conceptos de hace un siglo. El nacionalismo catalán del XIX y primeros del XX se articuló en términos políticos, como asunto de partidos y en ese terreno tuvo las respuesta del nacionalismo español, la misma que este ha empleado en la aceleración del conflicto desde la reforma del Estatuto de 2006. No percibió que el independentismo había dejado de ser un asunto político para ser social en su sentido más amplio; había dejado de ser monopolio de los partidos para convertirse en objeto de las asociaciones de la sociedad civil; había dejado de ser proyecto de clase (si es que alguna vez lo fue) para convertirse en una reivindicación transversal e interclasista.

Ninguno de los perjuicios que el nacionalismo español prevé a consecuencia del independentismo ha hecho mella en este: el de la división de la sociedad catalana, el del empobrecimiento, el de la ocultación de corrupción estructural del 3%, el de la expulsión de la UE. Al final solo queda la conminación al cumplimiento de la ley apoyada en la amenaza del uso de la fuerza. Asegurar que el apoyo del PSOE a esta línea de acción no es propio de la izquierda suena bien pero es falso. Cuando le tocan la fibra nacional, la izquierda puede reaccionar de esta forma y lo ha hecho en numerosas ocasiones. 

Lo que debe mirarse aquí no es si apoyar la política de represión y uso de la fuerza es más o menos de izquierda, sino si es racional; si el medio elegido es el adecuado para conseguir el objetivo que se propone. Frustrar el deseo de referéndum del 80 por ciento de los catalanes, negar la reivindicación independentista de millones de personas, impedir la acción de sus instituciones representativas y todo ello por la fuerza no es el procedimiento para mantener la unidad de España. Al contrario, ese uso de la fuerza no será esporádico u ocasional, sino que se convertirá en permanente, lo que apunta a una situación de ingobernabilidad insostenible. 

La soberanía de España es limitada tanto hacia el exterior como hacia el interior. Ignorar esos límites es una receta para el desastre y es preocupante comprobar que el PSOE se ciñe al guión.

Palinuro sobre la República catalana en Valls

Aquí el vídeo de la intervención de Palinuro en Valls sobre el tema Camino a la República, magníficamente hecho por los de Ardit Produccions, a quienes además de agradecérselo, pido disculpas porque durante unas horas se lo estuve atribuyendo a mi amigo Ramon Sabaté, que fue quien me advirtió del error.

Una historia de ladrones

En 2011, este sinvergüenza decía esto:




y en 2017, el fondo de las pensiones, saqueado por la banda de presuntos delincuentes estaba así




No ha "congelado" las pensiones.

Las ha saqueado en su propio beneficio y el de sus cómplices. Este año no había dinero para pagar la extraordinaria de julio y en un par más de meses no habrá dinero para las ordinarias.

Lo han robado todo y lo llaman crisis.

Ahora van ustedes, sobre todo los jubilados, y vuelven a votar a estos mangantes.

dissabte, 1 de juliol del 2017

Las mieles del triunfo

Desde el punto de vista humano, las primarias del PSOE componen un relato sentimental. Mientras la candidata derrotada, después de dos bufidos y un par de sofocones, se retiró a su tierra a luchar por su supervivencia, Sánchez, el brillante triunfador se pasea hoy de plató en plató. Atiende a las reiteradas solicitudes de unos medios que no más ayer no recordaban ni cómo se llama. Y no solo los platós. También ocupa toda la pantalla. Triunfaría aunque su campaña de imagen la llevara Diógenes el cínico. 

Las primarias ganadas por Sánchez han sido un aplastamiento a manos de un guerrero, convertido en desfacedor de entuertos con mucha presencia mediática (como dicen en el oficio, "las cámaras lo buscan") y un relato poderoso que hacía un llamamiento a valores muy arraigados entre la militancia del PSOE. Frente a eso, la campaña de Díaz disponía de unos recursos de imagen muy pobres y carecía de discurso. Su derrota se selló el día mismo que se organizó la felonía del 1º de octubre pero ni ella ni sus asesores lo sabían.

A esa legitimidad de origen quiere añadir Sánchez ahora la de ejercicio. Y, en efecto, a partir del apoyo popular que ha concitado y que rebosaba el estrictamente partidista, Sánchez ha resultado un líder en la línea de lo que los especialistas llaman un liderazgo fuerte y transformador. El aparato del partido, que amenazaba ser una fronda, está pacificado y el nuevo equipo dirigente tiene un margen considerable de acción aumentado por el hecho de que, al no estar su victoria prevista, nadie tenía respuestas preparadas para sus iniciativas. Pues no solo lo buscan los medios sino también los otros partidos y tanto lo benefician las solicitudes de Podemos y C's como los bufidos del gobierno y su partido, que dicen no fiarse de él cuando los necesitados de un voto de confianza son ellos.

La iniciativas petrinas han consistido en lo esencial en abrir conversaciones en todos los horizontes en busca de una mayoría alternativa a la del PP, con todos sus recovecos y dificultades. En la medida en que en esas conversaciones incluyen a Podemos, ha comenzado a funcionar un efecto sifón previsible de votantes de estos de regreso a la casa del padre del PSOE. Ello plantea un curioso problema de competitividad entre ambos partidos que ya se verá cómo se resuelve pues hay varias posibilidades abiertas.

Pero los contactos intraizquierdistas solos no garantizan el gobierno, de forma que el PSOE tiene dos líneas de acción para conseguirlo completando esa posible alianza con C´s o con los indepes catalanes. La primera es impensable, según parece por la radical oposición de Podemos; la segunda por la parcial oposición del propio PSOE. 

El problema real es este, el de las necesarios votos de los indepes porque, a su vez, el problema real general de España es el independentismo catalán y el concreto, el referéndum. La cuestión de la llamada "ilegalidad" del referéndum es un pretexto insostenible porque la legalidad o ilegalidad de los actos es una cuestión política, una cuestión de voluntad política del órgano depositario de la soberanía que es el Parlamento como legislador, competente por tanto para convertir lo legal en ilegal y viceversa. 

Dicho lo cual, es incomprensible cómo el PSOE no ve que la opción del referéndum pactado desbloquea la situación política y está en línea con lo que la opinión pública internacional espera en España. Es también incomprensible porque un fracaso del PSOE en esta cuestión, la más importante hoy en el país, convertirá las mieles del triunfo en las hieles de la derrota.

divendres, 30 de juny del 2017

Hoy, Palinuro en 3/24, de TV3

Cataluña es un bullicio, una fiesta que ríanse ustedes de las de Hemingway en París, una alegría contagiosa, la revolución de les somriures que no deben convertirse en llantos, es un despertar de un pueblo, una ilusión colectiva, una esperanza republicana, un horizonte de movilización, un temblor sin temor, un presente agitado, regado con visiones y nostalgias, un homenaje a los muertos una promesa a los no natos, una fiebre, un ágape, una fraternidad y una sororidad y todas sus formas intermedias; a Cataluña se dirigen todas las miradas, torvas o diáfanas, cómplices o antagónicas. Es una embriaguez de acción colectiva de una generación que ha decidido, una vez más, pillar al paso el tren de la historia i portarse a si mateixa mès y mès lluny.

Estar en Barcelona es verse arrastrado en el vértigo de una increíble ambición popular tanto más llamativa cuanto que solo se hace evidente en la calle en momentos solemnes pero luego corre permanente y subterráneamente como un sistema nervioso oculto pero muy activo por toda una nación y un Estado in the making. Cataluña es el punto central de la sociedad de la frontera contemporánea, la que rompe moldes, férulas, cartillas, rangos, órdenes, disciplinas. 

Así que hoy, después de la trobada de Molins, Palinuro estará en el programa de Xavier Grasset, 3/24, de TV3, a las 22:00 para hablar de lo que pasa por ahí y, según parece, cerrar temporada con este gran periodista y acompañantes. Un privilegio a cuya altura espera encontrarse el animoso piloto troyano.

Cataluña en el mundo

Es célebre la cita de Voltaire : "Cataluña puede prescindir del universo entero, pero sus vecinos no pueden prescindir de Cataluña" (La Catalogne, enfin, peut se passer de l'univers entier, et ses voisins ne peuvent se passer d'elle.). Cuando la leí hace años en El siglo de Luis XIV, decidí averiguar para hacerme un juicio, conocer a fondo la realidad catalana. Y, tras algunos otros años, he llegado a la conclusión de que la primera parte del apotegma es falsa. Cataluña no puede prescindir del universo entero ya que ella misma es, en gran parte, un cruce de factores procedentes de todos los puntos cardinales y continúa siéndolo. Es el territorio más políglota del Estado, con mucho. Cierto, sin embargo que esa propuesta es, en el fondo, una hipérbole destinada a preparar la segunda que, en cambio, es absolutamente cierta: sus vecinos no pueden prescindir de Cataluña y, muy especialmente, sus vecinos españoles o de los otros països catalans. El caso de Francia es distinto, aunque también rasca. Y el del resto del Mediterráneo, lugar que durante siglos estuvo regido por el primer código marítimo internacional, el Libro del Consulado del Mar, de origen valenciano pero que codificaba usos y prácticas principalmente catalanas así como de otras procedencias.

Los vecinos no pueden prescindir de Cataluña. Sin embargo, es pasmoso cómo el nacionalismo español, el Estado, el gobierno, gran parte de la oposición y amplísimos sectores de la opinión pública, más o menos manipulada por unos medios que parecen cuartos... de banderas, se obstinan en ignorar la gravedad de la cuestión catalana cuando no en negarla de plano como se niega la existencia del hipogrifo.

Esta semana ha venido cuajada de sombrías noticias para el Estado en el contencioso con el independentismo. Primero fue el editorial del New York Times sobre el referéndum y el interés de España. Un día más tarde, un abrumador reportaje del Financial Times sobre el mismo asunto, en los mismos términos, aunque más alarmado y alarmista. Por último, un informe de la conservadora Fundación Konrad Adenauer (CDU), avisando de que el gobierno tendrá que resolver el problema al margen de la Constitución. Es difícil decir -como se ha dicho del edito del NYT- que la Generalitat ha untado al Financial Times (que no es La Razón, precisamente, cuyo director parece dormir ya tras las rejas) o a la Fundación Konrad Adenauer. Y esos son puntales conservadores, de influencia mundial. Si hablamos de lo que piensan partidos e instituciones progresistas en Europa y occidente en general, no pararíamos.

¿Se ve cómo Cataluña no puede prescindir del universo entero? Al contrario, su defensa está en la atención que este le presta. De no ser así, la situación no sería la que es.

Y ¿qué hace el nacionalismo español ante esta presión internacional que no solamente no puede descalificarse como una locura de un 3% pujoliano sino que irá en aumento en los próximos tiempos? La derecha política, mediática, empresarial, clerical, militar y bancaria, o sea, la oligarquía nacional católica con el Rey a la cabeza no va a hacer nada, en espera de que la situación se haga insostenible y pueda así fabricarse un pretexto para justificar la represión y, acaso, la intervención del Estado en Cataluña.

¿Y la izquierda? Podemos, en principio, apoya la realización de un referéndum pactado, lo que básicamente coincide con lo que la famosa comunidad internacional recomienda. Que, además, apoye también la realización de un referéndum unilateral es más problemático. Parte lo hace y parte, no.

Pero la cuestión está en la otra parte de la izquierda, el PSOE. Hasta la fecha, Sánchez viene lanzando bravatas sobre la unidad de España (dentro de su maravillosa diversidad de "hombres y tierras") y la cerrada oposición de su partido a todo referéndum ilegal. Es un "no" lanzado al independentismo catalán y a medio mundo; un "no" que unce al PSOE al desvencijado carro de guerra de la derecha, que lo convierte en edecán del PP; un "no" tan ayuno de iniciativas constructivas y propuestas que resulta irritante, a la par que absurdo.

Que la derecha ignore la intensidad de la reacción internacional si se da algún tipo de intervención por la fuerza en Cataluña está dentro de su naturaleza belicosa y agresiva. Que lo haga la izquierda no es de recibo. Que la izquierda se niegue a reconocer, no ya el derecho de los catalanes a tener los mismos derechos que ella, sino el carácter popular, pacífico, democrático, transversal de un movimiento con un amplísimo respaldo social es más de lo que puede tolerarse dentro de la tradición democrática.

Como casi siempre, el error viene de la ignorancia y esta, con harta frecuencia en España, de la soberbia. Ya se sabe que el interés de la derecha es romper todos los puentes y vías de diálogo, coincidente en esto con la derecha del PSOE que, tras el golpe del 1º de octubre, se negó a hablar siquiera con Podemos y con los indepes catalanes. Pero esa no puede ser también la actitud del "nuevo" PSOE, que dice estar a la izquierda. Su obligación es actuar con cordura, justicia, respeto e... imaginación, como pedía el otro día el nada sospechoso de delirios separatistas Enric Juliana.

Mientras llegan esas propuestas nuevas, audaces y, sobre todo, rápidas, dado que quedan tres meses hasta el referéndum, podría hacerse un ejercicio de clarificación. Hasta ahora sabemos que, según Rajoy y Sánchez, el referéndum no va a celebrarse. La pregunta inmediata es ¿por qué no? Y la respuesta, no menos inmediata: porque es ilegal.

Aquí una pausa: ¿significa lo mismo la legalidad para la izquierda y la derecha? El gesto de Rosa Park fue ilegal y originó el movimiento de emancipación de los negros aún en curso. Ilegales fueron los colonos norteamericanos, ilegales los seguidores de Gandhi, ilegales las sufragistas que acabaron consiguiendo el voto femenino, ilegal durante largos años el PSOE.

En el fondo, ninguno de los dos, PSOE o PP cree en la excusa de la ilegalidad. Entre otras cosas porque la legalidad o ilegalidad de algo es una decisión política que puede tomar el órgano legislativo cuando le pete. La legalidad ha de ser la cristalización jurídica de la razón y la moral y poca razón y menos moral tiene negar a un pueblo el ejercicio de un derecho por el que ha luchado con más denuedo incluso que el que se lo niega por el suyo.

No es la legalidad o ilegalidad del referéndum la razón de la negativa del nacionalismo español de derecha e izquierda, sino el hecho de que carece de capacidad para articular una alternativa y se niega a reconocer que el independentismo catalán ha terminado de hundir el carcomido sistema del 78 e, histérico, teme que ese hundimiento acarree el del Estado. Que eso lo piense la derecha está en el porcentaje de sus comisiones y sobresueldos. Que lo haga la izquierda indica la falta de fe de esta en el proyecto de nación que, sin embargo, pretende encasquetar a los catalanes.

Porque, si de verdad creyera en él, no tendría inconveniente en someterlo a referéndum.

Hoy, Palinuro en Molins de Rei

De Valls, a Molins de Rei con un tema que no es frecuente en los debates públicos. Porque, aunque sea habitual oír a los políticos presumiendo de que ellos llaman "al pan, pan y al vino, vino" y algunos al "vaso, vaso y al plato, plato", lo cierto es que, en esto, como en casi todo, los políticos mienten. Basta con escuchar a Rajoy para comprender que este hombre no ha dicho una verdad en su vida. Se ha educado en la ortodoxia franquista (al igual que la colección de ineptos que compone su gobierno) de no decir jamás la verdad para evitarse problemas. Y lo mismo sucede con la mayoría de los otros políticos, incluidos los de la supuesta izquierda. Estos practican un tipo ligeramente distinto de falseamiento pero, en lo esencial, creen que mentir trae cuenta. Y censurar y silenciar a los discrepantes y ningunear o ignorar a los críticos. El ganado es el mismo, aunque la marca del amo varíe.

El franquismo instauró el reino omnímodo de la mentira, el embuste, el engaño en España como único medio de sobrevivir al crimen organizado desde el poder por unos delincuentes cuyo régimen se reproduce en el de hoy. Así que hoy, como cuando Franco, llamar a las cosas por su nombre de verdad, no fingirlo, es toda una aventura. Y por eso mismo, digna de vivirse. No merece la pena vivir de otro modo. 

Si un gobierno y un partido son sendas bandas de ladrones, se dice y no se disimula haciendo como que esos ladrones merecen algún respeto por detentar lo cargos que usurpan. Si un Rey es un figurón ilegítimo que debe su puesto a un general felón y genocida, se dice y no se pierde el trasero por hacerse fotos con él al tiempo que se trata de engañar a la concurrencia, fungiendo como niños terribles que protestan contra los asesinos franquistas, pero se sientan en sus puestos a escuchar el discurso legitimatorio de estos. Si un Estado problemático y probablemente fallido oprime a una minoría nacional en su seno sin permitirle el ejercicio de sus derechos, se dice y se denuncia, aunque sea el Estado de uno.

En fin que las cosas se entienden mejor cuando se las llama por su nombre.

Mañana nos vemos en Molins de Rei enfrente de la AV del barrio del Canal a las 19:45.

dijous, 29 de juny del 2017

Mañana, Palinuro en Molins de Rei

De Valls vamos mañana a Molins de Rei con un tema que no es frecuente en los debates públicos. Porque, aunque sea habitual oír a los políticos presumiendo de que ellos llaman "al pan, pan y al vino, vino" y algunos al "vaso, vaso y al plato, plato", lo cierto es que, en esto, como en casi todo, los políticos mienten. Basta con escuchar a Rajoy para comprender que este hombre no ha dicho una verdad en su vida. Se ha educado en la ortodoxia franquista (al igual que la colección de ineptos que compone su gobierno) de no decir jamás la verdad para evitarse problemas. Y lo mismo sucede con la mayoría de los otros políticos, incluidos los de la supuesta izquierda. Estos practican un tipo ligeramente distinto de falseamiento pero, en lo esencial, creen que mentir trae cuenta. Y censurar y silenciar a los discrepantes y ningunear o ignorar a los críticos. El ganado es el mismo, aunque la marca del amo varíe.

El franquismo instauró el reino omnímodo de la mentira, el embuste, el engaño en España como único medio se sobrevivir al crimen organizado desde el poder por unos delincuentes cuyo régimen se reproduce en el de hoy. Así que hoy, como cuando Franco, llamar a las cosas por su nombre de verdad, no fingirlo, es toda una aventura. Y por eso mismo, digna de vivirse. No merece la pena vivir de otro modo. 

Si un gobierno y un partido son sendas bandas de ladrones, se dice y no se disimula haciendo como que esos ladrones merecen algún respeto por detentar lo cargos que usurpan. Si un Rey es un figurón ilegítimo que debe su puesto a un general felón y genocida, se dice y no se pierde el trasero por hacerse fotos con él al tiempo que se trata de engañar a la concurrencia, fungiendo como niños terribles que protestan contra los asesinos franquistas, pero se sientan en sus puestos a escuchar el discurso legitimatorio de estos. Si un Estado problemático y probablemente fallido oprime a una minoría nacional en su seno sin permitirle el ejercicio de sus derechos, se dice y se denuncia, aunque sea el Estado de uno.

En fin que las cosas se entienden mejor cuando se las llama por su nombre.

Mañana nos vemos en Molins de Rei enfrente de la AV del barrio del Canal a las 19:45.

El Rey de los españoles

Delenda est Monarchia, decía Ortega en 1930. 87 años después, ahí seguimos. Dispuestos, al parecer, a otros 87 y más aun; por la eternidad. La Monarquía es un régimen político que depende exclusivamente de la capacidad reproductora de su titular e, incluso, cuando esta falla, encuentra remedios de variado tipo para restablecerse o restaurarse.

Según se dice, los especialistas y expertos en la redacción del discurso del Monarca se han esmerado al extremo de que todo el mundo da el texto como muy medido, equilibrado, responsable, atento, pero firme. Dos temas cruciales ha acotado la arenga, el nombre común dictadura, explícito y el nombre propio, Cataluña, implícito. En ambos puntos el Rey desbarra. Tan bueno no es el trabajo de redacción.

La designación de Dictadura al régimen anterior, al que su padre juró lealtad, trata de acompasar el discurso del poder con el normal raciocinio humano en la sociedad actual. El franquismo fue una dictadura (y genocida, de una extraordinaria crueldad) y así piensa prácticamente todo el mundo. Aunque con un retraso bíblico de 40 años, la Monarquía reconoce la naturaleza dictatorial del régimen de Franco. A eso lo llaman los cortesanos "modernizarse". 

Se entiende que el Rey anterior se deshiciera en elogios del dictador y guardara recuerdos paterno-filiales de eterno agradecimiento por lo cual no podía llamarlo "dictador". Pero el hijo es otra cosa. Más siglo XXI y llama "dictador" a un "dictador". El problema es que la dictadura de aquel dictador es el origen de esta Monarquía, su único título de legitimidad. Precisamente ahora se "moderniza" así:la guerra civil y la dictadura fueron una inmensa tragedia sobre la que no cabía fundar el porvenir de España. ¿Alguien llamaría a esto una "redacción ajustada"? Pero, ¿no es él mismo lo que entonces era el porvenir de España?

Al lado de esta fabulosa incompetencia de concepto palidecen las demás lindezas del discurso en torno a la transición. Incluso ese subrepticio intento de apuntarse a la teoría de las "cosas buenas" del franquismo, vago recuerdo de la tecnocracia del "Estado de obras" de la Obra. Un modernizador siempre reconoce a los de su quinta.

El propósito del lavado de cara real es afirmar que aquella legitimidad tinta en sangre de la dictadura quedaba remozada a su paso por la transición, las elecciones, la Constitución y la nueva legalidad que ahora, sí, es legítima y debe aplicarse cuando corresponda, con entera tranquilidad de conciencia.

Y aquí viene el segundo desbarre, oído cocina Cataluña. Los cantos son los habituales: la unidad de España en la diversidad de sus territorios. El sano regionalismo de Fraga llevado a los insólitos extremos del autonomismo por el mismo Fraga y otros no menos bienintencionados españoles empeñados en encontrar un encaje de Cataluña en España, cuestión secular. Con esto se cierra la transición cuyo significado secreto es que produce una solución de continuidad entre el padre, servidor de la dictadura, y el hijo, su crítico y adversario.

Desde la altura de esta imaginaria e ilusoria purificación, el Monarca se siente autorizado a amenazar al independentismo catalán con consideraciones de la cosecha de Rajoy sobre la necesidad del cumplimiento de la ley porque fuera de esto no hay nada bueno. Si lo sabrá él, que preside un gobierno y un partido en el que hay docenas de cargos fuera de la ley.

Y todavía más profundo desbarre la subalternidad del Rey no solo a los argumentos de Rajoy, sino a su actitud autoritaria de negarse a reconocer la existencia de un problema y a arbitrar medidas para resolverlo por la vía de la negociación y no de la represión. Que es justo a lo que apunta el Monarca al respaldar miméticamente la actitud política de un gobierno que lleva al país a una situación crítica.

En realidad, ayer habló el Rey de los españoles para amenazar a los partidarios de un referéndum "ilegal" en Cataluña en general y en concreto a los independentistas que, además, son republicanos.  Felipe VI, crítico de la dictadura y debelador del independentismo catalán. Tendiendo puentes para celebrar la transición.

Hoy, Palinuro en Valls

Desde la Carrera de San Jerónimo a Valls Alt-Camp (Tarragona), ese será el camino de la República hoy. Desde la ridícula glorificación de una monarquía de opereta a la fiesta de la República en un pueblo de Cataluña, tierra del Estado español libre de la mugre franquista gracias a la ley que aprobará hoy el Parlamento catalán, declarando ilegales los juicios del franquismo. Un acto que devuelve a los catalanes y a cualesquiera otros peninsulares que la hagamos nuestra su dignidad robada. Una ley de reparación que ningún gobierno de la transición en España se ha atrevido a proponer, para eterna vergüenza de unas izquierdas que no merecen nombre de tales.

Hoy, España estaba de aniversario, cosa que agrada mucho en el terruño, cuna de toreros, matones, fascistas y fanfarrones. Los gobernantes del partido más ladrón y corrupto de la historia, sus amigos, los cortesanos del PSOE, C's y Podemos y cuantos contribuyen a mantener este simulacro de democracia, festejaban los 40 años de transición con su habitual bambolla de oropel y colorines. Transición de una dictadura genocida a una monarquía indigna incrustada como un abalorio podrido en la inmensa bola de corrupción de una banda de delincuentes. Muy contentos todos, ladrones, fantoches, figurantes y cómplices de seguir con la obra de destrucción de la ya inexistente dignidad de España que emprendió en 1939 el criminal Francisco Franco. En su estúpida ceguera, los pavos que se juntaron ayer a darse una importancia de la que carecen todos juntos y cada uno de ellos por separado, no veían que, si Franco destruyó España, ellos son sus sepultureros porque, a fuerza de inútiles, no sirven ni de matarifes, como su ilustre antecesor. El que nombró rey a un Borbón muerto de hambre dispuesto a jurar lo que fuera y faltar a su juramento cuando hiciera falta con tal de pillar el trono y, con el trono, los 2.000 millones de dólares que le atribuye la revista Forbes. El padre del actual monarca del simulacro y la bambolla que, falto hasta de la boba picardía de su progenitor, llegó a decir que "la guerra civil y la dictadura fueron una inmensa tragedia sobre la que no cabía fundar el porvenir de España".

Es decir, Preparao reconoce que él (esto es, el "porvenir" de entonces) es el producto de la guerra civil y la dictadura y que es imposible, y se queda tan contento porque la cabeza, obviamente, no le da para más. Entre tanto, los lacayos, cortesanos y aduladores de la clase política postfranquista aplaudían a rabiar, como se espera de ellos y de los suculentos sueldos que cobran

Solo los de ERC se desmarcaron de ese ridículo chundarata gracias a su corazón republicano que late al unísono con el de Palinuro. Los únicos representantes reales de la dignidad de una ciudadanía a la altura del siglo XXI.

Así que mañana, en Cataluña, tierra libre de franquismo y, es de esperar, también de monarquía impuesta por ese franquismo, hablaremos de la República Catalana, él último régimen legítimo que hubo en España y a partir del 1º de octubre puede haber en Cataluña.

A las 20:00 en el auditorio Mas Miquel. Nos vemos.

dimecres, 28 de juny del 2017

Mañana, Palinuro en Valls

Desde la Carrera de San Jerónimo a Valls Alt-Camp (Tarragona), ese será el camino de la República mañana. Desde la ridícula glorificación de una monarquía de opereta a la fiesta de la República en un pueblo de Cataluña, tierra del Estado español libre de la mugre franquista gracias a la ley que aprobará hoy el Parlamento catalán, declarando ilegales los juicios del franquismo. Un acto que devuelve a los catalanes y a cualesquiera otros peninsulares que la hagamos nuestra su dignidad robada. Una ley de reparación que ningún gobierno de la transición en España se ha atrevido a proponer, para eterna vergüenza de unas izquierdas que no merecen nombre de tales.

Hoy, España estaba de aniversario, cosa que agrada mucho en el terruño, cuna de toreros, matones, fascistas y fanfarrones. Los gobernantes del partido más ladrón y corrupto de la historia, sus amigos, los cortesanos del PSOE, C's y Podemos y cuantos contribuyen a mantener este simulacro de democracia, festejaban los 40 años de transición con su habitual bambolla de oropel y colorines. Transición de una dictadura genocida a una monarquía indigna incrustada como un abalorio podrido en la inmensa bola de corrupción de una banda de delincuentes. Muy contentos todos, ladrones, fantoches, figurantes y cómplices de seguir con la obra de destrucción de la ya inexistente dignidad de España que emprendió en 1939 el criminal Francisco Franco. En su estúpida ceguera, los pavos que se juntaron ayer a darse una importancia de la que carecen todos juntos y cada uno de ellos por separado, no veían que, si Franco destruyó España, ellos son sus sepultureros porque, a fuerza de inútiles, no sirven ni de matarifes, como su ilustre antecesor. El que nombró rey a un Borbón muerto de hambre dispuesto a jurar lo que fuera y faltar a su juramento cuando hiciera falta con tal de pillar el trono y, con el trono, los 2.000 millones de dólares que le atribuye la revista Forbes. El padre del actual monarca del simulacro y la bambolla que, falto hasta de la boba picardía de su progenitor, llegó a decir que "la guerra civil y la dictadura fueron una inmensa tragedia sobre la que no cabía fundar el porvenir de España".

Es decir, Preparao reconoce que él (esto es, el "porvenir" de entonces) es el producto de la guerra civil y la dictadura y que es imposible, y se queda tan contento porque la cabeza, obviamente, no le da para más. Entre tanto, los lacayos, cortesanos y aduladores de la clase política postfranquista aplaudían a rabiar, como se espera de ellos y de los suculentos sueldos que cobran

Solo los de ERC se desmarcaron de ese ridículo chundarata gracias a su corazón republicano que late al unísono con el de Palinuro. Los únicos representantes reales de la dignidad de una ciudadanía a la altura del siglo XXI.

Así que mañana, en Cataluña, tierra libre de franquismo y, es de esperar, también de monarquía impuesta por ese franquismo, hablaremos de la República Catalana, él último régimen legítimo que hubo en España y a partir del 1º de octubre puede haber en Cataluña.

A las 20:00 en el auditorio Mas Miquel. Nos vemos.

El triángulo

Las cosas parecen ir rodadas. Sánchez, cuya pegada como líder está sembrando el desconcierto, ya se ha reunido con Iglesias en el comienzo de lo que acabará siendo una unidad de acción del PSOE y Podemos, lo llamen como lo llamen. Es lo lógico y lo que innumerables voces reclaman hace años. La unión de la izquierda. Palinuro ha sido siempre partidario. Incluso propuso una fórmula para resolver el siempre intratable tema catalán, consistente en que orillaran sus diferencias sin eliminarlas. Y ver luego cómo reaccionaría el bloque independentista ante una moción de censura (MC) con Sánchez de candidato.

Desde luego, la propuesta de unidad de la izquierda no se agota en la MC y hasta puede prescindir de ella. Pero, para llegar al gobierno, la izquierda necesita ganarla y esto solo es posible, manteniendo la línea de izquierda, con los votos independentistas catalanes.

Hay otras variantes, sin duda, pero todas tienen peplas. La primera sería una MC apoyada por PSOE, Podemos y C's que tendría una clara mayoría absoluta sin precisar los votos catalanes. Pero parece ser la más improbable, dada la incompatibilidad existente entre Podemos y C's, que sus dirigentes convierten en inquina personal.

La segunda variante sería olvidarse de la MC y seguir la legislatura arbitrando una oposición de "geometría variable". En algunos aspectos la mayoría sería con C's y en otros con los indepes catalanes. Esta opción es en parte la que (salvando el vade retro a Podemos y los indepes) proclamaba como propia el PSOE de la extinta Gestora. Una oposición dura a un gobierno en minoría. Nadie se lo tomó en serio pero la llegada de Sánchez ha cambiado visiblemente las tornas. Esta variante tiene otros inconvenientes. Retrasa el acceso del PSOE y la izquierda al gobierno hasta las próximas elecciones y se abre a un resto de legislatura sobresaltado y probablemente inoperante. En la medida en que el Parlamento fortalezca su posición, el gobierno intensificará su política de enfrentamiento con él, derivando todo lo que pueda a la vía judicial o a la jurisdicción constitucional, desde la posibilidad de vetar la legislación hasta la de suspender las comisiones de investigación que le incomoden, como la de la financiación ilegal del PP.

En realidad, la única unidad de la izquierda con perspectiva de estabilidad, por paradójico que pueda parecer, es la triangular, PSOE, Podemos y el bloque independentista. El obstáculo es el referéndum, contra cuya celebración viene pronunciándose Sánchez siempre que puede. Palinuro, que no es nada original, cree la consulta muy razonable, lo ha creído siempre, como lo cree medio mundo por ahí fuera, incluido el New York Times. El nacionalismo español -ese que, según él mismo, no existe- tiene algún tipo de dificultad congénita para apreciar la conveniencia de una decisión que otros pueblos civilizados y democráticos han tomado en similares circunstancias. 

Cabe aceptar tan lamentable condición pero ello no es óbice para que se recuerde que alguna diferencia habrá de existir entre la derecha y la izquierda en cuanto a la llamada "cuestión catalana". Esa diferencia está clara respecto a Podemos, que acepta un referéndum pactado. No lo está, sin embargo, respecto al PSOE. No aceptar el referéndum es exactamente lo que hacen el gobierno y el PP y C's. Pero el PSOE tendrá que proponer algo más, algún terreno de diálogo y entendimiento que no sea el de la confrontación, la represión, la violencia. Porque, caso de no hacerlo, estará dando la razón al independentismo cuando este plantea la separación de un Estado que ignora y no respeta los derechos y las reivindicaciones de los catalanes. Que no las tiene en cuenta.