La crisis económica mundial que se nos ha echado encima sin que el señor Rodríguez Zapatero y sus avispados asesores económicos se enteraran, lleva camino de convertirse en un orteguiano "tema de nuestro tiempo". Como, gracias a internet, hoy todo se puede medir, midamos ese "tema de nuestro tiempo": barra Google, búsqueda por "crisis económica": 2.390.000 entradas. No está mal. Pero es resultado magro. Volvamos a la barra de Google, búsqueda por "Economic Crisis" : 64.200.000, esto es, veintiséis veces más que en español. Sirva ello también de paso para calibrar las expectativas del español como lengua en relación con el inglés en el mundo de la red que auguran brillantísimas algunos que más valdría que se callaran.
La crisis está en todas partes. Las noticias diarias son descorazonadoras a chorros. La situación es muy negra y el panorama aun pinta peor. Por eso es natural que todos los ojos se vuelvan hacia los expertos, esa gente con conocimientos específicos que no están al alcance de los humildes mortales y que, por tanto, pueden aliviar la triste condición de estos. A primera vista es obvio que los tales expertos no tienen ni idea de cómo ha surgido esta crisis y cuál es su naturaleza. En el mejor de los casos repiten como loros lo que sabe cualquier lector de periódicos, incluso distraido con el crucigrama: que todo empezó con las subprimes, que crisis de confianza, falta de liquidez, hundimiento del sector financiero, avaricia de los gestores, etc, etc. Si las descripciones pasan por definiciones, sabemos mucho; si no pasan, no sabemos nada.
Pero como el atribulado público no está especialmente interesado en las causas de la crisis sino en cómo y sobre todo cuándo se saldrá de ella, quizá, pensamos, de esto sí sepan los expertos, gente que maneja la banca, la economía, altos cargos, agentes de bolsa, instituciones financieras, etc. Vale: sus opiniones son, cuando menos, variadas. Según el señor Bern Bernanke, el capo de la Reserva Federal de los EEUU, el fin de la crisis se acerca y 2010 será un año de recuperación. Gama baja en la coincide el señor Almunia, comisario europeo de estas materias, para quien la crisis se contendrá antes de fin del año 2009. Uf, menos mal, ¿verdad? Porque ya están las cosas que arden. El señor Jean-Claude Trichet, gobernador del Banco Central Europeo, que sabrá de lo que habla, es menos optimista y cree que no habrá recuperación hasta el año 2010. Bueno. Todavía se puede aguantar. Pero llega el señor Solbes, Ministro de Hacienda de España, cosa que debe de tenerle irritado y concede que en 2010 habrá una "gradual reactivación" pero que el problema terminará en 2011. Pues para entonces es posible que a muchos ya no les importe. Y aun así, con un canto en los dientes porque según el Fondo Monetario Internacional (FMI), institución de cierto fuste, hay que olvidarse ya de 2009, en el que habrá un descenso del PIB de la zona euro del 3,2 por ciento y un estancamiento (0,1 por ciento de crecimiento) en 2010 . Y a saber si el propio FMI llegará a esa fecha para verlo ya que los veintisiete países de la Unión Europea han tenido que aprestar un nuevo préstamo de 75.000 millones de euros para que pueda hacer frente a sus tareas. El señor Jean Michel Six, economista jefe de Standard and Poors dice que, aunque la crisis podría terminar en 2009, en España durará hasta 2011, no me pregunten por qué; sospecho que por el odio antiespañol que caracteriza a todos los seguidores de la leyenda negra. Claro que luego llega el señor Paul Krugman, con su premio Nobel de economía debajo del brazo y dice que la salida de la crisis en España será "extremadamente dolorosa" y que, además, durará entre cinco y siete años. Imagino que el ilustre conferenciante no se encontró especialmente a gusto en España o la paella le sentó mal.
Resumiendo, los expertos no se ponen de acuerdo, se contradicen y uno tiene la sospecha que, en el fondo, no saben por dónde se andan. Añadamos otro dato que todavía se me antoja más revelador: los expertos no sólo se contradicen en lo que opinan sino en lo que hacen. Al día siguiente de que la Reserva Federal decidiera inyectar 850.000 millones de dólares más en el sistema financiero para estimular el flujo crediticio y luchar contra el credit crunch, la Unión Europea rechazaba nuevos planes de estímulo sosteniendo, en cambio, que es preciso endurecer la regulación del sistema financiero. Y eso que estamos en un mundo globalizado, en el que todo está interconectado y blablabla y que a los dos lados del Atlántico somos muy parecidos y nos enfrentamos a los mismos problemas. Los problemas serán los mismos (a estas alturas ya ni eso cabe afirmar con certeza) pero las soluciones no.
Así que ¿qué va a pasar con la crisis económica? Pues ya lo iremos viendo según vengan los tiempos. En ámbitos de mayores ínfulas teóricas hay quien dice que esta crisis es el comienzo del fin del modo de producción capitalista, lo que no estaría mal aunque sólo fuera por ver con qué se sustituye, que esperemos sea algo nuevo pues de las alternativas experimentadas hasta la fecha nos libren los dioses.
(La imagen es una foto de Looking4poetry, bajo licencia de Creative Commons).