dimecres, 5 d’abril del 2017

Cataluña y Gibraltar

Mi artículo de hoy en elMón.cat sobre el último esperpento de Gibraltar en la política española. El asunto está tan sobado ya y es tan conocido que no basta con agitarlo y hay que sacar alguna otra cuestión, como las coca-colas de Espinar en el Senado para tratar de desviar la atención de la dimisión (mal y tardíamente) del presunto delincuente del PP, Pedro Antonio Sánchez, presidente de Murcia.

Digo que el asunto está más que visto porque, mientras la voluntad de los llanitos siga siendo ser súbditos británicos en un 95%, España no tiene nada que hacer. Solo le quedan dos vías: imponer su soberanía sobre el Peñón por la fuerza de las armas o convencer a los llanitos de que prefieran ser españoles a ingleses. Lo primero es, de momento, imposible e improbable en los próximos cien o doscientos años. Lo segundo es todavía más difícil cuando, si esa misma pregunta en referéndum se hiciera en España, muchos españoles no llanitos también preferirían ser ingleses.

Aquí el texto en castellano:

Cataluña y Gibraltar

La repentina reaparición del contencioso de Gibraltar en el escenario del Brexit ha provocado una pequeña crisis internacional con batir de tambores guerreros en el viejo continente. En la confusión de las condiciones de negociación de la salida de los británicos, estos, extrañamente, han olvidado precisar la situación del Peñón. Planteado el problema, la UE hace suya la posición de la ONU respecto a la necesidad de descolonización de Gibraltar, incluido en la lista de territorios que no tienen autogobierno y la señora Merkel remacha recordando la doctrina de la integridad territorial de los Estados. De este modo, la UE advierte al Reino Unido de que cualquier cambio en la roca tendrá que darse con el acuerdo común con España.

Esta conclusión consagra una situación de co-soberanía de hecho que los británicos no habían previsto y no parecen dispuestos a aceptar sin más. Sorprendidos en su descuido, muchos se han lanzado a una campaña de ultrnacionalismo belicoso, amenazando con ir a la guerra por el Peñón y recordando el episodio de las Malvinas, hace 35 años. Por primera vez en este contencioso secular parece que han sido los ingleses los adelantados de la fanfarronería y el patriotismo de hojalata que habitualmente se atribuye a los españoles. Hasta tal punto que, a diferencia de la “Dama de hierro”, Thatcher, la actual primera ministra, May, trata de apaciguar los ánimos.

Asimismo, algunas otras voces, menos truculentas pero quizá más expeditivas políticamente, prefieren ir por otra vía y sostienen que, de perseverar España en su pretensión de retrocesión de la Roca, Gran Bretaña debe apoyar en la ONU la independencia de Cataluña. La casualidad y las complicaciones de la diplomacia juegan de nuevo a favor de una finalidad del independentismo catalán: internacionalizar el problema para tratar de obtener la independencia por implicación de la comunidad internacional. Y, desde luego, sería una gran baza contar con el apoyo de una potencia del Consejo de Seguridad para plantear la cuestión catalana en la ONU.

Como en una ironía de la historia, los destinos de Cataluña y Gibraltar vuelven a cruzarse como en los tiempos del Tratado de Utrecht en 1713 cuando Gibraltar fue parte del precio que Felipe V hubo de pagar para conseguir que la Gran Bretaña abandonara la defensa de Cataluña y permitiera que los Borbones abolieran sus libertades, como habían hecho con Valencia y las Baleares. A los efectos de la propaganda y la notoriedad internacionales, este paralelo parece conveniente, pero poco realista porque, aparte de las dificultades intrínsecas de plantear el contencioso en el campo de la descolonización, en donde la ONU no lo considera, los independentistas catalanes no deben depositar muchas esperanzas en que esta vez Gran Bretaña no vaya a abandonarlos.

Sean cuales sean las dificultades europeas, el peso diplomático de Gran Bretaña en la Unión, aunque esté fuera, es superior al de España aunque esté dentro. Además, y ello es determinante, el caso de Gibraltar no ofrece lugar a muchas dudas si se consideran dos factores encadenados. En primer lugar, el estatus de colonia es desmentido por el texto literal del citado Tratado en el que el Rey Católico español otorga a Inglaterra la propiedad de Gibraltar “absolutamente para que la tenga y goce con entero derecho y para siempre, sin excepción ni impedimento alguno”, con la sola reserva de que, cuando “le pareciere conveniente dar, vender o enajenar, de cualquier modo la propiedad de la dicha Ciudad de Gibraltar”, conceda a España “la primera acción antes que a otros para redimirla”. Dicho lo cual, hay poco más que hablar. Gran Bretaña posee legítimamente Gibraltar, a perpetuidad, si quiere, al menos mientras se reconozca la validez del Tratado de Utrecht.

¿Que será preciso adaptarse a las nuevas circunstancias geopolíticas de la UE y tomar en consideración el criterio comunitario de la soberanía compartida? Muy probablemente, pero esta actitud viene compensada con el segundo factor mencionado y tan sobrevenido desde Utrecht hasta hoy como el cambio de Europa y es el respeto al derecho de autodeterminación de los pueblos. Este segundo factor muestra la fortaleza de la posición inglesa en el contencioso. Dos referéndums se han realizado en Gibraltar sobre la retrocesión a España y en ambos más del 95% de la población ha sido partidario de conservar la ciudadanía británica y rechazar la española.

Los dos datos señalan los extremos del problema: Inglaterra no para barras en el principio de integridad territorial de los Estados (cuya aplicación a España es dudosa, cuenta habida de los enclaves de Ceuta y Melilla) y se aferra al derecho de autodeterminación de la población concernida. España. Por el contrario, sostiene el principio de la integridad territorial y no respeta el de la libre autodeterminación de los pueblos. No es difícil comprender que la posición española es perdedora de acuerdo con las convicciones contemporáneas.

Al independentismo catalán le favorece el eco internacional del contencioso por la visibilidad que otorga a su reivindicación emancipadora. Pero su fuerza no reside en las distintas interpretaciones de antiguos tratados, sino en la recta aplicación de un principio universalmente reconocido a partir del siglo XX: el del derecho de autodeterminación de los pueblos.

dimarts, 4 d’abril del 2017

El fascismo se demuestra robando

Hoy seré muy breve porque, sobre estar cansado por el trabajo, el tema ya no da para mucho más. La pertinacia, la contumacia del fascismo español carecen de parangón. Morirá la civilización, se acabará el mundo, se enfriará el sistema solar, seremos un agujero negro y los fascistas españoles seguirán erre que erre dando vivas a un criminal genocida que sumió su país en un baño de sangre y asesinó, torturó y encarceló a cientos de miles de sus compatriotas.

Mucha gente se pregunta cómo es posible que en España sea legal lo que en otras partes que padecieron la lacra del fascismo, Italia y Alemania, no lo es. La respuesta es sencilla: allí, los fascistas perdieron la guerra. Aquí la ganaron. El fascismo español no se hundió, sino que acabó su personificación con la muerte del dictador. Pero siguió incólume en las instituciones, en la sociedad civil, en la mentalidad de siervos de muchas gentes. La historia la escriben los vencedores y así sigue siendo, como se ve con los historiadores franquistas, aunque sean analfabetos. 

El franquismo ha sobrevivido a Franco porque se ha hecho carne y sangre del natural español de vírgenes, santos, procesiones, fanfarronadas, chulerías, oscurantismo, cerrilismo, intransigencia, beaterío, nacionacatolicismo..., en fín, qué vamos a decir que no sepamos.

Ese tal Zoido que comienza donde lo dejó el meapilas Fernández Díaz, condecorando vírgenes, es obvio, carece de todo sentido del ridículo. Pero no del aprovechamiento y la falsedad. La prueba: ha intentado colocar a un enchufado suyo en un pisazo de propiedad pública con reparación millonaria, como siempre a cargo del erario, para que seamos los españoles quienes sigamos pagando sus estupideces, supersticiones y simples latrocinios.

En Murcia va a ser necesario que el presunto corrupto que, para variar, gobierna, cumpla la sentencia que le caiga para que se admita que lo es. No para que el PP o Rajoy le retiren su apoyo. Ese es un típico error de los periodistas españoles. Estos pájaros no apoyan a los corruptos porque crean que no lo son sino, al contrario, porque saben que lo son.

¿O creía alguien acaso que el fascismo es algo distinto?

A Cassandra la condenan a un año de prisión por un chiste sobre un criminal, corresponsable de la dictadura y de la persecución política de la ciudadanía, corresponsable de más crímenes, detenciones, palizas, torturas, que era lo que hacía la brigada político-social de Franco. ¿Qué juicio merece esto? 

Mientras tanto, el energúmeno que afirmó que las víctimas de Franco se merecían el fusilamiento sigue siendo alcalde. Obviamente este país no conoce la justicia y los jueces no merecen nombre de tales.

Pero lo verdaderamente escandaloso es que todo esto se da sobre una realidad incuestionable: el primer culpable de enaltecimiento del terrorismo y del crimen es el propio Estado, que mantiene un siniestro monumento a la mayor gloria del genocida Franco, sostenido con los impuestos de todos, incluso los que pagamos quienes fuimos represaliados por él y tuvimos la fortuna de contarlo.

dilluns, 3 d’abril del 2017

Una banda de ladrones desalmados

España lleva años gobernada por un partido imputado en procesos penales por tratarse de una presunta asociación para delinquir, según los jueces; esto es, en corto, gobernada por una banda de ladrones. Después de la catarata de episodios de corrupción que anegan los medios del país, las televisiones, las radios, la pensa; después de los casos Gürtel, Púnica, Urdangarin, Matas, Mato, Cajamadrid, Blesa, Rato, Fabra, Camps, Trillo, Barberá, Granados, González, Bárcenas, Correa, los sobresueldos, el padre de Rajoy, etc., etc., nadie puede negar un hecho tan notorio: que un país europeo del siglo XXI, una "gran nación", según su presidente del gobierno, responsable político de est latrocinio generalizado, está gobernado por lo que parece ser una banda de ladrones, un grupo de presuntos criminales .

Se trata de un verdadero fenómeno psicosociológico que probablemente se estudiará en los años venideros, quizá como un ejemplo de trastorno psicótico colectivo. Sobre todo porque no será posible aducir ignorancia o descuido. Son de recordar aquellas declaraciones de Aznar hacia 2010 o 2011 el sentido de que el PP es "incompatible con la corrupción". Todo el mundo sabía que se trataba de una mentira dicha por quien había invitado a la inenarrable boda de su hija a lo que resultó ser la mayor concentración de granujas del momento. Es decir, el PP solo es compatible con la corrupción. Como de recordar son los cientos de declaraciones absurdas y descaradas de los principales dirigentes de esta supuesta banda de mangantes en el sentido de que el PP era el partido de la honradez, el de los trabajadores, el que más ha luchado contra la corrupción, etc., cuando lleva años falsificando el proceso político y ganando elecciones ilegalmente que habría que anular.

Es uno de los inexplicables rasgos de esta asombrosa circunstancia. Como lo es el hecho de que los cargos imputados jamás dimiten, ni siquiera cuando los pillan con las manos en la masa. Al contrario: organizan espectáculos alucinantes para disimular sus tropelías, para embadurnarlo todo, para mentir y engañar: ese pollo de la Guardia Civil al que han pillado en el asunto de un piso de lujo por el morro, el del otro -tambièn relacionado con la guardia civil- que, sin tener capacitación ninguna está colocado por enchufe en un eléctrica con un salario de cine, el ex-ministro Soria, el ex-diputado Pujalte y decenas de casos más debidamente documentados. Un partido de parásitos desvergonzados.

Todavía más inexplicable: cuando la presunta banda de ladrones (todos ellos de misa y comunión diaria, cómplices de los curas a cuya organización eclesiástica tienen también reservada una suculenta porción de la pasta trincada) se presentan a las elecciones, es frecuente que las ganen con mayorías abrumadoras. Es decir, por lo que se ve, a los españoles no solo no les molesta estar gobernados por una banda de ladrones sin más principios que el enriquecimiento personal por los procedimientos que sean, sino que los aplauden y los votan para que sigan robándoles.

Que un tipo que estuvo años cobrando sobresueldos con cargo a la caja B de su partido pueda ser presidente del gobierno y, a pesar de no saber ni hablar, no se le ocurra dimitir es suficiente muestra para causar pasmo y asombro en el mundo civilizado. Porque fuera de España, cuando a un político lo pillan empleando en el cuidado de su padre los dineros públicos que niega al resto de dependientes, la dimisión es inmediata. Aquí no solo no hay dimisión; ni siquiera una somera explicación de los hechos.

Los españoles están a ver cómo les roban y les saquean y no abren el pico.

El padre del rey actual tiene, según informaciones de la revista Forbes una fortuna personal de 1.800 millones de euros que nadie se explica de dónde haya salido, aunque todo el mundo barrunta el origen. Nadie, sin embargo, ha intentado siquiera aclararla. Es más, cuando hay una petición parlamentaria de hacerlo, los partidos dinásticos, el PP, el PSOE, C's acuden con sus votos parlamentarios a impedirlo. Nada de investigar las supuestas cuentas en Suiza del ex-jefe del Estado. Aquí, a dejarse robar y a callar.

Es alucinante y no se puede explicar si no es tomando en consideración la función de complicidad y encubrimiento de los medios vendidos a la banda de facinerosos.

Y no acaba ahí la cosa. El país no solo está gobernado por una banda de chorizos sin ideología política que no sea el expolio de lo colectivo, sino también por gente -la misma- que, aparte de robar, se mofa de sus víctimas, las humilla, hace negocios con ellas y, si puede, sigue robándoles.

Auténticos granujas que muestran su pelaje cada vez que produce una catástrofe, una desgracia, normalmente imputables a su fabulosa incompetencia. Cuando sobreviene algún tipo de desastre, las reacciones de los responsables oscilan entre las muestras de imbecilidad congénita o granujería sin más. Normalmente se trata de ocultar las responsabilidades; después, de culpabilizar a las víctimas; luego de reírse de ellas; y, si nos descuidamos, de volver a robarlas. Porque esta gente no tiene escrúpulos. Ahí van algunas muestras de un elenco que puede seguir completándose y quizá merezca la pena hacerlo:
  • Cuando la catástrofe del Prestige, el de los sobresueldos, hoy al mando, dijo lo de los "hilillos de plastilina".
  • Las víctimas del accidente del metro de Valencia han tenido que esperar once años para ser tomadas en consideración y, entre tanto, soportar humillaciones sin cuento.
  • Los presuntos ladrones aprovecharon el asesinato de Miguel Ángel Blanco, uno de los suyos, para blanquear dinero.
  • También blanquearon dinero el día de los atentados de Atocha, al tiempo que escarnecían -y siguen haciéndolo- a las víctimas.
  • Cuando el accidente del "Madrid Arena" en tiempos del prodigio de incompetencia de Ana Botella en Madrid, la alcaldesa se fue a un "spa" a relajarse, sin ocuparse de las víctimas. Cinco muertes y ningún culpable.
  • Las 62 víctimas del Yak 42 sufrieron el escarnio postrero de ser mal identificadas para que su caso no fastidiara la carrera del entonces ministro Trillo, miembro del Opus,sin un solo adarme de escrúpulo o respeto por sus semejantes en caso de muerte.
  • Los 79 fallecidos del accidente del tren Talgo Alvia en Angrois en 2013. La Agencia Ferrorviaria Europea emitió un informe en el que se cuestionaba la que habían hecho las autoridades españolas por faltya de independencia ya que, al final, ha resultado que el único responsable venía a ser el maquinista y no que se incumpliera la correspondiente directiva europea.
  • Las decenas de miles de asesinados por los franquistas y enterrados de cualquier forma en las cunetas en España ahí siguen y sus allegados y la opinión en general hemos de soportar los comentarios inhumanos y crueles de gente que más parecen matones sin escrúpulos como Rafael Hernando o simples majaderos con serrín en la cabeza como Pablo Casado.

Me dejo otros casos. Sirvan estos para iniciar un recordatorio de forma que, según se aclara cómo los integrantes de la banda de ladrones lleva años saqueando el país, pueda verse también, con qué desprecio tratan a las víctimas.

A esta gente es a la que el PSOE de los golpistas y la caudilla Díaz ha entregado de nuevo el gobierno de España y, si pudieran, volverían a hacerlo.

diumenge, 2 d’abril del 2017

La caudilla y los menestrales

La candidatura de Susana Díaz toma caracteres cada vez más caudillistas. Este unánime cierre de filas en su apoyo de todos los barones, baronets, cuadros, cargos públicos, funcionarios del partido y distinguidos jubilados con mayor o menor veteranía es la prueba más evidente a contrario de que la candidatura de Sánchez es la de la militancia.  Los de abajo contra los de arriba, como se predica ahora en círculos de la "nueva política". No la candidatura del "afuereño", según vienen insinuando todas las instancias oficiales del partido, sesgadas en favor de su caudilla y en contra de Sánchez. Dicho en otros términos, se trata de la candidatura de quienes viven del PSOE frente a la de quienes viven con y para el PSOE. 

Desde luego, estas primarias son decisivas para los socialistas. En las anteriores elecciones internas hubo momentos de tensión, pero se producían siempre sobre una acuerdo básico en el modelo de partido y el modelo político que el partido proponía.

Tal no es el caso hoy. La discrepancia es profunda. Díaz representa un proyecto populista, esto es, un discurso de izquierda para una práctica de derecha. El discurso de Sánchez, en cambio, quiere ser escuetamente de izquierda en la teoría y la práctica. El primero, el populista, tiene escaso éxito entre los militantes y es acogido con resignación por la baronía, un poco asustada por el caudillismo que ella misma ha propiciado. El segundo, el de izquierda, enciende a la militancia y pone de los nervios a la baronía que ve peligrar sus canonjías, puestos, cargos y nóminas. 

Pero, por muchos nervios que haya, se deben contener, sobre todo para no hacer el ridículo. La parcialidad absoluta de la junta gestora y del aparato del partido en favor de la candidatura de Díaz especialmente en Andalucía es abrumadora. Si los escrúpulos no la obligan a rectificar es porque considera su comportamiento legítimo. Cosa nada de extrañar en quien comenzó esta peripecia perpetrando un golpe de mano para defenestrar al SG elegido por la militancia y lleva toda la vida entregada al medro personal en los complicados vericuetos de un partido tan identificado con las instituciones que administra desde hace 40 años en Andalucía que parece un PRI bético. 

El problema es si, al ver que la parcialidad no es suficiente para ganar las primarias y habiéndole cogido gusto al expeditivo método, los conjurados deciden defenestrar por segunda vez al exsecretario general con cualquier pretexto estatutario, cuanta habida de que ni con todo el aparato a su servicio consigue hacer que la candidatura de la caudilla levante la mitad de ánimo que la de su rival.

Mientras tanto, sería bueno que elecciones se celebraran con juego limpio. La junta gestora debe dar a conocer los gastos de la candidatura de Díaz y cómo se sufragan, desde el primero de todos, la convocatoria de alcaldes de Abel Caballero hasta el último, como han hecho los otros candidatos. No hacerlo debiera descalificarla.

También sería bueno que los barones, paniaguados diversos, cargos institucionales y demás personal incrustado en el organigrama del partido dejaran de cargar directamente o indirectamente contra el ex-secretario general. Quizá les convenga saber que cuanto más abusan de su posición, más inquina despiertan entre las bases que tienen un objetivo encomiable: devolver al defenestrado al puesto que le corresponde y del que fue privado por una maniobra y una triquiñuela harto vergonzosas.

Hoy, Palinuro en la IV Fira de Torrelameu

Torrelameu es un pueblo de Lleida, a 14 kms de la capital que celebra este fin de semana su 4ª feria de la República Catalana. La inauguró ayer Lluís Llach y la clausuramos hoy Antonio Baños y un servidor sobre las 12:00. Los dos invitados a presentar nuestros respectivos últimos libros, el de Antonio, La República Possible y el mío, La República catalana, ambos editados por Ara Llibres.

Hay una curiosa semicoincidencia en los títulos, producto de nuestra común convicción republicana. No es mi único punto de concidencia con Antonio que encabezaba la lista de la CUP en las elecciones de 2015 en la que me incluían también en el muy simbólico último lugar, aunque tampoco pudo ser porque la junta electoral lo impidió por falta del requisito de empadronamiento. Y tenemos, creo, otros puntos de coincidencia, pero este es el más relevante, dado que venimos una feria republicana. Los libros, además, son relativamente complementarios. El mío versa sobre la situación actual, cómo se ha llegado aquí y cómo, a partir de aquí, los catalanes pueden alcanzar su república. El de Antonio arranca una vez proclamada la República catalana. El mío va del presente; el suyo, del futuro. Del futuro de este presente concreto. En tal sentido, podría calificarse de una utopía y, con mayor exactitud, una ucronía porque el lugar, Cataluña, está. Lo que no está es el tiempo que aún tiene que llegar. La República catalana sale de la cabeza de Baños casi como Palas de la de Zeus. Digo casi porque no viene armada ya que si no yerro, nada se dice de un ejército catalán. Ni de algunas otras cosas que los autores al uso suelen tratar en los proyectos de organización política. Porque La República possible es una república catalana, pero de Antonio Baños, una república personalísima. Cuando los intelectuales imaginan proyectos políticos se les ocurren cosas ingeniosas. En la Constitución del Estado Libre de Fiume, que redactó D'Annunzio en 1919 para la ciudad que conquistó al frente de los Arditti, se declaraba la música una institución básica del Estado porque, decía el poeta, "No es noble una raza por crear un Dios a su imagen, sino por crear una canción para rendirle homenaje". Así, Baños, que propone no declarar ninguna lengua oficial de la República catalana. Se diría que proyecta una especie de torre de Babel ordenada con un criterio libertario.

Mi caso es más simple. Me gustaría ver una República española, pero no tengo nada contra una catalana apoyada por la mayoría de la población. Me temo que la segunda es más probable que la primera.

dissabte, 1 d’abril del 2017

Las izquierdas y el unicornio

Los partidos de la izquierda son muy variados, tienen orígenes distintos, formas de organizarse diversas y, los de ahora, echan imaginación al asunto y se adjudican nombres infrecuentes: Podemos, En común, En Marea, Compromís. Los otros, los viejos, el PSOE y el PCE tienen nombres clásicos que tampoco dejan mucho campo a la fantasía: Partido Comunista Democrático, por ejemplo, suena como una broma y Partido Socialista Español parecería una traición a ese núcleo obrero que ya no pinta mucho en un partido tan institucionalizado, pero sigue existiendo.

El caso es que, aun con estas diversificaciones, con esta realidad magmática de las izquierdas, todas ellas tienen dos elementos en común: 1) se llevan a matar entre sí y 2) se pasan el día hablando de unidad. Respecto a cómo incide en la práctica real la presente bronca del PSOE diremos algo mañana cuando se sepa qué ha decidido el Comité Federal y tengamos alguna pista sobre si la caudilla Díaz piensa presentar las cuentas de sus gastos.

De momento hacemos alto en el camino a ver qué se cuece en el pandemónium que tiene organizado Podemos con sus tres listas (pablistas, errejonistas y fachinistas) con las que concurre, en encomiable espíritu unitario, al órgano dirigente de los Comuns que lideran Colau y Domènech, cuyas relaciones con la sede central de Podemos son problemáticas. La espantada de Dante Fachín pone la peripecia catalana en situación similar a la de En Marea hace unas fechas. Los podemistas gallegos se negaron a integrarse y la epifanía repentina de Pablo Iglesias los recondujo al redil. Pero eso es muy difícil en Cataluña, por no decir, imposible. Hasta el punto de que el reportaje de El Confidencial da por desaparecido a Podemos en Cataluña. Quizá sea prematuro, pero ese camino lleva por los dos atajos de toda izquierda española: el atajo de sus permanentes peleas internas y el atajo de su falta de comprensión de la realidad fundamentalmente fragmentada de España. Creyeron que bastaba hacer concesiones de boquilla a las izquierdas nacionalistas, como suele suceder en la Meseta, y todo se arreglaría. No es así ni lo será nunca.

Es muy de sañalar cómo, al comienzo de su fulgurante andadura, Podemos trajo un discurso que pretendía innovador por consistir en una mezcla de conceptos gramscianos y del neopopulismo de Laclau. ¿Qué se quería conseguir con esto? Un bloque mayoritario nacional-popular capaz de ganar elecciones. La expresión más de moda llegó a ser "construir pueblo", como el que hace un dique. Héteme aquí, sin embargo, que la dura realidad no puso en tela de juicio la eficacia de ese "construir", sino el contenido del vocablo "pueblo", aquí y ahora. ¿De qué pueblo se habla? Y, ya puestos, ¿de qué nación?

Inventarse una nación española capaz de incluir a las otras de modo voluntario, supuesto que pudiera lograrse, no se hace de la noche a la mañana. Y menos a base de una consigna de vuelo teórico en otras latitudes e ignorando el sempiterno conflicto del país en los últimos ciento cincuenta años que raramente se reconoce en la historiografía oficial.

Pero tampoco sirve de nada seguir manteniendo la ilusión del partido-instrumento, unido y firme bajo la guía de un líder esclarecido, que recoge la tradición leninista que el actual secretario general alienta gracias a los consejos de sus asesores comunistas, Garzón, Monereo, Anguita. Ese partido neobolchevique en España es imposible y no porque el esclarecido líder sea el peor valorado sistemáticamente en todos los barómetros sino porque el carácter fragmentario, de mosaico, de la izquierda española lo impide. En Cataluña habrá Comuns; en Galicia, En Marea; en Madrid, Podemos (y no en todo Madrid; el ayuntamiento va por su cuenta); en Andalucía, algo distinto. Lo cual está muy bien para hacer justicia a estos pueblos tan variopintos, pero parece tener escasas perspectivas en unas elecciones generales como oferta unitaria.

Sí, la unión (o unidad, que hasta en eso discuten las izquierdas, como los dos conejos de la fábula) de la izquierda es muy deseable, absolutamente deseable. Y la tenemos ante nosotros, en el horizonte. 

Y ahí seguirá, como el unicornio.


Hoy, Palinuro en Igualada

Pues sí, en el Auditori Museu de la Pell, a las 11:30 del matí, continúa Palinuro con el discurso que comenzó ayer en Vilafranca, al que asistió mucha gente y fue un éxito. No hay vídeo porque la ANC ya no los hace de sus actos, para evitar luego represalias de las autoridades, al estilo de Santi Vidal. Prudente medida. No hay que facilitar las cosas al adversario

No se tenga cuidado de que, aunque se dé cierta coincidencia de títulos, la xerrada vaya a ser la misma. Ni hablar. Será una continuación y en buena medida versará sobre la muy interesante historia de por qué Madrid acabó siendo la capital de España y examinando qué consecuencias positivas y negativas (sobre todo, negativas), tuvo para la vertebración del país tan disparatada decisión y cómo el mantenimiento de esa decisión tuvo resultados nefastos para Cataluña que se mantienen al día de hoy. Porque aquella decisión no solamente afectaba a las cuestiones de preeminencia y boato -a las que los españoles son muy aficionados- sino también a asuntos de desarrollo e infraestructuras que coartan el desarrollo de los pueblos y sus culturas y economías.

Nada de extraño que la visión del procés desde Madrid sea extraordinariamente hostil.

Nos vemos en el Auditori bajo la ilustrada moderación de Jordi Còdol.

divendres, 31 de març del 2017

Votar en contra de uno mismo

El PP vota a favor de investigarse a sí mismo. O, mejor dicho, de que lo investiguen. Algo tan insólito que debe tener alguna explicación oculta. Simple, por lo demás. No podía parar la comisión de forma que no pierde nada votando a favor y, en cambio, gana al demostrar que cumple sus compromisos con C's. La contrapropuesta de investigar la financiación de todos los partidos no se ha tomado en consideración. Ni lo merecía.

Los diputados de la derecha no se ganan el jugoso sueldo que bien podría darles para pensar argumentos de más consistencia. Los de PNV lo han hecho votando también a favor, pero advirtiendo de que estas comisiones intrínsecamente políticas sobre asuntos que están en los tribunales pueden ser contraproducentes o, cuando menos, no servir para nada, salvo para alimentar la bronca parlamentaria. Desde luego, es mejor argumento, menos zafio que el de investigar a todos, pero tampoco satisfactorio. Lo político y lo judicial son dos ámbitos distintos y autónomos, y ambos públicos. Pueden coexistir y coexisten sin mayor problema. ¿Que en el curso de sus actuaciones un ámbito influya sobre otro? ¿Que lo manifestado en sede judicial tenga efecto también en sede parlamentaria y a la inversa? Sí, es obvio, pero ¿por qué ha de ser contraproducente o inútil? Los respectivos órganos toman sus decisiones en función de la información de que disponen y mientras dispongan de ella legalmente no ha de haber problema. El Parlamento no está solamente para acatar las decisiones de los tribunales (como ha sucedido con la expulsión de Homs), sino para consgeuir que no se produzcan. Pero ese es otro asunto.

Lo divertido del voto favorable no son estas abstrusas disquisiciones sino algo más sencillo, más gráfico y visual; es ver al PP votar a favor de que lo investiguen, cosa que aborrece. Y va a más, hasta lo grotesco: al formar parte de la comisión investigadora tendrá que investigarse a sí mismo, o doble aborrecimiento. 

Hace seis u ocho años, en célebre comparecencia pública con la entonces cúpula del PP, que ha sufrido no pocas bajas, Rajoy aseguraba que la Gürtel no era una trama del PP, sino una trama en contra del PP. En función de este criterio, la colaboración de este partido (por lo demás, a su vez, procesado como tal partido) con la administración de justicia ha estado bajo mínimos, por decirlo suavemente y que no sea necesario recordar cómo, harto de que le dieran largas, el juez hubo de ordenar a la policía judicial que entrara en la sede del PP a hacerse con el material o las pruebas que se necesitaran y que aquel no entregaba. 

Al votar a favor de la comisión, el PP tiene una oportunidad de oro para disipar maledicencias. Consiste en comparecer ante la comisión en la que está él mismo y cantar la gallina de la cruz a la fecha: la caja B de la que, al parecer, salía la financiación ilegal del partido y también los sobresueldos que los dirigentes llevaban años cobrando. Una caja B en la que confluían las  supuestas mordidas por los más variados negocios, escuelas, edificaciones, parques y jardines, contratas, licencias, mítines, actos públicos, inauguraciones, todo.

Y de ahí puede seguirse que el presidente Rajoy sea llamado a comparecer bien en sede parlamentaria bien en la judicial o en ambas. 

Si votaron a favor, sería con todas sus consecuencias. 

Hoy, Palinuro en Vilafranca del Penedès

Hoy por la tarde Palinuro estará en Vilafranca del Penedès, invitado por los amigos de la ANC en el contexto de las actividades de Fem Futur. Se trata de una charla sobre el espinoso asunto del título: cómo se ve el proceso independentista catalán desde España. Si alguna vez estuvo justificado que retornáramos a la vieja denominación de las Españas, sería esta porque, no hay una única versión sobre el tema, sino varias. Y enfrentadas. Y tambien son distintas las versiones, según qué grupo las adopte dentro de una misma parte de España. 

En general, la opinión pública, movida o manipulada por unos medios de comunicación que son mayoritariamente nacionalistas españoles, es negativa. Empezó siendo de ignorancia. Cuando, a raíz de la sentencia del Tribunal Constitucional de mayo de 2010, que daba la puntilla al proyecto de reforma del Estatut de 2006, tomó un nuevo impulso el independentismo que ya no pararía de crecer hasta el día de hoy, siguiendo inveterada costumbre, los medios y los políticos españoles fueron incapaces de calibrar la importancia de este movimiento. Y eso suponiendo que lo intentaran, pues es tal la animadversión a Cataluña de las clases dominantes, la oligarquía tradicional con sus implantes catalanes que normalmente ni se enteran de lo que pasa en el Principado, lo ignoran o lo desprecian. 

De tal modo, cuando el movimiento ha tomado ya un sesgo imparable, con una hoja de ruta a la que le quedan seis meses, el nacionalismo español (el político de derechas o izquierdas, el mediático, el empresarial), ya no se puede ignorar se ha formado un frente nacional de ataque a Cataluña: la mayoría de los catalanes no quiere la independencia, los Pujol son unos presuntos corruptos, Mas es un psicópata, Puigdemont y Junqueras, dos politicastros, el independentismo es nazismo, Cataluña independiente quedará fuera del planeta tierra, la generalitat incumple la ley, el referéndum es antidemocrático, etc., etc. Es difícil saber cuánta gente cree semejantes paparruchas, pero es la mayoría de la opinión publicada.

Por cierto, hay otras Españas. Los de Podemos, en principio, aceptan el referéndum, aunque solo si es pactado. De sobra saben que el Estado español no lo pactará. Pero algo es algo. También saben en JxS que no habrá pacto, pero están obligados a pedirlo. Y lo mismo debiera hacer la candidatura de Sánchez si quiere instalarse en la izquierda y diferenciarse del nacionalismo español de pandereta y cabra de la legión de la caudilla Díaz. 

Y también hay algunos otros españoles que, sin renunciar a su condición de españoles, apoyan el derecho a decidir de los catalanes y un referéndum pactado. Pero, si no hay pacto, un referéndum unilateral. Pero esos, me temo, se cuentan con los dedos de una mano.

En fin, hoy ens veiem, a las 20:00 en el Forum Berger Balaguer, Rambla de Nuestra Senyora, 6. Vilafranca.

dijous, 30 de març del 2017

Tangentopoli

Ayer era Mahagonny; hoy, Tangentopoli, el nombre que se dio al proceso de Mani Pulite en los años 90 en Italia en el que los jueces pusieron al descubierto una ingente trama de corrupción en Italia que afectaba a todos los partidos y un buen puñado de empresarios durante años. Se llamó a declarar a unos 4.000 políticos y los procesos dejaron claro que el sistema italiano estaba podrido. Era algo que sabía todo el mundo, pero los tribunales aportaron las pruebas. De hecho, el comienzo fue la detención de un capitoste del Partido Socialista, Mario Chiesa, en el momento de recibir un soborno de siete millones de liras. Así se abrió una crisis de la República que en realidad dura hasta hoy.

España, Madrid, sigue los mismos pasos. La Gürtel, la Púnica, agotarán los nombres de ciudades corrompidas y acabarán en Sodoma y Gomorra cosa que, según se sabe en qué empleaban los gurtélidos y púnicos sus beneficios, es muy posible. Juego, bebidas, comilonas, putitas de confianza. Es raro que no haya caído todavía una lluvia de azufre y fuego, o quizá lo haga en diferido.

A lo largo de su vistosa carrera politica, Esperanza Aguirre que, a veces, se pone en plan polémico solía rechazar lo que ella suponía que era la pretensión de la izquierda de poseer una superioridad moral. Tenía razón. Más de la que ella suponía. No parece que la izquierda pierda el tiempo sosteniendo esa tontería de la "superioridad moral", aunque siempre habrá alguno que lo haga. No existe la "superioridad moral". Existe la moral a secas. Y la inferioridad moral. El que miente, roba, abusa, despilfarra, soborna, falsea y, en general, delinque, está por debajo de la moral. Lo suyo es inferioridad moral frente a la moral sin más. Así, Aguirre se enfurece frente a la inexistente pretensión de superioridad moral de la izquierda porque ella tiene conciencia de su inferioridad. Es un punto de vista que la traiciona. Tanto como su modo de aparcar.

Durante su largo mandato, el gobierno de Aguirre no fue otra cosa que un patio de Monipodio de una corrupción bestial y descarada con los episodios más rocambolescos que quepa imaginar, como el caso de la Gestapillo o el del evanescente ático de Ignacio González, sucesor de Aguirre al frente de esta presunta banda organizada para delinquir. Hasta ahora y tras haber dimitido asegurando que se retiraba de la política, Aguirre ha salido personalmente indemne de las acusaciones de la red corrupta en su entorno. Comenzó afirmando que solo un par de nombramientos suyos le habían "salido rana" y un par de años después resulta que su mandato fue una charca rebosante de batracios.

Pero los últimos dscubrimientos en el proceso parecen involucrarla en la financiación ilegal de sus campañas electorales por cantidades abultadas. Millones de euros en dinero negro para que la lideresa obtuviera aquellas mayorías absolutas, como las de Rita Barberá en Valencia. Elecciones ganadas con trampa. Lo lógico sería anularlas, como se anulan las victorias de los atletas que se dopan.

Sin embargo, aquí, salvo los que ya están en la cárcel, no dimite nadie. Ni siquiera el presidente de Murcia. Tampoco Aguirre, literalmente hundida en la Gürtel que sostiene haber destapado. Y mucho menos, Rajoy, responsable político de este gatuperio.

Mañana, Palinuro en Vilafranca

Mañana por la tarde Palinuro estará en Vilafranca del Penedès, invitado por los amigos de la ANC en el contexto de las actividades de Fem Futur. Se trata de una charla sobre el espinoso asunto del título: cómo se ve el proceso independentista catalán desde España. Si alguna vez estuvo justificado que retornáramos a la vieja denominación de las Españas, sería esta porque, no hay una única versión sobre el tema, sino varias. Y enfrentadas. Y tambien son distintas las versiones, según qué grupo las adopte dentro de una misma parte de España. 

En general, la opinión pública, movida o manipulada por unos medios de comunicación que son mayoritariamente nacionalistas españoles es negativa. Empezó siendo de ignorancia. Cuando, a raíz de la sentencia del Tribunal Constitucional de mayo de 2010, que daba la puntilla al proyecto de reforma del Estatut de 2006, tomó un nuevo impulso el independentismo que ya no pararía de crecer hasta el día de hoy, siguiendo inveterada costumbre, los medios y los políticos españoles fueron incapaces de calibrar la importancia de este movimiento. Y eso suponiendo que lo intentaran, pues es tal la animadversión a Cataluña de las clases dominantes, la oligarquía tradicional con sus implantes catalanes que normalmente ni se enteran de lo que pasa en el Principado, lo ignoran o lo desprecian. 

De tal modo, cuando el movimiento ha tomado ya un sesgo imparable, con una hoja de ruta a la que le quedan seis meses, el nacionalismo español (el político de derechas o izquierdas, el mediático, el empresarial), ya no se puede ignorar se ha formado un frente nacional de ataque a Cataluña: la mayoría de los catalanes no quiere la independencia, los Pujol son unos presuntos corruptos, Mas es un psicópata, Puigdemont y Junqueras, dos politicastros, el independentismo es nazismo, Cataluña independiente quedará fuera del planeta tierra, la generalitat incumple la ley, el referéndum es antidemocrático, etc., etc. Es difícil saber cuánta gente cree semejantes paparruchas, pero es la mayoría de la opinión publicada.

Por cierto, hay otras Españas. Los de Podemos, en principio, aceptan el referéndum, aunque solo si es pactado. De sobra saben que el Estado español no lo pactará. Pero algo es algo. También saben en JxS que no habrá pacto, pero están obligados a pedirlo. Y lo mismo debiera hacer la candidatura de Sánchez si quiere instalarse en la izquierda y diferenciarse del nacionalismo español de pandereta y cabra de la legión de la caudilla Díaz. 

Y también hay algunos otros españoles que, sin renunciar a su condición de españoles, apoyan el derecho a decidir de los catalanes y un referéndum pactado. Pero, si no hay pacto, un referéndum unilateral. Pero esos, me temo, se cuentan con los dedos de una mano.

En fin, mañana ens veiem, a las 20:00 en el Forum Berger Balaguer, Rambla de Nuestra Senyora, 6. Vilafranca.

dimecres, 29 de març del 2017

Mahagonny

La trifulca interna del PSOE está tan animada que monopoliza la atención pública en detrimento de otras noticias no menos interesantes y hasta más significativas. Además, hay que dar tiempo a los socialistas a comenzar alguna otra querella formal que, en el fondo, solo oculta la inquina del aparato y sus excrecencias a la candidatura del aguafiestas que, no contento con no morirse, regresa a la cabeza de una oleada democrática de regeneración. Así que, por esta vez, no hablaremos del PSOE. Aunque hay algo, una intuición, que puede salir aquí: viendo el vídeo de la exaltación de la caudilla en el Ifema, ¿me lo parece a mí o los rostros de la vieja guardia -González, Guerra, Rubalcaba- más apropiados eran para un funeral? Allí solo se reía y batía palmas contentísimo Zapatero.

Tanto hablar del PSOE en realidad escamotea a la opinión pública el espectáculo del PP y sus líderes y lideresas chapoteando en el cieno de la corrupción de tribunal en tribunal. Lo que la tupida red de procesos en marcha revela es una estructura de gobierno a todos sus niveles, estatal, autonómico y local basada en la corrupción. Un compadreo frenético de empresarios sin escrúpulos, políticos venales y funcionarios corruptos (siempre y en todos los casos con las correspondientes excepciones) ha dado lugar a una situación que parece calcada de la ciudad de Mahagonny, de la ópera de Brecht/Weil. El gobierno de la derecha, especialmente en Madrid y Valencia y, por supuesto, por doquier, ha aplicado una filosofía neoliberal de privatizaciones y mercado libre. El reinado del capitalismo sin obstáculos, que es más eficaz y en donde, a la larga se está mejor, porque el capitalismo es un sistema que vive de satisfacer las necesidades de la gente.

Es exactamente lo mismo que dicen los criminales que montan la ciudad de Mahagonny y acaba convertida en la ciudad del robo, el crimen y el pillaje. La justicia la administran los criminales y el peor delito, castigado con la muerte, es ser pobre. Capitalismo en estado puro que la obra de los alemanes sitúa en algún lugar de los Estados Unidos (la increíble Canción de Alabama quizá sea un indicativo, aunque no estoy seguro) y retrataba la época de la República de Weimar. Y cualquier otro tiempo y lugar en el que el capital captura el Estado. Se predica libre mercado, juego limpio, competencia, abstención del Estado y se tiene corrupción, compadreo, capitalismo de amiguetes, saqueo de los bienes públicos, expolio del erario y, por supuesto, explotación feroz del trabajo.

Mahagonny, o sea, Madrid. Un lugar en el que, al parecer, todos los actos públicos del tipo que fueran se tramitaban por circuitos mafiosos de unas u otras mafias, apaños o tramas. Con un montón de empresarios en el ajo del enriquecimiento ilícito y la financiación ilegal. Y con un partido que parece haber ido consiguiendo sus apabullantes victorias electorales a base de financiación de este tipo. Con este modus operandi de las administraciones públicas es fácil imaginar qué hubiera pasado si sale adelante el proyecto Eurovegas. Mahagonny.

Y luego vienen las peripecias personales de quienes están inmersos en este increíble episodio que sin duda recibirá un nombre en la historia, algo así como los años del saqueo o el país de la mamandurria. Son las que los medios más señalan y los menos interesantes. Aunque hay que reconocer a Aguirre un plus de sandunguera personalidad con tronío de alta cuna que la hace sobresalir por encima de esa recua de implicados, imputados, salpicados o concernidos por su desparpajo. Aunque últimamente está perdiendo brillo y nervio. Desde aquellos felices tiempos en que presumía de haber sido ella quien destapó la Gürtel hasta el día de hoy, en que no quiere que le hagan preguntas los periodistas sobre ciertos temas que pudieran relacionarla, si no con la Gürtel, sí con la Púnica, que es su franquicia, ha habido muchas ruedas de prensa, muchas televisiones, radios, entrevistas. Es para agotar a cualquiera. Igual que sucede con los periodistas, cuando la noticia es el propio político, malo.

Pase lo que pase en Cataluña


Todo el mundo sabe que este gobierno, por debajo de toda sospecha, y sostenido por el partido más corrupto de la historia de España, no tiene vergüenza. Esa feliz carencia permite a su presidente presentarse en Cataluña con un cesto de promesas iguales a los abalorios con los que los conquistadores engañaban a los indios y les robaban el oro. Lo mismo. Pero los catalanes no son indios y todo el mundo tiene calada a esta tropa de embusteros compulsivos. Precisamente ayer mismo publicaban Puigdemont y Junqueras -que parecen haberse convertido en pareja literaria, al estilo de los hermanos Goncourt- una artículo en El Periódico, Cataluña, Estado por el progreso en el que, por debajo de la ambigüedad del título, dejan claro que la historia de las promesas del Estado en Cataluña es una de incumplimiento tan sistemático que parece una tomadura de pelo. Sostienen que Rajoy solo sería creíble si ofreciera una cláusula contra el incumplimiento. Y lo mismo decía la portavoz del gobierno, Neus Munté. Además de las promesas de abalorios y espejuelos, los gobernantes traen un mensaje envenenado que, como siempre, corre a cargo de la ratita hacendosa, quien aprovechó el tiempo en Barcelona para adoctrinar a sus periodistas unionistas en los medios. El mensaje: separaos de la CUP, que son unos radicales y hablaremos de todo. Obvio. La táctica imperial de siempre: dividir a quienes protestan. Sobre esto, mi artículo de elMón.cat de hoy. Si el bloque independentista cede, será el fin del referéndum y el comienzo de la venganza del nacionalismo español que Puigdemont vaticinaba hace unos días.


Aquí, la versión castellana del artículo:

Pase lo que pase

A veces, los diálogos son esquinados, no directos y muy poco platónicos. Han sido años de desencuentros, de enfrentamientos entre un gobierno anticatalán en España y uno independentista en Cataluña que han llevado al conjunto del Estado a una situación límite. Ahora, cuando las famosas 46 reclamaciones de Puigdemont fueron rechazadas por Rajoy y la hoja de ruta lleva 2/3 de andadura hacia el referéndum y la posible independencia, una carta conjunta de Puigdemont y Junqueras en El País, que gane el diálogo, que las urnas decidan, con apariencia de ultimátum, pide al gobierno central un referéndum pactado como el escocés y avisa de que, en cualquier caso, el referéndum se celebrará, sí o sí.

El gobierno español no respondió, aunque su vicepresidenta reiteró que no habría referéndum de modo alguno y, para lo demás, disposición al diálogo. El principal partido de la oposición, PSOE, por boca de su comisión gestora provisional pide a La Moncloa que se negocien 45 de las 46 reclamaciones y el referéndum quede fuera. Ese parece, pues, ser el punto de encuentro del nacionalismo español frente al catalán, presidido por un saber convencional mesetario muy arraigado: los catalanes amenazan, pero, si se les ofrecen unas cuantas inversiones –de esas que el Estado lleva negándoles sistemáticamente desde hace años o incumpliendo en sus promesas (que es lo mismo)- se apaciguan y se avienen a razones.

Avenirse a razones, en Román paladino es que se olviden del referéndum y la independencia y que acepten los abalorios que la autoridad central aporta.

Con ese espíritu se persona Rajoy en Barcelona. El mismo Rajoy que pidió –y consiguió- cuatro millones de firmas “contra Cataluña”, el que se negó a todo diálogo con el independentismo, el que reformó el Tribunal Constitucional para usarlo como una porra contra el proceso, el que azuzó a la fiscalía para procesar a los dirigentes y representantes populares catalanes. Nada de eso importa, piensa el hombre, porque trae un cesto cargado de millones para invertir en infraestructuras negados durante años y los catalanes, como siempre, volverán a aceptar vagas promesas a cambio de abandonar la vía independentista.

Complementariamente, la vicepresidenta del gobierno y el aparato mediático de propaganda a sus órdenes trata de dividir el bloque independentista. Su idea es contentar a los sectores moderados (identificados con el PdCat y el empresariado catalán) con sus sempiternas promesas y enfrentarlos con el ala más radical del independentismo, la CUP. Argumenta que es una minoría radical perjudicial para Cataluña y no menciona que, radical o no radical, sin el apoyo de la CUP, el gobierno independentista tiene las horas contadas. Y de eso se trata: de derribar ese gobierno y forzar unas nuevas elecciones que terminarían con la hoja de ruta.

Es una operación de compraventa en la que, como siempre, la compra será todo y la venta, nada.

Rajoy ha declamado su política de aparente generosidad ante un auditorio bastante entregado, aunque semivacío, sin asistencia de ningún miembro del gobierno catalán, en justa correspondencia a los desaires que los catalanes reciben cuando van a Madrid. Varios empresarios y correligionarios ideológicos y algunos curiosos interesados del ámbito municipal. Los independentistas le han dejado tiempo para leer un artículo publicado en El periódico, Catalunya, Estado por el progreso, en el que aclaran la ambigüedad del título. Su punto central, sostenido luego por Neus Munté, portavoz del govern, es que las promesas de inversiones ya no engañan a nadie, que carecen de credibilidad y, por tanto, ya no son suficientes para detener la hoja de ruta, que es su único objetivo. Añaden los autores que, en tanto la situación siga siendo la que es, atenderán a las promesas de inversiones del gobierno español, siempre injustamente postergadas o negadas. Reiteran que pase lo que pase (una nueva ambigüedad que enlaza con el título), serán responsables en la administración de los recursos que reciban. Son consideraciones fundamentalmente dirigidas al empresariado catalán, inquieto por el efecto del choque de trenes en las cuentas de resultados. Pero dejan abierta una duda que puede tener consecuencias explosivas: ¿y si esta vez las promesas se cumplen y el gobierno central acepta la cláusula “anticumplimiento” que pide Munté? ¿Se desactiva el proceso? ¿Qué hay del referéndum?

Es cuestión que afecta directamente al apoyo de la CUP al gobierno de la Generalitat. A primera vista este tiene una difícil tarea: navegar un curso propio entre la Escila de vender el referéndum por un cesto de promesas de inversiones del gobierno central y la Caribdis de realizar el referéndum a toda costa que exige la CUP y abre un periodo de incertidumbre alimentado por las apenas veladas amenazas de Rajoy.

La CUP no es solamente un aliado incómodo. También es una buena ayuda para seguir negociando con el gobierno central el referéndum, al que no afectará en absoluto que, además, por fin, ese gobierno cumpla sus compromisos anteriores con Cataluña.

Algo debe quedar claro: si el gobierno central consigue enfrentar a la CUP con JxS a cuenta de las promesas y el referéndum, no habrá referéndum, las promesas quedarán como siempre en nada y los procesados seguirán siendo procesados.

Y se cumplirá el vaticinio de Puigdemont de la venganza del Estado.

dimarts, 28 de març del 2017

El PSOE es mucho PSOE hasta para sí mismo

El PSOE es un partido más que centenario por algún motivo. Desde el principio funcionó como una asociación especial, dentro de un espíritu de la izquierda de fines del XIX y primeros del XX. Un espiritu de solidaridad, compañerismo, muy próximo a las "cajas de resistencia" de los sindicatos, necesario para sobrevivir en un entorno hostil; un espíritu casi familiar que se ha ido perpetuando a lo largo de este siglo y pico de vicisitudes de todo tipo. Eso da una organización peculiar con una forma de militancia sin parecido en los demás partidos. Tiene algo de comunitario. En la famosa dicotomía de F. Tönnies entre comunidad y sociedad, cae más del lado de la comunidad, un lugar en donde se tiene en cuenta a las personas, en donde se ha postulado una forma especial de humanismo, de la mano de Fernando de los Ríos. En gran medida es un espíritu familiar porque, en muchos casos, la militancia se trae de familia, como tradición. De ahí que el distanciamiento actual de la juventud (los padres son socialistas y los hijos votan a Podemos) sea especialmente doloroso.

Doloroso pero comprensible porque, de un tiempo a esta parte (de bastante tiempo) el PSOE ha perdido aquel espíritu. Para no andarnos con monsergas de si fue Zapatero I o Zapatero II o Rubalcaba o Sánchez o no-Sanchez, o incluso antes, vamos a ceñirnos a estas primarias y su desencadenante.

A lo largo de su historia, el PSOE ha vivido momentos muy difíciles, a veces a vida o muerte. Pero el golpe de mano del 1º de octubre pertenece a otro género de cosas, otra forma de actuar, otro espíritu. Un grupo de conspiradores, basándose en suposiciones y sospechas de que Sánchez fuera a pactar con Podemos o los indepes catalanes, monta un golpe palaciego mediante una maniobra bastante indigna y defenestra al SG elegido por las bases. Ni la forma ni el fondo del hecho son socialistas. El fondo es una mentalidad de derechas de nacionalismo español a ultranza mucho más afín al PP que al PSOE; esto es, la mentalidad de Rubalcaba. La forma es la de los profesionales de las organizaciones, a los que da igual en la que estén porque lo que hacen es aprovechar sus reglas internas para trepar ellos a los puesto de poder; o sea la mentalidad de Susana Díaz.

Y todo al servicio de un golpe preventivo, la forma más agresiva e inmunda de proceder. Definitivamente, ese golpe rompió aquel espíritu porque pertenece a un mundo distinto, el de la derecha sin escrúpulos. Así pues, la indigna defenestración de Sánchez por órdenes de la presidenta andaluza, ("lo quiero muerto"), incendió las bases, la militancia, que se sintió estafada y reaccionó en honor a ese espíritu humanista que ha heredado. No lo esperaban los golpistas. No lo esperaba la junta gestora que nombraron estos entre sus fieles con la tarea de preparar la llegada triunfal de la caudilla Díaz, probablemente sin necesidad de primarias. 

No ha sido así a causa de la rebelión democrática de las bases, que han aupado al defenestrado Sánchez en un noble gesto de reparación por la injusticia sufrida, dándole un impulso moral que su adversaria jamás podrá alcanzar. Y, a partir de aquí, cada cual ha sido leal a su papel hasta lo increíble. Díaz es una política profesional de corte populista, regate corto, escasas ideas y mucho sentido folclórico-mediático. De hecho, el discurso que infligió a la audiencia en el Ifema fue una lamentable serie de topicazos, frases hechas, latiguillos y vaciedades que debieran haber avergonzado a las viejas glorias que se llevó de claque si les quedara algo de vergüenza.

El caudillismo de Díaz se ejerce a través de ese pintoresco órgano provisional, llamado comisión gestora que no es otra cosa que un comité de acción, justificación y propaganda de Díaz. Su presidente, Fernández, se pasa el día deslegitimando la candidatura de Sánchez y mintiendo para ello de paso al insinuar que este quiere un partido asambleario en imitación a Podemos. Vuelve de nuevo la acusación del principio, de un PSOE subalterno de Podemos, formulada por unas gentes que lo han hecho subalterno del PP. A esa evidente parcialidad y animosidad antisanchista se añade que el segundo de la junta gestora es la mano derecha de Díaz, con lo que no hace falta decir nada más, salvo asombrarse de cómo puede llegarse a tamaño desafuero de tener un órgano que ha de arbitrar una contienda electoral descaradamente al servicio de una de las partes. Tan a su servicio que hasta el trabajo sucio le hace: tras pedir claridad en las cuentas y sugerir malévolamente que Sánchez se financia ilegalmente, resulta que la única candidatura que no ha aclarado en público su contabilidad y está bajo vehemente sospecha de valerse del aparato y sus medios para su campaña es la de Díaz.

Estas y otras muchas maniobras de juego sucio (la presencia de la caudilla en las redes es muy baja, pero compensa llenándolas de bots) prueban que estos golpistas han roto aquel espíritu de familia, el respeto al otro, el humanismo de la tradición para implantar las reglas del poder, la ambición, el clientelismo y los intereses creados. Nada de extraño que la militancia haya reaccionado como lo ha hecho. Las maniobras han provocado la indignación y esta ha encontrado un líder en momentáneo estado de postración, al que ha impulsado para dar la batalla por el espíritu socialista.

Para contrarrestar esta oleada, la gestora no ha tenido mejor idea que celebrar una especie de glorificación de la caudilla y presentarla con pompa y boato como la culminación de la historia contemporánea del PSOE desde la transición, arropada por su dirigentes vintage supuestamente más eficaces para mover los sentimientos de la militancia. Pero ni con esas. Lo que se vivió el domingo fue una ceremonia de zombies, ninguno de los cuales sabía bien qué píntaba allí, a consumir sus últimos hilillos de dignidad en apoyar a una huera oportunista. Y, para colmo, la ausencia de Griñán y Chaves, que debieran haber estado según la lógica de la comunidad familiar, demuestra a las claras que el aparente acto de recuperación sentimental del viejo PSOE era una maniobra fríamente calculada para engañar: González, sí; Zapatero, sí; Rubalcaba, sí; Chaves y Griñán, no, por si pringaban de corrupción. Bestial.

Me atrevería a decir que en el acto de glorificación, el tiro salió a la junta gestora por la culata. Como todo lo que hace. Lo único que ha conseguido es que la rebelión democrática se consolide porque ahora ya se tienen datos fehacientes para comparar. Y es demoledor: con todo el aparato a su servicio, los medios, los recursos del partido, los autobuses gratis, etc., Díaz reunió comparativamente menos gente en Madrid que Sánchez en Burjasot. Y si hablamos de discursos, la cuestión revienta. No hay comparación. La caudilla no tiene discurso, sino un repertorio de frases huecas. Se entiende. Para ella, su discurso es el que la gestora presentó como documento para el congreso en medio de las insinuaciones de mala baba contra Sánchez. Ella es la candidata del partido y el discurso del partido es el suyo. Algo intrínsecamente de derechas: apropiarse los símbolos, los relatos colectivos.

Frente a eso, Sánchez tiene un discurso. Está mejor o peor plasmado en el documento presentado en el Bellas Artes sobre la nueva socialdemocracia. Ahora, el destino le ha deparado la posibilidad de contrastarlo con la militancia durante unos meses. Una buena ocasión para acabar articulando un discurso completo, trabado, con respaldo suficiente y que, por lo tanto, ahora mismo está haciéndose. Cambiará algo, se perfilará mejor, a medida que vaya viendo la acogida que tienen las propuestas concretas. De momento, va calando, por poner un ejemplo, el propósito laico. En general, el programa se autotitula de izquierda e insiste en ese punto. 

Los adversarios de Sánchez, no necesariamente partidarios de Díaz, le reprochan inconsistencia en el pasado y falta de crédito en la actualidad, aunque reconocen que va entonando mucho con la militancia. Lógico, dicen, frente al discurso de todos los hombres de la presidenta solo cabe el de la militancia. En realidad, Sánchez está haciendo de necesidad virtud y eso, a los puristas siempre les parece sospechoso. Es más, el izquierdismo de Sánchez se interpreta echando mano del famoso caso del general Della Rovere. Yo mismo lo hacía al comienzo de esta rebelión. Pero la historia ha de entenderse hasta el final. Ciertamente, el primer Sánchez, el SG, era otra cosa. Como Emmanuelle Bardone también era otra cosa. Pero cuando Bardone, finalmente, se convierte en Della Rovere y afronta su destino, adquiere una calidad humana que podría ser, incluso, superior a la del verdadero Della Rovere. 

Y para aquellos que quieran razonamientos más teóricos y menos literarios, recuérdese la feliz idea de Hegel de la "astucia de la razón", una forma filosófica ilustrada de decir lo mismo que los cristianos de que "Dios escribe recto con renglones torcidos". Sánchez se ha puesto al frente de la manifestación, ha vinculado su destino a la militancia (como García Page parece haber vinculado el suyo al de Díaz), y en este momento es otra persona, no tan condicionada por su pasado como por su presente. Al igual que los demás, por supuesto. Pero compárense presentes: el de Díaz, el de Sánchez y el de López. Eso es lo que cuenta porque hay que elegir.

Eso y el recuerdo a Kant, rebotado luego por Isaiah Berlin, de que "de la madera torcida de la humanidad nunca ha salido nada recto".  

Lo cual no debe ser óbice para intentarlo.

dilluns, 27 de març del 2017

La candidata de la derecha

Con esta portada del ABC, prácticamente podría ahorrarme el post. La derecha quiere a la caudilla Díaz al frente del PSOE. Por Dios, España y su caudilla. Es su estilo, que conecta perfectamente con el de esta profesional sin escrúpulos de la política populista, que podría estar tan ricamente en el PP como suele estar en las procesiones de su tierra, llevando candelabros o lo que los curas le ordenen. 

En realidad, la maniobra es un poquito más sutil. La derecha sabe que, con la caudilla de SG, no habría alianza alguna de izquierda, con Podemos y, por lo tanto, la señora es la máxima garantía de que el PP pueda eternizarse en el poder. Que es de lo que se trata para todos: para el propio PP, para la Caudilla (cuyo objetivo verdadero no es ganar, sino salir cuanto antes de Andalucía, en donde la corrupción y su incompetencia van a comérsela) y, por supuesto, para el puñado de jubilados intrigantes y cascarrabias del PSOE que prefieren ver de SG a esta oportunista sin categoría que a uno con consistencia y claros propósitos de izquierda.

Algún día habrá que investigar qué sucedió para que todos los antiguos socialistas con mando se hayan pasado a la derecha más descarada y no se limiten ya a cobrar sus retiros dorados y otras canonjías a cuenta de los contribuyentes españoles sino que prediquen en contra de la izquierda. No es solamente la envidia que les produce que un hombre sin apoyos externos, sin más ayuda que la simpatía espontánea de la gente pueda derrotar a la caudilla. Sin duda hay también un fondo reaccionario de educación y de clase que les sale en su edad provecta porque nunca fueron muy consistentes, pero ahora se han revelado como lo que siempre fueron, unos sumisos a la derecha oligárquica española de toda la vida.

Eso es lo que explica que, aunque quizá no se les oculte el oportunismo descarado y la falta de inteligencia de la caudilla, la apoyen. Les preocupa más que el PSOE pueda echarse a la izquierda con Pedro Sánchez y ¿quién sabe? que a lo mejor el personal deje de hacerles un caso que no merecen por su  subalternidad y cobardía. Porque esa es la cuestión: su finalidad, como la de la Caudilla, es impedir un gobierno de izquierdas en España. Por eso no hablan nunca del ejemplo de Portugal. Lo ocultan. Defenestraron a Sánchez por intentar la unión de la izquierda, con la impagable ayuda de Pablo Iglesias que quería destruir el PSOE. Estos todos prefieren mil veces el gobierno de los neofranquistas al de la izquierda democrática. Iglesias también. 

Hace falta ser muy cínico y muy hipócrita para aplaudir el discurso repleto de lugares comunes, bobadas patrióticas y puras tonterías de la caudilla, incapaz de tener una sola idea que no sean consignas pueriles del tipo de "soy socialista por amor a España", que dan vergüenza. Frente a estos lamentables exabruptos de risa  que no han dado ni para titulares de la prensa adicta (excepto el ABC) no quieren ni oír el  discurso de izquierdas de Pedro Sánchez. Sin duda, este está en los comienzos y aun tiene que perfilarlo más, pero su alegato, cuando menos, contenía propuestas, ideas frente a las necedades de la andaluza ante un auditorio entregado de beneficiarios del PSOE

Añadase a ello la vergüenza que en cualquier persona de buena fe produjo el alarde de juego sucio, el abuso, el intento de apabullamiento del adversario del acto de exaltación de la Caudilla, con profusión de medios, el apoyo de los viejas glorias, los barones, todo el aparato del partido. Frente a eso, la candidatura de Sánchez,  en un lugar mucho más pequeño, con muchos menos medios fue más auténtica y su repercusión -incluso en los medios- muy superior a la de su adversaria.

Grave es que, a estas alturas -después de la confusa maniobra de la junta gestora de querer difamar la candidatura de Sánchez, insinuando que practica financiación ilegal- tanto López como Sánchez hayan hecho públicas sus cuentas, mientras que las de la Caudilla siguen siendo secretas. Sus trolls en las redes acusaban de difamadores a quienes queríamos saber cómo se financiaban los gastos inmensos de la caudilla (el Ifema vale una pasta) pero, al final, ha resultado que los difamadores eran ellos. Y peor que difamadores porque, mientras no se demuestre lo contrario, la campaña de la Caudilla está pagándola la junta gestora con los dineros del PSOE, es decir, con las cuotas de todos los militantes y los fondos públicos, que proceden del pago que hacemos todos los ciudadanos de los impuestos. 

O sea, un abuso y una presunta estafa que ya debiera estar en los tribunales. Y estos quieren regenerar el sistema político español y luchar contra la corrupción. Insisto, da verdadera pena cómo un antiguo partido de la izquierda trata de convertirse en subalterno de una de las derechas más clericales, corruptas y reaccionarias de Europa. 

diumenge, 26 de març del 2017

Se quiera o no, derecha/izquierda

El discurso de la gestora es netamente conservador. Su presidente, Fernández, habla de "moderación" y arremete contra las tendencias "asamblearias". Trata de hacer una amalgama con toda la izquierda, asimilando la candidatura de Sánchez a Podemos. Eso, para meter miedo. Lo mismo le pueden decir en su auditorio: que la candidatura de la caudilla Díaz es asimilabla al PP. De hecho, ese mensaje de "moderación" en las circunstancias actuales es lo que quiere decir.

El PSOE del aparato, el de los barones, las viejas glorias y muchos cargos electos padece un síndrome de Estocolmo con la derecha de raíz histórica, intensificado con lo que vive como el reto independentista. Es patente. Hace meses que Felipe González admitía la posibilidad e, incluso, recomendaba la conveniencia, de llegar a una gran coalición PSOE/PP. Como no es previsible que haya cambiado de parecer pues en nada se persevera más que en el error, si ahora apoya a Díaz es porque la supone capaz de llegar a un acuerdo de gran coalición con el PP.

La justificación de esa entrega es la cuestión catalana. Con el pretexto de que a la tal hay que oponer una unidad española, el PSOE se presta a secundar las políticas del PP que indefectiblemente llevarán a una escalada del conflicto por su carácter represivo. Ello significa que esta gestora, la caudilla y, en general quienes se hicieron con el poder en el golpe del 1º de octubre, renuncian a formular una alternativa de izquierda a esa cuestión catalana.

Para eso está, precisamente, la izquierda. Así que estas primarias se dirimen a la luz de la divisoria: izquierda/derecha que todo el mundo da por superada. Si triunfa la candidatura de Sánchez, a pesar del boicoteo que se le haga desde el aparato, se abrirá una oportunidad grande de que acabe fraguando una unión de la izquierda capaz de llegar al poder, como sucede en Portugal, caso del que el PSOE oficial no quiere hablar. Y por eso ataca a la izquierda de su propio partido y a Podemos.

Ver a los históricos del PSOE apoyando una candidatura populista, caudillista y patriótica da pena.

La locura simétrica

Gran ocasión de ver una retrospectiva completa de Escher. Única en verdad, porque no es frecuente, a pesar de su enorme popularidad. Son unas 170 piezas del grabador holandés distribuidas por las salas del palacio de Gaviria, en la madrileña calle del Arenal, muy cerca del callejón de San Ginés. Por cierto, el palacio está bastante abandonado, aunque con las imágenes de Escher y la abundancia de explicaciones que, imagino, soltarán la audioguías obligatorias con la entrada, eso casi no se nota.

La exposición, muy bien ordenada, sigue un orden cronológico, desde las primeras xilografías de paisajes hasta las últimas litografías de los años cincuenta/sesenta, con las perspectivas imposibles que lo hicieron mundialmente famoso, Ascendiendo y descendiendo, Convexo, cóncavo, Belvedere, Relatividad, Cascada, Otro mundo, todos los cuales se pueden admirar en la exposición. Y es una curiosa experiencia porque en todas ellas, que juegan con la convergencia de perspectivas con el punto de fuga, el cenit y el nadir, cuenta mucho la posición del espectador, si mira desde arriba o abajo o desde los lados. Caso típico, el Belvedere, juegos de simetrías cristalográficas que arrancan de un primer encuentro de Escher con el triángulo de Penrose al que, andando el tiempo, añadiría la fascinación con la cinta de Möbius. Aunque Escher decía ser profano en matemáticas, los matemáticos lo tenían en altísima estima y él trabajaba con ellos de mil amores. Es muy curiosa la historia de la litografía Galería de grabados, 1956, que el autor no terminó pues distorsiona la realidad de acuerdo con una pauta que no acierta a reproducir hasta el final, por lo cual dejó el centro en blanco y puso su firma. Casi 50 años después, dos profesores de matemáticas de la Universidad de Leyden, dieron con la solución al descubrir que Escher trabajaba con una cuadrícula que se reproducía a sí misma en espiral, con lo que terminaron el grabado en el centro. El llamado efecto "Droste", el de una imagen que se repite dentro de sí misma hasta el infinito.

Algunos trabajos con esferas, incluido el famoso autorretrato en una esfera, confirman la influencia del Parmigianino y su célebre autorretrato en un espejo cóncavo. Igual que algunas de las litografías de simetrias, traslaciones, reflexiones a voleo con escaleras, columnas, ventanas, barandas, puertas, suelos, techos y gentes subiendo y bajando al mismo tiempo recuerdan mucho las abrumadoras construcciones de Piranesi en las que, sin embargo, no suelen encontrarse figuras humanas.

Lo más interesante de la exposición a mi juicio es ver la profunda, subterránea influencia de la cultura árabe en la obra del holandés. Como buen artista flamenco, sintió el llamado de Italia y allí viajó y allí se instaló durante años, prendado, cómo no, de la luz, aunque también de la oscuridad, como se ve en la encantadora serie de "Roma nocturna". Pero lo que más le atraía era la arquitectura popular del sur, las casas morunas de la costa amalfitana. Se fue de Italia a Suiza cuando el fascismo se puso pesado, pero antes había hecho dos viajes a España, a la Alhambra. En el segundo se llevó todos los motivos ornamentales que encontró cuidadosamente copiados con ayuda de su mujer. En ellos había descubierto el secreto de la división regular del plano, el tema que le obsesionaba, a través de aquellas figuras geométricas que lo ocupaban todo rítmicamente y podían prolongarse el infinito. Y ahí nacieron las teselaciones, por las que llegó a adquirir gran fama, algunas de las cuales, como Día y noche (1938) es universalmente conocida. Su aportación fueron los seres vivos, patos, pájaros, peces, serpientes, camaleones, personas, que no figuraban en las teselaciones arábigas.

Pero eran tan simétricas como como aquellas. Esa es una de las razones por las que se suele considerar que Escher es demasiado frío, racional, con prurito de perfección, lo que parece poco propio del arte que es, básicamente, sentimiento. No obstante, lucen en la exposición dos teselaciones únicas, las llamadas rellenos del plano I y II, que carecen de simetría y de toda regularidad y, con todo, son teselaciones pero en las que el autor ha ido creando las formas una a una, sacándolas de su imaginación y sin guiarse por pauta regular alguna. No hace falta decir que atraen mucho más que las simétricas y producen el placer de ir descubriendo formas ocultas, un poco al modo que suele hacerse con los cuadros de otro flamenco famoso, el Bosco.

dissabte, 25 de març del 2017

Estos son mis poderes

El prometido acto apoteósico del próximo 26, domingo, en la capital del reino, con sus efluvios populistas y caudillistas es una exhibición que, si nos atenemos a la edad de los participantes, podemos calificar de "histórica" y solo quedaría por averiguar de qué edad de la historia. Sin duda, la foto no se ajusta enteramente a la noticia porque la de la noticia, claro, no se ha producido aún. Pero es de señalar el pundonor del medio que ha ido a buscar una que casi cubre los requisitos: están todos los que acudirán a la unción de la caudilla, excepto Guerra, sustituido por Elena Valenciano. Eran los tiempos de la feliz y tranquila secretaría general de Rubalcaba y Valenciano era entonces mano derecha de Rubalcaba y ahora cumple una función simbólica de añadir cuota imaginaria porque en la foto real habrá cuatro hombres y una mujer.

El equipo de comunicación de Díaz ya ronda las redes con las consignas de rigor. A lo mejor es su lectura la que impulsa a Zapatero a pedir que el debate salga de ellas y no una repentina e insospechada pasión por la censura. Aunque nunca se sabe. Este hombre es como un cañón giratorio. La consigna que juzgan más feliz es en el Ifema estará representado el pasado, el presente y el futuro del PSOE

La sociedad, dicen los teóricos, es un "espectáculo"; lo cual no es tan original. Ya la sociología funcionalista decía que tenemos "roles". Y no solo es espectáculo, sino "simulacro", al decir de otros teóricos. Pues sí, el acto anunciado de exaltación caudillesca tiene incluso algo de bufo. Esa consigna del pasado, el presente y el futuro delata tal falta de sensibilidad mezclada con tal arrogancia que resulta repulsiva. En efecto, en el Ifema estará arropando a Díaz el pasado del PSOE, esos cuatro "ex", González, Guerra, Zapatero y Rubalcaba a quienes, sin embargo, sienta muy mal que los llamen "pasado". Entre otras cosas porque, aunque lo son (y algunos son el pasado del pasado), no saben retirarse, como se dice sucede con los toreros. Y por ahí merodean, intrigan, se confabulan y, finalmente, se prestan a ser exhibidos como trofeos que prueban que el pasado del PSOE está firmemente a favor del presente, personificado en Díaz, y de su pretensión de convertirse en futuro que la consigna da también como presente, como futuro presente o presente futuro.

Muy en el estilo de los oscars, la gala tendrá después premio a los efectos especiales, provistos por la junta gestora que traerá el proyecto de ponencia que se presentará en el congreso próximo a mayor gloria de la secretaria general in pectore.

El mismo día 26 celebra Sánchez un acto en Valencia. Las comparaciones serán inevitables. La abundancia de estrellas y astros en el de Díaz y su ausencia en el de Sánchez. Pero eso puede ya darse por amortizado. Solo tendría valor si el 26 apareciera alguna figura inesperada en el Ifema. El ectoplasma de Largo Caballero, por ejemplo. De no ser así, la abrumadora presencia de los hombres del pasado, acaba convirtiendo en pasado esos presente y futuro de la propaganda. Así que los datos que se compararán, obviamente, serán las asistencias y los discursos de los candidatos. A partir de ahí, se verá si las primarias del PSOE se decantan en un sentido u otro o en ninguno de los dos. 

Eppur si Murcia

Murcia es una comunidad autónoma uniprovincial. Como La Rioja, Cantabria, Baleares, Asturias, Navarra (foral) o Madrid. Habitualmente se oye hablar poco de ella, salvo por ser patria de algunos de los más pintorescos políticos del PP, como Trillo Pujalte o el inimitable Zaplana todos ellos hombres de moral fenicia. Pero, cuando se oye, se descubre una realidad política tan abigarrada, compleja y veloz como en el resto del país. Murcia es reciamente española.

Se imputa a su presidente, Pedro Antonio Sánchez (PAS) un supuesto delito en uno de esos casos de nombres habitualmente metafóricos, el caso Auditorio, aunque podría ser el caso "picaporte" o "México Lindo"; los hay ya de todo tipo en este partido de apandadores. C's, intransigente con la corrupción, le da tres días para dimitir. Sánchez no dimite y C's anuncia su posible apoyo a una moción de censura "técnica", esto es, limitada en mandato a convocar elecciones. Empujado por Podemos, el PSOE presenta una moción de censura, lo que indica denodado esfuerzo pues el personal pensaba que se le había olvidado cómo se hace eso de oponerse. El PP, siempre en su lucha sin cuartel contra la corrupción, al no poder evitar la moción, pide que se aplace por si PAS, al final fuera desimputado. Y algún barrunto quizá tenga de algo así porque ayer mismo estaba el juez que investiga al presidente murciano del PP de cañas con los miembros de la cúpula de ese mismo PP lo que, como entiende todo el mundo, es algo perfectamente fortuito. No parece así extemporáneo que el expresidente de este imputado partido en el que militan imputados lo abandone acusando a Rajoy de "inacción ante la corrupción". Prudente en su juicio el dimisionario porque Rajoy no se limita a no hacer sino que obstaculiza en lo que puede y hasta pareciera que encubra a los imputados. La moción cuenta con ser admitida a trámite el lunes por la mesa de la cámara y debatida unos días después. El presidente propuesto, González Tovar, PSOE, gobernaría en coalición con Podemos, 19 escaños contra los 22 del PP y los eventuales 4 de C's. Un primer e incierto intento de unidad de la izquierda, algo esquinado si bien prometedor. Pero la clave de que todo este episodio murciano vaya en un sentido o en otro está en C's, un partido con un sentido digamos móvil de los compromisos públicos. La mesa de la cámara está compuesta por 2 miembros del PP, uno de PSOE, otro de Podemos y otro de C's. El voto decisivo es el de C's. Este finde promete ser tormentoso en Murcia. Pero el martes puede amanecer en calma chicha y con PAS felizmente al mando, en tanto espera que lo absuelvan las urnas que en España sirven para todo excepto para que la gente vote en Cataluña.