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dissabte, 2 d’abril del 2011

Zapatero se va.

(Actualización, 02/04/2011.)


Zapatero se va como vino, sin estridencias ni alharacas. Su ejecutoria son ocho años de gobierno efectivo: cuatro dedicados a avances sociales que pusieron España a la vanguardia en extensión de derechos de las minorías, de las mujeres y en políticas redistributivas. Y otros cuatro dedicados a frenar y revertir la peor crisis del capitalismo desde 1929, cosa que ha conseguido con tanto éxito que España se ha mantenido incólume mientras otros en torno suyo, como Grecia, Portugal e Irlanda, caían. Como colofón es bastante probable que ETA deponga definitivamente la armas. Discrepancias aparte en unos u otros momentos, Palinuro cree que es un balance brillante.

Enfrente Zapatero ha tenido la oposición conservadora más beligerante, montaraz, deslenguada, injuriosa e histérica que quepa imaginar. Incapaz de encajar el hecho de que perdió las elecciones de 2004 por su estúpido intento de engañar a todo el mundo, pasó los primeros cuatro años insultando sin freno y dando pábulo a los disparates más alucinantes que sus periodistas le fabricaban, y los cuatro siguientes boicoteando todas las iniciativas del Gobierno, obstaculizando la tarea de reencaminar España por la senda de la recuperación, denigrándola en el exterior y saboteando sus posibilidades. Y, finalmente, convirtiéndose en el mensajero de ETA para evitar su colapso definitivo. Todavía ayer ese sueño de la razón que se llama Aznar recuperaba el catón que le hizo aprender en su día el director de El Mundo y sacaba a relucir el agusanado espantajo de los GAL en una de sus habituales felonías.

Tiempo habrá para valoraciones más sosegadas. ¿Cuál cabe aquí en un primer momento? Que Zapatero es un político europeo que cuenta con un partido europeo para hacer frente a una cábila de nacionalcatólicos frenéticos, de franquistas irredentos que tienen tanto respeto por la democracia como por la verdad y que, en un porcentaje apreciable, acabarán en el trullo por corruptos del caso Gürtel.

(La imagen es una foto de Daquella Manera, bajo licencia de Creative Commons).

dijous, 24 de febrer del 2011

La sucesión de Zapatero.

Los sistemas parlamentarios no suelen limitar la cantidad de mandatos de los principales dirigentes políticos. Eso de los límites es un debate abierto en el que, a mi juicio, las razones a favor y en contra están muy equilibradas. El hecho es que, en tanto no exista limitación, el primer ministro o presidente del gobierno tiene el privilegio de decidir si repite o no y también cuándo, pues ostenta igualmente la prerrogativa de convocar elecciones anticipadas.

Esos son los datos y en su marco debe entenderse la movida especulativa general sobre la sucesión de Zapatero que tanto interés despierta en los medios pues es el tipo de asunto en el que cabe hacer predicciones que se cumplen o no; y el que hizo la que se cumplió se pasa luego cuatro años presumiendo de zahorí, poseedor de un don especial, como el de doña Manolita. Sin olvidar que fue el propio Zapatero quien atizó el gusanillo con unas declaraciones hace un par de meses admitiendo la posibilidad de no repetir mandato. Ambigüedad calculada que puso en marcha el runrún capitalino que puede llenar el tiempo de aquí a las elecciones si ese payaso sanguinario libio no provoca una catástrofe de dimensiones impensables.

Lo primero que debe considerarse en el asunto de la sucesión es la circunstancia personal de Zapatero pues, al fin y al cabo, se trata de su decisión. Sería lógico que, a la vista de cómo han ido las cosas en su segunda legislatura y el tremendo desgaste que ha tenido, decidiera no presentarse a un tercer mandato. Pero también sería lógico que no se resignara a dejar tras de sí una imagen de socialista converso al neoliberalismo, él que empezó su mandato como el símbolo del avance de la izquierda. Ambas cosas serían lógicas. Debe ser el propio presidente el que opte. Él y su familia.

La segunda consideración afecta al PSOE como partido, es decir como organización política que tiene una estrategia y una táctica en un contexto de rivalidad política democrática que, en el fondo, se rige por los mismos criterios que las guerras, si bien el conflicto es incruento y está exento de violencia en la medida de lo posible. De acuerdo con toda táctica militar lo más conveniente es no revelar la identidad del mando porque ya se sabe que el enemigo concentrará el fuego en él y cuanto menos tiempo tenga para hacerlo, mejor para ese mando.

Pero una vez llegado el momento decisivo, el de la confrontación electoral, hay que tener el mejor candidato posible. Y ¿cómo se consigue el mejor candidato posible? En el PSOE, como era de esperar, hay un consenso casi universal en que el mejor candidato posible es el propio Zapatero. Pero, caso de que éste desista, ¿quién puede ser el mejor? La única forma democrática de averiguarlo es a través de unas primarias. La idea de que el sucesor pueda ser un tapado por decisión de la oligarquía del partido, como se daba en el PRI no es aceptable. Y tampoco la de imponer el sucesor por decisión personal del sucedido, como en el PP. Lo suyo en el PSOE son las primarias de las que además, va teniendo cierta experiencia.

Y unas primarias muy abiertas y reñidas, a las que puedan y quizá deban presentarse diversos/as candidatos/as. Desde luego, Rubalcaba, que tiene una altísima valoración ciudadana y aun en contra del propio Rubalcaba que hace poco afirmaba estar en el trecho final de su carrera política. Y también, por supuesto, Carme Chacón que no le va en zaga y reúne dos condiciones francamente prometedoras para el avance de España: sería la primera mujer presidenta del gobierno en la historia y la primera catalana en hacerlo desde el mandato del general Prim en tiempos de la Gloriosa hace 150 años. Y ¿por qué no? también podría presentarse Bono, a quitarse la espina de su derrota en 2002 con casi un 41 por ciento del voto. Igualmente podría presentarse un miembro de Izquierda Socialista para que se visualizara el apoyo real de la corriente en el seno del partido. Y quedarían aún posibilidades para Blanco o para Solana.

Como se ve hay un abanico amplio. Por ello resulta tanto más absurda la bombástica declaración de Rajoy de que a él le da igual con quién haya de medirse en las elecciones, Zapatero, Rubalcaba, Pepiño o la Chacón, declaración que no solo es absurda (cuenta habida de que Rajoy viene de perder dos elecciones precisamente frente a Zapatero) sino también, como es su talante, altanera, despreciativa, insultante. ¡Cuánto machismo de cuarto de banderas hay en ese la Chacón!

(La imagen es una foto de Machacón, bajo licencia de Creative Commons).

dilluns, 4 d’octubre del 2010

El corredor de fondo.

¡Qué gran acierto el de los sociatas madrileños con sus primarias! Es incomprensible que siga habiendo gente en contra, especialmente en el PSOE. Si lo que quiero es ganar unas elecciones, que son como las carreras, será avisado proponer al que ya ha ganado algunas... y darle un espaldarazo haciéndole ganar otras. De forma que Esperanza Aguirre, triunfadora incuestionada, se enfrenta ahora a un ganador también incuestionado, un corredor de fondo que ha ganado siempre que se ha presentado. Precisamente por eso lo propuso como Secretario General del PSM el mismo que luego, en una especie de iluminación repentina, como la de Saulo camino de Damasco, quiso que se retirara. Será pues un duelo de triunfadores.

La alternativa, la victoria de Trinidad Jiménez, hubiera puesto frente a Aguirre a una triunfadora asimismo, pero que sólo había ganado esa elección y sin poder quitarse de encima el juicio de que lo hizo por ser la protegida del mando. Y aunque en un principio también en el PP pensaron que Jiménez era un peligro, parece que, al final, el entorno de Aguirre intuyó que el peligro real no era la paracaidista sino el corredor de fondo que, además, se conoce la Comunidad Autónoma porque se la ha trabajado.

Unas primarias limpias, bastante correctas, hasta elegantes en ocasiones y que han terminado con un espectáculo de unidad, todos juntos tras el ganador, al estilo Partido Demócrata de los Estados Unidos. Hasta parecía un poco almibarado para la rancia pelambre hispánica. Pero ese espectáculo ha hecho más por el PSM-PSOE que todos los afanes de Gómez durante estos tres años de paciente y discreta labor tratando de recomponer un partido que semejaba un campo de batalla. La abstención ha sido la habitual en las elecciones generales pero unos diez puntos inferior a la media de las elecciones autonómicas. Prueba de que había interés y de que el PSM ha encontrado un líder. Para eso sirven las primarias.

Aprovecho para sostener mi propuesta de que las primarias, además, sean abiertas, esto es, que pueda votar en ellas el electorado en general. Precisamente el juicio antagónico que había en el PP acerca de cuál de los dos era el candidato más peligroso demuestra la inconsistencia del argumento contra las primarias abiertas que avisa del peligro de que voten también los electores de otro partido y lo hagan a favor del peor candidato... para el PSOE. Es obvio, los electores del PP tienen tanta idea acerca de cuál sea el peor candidato del PSOE como los electores de éste acerca de cuál sea el mejor. Con las primarias abiertas seguramente el resultado hubiera sido más contundente a favor de Gómez. Por una sencilla razón, porque el Gobierno tiene sometida a su control una proporción de madrileños muy inferior a la de socialistas.

Porque aquí hay un elemento esencial de estas primarias que, negado una y otra vez, ha sido evidente en todo el proceso: Trinidad Jiménez era la candidata de La Moncloa y, en consecuencia, de la dirección federal y el aparato del partido. Se le añadieron públicamente personalidades relevantes, ministros, trajo en tándem a otro miembro del Gobierno para la alcaldía, como si fuera un ticket yanqui. Era también la candidata de la prensa progresista. El País la apoyó con alguna encuesta que, en cierto modo, venía a corroborar el mítico sondeo que esgrimía La Moncloa para pedir la retirada de Gómez. No es de extrañar, Jiménez da el tipo de El País, de dama bien aisée que gusta mucho en Prisa. Gómez, no; tiene el origen proletario demasiado cerca. Público andaba con el alma dividida: oficialmente estaba por Jiménez, pero la redacción respiraba más por Gómez, que parece más de izquierda.

Y luego está, la contumaz injerencia de La Moncloa en las elecciones madrileñas. Porque una cosa es que la dirección nacional del partido proponga los candidatos y otra que los imponga. Me extraña que ningún socialista, henchido de patriotismo de partido, haya comparado estas primarias con un nuevo dos de mayo. Los madrileños se sublevan contra el invasor. Esa figura de rebeldía ha favorecido mucho a Gómez y reviste al PSM de una legitimidad impensada. Los electores madrileños (y no sólo los militantes socialistas) gustan de tener un presidente/a que se las tenga tiesas al jefe de su partido porque Madrid es rompeolas de las Españas. De ahí viene parte de la simpatía que despierta Aguirre. De ahí viene también, y con más razón porque su rebeldía es más clara, la que despierta Gómez.

Las interpretaciones del resultado ya están siendo muy simpáticas. El titular de El País, un monumento al disimulo: Gómez gana a Zapatero en Madrid. A Zapatero y al grupo Prisa, aunque ahora quiera olvidarlo. Más incluso al grupo Prisa porque Zapatero, al admitir las primarias, se limitó a señalar que Jiménez era su candidata y se hizo a un lado. El grupo Prisa, en cambio, se empleó a fondo a su favor.

En realidad ese argumento de que, ganando Gómez, pierde Zapatero, que se oye mucho, no parece muy sólido. ¿Por qué va a perder Zapatero? Sólo en un sentido técnico. Desde el momento en que aceptó las primarias, el Presidente tenía que descontar la posibilidad de que su candidata las perdiera. Las elecciones son como las batallas: se sabe cómo se entra en ellas, pero no cómo se sale. Pero perder una batalla no es perder la guerra sobre todo si, además, se pierde por candidata interpuesta.

Más perdería, en el fondo, si su partido en Madrid dejara caer a su Secretario General para seguir mansamente la voluntad del jefe máximo, porque mostraría que eso no es un partido sino un rebaño. ¿O quiere decirse que pierde Zapatero porque en Gómez se perfila ya un rival a la presidencia del Gobierno? Para eso tiene éste que ganar las próximas autonómicas pero precisamente por esa posibilidad, Gómez subirá en intención de voto de los madrileños a quienes gustará ver a uno de los suyos en tan alta magistratura; además, su presidente. Pero, aunque esto fuera así, Zapatero no tiene nada que perder ya que, si decide presentarse de nuevo al cargo, que aún no se sabe, Gómez no se lo discutirá. Él mismo se ha encargado de decir que es "zapaterista", como demuestra oponiéndose a una decisión de Zapatero. En el fondo es un gesto para probar que una cosa es la lealtad (al fin y al cabo, fue Zapatero quien lo propuso en primer lugar) y otra el servilismo.

Las primarias socialistas han dado la señal de partida en la carrera a la Comunidad de Madrid y Gómez que, como buen corredor de fondo, venía trotando desde el principio hace tres años, llega ahora en buena condición para lanzar el sprint final. Es mucho más conocido que antes y no hay excusa para que no se pida su parecer cada vez que la Presidenta tome alguna decisión, con lo que estará en los medios no tanto tiempo pero sí tantas veces como ella. Porque ya es oficiosamente el candidato del PSOE a la Comunidad, aunque aún no lo haya proclamado así el órgano correspondiente.

Pues nada: enhorabuena a Tomás Gómez y a los gomecistas que ahora, supongo, serán todos, incluido Pedro Castro.

(La imagen es una foto de Secretario General del PSM-PSOE, bajo licencia de Creative Commons).

diumenge, 3 d’octubre del 2010

La pugna por Madrid.

Madrid tiene mala fama en España. Los vascos, por ejemplo, al menos los nacionalistas, llaman "Madríz" a todo lo que no es ellos. Para los catalanes, especialmente los barceloneses, es una ciudad parasitaria, llena de funcionarios pero con la que hay que estar relacionado. Para el resto del país la capital es un lugar alegre y acogedor a pesar de estar lleno de madrileños, seres hoscos, ultraserios, que hablan con voz engolada. Madrid, ciudad en obra perpetua que acabó siendo capital del Reino por fin en el siglo XVII, es decir, hace nada y por chirimbola porque pudieron serlo y con más méritos, Toledo, Valladolid, Barcelona, Sevilla y contando por lo bajo.

Sin embargo es el centro de la vida del país no sólo como sede de todos los poderes del Estado sino por derecho propio, como ente político específico. Madrid es importante para España también como ente autonómico y municipal. Es probable que casi todos los españoles sepan como se llaman el alcalde de Madrid y la presidenta de la Comunidad Autónoma; dudo mucho de que pase algo parecido con los equivalentes de otras autonomías. Quizá Montilla pero ¿el nombre del alcalde de Barcelona? ¿El de Sevilla? ¿El presidente de Castilla y León? Las elecciones de ámbito madrileño tienen proyección nacional.

Si a eso se añaden las primarias del PSOE que se dirimen hoy se ve cómo el partido ha extraído el máximo provecho de las circunstancias adversas: una popularidad muy alta de la Presidenta del PP, un práctico anonimato del hipotético candidato socialista y unas horas bajas del Gobierno. Las primarias han servido para catapultar a la fama a Tomás Gómez, muy conocido en Parla (lo votaba el setenta por ciento) pero una nonentity en el resto del país. Gómez se ha apuntado también el tanto de comparecer a las primarias con la bandera de la rebeldía ya que éstas se convocaron cuando Zapatero no consiguió imponer sin más a su candidata, Trinidad Jiménez. El aura de resistencia a la autoridad, de lucha desigual entre el pequeño héroe y la maquinaria del poder, tiene buena prensa y es popular. Ahí Gómez lo borda.

A su vez, Jiménez cuenta o contaba con una mayor popularidad por haber sido una ministra bien conocida, aunque no muy bien valorada. El asunto de las vacunas contra la gripe porcina le hizo mucho daño. Cuenta asimismo su condición femenina en una época especialmente inclinada a favorecer a las mujeres en su lucha por la emancipación completa. En su perjuicio aparece la acusación de paracaidismo como persona teledirigida desde La Moncloa que quiere tener mainmise en la política del foro.

Dado que no ha habido debate entre los dos candidatos será muy difícil que los votantes puedan elegir con conocimiento de los respectivos programas a los que no creo se haya hecho referencia alguna en la campaña. Ambos se han limitado a asegurar que ella o él estaba más capacitado/a para arrebatar la mayoría absoluta a Esperanza Aguirre. Aguirre es mucha Aguirre lo que explica porqué ninguno de los candidatos aspira a derrotarla directamente. Con arrebatarle la mayoría absoluta será suficiente por cuanto eso quiere decir que la alianza estilo frente popular funcionaría. Los electores tendrán que tomar en consideración los rasgos personales de los candidatos, su telegenia, su biografía en el partido y sus ocurrencias en la campaña. No es mucho.

No obstante, el cálculo sobre la pérdida de la mayoría absoluta de Aguirre puede estar equivocado porque se hace sin tomar en consideración la presencia de UPyD. Es probable que este partido obtenga representación en la Asamblea de Madrid y que sea determinante para la formación de gobierno. Esto cambiaría las reglas del juego madrileño y en Madrid, cómo no, se jugaría el destino posterior de UPyD en las legislativas de 2012.

Las primarias han sido un salto a la fama de los dos candidatos del PSOE que han estado permanentemente en los telediarios dejando en la sombra a Esperanza Aguirre, cosa harto difícil. Es fascinante el poder de los medios. ¿Qué retienen los auditorios, los votantes? Sobre todo, la imagen: una señora de larga melena rubia, bien vestida, que habla con firmeza y parece saber a dónde va y cómo llegar; un joven algo desgarbado que parece despierto y con fuerza de voluntad, aunque no esté claro si sabe a dónde va.

Además de la cuestión iconográfica, ha sido necesario discutir sobre algo y, a falta de debate ideológico y/o de políticas prácticas de los candidatos, los medios han entrado en faena con sus propios argumentos. Unos se han inclinado por Gómez y otros por Jiménez en función sobre todo de los sondeos. Hasta ahí ha llegado la teoría. Lo curioso es que también se han pronunciado por una u otra opción los medios de la oposición si bien con el sanbenito de si no estarían haciéndolo maquiavélicamente. También se ha dado cierto debate entre miembros del PSOE acerca de si debe o no haber primarias y, si en éstas, debe vencer Jiménez o Gómez. Se ha hecho con artículos en la prensa comercial, no en la de partido Ya no hay debates de partido, no tendrían sentido. Estos se dirimen a la luz pública a través de los medios. Hasta los debates internos de la superclandestina ETA emergen en la prensa, en donde se debate en pro y contra.

Lo más interesante de las primarias es que no hay quien las pare. Zapatero fue elegido en una forma de primarias y la naturaleza misma de la democracia (y la Constitución española) exige que los partidos elijan a sus candidatos a los puestos representativos en elecciones abiertas, libres y competitivas; que los elijan; no que los aclamen, los unjan o los designen. El PP ha vivido las primarias en un avergonzado silencio habida cuenta de que no existiendo razones en contra de éstas, los otros métodos son claramente autoritarios. El único que puede equivaler en méritos a la elección es el método del sorteo.

Las especulaciones sobre las primarias socialistas tienen eco en la nave capitana del socialismo. Si gana Jiménez, se dice, pierde Gómez; si gana Gómez, pierde Zapatero. Y ahí quiere verse eso que se llama el comienzo del "postzapaterismo". A ello ayuda que el propio Zapatero mantenga la incertidumbre acerca de si se presentará o no en 2012. Si hay un vacío a escala estatal, podría llenarse con el ganador en las primarias, sobre todo si luego gana las autonómicas de verdad.

Una última consideración. Todos los cálculos que conozco del posible resultado de estas primarias parecen dar por sentado que votará hasta el último militante de los 18.136 del PSM, por cierto, poquísimos. Y eso se verá hoy. Sería milagroso que no hubiera abstención pero, si ésta es alta, daría un argumento a los enemigos de las primarias en el seno del partido aunque con escasa mordiente.

(La primera imagen es una foto de Pulsarín y la segunda de Cuellar ambas bajo licencia de Creative Commons).