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dilluns, 10 d’abril del 2017

Los comunes catalanes

La constitución del nuevo partido (o "sujeto político", como gustan decir sus promotores) catalán plantea algunos aspectos interesantes de considerar sosegadamente. En primer lugar, el partido, más que catalán, parece barcelonés. Cristaliza en torno los comunes del ayuntamiento de Barcelona y su personalidad más relevante es la alcaldesa Ada Colau, que forma una especie de dualidad con Xavier Domènech portavoz de los comunes en el Congreso en el grupo de Podemos. El partido subraya desde el inicio sus raíces municipalistas y, a través de estas, su herencia del espíritu del movimiento 15M. Es "nueva política", por tanto. Su pretensión parece ser romper los límites municipales y hacer política en Cataluña entera. Un ámbito de acción más amplio, español, por ejemplo, no es inverosímil, pero, en principio, el partido es de ámbito catalán.

En segundo lugar, el impacto del nuevo partido en el proyecto general de Podemos en España. La rama catalana del partido violeta, Podem, se ha situado extra muros de los Comunes de Colau/Domènech, en donde sí se han integrado EUiA, ICV. En realidad, la decisión de no integrarse fue adoptada por una mayoría aplastante de una ridícula minoría de votantes de las bases de Podem y, según se ve, por la firme voluntad de su dirigente, Albano Dante Fachín, de no darse de alta en la nueva formación. A pesar de todo, hubo disidentes de Podem que concurrieron (los llamados "críticos" con la dirección de Fachín) y han sido elegidos en la Ejecutiva de Los Comunes. En dos palabras: Podem se ha partido. En un primer momento, la intervención de Iglesias, le hizo reconsiderar su negativa, pero, en menos de 48 horas, la ruptura fue un hecho. Los miembros de Podem integrados en Los Comunes, según parece, son errejonistas. Viene a resultar así que la fractura se produce en la divisoria del II Congreso entre gente de Errejón y gente de Iglesias. Ello explicaría la ausencia de este en la celebración del congreso constituyente de Los Comunes en donde, sin embargo, si estuvo Alberto Garzón, de IU integrada en Unidos Podemos.

Este resultado no augura nada bueno para las aspiraciones de Podemos de constituirse en partido hegemónico de la izquierda a escala estatal. El discurso soberanista de Domènech no lo es menos porque esté todo el rato hablando de los "pueblos fraternos" y (es de suponer) sus fraternas organizaciones. Los Comunes son (o quieren ser) el partido de la izquierda no independentista en Cataluña; partido independiente, muy fraterno con Podemos en España, pero independiente de él. Probablemente ese sea el fondo de la discrepancia de Albano Dante Fachín, que quiere seguir siendo Podemos en Cataluña, Podem. El problema es si entre la izquierda independentista y la no independentista le queda espacio electoral. Y eso sin contar otras fuerzas centrífugas, por ejemplo, la de Andalucía, en donde Podemos plantea también una relación digamos "fraternal" con el Podemos del Estado, cosa que la dirección de este ve con muy malos ojos y que preanuncia una habitual movida de crisis interna.

En tercer lugar, el impacto de Los Comunes en el independentismo. El porcentaje que se le atribuye, en función de los últimos resultados electorales y posteriores sondeos, en torno al 47 o 48 por ciento del voto puede verse reducido con la competencia de Los Comunes. Estos entran en el debate sobre el indpendentismo con una posición que pretende resolver lo que juzga como el callejón sin salida de la política catalana y que sus adversarios tildan de deliberada ambigüedad para mantener un voto unionista y sumarle parte del voto independentista más moderado. El discurso sobre soberanías compartidas, la República dentro del Estado español y otras propuestas de este tenor trata de trazar una línea intermedia entre el unionismo y el independentismo. Lleva su compromiso hasta pedir un referéndum pactado y quizá también uno unilateral, aunque esto esté menos claro y haya declaraciones contradictorias.

El independentismo puede verse en un aprieto ante una nueva fuerza que pretende estabilizar la política catalana como parte de la española, sin veleidades de independencia. Para Los Comunes, los independentistas no son tales en verdad, sino gentes que se valen del señuelo de la independencia para ganar elecciones que es lo importante para ellos. Pero, por otro lado, Los Comunes respaldan el derecho a decidir, sostenido por tres cuartas partes de la población, con lo que están en terreno ganador. Y aunque la independencia se impusiera, ellos no perderían nada, ya que se pondrían a su lado de inmediato. En cierto modo, puede considerarse como un partido de free riders o de "gorrones" en esto de la independencia, pues, razonan los independentistas, se beneficiarán de ella sin haber hecho nada por conseguirla. Algunos creen, incluso, que habiendo trabajado ladinamente en contra de ella. 

dissabte, 1 d’abril del 2017

Las izquierdas y el unicornio

Los partidos de la izquierda son muy variados, tienen orígenes distintos, formas de organizarse diversas y, los de ahora, echan imaginación al asunto y se adjudican nombres infrecuentes: Podemos, En común, En Marea, Compromís. Los otros, los viejos, el PSOE y el PCE tienen nombres clásicos que tampoco dejan mucho campo a la fantasía: Partido Comunista Democrático, por ejemplo, suena como una broma y Partido Socialista Español parecería una traición a ese núcleo obrero que ya no pinta mucho en un partido tan institucionalizado, pero sigue existiendo.

El caso es que, aun con estas diversificaciones, con esta realidad magmática de las izquierdas, todas ellas tienen dos elementos en común: 1) se llevan a matar entre sí y 2) se pasan el día hablando de unidad. Respecto a cómo incide en la práctica real la presente bronca del PSOE diremos algo mañana cuando se sepa qué ha decidido el Comité Federal y tengamos alguna pista sobre si la caudilla Díaz piensa presentar las cuentas de sus gastos.

De momento hacemos alto en el camino a ver qué se cuece en el pandemónium que tiene organizado Podemos con sus tres listas (pablistas, errejonistas y fachinistas) con las que concurre, en encomiable espíritu unitario, al órgano dirigente de los Comuns que lideran Colau y Domènech, cuyas relaciones con la sede central de Podemos son problemáticas. La espantada de Dante Fachín pone la peripecia catalana en situación similar a la de En Marea hace unas fechas. Los podemistas gallegos se negaron a integrarse y la epifanía repentina de Pablo Iglesias los recondujo al redil. Pero eso es muy difícil en Cataluña, por no decir, imposible. Hasta el punto de que el reportaje de El Confidencial da por desaparecido a Podemos en Cataluña. Quizá sea prematuro, pero ese camino lleva por los dos atajos de toda izquierda española: el atajo de sus permanentes peleas internas y el atajo de su falta de comprensión de la realidad fundamentalmente fragmentada de España. Creyeron que bastaba hacer concesiones de boquilla a las izquierdas nacionalistas, como suele suceder en la Meseta, y todo se arreglaría. No es así ni lo será nunca.

Es muy de sañalar cómo, al comienzo de su fulgurante andadura, Podemos trajo un discurso que pretendía innovador por consistir en una mezcla de conceptos gramscianos y del neopopulismo de Laclau. ¿Qué se quería conseguir con esto? Un bloque mayoritario nacional-popular capaz de ganar elecciones. La expresión más de moda llegó a ser "construir pueblo", como el que hace un dique. Héteme aquí, sin embargo, que la dura realidad no puso en tela de juicio la eficacia de ese "construir", sino el contenido del vocablo "pueblo", aquí y ahora. ¿De qué pueblo se habla? Y, ya puestos, ¿de qué nación?

Inventarse una nación española capaz de incluir a las otras de modo voluntario, supuesto que pudiera lograrse, no se hace de la noche a la mañana. Y menos a base de una consigna de vuelo teórico en otras latitudes e ignorando el sempiterno conflicto del país en los últimos ciento cincuenta años que raramente se reconoce en la historiografía oficial.

Pero tampoco sirve de nada seguir manteniendo la ilusión del partido-instrumento, unido y firme bajo la guía de un líder esclarecido, que recoge la tradición leninista que el actual secretario general alienta gracias a los consejos de sus asesores comunistas, Garzón, Monereo, Anguita. Ese partido neobolchevique en España es imposible y no porque el esclarecido líder sea el peor valorado sistemáticamente en todos los barómetros sino porque el carácter fragmentario, de mosaico, de la izquierda española lo impide. En Cataluña habrá Comuns; en Galicia, En Marea; en Madrid, Podemos (y no en todo Madrid; el ayuntamiento va por su cuenta); en Andalucía, algo distinto. Lo cual está muy bien para hacer justicia a estos pueblos tan variopintos, pero parece tener escasas perspectivas en unas elecciones generales como oferta unitaria.

Sí, la unión (o unidad, que hasta en eso discuten las izquierdas, como los dos conejos de la fábula) de la izquierda es muy deseable, absolutamente deseable. Y la tenemos ante nosotros, en el horizonte. 

Y ahí seguirá, como el unicornio.


dimarts, 21 de març del 2017

Entre compañeros, da gusto

No hace veinticuatro horas que López predicaba sermones unitarios por las agrupaciones del PSOE. Luego de soltar algunos disparates en Cataluña, se trabajó otros parajes al grito, por lo demás compartido por los otros dos candidatos, de que todos los socialistas son compañeros y no maldicen unos de otros. Pero he aquí que pega un giro espectacular y, por persona interpuesta, lanza un ataque directo a Sánchez acusándolo de varias demasías que, en realidad, se reducen a una: Sánchez es culpable de presentar su candidatura. Exactamente lo que piensan todos los candidatos en todas la elecciones de todas las candidaturas excepto la suya.

Efectivamente, no es muy original. La candidatura de López no es muy original. Ni poco. De tener alguna funcionalidad es la de restar apoyos a Sánchez. Él dice ser autónomo, con una opción independiente, pero lo cierto es que solo ataca a Sánchez.

Y mucho más atacable es la candidatura de Díaz, que está preparándose con la pompa y circunstancia de una gran producción de Hollywood. Todo el aparato del partido está a su servicio. Una movilización general para hacer una proclamación por todo lo alto, en el pabellón Ifema. Cuando la junta gestora abrió las cuentas a los candidatos, sin percatarse, estaba poniendo el dedo en la llaga. Las redes llevan días preguntando quién paga semejante despliegue sin que hasta la fecha se hayan dado explicaciones. 

Que la candidata Díaz haya de enfrentarse al hombre al que defenestró con tan escasa elegancia tiene algo de tragedia shakesperiana. Que se contraponga un discurso populista y caudillista a uno de izquierda tiene también algo de esperpento español.

Parecidos de ida y vuelta

Que Cataluña y España evolucionan en sentidos muy distintos se echa de ver con cada nueva noticia del ámbito público. El sistema político catalán es más matizado y complejo que el español, lo cual obliga a interpretar lo que allí sucede teniendo en cuenta factores propios, diferenciales. Por ejemplo, al hablar de "izquierda", la catalana está dividida básicamente en dos bandos (a su vez con diferencias en sus respectivos interiores), uno independentista y otro no necesariamente independentista pero partidario del referéndum. Los dos son izquierda catalana, por supuesto. 

La parte no (oficialmente) independentista incluye Podem, la versión local de Podemos y prácticamente idéntica a él. Los mismos usos, discursos y resultados. Las asambleas toman las decisiones; como en Madrid. Las toman unos porcentajes de voto francamente ridículos, tan bajos que convierten casi en cómica la gravedad con que se invoca el principio rousseauniano de que cada ciudadano (o militante, o comunicante por internet) pueda expresar su opinión. El 7,5% del censo de Podem se ha dado a sí mismo con la puerta en las narices al tratarse del ingreso en el nuevo partido liderado por Colau (que no es de Podem) y Doménech (que sí lo es), En Comú. Los responsables, incrementan tan escuálido dígito elevándolo a un 11,3% a base de restringir el cuerpo electoral a los "militantes" activos, entendiendo por tales los que en el pasado hubieren interactuado con la organización por las redes.

Este resultado plantea la cuestión de cómo quedará Podem si no se integra en el otro partido. Una reserva que recuerda los reparos y amarguras de la integración de IU en un Podemos triunfante. Pero esto es Cataluña y Podem es resistente y poco más. Resta por saber si la dirección de Podemos, al final, impone la integración por intervención personal del líder, recientemente reconsagrado, como sucedió en Galicia. Cualquier cosa que se haga generará agravios comparativos en una organización que los conoce de todos los colores.

Podemos no es propiamente un partido. Ni siquiera una asociación, pues carece de toda razón objetiva que no sea puramente negativa, de cualquier concepción unitaria. La decisión catalana no se verá con buenos ojos, ya que se verá como una prueba más de ese carácter fragmentario que es lo más opuesto a la idea de partido-instrumento de raigambre leninista cara a la dirección.

dimarts, 7 de març del 2017

Cuando los fines son los medios

Podemos es una organización política surgida prácticamente al amparo de los medios. Desde el primer momento consideró que estos, los medios, eran en realidad el fin de su acción.  O parte del fin, que seguía siendo gobernar el país desde la izquierda, pero llegando al gobierno a través de los medios.  Por eso son estos medio y fin de su acción. Y, además del fin, el vehículo que utiliza, la plataforma desde la que se expresa. 

Podemos es un partido básicamente digital y mediático. Aparte de los instrumentos con que ya cuenta, su doctrina de la democratización de los medios apunta directamente a los comerciales, públicos y privados. Que los medios son empresas y, como empresas tienen unos intereses que raramente coincidirán con los de una organización de izquierda es algo obvio. También debiera serlo que pedir la "democratización" de estos medios no quiere decir nada o quiere decir algo siniestro. Mientras nadie consiga tener medios al margen de la estructura empresarial, la idea de la democratización será un absurdo y probablemente una hoja de parra para disimular el auténtico fin de someter los medios a control. 

De ahí que Podemos sea tan sensible al ámbito mediático y ande siempre enzarzado en conflictos con los medios. Estos son sus aliados o sus grandes adversarios, según que propaguen sus posiciones, ideas y acciones o critiquen sus defectos, faltas, errores. En este terreno se da otro dato que hace aun más crítico el enfrentamiento: Podemos es una especie de secta, compuesta por auténticos creyentes, casi fanáticos. Es curioso y hasta tiene gracia porque se trata del fanatismo de quienes están convencidos de poseer la verdad absoluta en forma de pensamiento abierto, crítico, libre y plural.

La explicación de este fenómeno es doble: de un lado, Podemos prosigue la herencia comunista, hipercrítica con todo el mundo menos consigo misma con quien es empalagosamente ditirámbica; y, de otra, recoge las aspiraciones de una juventud indignada, impaciente con las vacilaciones ajenas, desdeñosa con los escépticos y muy agresiva con los críticos. Los encendidos seguidores de este movimiento responden virulentamente a toda crítica, por razonable que sea, insultan y zahieren al crítico y le atribuyen todo tipo de siniestras intenciones y complejos. Y en ese comportamiento sectario rivalizan los jóvenes con los de todas las edades, a ver quién anatematiza, injuria y calumnia más en defensa de su líder y su pintoresca razón en marcha. Más de un viejo conozco que, arrebatado en una segunda juventud, estaría dispuesto a quemar vivo al disidente de su nueva fe.

O sea, los periodistas a los que ampara la APM han experimentado en sus carnes el espíritu de linchamiento que respiran las reacciones de las gentes de Podemos a toda crítica  y que deslegitimarían su proyecto político si tuvieran uno.  ¿Y qué más? Quizá podrían los periodistas aprovechar la ocasión para extraer algunas enseñanzas sobre su propio comportamiento. No se trata de recurrir al consabido "y tú más", pero sería bueno que reflexionaran sobre cómo se sienten las gentes (políticos, comunicadores, dirigentes, figuras públicas en general) a las que bastantes periodistas agreden, injurian e insultan continuamente en los medios escritos y audiovisuales, a las que se llama "mamarrachos" y cosas peores y a las que se amenaza con pegarles un tiro llegado el caso. Y estas gentes no tienen una asociación a la que demandar amparo.

Lo que Podemos hace a los medios es nada comparado con lo que los medios hacen a Podemos y no solo a estos sino a muchas otras organizaciones y empeños, como el PSOE, especialmente Pedro Sánchez y, por supuesto, los independentistas catalanes. Empezando por la noticia misma completamente descontextualizada para utilizarla en contra del protagonista. La APM hace público su comunicado amparando a los periodistas que se sienten amedrentados por Podemos en el momento en que sabemos que la SICAV de que dispone ha perdido 118.000 euros en siete meses y, además, los partidos de la oposición (PSE, Podemos y C's) han obligado a la Comunidad de Madrid a retirar 8.6 millones de euros de subvención a la APM para financiar el seguro médico privado de los asociados.

Una prensa subvencionada por el poder político le será siempre sumisa y una de sus funciones será atacar a los adversarios a ese poder político, a la oposición. Lo nuevo ahora es que los atacados responden y responden en su mismo terreno, lo que obliga a los periodistas a pedir amparo. Las redes han cambiado mucho el carácter del debate colectivo. Los medios han perdido el monopolio y tienen que competir con otras instancias, incluso con personas, en la formación de la opinión pública.

dimarts, 21 de febrer del 2017

Largando trapo

Si yo estuviera en la cofradía de Díaz o en la cuadrilla de López empezaría a preocuparme en serio. Con todos los medios en contra, como todos los barones del partido y los órganos de este y con un gobierno hostil, la candidatura de Sánchez se robustece por momentos, levanta expectativas y genera apoyos multitudinarios en las bases. Díaz hace campaña con cargos institucionales y duda si presentar su candidatura. López predica su talante conciliador ante exiguas audiencias. Solo Sánchez reúne apoyos suficientes entre la militancia para ser un candidato creíble.

La prueba ayer en el Bellas Artes era determinante: presentarse en Madrid, villa y corte. La convocatoria fue un éxito de asistencia, el aforo del teatro Fernando de Rojas y otro tanto que se quedó fuera y siguió el acto por una gran pantalla. Estuvo bien planificado, pues se trataba de hacer público el documento base de la candidatura para elaborar una alternativa a lo que se presente en el congreso. No era un mitin, ni una celebración de aniversario o una romería, sino una somera presentación de un texto político-ideológico y propositivo y se había buscado la asistencia de publicistas en general. Era un modo de medir fuerzas de antemano. Y se excedió el aforo.
Mucha gente se quedó fuera haciendo cola, como se ve en la foto de Alberto Blázuqez Sánchez. Esto dio pie al candidato a prometer un encuentro en breve con la militancia en Madrid; un mitin, es de suponer.

El acto evidenció el punto fuerte y el débil de la candidatura de Sánchez. El fuerte: su apoyo es la militancia y los simpatizantes; los barones rezongan en off. El débil: la edad media de la asistencia, muy elevada, lo cual habla mucho de la lealtad de los militantes pero poco sobre su sentido de innovación. Quizá por ello los oradores -también muy representativos del corte generacional de la asistencia- insistieron en que se emplearán a fondo en el empleo de las nuevas tecnologías (todavía dicen "nuevas tecnologías")  con el mensaje subliminal de que sea un método de rejuvenecer su partido. El digital gap, vamos. Dos exministras (o casi) y dos cargos institucionales intermedios del partido, de la generación del Programa 2000, restan crédito a ese firme propósito de reconstruir, renovar, etc.

El documento, llamado por una nueva socialdemocracia está condenado a ser conocido como el "programa de Sánchez". Allí se desgranaron sus puntos fundamentales. Entre la habitual melopea de conocidas intenciones sobre todo tipo de políticas, fiscales, medioambientales, de dependencia, de relaciones laborales, dos propósitos son los de más carga política y los que los medios han destacado: la alianza de la izquierda y el Estado plurinacional. 

La propuesta de ir a una unión de la izquierda concuerda con la de Palinuro de articular un Programa Común de la Izquierda. Innecesario razonar su conveniencia y posibilidad. Y su oportunidad. Tras la victoria del sector neocomunista en Podemos está claro que vuelven a la actitud de vender la piel del oso antes de matarlo, lo cual explica por qué se ha constituido un gobierno en la sombra sin espacio para algún posible aliado, ni siquiera dentro de UP. Es decir, el fin del bipartidismo era intentar el cambiazo de un bipartidismo por otro. En estas circunstancias, la propuesta de aglutinar a la izquierda en torno a la socialdemocracia presenta perspectivas halagüeñas. Si se puede hacer en Portugal, ¿por qué no en España? El PSOE, un partido de izquierda, socialdemócrata, laico y...federal.

A propósito del federalismo viene la otra llamativa propuesta de admitir la "plurinacionalidad del Estado". Sin duda es audaz y ahorra perder el tiempo hablando de la "nación de naciones", pero presenta dos dificultades: en primer lugar no es una consigna que concite entusiasmo en la militancia del PSOE y sí mucha inquina en las élites socialistas más conservadoras y poderosas. En segundo lugar parece claro que la fórmula federal no satisfará las aspiraciones de algunas de esas naciones que ven en ella una vuelta al "café para todos" de una descentralización política siempre precaria y susceptible de ser limitada o, incluso, suprimida.

Reconocer la plurinacionalidad del Estado implica postular la reforma del sacrosanto artículo 2 de la CE, núcleo de la postulada "nación española". Además se encontrará con una cerrada oposición de toda la derecha e importantes sectores de la izquierda. Y si ese reconocimiento no garantiza el derecho de las naciones a decidir si quieren ser Estados independientes equivale al reconocimiento de un flatus vocis. Solo el acuerdo de un referéndum pactado podría desbloquear esta situación que, en cualquiera de sus dos perspectivas conduce a una espiral de acción/represión/más acción, etc. El reconocimiento de la naturaleza plurinacional del Estado es un tímido paso en la dirección correcta. Ahora falta saber a qué derechos da acceso la condición de nación dentro del Estado español, si a decidir si se sigue siendo parte de él o no. 

Esa habría de ser la pedagogía de una unión de la izquierda.

dilluns, 20 de febrer del 2017

Hoy, Palinuro invitado al acto de Pedro Sánchez

Hoy, 20 de febrero, Pedro Sánchez presenta su programa abierto a la militancia y la opinión pública. Y ha invitado a Palinuro. Este, como socialdemócrata de izquierda e independiente, se considera muy honrado y piensa asistir, como asiste siempre a todos los actos de fuerzas de izquierda cuando lo invitan, que no es frecuente porque esas fuerzas suelen ser bastante sectarias.

Es de suponer que en el acto estarán todos los que han mostrado su apoyo a Sánchez a lo largo de estos difíciles meses. Buena gente con la que Palinuro simpatiza porque siempre lo hará con quienes se alzan en contra de los atropellos y las cacicadas y, muchas veces poniendo en riesgo sus posiciones, defienden a las víctimas de las injusticias y hacen causa común con ellas. Al principio no tenía especial simpatía por Sánchez, por considerarlo un españolista cuartelero al estilo de Rubalcaba. Pero, luego, la dura realidad del país parece haber  hecho recapacitar al exsecretario general hasta el extremo de que ha levantado bandera por la izquierda socialdemócrata. De este modo ha ganado muchas simpatías entre la militancia y la inquina y el odio del hatajo de burócratas, vividores, paniaguados y simples profesionales de la política de intriga y cabildeo, al estilo Susana Díaz. Esta todavía no ha anunciado su candidatura a la SG porque no se atreve. Frente el enfervorizado apoyo de la militancia a Sánchez, Díaz puede contar con el de los enchufados de la Junta de Andalucía y algunos barones y eso si el voto es público.

Me parece de perlas el giro de Pedro Sánchez a la izquierda y también apoyo su proyecto de conseguir una unidad de acción con los neocomunistas de Podemos. Un programa común de la izquierda es lo único que puede garantizar la derrota de la derecha.

Me temo que no coincidiré tanto en el referente a Cataluña. Veremos.

El encuentro será en el Círculo de Bellas Artes de Madrid, sala Fernando de Rojas, a las 19:30.

Allí estaré, escuchando.

diumenge, 19 de febrer del 2017

Giro del PSOE

La junta gestora se ha lucido en todo el trayecto. Empezó creyendo que el golpe de mano del 1º de octubre sería aceptado por la militancia y no ha sido así. Ha sido al revés: ha provocado una rebelión que se ha articulado con la espontaneidad y flexibilidad que hoy se llevan y tanto propician las redes. Continuó pensando que su labor de oposición sería crucial y así podría dulcificar la amargura de la defenestración del SG. Ha resultado ser irrelevante, rehén del chantaje de elecciones anticipadas, y la gente no se traga el relato de la exigente oposición. Siguió preparando el camino a la candidatura de Susana Díaz de la que, en el fondo, la gestora es una especie de emanación, de ectoplasma y, para ello, postergó la convocatoria de primarias y congreso cuanto pudo. Se encontró, sin embargo, con que la prolongada campaña de primarias que abría iría en favor de los candidatos alternativos a la señora Díaz.

No ha dado ni una.

La campaña, por lo demás, tampoco es tan larga. Cuando quieran percatarse del todo, ya estarán votando las bases. Las temibles bases. Se las ve bastante entusiasmadas con la candidatura de Sánchez. Claro. Es requetesabido: la víctima de una injusticia como fue la defenestración de octubre tiene mucha fuerza atractiva, mucho carisma. Y que fue una injusticia se reconoce implícitamente en esa propuesta de Patxi López de que al SG solo pueda deponerlo la militancia. No cuatro burócratas. Claro que la mejor manera de asegurar el triunfo de esa propuesta es elegir a quien fue víctima de la injusticia que ahora se quiere remediar. López debe asesorarse con comunicadores políticos menos ingenuos o más avisados. Añádase a ello que Sánchez tiene buena imagen. Se nota en que las cámaras lo buscan. Cultiva, además, el romanticismo del beautiful loser.

La larga campaña tiene visos de larga marcha durante la cual los candidatos se verán obligados a formular su programa para el partido y para España, a contrastarlo ante la militancia y la opinión pública en general. Dato este último nada desdeñable. En las primarias los militantes tienen voz y voto, pero la opinión pública tiene voz. Y se oye. El hecho de que el electorado del PP sea mayoritariamente favorable a Susana Díaz en el PSOE tiene dos lecturas: es muy perjudicial o muy beneficioso para Díaz, según el punto en que el lector se encuentre, si es partidario de la gran coalición de hecho o de una unión de la izquierda.

Ese, el de la izquierda, dice el medio, "sin complejos", es el campo de Sánchez que los otros dos, López y Díaz no parecen dispuestos a reñirle. Dado que López trae porte y maneras de centro superultrarequeteconciliador, a Díaz solo le queda la derecha. No se ha hecho de necesidad virtud, sino de virtud necesidad. Pero eso lo borda la presidenta andaluza con ese ramalazo peronista que suele lucir.

Hasta ahora por "izquierda" parece entenderse aquí el distanciamiento del PP y un propósito, por cierto muy grato de oír, de unificar la izquierda para derrotar a la derecha. Pero en los meses que se avecinan, será preciso llenar de contenido esos enunciados. En el aspecto negativo, en qué cristalizará la nueva oposición al PP. En el positivo, qué medidas van a tomarse en los asuntos que afectan a la ciudadanía: desempleo, dependencia, condiciones laborales, impuestos, pensiones, etc. Dejo para el final la espinosa cuestión de qué se propone en relación a Cataluña ahora que, según parece, el gobierno central va a hacer una propuesta de mayores competencias e infraestructuras a cambio de suprimir el referéndum. La respuesta más probable de la Generalitat será la negativa. Pero, a su vez, sin duda, responderá con otra que incluirá el referéndum pactado. Con lo cual el gobierno habrá de responder a su vez. Eso se llama negociar y para algo servirá.

El distanciamiento del PP es fácil de realizar y de justificar. No es de recibo que el gobierno siga actuando prácticamente como en la legislatura anterior, cuando no había oposición digna de este nombre.

Lo interesante es la propuesta explícita de unificar a las izquierdas. Se trata de un punto de tensión tanto dentro del PSOE (en donde muchos abominan de cualquier relación con el neocomunismo de Podemos) como entre el PSOE y Podemos, cuyo objetivo primordial sigue siendo el sorpasso. La justificación de la política unitaria está al alcance de la mano con solo mirar el gobierno de la izquierda en Portugal. No hay ninguna razón racional para que no suceda lo mismo en España. Hay razones irracionales que debieran ser suprimidas.

Al margen de los líos en cada una de ellas (ya veremos cómo se toma el personal ese shadow cabinet que ha montado Iglesias), las dos izquierdas tienen una obligación de unificar su acción. La forma más clara de reconocerla y aplicarla sería nombrar una comisión paritaria para establecer un programa común de la izquierda. Se trataría de copiar lo que hicieron los franceses a fines de los 70 y primeros 80 para acabar copiando lo que han hecho los portugueses. Sencillo. Por lo demás, eso no impide que ambas fuerzas, socialdemocracia y neocomunismo, sigan criticándose mutuamente. Las críticas escuecen, pero ayudan a mejorar. Y cuanto más duras, mejor. Lo que no debe practicarse es juego sucio.

 Por supuesto, todo ello en el caso de que salga SG Pedro Sánchez. Si sale otro, de unidad de la izquierda, nada y, por lo tanto, probable nuevo gobierno del PP quién sabe con qué mayoría.

dilluns, 13 de febrer del 2017

Unidad y humildad

Justo los rasgos más obviamente ausentes en Podemos en general y en su secretario general en particular.

Podemos no es ni podrá ser jamás unitario porque está concebido como un mosaico, como un conglomerado de fracciones ideológicas y territoriales que conservarán una apariencia de cohesión mientras tengan expectativas razonables de repartir cargos, prebendas, poder. Y, aun así, tampoco es seguro que el frágil equilibrio que se establezca a raíz del congreso dure mucho tiempo. Es ingenuo pensar que en un conflicto como el vivido por la formación morada, con unos vencedores por avasallamiento y unos vencidos sin paliativos, las aguas vuelvan a su nunca muy tranquilo cauce. Es iluso creer que los primeros resistirán la tentación de perseguir y acabar con los contrarios y que los segundos no soñarán con la revancha, con torcer las decisiones colectivas o con alzarse por su cuenta.

Desde luego, la ingenuidad y la ilusión son rasgos del fanatismo que Podemos inspira a sus seguidores, fervorosos creyentes en el carisma del jefe, un curioso retorno a la enajenación y arrebato de los viejos movimientos milenaristas que se creían desaparecidos. Pero, por muy intensa que sea la pasión acrítica de los acólitos, la dura realidad de los comportamiento colectivos oligárquicos de los partidos se acabará imponiendo.

En realidad, ya lo ha hecho. La lista de los diez candidatos más votados refleja el desequilibrio de la formación: ocho son de obediencia ciega y total a Iglesias, en especial el segundo, Echenique, quien cambió el espíritu anticapitalista como antes había abandonado el de Ciudadanos, para situarse a la vera del ganador, criterio de escasa elegancia pero mucho provecho. Se añaden los tres de más edad o generación veneranda, Navarro, Julio Rodríguez y Cañamero, los tres ligados por una relación personal con Iglesias, e Irene Montero, en situación similar, pero más intensa. Los únicos con algo de peso y autonomía propia, Mayoral y Alberto Rodríguez, también son incondicionales del líder. La tendencia de Errejón (por cierto, desplazado ominosamente al tercer puesto) solo cuenta con dos cargos: él mismo y Rita Maestre. Ninguno para los anticapitalistas, que se conforman con dos en lugares muy inferiores de la lista de elegidos. Y, por supuesto, como cabe esperar del machismo de Podemos, solo dos mujeres y las dos en relaciones personales pasadas o presentes con alguno de los siete-machos de los diez primeros puestos de la direccion. Se le puede llamar como se quiera, dirección, comité, comisión, círculo, en realidad, es un grupo compacto al servicio del líder, una máquina de matar, políticamente, se entiende. 

La aplastante victoria de los neocomunistas de Iglesias ya garantiza la unidad reclamada por las bases, pero no que esa unidad no se haga a costa de las maltrechas espaldas de los errejonistas y, les guste o no, de los anticapitalistas, cuya actitud en esta contienda no ha sido precisamente gallarda.

¿Y qué decir de la "humildad"? A la vista y oída está luego del discurso de Iglesias. Vaya por delante que esa táctica de resumir un resultado electoral beneficioso con una aparente y compungida autocrítica y propósito de enmienda lo hacen todos los políticos. Es parte de su oficio. En 1993, Felipe González había "entendido el mensaje": en realidad, no había entendido nada. En 2004, Zapatero prometió que "no fallaría": fue lo primero que hizo algobernar, fallar. En 2011, Rajoy iba a gobernar sin recortes y no paró de hacerlos hasta la fecha. Las promesas de los políticos al ganar las elecciones (que interpretan siempre como un cheque en blanco) resisten tanto como las plumas al viento. Y, en el caso de Iglesias y la promesa de humildad choca además con su caracter altanero, ególatra y autoritario, el que le hizo postularse para la vicepresidencia del gobierno en diciembre de 2016 y el que le movió a anunciar su dimisión si el congreso no respaldaba sus pretensiones, en una especie de chantaje sentimental copiado del de Felipe González en el famoso XXIX Congreso del PSOE.

La consigna de la victoria, unidad/humildad, apenas durará lo que se tarde en depurar a quienes han tenido la osadía de oponerse al criterio de la jefatura. Luego llegarán los otros elementos de la realidad con la que habrá de bregar una organización que ya se ha definido taxativamente en el panorama político español como el intento de resurrección del comunismo camuflado en IU. La federación dirigida por Garzón ahora tendrá que buscarse alguna retorcida excusa para su habitual bronca interna, cuenta habida de que en Iglesias ha encontrado alguien más papista que el Papa siendo el Papa, el gran enemigo del PSOE, Anguita, referente intelectual de Iglesias según propia confesión de este. 

La promesa de humildad abre camino al firme propósito de seguir siendo útiles a la "mayoría social". Y aquí está el punto vano, si no directamente delirante, del discurso del vencedor: ¿qué mayoría social? Todos los analistas coinciden en algo que Palinuro lleva meses, años, diciendo: si Podemos comete el error de aparecer como los walking dead de IU y del añoso Partido Comunista, retornará a los humildes porcentajes del voto que cosechaba Anguita en sus mejores momentos. La presunción ahora -y no es nueva, porque ya se formuló para ir a las fracasadas elecciones del 26J de 2016- es que, dada la pavorosa crisis del PSOE, esta vez sí, esta vez se dará el sorpasso y los viejos comunistas podrán por fin, hacer realidad su sueño de destrozar a la socialdemocracia que, en el fondo, es su único objetivo.

Dos breves consideraciones, que ya está alargándose en exceso este post: a) lo más probable es que esta crisis del PSOE sea pasajera, que el partido de Pablo Iglesias se recupere y que no haya sorpasso alguno, pero la izquierda quedará dividida y la derecha gobernando; b) si la crisis no es pasajera y se da el sorpasso, la izquierda seguirá tan dividida como antes y la derecha también continuará gobernando. Porque el comunismo, aunque se vista de mona mediática, no gana elecciones democráticas en parte alguna. Pero posibilita el gobierno del PP, cosa en la que le ha salido un competidor, el PSOE, que rivaliza con el otro en dar paso a la derecha.

diumenge, 12 de febrer del 2017

De caudillos y masas

El de ayer fue un día dedicado a la exaltación del carisma, del culto a la personalidad, de glorificación del heroico líder en las principales fuerzas políticas del extraño sistema político español. Un sistema político que tan pronto parece un bipartidismo difunto como un bipartidismo resurrecto. Por supuesto, cada una de esas fuerzas, el PP, el PSOE y Podemos, escenifican la glorificación del caudillo o caudilla, según sus circunstancias y características.

El PP se encuentra en un congreso de autocomplacencia. Solo hay un candidato a la presidencia y, una vez este elegido prácticamente por unanimidad llamada búlgara, procede a nombrar a los demás cargos del partido a dedo, como corresponde a los democráticos tiempos que nos ha sido dado vivir. El jefe hoy indiscutido, el artífice de cuatro prodigiosos años de mayoría absoluta, gobierno absoluto y que hoy promete otros cuatro de igual o superior prosperidad sin mayoría absoluta pero con la inestimable alianza con el PSOE, el otro partido dinástico. En el momento de los encendidos discursos se pronunciaron las sentencias en el primer juicio de la serie Gürtel que envían a la cárcel a una serie de delincuentes y miembros del partido, a veces personas distintas, a veces las mismas. Pero da igual: las noticias desagradables del exterior no entran en el multitudinario y agradecido cónclave del partido del gobierno. Sí, parece que en algún otro siglo, en otro país de ubicación imprecisa, hubo unos episodios de corrupción galopante. Pero eso no reza con nosotros. Según dice el Jefe, el partido ya pagó en las urnas el precio de la corrupción. Queda media docena de procesos pendientes de la Gürtel y la Púnica y el inefable Bárcenas, pero es de suponer que tampoco afectarán a la alta estima en que el PP se tiene a sí mismo. Solo hay una pequeña nube: si en alguno de los procesos que quedan se llama a declarar a Rajoy a cuenta de los sobresueldos en B. Téngase en cuenta que es el único secretario general del PP que todavía no ha declarado ante el juez. Los otros, anteriores y posteriores a él, ya lo han hecho, ¿Por qué no él?

En el caso del PSOE no ha sido un congreso sino un evento precongresual, una exhibición de músculo, dicen los medios, para que Susana Díaz compruebe a la par que muestra sus apoyos para la aventura de la SG, algo que nadie en el fondo cree factible excepto ella que irradia seguridad en sus más altos ambicionados destinos: tengo ganas, dice, apuntando a la SG sin mencionarla. Y me encanta ganar, añade, mirando ya a la presidencia del gobierno. No es un discurso conceptualmente rico sino, más bien, un par de exabruptos elementales pero seguramente lo que juzga conveniente la interesada para movilizar sus apoyos. Porque su principal apoyo es ella a misma, esa especie de ciega convicción que transmite con la fuerza del caudillaje de que le corresponde ganar por ser ella, quintaesencia del alma socialista de Triana. Ciega convicción, fuerza silenciosa casi telúrica, capaz de defenestrar un SG en veinticuatro horas y postularse sin más como su sustituta. Los apoyos de ayer, sobre todo alcaldes. El acto, una especie de alcaldada. Sobre todo porque carecía de justificación que no fuera el interés de la junta gestora por hacerle la campaña a Díaz sin que lo parezca. La exaltación de la caudilla no recompensaba los méritos pasados, como en el caso de Rajoy, sino los futuros, los que acumulará una vez haya sido votada por las bases en unas malditas primarias que la buena mujer no encuentra modo de soslayar.

El congreso de Podemos pone la nota sentimental, de color narrativo. El enfrentamiento clásico en las izquierdas entre una orientación más radical, revolucionaria, jerárquica, disciplinada y otra más moderada, reformista, democrática, easy going, pero ambas igualmente caudillistas lo ha invadido todo. Asombrados los militantes y dirigentes (y no se hable ya de los simpatizantes y votantes) de que les estuviera pasando a ellos lo que pasa a todo el mundo, salieron al ámbito público con los más divertidos (y previsibles) discursos: que no era cierto, que eran invenciones del enemigo, que la canallesca, ya se sabe. Que sí era cierto y lamentable y había que remediarlo. Que toda división es mala, todo enfrentamiento, dañino. (Lo cual tiene gracia para gente que siendo marxista en muchos casos, debieran horrorizarse menos al encontrarse ante lo que siempre predican como fuente del progreso, la contradicción). La propia historia de la organización, que resume su identidad, obliga a recomponer la unidad. Y así, a los gritos de las masas entregadas, hubo que escenificar una recomposición de la unidad del caudillo bicéfalo más falsa que los abalorios de las Indias. El congreso de Vistalegre II parecía un funeral. Y lo parecía porque lo era. El funeral correspondiente al entierro de la sardina: todos los excesos y demasías del pasado quedan sepultados y amanece un nuevo día de la mano del amado líder a quien sus fans identificaban con el mismo proyecto de Podemos cuando afirmaban que si Iglesias caía, caería Podemos.

dissabte, 11 de febrer del 2017

Entrevista en el ABC sobre Podemos

Subo a Palinuro una breve entrevista que me hizo ayer Enrique Delgado para el ABC  con fotografías de Isabel Permuy. Está en el apartado de "Madrid" del periódico, que es donde ahora trabaja Delgado. Estaba interesado en mi opinión sobre la oferta que, al parecer, hiciera Iglesias a Errejón de que se postulara como candidato a la alcaldía de la capital, sucediendo así a Carmena. 

Parece evidente que la propuesta trataba de apartar al segundo a la vía muerta de la alcaldía de la capital. Más o menos lo que hizo el PSOE en su día con Tierno Galván, también personaje molesto para los intereses creados, como Errejón. De ese modo, además, Iglesias conseguía dos objetivos en uno: deshacerse de Errejón y de Carmena al mismo tiempo. Y no sé cuál le parecería más apetecible. Porque si Errejón es molesto para el pintoresco carisma de Iglesias, la independencia y libertad de juicio de Carmena no le permiten capitalizar en su interés el gobierno municipal de Madrid. 

También hablamos de lo que pueda suceder en Vistalegre II. Hoy he visto muchas noticias y comentarios al respecto en las redes. Dice Delgado, con ingenio, que, como buen politólogo, no arriesgo un vaticinio. En realidad, no merece la pena. Podemos está fracturado; pero no en dos bloques sino, cuando menos, en cuatro: Iglesias y sus neobolcheviques, Errejón y sus institucionistas, Urbán y los "anticapis" y la matrioshka de IU, con el PCE dentro de ella. 

No pudieron ni pueden ni podrán.

dijous, 9 de febrer del 2017

Mañana, ciclo de conferencias en Ferraz, 10

Mañana, viernes, a las 19:00 los amigos de Recupera socialismo inauguran su sede social, en Ferraz 10, a escasos metros de la oficial del PSOE, hoy enteramente en manos de la junta golpista, llamada "gestora". Se trata de militantes de izquierda y críticos con la línea de Rubalcaba/Díaz/Jiménez de entrega del PSE al PP. Entre ellos, hay mucho afines a Pedro Sánchez pero, sobre todo, afines a la idea de devolver la dignidad al PSE, hacer unas primarias limpias, sin trampas y sin intelectuales orgánicos cantando las alabanzas de la derecha.

Los miembros de esta opción han organizado una primera mesa de debate a la que han invitado a Pau Mari-Klose, Ramón de Marco y a un servidor. Me considero muy honrado de aparecer en compañía de gente tan interesante y notable y espero estar a la altura de las circunstancias. Siento gran respepto por la gente abierta, que quiere escuchar puntos de vista distintos y debatir sobre ellos. Sobre todo siento mucho respeto por quienes, a su vez, respetan la independencia de criterio y juicio que algunos mantenemos a toda costa, incluida la de no caer simpáticos a ninguno de los establishments ideológicos y políticos, ninguna de las cuadras que compiten en una carrera ficticia, hecha de ambiciones personales, nulo interés por el bien común y confusión permanente entre convicciones y conveniencias. Siempre, claro, en detrimento de los sectores populares a los que dicen representar, por los que dicen interesarse y de los que lo único que quieren son los votos para hacer almoneda con ellos.

Este tipo de actos, surgidos de la actividad espontánea de la gente, organizados y sostenidos por los esfuerzos personales de los militantes son los auténticos y verdaderamente interesantes a mi juicio. Nada que con las mascaradas que, desde los órganos del PSOE, e organizan a mayor gloria de la lideresa andaluza, una política profesional cuya ambición personal es inversamente proporcional a su competencia y capacidad. Pero no importa: todos los organos oficiales del PSOE están a su servicio, bien desde la sede central o bien desde las sedes provinciales en los que se fletan autobuses con el dinero de todos para traer a la capital a una cohorte de mariachis para que hagan sombra a la cmpaña de Pedro Sánchez, a cuyos mítines acuden voluntariamente más militantes de los que jamás irán a escuchar a Día. Por cierto si yo del partido o seguidor e Sánchz le diría que deben querellarse contra un uso tan injusto de los recursos de todos. Si hay autobuses para traer gente de Andalucía o Aragón a aplaudir a esta arribista sin principios, ¿no les de vergüenza a los socialistas de que, en cambio, nadie, absolutamente nadie en los aparatos del partido hace un solo gesto, por pequeño que sea, de apoyo a Sánchez.

Ignoro si hay algo que pueda indignar más a uno de izquierda que la injusticia, la desigualdad y la arbitrariedad.

Así que allí nos vemos mañana, a ver si conseguimos que se acabe esta vergüenza de que unos golpistas mendaces hayan prostituido millones de votos de la izquierda para favorecer a la derecha.

(Cada vez que veo a alguno de estos pavos mintiendo en las redes acerca de su "valiosa oposición" y de cómo ha beneficiado a no sé cuántos millones de personas, me pregunto cuál será la recompensa por apuñalar a un líder por la espalda, entregarse incondicionalmente al enemigo y colaborar en la explotación y opresión de la  clase a la que se dice representar). 

dimecres, 8 de febrer del 2017

El drama de la izquierda

Salta a a la vista. Ni separadas ni unidas tienen verdaderas perspectivas las izquierdas. Es cierto que unidas sobre los porcentajes del CIS llegarían al 40,3% y superarían al PP. Pero, a su vez, estarían por debajo del posible 45,4% de una unión PP-C's que ya se da de hecho. 

Así se refleja la realidad en los descarnados números. Si luego nos adentramos más en las cuestiones ideológicas, los dos partidos de la izquierda están desgarrados cada uno por un conflicto interno que no les deja prosperar.

Podemos es la vieja izquierda de inspiración comunista, repentinamente rejuvenecida por una forma audaz y revolucionaria de empleo de los medios, tanto los audiovisuales clásicos como las redes. Esta presencia mediática tan potente fue arrolladora en un primer momento y luego se ha acabado convirtiendo en un handicap por sobreexposición desde muy diversos puntos de vista que aquí solo cabe mencionar de pasada: saturación de imágenes y consignas, sobre todo si se reiteran y no se renuevan, confusión de mensajes incluso contradictorios, luchas por la notoriedad, etc.

La expectativa generada al principio de constituirse en una nueva izquierda por encima de las dos tradicionales comunista/socialdemócrata se truncaría amargamente en las elecciones de 20 de diciembre de 2015 y se convertiría en parón y cuenta atrás cuando Podemos se fundió en el abrazo de la muerte con IU en las elecciones del 26J de 2016 y tampoco consiguió el sorpasso, al que había sacrificado todo, incluso su supervivencia. Podemos tenía un techo de cristal. Unidos Podemos, también. Está por ver qué suceda en el Congreso de Vistalegre II, aunque probablemente la bronca se mantendrá y, si el partido no se escinde, arrastrará una existencia sobresaltada pero irrelevante mientras retorna a las cuotas electorales que tenía IU en tiempos de Anguita.

En el PSOE las cosas no pintan mejor sino quizá peor. Tanto que, precisamente, una de las esperanzas de Podemos es que los socialistas no se recuperen. A lo mejor no es preciso esperar el anhelado sorpasso sino que la divina providencia lo procura consiguiendo que en el PSOE las distintas corrientes se entrematen. No siendo esto así, la batahola actualmente en marcha en el partido del viejo Pablo Iglesias está siendo muy animada y, al darse en gran medida también a través de las redes, muy participativa. La maniobra de los golpistas del 1º de octubre: conspiración palaciega, defenestración del SG y constitución de una comisión gestora pertenecía al mundo analógico de las partidas de dominó en el casino, más que al digital de comunicación universal. 

En realidad, esta pugna apunta a una cuestión de fondo, estratégica, del socialismo, un enfrentamiento entre una idea de partido dinástico, fiel a los principios de la Constitución de 1978 en su interpretación más restrictiva en el aspecto territorial y otra de un partido que recoja la tradición socialdemócrata de izquierda y se ofrezca como eje para articular una posible unidad de la izquierda. Esa es la apuesta de fondo: un partido que quiere conservar el sistema como está (y al que se acusa de connivencia con el PP) y otro que quiere reformarlo sustancialmente, aunque sin romperlo. 

Según interpreta El País, el electorado valora esta actitud sensata del PSOE y la premia, de lo que el diario se siente muy feliz porque coincide con su línea editorial. La posibilidad de una victoria de Pedro Sánchez en las primarias pone de los nervios al establishment político-mediático. Tanto que, desconfiando (con holgada razón) de la capacidad de Susana Díaz y/o Patxi López de frenar el "ciclón" Sánchez, los más inquietos anden buscando un cuarto nombre en el que confiar.

Los índices de popularidad son muy dignos de considerar. Siempre he dicho que es la parte más valiosa de las encuestas pues es donde los encuestados se sueltan más, dicen la verdad porque les es cómodo y es más fácil opinar sobre personas que sobre ideas. Por eso siempre me ha llamado mucho la atención la distancia que media entre la entrega de los medios a Pablo Iglesias y la baja consideración en que la gente lo tiene, a diferencia de los suyos que lo adoran. Literalmente. Y en la valoración popular está por debajo de Rajoy.

dimarts, 7 de febrer del 2017

Además de golpistas, corruptos

¿Por qué motivo organiza Abel Caballero, presidente de la Federación Española de Municipios y Provincias, FEMP) un acto de exaltación de Susana Díaz en Madrid para el próximo domingo, 12 de febrero? Díaz no es alcaldesa, ni concejala en la actualidad ni, entre sus numerosas ignorancias, se le cuenta una especial sobre temas locales. ¿Por qué entonces?

Según parece porque en el gatuperio en que se ha convertido el PSOE luego del golpe de mano de los submarinos peperos, inspirado por el tándem González-Rubalcaba y ejecutado por Díaz, este tal Abel Caballero es partidario de que Díaz llegue a la secretaría general y por eso le organiza un acto de exaltación, para que venga a lucir su elegante verbo y refinado porte a la capital de reino. Pero Susana Díaz -a la que las encuestas auguran un batacazo si se presenta- todavía no ha anunciado su candidatura, como sí lo han hecho Patxi López y Pedro Sánchez. Seguramente, la señora está esperando a ver si algún acontecimiento feliz le permite suprimir las primarias y proclamarse secretaria general en otro golpe mano como el que dio el 1º de octubre pasado.

Pero, si Díaz no es todavía candidata oficial a la SG, ¿por qué se le organiza este acto? Que le caiga muy simpática al tal Caballero no justifica que, como alcalde de Vigo, presidente de la FEMP o miembro del PSOE colabore al lucimiento de la señora, salvo que lo haya hecho con el dinero de su bolsillo (el de los dos, el homenajeador y la homenajeada) y las aportaciones voluntarias de sus amigos. Según parece, sin embargo, el acto está financiado con fondos públicos de varios sitios, especialmente de la FEMP y se emplean bienes y medios públicos para su desarrollo. Si Díaz fuera ya oficialmente candidata a la SG, el acto de la FEMP tampoco sería de recibo, pero olería menos a utilización y desvío de fondos. Como se presenta es un acto de confusión deliberada de lo público y lo privado (un partido político es una asociación privada), o sea, de corrupción.

Tanto o más derecho tendrían a ese tipo de actos López y Sánchez, que son candidatos oficialmente. Sin embargo Sánchez, no solo no cuenta con apoyo de ningún organismo, incluidos los de su partido (volcados, en cambio, con la andaluza), sino que tiene que aguantar su hostilidad y boicoteo permanentes, así como insultos y agresiones en las redes a cuenta de los trolls de la Junta de Andalucía y los paniaguados del "susanismo". Y, desde luego, él y los militantes se pagan sus propios actos.

Hay una campaña en toda regla para bloquear el acceso de Sánchez a la SG del PSOE, una campaña no solo de los elementos del PSOE más reaccionarios y entregados al PP, como Felipe González, Rubalcaba, Bono, Díaz, etc), sino de muchas otras instancias. Todos los medios son hostiles el exsecretario general. El ABC publica una encuesta de GAD3 sobre la pugna por la SG. Al tener tanto crédito como la palabra de Rajoy, la encuesta tiene que dar ganador a López porque a Díaz no lo creería nadie, para poder tirar contra Sánchez. La propia candidatura de Patxi López es otra maniobra descarada para erosionar las posibilidades del otro. Y aun así, el asunto no tira. Sánchez está arrasando entre la militancia. Alarmados los socialistas-peperos andan tanteando las posibilidades de un cuarto candidato, Urquizu, al que presentan como opción unificadora, mas atractivo que Díaz y algún peso intelectual, a diferencia de López. No tengo a Sánchez por hombre de sólidas convicciones izquierdistas, ni por un lumbrera. Pero parece honrado y, al lado de Urquizu, es el faro de Alejandría.

Si el PSOE quiere remontar, de momento, no tiene más voto que a Pedro Sánchez. El único que puede ganar a Rajoy para formar un gobierno de izquierdas similar al portugués, si para entonces queda algo de Podemos con lo que aliarse.

dilluns, 6 de febrer del 2017

Podemos a tortas, como siempre

Pasaron meses negando los enfrentamientos y conflictos internos y afirmando que quienes los mencionaban era taimados enemigos, agentes del capitalismo, vendidos a la reacción. Aunque las señales y los síntomas de las desaveniencias eran evidentes, mentían y hasta escenificaban ridículas escenas de ternura entre ellos. No había modo de ocultar que, a pesar de su convicción de ser algo nuevo, distinto, rompedor, Podemos era y es un partido como todos los demás, con sus tensiones internas, sus luchas por el poder, sus zancadillas, ambiciones, trampas y mentiras. Y que recurre a los mismos métodos que todos los partidos: "los trapos sucios se lavan en casa", "los medios se la tienen jurada a Podemos", etc. Mentira tras mentira.

De vez en cuando, el frente teórico/ideológico, tan abundante como insubstancial en esta organización, trataba de elevar la categoría de la(s) controversia(s) y darle(s) alguna dignidad intelectual sin conseguirlo. Quienes tratan de disimular la pura bronca descarnada por el poder y el control personales, contraponiendo ideas, conceptos, teorías, opciones, apenas tienen recorrido. Ellos mismos no saben ni por dónde se andan y el espíritu de la trifulca interna no es muy distinto al de un gallinero.

Sus intelectuales orgánicos y sus dirigentes con ínfulas (esos que confunden las tertulias televisivas con debates de fondo) quieren pasar por lo que no son. La controversia interna de Podemos es, como siempre, una lucha por el poder personal y de las camarillas al servicio de unos u otros líderes. La disfrazan con algunos retazos de divergencias orgánicas y estatutarias (hasta donde llegan a discutir) pero, en realidad no tiene mayor altura que las endémicas peleas en el seno de IU. Por cierto, no es enteramente disparatado sostener que este desastre de Podemos estaba cantado desde el momento en que, tras meter la pata al negar la primera investidura de Sánchez en diciembre de 2016 y garantizar así el gobierno del PP, Podemos decidió suicidarse fusionándose con IU -la consabida organización de termitas- y el Partido Comunista de España, prestándose a su labor de camuflaje.

Actualmente Podemos es una especie de movimiento fracturado en cinco corrientes mal avenidas y que no serán capaces de actuar unitariamente, como no lo era IU: los "bolcheviques" de Iglesias, los "institucionistas" de Errejón, los "asamblearios" de Urbán, los "intrigantes" de Garzón y los "ni chicha ni limoná" de Bescansa. Y eso sin contar las tensiones desestabilizadoras que se presentan en las autonómías históricas y también Andalucía. En este caos de narcisismos y personalismos es imposible articular una oferta coherente que sea atractiva para el electorado.

Por último, un dato nuevo. En las más recientes explicaciones, quejas y protestas se echa de ver el gran peso que tiene el hiperliderazgo de Iglesias en sus aspectos más tópicos y dañinos. Ninguno de los rebeldes y críticos se atreve a criticar directamente al Secretario General porque suponen que tiene un apoyo incondicional de las bases. Y mucho menos se atreven a calificarlo como lo que a todas luces es, un ególatra, un narcisista solo pagado de su imagen mediática pero sin una sola idea constructiva que vaya más allá de consignas elementales. Y, como no se atreven a decir lo que piensan del superlíder, se refugian en el recurso de todos los críticos y rebeldes que no osan dar la batalla directamente y dicen eso tan típico de que Iglesias es el líder indiscutible por derecho propio, pero que no está enterado de lo que sus supuestos fieles seguidores hacen en su lugar. Él es justo, benéfico, legítimo, pero se ha rodeado de una camarilla de farsantes que solo tratan de medrar ellos aun a costa del partido y de su jefe. Lo mismo se decía de Franco, de Hitler, del Zar, de Lenin, de Stalin, de todos los autócratas que en el mundo han sido. Ellos son buenos; sus colaboradores, que los aislan del resto de la gente y los manipulan, son los perversos. ¡Ah, si él supiera!

Otra mentira más. Son los dirigentes quienes se rodean de la gente que les conviene porque así escuchan lo que quieren oír para lograr su objetivo: mandar.

divendres, 3 de febrer del 2017

La frase revolucionaria

El proceso precongresual de Podemos está lleno de enseñanzas, especialmente para ellos mismos. Era tal su identificación con lo nuevo, el cambio, la ruptura (en el fondo, una revolución vergonzante) que veían esa radical novedad en donde ellos estuvieran. Decían que no solamente venían a cambiar la realidad sino que, de hecho, esta había cambiado ya por su sola presencia. Olvidaban que para cambiar la realidad hay que poder, hay que ser poder, hay que tener poder, hay que estar en el poder. Un olvido curioso en quienes se llaman Podemos.


En el discurso de Podemos hay un recurso metafórico permanente al desarrollo biológico. Mucha referencia a por qué nació Podemos, con una idea de misión y también a qué quiere ser, cómo quiere constituirse, qué camino seguir. Si se nos fuera la mano, veríamos aquí la duda de Hércules entre seguir el camino del vicio o el de la virtud. No llega a tanto, pero hay dudas, opciones distintas, criterios enfrentados. Lo cual demuestra que la organización es humana, falible. O sea, los dirigentes y militantes son como todo el mundo, con sus enfrentamientos, sus luchas por el poder. Quizá el nombre adecuado hubiera sido Podremos. De ello habla en una muy interesante entrevista Miguel Urbán el de Anticapitalistas, en donde reconoce que Errejón aspira a controlar el partido sin chocar directamente con Iglesias. Es de puro sentido común: admitir que somos mortales y estamos movidos siempre por parecidas apetencias.


Es decir, la realidad no ha cambiado. El que ha cambiado ha sido Podemos. Pasa siempre. No obstante, al tomar conciencia de este hecho, se dispara la rica retórica del discurso: no hay fracción, no hay ruptura, no hay enfrentamiento. Seguimos siendo unicos, especiales, nosotros no nos pegamos. Pasado el Congreso todos trabajaremos codo con codo en pro del común proyecto. ¿Qué proyecto? No está claro. De momento, parecen definirse tres propuestas distintas de organizar el partido. Para entendernos y simplificando: 1) la caudillista de primacía del SG; 2) la populista de los cuerpos intermedios, los comites, círculos, órganos; 3) la asambleísta de todo el poder a los círculos. Bien, pero tres proyectos de organización del partido no son tres proyectos para cambiar la sociedad.

Y justamente, de eso es de lo que más hablan, de cambiar. Han venido  a cambiar la sociedad, la realidad, España. Hay que ver qué subconsciente mesiánico delata esa imagen.  Utilizan un lenguaje duro, pero no preciso. Lo mejor pensado para asustar a la gente. Son adictos a la frase revolucionaria, pero vacía. "Cambiar", sí, pero ¿en qué? Esa es la ventaja que le llevan los partidos de la vieja escuela. Cuando estos piden "cambiar" quieren decir alternar el partido en el gobierno. De cambiar la sociedad, el modo de vida, el modelo productivo, de eso no se dice nada. De forma que el discurso de Podemos, en la medida en que se entiende, tiene un engarce modesto en la realidad. Aunque se presente hiperbólicamente como el discurso de la inmensa mayoría, del noventa y nueve por ciento frente al uno por ciento, es improbable que encuentre un eco superior al que ha tenido hasta ahora; al contrario, puede ser inferior.

La retórica de "los de arriba" y "los de abajo", cuyo supuesto es que los primeros son una exigua minoría y los segundos somos la mayoría, olvida que hay un amplísimo sector en el medio, la inevitable clase media real o imaginaria. Cierto que esto de las distancias y las jerarquías depende en gran medida del punto de vista. Desde arriba, todo es abajo; desde abajo, todo es arriba; desde el medio hay un arriba que te puede caer encima y un abajo que puede abrirse a tus pies. A ese sector, desde luego muy numeroso en nuestras complejas sociedades, lo discursos dicotómicos, polarizados suelen darle miedo. Y la gente con miedo no te vota, al menos voluntariamente.

Como, por muy dispuesto que se esté -llegado el momento- a asaltar el Palacio de Invierno, hay que tratar de ganar elecciones en esta sumamente defectuosa democracia representativa, es preciso elaborar un discurso que la gente vote. Pero, ya lo vemos, con la dialéctica de la polarización tal cosa no sucede. Por eso, hay otra escisión o polaridad fuerte: la que pretende allegar los votos absorbiendo los del PSOE a base de destruirlo y la que aspira a aumentarlos con algún tipo de alianza con la socialdemocracia. En esa alternativa, la única real en toda la monserga, está la clave del sistema de partidos de los próximos meses, quizá años. Y aun así, tampoco es seguro porque depende de una eventualidad impredecible: la convocatoria de elecciones anticipadas.

diumenge, 29 de gener del 2017

Vuelve el Bautista

Tengo entendido que Susana Díaz llegó a la famosa reunión del 1º Vendimiario diciendo que no se iba de allí sin la cabeza "de ese". Se non è vero, è ben trovato. Nos da la imagen de Herodías en el palacio del tetrarca pidiendo, y obteniendo, la cabeza del Bautista. Y yo comparándola con Lady Macbeth. Herodías está mucho mejor.

Y he aquí que el Bautista ha recuperado su cabeza (por eso dice que no es el de hace tres años), se la ha puesto sobre los hombros y se ha presentado en la corte de su hipotética contrincante a continuar con su prédica en contra de los vicios del Tetrarca Rajoy y su cortesana Herodías. Por eso ha proclamado su candidatura en loor de multitud en un simbólico Jordán, un estanque muy oportuno para completar la imagen.

En estos momentos, el PSOE se estremece entre el ardor y el frío, entre el entusiasmo y el abatimiento. Los sanchistas ya tienen lo que anhelaban: un candidato que ensombrece las tristes apariciones del primer espontáneo, Patxi López, a cuyo actos no van ni los suyos y que anda pidiendo paz por los medios sin que nadie le preste mayor ataención.

Las miradas convergen sobre Díaz, que se ha puesto nerviosa. Le ha salido la vena autoritaria, pues la tiene pronta, como el genio, y ha asegurado que ahora "no toca hablar de liderazgos" porque debe de pensar que es ella quien decide de lo que toca hablar en cada momento. Lo importante, dice, es el congreso porque en él se ganarán las elecciones. Le ocurre lo que a Rajoy, que no sabe ni de lo que habla: ¿o no ha sido la gestora, es decir ella, quien ha puesto la elección del SG antes del congreso, contra toda lógica y raciocinio?

Así de seguros estaban de que iban a ganar las primarias. No contaban con el regreso del Bautista.

Otro asunto es qué efecto tendrá este retorno en la política española y en la izquierda en concreto.

dissabte, 28 de gener del 2017

Triste Vistalegre

Al comienzo de la peripecia de Podemos se me ocurrió detectar cierta tendencia a vender la piel del oso antes de cazarlo. No les gustó nada. Desde luego, las metáforas tienen su tiempo. A veces se perpetúan. Ya no se cazan osos para vender su piel, es de suponer, pero sigue habiendo gente que cree tocar el cielo con la mano, aunque no levante un palmo del suelo.

El ánimo que rodea hoy a Podemos es el de decepción. A veces se formula con refinada y devastadora gracia, pero decepción es, al fin y al cabo. Las encendidas promesas del principio, las expresiones como venablos ("casta", "régimen"), la crítica radical se han convertido en un parloteo confuso como de corrala medio ideológica/medio personal que no interesa a nadie y produce auténtica irritación.

Un partido en buena medida alzado por los medios gracias al uso inteligente de estos que supo hacer, aparece ahora zarandeado y hasta maltratado por esos mismos medios.  La razón es obvia: los medios queman. Mantener durante dos años una omnipresencia mediática solo puede hacerse renovando imágenes y contenidos. Si las primeras se quedan y los segundos se acaban es el propio partido el que se convierte en noticia a base de sus líos internos. Algo tan nefasto como cuando la noticia de un medio es él mismo, cosa que normalmente no interesa a nadie más. Lo mismo con Podemos: las imágenes, los rostros, se mantienen; los contenidos se han esfumado. Nunca fueron gran cosa pero ahora se han convertido en meras glosas de los acontecimientos políticos cuya iniciativa reside en otra parte. Esa falta de contenidos no puede sustituirse con consignas o jaculatorias del tipo de "mantendremos la unidad conciliando nuestras diferencias" cuando todo el mundo ve que no es cierto.

Lo sabían desde el principio, lo habían teorizado: la acción política de la izquierda tiene que hacerse ver en los medios, tiene que proyectar una imagen ganadora. Son seguidores de la doctrina del giro pictórico, de William  J. T. Mitchell. Las imágenes han desplazado a las palabras como medios de construcción/interpretación de la realidad. Ahí estaba el oso. Pero no lo cazaron. Porque, diga lo que diga Mitchell, detrás o delante o encima o debajo de las imágenes tiene que haber conceptos. Y no los hay.

Así, ¿qué imagen proyecta ahora Podemos? Pésima. Un batiburrillo de narcisistas y ególatras enzarzados en cuestiones reglamentistas, orgánicas que a nadie interesan pero que están cargadas de consecuencias para la adopción posterior de líneas de acción y doctrinas sobre las que, sin embargo, nada se debate. Detrás de los debates ideológicos hay siempre ideólogos de carne y hueso con sus proyectos personales. Y el de muchos de estos parece ya bastante claro: colar al viejo y carcomido Partido Comunista so capa del reverdecer de una izquierda antisistema surgida espontáneamente.

Una imagen de pendencia interna en todo similar a las que aquejaban a la antigua IU, antes de su imprecisa adscripción actual a Unidos Podemos. Las mismas quejas en foro público sobre la inconveniencia de salir al foro público. Similares dimes y diretes normalmente fastidiosos. A la agitación se añade la tendencia anticapitalista que no va por libre enteramente pero tampoco está integrada en el bloque y monta su propia presentación con recurso al mundo del espectáculo. Y, además de ello, el factor territorial que todavía fragmenta más la inicial y unitaria voluntad de conseguir por fin el ansiado sorpasso y consiguiente aniquilación del PSOE. 

A lo mejor es cierto que, como explicaban sus teóricos entonces, Podemos aprovechó la "ventana de oportunidad" que abrió la crisis y la espontánea movilización social del 15M. Pero también parece serlo que la ventana se ha cerrado. Y Podemos todavía no ha definido cómo se organizará ni qué línea general o estratégica seguirá. El congreso no va a reabrir la ventana. Va a cerrarla más en su empeño de mantener la matrioshka que es el fondo de su alma: dentro de Podemos, IU; dentro de IU, el PCE, del que nadie habla, ni sus mismos militantes, como Garzón, pero al que todos tienen en mente.

dijous, 26 de gener del 2017

Franco, totalitarismo/autoritarismo

Debate este que agita las nunca tranquilas aguas de la historia, la ciencia y la teoría políticas, la sociología, la economía. ¿Fue el régimen de Franco totalitario del principio al final? ¿Solo al principio y fue luego autoritario? ¿Fue las dos cosas alternadamente? Los partidarios de una u otra interpretación siguen debatiendo, porque no hay acuerdo. Fue una dictadura, claro, pero en la calificación está la discrepancia.

Hace unos días leía un magnífico artículo sobre este asunto de Manuel Pastor en el que recordaba que, con motivo de un homenaje a Juan J. Linz, entonces recién fallecido, servidor se lo rindió por la distinción totalitario/autoritario hablando del franquismo y reconoció que ningunearla había sido la posición tradicional de la izquierda. Touché por Manolo, hube de volver sobre el asunto y reconocerme que, en realidad, ninguna de las fórmulas me satisfacía, pero vivir en la contradicción, tampoco. En efecto, el régimen empezó siendo totalitario. El propio Franco se jactaba de ello. Pero, pasados los años, ya en los sesenta, no cabía duda de que las cosas habían cambiado. Existía un margen más bien alegal para la oposición y no se procedía tan salvajamente contra ella como en los tiempos de la primera posguerra. Justo es el tema de la famosa película de Alain Resnais, La guerra ha terminado, con guión de Federico Sánchez, es decir, Jorge Semprún. Pero no menos cierto es que, en sus postrimerías el mismo régimen murió matando a base de fusilar opositores, como si quisiera dejar constancia de que mantenía el rescoldo totalitario.

No cabe una interpretación correcta de este agitado proceso, de este rompecabezas, si se omite una pieza esencial, que, sin embargo, no suele aparecer en el debate: la iglesia católica, firme sostén y leal aliada del régimen desde el mismo alzamiento el 18 de julio hasta los últimos sacramentos y más allá. El régimen se permitió el lujo de no ser totalitario y presentarse como autoritario (con la mitología tecnocrática de las dictaduras desarrollistas) porque del frente totalitario se encargaba la iglesia que, con el ejército, cogobernaba el Estado. El régimen se cuidaba adusto del orden público (militarizado) y no necesitaba mostrarse totalitario metiéndose en la vida privada de la gente y en lo que esta pensara en su fuero interno porque eso lo hacían los curas.

El régimen nunca fue solo totalitario ni solo autoritario porque fue nacionalcatólico; un híbrido.

Por eso, el debate totalitarismo/autoritarismo no puede resolverse ya que falta por identificar un actor esencial. No se identifica como tal porque en los análisis de los estudiosos, tanto de derechas como de izquierdas, lo dan tan por supuesto que no lo ven. La iglesia católica. Un Estado dentro del Estado.

divendres, 20 de gener del 2017

La línea general

Definitivamente, El País se constituye en el cuartel general de la reacción termidoriana dentro del PSOE, la encargada de liquidar todo intento de radicalismo republicano. El centro de elaboración doctrinal estratégica y táctica. El que determina la línea general. Apuntala su contundente portada, en la que aprovecha para largar una andanada doble a Podemos, con un editorial, Fuera maniqueísmos, exigiendo a los candidatos a la SG del PSOE que se alejen de "los enfrentamientos del pasado". Por tales no hay que entender la pugna entre caballeristas y prietistas, por ejemplo, sino el golpe de mano termidoriano de 1º de octubre (algo retrasado), hace tres meses. El consejo exigencia es absurdo porque este enfrentamiento surge precisamente de ese pasado reciente.

Parece que abundan los documentos preparatorios del congreso, pero lo urgente ahora, lo inmediato, es la preparación de las primarias, que se prometen pródigas en eventos ya que la militancia está muy movilizada. Las admoniciones de El País, compatibles con su apoyo sistemático a la obra de la junta gestora (tras una campaña feroz contra Sánchez que venía de antiguo) no pueden tomarse en serio. La rebelión de las bases del PSOE así lo prueba. 

Como se decía, la portada trae dos andanadas contra Podemos: el pellizco acusica de Madina y la imagen inferior, cargada de mala uva, composición de un conjunto en el que se respira la tensión.  A Madina le corresponde el poco gallardo honor de ser oposición de la oposición y apoyo del gobierno (al que dice tener poco menos que a sus órdenes) con el que tiene que pactar las migajas. Y como no se puede criticar al gobierno con el que se pacta, se critica a la oposición. Es decir, se hace el trabajo del gobierno sin estar en el gobierno. Quizá también debieran vender esto como un éxito.

A su vez, la imagen es un editorial gráfico. Pero al revés del otro, pues en vez de llamar a la unidad lo hace al enfrentamiento, al duelo. Forma parte de la "línea general" que descansa sobre tres pies: 1) moderación y reforma de la legislación del PP, pero no derogación; 2) freno al populismo; 3) solución de la "cuestión catalana" afirmando la intangibilidad de la nación española una. 

Lo que no sea la "línea general", será desviación.