dimecres, 25 de juliol del 2018

Demà, Palinuro a Figueres

Acte organitzat per la ANC i Ómnium Cutural, les dues grans organitzacions de la societat civil catalana. A las 19:00 en el Auditori Caputxins de Figueres. Amb el Narcís Genís, periodista del Punt Avui. Moltes gràcies, Narcís.

En principi parlarem del llibre España quedó atrás, però estic segur que passara com sempre: parlarem de tot menys del llibre. I em sembla bé, gent curioses i desconfiades, perque la realità del dia a dia, l'événement quotidien, com diuen els francesos, tè molt més interès. El saber viu davant del saber llibresc, coi. Els llibres sempre seran nostres, però ara necessitem sobretot que siguin nostres els carrers. Volen en fer-nos fora. Fer-nos invisibles, per mitjà d'agressions, identificacions policials i prohibicions dels tribunals.  Volen privatitzar també el espai públic.

Ens veiem a Figueres. 

dimarts, 24 de juliol del 2018

"¡A por ellos!"

En España hay un visible renacimiento del fascismo. Al aquelarre del otro día en honor de Franco en Cuelgamuros se añaden otros actos públicos de este jaez, todos ellos con el mismo patrón: unos individuos/as vociferantes, tremolando rojigualdas con o sin águila, saludando avecésar, cantando el Cara al Sol y profiriendo todo tipo de amenazas. O como ayer, en Labajos, Segovia, otros de esta cuerda homenajeando a Onésimo Redondo, brazo el alto con la camisa azul que tú bordaste en rojo ayer. El expolio del pazo de Meirás, el título de marquesa a la nieta del criminal, la flamante fundación Francisco Franco predicando un nuevo alzamiento nacional. Actos, ritos, proclamas, saludos, vivas, mueras que suelen estar prohibidos por la ley si bien a ellos no se les aplica porque la Ley Mordaza, que el PSOE mantiene, solo se aplica a los rojos. La patente impunidad alimenta la fascistización que provoca en la sociedad miedo, silencio y... complicidad. Es la sociedad del "¡A por ellos!". Se añaden las incendiarias diatribas de los periodistas de la caverna y las continuas, crecientes, cada vez más agresivas actividades de matones individuales y en grupo en Catalunya, destrozando bienes, hostigando e insultando a la gente. La multiplicidad de asaltos en sitios públicos, en playas, plazas como la de Vic, etc. 

En general, la situación de la convivencia civil en Catalunya corre peligro no porque, como dice el relato españolista, haya un enfrentamiento mutuo independentistas-no independentista, sino porque hay una política deliberada del nacionalismo español de intensificar la provocación hasta que alguien o algunos salten y pueda justificarse una intervención de más duro porte. Habrá quien se maraville de que, a la vista de las cloacas del Estado, todavía no haya sido este quien haya montado una respuesta a la provocación de falsa bandera. Si no lo ha hecho aún es porque la revolución catalana es pacífica a rajatabla, hasta un punto casi evangélico, no de  poner la otra mejilla, pero sí de no contestar con violencia. Y cuando no hay violencia, ni una mente fabuladora como la del juez Llarena puede inventarla. No obstante, esto se paga al precio de que los matones se aprovechen de la falta de ley del talión en Catalunya e intensifiquen su agresividad. 

Hacer tortosas, como parece proponerse para la visita de Pablo Casado, tiene un gran efecto mediático y simbólico... en Catalunya y reafirma la voluntad colectiva de seguir adelante sin violencia. Pero solo allí. Los medios españoles ni lo mencionan. Mientras en Catalunya la sensación de impunidad de las bandas (cuyas conexiones con los cuerpos de seguridad y algunos partidos políticos y asociaciones civiles son evidentes) las acicatea a seguir intentando romper la paz civil. Lo que crea una situación muy peligrosa.

Hacer tortosas, ignorar, ningunear, no va a ser suficiente. Es imprescindible una clara intervención del gobierno. No veo por qué los partidos de la oposición no piden una comparecencia del ministro del Interior, Grande Marlaska, para que explique qué hacen sus efectivos para garantizar el orden público en Cataluña. Que sea materia de los mossos d'esquadra no quita para que haya intercambio de información, colaboración y de mejor calidad que la del verano del atentado de las Ramblas. Y no es solo el Principado; también ha de explicar el ministro por qué no impide la organización y realización de actividades parafascistas en el conjunto del Estado. Si tiene información sobre los individuos que se desplazan desde todos los puntos de España en autobús y con bocadillo a las manifestaciones unionistas en Catalunya organizadas entre otros por la SCC y a las que acude el PSC, partido del gobierno. 

¿O no controla el gobierno estas bandas ni los canales por los que se relacionan con las fuerzas de seguridad del Estado? ¿O no controla el gobierno su propia policía? De los jueces ya no hablemos.

Sánchez sigue invocando diálogo, entendimiento, buenas maneras y paciencia, (bajo la amenaza de nuevo 155) pero la situación del orden público en Catalunya es inadmisible. Y en España también, porque a la falta de seguridad pública (intente alguien montar un acto en favor de los presos políticos en la  capital del reino), se suma el desbarajuste que el gobierno anterior ha dejado en la guardia civil, la policía, el CNI y los tribunales de justicia. Los casos de los chavales de Altsasu (guardia civil y tribunales), la Manada (guardia civil, ejército y tribunales), las inenarrables historias de Villlarejo (policía, corona, tribunales), los casos de Valtonyc, Pablo Hasel y decenas más. Y esto ya no es solo del ministerio del Interior; es cosa del gobierno en pleno.

 Pero este gobierno tiene un propósito claro de no convertir la invocación al diálogo en hechos, manteniendo la política hostil del PP. Esta actitud justifica por sí misma que el bloque independentista en el Congreso le retire su apoyo hasta que cambie de actitud. Es actividad parlamentaria y lleva implícito un riesgo muy verosímil de poner fin anticipado a la legislatura española en una situación más similar al caos que al funcionamiento normal de las instituciones, como decían los franquistas en tiempos más dorados para ellos. 

Pero, ¿qué se esperaban?

El procés, del que tanto se han reído los muy y mucho españoles, fue la maduración de la ruptura emocional entre Catalunya y España. La ruptura cristalizó de forma cruda, cruel, bestial el 1-O. Ni oblit ni perdó. No se olvidará. El 1-O hizo de España dos, España y Catalunya. España lo entendió a la primera:  lo hizo en el discurso de Felipe VI el 3 de octubre, en el que quedaron claras las reglas del juego autoritario, y se daba vía libre a lo que llegó después. Habría llegado igual aunque el rey se hubiera callado. A nadie importa lo que diga pero, callándose, habría hecho mejor. El país entero se puso en estado de "¡A por ellos!": los políticos, los medios, los tribunales, los policías y múltiples faranduleros. Luego, el 21 de diciembre, los catalanes decidieron seguir siendo catalanes y la oligarquía mesetaria perdió del todo los nervios, poniendo en marcha el esperpento que ha culminado con la caída de M. Rajoy y el ascenso del recambio, Pedro Sánchez de presumible breve mandato.

En efecto, ¿qué esperaban? 

Todavía no se han enterado de lo que tienen enfrente. Y mira que hay sociólogos, politólogas, juristas, psicólogos, economistas y hasta teólogas en sus afanosas filas. No es que lo entiendan mal; es que no lo entienden por ignorancia. La visión española de Catalunya, la que emerge en las distribas de sus publicistas, las sinsorgadas de sus ministros, los delirios de sus tribunales, las audacias de sus intelectuales, es la castellana de siempre, la que desprecia cuanto ignora. Y ahora lo odia. "¡A por ellos!", resuena el solar patrio. 

En un discurso triunfal Casado prometió reconquistar Catalunya. En las redes, a las que cabe llamar "redes zumbonas", alguien le sugirió que le echara webs al asunto y, en vez de Catalunya, reconquistara Gibraltar. Gibraltar no se puede reconquistar más que por la fuerza porque hay un tratado en vigor por el que España entrega el Peñón a perpetuidad al Reino Unido y por la fuerza, me temo que.... A més a més, como dicen los pérfidos catalanes, el Reino Unido ha tenido el papo de organizar dos referéndums en la roca en los que los llanitos rechazaron a España con porcentajes "búlgaros", del 95% o así. Ahí quizá se encuentre la razón del profundo odio de España a los referéndums y, de paso, a los británicos, que se permiten el lujo de hacerlos hasta en las colonias y ganarlos abrumadoramente mientras que ella los pierde, como perderá el de Catalunya.

Bueno, pues quedando claro que "reconquistar" Gibraltar es imposible, sostengo aquí que más lo es "reconquistar" Catalunya.  

dilluns, 23 de juliol del 2018

Así no vais a conseguirlo

Y de otras formas, tampoco. Pero estas, las de la provocación, la violencia, la agresión impune a las que estais acostumbrados, ya no van a funcionaros como siempre han hecho.

Según se suman los atentados españolistas en Cataluña, la cuestión va siendo más clara. Policías de uniforme extralimitándose en sus funciones y aporreando sin necesidad a gente pacífica; policías de paisano armados agrediendo a ciudadanos que no les ha hecho nada; agresiones a personas, inmuebles, símbolos; militantes y cargos públicos del PP y C's encapuchados o no, destrozando símbolos y amenazando a los transeuntes. Es un verdadero frenesí el de estos indeseables que cada vez va a más.

Todos los actos de provocación van indefectiblemente unidos al españolismo, al empleo agresivo de la bandera española y al destrozo de los símbolos ajenos. Son actos aparentemente espontáneos de elementos "incontrolados" que no son tales pues, en cuanto se escarba e investiga un poco, suele tratarse casi en el 100% de los casos de elementos de los cuerpos de seguridad del Estado, militantes de los grupos fascistas y ultraespañoles y militantes de los partidos dinásticos franquistas, PP y C's. Hay, sin duda, un elemento de dispersión. En algunos casos, estos animales no pueden contenerse y agreden a gente pacífica sin que esté previsto.

Pero, en su conjunto, es una operación coordinada, es una política pública premeditada entre los elementos señalados: fuerzas de represión del Estado, bandas de matones fascistas y  militantes de los partidos de derecha, una operación pensada, calculada con el fin de provocar situaciones de violencia en Catalunya que, de conseguir algún tipo de respuesta, permita luego elaborar el discursso del "enfrentamiento entre catalanes" o "fractura de la sociedad catalana" al que es tan aficionado Sánchez. Con ese falso discurso en marcha se justificaría la intervención política a incluso militar en Cataluña y el incremento de la represión hasta donde haga falta. 

Parte de esa deliberada política de provocación consiste en que las autoridades hagan la vista gorda (o hablen de enfrentamientos callejeros cuando se trata de matones amenazando y apaleando gente), la policía no investigue jamás y no detenga a nadie salvo si se trata de alguien de izquierdas y los jueces tampoco procesen a ningún agresor de esta calaña, pero sí a los de izquierda. El orden público y la seguridad ciudadana en la España de hoy recuerda mucho a la República de Weimar en los años veinte, cuando la policía actuaba solo en contra de la izquierda y los jueces impartían una justicia de clase, benigna con la derecha y durísima con la izquierda.

Y aun así, como decíamos al principio, no van a conseguir su propósito. La consigna de no caer en las provocaciones es general en Cataluña y se sigue al pie de la letra: los ciudadanos no responden con violencia a la violencia sino que miran, apuntan., fotografían y graban para denunciar después, aunque con pocas esperanzas dado el carácter cerradamente franquista de la judicatura española. Un ejemplo muy de aplaudir: la señora Inés Arrimadas, conjuntamente con un puñado de los agentes provocadores más conocidos en su partido, decidió dar un paseo por las calles de Tortosa en día de feria y profiriendo gritos extemporáneos con la finalidad de organizar algún tumulto que sirviera para justificar la represión y no obtuvo otra cosa que el silencio y la indiferencia de los vecinos, que la dejaron en ridículo. 

Esa es la actitud que derrotará las provocaciones contra Cataluña: el silencio, la indiferencia. Y como esto ya está siendo así y el nacionalismo español no se dará por vencido hasta ser definitivamente derrotado, habrá que estar atentos a sus otros recursos, muy en especial los atentados de falsa bandera. Probablemente el de Ramblas fue uno de ellos, pero habrá que esperar más y de todo tipo. Por supuesto con la complicidad de los aparatos del Estado, sea el gobierno que sea.

PP y PSOE son lo mismo tratándose de Catalunya, ya lo sabemos. Pero merece la pena subrayar el sarcasmo de que un partido de izquierda, que estuvo (aunque poco) en la lucha contra el franquismo, recurra a los más sórdidos procedimientos de guerra sucia y cloacas del Estado, como ya hizo con los GAL, a base de atentados, trampas, montajes policiales y otros métodos delictivos para luchar contra un movimiento democrático, pacífico y de amplia base popular.

Un movimiento que encara ya el último tramo en el camino hacia su liberación, por lo que habrá de redoblar su vigilancia ante los criminales sueltos del nacionalismo español.

diumenge, 22 de juliol del 2018

La realidad y la ilusión

Casi parece fabuloso lo sucedido en el XIX congreso del PP. Unas primarias en el partido del dedazo. Un congreso de autosatisfacción. Ni una palabra sobre corrupción. Ideas peregrinas sobre lo que había pasado: la moción de censura fue una puñalada trapera de una coalición de perdedores. Sánchez entró por la puerta de atrás. Rajoy, en cambió, entró por la principal, se atribuyó el fin de ETA, se glorió de expulsar a Catalunya, votó al revés y se fue. Se enfrentaban dos candidatos sin nada, absolutamente nada que decir, aunque no que morder. Con razón renunciaron al debate en la tele. Hubiera sido una hora de espantoso ridículo. Los dos envueltos en la rojigualda hasta la escena de Mata-Hari con abanico. No son gente de ideas y tampoco de palabras ordenadas en oraciones más largas que meras órdenes. Nadie tampoco espera razones; nadie estaba allí por ideología sino para elegir al baranda siguiente, ganar las elecciones y seguir con el trajín de viva España y su saqueo. Dos muñecos, en realidad, dos autómatas, como los que imaginaron los cartesianos. El momento culminante del congreso fue la exhibición de quietud robótica, todos los autómatas puestos solemnemente en pie mientras sonaba el himno español, cuyas notas a punto estuvieron de arrancar lágrimas de emoción de Cospedal, prueba de que hasta los mecanismos vivientes de La Mettrie tienen sentimientos, patrióticos sentimientos. Fue un acto de símbolos secuestrados: la bandera hasta en la sopa, el himno, la identificación con la nación o, mejor dicho, la imposición de una idea de nación, todo al servicio de un partido orgulloso de su pasado de servicio a España que incluye sentencias individuales y colectivas condenándolo por saquearla. Ha resultado elegido Pablo Casado, alter ego o clon de Albert Rivera. Se cierra la renovación generacional, pero no aumenta ni una gota el caudal del discurso de la derecha. Casado es tan huero, pretencioso y trivial como Rivera. Si lo han elegido es porque gana al catalán en anticatalanismo. Sáenz de Santamaría fracasó en Catalunya. Le pasan el mando a Casado que promete organizar mejor Tabarnia como quinta columna del nacionalismo español. Porque hasta los más despistados del reino se han enterado ya de que Catalunya es una cuestión de Estado, de Estado español. Y por serlo, debe resolverse por cualquier medio, con la ley, la Constitución, los tribunales, el ejército de Cospedal, la policía nacional, la guardia civil, las cloacas del Estado, los medios de comunicación, lo que haga falta para extirpar el separatismo.

Parece real, ¿verdad? Pues es una ilusión. Ningún partido español -y menos estos de la derecha- tiene proyecto alguno para España como Estado. Excuso decir nación. Son cuatro partidos, sin duda representativos de las opiniones de los españoles, mal avenidos y solo coincidentes en un "no" a Catalunya. Como base para construir un diálogo parece escasa. Ninguno de ellos muestra siquiera ser capaz de comprender qué significa orientar la acción legislativa en una sociedad compleja y llena de desequilibrios, desigualdades y conflictos.

Del otro lado, Marta Pascal se retiró ayer, dejando vía libre a la confluencia de la Crida con el PDeCat. Pero esa confluencia habrá de analizarse con cuidado porque afecta a la autodefinición de la Crida como organización suprapartidista. Las confluencias de Podemos, salvadas diferencias ideológicas son interesantes experiencias. Un partido político que se integra como tal en una organización suprapartidista suena raro y, además, obliga a definirse a los otros miembros que no pertenecen al partido a recordarlo permanentemente. La confluencia puede darse también de otras maneras, como confluencia electoral, dando libertad de voto a los votantes (ça va de soi) y también a los militantes, permitiendo la doble militancia o cualquier otra forma que no dañe la imagen de la Crida como organización ajena a los partidos u organización de los que no tienen partido. Resta recordar que la Crida es una organización a término, como se dice en la administración, y una incorporación del PDeCat a la Crida lo obligaría a desaparecer con esta, salva acusación de felonía. Para completar el cuadro, lo primero que debe aclararse a satisfacción general es la posición del presidente Puigdemont. En su caso, la doble militancia debe quedar excluida en pro de la presidencia de la Crida. Igual que el PP se identifica con la monarquía española y es un partido, La Crida se identifica con la República Catalana y no puede ser ningún partido sino un movimiento ciudadano por la República Catalana. La coexistencia de la Crida con otros partidos con un estatuto distinto es perfectamente posible siempre y cuando aquella no parezca ser la pantalla de uno de ellos. Eso solo puede garantizarlo Puigdemont. Con hechos. 

Parece ilusión, ¿verdad? Pues es una realidad. Puigdemont, con la legitimidad que todo el mundo le reconoce, en libertad en Europa gracias a Llarena, organizará en breve el Consejo de la República con representación de todo el bloque independentista. Será el gobierno en el exilio, presidido por el presidente de la Crida, que no es un partido sino un movimiento de carácter instrumental y transitorio para proclamar la República Catalana. Innecesario decir que esto apunta a elecciones anticipadas inmediatas con las que se pretende que emerja esa República Catalana a los ojos del mundo. 


dissabte, 21 de juliol del 2018

El código secreto

A ver, que estamos en verano. Época de ensoñaciones, sobre todo de noche, cuando el mundo se llena de Oberones y Titanias. El verano tiene su literatura, como la tienen las demás estaciones. Pide relato corto, vivo, a ser posible con algo de intriga y de misterio. Para llevar a la playa o a la veranda de un balneario suizo. A fuer de catalán, Palinuro se ha hecho transversal. Relatos con algo de chispa, que la calor apelmaza; relatos con pointe, que se decía en las justas satírico-literarias del XVII francés en las que igual te llevabas un pareado que una estocada. 

Así que eso propongo: un relato de verano. Pero no un sueño sino una visión. De ahí el título del Código Secreto que espero intrigue para leerlo. El drama del escritor moderno: atrapar la atención volátil del lector. Y siempre que se habla de secreto se asegura el interés público. Nada moviliza más a la peña que los secretos. A ver por qué si no se orienta a las andanzas del rey dimisionario y la lista de los treinta y un mil y pico defraudadores. Porque son secretos que no debieran serlo.

Pero no adelantemos acontecimientos por más que es práctica literaria socorrida. Empezamos con una consideración sobre la política catalana. Esta recuerda mucho una opinión muy generalizada en Catalunya y fuera de que los catalanes hablan catalán entre ellos solo para fastidiar. Claro, hablan con otro código, pero lingüístico. No una clave para transmitir información militar. No importa: lo hacen para fastidiar. No es cierto, pero da igual. Lo mismo pasa con la política catalana. Es tan complicada que parece ajustada a un código incomprensible al menos en Madrid, en donde ya no saben qué pensar y vuelven a creer que, como son catalanes, hacen política para fastidiar. 

Aquí tenemos al PDeCat aprobando hacer efectiva la República ya mismo como si fuera la CUP. Un momento, pero el PDeCat, se asombra el nacionalismo español, ¿no es el heredero refundado de Convergencia, catalanes/españoles de toda la vida? ¿No es el partido de Mas y Puigdemont, el de la burguesía catalana del 3%, gente en la que confiar? Es más, dirán los de Podemos, tan españoles como los otros pero sin saberlo, precisamente porque el PDeCat es el partido de la podrida burguesía antiobrera y antipopular el independentismo es una patraña burguesa en la que los fieles seguidores de la verdadera izquierda no deben caer. La izquierda española no admite más nación que la suya (que, por cierto, no lo es) porque es internacionalista. Si este razonamiento les parece una sinsorgada, vayan a los textos "nacionales" de las moradas/os. 

Y, sin embargo, ahí lo tienen: el PDeCat aprueba una resolución típicamente cupaire con absoluto desparpajo. Tal cosa viene acompañada del habitual barullo catalán sobre dónde se pone cada uno, si Pascal, si Bonvehí, si Turull, Rull, etc. No haya problema, al final se pondrán de acuerdo.

Vaya, hombre, entonces ¿resulta que el PDeCat, como ERC y la CUP rechaza confluir (verbo de moda en hispánicas tierras) y mantiene su singular identidad? Y ¿quién se suma a la Crida del presidente? Eso se verá  en las entregas siguientes. No hay relato de verano sin un suspense que incite a leer lo posterior. Pero, en lo esencial, dependerá de cómo actúe el presidente Puigdemont. Si su propósito de confluencia se frustra tendrá que optar entre su militancia en el PDeCat y la dirección o presidencia o liderazgo (como quiera llamarse) de la Crida. Toda decisión tiene algo del dilema de Hércules porque no hay repetición. Y algo sentimental; la vieja militancia y los recuerdos de la infancia. Si te equivocas, no tiene arreglo. 

La dirección de la Crida, sin incorporación orgánica alguna, puede tener un aspecto positivo en la medida en que consolida su afirmación de ser una organización suprapartidista. Tan supra que no tiene ni un solo partido. Una ventaja de poco fuste. Mayor es la que tiene manteniéndose como Crida en una constelación de partidos políticos muy desiguales en todos los sentidos. La Crida sería entonces el partido de los sin partido. Pero partido. Esto no está claro por cuanto hay un propósito de convocar un congreso constituyente en septiembre en el que una de las cosas por decidir es convertirse o no en partido. 

Aun admitiendo la igualdad de trato de la Crida  con los partidos más o menos convencionales, hay algo definitivo que la diferencia de los demás: tiene fecha de caducidad. Habiendo alcanzado el objetivo propuesto, la República Catalana independiente, la Crida dejará de existir. No hay prueba más contendente de que los promotores desean la República Catalana, pero no quieren pronunciarse sobre su contenido. Eso es cosa de los partidos que prevén, obviamente, sobrevivir a la realización de la República para orientarla en uno u otro sentido. Lo cual es muy legítimo, pero secundario, no en lo cardinal sino en lo ordinal. Es como se dice en una de las increíbles canciones de Bertolt Brecht, algo como sobre la insuficiencia de las cuestiones humanas: "primero viene el comer; luego, la moral". Primero, la República; después, ya la vestiremos. Si el bloque independentista no fuera fiel reflejo de una sociedad desarrollada, compleja y conflictiva no sería nada.

Y llegados aquí, curiosa y curioso lectores, ¿de qué va esto? De una pregunta: ¿cómo se organiza ese rompecabezas de la política catalana en el que las piezas, a primera vista, no encajan? Muy sencillo, gracias al código secreto. El código secreto es el resultado de una conjura independentista, acordada en una noche de angustia y esperanza del 30 de septiembre al 1 de octubre de 2017, más conocida como 1-O. La clave con la que se abre el código y se entiende a la perfección la endemoniada política catalana es esta: Mandato 1-O. Aplicando esta clave el mensaje se lee: la unidad no se rompe. Seguim.

Si les ha gustado el relato, encomienden el alma del infeliz relator a San Ramón Nonato, su patrón y rescatador de cautivos. 

divendres, 20 de juliol del 2018

Una justicia Nacional

Llarena lo ha conseguido. La justicia española no gozaba de gran prestigio en el continente. Su última decisión la deja literalmente por los suelos. Es ya patente a ojos de todo el mundo que se trata de un proceso político disfrazado de judicial. Para los magistrados del Supremo, como para su presidente, Lesmes, como para muchos jueces españoles, aquí está en juego "el orden constitucional español", entendido a su manera, claro está. Un bien de naturaleza claramente política ante cuya urgencia y primacía debe hacerse la vista gorda frente a las minucias jurídicas de si las euroórdenes están motivadas, si los delitos invocados están debidamente justificados, si se tienen pruebas, si se cumplen los requisitos, etc. El juez Llarena, además de retirar las euroórdenes, lee la cartilla a los jueces belgas y alemanes y se queja amargamente de que falten a los deberes de colaboración judicial y mutua confianza. Como si la justicia española inspirara alguna confianza y menos que lo hará admitiendo abiertamente que no se guía por criterios jurídicos sino políticos, de razón de Estado.

El desbarajuste organizado por el juez es monumental. Jurídica y procesalmente, la situación creada será muy lógica. Desde el punto de vista del sentido común es un perfecto disparate, casi como de Groucho Marx. Resulta que en las cárceles de Catalunya hay nueve presas y presos políticos, algunos de los cuales acusados de un delito de rebelión que, al parecer, cometieron bajo la dirección de otro al que, sin embargo, no se le puede acusar de lo mismo. Eso sin contar con que hay otros presos acusados de un delito de malversación del que el propio Llarena confiesa no tener pruebas.

Es esperpéntico. 

Parece ya irrefutable que es una farsa para perseguir el independentismo. A los intelectuales (a unos pocos), habitualmente críticos les ha costado ocho meses de denso silencio enterarse. Muchos otros siguen hablando de "políticos presos" y justificando su encarcelamiento. Pero por fin comienzan a oírse tímidas voces pidiendo su liberación. Incluso se ha firmado un manifiesto abogando por ella, aunque aceptando como legal y justo su procesamiento, lo cual es una vergüenza. El amigo Wyoming salía ayer en su programa en TV con una corbata amarilla en solidaridad. A lo mejor así se consigue ir por la calle en Barcelona o Madrid con un lazo amarillo sin que te parta la cara algún policía nacional o guardia civil. 

En tuiter se decía que, en el futuro, el "yo pedí desde el principio la libertad de los presos políticos"  será el equivalente al "yo corrí delante de los grises cuando Franco". Más o menos. Ahora todos creen que la judicialización de la cuestión independentista fue un error. Évole aconseja paternalista a Llarena que "lo deje".  Sánchez también parecía pensar así hace meses y, según ha llegado, ha proseguido la vía judicial y ya ha hecho su parte de ridículo tratando de intervenir en el proceso judicial belga por medio de sus ministros.

Cómo estará la cosa que en España se ha puesto en marcha una campaña en favor del referéndum (todo se pega) entre Monarquía y República que Palinuro ya ha firmado. Pero manteniendo las distancias. Es genial que los españoles espabilen; pero la República Catalana no depende de la española.

La pólvora mojada de Llarena es la de toda la causa "judicial". Ahora ya no hay excusa alguna para no entender que la liberación de los presos políticos es un requisito de cualquier negociación. Mientras los presos y presas no estén en libertad, el independentismo no puede prestar colaboración parlamentaria al gobierno de Sánchez, cuyo fiscal se niega en redondo a dejar en libertad a estas personas inocentes. Cuanto antes se vuelva al terreno político, mejor para todos. ¿Que cómo se hace? Igual que se inició en un primer momento: una decisión política  activó un proceso judicial literalmente plagado de anomalías, abuso de poder, atropellos a los derechos de los acusados, etc. Una decisión política tiene que poner fin a este dislate teniendo en cuenta que el ordenamiento jurídico y el Estado de derecho no padecerán más de lo que lo vienen haciendo.

No hay otra salida si Sánchez quiere que alguien se tome en serio su oferta de un nuevo estatuto. Y en el entendimiento de que el tiempo apremia. No se puede contar en años. Ha de ser en semanas; todo lo más, meses.  El nuevo estatuto que tendría que estar redactado en un plazo brevísimo, habrá de incluir el derecho de autodeterminación de los catalanes y ser propuesto a refrendo de estos en un referéndum en el que la otra opción sea la independencia. Referéndum vinculante. 

En este momento y los que se avecinan es esencial que el independentismo siga siendo una piña.

Hoy, Palinuro en Sentmenat

A les 8:00 del vespre, en la Plaça de la Vila de Sentmenat (sala Ecus en cas de pluja). Un acte organisat per l'ANC per parlar del meu llibre, España quedó atrás i de diversos assumptes d'actualitat encara que crec que tota l'atenció es centrarà sobre aquests. Les últimes notícies sobre la presentaciò de la Crida Nacional per la República i els desacords al Parlament plantegen una situació delicada i nova. La tendència dels partits a establir acords i tota mena de complicitats i el propòsit de no trencar la legalitat vigent de l'Estat espanyol pot portar-nos a un carreró sense sortida:  continuar amb el joc autonòmic indefinidament. Un cop està clar que el nou govern de Sánchez no porta cap pla de canvi substancial ni reconeixement del dret d'autodeterminació, tinc clar que, a partir de la tardor, caldrà començar a fer efectiva la Reepública i això només s'aconseguirà desobeint ..

dijous, 19 de juliol del 2018

La desobediencia es República

Aquí mi artículo de elMón.cat de ayer, titulado Tres niveles de "normalidad", justo cuando también ayer mismo se producía el incidente del Parlament en el que JxCat y ERC escenificaron un enfrentamiento a propósito de la substitución de los diputados suspendidos por Llarena, incluido Puigdemont, cosa que este no acepta, pues no está procesado por rebelión ni se encuentra en la cárcel. El enfrentamiento llevó a una suspensión sine die del pleno. Una crisis entre las fuerzas independentistas como las que suelen darse entre socios que, teniendo un objetivo estratégico común, discrepan de los medios tácticos. Pero en esta ocasión el choque es más virulento y tiene más visibilidad porque se produce cuando se acaba de lanzar la plataforma de Crida Nacional per la República (a la que, por cierto, se ha sumado Palinuro) que tiene la ambición de convertirse en un movimiento atrapalotodo republicano, que no es un partido político y que promete disolverse una vez esté realizada la República Catalana.

Lo sucedido ayer es una demostración sobrevenida de lo que se dice en el artículo. Los tres niveles de "normalidad" de que se habla en él son: a) el más bajo, el nivel de la autonomía raspada y bajo amenaza permanente de intervención del Estado vía 155 o como le dé la gana; b) el nivel intermedio o "nivel político", el de las relaciones entre los partidos, los juegos institucionales dentro del marco de la legalidad del Estado español, que es lo que se escenificó en el Parlament; c) el nivel nacional o de desobediencia y ruptura, que es el que traerá aparejada una decidida actitud de desobediencia que lleve  a unas elecciones anticipadas para consolidar la República. 

El texto en castellano: 


Tres niveles de “normalidad”
                                                                                                                              
Por muy aburrida que sea la palinodia del gobierno español sobre la necesidad de restablecer la “normalidad” en Catalunya, es obligado examinarla. Conviene saber exactamente a qué llama “normal” un gobierno cuyo presidente apoyaba no hace mucho fervorosamente la aplicación del muy anormal artículo 155 de la Constitución, o sea la dictadura constitucional. Por lo visto hasta la fecha los partidos nacionalistas españoles (los tres dinásticos del PP, el PSOE y C’s y Podemos) llaman “normalizar” la situación en Catalunya a la aceptación del hecho de que haya presos, exiliados y represaliados políticos producto de una farsa judicial movida por un plan de persecución política.
Nadie que no tenga un defecto de visión típicamente franquista, nadie que reconozca, aunque sea superficialmente, un Estado de derecho puede aceptar como “normal” una situación en que hay rehenes políticos. Nadie, tampoco, una en que el gobierno se reserva el derecho a recurrir al 155 discrecionalmente y, por tanto, mantiene sometida a una amenaza perpetua a la Generalitat. Solo el establishment político/mediático español, profundamente franquista (empezando por el PSOE) es capaz de llamar “normalidad” a la tiranía.
La situación que place al gobierno español es, en realidad, el primero de los tres niveles de “normalidad” que se viven en Catalunya. Es el nivel más bajo, el de la normalidad ficticia de una condición que oscila entre el retorno a la tiranía y la arbitrariedad del 155 y el más obediente, sumiso y bovino régimen autonómico.
Junto a este aparece un segundo nivel que puede llamarse el de los partidos políticos, el terreno de juego de las opciones ideológicas dentro del movimiento independentista. La clave de este segundo nivel de “normalidad” la da el propósito de estos partidos, singularmente ERC y CUP, de ir a posibles consultas electorales con listas separadas. No se quiere una lista única o de país, pero se actúa con el firme compromiso de hacer efectivo el mandato republicano del 1-O revalidado en las elecciones del 21 de diciembre a través de una coalición electoral.
Solo se pretende averiguar cuál sea el respaldo electoral de cada opción para hacer luego el correspondiente ajuste en la distribución del poder. La acción de las instituciones irá orientada a la implementación efectiva de la República Catalana pero en el marco de la legalidad española, claro. Cómo se haga compatible este respeto a la legalidad con la necesidad de acabar con la anormalidad de la existencia de presos/presas y exiliadas/exiliados políticos, nadie ha sabido explicarlo.
Esta opción implica un segundo nivel de normalidad, que se sitúa entre un autonomismo sumiso y otro más insumiso pero no hasta el punto de quebrantar la legalidad vigente. Se abre a una perspectiva independentista y republicana de contornos difusos, pues confía su plena realización a un futuro incierto, sin gran capacidad para articularse en propuestas concretas.
El tercer y último nivel de normalidad se produce con la aparición del nuevo movimiento, Crida Nacional per la República, cuya vocación es suprapartidista y transversal y que concibe su esencia como un movimiento instrumental y transitorio. Instrumental porque su único objetivo es hacer efectiva la República Catalana independiente de una vez por todas, sin otro tipo de reivindicaciones parciales políticas, económicas, sociales, etc. De hecho quiere verlas todas acumuladas en el adjetivo “Nacional”, por cuya razón, en la exposición de objetivos del manifiesto de la Crida, se han atribuido a la República Catalana prácticamente todos los objetivos de todas las demás orientaciones políticas con el claro fin de articular un movimiento en el que todas podrían sentirse a gusto.
La propuesta es asimismo transitoria pues se compromete a disolverse como organización cuando se haya conseguido su objetivo republicano. Se trata de lograr una independencia real dentro de la cual los partidos recuperarán su libertad de actuación particular. En realidad, este tercer nivel de “normalidad” se sitúa entre el autonomismo diríamos militante del segundo nivel y la provocación de un “big bang” republicano cuya exacta naturaleza está aún por averiguar. El periodo que este tercer nivel de normalidad se asigna va desde la constitución de la Crida como opción electoral hasta el resultado de unas elecciones anticipadas que, de dar un resultado positivo al independentismo, como es de esperar, se interpretará como el momento de realizar un acto concreto de soberanía. El primer acto de la República Catalana así constituida, será anular los procedimientos político-judiciales contra ciudadanos catalanes, liberar a los que se encuentran injustamente encarcelados y asegurar el retorno de los exiliados.

Mañana, Palinuro en Sentmenat

A les 8:00 del vespre, en la Plaça de la Vila de Sentmenat (sala Ecus en cas de pluja). Un acte organisat per l'ANC per parlar del meu llibre, España quedó atrás i de diversos assumptes d'actualitat encara que crec que tota l'atenció es centrarà sobre aquests. Les últimes notícies sobre la presentaciò de la Crida Nacional per la República i els desacords al Parlament plantegen una situació delicada i nova. La tendència dels partits a establir acords i tota mena de complicitats i el propòsit de no trencar la legalitat vigent de l'Estat espanyol pot portar-nos a un carreró sense sortida:  continuar amb el joc autonòmic indefinidament. Un cop està clar que el nou govern de Sánchez no porta cap pla de canvi substancial ni reconeixement del dret d'autodeterminació, tinc clar que, a partir de la tardor, caldrà començar a fer efectiva la Reepública i això només s'aconseguirà desobeint ..

dimecres, 18 de juliol del 2018

Remake

Pero, gentes desmedidas y atolondradas, ¿aún no habéis entendido que no hay crisis en Cataluña sino crisis en España? Buscad información. Leed prensa extranjera; mirad las televisiones mundo adelante; hablad con periodistas, políticos afuereños.

Es una crisis de España por una sencilla razón: así como la parte catalana del conflicto tiene una mayoría parlamentaria para un proyecto claro con amplio apoyo popular, la española carece de ambas cosas. No hay acuerdo de mayoría parlamentaria, como en Catalunya. Es extraordinariamente difícil que la propuesta de referéndum de Sánchez salga adelante en el parlamento, por no decir imposible, salvo que se dé la siguiente negociación: se propone un nuevo estatuto elaborado directamente por el Parlamento español. El Parlament catalán no tiene por qué intervenir pues es mayoritariamente partidario de la independencia. Luego, el Estatuto se presenta a votación de los catalanes en un referéndum con dos opciones: 1ª) el estatuto; 2ª) la independencia.

Es posible que, de seguir en ánimo dialogante, se pueda llegar a un compromiso de ese tipo. De momento, parece impensable y, desde luego, no cuenta con un apoyo social español apreciable. Ya solo la propuesta de un nuevo Estatuto en este conflicto resulta revolucionaria. Pero es revolucionaria como el romanticismo cuando volvía a la edad de la caballería andante. No es el estatuto el que está desfasado; es el mismo marco estatutario; es lo que llaman los constitucionalistas el "bloque de constitucionalidad". Tiene poco gancho salir prometiendo una rodela nueva cuando las normas del duelo han cambiado y lo que está en cuestión es el encaje de Catalunya en un Estado español por muy autonómico que sea.

 ¿No quedábamos en que el mito del eterno retorno era eso, un mito y que salvo Nietzsche, nadie daba la lata con él? Y esa es la idea que parece estar tras la propuesta: dar vueltas a la noria. Déja vu, dicen los viajados, remake los cinéfilos. Hasta habrá quien se acuerde de Marx y lo de la repetición en la historia, tragedia/farsa. 

La única posibilidad de  que esta propuesta salga adelante en el Congreso es la mencionada de que vaya acompañada de un compromiso de celebración de un referéndum vinculante en el que los catalanes puedan elegir entre la vía estatutaria o la de la independencia. Pero es solo vislumbrar esa posibilidad y que la derecha se cargue de razones para acusar a Sánchez de vender a la patria, desmembrar a España, entregársela a los filoetarras, indepes, terroristas y nazis supremacistas. Con ello pondrá en marcha su máquina favorita de pedir elecciones. En realidad, si no las ha pedido ya es porque los dos partidos estaban descabezados, el PP por falta de cabeza visible y C's por ser cabeza conmocionada. 

El bloque de la izquierda más los indepes puede resistir la presión y aguantar el gobierno unos meses mientras formula un proyecto en un tiempo razonable con una oferta explícita de una fórmula de articulación entre España y Cataluña. Y esa oferta se enfrentaría en referéndum a la de la independencia. Aunque parezca mentira, la oferta española tendría mucho gancho en el electorado catalán sobre todo si presenta un proyecto de estatuto que reconozca a Cataluña su condición de nación, así como el derecho de autodeterminación, ejercitable previo breve aviso mediante referéndum con mayoría absoluta. 

No obstante, sigo creyendo que la opción independentista saldría victoriosa por una razón de antes y otra de ahora. La de antes: las opciones estatutarias están ya descontadas por más audaces y originales que sean. Es la idea misma de estatuto, de inferioridad de rango legal lo que aquí se cuestiona. La razón de ahora es que el bloque independentista parte de un mandato popular formulado el 1-O y refrendado el 21 de diciembre cuyo horizonte es la República independiente. Ese bloque está en un proceso político muy complicado, de poder dual en España y reacomodo institucional en Catalunya. Existe la posibilidad de reponer a Puigdemont en la presidencia de la Generalitat. Hágase y lo más probable es que se ponga en marcha un proceso constituyente de la República Catalana. 

dimarts, 17 de juliol del 2018

La Crida catalana

Tengo para mí que el digital que mejor sigue la política catalana e informa más cumplidamente sobre ella es El Confidencial. Le mata un poco un sesgo nacional español muy pronunciado que lo lleva a confeccionar titulares interpretativos, como ese verbo "chantajear" en el de hoy que presupone un conocimiento de nefandas intenciones en Puigdemont quizá meros deseos del periódico. No obstante, es el único que trae en portada la presentación en Barcelona de la Crida Nacional per la República. Es de sentido común hacerlo pues Catalunya es actualmente la cuestión candente del Estado. Sin embargo, el resto de la prensa española, al menos la que Palinuro consulta, ha decidido ignorarla. Se ocupa del tropezón del PSOE en la renovación del Consejo de RTVE, entre temores de Tamayazo. También de las bribonadas del rey emérito y las del PSOE amparándolas. Cosas del decadente reino de España.

En Cataluña, en efecto, presentación de la Crida, bajo responsabilidad de Puigdemont, Torra y Sánchez. Otro triunvirato, si bien en este hay una cabeza más visible que las otras, la del presidente-expresidente. Estaba claro que, en cuanto los tribunales alemanes liberaran a Puigdemont de la extradición, este se lanzaría a la acción. Se veía venir. Como ahora se ve venir la convocatoria de elecciones anticipadas, una vez que aquel tiene base para intentar una lista de presidente que, por muy bien que den las encuestas para ERC, tiene un tirón fortísimo. En dos horas, el manifiesto de la Crida contaba ya con 3.500 adhesiones

El desarrollo de la República Catalana va articulando poco a poco el modelo gaullista. El ejecutivo bicéfalo y la formación de un movimiento suprapartidista dan buena fe de ello. La legitimidad viene aquí de la fuerza que da la acción exterior y la internacionalización del conflicto en comparación con la cárcel, cuyo valor simbólico es superior, pero menor su eficacia. Para los tiempos más próximos, el debate será si lista única o listas separadas en las próximas elecciones. Esta cuestión está sutilmente relacionada con la de si se tratará de elecciones ordinarias o un referéndum.

La Crida Nacional per la República  tiene voluntad suprapartidista y transversal y se supone se dirige también al voto independentista no alineado con partidos. Pero no es probable que esa vocación estilo rassemblement se materialice porque no es de esperar que los partidos decidan sumergirse en el magma movimental. Por otro lado, tampoco la fusión es necesaria a la hora de maximizar el voto porque no es disparatado sostener que las dos formas (lista única/listas separadas) tienen un resultado electoral similar. 

Nada obsta la aparición de la Crida para mantener el principal activo del movimiento indepe que es la unidad de acción. Mientras siga firme el compromiso de llevar adelante el mandato del 1-O y el 21 de diciembre no es relevante que haya unos u otros partidos políticos.

Lo inevitable, sin embargo, es que, en unas elecciones "ordinarias", la Crida (sea cual sea la forma que finalmente tome en su congreso constitutivo) actuará como una opción "sifón", que tirará de las otras simplemente porque es la del presidente. Los nombres lo dicen todo. Puigdemont marca distancias con el PDeCat, en el que ya rechina el término "partido". El título Crida Nacional per la República (CNR, que recuerda el Consejo Nacional de la Resistencia en la Francia ocupada) ha sido cuidadosamente escogido. La Crida tiene una gran tradición y omite los partidismos porque es un "llamamiento". El Nacional deja claro el nivel del independentismo y el Republicano se mete de lleno en el territorio que ERC ha reivindicado siempre como propio, el de la República. Pero eso es  acorde con el mandato del 1-O en el que la pregunta a la que la gente contestó por mayoría abrumadora que sí fue la de si se quería que Catalunya se convirtiera en un Estado independiente bajo forma de República. Por eso, el partido/llamamiento/movimiento del presidente se presenta como el ejecutor del mandato del 1-O.

Hasta el punto de que anuncia su autodisolución una vez haya hecho efectiva la República Catalana.

dilluns, 16 de juliol del 2018

Borbonia

Toca juzgar al rey emérito. Toca juzgar su reinado. Por eso los poderosos se resisten como gato panza arriba a apear el mando. Porque saben que los van a juzgar. Y no suelen salir bien parados. Precisamente en estos días, la fundación de su nombre abre al público los papeles, el archivo de Felipe González. Es de suponer que debidamente expurgados de forma que quizá sea preciso esperar veinticinco años hasta saber qué pasó realmente con los GAL.

En el caso de la Monarquía, el juicio al rey está ya hecho hace mucho por la opinión pública y es devastador. El rey lleva el sobrenombre de su primer velero, Bribón. De reseñar el cortesanísimo comportamiento de los medios de comunicación, todos a una al quite y a encubrir las bribonadas del sujeto. Episodios ha habido en su vida que requerirían un Valle Inclán que retrató la de su tatarabuela Isabel II. Isabel es el nombre que acompaña a las dos Españas, la ascendente de la Iª y la desfalleciente de la IIª. 

Comienza una batalla mediática, política, con ambición de convertirse en judicial, por llevar al ciudadano Juan de Borbón ante los tribunales. A la defensa acuden prestos los tres partidos dinásticos PP, PSOE, C's y todos los medios de comunicación impresos y audiovisuales así como algunos digitales. Encabeza la cruzada por el trono y el altar el siempre fiel ABC que, en recuerdo de sus mejores tiempos, se inventa una encuesta con un 70% de ciudadanos en España dispuestos a dejarse matar por su rey que tanto lo merece. En contra, una alianza de la escasa izquierda republicana con el más escaso republicanismo muy fraccionado.

Más complejo es el juicio a la Monarquía, que ya afecta al sucesor. Una ministra del gobierno Sánchez ha señalado que el hijo no hereda los posibles pecados del padre y tampoco de la hermana y el cuñado. Sin duda, pero la Monarquía está tocada en todos sus flancos. La corte es un patio de monipodio con una autoridad moral nula. El ejercicio del monarca, perfectamente anodino. El incumplimiento de su función como árbitro y moderador de las instituciones, clamoroso. 

El desastre definitivo de la institución fue el discurso del tres de octubre de 2017 en el que el rey se alineó incondicionalmente con una de las partes del conflicto, respaldando su agresiva política de represión y, por ello mismo, alentando su intensificación. En esa amenazadora arenga perdió Felipe VI el poco recurso que le quedaba a una hipotética legitimidad. 

Catalunya triunfante será republicana. La insistencia de Torra en que el Borbón se disculpe por el discurso de marras y, por tanto, por el 1-O, le da la base para poco menos que declarar Catalunya entera tierra libre de Borbones. El rey tiene el extraño privilegio de ser persona non grata en algunos municipios catalanes. Un poco más y consigue que lo declare persona non grata el Parlament.

Otra cosa será el destino de la Monarquía en España. Pero eso es algo que habrán de decidir los españoles cuando se decidan a decidir algo.  

diumenge, 15 de juliol del 2018

Venga, que ya queda poco

Ayer, mientras se daba esta impresionante manifestación en Barcelona, estaba en Reus, en un acto para conmemorar el 1-0. La coincidencia fue un fastidio. Me consta que se consideró la posibilidad de aplazar, pero había tanta gente ya comprometida desde mucho antes que se vio no era posible. Concurrió más de una docena de participantes en aquel referéndum: funcionarios, bomberos, abogados, abuelos, etc y también un excelente grupo musical (Estrela Roja), de Valencia. Hubiera sido mucho trastorno.

De no haber sido por estaa circunstancia, nos habríamos desplazado a Barcelona, a la impresionante concentración. "Decenas de miles" dice El País. Cien mil, según la Guardia Urbana. Doscientos mil, según los organizadores. En todo caso, una marea humana para reclamar la libertad de los presos políticos y el retorno de las exiliadas.

Por descontado, la concentración de Reus también fue un éxito. Acudió mucha gente y los relatos de los protagonistas del 1-O tuvieron enorme interés. Se celebraba además que el parque en el que tenía lugar el acto se llamaría parque del 1-O. La actuación de los musicantes de Valencia fue magnífica. Nos hicimos unas fotos juntos y, en cuanto las consiga, pues se las quedaron ellos, subiré alguna. 

La manifa de Barcelona es el sello con que se cierra esta semana tan importante. Ayer mismo, por cierto, también salieron cientos de personas, como todas las semanas, en Pamplona en demanda de la libertad de los muchachos de Altsasu, otros presos políticos. Con Pablo Hasel y Valtonyc, España ha vuelto a convertirse en un país con presos y exiliados políticos, como en los tiempos del genocida Franco. 

Sostengo que es justamente este hecho, así como la existencia de presas y exiliados políticos, el incremento de la represión indiscriminada del Estado, etc, los que, aunque parezca mentira, muestran la debilidad de aquel y anuncian su pronta caída.

El director del grupo musical valenciano proclamó que es necesaria la disolución de España. Confieso que nunca lo habí oído en público tan claramente. Y me fascinó porque coincide con lo que vengo sosteniendo hace algún tiempo: que el Estado español es irreformable. Pero la lógica consecuencia de esto la ha formulado el músico valenciano. Me adhiero.

Y, mientras llega esa disolución -inevitable, según Deulofeu y en mi modesta opinión- quizá podríamos ir alejándonos de la dependencia mediática de España. Costará a causa de la tradición y la costumbre, pero hemos de ir acostumbránonos que los asuntos españoles no son más "nuestros" que los franceses o los alemanes. Costará, pero es así. 

Los jueces alemanes ya han demostrado que los españoles no pasan de ser correveidiles de los gobernantes de turno. En otro país, esto hubiera provocado una crisis en la judicatura y en el gobierno. Pero no España, porque ambas instancias saben de sobra que el poder judicial español es una farsa al servicio del poder. España es irreformable y un Estado fallido, como se muestra por el hecho de que 40 años después de la muerte del dictador genocida, el país siga en manos de franquistas, de obediencia estricta, como los ladrones del PP o de obediencia laxa, como los del PSOE. 

Por tanto, poco puede preocuparnos ya de los sucesos de España, salvo, claro está los que puedan servir para arremeter contra Catalunya. Bastante tenemos con nuestro Estado, con la República Catalana en los próximos tiempos. Después de que el lunes Sánchez diera el consabido portazo castellano a las pretensiones catalanas formuladas por Torra y que el miércoles los alemanes dejaran en ridículo a Llarena, se abría un tiempo nuevo que la manifa de ayer ha venido a poner en marcha.

Con Puigdemont en libertad, se ofrece ahora un amplio terreno en el que articular las políticas propias de la República Catalana, destinada a consolidarse ignorando la manifiesta inoperancia del Estado español. En este periodo es lógico que las distintas fuerzas políticas del movimiento indepe tengan divergencias tácticas con vistas al objetivo estratégico común, la independencia en forma de República. Los medios españolistas -prácticamente todos- tratan, como siempre, de encizañar el campo indepe y de colocar sus mentiras sobre la fractura de la unidad. Puras falsedades. 

Desde ahora hasta la sentencia del Supremo alemán si hay recurso de Puigdemont, se da un tiempo para que el independentismo actúe al margen del surgimiento del nacionalismo español. El debate es complicado y hemos de llevarlo con mucho cuidado y mucha atención. Porque, aunque moribundo tras el inútil relevo de Rajoy por Padro Sánchez, el Estado sigue teniendo muchos recursos y el firme ánimo de hacer naufragar el proceso independentista, aunque sea al precio de hundir (más) España. Como señala El Confidencial, Elsa Artadi defiende una postura y Puigdemont, otra; como también Torra. Y de todo ello quiere el diario sacar en conclusión que el independentismo  ha fracasado. 

Pero eso es rotundamente falso. Los independentistas no hemos fracasado. Al contrario, cada vez estamos más cerca de nuestro objetivo, mientras conservemos la unidad y también seremos más fuertes y la independencia estará más cerca. El debate, en el que los antiindependentistas quieren ver discusiones y fracturas, versará sobre el momento más adecuado para convocar elecciones en Cataluña, si antes o después de las municipales, con qué candidaturas, cómo, etc. Y saldrá una propuesta. Lo único que necesitamos es que esa propuesta sea aceptada por todo el bloque al unísono y asumida y apoyada por el verdadero motor del independentismo catalán: la gente. 

Y la gente tiene dos criterios de medida que forman el pacto de hierro entre ella y la dirigencia del tipo que sean: la liberación de los presos y el retorno de las exiliadas políticas y la realización de un referéndum de autodeterminación. Con esta unidad de acción garantizada a través de la unidad independentista, la República y la independencia estarán muy cerca.

dissabte, 14 de juliol del 2018

Política rácana o explicación de una cancelación


En mis más de seis años de andar haciéndome las Catalunyas, con decenas y decenas de actos de todo tipo en los más diversos y recónditos lugares, hoy, por primera vez me he visto obligado a cancelar uno con gran fastidio por mi parte y por las razones que a continuación expongo, no con ánimo vindicativo, sino por puro afán de que todos mejoremos en nuestras formas hacer las cosas.

La cancelación me ha dolido especialmente porque el acto esta "organizado" por el CDR de Tarragona y, al poner "organizado" entre comillas ya se ve por dónde va el asunto. Y es tanto más enojoso cuanto que ayer mismo Palinuro se hacía lenguas del carácter auténtico y espontáneo de este tipo de organizaciones. Pero es que hasta para ser espontáneo hace falta valer. Las formas asamblearias de organización son fabulosas porque legitiman de verdad las decisiones; pero, una vez tomadas estas, conviene que quienes se encarguen de ejecutarlas sepan cómo funciona el mundo.

Es el caso que ayer, viernes, 13 de julio, después de un acto por la mañana en Girona por los presos políticos, otro en Tárrega, por la tarde, con más de dos horas y media de desplazamientos y que terminó a las 23:00 horas y de nuevo otra hora de carretera, nos encontramos con que, al llegar a Tarragona, el CDR nos había reservado una habitación en un hostal cuyo nombre no revelaré porque, siendo una empresa privada, no tiene culpa de nada. El caso es que el hostal no reunía condiciones mínimas exigibles: el wifi no funcionaba y en la habitación no había ni una mesa ni una silla. Tuve que trabajar por la noche sentado en el suelo y la reserva estaba hecha, sí, pero no pagada. Tuvimos que prometer que la pagaríamos nosotros, cosa que hemos mantenido tras cancelar el acto para que queden las cosas claras. Claras en el sentido de que jamás hemos pedido nada para nosotros ni hemos cobrado nada salvo, como es lógico, el estricto coste de los desplazamientos (que procuramos repartir y por eso solemos ir a dos o tres actos de golpe) y un hotel o similar en el que, cuando menos, quepa trabajar. Porque invierto mi tiempo con mucho gusto en luchar por una causa con la que me identifico, me llevo a mi familia los fines de semana (pues, si no, no la vería) y todos aportamos a una lucha justa. Pero tengo que hacer mi trabajo personal y cumplir mis compromisos y obligaciones, porque de eso vivimos.

No es de recibo invitar a alguien a un acto y no proveerlo de las mínimas condiciones exigibles para que puede desarrollar su cometido. Y mucho menos decirle luego que el desastre puede arreglarse invitándole a comer. Eso ya roza lo esperpéntico. Porque los CDR aseguran tener pocos medios pero, como siempre, los medios aparecen cuando se trata de comidas y cenas. Una actitud muy típica de España y que plantea la cuestión de por qué querrán independizarse de ella unas gentes que actúan de forma típicamente hispánica.

La aclaración viene por último a cuento porque, según mis noticias, al público que había asistido al acto se le dijo que Palinuro estaba indispuesto, y eso no es cierto. La cancelación no fue por causa de enfermedad alguna, sino en protesta por tratamiento inmerecido e injustificable. Y la finalidad, insisto, no es vindicativa sino puramente pragmática: para corregir errores de actuación.

El PSOE es la nueva derecha

Sánchez ganó las primarias asegurando que, con él, el PSOE volvía a la izquierda. Así se probaban dos cosas: una, que la gente nos tragamos todo lo que nos echen, especialmente si nos lo echan en ese pesebre de colorines llamado televisión; otra, que Sánchez, como los del PP, casi siempre que habla, miente. Es se debe no solo a la especial proclividad a mentir del hoy presidente  sino también porque la mentira es la forma habitual de relacionarse en política. Por eso es tan divertida la escandalizada polémica actual sobre las fake news, como si hubiera alguna news que no fuera fake.

Hace unos meses, un presentador de televisión me preguntaba en directo si yo creía que el independentismo había despertado la fiera de la extrema derecha, dormida hasta el momento. Le respondí que eso no era cierto porque la extrema derecha no estaba dormida sino en el gobierno (entonces el de M. Rajoy), cuyos ministros no eran muy despiertos, aunque no tan poco que pudiera suponérseles dormidos. El presentador pareció escandalizarse y acabo diciendo algo que escucho frecuentemente del tipo "je je je, hay que ver cómo eres" o "que radical", etc. Luego supe que la doctrina de la extrema derecha "dormida" y despertada por el independentismo traía cuño de Podemos, una de sus habituales falacias rebosantes de hipocresía que llaman "análisis". Como no tienen razones para ir contra el independentismo catalán, se inventan esta patraña de que ha despertado a la fiera fascista, como si esta no estuviera presente a toda horas. Por supuesto, el escandalizado presentador de inspiración podémica ya ha sido nombrado algo en la TVE controlada hoy en gran parte por Podemos. Esto funciona así.

No hay duda. La frecuente pregunta de por qué no existe un partido de extrema derecha en España como tal se responde  con sencillez y objetividad: porque está en el PP y en C's. La derecha, la derecha de toda la vida, católica, mojigata, conservadora, centralista y bastante autoritaria está hoy representada por el PSOE que, al parece, sigue creyendo que puede engañar a la gente haciendo pasar por política de izquierda unos arreglos superestructurales en terrenos de modas, criterios morales, etc, pero sin tocar los aspectos más esenciales de los derechos de ciudadanía que siguen tan pisoteados como en tiempos del PP. 

El compañero y cómplice de esta obra de mixtificación del PSOE es Podemos, el partido neocomunista de raíz anguitista que se presentó camuflado de albacea del 15M y cuyo único objetivo real era el sorpasso a la traidora socialdemocracia. Hoy es su principal aliado y siervo como se nota porque, así como los socialistas han callado respecto a la sentencia del tribunal de Schleswig-Holstein, con la que no están de acuerdo, dejando solamente que Sánchez diga la habitual sinsorgada vacía de que "lo importante es que los indepes serán juzgados en España", los de Podemos se han cerrado en un mutismo absoluto, con lo parlanchines que son, sin decir oxte ni moxte sobre los disparates de Llarena. Prueba de que su supeditación al partido al que iban a sorpassar es ya absoluta y absoluta su entrega al nacionalismo español. Por eso aportan la falacia de que es el independentismo el que despierta el fascismo; para poder condenarlo con su buena conciencia de señoritos mesetarios.

Que el PSOE es la derecha resulta evidente. Figura como un partido dinástico, obediente a la corona y capaz de participar en la especie de conjura de políticos y periodistas cortesanos para encubrir las fechorías del Rey anterior, tapar sus presuntos robos y crímenes y su comportamiento de putero compulsivo. Su grado de abyección cortesana alcanza el paroxismo cuando una ministra socialista afirma que las trapisondas del Borbón emérito, un granuja, no afectan para nada a Felipe VI. Para entendernos, según el PSOE, si tu padre es una mangante, tu hermana otra y tu cuñado está en el trullo por ladrón, ni tú ni los tuyos tenéis nada que ver. Debe de ser cosa de la maledicencia pública.

Y no solamente hay vergonzosa sumisión a una corona restaurada por un dictador y genocida, sino también saqueo propio del país. El PSOE es el partido siervo del conjunto de la oligarquía, como se ve por el hecho de que se niegue a publicar los nombres de los defraudadores a Hacienda en la ilegal amnistía de Montoro, entre otras cosas porque entre ellos pueden encontrarse nombres de reyes, presidentes y otros parásitos. Las excusas sobre retroactividad y otras vainas solo demuestran que los socialistas saben que, para que el pueblo trague las mayores iniquidades, basta con contarle alguna burda patraña. 

A cambio de todo esto y, como queriendo fabricarse una imagen algo más progresista frente a los franquistas del Tribunal Supremo, el PSOE dice defender el sistema de euroórdenes y el espacio Schengen. Es absurdo: bastaría con que se impidiera que la extrema derecha pepera siguiera controlando a los jueces franquistas para que toda la tramoya montada por estos indeseables se haya venido abajo. Pero, no haya dudas, no es que los socialistas defiendan la democracia, las libertades o el Estado de derecho. Al contrario, defienden la dictadura neofranquista, cerrando los ojos a la crítica judicial alemana, y reafirman la trampa de que los indepes injustamente presos y exiliados serán juzgados en España. Y eso sin parar mientes un solo segundo en que, como están las cosas en el país, los jueces serán los fascistas de turno.

Avui al vespre, Palinuro a Reus

Per un acte de reconeixement del 1-O. El 1-O, on tants participem i que constitueix ja una fita en les nostres vides, es perfila com la merescuda festa nacional de la República. La Diada serà substituïda pel dia de l'alliberament. I és logic qu'el reconeixemnt no només sigui al ente merament cronològic (com 1º d'octobre) o abstract (com a referéndum), però a tots i totes dels que van fer-ho possible. Per això em sembla una molt bona idea invitar als membres de les meses, bombers, veïns, voluntaris, advocats, mússics, etc, etc. En definitiva, ens comportarem com aquells desposados de l'Evangeli que van sortir al carrer a compartir la seva alegria amb els veïns convidándolos a entrar, el cèlebre compelle intrare de totes les ànimes generoses.

Tots i totes junts vam fer possible el 1-O i tots i totes junts farem tambè possible la resta: l'alliberament del nostres presoss y l'alliberamente del nostre poble. 

Fins a demà.

Avui al matí, Palinuro a Tarragona

Avui a les 11:00 en la Plaça Cronista Sessé, farem una xerrada/debat sobre els nostres projectes per assolir la República independiente de una puta vegada, com diu en Lluís Llach. L'acte va ser organisat per els CDR de l'eixample de Tarraco.

¿Puc confessar una debilitat? Tinc un faible per els CDRs i la CUP, tot i que soc fan de qualsevol organizació catalana per tal que sigui senceramente independentista. Sol que aquestas gents em touchent au plus profond per la seva espontaneitat i les seves arrels en el poble. Ningú va crear els CDR, ningú la CUP; han sortit pel que els filosofs medievals anomenavan "generació espontània" .

I amb gents qu'hi son per generació espontània es sempre un plaer parlar. I no només un plaer: s'en apprèn molt. 

Ens veiem a la plaça Cronista Sessé.

divendres, 13 de juliol del 2018

Demá al vespre, Palinuro a Reus

Per un acte de reconeixement del 1-O. El 1-O, on tants participem i que constitueix ja una fita en les nostres vides, es perfila com la merescuda festa nacional de la República. La Diada serà substituïda pel dia de l'alliberament. I és logic qu'el reconeixemnt no només sigui al ente merament cronològic (com 1º d'octobre) o abstract (com a referéndum), però a tots i totes dels que van fer-ho possible. Per això em sembla una molt bona idea invitar als membres de les meses, bombers, veïns, voluntaris, advocats, mússics, etc, etc. En definitiva, ens comportarem com aquells desposados de l'Evangeli que van sortir al carrer a compartir la seva alegria amb els veïns convidándolos a entrar, el cèlebre compelle intrare de totes les ànimes generoses.

Tots i totes junts vam fer possible el 1-O i tots i totes junts farem tambè possible la resta: l'alliberament del nostres presoss y l'allberamente del nostre poble. 

Fins a demà.

Demà al matí, Palinuro a Tarragona

Demà a les 11:00 en laa Plaça Cronista Sessé, farem una xerrada/debat sobre els nostres projectes per assolir la República independiente de una puta vegada, com diu en Lluís Llach. L'acte va ser organisat per els CDR de l'eixample de Tarraco.

¿Puc confessar una debilitat? Tinc un faible per els CDRs i la CUP, tot i que soc fan de qualsevol organizació catalana per tal que sigui senceramente independentista. Sol que aquestas gents em touchent au plus profond per la seva espontaneitat i les seves arrels en el poble. Ningú va crear els CDR, ningú la CUP; han sortit pel que els filosofs medievals anomenavan "generació espontània" .

I amb gents qu'hi son per generació espontània es sempre un plaer parlar. I no només un plaer: s'en apprèn molt. 

Ens veiem a la plaça Cronista Sessé.

Hemos ganado una batalla; aún no la guerra

Antier decía Palinuro (Puigdemont el rebelde) que era preciso esperar la decisión del tribunal de Schleswig-Holstein, a punto de hacerse pública, como sucedió ayer, causando un sismo en España, altísimo en la escala Richter. Hasta los cimientos quedó destruido el fabuloso castillo de arena edificado por Llarena. Se aventuraba una decisión positiva para el independentismo, como ha sucedido, pero, por mor de la prudencia, se aconsejaba esperar a saber el sentido exacto ya que de este dependería en gran medida el curso de la acción posterior en cumplimiento del mandato del 1-O. La enteca reunión de La Moncloa y la cerrada negativa de Sánchez, obligaba a una reacción de la Generalitat, pero era imprescindible conocer la decisión de la justicia alemana para orientarla.

Y ya está aquí. Y es positiva; mucho más de lo que parece a primera vista. Tiene razón el reaparecido Puigdemont en cantar victoria; y victoria en una batalla decisiva, quizá la más decisiva de todas. Pero es una batalla. La guerra sigue. La táctica (la internacionalización) ha triunfado; el objetivo estratégico está más cerca. Pero no está. Los presos siguen en las cárceles, los exiliados siguen exiliados y Catalunya no ha conseguido aún el reconocimiento como la República independiente que dice ser. 

Sin olvidar este dato, desde luego, la victoria ha sido un verdadero terremoto. Todo el aparato español de la Justicia ha quedado por los suelos. Aparte de descaradamente política, la instrucción de Llarena ha sido un cúmulo de disparates que, al encontrarse una respuesta exterior en el mismo terreno judicial, abre ahora un auténtico océano de hipótesis a cuál más dañina para el escaso prestigio de los tribunales españoles y la mermada capacidad política de los gobernantes. Los tiempos próximos serán como películas de suspense en las que se plantearán situaciones espeluznantes:

- Si no hay delito de rebelión/sedición y solo de malversación, ¿qué hacen en la cárcel las presas políticas que no están acusadas de ese delito? ¿Se puede juzgar a los otros por rebelión? ¿Se puede seguir manteniendo la suspensión de Puigdemont? ¿Puede, como parece que quiere, el Tribunal Supremo retirar la euroorden o dejar de acusar a Puigdemont de rebelión/sedición? ¿Qué sucede si tampoco hay malversación? ¿Qué contará el juez Llarena a los magistrados belgas el próximo cuatro de septiembre? ¿O no va a comparecer y va a declararse en rebeldía? Estos y otros cientos de preguntas tendrán entretenido al amable público.

Aunque no es posible disimular el bofetón alemán al juez español, por extensión, a la judicatura española y por más extensión, al Estado de derecho español. Esta brizna es lo único que parece mover al gobierno, la cuestión de la imagen. ¿Cómo?¿Que España no es un Estado de derecho en todo comparable (o incluso superior) a la Gran Bretaña? Este gobierno saldrá a luchar una vez más contra la malvada leyenda negra. De hecho, ya la han mencionado. Y en Bélgica, nada menos. Son unos genios. 

Están tan histéricos que rozan el esperpento. Ayer Rivera y González Pons echaban pestes contra Europa y pedían salir del espacio Schengen. Las estupideces acaba siempre pagándolas la gente. Antes, el señor Lesmes, presidente del Tribunal Supremo y del CGPJ, se cubría de gloria pidiendo al gobierno que interfiriera en un proceso judicial en otro país por razones políticas y el gobierno añadía gloria a la gloria comprometiéndose y poniéndose a ello. No conozco las reacciones de Vox, la SCC, o los locutores más agresivos del fascio nacional pero las imagino: desde el Santiago y cierra España a los tercios de Flandes.

Especialmente enternecedora, la de Sánchez. En su partido reina un silencio pesado como el betún. A los militantes la decisión les ha sabido a cuerno quemado porque son todos unionistas a machamartillo, aunque no se atreven a decirlo y tienen que fingir afición por fórmulas federales, sospechosamente disgregadoras. Sánchez tampoco se atrevió a decir, como los del PP y de las JONS que era una afrenta a la soberanía y la dignidad de la nación. (Eso de la "dignidad" había que escucharlo al tiempo que el público se enteraba por la amante del rey de lo que el rey hacía con la amante), pero su decepción era patente. Torra no es Le Pen y Puigdemont no es un rebelde en rebeldía. Cualquier día de estos va a suceder que los políticos presos eran presos políticos. Por eso se ha reducido ladinamente a decir que lo importante es que sean juzgados en España.

En primer lugar, no se ve por qué y, en segundo, y más hilarante, es posible que no sea juzgado no ya Puigdemont sino ninguno de ellos/as; ni en España ni en la Patagonia. No hay causa judicial; no la ha habido nunca. El mismo Sánchez decía no ha muchas lunas que había sido un error "judicializar" el proceso. Lo tiene fácil: retire las acusaciones y cese la represión de todo orden, judicial, administrativo, mediático, etc.

Y ¿por qué el resultado ha sido más positivo de lo que parece? Porque, dejando en libertad a Puigdemont y con margen de maniobra, no lo hace por un tiempo indefinido, sino tasado: hasta el fallo del Supremo alemán en cuanto al recurso sobre la malversación. Dado que el propio Llarena admite que no tiene pruebas del delito, es poco probable que la acusación prospere. Pero nunca se sabe con la justicia humana, aunque, desde luego, mucho más que con la divina. 

El tiempo es tasado y, por tanto, la acción urge. Al margen de la política cotidiana, que no puede ser desatendida, y de los resultados de las negociaciones en las distintas comisiones bilaterales en las que hay que trabajar y al margen también de las medidas de ruptura más o menos simbólica que puedan aplicarse, las dos cuestiones esenciales del independentismo, los presos políticos y el referéndum, recibieron sendos "no". A la vista de lo cual, la única reacción razonable es implementarlas directamente. En el caso de los presos no es posible, salvo que se quiera provocar un incidente de violencia armada. Queda el referéndum, porque una declaración parlamentaria formal de independenia, sobre ser reiterativa, no conseguiría, en principio, el elemento esencial del reconocimiento exterior. 

Una base más amplia para conseguir algún tipo de reconocimiento exterior vendría dada precisamente por un referéndum de autodeterminación. La iniciativa es del independentismo y la forma y tiempo del referéndum, también porque, entre otras cosas, puede presentarse como unas elecciones autonómicas anticipadas. Aunque no parece necesario. Será un referéndum y así conviene llamarlo desde el principio. La desobediencia empieza con los nombres mismos.