divendres, 11 de novembre del 2016

La derecha

A juzgar por la consternación que reina en Europa y América Latina, la elección de Trump es el asunto interno más importante en los distintos Estados. Y lo es. Incontables los artículos que llevo leídos con un final similar, cargado de temor: ¿qué pasará? Ayer Palinuro recordaba que los gringos tienen el privilegio de elegir al presidente de un imperio, prácticamente del mundo. Desde el punto de vista de la Realpolitik (el único que cuenta) es absurdo pedir el derecho de voto en las elecciones estadounidenses para todos los habitantes del imperio. Pero no lo es desde un punto de vista político y moral: si todos los demás hemos de padecer las consecuencias de lo que decida el presidente de los EEUU, justo es participar en su elección. Somos Estados soberanos, caramba; no colonias. Hasta Caracalla extendió la ciudadanía romana a todos los hombres libres del imperio. Se dice que por pura codicia, para que pagaran impuestos. Pero lo hizo. Ahora pagamos impuestos, pero no somos ciudadanos del país en donde en última instancia se deciden. Si Trump baja  los impuestos a sus paisanos, la factura la pagaremos los demás. Y no taxation without representation.

Los virreyes de todos los territorios se han apresurado a felicitar al vencedor. Uno de los primeros, Rajoy. Está encantado. Ve cómo Trump aplica su programa: cargarse la sanidad pública, parar la inmigración como sea y bajar los impuestos. Cuando De Gaulle llegó a la presidencia de la Vª República (1958), Franco sostuvo que por fin los franceses aprendían del ejemplo español. Seguimos siendo referentes, esta vez en America. En realidad, Rajoy se siente co-elegido con Trump.

Es la derecha española y con eso está dicho todo. La derecha europea ve las cosas de otro modo, esto es, con preocupación. Y es lógico. Leí en Twitter un tuit muy bueno de Principia Marsupia (@pmarsupia) n el que se comparaban los telegramas de Rajoy y Merkel. Dos mundos. En Europa se distingue entre derecha y extrema derecha y algo que entusiasma a la segunda pone sobre aviso a la primera. Con harta razón. Es obvio que un triunfo general de la política aislacionista, que renuncia a la multilateralidad en todos los órdenes y es contraria a las zonas de libre cambio es un peligro para todos. Si la extrema derecha no ve que, de triunfar su programa, el mundo se sume en la inseguridad, la derecha, sí. Y de ahí la consternación y la inquietud. Y de ahí también que la derecha española no las sufra. En España la derecha es extrema derecha porque España es siempre más papista que el Papa..

dijous, 10 de novembre del 2016

Amerika

Es el título que Max Brod, curioso albacea literario de Kafka, puso a un relato inédito e inacabado que este había titulado de otros modos. Brod supo ver que la enjundia estaba en América, país que Kafka jamás pisó. La Amerika de Kafka es, desde luego, América. Como lo son todas las demás Américas. Tantas que, en realidad, no existe. Como se decía en un cuento de Peter Bichsel, "America no existe". Cada cual se hace la suya. Y todas son posibles.

La América de Trump existía ya antes de su victoria electoral. El propio Trump ya era Trump mucho antes. Un ariete contra el establishment, dicen los medios. No solo ha vencido a los medios y las encuestas. También ha vencido a su propio partido. Y ha dejado a los europeos occidentales (los rusos son otra cosa) absolutamente perplejos. Clinton era su opción. Los europeos miran a América como una Europa más grande, más ruidosa e infantil, pero Europa. Hace decenios que los europeos tienen presidentas de gobierno y jefas de Estado. Apoyan y entienden una primera mujer presidenta de los EEUU. Pero América no es Europa. El presidente anterior fue un negro, cosa que en el viejo continente ni se sueña, si bien es verdad que hay a veces ministros de etnias no europeas y el actual alcalde de Londres, Sadiq Khan, es un musulmán, quien, por cierto, ya ha pedido a Trump que trabaje por el entendimiento multicultural. El Trump que ha dicho en campaña que prohibirá la entrada en los EEUU a los musulmanes. El musulmán Kahn, a su vez, sucede en el cargo de alcalde a Boris Johnson, otro maverick hoy ministro con muchos puntos en común con Trump.

Trump es la voz de una América profunda que ahora están demógrafos y sociólogos analizando en su composición. Además de profunda es una América antigua, la de las leyendas del self made man y el go west young man, la tierra de la libertad y las oportunidades. Tiene puntos de contacto con el Tea Party pero le separa la mojigatería del último que se pasa el día rezando allí donde Trump suelta procacidades sin cuento y habla de las mujeres como dicen hacen los camioneros. Asimismo puntos en común con Reagan.Trump también ha sido actor. Entre otras cosas. Y candidato por otro partido sin éxito. Pero le separa que ya no hay guerra fría. Trump es Trump. Amerika. America at its best. Los europeos de izquierda, tan atónitos como los de derecha, le llaman "fascista". La verdad es que el hombre es tremendamente verbenero, pero le separa del fascismo su falta de respeto por el orden y la disciplina. Si no me equivoco, alardea de no haber pagado impuestos federales en su vida. Toda la imagen de seriedad fiscal de los EEUU se ha venido abajo. Trump es también un show de un hombre solo, puro caudillismo, como los fascistas; pero le faltan las masas disciplinadas. Incluso las desprecia: alardea de liarse a tiros en la 5ª avenida y, no perder un voto por ello. Así que con razón están los de la Asociación de Amigos del Rifle encantados de la vida. América vuelve a los orígenes, Make America Great Again, MAGA. Los viejos valores de progresivos y populistas del XIX ("los olvidados ya no serán olvidados") vivos de nuevo y el poderoso aislamiento: fuera tratados globales, internacionales, fuera compromisos mundiales como el del cambio climático. Ya veremos qué pasa con la ONU y demás ámbitos de coordinación internacional. Y la OTAN. Amerika.

Europa, contrita, lamenta el amargo desengaño de Hillary Clinton y lo hace suyo. Sin embargo, es una derrota personal. El voto colegiado ha sido abrumadoramente para Trump, pero el voto popular está dividido por la mitad, con ligera mayoría del campo demócrata. Muchos descubren que Clinton no era la candidata más adecuada. Claro que no, pero eso no es lo esencial, sino el hecho palmario de que el país está partido en dos, que hay dos Américas. Ahora Europa ha visto la cara oculta por los ocho años de Obama, Amerika. Pero como, después de todo, Amerika es América (y por eso, seguramente, Kafka no pudo terminar su relato, convirtiéndose así en su primer antihéroe), nadie sabe qué cabe esperar. Pero todos auguran que el escenario mundial va a cambiar y mucho.

Al fin y al cabo, cada cuatro años, los americanos tienen el privilegio de elegir al presidente de un imperio. El mayor de la historia. 

Interesante evento en Cartagena

El centro asociado a UNED de Cartagena organiza un curso sobre la actual crisis de la democracia en España y las propuestas de renovación y regeneración. El asunto es de evidente actualidad, una vez que se ha desbloqueado la situación política, que llevaba diez meses paralizada a causa de los inciertos resultados electorales del 20D de 2015 y el 26J de 2016. Ningún partido con mayoría absoluta ni posibilidad de lograrla con una alianza con otro solo partido, ya que se necesitarían siempre tres. El bloque de la derecha, equilibrado con el de la izquierda. Dentro de la izquierda, lucha denodada por la hegemonía. Podemos fagocitó a IU, pero no pudo con el PSOE y se aplaza la confrontación final. Los independentistas catalanes son imprescindibles para formar un gobierno de izquierda, en una situación muy característica ya que no pueden imponer gobierno alguno, pero sí pueden impedirlo votando en contra.

Todo lo anterior dibuja en efecto una situación de crisis sistémica. Y es bueno que se reúnan especialistas en la materia con políticos para intercambiar impresiones y apuntar posibles soluciones. Sobre todo porque la crisis sistémica aparece doblada de otra constitucional respecto a la distribución territorial del poder, con riesgo evidente de fractura del Estado. Creo que será un seminario de tres días muy provechoso. Tengo gran interés en escuchar a los demás ponentes y espero no defraudar con mi intervención, dedicada a la crisis territorial española y la República Catalana.

El evento tendrá lugar los días 16, 17 y 18 de noviembre en los locales de la UNED de Cartagena, C/Ingeniero de la Cierva, 28, Telf: 968 12 05 11, los tres días de marras a partir más o menos de las 17:00 y en las condiciones que s especifican en el anuncio.

dimecres, 9 de novembre del 2016

Con todos los respetos

Digamos que el crédito de Hernando está por debajo de mínimos. Sobre todo si sale esgrimiendo el no es no que defendió con ardor hasta cinco minutos antes de decir no es sí con el mismo ardor. ¡Ah la volubilidad del carácter humano! ¡El chaqueteo de los políticos!

Seguramente el PSOE votará "no" a los presupuestos. Razones no faltan. Pero solo lo hará si es seguro que aquellos se aprueban con su voto en contra. Si la aprobación depende de ese voto, comenzarán los problemas, las divisiones, los conciliábulos, las presiones. Los golpistas de Vendimiario dirán que no tiene sentido permitir el gobierno de Rajoy para no dejarle luego gobernar. Justo lo mismo que dirá el propio Rajoy. Este, además, agitará el espantajo de las elecciones anticipadas para insuflar el miedo en los miembros de la Junta. Y si Hernando y los suyos insisten en el no es no, los junteros pueden dar un segundo golpe de mano, pues lo tienen de querencia.

La obsesión catalana de la derecha del PSOE es la responsable de esta situación. Los bonzos de antaño, con los medios de hogaño, defenestraron al SG a la mera sospecha de insinuación de que estaba enredado en un contubernio con los indepes. La izquierda española, antes española que izquierda, enfrentada al reto catalán a la idea de una única nación española, claudica ante la derecha, le pasa los trastos de matar, y nunca mejor dicho, y se sienta a ver pasar el cadáver independentista.

Entre tanto, el PSOE está literalmente en llamas. Mientras la Junta manda sus emisarios en los medios a explicar los arcanos de sus decisiones, las bases se agitan, se organizan, se movilizan y cuestionan su acción política. La Junta está ya también en los tribunales por iniciativa asimismo de la militancia. Hay un clima de enfrentamiento total. Cuando las bases entreguen las más de 100.000 firmas limpias cual patenas, a saber qué triquiñuela se ocurrirá a los intrigantes de la Junta y su musa andaluza para ignorar la opinión de la militancia y seguir a lo suyo, que ahora ya nadie sabe lo que es. Ni ellos.

Porque el golpe se dio para frenar la deriva izquierdista del PSOE y uncirlo al carro de la derecha. En el entendimiento de que esta sabría cómo poner coto a las demasías catalanas, que los socialistas españoles encuentran indigestas. La derecha tiene ahora la posibilidad de hacer lo que no se ha hecho nunca: buscar un terreno de entendimiento con Cataluña. La encomienda de la tarea a la vicepresidenta del gobierno apunta a ese sentido. Y ¿qué cara se le quedaría al PSOE si el PP negocia con los indepes un referéndum? Téngase el amable lector antes de soltar un respingo. No sería tan insólito. Escocia hizo un referéndum bajo mandato de Cameron, tan conservador como Rajoy. El general De Gaulle, gloria de la France, reconoció la independencia de Argelia; Franco dio la suya a Guinea. La derecha es doctrinaria y fanática, pero también pragmática. Si, al final, negocia con el independentismo catalán una fórmula que lo satisfaga, el PSOE habrá hecho un doble ridículo.

Muchos militantes confiesan en las redes que les resulta difícil defender su militancia y muchos también están dándose de baja porque se sienten defraudados y su partido no les merece crédito ni respeto. La situación es lamentable para el PSOE (en manos de unos auténticos desnortados) y catastrófica para la izquierda en general, ya que los apoyos que pierden los socialistas no van a parar a Podemos. Al contrario, este puede ver reducidos los suyos, precisamente por su incapacidad para cumplir su objetivo de llegar al poder o ser decisivos en su ejercicio. Y ni lo uno ni lo otro.

La rebelión de las bases, incitada por el golpe de Vendimiario e inspirada en los modelos asamblearios estilo Podemos es una realidad aplastante y creciente. Ignorarla no va a ser posible. Se le suma la campaña iniciada por el destituido Sánchez en busca de apoyos para retornar a la SG. Un líder que busca seguidores y unos seguidores que buscan un líder. Salvo acontecimiento por sorpresa, el resultado será el que cabe esperar. La cuestión es en qué medida puede Sánchez conseguir el apoyo de su partido esgrimiendo lo que El País llama con gran escándalo, sus "nuevas opiniones". En especial la más nueva de todas, la afirmación de que Cataluña es una nación.

El estado del gobierno del Estado

Aquí mi artículo de elMón.cat de hoy, L'estat del govern de l'Estat. Su objetivo es averiguar qué puede traer de nuevo para Cataluña el recién jurado gobierno de la derecha neofranquista, el más reaccionario y nacionalcatólico de toda la transición. En apariencia, mucho. En realidad poco. Lo más significativo es que se ha encomendado a la ratita hacendosa, Sáenz de Santamaría, la tarea de coser España. Muy femenino. ¿No se propone la Lady Macbeth de Carmona coser el PSOE? Pues la vicepresidenta quiere a su vez coser España. Algunos medios ven en este movimiento un buen augurio de recomposición de relaciones con Cataluña, pues descubren en la segunda de Rajoy capacidad, voluntad y seguridad de entendimiento con el independentismo catalán. Lo deducen de sus relaciones personales, su buena sintonía con Junqueras y Tardà y -me imagino- su buena suerte con el tarot. Todo eso es posible. Ignoro qué amistades o enemistades tiene esta señora entre las gentes de Junts pel Sí. Me rijo por la experiencia: como buena e impenitente franquista, Sáenz de Santamaría ha sido el puntal de la política "catalana" del gobierno de Rajoy, consistente en negarse en redondo a toda negociación y en recurrir sistemáticamente a la represión. ¿Voluntad de recomponer con Cataluña? Ninguna. Es posible que esta señora, ejemplo sumo del filisteísmo de la derecha católica, haya visto la luz de la verdad como Saulo camino de Damasco, pero habrá sido hace 24 horas. Hasta ese momento, fue el puntal más catalanófobo del gobierno.

Mientras los hechos no demuestren lo contrario, el nuevo ejecutivo del PP es más hostil y más agresivo contra Cataluña que el anterior y su política será provocar una confrontación con el Principado para tener una excusa y aplicar una política de sojuzgamiento. Parece que la Ratita Hacendosa ya ha dicho que Cataluña es el problema principal del Estado español. No es rápida la moza precisamente. Eso era evidente hace años. Claro que quienes la rodean no dan pruebas de ser más espabilados. Ni el gobierno ni la oposición. Todos han dejado pasar años y años, simulando no estar afectados por el desarrollo del independentismo catalán, intentando sepultarlo bajo el olvido, el infundio y la calumnia. Y, al final, no les queda otro remedio que reconocer las cosas como son.

Aquí la versión castellana del artículo:

El estado del gobierno del Estado

Por fin hubo gobierno. Cambian algunas caras, pero se mantiene sin variación el eje económico, prueba de que se seguirá aplicando la misma política económica de recortes y recetas neoliberales. Se refuerza el poder del Opus Dei con todos los ministros jurando la Biblia, no por la Constitución. Y eso que es la suya. Cesan los ministros más abrasados por la pirotecnia de su incompetencia, el de Exteriores y el del Interior. Los dos que llevan más de cuatro años fustigando el proceso independentista, a veces con medios presuntamente ilegales, y sin conseguir otra cosa que consolidarlo y adelantarlo. Los dos sustitutos se inscriben en la línea de belicosidad anticatalana. El señor Zoido (Interior) ya ha avalado la actitud de su antecesor en relación con sus conversaciones presuntamente ilegales contra sus adversarios políticos. El del abigarrado García Margallo parece dar un perfil de mayor competencia a la hora de cortocircuitar la acción exterior de la Generalitat. Es algo buscado. Por lo menos, para dejar de hacer el ridículo en los foros internacionales, algo garantizada con el ministro anterior.

Cataluña está muy presente en el nacimiento de este gobierno. Sin decirlo, por supuesto, ya que la política oficial sigue siendo negar la existencia de algo más que un problema de orden público. La nueva configuración de la vicepresidencia así lo prueba. Sáenz de Santamaría se desprende del cargo de portavoz y se dedicará primordialmente a Cataluña. Dispone de recursos formales al conservar el ministerio de Administraciones Territoriales y materiales muy potentes, al tener el CNI a sus órdenes.

Hasta ahora, la vicepresidenta ha sido quien ha arbitrado la acción del gobierno ante el independentismo catalán, acción con dos vertientes: negativa cerrada a todo planteamiento de diálogo que suponga aceptación directa o indirecta de un referéndum, y recurso sistemático a la vía represiva ante todo tipo de actos de las instituciones catalanas, desde el Parlamento a los ayuntamientos. Su dedicación a tiempo completo parece indicar un propósito de perseverar en las dos vías. Cuenta para ello con un implícito apoyo parlamentario de la oposición, al menos de Ciudadanos y el PSOE, en una especie de unión sagrada que ya se ve a la hora de propiciar o no el suplicatorio para el procesamiento de diputados independentistas. Si la mayoría de la oposición avala la actitud de cierre a toda negociación, es decir, a toda solución política; si se niega a debatir sobre legitimidad, la cuestión queda reducida al ámbito de la legalidad.

Es decir, represión y acción de los tribunales, pero sin solución visible. A cualquiera le llega que el grado de apoyo social e imbricación en las instituciones que ha conseguido el independentismo no se puede tratar como un problema de orden público bajo pena de enquistarse en un círculo de acción-reacción, de desobediencia y represión hasta que una de las dos partes o quizás las dos, estén al límite de sus posibilidades. El sentido común y la experiencia muestran que una situación de confrontación sostenida en el tiempo con recursos y contrarrecursos permanentes, realmente disminuye y mucho la capacidad de acción de las instancias enfrentadas. Sin embargo, la decisión de confiar la política "catalana" a una sola persona de talante tan autoritario como la vicepresidenta muestra la voluntad de tratar el conflicto con la mentalidad impositiva de siempre. Si hubiera el menor ánimo de buscar una solución negociada habilitaría un órgano ad hoc, como un consejo o una comisión interministerial que pudieran canalizar alguna forma de entendimiento.

El enroque del Estado, sin ninguna iniciativa, en una actitud de negación permanente, no deja otra posibilidad a las autoridades electas con un mandato independentista que seguir adelante de forma unilateral con su hoja de ruta. La legitimidad de esta manera de hacer no deriva sólo de su propia intención sino de que el interlocutor rechaza toda solución que no sea la abierta hostilidad. De aquí sólo puede surgir una situación de desobediencia civil de los cargos públicos electos que abre un evidente panorama de inestabilidad e ingobernabilidad.

Dos riesgos apuntan al horizonte independentista. En primer lugar, el alcance de la desobediencia. Esta corresponde del todo a los cargos públicos electos. No hay que exigírsela a los funcionarios. Se trata de una situación de doble poder, como la que se da en los procesos revolucionarios. Pero esta, a pesar de ser revolucionaria en el fondo, no lo es en la forma en la que debe prevalecer el carácter pacífico y el imperio de la ley. El proceso es cosa de los políticos. Los funcionarios, como el conjunto de la población, deben quedar protegidos. Su participación será voluntaria e individual pero de ninguna manera obligada.

El segundo riesgo es de carácter más político y nace de la propia dinámica catalana. Nace de este nuevo partido de la izquierda soberanista, hecho desde En Común, dirigido, al parecer por el señor Domènech y bajo inspiración general de la señora Colau. Por mucho que sus fundadores envuelvan sus manifestaciones en confusiones de carácter soberanista, será imposible disipar la sospecha de que su razón de ser, en gran medida, es servir de voz a un electorado catalán de izquierda que no es independentista.

Conservar la estabilidad, sin fracturar la gobernación y mantener la ventaja sobre las ofertas unionistas son las tareas del independentismo que el nuevo gobierno del Estado intenta frustrar

Hoy, Palinuro en la Pablo de Olavide, Sevilla

La Universidad Pablo Olavide, sita en la carretera de Utrera, km. 1, en Sevilla, organiza una jornada sobre el siempre palpitante tema del nacionalismo y los nacionalismos en España y ha decidido invitarme a participar, cosa que considero un gran honor. Efectivamente, se trata del tema de los temas en nuestro país y, aunque mucha gente -incluso mucha que debiera estar mejor informada- se obstine en ignorarlo pensando que así no se manifestará, está siempre presente en el fondo y no tan en el fondo de todos los acontecimientos colectivos en el último siglo.

El problema de España es su articulación territorial. El franquismo (40 años) quiso suprimirlo por la vía del crimen y la represión; la transición (otros 40 años) quiso ignorarlo por la vía del disimulo. Y, al final, aquí está de nuevo, pues no se puede soslayar. La confrontación que está poniendo en jaque la renqueante estructura del sistema político de la Constitución de 1978 es el nacionalismo o, por mejor decir, la pugna entre el nacionalismo español (un nacionalismo castellano hipostasiado) y los nacionalismos periféricos, singularmente el catalán.

La jornada de la Universidad promete ser muy interesante, con ponentes de alto nivel, exceptuándome a mí.

El lugar será la sala de Grados del Edificio 7 de la Universidad Pablo de Olavide. 
La fecha, el 9 de noviembre y la participación de Palinuro, entre las 12:00 y las 14:00.

Mi intervención versará sobre España, un Estado plurinacional con un enfoque mitad histórico-empírico y mitad normativo. España es, de hecho, un Estado plurinacional, aunque no lo haya admitido nunca de derecho en su historia y haya cometido todo género de barbaridades para ignorarlo. Y, si quiere sobrevivir, deberá aceptar su condición plurinacional normativamente. Para ello basta con que lo admita y reconozca a las naciones que la componen el derecho a separarse cuando quieran.

Allí nos vemos.

dimarts, 8 de novembre del 2016

El jardín de las delicias

Hay una pregunta recurrente en la opinión y en las redes: ¿cómo puede el PP mantener tan alto apoyo electoral con el desastre y el expolio que su gobierno procura? Como explicación, muchos piensan que a sus electores les falta un tornillo o son una manada de borregos. Pero no se atreven a manifestarlo porque está mal visto ofender al electorado de quien se dice que es sabio, vote lo que vote. Y es bastante cierto. Quienes arremeten contra el electorado del PP por no saber lo que vota debieran preguntarse qué otra cosa hay por votar.


El gobierno de Rajoy es irrefutablemente un desastre sin paliativos. Con un presidente en los papeles de Bárcenas, unos ministros que solo compiten en incompetencia a veces en grado sublime, un partido en los tribunales y carcomido por la corrupción debería haber sido ya depuesto por la voluntad popular. Sin embargo se mantiene y sigue proveyendo materia para la acción de la justicia. Parece haberse haberse descubierto otra trama de facturas falsas y habituales trapisondas pero que ahora afecta a diputados y senadores del PP a través del inenarrable Martínez Pujalte. Una especie de gurtelina en el Parlamento y de la que, por supuesto, Rajoy tampoco sabrá nada. De responsabilidad política, menos que nada. Y, cuando no es el presente o el futuro, vuelve el más turbio pasado del PP. Esos miles de pisos que Botella, al parecer, malvendió a un "fondo buitre", con un regalo oculto al comprador vaya usted a saber a dónde van a parar.

Con todo y con eso, a la hora de entender el comportamiento del electorado, conviene averiguar qué alternativas tiene este al voto al PP. ¿C's? ¿PSOE? ¿Podemos? Para los nacionalistas catalanes y vascos la cosa es más fácil pues tienen mayor gama en donde elegir. En el Estado, descartados C's que han pinchado en su original empeño de constituirse en "marca blanca" del PP, solo queda una izquierda sumida en una crisis y un fraccionamiento sin precedentes. 

El estado del PSOE es alarmante. Unos militantes han llevado a la Junta a los tribunales. La oposición de la militancia arrecia, con tintes insurreccionales. Entre tanto, los gestores, parece que ilegales, de este desaguisado, no se sienten interpelados y andan haciendo planes a meses vista mientras tratan de controlar el congreso y las primarias. Los barones están callados. Los bonzos, también. Solo habla El País, encargado de la doctrina. Había que evitar terceras a toda costa. El barómetro del CIS de octubre corrobora ese temor pues el PSOE se hunde, mientras el PP se mantiene. Para evitar esa situación es mejor adelantarla. Con un PSOE subalterno, gana la gobernabilidad del Reino. 

En Podemos las cosas no pintan mucho mejor. El Sorpasso ha perdido mucho encanto. No solamente se quería fastidiar al PSOE y humillarle el orgullo sino, también, convertirse en partido de gobierno. Se quería sustituir al PSOE en todo, en lo bueno y en lo malo. Pero el barómetro muestra un cuadro pesimista: hay sorpasso, sí, pero no cercanía al gobierno ni en solitario ni en alianza las dos fuerzas de la izquierda.  Podemos supera al PSOE pero no porque aumente mucho (el barómetro le da 0,7 décimas de aumento) sino porque el PSOE pierde mucho más. Esto es, el resultado vaticinado da la mayoría al bloque de la derecha (PP y C's) frente al de la izquierda. 

Esa es la razón del alto suelo electoral del PP: la ausencia de alternativa viable. Si se articulara una, bien fuera de una sola, bien de las dos fuerzas de la izquierda, seguramente los vaticinios cambiarían. El electorado puede no ser tan sabio como los políticos que le dan lecciones, pero tampoco es estrictamente estúpido.

La izquierda no es una alternativa creíble. El fraccionamiento y los enfrentamientos son enfermizos. Al menos comparados con la unidad pétrea que ofrece la derecha. Nada de críticas internas y mucho menos externas: plena coincidencia en la obediencia al mando. El partido está en los tribunales, pero sigue siendo un instrumento perfecto para la política. 

La izquierda, en cambio, ni siquiera se entiende a sí misma. En el PSOE no tienen decidido de qué lado inclinarse ni cómo. Han desatado una dinámica de hostilidad interna que será muy difícil de restañar.

Con el "caso Espinar", el enésimo que sufren, los de Podemos sufren el ataque a fondo del frente mediático de la derecha. Algo que habían intentado sortear propiciándose algunos medios y haciéndose con otros. Nada comparado con la maquinaria mediática de la derecha en conjunción con el aparato institucional del Estado. En estas circunstancias, el debate que enfrenta a los dos sectores de Podemos (con el añadido de IU) sea sobre si aliarse o no con el PSOE demuestra que, en efecto, la izquierda no tiene arreglo. 

Y si la izquierda española no tiene arreglo, no sirve para nada a la hora de encontrar vías de entendimiento con el independentismo catalán.  Muy probablemente una de las razones de la implosión del PSOE. 

dilluns, 7 de novembre del 2016

El despegue

Los últimos actos y gestos de Sánchez tienen un aire quijotesco. Aquí está el hidalgo, velando armas para ser armado caballero y salir por esos pueblos de las Españas a desfacer entuertos, socorrer a los menesterosos, amparar a las doncellas y acabar en posesión de la Secretaría Grial del PSOE.

La formación de la candidatura no se hace según usos habituales en el partido, pero tampoco desde fuera de él. Tiene un origen indirectamente plebiscitario en los miles de militantes que han suscrito una petición de Congreso extraordinario y primarias. Su baza evidente es su imagen de autonomía personal y voluntad de liderazgo. La autonomía la ha probado, el liderazgo es lo que está por ver.

Después de las melodramáticas escenas del golpe de mano del 1º vendimiario y, habiéndose explicado cuáles eran las motivaciones que lo impulsaban, el programa de la candidatura debe contener novedades al respecto y estas solo pueden ser la intención de negociar con la izquierda de Podemos y la de entenderse con los independentistas catalanes en un referéndum. Habiéndolo enunciado en el programa de Évole, Sánchez, sin embargo, no fue del todo claro. Reconoció, sí, que Cataluña es una nación, cosa que luego le copiaría Iceta, que es hombre disciplinado. Sin embargo, el líder in the making habló luego confusamente de "votación". Los eufemismos no funcionan y las cosas deben exponerse por sus nombres. "Votación" quiere decir referéndum.

Ya se sabe que una posición así suscitará fuerte rechazo en todo el nacionalismo español, incluido el del PSOE. Tanto que la candidatura de Sánchez (que sería recibida con palmas si se limitara al giro a la izquierda) puede no fraguar. Pero, antes de rendirse sin más al tradicionalismo hispánico, puede hacer dos peticiones:

La primera. En democracia debe hablarse de todo. Negarse al diálogo so pretexto de que ciertos temas son intangibles no es aceptable porque implica una presunción de infalibilidad.

La segunda (dependiente de la primera). Si la propuesta de llegar a un referéndum pactado en Cataluña, aceptable para los independentistas, no es aceptable para los nacionalistas españoles, que estos presenten otra que sí lo sea para todas las partes.

En el arduo caso de que la candidatura de Sánchez saliera ilesa de un contraataque nacional español, el giro a sinistra es más sencillo. Dos tercios de Podemos, Errejonistas y gentes de IU, verían con buenos ojos una colaboración con el PSOE en una oposición fuerte y activa. Eso dejaría a los bolcheviques del sorpasso acuñando frases revolucionarias, que se les da bien.

Sánchez tiene un punto fuerte: es el único socialista en quien no hace mella la amenaza de elecciones anticipadas. Al contrario, le convienen dado que ahora no es diputado y, si alcanza la SG le interesa sobremanera serlo.

diumenge, 6 de novembre del 2016

Buena noticia

Segunda edición de La República Catalana a menos de dos meses de la primera. Estoy muy satisfecho de la acogida que el libro ha tenido sobre todo en Cataluña. En España, silencio. La única que se atrevió a llamarme para hablar de él fue Susana Griso, en Espejo Público, de Antena 3. Y algún arriesgado periodista de prensa. A todos ellos les estoy agradecido pues sé los problemas que tanta audacia puede acarrearles. Parece mentira en nuestro mundo, pero así es: la esfera pública está controlada por la mentalidad y los intereses de la oligarquía nacionalcatólica y sus recientes aliados de la "izquierda" socialista. Y, si se trata de Cataluña, al silencio y al boicot se suma de grado la sedicente "verdadera" izquierda que, ciertamente, no es verdadera ni es izquierda desde el momento en que censura igual que la derecha.  Es lo normal en España: al tratarse de asuntos catalanes se hace un tupido silencio solo roto para propagar mentiras, fábulas chistes anticatalanes. Todo lo que interesa en Cataluña se silencia en el Estado, aunque la situación inversa no sea cierta. Es típico de las asimetrías y desequilibrios de este país, sometido y acobardado por la hegemonía secular de una derecha retrógrada, nacional católica, caciquil y ahora franquista a la que se somete una izquierda débil, pusilánime, denortada y, en buena medida cómplice del régimen de la III restauración y cuyo
único interés es mantener sus privilegios y el desastre de país que han organizado


La situación de la izquierda, I

La sociedad mediática vive a velocidad de vértigo. El "caso Espinar", del que aún nadie sabe en qué consiste en concreto, aparece ya cerrado para siempre, como el caso Madoff o el crimen de Cuenca. Lo interesante ahora no es si hay tal caso o no, sino los efectos en cascada que ha producido y que revelan las turbulencias de fondo en la gran alianza de IU y Podemos. Juicio condenatorio de Cayo Lara; réplica destemplada de Pablo Iglesias; contrarréplica indignada de Alberto Garzón. Y, de momento, nos quedamos aquí. La nueva política es idéntica a la vieja, al menos, la tradicional de IU: bronca a todas horas.

El señor Martínez Pujalte, exdiputado del PP, acaba de ser imputado por un juez por sendos presuntos delitos de falsedad y cohecho. Algo mucho más definido que "el caso Espinar". ¿Espera alguien escuchar a algún cargo del PP condenando al imputado? ¿Espera alguien siquiera un rumor de descontento? Esa es una diferencia marcada entre la derecha y la izquierda. En la izquierda, un indefinido "caso Espinar" que ni está ni es probable que esté en los tribunales, provoca un terremoto interno y saca a luz fracturas ocultas con amago de posteriores enfrentamientos. En la derecha algo mucho peor no suscita ni un suspiro.

Ese exagerado sentido crítico consigo misma de la izquierda es una de sus perdiciones. Sentido crítico no demasiado realista porque si hay algo humanamente probable es que la fuente del "caso Espinar" esté en el propio campo, en la candidatura que se enfrenta a la de Espinar por el Podemos de Madrid. Por supuesto, tal cosa ni se menciona directamente, pero se da a entender si, como dice Iglesias, se trata de una campaña de El País para hacerle daño a él, pues la candidatura de Espinar es la que él apoya. En el otro lado se hará caso omiso de la atribución de responsabilidad, pero habrá enfado por el hecho de que el líder se haya decantado públicamente por la candidatura de Espinar y quizá se pida un apoyo explícito de Errejón. Con lo cual ya tendremos montada un pelea de líderes por el mando, por equipos interpuestos, pero exclusivamente personal. La política aquí no cuenta y la ideología ni se sabe lo que es. Se trata de una lucha por el poder. ¿Qué otra explicación tiene montar una especie de primarias no de candidatos sino de programas dentro del mismo partido?

La situación de la izquierda, II

El otro sector de la izquierda ha jugado muy mal sus cartas, con mucha impericia. Cosa impropia de un partido que se precia de ser izquierda moderada, democrática, institucional, incluso dinástica y garante de la estabilidad tanto en el gobierno como en la oposición. Un partido con esa conciencia de sí mismo no puede valerse de un golpe de mano y de "sargentos chusqueros", según Borrell, porque eso es recurrir precisamente a aquello que se dice querer evitar. ¿El resultado? A la vista está: un caos presidido por una gestora presuntamente ilegal, que no sabe qué hacer y, además, toma las decisiones por un partido parlamentario que es rehén de la derecha. Si el PSOE saca los pies del tiesto en el Congreso, Rajoy disuelve, convoca elecciones anticipadas y pilla a los socialistas sin candidato y teniendo que improvisar uno en plena batalla campal dentro del partido. 

¿No se les había ocurrido a los conjurados del 1º de octubre que abrían la caja de Pandora con tanto éxito que ni la esperanza dejarían en ella? ¿No veían estos amantes del equilibrio, la estabilidad, el orden y la moderación que lanzaban su partido, en un precario esquife a los rápidos de un río tumultuoso? A lo mejor no valen tanto como ellos mismos creen.

En el mejor de los casos, cabe interpretar que la inoperancia e irrelevancia que esperan al PSOE en esta legislatura se verán como una especie de sabático para retirarse a los cuarteles de invierno a reanimar el languideciente cuerpo de su centenaria organización. Pero no será. Se prevé una larga y amarga batalla con varios fuegos cruzados entre candidatos que difícilmente resistirán la tentación de acudir al juego sucio. Y eso sin contar con el añadido de esa candidatura de Pedro Sánchez que está fraguándose extra portas, con el apoyo de una militancia indignada, el manejo de las redes sociales y, según tengo entendido, una campaña de microfunding, ya con aromas podémicos. 

Es difícil calibrar las perspectivas de una candidatura que se presenta al margen de los cauces habituales y como una peripecia con ínfulas de liderazgo personal. No sabemos cuánto aguantará Sánchez frente a los previsibles ataques de su partido y tampoco si consigue imponerse antes de que esos ataques empiecen. Pero será difícil que fragüe como tal candidatura sin presentar un programa que se distinga claramente del del PSOE que lo ha expulsado y del de Podemos, que ha intentado suplantarlo. Y ese programa tiene que incluir una propuesta de negociación con Cataluña con vistas a la realización de un referéndum.

Lo que no sea eso, ya ha fracasado.

dissabte, 5 de novembre del 2016

Un gobierno de triunfadores

Asombrosa la mala recepción del gobierno de Rajoy: la prensa más ilustrada, el PSOE -por boca de la Junta que lo desgobierna- hablan de "continuismo", según parece, muy decepcionados. ¿Qué esperaban? ¿Que Rajoy derogara su obra anterior y acometiera reformas que siempre rechazó? ¿Quién se las ha pedido? C's y el PSOE se han rendido a su pretensión sin condiciones. Los graznidos de disgusto de los miembros de la junta golpista por las redes, anunciando una dura oposición son pura farfolla. El PSOE es rehén del PP en el parlamento y se enfrenta a sus propias bases fuera de él. Él solo se ha borrado del panorama.

Naturalmente que Rajoy haría un gobierno "marianista", "continuista". Es más, no es un gobierno nuevo sino el mismo de la otra legislatura y a algunos muñecos les han cambiado el avatar. Pero sigue siendo el mismo pintoresco órgano poblado de gentes absurdas, salidas de los sueños y los ensueños de Rajoy, cada vez más parecidas a él, casi hasta el extremo de la clonación. ¿Cuáles son los rasgos más conocidos de Rajoy? Su ambigüedad, sus nulos escrúpulos, su altanería, sus sinsorgadas, su irresponsabilidad y su renombrada capacidad para mentir. Pues de eso mismo se ha rodeado. Y con un dato decisivo: el único criterio que se ha seguido en estos nombramientos ha sido el de asegurar el máximo nivel de incompetencia.

Guindos viene de contribuir al hundimiento de Lehman Brothers y no parece que en España le haya ido mejor. Cospedal a defensa es un premio a una gestión en Castilla La Mancha universalmente considerada como catastrófica y con un alto nivel de corrupción de todo tipo. Que el premio sea el mando de la tropa solo indica el escaso aprecio que La Moncloa tiene por los ejércitos. Porque el ministerio de Cospedal es político y su contenido es lo de menos. Nadal carece de perfil y el que da es deplorable en ese estilo libertarian que ya no se lleva ni en Manhattan. Se prevén agradables veladas con los movimientos ecologistas. Dastis, de quien todo el mundo espera mucho porque nadie tiene de qué acusarlo, pasa por ser un "mirlo blanco". Es "mirlo blanco" precisamente porque no se sabe nada de él ya que de los demás, lo que se sabe es malo. Méndez de Vigo, ese orondo sonriente, lleva dos años fracasando en la administración de la herencia de aquel otro inenarrable ministro, Wert, que ahora descansa en París a cuenta de los contribuyentes. Como premio al fracaso, otros cuatro años, para que pueda seguir fracasando y no quede en el país ni rastro de la educación pública. Rajoy, otro hombre milagroso, como Aznar, como Fraga, como Franco. La derecha siempre tiene un hombre milagroso a mano. Es el caso de este personaje del que todo el mundo se pregunta perplejo cómo ha llegado a presidente; en realidad, cómo ha llegado a nada. Sencillo, lo que busca en sus ministros, el máximo grado de incompetencia y, a ser posible, alguna quiebra o ruina. El señor Zoido, sustituye al injustamente despedido Fernández Díaz, sin darle tiempo a condecorar a las once mil vírgenes. ¡Detestable cinismo masón el de este Rajoy, falto de fe! La devoción de ambos es sublime, pero el sñor Zoido tiene en su haber una derrota electoral sin parangón en Andalucía, así como una semisecreta afinidad con Rajoy, esto es, aparecer en los papeles de Bárcenas como receptor de sobresueldos. El señor de la Serna es la mejor opción para fomento ya que elaboró un plan general de ordenación urbana siendo alcalde de Santander que los tribunales le han tumbado. Glorioso antecedente para quien se va a ocupar de la obra pública del país entero. Sáenz de Santamaría es también del escogido cogollo de los cargos con sobresueldos, asunto sobre el que jamás ha dado explicaciones, como es natural, dado que tampoco las daba su jefe. Báñez sigue siendo un beatífico visitante de otro planeta, al menos por lo que hace al empleo. Tanto dio que Báñez fuera o no ministra. El paro sigue igual, con ayuda de la virgen del Rocío, a no dudarlo. En donde no ha dado igual ha sido en las pensiones. La ministra ha hecho un efecto sifón y ha vacíado la hucha mientras el gobierno dedicaba el dinero a rescatar bancos que no tienen la menor intención de devolverlo. Catalá es un fracaso posmoderno. Ahí está, impertérrito, aunque no ha conseguido enmendar ni una sola de la pifias de su antecesor con su idea de una administración de justicia como privilegio de ricos, ni siquiera la que él mismo ha cometido con la reforma del procedimiento. Por eso y no por nada más, sigue, con la garantía de coronar su fracaso con un conflicto catalán que no está en condiciones de encarar. La empresa familiar de la señora Dolors Monserrat es morosa con una deuda a Hacienda de más de dos millones de euros con una quiebra por medio. La recompensa a tan magnífico fracaso es el nombramiento de ministra de Sanidad. Porque si algo necesita la sanidad en nuestro país, es un buen gestor empresarial, ¿verdad? Lo de menos es que la nombrada sepa algo de su ministerio. Si pudo ser ministra Mato, ¿por qué no ella? En García Tejerina, la gran amiga de Arias Cañete, el gobierno premia la contumacia en los conflictos de intereses entre su condición de política y su condición de empresaria. Cosa absurda porque, según se sabe, todos estos vienen al gobierno a hacer negocios. De Montoro realmente no vale la pena hablar. Este es el que respondió a una voz de alarma de alarma de que "se hunde España" con un "déjala que se hunda, que ya la levantaremos nosotros". Lo que se ha levantado aquí está a la vista de todos, pero hay que mirar hacia abajo.

Esto no es un gobierno, sino un grupo de amigos que van a lo suyo. Y así queda claro desde el principio. El gobierno hereda la corrupción del anterior porque, ya se ha visto, no es "anterior" sino básicamente el mismo. Hereda la corrupción pero no como responsabilidad política que haya de asumir porque el PSOE, en su cobardía, lo ha exonerado de ello. 

Y hereda el endiablado conflicto catalán, del que debiera saber algo más dado que lleva años enfrentado a él en la espera de que mermara o se redujera sin conseguir otra cosa que su aumento y consolidación. Pero no es Cataluña su principal obsesión porque sabe que, además del puñado de habilísimos consejeros en el gabinete, cuenta con el apoyo incondicional de C's y de PSOE, en ese frente nacional español que se yergue temible frente al independentismo catalán. La tradicional negativa del Estado a negociar nada con Cataluña se corona así con la firme decisión de romper todo diálogo que no sea en los tribunales. Queda claro que cuando, en los años de plomo, se decía a ETA que, callando las armas, en España podía hablarse de todo, se estaba mintiendo. El independentismo catalán es democrático, pacífico y abierto. Pero nadie está dispuesto a hablar con él. Ni siquiera a acudir a una conferencia de Puigdemont en Madrid en la que este exponía sus reclamaciones. Una asistencia que era obligada por mera cortesía. 

Por supuesto, en el centro de la foto, muy contento, está el Rey, feliz, sin duda, de que todos los ministros, sin fallar ni uno, hayan jurado sobre la Biblia y con un crucifijo. Un gobierno unido como una piña a los pies del altar y encomendado a Santiago y cierra España.

Hoy, Palinuro en Vilanova y la Geltrú

Vamos a hablar de la República Catalana con motivo de mi libro de idéntico tema. Presenta Quim Arrufat, de CUP, cuya candidatura apoyé con mis escasas fuerzas en las elecciones de 27 de septiembre. Aparte de la satisfacción que siento por tan estupendo presentador, me permito señalar que esta es una de esas ocasiones de mostrar de hecho cómo el proceso independentista es transversal. Y debe seguir siéndolo. Mientras no se haya llegado al final, todos somos todos: PDC, ERC, CUP. Cuando esto se corone cada cual irá con su querencia.

En realidad, de la República Catalana pienso no hablar mucho porque es tema ya bastante tratado. Voy a intentar un sendero relativamente nuevo, hablando de la democracia catalana. Es y no es lo mismo que la República Catalana. Por supuesto, esta será democrática, no elitista, ni oligárquica. Pero democrática con una forma especial de democracia: una democracia insurgente, rebelde, una democracia de la dignidad y la respuesta; una democracia activa. La ciencia política occidental puede seguir hablando de apatía, desafección y alienación de la ciudadanía y del desprestigio de las instituciones democráticas. Será verdad. Será verdad en todas partes menos en Cataluña, en donde hay una permanente, sostenida, consistente movilización social por un objetivo emancipador. Y, sobre todo, en donde hay una identificación del pueblo con las instancias de la sociedad civil, los partidos políticos y las instituciones. Es una fórmula aparentemente muy sencilla: si se quieren instituciones prestigiadas hay que ponerlas al servicio del pueblo; si se quieren unos partidos políticos útiles y leales al mandato popular, deben coordinarse con las aspiraciones de emancipación y cumplir su función de instrumentos.

Cataluña será una República. Pero, sobre todo, será una democracia. Una democracia republicana.

divendres, 4 de novembre del 2016

Mañana, Palinuro en Vilanova i La Geltrú

Vamos a hablar de la República Catalana con motivo de mi libro de idéntico tema. Presenta Quim Arrufat, de CUP, cuya candidatura apoyé con mis escasas fuerzas en las elecciones de 27 de septiembre. Aparte de la satisfacción que siento por tan estupendo presentador, me permito señalar que esta es una de esas ocasiones de mostrar de hecho cómo el proceso independentista es transversal. Y debe seguir siéndolo. Mientras no se haya llegado al final, todos somos todos: PDC, ERC, CUP. Cuando esto se corone cada cual irá con su querencia.

En realidad, de la República Catalana pienso no hablar mucho porque es tema ya bastante tratado. Voy a intentar un sendero relativamente nuevo, hablando de la democracia catalana. Es y no es lo mismo que la República Catalana. Por supuesto, esta será democrática, no elitista, ni oligárquica. Pero democrática con una forma especial de democracia: una democracia insurgente, rebelde, una democracia de la dignidad y la respuesta; una democracia activa. La ciencia política occidental puede seguir hablando de apatía, desafección y alienación de la ciudadanía y del desprestigio de las instituciones democráticas. Será verdad. Será verdad en todas partes menos en Cataluña, en donde hay una permanente, sostenida, consistente movilización social por un objetivo emancipador. Y, sobre todo, en donde hay una identificación del pueblo con las instancias de la sociedad civil, los partidos políticos y las instituciones. Es una fórmula aparentemente muy sencilla: si se quieren instituciones prestigiadas hay que ponerlas al servicio del pueblo; si se quieren unos partidos políticos útiles y leales al mandato popular, deben coordinarse con las aspiraciones de emancipación y cumplir su función de instrumentos.

Cataluña será una República. Pero, sobre todo, será una democracia. Una democracia republicana.

Camino de servidumbre

Tomo prestado el título de la célebre obra de Hayek, profeta venerado del neoliberalismo mundial y españolísimo en concreto. El austriaco la escribió en los años cuarenta del siglo pasado, pero su contenido sigue siendo pertinente, agudo, fresco como una rosa, perfectamente aplicable al presente...pero invirtiendo los términos. Todos los males que Hayek vaticinaba por la abolición del mercado, en la estela de su maestro Von Mises, son hoy patentes por la omnipresencia del mercado: baja productividad, empobrecimiento de las clases trabajadoras, paro, corrupción, etc. El neoliberalismo es eso. Todas las desgracias que el mismo Hayek pronosticaba a causa de la socialización están hoy a la vista a causa de la privatización: servicios pobres, malos y caros, prácticas monopolistas, confabulación y arbitrariedad en la formación de los precios, patrimonialización del Estado, captura de rentas.

El neoliberalismo es el verdadero camino de la servidumbre. El credo inapelable del nuevo gobierno del PP, formado a la hechura de su patrón que, a estas alturas, tiene la medida tomada a todo el país. La prueba está en el desconcierto de las reacciones a su anuncio. Unos hablan de gobierno de "marianistas", como si los anteriores hubieran sido de concepcionistas. Y como si en el PP -una organización peculiar- hubiera facciones o corrientes y no una lealtad berroqueña al líder/patrón. Los gobiernos de Rajoy son más unicelulares que los de Franco, en los que había militares, opusdeístas, alfonsinos, carlistas, juancarlistas, falangistas y los pelotas de turno. Los de Rajoy solo tienen pelotas de turno.

Otros análisis son más pintorescos. El País da la consigna del día: el gobierno es continuista y tiene escaso peso político y el cabo de guardia del PSOE la replica como el eco. A lo del continuismo se suman también los de C's y los de Podemos en tono decepcionado: más de lo mismo, sin cambio ni variación, no irá muy lejos. A lo mejor esperaban que Rajoy nombrara ministro a Pablo Echenique o a Begoña Villacís.

Rajoy lo ha dicho siempre: él es un hombre previsible. Y así es, perfectamente previsible. Siempre hace lo mismo; no lo que más convenga al país, ni a su partido, sino a él mismo. Su solo objetivo es seguir gobernando a cualquier precio. Para eso nombra un gobierno de amigos y amigas suyas. Como el anterior. Cierto es que no cuenta con un congreso de aplausos, al estilo de las Cortes del invicto, pero tiene a la mesnada de la oposición parlamentaria acogotada. C's es tan poco oposición que Rajoy ni los tiene en cuenta. Al PSOE le ha hecho claudicar y, de paso, lo ha reventado como opción electoral a corto plazo; es decir, lo tiene de rehén. Así que, según sus cálculos, la oposición de Podemos se agotará en la gesticulación.

Por si acaso el Parlamento se le soliviantara, Rajoy cuenta con la adhesión incondicional del Tribunal Constitucional, camino de convertirse en un tribunal político para un estado de excepción de hecho. El mismo tribunal que no ha dictaminado ni piensa hacerlo sobre el recurso interpuesto por la oposición en su conjunto contra el gobierno en funciones declarado en rebeldía, ese mismo tribunal acepta la facultad que le atribuye la reforma de su Ley, aprobada por el parlamento de mayoría absoluta del PP. El TC puede "suspender" a las autoridades que le desobedezcan; pero, si vuelven a desobedecerle, tendrá que hacer algo más que volver a "suspenderlas". Y por ahí no se sabe a dónde vamos a parar.

Sí se sabe que el gobierno controla el Tribunal Constitucional y tiene una razonable holgura en el Parlamento, no por su fuerza real, sino por la debilidad de sus adversarios. Ese es el camino de servidumbre vaticinado por Hayek pero con los papeles invertidos. Si se tiene en cuenta que, como ha quedado claro en las últimas peripecias, Rajoy y el PP cuentan con el apoyo casi unánime de los medios de comunicación (aunque hay alguno más cercano a Podemos) y los publicistas, el respaldo de la empresa, la banca y la Iglesia, ¿es mucho asegurar que España es una democracia autoritaria con prácticas dictatoriales? La falta absoluta de responsabilidad política de ninguna de las autoridades ante los innumerables casos de corrupción y la sospecha, incluso, de presuntos delitos, como el espionaje a adversarios políticos, son comportamientos dictatoriales por cuanto quedan impunes.

Todo eso permitido por una decisión del PSOE que, por cuanto está viéndose, puede haber sido su canto del cisne. Realmente, su situación es calamitosa. Ya desde la época de Rubalcaba, con la conversión del partido en partido dinástico, aceptación simbólica de la corrupción del turnismo, empezó el drenaje de votos. De hecho, fue Rubalcaba quien llevó al PSOE a sus más bajas cuotas históricas, aunque su aparato de propaganda se lo achaque a Sánchez. Con la hoja de ruta catalana, el nacionalismo español socialista se alarmó y exacerbó al mismo tiempo y el golpe de mano perpetrado el 1º de octubre se hizo para impedir todo intento de acercamiento al independentismo o negociación con él. Golpe que ha puesto en marcha una dinámica interna explosiva.

Desde el principio, Palinuro consideró la Gestora como una Junta -típica institución golpista hispana- que suplantaría al partido y actuaría dictatorialmente. Ahora nos enteramos de que, en efecto, así fue concebido este órgano a través de una decisión ilegal del CF pues se perpetró con nocturnidad, sin quórum y sin estar prevista en el orden del día. Ya se están ocupando de ello los jueces. La Gesto-junta es presuntamente ilegal y, si se obstina en imponer su criterio, acabará provocando una crisis profunda en el partido de la que este quizá no se recupere. El peligro de la "pasokización" no es un invento.

La intervención permanente de los barones cada vez con más espíritu de señores de la guerra frente a unas bases casi ya en estado insurrecional, da una imagen de desbarajuste difícil de superar. O quizá no tanto: el resistible ascenso de Susana Díaz tiene un elemento de auténtico populismo. Lo da la tierra. La izquierda andaluza da líderes como Cañamero o como Sánchez Gordillo. Es la tradición del espartaquismo agrario que estudiara Bernaldo de Quirós. Y algo de ese espartaquismo se le ha pegado a presidenta de Andalucía, bien que desmentido por una probada capacidad de intriga y maniobra y una fría obstinación en sus designios que añaden al espartaquismo unos trazos de lady Macbeth.

La aventura que parece Sánchez decidido a emprender (los dioses lo acompañen, que va a necesitarlos) puede calificarse como su "momento maquiaveliano" en la acepción del ilustre John Pocock. Es la reivindicación del espíritu cívico republicano del siglo XVI trasladado al presente, con una formulación de izquierda que se complementa con la separación de la Iglesia y el Estado y el replanteamiento de la estructura territorial de este mediante algún tipo de fórmula que sea de aceptación general. Tengo mis dudas de si Sánchez conseguiría el apoyo mayoritario del PSOE a un programa republicano, laico y plurinacional. Incluso tengo mis dudas hasta qué punto el propio Sánchez lo suscribe.

Y es eso o la servidumbre.

Hoy, Palinuro inaugura el curso de la UNED en Nou Barris

Inauguración de curso académico en el centro asociado de la UNED en Barcelona-Nou Barris. Al propio tiempo, Palinuro presentará un curso que arrancará mañana también sobre el tema de los Hábitats y los habitantes. Se trata de una actividad multidisciplinar que hace el profesorado del centro, se desarrolla con apoyo de material filmado y que ya ha tenido muy buena acogida de público en anteriores ediciones sobre otros temas.

No hace falta subrayar el acierto en la elección del de este año. Pocos asuntos serán de naturaleza tan multidisciplinar y necesitados de enfoques mezclados y hasta híbridos como el de los hábitats. Los lugares en donde los seres humanos nos hacemos humanos (o inhumanos) y para cuya comprensión necesitamos una perspectiva con elementos históricos, políticos, antropológicos, sociológicos, geográficos, religiosos, filosóficos, económicos, etc. En definitiva, reflexionar sobre el hábitat es tratar de entendernos como buenamente podamos, una tarea que, como se sabe, no tiene fin, pero está llena de enseñanzas. Al fin al cabo, el ser humano tiene su residencia en la tierra

Voy por las tardes, llego
lleno de lodo y muerte,
arrastrando la tierra y sus raíces,
y su vaga barriga en donde duermen
cadáveres con trigo,
metales, elefantes derrumbados. (Neruda)

Palinuro ha preparado una presentación con un intento de describir algunos de los muy distintos (y extremos) hábitats de la especie con ayuda de varios "clips" de películas o documentales célebres, con una visión narrativa y crítica. Cierra la exposición un documental muy duro con nosotros mismos, que nos pone frente a nuestras responsabilidades y nos muestra hasta que extremos hemos llegado. Pero no dirá nada sobre él para no incurrir en spoiling.

Nos vemos hoy  a las 17:00 en UNED Barcelona, Av. Rio de Janeiro, 56-58 08016 - Barcelona

La entrada será libre. Para las sesiones posteriores, el curso tiene una matrícula de 50 € y en él se otorga un crédito ETCS para estudiantes.

dijous, 3 de novembre del 2016

Aventurarse a lo nuevo

Por más que los de Podemos batallen por ser el centro de la atención mediática, el foco de interés sigue siendo la crisis del PSOE. El País, cuyo grado de entusiasmo con Sánchez ha quedado demostrado en los últimos tiempos, descubre que, además, este buen hombre tiene nuevas opiniones. En general eso está mal visto en estos pagos. Está mal visto hasta tener opinión. Pero, si además, es sobre asuntos de la máxima importancia, como la tendencia a la izquierda y la cuestión catalana, el asunto es temerario. Ese es el meollo del drama en el PSOE: Podemos y Cataluña.

Se supone que el PSOE tiene que elegir entre aliarse a la derecha (PP) o a la izquierda (Podemos). Unos animan hacia la izquierda; otros, a la derecha y estos parecen ser poderosos porque han desencadenado la crisis con un golpe de mano o de fuerza, que viene a ser lo mismo. Sin embargo, no está nada clara esa obligación de optar. De hecho, aunque la abstención haya sido una claudicación, lo ha sido por la mínima, pues no obliga a la acción mancomunada. Hay un espacio de opinión y electoral entre la derecha del PP y la Izquierda de Podemos. La primera es heredera directa del franquismo, revestido de neoliberalismo y con una incontenible ansia de expolio del común. Los segundos, que llegaron al socaire del movimiento 15M, trayendo promesas de nueva política, se han adaptado al juego institucional y su discurso y su práctica son confusos. Reverdece en ellos la vieja izquierda comunista carente por entero de lo que siempre presume, un programa, y solo interesada en el sorpasso.

Entre estas dos posiciones hay un espacio considerable, agrandado por el hecho de que ellas, las posiciones, son extremas. Es el espacio que ha habido siempre, el del socialismo democrático, la socialdemocracia. Y aquí es donde aparece el proyecto de Sánchez que dice querer para el PSOE autonomía frente los poderes fácticos y la tentación populista. Si el PSOE se obstina en sus "viejas opiniones" y se mantiene como auxiliar del PP, es probable que cave su tumba electoral, al estilo PASOK. Pero no es seguro. Las "nuevas opiniones" de Sánchez ¿darían para fundar un tercer partido de la socialdemocracia renovada? Espacio hay, probables partidarios, también. La izquierda democrática, reformista que quiere parar a la derecha pero no a costa de aliarse con una izquierda cuya relación con la realidad es problemática. Lo que no está claro es si hay liderzgo y capacidad para articularlo.

Y luego está el otro asunto, el que de verdad importa, Cataluña. Muchos de quienes seguirían a Sánchez en su giro a la izquierda, lo abandonarán si el giro, además, afecta al Principado. De este asunto no se habla porque las ideas están clarísimas: de independencia, nada. Y así como el agonizante Franco se despidió de Juan Carlos diciéndole que guardara la unidad de España, ha bastado que Sánchez haya compartido alguna cerveza con Joan Tardà para que el poder en la sombra en el PSOE lo mande a él a ellas, camino del ostracismo.

El punto flaco de Sánchez es Cataluña. En realidad, es el talón de Aquiles del sistema de la III Restauración. En el PSOE es donde más se aprecia. Basta ver las complicadas relaciones con el PSC. Pero Sánchez no tiene otra opcion que formular una propuesta de negociación con los independentistas. Alguien tiene que hacerlo. Alguien tiene que explicar a la opinión que la política de cierre al diálogo y la negociación, la de la hostilidad permanente, no ha dado resultado sino que, al contrario, ha exacerbado el conflicto. Y cuando una fórmula fracasa, hay que buscar otra. Y rápido, porque la hoja de ruta de los independentistas sigue su curso y augura un futuro de mayor confrontación que nadie quiere y el Estado español, fácilmente presionable por las potencias europeas, no puede permitirse.

Para el nacionalismo español (el del PSOE incluido) lo más esperanzador en Cataluña es ese nuevo partido abanderado por la señora Colau, en clave izquierdista y pronunciadamente ambiguo en la cuestión de la independencia. El nuevo partido amenaza a sus rivales más próximos, el PSC y Podemos y quizá a sectores de un independentismo tibio. Pero eso son futuribles. Aquí y ahora, el PSOE tiene que decidir qué respuesta da al independentismo, si el cerrado "no" sin más del PP o una "nueva opinión" estilo Sánchez que incluya sentarse a negociar una salida civilizada y democrática al único conflicto real del Estado español.

La charla de Mollerusa del 30 de octubre


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Que Cataluña marcha hacia su independencia es cosa evidente desde hace tiempo. El  movimiento es popular, pacífico, democrático y transversal. Esto último es un hecho que a muchos cuesta realizar. Por ejemplo, Alberto Garzón critica a ERC que se enfade con el PSOE por aliarse con el PP cuando ella (ERC) lo está con los burgueses de PDC (antes Convèrgencia), cosa que le parece fatal. Los nacionalistas españoles no solo no entienden el nacionalismo catalán sino que, probablemente, no entienden nada de nada. ¿Cabe imaginar una emancipación nacional de una sociedad compleja como la catalana sin contar con sus clases medias y su burguesía? ¿Se puede hacer una nación (para que me entienda el señor Garzón: una nación, no el asalto al poder del partido "de vanguardia") sin contar con su buerguesía? Eso por un lado. Por otro, el señor Garzón viene a decir que no hay diferencia entre la burguesía y la derecha españolas y las catalanas. Con lo cual acaba de certificar que no tiene ni idea del mundo en que vive.

Para complicar más las cosas añado que el proceso independentista catalán no solo es transversal, sino inclusivo. Hasta los curas son partidarios. De hecho, la charla de Mollerussa tuvo lugar en una asociación de amigos del obispo Deig, escritor, poeta, humanista, independentista y...clérigo.

dimecres, 2 de novembre del 2016

La izquierda y sus medias verdades

La palinodia que cantó Sánchez en Salvados fue seguida sin solución de continuidad por una glosa coral en el programa de Ana Pastor, El objetivo. Seis miembros de distinto relieve de las principales fuerzas políticas se lanzaron sobre las revelaciones de Sánchez para ponerlo de chupa de dómine y ensalzar sus formaciones. Hasta el representante del PSOE, delegado de la Gestora, y comisionado para justificar lo injustificable. Seis políticos ejercientes contra uno al que han obligado a volver a la casilla de salida y amaga con salir. Lo que allí se dijo explica las posiciones más o menos oficiales de los partidos. Nos interesan las izquierdas porque, en definitiva, ya ha quedado claro que si gobierna la derecha es por la incapacidad de la izquierda para ponerse de acuerdo.

Empiezo con la izquierda independentista. El celebrado discurso de Rufian no fue adecuado. El recurso sistemático a la anáfora es desesperante y, en general, el tono y la actitud no son correctos. Otra cosa es el contenido. Los socialistas lo merecen. La forma no es afortunada; el fondo, sí. Garzón considera "hipócrita" el discurso de acusar en Madrid a alguien por hacer lo que el propio acusador, ERC, hace en Cataluña, esto es, aliarse con la derecha reaccionaria. El dirigente de IU no entiende el factor nacional en la política catalana, cosa habitual. No es habitual, sin embargo, faltar tan clamorosamente a la verdad: todo el mundo sabe que la derecha catalana no es ni de lejos la española.

Llamativa ha sido la reacción unánime de Podemos a las semirrevelaciones de Sánchez. Estas avalan su interpretación de que no fueron ellos quienes impidieron un gobierno de izquierdas a raíz del 20D sino las oscuras fuerzas que no se presentan a las elecciones. Ellos están libres de responsabilidad. Esto no es enteramente cierto. Es una media verdad. Es cierto que las fuerzas actuaron, como ya se sabía desde la famosa decisión del CF de confiar en Sánchez con dos condiciones prohibitivas (hoy llamadas "líneas rojas"): nada de alianzas con Podemos y menos con los indepes catalanes; de estos, ni la abstención. Así fue. Pero también fue cierto que Podemos no quería un gobierno de izquierdas sino que, como todos, según dijo Sánchez en la entrevista, prefería segundas elecciones. Esas segundas elecciones traerían el sorpasso, la hegemonía de Podemos en la izquierda. Es más, hay una razón irrefutable: si Podemos hubiera querido un gobierno de izquierda, no habría votado en contra de Sánchez sino, al contrario, hubiera debido ir con él, precisamente para desbaratar el plan de la derecha.

No se olvide que ese plan no era impedir un gobierno con (o de) Podemos, sino asegurar el mantenimiento del gobierno del PP. Y así, Podemos, votó que no, haciendo justo lo que la derecha quería. Una metedura de pata colosal que no se desvanece porque una u otra profecía se hicieran realidad pues afecta al resultado. En lugar de reconocer el perjuicio causado por sus medias verdades, Podemos parece haber encontrado un nuevo motivo para intensificar su hostilidad al PSOE. Cuando el empecinamiento doctrinario quiere que las personas se estrellen, les hace creer que la realidad demuestra lo acertado de sus (pre)juicios.

Nunca había estado la izquierda más lejos de conseguir sus objetivos; nunca tan dividida.Tanto que, una vez investido, Rajoy ya ha hecho realidad el vaticinio de los contrarios a la abstención: abstenerse era constituir al PSOE en rehén del PP. O se vota a favor de lo que el gobierno quiere o se convocan elecciones anticipadas. Y allá va el PSOE -que no puede permitirse unas elecciones- uncido al carro de la derecha, por lo menos hasta el congreso y las primarias pendientes de convocatoria.

Este es el momento que Sánchez ha escogido para hacerse las fundaciones, en busca de una legitimidad cuasiplebiscitaria que lo sostenga en su postulación como candidato a la SG. Se dibuja aquí un relato romántico de cómo un líder elegido por el pueblo es descabalgado por las potencias oscuras con ayuda de los poderes mediáticos y el auxilio ejecutor de sus compañeros de partido. Una vez lanzado al ostracismo, el líder emprende la heroica tarea de reinventarse y proponerse de nuevo con un discurso distinto y cuenta algunas medias verdades en un programa de TV a modo de lanzamiento. Las medias verdades (por ejemplo, lo relativo a la Telefónica) harán más daño que beneficio, como siempre. El carácter distinto del discurso se refiere a las dos condiciones prohibitivas: Podemos y los indepes catalanes y, entre medias, el referéndum. El riesgo es que ahora le digan lo de las buenas horas mangas verdes.

Saben los dioses que tal fue siempre la idea de Palinuro, esto es, el entendimiento entre el PSOE, Podemos y los indepes catalanes. Resulta lamentable que todos, indepes catalanes, Podemos y PSOE, reaccionen con hostilidad creciente entre ellos. El camino que habrían de llevar es el inverso. Según parece, el que propone ahora Sánchez. El socialista ha dado un giro fenomenal y, aunque sigue siendo confuso en ciertos aspectos e iluso en otros, quizá merezca un voto de confianza.

La cuestión es si ese cambio de Sánchez obtiene el apoyo de su propio partido, cosa nada clara. También es cuestión si Sánchez tiene la consistencia, el temple y demás condiciones para liderar ese proyecto hasta el final. La impresión que ha dado hasta ahora es que no las tiene. Es de suponer que habrá otras candidaturas en competencia con la suya y el electorado tendrá tiempo de hacerse una idea sobre sus respectivos méritos y posibilidades. Al fin y al cabo esto es y no es un asunto de personas.

El reestreno

Merced a la implosión del PSOE, Rajoy ha vuelto a ser investido presidente del gobierno y ya ha jurado el cargo ante la Biblia, la Constitución, un crucifijo y varios personajes de esta ridícula comedia de la política española: el que hace de Rey, el que de ministro, el que preside el Senado, etc. Algún día habrá que analizar la naturaleza podrida y repulsiva del catolicismo español: una religión que admite que un embustero complusivo, un mentiroso sin escrúpulos, un falsario incapaz de cumplir una sola de esas promesas que va lanzando por ahí pueda jurar solemnemente delante sobre los Evangelios. Se me dirá que ese es asunto de la conciencia de cada cual y que el catolicismo como creencia colectiva es posible. Pero no basta. La vida de Rajoy es de dominio público y todo el mundo sabe que es un embustero, un cínico, un tipo capaz de engañar a la colectividad y provecharse de ella. ¿Imagina alguien algo más anticristiano que privar a los dependientes de las subvenciones que le corresponden pero financiar la atención al propio padre con el dinero público, como hace Rajoy? ¿Algo más inmoral y repugnante? No, el asunto no se zanja hablando de la "conciencia de cada cual". Aquí hay algo más: la complicidad de los católicos con estas odiosas prácticas. Por eso votan a Rajoy las monjas, los curas, todo el nacionalcatolicismo.

En realidad, mi artículo de hoy en elMón.cat versa sobre el primer encontronazo que ya se ha dado entre el recién estrenado presidente español y el catalán. Puigdemont pide una entrevista de presidente a presidente para tratar del referéndum, ese del que Rajoy no quiere oír hablar y Sánchez comienza a considerar tras liberarse de la retardataria y reaccionaria influencia de Rubalcaba.

Muy probablemente llega tarde. En esta legislatura de la derecha se producirá el definitivo encontronazo con Cataluña.

Aquí, la versión castellana del artículo:

LA INAUGURACIÓN

Tras la investidura de Rajoy por K.O. de los socialistas, vino la solemne toma de posesión en envenenado por la petición Puigdemont de celebrar una reunión de presidente a presidente para tratar la cuestión del referéndum y otras cuarenta más. Digamos que es una forma catalana de convertir un gesto protocolario como una felicitación por la investidura en algo de contenido práctico. Se invita al recién nombrado presidente del gobierno a ejercer sin más dilaciones su pleno Halloween y el juramento tuvo algo de “truco o trato”. Pero el momento estaba autoridad abordando una negociación urgente, indebidamente aplazada durante diez meses.

Todos los caminos conducen a Roma pero, para llegar hasta allí, hay que recorrerlos. El de Madrid, también. Cuantas veces haga falta. Para que quede claro que se han hecho todos los intentos posibles de diálogo y negociación. Es acumular bazas. Para reforzar la posición de la Generalitat, Puigdemont no asistirá a la reunión estatal de presidentes de CCAA sobre financiación autonómica que lleva ya tres años de retraso Acostumbrado a dejar pudrir los problemas sin que nadie proteste, Rajoy se encuentra que no puede aplicar esa táctica con Cataluña. El Estado no puede obligar a Puigdemont a asistir a la reunión y, sin Cataluña, poca será la financiación que acuerden los demás. Cataluña ejerce ya su soberanía de hecho negativamente.

La respuesta del gobierno de la derecha es sabida de antemano: la condición del referéndum es inaceptable y ello no imposibilita pero sí dificulta las negociaciones en otros ámbitos. Quizá sea una suposición prematura. No es de esperar que el nuevo gobierno modifique los criterios básicos de Rajoy pero quizá sí que los modifique el mismo Rajoy. Muchas veces le habrán dicho que tenga en cuenta el caso escocés que resta toda validez a la negativa española a hacer lo mismo en Cataluña. Pero eso es poco probable por razones hasta caracteriológicas.

El gobierno se siente fuerte pues cuenta con el bloque constitucionalista, de PP, PSOE y C’s. Mayoría parlamentaria abrumadora. La Generalitat también se siente fuerte, con un gobierno respaldado por una mayoría absoluta. No es previsible que ninguna de las partes ceda en su pretensión inicial referéndum sí, referéndum no. En consecuencia solo cabe augurar un futuro a corto y medio plazo de mayor confrontación, un tiempo en el que las dos partes van a medir hasta dónde está dispuesto a llegar el Estado y hasta dónde a resistir el Parlamento catalán.


Entre tanto, el tiempo pasa. La desconexión catalana se consolida. Y el Estado sigue sin hacer propuesta alguna, no ya constructiva, sino mínimamente alentadora. Ninguna iniciativa cívica o política en España a favor de una solución pactada con Cataluña. Ni un foro, diálogo o encuentro promovido por esos intelectuales siempre tan activos en defensa de los derechos de los saharauis o los tibetanos. El cierre es total. En el caso del PP, el no rotundo desde el inicio al derecho a decidir no solo se ha mantenido sino que se ha hecho vociferante. Rajoy no quiere oír hablar de referéndum. Literalmente. Negociaciones sobre reformas del sistema de financiación siempre que no haya demanda de referéndum, las que se quieran. Nos quedamos como estamos y toda ruptura de la legalidad vigente con la motivación que sea será tratada como una cuestión de orden público por la vía penal.

En el PSOE, el discurso no es muy diferente. Los socialistas comparten el recio nacionalismo español del PP pero, el mismo tiempo, son favorables a formas etéreas de descentralización política, como el federalismo. La fórmula ha perdido toda credibilidad teniendo en cuenta que necesita la reforma de la Constitución. Por eso, Sánchez, dejó entrever de que la solución vendría “votando” y sobre una “reforma constitucional”. El federalismo era tan eficaz como el bálsamo de Fierabrás. La mención al voto apunta elípticamente al referéndum como si fuera una gran concesión. Sin embargo, al tratarse de una reforma de la Constitución, el referéndum es obligado, en unos casos por razón de lo que se reforma y en otros si así lo decide una décima parte de los diputados o senadores. Eso no es aceptar el referéndum catalán sino tratar de pasar el español de matute.

Los dirigentes españoles no tienen una idea clara del problema a que se enfrentan y sus recursos son muy limitados, pues ni siquiera cuentan con un proyecto común. No son un peligro real para el avance del proceso independentista. Ese peligro está comenzando a tomar forma en el interior de Cataluña, a través de la formación de un nuevo partido de izquierda que, no siendo independentista, puede propugnar diferentes grados de soberanismo.

dimarts, 1 de novembre del 2016

Represalias

El grupo parlamentario socialista expedientará a las 15 diputadas díscolas del "NO". 

Dos modestos comentarios al respecto:

Primero. Ya oigo a los de la correcta "incorrección política" clamando contra el progresismo paleto de emplear el femenino en los universales. Algo que solo puede hacer quien ignore que su carácter masculino está en la mente divina, la ley natural, el espíritu de la lengua y los usos de la raza. Será verdad. Mi intención es simplemente señalar que, de las 15 voces negativas, 9 son de mujeres, la mayoría, casi dos tercios. Va bueno: las mujeres siguen siendo invisibles, aunque sean mayoría porque así lo quieren aquellas excelsas autoridades. Solo hay una posibilidad de que Dios, la Naturaleza, la Lengua y los Usos nos autoricen a escribir las quince diputadas díscolas y es que las quince sean mujeres. 14/1 tampoco vale; vence el 1. Será divino, natural, lingüístico y consuetudinario; pero también ridículo.

Segundo. Sin duda el grupo parlamentario actúa dentro de sus poderes. Al parecer, la pena prevista es pecuniaria, de 600 euros; más o menos el SMI. Habrá quien exija algún tipo de represalia o castigo mayor. Lo relevante aquí no es si el grupo puede hacerlo o no. Lo relevante es clarificar quién toma las decisiones sobre la acción parlamentaria del PSOE, teniendo en cuenta que este está en una especie de limbo, al cuidado de una Comisión Gestora cuya función, caso de tener alguna que no sea pagar los recibos corrientes, es convocar un congreso extraordinario. ¿Toma las decisiones de este y mayor calado la Comisión Gestora? ¿En virtud de qué mandato? Sobre todo cuando, además, sabe fehacientemente que tiene en contra a la mayoría de la militancia.

Porque a su más que dudosa legalidad, la Comisión Gestora añade una descarada parcialidad. En realidad, la comisión es una especie de junta con un programa propio, al margen, bien se ve, del partido. No puede erigirse en juez porque es parte y todo lo que haga será nulo. Los expedientados podrán recurrir a los órganos pertinentes del PSOE y este tendrá que salir del limbo y actuar. No puede permitir, por ejemplo, que la Comisión Gestora haga una campaña sistemática de descrédito de la candidatura de Pedro Sánchez a la SG por la muy lamentable razón de que sea la candidatura de aquel a quien la comisión destituyó hace un mes de muy malos modos. Malísimos.