divendres, 20 d’octubre del 2006

UN TONTO CON UN BOLÍGRAFO.

Hace años que mantengo una apuesta con colegas y amigos de todas las orientaciones políticas y que creo haber ganado más que sobradamente. Lo que en ella se ventila es si la característica fundamental y prácticamente única del señor Aznar es su tontería, como sostengo yo, o tiene alguna otra, como la maldad, la soberbia, la agresividad, etc, como creen quienes apuestan conmigo.

Después del asunto del boli en el escote quedarán pocas dudas de que he triunfado en toda la línea. Quien quiera ver el video, que vaya a You Tube. Lo que parece mentira es que haya quien ha dudado durante un segundo de la tontería del señor Aznar, cuando basta con verlo y escucharle alguna de sus sentencias y ocurrencias, desde lo de "mujer/mujer" a lo del "Movimiento Vasco de Liberación". La derecha lo comprendió en seguida y lo empujó y apoyó para ganar las elecciones, porque era necesario pechar con lo que había. Como decía Pedro J. Ramírez, ya tempranamente en David contra Goliat. Jaque mate al felipismo, (Madrid, Temas de Hoy, 1995, pág. 368)

"...no cabe mayor tontería que ponerse a discutir sobre las características del único caballo disponible. Es el que hay y punto. Si nos da el viaje, ya veremos lo que hacemos cuando lleguemos a destino."
Es de agradecer la sinceridad. Fueron años en los que se habló mucho de la capacidad mental del que sería presidente del Gobierno de España. Porque, al menor descuido, el caballo daba sustos de muerte. Léase lo que escribía de él Pablo Sebastián, muy preocupado, en El Mundo de 18 de febrero de 1996, meses antes de las elecciones de junio de ese año, que darían la victoria del PP por mayoría simple:
"'El tío del bigote' cada vez que abre el pico la caga. ¡Rajoy! Díle algo, hijo, díle que se esté quieto, que no hable, ni dé entrevistas, que haga los mítines en 'play back', porque como nos descuidemos en vez de pasar la página se apunta al GAL."
Y otros como Gallego y Rey, los dibujantes de El Mundo, lo equiparaban a Forrest Gump, el subno de la famosa película.

En algunos casos, la izquierda tardó en percatarse de ello, así, el 15 de mayo de 1998, uno de los leones del Congreso decía al otro en la viñeta de Máximo de El País que "Aznar es bastante más listo que los que le creen tonto." Está claro porqué Máximo dibuja de preferencia geometrías; porque conoce poco a las personas. Otros, en cambio, eran más perspicaces. Unos días después del dibujo de Máximo (que no pongo porque no sale en El País por algún motivo misterioso) Ana María Borrás, directora de Radio Nacional de Cataluña, suspendió el programa de "Entre un tango i un bolero", de Montserrat Minobis, porque, en el espacio de humor semanal, los colaboradores (Haro Tecglen y otro cuyo nombre he olvidado) dijeron el 22 de mayo que en España "cualquier imbécil puede llegar a presidente del Gobierno". La señora Borrás, sin que nadie la iluminase y aun siendo de derechas, entendió que sólo podían referirse al señor Aznar.

Así pues, considero haber ganado la apuesta con creces con la inestimable ayuda del mismo señor Aznar. Haya o no haya feminismo en el mundo, la integridad de un caballero se observará siempre en su forma de tratar a las damas, y esto del bolígrafo es la guinda final de un carrerón que ya había comenzado cuando, en una entrevista al Washington Post al poco tiempo de llegar a la Presidencia del Gobierno, y ante la observación del periodista de que estábamos ante un "milagro español" el señor Aznar respondió sin titubeos: "el milagro soy yo".

Es asombroso que El Mundo y la copiosa derecha mediática del país "vendieran" al electorado a este tonto engreído como la manifestación del "hombre corriente", normal, frente al excepcionalismo caudillista de González. Pero más asombroso resulta que el electorado lo "comprara".