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dissabte, 15 d’agost del 2015

La desfachatez de la banda.


El ministro del Interior compareció ayer en el Congreso a hacer lo que su admirado amigo, guía y maestro Rajoy hace con total desparpajo: mentir. Cualquiera pensará que ese trato frecuente con el embuste ha de ser desagradable; que estar siempre mintiendo, faltando a la verdad cada vez que habla no será plato de gusto. Al menos lo pensarán las personas ordinarias, las que, no teniendo cargos públicos, pueden permitirse el lujo de mentir poco y hasta de decir casi siempre la verdad. 


Pero eso es un error. Están acostumbrados a mentir. En la secta del Opus Dei de la que es miembro Fernández Díaz, no se hace otra cosa. La mentira es la forma de expresión ordinaria del sectario del Opus que, si no tiene mentira que decir, se la inventa. Con absoluto desparpajo, con desfachatez. Fernández Díaz deja de mentiroso a su propio ministerio, al no reproducir el contenido de su comunicado de prensa. Además se contradice a sí mismo. Pero le da igual. Según él y su ministerio: solo se trataron asuntos estrictamente personales. El propio Rato desmontaba esta patraña un par de horas después reconociendo que se habían tratado sus temas. Nada estrictamente procesal decía Fernández Díaz, pero es obvio que en la vida de un multi-imputado como Rato, todo es procesal. 

Le da igual que lo pillen mintiendo a mansalva, como le da igual a su jefe, Rajoy. Si alguien cuestiona sus afirmaciones con hechos, niega los hechos. Si el alguien insiste, Mariano el Sobresueldos, ignora la pregunta, no la contesta y pasa turno de palabra. No hay hechos, no hay interpretaciones solventes, ni debates, ni intervenciones públicas orientadoras tanto en en el gobierno como fuera de él. El ambiente en el que las mentiras del ministro dejan boquiabierto a más de uno no se rige por un espíritu de debate, controversia y tolerancia, sino por uno de abuso, mentira y desprecio. No les molesta tener que mentir. Si acaso hacerlo a la chusma, cosa imprescindible para ganar elecciones. Tener que echar mentiras a los puercos.

Con la mayoría absoluta a su disposición Rajoy y los suyos se consideran libres de toda sospecha de aquello que precisamente fabrican: la arbitrariedad. Saben que pueden mentir tan desvergonzadamente como quieran y que nadie podrá tomárselo en cuenta. Si acaso al contrario. Si no mienten, no entretienen a los suyos. De hecho, todo el mandato de Rajoy ha estado caracterizado por la mentira, el engaño, el embuste y el fraude. El programa electoral era un fraude, como reconoce él mismo. Sus seudoexplicaciones sobre Bárcenas, mentiras en sede parlamentaria. 

Rajoy es el líder peor valorado de la democracia española. Nadie confía en él, dentro o fuera del país. Carece de todo crédito porque no ha hecho otra cosa que engañar y falsificar. Los datos que maneja para justificar la recuperación económica suelen estar amañados y son falsos. Ni a él ni a su gente importa gran cosa desnaturalizar las instituciones para hacer pasar la mentira y el engaño por verdad. 

La derecha ha destruido toda posibilidad de diálogo con otras orientaciones, de ámbito estatal o no estatal. Solo puede gobernar si obtiene mayoría absoluta, que interpreta como un cheque en blanco para mentir siempre e imponer sus criterios, aunque sean rechazados a su vez por mayorías superiores a la absoluta en los ámbitos en que hayan de aplicarse, por ejemplo, entre las mujeres, la comunidad educativa o la ciudadanía en uso de sus derechos. 

Además de recurrir sistemáticamente a la mentira como forma de gobierno y a sus connotaciones de manipulación, falta de información, negativa a dar explicaciones o rendir cuentas, el gobierno solo ha cosechado fracasos en sus grandes proyectos legislativos: la ley de reforma del aborto ha quedado en agua de borrajas y le ha costado el cargo a Ruiz Gallardón, que tampoco consiguió implantar sus retrógradas medidas en punto a la privatización de los registros. La Ley Orgánica de Mejora de la Calidad de la Enseñanza, la famosa LOMCE del ministro más reaccionario y agresivo de la democracia española, no se puede aplicar y la Ley de Seguridad Ciudadana, más apropiadamente conocida como Ley Mordaza está recurrida ante el Tribunal Constitucional.

Cualquier directivo de cualquier empresa privada (el sacrosanto referente para la asociación de presuntos malhechores) que presentara esta hoja de servicios, estaría en la calle, despedido. Aquí no; aquí se recurre a la mentira sin paliativos para sostener que un gobierno que ha fracasado en todo está sacando a España de la crisis. Todo a base de mentiras y embustes.

¿Cómo se espera que Fernández Díaz haga algo distinto de lo que ha visto siempre hacer, esto es, mentir? 

Y si miente como hace su modelo, el presidente de los sobresueldos, ¿por qué tiene que dimitir? Eso solo lo hacen los socialistas que son unos pusilánimes.

dijous, 16 de juliol del 2015

Moción de censura y al Aventino de una vez.

Realmente la oposición ¿no se da cuenta de que este hombre está riéndose del Parlamento y usándolo para sus marrullerías? ¿O es cómplice de esta farsa y, por tanto corresponsable de tomar el pelo a los españoles?

Porque tomadura de pelo es que el mismo tipo que lleva cuatro años negándose a comparecer ante el Congreso, el mismo que se negó a que el Parlamento debatiera sobre el "rescate" a Bankia, que ha costado 24.000 millones de euros, quiera ahora que sus señorías se pronuncien sobre el  de Grecia. En esta operación España no pinta absolutamente nada, como tampoco lo hace en ningún otro asunto de cierta enjundia en Europa gracias a la proverbial ineptitud del presidente español. La convocatoria es tan ridícula como pretenciosa e inútil.

Imaginemos que, por un azar del destino o una broma de Mefistófeles, el Congreso español rechazara el plan de rescate de Grecia. ¿Qué pasaría a continuación? Lo sabemos todos: nada, absolutamente nada. El plan de rescate seguiría adelante porque a nadie en Europa importa lo que piensen los españoles y menos los de esta presunta asociación de malhechores que gobierna.

Siendo esto así, ¿por qué se quieren tirar los dineros públicos fingiendo un debate parlamentario que carece de sentido? Fundamentalmente porque a este político de quinta municipal lo que le importa es lo que se diga en el casino y publique el ABC sobre sus preclara visión de caudillo invicto. Porque, teniendo en cuenta que dispone de una holgada mayoría absoluta de paniaguados de su partido que jamás se opondrían al menor de sus caprichos, ese debate parlamentario es una farsa al cuadrado. Él mismo podría ahorrarse la presencia y mandar su intervención pregrabada en plasma.

Lo sorprendente es que la oposición mayoritaria, el PSOE, simule dar crédito a esta burla, como si el gobierno de España fuera un gobierno y no un grupo de amigos personales del presidente que, en lo fundamental, van a sus negocios o sus alucinaciones místicas, cual es el caso del ministro del Interior. Como si el Parlamento fuera un Parlamento de verdad y no un remedo de las cortes de Franco, dedicado a aplaudir las genialidades del Jefe, como esta de pronunciarse sobre algo en lo que no pinta nada. Como si el partido del gobierno fuera un partido y no una supuesta asociación para delinquir.

Y, más que sorprendente, empieza a ser sospechosa esta complacencia con la pantomima parlamentaria en la que la oposición tiene reservado el papel de payaso que recibe las bofetadas. No es ya solamente que, en esa situación, no pueda realizar sus funciones de control del gobierno y mucho menos influir en algún sentido en la legislación. Es que, en realidad, hay barruntos razonables de que no se atreve a oponerse de verdad porque tiene algo que ocultar, porque tiene miedo.

De no ser así no se entiende por qué en lugar de criticar tímidamente los desmanes de estos autoritarios de decreto y tente tieso, cuyo desprecio por la democracia, el pluralismo y el debate es claramente franquista, no les presenta una moción de censura que clarifique el ambiente y pare los pies a estos depredadores de lo público.

¿Un debate sobre Grecia en un parlamento falseado y maniatado por el rodillo de la mayoría de la derecha? ¿Va la oposición a seguir legitimando esta burla permanente del poder democrático por excelencia que es el Parlamento?
 
Los diputados del PP no representan a los españoles porque no quieren; los del PSOE, porque no pueden, igual que los demás grupos de la oposición. ¿Por qué no se retiran al Aventino y dejan de legitimar con su presencia estos desafueros despóticos de una banda de tunantes?

dissabte, 9 de maig del 2015

¿Existe Pedro Sánchez?

Un amigo jura habérselo encontrado en una boda hace diez días. Dice estar seguro. Pero mi amigo es un poco dipsomaníaco, así que no me fío de él. Algunos afirman que, en realidad, el personaje no existe, que es una engañifa de los medios, un señuelo, una invención para dar tiempo al PSOE a buscar un candidato con alguna virtud digna de reseñarse. Otros dicen que, en realidad, se trata de un licántropo y solo se le ve -mejor, se escuchan sus aullidos- en las noches de luna llena. En su partido hay cierta preocupación, pero contenida porque el segundo, Luena, tranquiliza a las bases explicando que el jefe está meditando y que, dada su inteligencia, audacia y recursos, en cuanto tenga una idea saldrá al ámbito público y asombrará con ella a las multitudes.

Es posible, pero, de momento, Sánchez es Pedro el Silente, nadie lo ha visto en los últimos tiempos y nadie lo ha oído decir nada no ya que vaya a pasar a la historia sino simplemente que  merezca la pena escucharlo. Es maravilloso que en este corral de gallos de muchos espolones y la gallina desplumada de Díez, Sánchez no haya dicho esta boca es mía. Cuando Palinuro era adolescente siempre le impresionaban las personas calladas porque presumía que estarían llenas de sabiduría. Con el tiempo ha descubierto que el 99% de los que no hablan no tienen nada que decir y Sánchez no pertenece al 1% restante. El que ha ido a la 6ª Noche hoy no es él, sino un doble dulcificado que solo hablará de lo que la gente bien quiere oír, en tono civilizado e insulso. 

Aquí largan todos, Garzón, Colau, Iglesias, Rivera y hasta Rajoy, quien balbucea las habituales estupideces de registrador y as del mus en el casino de pueblo que encandilan sobremanera a un público entregado, ávido de que lo siga robando la misma manga de sinvergüenzas, corruptos y ladrones que ha venido haciéndolo los últimos cuatro años. Los últimos 400 años.  Por eso, el sobresueldos de La Moncloa promete a quien quiere escucharlo estabilidad, orden y disciplina: se seguirá robando como antes, como siempre, como toda la vida. Seguirán robando los de buena estirpe, los nacionales.
 
Como Sánchez no habla, no dice nada, está oculto, refugiado en un rincón, a ver si pasa la tormenta, entre los socialistas reina cierta animación. Han reaparecido Rubalcaba y Bono, que son como los Hernández y Fernández de una historia de "Tintín y el misterio del jarrón chino parlanchín". Los dos flanquean encantados a esa vieja gloria del socialismo hispano, Felipe González, que, sin duda, tuvo su día, pero ya lleva bastante tiempo diciendo tonterías de neoliberal revenido, probablemente inspiradas por su gran amigo Cebrián, el seudointelectual al servicio de la derecha que se ha cargado el único experimento de medio de comunicación libre que había en el país.
 
Esta es la guardia pretoriana que tiene al tímido pretor Sánchez escondido en la alcoba sin atreverse a salir. Ahora le dicen que ya no puede aspirar ni a una miserable coalición con el Sobresueldos.
 
Callado como un sepulcro porque no se atreve a hablar  ni tiene valor para decir lo que todo el mundo está esperando, incluidos sus adversarios de la derecha: que presenta una moción de censura. Eso es lo que hubiera tenido que anunciar en la televisión, en lugar de esos discursos sin substancia alguna y que nadie toma en consideración. No, Pedro Sánchez no existe, es un personaje de ficción porque si fuera real, de carne y hueso, ya tendría que haber presentado esa moción de censura contra un  gobierno y un partido que no son otra cosa que sendas asociaciones de presuntos ladrones.

dimecres, 22 d’abril del 2015

No.


La oposición está compuesta por El Jueves, el intermedio, del Gran Wyoming y unos cuantos diarios digitales. Frente a ella, el parlamento es como el lago de los cisnes o la cámara de los fascios y las corporaciones, un lugar para aplaudir al gobierno por sus sabias medidas. El principal partido de la oposición, un manojo de afanosos burócratas venga a rellenar solicitudes de comparecencia y reprobación que, según entran, van directas al cesto de los papeles. Los medios convencionales, todos los de papel y los audivisuales, entregados a la tarea de tratar como gobierno y partido a un grupo de personas esencialmente dedicadas a otear su horizonte judicial.
 
Cada día estalla otro escandalazo más inenarrable que el anterior. El marido de la señora Teófila Martínez es presidente de una SICAV de Rato que, al parecer, servía para blanquear dinero. La avalancha de detritus es tan descomunal que los medios a veces ni los mencionan. Por ejemplo, la televisión pública de Castilla La Mancha no dio la noticia de la detención de Rato; ni cuando se produjo, ni al día siguiente. Debe de estar esperando a que lo indulten. Maravilla que una televisión pública, pagada por todos, no dé la noticia de la detención de un exvicepresidente acusado de no sé cuántos delitos. Y no dimite nadie, claro. En España no dimite ni la señora Cospedal, aunque Suiza esté a rebosar de cuentas a nombre de gente de su partido y a nombre de su mismo partido.

¡Qué dimitir! Al contrario, la señora de La Mancha ha aclarado que los hombres y mujeres del PP son personas honradas. El presidente del gobierno también lo aseguró de sí mismo ante la televisión: que él es una persona honrada. Cuando se es honrado, no hace falta decirlo. En el PP son tod@s honrad@s, incluso quienes están en la cárcel. Y esto, efectivamente, parece una democracia.
 
Tal es la realidad del país. Su rotunda y absurda realidad. No es de extrañar que la oposición sea virtual: unos cuantos diarios digitales que informan con bastante objetividad; un programa de televisión cuyo lema es "ya conocen las noticias; ahora les contaremos la verdad"; y una revista de humor, el jueves, que sale los miércoles. Se le añaden la blogosfera y las redes sociales, que son como las catacumbas de Roma, los pasadizos por los que circula el descontento, la oposición, la crítica, un territorio lleno de sorpresas.
 
No toda la oposición es virtual. También hay partidos políticos minoritarios y extraparlamentarios, pero estos están más interesados en pegarse entre sí que en hacer oposición a lo que llaman el Régimen. Las lindezas de los dirigentes de IU sobre Podemos (no sé si estos están a la recíproca, no he leído nada en ese sentido) son como las de Podemos sobre Ciudadanos. Una mezcla de teorías conspirativas con los protocolos de los sabios de Sión.
 
Entre tanto, el PSOE, la oposición real en el parlamento, es el que parece más virtual, casi evanescente. Con gesto serio, el correspondiente burócrata presenta una batería de solicitudes en la  ventanilla previa a la papelera: que Montoro comparezca a cuenta de Rato. No. Que se repruebe a Montoro a cuenta de Rato. No. Que Rajoy comparezca en sede parlamentaria a explicar el caso Rato. No. Que se cree una comisión de investigación sobre el caso Bankia, o sea , Rato. No. Que si se puede preguntar algo sobre ese señor al que ustedes no conocen de nada y que lleva años dedicándose a sus asuntos privados porque es un particular que nada tiene que ver con el partido. No.
 
A lo mejor Pedro Sánchez puede explicar a sus militantes, sus votantes y, de paso, la gente en general, qué sentido tiene presentar semana tras semana solicitudes que indefectiblemente van a ser rechazadas de aquí al día que el señor Rajoy se digne fijar los comicios, y no presentar la única que la mayoría del gobierno no puede rechazar, la moción de censura.
 
Porque el sitio en donde Sánchez tiene que decir que la amnistía fiscal del PP fue para favorecer a sus amigos, el lugar en el que debe decir lo que piensa de Rajoy, no es un mitín preelectoral en algún lugar sino en un discurso en sede parlamentaria de censura del gobierno. Y ahí es donde debe pedir la dimisión del presidente no solo porque su balance es peor que el de la "herencia recibida" de Zapatero sino porque lo deja sumido en una crisis sistémica a causa de su incompetencia, de la corrupción y de su incapacidad de abordar la cuestión catalana.
 

dissabte, 18 d’abril del 2015

Los muertos dominan a los vivos.

El gobierno del PP nació muerto. Al aplicar de inicio un programa electoral contrario al ofrecido, fue sustituido por otro, cuyos miembros eran espectros del pasado, revenants. El propio Rajoy, tras reconocer que carecía de palabra, solo osaba aparecer en público a través del plasma por temor a mostrar sus rasgos cadavéricos.

Toda la gestión del ejecutivo en la Xª Legislatura ha consistido en mantenerse insepulto, sin poder evitar que el hedor se expanda por doquiera. Los sucesivos escándalos de corrupción y los que todo el mundo sabe seguirán estallando como bombas fétidas tiñen el panorama con colores cárdenos y pardos bastante repugnantes.

Además de haber incumplido sus compromisos, el presidente ha mentido en sede parlamentaria; se ha negado sistemáticamente a dar explicaciones ni cuentas de sus actos; ha censurado y manipulado los medios de comunicación convirtiéndolos en una máquina de propaganda; ha gobernado por decreto con desprecio del legislativo; ha politizado todas las intituciones del Estado incluida, en parte, la Justicia; ha corrompido la administración pública a través de unas relaciones a cuatro bandas entre cargos públicos del partido, funcionarios venales, empresarios corruptores y corruptos y delincuentes; ha promovido una legislación autoritaria y represiva en materia de orden público con el fin de sofocar por la fuerza las manifestaciones de descontento.

Todo eso sin conseguir lavar su imagen ni eliminar el hedor de todas sus actuaciones. La última, esa vergonzosa privatización del registro civil que lo beneficia a él personalmente y a sus hermanos, todos registradores de profesión. Ignoro si cabe aducir un caso de desvergüenza individual más claro. Colectiva, desde luego. Sin ir más lejos, la negativa de ayer del gobierno insepulto a publicar la lista de los 705 sospechosos de blanqueo de dinero , cosa propiciada por él mismo merced a su amnistía fiscal.

Ya solo son unos zombies, dirigidos por una sombra espectral que únicamente aparece en recepciones a dignatarios extranjeros y hay quien dice que, en realidad, es un doble. Y cuando ven que van a perder las elecciones por goleada, como en Andalucía, se ponen nerviosos y montan espectáculos como el del roto Rato de ayer, quien ha pasado de autor del milagro económico a villano, enemigo público número uno, pero solo para dejar bien claro dos horas más tarde que la ley no es, ni será con esta gente, igual para todos. Hay personas en la cárcel por haberse manifestado pacíficamente frente a un banco. Pero el que esquilmó el banco en su provecho duerme en su casa, con su familia. Está libre.

Pero es otro cadaver insepulto. Casi convendría que lo llevaran a la morgue de Soto del Real, a hacer compañía a los otros difuntos de este velatorio español, animado por las procesiones del Corpus y los escraches de cristianos de base a esos jardines colgantes de Babilonia en los que hace penitencia Rouco Varela. Un sepelio que empezó al día siguiente de las elecciones de 2011 y no acabará hasta las próximas legislativas, que ya veremos cuándo son.

La vana esperanza. Si estamos esperando a que alguien ponga fin a este fúnebre esperpento, vayamos pensando en otra cosa. Es una vana esperanza. La función la dicta el gobierno. La danza de los muertos marca los ritmos y tiempos de la de los vivos que quizá no estén tan vivos. El gobierno determina lo que se hace, no se hace, se dice o no se dice. Es un dominio absoluto. Y la oposición, supuestamente los vivos, baila a la música que le tocan y recita el papel que le asignan.

El gobierno zombie se enfrenta a dos oposiciones, la parlamentaria y la extraparlamentaria. Pero solo habla y con voz cavernosa de la extraparlamentaria y de las desgracias seguras, el Armagedón que llegará si se vota a los adanes descamisados o a los de chaqueta y corbata. Prueba de que la oposición parlamentaria no le preocupa. Y hace bien. Llegará esta como triste plañidera a recitar la salmodia de que comparezca el presidente que cobraba en sobresueldos y dimita el ministro de Hacienda causante directo de este desaguisado. Se oirán unos gemidos, unas carcajadas sardónicas al fondo de un pasillo tras un plasma y, luego, se hará el silencio. Hasta la próxima en que al séquito socialista le toque volver a hacer de comparsa de esta burla de la sede de la soberanía popular y de los grandes expresos europeos.
 
Pedro Sánchez no se atreve a presentar una moción de censura, que sería lo único que abriría puertas y ventanas, airearía la peste, ventilaría este pudridero politico. Lo disfraza de prudencia y sentido de Estado pero es puro cálculo temeroso, miedo. Miedo a salir trasquilado o algo peor. Pedro no es Daniel. Ni siquiera ve que estos leones no tienen dientes y son espectros, sombras de lo que fueron. Una moción de censura que desgrane ante los españoles la vergüenza de una legislatura consagrada a perfumar el hedor de un cadaver insepulto durante tres años.  
 
Una moción de censura. El mero anuncio de una moción de censura, consolidaría el titubeante liderazgo de Sánchez en su partido y seguramente aumentaría mucho las expectativas del PSOE en estas elecciones porque mostraría a los votantes un puente de mando con alguien al timón.
 
Pero es una vana esperanza, porque no se atreven. Los muertos dominan a los vivos.

dimarts, 24 de març del 2015

Moción de censura a esta tropa.

El juez Ruz ha concluido su instrucción del caso Bárcenas, la caja B, los sobresueldos y otras presuntas mangancias del partido incompatible con la corrupción. Solo se trata de una pieza de ese gigantesco entramado de presunta delincuencia que ha erigido en veinte años el PP. Una construcción tenebrosa, grotesca, casi gótica, como una de esas cárceles imaginarias de Piranesi, pero cuyo descubrimiento ha conmovido el sistema político español. El reino de España reducido a la peripecia personal de un presidente que debió haber dimitido desde el primer día, pero que se ha empeñado en apurar las heces de la copa y hacérselas tragar al conjunto de la sociedad.

De este auto de Ruz seguramente no se derivarán consecuencias jurídicas de importancia dado que el comportamiento más reprobable moralmente, la financiación ilegal, no es delito y muchos otros posibles han prescrito y, de poder juzgar alguno, sería por fraude fiscal. Una situación similar a la de Al Capone en su día.

Pero si, jurídicamente hablando, el auto de Ruz tiene solo un valor informativo, dadas las peculiaridades de nuestro ordenamiento, políticamente es una narración explosiva. El escrito del juez es un relato que podría incorporarse a la gloriosa historia de la literatura picaresca a gran escala. El PP lleva por lo menos 18 años financiándose ilegalmente a través de una caja B o doble contabilidad oculta en la que gestionaba los fondos que recibía sin deber y de los que se nutrían los más diversos cargos, mordidas, chanchullos, comisiones, pagos en negro, sobresueldos. El reino de la corrupción extendida e impune.

El responsable político por partida doble de este quilombo de cimarrones de la ley es Rajoy, como presidente del partido y del gobierno. En cualquier otro país del mundo, un mandatario en esta situación procesal, presidente de un partido al que un juez imputa delitos, hubiera dimitido ya. Aquí, no. Aquí es al revés y es el sospechoso de corrupción el que trata de hacer dimitir a los jueces o que los inhabiliten.

En su célebre comparecencia parlamentaria del 1º de agosto de 2013, que tachonó de mentiras, Rajoy aseguró enfáticamente que en el PP no había caja B. El juez la da por probada. Solo por eso, Rajoy debiera haberse ido. Pero espérense ustedes no pague el juez caro su atrevimiento. No pudo negar los sobresueldos, pero los equiparó a los pluses de productividad de las empresas, lo cual es tan verosímil como comparar el PP con Cáritas. Al no colar lo de los pluses de productividad, los perceptores de sobresueldos en el PP, empezando por Rajoy, callan; no afirman ni deniegan haber estado forrándose. En esa sesión tuvo que admitir la autoría de unos infamantes SMS a Bárcenas ya en la cárcel que revelan un talante de absoluta complicidad.

Y, después de esto, colorín colorado. Ni una explicación más sobre la corrupción que ha seguido creciendo hasta inundarlo todo y ser la segunda preocupación de los españoles. Es lo que Hernando, portavoz parlamentario de esta asociación de sobre-cogedores, llama "haber dado suficientes explicaciones". O sea, ni una. Pero el gobierno se ha dedicado a obstaculizar la acción de la justicia de mil maneras a fin de impedir que se aclaren los hechos. Ha destruido pruebas, demorado su entrega, se ha personado en la causa en posible fraude procesal, ha presionado a los jueces, maniobrado en todas las instancias con el único objetivo de impedir que el presidente se siente en el banquillo y ha embarullado cuanto ha podido. Todo el aparato del Estado al servicio de la defensa procesal del presidente, desde la presidencia del Congreso a la Agencia Tributaria.

Presidente que sigue y seguirá negándose a comparecer en sede parlamentaria o a dar ruedas de prensa abiertas con proguntas libres y no pactadas. La oposición, muy enfadada, casi indignada, anuncia que estrechará el cerco sobre Rajoy y pedirá, como cada martes, su comparecencia que su guardia pretoriana negará en redondo también como cada martes. Bueno, además, se freirá a preguntas al ministro Montoro cuyas andanzas, recientemente descubiertas, darían para un segundo Buscón don Pablos. Hasta es posible que se pida su reprobación. Vale igualmente. Montoro contestará lo que le dé la gana y de reprobación, ni se hablará.

Si la oposición mayoritaria socialista quiere que se la tome en serio, tendrá que hacer algo más consistente que lamentarse sentada en el zaguán de su grupo parlamentario o chivarse a los periodistas de que no la dejan hablar.

Tendrá que presentar una moción de censura, como es su derecho y su obligación en una situación de emergencia crítica, con un gobierno únicamente pendiente de que no lo enchironen.

Palinuro se niega a explicar las ventajas e inconvenientes de la moción de censura. Ya lo hizo en su día. Basta con refrescar. Solo una moción de censura puede clarificar la situación y devolver al electorado la confianza de que hay un recambio. Es el momento de Sánchez para consolidar su posición. Puede aprovechar las sinergias de la victoria de su partido en Andalucía, en donde ha derrotado rotundamente al del gobierno y ha detenido el avance de los novísimos que se han limitado a destrozar el huerto de la familia.

Permítase por un momento a Palinuro interpretar uno de los papeles dramáticos más impresionantes, el de Lady Macbeth cuando le dice a su marido: ¿No te atreves a hacer lo que deseas? Y escúchese si Sánchez responde, como Macbeth: Me atrevo a lo que deba atreverse un hombre. Quien se atreva a más, no lo es.

dissabte, 14 de març del 2015

Moción de censura.


El paquidermo se mueve. El grupo parlamentario socialista anuncia una serie de medidas para ejercer con más contundencia su función de oposición y evitar que "se vaya de rositas" un presidente que se muestra "reiteradamente en rebeldía, como en la última sesión de control del Congreso, para no dar explicaciones respecto a la trama Gürtel”. Bien.

Además, el PSOE pretende poner de relieve cómo el gobierno torpedea la investigación de la Gürtel, para lo cual ha pedido ya la reprobación del ministro Montoro por "su falta de colaboración y obstaculización en la investigación del caso Gürtel que se lleva a cabo en la Audiencia Nacional" y pedirá la semana entrante la de la vicepresidenta Sáenz de Santamaría si la Agencia Tributaria no presenta los informes sobre la Gürtel exigidos por el juez Ruz. También bien.

Por último, los socialistas anuncian que van a pedir "la comparecencia del presidente del Gobierno en todas las juntas de portavoces” para que rinda cuentas porque es también "presidente de un PP que ha sido conminado por el juez Ruz a depositar una fianza de 245.000 euros por haber sido partícipe a título lucrativo de la trama Gürtel de financiación irregular". Bien también, muy bien.

Pero insuficiente. Montoro no hará nada; Sáenz de Santamaría, tampoco. Y Rajoy seguirá sin comparecer porque la mayoría absoluta del PP bloqueará todas las peticiones de comparecencia. No vaticino nada. Es lo que ha hecho hasta ahora y piensa seguir haciendo ya que, según dice, el presidente ha dado suficientes explicaciones.

Si el PSOE quiere de verdad que se hable de la Gürtel, o sea, de la corrupción, en el Congreso solo puede conseguirlo mediante una moción de censura (art. 113 de la CE) que la Mesa del Congreso está obligada a admitir a trámite si reúne los requisitos formales (art. 176, 1 del Reglamento del Congreso). A las peticiones de comparecencia el gobierno puede negarse y se niega; a la moción de censura, no. Ya se sabe que no se ganará en votos, salvo que algunos diputados del PP voten a favor de ella, una hipótesis de escasa verosimilitud. No, no se ganará en votos, lo cual tampoco es grave, pues queda poca legislatura, pero puede ganarse en la calle, en el debate político, en los medios, españoles y extranjeros. El candidato derrotado, Sánchez, podría emerger como el candidato triunfador y promesa de salida de una situación que no parece tenerla. Puede ser o puede no ser. Es un riesgo. Pero el riesgo es la esencia de la acción política.

Presentada la moción, cualquier firmante de esta dispone de tiempo ilimitado para explicarla y justificarla. Luego, el candidato propuesto, Sánchez, tendrá también tiempo ilimitado para exponer su programa. Tienen horas para argumentar, explicar, criticar, denunciar, reprobar y horas para exponer sus propuestas en positivo, sus planes, sus proyectos, sus reformas. Y con cobertura total de medios. Esa defensa equivaldrá a cientos de mítines, entrevistas, miles de tertulias. De hecho, alimentará otros miles de tertulias como comidilla preferente. El tema será el discurso de Sánchez, las ideas de Sánchez, sus propuestas.

¿Podrían ser las de los otros? Lo tienen crudo. En primer lugar, van de contestación, de contrainiciativa, con tiempo tasado de treinta minutos más de diez de gracia. Es difícil imaginar que Rajoy pueda leer un texto inteligible en cuarenta minutos en respuesta a algo que no conoce, aunque se lo malicie. Pero es que, además, no está obligado a responder personalmente; ni nadie del gobierno; en el fondo, nadie a secas. El Reglamento prevé que la respuesta correrá a cargo de cualquier miembro de cada grupo parlamentario que lo solicite. "Con no solicitarlo", pensará Rajoy a quien la teoría de la no decisión parece siempre más racional que la de la decisión, "asunto resuelto. Se vota, pierden y ya tal". Por lo que hace a su grupo y quizá algún otro, así será. Pero, si piensa que los demás grupos de la oposición perderán la oportunidad de estar 40 minutos poniéndolo cual no digan dueñas, es que no conoce a sus colegas del hemiciclo. Seguramente repartirán generosamente sus mandobles al PP y al PSOE, sobre todo los que sostienen que son lo mismo. Y ya no hablo de lo que dirán los independentistas catalanes, que vendrán encendidos.

¿Puede el PP dejar sin respuesta la defensa de la moción de censura? ¿Puede el gobierno? ¿Puede Rajoy no contestar a lo que le va a caer?

Y eso en un ambiente enrarecido por una convocatoria electoral tras otra.

dijous, 12 de març del 2015

Carta abierta a Pedro Sánchez
.

¿Quiere usted ganar las elecciones o no? Diga la verdad; no haga perder el tiempo a la gente. Si quiere usted ganar las elecciones tiene usted que presentar una moción de censura en el Parlamento a un gobierno deslegitimado, desprestigiado, acosado, bajo sospecha y a punto de entrar en la vía penal. ¿Por qué no lo hace?

¿Tiene miedo? Vénzalo.

¿Teme que su adversario le saque los EREs y se encastille en el "y tú más", que lo hará sin duda? Aguántese, dé explicaciones sobre la corrupción socialista, acepte el reproche, haga la crítica, enumere las medidas que han adoptado para impedir que se repita. Y haga ver a Susana Díaz, de paso, que es usted quien defiende al PSA y le saca las castañas del fuego y no al revés, como ella parece pretender. Acepte la parte que le corresponde, aprenda de paso lo caro que se paga que en el PSOE haya también ladrones y sinvergüenzas como en el PP, y pase sin más al ataque. Insista en la línea del debate sobre el Estado de la nación: usted es un político limpio. Esa es su fuerza. Un político de cambio y renovación, sin chanchullos a su espalda, con liderazgo y capacidad. No viene usted, como Rajoy, a pedir a la gente que vote "cambio" cuando él lleva veinticinco años atornillado a la poltrona, cobrando sobresueldos, y amparando la inmensa corrupción de su partido, la financiación ilegal, los fraudes, expolios, pelotazos. Lo tiene usted facilísimo: ¿qué crédito puede tener quien lleva más de veinte años en los papeles de Bárcenas en su caja A, B C y las que sean? ¿Cómo van a renovar nada Aguirre, Cospedal, Arenas, Pons, Floriano, Carromato y los seis mil asesores y demás beneficiarios de la mayor y más siniestra trama de corrupción de la historia de España, unos políticos profesionales y embusteros?

Ataque pues la corrupción, que es la base del PP, un partido que muchos consideran una banda de ladrones. Y siga mostrando que esa banda ha hecho y está haciendo pagar injustamente la crisis a los más débiles, a los parados, los trabajadores, los jóvenes, los dependientes, los niños, los ancianos a los que que expolia mientras ellos roban a mansalva, defraudan los dineros públicos, saquean las cajas y se llevan las fortunas a Suiza, a Andorra, a las Caimán.

Añada que la moción de censura se hace obligada por cuanto, desde el primer momento, amparado en su mayoría rodillo, el gobierno ha decidido ignorar el parlamento, gobernar por decreto ley, no comparecer jamás, no dar explicaciones, no dejar que la oposición pueda pedirlas, no dejarla hablar, controlar y censurar los medios de comunicación y pervertir el sentido de todas las instituciones, empezando por la división de poderes, a ver si consigue salvarse de un proceso penal, evitar su posible condena por delincuente.

De todo esto se sigue que tiene usted no solo el derecho sino el deber, la obligación moral y política de presentar una moción de censura en nombre de los ciudadanos a quienes se ha engañado sistemáticamente, defraudado, robado, expoliado, ignorado y, ahora, se reprime a lo bestia  por medio de una Ley Mordaza de clara estructura, contenido y forma fascistas.

Ciertamente, no la ganaría en el Parlamento, eso ya se sabe. Pero la ganaría en la calle, en los medios, en la opinión pública. La población podría escucharle y quizá llegara a la conclusión de que usted merecería más su voto que este embustero empedernido enquistado en un poder que detenta mediante engaños y falsedades.

¿No se atreve usted? ¿Le falta coraje? ¿Sus asesores se lo desaconsejan?

Parece mentira. ¿No está pidiendo usted el voto y la confianza a los ciudadanos? ¿Para cuándo? ¿Para noviembre? ¿Y no ve usted, así como sus asesores, que esa petición de voto y confianza sería respondida  si demostrara usted, como es su obligación, que es merecedor de ellos?

¿No lo ve? O sea, no solo les falta a ustedes valor; también les faltan luces.

(La imagen es una foto de Wikimedia Commons, con licencia Creative Commons).

dimecres, 11 de març del 2015

La oposición del gobierno a la oposición o el No sostenido mayor.


En Gran Bretaña, la oposición parlamentaria forma el "gabinete en la sombra" o shadow cabinet, que tiene un acceso privilegiado a los asuntos del gobierno, ministerio por ministerio, y debate directamente con él en la Cámara de los Comunes con una envidiable libertad y frecuencia en las intervenciones. En España no hay "gobierno en la sombra" ni en la oscuridad del Tártaro. No hay ni oposición. Al menos en estado parlante. No la dejan hablar. El gobierno se niega a comparecer en sede parlamentaria y a dar explicaciones de sus actos
con el argumento de que ya lo ha hecho muchas veces. En primer lugar, eso es falso. El gobierno no ha dado explicación alguna sobre corrupción desde aquella remota comparecencia un 1º de agosto de 2013 en la que, además, mintió. En segundo lugar, aunque fuera cierto, ya que las gentes a veces se creen sus propias trolas, ¿qué? Tan abundantes explicaciones no han servido para nada porque las cosas están peor que nunca. En cualquier momento un juez puede llamar a declarar a Rajoy. Hay mucho que explicar.

¿Y la oposición? Quejándose amargamente y repitiendo la letanía de la falta de respeto al Parlamento, el gobierno autoritario, el rodillo, el abuso de mayoría y otras figuras poéticas. Pero a tragar. A tragar con el silencio y escuchar al portavoz Hernando decir de Podemos que "se han puesto morados" con el chavismo. Él, que parece haberse puesto morado con los sobresueldos.

Tragan porque quieren, porque les gusta que los ninguneen y los desprecien. De otro modo, ya habrían presentado una moción de censura. Es su derecho y es su deber.

dilluns, 2 de març del 2015

Esa moción de censura.

Acostumbrado Palinuro a predicar la conveniencia y hasta el decoro de una moción de censura por los páramos de Castilla, tan áridos como los de Judea, le encanta escuchar alguna otra voz pidiendo lo mismo. Sobre todo si es tan autorizada como la de Odón Elorza. El exalcalde de Donostia publica un artículo en Publicoscopia, valorando el debate sobre el estado de la nación titulado Pedro Sánchez ganó a los puntos pero le faltó remachar. El artículo está muy bien, es equilibrado, justo y nada complaciente. El autor es hombre con criterio. Expresa su deseo de que Sánchez hubiera anunciado la presentación de "una Moción de Censura a Rajoy a la vista del incumplimiento de las promesas electorales, del gran incremento de la desigualdad durante su mandato y de su actitud en el debate pasando de puntillas sobre los casos de corrupción que afectan directamente a la financiación de su partido y las acusaciones delictivas que políticamente le señalan a él como responsable de lo ocurrido en el PP". Pues sí. Tal cual.

Da gusto encontrar un alma fraterna. Palinuro se siente como cuando Robinson descubrió a Viernes. O al revés: se siente Viernes descubierto por Robinson, que en esto del buen salvaje nunca hemos tenido las cosas muy claras los que vamos de civilizados. Da gusto coincidir con otra petición y esta nacida dentro de la Cámara.
 
Hay que presentar una moción de censura para legitimar el Parlamento. Este no puede ser un lugar al que la presidenta en funciones vaya a jugar al Candy Crush. No puede ser un lugar en el que los diputados del gobierno vayan a jalear a su presidente y abroncar al líder de la oposición como si fueran una peña de fútbol y desaparezcan todos como por ensalmo camino de la cafetería en cuanto toman la palabra los portavoces de los grupos minoritarios. No puede ser una apisonadora que imponga los criterios del gobierno sin objeción alguna y aplaste todas las iniciativas de la oposición. No puede ser una claque. No es serio.

La moción de censura se perderá, seguro. Pero dará a Sánchez la ocasión para exponer a la cámara y al país esas propuestas de las que habla Odón Elorza y que pasaron casi inadvertidas en la bronca del debate. Y conviene que así sea para que la ciudadanía pueda contrastar esa información con las toneladas de propaganda a favor del gobierno que ya está soltando la mayoría de los medios.
 
A ver si, aun perdiendo la moción en la votación parlamentaria, Sánchez la ganaría en la votación popular. Eso sí que lo legitimaría sin más dudas como candidato a la presidencia del gobierno. Como alternativa a lo que hay.

(La imagen es una foto de Wikimedia Commons, bajo licencia Creative Commons).

dijous, 26 de febrer del 2015

Performance.


En un post de ayer, Palinuro calificaba a Iglesias de portentoso animal político en referencia a su idea de contraprogramar el debate sobre el estado de la nación que, por cierto, empieza a conocerse como den, con alegre desconocimiento del sentido del término en inglés. Como lo pensó, lo hizo. Podemos se llevó el den al teatro Fernando de Rojas, del Círculo de Bellas Artes en su segundo día y lo llenó hasta los gallineros, con gente fuera. Eclipsó el poco relieve que iban a tener los grupos minoritarios de la cámara, especialmente los catalanistas. Y eso, además en el día en el que el Tribunal Constitucional anunciaba que anulaba parte de la ley catalana de consultas y el decreto subsiguiente a cuyo amparo se convocó el 9N.  Se avivan los tizones independentistas; la Generalitat asegura que acata pero no comparte y Mas lamenta que no les quede más vía que las elecciones de septiembre. Por supuesto. Ya se sabía. Los de ERC podían haberse ahorrado la intervención en la cámara. En realidad, visto el caso que se les hace, podían habérsela ahorrado todos los grupos, incluido el socialista. A este incluso le recomendaron que no volviera por falta de nivel. Así que ayer por la tarde, el Parlamento estaba fuera del Parlamento.

El golpe de Iglesias es espectacular. De espectáculo. De teatro. Pero con un enorme impacto. Dícese que fue Sófocles quien introdujo el tercer actor en la tragedia griega. El primer día vio la pugna entre el protagonista y el antagonista con el coro en el hemiciclo. En el segundo el tercer actor se coló, incluso obligado por alusiones. En el primer acto, el protagonista habló de Iglesias sin que este estuviera presente ni pudiera responder. En el segundo Iglesias habló del protagonista sin que este estuviera presente ni pudiera responder. Y en condiciones mucho más favorables porque el de Podemos domina los escenarios como si hubiera nacido en ellos. Lo hizo ignorando al antagonista del primer acto, a quien no nombró ni una vez y al PSOE explícitamente solo en una ocasión, ligándolo a su cruz del 135, si bien había una frecuente referencia implícita al hablar de "gobiernos anteriores". Pero la referencia directa, inmediata, permanente, fue a Rajoy a quien en el primer minuto Iglesias ya retó a un debate cara a cara en TV cuando quisiera y como quisiera. Dominio absoluto. Ahí quedó ese simbólico guante que tampoco Sánchez recogió en fechas pasadas. Con razón porque es un reto blindado: si los dos líderes dinásticos lo aceptan, juntos o por separado, tratarán de igual a igual a una fuerza emergente y son pocas sus probabilidades de ganarlo. Pero si lo rechazan, ya lo han perdido.

El discurso de casi una hora estuvo bien. Excesivamente retórico para Palinuro, aunque no para un público entregado, a veces encendido. Abundancia de figuras y tropos, pero articulado en el lenguaje directo y claro de la indignación de la gente de la calle. Se abrió y se cerró con una llamada a la Patria. Patria, patriotismo, patriotas términos que aparecieron con frecuencia. Hilo condctor de búsqueda de una comunidad extensa que luego se ajustaba verticalmente con la también frecuente referencia al arriba y abajo, los ricos y la gente. Su empeño por armar un discurso asimismo práctico, concreto, empírico, lo llevaba a interminables relaciones de datos y estadísticas que cuantifican las acusaciones de desigualdad e injusticia, pero acaban desorientando. No obstante, la conclusión era obvia: el discurso de Rajoy en el primer acto era un conjunto de falsedades, engaños, ocultaciones y servidumbres a  los amos alemanes y del totalitarismo financiero, expresión que tendrá su impacto mediático. Aunque tuvo buen cuidado de equilibrar reconociendo a Alemania capacidad para adoptar políticas acertadas.

Fue también propositivo, incluso prolijo y a veces reiterativo. No se prepara un discurso de una hora en menos de veinticuatro, aunque en él haya aportaciones colectivas substanciales. O quizá por ello. También en el recital de las medidas positivas aparecieron menciones específicas que en los discursos parlamentarios al uso no se hacen por olvido, desidia o ignorancia, como el IVA cultural o la perspectiva de género permanente. O no se hacen por miedo, como el impuesto a la riqueza.

La corrupción tuvo un tratamiento condigno. Definida como estructural y con algún sarcasmo, estuvo en el espíritu de crítica y ataque de las demás fuerzas.

De Cataluña, ni una palabra. En esto el Parlamento de fuera y el de dentro se parecen mucho.

No sé si el tercer actor se ha comido al segundo y tampoco sé si sería justo. Iglesias ha tenido veinticuatro horas para responder a un texto que ya conocía. Ha hecho una réplica. Sánchez respondía a un discurso que desconocía y solo podía imaginar. En un contexto formal y parcialmente hostil y con unos tiempos tasados. Iglesias no iba a ciegas y el reglamento no lo atosigaba. Hubiera podido hablar hora y media.
 
No obstante, las tragedias suelen tener tres actos. Queda el tercero. Palinuro no pierde la esperanza de que la oposición institucional comprenda que, si en el Congreso está bloqueada y fuera de él, ninguneada, le ha llegado el momento de hacer algo. En primer lugar, presentando una moción de censura y, si el gobierno sigue ignorando a la representación popular y gobernando por decreto, retirada al Aventino. En el fondo, ese teatro Fernando de Rojas es una especie de Aventino solo que para una gente que no está en el Parlamento o aún no está en el Parlamento. Ya se sabe que es difícil y complicado. Pero la política, a veces, es difícil y complicada, sobre todo cuanto está en juego la supervivencia.

Ese sí sería un interesante tercer acto.
 
 

dimecres, 25 de febrer del 2015

Rajoy pierde los nervios.

Con razón no quiere ir Rajoy al Parlamento ni arrastrado. El hombre que iba a "dar la cara" es el que menos cara ha dado en la legislatura y parte en plasma. Quisiera ser el hombre invisible. Solo acude al Congreso cuando no tiene más remedio y trata de condicionar su comparecencia a que se hable de lo que le interesa y se silencie lo que le desagrada. Así lo hizo ayer. Fue a soltar una arenga triunfalista sobre la crisis y callar sobre la corrupción. La arenga, la habitual sarta de mentiras y medias verdades, como ha demostrado fehacientemente Ignacio Escolar. A la corrupción dedicó dos minutos, como si no existiera, el mismo día en que se sabe que tienen a unos cuantos jueces cobrando primas del gobierno por asesorías de muy discutida naturaleza.

Lo de los tres millones de puestos de trabajo que van a crear, además de los tres millones que anunciaba en su día Pons (¿o son los mismos, como los soldados de la película de la venganza de don Mendo?), lo repetirá hoy la Brunete mediática, convertida en orfeón nacional. El mensaje implícito es: en los próximos cuatro años porque el debate de ayer fue el primer mitin de la campaña de marzo-mayo-septiembre-noviembre. El señor Hernando predicó por todas las emisoras la nueva de que el gobierno del PP ha salvado el Estado del bienestar in extremis de unos socialistas enloquecidos que malgastan el dinero en subvenciones para buscar no sé sabe qué padres.

El silencio sobre la corrupción se encontró de pronto con un sonoro muro de acusaciones. La oposición en pleno no hizo sino hablar de ella. Y eso descompuso a Rajoy. Cuando Sánchez le dijo que su nombre estaba ligado al de Bárcenas (ese que él no pronuncia nunca) ya saltó, perdió los estribos y empezó a faltar al respeto en ese tono despreciativo, arrogante, de perdonavidas que lo retrata. Hizo muy bien el socialista en reiterar su acusación de corrupción y precisarla. De las trolas sobre la recuperación ya se había encargado antes, demostrando que sí hubo el rescate que Rajoy niega y aportando dos datos aterradores que este gobierno oculta celosamente: que han saqueado el fondo de las pensiones y han llevado la deuda a donde empieza a ser imposible pagarla. Escalofriantes por la pura incompetencia. Pero el asunto grave, el decisivo, es la corrupción. Y, en efecto, en su segunda réplica, Rajoy ya empezó a insultar directamente. Claro, porque es lo que verdaderamente le preocupa.

Su respuesta fue un estentóreo ¡y tú más!. Sí, muy bien, que los socialistas arreglen su casa. Pero aquí, ahora, se habla del gobierno, de la corrupción, de la Gürtel, de Bárcenas. Es muy sencillo: el presidente debe explicar en sede parlamentaria si cobró o no sobresueldos, por cuánto, a cuénta de qué, procedentes de dónde; si se pagó sus trajes y sus viajes o los pagó la Gürtel, según dice Bárcenas; si el partido se financió ilegalmente; si las reformas de las sedes se pagaron en A o en B; si sus ministros se costeaban los confetti; si los jueces cobran o no sobresueldos.

Tiene mucho que explicar. En realidad, todo. Es incomprensible que sea presidente del gobierno un personaje tan inexplicable como inexplicado. El resto de la oposición interpretó melodía similar: la recuperación es falsa y lo que hay es desmantelamiento del Estado social y democrático de derecho y corrupción. Garzón estuvo muy bien. Brillante. Con verbo incisivo y directo. Rajoy no sabe lo que pasa en la calle; su país solo existe en su cabeza. En opinión de Palinuro, ni en su cabeza, pero ese es otro asunto. En lo del país imaginario coinciden todos los políticos: Rajoy vive en Neverland, para ponerme a tono con el tic-tac de Podemos. Lo único que me chirría del parlamento de Garzón es su insistencia en atribuir culpa a un sujeto colectivo imaginario que llama "el bipartidismo". El "bipartidismo" nos ha traído aquí. Al margen de las consideraciones lógicas del enunciado, las políticas son obvias y, a juicio de Palinuro, erróneas pues la fórmula, en realidad, es otro modo de atacar al PSOE haciéndolo igual al PP, reiterando eso de PPPSOE. Ya cansa un poco esta pequeña infamia. No por lo que tiene de infamia, sino de tonta. Porque si el enemigo es el PPPSOE, ¿acaso no es lo más inteligente dividirlos y enfrentarlos entre sí?

El señor Duran i Lleida, como siempre, pasó caballeroso por el hecho de que Rajoy dedicara menos tiempo a Cataluña que a la corrupción y ese tiempo, para proclamar España "una, grande, libre". En su tono paternalista, el catalán le avisó por enésima vez de lo que se le viene encima en el Principado, pero si ser muy específico porque tampoco él lo sabe.

Coscubiela, de cine. Palinuro es fan del catalán. La señora Villalobos, en un descanso del videojuego, le reprendió por emplear la expresión "capo de la mafia" dirigida a Bárcenas. No anduvo Coscubiela veloz. Debía haberle respondido que obviamente, el "capo de la mafia" es otro.

Por último, la intervención de Rosa Díez, una vuelta más de tuerca a la corrupción, pero con una contundencia de antiguo tribuno. La líder de UPyD dijo al presidente que debía haber dimitido en cuanto se supo que había caja B. O algo así. Ciertamente, es lo que habría pasado en cualquier país democrático del mundo. Es mucha señora la señora Díez y una pena que, a juicio de Palinuro, se equivocara fundando ese partido cuyos días parecen contados.

El debate sobre el estado de la nación, en realidad, es sobre el estado de la corrupción. Esta no empieza y acaba en el fraude de los dineros públicos, sino que tiene ramificaciones inevitables en la corrupción de las instituciones públicas de todo tipo. Si las declaraciones y manifestaciones del gobierno son falsas, engañosas, si manipulan los datos y falsean las estadísticas, todo el discurso público está corrupto y es absolutamente inservible. Una de las corrupciones más claras es la del Parlamento. Este no es órgano de control del gobierno, sino ratificador de sus decisiones. 64 decretos-leyes ha dictado el gobierno en tres años, dijo Sánchez. Esto ya no tiene nada que ver con una democracia. Es un insulto a las instituciones y, a través de ellas, a la ciudadanía, se gobierna de forma autoritaria y despótica.

Hoy continúa el debate e intervendrán los diputados catalanistas o sea, no rasquen ustedes mucho, la antiespaña. Los representantes de las tribus bárbaras que dicen no ser españolas. Cuando Cataluña es parte esencial de España. Véase la corrupción institucional durante los 23 años del pujolato.

Ahí es donde la oposición debe incidir en su deber de control del gobierno. En la corrupción. Ese debe ser el tema monográfico de una moción de censura. De eso es de lo que los ciudadanos están esperando aclaraciones: de los sobresueldos, los trajes, el confetti, la Gürtel, Bárcenas, el contubernio levantino, la Caja Madrid, Blesa y el soldado Rato. Por citar solamente los episodios más relevantes. La oposición no puede negar el martes/miércoles al gobierno capacidad y legitimidad y reconocérselas sin más el jueves.

Tiene que censurarlo.

dimarts, 24 de febrer del 2015

Debate, sí, pero sobre la moción de censura.


¿Qué más puede pasar en este Reino de la Trapisonda? El gobierno de Madrid paga "primas", que también pueden llamarse tranquilamente "sobresueldos" a magistrados y fiscales a través de una empresa privada. Ya es grueso. Cualquier malpensado diría que los gobernantes tienen comprado un puñadico de jueces. No así Palinuro, a quien consta la fiera independencia de la Justicia. No ayuda, empero, que uno de los agraciados con las jugosas primas mensuales sea el presidente del Tribunal Superior de Justicia, Vieira, que anuló las escuchas de la Gürtel, gracias a lo cual, si no me falla la memoria, se expulsó de la carrera judicial al juez Garzón. Ni ético ni estético, editorializa furioso El País. Sí; ya veremos si legal porque, de entrada, hay un problema de incompatibilidades que el señor Vieira se ha saltado alegremente, justo el tipo de comportamiento por el que están friendo a Monedero.

Al grano, aquí ha estado cobrando sobresueldos medio mundo por cantidades astronómicas, de la caja A, B, C de la empresa Indra, de la Fundación Tal o el consorcio Cual. Pero todos dineros públicos. Un expolio general.
¿Qué más hace falta para que la oposición presente una moción de censura a un gobierno que ha llevado España a esta situación de esperpento? ¿O no es un esperpento que hasta los jueces estén bajo sospecha de corrupción? Rubalcaba amenazó con ella en 2013 pero luego no volvió a mencionarla. Sánchez, es evidente, ni la considera. Sin embargo, debiera hacerlo por dos motivos: uno de principios y otro de conveniencia.
Por principios: Sánchez es el líder de lo que los británicos llaman el "gobierno en la sombra". La verdad, no estoy muy seguro de que lo haya constituido, pero, en todo caso, es el jefe del "gobierno en la sombra". Salga de ella. Aparezca a la luz en el Parlamento. Haga la crítica al gobierno y proponga sus alternativas. Que la gente se informe, sopese, se forme un juicio. Es lo civilizado. Y es su deber.
Por conveniencia: Pablo Iglesias contraprograma el debate sobre el Estado de la Nación con una intervención por la tarde del miércoles en el Círculo de Bellas Artes en la que responderá a Rajoy. Iglesias es un portentoso animal político. Como no puede estar en el debate del Parlamento, se lo lleva a donde él está. Confía en los medios. Y, en efecto, mucha gente contará las respectivas audiencias. Con esa decisión, Iglesias reta a Sánchez a ver quién es más y mejor líder de la oposición  y presenta mejores propuestas.
La única baza que tiene Sánchez frente a Iglesias es hacer lo que este no puede: anunciar una moción de censura.

dimecres, 28 de gener del 2015

Moción de censura y retirada al Aventino.


El señor Rajoy ha estado presuntamente veinte años cobrando sobresueldos de procedencia dudosa. Según parece, también se benefició de las dádivas y pagos en especie que derramaba generosamente la Gürtel entre sus benefactores: trajes, corbatas, relojes. Todo en el mejor estilo valenciano de la inimitable señora Barberá y el Curita, o sea, el señor Camps, a quien el presidente prometió en un mitin que 'Siempre estaré detrás de ti, o delante, o a un lado', una más de sus falsas promesas porque hoy no quiere ni verlo.

Igualmente apoyó públicamente al delincuente Fabra, expresidente de la Diputación de Castellón, hoy cumpliendo condena en la cárcel, y a quien calificó de ciudadano y político ejemplar para el PP. Algo parecido con el también recluso Matas, expresidente del PP de Baleares al que prometió que vamos a hacer en España lo que Matas hizo en Baleares, otra promesa que hasta a él interesa que sea falsa. A estas alturas, el presidente tiene más amigos, ejemplos y modelos en la cárcel que fuera de ella.

Rajoy ha sido secretario general y presidente de un partido al que el juez y la fiscalía acusan de haberse financiado ilegalmente durante veinte años, haberse lucrado con el producto de presuntos ilícitos, haber estado repartiendo sobresueldos ese tiempo y todo ello a través de una contabilidad paralela, opaca, fraudulenta a la que se conoce como caja B. El presidente sigue negando la existencia de dicha caja, aunque tanto el juez como el fiscal y la abogacía no dudan de ella.

Es decir, es muy posible que, en su famosa comparecencia en el Congreso de 1º de agosto de 2013, el presidente mintiera al negar tajantemente caja B alguna en el partido. Como quiera que el hasta ahora innombrable Bárcenas insiste en sus acusaciones, Rajoy ha vuelto a negar en la televisión aunque ahora menos tajantemente, afirmando que ni él ni sus colaboradores más cercanos sabían nada de la tal caja B y que, si esta existe, será de propiedad exclusiva de Bárcenas, aseveración que invalida el SMS que envió al extesorero del PP en la cárcel, Luis, sé fuerte. Hacemos lo que podemos.

Mentir en sede parlamentaria es lo más grave que puede hacer un político en democracia porque supone defraudar la confianza del conjunto de los ciudadanos que depositan su soberanía en la cámara. Por ello, la oposición cumple con su deber cuando exige la comparecencia del acusado en el Congreso a dar explicaciones de la caja B. Sin embargo, el PP anuncia que hará valer su aplastante mayoría absoluta para impedir tal comparecencia con el argumento de que el presidente ya dio las que tenía que dar en su día. Pero en su día lo que hizo Rajoy presuntamente fue mentir. Esa negativa basada solo en la cantidad es la enésima prueba de que el Parlamento no sirve literalmente para nada en cuanto a su función de control del gobierno. Tampoco sirve en su función legislativa, pero ese es ahora otro asunto.

Así que, reducida a la impotencia, ninguneada, ignorada la oposición en el ejercicio ordinario de su función de control, no le queda más remedio que recurrir al ejercicio extraordinario. Debe plantear una moción de censura. Ya se sabe que la perderá pero es la única forma de obligar al presidente del gobierno a comparecer en el Parlamento a dar las explicaciones que los ciudadanos merecen y responder a las acusaciones y críticas de la oposición.

Pasada la moción de censura e informada la opinión pública de cómo están las cosas en un asunto por razón del cual el presidente debiera haber dimitido hace años, si la mayoría del PP sigue bloqueando las iniciativas parlamentarias, la oposición debe plantearse otras acciones. La más contundente, a juicio de Palinuro, sería una retirada al Aventino, esto es, la oposición no puede seguir legitimando con su presencia la deriva autoritaria y dictatorial del Parlamento, sino que debe ausentarse de sus sesiones, en tanto un presidente absolutamente deslegitimado por su actuación no presente su dimisión.

diumenge, 25 de gener del 2015

Moción de censura a un imbécil corrupto.

Palinuro lleva meses, años, pidiendo que la oposición presente una moción de censura a este presidente, perfectamente caracterizado por Albano Dante Fachin Pozzi como un imbécil.

Ningún país que se precie, ninguna comunidad de ciudadanos que tenga en algo su dignidad, pueden aceptar ser gobernados por un imbécil, un tipo que lleva tres años haciendo y diciendo necedades, estupideces, sinsorgadas. Es verdad que España tiene una larga historia de gobernantes idiotas, desde Carlos II el hechizado hasta Aznar, pasando por Isabel II y  Francisco Franco pues que, además de imbéciles, hayan sido criminales y genocidas, no resta un ápice a su imbecilidad. Y también lo es que a lo largo de los siglos el país parece haber aceptado con resignado fatalismo que, si alguien llega a presidir el gobierno, tiene muchas probabilidades de ser un imbécil.

Entonces, ¿por qué molestarnos? Si Rajoy es un imbécil, no desentona. ¿Para qué montar el lío de una moción de censura? Porque ahora llevamos ya un tiempo en Europa y ahí detectan a la primera los gobernantes imbéciles, se aprovechan de su imbecilidad y las consecuencias las pagan luego los pueblos. Basta con mirar a Grecia. Así, desde el primer momento de su mandato, Rajoy fue calificado en el Parlamento europeo como el líder más incompetente de Europa, lo que tiene su mérito porque los hay a porrillo.

Hay quien sostiene que, siendo España una democracia, al menos formalmente, si un imbécil tiene once millones de votos, deja de ser un imbécil para convertirse en un estadista. Falso. Once millones de votos y once veces once millones de votos pueden elevar al gobierno a un imbécil, pero seguirá siendo un imbécil. Millones votaron a Hitler, un asesino; millones a Nixon, un granuja; millones a Berlusconi, un crápula; millones a  Bush Jr., otro imbécil, perfectamente conjuntado con Aznar. Los votos te dan el poder, pero no las neuronas.

Hay otra razón. Este imbécil es, además, un corrupto, un tipo que lleva veinte años cobrando sobresueldos presuntamente ilícitos, regalos, viajes, dádivas de la Gürtel; veinte años siéndolo todo en un partido que ha generalizado las prácticas corruptas, en donde unos sinvergüenzas han amasado fortunas, han vivido a cuerpo de rey a costa de la ciudadanía, han expoliado lo público, arruinado a cientos de miles de personas y empujado al exilio económico o al suicidio a montañas de gente. Un partido que más parece una asociación de malhechores, un partido de granujas.

El partido de la de ¡que se jodan!, cuya padre, por cierto, está jodiéndose en la cárcel por delincuente.

Y eso ya es la gota que colma el vaso. ¿Gobernantes imbéciles? Es el destino. ¿Corruptos? ¿Para que nos roben? Hombre, ya está bien. Hay que reaccionar y, en efecto, Palinuro lleva meses, años, pidiendo que la oposición haga algo para que, además de robarnos, estos corruptos no nos tomen por el pito del sereno. Jamás tuvo eco. Siendo secretario general del PSOE Rubalcaba -que tenía muchos méritos para ser presidente de España en la más acrisolada tradición de la imbecilidad- amenazó tímidamente con presentar una y ya no volvió a mencionarla, como si hubiera sido un exabrupto del inconsciente, una pesadilla producto de una indigestión.

Por eso saluda hoy Palinuro y aplaude el espléndido, excelente, artículo de Odón Elorza en Publicoscopia titulado Del carnaval de Bárcenas/Rajoy a una moción de censura y espera que tenga más eco que él. Elorza es una autoridad en el PSOE, fue alcalde de San Sebastián, es diputado en las Cortes, hombre culto, con criterio e independencia; hombre respetado. Ojala lo escuchen sus compañeros y la dirección de su partido y comprendan que la moción de censura, hoy, es mucho más que una medida política parlamentaria. Es una obligación moral de la oposición que no puede seguir haciendo el juego a esta banda de profesionales del mangue y el trinque a través de sobresueldos, comisiones, mordidas y paraísos fiscales.

Palinuro, mucho menos importante que Elorza porque es un modesto navegante a quien solo escuchan los peces y las estrellas, no solo lleva años pidiendo la moción de censura sino, prueba de su radicalismo, también que la oposición haga una retirada al Aventino, esto es que, una vez censurado el gobierno (aunque la moción no se gane tiene un enorme poder politico y moral) deje de legitimar con su presencia la absurda farsa en que se ha convertido el Parlamento, reducido a ser la clac de un imbécil, y se retire a deliberar por su cuenta a otra parte.
 
Eso sí sería hacer política a la altura de los tiempos y devolvería a la oposición parlamentaria la iniciativa y la dignidad que la calle le está negando.

divendres, 31 d’octubre del 2014

La democracia pretoriana.


Una de las vías de escape de Rajoy ante cuestiones incómodas es recordar que su gobierno va a presentar un "paquete" de medidas de regeneración democrática. Ya tiene guasa que, a los tres años de gobierno, haya que regenerar la democracia, aunque siempre se podrá decir que la culpa es de Zapatero. El nuevo comisario político de RTVE lo hará. Regeneración es la palabra de moda, el santo y seña de los leales en estos momentos turbios en los que hasta tus compañeros de pupitre resultan ser unos chorizos y muchos con sus puntas de putañeros, bebedores y jugadores. La crème de la crème del neoliberalismo castizo en el jardín de las delicias a costa del contribuyente. Regeneración. Regresa un Bárcenas de esquiar en Chamonix con cargo a la caja B o la C o la D de ese partido que más parece un bargueño de mil cajones, alguno secreto. Regeneración. Se le desparraman los emails a Blesa a la vuelta de un safari en Kenia, de matar antílopes en compañía de alguna agraciada señorita y se conocen las francachelas de los caballeros de la mesa redonda y la tarjeta negra. Regeneración. Se le van las cuentas a Acebes de haber sostenido con fondos de la caja B el periódico Libertad Digital, faro del neoliberalismo, y se descubre que hasta esos fondos a tan noble causa destinados, han desaparecido. Regeneración. Hay alcaldes, presidentes de diputación, de comunidad autónoma en prisión, preventiva o firme. Regeneración. Llevamos treinta meses regenerándonos o escuchando avisos de cómo vamos a regenerarnos.

En realidad, llevamos ciento cincuenta años porque no es casualidad que la palabra de moda sea la consigna de los regeneracionistas del XIX. Ahí estamos. Exactamente ahí. En la segunda restauración borbónica hay dos partidos dinásticos, corroídos por la corrupción (uno muchísimo más que otro), la burocratización, los intereses creados y la política que antes venía a conocerse como turnismo y hoy se llama de de captura de rentas. El Rey va a lo suyo y los partidos dinásticos están dispuestos a cubrir sus borbonadas mientras no se lance a aventuras militares, cosa altamente improbable pues no hay con qué ni en dónde. La Iglesia, amparada en unos Acuerdos con el Vaticano de 1979 que nadie se atreve a denunciar es, comparativamente hablando, más rica propietaria que antes de Mendizabal. Razón por la cual, si alguna vez llegara al poder algún partido sensato de corte europeo, tendría que denunciar los Acuerdos y ordenar una desamortización. La patria, como siempre, convulsa, amenazada de desintegración por la deslealtad o el heroismo nacional de los redentores, según el punto de vista que se adopte.

Dios, Patria, Rey. Los tres pilares del integrismo nacional español están tocados y el sistema político en que se articulan es el mismo andrajoso, miserabley retardatario de la oligarquía y el caciquismo a que Joaquín Costa hubo de hacer frente. ¿Qué regeneración hay aquí? Y, sobre todo, ¿quién la realizará? ¿Los que han amparado, tolerado, quizá instigado y hasta capitalizado esta densa y general trama de corrupción? Eso es simplemente absurdo. Lo único sensato que pueden hacer quienes han provocado este desastre por incompetentes y corruptos es dimitir y convocar elecciones.

Pero no solamente no tienen la menor intención de hacer ninguna de las dos cosas sino que toda su actuación niega de plano la intención misma de regeneración. El Parlamento español es la guardia pretoriana del gobierno. Y en sentido literal. ¿Quién no ha visto esas carreras de Rajoy por los pasillos de la cámara, absolutamente rodeado, bloqueado, por seguratas, diputados a la orden y cargos del partido para evitar todo contacto con la prensa, como si fuera el virus del ébola? Para las comparecencias, el presidente recurre al plasma y para los desplazamientos le gustaría disponer de una máquina de desmaterialización que lo hiciera disiparse aquí y reintegrarse en carne mortal en algún lugar seguro. En tres años no ha habido una sola sesión monográfica sobre la corrupción, el problema número uno del país desde el punto de vista institucional. Rajoy no ha comparecido jamás porque no cabe llamar comparecencia a una visita en un 1º de agosto a recitar una sarta de mentiras, ya evidenciadas como mentiras en el momento en que se pronunciaban.

Es imposible regenerar una democracia pretoriana en la que la oposición no tiene la más mínima oportunidad de controlar al gobierno. En esas circunstancias, su presencia no se explica sino como una voluntad de legitimar una práctica autoritaria que está además causando estragos entre la población. Si la oposición no puede realizar su función en modo alguno, su obligación es ausentarse del Parlamento y denunciar con su inasistencia y su silencio la ilegitimidad de un gobierno por decreto, dirigido por un presidente que debería haber dimitido hace ya mucho tiempo

dimecres, 26 de febrer del 2014

Ladrones de buena estirpe

Me fastidia empezar hablando bien de Palinuro como si fuera Rajoy, pero no me queda más remedio. Viendo el debate sobre el estado de la Nación queda claro que, en lo esencial, fue como aquel lo pronosticó en su entrada anterior, El debate de hoy. Rajoy estuvo calcado (hasta en el leer como un doctrino 44 folios) y hubo alguna variante en la oposición que luego comentaremos. Repasar la entrada nos ahorra narrar el contenido del discurso del presidente que, en efecto, como él decía, es muy "previsible". Miente siempre. Y también nos permite ahondar un poco más en su sentido.

La avalancha de titulares de prensa, varios probablemente inventados, a la que respondió Rubalcaba con otra de signo contrario que fue contestada a su vez por una tercera de Rajoy machacando el hierro al rojo, delata la preocupación esencial de los dos líderes: los medios, la imagen. Lo que importa son los titulares, no la substancia, no la letra pequeña. Es más, no hay letra pequeña. Es política hecha por y para los medios, lo que no está mal tratándose de dos dirigentes que concentran los índices más altos de rechazo de la opinión pública de la historia reciente de España.

El discurso de Rajoy, según parecer general, fue una alternancia de un presente tranquilo, grávido de un futuro brillante, espléndido, y un pasado tenebroso. Entre medias está él, el hombre providencial, el milagro estilo aznarino. Habla en primera persona del plural pero siempre se refiere a él. Modestamente. Por cierto, el amanuense de los discursos podía afinar un poco más la métáfora y no hacer el ridículo con la del cabo de Hornos, símbolo máximo de los lobos de mar. Se nota que no ha visto un barco ni en dique seco. Los cabos no se atraviesan; para eso es mejor un bulldozer. Los cabos se rodean y, mejor todavía, se doblan, que es el término verdadero, según mi amigo José Manuel Roca, avezado a las cosas de la mar. Pues no se crea que el chorreo de datos y magnitudes desgranados por el presidente en apoyo de su consigna electoral de que España ya lidera el auge de Occidente esté mejor traído. Nadie con un mínimo espíritu crítico da crédito a nada de lo que diga Rajoy. Y, si de números se trata, menos. Salvo que sean los de los sobresueldos. Esos sí se los sabe.

Las variantes estuvieron en la oposición. Rubalcaba no leyó. Tiene más tablas. Está más seguro de lo que dice porque lo conoce.  No llevaba folios, sino unas notas y esquemas. Como es lógico cuando uno va a debatir, a discutir y no a machacar, a predicar y a erigir un castillo de embustes. Arrancó con cierto brío retórico preguntando a Rajoy si sabe en qué país vive. No lo sabe ni le importa. Él va a lo suyo. A lo que Rubalcaba señaló con acierto: a imponer el modelo de la máxima desigualdad. Porque se trata de la derecha. Muy cierto. La derecha ha pensado siempre que los trabajadores tenían muchos derechos, las mujeres mucha libertad y los españoles demasiada igualdad. Es una evidencia. También fue oportuno prometer que, si los socialistas gobiernan, devolverán a la ciudadanía los derechos que se le han arrebatado. Le faltó decir: y los dineros. Porque esto ha sido -y sigue siendo- un expolio jurídico, político, económico y social a manos de la derecha. Y aquí, ya el tono de la intervención de Rubalcaba empezó a decaer. Escasa contundencia con la corrupción (aunque mencionara las mentiras de Rajoy), nada sobre Cataluña, poquísimo sobre el aborto y una consideración proforma sobre la barbaridad de Ceuta. No pidió la dimisión de Rajoy ni mentó siquiera la posibilidad de una moción de censura. Y ambas cosas se las ha ganado este gobierno con creces. Una oposición demediada. Arrancó bien y se desinfló. Rubalcaba habrá sido corredor de fondo en su juventud, pero ahora no sostiene un discurso de mediana duración.

Más contundente estuvo Cayo Lara que sí se explayó sobre la corrupción y estuvo ocurrente al avisar a los miembros del PP con cuentas en Suiza que Helvetia no es una Comunidad Autónoma. Pero, sobre todo, fue muy oportuno dictaminando que el gobierno solo protege a las elites económicas. Es la tecla de la desigualdad que también había tocado Rubalcaba, pero con más fuerza: un tsunami de desigualdad que está "violando los derechos humanos". Y dicho en clave más social, de conflicto de clase, que el socialdemócrata tiende a pasar por alto. Aun así, podía haber sido más incisivo y claro: el gobierno es un comité de asuntos de la patronal, la banca y la iglesia. Legisla no solamente en interés de estas sino a sus dictados. Y también anduvo corto y flojo de reflejos: no basta con criticar. Hay que señalar el camino de la puerta. Cuando se ganan elecciones mintiendo, se gobierna mintiendo y favoreciendo a los seguidores y, sobre todo, a uno mismo a base de sobresueldos y expolio de lo público, como esa apropiación del registro civil en beneficio de Rajoy y sus compadres de profesión, lo menos que se puede esperar es que a uno lo llamen ladrón sin parar y le pidan que dimita.

Por eso, la intervención más lograda, a juicio de Palinuro, fue la de Coscubiela, el portavoz de Iniciativa per Catalunya-els Verds, quien ha definido la situación con mayor exactitud, llamando las cosas por su nombre: el gobierno, según el diputado catalán, carece de tal autoridad porque ampara a un "capitalismo confesional, rentista y parásito" y porque da cobijo y oculta la corrupción "enquistada en su propio seno", comportándose como "verdaderos saqueadores". Esa es la verdad y lo que debía haber sido tema monográfico del debate y, ante esa verdad, a Rajoy le ha salido la estirpe, aquella cuyos hijos son "mejores" y justamente desiguales por ser superiores. El desprecio, casi el asco, la impertinencia (el ya tal del momento) con que se negó a responder a Coscubiela, con altanería de señorito, demuestra que su estirpe será muy elevada, pero él es un patán.