Es mostren els missatges amb l'etiqueta de comentaris PSOE.. Mostrar tots els missatges
Es mostren els missatges amb l'etiqueta de comentaris PSOE.. Mostrar tots els missatges

diumenge, 13 de novembre del 2016

El método en la locura

Una junta emanada de un golpe de mano, carente de legitimidad y hasta quizá de legalidad, está empeñada en proseguir su desvarío atribuyéndose competencias que no puede tener. Su funcionalidad es provisional y está vinculada a la convocatoria de un congreso extraordinario. Aunque el último CF le haya concedido a las escondidas "plena competencia", será plena competencia para cumplir su mandato, no para incumplirlo.

La junta no es quién para embarcar al partido en una labor de reflexión teórica. Sí lo es para convocar el congreso cuanto antes y, mientras tanto, cuidarse de que al error garrafal de abstenerse no se añada el de quedar relegado a la irrelevancia más absoluta. Es obvio que quienes han encabezado esta revuelta de la élite en el PSOE no calibran las consecuencias de sus actos. Pero va siendo hora de que lo hagan. Esa bravata de que el PSOE será "verdadera", "dura" oposición es otro disparate. El PSOE anuncia una enmienda a la totalidad de la Ley de Presupuestos. Cree enseñar así los dientes. Es decir, no negocia nada. Ahora bien, los presupuestos son una ley ordinaria y el gobierno solo necesita mayoría simple, que puede pactar con los nacionalistas vascos. Estos pedirán a cambio mejoras para su tierra y no cuestionarán el efecto de los presupuestos sobre el resto del Estado. Y el PSOE se tragará los presupuestos del PP sin modificar una coma. El asunto no es trivial porque se trata de saber quién aguantará el hachazo de los 5.500 (u 8.000, según Bruselas) millones de € de recortes. Una vez que entregaron el gobierno al PP los socialistas descubren que su capacidad de presión es menor que la del PNV. Para evitar esta penosa experiencia solo les queda ofrecer su abstención de nuevo o incluso su voto a favor, mediando una negociación. Pero ¿cómo se va a negociar con el partido al que se prometió dura oposición sin levantar el espectro de la "gran coalición"? Conseguir que 85 diputados valgan menos que seis es una hazaña, ojalá que irrepetible.

Déjese la junta de monsergas ideológicas y convoque ese congreso extraordinario de modo urgente. Celébrense las primarias. Haya un nuevo líder elegido en competencia con otros en virtud de su programa, del suyo propio, no del que le confeccione un comité de sabios. Y devuélvase al PSOE la compostura y dignidad que ha perdido.

dissabte, 12 de novembre del 2016

El Programa 2020

Me pilla esta noticia de la comisión de sabios leyendo el último libro de Javier Paniagua (El socialismo. De la socialdemocracia al PSOE y viceversa), editado por Cátedra, y de inmediato me ha venido a la memoria la historia del "Programa 2000", que relata Paniagua con bastante sentido del humor. Es que son spitting images o, como decía una tía mía de raigambre gallega, escupidiños.

Hay un pálpito general, compartido, de que el PSOE pasa por momentos de tribulación, de turbulencias. Hay conciencia de excepcionalidad y, por lo tanto, de transitoriedad. Las discrepancias arrancan en la duración de esa transitoriedad. Las bases parecen exigir congreso y primarias de urgencia y a la voz de "ya". La junta gestora prefiere tomarse su tiempo. El partido está desnortado. La junta advierte la necesidad de replantearse fines y medios, táctica y estrategia, poco menos que refundar el PSOE. Y ahí es donde aparece el Programa 2000 pero hoy, mismo procedimiento, mismos resultados. Se reúne una amplísima comisión de sabios, se elaboran unos papeles salidos de diversas brainstorming sessions y luego se remiten a las agrupaciones para comentarios. Al final, hay una montaña de papel imposible de racionalizar en proyecto alguno viable. En consecuencia, se nombra un comité reducido de la comisión de sabios para que redacte un texto conciso, resumido, a modo de catecismo y que, por la fuerza de las cosas y la necesidad de contentar a todo el mundo, no dirá nada nuevo. Pero habrán transcurrido diez meses que quizá sea de lo que se trata, según apuntan los maliciosos del campo de Sánchez.

Si realmente se buscara una refundación del PSOE, ¿no hubiera sido más razonable remitirse a la Conferencia Política y la Declaración de Granada de los tiempos de Rubalcaba? Ni se ha intentado. Prueba de que aquellas manifestaciones no tenían contenido real y eran una justificación del giro del PSOE hacia un partido de centro, de Estado, dinástico y turnista. Justo lo que le ha llevado a la situación en que se encuentra.

Sánchez, a su vez, parece lanzado a un autoconstituido proceso de primarias que ya están cuestionándole las gentes del aparato. Primero la revisión doctrinal y, luego, la cuestión personal. El proyecto de Sánchez de peregrinar por las agrupaciones puede ser un motivo más de enfrentamientos en el PSOE, según sean las tendencias de las agrupaciones, por o contra Sánchez.

"Non fuyades, cobardes y viles criaturas, que un solo caballero es el que os acomete".

divendres, 11 de novembre del 2016

Están en las nubes

O quizá no estén en las nubes, donde suelen habitar los poetas, sino en la tierra y muy en la tierra, pendientes de cosas terrenas, prácticas, inmediatas, este comité, aquella mayoría, tal convocatoria, aquel estatuto. Hacerse con el partido. Medrar. Colocar a los propios, fastidiar a los otros.

Mientras tanto, han dado el gobierno a la derecha, después de innúmeras promesas en contrario y muy frecuentes bravatas. No son oposición. Realmente, no son nada. Justo en el momento en el que la derecha arremeterá vigorizada con ese soplo de aire fétido que llega de los Estados Unidos, la oposición socialista no existe. El partido está convulso y pendiente de una solución que, cuanto más se retrase, más traumática será.

Del otro lado de la banda de la izquierda, Podemos no está en situación de hacer realidad su anuncio al producirse la abstención del PSOE: "ahora Podemos será la única oposición parlamentaria". Pero resulta que está tan inmerso en sus trifulcas internas como el PSOE. Mañana se conocerán los resultados de las primarias, sobre todo las de Madrid, símbolo del enfrentamiento entre las dos alas que, para entendernos, pueden llamarse "radical" y "moderada", pero también "sectaria" y "realista", que esto de los nombres son arenas movedizas. La insistencia en negar esta fractura (alimentada por la negativa imagen que la formación y su líder están proyectando) demuestra a las claras su existencia y su importancia.

La desarticulación de la oposición parlamentaria, viene acompañada por un clima de pesimismo en la opinión de la izquierda. Así como la derecha civilizada ve con preocupación el triunfo de Trump, la izquierda lo considera heraldo de tiempos negros y trasmite incluso una sensación de pánico. Justo en el momento en que la izquierda institucional no sabe por dónde tirar.

PS: los catalanes reciben una ayuda inesperada y a contrario de la elección de Trump. En California se ha reavivado la llama independentista. Y miran a Cataluña

dimecres, 9 de novembre del 2016

Con todos los respetos

Digamos que el crédito de Hernando está por debajo de mínimos. Sobre todo si sale esgrimiendo el no es no que defendió con ardor hasta cinco minutos antes de decir no es sí con el mismo ardor. ¡Ah la volubilidad del carácter humano! ¡El chaqueteo de los políticos!

Seguramente el PSOE votará "no" a los presupuestos. Razones no faltan. Pero solo lo hará si es seguro que aquellos se aprueban con su voto en contra. Si la aprobación depende de ese voto, comenzarán los problemas, las divisiones, los conciliábulos, las presiones. Los golpistas de Vendimiario dirán que no tiene sentido permitir el gobierno de Rajoy para no dejarle luego gobernar. Justo lo mismo que dirá el propio Rajoy. Este, además, agitará el espantajo de las elecciones anticipadas para insuflar el miedo en los miembros de la Junta. Y si Hernando y los suyos insisten en el no es no, los junteros pueden dar un segundo golpe de mano, pues lo tienen de querencia.

La obsesión catalana de la derecha del PSOE es la responsable de esta situación. Los bonzos de antaño, con los medios de hogaño, defenestraron al SG a la mera sospecha de insinuación de que estaba enredado en un contubernio con los indepes. La izquierda española, antes española que izquierda, enfrentada al reto catalán a la idea de una única nación española, claudica ante la derecha, le pasa los trastos de matar, y nunca mejor dicho, y se sienta a ver pasar el cadáver independentista.

Entre tanto, el PSOE está literalmente en llamas. Mientras la Junta manda sus emisarios en los medios a explicar los arcanos de sus decisiones, las bases se agitan, se organizan, se movilizan y cuestionan su acción política. La Junta está ya también en los tribunales por iniciativa asimismo de la militancia. Hay un clima de enfrentamiento total. Cuando las bases entreguen las más de 100.000 firmas limpias cual patenas, a saber qué triquiñuela se ocurrirá a los intrigantes de la Junta y su musa andaluza para ignorar la opinión de la militancia y seguir a lo suyo, que ahora ya nadie sabe lo que es. Ni ellos.

Porque el golpe se dio para frenar la deriva izquierdista del PSOE y uncirlo al carro de la derecha. En el entendimiento de que esta sabría cómo poner coto a las demasías catalanas, que los socialistas españoles encuentran indigestas. La derecha tiene ahora la posibilidad de hacer lo que no se ha hecho nunca: buscar un terreno de entendimiento con Cataluña. La encomienda de la tarea a la vicepresidenta del gobierno apunta a ese sentido. Y ¿qué cara se le quedaría al PSOE si el PP negocia con los indepes un referéndum? Téngase el amable lector antes de soltar un respingo. No sería tan insólito. Escocia hizo un referéndum bajo mandato de Cameron, tan conservador como Rajoy. El general De Gaulle, gloria de la France, reconoció la independencia de Argelia; Franco dio la suya a Guinea. La derecha es doctrinaria y fanática, pero también pragmática. Si, al final, negocia con el independentismo catalán una fórmula que lo satisfaga, el PSOE habrá hecho un doble ridículo.

Muchos militantes confiesan en las redes que les resulta difícil defender su militancia y muchos también están dándose de baja porque se sienten defraudados y su partido no les merece crédito ni respeto. La situación es lamentable para el PSOE (en manos de unos auténticos desnortados) y catastrófica para la izquierda en general, ya que los apoyos que pierden los socialistas no van a parar a Podemos. Al contrario, este puede ver reducidos los suyos, precisamente por su incapacidad para cumplir su objetivo de llegar al poder o ser decisivos en su ejercicio. Y ni lo uno ni lo otro.

La rebelión de las bases, incitada por el golpe de Vendimiario e inspirada en los modelos asamblearios estilo Podemos es una realidad aplastante y creciente. Ignorarla no va a ser posible. Se le suma la campaña iniciada por el destituido Sánchez en busca de apoyos para retornar a la SG. Un líder que busca seguidores y unos seguidores que buscan un líder. Salvo acontecimiento por sorpresa, el resultado será el que cabe esperar. La cuestión es en qué medida puede Sánchez conseguir el apoyo de su partido esgrimiendo lo que El País llama con gran escándalo, sus "nuevas opiniones". En especial la más nueva de todas, la afirmación de que Cataluña es una nación.

dilluns, 7 de novembre del 2016

El despegue

Los últimos actos y gestos de Sánchez tienen un aire quijotesco. Aquí está el hidalgo, velando armas para ser armado caballero y salir por esos pueblos de las Españas a desfacer entuertos, socorrer a los menesterosos, amparar a las doncellas y acabar en posesión de la Secretaría Grial del PSOE.

La formación de la candidatura no se hace según usos habituales en el partido, pero tampoco desde fuera de él. Tiene un origen indirectamente plebiscitario en los miles de militantes que han suscrito una petición de Congreso extraordinario y primarias. Su baza evidente es su imagen de autonomía personal y voluntad de liderazgo. La autonomía la ha probado, el liderazgo es lo que está por ver.

Después de las melodramáticas escenas del golpe de mano del 1º vendimiario y, habiéndose explicado cuáles eran las motivaciones que lo impulsaban, el programa de la candidatura debe contener novedades al respecto y estas solo pueden ser la intención de negociar con la izquierda de Podemos y la de entenderse con los independentistas catalanes en un referéndum. Habiéndolo enunciado en el programa de Évole, Sánchez, sin embargo, no fue del todo claro. Reconoció, sí, que Cataluña es una nación, cosa que luego le copiaría Iceta, que es hombre disciplinado. Sin embargo, el líder in the making habló luego confusamente de "votación". Los eufemismos no funcionan y las cosas deben exponerse por sus nombres. "Votación" quiere decir referéndum.

Ya se sabe que una posición así suscitará fuerte rechazo en todo el nacionalismo español, incluido el del PSOE. Tanto que la candidatura de Sánchez (que sería recibida con palmas si se limitara al giro a la izquierda) puede no fraguar. Pero, antes de rendirse sin más al tradicionalismo hispánico, puede hacer dos peticiones:

La primera. En democracia debe hablarse de todo. Negarse al diálogo so pretexto de que ciertos temas son intangibles no es aceptable porque implica una presunción de infalibilidad.

La segunda (dependiente de la primera). Si la propuesta de llegar a un referéndum pactado en Cataluña, aceptable para los independentistas, no es aceptable para los nacionalistas españoles, que estos presenten otra que sí lo sea para todas las partes.

En el arduo caso de que la candidatura de Sánchez saliera ilesa de un contraataque nacional español, el giro a sinistra es más sencillo. Dos tercios de Podemos, Errejonistas y gentes de IU, verían con buenos ojos una colaboración con el PSOE en una oposición fuerte y activa. Eso dejaría a los bolcheviques del sorpasso acuñando frases revolucionarias, que se les da bien.

Sánchez tiene un punto fuerte: es el único socialista en quien no hace mella la amenaza de elecciones anticipadas. Al contrario, le convienen dado que ahora no es diputado y, si alcanza la SG le interesa sobremanera serlo.

diumenge, 6 de novembre del 2016

La situación de la izquierda, II

El otro sector de la izquierda ha jugado muy mal sus cartas, con mucha impericia. Cosa impropia de un partido que se precia de ser izquierda moderada, democrática, institucional, incluso dinástica y garante de la estabilidad tanto en el gobierno como en la oposición. Un partido con esa conciencia de sí mismo no puede valerse de un golpe de mano y de "sargentos chusqueros", según Borrell, porque eso es recurrir precisamente a aquello que se dice querer evitar. ¿El resultado? A la vista está: un caos presidido por una gestora presuntamente ilegal, que no sabe qué hacer y, además, toma las decisiones por un partido parlamentario que es rehén de la derecha. Si el PSOE saca los pies del tiesto en el Congreso, Rajoy disuelve, convoca elecciones anticipadas y pilla a los socialistas sin candidato y teniendo que improvisar uno en plena batalla campal dentro del partido. 

¿No se les había ocurrido a los conjurados del 1º de octubre que abrían la caja de Pandora con tanto éxito que ni la esperanza dejarían en ella? ¿No veían estos amantes del equilibrio, la estabilidad, el orden y la moderación que lanzaban su partido, en un precario esquife a los rápidos de un río tumultuoso? A lo mejor no valen tanto como ellos mismos creen.

En el mejor de los casos, cabe interpretar que la inoperancia e irrelevancia que esperan al PSOE en esta legislatura se verán como una especie de sabático para retirarse a los cuarteles de invierno a reanimar el languideciente cuerpo de su centenaria organización. Pero no será. Se prevé una larga y amarga batalla con varios fuegos cruzados entre candidatos que difícilmente resistirán la tentación de acudir al juego sucio. Y eso sin contar con el añadido de esa candidatura de Pedro Sánchez que está fraguándose extra portas, con el apoyo de una militancia indignada, el manejo de las redes sociales y, según tengo entendido, una campaña de microfunding, ya con aromas podémicos. 

Es difícil calibrar las perspectivas de una candidatura que se presenta al margen de los cauces habituales y como una peripecia con ínfulas de liderazgo personal. No sabemos cuánto aguantará Sánchez frente a los previsibles ataques de su partido y tampoco si consigue imponerse antes de que esos ataques empiecen. Pero será difícil que fragüe como tal candidatura sin presentar un programa que se distinga claramente del del PSOE que lo ha expulsado y del de Podemos, que ha intentado suplantarlo. Y ese programa tiene que incluir una propuesta de negociación con Cataluña con vistas a la realización de un referéndum.

Lo que no sea eso, ya ha fracasado.

dijous, 3 de novembre del 2016

Aventurarse a lo nuevo

Por más que los de Podemos batallen por ser el centro de la atención mediática, el foco de interés sigue siendo la crisis del PSOE. El País, cuyo grado de entusiasmo con Sánchez ha quedado demostrado en los últimos tiempos, descubre que, además, este buen hombre tiene nuevas opiniones. En general eso está mal visto en estos pagos. Está mal visto hasta tener opinión. Pero, si además, es sobre asuntos de la máxima importancia, como la tendencia a la izquierda y la cuestión catalana, el asunto es temerario. Ese es el meollo del drama en el PSOE: Podemos y Cataluña.

Se supone que el PSOE tiene que elegir entre aliarse a la derecha (PP) o a la izquierda (Podemos). Unos animan hacia la izquierda; otros, a la derecha y estos parecen ser poderosos porque han desencadenado la crisis con un golpe de mano o de fuerza, que viene a ser lo mismo. Sin embargo, no está nada clara esa obligación de optar. De hecho, aunque la abstención haya sido una claudicación, lo ha sido por la mínima, pues no obliga a la acción mancomunada. Hay un espacio de opinión y electoral entre la derecha del PP y la Izquierda de Podemos. La primera es heredera directa del franquismo, revestido de neoliberalismo y con una incontenible ansia de expolio del común. Los segundos, que llegaron al socaire del movimiento 15M, trayendo promesas de nueva política, se han adaptado al juego institucional y su discurso y su práctica son confusos. Reverdece en ellos la vieja izquierda comunista carente por entero de lo que siempre presume, un programa, y solo interesada en el sorpasso.

Entre estas dos posiciones hay un espacio considerable, agrandado por el hecho de que ellas, las posiciones, son extremas. Es el espacio que ha habido siempre, el del socialismo democrático, la socialdemocracia. Y aquí es donde aparece el proyecto de Sánchez que dice querer para el PSOE autonomía frente los poderes fácticos y la tentación populista. Si el PSOE se obstina en sus "viejas opiniones" y se mantiene como auxiliar del PP, es probable que cave su tumba electoral, al estilo PASOK. Pero no es seguro. Las "nuevas opiniones" de Sánchez ¿darían para fundar un tercer partido de la socialdemocracia renovada? Espacio hay, probables partidarios, también. La izquierda democrática, reformista que quiere parar a la derecha pero no a costa de aliarse con una izquierda cuya relación con la realidad es problemática. Lo que no está claro es si hay liderzgo y capacidad para articularlo.

Y luego está el otro asunto, el que de verdad importa, Cataluña. Muchos de quienes seguirían a Sánchez en su giro a la izquierda, lo abandonarán si el giro, además, afecta al Principado. De este asunto no se habla porque las ideas están clarísimas: de independencia, nada. Y así como el agonizante Franco se despidió de Juan Carlos diciéndole que guardara la unidad de España, ha bastado que Sánchez haya compartido alguna cerveza con Joan Tardà para que el poder en la sombra en el PSOE lo mande a él a ellas, camino del ostracismo.

El punto flaco de Sánchez es Cataluña. En realidad, es el talón de Aquiles del sistema de la III Restauración. En el PSOE es donde más se aprecia. Basta ver las complicadas relaciones con el PSC. Pero Sánchez no tiene otra opcion que formular una propuesta de negociación con los independentistas. Alguien tiene que hacerlo. Alguien tiene que explicar a la opinión que la política de cierre al diálogo y la negociación, la de la hostilidad permanente, no ha dado resultado sino que, al contrario, ha exacerbado el conflicto. Y cuando una fórmula fracasa, hay que buscar otra. Y rápido, porque la hoja de ruta de los independentistas sigue su curso y augura un futuro de mayor confrontación que nadie quiere y el Estado español, fácilmente presionable por las potencias europeas, no puede permitirse.

Para el nacionalismo español (el del PSOE incluido) lo más esperanzador en Cataluña es ese nuevo partido abanderado por la señora Colau, en clave izquierdista y pronunciadamente ambiguo en la cuestión de la independencia. El nuevo partido amenaza a sus rivales más próximos, el PSC y Podemos y quizá a sectores de un independentismo tibio. Pero eso son futuribles. Aquí y ahora, el PSOE tiene que decidir qué respuesta da al independentismo, si el cerrado "no" sin más del PP o una "nueva opinión" estilo Sánchez que incluya sentarse a negociar una salida civilizada y democrática al único conflicto real del Estado español.

dimecres, 2 de novembre del 2016

La izquierda y sus medias verdades

La palinodia que cantó Sánchez en Salvados fue seguida sin solución de continuidad por una glosa coral en el programa de Ana Pastor, El objetivo. Seis miembros de distinto relieve de las principales fuerzas políticas se lanzaron sobre las revelaciones de Sánchez para ponerlo de chupa de dómine y ensalzar sus formaciones. Hasta el representante del PSOE, delegado de la Gestora, y comisionado para justificar lo injustificable. Seis políticos ejercientes contra uno al que han obligado a volver a la casilla de salida y amaga con salir. Lo que allí se dijo explica las posiciones más o menos oficiales de los partidos. Nos interesan las izquierdas porque, en definitiva, ya ha quedado claro que si gobierna la derecha es por la incapacidad de la izquierda para ponerse de acuerdo.

Empiezo con la izquierda independentista. El celebrado discurso de Rufian no fue adecuado. El recurso sistemático a la anáfora es desesperante y, en general, el tono y la actitud no son correctos. Otra cosa es el contenido. Los socialistas lo merecen. La forma no es afortunada; el fondo, sí. Garzón considera "hipócrita" el discurso de acusar en Madrid a alguien por hacer lo que el propio acusador, ERC, hace en Cataluña, esto es, aliarse con la derecha reaccionaria. El dirigente de IU no entiende el factor nacional en la política catalana, cosa habitual. No es habitual, sin embargo, faltar tan clamorosamente a la verdad: todo el mundo sabe que la derecha catalana no es ni de lejos la española.

Llamativa ha sido la reacción unánime de Podemos a las semirrevelaciones de Sánchez. Estas avalan su interpretación de que no fueron ellos quienes impidieron un gobierno de izquierdas a raíz del 20D sino las oscuras fuerzas que no se presentan a las elecciones. Ellos están libres de responsabilidad. Esto no es enteramente cierto. Es una media verdad. Es cierto que las fuerzas actuaron, como ya se sabía desde la famosa decisión del CF de confiar en Sánchez con dos condiciones prohibitivas (hoy llamadas "líneas rojas"): nada de alianzas con Podemos y menos con los indepes catalanes; de estos, ni la abstención. Así fue. Pero también fue cierto que Podemos no quería un gobierno de izquierdas sino que, como todos, según dijo Sánchez en la entrevista, prefería segundas elecciones. Esas segundas elecciones traerían el sorpasso, la hegemonía de Podemos en la izquierda. Es más, hay una razón irrefutable: si Podemos hubiera querido un gobierno de izquierda, no habría votado en contra de Sánchez sino, al contrario, hubiera debido ir con él, precisamente para desbaratar el plan de la derecha.

No se olvide que ese plan no era impedir un gobierno con (o de) Podemos, sino asegurar el mantenimiento del gobierno del PP. Y así, Podemos, votó que no, haciendo justo lo que la derecha quería. Una metedura de pata colosal que no se desvanece porque una u otra profecía se hicieran realidad pues afecta al resultado. En lugar de reconocer el perjuicio causado por sus medias verdades, Podemos parece haber encontrado un nuevo motivo para intensificar su hostilidad al PSOE. Cuando el empecinamiento doctrinario quiere que las personas se estrellen, les hace creer que la realidad demuestra lo acertado de sus (pre)juicios.

Nunca había estado la izquierda más lejos de conseguir sus objetivos; nunca tan dividida.Tanto que, una vez investido, Rajoy ya ha hecho realidad el vaticinio de los contrarios a la abstención: abstenerse era constituir al PSOE en rehén del PP. O se vota a favor de lo que el gobierno quiere o se convocan elecciones anticipadas. Y allá va el PSOE -que no puede permitirse unas elecciones- uncido al carro de la derecha, por lo menos hasta el congreso y las primarias pendientes de convocatoria.

Este es el momento que Sánchez ha escogido para hacerse las fundaciones, en busca de una legitimidad cuasiplebiscitaria que lo sostenga en su postulación como candidato a la SG. Se dibuja aquí un relato romántico de cómo un líder elegido por el pueblo es descabalgado por las potencias oscuras con ayuda de los poderes mediáticos y el auxilio ejecutor de sus compañeros de partido. Una vez lanzado al ostracismo, el líder emprende la heroica tarea de reinventarse y proponerse de nuevo con un discurso distinto y cuenta algunas medias verdades en un programa de TV a modo de lanzamiento. Las medias verdades (por ejemplo, lo relativo a la Telefónica) harán más daño que beneficio, como siempre. El carácter distinto del discurso se refiere a las dos condiciones prohibitivas: Podemos y los indepes catalanes y, entre medias, el referéndum. El riesgo es que ahora le digan lo de las buenas horas mangas verdes.

Saben los dioses que tal fue siempre la idea de Palinuro, esto es, el entendimiento entre el PSOE, Podemos y los indepes catalanes. Resulta lamentable que todos, indepes catalanes, Podemos y PSOE, reaccionen con hostilidad creciente entre ellos. El camino que habrían de llevar es el inverso. Según parece, el que propone ahora Sánchez. El socialista ha dado un giro fenomenal y, aunque sigue siendo confuso en ciertos aspectos e iluso en otros, quizá merezca un voto de confianza.

La cuestión es si ese cambio de Sánchez obtiene el apoyo de su propio partido, cosa nada clara. También es cuestión si Sánchez tiene la consistencia, el temple y demás condiciones para liderar ese proyecto hasta el final. La impresión que ha dado hasta ahora es que no las tiene. Es de suponer que habrá otras candidaturas en competencia con la suya y el electorado tendrá tiempo de hacerse una idea sobre sus respectivos méritos y posibilidades. Al fin y al cabo esto es y no es un asunto de personas.

El reestreno

Merced a la implosión del PSOE, Rajoy ha vuelto a ser investido presidente del gobierno y ya ha jurado el cargo ante la Biblia, la Constitución, un crucifijo y varios personajes de esta ridícula comedia de la política española: el que hace de Rey, el que de ministro, el que preside el Senado, etc. Algún día habrá que analizar la naturaleza podrida y repulsiva del catolicismo español: una religión que admite que un embustero complusivo, un mentiroso sin escrúpulos, un falsario incapaz de cumplir una sola de esas promesas que va lanzando por ahí pueda jurar solemnemente delante sobre los Evangelios. Se me dirá que ese es asunto de la conciencia de cada cual y que el catolicismo como creencia colectiva es posible. Pero no basta. La vida de Rajoy es de dominio público y todo el mundo sabe que es un embustero, un cínico, un tipo capaz de engañar a la colectividad y provecharse de ella. ¿Imagina alguien algo más anticristiano que privar a los dependientes de las subvenciones que le corresponden pero financiar la atención al propio padre con el dinero público, como hace Rajoy? ¿Algo más inmoral y repugnante? No, el asunto no se zanja hablando de la "conciencia de cada cual". Aquí hay algo más: la complicidad de los católicos con estas odiosas prácticas. Por eso votan a Rajoy las monjas, los curas, todo el nacionalcatolicismo.

En realidad, mi artículo de hoy en elMón.cat versa sobre el primer encontronazo que ya se ha dado entre el recién estrenado presidente español y el catalán. Puigdemont pide una entrevista de presidente a presidente para tratar del referéndum, ese del que Rajoy no quiere oír hablar y Sánchez comienza a considerar tras liberarse de la retardataria y reaccionaria influencia de Rubalcaba.

Muy probablemente llega tarde. En esta legislatura de la derecha se producirá el definitivo encontronazo con Cataluña.

Aquí, la versión castellana del artículo:

LA INAUGURACIÓN

Tras la investidura de Rajoy por K.O. de los socialistas, vino la solemne toma de posesión en envenenado por la petición Puigdemont de celebrar una reunión de presidente a presidente para tratar la cuestión del referéndum y otras cuarenta más. Digamos que es una forma catalana de convertir un gesto protocolario como una felicitación por la investidura en algo de contenido práctico. Se invita al recién nombrado presidente del gobierno a ejercer sin más dilaciones su pleno Halloween y el juramento tuvo algo de “truco o trato”. Pero el momento estaba autoridad abordando una negociación urgente, indebidamente aplazada durante diez meses.

Todos los caminos conducen a Roma pero, para llegar hasta allí, hay que recorrerlos. El de Madrid, también. Cuantas veces haga falta. Para que quede claro que se han hecho todos los intentos posibles de diálogo y negociación. Es acumular bazas. Para reforzar la posición de la Generalitat, Puigdemont no asistirá a la reunión estatal de presidentes de CCAA sobre financiación autonómica que lleva ya tres años de retraso Acostumbrado a dejar pudrir los problemas sin que nadie proteste, Rajoy se encuentra que no puede aplicar esa táctica con Cataluña. El Estado no puede obligar a Puigdemont a asistir a la reunión y, sin Cataluña, poca será la financiación que acuerden los demás. Cataluña ejerce ya su soberanía de hecho negativamente.

La respuesta del gobierno de la derecha es sabida de antemano: la condición del referéndum es inaceptable y ello no imposibilita pero sí dificulta las negociaciones en otros ámbitos. Quizá sea una suposición prematura. No es de esperar que el nuevo gobierno modifique los criterios básicos de Rajoy pero quizá sí que los modifique el mismo Rajoy. Muchas veces le habrán dicho que tenga en cuenta el caso escocés que resta toda validez a la negativa española a hacer lo mismo en Cataluña. Pero eso es poco probable por razones hasta caracteriológicas.

El gobierno se siente fuerte pues cuenta con el bloque constitucionalista, de PP, PSOE y C’s. Mayoría parlamentaria abrumadora. La Generalitat también se siente fuerte, con un gobierno respaldado por una mayoría absoluta. No es previsible que ninguna de las partes ceda en su pretensión inicial referéndum sí, referéndum no. En consecuencia solo cabe augurar un futuro a corto y medio plazo de mayor confrontación, un tiempo en el que las dos partes van a medir hasta dónde está dispuesto a llegar el Estado y hasta dónde a resistir el Parlamento catalán.


Entre tanto, el tiempo pasa. La desconexión catalana se consolida. Y el Estado sigue sin hacer propuesta alguna, no ya constructiva, sino mínimamente alentadora. Ninguna iniciativa cívica o política en España a favor de una solución pactada con Cataluña. Ni un foro, diálogo o encuentro promovido por esos intelectuales siempre tan activos en defensa de los derechos de los saharauis o los tibetanos. El cierre es total. En el caso del PP, el no rotundo desde el inicio al derecho a decidir no solo se ha mantenido sino que se ha hecho vociferante. Rajoy no quiere oír hablar de referéndum. Literalmente. Negociaciones sobre reformas del sistema de financiación siempre que no haya demanda de referéndum, las que se quieran. Nos quedamos como estamos y toda ruptura de la legalidad vigente con la motivación que sea será tratada como una cuestión de orden público por la vía penal.

En el PSOE, el discurso no es muy diferente. Los socialistas comparten el recio nacionalismo español del PP pero, el mismo tiempo, son favorables a formas etéreas de descentralización política, como el federalismo. La fórmula ha perdido toda credibilidad teniendo en cuenta que necesita la reforma de la Constitución. Por eso, Sánchez, dejó entrever de que la solución vendría “votando” y sobre una “reforma constitucional”. El federalismo era tan eficaz como el bálsamo de Fierabrás. La mención al voto apunta elípticamente al referéndum como si fuera una gran concesión. Sin embargo, al tratarse de una reforma de la Constitución, el referéndum es obligado, en unos casos por razón de lo que se reforma y en otros si así lo decide una décima parte de los diputados o senadores. Eso no es aceptar el referéndum catalán sino tratar de pasar el español de matute.

Los dirigentes españoles no tienen una idea clara del problema a que se enfrentan y sus recursos son muy limitados, pues ni siquiera cuentan con un proyecto común. No son un peligro real para el avance del proceso independentista. Ese peligro está comenzando a tomar forma en el interior de Cataluña, a través de la formación de un nuevo partido de izquierda que, no siendo independentista, puede propugnar diferentes grados de soberanismo.

dimarts, 1 de novembre del 2016

Represalias

El grupo parlamentario socialista expedientará a las 15 diputadas díscolas del "NO". 

Dos modestos comentarios al respecto:

Primero. Ya oigo a los de la correcta "incorrección política" clamando contra el progresismo paleto de emplear el femenino en los universales. Algo que solo puede hacer quien ignore que su carácter masculino está en la mente divina, la ley natural, el espíritu de la lengua y los usos de la raza. Será verdad. Mi intención es simplemente señalar que, de las 15 voces negativas, 9 son de mujeres, la mayoría, casi dos tercios. Va bueno: las mujeres siguen siendo invisibles, aunque sean mayoría porque así lo quieren aquellas excelsas autoridades. Solo hay una posibilidad de que Dios, la Naturaleza, la Lengua y los Usos nos autoricen a escribir las quince diputadas díscolas y es que las quince sean mujeres. 14/1 tampoco vale; vence el 1. Será divino, natural, lingüístico y consuetudinario; pero también ridículo.

Segundo. Sin duda el grupo parlamentario actúa dentro de sus poderes. Al parecer, la pena prevista es pecuniaria, de 600 euros; más o menos el SMI. Habrá quien exija algún tipo de represalia o castigo mayor. Lo relevante aquí no es si el grupo puede hacerlo o no. Lo relevante es clarificar quién toma las decisiones sobre la acción parlamentaria del PSOE, teniendo en cuenta que este está en una especie de limbo, al cuidado de una Comisión Gestora cuya función, caso de tener alguna que no sea pagar los recibos corrientes, es convocar un congreso extraordinario. ¿Toma las decisiones de este y mayor calado la Comisión Gestora? ¿En virtud de qué mandato? Sobre todo cuando, además, sabe fehacientemente que tiene en contra a la mayoría de la militancia.

Porque a su más que dudosa legalidad, la Comisión Gestora añade una descarada parcialidad. En realidad, la comisión es una especie de junta con un programa propio, al margen, bien se ve, del partido. No puede erigirse en juez porque es parte y todo lo que haga será nulo. Los expedientados podrán recurrir a los órganos pertinentes del PSOE y este tendrá que salir del limbo y actuar. No puede permitir, por ejemplo, que la Comisión Gestora haga una campaña sistemática de descrédito de la candidatura de Pedro Sánchez a la SG por la muy lamentable razón de que sea la candidatura de aquel a quien la comisión destituyó hace un mes de muy malos modos. Malísimos.

dilluns, 31 d’octubre del 2016

Borrón y cuenta nueva

Supongo que el Salvados de ayer habrá tenido gran audiencia, aunque se dé en mitad de un puente. De hecho desembocó sin solución de continuidad en un programa de Ana Pastor con seis políticos de partidos parlamentarios que se pusieron a largar como cotorras sobre lo que se acababa de ver y escuchar. Cada uno encerrado en su discurso, tanto que podían ahorrarse la presencia en directo enviando un pen drive

El Salvados estuvo muy bien. Gran trabajo de Évole dando voz de entrada a la militancia, incluida la andaluza, que parecía una delegada de Díaz. Y mejor aun la entrevista. Évole aprieta, pero no atosiga. Y Sánchez estuvo tranquilo, mezcló sentimiento y razón y salió airoso rumbo a su nueva empresa.

De ahí el título del post. El borrón fue el repaso al pasado hasta el día de las horcas caudinas. La cuenta nueva, el propósito de Sánchez de postularse a la SG.

El borrón quedó bastante patente. Desde el primer momento hubo una movilización de las empresas, los bancos y sus medios de comunicación para impedir un gobierno de izquierdas. Que esta campaña obtuviera éxito con la ayuda de Podemos al no votar la investidura de Sánchez es materia discutible. No es discutible, sin embargo, la campaña. Y menos lo es que estuviera encabezada por el grupo Prisa, Cebrián, González, con el ladino apoyo de Rubalcaba, para forzar el gobierno del PP con la abstención del PSOE. La beligerancia de El País ha sido absoluta, cerrada. Se ha valido de todo, de las ambiciones de la señora Díaz, la vanidad mandarinesca de Felipe González y las astucias de Rubalcaba, que lleva una temporada casi tan presente en los medios como los de Podemos pero también contra Sánchez. Palinuro venía comentándolo hace días, en un post titulado Previsiones felices y otro, Como Dios manda. Había que destruir a Sánchez al precio que fuera. ¿Razón? Por fin ya no duelen prendas y se hace público y patente: Cataluña. Con un objetivo grabado a fuego: de independencia, nada. El mensaje puede estar llegando de las habituales altísimas esferas de la Monarquía y la cuartelería, o tal cosa asegura el Diario 16, que el PSOE ha entregado el gobierno al PP por presiones de la Casa Real y círculos políticos y militares.

Parte del borrón fueron los juicios de Sánchez sobre los diversos compañeros de su partido que se le han enfrentado y se la han jugado: Díaz, González, Rubalcaba, Madina, Hernando. Asuntos de interés humano y cuestiones personales internas que afectan poco a la cuestión general. Esta es la cuenta nueva del título. Sánchez ha anunciado su intención de presentar su candidatura a la SG en primarias con un programa de reconstrucción del PSOE. Cada cual en su estilo. Díaz habla de la necesidad de coser el partido; Sánchez levanta la bandera de una causa. Por eso anuncia que cogerá su coche y se recorrerá España al tiempo que ha abierto una web de enganche que, según mis noticias, ha estado tumbada unas horas con uno de esos ataques de denegación de servicio. Vaya el flamante candidato tomando nota. Eso sin contar con que sus adversarios le criticarán la web por revestir un carácter plebiscitario.

En realidad, la candidatura de Sánchez debe descansar sobre una clara exposición de sus intenciones como SG y como candidato a la presidencia del gobierno. No habiendo funcionado el juego de la ambigüedad del primer intento de investidura, la nueva propuesta habrá de diferenciarse de la anterior y, a cambio, es de esperar, contar con una actitud menos rígida de Podemos y los indepes catalanes. Flexibilidad a cambio de comprensión.

Sánchez ha lamentado no haber entendido en un primer momento el significado de Podemos. Igualmente ha cambiado su concepción nacional española, reconociendo España como nación de naciones. Es un cambio apreciable que hay que sostener y no rechazar sin más con maximalismos poco oportunos. Ya se sabe que la opción por un gobierno de izquierda con Podemos es una necesidad táctica. Para Podemos también. Esta mentalidad tan poco española debe abrirse paso: carece de sentido pedir a un aliado una coincidencia programática absoluta porque, si se diera, ¿para qué iban a aliarse? Uno no se alía con uno mismo.

Lo de Nación de naciones también necesita un repaso. Magnífico que Sánchez haya dejado de lado el nacionalismo español único con el que comenzó su mandato al grito de ¡más España! a poca distancia realmente del ¡Santiago y cierra España! Está muy bien, desde luego, pero es insuficiente. La expresión nación de naciones es grata, antigua, suena bien, pero solo será posible bajo el consentimiento de las naciones que la componen y como este está por ver, la definición más acertada de España será la de un Estado plurinacional. Hay diferencias apreciables entre ambos conceptos y conviene que Sánchez se familiarice con ellas. Esa confusa previsión de resolver el asunto votando pero sobre una propuesta concreta de reforma de la Constitución se puede entender de muchas maneras. Pero no se debe rechazar sin más porque, sin ella ni ninguna otra fórmula viable, estaremos peor.

La candidatura de Sánchez quiere aparecer amparada en el apoyo de la militancia. Por eso precisa dejar bien claro su programa que consiste en buscar una salida a la crisis del sistema por la izquierda y con propuestas innovadoras. Justo lo que más temen los oscuros poderes de los despachos y los medios a su servicio.

diumenge, 30 d’octubre del 2016

Las horcas caudinas del PSOE

Los samnios de Mariano Rajoy obligaron ayer a las legiones a pasar por las horcas caudinas haciéndolo presidente con una vergonzosa abstención. Solo quince romanos, creo, estuvieron a la altura de su condición ciudadana y votaron "no". Las legiones retornan humilladas y piden organizarse para el desquite. Piden un Cincinato que salve a la República. La ausencia por dimisión de Pedro Sánchez hace presagiar que se reserve la noble función de aquel patricio. Aunque da la impresión, por el discurso que hoy explicitará, es de esperar, en Salvados, más parece inclinarse por uno de los dos hermanos Graco. Se perfila aquí un discurso regenerador y quién sabe si refundador del PSOE.

La Gestora, la Ejecutiva o quien tome las decisiones, deberá convocar ese congreso extraordinario aunque, desde luego, arrastrará los pies cuanto pueda. Pero no tiene otro remedio que hacerlo. Y con el Congreso vendrán unas primarias o habrá una nueva trifulca. Según se dice en los mentideros, Felipe González, gran muñidor de esta operación Boabdil, pide a Javier Fernández que se las arregle con la revuelta del PSOE y deje a Susana Díaz en la penumbra para que no la pongan como una Ecce Mulier en las primarias.

En estas primarias, la opción Pedro Sánchez tiene las de ganar por el apoyo que están demostrándole las bases, pues son ellas las que han provocado el congreso extraordinario. Ciertamente podrán presentarse otras opciones. La de Díaz se da casi por descontada y se rumorea alguna otra candidatura. En todo caso, los candidatos tendrán que explicar su programa, no solo como SG sino como presidente del gobierno. El programa de Sánchez debe ser flexible y no cerrarse de antemano a ninguna posibilidad en tanto no se conozcan los resultados electorales. Esto quiere decir que caben varias posibilidades y su concreción dependerá de la fuerza parlamentaria que tenga. En el entendimiento de que, de no poder gobernar en solitario, las alianzas se buscarán preferentemente en la izquierda, incluidos los independentistas catalanes. Alguien dirá que no preferente sino necesariamente. Eso dependerá de la correlación real de fuerzas.

La jornada de ayer fue de horcas caudinas, de verdadera humillación colectiva del PSOE, sus militantes, sus votantes y hasta el árbitro. Lo cantaban los rostros de los abstenidos, todos más propios de un tanatorio; incluso peor, porque en los tanatorios se cuentan chistes. Aquí solo se lanzaron algunas balbucientes excusas del tipo de "nos abstenemos, pero ahora empieza el combate de verdad; ni un respiro les vamos a dar" a correr por las redes para provocar la irrisión más generalizada del ciberespacio. 

Las sesiones prometen ser animadas a causa de la rivalidad entre PSOE y UP por hegemonizar la oposición. Nada está escrito. Sobre todo si sale Sánchez elegido SG en las primarias. A lo mejor la rivalidad se convierte en unidad de acción que resultaría mucho más eficaz. En cualquier caso, el PSOE tiene que sacarse la espina envenenada de la abstención. Si no lo hace, perderá el escaso electorado que le quede  por haber regalado el gobierno al partido más corrupto de la democracia. 

dissabte, 29 d’octubre del 2016

La incompetencia solo tiene una salida

A la espera de las novedades que pueda aportar la anunciada comparecencia de Pedro Sánchez antes de la votación de investidura, la situación parlamentaria y política en general es realmente lastimosa. Apenas empieza a entreverse la auténtica dimensión catastrófica de la abstención decidida por el CF tras el golpe de mano de los dimisionarios el 1º de octubre. Porque no es solamente que con ella se haya desgarrado el PSOE para facilitar el gobierno a un partido y una persona que no lo merecen, sino que ese desgarro del PSOE puede quizá desembocar en una ruptura del partido y, en todo caso, en su incapacitación para el gobierno del Estado durante más de cuatro años. Y si el PSOE, el único partido de la izquierda con experiencia de gobierno, se hunde, esté quedará casi como monopolio de la derecha para vaya usted a saber cuán largo.

Llama la atención lo callados que están los bonzos y los barones desde el comienzo de la crisis. Mudos como tumbas. González no ha abierto la boca, a pesar de su garrulería en los tiempos anteriores. Rubalcaba se limita a inspirar editoriales en contra de su partido en el País, el sector monaguillos también está silente. Todos ellos, que son personas inteligentes y bien informadas, no tertulianos de tres al cuarto, saben que han montado un quilombo, que han empujado al PSOE hasta el abismo y que su supervivencia está en juego. Es inverosímil que gente tan avezada y bien informada no imaginara que en los tiempos del 15M y de Podemos, una maniobra autoritaria, un golpe de mano como el que han dado sus secuaces los barones, podría acabar en una rebelión democrática de las bases que exigen un congreso extraordinario. Y un retorno de Sánchez a la secretaría general, esto es, al poder.

Que no lo imaginaran los secuaces, la señora Díaz, el señor Fernández, el señor Madina, etc, no tiene mucho de extraño pues da la impresión de que su capacidad para entender la realidad es limitada. Y su incapacidad para prever consecuencias, amplísima. Basta con ver el desastre que han organizado en el PSOE, sus órganos, el grupo parlamentario en menos de un mes. Si se estableciera un premio a la incompetencia, estos gestores de la crisis del PSOE se lo llevaría en todas sus modalidad: incapacidad a la hora de dialogar, razonar, justificar, transigir. Le ha regalado la investidura a Rajoy con la oposición de la militancia de su partido y el apoyo del electorado del PP, al que la gestora respeta inexplicabemente por encima del de su propio partido.

Misión cumplida: la gestora ha impuesto la abstención a costa de cargarse el PSOE. Tan majestuosa incompetencia debiera tener alguna compensación. Lo más lógico es que estos dimisionarios del golpe volvieran a dimitir. Si ya lo hicieron una vez con motivos torcidos, háganlo ahora con motivos rectos. Presenten todos sus dimisiones, Díaz, Fernández, Blanco, Negro o Azul y retírense a algún apartado paraje a hacer penitencia y a ver si las potencias celestiales los iluminan.

Entre tanto, lo mejor que puede pasarle al país es que el PSOE revoque su decisión anterior y vuelva a la política del NO es NO.

divendres, 28 d’octubre del 2016

Contraataque por la retaguardia

Foucault, sabido es, da la vuelta a Von Clausewitz y dice que la política es la continuación de la guerra por otros medios. Una de las estratagemas que señalan todos los teóricos de la guerra es retirarse a tiempo, si es posible fingiendo una derrota para contraatacar después con fuerza renovada. Y hacerlo cuando el enemigo está debilitado por los destrozos que le dejara la victoria de la abstención, que es un caso típico de victoria pírrica.

El movimiento táctico de Sánchez parece estar articulado por un triunvirato compuesto por Sánchez, Borrell y Patxi López, lo que le da mucha solidez. Y parece asimismo sustentado en las 94.000 firmas, recogidas por José Antonio Rodríguez, el mítico alcalde de Jun, exigiendo congreso extraordinario como mandan los estatutos. No tengo muy claro qué pueda hacer el campo contrario, hoy compuesto por una confusa amalgama de la Comisión gestora, la Comisión Ejecutiva y la señora Díaz, que ya es un cargo en sí misma.
Si esta noticia se confirma y parece que se confirma de la forma más contundente y fulminante que cabe hoy día, esto es, a través de un tuit. En él Jordi Évole anuncia que Sánchez estará en el Salvados del domingo. El tuit es este: "dar la cara" es lenguaje castizo, por cierto. Das la cara para que te la partan. Como de pugilato. Pero el retorno de Sánchez toca la fibra romántica del personal, es como el retorno de Edmond Dantès, el Conde de Monte Cristo, a tomar cumplida venganza. Es la recuperación del liderazgo político tras una derrota. Una astucia o un destino. 

Los de la amalgama lo tienen crudo. Exigir mandato imperativo es inconstitucional y, para separar a los votantes en conciencia de la condición de diputado o militante del PSOE habrá procedimientos y no será posible que lo decida una comisión gestora o gestante por mucho que geste, ni una Comisión Ejecutiva por mucho que ejecute, ni la señora Díaz por mucho que señoree.

Si es inevitable un congreso extraordinario exprés, será para zanjar el conflicto interno y convocar primarias a la secretaría general. La petición de la militancia habrá de entenderse como un acto soberano del cuerpo electoral y lo primero que hace un cuerpo electoral es votar. Primarias, pues. Y a ellas se presentaría Pedro Sánchez, ahora quizá en singular lid con la presidenta de Andalucía. Procedimiento abreviado de dirimir un conflicto sin llegar a la batalla campal.

Supongo que Sánchez, el triunvirato, ganaría las primarias holgadamente. Eso significaría retorno del PSOE a la política de NO es NO. El acuerdo de la abstención se hizo con un PSOE pero ahora el PSOE ha cambiado; el acuerdo cambiará. La amenaza de ir a terceras era una baladronada disfrazada de benevolencia al modo jesuita. Bajo ningún concepto querría Rajoy ir a unas elecciones habiendo de enfrentarse a un PSOE reunificado en la voluntad de impedir un gobierno de la derecha y con un liderazgo, el de Sánchez, que se ha ganado cuantiosos apoyos entre el electorado y no solo del PSOE.   

Descubierta la baladronada -mala táctica militar- el baladrón pasa a ser rehén de aquel a quien quería intimidar. Para evitar terceras elecciones, el PP hará lo que sea, incluso derogar su legislación anterior. Y si no... elecciones anticipadas. 

¿Y si, a pesar de todo, no las convoca y deja que la legislatura languidezca sin más? Y eso bajo un gobierno que ya ni en funciones está pues no puede sacar adelante su programa si es que lo tiene, que no parece. En ese caso, la oposición, PSOE, Podemos e indepes catalanes podría ponerse de acuerdo en un programa mínimo para forzar la salida del gobierno: una moción de censura con el compromiso de que el primer acto del nuevo gobierno fuera convocar las aplazadas terceras elecciones.

Y permítaseme llevar mi optimismo un poco más allá, acercarme al terreno utópico ahora que celebramos el 500 aniversario de la publicación de la Utopia de Moro. Imagínese que esas tres fuerzas políticas llegan a un acuerdo de formar un gobierno de izquierda, previa aceptación del PSOE de abrir un proceso de negociación entre España y Cataluña. 

Solo la idea tiene un rechazo muy amplio entre los socialistas, ciertamente. Pero digan estos qué alternativa hay a abrirse a la izquierda cuando es evidente que la militancia está en contra de la apertura a la derecha. El terreno queda expedito y lo único que se precisa es que esa militancia sea consecuente consigo misma y apoye la apertura de una proceso de negociación entre España y Cataluña en los términos que enuncia el señor Tardà en el debate de investidura que yo titularía referéndum o referéndum, para mí la mejor de la sesión. Una intervención abrumadora y emocionante. Ninguno de los otros políticos representa una causa con el grado de pasión, de comedimiento, de contundencia y orgullo con que lo hace este hombre. 

La propuesta de Tardà es meridiana: seguiremos la hoja de ruta hasta el referéndum unilateral de 2017, salvo que haya negociación. Voluntad explícita de negociación, sin duda. Pero el problema no es el principio, sino su articulación: la negociación bilateral España-Cataluña (supuesto que los nacionalista españoles puedan asimilar este binomio) plantea de inmediato el sempiterno problema de qué sea España. Porque será raro que los vascos, los gallegos, los valencianos, los baleares, los canarios y hasta es posible que los andaluces se sientan individualmente representados por una confusa entidad llamada "España" administrada por una oligarquía saqueadora que entiende el Estado como un cortijo y lo público como sus olivares.

¿Qué hacer, entonces? Quizá no sea mala idea separar el proceso negociador del Parlamento, para no distraerse y convocar al efecto un órgano deliberante, una convención de todos los territorios en igualdad de condiciones para llegar a un acuerdo sobre la organización territorial del Estado por unanimidad, que satisfaga a todos. De no ser así, apoyar la propuesta que haya sido mayoritaria. Sea por unanimidad, sea por mayoría, esa propuesta será sometida a referéndum en las Comunidades Autónomas que lo requieran. Y de ello se sigue que el referéndum puede contener dos opciones: 1. ¿Aprueba usted la propuesta de la Convención Territorial? 2. ¿Prefiere usted la independencia de  su Autónoma? Podrían ser tres si se añade la de ¿prefiere usted que las cosas sigan como están?

Ya reconozco andar por barrios utópicos. Pero, velay, a lo mejor el secreto del liderazgo está en la capacidad para poner a la gente a pensar utopías.

dijous, 27 d’octubre del 2016

Al Andalus

Menudo espectáculo el del PSOE. Con un pelín más de genio las figuras y de grandeza el objetivo final, podría ser una tragedia sheakesperiana. Hay puñales florentinos. Hernando se da un aire a Yago. Fernández trae a la memoria a Falstaff, no por el físico, pues este es enteco y grave, sino por el psíquico. Ese mandato imperativo que se ha sacado de la manga es ciscarse directamente en la Constitución que blande todos los días. Madina es unas veces Rosencrantz y otras Guildenstern pero siempre el que lleva la peor parte. José Blanco, como Nick Bottom, quiere interpretar todos los papeles. Odón Elorza, Margarita Robles y otros posibles refuseniks semejan a la inocente Cordelia, que sufre en silencio las injusticias del mundo. Esperan la llegada salvífica de Pedro Sánchez, que es como una mezcla de Bruto y Marco Antonio si tal cosa fuera posible. Pero tenga cuidado el héroe de la libertad porque del sur viene con iracundo porte Lady Macbeth ajustando cuentas al bueno de Iceta, quien ya parece el fantasma de Banquo. 

De "divorcio" se tilda la relación entre el PSOE y el PSC, lo cual es muy adecuado para quien cree que el PSOE se arregla cosiéndolo, aunque no se sabe qué camisa le coserá porque la misma señora Díaz sostiene que los socialistas no son de izquierdas ni de derechas. Pues de divorcio va la cosa. Un amor roto. Claro, lo decía Balzac: En amour, il y en a toujours un qui souffre et l’autre qui s’ennuie. Aquí el sufriente parece ser el PSC e Iceta, que ya no baila tanto, y la que se aburre, la señora Díaz que no está para contemplaciones con esos catalanes, siempre absorbiendo los recursos humanos y de capital de Andalucía.

El PSOE tiene duro trabajo de recomponerse si consigue destruir la amenaza de escisión. Un partido tan celoso de su nacionalismo español que no tolera hablar de un referéndum en Cataluña está luego fraccionado territorialmente en una tradición de taifas. La recomposición exige al partido plantearse como partido español, que es lo que quiere ser. Y, en principio, para él, España incluye Cataluña. También puede decirse que lo verdaderamente español es el fraccionamiento, pero eso no ayuda mucho. Porque, además, esas taifas son belicosas. De ellas ha venido una rebelión y un golpe de mano tan solo ante la sospecha de una querencia a la izquierda del SG defenestrado. Si el PSOE quiere refundarse como partido español y, además, distinguirse del PP, no tiene más remedio que buscar una salida razonable a la cuestión catalana, referéndum mediante, y poner coto a las rebeliones de las taifas, que más parecen ya rebeliones de vandeanos y chuanes.

dimarts, 25 d’octubre del 2016

El otro

Después del espectáculo de los socialistas el domingo era de esperar alguna reacción de la derecha. Rajoy, en la presentación del señor Albiol en unos desayunos (en España, la política es muy culinaria) ha hecho unas declaraciones insólitamente largas y hasta inteligibles. Otra cosa es, como siempre, que sean creíbles. Pero, en todo caso, han sido manifestaciones de moderación, reconocimiento y respeto por "el otro". Nada de cantar victoria, como una tribu de indios. Eso se lo dejan a los de Podemos porque ellos se tienen por gente comedida.

Rajoy a lo suyo: la sapientísima abstención del PSOE abre la vía a un gobierno presidido por él, que tendrá muy en cuenta a Cataluña y se caracterizará por su actitud dialogante y negociadora. De este modo, de embuste en embuste, llega a la mitomanía habitual: así España, tendrá un gran gobierno. ¿Qué menos para una gran nación? Y todos en pie, aplaudiendo, el primero el ministro Fernández Díaz, especie de Beria en torpe, que ya se ve cesado por su majestuosa, aunque devota, incompetencia. 

 Lo más llamativo de Rajoy ha sido ese "ponerse en el lugar del otro". Es el abc de toda interpretación hermenéutica: para entender algo del otro, hay que ponerse en su lugar. Aunque él parezca darle un tono conmiserativo hacia los socialistas, quizá alguno de sus innumerables asesores, dado al cultivo de la ética, le haya informado de la importancia y trascendencia de reconocer y reconocerse en el otro, según enseña Lévinas. A lo mejor así comparten entre los dos el pesado fardo de la corrupción. Porque no creo que las tribulaciones del momento, con tanto fútbol que ver, lleve al presidente de los sobresueldos a incurrir en la divina locura de Rimbaud, cuando escribía a un su amigo aquello tan célebre de car je est un autre.

El PSOE tiene un otro dentro de sí mismo y anda autoflagelándose para sacarse ese demonio del cuerpo. Estudia todas las fórmulas posibles para aplicar su decisión sin quedar francamente mal y, encima, ridículo: abstención técnica, de once o de alguno más, para disimular; elegidos a dedo, o por sorteo; en bloque y punto en boca; que cada cual haga lo que quiera y salga el sol por Antequera. En los límites, los guardianes del templo de los horiacios, Javier Fernández y Susana Díaz, no dan cuartel. El primero dice que los diputados deben votar por mandato imperativo. La segunda que, quienes voten otra cosa, deben entregar el carné del partido. Lo del mandato imperativo es anticonstitucional; lo del carné no es cosa que competa a la señora Díaz. Y ahí están los dos PSOEs con sus dos almas de siempre, mirándose sañudamente. El congreso extraordinario promete ser una fiesta. 

Además del otro interno, el PSOE cuenta con un otro externo, un verdadero doble en Podemos. Un doble que se ve a sí mismo como la recta conciencia que muestra su depravación al sujeto, como en el William Wilson de Edgard A. Poe. Podría decirse que entona un peán de la victoria: Podemos es la verdadera izquierda frente a un PSOE rendido a la derecha por voluntad propia. La oposición es nuestra y la haremos en las instituciones y en la calle, como ha comunicado Garzón al Rey.

Es tanto el alborozo en las filas moradas que su figura se acerca más a la del doble de la leyenda del Doppelgänger, ese sosias siniestro que busca la destrucción del sujeto. O así lo experimenta el PSOE que lucha por su supervivencia contra un adversario salido hace nada de la nada pero dotado de armas poderosas: mucho mejor manejo de los medios, incluidos los digitales, un adanismo simpático, un atractivo entre los sectores más juveniles del electorado y un discurso regenerador, omnicomprensivo que nunca se ha puesto a prueba. 

En opinión de Palinuro, en la medida en que Podemos siga siendo un trasunto de IU, retornará a los porcentajes de voto de aquella, pase lo que pase con el PSOE. Mantener movilizada durante tres o cuatro años una sociedad como la española es una quimera. Sobre todo porque la movilización no tiene un objetivo definido, salvo que gobierne la gente. Al propio tiempo, como es de esperar, el PSOE intentará su recomposición. Si lo consigue -cosa nada fácil- asistiremos a la batalla final en la lucha por la hegemonía de la izquierda. Si no lo consigue, no es descartable la aparición de un tercer partido socialista de izquierdas en este sistema político español que ahora queda desbloqueado. Y gracias a esa decisión del CF con la que, en el fondo, nadie está enteramente de acuerdo pues, se recordará, sus partidarios la defendían como el mal menor.

dilluns, 24 d’octubre del 2016

¿Qué hacer?

Perder una votación es percance frecuente en las democracias. Cuando sucede, lo peor que puede hacer la perdedora es hundirse en la amargura, cuestionar los móviles del ganador, deslegitimar las reglas del juego y vaticinar desgracias sin cuento a la colectividad porque no ganó la parte que, a su juicio, debiera haber ganado.

La abstención del PSOE abre el camino al gobierno de Rajoy (a) Sobresueldos y su partido, esa asociación de presuntos delincuentes que andan de juzgado en juzgado. En esa situación cabe barruntar qué pueda suceder en el futuro a corto y medio plazo. Lo miraremos con respecto al país, al PSOE y a la izquierda en general.

Respecto al país, afirman los socialistas que ahora, desbloqueado el gobierno, el PP, en minoría parlamentaria, tendrá una legislatura muy difícil porque habrá una oposición intransigente del PSOE que no pasará ni una. Pero eso es una quimera. Habiéndose abstenido pretextando "razones de Estado", el PSOE se convierte en rehén de la derecha. Si desbloquear el gobierno era asunto de Estado, también lo será aprobar los presupuestos e igualmente cualquier decisión que tome el gobierno respecto a Cataluña, asunto en el que PSOE está unido al PP como dos hermanas siamesas. ¿Y qué queda? Para los otros aspectos, políticos, económicos, sociales, el gobierno se valdrá del Senado y el Tribunal Constitucional a fin de yugular cualquier propuesta que venga de la izquierda. En realidad, al abstenerse, el PSOE se ha convertido en el rehén de su adversario.

Porque este dispone de una amenaza que es un verdadero chantaje: o seguís apoyando en nombre del interés de Estado o hay elecciones anticipadas en enero, en marzo, en mayo, cuando Rajoy quiera. Así que, de oposición intransigente, nada. La bancada socialista no será de estricto aplauso a la derecha, pero le faltará poco. Tendrá que avalar la política del PP en su agresividad a Cataluña y secundarlo por el camino que lleva al conflicto institucional, la hostilidad más aguda y la ruptura del país por su incapacidad (la de ambos, a fuer de nacionalistas españoles) de encontrar una solución acordada con los independentistas catalanes.

En cuanto al PSOE como partido, los perdedores de la votación de hoy ya debieran estar trabajando para dar la vuelta a la actitud de la organización y reconstruir esta, poniéndola de nuevo en marcha, si quieren tener alguna perspectiva de recuperación. Eso significa que habrán de convocar un congreso extraordinario cuanto antes y dirimir la cuestión que aquí ha quedado en cierto modo aplazada y que tiene algo que ver con la ideología. No mucho, pues de fondo ideológico le queda al PSOE tanto como dinero a la hucha de las pensiones luego del paso por ella de estos buitres peperos. Y, sobre todo, tendrá que convocar primarias y dotarse de un líder y candidato. Si quiere recuperar algo de la centralidad perdida con este desastre provocado por sus dirigentes más reaccionarios, tendrá que encontrar un candidato o candidata de consenso, cosa nada fácil, como están las cosas. Pero sin nadie capaz de reunificar su partido, es poco probable que este consiga mantener la delantera frente a Podemos y no se produzca el famoso Sorpasso.

Y eso lleva a la consideración de la izquierda en general. Podemos tiene ahora el campo expedito para constituirse en oposición real al PP (aunque tampoco lo tengo claro respecto a Cataluña) y aspira a materializar el dicho Sorpasso. Está en su derecho. Palinuro siempre ha dicho que en la política, como en el mercado, si quieres conservar tu puesto, debes defenderlo frente a quienes, muy legítimamente, aspiran a desplazarte. Nadie tiene derecho a nada por providencia divina, sino a ganárselo defendiéndolo.

Pero la situación de la izquierda es más complicada y grave de lo que augura una visión superficial del Sorpasso, según la cual Podemos adelanta y, con eso, substituye al PSOE. Quizá suceda, pero seguirá sin ser suficiente. Podemos puede ganar al PSOE, pero no porque él mismo suba mucho en votos, sino porque el PSOE pierda mucho más. Es poco avisado presumir que las decenas de miles de votos que van a dejar de ir al PSOE vayan sin más a Podemos. El voto de la izquierda no es tan elástico. Los electores de ambos son muy distintos, como lo son ellos mismos, los dos partidos. 

Podemos es un trasunto de IU con elementos florales y mediáticos muy efímeros. El PSOE, un partido socialdemócrata clásico. Sus electores pueden abandonarlo y probablemente lo harán en masa. Pero no será para ir a Podemos. Este representa la mentalidad radical, con sus puntos de demagogia populista y espectacularidad mediática que lo confina a una franja reducida del electorado, cosa que ya está comprobándose y se comprobará más en las próximas elecciones. Cabría que en su seno se impusiera una actitud menos bizarra y una mayor capacidad de diálogo y pacto; cabría que su discurso fuera más realista en una sociedad compleja. Pero el problema es que, para que este discurso sea creíble es necesario, no que el PSOE esté en minoría, sino que haya quedado destruido. Mientras eso no suceda, los votantes del centro izquierda y la izquierda moderada, cuando se les dé a elegir, seguirán prefieriendo al PSOE.

Resumen: hay derecha para mucho tiempo.

diumenge, 23 d’octubre del 2016

Del NO al NI

Los abstencionistas de la Gestora esgrimen dos tipos de razones, las  latentes y las manifiestas. Trato de exponer las primeras, esto es, las referentes a la "cuestión catalana", en la entrevista de Gara de hoy mismo. Solo me resta por añadir, porque acaba de producirse, la ruptura de hecho entre el PSOE y el PSC a causa de esta cuestión. Vamos ahora a las manifiestas.

Son dos: a) la abstención es un mal menor frente a la posibilidad de terceras elecciones; b) un gobierno en minoría tendrá que contar con la oposición y se verá obligado a negociarlo todo.

El miedo a las terceras elecciones arranca de la presunción de que su resultado sería catastrófico para el PSOE y no tan malo para el PP y tampoco para Podemos. Es una presunción compartida por mucha gente: como está el PSOE, unas terceras elecciones lo dejarían tundido. Pero esa posibilidad se da precisamente por el golpe de los abstencionistas. Si estos se desdijeran, votaran NO y restituyeran a Pedro Sánchez en la SG, las tornas podrían cambiar y mucho, teniendo además en cuenta que el protagonismo de la campaña electoral del PP sería del tándem Rajoy/Correa. Los abstencionistas, sin embargo, se cierran en banda ante la posibilidad, lo cual prueba que su interés no es que el PSOE gane las elecciones o el gobierno de España, sino la maniobra interna del partido para descabalgar a Sánchez y poner a Díaz. Política de vuelo gallináceo en la que también van a enfangar la rebeldía de las bases con las firmas, su validación, su tramitación, el orden del dia y los dimes y diretes de estas trifulcas internas de los partidos.

Lo del gobierno en minoría viéndose obligado a dejar que gobierne la oposición del Parlamento suena a pura fábula. El partido de la Gürtel y su presidente, el de los sobresueldos, gobernaron al margen del Parlamento cuatro años; luego, en contra del Parlamento casi un año como gobierno "en funciones"; y ahora lo harán paralizando el Parlamento con la UE, el Senado, el Tribunal Constitucional y la amenaza de unas elecciones anticipadas que la oposición teme más que el pedrisco. Y eso por otros cuatro años o los que los dioses reclamen a título de expiación.

En realidad, lo único sensato que cabe hacer es mantenerse en el NO es NO e ir a las terceras elecciones. Al PSOE solo le falta un líder, un candidato. Los demás ya lo tienen: son los tres que perdieron las elecciones anteriores. Los socialistas pueden escoger a alguien nuevo. Supongo que tendrán en dónde elegir. Y ese tal solo precisa elaborar un discurso convincente explicativo del porqué no se debe votar un gobierno del PP. Y es sencillo: no es posible votar a un partido que está en los tribunales, de arriba abajo, de un extremo a otro. Uno que ha rebajado España a niveles de desprestigio del pasado y que ha gobernado en contra de la mayoría y a favor de los amigos, muchos de los cuales están procesados o ya cumplen condena.

Si, a pesar de todo, la gente lo vota, será sin la servil aquiescencia del PSOE.

dissabte, 22 d’octubre del 2016

No saben qué hacer

Basta con ver el gesto del presidente de la gestora. No saben qué hacer ni por dónde salir. Un grupo de personas, embarcadas en un golpe de palacio, va a tomar una decisión trascendental en nombre de nadie porque tiene a la militancia en contra. Bueno, en nombre de nadie, no. En nombre de los que voten abstención en el CF y supuesto que sean mayoría. Para eso tienen preparada la última artimaña: voto secreto. La mano alzada del 1º de octubre se convierte en la mano oculta un mes más tarde. Muy astuto.

La abstención avanza con astucias, con dobleces, con una tremenda campaña de presión desde las viejas glorias estilo González y los nuevos infiernos, estilo Rubalcaba, con la complicidad de los medios. La idea es única, el pensamiento es único: en España tiene que haber gobierno y ha de ser de la derecha. Para que la situación se calme, Podemos se modere y los catalanes entren en vereda.

Un partido y un país sacrificados en el altar de la cobardía, de la pusilanimidad, del servilismo de la izquierda ante la derecha. Sacrificados por un vaticinio, por una sospecha, por miedo. Por nada.

El abismo oscuro cuya amenaza se esgrime es el de las terceras elecciones. Los abstencionistas temen perderlas por goleada y, a mayor susto, ante un PP cercano a la mayoría absoluta o instalado en ella. Y tienen razón: en unas elecciones con el partido en la situación en que lo han puesto los abstencionistas conjurados es muy posible que el PSOE quedara por detrás de Podemos y se produjera el armageddon, digo el sorpasso.

Y, sin embargo, los abstencionistas tienen en su mano recuperar expectativas saneadas y halagüeñas para su partido. Basta con que revoquen sus decisiones y reintegren a Pedro Sánchez a la secretaría general y candidatura a la presidencia del gobierno. Este debería intentar la formación de un gobierno de izquierda con apoyo de los independentistas y, en caso de no conseguirlo, ir a las terceras elecciones. Su resultado no está cantado sobre todo porque los candidatos del PP tendrán el tiempo dividido entre sus actividades políticas y las procesales.

De todas formas, tampoco estoy seguro de que Sánchez aceptara el reto.

divendres, 21 d’octubre del 2016

Mire bien el PSOE lo que apoya

La Era Gürtel sigue dando episodios tan escandalosos como esperpénticos. El Ayuntamiento de Valencia presuntamente reciclado en lavandería financiera; el señor director general, más dedicado aparentemente a saquear el erario que a cuidarse de aquello que debería dirigir; los capitostes del PP surcando supuestamente los aires a bordo de aeronaves que costeábamos los contribuyentes por medio de la ingeniería empresarial de la Gürtel. Y entre ellos, según se dice, el actual presidente del gobierno, el de los sobresueldos.

Y eso en un día. Calculen los señores de la Gestora socialista lo que tendrán que tragar los próximos cuatro años, mil cuatrocientos sesenta días como este. Miren sus mercedes bien lo que hacen. Y recuerden que, además, estarán dando por buenos los miles y miles de días de los años anteriores de un sistema político que ha funcionado en gran medida gracias a prácticas presuntamente delictivas y continuadas. Estarán aceptando la inepta y maliciosa afirmación de la señora Sáenz de Santamaría cudno dice, queriendo exculparse que en la Gürtel se juzgan hechos del pasado, como si hubiera que juzgar los del futuro.

Dicen los gestores que no hay alternativa. Ni la han buscado y al único que lo intentó lo han mandado al ostracismo.

Miren bien vuesas mercedes qué va a pasar con su partido, que lo tienen en rebeldía. A estas alturas solo pueden ignorar la petición de un congreso extraordinario inmediato (y el consiguiente NO de momento) a base de argumentos trapaceros, de triquiñuelas estatutarias; es decir, dando un segundo golpe de mano, erigiéndose ya en dictadores que actúan en contra de la voluntad de sus representados. Y estudien las consecuencias de esa actitud amenazadora y autoritaria de la señora Díaz, que quiere excomulgar a los réprobos que no voten lo que a ella se le antoja.

Aún están a tiempo de deponer su actitud, dejar de presionar al CF, de intrigar y de recurrir a artimañas, y también a tiempo de escuchar el clamor de las bases en favor del NO es NO.

Terceras elecciones. Pues sí, no pasa nada. Con la Gürtel, la Púnica, la Taula y la Jerusalén liberada cantando todos los días, cada cual sabrá perfectamente lo que vota. Mientras tanto, el gobierno en funciones seguirá cubriéndose de gloria dentro y fuera del país.