dilluns, 19 de juny del 2017

Rumbo al gobierno. A mí la mayoría

El compromiso de Sánchez es claro: Voy a trabajar para buscar una mayoría parlamentaria alternativa al PP. Y también es sencillo. Tanto que casi no es trabajo si se trata de mayoría absoluta para desplazar al gobierno. Una posibilidad es la de PSOE, Podemos y C's, y la otra, PSOE, Podemos, JxS y Bildu, por ejemplo. La primera parece imposible por la incompatibilidad entre Podemos y C's. La segunda trae el escollo de los votos independentistas.

Para las mayoría relativas, la fantasía es libre aunque, claro, las hay más verosímiles que otras. Una razonable sería la de PSOE y Podemos, que no tendría el escollo independentista, pero estaría al albur de votaciones conjuntas PP y C's.

Las opciones son escasas e insuficientes. Probablemente por eso un ufano Rajoy anuncia que terminará la legislatura porque no ve alternativa. La moción de censura de Podemos ha sido un exitazo. Ha servido para consolidar al gobierno y también a la otra oposición en cuanto partido y liderazgo. Y un liderazgo que se ejerce desde fuera del Parlamento. Eso es "nueva política" a tope, ¿no? Habiéndolo intuido así, a Sánchez se le ha disparado el estro y se ha declarado continuador o representante o algo parecido del 15M en medio de feroces críticas e insultos. Demagogo, falso, oportunista, aprovechado. Sin embargo, paradójicamente, si alguien hoy puede esgrimir el ¡no nos representan!, es él, que lo hace desde la calle. Como peripecia vital, incluso, que da mayor pábulo a la leyenda, esa que empezó a forjarse en torno a su figura como "el relato". Ahora sube un peldaño más y puede, con razón, exclamar ¡no me representan!

Si Rajoy no obedece las reiteradas invitaciones a dimitir, la mayoría parlamentaria alternativa  puede querer decir dos cosas: una nítida y clara y otra confusa y variable. La nítida y clara es un gobierno salido de una moción de censura del PSOE y Podemos con los votos favorables de JxS y seguramente Bildu. La única condición sería que ese gobierno propusiera un referéndum pactado en Cataluña, habiendo negociado fecha de celebración y pregunta. Pero con todas las garantías para una votación en libertad.

La forma confusa y variable de la mayoría parlamentaria alternativa sería la que no aspirara a formar gobierno y se contentara con ser oposición pero pretendiendo imponer la política al gobierno, es decir, gobernar desde el Parlamento. No estaría mal si el Parlamento tuviera el coraje de la Convención Nacional francesa de 1792, la que abolió la Monarquía afirmando que "los reyes son al orden moral lo que los monstruos al físico. La corte es el despacho del crimen, el hogar de la corrupción y la guarida del tirano". Mas no parece ser el caso, sino al contrario pues ayer mismo el Congreso del PSOE daba carpetazo a la insolente urgencia de sus juventudes en proclamar la III República. Una oposición de geometría variable, bajo la presión de unas elecciones anticipadas y en la incertidumbre de los cambios en las alianzas caso por caso. Si añadimos el ya expresado propósito del gobierno de instar al Tribunal Constitucional a que ampare su "derecho" a vetar legislación en virtud de criterios presupuestarios, concluiremos que la idea de articular una mayoría parlamentaria alternativa, si no es desde el gobierno, es una quimera.

En realidad, solo queda ejercerla desde el gobierno. Uno de PSOE y Podemos con el apoyo parlamentario de JxS, a cambio de un referéndum pactado en Cataluña, una opción que apoya el 80 por ciento de la población catalana. Algo a lo que un gobierno de izquierda no puede ser indiferente. Y debe demostrarlo con hechos. Si se propuso como alternativa a la derecha deberá serlo también en la cuestión territorial; deberá ser capaz de encontrar alguna forma de negociación que evite el tantas veces mencionado "choque de trenes".

Dado que el referéndum no es un fin en sí mismo sino un medio, al aceptar uno pactado, cabe negociar la pregunta. Si la izquierda tiene algo que ofrecer, digamos a medio camino entre el estatu quo y la independencia, por ejemplo, ese federalismo tan celosamente guardado, es el momento de hacerlo y ver qué apoyo concita. Incluso es el momento de ofrecer alguna idea de planta nueva para romper con el marco tadicional de la derecha que tiene cautiva a la izquierda.

Después del enésimo fracaso de la derecha española al gestionar el país, la izquierda está obligada a constituirse en alternativa y a hacerlo teniendo por una vez el valor de sus convicciones. El aparente oxímoron de reconocer la soberanía una del pueblo español y su plurinalicionalidad apunta a un momento constituyente, o "destituyente", como dice Miguel Urbán, de Anticapitalistas. Un momento de acción.

Y así es como debe entenderse. No como una propuesta estática de que una cosa puede ser ella misma y su contraria al mismo tiempo en contra de la lógica, sino como una dinámica: una cosa puede convertirse en su contraria. Si el amor puede y suele convertirse en odio, lo demás, por añadidura.

La profundización del carácter purinacional de España obliga a no reducirlo a lo meramente cultural sino a reconocerle su plena función política. Corresponde a las naciones del Estado determinar de común acuerdo qué forma de organización quieren darse si quieren darse alguna.

Se entiende la propuesta federalista del PSOE salida de la Declaración de Granada y hasta cabe conceder que se haga de buena fe. El problema es que es irrelevante. No por el federalismo en cuanto tal que seguramente será perfecto, sino por el procedimiento para establecerlo. Una decisión mayoritaria del soberano español que obliga a la minoría nacional catalana es inevitablemente sentida por esta como una nueva imposición desde fuera, otra vez café para todos, siendo así que la reclamación del independentismo es un tratamiento diferenciado de Cataluña como nación que es en plenitud de sus derechos.

Sería más avisado, a mi entender, no empeñarse en una fórmula federal como propuesta de partido, sino estar dispuestos a acordar otra de otras características que pudiera ganar acuerdo del independentismo. Y ¿qué forma podría tener? Ahí, justamente, está el meollo de la política, en la capacidad para imaginar soluciones acordadas a problemas que parecen no tenerlas.

diumenge, 18 de juny del 2017

Allá vamos

Las hispánicas entretelas de algún veterano socialista se agitan escandalizadas. Guerra pide la aplicación del artículo 155 de la CE. No fue suficiente su cepillado del Estatuto de 2006. Ahora quiere pasar por el cepillo a los gobernantes. Un demócrata. Porque el art. 155 que, además, no dice nada, es muy suave. Si por el sevillano fuera, los fementidos secesionistas catalanes debieran ser deportados a Madrid cargados de grilletes.

¡Estado plurinacional! ¿Qué es eso? Tampoco es para ponerse tan nervioso, como plurinacionales se reconocen más Estados: Bolivia, el Canadá, Australia, el Reino Unido, Bélgica, entre otros.

Verdad es que la plurinacionalidad requiere profundización. Y ahí es donde el concepto se abre al debate. Si la expresión no es un flatus vocis habrá que darle algún contenido. Y este no puede reducirse a una mera consideración de las naciones como hechos culturales.

Hablemos de Cataluña porque es pensando en Cataluña como se ha aprobado la plurinacionalidad española. Responder a la movilización independentista catalana, mantenida en el tiempo, transversal, con amplísimo apoyo social, democrática y pacífica aceptando su condición de nación "cultural" es quedarse tan corto que casi suena a tomadura de pelo. El independentismo quiere el reconocimiento de Cataluña como nación política en plenitud de sus derechos y un tratamiento de igual a igual con la nación española. Por supuesto, esto plantea un problema de incongruencia dado que la nación española solo se ve a sí misma incluyendo en ella a la catalana y, en su concepción imperial, encuentra absurdo que la parte quiera tener un tratamiento idéntico al todo.

Lo respetuoso con la plurinacionalidad de España en este caso concreto catalán es autorizar la celebración de un referéndum pactado que permita tomar decisiones con el apoyo mayoritario de la población en un sentido u otro. Como hacen las naciones civilizadas cuando se encuentran en esta situación. Convertir el referéndum en un asunto de principio y negarse no solo al reconocimiento de los derechos de los catalanes sino también al conocimiento objetivo de la situación, es la actitud de la derecha, orientada claramente a una confrontación con el independentismo.

No puede ser la de la izquierda.

Por lo demás, parece que en el Congreso se ha mascado la tragedia con una propuesta de las JJSS de meter la República en el programa del PSOE. Es imaginable lo contento que se hubiera puesto Palinuro, incorregible republicano. Pero, al final no ha sido así porque la nueva izquierda del PSOE todavía arrastra temores de antaño en esto de la República y la Monarquía y ha mandado callar a los cachorros. Como siempre, se argumenta que es extemporánea, no coincide  con las preocupaciones de los españoles (esto suele decirse de casi todo lo que molesta) y distrae la atención de cosas más importantes.

Nada de esto es cierto, pero tampoco importa mucho. Por más que quiera acallarse el debate sobre la cuestión República Monarquía, reaparece inevitablemente a la hora de abordar la plurinacionalidad del Estado puesto que el independentismo catalán es republicano.

dissabte, 17 de juny del 2017

Los oscuros deseos

Estos de Podemos son una mezcla de enfants terribles y enragés, con unas gotas de indignés y mucha visibilidad mediática. Han nacido para los focos. Menudo griterío ha levantado la diputada de la CA de Madrid y presidenta de su Comisión de la Mujer, Clara Serrano, de Podemos. Es muy de ver cómo se rasga las vestiduras un amplio abanico feminista, real o fingido, orientando el debate a criterios dogmáticos y aplicando las reglas de la maestra ciruela.

Después del post de ayer sobre la gestación por encargo, Palinuro ha cogido ley a esto de las camisas de once varas y se permite opinar, sin ánimo de ofender a nadie, sobre un tema que, a primera vista, parece femenino.

Y es que ahí está el error y mi sola discrepancia en las declaraciones de Serra de que la fantasía de violación y de sexo con violencia es un deseo femenino. Es un asunto oscuro y muchos críticos echan en cara a la diputada que generalice indebidamente. Correcto, aunque insuficiente. Lo peor es que no generaliza bastante. Ese es el error de su afirmación porque, piénsese un poco, esas fantasías son un deseo femenino... y masculino y epiceno y hermafrodita. Donde hay sexo, hay fantasía. Y de todo tipo. A veces, se llama masoquismo. El nombre viene del Masoch de La Venus de las pieles, pero la práctica es, seguramente, tan antigua como la humanidad. Hay masoquistas, igual que hay sádicos, pederastas, místicos, etc, por citar cuatro ocupaciones directa o indirectamente relacionadas con la sexualidad, territorio impenetrable a la luz de la razón. Solo de la fantasía.

Cuando esas pulsiones, rasgos, inclinaciones, causan un daño de cierta importancia a terceros se convierten en delitos. Qué se considere "daño de cierta importancia" es algo que expone la conciencia moral, decide la mayoría y sanciona la ley. La violación del tipo y género que sea es un delito porque daña el derecho a la integridad física y moral de otro(a). Y no hay más que hablar. 

Pero el hecho es que se habla, especialmente de este tipo de delitos, que tienen relaciones con los oscuros deseos de la sexualidad. Todos los delitos vienen con fantasías pero las sexuales tienen un carácter particularmente opaco, que alimenta tendencias morbosas. Y lo que se dice sobre ellas oscila entre los lugares comunes más detestables ("en el fondo, lo que quieren es que las violen") y las teorías más elaboradas y refinadas ("hay un oscuro deseo de sufrir violencia en la sexualidad de las mujeres"). 

Si estamos dispuestos a reconocer que esas afirmaciones pueden predicarse (aunque con índices de probabilidad distintos) de todas las personas en relaciones sexuales, sean del sexo que sean, podremos avanzar en nuestro razonamiento. Si no, habrá que saber por qué no. ¿Es porque la violación de las mujeres o la fantasía correspondiente es cualitativamente distinta de la violación de los hombres o su fantasía? No, claro. La diferencia es cuantitativa. Y que esta no es relevante se observa por el hecho de que las violaciones más frecuentes afectan a las mujeres y también a las niñas y a los niños. Si ese es el argumento que se emplea, está dentro del marco conceptual patriarcal que propicia la violación de las mujeres hasta convertirla en ocasiones en política de Estado, como dice Susan Brownmiller.

Lo problemático aquí es el razonamiento, digamos, culto, lo expuesto por Clara Serra, que está en línea con conclusiones actuales de la sexología. Lo estará, pero no es nada nuevo. Esa idea del masoquismo femenino puede rastrearse en Freud y se formula con todas sus letras en la teoría de Karen Horney, discípula del austriaco. Creo haberla leído en alguna otra psicoanalista, incluso en la hija menor de Freud, Anna, aunque no estoy seguro. 

De lo que sí lo estoy es del correspondiente escándalo que motivó Ayn Rand con su famosa novela (best seller en los EEUU en 1942 y exitazo cinematográfico en 1948), dando celebérrima forma literaria a la teoría de Horney, en una violación que describe al comienzo de la historia, El manantial. Las relaciones entre el feminismo y Ayn Rand fueron siempre muy complicadas y, a raíz de esta novela se enfrentó a la crítica feminista de que, en realidad, ella ensalzaba la violación como el triunfo del héroe. Rand respondió que no tenía conciencia de haber descrito una violación y que, si lo era, se trataba de una violación consentida. La fundadora del Objetivismo despachaba el asunto con una especie de oxímoron. 

Sin duda la fantasía es un espacio sin límites y esas de los oscuros deseos (que llegan incluso a atribuirse a atavismos del Paleolítico, cuando la arqueología rivaliza en estos territorios con la psicología) mucho más. No hay por qué escandalizarse como si fuéramos del Ejército de Salvación, pero sí es preciso recordar que ese deseo no es intrínsecamente femenino, sino humano. 

Lo importante es no olvidar cuándo el deseo se torna delito o cuándo el delito es incitar al deseo.

Y esas señoras que aplauden los comentarios machistas de Hernando y piden la dimisión de Serra por una observación realista cuyo único defecto es quedarse corta, podían proceder a la inversa. Quizá no resultaran más acertadas, pero sí menos ridículas.

Hoy, Palinuro en Manresa

A las siete de la tarda, en la Plana de l'Om, en Manresa, mantendrá Palinuro un coloquio con Jordi Domingo, portavoz de Constituïm, esos que andan por los malos pasos de buscar una Constitución republicana para Cataluña. Pinta bien la trobada y saldrán sin duda muchas cosas de interés acerca de garantías de derechos, participación ciudadana, transparencia, representatividad, etc. Lo he hablado alguna vez con Domingo: para mí, la mejor Constitución es la de los EEUU por su sencillez, brevedad, flexibilidad y eficacia. Principios, líneas generales, declaraciones y el resto, a desarrollo legislativo posterior. Pero también es comprensible que los ánimos puntillosos quieran blindar en la Constitución la mayor cantidad de supuestos particulares que se pueda. Aunque suela ser contraproducente.

El diálogo será interesante, seguro, porque, además, está moderado por Gonçal Mazcuñán, competente periodista, de los que se trabajan los temas para explicarlos.

Allí nos vemos.

divendres, 16 de juny del 2017

La gloria y la crítica

La moción de censura de Podemos ha tenido, como todo, luces y sombras. La luz: la revelación de alguna figura política prometedora, una crítica demoledora al gobierno de la corrupción y la consagración de un estilo parlamentario nuevo, directo, sin concesiones pero respetuoso, en contraste con los usos tumultuarios de la bancada del PP que Rajoy llamaría de hooligans porque no sabe que existe el término "gamberro"; señorías gamberras, vamos.

La sombra: ya parece incuestionable que la estrategia del sorpasso es un fracaso. Se han necesitado tres años para reconocer algo claro hace otros tres. Tres años, dos elecciones generales, varias autonómicas y municipales, una consulta atípica catalana, dos investiduras y una moción de censura. 

Y todo para que el paradójico resultado de la moción haya sido evidenciar los límites de Podemos y su candidato, quien ha tenido que comerse literalmente sus recientes palabras de que no habrá alianza con el PSOE a nivel de júnior. Sin el PSOE no se llega al gobierno; contra el PSOE, menos; y destruirlo mientras se asaltan los cielos ha resultado la aventura del bocazas de Ícaro.

Paradójicamente, el fracaso de la moción de censura ha fortalecido la figura de Sánchez y consolidado la de su partido al que ya todos, Podemos incluido, llama "nuevo", adjetivo potente en mercadotecnia. La moción de censura ha sido a mayor gloria de Sánchez y de su partido. El primero, ausente -circunstancia esta que, bien llevada, continuará el relato de la candidatura de Sánchez- y el segundo, reafirmado en su centralidad política gracias a una intervención muy consistente, justa y moderada de Ábalos.

El equipo camina hacia la gloria. Pero la gloria ciega al tiempo que la crítica enmudece y el líder se lanza a su propia destrucción seguro de sí mismo. Cuando Sánchez comprueba que tiene una valoración alta, le conviene recordar que quizá no se deba a sus méritos, sino a los deméritos de los competidores, abundantes y hasta divertidos. El mérito de Sánchez, cuando lo tenga, consistirá en dar cumplimiento a ese compromiso de buscar una amplia mayoría que permita desbancar al PP. Aparte de que el verbo desbancar se presta a chistes, la expresión es demasiado vagarosa. En lenguaje reglamentario es más sencillo: presentar una moción de censura ganadora. Esa moción de censura solo puede ser de dos formas con variantes: forma a) PSOE, C's, Podemos; forma b) PSOE, Podemos, JxS y algunos otros. 

Las dos tienen al PSOE y a Podemos. Por tanto, sería lógico que se pusieran de acuerdo respecto a quién invitarían. Más acorde con la invitación a la izquierda de Sánchez es aproximarse a JxS, pero esto plantea un problema de equilibrio constitucional. Sin embargo, la moción de censura permite una posibilidad de entendimiento. Si ERC vota a favor de la moción de Podemos que acepta el referéndum pactado pero no el unilateral, lo mismo podría hacer JxS con otra moción del PSOE y Podemos en idénticos términos. 

La pelota estaría entonces en el tejado del PSOE y si este aceptaría un referéndum pactado y, por ende, legal. Aquilátese aquí la legalidad. Ábalos dice que el PSOE apoyará al gobierno en todas las medidas legales en el contencioso catalán. O sea, que no va a apoyarlo en las ilegales. Bueno es saberlo. Pero la cuestión es si, además de apoyarlo, propone iniciativas de solución por su parte o insta a propuestas de negociación que permitan hacer legal una solución razonable negociada políticamente.

El problema está ahí y ahí es donde Sánchez tiene que mostrar su talla.

Gestación subrogada o vientres de alquiler

El nuevo debate trae su carácter conflictivo en los nombres. Es un asunto complicado, desde luego, y uno tiene la impresión de meterse en camisas de once varas, sobre todo siendo varón, no vaya a ser que tenga uno cambiada la vara de medir.

Me ha interesado mucho el artículo de Bea Talegón, no somos vasijas, que, además de razonado es valeroso, y tiendo a coincidir con su punto de vista. Lo articularía, no obstante, de otro modo, más pedestre y con espíritu dubitativo y en absoluto asertivo, siempre presto a reconocer mejores razones. 

A lo que entiendo, contra esta práctica se esgrimen dos tipos de argumentos, uno instrumental y otro esencial. Por el instrumental la práctica no es legítima porque a su amparo pueden cometerse delitos. Por la esencial, la práctica no es legítima porque es ilegítima, inmoral, en sí misma.

Ninguno de los dos es convincente. El instrumental puede predicarse de todo y de nada. Toda práctica humana es susceptible de abuso y para evitarlo se han inventado las leyes que serán más o menos eficaces, pero no en función de una mayor o menor perversidad del acto.

El esencial tampoco lo es porque no consigue probar en qué reside esa esencia. Todo lo más se apunta al carácter único, íntimo, inmediato, sublime de la experiencia vital de una persona en relación con un proceso fisiológico. Parece suposición bastante razonable, pero en nada distinta a la que pueda aplicarse a otras prácticas legales, como el trasplante de órganos vitales de todo tipo. El contraargumento de que, en estos casos, se trata de situaciones de vida o muerte y  la gestación por encargo no suele estar entre ellas, tampoco es poderoso porque presupone que nos arrogamos el derecho a decidir por otros lo que consideran vital para ellos. El último contraargumento de que la esencia reside en que se trata de alumbrar una nueva vida, misterio de los misterios, despide cierto aroma a misticismo, solo al alcance de la fe.

Los otros cuarenta años


Dejo aquí el vídeo del programa de HispanTV sobre el tema del día por la efeméride: 40 años de las primeras elecciones democráticas después de 40 años de una dictadura que quizá sea el episodio más humillante de la historia de este país. Y las llamamos "democráticas" por generosidad léxica porque se celebraron en condiciones muy problemáticas e importantes para el principio de igualdad de oportunidades; y con unas restricciones que socavaban su legitimidad democrática, al no poder presentarse una serie de opciones de la izquierda. Con todo, las hubo y tal fue el tema de la tertulia política con Victor Arrogante, Ángeles Villacastín y Willy Meyer. Debate interesante en el que se contrastaron opiniones sobre una base de acuerdo crítico generalizado. Descubrí una metáfora de la transición que pienso seguir utilizando y someto a consideración del(a) lector(a): la transición es el periodo entre dos amnistías: aquella por la que los asesinos se amnistiaron a sí mismos en 1977 y aquella otra por la que los ladrones también se amnistiaron a sí mismos en 2012.

Hoy, Palinuro en Hospitalet de Llobregat

Efectivamente, hoy, a las 19 horas y en el centro católico de l'Hospitalet, hablaremos sobre la República Catalana en el marco de la campaña de la ANC Fem Futur. Si tuviese que poner un ejemplo de la amplitud y transversalidad del independentismo catalán, utilizaría este de que Palinuro vaya a conferenciar en un centro católico por todo lo que implica. Especialmente el hecho de que hasta en la práctica de una común religión haya diferencias substanciales entre el Cataluña y España. La movilización catalana hace que la participación católica sea una más dentro de la densidad asociativa del país. La iglesia católica, la confesión religiosa, es muy importante en Cataluña, sin duda, pero no manda como en España. Y eso se nota .

En fin encantado de intercambiar impresiones en este momento tan importante del proceso  porque el futuro se hace siempre compartiendo el camino y Palinuro expresa su agradecimiento de que se le permita hacerlo en compañía de tanta gente que lleva tanto tiempo compartiendo una noble ilusión... 

La República, de la que hablaremos durante este fin de semana.

dijous, 15 de juny del 2017

Mañana, Palinuro en L'Hospitalet de Llobregat

Efectivamente, mañana, a las 19 horas y en el centro católico de l'Hospitalet, hablaremos sobre la República Catalana en el marco de la campaña de la ANC Fem Futur. Si tuviese que poner un ejemplo de la amplitud y transversalidad del independentismo catalán, utilizaría este de que Palinuro vaya a conferenciar en un centro católico por todo lo que implica. Especialmente el hecho de que hasta en la práctica de una común religión haya diferencias substanciales entre el Cataluña y España. La movilización catalana hace que la participación católica sea una más dentro de la densidad asociativa del país. La iglesia católica, la confesión religiosa es muy importante en Cataluña, sin duda, pero no manda como en España. Y eso se nota .

En fin encantado de intercambiar impresiones en este momento tan importante del proceso  porque el futuro se hace siempre compartiendo el camino y Palinuro expresa su agradecimiento de que se le permita hacerlo en compañía de tanta gente que lleva tanto tiempo compartiendo una noble ilusión... 

La República, de la que hablaremos durante este fin de semana.

La realidad siempre es interpretable


La moción de censura constructiva es un invento diabólico, pensado para no emplearlo nunca. Se les ocurrió a los alemanes después de la Segunda Guerra Mundial, aterrorizados por la memoria de la inestabilidad parlamentaria de la República de Weimar. Atacaban lo que pensaban que era una de las causas del nazismo. Era un miedo parecido al que les inspiraba la reproducción de la locura inflacionista en los años de aquella República. Del miedo a la inflación desbocada ha salido el Banco Central Europeo, con su sede, claro, en Frankfurt que tiene a la Eurozona en estado de austeridad. En cuanto a la inestabilidad parlamentaria, la moción de censura constructiva (konstruktive Misstrauensvotum) está en el artículo 67 de la Constitución alemana.

De ahí la tomaron los españoles, siempre muy influidos en cuestiones jurídicas por los teutones, casi al pie de la letra en el artículo 113. En los 68 años de vida de la Constitución alemana, la moción de censura constructiva se ha presentado en dos ocasiones: una, para perderla en 1972 (Rainer Barzel contra Willy Brandt) y otra para ganarla en 1982 (Helmut Kohl contra Helmut Schmidt) y ambas tuvieron consecuencias insospechadas, aunque de signo distinto. En España, siempre más papistas que el Papa, en 40 años de vigencia de la Constitución, hemos tenido tres, las tres perdidas: una de F. González contra Suárez en 1980, otra de Hernández Mancha contra F. González en 1987 y esta última de Iglesias contra Rajoy.

De la experiencia española se sigue que, si las mociones de censura se presentan a sabiendas de que no se ganarán reglamentariamente, ofrecerán alguna otra ventaja. La más clara es escuchar otros discursos en el foro público, visibilizar otras posiciones. Una ventaja política considerable en una sociedad en la que la política es electoral y las elecciones se ganan exponiendo los programas propios ante la opinión pública en el Parlamento, en los medios y, si de Podemos depende, en la calle y en la cola del supermercado.

Así que, habiendo fracasado reglamentariamente la moción, tiene efectos políticos de los que ahora se ocuparán los analistas en debates sin cuento, contraponiendo todo tipo de interpretaciones de un episodio que, sin parecerlo, puede haber cambiado sustancialmente el tablero de juego.

Algo, no obstante ha quedado tan claro que escapa a toda relativismo por vía de opiniones. La moción ha revelado una figura política de mucha categoría en la persona de Irene Montero. Su intervención rigurosa, documentada, valiente y sin concesiones ha sido la mejor de todas al modesto juicio de Palinuro. Una enmienda a la totalidad política y moral. Téngase en cuenta que, aunque Montero tiene ya amplia experiencia en intervenciones anteriores, nunca en un pleno extraordinario de estas características. Ha pronunciado una especie de Maiden Speech que fija la carrera y el destino de quien lo hace. Tan contundente ha sido el discurso -en presencia de los ministros, todos con las orejas gachas, no queriendo escuchar lo que estaban oyendo- que sus enemigos, para responder, no han encontrado nada mejor que escudriñar en su alcoba.

Nuevo tablero, es de esperar, abierto a interpretaciones. La más llamativa, la discrepancia en las dos cabeceras de El País (El PSOE tiende la mano a Podemos) y la de Público (Iglesias pierde la moción de censura, pero abre la puerta a crear una alternativa con el PSOE). A lo que parece, las dos manos están tendidas y habrán de encontrarse en algún momento, salvo malévola aporía. Cada medio otorga el protagonismo a su favorito. En El País no gustan nada las nuevas relaciones peligrosas de Sánchez pero el pragmatismo manda. Díaz, su candidata, perdió. La autoridad es Sánchez. Y no se le pueden poner barreras a través de unos editoriales que son verdaderas sangrías de lectores.

En Público se apunta el tanto al equipo de casa y es Podemos quien "abre la puerta". Innecesario recordar que no tendría que abrirla si no la hubiera cerrado cuatro días antes afirmando que Podemos no estaba dispuesto a entrar en coalición alguna con el PSOE porque no quería ser el miembro "júnior". Es un cambio de 180º en un visto y no visto; merece alguna aclaración. Salvo que se haya encontrado una forma de asociación compuesta por dos séniores y ningún júnior, cosa rara. Ya decíamos que la consecuencia política era la alteración del tablero político. Quizá un terremoto, aunque no hasta ese extremo. Ábalos viene reclamando la hegemonía y la primogenitura en nombre de un partido renovado

Podemos presiona ya para que los diputados de la izquierda se pasen las vacaciones negociando la nueva moción de censura en cuanto se abra periodo de sesiones. Vuelve la impaciencia de esta organización que parece aquejada del baile de San Vito y no sé si es lo más acertado presionar a un PSOE que tiene que asentarse, proveerse de su equipo, fijar sus prioridades, recibir un mandato del congreso. Terminar de renovarse.

Pero, además, y sin ánimo de fastidiar a nadie la fiesta, quizá no deba pasarse por alto el hecho de que sin los votos catalanes, la moción no puede prosperar. Es decir, el meollo de esa moción de censura, como todo en la política española, es la llamada "cuestión catalana".

Que cada vez es más claramente la "cuestión española".

dimecres, 14 de juny del 2017

Esa moción de mucha censura y poca moción

Las lectores más veteranas de Palinuro recordarán que este se pasó media legislatura (la Xª, la de la mayoría absoluta de un PP descontrolado) pidiendo una moción de censura (MC). Pero el PSOE estaba entonces en una oposición puramente nominal. En nombre de los “pactos de Estado”, término rimbombante que encanta a Rubalcaba, este impidió que los socialistas fueran oposición real a un gobierno autoritario, depredador, que estaba provocando la fractura de España.

Esa era la obsesión del entonces SG del PSOE, la unidad nacional, en cuyo nombre promovió la Declaración de Granada, embarcando al partido en las procelosas aguas federales y selló con Rajoy un pacto perfectamente inútil pero hosco y amenazador para el independentismo catalán, la Ley de Seguridad Nacional.

¿Cómo iba a presentar MC al PP su más firme aliado? Las consecuencias fueron desastrosas: en 2011, con Rubalcaba de candidato, el PSOE perdía más de cuatro millones de votos y más de cincuenta diputados. Notable despeñarse en un tiempo en que aún no existía Podemos. Rubalcaba terminó su labor de derechización del PSOE y promovió la candidatura de Sánchez a la SG por creerlo firme patriota español, como él mismo. A fe que Sánchez empezó sobreactuando, envuelto en una bandera rojigualda, como un prócer latinoamericano y ofreciendo el remedio de “más España” para los males de España. ¿No quieres sopa? Dos tazas. Al Sánchez de aquella legislatura, acosado por las redes baroniles del PSOE, lo de una MC le sonaba a chino mandarín.

Todo en orden y la Patria a salvo. Pero los cónsules vigilaban y bastó que Sánchez insinuara o diera motivos para sospechar que estuviera insinuando la conveniencia de un diálogo con los nacionalistas (los otros, claro) para que quienes le encumbraron al Olimpo de Ferraz lo arrojaran al profundo Tártaro. Conocemos la función. La encargada de consumar el hecho fue Díaz, empujada a partes iguales por su ambición y su inexperiencia. El frente de conjurados patrióticos (todos presentes en el Ifema como en un sepelio) no se dio cuenta del error de haber amparado esa candidatura hasta que ya fue demasiado tarde.

Quien sí lo hizo, con la celeridad que le caracteriza, fue Podemos. Dio ingenuamente por buenos los vaticinios de los medios de la victoria arrolladora de la candidata al frente del aparato sobre un infeliz afuereño que venía buscando revancha. Un error de cálculo de principiante. Díaz tenía que hacerse con la SG y el PSOE y el PP sellarían una gran coalición a cuenta de Cataluña, lo cual permitiría a los morados mostrar la prueba empírica de su teoría de las “dos orillas”: en una, el bloque de la derecha (PP, PSOE y sus nouveaux nés) y en la otra la verdadera, la auténtica, la única izquierda. Así se vería escenificado en una MC.

Un espectáculo, decía ayer Rajoy en tono despreciativo, como si dijera, un simulacro, de esos que practica él con asiduidad. Claro que la MC es un espectáculo, como los que protagoniza el propio Rajoy cuando comparece en plasma, por ejemplo. La política tiene mucho (no todo) de espectáculo.

Lo extraño es que alguien tan avezado en lo espectacular no previera el giro que tomarían los hechos, cuando el afuereño dubitativo se convertía en una resplandeciente ave Fénix y encandilaba a la militancia, a los votantes y a buena parte de los medios. Al verse ensombrecido, Podemos aceleró la MC y la introdujo en el debate de primarias con el objetivo obvio de arrebatarle protagonismo mediático. Cosa inútil.

Al final, quedaba claro que la MC no era contra el gobierno, pues no se negoció previamente a su anuncio con ningún partido de la oposición, sino contra parte de esa oposición, contra el PSOE, vieja querencia del alma comunista que anida en Podemos. Se lo dijeron todos ayer, incluido, lo que ya es el colmo, el presidente del gobierno, que se lo tomaba todo a beneficio de inventario pues traía escritas las respuestas a unas intervenciones que aún no había escuchado.

Se lo dijeron también los demás, muy señaladamente los catalanes de JxS haciendo ver al candidato que no podían votar a su favor cuando ni él mismo se aclara en las cuestiones básicas del referéndum, el demos y la legalidad de la consulta. Cuestiones sobre las cuales, sin embargo, los anticapis ya han pasado el Rubicón de la unilateralidad. Y cuestiones, también, que ponen de relieve cómo la llamada "cuestión catalana" es, en realidad, la cuesstión española. 

La MC fracasa y no consigue adhesiones. Ni siquiera puede utilizarse políticamente, como hizo Felipe González con la que se enfrentó a Suárez. Al contrario, la conclusión de esta iniciativa es que aquí no ha surgido un líder, ni un partido, ni un proyecto. Rajoy para rato porque no hay alternativa.

Pero sí la hay. Justamente el fragor de la trifulca parlamentaria llegaba a los oídos del apartado SG del PSOE quien, retirado como Cincinato a sus posesiones en Ferraz, espera que la República lo llame para salvarla de un inminente peligro. Y, con él, llame a su partido. A la sombra, pues, hay hoy un líder y un partido que se sitúa en la izquierda y solo está a falta de concretar su programa en el próximo 39 Congreso.

Ese líder y ese partido tienen la obligación política de promover la destitución de Rajoy, como se prometió en las primarias. Por dimisión a instancia propia, mediante reprobación o, llegado el caso, una MC. Pero una nueva. Este es un punto importante en las discrepancias sobre las distintas MC de que se habla. Una de las discrepancias más claras es si se presentan de buena o de mala fe. La de Podemos es de la segunda categoría, pues se presenta sin negociar nada previamente, como una imposición, un trágala, un hecho consumado. Estás conmigo o contra mí. Los de Podemos creen haber hecho bueno ese defecto de procedimiento a base de ofrecer la retirada de su propuesta si el PSOE presentaba una suya, incluso con su candidato.

No entienden que decir a los demás lo que tienen que hacer a base de ofrecerles algo en lo que no están interesados no tiene futuro en la política. Ni en la vida civil. 

El rollo de las provocaciones

Mi artículo de hoy en elMón.cat. Versa sobre las medidas que viene tomando la Generalitat, y la vicepresidenta del gobierno considera provocaciones, dentro de una estrategia de "tensionar" la situación para mantener a la gente movilizada ya que el entusiasmo, según ella, decae. En realidad, lo que decae a ojos vista es la confianza que inspira el gobierno en todos sus actos, especialmente en los relativos a Cataluña, que son "no actos" o "actos de habla" arrogante e ignara, como ese de calificar de rollo el referéndum. 

Cuando un gobierno democrático solo puede usar la fuerza para resolver un problema planteado por el 80 por ciento de la población de un territorio algo no funciona. Y esa disfunción no va a ser fácilmente ignorada por Europa.

Aquí la versión castellana.

Provocaciones

La vicepresidenta de España y virreina de Cataluña ha comparecido en los Desayunos de TVE, convertida en némesis del independentismo catalán. El acto de apoyo a la convocatoria del referéndum le parece una “provocación”. Opina que el apoyo al referéndum y la independencia está descendiendo. En qué se basa es un misterio.

Al descender el apoyo social, sigue Sáenz de Santamaría, la Generalitat necesita tensionar la situación para mantener movilizadas a las bases. Y la verdad es que se movilizan bastante, a diferencia de las de la propia vicepresidenta, que apenas reúnen dos docenas de fieles agitando banderas bicolores por las calles vacías.

Pero la vicepresidenta es tajante y disipa toda duda: haga lo que haga la Generalitat, el referéndum no va a celebrarse. Y ¿cómo va a impedirlo el gobierno? Igualmente tajante en la respuesta, aunque esta plantea un problema de lógica que frisa en lo ridículo: ¿que qué se hará para impedir el referéndum? No caer en la trampa de la provocación, no dejarse arrastrar por ella, ni siquiera con la convocatoria de la consulta. Es decir, no piensa hacer nada. Es difícil impedir un referéndum no haciendo nada.

Y no sabiendo ni queriendo saber nada. Pide Sáenz de Santamaría a Puigdemont que acuda al Parlamento con su plan, lo someta a votación y se vuelva a su tierra con una mochila cargada de “noes”. Puigdemont rechaza presentar nada a votación. Quiere ir a explicar su política. Santamaría responde que el Congreso no es sitio para conferencias. Pues no vendría mal a sus señorías una información de primera mano, un briefing sobre algo acerca de lo que tienen que pronunciarse y normalmente no saben nada.

Aunque es una línea de no-acción, muy del gusto de Rajoy, que parece influido por cierto fatalismo hindú, es dudoso que pueda mantenerse a la larga frente a una Generalitat que lleva la iniciativa política hace ya tiempo, tiene una hoja de ruta claramente marcada y se considera legitimada por un mandato de la mayoría absoluta del Parlamento.

Está claro que la estrategia de la inacción se romperá favor de la acción represiva tan pronto la Generalitat o el Parlamento adopten una decisión que dé pie a ello. La proclamación de la fecha y la pregunta en el Pacto Nacional por el Referéndum, puede ser el comienzo. La Fiscalía ya habla de denunciarlas. El decreto de convocatoria o la decisión del Parlamento serán actos recurribles ante las instancias pertinentes y probablemente con vistas a iniciar procesos de inhabilitación.

Entre tanto, en el día a día de los preparativos del referéndum todos los actos de las administraciones públicas catalanas serán escudriñados al detalle en busca de algún posible ilícito dentro de la profusión de prohibiciones de consultas de ningún tipo en Cataluña y que permita paralizarlo. La administración central y la Fiscalía están dispuestas a obstaculizar cuanto puedan el referéndum.

Pero lo decisivo serán las medidas represivas que se tomen respecto a las autoridades gubernativas y parlamentarias de la Generalitat. Al respecto, el presidente de esta anuncia que no aceptará más inhabilitación que la del Parlamento, lo que deja fuera de juego el ordenamiento constitucional en el caso de su persona y, es de suponer, en el de Cataluña entera. Probablemente, esta negativa abrirá un intenso debate.

Pero tampoco será preciso llegar hasta él. A fines de mes o primeros de julio se presentará el proyecto de Ley de Transitoriedad que, a no dudarlo, el gobierno español recurrirá ante el Tribunal Constitucional, al tiempo que lamenta por enésima vez que se suprimiera aquel bendito “control previo” que permitía bloquear leyes antes de su entrada en vigor. Y de recurso en recurso, el Estado acabará consiguiendo que el Parlamento catalán proclame una Declaración Unilateral de Independencia (DUI). Obviamente, el Estado no podrá entonces inhabilitar al presidente del gobierno de otro Estado.

La estrategia del gobierno es la confrontación al límite, dispuesto a utilizar todos los medios, incluida la fuerza. De esta dispone de una amplia gama pero, por modesta que sea la que emplee en Cataluña, siempre será superior a la de la Generalitat que solo cuenta con unos contingentes de policía y un apoyo social generalizado. Su fuerza radicará en el nivel simbólico de la resistencia.

De este modo quedará claro que, para hacer frente a lo que se considera el abuso de poder del Estado se necesita otro Estado. Ese casi 80 por ciento de catalanes partidarios de un referéndum ya saben que solo lo conseguirán siendo un Estado. La represión viene a dar la razón al independentismo. Suele pasar que el represor legitima al reprimido y lo ayuda a triunfar. Que este lo consiga finalmente depende ante todo de él. De su voluntad.

dimarts, 13 de juny del 2017

La diversidad de destino en lo universal

El otro día, alguien en las redes, no recuerdo si Twt o FB, contaba que, en sus años mozos, había tenido que estudiar una asignatura llamada Formación del Espíritu Nacional, una de las tres famosas "Marías", prez de la recia educación española. Decía no haber entendido nunca la famosa definición joseantoniana de que España es una unidad de destino en lo universal. Sí, así formulada, con esos pujos poéticos, es un poco críptica. El fundador de la Falange podría haberse inspirado en Otto Bauer en un libro de 1924 sobre la cuestión de las nacionalidades y la socialdemocracia. Siendo Bauer un austromarxista, le preocupaban estas cuestiones muy relevantes en el Imperio austrohúngaro. Dejó así una definición de nación como una comunidad de carácter basada en una comunidad de destino.Comunidad y destino. Muy teutónico. En el español falangista pasa a ser unidad y destino.

Nada de comunidad. Unidad. La definición hispana se reduce a la elemental proposición de que España es una unidad. Lo corrobora a continuación el mismo José Antonio: Toda conspiración contra esa unidad es repulsiva. Todo separatismo es un crimen que no perdonaremos. La definición pasó a los puntos programáticos de la Falange y, de ahí, a los principios fundamentales del Movimiento Nacional, que eran imprescriptibles. Y se fundió con el franquismo.

Y en estas llegan los anticapis de Podemos y se desmarcan de la angelical posición del partido de pedir un referéndum pactado y, si no se consigue, protestar y resignarse. Estos, en cambio, apoyan la convocatoria de un referéndum no pactado en el caso de que no se consiga pactarlo, un RUI o referéndum unilateral de independencia. Pues ya están en el terreno del "crimen" joseantoniano. Y Podemos estrena nueva discrepancia interna estilo La Vida de Brian. El País echa las campanas al vuelo con la nueva división de Podemos. Preocupados los anticapis del uso torticero que los medios puedan hacer de su sublime coherencia teórica, han hecho un cortafuegos en forma de tuit de Miguel Urbán afirmando que Iglesias, Domènech y él están más unidos que nunca en pedir un referéndum pactado. Nadie lo duda. La cuestión es si también están unidos en apoyar un referéndum no pactado y que, por tanto, será ilegal o, al menos, alegal.

España no es una unidad, se ponga como se ponga la Falange, la derecha y esa izquierda española que en este asunto baila al son de la derecha. También en otros, como la cuestión monárquica o la separación entre la iglesia y el Estado pero este territorial es aquí el importante. Y tampoco es una comunidad porque el nacionalismo español castellano-hablante lleva siglos impidiéndolo.

dilluns, 12 de juny del 2017

Recuerdo de la Argentina

Parece absurdo obstinarse en tratar la acción independentista, el "proceso", como un asunto de orden público, cosa de policía y tribunales, inhabilitaciones y procesamientos, y no como una crisis política constitucional del Estado que requiere soluciones políticas negociadas y pactadas, cual corresponde a la civilidad de nuestro tiempo. Pero a la vista está. Frente a la movilización permanente de la sociedad catalana dirigida por la Generalitat en la hoja de ruta, el Estado español sigue sin dar señales de vida salvo en los preparativos para coartar la acción del independentismo a través de los tribunales. Es decir, los preparativos de la acción represiva

Esa actitud puede provocar una escalada que encone el conflicto, según la que a su vez adopten las autoridades de la Generalitat en la vía de desobediencia al Estado. La movilización masiva en apoyo al gobierno catalán trata de legitimar la opción del referéndum tanto en Cataluña como en España y fuera de España. Tiene un valor testimonial. Pero el Estado no puede ignorar que es un testimonio de millones de personas, que su política de negación al diálogo y al referéndum frustra las esperanzas de cerca del 80 por ciento de los catalanes.

Y, sin embargo, lo ignora. Ostensiblemente. Lo de Cataluña es una "algarabía", según Rajoy. Una conspiración con ayuda de corruptos. Una extralimitación de funciones de la Generalitat que tendrá condigno castigo. Ahí es donde la derecha quiere llegar, a la confrontación, en la esperanza de que una crisis de tal magnitud tape el cenagal de corrupción en que chapotea. Cambiando lo que haya que cambiar, que no es mucho, esta actitud recuerda la del general Leopoldo Galtieri, uno de los sucesivos dictadores militares de los años 70 y 80 en la Argentina, cuando, para desviar la atención de la corrupción e ineptitud de su gobierno, invadió las Malvinas. A lo mejor se refería a esta similitud Guardiola cuando pedía ayuda frente a un Estado autoritario.  

Por eso no hay posibilidad de solución pactada. Al gobierno no le interesa; solo le interesa invadir las Malvinas catalanas para pasar de la página de tribunales a la de gestas por la gloria de la Patria. 

diumenge, 11 de juny del 2017

Los equilibrios inestables

La sentencia del Tribunal Constitucional, que ha tardado cinco años (notorio el diferente ritmo de los procesos, según se trate de cosas del PP o del independentismo catalán), está haciendo polvo los inverosímiles equilibrios que va trabajándose el gobierno, cada vez más acorralado en todos los frentes, especialmente el judicial.

La anulación del decreto-ley, un asunto meramente formal, dice Hernando, revela que algo hicieron mal. Lo reconoce, aunque tiene disculpas por la dificultad del momento. Lo llama "errores" pero el TC viene a decir que se atentaba contra el deber constitucional de contribuir todos al mantenimiento de lo público según varios nobles principios, entre ellos el de la progresividad. Y aquí se consagraba la regresividad. No son errores. Son medidas inconstitucionales. Adoptadas por un gobierno que se pasa la vida esgrimiendo la Constitución contra el independentismo catalán, como si fuera una maza. 

Además de reconocer un error, el portavoz afirma que la dimisión de Montoro está en las manos de Montoro. Ciertamente la de todos los Montoros y los Monbueyes y las Monvacas del mundo y la de todo quisque. El que no dimite es porque no quiere. Incluso los despedidos a puntapiés, pues siempre pudieron dimitir antes. Lo que se quiere decir con esta esquinada fórmula es que el gobierno no ratifica su confianza en Montoro y no vería con malos ojos que causara baja voluntaria. Al fin y al cabo, el hombre ya cumplió su objetivo, que era amnistiar a los suyos y mantener sus identidades en secreto, ignoro en virtud de qué atribuciones que podrían ser hasta la aplicación de la Ley sobre Secretos Oficiales.

El problema del gobierno, ahora es cómo hacer frente a la creciente presión para que se publique la lista de los beneficiarios de esa amnistía inconstitucional que el Tribunal Constitucional ha constitucionalizado en beneficio de los dafraudadores porque ancha es Castilla.

El narcisismo al servicio de la derecha

Un partido con tres años de existencia dice a otro de 138 años que no quiere alianza con él porque no quiere ser el aliado "júnior". Un partido que no es un partido sino una confusa amalgama de gente mal avenida no quiere ser el "júnior" de otro que sí es un partido unido, coherente, disciplinado y que acaba de dar una muestra sin parangón de democracia interna. Un partido con índices de participación del 15 por ciento (¡y telemática!) dice que no quiere ser el "junior" de otro con participación de más del 70 por ciento de la militancia y real, no virtual, material, tangible. Un partido cuyo líder (Iglesias) es el peor valorado popularmente (por debajo, incluso, de Rajoy) no quiere ser júnior de otro cuyo dirigente (Sánchez) es el segundo en valoración. El primero, en realidad, pues este lugar lo ocupa Rivera.

Cualquiera diría que tal pretensión es absurda y carente de lógica. Quienes la plantean, esto es, Iglesias y el núcleo duro (duro de mollera) del anguitismo e IU, tampoco la creen. Su costumbre de mentir al uso de la vieja política a la que tanto dicen combatir, los ha encallecido hasta el nivel de la más risible hipocresía.

Niégase ahora a ser júnior el mismo que, tras las elecciones de diciembre de 2016, se pidió la vicepresidencia del gobierno, típico órgano subalterno y de júnior.

¿Qué valor o crédito puede darse a estas declaraciones? Por supuesto, ninguno. Lo de ser o no júnior es una excusa. Podía haber dicho que no quiere unión o acuerdo con el PSOE porque su líder se llama Pedro y no Segismundo. Lo importante, lo que interesa aquí es que Podemos se niega a una alianza de la izquierda para echar a la derecha. Y rechaza expresamente imitar el ejemplo portugués, el único gobierno real de izquierda que hay hoy en Europa meridional. El único que puede de verdad acabar con la derecha.

Porque, en realidad, su objetivo, como sabe todo el mundo, no es echar a la derecha, sino acabar con el PSOE, cumplir el delirante sueño del simple maniqueo cordobés, Anguita, empecinado desde hace 50 años en probar que Lenin tenía razón y hay que acabar con la traidora y fementida socialdemocracia. Si, entre tanto, gracias a esta simulada lucha por unos principios que, en el fondo, no son tales, gobierna la derecha, a estos "izquierdistas" les da igual. Al fin y al cabo, los recortes, los abusos, los ataques, los robos, no van con ellos que, gracias a la credulidad de la gente, ya cuentan con nóminas suculentas y son tan parte de la antaño llamada casta como Villalobos, los Hernandos o Susana Díaz. Predicadores y vividores de lo público. La única diferencia entre Iglesias y cualquiera de los Hernandos son veinte años de ejercicio de cargos que, como sabemos, no es nada.

Ya oigo a los trolls de Podemos -ese ejército de fanáticos que hace el ridículo en las redes- indignados de que pueda tergiversarse de este modo la realidad. ¿No han presentado una moción de censura (MC) contra Rajoy? ¿Cómo puede decirse que, en realidad, es para apoyarlo? Pues muy sencillamente. Tan sencillamente que hasta los fanáticos de Podemos lo entenderán porque es un mecanismo muy simple. Otra cosa es que lo confiesen ya que, como sus líderes, viven de mentir.

Sí, presentaron una MC con su propio candidato sin consultarla ni negociarla con nadie, a sabiendas de que, si no la negociaban, no saldría. Una vez presentada, enfrentaron con ella al PSOE como un hecho consumado, al mejor estilo de quienes todos sabemos y, aunque trataron de dulcificarla admitiendo negociar el candidato, la MC estaba presentada y al otro solo le quedaba apoyarla o quedar como un servidor de Rajoy, oponiéndose a ella. Era un cálculo basado en la errónea expectativa de que Díaz ganaría las primarias y, así, sería fácil acabar con el PSOE, unciéndolo al PP. 

Con su esperanza puesta en la SG de Díaz, los de Podemos demostraban tener tanta idea del PSOE como los analistas y mercenarios de la prensa: ninguna. No salió Díaz; no podía salir. Salió Sánchez y para Sánchez es muy sencillo devolver la pelota de Podemos. Si presentaron su moción de censura sin contar con el PSOE (es más, aprovechando el vacío de poder de las primarias para tratar de hundirlo), tendrán que defenderla sin el PSOE, que se abstendrá. Y hará muy bien. Me consta que los socialistas tienen preparada una respuesta educada, cortés y mucho más constructiva que la propia MC, que no lo es. Si de mi dependiera, iría un poco más allá y, de ser yo el PSOE, ni asistiría al debate de una MC teóricamente contra el PP pero prácticamente contra el PSOE. Pero no me harán caso y también harán bien. 

Porque, en el fondo, lo que va a suceder ahora es muy sencillo. Podemos perderá la MC y, al anunciar que no aceptará alianza alguna con el PSOE porque no quiere ser júnior o cualquiera otro pretexto tan necio como este, lo que está diciendo es que permite a Rajoy terminar su legislatura. Adobarán, sin duda, su defensa de la MC con críticas, insultos y agresiones al PSOE para justificar de antemano su oposición a la unidad de la izquierda en nombre de la... izquierda.

Iglesias es el aliado objetivo de la derecha que esta izquierda vociferante ha sido siempre sin resultado aunque, a veces, como es el caso ahora, algunas circunstancias extraordinarias (caras nuevas, uso de los medios y complicidad con ellos) permitan que hoy los sigan algunas otras gentes, además de la habitual parroquia comunista. Y dejándose engañar, pues aquí, en el fondo, no hay engañadores y gente engañada, sino gente que quiere que la engañen. 

Que esto es así se ve palmariamente en el discurso de Iglesias quien sostiene que Podemos está casi a la par con el PSOE y hasta lo supera en "algunas áreas" (sic). Es la esperanza anguitista en boca de su fiel discípulo: esperad un poco, tened paciencia, que llega el sorpasso. Mientras tanto, que siga gobernando el PP. Y, para después, otros cuatro años del PP. Están para eso.

Pero no les saldrá gratis. Llegado el momento, después del Congreso, el PSOE deberá cumplir su promesa en primarias de pedir la reprobación y dimisión de Rajoy. Si esta no se produce, deberá considerar la posibilidad de plantear una moción de censura propia con Sánchez como candidato.

Porque, obviamente, hay que echar a este gobierno de presuntos delincuentes que ha destruido el país, lo ha esquilmado y lo ha partido. Pero echarlo de verdad. No hacerlo cara a la galería para consolidarlo. Y esa nueva MC, planteada por un partido socialista democrático, se presentará previamente como negociación a los demás partidos de la oposición y, entre ellos, claro, Podemos. Ante esta situación los morados tendrán dos opciones: a) sumarse para echar a Rajoy y hacerlo como "júniors" que es lo que son; b) oponerse y cargar con el estigma de ser los aliados objetivos de la derecha. 

Elegirán lo segundo y, en las próximas elecciones, volverán a la región del 7/9 por ciento del voto de IU. Como siempre. Porcentaje insuficiente, pero bastante para que no gobierne el PSOE que es lo que siempre han buscado. 

dissabte, 10 de juny del 2017

El narcisismo al servicio de la derecha

Un partido con tres años de existencia dice a otro de 138 años que no quiere alianza con él porque no quiere ser el aliado "júnior". Un partido que no es un partido sino una confusa amalgama de gente mal avenida no quiere ser el "júnior" de otro que sí es un partido unido, coherente, disciplinado y que acaba de dar una muestra sin parangón de democracia interna. Un partido con índices de participación del 15 por ciento (¡y telemática!) dice que no quiere ser el "junior" de otro con participación de más del 70 por ciento de la militancia y real, no virtual, material, tangible. Un partido cuyo líder (Iglesias) es el peor valorado popularmente (por debajo, incluso, de Rajoy) no quiere ser júnior de otro cuyo dirigente (Sánchez) es el segundo en valoración. El primero, en realidad, pues este lugar lo ocupa Rivera.

Cualquiera diría que tal pretensión es absurda y carente de lógica. Quienes la plantean, esto es, Iglesias y el núcleo duro (duro de mollera) del anguitismo e IU, tampoco la creen. Su costumbre de mentir al uso de la vieja política a la que tanto dicen combatir, los ha encallecido hasta el nivel de la más risible hipocresía.

Niégase ahora a ser júnior el mismo que, tras las elecciones de diciembre de 2016, se pidió la vicepresidencia del gobierno, típico órgano subalterno y de júnior.

¿Qué valor o crédito puede darse a estas declaraciones? Por supuesto, ninguno. Lo de ser o no júnior es una excusa. Podía haber dicho que no quiere unión o acuerdo con el PSOE porque su líder se llama Pedro y no Segismundo. Lo importante, lo que interesa aquí es que Podemos se niega a una alianza de la izquierda para echar a la derecha. Y rechaza expresamente imitar el ejemplo portugués, el único gobierno real de izquierda que hay hoy en Europa meridional. El único que puede de verdad acabar con la derecha.

Porque, en realidad, su objetivo, como sabe todo el mundo, no es echar a la derecha, sino acabar con el PSOE, cumplir el delirante sueño del simple maniqueo cordobés, Anguita, empecinado desde hace 50 años en probar que Lenin tenía razón y hay que acabar con la traidora y fementida socialdemocracia. Si, entre tanto, gracias a esta simulada lucha por unos principios que, en el fondo, no son tales, gobierna la derecha, a estos "izquierdistas" les da igual. Al fin y al cabo, los recortes, los abusos, los ataques, los robos, no van con ellos que, gracias a la credulidad de la gente, ya cuentan con nóminas suculentas y son tan parte de la antaño llamada casta como Villalobos, los Hernandos o Susana Díaz. Predicadores y vividores de lo público. La única diferencia entre Iglesias y cualquiera de los Hernandos son veinte años de ejercicio de cargos que, como sabemos, no es nada.

Ya oigo a los trolls de Podemos -ese ejército de fanáticos que hace el ridículo en las redes- indignados de que pueda tergiversarse de este modo la realidad. ¿No han presentado una moción de censura (MC) contra Rajoy? ¿Cómo puede decirse que, en realidad, es para apoyarlo? Pues muy sencillamente. Tan sencillamente que hasta los fanáticos de Podemos lo entenderán porque es un mecanismo muy simple. Otra cosa es que lo confiesen ya que, como sus líderes, viven de mentir.

Sí, presentaron una MC con su propio candidato sin consultarla ni negociarla con nadie, a sabiendas de que, si no la negociaban, no saldría. Una vez presentada, enfrentaron con ella al PSOE como un hecho consumado, al mejor estilo de quienes todos sabemos y, aunque trataron de dulcificarla admitiendo negociar el candidato, la MC estaba presentada y al otro solo le quedaba apoyarla o quedar como un servidor de Rajoy, oponiéndose a ella. Era un cálculo basado en la errónea expectativa de que Díaz ganaría las primarias y, así, sería fácil acabar con el PSOE, unciéndolo al PP. 

Con su esperanza puesta en la SG de Díaz, los de Podemos demostraban tener tanta idea del PSOE como los analistas y mercenarios de la prensa: ninguna. No salió Díaz; no podía salir. Salió Sánchez y para Sánchez es muy sencillo devolver la pelota de Podemos. Si presentaron su moción de censura sin contar con el PSOE (es más, aprovechando el vacío de poder de las primarias para tratar de hundirlo), tendrán que defenderla sin el PSOE, que se abstendrá. Y hará muy bien. Me consta que los socialistas tienen preparada una respuesta educada, cortés y mucho más constructiva que la propia MC, que no lo es. Si de mi dependiera, iría un poco más allá y, de ser yo el PSOE, ni asistiría al debate de una MC teóricamente contra el PP pero prácticamente contra el PSOE. Pero no me harán caso y también harán bien. 

Porque, en el fondo, lo que va a suceder ahora es muy sencillo. Podemos perderá la MC y, al anunciar que no aceptará alianza alguna con el PSOE porque no quiere ser júnior o cualquiera otro pretexto tan necio como este, lo que está diciendo es que permite a Rajoy terminar su legislatura. Adobarán, sin duda, su defensa de la MC con críticas, insultos y agresiones al PSOE para justificar de antemano su oposición a la unidad de la izquierda en nombre de la... izquierda.

Iglesias es el aliado objetivo de la derecha que esta izquierda vociferante ha sido siempre sin resultado aunque, a veces, como es el caso ahora, algunas circunstancias extraordinarias (caras nuevas, uso de los medios y complicidad con ellos) permitan que hoy los sigan algunas otras gentes, además de la habitual parroquia comunista. Y dejándose engañar, pues aquí, en el fondo, no hay engañadores y gente engañada, sino gente que quiere que la engañen. 

Que esto es así se ve palmariamente en el discurso de Iglesias quien sostiene que Podemos está casi a la par con el PSOE y hasta lo supera en "algunas áreas" (sic). Es la esperanza anguitista en boca de su fiel discípulo: esperad un poco, tened paciencia, que llega el sorpasso. Mientras tanto, que siga gobernando el PP. Y, para después, otros cuatro años del PP. Están para eso.

Pero no les saldrá gratis. Llegado el momento, después del Congreso, el PSOE deberá cumplir su promesa en primarias de pedir la reprobación y dimisión de Rajoy. Si esta no se produce, deberá considerar la posibilidad de plantear una moción de censura propia con Sánchez como candidato.

Porque, obviamente, hay que echar a este gobierno de presuntos delincuentes que ha destruido el país, lo ha esquilmado y lo ha partido. Pero echarlo de verdad. No hacerlo cara a la galería para consolidarlo. Y esa nueva MC, planteada por un partido socialista democrático, se presentará previamente como negociación a los demás partidos de la oposición y, entre ellos, claro, Podemos. Ante esta situación los morados tendrán dos opciones: a) sumarse para echar a Rajoy y hacerlo como "júniors" que es lo que son; b) oponerse y cargar con el estigma de ser los aliados objetivos de la derecha. 

Elegirán lo segundo y, en las próximas elecciones, volverán a la región del 7/9 por ciento del voto de IU. Como siempre. Porcentaje insuficiente, pero bastante para que no gobierne el PSOE que es lo que siempre han buscado. 

divendres, 9 de juny del 2017

Los seres humanos

Gobiernan los decendientes ideológicos y biológicos de quienes un buen día se llevaron por la fuerza a Timoteo Mendieta, lo fusilaron sin más y tiraron su cuerpo en una fosa común, como venían y siguieron haciendo durante años con miles y miles de Mendietas en todo el país.

Creyeron que, con este genocidio vivido durante años por una población aterrorizada y el régimen criminal que instauraron la gente se resignaría, se callaría, olvidaría.

Olvidar que una noche cualquiera un grupo de delincuentes armados irrumpa en tu casa cuando tienes 13 años y se lleve a un padre con siete hijos y, sin más contemplaciones ni juicios ni nada, lo asesine ante la tapia de un cementerio y entierre su cadáver de cualquier modo es mucho olvidar. Los asesinos, sus cómplices, sus beneficiarios y quienes hoy (sin atreverse a hacerlo a las claras, aunque lo piensan porque tienen la misma alma de asesinos y cobardes que sus antecesores) se oponen con uñas y dientes a que la gente pueda recuperar los restos de sus familiares, bárbaramente masacrados, no contaron con el tesón, la voluntad, la fuerza de espíritu y el innato sentido de la justicia que anida en muchos corazones humanos, como el de la hija de Mendieta, quien ha vivido para este momento de recuperar los restos de su padre pues quiere que la entierren con él. Estos asesinos, los de ayer y los de hoy jamás comprenderán ese fondo oscuro lleno de esperanza que hay en la humanidad cuando se revela en casos concretos, escuetos, sencillos pero inabarcables en su profundidad moral.

Creyeron que era cuestión de tiempo y de (falta de) dinero, como llegó a decir ese granuja, diputado del PP y a la vez vergüenza del Parlamento, Hernando, de que los familiares solo se acuerdan de los fusilados cuando hay dinero de subvenciones. Por cierto, este elemento es diputado por Guadalajara, la tierra de los Mendieta. Ya podía pasarse por su casa a pedir perdón por lo que los suyos hicieron y él ha venido a coronar.

Algo impensable. El gobierno al que apoya este sujeto, sin duda para hacer buenas sus odiosas palabras, ha dejado sin fondos la Ley de la Memoria Histórica. Ni un euro para desenterrar a los asesinados por sus antecesores, amigos y correligionarios. Es normal. No van a emplear fondos públicos para esta tarea de justicia cuando los necesitan para robarlos, para pagarse borracheras, cacerías, putas y trajes caros, que para eso ganaron la guerra y ochenta años más tarde pueden seguir mostrando su espíritu de asesinos.

Los fondos para la exhumación de Mendieta y otras dos docenas de asesinados más (cosa que ha sido posible, a su vez, gracias a la perseverancia de una jueza argentina) provienen de aportaciones voluntarias, privadas y, en muchos casos, extranjeras. En este caso, un sindicato noruego que ha aportado 6.000 euros para financiar la excavacion.

Realmente, España tendría que estar gobernada por extranjeros y no por esta banda de ladrones, descendiente ideológica de otra de asesinos.

Misterios de la lógica

El Tribunal Constitucional (TC) anula el decreto ley por el que se aprobó la amnistía fiscal de Montoro en 2012. No anula la amnistía fiscal, como dice El País. Antes al contrario. La consolida, mantiene y legitima con unos razonamientos de una lógica perversa que da por bueno aquello mismo que reprocha y rechaza. Y, al tardar cinco años en dictarla la hace ya prácticamente invulnerable.

De esa lógica se deriva también la que aplica el periódico, al entender que, aunque la sentencia carezca de efectos prácticos, supone un "duro varapalo" al Ejecutivo de Rajoy. La carencia de efectos prácticos tiene doble lectura. En primer lugar, es falsa. Claro que tiene efectos prácticos y muy positivos para los evasores, que son a quienes el PP pretendía beneficiara desde el principio : los de blindarlos más si cabe. En segundo lugar, si no hay efectos prácticos de reversibilidad, que es de lo que trata, es decir, de devolver la pasta, el Ejecutivo, este Ejecutivo, no se dará por vapuleado. Al fin y al cabo, piensan ¿en dónde está mejor el dinero que en el bolsillo de quienes lo roban? 

Al contrario, Montoro y su gente cantan victoria (¿cómo puede hablarse siquiera de dimitir, hombre?) y reducen ya el alcance de la sentencia a una cuestión meramente procedimental: inadecuación de la norma; el contenido (la amnistía) se avala. Cierto, es lo que dice la prensa que dice el TC: el decreto-ley  no es la norma adecuada. Los de Montoro, encantados de aceptar la anulación que viene a justificar la amnistía. Pero eso no es cierto. Según cuenta el periódico, el TC valora el fondo del asunto y lo hace muy negativamente, enmarcándolo en una figura casi incomprensible: la de un gobierno que incita por ley al incumplimiento de un deber y hasta la posible comisión de delitos. Desde luego, un decreto-ley no es el instrumento más adecuado para amparar el fraude. Pero esto plantea la intrigante cuestión de cuál sea el instrumento adecuado para que el gobierno incite al incumplimiento de la ley. Porque eso es lo que ha hecho y sigue haciendo con la amnistía y del modo más descarado. Unos pagamos impuestos. Otros, los amigos del PP y ellos mismos, no. Pura lógica.

Y estos son los que van por ahí diciendo a todo el mundo que hay que cumplir la ley y atribuyéndose competencia a sí mismos -es decir, a los que la incumplen- la tarea de aplicarla. Más pura lógica.

El TC ha anulado el decreto-ley. Ahí me los anuléis todos, dirán los defraudadores. Pero no la amnistía, que campa por sus (pocos) respetos. Ha anulado la causa eficiente, pero no la causa material ni la final que, como siempre, era no pagar a Hacienda. 

dijous, 8 de juny del 2017

Cada vez peor

El gobierno y su partido no quieren comisión de investigación sobre la caja B. El portavoz, Maíllo, la considera "ilegal" (sin explicar por qué) y la atribuye a una operación en contra del PP.

No se han movido un milímetro. En 2009, en una comparecencia insólita, con todos los miembros del Comité Ejecutivo Nacional, Rajoy aseeguraba que la Gürtel no era una trama del PP sino una trama contra el PP. Una foto impresionante aquella, en la que hay imputados, dimitidos, procesados y hasta presos. 

Entre la primera y la segunda denuncia de manía persecutoria, esto ha sido una orgía de corrupción y delincuencia en todos los niveles y todos los sujetos. Hasta el partido está imputado como tal. Sin duda, un hecho insólito, que un partido procesado alimente un gobierno encargado de hacer cumplir la ley. Es literalmente ridículo. Y si añadimos que su presidente -y presidente del gobierno- está llamado a declarar en el proceso, sin duda parte de la trama contra el PP, el ridículo alcanza lo grotesco.

Así que se entiende esa oposición frontal del gobierno a la comisión. Frontal y con todas las armas, hasta las fantásticas, como esa de recurrir a los tribunales con una incomprensible cuestión de legalidad. Desde la declaración de 2009, Rajoy y su gobierno y partido no han hecho otra cosa que obstaculizar toda investigación y, desde luego, la acción de la justicia. Y por todos los medios. Algunos de esperpento, como los últimos nombramientos de jueces afines y el sainete de los fiscales. 

En su furia del Talión, el partido y su gobierno prometen una hecatombe andalusí en el Senado (donde tienen mayoría absoluta) a cuenta de los ERE. La pobre señora Díaz no gana para disgustos. A nadie se le escapa, sin embargo, que, como amenaza, la del Senado es pobre porque el peso político de la cámara es cero. Pero sí revela un espíritu de revancha, de "y tú más" elevado a lo institucional. 

En todo caso, esta gente no está en condiciones de gobernar. Nunca ha tenido clara la distinción entre lo público y lo privado pero ahora ya está en la mayor ofuscación. Rajoy afirma que hará todo lo posible por evitar una declaración unilateral de independencia en Cataluña. Ha tenido 10 años (de ellos seis en el gobierno) para hacer algo y no ha hecho nada, salvo calificar una Diada de dos millones de personas de algarabía. Pues sí, hemos estado gobernados por esto que ahora se encuentra, como el resto del país, con una posible DUI que nadie pensaba fuera posible.

La oposición no tiene más remedio que aliarse para poner fin a este desgobierno. El PSOE se abstiene en las mociones de censura (MC) de Podemos y hace bien. No se contó con él para presentarlas y, aunque la urgencia y gravedad de la situación aconsejaran prescindir de estos remilgos (que no es el caso) queda el hecho de que el partido está recomponiéndose vía congreso y se encuentra en una situación de inmovilidad, como la crisálida, de la que saldrá luego el individuo adulto, capaz ya de tomar decisiones en cuestiones de alianzas con la izquierda. 

La MC de Podemos tiene la noble tarea de servir de prolegómeno a la que se presente posteriormente con apoyo negociado de toda la izquierda y la candidatura de Sánchez a la presidencia. 

Pero tiene que haber moción de censura. Y de ahí, un gobierno capaz de negociar una solución pactada con la Generalitat.