dijous, 7 de juliol del 2016

El jarrón chino de La Moncloa

Cumpliendo órdenes de Cebrián, Felipe González predica desde una tribuna de El País la formación de un gobierno del PP con abstención y apoyo del PSOE. Es una batallita más en el gran operativo por el que el grupo Prisa ayuda al mantenimiento de esta derecha neofranquista a cambio de un buen trato en todos los órdenes, financiero, fiscal, etc. Una batallita de los tiempos del abuelo, cuando publicar una tribuna en El País equivalía a un toque de atención universal ante el que todos se ponían en posición de combate. Hoy no es otra cosa que una fantasmada de quien tuvo pero no retuvo porque perdió lo que le quedaba merodeando entre puertas giratorias.

Dice ahora González que no es partidario de una gran coalición PP-PSOE. Hace algunas lunas sí lo era pero, al parecer, ya le han informado de que eso es más de lo que pueden soportar hasta los socialistas más afines al PP, como Corcuera o Bono. Pues que no haya gran coalición y así, el expresidente, que sigue interfiriendo en el margen de acción del secretario general, propone a cambio una coalicionceja en la que su partido sería de monaquillo y, como le da vergüenza pedir que lo haga incondicionalmente, reclama a Rajoy que tenga la magnanimidad de moverse y cumplir con su deber.

A Rajoy. Porque la coalicionceja que González quiere hacer tragar al PSOE en beneficio de Prisa no tiene ni los arrestos de imponer como condición que el de los sobresueldos se vaya a su casa. No tiene el valor de pedir la retirada del presidente más corrupto de la historia de la segunda Restauración, el que era vicepresidente de Aznar cuando este nos llevó a la guerra del Irak.

Es decir, González está a la derecha de C's y Rivera que, cuando menos, exige la salida de Rajoy.

Es más, está a la derecha de Pablo Echenique, pues coincide con él en descartar toda posibilidad de un gobierno de mayoría alternativa al de Rajoy y en defender la formación de un gobierno de la derecha. González lo pide recomendando al PSOE que lo posibilite como sea; Echenique prácticamente lo impone bloqueando la posibilidad alternativa al decir que Podemos nunca se sentará con C's.

Ojalá el PSOE encuentre el valor que precisa para pedir al jarrón chino que predique en una cuestación de la fiesta de la banderita con señoras de bien y a Echenique que razone como cuando militaba en C's, en donde parece haberse dejado el escaso izquierdismo que alguna vez pudo haber tenido.

El asalto a las pensiones

De todas las iniquidades que ha cometido este gobierno acosado por la corrupción rampante, involucionista, clerical y antisocial, la más repugnante de todas es la que afecta a los pensionistas. Pueden rastrearse declaraciones de Rajoy en la campaña electoral de 2011 afirmando, con la seriedad que su hipocresía normalmente le dicta, que no pensaba tocar las pensiones porque los pensionistas son los que ya no tienen una segunda oportunidad en la vida. Buen argumento, pero del que no ha hecho el menor caso.

Los pensionistas han pagado injustamente el precio de la crisis por partida doble, indirecta y directa. Indirectamente porque es muy elevado el porcentaje de pensiones que soporta el gasto de mantenimiento de hogares de parientes azotados por el paro y porque, además, se les han encarecido casi todas las prestaciones, comenzando con los medicamentos. Directamente porque el gobierno cambió arbitrariamente el Pacto de Toledo y desvinculó la pensiones del índice del coste de vida. Lo disfrazaron aprobando una subida mínima anual con independencia del coste de vida. Con eso afirma la ministra del ramo que con el PP las pensiones tienen la subida asegurada pero oculta que, por baja que sea la inflación, la capacidad adquisitiva de las pensiones desciende.

Ahora el gobierno ha recurrido a uno de esos torticeros mecanismos para hacer una injusticia, pero ocultarla a la opinión para no perder las elecciones. Antes del 26 de junio no se sabía que ya había decidido sacar 8.500 millones de € del fondo de reserva para pagar la extra. Pero no dijo nada. Solo se anunció de modo colateral, sin estar incluida en el índice de una rueda de prensa posterior, ni siquiera debatido en el consejo de ministros, lo que, por cierto, la convierte en ilegal. La mentira y la ocultación como formade gobierno son la raíz misma de la corrupción. En ninguno de los triunfalistas discursos del presidente de los sobresueldos, en los que se cacarea que la crisis "es historia" y que todo va viento en popa se ha hablado jamás de que el fondo de las pensiones, que era de 65.000 millones de € en tiempos de Zapatero esté hoy en un raquítico 25.000 millones. Dos tientos más y queda a cero.

Por eso es urgente despedir a Rajoy y su gobierno, apoyado en un partido penalmente imputado por la judicatura. Por eso y por la necesidad de aclarar cuál es la stuación real del fondo de reserva porque, al tratarse de cuentas y magnitudes que maneja esta gente, lo más probable es que los datos sean falsos. Por ejemplo, según parece, el gobierno ha estado empleando este dinero en titulos de la deuda, que no valen nada. A saber cuánto dinero queda en ese fondo.

Todos los partidos claman al cielo con este nuevo expolio. Dejen ya en paz el cielo, que tiene otros asuntos en que pensar, y pónganse manos a la obra a constituir un gobierno alternativo que, con PSOE, Podemos y C's sumaría mayoría absoluta de 188 y permitiría, cuando menos, poner fin a esta pesadilla de latrocinio.

Y ahí tropezamoss con guijarros en el camino que ya empiezan a fastidiar. Según oigo y leo, Iglesias y Errejón siguen hablando de la mano tendida al PSOE para formar un gobierno "de progreso". Pero, al parecer, Echenique ha emitido el condigno aviso de que ese gobierno no puede ser con C's. Un gran salto dialéctico. Así estábamos el 20 de diciembre y así seguimos. Quizá hayamos clarificado algo. Echenique dice estar resignado a un gobierno de la derecha. Razonar así cuando está en tu mano impedirlo equivale a apoyarlo. Está bastante claro. No es que no les importe un gobierno del PP; es que lo prefieren a uno del PSOE.


Y todo para que no vuelva a haber elecciones en seis meses, porque, si las hay, de Podemos no van a quedar ni las espinas, que son muchas.

El arte y el género

El festival anual de Photo España, que sigo de modo intermitente, organiza exposiciones individuales o colectivas en distintos puntos del país y en muy diverso tipo de establecimientos e instituciones. Gracias a ese criterio de descentralización, Palinuro ha puesto sus pies por primera vez en su vida en una tienda de Loewe, en concreto, la de la Gran Vía de Madrid, nº 4. El motivo: una exposición retrospectiva de la obra de la fotógrafa Lucia Moholy (Praga, 1894- Zurich 1989). La tienda en sí misma ya es digna de verse por su descarada excentricidad decorativa, hecha de culto al lujo, sublimado como exquisito buen gusto minimalista. Los espacios son de tonalidad cálida y los objetos, bolsos, guantes, maletines, pierden su condición de mercancías, convertidos casi en piezas de museo que combinan la apariencia de originalidad y exclusividad con el hecho de que tienen precio. El interiorismo de Loewe confunde el mercado de la ilusión con la ilusión del mercado. Y el personal que atiende, de trato refinado, parece compuesto por extraterrestres por la indumentaria.

Supongo que Palinuro carece de especial competencia para valorar los méritos estéticos de la empresa. Además, no fue a ver Loewe, sino la obra de Lucia Moholy que allí se expone. Está en el sótano,con una cuidada iluminación, una buena muestra comisariada por María Millán que reúne medio centenar de fotografías de la autora durante unos quince años de su vida y con relativa variedad de temas siendo el más importante la Bauhaus y las personas con las que allí convivió.

La Bauhaus es el episodio decisivo en la vida de Moholy (nacida Lucia Schulz, judía checa germanohablante), el que decidió su destino. Había estudiado Filosofía e Historia del Arte en la Universidad, una de las escasas mujeres con acceso a estudios superiores a primeros de siglo XX. Sin duda, una personalidad. Pronto desarrolló vocación libresca y, aparte de escribir libros (publicando bajo el pseudónimo de Ulrich Steffen), los editaba, trabajando para importantes editoriales como Hyperion o Rowohlt. Su matrimonio con Laszlo Moholy-Nagy le cambió la vida. Contratado el marido en la Bauhaus como maestro, la pareja se instaló en la escuela, primero en Weimar y luego en Dessau. Durante aquellos años, Lucia cursó concienzudos estudios de fotografía, artes plásticas, diseño (lo habitual en la Bauhaus) y se convirtió en la fotógrafa de la institución. Muchas de las fotos en la exposición vienen de esa época: algún autorretrato; uno con su marido y una técnica que no conozco y me recuerda la solarización de Man Ray, aunque sin mucha fuerza; retratos de Kandinsky, de Paul Klee, de Walter Gropius; fotografías del exterior y los interiores de la Bauhaus que, además servían como medios para variar la decoración; objetos creados por los artistas que convivieron en aquella curiosa experiencia de una especie de comunidad, empeñada en fundir el arte con la tecnología y el diseño. Su integración en la vida de la Bauhaus y en la carrera de su marido fue total.

Llegaron los nazis, el matrimonio se separó y ambos emigraron por vías separadas a Inglaterra. Allí, Lucia se establecíó como artista gráfica, crítica de arte, y trabajó en diversos proyectos internacionales como fotógrafa y cineasta, alguno de los cuales, de la UNESCO, le permitió viajar frecuentemente a lugares apartados. Esto abrió mucho su temática sin pérdida de interés ni calidad. La parte de la obra de Moholy que más me gusta, aparte de la iconografía de la Bauhaus, es la de los retratos, unos primeros planos tan nítidos y profundos, que suelen considerarse como unos de los iniciadores de la nueva objetividad, un movimiento revolucionario en su tiempo.

Esta exposición debe contribuir, según palabras de la comisaria, a re-evaluar la obra de una artista injustamente olvidada. Sea. Pero llama la atención esa circunstancia de que haya sido olvidada. Lógico, se dirá, ella misma, al casarse con Moholy-Nagy y sacrificarle su carrera, quedó ensombrecida por el brillo del cónyuge. Sí y no. En primer lugar, tampoco Moholy-Nagy brillaba tanto y, en segundo, ella misma había interiorizado ya antes esa posición de subalternidad. Tal debe de ser la razón por la que firmaba sus libros con pseudónimo masculino. Es una situación que da que pensar acerca de lo mucho que queda para vivir en sociedades con igualdad verdadera de géneros. Si se consigue alguna vez.

dimecres, 6 de juliol del 2016

Pequeño bestiario poselectoral

Estase Rajoy quieto, fumando pachorro un puro, como una panzuda araña, junto a la tela que acaba de tejer. Espera que caigan las piezas que le den sustento a base de permitirle formar gobierno, según el encargo que le hará el Rey o zángano mayor del Reino (en sentido estrictamente entomológico) en cumplimiento de los protocolos.

Las primeras en agitar la tela, anunciando su llegada, han sido las moscas canarias. La araña presidencial les hizo los honores y les prometió todo lo que pidieron porque, siendo dos míseros dípteros de liviano porte, tampoco es preciso hacerles gran caso. Su modesta pretensión es que se las considere moscas ultraperífericas y eso no suele ser asunto que se les discuta.

Detrás de las moscas canarias, se espera el moscardón vasco. Este, precedido de un zumbido característico, ya sería una presa considerable, que incrementaría notablemente las huestes del arácnido. Lo malo es esa pretensión de aproximar a los presos vascos a su tierra, euskal presoak euskal herrira, que destroza la intencionalidad punitiva de la dispersión carcelaria, algo que la araña de La Moncloa no puede vender fácilmente entre sus apoyos electorales.

Para cumplir con las formas, el presidente recibirá a las avispas catalanas, insectos sociales, que vienen siempre en enjambres y son muy agresivos. Sus planteamientos suelen ser radicales y el presidente solo puede escucharlos cada seis meses por prescripción facultativa. Si menudearan más podrían provocarle una crisis de identidad nacional.

Tiene la araña puestas muchas esperanzas en la llegada de las efímeras de C's pero sabe que es muy difícil que caigan en su red por su carácter atropellado e inquieto y el hecho de que durando menos de un día, a veces horas, no le sirven para nada y le dejan la tela llena de cadáveres. La efímera mayor, riverana, ha dejado dicho que, sea cual sea su breve sino, rechaza por entero la araña monclovita y se somete a la guía de la cigarra del PSOE, la única que, por su tamaño, puede romper la aciaga tela.

Por allí ha de pasar también la mantis religiosa de Podemos, pero su visita será meramente protocolaria. Tras haberse desposado con IU y haberla devorado, en consecuencia, mira ahora con ojos libidofágicos al PSOE, aunque en la duda de si, para devorarlo a su vez, tiene que casarse con él en un gobierno "de progreso" o enfrentarse a él en la lucha por la hegemonía.

Solo la cigarra del PSOE, con el poderoso canto de sus élitros, puede encabezar una turba de insectos que rompa la tela de araña y establezca un reinado nuevo. 

En el fondo, irónicamente, esta pequeña fábula expresa una situación muy parecida a la del pasado 20 de diciembre. Es verdad que el PP ha reforzado ligeramente su posición. pero sigue siendo la opción que nadie quiere y menos encabezada por el presidente de los sobresueldos. El eje central de la situación sigue siendo el PSOE y, en último término, será el responsable de que haya o no gobierno y de qué orientación. Esta centralidad socialista aparece matizada por la presencia de Podemos que no alcanza a imponer su criterio pero sí a frustrar el del vecino.

Esa fue la situación que Podemos no fue capaz de resolver el 20 de diciembre. Y no se ve cómo lo hará ahora cuando las circunstancias han cambiado muy poco y a peor. La palinodia coral que los de Podemos llevan entonando hace diez días (Iglesias, Echenique, Errejón, Garzón, Llamazares, Montero: no paran de hablar y contradecirse) permite augurar lo peor: una decisión no bien medida que haga inevitables nuevas elecciones en las cuales el partido puede desaparecer sin más.

El odio a lo catalán

En un incidente típico y normal en cualquier lugar del Estado (esta vez en las Baleares), un castellanoparlante se dirige a un catalanoparlante en términos agresivos y ofensivos. Mucha gente -no solo entre los nacionalistas- protesta y hasta pide que el agresor sea sancionado. Pero héteme aquí que este encuentra un defensor en un personaje de izquierda quien señala que la ofensa no es tan importante porque se inscribe dentro de la catalanofobia estructural y que, en cambio, cargar contra aquel, al fin al cabo un trabajador, sería injusto.

Catalanofobia estructural. Muy interesante expresión que significa, exactamente que en la sociedad española hay una actitud generalizada de odio a lo catalán, algo que todo el mundo sabe pero nadie reconoce de forma pública y formal. Al contrario, los discursos edulcorantes hablan siempre de lo bien que nos llevamos y lo mucho que nos queremos castellanohablantes y catalanohablantes. Mentira. En España hay "catalanofobia estructural" y esto tiene unas consecuencias determinadas en aspectos a corto, medio y largo plazo que trato de analizar en mi artículo de hoy en elMón.cat y cuya versión castellana es la siguiente:

Catalanofobia estructural.

Dice Carles Puigdemont que cuanto antes nos vayamos de España, mejor. Presidente: eres un radical. ¿Cómo propones marchar de un país caracterizado por una catalanofobia estructural? ¿No estás a gusto? Recuerda que esa atinadísima definición viene de la izquierda en donde, desde los tiempos de Lévy-Strauss, se mueren por tratar con buenas estructuras, que son como los cimientos de la casa de sus volanderos pensamientos.

¡Catalanofobia estructural! ¿Qué se le va a hacer? España y yo somos así, Señora. España es estructuralmente catalanófoba como Chile propenso a los seísmos y Bangla Desh al monzón. Condición natural hombre, que no conviene torcer ni manipular porque no somos dioses, aunque hablemos en su nombre. Pretender que la gente se comporte civilizadamente cuando la estructura impone otra cosa es pura demagogia de derechas.

Sí, presidente, de derechas. Es como pretender que el ministro del Interior garantice la seguridad y la libertad de todos los ciudadanos, administrados y contribuyentes, ignorando el hecho natural y hasta ciclópeo, de que hay una catalanofobia estructural. No, señor, el ministro tiene que distinguir entre ciudadanos normales, estructuralmente catalanófobos, y catalanes a la hora de saber contra quién organiza la guerra sucia para defender a los ciudadanos de bien que son esos que estacionan los coches con ayuda de un querubín.

¿Marcharnos cuanto antes de España, un país moderno en el que el ministro del Interior fabrica los delitos de acuerdo con sus esbirros y un puñado de fiscales y gacetilleros a sueldo? Independizarnos de unos gobernantes que fabrican pruebas delictivas falsas contra un alcalde democráticamente elegido? ¿Dejar de pertenecer a un país en el que antaño se fusilaba al presidente de la Generalitat y hoy, en prueba de su modernidad, solo quiere procesarlo penalmente por haber consultado a la población?

No has calculado bien las ventajas que de la pertenencia a España se siguen para Cataluña. Por ejemplo, ahora parece que el ministerio del Interior va a abrir una nueva vía de investigación para descubrir a la opinión pública las sórdidas maquinaciones de la gente de tu entorno y el cúmulo de delitos que cometías en tus anteriores responsabilidades, como alcalde de Girona. Si fueras trigo limpio, como le gusta a monseñor Cañizares y no mala hierba, como la que extirpa monseñor Echenique, pondrías todos tus archivos a disposición del ministerio del Interior para que pudiera inventarse un par de delitos con que acusarte y dar carnaza a la prensa amiga.

Una vez que la izquierda ya ha decidido que la catalanofobia en España es estructural, estaremos más cerca de encontrar una solución de mutuo respeto, admiración y cariño para que los catalanes entiendan cómo, a pesar de todo, los españoles los aman. Tómese por ejemplo otro grupo de españoles capaces de dejarse la piel por tender puentes entre Cataluña y España, esto es, el de los socialistas. El señor Iceta, en un alarde de audacia, decidió volver diez casillas atrás en el juego de la oca por el que el PSC camina hacia la irrelevancia, proponiendo ahora un referéndum a la canadiense que previamente había rechazado y previamente a lo previamente había solicitado. Típica inconstancia socialdemócrata. Por fortuna tomaron la palabra los órganos catalanes de dirección de PSOE para rechazar esa peligrosa aventura referendaria que ignora los límites estructurales de España. Así no fue necesario esperar el inevitable ukase que llegaría desde Ferraz en Madrid con un “no” rotundo a las veleidades secesionistas y quizá también con un cordón de seda para que se resuelva la molesta presencia de Iceta al modo que se hacía antes con quienes disgustaban por sus actos a los sultanes de la Sublime Puerta.

Debes tener en cuenta, Presidente, que España, como nación de naciones, también es estructura de estructuras y la catalanofóbica no es más que una pequeña fracción de un mosaico mucho más amplio y variado en el que todos los pueblos del Estado encontramos nuestro lugar ideal, un terreno en el que, además de catalanofobia, hay taurofilia, fascismolatría, monarcofagia, clérigomanía y cleptodemia.

Solo un ingenuo iluso estaría dispuesto a vagar por los espacios siderales en lugar de sentirse cómodamente encadenado en las mazmorras de un Estado que vive de la luz de Trento.

dimarts, 5 de juliol del 2016

La conferencia de Palinuro en Luxemburgo sobre la República Catalana

Nos ha costado un poco porque el vídeo es casero pero, al final, lo hemos conseguido. Y gracias al trabajo y el interés de Jordi Gairin, el factótum del Centre Català de Luxemburgo. A él y a tod@s l@s asistentes, muchas gracias. El vídeo dura algo más de una hora. Espero que sea soportable.

No, no, no y no

Hay vientos de fronda en el PSOE. Unos propugnan "no cerrado" al PP; otros, la abstención en primera o segunda vuelta; otros, creyéndose más refinados, un gambito de un par de diputados para facilitar la investidura de Rajoy; otros, incluso, una gran coalición. En efecto, tormenta de ideas. Eso está bien. El partido prueba ser plural y algo más democrático que los demás. ¿Cuántas voces piden en el PP que se retire Rajoy a quien muchos consideran el principal obstáculo a cualquier entendimiento? ¿Cuántas en C's piden la dimisión de Rivera por haber fracasado en las elecciones? ¿Cuántas en Podemos piden abandonar ya la retórica asaltacielos y forzar un gobierno de progreso?

Todas las combinaciones giran en torno al PSOE. La misma situación que el 20 de diciembre, pero desmejorada para la izquierda. Cosa que debe agradecerse a la decisión de Podemos de bloquear un gobierno de progreso.

Las mentadas opciones del PSOE están sobre la mesa y los socialistas deben debatirlas a plena luz del día y justificar por qué eligen la que elijan. Un debate en el que debemos participar todos porque a todos nos afectará su resultado.

Para Palinuro, la opción más razonable es "no" en todos los casos: primera o segunda vuelta; con Rajoy de candidato o con Perico de los Palotes. Es "no" al PP. No a la corrupción, a la incompetencia, al autoritarismo, al desprecio a la gente; al robo sistemático y organizado, a la manipulación de los medios, a la politización de las instituciones, a la represión de la ciudadanía, a un neoliberalismo salvaje que ha cargado el peso de la crisis sobre los jóvenes, los parados, las mujeres, los emigrantes, los dependientes, los inmigrantes y los pensionistas. No a la derecha neofranquista que ha provocado un enfrentamiento inaudito con Cataluña y se niega a hacer justicia a los más de 100.000 compatriotas asesinados y enterrados en fosas comunes. No a la indignidad y la vergüenza internacionales.

Desde el punto de vista de la finezza parlamentaria, abstenerse aquí o allí, prestar dos diputados o darlos transitoriamente de baja con una enfermedad ficticia, es persistir en este remedo de normalidad democrática, como si el país no viviera una crisis política y moral, además de la social y económica de las que todo el mundo habla. No es asunto de táctica parlamentaria. Es de principios. No es posible seguir si no hay una labor de regeneración democrática creíble e inmediata: se debe poner fin a la corrupción; ningún procesado, imputado, pendiente o sospechoso de serlo, puede ocupar cargo alguno, empezando por el presidente del gobierno; un partido imputado por los jueces de lo penal no puede gobernar; tiene que imperar la trasparencia. Y nada de esto será creíble si el parlamento encarga esta labor regeneracionista a un gobierno que ha sido y sigue siendo causa y amparo de aquella corrupción.

El PP ha ganado las elecciones por mayoria relativa. Sostiene que le corresponde formar gobierno. Nada se lo impide. Que lo intente como quiera y que cada palo aguante su vela. No me consta cuál sea la actitud de C's. Creo que no le consta a nadie; ni siquiera a sus miembros. Tampoco estoy seguro del ánimo del PNV. Parecen proclives a intercambiar el "si" a Rajoy por el acercamiento de los presos. El voto de Coalición Canaria (CC) actúa, me parece, como indican sus siglas en internet, Creative Commons, o sea, votará por igual al PP o al PSOE. Si todas las alianzas le salen, el PP tendrá 175 escaños y gobernará en una precaria situación, amenazado de inoperancia. Cierto que esto parece dársele muy bien al presidente de los sobresueldos, pero no sé si los poderes fácticos van a tolerárselo.

Si le fallan aliados, Rajoy puede ofrecerse también, por supuesto. Pero se abre una posibilidad de formación de un gobierno alternativo encabezado por el PSOE. Esta posibilidad -que Palinuro ya propugaba el 20 de diciembre y sigue propugnando hoy en condiciones más difíciles- es muy compleja pues requiere conciliar posiciones escasamente coincidentes (C's, Podemos, independentistas catalanes, nacionalistas vascos y Creative Commons). Merecería la pena, sin embargo, indagarla, de no ser porque tengo la sospecha de que Podemos -igual que el 20 de diciembre- excluye de antemano todo gobierno con el PSOE.

Dijeran lo que dijeran en la campaña, Unidos Podemos salieron a ganar al PSOE, no al PP. No lo consiguieron, pero sí que no pueda formar gobierno. Ahora la cosa es esperar en la oposición, mientras gobierna el PP y, en las próximas elecciones, el PSOE muerde el polvo o su cadáver pasa por delante de la puerta morada. Eso es exactamente el discurso de Iglesias en este momento: hemos triunfado; pero no lo suficiente; hay que esperar cuatro años. Ya no dicen, como en la campaña, que el PSOE tendría que elegir entre hacer presidente a Rajoy o al sosias de su fundador que, para mayor guasa, decía ser socialdemócrata. Ahora dicen que ellos no están para nada, no vaya a ser que a Sánchez se le ocurra elegirlos. ¡Menudo compromiso!

No merece, pues, la pena devanarse los cascos pero sí cabe hacer una propuesta bienintencionada. Es verdad que buscar acuerdo entre aquellas fuerzas políticas tan enfrentadas en campos tan diversos es muy difícil. Por eso, la razón ordena ir por una vía fácil: ¿y si hubiera un mínimo común denominador? ¿Y si cupiera poner a todas de acuerdo en un punto común?

Porque ese punto comun existe. Es echar a Rajoy y al PP del gobierno. Es la tarea prioritaria. Poner fin a este bochorno, esta indignidad, este desgobierno corrupto de un partido que tiene que dar de baja ejecutivas enteras aprovechando que la policía las reúne en un furgón de detenidos. Es el requisito para que cualquier medida posterior pretenda legitimarse. Sería un gobierno presidido por el PSOE con un acuerdo entre caballeros de que, habiéndose aclarado la situación, depurado las responsabilidades políticas y penales de este gatuperio, se sometiera a una cuestión de confianza y, caso de perderla, convocara elecciones anticipadas.

Pero eso son especulaciones, lo reconozco. Queda la mencionada vía de que cada palo aguante su vela. La vela del PSOE es el "no" por cuestiones de principios y no (aunque también) de elegancia parlamentaria. Al PSOE le ha costado mucho prestigio y apoyo electoral la acusación de haberse convertido en un partido dinástico, directamete implicado en las francachelas de la segunda Restauración, un régimen corrupto. El apoyo a la monarquía, a la Iglesia, a los poderes fácticos, el neoliberalismo, el centralismo más ciego lo han hecho derivar hacia un partido antiguo régimen por utilizar una expresión gráfica aunque no muy correcta. Es el momento de clarificar muchas cosas. Civilizadamente y sin presuponer que solo cabe aceptar con humildad las imposiciones de la derecha neofranquista, apoyadas por un tercio de los votantes y la cuarta parte de la población, si llega. Hacer ojos ciegos a esto es de una irresponsabilidad difícil de imaginar. 

Cualquier gobierno del PP, partido empeñado en obstruir la justicia en cuantos asuntos penales está directa o indirectamente implicado, equivaldrá a sancionar la perpetuación de la injusticia.

dilluns, 4 de juliol del 2016

El Mediterráneo

Es tranquilizador saber que el Mediterráneo lleva muchos siglos descubierto. De no ser así viviríamos en continua zozobra cada vez que alguno de estos estrategas de la ciencia del poder, pensara que lo ha descubierto él solo. Las continuas invocaciones a la calma dentro de Podemos atemperan el nervioso análisis de las causas de su derrota. El caso es hacer todo tipo de equilibrios para no dar con la más obvia de que quienes no te han votado es porque no te quieren. Todavía quedan Mediterráneos cuyo descubrimiento sembrará de luz el camino del futuro.

En la cresta de la más reciente ola de negar que el resultado del 26J haya sido una derrota para la formación morada cuando, en verdad, ha sido un triunfo resplandeciente, Iglesias sostiene que, en definitia, no pasa nada, que ahora toca estar en la oposición pero, dentro de poco habrá otra cita electoral que esperan ganar. Ganar, perder; perder, ganar. Eso es lo único que importa a estos teóricos políticos de Juego de Tronos cuya elemental cháchara pone al desnudo sus más ocultos deseos. Iglesias se ve en la oposición y, para aliviar su disgusto, descubre el Mediterráneo asegurando que eso es lo normal en un sistema parlamentario: hoy en la oposición y mañana en el gobierno. Estupendo. Eso quiere decir que no piensa formar gobierno en modo alguno, es decir que no quiere un gobierno de progreso o de izquierda a favor de los que va cantando por las esquinas. ¿O debemos decir que no quiere que el PSOE puede formar gobierno bajo ningún concepto?

Mediterráneo: hoy en la oposición, mañana en el gobierno. Pero ese mañana son cuatro años. Cuatro años de gobierno de esta derecha corrupta, ladrona, neofranquista y ultrarreaccionaria. Bueno, eso a él no le afecta. Afecta a la gente, sí, que las pasará canutas otros cuatro años cuando esto se pudo evitar simplemente formando un gobierno de izquierda después de las elecciones de diciembre y aun se puede evitar formándolo ahora. Algo sin interés. Es verdad que cuatro años más de esta ignominia, de esta vergüenza de inútiles apandadores que pasan más tiempo en sus cuestiones procesales que en las políticas, a los jefes de Podemos no les afecta gran cosa y solo afectan a la gente. Pero ¿quién es la gente? Obvio, la materia prima de que está hecho el populismo redentor. Pero solo cada cuatro años. Ahora toca disolverse y prepararse para la victoria en cuatro años más manteniendo sobre todo firme la unidad del partido.

Que eso sea una quimera no se le alcanza a quienes han sustituido la experiencia de la que carecen por la voluntad bolchevique de asaltar los cielos en segundas o terceras instancias o nupcias. Ya hay un inevitable enfrentamiento entre Garzón y Errejón que, además, tiene toques de inquina personal muy fuerte. En IU, mar de fondo (que no tardará en convertirse en tormenta) al ver que la función de comparsa en Unidos Podemos no da mayor visibilidad a la organización sino que la sumerge en el olvido y la irrelevancia. Para animarla, este enfrentamiento dialéctico entre los dos números doses de UP: el genuino, fábrica de la casa, Errejón, con su culteranismo gongorista y gramsciano que cada vez es más cómico, y el adoptado o asimilado, Garzón, con su habla aparentemente ingenua, pero henchida de soberbia intelectual, alimentada en la convicción de la infalibilidad de las doctrinas marxistas.

Todavía se descubrirán más Mediterráneos, pero Podemos es ya una jaula de grillos. Y todos bastante pedantes.

Lo más moderno es la Arcadia

El otro día, cuando fui al Palau de la Generalitat para la entrevista a Puigdemont, tuve el privilegio de ver algunas partes de este extraordinario edificio medieval embriagador cuya continuidad a lo largo de los siglos se muestra por la sucesión de los estilos, que van desde un gótico civil deslumbrante a esa increíble filigrana renacentista del pati dels tarongers y hasta el comienzo del noucentisme, esto es la irrupción de la modernidad. Esta hazaña fue un encargo que la Diputación de Barcelona, presidida entonces por Prat de la Riba, hizo al pintor Joaquín Torres-García, quien pintó una serie de frescos para el salón de Sant Jordi a partir de 1910 con un programa de abarcaba desde la Arcadia feliz a los últimos avances comerciales e industriales de la Cataluña de la época. Los frescos, que representaban escenas arcádicas idílicas encontraron fuerte oposición de una sociedad pacata y, a la muerte de Prat, el organismo, presidido por Puig i Cadafalch, canceló el encargo y el programa quedó incompleto. Luego, la dictadura de Primo de Rivera hizo cubrir los murales de Torres con otras pinturas. Solo recientemente se han recuperado esos frescos que ahora se exhiben en una sala especial del Palau dedicada al pintor uruguayo-catalán.

Con estos primeros momentos comienza una exposición retrospectiva y muy completa del pintor comisariada por Luis Pérez-Oramas, del MoMA. Vemos algunos bocetos de los murales que no llegaron a realizarse, los de la glorificación de la Cataluña industrial. Y vemos asimismo el conjunto de la obra de Torres y no solo pictórica. La exposición es muy completa.

Torres, hijo de una catalán de Mataró emigrado a Montevideo y educado luego en Barcelona tenía una formidable vocación artística y extraordinariamente polifacética lo que quizá haya ido en detrimento de la valoración del conjunto de su obra. Había en él una curiosidad prácticamente ilimitada que lo llevaba de la creación plástica pura a la teoría y la filosofía del arte. Tiene mucha obra publicada a lo largo de su vida siempre sobre cuestiones estéticas. Utilizaba diversos soportes, lienzo pero también madera. De esta se valió para hacer esculturas cargadas asimismo de doctrinas artísticas, sobre todo en el dilema que le obsesionó toda su vida entre lo concreto y lo abstracto. Y de ahí pasó a la fabricación de juguetes desmontables de madera, deliciosos y de los que hay amplia muestra en la exposición.

Torres fue muy activo en los años de las vanguardias en Barcelona, en París, en Nueva York o en Madrid, por no citar Montevideo, a donde volvió a fines de los años 30 y en donde murió en los cuarenta. Pero su actitud frente a las vanguardias fue siempre de resistencia. En Barcelona trabó amistad con Rafael Barradas, quien le familiarizó con el cubismo y el futurismo. Algo de esto, aunque poco, absorbió Torres a regañadientes hasta que se fijó en un estilo propio, único, un constructivismo de paleta terrosa que condicionó toda su obra posterior. Fue probablemente su fuerte oposición al surrealismo en los años locos de este, la que le llevó al abstracto. Con la fundación del grupo círculo y cuadrado, al que también pertenecieron Theo van Doesburg y Pietr Mondrian, que ejerció una gran influencia sobre él. Es sobre la mezcla de influencias de Mondrian y Braque sobre la que comienza a volar por su cuenta en el constructivismo hasta dar con su horizonte estético favorito que lo acompañará hasta el final, el de estructuras, que son las más significativas de su última época.

En el año 1920, Torres vive en Nueva York ciudad que, como sucedía muchos viajeros de la época (y de todas las épocas) lo impresionó enormemente. En verdad, Nueva York, con su urbanismo, era el contexto adecuado para el constructivismo. Sin embargo, Torres abandonó en seguida y retornó a Europa, a París y luego a Madrid, en donde intentó proseguir con su obra. Esto lo hacía mediante la creación directa y la teoría. Siguió impartiendo doctrina estética y, ya de vuelta a su tierra natal, fundó incluso una escuela de arte en la que exponía y desarrollaba sus concepciones artísticas. Torres oscilaba entre las dos condiciones de pintor y escritor. De hecho, al comienzo de su carrera, trabajó con Gaudí, pero este le aconsejó que se dedicara a la enseñanza lo que, para alguien con vocación creadora, debe de resultar humillante.

Da la impresión de que Nueva York fue la experiencia determinante en su vida. Fue el deseo de captar en pintura el bullicio de una ciudad que no duerme, como sabemos, lo que acabaría llevándolo a ser uno de los padres del arte abstracto. Entre medias, nuestro hombre se interesó por todo y se involucraría en todo tipo de causas. El retorno a la tierra uruguaya, vino acompañado de un nuevo interés por la América precolombina, las manifestaciones de su cultura incaica y su simblogía que acepta en muchas de sus obras que son abstractas pero con elementos concretos y en una situación de abandono que está pidiendo a gritos un alzamiento espiritual indio. 

Torres terminaba así su vida como la había comenzado: extrayendo el meollo de la Arcadia feliz del atronador proceso industrial. Desde la Arcadia del noucentisme a la que se manifiesta en la adopción de símbolos precolombinos en su pintura constructivista, ha pasado medio siglo: dos guerras mundiales y los totalitarismos correspondientes.


El comunismo de Podemos y sus difamaciones

En este vídeo de La Tuerka, Jorge Verstrynge, "explicando" las causas del fracaso de Podemos, argumenta que una de ellas es la acusación que se les hacía de ser comunistas. Como prueba, aduce que Ramón Cotarelo -o sea, yo- llevaba meses dándole la turrada con la manía anticomunista. Sí, efectivamente, cada vez soy más anticomunista viendo cómo las gastan estos difamadores. En este caso concreto, sin embargo, hay que hacer una precisión: ni meses, ni días, ni horas. Yo no he llamado ni hablado a Verstrynge para nada. Al contrario, a raíz de las elecciones del 20 de diciembre fue él quien estuvo bombardeándome con whatsapps y llamadas para que le dijera qué había que hacer en las votaciones de investidura y ofreciéndose a intermediar entre Iglesias y yo, cosa a la que me negué.

El vídeo de marras con esas trolas está aquí:




Un ejemplo más de las tácticas de propagar mentiras e infundios sobre los demás sin permitirles responder. El comunismo es eso: mentir, manipular, censurar y difamar.

Y ahora dicen que ellos son la socialdemocracia. Mucha risa.

diumenge, 3 de juliol del 2016

¿De quién es el PSOE?

Una de las monsergas más injustas con el PSOE dice que es lo mismo que el PP. Tiene muchas variantes pero, en lo esencial, procede siempre del campo de la izquierda comunista o cercana a él, y su finalidad generalmente es la misma: desplazar al PSOE hacia la derecha en la percepción de los votantes a los efectos de ocupar su lugar. Pretende así ganarse el favor de un electorado mayoritario tanto en España como en Europa que combina un igualitarismo reformista anclado en una justicia social redistributiva con un espíritu respetuoso con la libertad basada en las garantías del Estado de derecho. Es la codiciada fórmula del socialismo democrático, la socialdemocracia.

Tal fue el empeño del comunismo europeo en los años 70 del siglo pasado al que se incorporaron los partidos comunistas de España, Francia e Italia y recibió el nombre de Eurocomunismo. Ocupar el sitio de la socialdemocracia, empujando a esta a la derecha para ganarse a sus votantes. La verdad, sin embargo, es que esta táctica que podría llamarse "del cangrejo ermitaño" no ha funcionado nunca en ningún país europeo. El socialismo democrático, la socialdemocracia, ha sido siempre hegemónica en la izquierda en todos los países europeos, salva la excepción de Italia antes de la crisis de la I República y, quizá, en Grecia actualmente. 

Al fracasar en esta táctica de ocupación, la izquierda comunista española recurrió en los años 90 a la de la llamada "pinza", una unidad de acción con la derecha para sacar al PSOE de las instituciones. Este segundo recurso sirvió para privar del gobierno a los socialistas (poniendo a la derecha en su lugar) pero no para asegurarse la preferencia del electorado. El PSOE siguió siendo hegemónico y no había sorpasso.

Ahora bien, la irrupción de la crisis financiera en 2008, que resultó intratable con el viejo recetario keynesiano, sembró el desconcierto en el PSOE que, falto de argumentos contra el neoliberalismo, cedió en sus principios y se acomodó a aquel. La secretaría general de Rubalcaba  consolidó un proceso de deriva neoliberal en lo económico y conservador en lo político. Tanto este como su sucesor, Sánchez, convirtieron el viejo partido de Pablo Iglesias en uno dinástico, centralista y complaciente con los privilegios de la Iglesia católica. 

La conjunción de la devastadora crisis económica con la incompetencia de los líderes socialistas a la hora de articular un programa socialdemócrata de recuperación, convirtió en realidad palpable lo que hasta entonces solo había sido un deseo, un wishful thinking de los comunistas. Abrió a estos una "ventana de oportunidad". Los hechos eran irrefutables y del dominio común: la socialdemocracia española en el gobierno había hecho suyo el programa neoliberal, había abandonado la posición de la izquierda, se había rendido a la derecha. ¿No fue Carme Chacón quien abrió el camino a la avalancha de desahucios? ¿No fue la reforma laboral del PSOE la que inició el desmantelamiento de la protección jurídica del trabajo? ¿No fue Zapatero quien redujo los salarios de los funcionarios y congeló las pensiones? ¿No fue él quien, mano a mano con Rajoy, modificó el artículo 135 de la Constitución?

Por fin se probaba que el PSOE era igual al PP. Esa era la verdadera pinza y no la de Anguita con Aznar. 

La sumisión del PSOE a un PP avasallador y revanchista desde 2011 desnaturalizó el sistema parlamentario que funciona siempre como un equilibrio entre el gobierno y la oposición. El PSOE no osó presentar una moción de censura durante toda la X legislatura (2011-2015), aunque amagó con ella en una ocasión. En realidad no fue sombra, ni amago de oposición y no lo fue en el Parlamento ni en los demás niveles de gobierno. La derecha neofranquista campó por sus (escasos) respetos. Ello provocó dos consecuencias: a) generalizó la corrupción en las instituciones, faltas de control político y jurídico, convirtiendo España en un patio de Monipodio; b) hizo que la oposición se articulara al margen del Parlamento, que fuera una oposición extraparlamentaria. Esta oposición tomó dos formas muy distintas: de un lado se consolidó en el movimiento soberanista catalán y, de otro, se echó a las calles y plazas de las ciudades como rebelión de los indignados. Si los partidos institucionales, especialmente el PSOE, no hacían frente al gobierno autoritario y corrupto de la derecha, se lo harían el independentismo catalán y el movimiento espontáneo del "no nos representan".

La oposición había abandonado la Carrera de San Jerónimo y se había instalado en Cataluña y los indignados. A ello debe añadirse que, en el curso de su adaptación al neoliberalismo, el PSOE se había burocratizado y patrimonializado entre "familias" generalmente territoriales y se habia ido alejando no de la sociedad, pero sí de sus sectores juveniles. Además de burocratizarse, el PSOE se había esclerotizado.

Y aquí es donde surge la "ventana de oportunidad" por la que se cuela Podemos que quiere recoger el espíritu radical de la izquierda y el respeto a las libertades del Estado de derecho; que pretende por tanto una vez más, arrumbar al PSOE en el museo de la historia, en el pasado, y presentar en su lugar una forma nueva y convincente de socialismo democrático. De ahí la lluvia de primarias, horizontalidad, espontaneísmo, círculos y resto de parafernalia asamblearia. De ahí que si, de un lado, los portavoces de Podemos identifican al PSOE con el PP, Iglesias predique un nuevo evangelio verdaderamente socialdemócrata. 

La ocasión la pintan calva. Los trastornos de la crisis, la postración del PSOE, la desafección de la gente, la polarización política y la movilización ciudadana, la confrontación Estado/Cataluña, todo apuntaba a la oportunidad de revitalizar el viejo sueño comunista del sorpasso. Un pésimo resultado electoral en 2011 apuntaba a otro aun peor en las siguientes elecciones y abría la posibilidad de que la "nueva", la "verdadera", la "transformadora", la "auténtica" izquierda alcanzara una posición que llamaba de centralidad política.

Una sola precaución se imponía: ese nuevo intento de sorpasso no debía confundirse con los eternos perdedores del Partido Comunista y su hopalanda de IU. Había que marcar distancias. Las distancias se marcaron y, en las elecciones europeas de mayo de 2014 se dio la sorpresa de casi un sorpasso, pero no al PSOE sino a IU. Podemos entraba en combate con cinco eurodiputados. A partir de ahí, todos los medios difundieron la doctrina: una nueva izquierda se imponía y prometía dejar atrás a IU y el PSOE. El bipartidismo (curioso concepto que niega a IU la condición de tercer partido) estaba tocado de muerte. Los sondeos se volvieron locos y algunos pronosticaban un tercio de los votos para Podemos. La triste suerte del PSOE estaba escrita en el hundimiento del PASOK. Para ello era preciso que IU sucumbiera, cosa que esta hizo obedientemente para dejar via expedita al choque de gigantes, la pelea a dos en campo abierto en la que Podemos triunfaría sobre el PSOE  y honraría la memoria de Lenin, de José Díaz, de Pasionaria, Carrillo: reunificar el la izquierda bajo una sola bandera. Asaltar los cielos.

Las elecciones del 20 de diciembre de 2015, con un bisoño Sánchez al frente de un mortecino PSOE, carcomido por baronías de covachuelas, fueron un baño de dura realidad para Podemos que, con un ramaje de confluencias, quedó por detrás del partido del Pablo tipografo. Retirada a los cuarteles de invierno, crisis interna y cambio de táctica. Lo que sucedió en esos meses de diciembre a junio es de conocimiento universal. Ya no bastaba con destruir a IU. Era más práctico incorporarla y hacerse con ese millón de votos (pagando los millones de euros de deuda) para ir a nuevas elecciones. Dicho y hecho: Podemos devoró a IU como Zeus se tragó a Metis. Al cabo de un tiempo, con la ayuda de Hefaistos que le abrió gentilmente la cabeza, Zeus alumbró a Palas Atenea, igual que Podemos alumbró la nueva criatura Unidos Podemos, reina de todos los platós televisivos  alegremente ajena al hecho de que la confluencia con IU retrotraía a Podemos al ámbito comunista del que había querido separarse en un principio.

La noche del 26 de junio fue la de las ilusiones rotas. La noche engendra terrores, monstruos, fracasos. Entre conciliábulos, comités, declaraciones, debates y consultas colectivas, los dirigentes de Podemos no entienden qué ha pasado y no entienden por qué no lo entienden. Su soberbia sigue sin dejarles ver la realidad. Su fracaso no se debe a sus actos u omisiones, sino a los del adversario, el PSOE. Y no por su inexistente agresividad hacia Podemos sino porque se ha mantenido, se ha atrincherado, ha resistido. No es el PASOK y tampoco el PP, por cierto. No es hacia dentro de Podemos hacia donde deben mirar estos en busca de errores. Es hacia fuera. 

Pero hacia afuera sabiendo lo que se ve y se dice. No es el miedo "a lo nuevo" lo que ha restado votos a Podemos. Es algo distinto. Es la lealtad a la socialdemocracia de los votantes del PSOE. Estos han acudido a salvar a su partido con todos los elementos en contra: los medios, los sondeos, la espiral del silencio, la mediocridad de la dirección, las maniobras diversionistas, las zancadillas y las intervenciones no pedidas de la colección de floreros, jarras y bacenillas de otro tiempo. Y lo han conseguido. No hay sorpasso, camarada. 

Aquí enlazamos con la pregunta del post, ¿De quién es el PSOE? Habrá quien diga que de sus militantes y tendrá buena parte de razón. Suelen ser militantes de larga data, con experiencia, bregados en las agrupaciones, con sus vicios y virtudes, pero que viven su partido, aunque no aparezcan en Twitter. Pero esos militantes son una pequeña fracción de los votantes. Estos son millones. A ellos ha ido dirigido un venenoso discurso de Podemos de que los verdaderos socialistas, los socialistas de corazón, votarían círculos morados o los corazones de la abeja Maya. Y también un clima general des desprestigio: votar a los socialistas es votar a la derecha, las puertas giratorias, la corrupción, el neoliberalismo, los desahucios. Y los votantes han aguantado sosteniendo que nada de eso es cierto y que no hay posibilidad alguna de que el PSOE facilite un gobierno de la derecha de ninguna forma. Esto último está por ver pues el espíritu humano es inconstante.

Pero, de momento, son los votantes quienes han salvado el PSOE. Por lo tanto, el PSOE es de ellos. Puede discutirse si más o menos que de los militantes. Pero, desde luego de la dirección y de los barones no es; no es de las corrientes, grupos, familias y "sensibilidades" y mucho menos de las glorias del pasado. El PSOE tiene historia (es uno de sus activos), pero no pertenece a ella y, si lejano es el siglo XIX, también lo es el XX y, en ciertos aspectos, más. El PSOE es de los militantes y, sobre todo, de los votantes. Son estos los únicos que pueden resolver el evidente problema de envejecimiento del PSOE, llevando el voto a las franjas más jóvenes.

Eso quiere decir que la necesaria refundación de la socialdemocracia deberá abordarse en el congreso previsto para septiembre u octubre. La reunión no debe servir solamente para elegir un secretario general, para buscar un "nuevo liderazgo", lo que es una simpleza, sino para replantear la doctrina socialdemócrata de hoy: neokeynesianismo basado en la renovación del modelo productivo en los campos en que es competitivo, inversión pública en investigación y desarrollo, economía social del mercado, sector público sostenible orientado a la cohesión social y la solidaridad,  republicanismo, separación de la Iglesia y el Estado, carácter plurinacional del Estado con respeto al derecho de autodeterminación de las naciones que lo integran, sociedad avanzada con perspectiva de género, fomento del uso de recursos alternativos (materiales, energéticos y de relaciones humanas) y conciencia ecológica.

Debe encontrarse la forma de que en los preparativos de ese congreso y en sus deliberaciones y conclusiones intervengan los votantes, los que han votado por el socialismo democrático. En la sociedad de la información y la comunicación, los partidos deben adaptarse y cambiar sus procedimientos. Si Islandia ha podido hacer una Constitución mediante debate abierto en la red y la República Catalana está prefigurandose en un proyecto de Constitución con una amplia participación de la red, bien puede el PSOE abrir a consulta ciudadana su proyecto de reforma de la Constitución.

La gran familia y su puchero

Los mismos sinvergüenzas que han esquilmado el fondo de pensiones de la seguridad social y dejado sin jubilación a los viejos,  son los que se pulían los dineros públicos en putas, coca y juego en Palma de mallorca; los mismos que se llevaban mordidas millonarias por cada escuela con la trama Púnica; los mismos a quienes se pagaban los confetti y viajes de la familia a París; los  que han estado cobrando sobresueldos durante veinte años; los que tienen a su padre dependiente a cargo del erario mientras cortan las ayudas a los demás dependientes; los que blanqueaban dinero para el PP, esa presunta banda de facinerosos, en el Ayuntamiento de Valencia; los que llevaban años robando de las arcas públicas en la operación Gürtel en la sierra norte de Madrid; los que pagaban los trajes de los mangantes a cambio de contratos púbicos; los que se compraban palacetes en Mallorca y áticos en Marbella con dineros que nadie sabe de dónde han salido; los que financiaban el PP, siempre la banda de ladrones, con dinero negro a cambio de subvenciones; los que cobraban por asesorías "orales", incompatibles con sus salarios, a empresas que contrataban con las administraciones peperas; los que troceaban los contratos para embolsarse dineros ilegales; los que cobraban becas que no les correspondían; los que pagaban con dinero público campañas de imagen personal; los que robaron a mansalva en todo tipo de actos oficiales, desde la visita del Papa a Valencia hasta la fórmula uno; los que han cobrado mamandurrias, enchufado a sus amigos y parientes; los que cobran subsidio de alojamiento en Madrid, aunque tienen aquí vivienda; los que mandaban SMS de apoyo y aliento a los delincuentes; los que tenían cuentas en Suiza; los que se han beneficiado de las amnistías fiscales de la banda de ladrones; los que, siendo ministros, no declaraban a Hacienda; los que apañaron y robaron en todas las licencias y contratas municipales del País Valenciano; los que pagaban sumas astronómicas a los periodistas lacayos para que mintieran a su favor en los medios públicos; los que han regalado la sanidad y todos los servicios públicos a sus amigos a cambio de enchufes para ellos; los que han pagado sobrecostes en todas las obras públicas para quedarse luego sus comisiones;  los que han vendido las viviendas protegidas por una futesa a fondos buitres y especuladores; los que regalan 11.000 millones de € al clero y, además le eximen de pagar todos los impuestos y les permiten cobrar todo tipo de tasas y sobreprecios ilegales; los que no pagan impuestos, pero han subido el IVA y toda la tributación directa e indirecta mientras ellos tienen sus dineros en paraísos fiscales; los que descapitalizan la enseñanza pública pero subvencionan a manos llenas la estafa de la enseñanza concertada privada; los que roban en todas las licencias, contratas y adjudicaciones siempre hechas con favoritismos y trampas; los mismos que regalan el dinero a la banca, pero se lo regatean a los particulares; los que asfixian a los autónomos, pero no persiguen el fraude fiscal de los ricos porque son ellos mismos; los que han robado a mansalva en la privatización de la sanidad mientras desvían los casos más caros al sistema público; los que han socializado las pérdidas de las autovías radiales; los que han estafado a cientos de miles de impositores con las preferentes; los que se han pulido la pasta de las tarjetas black en locales de alterne; los que han malgastado dineros públicos en viajes de ensueño con sus amantes sin justificación alguna; los que fabricaban pruebas falsas en contra de sus adversarios polticos; los que han hecho y siguen haciendo guerra sucia con fondos públicos contra esos mismos adversarios; los que han falsificado todas las estadísticas y datos de España; los que se han espiado y denunciado unos a otros; los que robaban los fondos de asistencia al desarrollo; los que han construido aeropuertos sin aviones, museos sin cuadros, trenes AVE en lugares desiertos pero en donde ellos tenían sus propiedades; los que han obligado a los jóvenes a emigrar porque les han quitado las becas; los que viven en áticos de lujo de cientos de metros con criados y mucamos con cargo al erario.

Todos ellos forman una gran familia y, de esa gran familia de malhechores, ¿tengo que creerme que no han dado pucherazo en las elecciones?

dissabte, 2 de juliol del 2016

Hacia las terceras elecciones

A medida que pasan los días está más claro que el resultado de las elecciones del 26J es tan endemoniado como el de las del 20 de diciembre, si no más. Ningún partido alcanza la mayoría absoluta, y solo lo logra la combinación del PP y el PSOE, la Grosse Koalition de la que ningún socialista quiere oír hablar. Todas las demás posibles coaliciones necesitan un tercer partido o, cuando menos, su abstención. Peculiaridades del multipartidismo frente al paralizante y corrupto bipartidismo que todo dios quería quitarse de encima y ahora todos añoran porque empiezan a ver con espanto que la opción terceras elecciones no es tan descabellada. Nadie dice quererlas y todos aseguran estar dispuestos a dejarse la piel para que no se repitan. Nuestros políticos son como algunos reptiles: cambian de piel de cuando en cuando y no solo de camisa o chaqueta.

Eso es lo que dicen, pero no lo que piensan. Las elecciones son como los juegos de cartas para los ludópatas. Todo jugador empedernido que ha perdido una mano quiere que se reparta juego de nuevo porque la adicción lo impulsa a creer que esta vez sí ganará la votación, la apuesta, el monte, lo que sea y, de esta forma, acaba saliendo del casino en una barrica de amontillado. 

No obstante, dos factores les retienen a la hora de hacer públicos sus anhelos: a) el temor a que la opinión pública, cabreada con la reiteración, reaccione con virulencia y, relacionado con el anterior, b) que se exija cambiar los líderes dos veces fracasados por otros. Es decir, en el fondo quieren elecciones pero no quieren aparecer como los causantes y pretenden seguir presentando sus candidaturas por inverosímil que parezca.

Nos esperan pues dos meses con el habitual baile antes de la convocatoria en los que las distintas opciones irán fracasando. La primera de todas, la del PP que, no pudiendo convencer al PSOE de que se suicide en el sidecar de su moto, agumenta la peregrina teoría de que debe gobernar el partido más votado, o sea el suyo, por no otra razón que porque es el suyo ya que ni el sentido común ni la Constitución auspician en modo alguno semejante derecho en un regimen parlamentario. Finalmente quizá intente un gobierno en minoría si consigue convencer al joven flecha Rivera de que sume fuerzas con él. Esto le da 169 diputados pero, como el PNV afirma no sumarse, sus posibilidades de superar alguna votación que no sea la del reparto de prebendas en un parlamento muy hostil son nulas. En consecuencia, terceras elecciones.

Terceras elecciones quieren en realidad el PSOE y UP pero, lo dicho, no se atreven a pedirlas, de forma que harán lo posible para hacerlas inevitables a la chita callando, ya que les va en ello el prurito de la hegemonía en la izquierda. La alternativa que Palinuro ha visto siempre con mayor simpatía, esto es, PSOE+UP+ERC+CDC (ahora con PNV), que da 178 escaños, no es viable a causa del referéndum catalán que el PSOE considera tan inaceptable como un retrato de Pablo Iglesias Posse soplando un matasuegras. La suma PSOE+Podemos+C's, que daría una cómoda mayoría de 188 diputados y presentaría la indudable ventaja de limpiar los establos de La Moncloa de una barrida, aunque dejaría pendiente el referéndum catalán, tampoco es posible porque la combinación de Podemos con C's es tan exotérmica como la del potasio con el agua. Queda la idea de un acuerdo del PP con el independentismo catalán. Si este aplica un criterio pragmatico y don Pelayo concede el referéndum catalán, sería factible. Solo que antes quizá fuera necesario convencer a Rivera de que se hiciera el hara-kiri y no consta entre sus costumbres.

De este modo solo un milagro nos salvará de las terceras elecciones. Y ¿por qué son el PSOE y Podemos los más interesados en ellas? Porque un "a la tercera va la vencida" es el único modo de que una legislatura calentando la silla de la oposición no acabe con los dos tambaleantes liderazgos de Sánchez e Iglesias, cada uno por un motivo distinto. 

Cuatro años más de gobierno del PP en minoría con apoyos asimétricos permitiría a Susana Díaz articular una base de operaciones suficiente para desbancar de la secretaría general a un Sánchez a quien ya ha prohibido que entre en una gran coalición con el PP que pudiera fortalecerlo. 

En el caso de Podemos, la campaña de ejercicios espirituales en que se ha embarcado para oscurecer científicamente las razones de su derrota, deja bien claro que no tienen la menor intención de entender la realidad ni de asumir responsabilidades por una línea política tan incompetente como arrogante e insensata. El segundo escrito que Echenique ha remitido a las bases con ánimo indagatorio, aun más inenarrable que el primero (el de"cañones y mantequilla") no permite abrigar dudas acerca del absurdo de un planteamiento que parece sacado de una encuesta de un mundo feliz a fin de armar un argumentario de urgencia para epsilones, de forma que sus portavoces en los medios (sic) tengan algo que decir y sea siempre lo mismo. Afirma este buen hombre con no excesiva originalidad que el resultado de las elecciones del 26J "ha sorprendido a propios y extraños". Será a sus propios y sus extraños porque otros lo veníamos anunciando desde tiempo atrás. Igualmente afirma que en Podemos tienen una "inteligencia colectiva" como si los militantes de los círculos fueran corales de un arrecife o industriosas abejas de una colmena y no seres humanos plenos en los que la inteligencia es (y solo puede ser) un atributo individual. Termina este escrito casi dadaísta con una enumeración de 12 factores que a su juicio puedan haber sido causa de la derrota de sus muy justas aspiraciones a asaltar los cielos y, de paso, gobernar este país. Su lectura deja claro a cualquiera con algo de sentido crítico que falta el decisivo, el décimotercero: dirigentes capaces de redactar estas bobadas.

Cuando las paredes hablan bajo las bombas

Interesante, extraña, original película que innova estilo narrativo cinematográfico. Un curioso experimento que rompe convenciones del relato y fuerza un reacomodo continuo del espectador que no siempre se sigue con agrado porque requiere esfuerzo, como si de bañarse en dos ríos se tratara o de realizar dos actividades radicalmente distintas, por ejemplo volar y nadar. Esto no es una queja. Ninguna obra de arte es fácil ni adormece y, si lo hace, no es arte o no es obra.

Parece que es el estilo del director, Alexander Sokurov, manifiesto en un film anterior, El arca rusa que no he tenido ocasión de ver. Consiste en intercalar estilos, estructuras, personajes distintos y a niveles distintos. El título Francofonía ya preanuncia el contenido compuesto. Los dos motivos principales forman un trenzado: por una parte, un documental, con abundancia de material vintage y otro artificialmente envejecido, acerca de los museos, su función en la historia y, muy especialmente, el del Louvre. Por otra un relato de contenido histórico real pero ficcionalizado bajo la forma de las dos máximas autoridades de conservación del Louvre durante la ocupación alemana, el funcionario francés Jaujard y el jefe del departamento de la Wehrmacht a cargo de las obras de arte, el conde Wolff-Metternich.

Estas dos historias se entreveran asimismo con dos motivos menores, de un lado, unas apariciones de Napoleón Bonaparte hablando de sí mismo ante sus retratos y una Mariana con gorro frigio, proclamando el trío "liberté, égalité, fraternité"; de otro un episodio actual en que un carguero con contenedores repletos de obras de arte amenaza con naufragar en mitad de una tormenta. La pertinencia de este motivo no acaba de entenderse del todo, pero los comentarios del Gran Corso por las galerías del Louvre son magníficos y absolutamente ilustrativos acerca de las relaciones entre el arte y la guerra, haciéndose de paso un homenaje a Tolstoy y Chejov, aunque este último no me resulta tan evidente.

A todo esto, el film entero está narrado en su mayor parte en polaco en voz en off pero también tiene diálogos y parlamentos en francés y alemán. Diálogos por cierto magníficos porque vienen acompañados de explicaciones externas, apostillas esclarecedoras. El oficio de cámara es una permanente filigrana en el juego de planos, contraplanos y todo tipo de técnicas narrativas, algunas nuevas, al menos para mí.

La parte documental es espléndida, un canto al Louvre, centro del arte mundial, obra colectiva de la nación francesa desde el siglo XVI, a través de sus sucesivas ampliaciones. Ahí es donde la monarquía cede el paso a la Mariana de la revlución y esta a Napoleón. Algo se habla del incendio de las Tullerías, pero como de pasada y sin localizarlo. Las Tullerías fueron incendiadas durante la Comuna de 1871 y posteriormente demolidas. Este relativo olvido señala otro de los elementos más característicos de la película, su carácter suave, por así decirlo. La acción trascurre durante una guerra, pero de la guerra no vemos casi nada. Ciertos factores políticos, Pétain, Vichy y de epitafio, De Gaulle, Eisenhower y poco más. Lo que sí vemos son las medidas para poner a salvo los tesoros del museo. Este es el nudo del relato: estamos en guerra, pero los dos bandos reconocemos la necesidad de poner a salvo los tesoros artísticos aun contra nosotros mismos.

Y aquí es donde aparecen nuestros dos protagonistas, el funcionario francés (colaborador, pero resistente) y el oficial de la Wehrmacht (ocupante pero simpatizante) en una compleja, muy contenida relación, llena de significados ocultos y sobreentendidos. Este dueto es frecuente en las historias de nazis. Por lo general son oficiales cultos de la Wehrmacht (no de las SS) admiradores de la cultura y el espíritu del enemigo francés. Además, Wolff Metternich, este oficial, es renano y ya se sabe que Renania-Palatinado es germánica de sangre pero francesa de espíritu. Esto no tiene nada que ver con la banalización del nazismo, aunque algo se le acerque, pero por la vía de la justicia conmutativa: se trata de figuras simbólicas que nos ayudan a comprender que la aportación de Alemania a la humanidad no son los 12 bárbaros años de la Gewalthersschaft.

En fin, la película plantea multitud de otros temas cada cual más complicado pero fascinante. El oficial alemán desobedece las órdenes de sus superiores de proceder al pillaje de las obras de arte. Por ello lo destituyen. Y viene luego el destino posterior de los personajes ya en tiempo de paz. Una noble amistad tramada en el silencio de un tiempo de violencia. Especialmente llamativo el trozo dedicado a explicar que toda la afinidad que los combatientes sentían recíprocamente en el Oeste desaparecía cuando se miraba hacia el Este. El ejército nazi ocupante en Rusia no tenía oficina alguna encargada de cuidar las obras de arte. La consigna era destruirlo todo. El relato del sitio de Leningrado pone los pelos de punta y más porque está narrado en una lengua eslava, la de los Untermenschen.

En fin, me parece una gran película, aunque a veces puede sacar de quicio por su ocasional lentitud.

divendres, 1 de juliol del 2016

¿Delincuentes? ¿Psicópatas? ¿Ambas cosas?

El gobierno de Rajoy tiene ya la maloliente honra de haber sido el más corrupto, desvergonzado, autoritario e inepto de la historia de la transición. Pero, dentro de él, desglosando personajes, el que se lleva la palma de todas esas cosas y varias más, es el ministro del Interior. Y ya es difícil, con la competencia que le hicieron auténticos portentos de  incompetencia como Ana Mato; de beaterío, como Ruiz Gallardón; de granujería clerical, como Wert, etc, etc.

El equipo de interior, básicamente formado por Fernández Díaz e Ignacio Cosidó, ha sido, desde el primer momento, una continua conspiración en contra de las libertades públicas y la seguridad ciudadana, del principio de la aconfesionalidad del Estado y de la convivencia jurídicamente ordenada  de las personas. La Ley de Seguridad Ciudadana (mejor llamada Ley Mordaza) es una norma autoritaria, represiva, injusta que nada tiene que envidiar a la legislación de orden público del franquismo. Está hecha para garantizar la impunidad de la policía en casos de desmanes, impedir que la población puede ejercitar los derechos que la Constitución le otorga, hostigarla con sanciones absurdas y desproporcionadas e impedirle el acceso a la tutela judicial desde el momento en que expande la competencia sancionadora de la administración a límites insoportables. Es una ley no solo franquista sino fascista y cuya función consiste en dejar a la gente indefensa frente a las demasías de los poderes públicos porque se completaba con las reformas también fascistas que quiso hacer el ministro de Justicia, Ruiz Gallardón para impedir que los justiciables tuviéramos acceso a los tribunales, a base de incrementar las tasas hasta hacerlas inalcanzables.

El ministro, un sectario del Opus Dei, un fanático incapaz de distinguir entre sus conviciones personales -que deben permanecer en el ámbito privado- y su proyección pública, ha salpimentado sus pintorecas manifestaciones oficiales con declaraciones de un nivel tal de beaterío y clericalismo (siempre en pro de la Iglesia católica, la única "verdadera" a su limitado juicio) que hubiera hecho las delicias del Valle Inclán de la Corte de los milagros. Sostiene que un ángel del cielo le ayuda a estacionar su vehículo, como ayudaba a San Isidro a arar los campos, y no sé qué santa está a su lado en los momentos difíciles. Sin duda en agradecimiento a la intercesión de las potencias celestiales, ha procedido a condecorar con diversas medallas y honores civiles y policiales a algunas vírgenes, vale decir, unas tallas de madera policromada de las que este sectario es muy devoto con la misma fuerza y razón con que ciertas tribus primitivas veneran y engalanan sus tótems.

No se crea que este curioso delirio es privativo del personaje. Lo comparte con un político del bando teóricamente contrario, el PSOE, José Bono, otro comecirios, con quien complotó para colgar en las paredes del Congreso una imagen de una monja milagrera que también hace entrar en trance místico al sedicente socialista. En todo caso, todas estas actividades, ritos, conjuros y supersticiones se han financiado con dinero público.

Y ahí es donde ya empieza a traspasarse la frontera entre lo meramente psicótico y lo presuntamente delictivo. Emplear fondos públicos para cultivar las devociones privadas será muy salutífero para el alma de este buen hombre, pero tiene toda la pinta de constituir malversación de fondos. El ministro del interior es muy libre de llenar de hojalata los pechos de las once mil vírgenes o de encargar óleos de las monjas que le parezca... pero con su dinero y en su casa. No con el de todos y en las instalaciones de todos.

Recientemente el país ha tomado conocimiento, gracias a unas grabaciones de unas conversaciones entre este ministro y el responsable de la Oficina Antifraude de Cataluña en el año 2014 en las que se han traspasado todas las fronteras y los límites de la legalidad. El contenido de esa sórdida actividad conspiratoria entre un ministro y un alto funcionario, que ya obra en poder de la fiscalía, es, sencillamente alucinante. Según tales conversas, Fernández Díaz y el de la Oficina Antifraude, conspiraron para fabricar escándalos que arruinaran las carreras de rivales políticos atribuyéndoles la comisión de delitos sin pruebas y comunicando estos infundios a periodistas y gacetilleros a sueldo en los periódicos adictos a sus personas y faltriqueras.

Que un ministro cuya función es velar por la seguridad de los ciudadanos que le pagan el sueldo utilice los dineros y demás recursos públicos para acusar falsamente a políticos de otras tendencias es un delito que convierte a este ministro en un delincuente. De momento, presunto, y cuando la causa se vea, quedará claro en sede judicial si también lo es de modo incuestionable.

De momento, con el contenido de esas vergonzosas conversaciones a la vista, el Parlamento catalán ha destituido fulminantemente al jefe de la oficina antifraude que se jactaba ante el ministro de haber destrozado la sanidad pública de los catalanes. Muy bien hecho. Y si el gobierno de España tuviera un adarme de dignidad haría lo propio con ese ministro absolutamente indigno de ocupar el cargo que ocupa. 

Pero eso no pasará porque el gobierno de España responde a la misma pauta moral e intelectual de sus miembros, incluido este.

Y como resulta que la presunta actividad delictiva del ministro iba expresamente dirigida a sabotear el movimiento independentista catalán, difamando y calumniando a sus protagonistas, este presunto delito alcanza niveles de auténtica irresponsabilidad. Es un caso clamoroso de falta de lealtad, prácticamente de traición. Y lo que no se entiende es cómo piensan estos felones contrarrestar la marcha de Cataluña hacia la independencia a base de comportarse como auténticos delincuentes con sus políticos.

El pesimismo del mundo

André Glucksmann (2016) Voltaire contraataca. Barcelona: Galaxia Gutenberg.
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Es el último libro de Glucksmann, que murió a fines del año pasado; una obra muy representativa del estilo y las preocupaciones, incluso obsesiones, del autor. Pero no una obra "final" o de esas de las que suele decirse que "recapitulan" una vida. Al contrario, es un trabajo más de combate de este combativo filósofo que todavía contaba sin duda con librar otras batallas.

Glucksmann tuvo una existencia muy agitada, condicionada por los grandes problemas y conflictos de su tiempo... y algo más. En los comienzos de su carrera, aparece como un militante maoísta, de extrema izquierda y como tal vive el mayo del 68. Posteriormente daría un giro de 180º para integrarse en el grupo de los "nuevos filósofos", todos ellos prounciadamente de derechas. Glucksmann, que ya había abandonado el Partido Comunista francés, se convierte en una especie de "sesentayochero" arrepentido o "reintegrado", como les sucedería  a otros. Sin embargo, su circunstancias biográficas lo muestran como un caso muy especial. Era el tercero de los hijos de un matrimonio judío que fue primero sionista y se hizo luego comunista. El padre trabajó para el servicio secreto militar de la URSS y murió prematuramente en un naufragio. La madre siguió siendo fiel a los principios del comunismo hasta su muerte en los años setenta. De este modo, la rotunda ruptura de Glucksmann con el marxismo, al que equipara con el totalitarismo, no implicaba tan solo un dato histórico sino una actitud vital que, a su vez, lo enfrentaría con los usos de la nueva familia que se estableció cuando la madre casó en segundas nupcias con un comunista austríaco.

La obra de Glucksmann no es sistemática, sino más bien fragmentaria y muy vinculada a los acontecimientos sociales y políticos de su tiempo, desde la primera, El discurso de la guerra (1967), en la que reflexionaba sobre el fenómeno bélico en el contexto de la guerra fría hasta la época actual, con especial detenimiento en la obra de Mao Tse-tung, pasando por una variada serie de ensayos que han tenido siempre bastante repercusión. Con especial agrado se recuerdan Los maestros pensadores en el que ajusta cuentas con Fichte, Hegel, Marx y Nietzsche, La cocinera y el devorador de hombres en el que rompe abruptamente con el marxismo, equiparándolo al totalitarismo o La estupidez, obra que tendría mucha difusión y en la que critica en especial el papel de los intelectuales, de la gente como él, a los que atribuye un complejo "napoleónico".

Voltaire contraataca es una reflexión sobre las circunstancias del mundo contemporáneo hecha a base de aplicarle la lente de la célebre novela del filósofo ilustrado, Cándido o el optimismo, una obra que comienza con una especie de recomendación ("Lee Cándido y conócete a ti mismo") que, en cierto modo, es paralela a aquella otra con la que termina la novela volteriana, "cultivemos nuestro huerto".

 Cándido nace de la experiencia del terremoto de Lisboa y Glucksmann le contrapone otra novela de Voltaire, Zadig o el destino. Zadig tiene dos ventajas: una revelación (del ángel Jesrad) y un destino que luego irá reproduciéndose en la historia del pensamiento, en la idea leibniziana del mejor de los mundos; en la del fin de la historia, de Hegel; en la de la sociedad sin clases de Marx; o en la "revelación"  heideggeriana. A diferencia de él, Cándido no ha tenido esas iluminaciones. Viene a un mundo que, como el de hoy con la globalización, conoce la libre circulación de personas, bienes e ideas. Un mundo confuso y atropellado.

Tenemos mucho que aprender de Voltaire. En nuestro tiempo todo está lleno de refugiados, de los déracinés de Barrés: El ejemplo más típico, los gitanos, los zíngaros, romaníes, capaces de desencadenar una histeria general en Francia, a pesar de que en este país hay muchos menos que en otros de centroeuropa. Y ¿cómo no vamos a dejarnos atrapar por esa histeria frente al peligro imaginario del "otro" que nos invade si somos el resultado de una cultura que ha glorificado la muerte y el asesinato desde los orígenes (Edipo asesina a su padre; Orestes a su madre y al amante de esta; Rodrigo Díaz de Vivar al padre de Jimena) hasta los tiempos modernos, los de la guerra de los 7 años, de los 30 años; tiempos pródigos en carnicerías, quemas de judíos, anabaptistas, cátaros, protestantes, que  anuncian las hecatombes que llegarán más tarde. Hoy, las estadísticas muestran que las víctimas civiles en las guerras son siempre más numerosas que las militares.

En su tragedia, Mahoma, el profeta, Voltaire ataca el integrismo en nombre de la tolerancia. La justicia humana solo puede basarse en el derecho natural de “no perjudicar”. No puede tener mayor proyección. Cándido no ambiciona colgar el último rey con las tripas del último cura, como quería el abate Meslier, pero Voltaire se hace eco de la incredulidad absoluta del abate, en un momento que Glucksmann bautiza con expresión feliz como "el filósofo contra la filosofía". Voltaire es el filósofo de la finitud actual. A Cándido le da igual la existencia o no existencia de Dios. Lo que el relato de sus peripecias muestra es su no intervención permanente. Hay que tener un espíritu templado para oponerse al integrismo desde la tolerancia y el escepticismo. Tal es la finalidad de que, en su Diccionario filosófico, Voltaire reproduzca íntegro el célebre texto de Lactancio en que Epicuro considera las cuatro posibilidades en relación con la existencia del mal en el mundo, algo más complicado que el ingenuo optimismo que predica el doctor Pangloss.

La continuidad del espíritu de tolerancia ilustrada de Voltaire lleva a Glucksmann a hacer una defensa que él llama "anacrónica" de los derechos del hombre pero con un fuerte sesgo pesimista. Así, deja constancia de que hoy llamamos “lucidez” a la reticencia a resistir. “No puede hacerse nada”, decimos y, así, no se denuncia del Gulag, ni el caso del boat people vietnamita (por cuya causa es sabido que Glücksmann movilizó a Sartre y Bernard-Henry Levy). Tampoco se apoya el movimiento polaco de Solidaridad, ni la lucha de los argelinos contra el integrismo o la de los caucasianos por su emancipación y hasta admitimos el genocidio de los tutsis en Ruanda. Es impresionante el momento en que el autor contrapone esta indiferencia, este abandono contemporáneo a la implicación personal de Voltaire por la tolerancia en los tres conocidos casos de Calas, Sirven y el caballero de la Barre. 

Sin duda, con la caída del muro de Berlín, epílogo de la guerra fría, el optimismo panglossiano invadió todo, desde los palacios a las chozas y, en el colmo de la ingenuidad, llegó a especularse con el fin de la historia.

Glucksmann cree que la construcción europea es la alternativa que ofrece el siglo XXI al renacimiento del patriotismo y el nacionalismo. Seguramente tendría algo que decir con la brexit. En esta Europa, dirigida por Alemania, el "ángel" de Angela Merkel, resulta ser el país más popular del mundo. Se siente uno inclinado a gastar la broma de si, al final, Merkel no será la personificación de la Cunegunda que Cándido busca tan desesperadamente.  Porque, al fin y al cabo, el  sueño europeo aparece ensombrecido por esos fenómenos que ya se denunciaban al comienzo: los desplazados, exiliados, expulsados; por las matanzas, los troceamientos de gente.  Glucksmann se hace eco del dictamen de Khodorkovsky, el millonario ruso que ha pasado diez años en Siberia recientemente como en los viejos y sempiternos tiempos: la locura, la violencia y la corrupción, son males peores que la bomba atómica. 

En definitiva, Glucksmann viene a decir que, en paralelo con Goethe (Fausto), Marx (el Manifiesto) Voltaire explora el acceso de la modernidad a ella misma. Ya no hay imperios, todos han caído y los EEUU no quieren o no pueden serlo.  La misma noción romana de Imperio está obsoleta, cosa que no sé cómo sonará a los oídos de Hardt y Negri. En su lugar observa una reaparición y difusión del espíritu de la “renardie” esto es, un compuesto de picardía, extralimitación, demasía, indiferencia, etc frente a lo cual suena la recomendación del partidario de "aplastar la infame", esto es, cultivar nuestro huerto.

Un libro que contiene una mirada escéptica, tolerante, pero también indignada sobre el mundo contemporáneo, desgarrado entre el conformismo y la indiferencia. Si alguna objeción se le puede poner se encuentra en el hecho de que el examen no menciona ni una vez el fenómeno del terrorismo actual, que proyecta una sombra inquietante sobre las posibilidades de encontrar respuestas moralmente válidas a la cuestión de los refugiados.

dijous, 30 de juny del 2016

Esta conferencia queda cancelada.

No cuadran los horarios y es imposible que llegue a Barbastro a la hora anunciada.

Palinuro dará la conferencia en otro momento y lugar y, por supuesto, avisará con la coorespondiente antelación.

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Mañana, viernes, 1º de julio, a las 12:00 Palinuro pronunciará una conferencia sobre el candente tema de sistema de partidos y sistema mediático en España. Lo hará en el Centro Asociado a la UNED de Barbastro, en el seno de un curso de verano que se llama Retos de la organización política en España y en el que participan gentes tan capacitadas, competentes e importantes que el pobre Palinuro se siente un intruso. Tratará de estar a la altura de las circunstancias, lo sé, porque es muy suyo, pero no puede olvidarse que el tema que le han asignado tiene muchas dificultades y equivale al intento de analizar y clasificar convenientemente una pelea de "saloon" en el salvaje Oeste, en la que vuelan las botellas y las personas se sientan en las sillas pero de cabeza.

No obstante, como el curso se llama "retos", así se lo ha tomado él. Como un reto. Ya veremos cómo se desenvuelve. Soy escéptico.

Allí nos vemos mañana. Entrada libre.