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divendres, 2 de gener del 2009

La Unión Europea y otros asuntos.

El número 142 de la Revista de Estudios Políticos (Madrid, octubre-diciembre de 2008, 279 págs) aborda una extensa gama de asuntos, desde los más teórico-filosóficos hasta los más empíricos y en varios órdenes de intereses, con algún hincapié en la Unión Europea (UE).

Fernando Criado Alonso (La política de democratización de la Unión Europea y el caso de Cuba) toma como modelo para su ensayo el de Levitsky y Way para la democratización en general en relación con la Comunidad Internacional que atiende a dos variables: la influencia y la vinculación a Occidente. Estas políticas no han dado mucho resultado. La UE tiene abundancia de recursos para fomentar la democratización de terceros países, pero sus políticas tienen limitaciones que hacen que sean más de consolidación que de transición. Con respecto a Cuba la UE adoptó una posición común en 1996 tras la entrada en vigor de la Ley Helms-Burton en los EEUU. Esta posición común coexiste con una "política no común". Hay cuatro tipos de países en la UE en relación a Cuba: a) los "abogados de los derechos humanos" (nórdicos, etc); b) los "comprometidos" (España, Italia, etc); c) los "atlantistas" (como Alemania o Reino Unido); y d) los "duros" (antiguos comunistas). El autor concluye que la combinación de la unanimidad requerida por la Política Exterior y de Seguridad Común (PESC) y la falta de voluntad compartida frenan la política de la EU para la democratización de la isla y que se requiere una posición común más realista (p. 38). Lo que no veo es que España, que es la más interesada en sacarla adelante pueda conseguirlo con la misma facilidad con que el señor Aznar consiguió hacerlo con la actual.

Rodolphe Gouin y Jean-Baptiste Harguindéguy (¿Qué pueden aportar las ciencias cognitivas al análisis de las políticas públicas?: un análisis comparado) sostienen que los análisis de políticas públicas se hacen en dos correintes tradicionales: las secuencialistas tradicionales que arrancan de Lasswell y las basadas en factores cognitivos. Quienes utilizan los enfoques cognitivos pueden hacerlo bien sea metafóricamente o bien aplicar realmente los postulados de las ciencias cognitivas a sus investigaciones. Los autores consideran tres tipos de integración: la terminológica, la metodológica y la teórica, que entienden plena (p. 47). Analizan a continuación cuatro teorías en cuanto al uso de las ciencias cognitivas: el "modelo de equilibrio puntual" de Baumgartner y Jones, el de los "paradigmas de políticas públicas" de Hall, el "modelo de coaliciones de expertos" de Sabatier y Jenkins-Smith, y la "teoría de la percepción sesgada", de Jervis para llegar a la conclusión de que Hall ignora las ciencias cognitivas mientras que las demás las integran en mayor o menor medida. La gran aportación de estas ciencias a las políticas públicas radica en "el modelo alternativo de racionalidad que proponen al considerar que los modelos más recientes de la elección racional no han esclarecido en nada este concepto desde que lo expresara Aristóteles" consistente en entender el comportamiento como una suma de creencias más deseos (p. 64). Lo que está por ver es que estos modelos alternativos alcancen el éxito que ha tenido la teoría de la elección racional.

Sebastián Lavezzolo y Lluís Orriols (El liderazgo de Blair y Aznar hacia el centro político) parten del modelo tradicional de Downs según el cual los partidos que quieren maximizar su voto han de moverse hacia el votante mediano, lo cual deja de lado un fenómeno muy importante en la competición política que es el liderazgo, es decir, no reconoce que las preferencias de los votantes puedan ser endógenas al proceso político. Ponen pues a prueba el modelo espacial de las preferencias exógenas con dos hipótesis: 1ª) las preferencias individuales no son del todo exógenas al proceso político sino que los partidos tienen capacidad de liderazgo e influencia sobre las preferencias de los votantes; 2ª) la capacidad de liderazgo de un partido sobre los votantes depende de la identificación de estos con el partido. La comprobación empírica se hace en los casos de liderazgo de Blair y Aznar en la reorientación de sus respectivos partidos hacia el centro y los resultados se basan en sendas regresiones variables con datos de encuestas de tipo panel para Gran Bretaña así como para España si bien en el caso español de mucho menor alcance (encuesta CIS del año 2000). En ambos casos confirman las dos hipótesis y ponen en cuestión el supuesto de preferencias fijas de los votantes tan extendido en Ciencia Política y Economía. Una interesante conclusión que, al ser la explicación "postdictiva" antes que predictiva, si se generaliza, vuelve a dejar en el aire la cuestión de qué mueva la preferencia de los votantes.

María Luz Martínez Alarcón (La Ley Orgánica para la igualdad efectiva de mujeres y hombres y la Sentencia del Tribunal Constitucional 12/2008 de 29 de enero) es un artículo en el que se reflexiona sobre la citada Ley Orgánica (tanto en el Congreso como en el Senado) en el marco de los problemas de la discriminación positiva y se discrepa de la dicha sentencia que reconoce la constitucionalidad de la cuota introducida en la Ley Orgánica fallando una cuestión de inconstitucionalidad promovida por un juzgado de lo contencioso-administrativo de Sta. Cruz de Tenerife y un recurso de inconstitucionalidad interpuesto por más de cincuenta Diuputados del Grupo Parlamentario del PP. Especifica la autora que habría dos posibles objeciones: una, la colisión de la cuota electoral con otros bienes constitucionales, ya suscitada en un informe previo del Consejo de Estado al creer que pudiera ser incompatible con el derecho de sufragio (pasivo) del art. 23, 1 de la Constitución Española. Queda desechada la colisión por cuanto la condición de elector pasivo se adquiere sólo tras haber sido candidato. La otra objeción (en la que la autora discrepa del TC) se suscita en la medida en que la cuota afecta al derecho de partidos (p. 127). Una medida así obliga a los partidos políticos -asociaciones privadas- a organizarse de forma que puede ser incongruente con sus posibles programas. Basta con pensar en partidos feministas o de ideología machista. La objeción puede parecer sin embargo algo mecanicista desde el momento en que: a) la obligación de la cuota (incluso en las listas de cremallera) puede entenderse como parte del mandato constitucional de funcionamiento democrático de estos del art. 6 CE y b) la defensa de ideologías feministas o machistas (incluso extremas) no tiene por qué estar mecánicamente acompasada con la adscripción a géneros porque entonces dejarían de ser ideologías. Esto es, igual que hay hombres feministas, hay mujeres machistas. Otra cosa es que se niegue la plena posesión de derechos políticos por razón de sexo. Pero ese es un supuesto inconstitucional.

Ruth Ferrero y Gemma Pinyol (¿Cómo gestionar la inmigración irregular? Los procesos de regularización en la construcción de una política europea de inmigración). Según la OCDE (2004) hay veinte millones de inmigrantes en situación irregular en todo el mundo. Diez de ellos en los EEUU. En Europa, las cifras no son bien conocidas. Se han dado distintas formas de regularización de estos inmigrantes por motivos laborales o de residencia, permanentes o de duración determinada, individuales o colectivas, de fait accompli o de protección. Entre 1986 y 2007 ha habido bastantes regularizaciones en Europa. A este respecto la UE se divide en tres grandes grupos: a) la Europa erscandinava, en donde ha habido pocas regularizaciones y se es reacio a ellas; b) la Europa central en donde ha habido regularizaciones puntuales en los años 70 y 80; y c) la Europa meridional que ha tenido varias y masivas. Estudian las autoras los casos país por país y especifican que en España ha habido seis regularizaciones entre 1986 y 2005. Sería deseable que hubiera un modelo único pero es difícil de conseguir. Un paso adelante viene a ser la propuesta de Franco Frattini de establecer un mecanismo de información mutua que se aplique no sólo a las regularizaciones sino a cualquier mecanismo que afecte a la legislación sobre inmigración y asilo. Con el más ambicioso Pacto Europeo de Inmigraciones va avanzándose poco a poco. Pero entiendo que el asunto llevará bastante tiempo en atención a las muy distintas relaciones que varios de los países de la UE (especialmente Reino Unido, Francia, Países Bajos, España e Italia) tienen con sus antiguas zonas de influencia, centros de emigración a Europa.

Francisco Arenas-Dolz (El modelo retórico deliberativo aristotélico) estudia la teoría aristotélica de la deliberiación (bouleusis) en la Retórica recuperando el valor de la retórica para la teoría de la acción. Según Aristóteles se delibera sobre cinco asuntos: la adquisición de recursos, la guerra y la paz, la defensa del territorio, las importaciones y las exportaciones y la legislación (p. 176). El fin de la deliberación es el logro de la felicidad (eudaimonía) (p. 177). Hay cuatro formas de entender la felicidad en la Retórica: 1) el éxito acompañado de virtud; 2) la independencia económica; 3) la vida placentera y segura; 4) la pujanza de bienes materiales y del suerpo con la facultad de conservarlos y usar de ellos (p. 178). El objeto de la deliberación son los medios que conducen a la felicidad, en los que la justicia (en sus varias formas) ocupa un lugar destacado. En lo esencial, la justicia es virtud (p. 187). La amistad (philia) es otra de las estructuras básicas de la vida humana (p. 190). La verdadera retórica no es el arte del engaño sino el modo propiamente racional de argumentación (p. 191). La felicidad sólo puede darse en la ciudad; de ahí que la Retórica señale la importancia del estudio de la política. Sigue una interesante reflexión sobre la variante aristotélica de las formas de gobierno en relación con el modelo de la Política y se concluye que el objeto de la retórica deliberativa aristotélica es el discurso "acerca de lo bueno y lo malo, lo útil y lo inútil, lo justo y lo injusto" (p. 198).

dijous, 18 de desembre del 2008

Victoria de momento.

Ya era una vergüenza que el Parlamento europeo estuviera debatiendo una medida como la de la semana de 65 horas, tan contraria a la justicia, a la equidad, a la tradición y al espíritu europeos (que váyase a saber qué son pero me apropio descaradamente por si acaso), a la historia del movimiento obrero, a la evolución del derecho y a las convicciones morales esenciales de la época. Por fortuna la derrota de la propuesta por mayoría absoluta no deja lugar a dudas y aunque se abra un período llamado "de conciliación" entre el Parlamento y el Consejo, lo más probable es que la directiva esté muerta y enterrada y ahora de lo que se trate, según asegura un eurodiputado británico que ha votado en contra de lo que quiere el señor Gordon Brown, sea de averiguar cuánto tiempo van a aguantar excepciones como la británica del opting out que permite sobrepasar el límite de 48 horas por semana cuando lo acuerden patronos y trabajadores.

Han coincidido dos factores para que, finalmente, la izquierda europea haya reaccionado con algo de dignidad después de años de concesiones a las doctrinas neoliberales. El primer factor es la crisis actual que tiene pinta de ser lo que el marxismo, que vuelve a estar de actualidad, llamaría una "crisis del modo de producción". Esta crisis condiciona en este momento todo cuanto se hace y se dice en Europa y en el mundo entero. El análisis concreto de la situación concreta de Lenin es el análisis de la crisis general del capitalismo.

El segundo factor señalado es el hecho de que, en la política de concesiones de los años pasados al ataque neoliberal, los razonamientos que han garantizado su hegemonía, más inteligentes y perspicaces en un primer momento, fueron haciéndose más y más burdos, ajenos a la realidad, casi míticos, llegando al extremo de ser verdaderos disparates. Este último de las 65 horas está basado en un razonamiento tan estúpido y falso que da risa sólo plantearlo, el que que ya habían denunciado los marxistas de la primerísima hornada y que constituía la peana para un ataque al conjunto del capitalismo y de la sociedad burguesa y sus miserias e hipocresías. Y es que, a fuerza de darles la razón a los neoliberales en sus falacias, la calidad de éstas ha ido descendiendo y, por último, la izquierda se ha encontrado de repente ante la siguiente memez: "65 horas por semana cuando el empresario y el trabajador lo acuerden libremente."

Porque oiga Vd., hace falta ser tonto de los cojones para creer que la libertad del patrón y la del obrero sean iguales. Esta ya era demasiado gorda. Aquí la izquierda, por fin, ha despertado y ha visto que en Europa estaban moviéndose las piedras.

Victoria de momento pero la guerra seguirá.

divendres, 31 d’octubre del 2008

Miscelánea (II).

Termino la reseña del número 141 de la Revista de Estudios Políticos.

Antonio Barroso Villaescusa (Ideas, tiempo e instituciones: la atribución de competencias al Parlamento Europeo) contiene un análisis de las cuatro últimas modificaciones de los Tratados constitutivos de la UE, el Tratado de Amsterdam, el de Niza, el fallido Tratado de la Constitución Europea y el de Lisboa. El de Amsterdam trajo la extensión de la codecisión a nuevos ámbitos, la reforma del procedimiento y el control de la Comisión Europea a través del procedimiento de designación del ejecutivo (p. 78). El de Niza supuso un aumento del poder del Parlamento Europeo (PE) si bien menor que los anteriores, gracias a la extensión de la codecisión a siete áreas nuevas y al hecho de legitimar al PE para interponer recursos ante el Tribunal de Justicia de las Comunidades Europeas igual que otras instituciones. El número máximo de escaños quedaba fijado en 731. El Tratado constitucional manifestaba la voluntad de aumentar la legitimidad democrática de la Unión (p. 87). La elaboración de la Constitución no se hizo según las pautas de otras Conferencias Intergubernamentales (CIGs) sino mediante el nombramiento de una Convenión. Se aumentaban mucho los poderes del PE, en especial al pasar la codecisión a ser el procedimiento legislativo ordinario y modificar el procedimiento presupuestario para dar competencias al PE. A diferencia de otras CIGs el PE participó en los trabajos preparatorios (p. 88). El Tratado de Lisboa fue un intento de rescate de la Constitución (p. 92) en el que no se discutió el aumento de poderes del PE sino solamente el de la cantidad de diputados (p. 95) dejando así al PE configurado como cuasi colegislador (p. 96). Se corrobora la doctrina del institucionalismo histórico y la naturaleza incremental de los cambios institucionales (p. 98).

José Rubio Carracedo (La fuente de la corrupción política: la teoría de Rousseau sobre las tres voluntades del ciudadano) es un interesante trabajo acerca de cómo la teoría democrática que viene de Grecia, Roma y Montesquieu se complementa con la adición que hace Rousseau de la fuente de la corrupción política democrática por la teoría de las tres voluntades del ciudadano y de dos garantías decisivas: la religión civil y la educación cívico-democrática de los ciudadanos (p. 106). La teoría democrática orgánica tradicional de la anacyclosis que se encuentra en Polibio se rompe en Hobbes. Rousseau a su vez mezcla una parte organicista con otra del modelo mecánico de la física (p. 109). Para oponerse a la anacyclosis identifica la fuente de la corrupción en las tres voluntades: la propia, la corporativa y la general (p. 115). De la dialéctica entre la voluntad particular (propia y corporativa) y la general arranca la idea de que Rousseau es un representante de la democracia "totalitaria" cuando no es un comunitarista radical sino liberal (p. 118). Las leyes someten a los hombres para hacerlos libres (p. 119). No suelen coincidir la voluntad general y la de todos. Para evitar que la voluntad general se equivoque y el pueblo se engañe hay que conseguir: a) información suficiente para el pueblo y b) ausencia de comunicaciones secretas entre los ciudadanos reunidos (p. 121). Rubio Carracedo resume así la posición de Rousseau respecto a la teoría de las voluntades del ciudadano: "la particular, por la que busca siempre en sus actos una ventaja privada; la voluntad corporativa propia del gobierno que intenta siempre ampliar su poder; y, por último, como ciudadano posee la voluntad general del estado, respecto de la cual la voluntad corporativa es particular. En el esquema normativo, la primera ha de ser anulada, y la segunda subordinada respecto de la voluntad general, que ha de ser siempre hegemónica 'y la regla única de todas las demás'" (p. 124). La más peligrosa para el Estado es la voluntad corporativa (p. 125). El antítodo contra la corrupción política es la religión civil y la educación cívico-democrática (p. 127). Concluye Rubio Carracedo con una exposición muy crítica respecto de la voluntad corporativa de los partidos políticos al día de hoy que no encuentro especialmente atinada, sobre todo por cuanto parece articularla en la cuestión de las listas abiertas o cerradas en las elecciones acerca de la cual hay abundancia de investigaciones empíricas que demuestran que es irrelevante. Pero menos aceptable me parece su crítica implícita en la siguiente expresión: "el clientelismo electoral patente en casos como la ley de paridad (en busca del muy numeroso voto femenino)" (p. 130) que, francamente, me parece impropia de un autor de su categoría porque, además de que el voto femenino es tan numeroso como el masculino y de que la legislación de paridad tiene suficiente fundamentación moral por sí misma, insiste en considerar a las mujeres como seres inferiores desde el momento en que se las trata como objetos (del "clientelismo electoral", presumiblemente masculino) y no como los sujetos que son, capaces de sacar adelante legislación que remedie su tradicional e injusto estado de postración.

Xavier Coller (El sesgo social de las élites políticas. El caso de la España de las autonomías (1980-2005)) es un análisis de la élite política autonómica, acerca de la cual no se dispone de estudios o bien son fragmentarios (p. 137). Hay dos modos de visualizar las diferencias entre la élite política y la sociedad: el de aglutinación (Lasswell, Kaplan) y el de independencia (Putnam) (p. 143). Para medir el sesgo en la representatividad de las élites utiliza el índice de sesgo electoral, esto es, la proporción de un grupo social determinado (mujeres, etc) en la élite respecto de la población en edad de votar; también llamado índice de desproporción social (p. 147). Se analizan dos legislaturas ( la primera y la sexta) a efectos comparativos (p. 149). Si el índice tiene valor de 1 estaremos cerca del "modelo microcosmos" de representación política; si es mayor que 1 el grupo estará suprarrepresentado y si es menor que 1 estará subrepresentado y el resultado final es el que se observa en el cuadro de la derecha: suprarrepresentación de los abogados y los docentes e infrarrepresentación de los trabajadores, las mujeres y los inmigrantes de otras CCAA. El tipo medio de la élite autonómica es, pues, varón, joven, nativo de la región, universitario, de profesión liberal (especialmente abogado) o educador (p. 154).

Rosario Serra Cristóbal (La presencia de mujeres en los parlamentos autonómicos. La efectividad de las medidas de paridad adoptadas por los partidos políticos y por el legislador) sostiene que la presencia de las mujeres en las asambleas legislativas es un proceso evolutivo (p. 162). Ha habido adelantos normativos pero la autora cree que en la evolución también se han dado otros tres factores: a) el factor natural, esto es, la mayor presencia de la mujer en la sociedad; b) los partidos políticos piensan que la presencia femenina atrae votos; c) el género influye en la decisión del voto (pp. 166/167). Repara Serra en algo en que ya otros han reparado antes: en que los resultados de las cuotas son de dos tipos, según hablemos de cuotas en las listas o en los órganos representativos (p. 167) y de ahí que se hayan impuesto las listas llamadas de cremallera. La normativa permite al legislador autonómico adoptar medidas especiales en igualdad de sexos distintas de las estatales si benefician a las mujeres y en tanto no hay un pronunciamiento al respecto del Tribunal Constitucional (p. 179). Con respecto a la legislación estatal (Ley Orgánica 3/2007, de 22 de marzo para la igualdad efectiva de mujeres y hombres) la autora, que es muy reticente, dice que "lo que subyacía (y subyace) era una división dentro de la doctrina y las fuerzas políticas sobre la legitimidad constitucional de adoptar leyes que imponen a los partidos políticos reglas de equilibrio de sexos en la configuración de sus listas electorales. Ello llevó al planteamiento de una cuestión de inconstitucionalidad y a la presentación de un recurso de inconstitucionalidad contra los preceptos de la Ley de igualdad relativos a las denominadas "listas paritarias"" (p. 184). Es decir, aunque el artículo de Serra manifiesta ser un estudio sobre la presencia femenina en los parlamentos autonómicos, su intención latente es cuestionar el principio mismo de la igualdad, de lo paritario, impuesto por la ley. Para ello sostiene que este empeño (imponer por ley la igualdad de género) debe pasar lo que la autora llama los tres tests, a saber: el test de idoneidad, esto es, si los resultados de la legislación responden a las expectativas que el legislador se había fijado (p. 187); el test de necesidad, esto es, si debe acudirse a la imposición de unas cuotas electorales en función del género cuando no existe otro medio más moderado de corregir la infrerrepresentación de un sexo en los órganos representativos (p. 192); el test de proporcionalidad en el sentido de si la medida legislativa es proporcional por derivarse de ella más beneficios y ventajas para el interés general que perjuicios para otros bienes o valores en conflicto (p. 192). El grado de reticencia y prevención de la autora frente a estas medidas lo da el hecho de que dictamine que estos tests han sido "superados con dificultad" (p. 193). Pero lo han sido.

dijous, 30 d’octubre del 2008

Miscelánea (I).

Acaba de salir el número 141 de la Revista de Estudios Políticos (REP) correspondiente a julio-septiembre de 2008 y con un contenido de cierto interés. Pero antes de dar cuenta de él, permítasenme algunas observaciones sobre el Centro de Estudios Políticos y Constitucionales (IEPC) que la edita y sobre la misma revista.

El IEPC, organismo autónomo dependiente del Ministerio de la Presidencia, tiene una larga e ilustrativa historia que el lector atento buscará en vano en la página web de la institución, que prefiere, por lo que (no) se ve, no dar cuenta de su pasado. Sin embargo éste merece la pena: fundado en el decenio de 1940 como Instituto de Estudios Políticos con él se pretendía tener un centro de investigación (un think tank se diría hoy) al servicio del régimen totalitario de Franco y de la Falange. Pero como el hombre propone... etc, el tal Instituto fue derivando hasta convertirse a fines de los años cincuenta y en los sesenta en un refugio de opositores al franquismo, moderados pero opositores. Personas como Carlos Ollero, Elías Díaz, Tierno Galván, Raúl Morodo, Carlos Moya etc. pasaron por allí en algún momento de sus carreras. Curiosamente en los años en que el Instituto editaba el informe del Comité Central del Partido Comunista Checo sobre la toma del poder en Checoslovaquia en 1948 (y titulado muy gráficamente Asalto al Parlamento) el director de la institución era el señor Fraga Iribarne. La justificación para editar un texto comunista era que había que conocer los argumentos de los enemigos.

Con la transición hubo un primer impulso de abolir el Instituto pero, en atención a su gran historia, sus numerosas revistas, sus magníficas ediciones de clásicos, sus fondos bibliográficos y otros méritos, se decidió mantenerlo cambiándole el nombre por el de Centro de Estudios Constitucionales, con lo que se pretendía un claro giro en sus prioridades de investigación y docencia. Y así estuvo funcionando a un ritmo moderado (nada que ver con el frenesí del Centro de Investigaciones Sociológicas, también heredero de un Instituto Español de la Opinión Pública de los tiempos de Franco) hasta tiempos muy recientes, con un trabajo decoroso y sin hacerse notar mucho. Sus dos últimos directores (de la directora actual no puedo opinar pues acaba de estrenarse en el cargo) me da la impresión de que aplicaron en él la política de favorecer a los "amigos" e ignorar a los "enemigos" que es tradicional en la administración pública española desde los tiempos de Godoy. Es posible que esté equivocado pero entiendo que, además de mantener al Centro en su habitual atonía sólo atendieron a sus criterios de "escuela", que es el nombre aceptable que reciben las banderías en la Universidad y a sus propias carreras y proyectos. Tengo para mí que lo único interesante que hizo la Directora anterior a ésta fue volver a cambiar el nombre de Centro de Estudios Constitucionales por el más justo que tiene ahora. Todo lo cual no sería especialmente grave de no ser porque luego tiene uno que escuchar discursos sobre la excelencia y la regeneración de la Universidad. Y por cierto, nada más claro a la hora de ver esta falta de iniciativa en la gestión, este hacer política de afinidades y este acomodarse a los intereses creados que el tratamiento que tiene la REP, probablemente la revista académica de temas políticos más veterana de España.

En efecto, la revista está dirigida desde hace más de veintinco años por dos catedráticos de Derecho Constitucional (como Director y Secretario), ambas personas dignísimas, grandes académicos y amigos míos que espero sigan siéndolo después de esta crítica. Porque crítica es. Carece de sentido que una revista académica tenga la misma dirección durante un cuarto siglo. Estas revistas deben ser algo vivo, fiel reflejo de los debates y del intenso debate entre corrientes científicas; deben proponer vías de investigación, ampliar horizontes, innovar metodológicamente, deben ser semilleros de ideas nuevas, para lo cual deben renovarse. No todos los días, pero sí antes de cada año jubileo. Pero hay más: ambos directivos son de Derecho Constitucional.

El CEPC ya tiene una Revista Española de Derecho Constitucional, también dirigida por dos ilustres constitucionalistas. Ahora bien, la Ciencia Política tiene buenas relaciones con el Derecho Constitucional, pero no se confunde con él ni le está supeditada. Sin embargo, su situación en este terreno de las revistas (de financiación pública) es de clara e injusta subordinación. En un momento como el actual en que la Ciencia Política es un área próspera de conocimientos e innovaciones y en plena expansión, resulta que no dispone de lo que de modo natural debería ser su propio órgano de expresión porque éste está por así decirlo "colonizado" por los constitucionalistas lo que, como es obvio, se nota y mucho en el contenido de la publicación que no es, en sentido propio, ni una revista de Ciencia Política ni una de Derecho Constitucional. Si estuviera dirigida por politólogos, el panorama sería más equitativo. Se dirá que estoy razonando pro domo mea. Pues sí, es cierto, aunque no por un interés directo ya que no aspiro a ocupar puesto ninguno de gestión en parte alguna del planeta ni tengo, repito, pique personal alguno con nadie. Lo hago por un interés puramente académico. Y me gustaría escuchar qué razones pueden contraponerse a éstas, en el mismo territorio académico, para defender el estado actual de cosas que en mi opinión no debiera continuar.

Y como los autores que publican sus brillantes trabajos en este número de la REP no tienen la culpa de lo que los mandos deciden o dejan de decidir, ésta es la reseña del contenido:

Javier Arregui (España en el proceso legislativo de la Unión Europea) se pregunta hasta qué punto las preferencias políticas de España, Alemania, Francia, Italia y Gran Bretaña coinciden con los resultados del proceso político en Bruselas. Y pretende comparar la ratio de éxito de España en el proceso legislativo de la Unión Europea (UE) en relación con los otros cuatro citados Estados miembros (EM). El éxito en la negociación se mide por la distancia entre las posiciones de los EM y los resultados finales. Este éxito depende de dos factores: a) la capacidad para poner en pie coaliciones; y b) el poder formal que se tiene en la UE (p. 14). Hay dos fases en el proceso de adopción de decisiones en la UE que se aprecian muy bien en el esquema que puede verse a la derecha. Entre las tres fases hay dos momentos en que los interesados pueden hacer valer sus posiciones, ejercer presión para conseguir el adelanto de sus intereses y ahí es en dónde se medirá el éxito de la gestión "nacional" de cada cual. Para el análisis, el autor emplea tres criterios: a) el procedimiento legislativo de que se trate en cada caso (si consulta o codecisión); b) la relevancia política de la propuesta legislativa seleccionada; y c) el hecho de que el proceso de negociación y de toma de decisiones haya sido relativamente reciente (p. 20). La técnica que emplea para su estudio es el análisis multidimensional scaling (MDS) que es una técnica multivariante que crea un gráfico a partir de las afinidades en las preferencias políticas de un conjunto de países. (p. 31). El resultado al que llega es que el país que consigue un mayor éxito político a la hora de defender sus preferencias políticas es el Reino Unido, seguido de Alemania, España, Italia y Francia (p. 33). Hasta aquñi los datos empíricos. Concluye luego el autor haciendo unas especulaciones acerca de por qué el éxito de España es superior al de Francia e Italia, pero son de carácter meramente conjetural y el propio Arregui nos advierte frente a la tentación de dar excesivo valor a sus conclusiones a la vista de la escasez de los datos y su carácter reciente. El artículo es muy interesante y únicamente se me ocurre objetar al estilo anglicista del autor que resulta muy chocante. Si en lugar de escribir ratio escribe "razón" no pasa nada. Expresiones como "contribuciones a la literatura existente" olvidan que en español la literatura es una de las bellas artes y el inglés literature debe trasladarse al español como bibliografía. La "literatura" epañola es Fiction en inglés. Y ya no quiero decir nada de cosas como "el estado del arte de la teoría" que carecen de significado propio.

Luis Aurelio González Prieto (La concreción teórica del partido único español franquista) sostiene que la teorización jurídico-política del Movimiento Nacional (MN) como partido único se produce en los primeros años del régimen de Franco que está entonces construyendo la teoría del estado totalitario (p. 44); a esto se habían dedicado antes del fin de la guerra Onésimo Redondo, José Antonio Primo de Rivera y Ramiro Ledesma Ramos (p. 45). El partido único se constituye por el Decreto 255 de 19 de abril de 1937 por el que se creaba la Falange Española Tradicionalista y de las Juntas Ofensivas Nacional Sindicalistas (FET y de las JONS) que tenía el carácter de un MN (p. 47). En lo referente al problema de qué posición cupaban el Partido y el Estado el uno respecto del otro había considerable confusión. De un lado, la doctrina italiana veía al Partido como un órgano estatal (p. 54). Para la doctrina alemana, en cambio, tan influyente entonces en España como la italiana o más, para Carl Schmitt en concreto, el Partido es uno de los elementos constitutivos de la tríada pueblo, Estado, Partido (o Movimiento) (p. 55), con lo que postulaba la autonomía del Partido o, incluso, su supraordinación al Estado. Recuérdese la frecuente afirmación de Hitler de que a ellos (a los nazis) el Estado no les daba órdenes sino que eran ellos quienes daban órdenes al Estado (p. 56). En España la relación entre el Estado y el Partido no llegó a cristalizar nunca en norma jurídica alguna (p. 57), lo cual permitía que convivieran varias teorías. Los administrativistas sostenían que el Partido o MN era una corporación de derecho público oficial encuadrada en el Estado y al servicio de sus fines (p. 57). La Falange comulgaba con la doctrina alemana; tal cosa propugnaba Fernández Cuesta, esto es, la independencia del Partido frente al Estado. Ignacio María Lojendio mantenía una actitud ecléctica, sosteniendo que todo intento de fijar la relación entre Estado y Partido en España estaría condenado al fracaso (p. 59). A su vez Luis del Valle llegaba a hablar de "Estado-Movimiento" p. 60) y Luis Legaz Lacambra de "Estado-Iglesia", retomando la tradición imperial del Siglo de Oro y, según él, igual que el instrumento de aquella dualidad originaria Estado-Iglesia era la Compañía de Jesús, en la formulación moderna había de ser el partido único (pp. 61/62).

Para no alargar indebidamente esta entrada, mañana terminaré la reseña de este número de la REP.

divendres, 26 de setembre del 2008

Atención blogueros: quieren regularnos.

La noticia viene hoy en Público según la cual El Parlamento Europeo busca aclarar el estatus de los blogs. Al parecer la Eurocámara ha aprobado un informe en el que se pide abrir un debate para determinar el estatus de los blogs a los efectos de acabar con su inseguridad jurídica y aclarar cuestiones de responsabilidad de autoría, de derechos de autor, etc. La señora Marianne Mikko, eurodiputada socialista y autora del informe aprobado, insiste en que no se trata de regular internet sino de aclarar la función y responsabilidad de los blogs a los que atribuye "una nueva contribución importante a la libertad de expresión".

En realidad esto no es nuevo. La señora Mikko, de origen estonio, lleva meses intentando que la eurocámara la secunde en su propósito de someter la blogosfera a algún tipo de ordenamiento, poner orden en la red, vaya, diríamos para entendernos.

No sé si la señora Mikko se hace cargo de lo que propone. Hay cientos de millones de blogs, quizá ya algún millar de millones. Hay blogueros de todas las razas, culturas, lenguas y religiones y hay blogs de todos los temas que alguien pueda imaginar, del alfa al omega de los conocimientos y la aventura humana en la tierra. Poner "orden" en ese marasmo vivo y en ebullición se me antoja tarea poco menos que imposible y en todo caso carísima.

Además, orden ¿en qué? Si de lo que se trata es de vigilar el territorio de los derechos de autor o el de injurias, calumnias o difamación, los códigos civiles y penales resultan perfectamente aplicables a los blogs de los que son responsables quienes los redactan y cuelgan en la red; responsables de su contenido íntegro. Y las plataformas que los albergan ya se ocupan de identificarlos por si fuera necesario dar con ellos. De los insultos y posibles injurias y calumnias que puedan perseguirse en un blog será siempre responsable su titular, en tanto no pueda o no quiera identificar al autor material. No veo qué haya aquí de novedoso o extraordinario que pueda justificar los desvelos de la señora Mikko para someter la blogosfera a control, fuera de la inevitable tendencia de algunos de querer controlarlo todo. Un web log (blog) es un rollo de papel que uno va rellenando y que se escribe en público y se cuelga en la red para que lo vea todo el mundo, sólo los amigos del autor, sus correligionarios, un primo de América, nadie o él mismo porque es un narcisista.

Hace unos tres meses ya estaba la señor Mikko moviendo voluntades en la Eurocámara que apoyaran sus intenciones. Y alguna de éstas no parece tan pura e inocente como suenan las de ahora. Preguntada en un momento si consideraba que los blogueros son una amenaza, decía que que no creía que fueran una amenaza si bien están en situación de "contaminar" el ciberespacio y ya tenemos demasiado spam, desinformación y contenido ilícito en la red. "Lo que necesitamos", concluyó su intervención en tono ominoso, "es una marca de calidad para conocer con exactitud quién está escribiendo y por qué". Y ¿para qué querra está señora saber, se pregunta uno asombrado, por qué escribe otro que ni la conoce y al que ella no conoce? Por lo demás, lo puede ver asomándose a la red. ¿Para qué meter sabuesos?

Francamente, yo no haría nada que pretendiera interferir en ese infinito laberinto de la red por dos razones: primera porque me parece inmoral y segunda, porque no es posible. Repito: los blogueros estamos identificados en las plataformas que albergan nuestros blogs y somos responsables de todo su contenido a efectos civiles y penales. No es necesario nada más para garantizar el buen funcionamiento de la red que es el mayor y más poderoso ámbito de libertad que ha tenido el ser humano hasta la fecha.

(Las fotos son, una de Samlusgarten, otra de Hans on Experience y la última es de N'ayez pas peur! La..., todas bajo licencia de Creative Commons).

diumenge, 17 d’agost del 2008

¿Vuelta a la guerra fría?

La diplomacia es una actividad muy sutil. De hecho todavía habla francés, con gran irritación de los ingleses y no digamos de los alemanes, con delectación de los italianos, admiración de los rusos, desconcierto de los españoles y envidia del Vaticano. Ahora que la nueva guerra del Cáucaso ha terminado con la rendición de Georgia comienzan las actividades de esta ciencia o arte que es la diplomacia, nombre de la política en tiempos de guerra, consistente en ganar en la mesa de negociaciones o, si no es posible porque uno ha perdido la guerra, tratar de no perder más en la posguerra.

El momento diplomático en esta guerra de Georgia es muy delicado y da la impresión de que, así como los rusos siguen jugando sus bazas bien, los gringos están metiendo la pata como acostumbran. Desde que el señor Sarkozy medió de forma fulminante e involucró luego a la Unión Europea para demostrar que somos alguien en el orden internacional (por darle algún nombre) y se atrajo a Rusia dándole palmadas en la espalda si las naciones tienen espalda, el señor Bush se ha puesto borde, en las declaraciones de prensa ha ido subiendo el tono contra Rusia y ha acabado poco menos que ladrando órdenes.

El asunto es tan desaforado y ridículo que uno no sale de su asombro. El tío que tiene un país invadido desde hace cinco años por decisión unilateral de tres individuos en las Azores y sin mandato de las Naciones Unidas es el que le dice a otro que no es aceptable invadir naciones ajenas y que la comunidad internacional y los derechos humanos y bla bla bla. El menda de Abu Ghraib y Guantánamo, el tipo que ha convertido la tortura en ley en su país por el muy ingenioso truco de cambiarle el nombre.

Es obvio que el señor Bush no sabe nada de diplomacia. Da la impresión de no saber nada de nada; ni siquiera qué consecuencias puedan tener sus actos o palabras. Tiendo a pensar que no es enteramente responsable. Para ser sincero me parece un orate porque sólo un orate puede decir que Dios le dice lo que tiene que hacer.

Rusia está dejando claro que no quiere que se la trate como a un cliente más del imperio, que es exactamente lo que está haciendo el señor Bush; algo así como si a Arabia Saudita le diera por invadir el Irak sin su permiso: cosa de llamarlos al orden, sentarlos a una mesa y ponerlos de acuerdo en lo que mande el sheriff. Exactamente el escenario que los rusos no aceptan porque quieren ser tratados como una gran potencia, como cuando la URSS. A una gran potencia no se le piden cuentas de sus invasiones ni se le riñe en público para que declare un cese de hostilidades y mucho menos se le vigila si lo cumple o no. ¿Quién pidió cuentas a L. Breznef cuando la URSS invadió Afganistán? ¿Quién a Lyndon Johnson cuando los EEUU invadieron Vietnam?

La única explicación para el comportamiento del señor Bush, aparte de la mala educación naturalmente, es que crea llegado el momento de tener una confrontación con Rusia y regresar a la Guerra Fría. ¿A cuenta de qué? A cuenta del petróleo probablemente. Pero de ser así, y es inseguro, equivale a enfrentarse al segundo productor del mundo (9,7 millones de barriles diarios mientras que Arabia Saudí produce 10,9 millones, los dos a grandísima distancia de los demás) lo que no es especialmente inteligente, o sea algo muy propio del señor Bush.

Sucede que en esta crisis nadie ha hecho gran exhibición de inteligencia, salvo los rusos que han probado tener prevista la estúpida decisión del señor Saajashvili y han actuado en consecuencia. Y ¿qué decir de los que se quejan de la falta de maneras de los georgianos que han violado la "tregua olímpica" como si esa tregua se hubiera observado religiosamente desde que se restauraron los juegos olímpicos a fines del XIX, siendo así que no solamente no se ha respetado sino que hasta los juegos han sido objeto o campo de batalla de una guerra, por ejemplo la de Palestina en los juegos de verano de Munich en 1972, cuando Septiembre Negro perpetró una matanza de atletas israelíes?

Por lo demás la añoranza de la guerra fría, el enfrentamiento entre los EEUU y la URSS o entre "Occidente" y el "comunismo" no es sólo evidente en la intemperancia y la prepotencia del orate de la Casa Blanca sino que aparece en el otro extremo del vector. Véase la página de precariopoli en Flickr, en donde se afirma que Vladimir Putin es comunista como si nada hubiera sucedido desde 1991 y Fukuyama no hubiera pasado por la tierra. Dice Precariopoli: "Putin fastidia porque es un comunista y cuando da una patada en el culo al criminal Saajashvili, amigo/títere de Bush, armado por los EEUU e Israel, todos los fascistas se ponen a dar gritos. No importa que el sicario de Bush haya bombardeado día y noche Osetia del Sur y haya matado a 1500 civiles rusos en un día". Los hay en verdad inasequibles al desaliento.

La diplomacia es una de las pruebas en estos JJOO y, por lo que se lleva visto, el oro es para la República Popular China, la plata para Rusia y el bronce para la Unión Europea. Los Estados Unidos, como siempre en estos menesteres de hablar, de entenderse, de negociar, los porras. y con la porra. Ellos mismos tienen acuñado un término para el tipo de diplomacia neocon (siempre que escribo "neocon" entiendo el "con" en francés) propio del señor Bush, la llaman Cowboy diplomacy.

(La imagen es una foto de 3arabawy, bajo licencia de Creative Commons).

divendres, 8 d’agost del 2008

La fragmentación de Europa.

Bélgica está a punto de partirse en dos o en tres, según lo que decida la minoría germanohablante o en cuatro, según lo que decida la ciudad de Bruselas. ¿Una cidad independiente? No será la primera vez en Europa. El Vaticano es menos que una ciudad, es una plaza y un castillo unidos por una muralla y es Estado independiente, igual que hay tres estados federados que son ciudades en Alemania, Berlín, Hamburg y Bremen. A mediados de septiembre una comisión nombrada tras la enésima dimisión del señor Yves Leterme para hacer propuestas de reforma constitucional (que el señor Leterme no pudo hacer), informará a SM Alberto II, Rey de los belgas, que ya se ve demediado como el vizconde de Italo Calvino, Rey de dos reinos y quién sabe si de una ciudad y de un barrio en otra.

Es el hecho que, a la vista de lo que hay y en espera del dictamen de la comisión (a la que ya sólo le queda proponer la confederación que nadie ignora es el paso previo a la particion total) me he puesto a escribir unas reflexiones sobre la fragmentación europea. La idea general es que, de acuerdo con mi teoría de la chapuza como elemento esencial en la construcción europea, es preciso que Europa se fragmente más antes de unirse más. Suena paradójico pero es evidente: la unión depende de los Estados y los Estados tienen un límite de supervivencia que no van a pasar en pro de la unión europea. La única posibilidad de que ésta avance es que los Estados se debiliten y una forma muy clara de debilitarlos es fragmentándolos. España con el País Vasco dentro es más fuerte que la suma de España sin el País Vasco más el País Vasco sin España. A ver cómo se frena el nacionalismo vasco el día que los flamencos y los valones se digan adiós educadamente como se lo dijeron los checos y los eslovacos. Europa es sorprendente.

En fin, no pretendo sacar aquí el ensayo, pero me tomaré la libertad de comentarlo de vez en cuando, según vaya haciéndolo porque así me llevo dos por el precio de uno, hago un post, reflexiono en voz alta y, de paso, me aclaro.

(La imagen es una foto de Forzeshow, bajo licencia de Creative Commons).

dilluns, 23 de juny del 2008

Más en contra de la directiva europea de inmigración.

A propósito de la directiva canalla sobre la inmigración recientemente aprobada por el Parlamento Europeo con el voto favorable de dieciséis eurodiputados socialistas españoles leo en InSurGente que Chávez puede cortar el suministro de petróleo a Europa. En el mismo medio leo que los países del Mercosur en América Latina han condenado enérgicamente esa directiva de la vergüenza.

Tengo escasa simpatía por el señor Chávez, que no me parece de recibo, pero en esta ocasión aplaudo su actitud. Igual que aplaudo la de los delegados de Mercosur. Estos países poseen toda la fuerza moral que les da el hecho de que en buena medida son producto de la inmigración, la mezcolanza, el mestizaje, algo positivo para toda sociedad y a la que ninguna que no esté ciega debe renunciar.

Pero además del argumento pragmático para ir en contra de la citada directiva se da el moral tradicional, el más humilde y más potente, la llamada "regla de oro" de todo sistema ético, la que se repite siempre en cualquier lugar y momento de la historia de la humanidad como especie planetaria, la que reza: "No hagas a los demás lo que no quieres que te hagan a ti." Con eso basta. No es necesario ponerse a recordar que los inmigrantes en Europa, legales o ilegales, son seres humanos y sus derechos (también humanos, no meramente cívicos), como la libertad de circulación o el derecho a un juicio justo, deben respetarse.

¿Es que ninguno de los dieciséis criptofascistas del PSOE que votaron esa ignominia (por cierto, rompiendo la disciplina de voto del Partido de los Socialistas Europeos) se acuerda ya de los campos de prisioneros de Franco? ¿Tampoco de cómo los españoles republicanos encontraron acogida en los países latinoamericanos? ¿Ni de los cientos de miles de españoles que en los años sesenta del siglo XX salieron a trabajar a Francia, Alemania, Bélgica, etc? ¿No tienen sentido de la dignidad ni vergüenza? No soy vengativo pero confieso haberme entretenido con la fantasía de ver qué harían estos dieciséis desalmados si se vieran en la necesidad de buscarse la vida en otro país y se encontraran con que los encerraban en un campo de internamiento hasta año y medio sin juicio justo, sin garantías, sin los más elementales derechos; como animales.

Lo dije en el post de ayer: ¿por qué no dimiten? Añado hoy: ¿por qué no se pasan al PP? Más que nada por saber a qué atenernos.

(La imagen, el campo de concentración de Dachau, es una foto de Voj, bajo licencia de Creative Commons).

dissabte, 14 de juny del 2008

¡Viva Irlanda!

Que no haya duda: Palinuro es un decidido partidario de la Unión Europea (EU), de la unificación de Europa, incluso de su conversión en un Estado federal. Pero no a cualquier precio. En un post anterior, titulado Europa: así, no decía que si la unificación europea ha de hacerse a costa de desmantelar el Estado del bienestar en los países que la componen, retrotraer los derechos de los trabajadores a los tiempos de jornadas de 16 horas diarias y convertir a Europa en una ignominiosa Festung de pudientes cerrada a cal y canto a la inmigración, él prefería quedarse fuera, opt out, como hacen los británicos cada vez que que se les dice que apliquen una norma que favorece los derechos de los trabajadores. Las dos últimas directivas de la UE, una sobre los inmigrantes "ilegales" y la otra sobre la jornada de sesenta y cinco horas semanales son dos ataques directos al Estado del bienestar europeo con su carácter de justicia social y protección del trabajo.

Por estos motivos hay que felicitarse de que los irlandeses hayan dicho que no al proyecto de Tratado de Lisboa. Ciertamente son los únicos a los que se ha preguntado. Los otros 26 países han ratificado o van a ratificar el documento en sede parlamentaria. Aunque ahora la cosa está chunga porque la oposición, incluso la que tiene dentro de su propio Partido Laborista, está pidiendo al señor Gordon Brown que convoque a los británicos a referéndum, visto lo que ha sucedido en Irlanda. Mr. Brown ha jurado a Frau Merkel y a Mr. Sarkozy que la ratificación seguirá adelante en el Parlamento británico. Indeed, si hay reférendum en Gran Bretaña se sospecha que saldría otro "no" rotundo, lo que ya clavaría una estaca de madera en el imaginario corazón del proyecto de Tratado, heredero del orgulloso proyecto de Constitución Europea que los franceses y los holandeses se cargaron en sendos referéndums en 2005 y que quiso resucitar en forma de vampiro.

Así que nadie del Gobierno en Gran Bretaña quiere que la cuestión se archive porque todos esperan que en el Consejo de la semana que viene se llegue a un acuerdo con el Primer Ministro irlandés (tan desolado y decepcionado como sus colegas de otros países europeos) para hacer algunas reformas al proyecto que permita que los electores irlandeses lo acepten. Ya que, de no ser así, como no hay "plan B" y el Tratado ha de aceptarse por unanimidad, sólo quedaría tirarlo por el sumidero, cosa que pondría a la UE en una situación tan difícil que dudo de que funcionara mi teoría de la Eurochapuza, aplicada al proyecto de Tratado Lisboa que amadrinó muy ufana Frau Merkel en junio de 2007 y que ahora se encuentra aterrorizado ante el crucifijo de la muy católica Irlanda y una cabeza de ajo en los morros; una teoría que formulé en otro post anterior, titulado Europa: elogio de la chapuza.

Aunque los partidarios del "no" en el referéndum irlandés se han hartado a decir que el Tratado de Lisboa merma sensiblemente la soberanía de la isla y supone injerencia en su Gobierno, la verdad es que los "noes" que se producen en seguimiento de esta idea no pasan de ser un tercio del total, el tercio de los euroescépticos. Otro tercio ha votado que "no" porque la campaña del "sí" ha sido un desastre ya que, en su altanería habitual, los eurócratas creen que todo el mundo tiene tan claro como ellos mismos el llamado "proyecto europeo", por lo cual no se molestan en explicar nada, con lo que la gente no está informada y como reza un conocido dicho: "Tú no votas a favor de algo que no comprendes". Por último, permítaseme valorar en otro 30% a los que votaron "no" por los mismos motivos que lo hubiera hecho yo: la directiva de inmigración y la de la jornada de sesenta y cinco horas.

¿Qué digo "altanería"? El rasgo definitorio de los eurócratas es su soberbia. ¿O no es soberbia aprobar la directiva canalla de las sesenta y cinco horas en vísperas de referéndum irlandés? Es una prueba de que les importa un comino la opinión pública europea y que presumen de gobernar sin consultar a las bases. ¿Qué pensaban? Que todo el mundo se resignaría.

Dice el señor Barroso, presidente de la Comisión europea, que el Tratado de Lisboa no está muerto y que debe seguir adelante. No estará muerto como no están muertos los vampiros. Por lo demás, ¿quién es este señor Barroso y por qué preside la Comisión europea? ¿Cuáles son sus méritos? Pues el de ser el anfitrión en las Azores de los tres criminales que asestaron un golpe mortal a la ONU y, por supuesto, a la Unión Europea dando paso a una guerra de piratería y rapiña en el Irak, uno de ellos, el británico Mr. Blair de valet del amo yankie y el otro europeo, el español señor Aznar, correveidile entre ambos. No hace falta decir que esos no son méritos para presidir la Comisión europea sino para rendir cuentas ante un tribunal de justicia por colaboración con el crimen y el pillaje.

Aunque muchos, sobre todo británicos, piensen que los irlandeses etán todos locos, como lo estaban los romanos al decir de Obélix, eso no es así. Cuando Irlanda ingresó en la UE (entonces Comunidad Económica) era el país más pobre de la Unión. Hoy, gracias a esa misma Unión, es el quinto país del mundo en renta por habitante y eso lo saben los irlandeses; saben que no son noruegos, que su repentina riqueza no se la ha traído el fondo del mar sino la UE y, de hecho, Irlanda es un país muy proeuropeo pero si los eurócratas persisten en su despreciar a la gente y en su intentar meter de extranjis legislación que atenta contra los derechos de los ciudadanos seguirán cosechando noes entre la gente. Yo mismo, que voté "sí" a la Constitución europea, votaría ahora "no" en un referéndum sobre el Tratado de Lisboa, a la vista de la legislación reaccionaria que se produce en Europa.

Me dirán que precisamente es el Tratado de Lisboa el que pondrá fin a esta demasía de las autoridades. Aparte de que eso está por ver (aunque en el Tratado haya mucha palabrería sobre aumentar los poderes del Parlamento) ya no anulará por decreto la directiva de este año que eleva la jornada laboral a sesenta y cinco horas. Vuelvan las autoridades comunitarias al concepto originario de la Europa social y dejen de aplicar el programa neoliberal aprovechando la falta de representatividad de los órganos comunitarios (falta de representatividad en el sentido de "rendición de cuentas").

N.B.Que deje al margen la teoría de la eurochapuza no quiere decir que prescinda de ella. Al contrario, es una buena teoría para entender el proceso de constitución de la Unión Europea, a base de parches, sin diseño ni blueprints .

(La primera imagen es una foto de Rooee C., y la segunda de Matt McGee, ambas bajo licencia de Creative Commons).

dijous, 12 de juny del 2008

Contra la directiva canalla.

Hay movida en la blogosfera a propósito de la directiva canalla de las sesenta y cinco horas. Espero que el Parlamento Europeo no apruebe tamaño atropello no ya a los derechos laborales, sino a los derechos humanos de los europeos. Y, en el caso de que lo haga, sugiero una campaña de voto en blanco en las próximas elecciones europeas, previstas para 2009. Por otro lado, la campaña en contra de la directiva canalla no debe circunscribirse a la izquierda, sino que debe involucrar a todas las fuerzas políticas. Ya es una vergüenza que los representantes españoles del sedicente gobierno de izquierda se hayan abstenido en la votación del proyecto de directiva en lugar de votar NO a gritos. Ahora es el Gobierno en pleno y el partido que lo sostiene quienes deben encabezar un movimiento por el no a la reaparición de las jornadas laborales inhumanas. Y deben sumarse los demás partidos, incluido el PP. Éste trata de justificar la directiva canalla con la boca chica diciendo que es voluntaria. Los barandas del partido dirán lo que quieran, pero estoy seguro de que más del noventa por ciento de la militancia está compuesta por gente que trabaja. Su derechismo no puede cegarlos tanto que acepten ese abuso y esa nueva esclavitud.

En todo caso, de momento, me sumo a la campaña de la red y copipasteo el post de ayer de Neto Ratón.

La propuesta de la comisión europea de aumentar la jornada semanal a 65 horas representa una lamentable involución y un atentado contra los derechos de los trabajadores.

Han sido muchos años de lucha, muchas generaciones de movilizaciones las que han hecho de Europa un lugar donde el concepto “derechos sociales” significa algo concreto. Si algo debe ser Europa es un espacio social donde los derechos de los ciudadanos deben respetarse y la propuesta de la comisión nos devuelve al siglo XIX, a las jornadas de sol a sol y a los sueldos de miseria.

La infame propuesta de la comisión, para ser efectiva, debe ser ahora aprobada por el parlamento europeo, e Internet debe convertirse en la vanguardia de la oposición a la misma.

Demostremos a nuestros eurodiputados que si aprueban las 65 horas tendrán un problema, que los ciudadanos europeos estamos en contra de esta barbaridad.

¿Como hacerlo?


* 1.- Coloca el banner en tu web o blog
* 2.- Haz un post sobre el tema
* 3.- Envíalo por mail a todos tus amigos
* 4.-Hazle saber a los eurodiputados de tu país que NO LES VOTARÁS si aprueban la medida con su voto. Aquí tienes el listado de mails de los eurodiputados
* 5.- Traduce la campaña a tu idioma y extiéndela en tu país.

Actualización: También puedes participar a través de TUENTI y de FACEBOOK. Unete.

Europa: así, no.

Hoy se celebra en Irlanda el referéndum sobre el tratado de Lisboa. Después del batacazo que se pegó el proyecto de Constitución europea con el "no" de franceses y holandeses, cunde cierto nerviosismo sobre lo que haya de pasar en Irlanda. En principio dieciocho países de la Unión han ratificado ya el documento lisboeta en sus respectivas sedes parlamentarias, como está previsto que lo hagan otros nueve (entre ellos España) en los próximos días. El referéndum irlandés es el único pensado para esta materia y todo el mundo contiene el aliento hasta ver qué resultado dará. Sin embargo, es bastante probable que, en caso de ser negativo el resultado, el Parlamento británico también decida pedir un referéndum en el Reino Unido lo que, seguramente, sería la puntilla para el tratado de Lisboa.

En circunstancias normales, Palinuro hubiera pedido el "sí" en el referéndum irlandés, en aplicación de su teoría de la chapuza europea. Pero no estamos en circunstancias normales. Después de la aprobación de la llamada directiva de la vergüenza sobre la inmigración acerca de la que escribí un post llamado La vergüenza de ser europeo, ahora viene esa otra directiva canalla de las 65 horas sobre la que también subí un comentario titulado Sesenta y cinco horas, (además de sumarme a la campaña en contra en la blogosfera; por cierto que estamos esperando las reacciones de CC.OO. o de la Organización Internacional del Trabajo), dos muestras del rápido avance del fascismo en nuestro continente al amparo de la Unión Europea, que era algo que se inventó precisamente para cerrar el paso a más aventuras fascistas. Un avance del fascismo que viene de la mano de esa recua de ultrarreaccionarios que gobiernan aquí y allá en los antiguos países comunistas y que en muchos casos son los mismos perros con distintos collares.

Y no se me llame exagerado: que se trata de neofascismo se observa hasta en la vieja y noble Gran Bretaña. Ayer, el premier laborista Gordon Brown (en teoría uno de "izquierda") presentaba en el Parlamento británico su legislación terrorista que confina a los sospechosos de terrorismo hasta ¡cuarenta y seis días! sin proceso judicial alguno en "circunstancias graves y excepcionales". Como la gravedad y excepcionalidad de las circunstancias la deciden los mismos que han de tomar las medidas represivas, esa norma significa el fin de las garantías de los ciudadanos británicos y la defunción del derecho de habeas corpus, de venerable tradición. Un sector importante del Partido Laborista se le rebeló, y Mr. Brown consiguió sacar adelante su norma inmoral y represiva con el voto favorable de los nueve diputados del Partido Democrático Unionista, el más derechuzo y reaccionario del Ulster.

En estas circunstancias, lo mejor que puede pasar es que tampoco salga el Tratado de Lisboa y, en definitiva, que la misma idea europea, de Unión Europea, se vaya de una vez al garete y bien es cierto que lo siento por mi teoría de la chapuza democrática. Pero la verdad es que, si pertenecer a la Unión Europea va a significar abolir las garantías del Estado del derecho para todo el mundo, criminalizar a los inmigrantes y explotar a los trabajadores privándolos de sus derechos y sometiéndolos a jornadas laborales de esclavitud, no tengo el menor interés en pertenecer a Europa y mi próximo voto en las elecciones europeas será para el partido que pida la disolución de la Unión. No apoyamos a la Unión Europea para que ésta nos retrotraiga al fascismo y a la explotación de la acumulación primitiva del capital.

(La imagen, que representa el espantoso edificio de la Unión Europea en Bruselas, es una foto de Sailing "Footprints: Real to Reel" (Ronn ashore), bajo licencia de Creative Commons).

dissabte, 15 de desembre del 2007

A la cabeza, Felipe.

A los felipistas de vieja data el nombramiento del señor González por unanimidad para presidir el "comité de sabios" que ha de estblecer las pautas de la Unión Europea del siglo XXI nos llena de alegría por él y por el país. Por él porque es un obvio reconocimiento continental de la valía del personaje. Por supuesto, al tratarse de España, hay que dar por descontado el coro de los maledicentes y envidiosos, muertos de rabia al comprobar por enésima vez que son los extranjeros quienes reconocen los méritos de españoles ilustres a quienes sus paisanos tratan de arrastrar por el lodo. Todos quienes hablan de "Mr. X", los que quisieron meterlo en la cárcel, al estilo del señor Ramírez, ¿quiénes son? ¿Qué peso tienen fuera de nuestras fronteras? ¿Qué reconocimiento?

Por España porque este nombramiento recae también sobre el país del nombrado, que consolida su influencia y posición exterior en un club tan adelantado y moderno como la Unión Europea. Porque el mundo actual no se acaba en Valdemorillo sino que forma un territorio cosmopolita que está generando por sus propios mecanismos una nueva élite civil internacional en la que tiene un lugar destacado el señor González.

Enhorabuena, Presidente.

¿Y cómo sustraerse a la comparación (odiosa comparación, ¡ay!) con el señor Aznar? El presidente de honor del PP, presidente de la FAES, conferencista en Georgetown, asesor de Murdoch y de no sé qué empresa de capital especulativo sita en algún lugar como las Islas Caimán, ni loco conseguiría el respaldo unánime de los dirigentes europeos. Ni en sueños. La abismal distancia que hay entre los señores González y Aznar ha quedado manifiesta con este nombramiento que, aunque el señor Aznar no lo crea, no es obra de terrorista alguno para impedirle a él acceder al cargo. Con este nombramiento queda clara por enésima vez la diferencia que hay entre las posiciones de ambos de forma que el señor González no solamente fue mejor presidente de lo que luego sería el señor Aznar sino también mejor, mucho mejor, expresidente del Gobierno.

Y con respecto al mandato concreto del comité, que algo habrá que decir, no es nimio ni trivial, sino toda una tarea conceptualmente hercúlea, en concreto, definir para 2010 los límites de la Unión Europea. No las fronteras, que son convenciones jurídico-políticas territoriales que dimanan de la existencia de los Estados a los que la Unión Europea, precisamente, está poniendo en cuestión. No fronteras, por lo tanto. ¿Por qué una raya en Polonia y Belarús y no una entre Belarús y Rusia y así podemos llegar a Vladivostok sin contestar a la pregunta de por qué una raya entre Rusia y Japón y no una entre japón y los EEUU. De tal forma retornamos a Europa. No se trata, pues, de fijar las fronteras territoriales sino los límites en el sentido del limes romano, un territorio que puede ser de dimensiones confusas e imprecisas pero que separa ámbitos culturales, linguísticos, religiosos. Es otro tipo de delimitación. Las fronteras pueden atravesar estos ámbitos culturales o linguísticos, como los Pirineos parten por la mitad al país de los vascos y el de los catalanes.

O sea, la misión del comité de sabios consiste en delimitar el concepto de Europa, una idea muy cartesiana, muy racionalista, muy francesa. Los ingleses han apoyado por disciplina europea la noticia y votado por el señor González pero están convencidos de que un Comité o una Comisión, cualquier órgano colectivo, jamás dibujará un elefante y se asustan cuando alguien se empeña en definir cosas tan vagarosas como un ámbito cultural o civilizatorio.

No obstante, hay que intentarlo, por ver si conseguimos dar a este ente de veintisiete Estados (de momento) alguna forma política distinta de la de ser un gran zoco.

Y si aplico mi teoría de la chapuza europea, habrá que ver al comité de sabios tratando de racionalizar lo que hasta la fecha ha sido el feliz producto de una chapuza, la de la unión europea.


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dilluns, 3 de desembre del 2007

Que vienen los turcos.

La joven investigadora Carmen Rodríguez López ha publicado un interesante libro (colijo que su tesis doctoral) sobre lo que probablemente sea hoy y siga siendo en los próximos años, el problema mayor de la ampliación de la Unión Europea, esto es, la adhesión de Turquía que aun hoy no está del todo clara.

Turquía. La apuesta por Europa (La Catarata, Madrid, 2007) es un estudio exhaustivo de las complejas, sobresaltadas y contradictorias relaciones de Turquía con Europa desde los años de la fundación del moderno Estado turco, en tiempos de Mustafá Kemal Atatürk, el padre de la Patria, hasta nuestros días. La autora explicita los criterios que han guiado de siempre a la UE en sus sucesivas ampliaciones y se concentra luego en los altibajos de las negociaciones con Turquía, aunque engarzando este proceso en la tumultuosa historia de este país en el período de entreguerras y, en especial, en los años de la IIª postguerra y la guerra fría, cuando Turquia -un poco a imagen y semejanza de España- compensaba su falta de integración en el concierto europeo mediante una relación bilateral privilegiada con los EEUU que habían emplazado en ella tanto emisoras de radio, para la guerra de propaganda contra la Unión Soviética, como sistemas balísticos para la posible guerra convencional, una relación mediante la cual Turquía fue aceptada en la OTAN, a pesar de los pesares y de la oposición griega, cosa que los yankees ni siquiera intentaron en el caso de España.

La tesis de Rodríguez es que Turquía ha puesto siempre un enorme interés en estrechar los lazos con Europa e integrarse en ella y quizá como manifestación de una especie de "síndrome de Estocolmo", da la impresión de pensar que no solamente lo merece, sino que, si no se ha producido ya, parte de la culpa recae sobre los europeos. Sin embargo, todo su libro es una espléndida muestra de que esta cuestión es mucho más peliaguda de lo que parece.

Turquía es un país musulmán (no árabe, lo que explica su situación a medio camino entre los tres "pueblos del libro") y este asunto tiene su importancia, aunque los europeos, maestros en esto de la hipocresía, no lo harán constar en parte alguna. De los veintisiete países miembros de la UE, once tienen religión oficial (cristiana) y/o hacen expresa mención en el preámbulo y parte declarativa de sus constituciones bien sea a Dios, a la religión cristiana, a la Santísima Trinidad e incluso... a Cirilo y Metodio. Obviamente, la UE es un club cristiano (católico, protestante, ortodoxo), lo cual tiene su peso, se quiera o no.

Los obstáculos no son solamente de tipo religioso. También los hay de carácter económico (sistema productivo, competitividad, circulación de mano de obra, etc) y, sobre todo, de cultura política. El libro de Rodríguez hace un análisis pormenorizado de la política interior turca especialmente en relación con los partidos y es evidente que hay una gran diferencia entre el modo turco de entender los partidos, las elecciones, el conjunto del sistema político y el europeo occidental. Toda la cultura política. Tómese un solo caso de ejemplo: en muchos países de Europa (no en España) el negacionismo es un delito. En Turquía, el negacionismo del genocidio perpetrado por los turcos contra los armenios no solamente no es delito sino que el delito es precisamente sostener que lo hubo. Lo hubo.

Seguramente será conveniente que, resueltos los problemas pendientes (muy en especial ese increíble de Chipre) , Turquía se convierta en el miembro vigésimo octavo de la Unión, pero el asunto no será fácil. A allanar la tarea contribuirá este libro.

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diumenge, 21 d’octubre del 2007

La chapuza europea arranca de nuevo.

En los últimos lustros, la dinámica de la Unión Europea ha venido pareciéndose a aquellos coches de los años cuarenta y cincuenta cuando no tenían bien equilibrado el carburador y hacían una mezcla pobre o rica con las que el motor se paraba después de dar un par de petardazos y así varias veces hasta que, por fin arrancaba, pero ya se sabía que había que mirarle el carburador. Algo parecido con la Unión Europea (UE): se lanza a una reforma utópica, como aquel famoso proyecto constitucional del eurodiputado Alterio Spinelli, el proyecto se da una chufa, la UE peta y se pasa una temporada escuchando a los agoreros de la crisis final de la Unión, un fracaso, oiga Vd., el continente jamás llegará a unificarse políticamente y todo dará marcha atrás. Luego, ya in extremis, se sale adelante con una solución improvisada, una chapuza, una trapallada, que dicen en Galicia y que resulta ser mucho más adecuada para la pervivencia de la UE que cualesquiera programas nítidos de reforma, articulados en textos teóricos perfeccionistas. Es la teoría de la chapuza europea. Del fracaso del proyecto Spinelli salió en Acta Única de 1986, un paso importante adelante. Este nuevo paso arranca ¿de qué fracaso?

De la chufa que se dio el proyecto de Constitución Europea (que tampoco se llamaba así) en los referéndums de Francia y Holanda en 2006. Luego de meses de agonía y lamentaciones por el triste destino de Europa, condenada a la irrelevancia política mundial, los Jefes de Estado y de Gobierno (JEG) de la Unión se reunieron hace un par de días en Lisboa y aprobaron una serie de medidas que, en lo esencial, recogen las contenidas en el fracasado proyecto de Tratado Constitucional, dejando fuera las simbólicas, como la bandera, el escudo, el himno, etc. Europa es como una España en grande, siempre dudando de su misma existencia simbólica, pero una realidad práctica.

El Primer Ministro portugués, señor José Sócrates, anfitrión de la cumbre por ser Portugal presidente semestral de la Unión, no cabía en sí de gozo cuando vio que se empezaba a hablar ya del Tratado de Lisboa como un nuevo impulso de la Unión. Por supuesto, en la mejor tradición chapucera europea, el Tratado de Lisboa no es un tratado sino una serie de reformas de los tratados preexistentes que contribuirá a convertir a estos en una indescifrable maraña.

Lo más importante en la época de la imagen es que el Tratado de Lisboa pone cara a la Unión decretando que ésta tendrá un Presidente elegido en el seno del Consejo por un mandato de dos años y medio prorrogable por otro igual. También se la pone al Alto Representante de la Unión Europea para la Política Exterior y de Seguridad Común (AR para la PESC), al que se hace Vicepresidente de la Comisión y se le dota de infraestructura organizativa de la que carecía. Y la prueba de que ambos cargos suscitan interés y serán eficaces es que ya tienen candidatos.

De mucha importancia asimismo el hecho de que la declaración europea de derechos sea vinculante en cada país y directamente alegable en los tribunales. Se han autoexcluido Gran Bretaña y Polonia. Los británicos han mantenido sus four red lines con posibilidad de excluirse en materias de justicia e interior, defensa y asuntos exteriores, seguridad social y derechos fundamentales. Como los polacos. ¡Qué razón tenía el general De Gaulle cuando vetó el ingreso de Gran Bretaña por considerarla cabeza de puente de los EEUU! Pero una Europa sin Gran Bretaña tampoco es pensable. El continente "quedaría aislado".

Otro avance notable: justicia e interior pasa a decidirse por mayoría cualificada y no por unanimidad. Ésta sigue siendo necesaria para la política exterior, la fiscal, la social y la reforma de los tratados. En lo demás rige el principio de la "doble mayoría" (esto es, para decidir se necesita el 55% de los estados y el 65% de la población), morigerado por la cláusula de Ioannina, que permite aplazar la entrada en vigor de alguna medida, para tranquilizar a Polonia que es uno de los países que más se hace pesar en la política europea aun siendo un recién llegado.

El Parlamento disminuye en número de diputados de 785 a 751, en el entendimiento de que el Presidente no vota. La Eurocámara recibe ahora plena competencia en materia presupuestaria, lo que la hace definitivamente autónoma. Y también la Comisión sale reforzada pues ya no estará compuesta por veintisiete comisarios uno por cada país sino por dos tercios del total de países de la Unión.

El Tratado de Lisboa es, como se ve, una pieza esencial en el avance a ese punto ignoto al que llamamos Europa y de ahí que el señor Sócrates esté tan contento. Lisboa se suma a una ya larga lista de ciudades europeas que dan nombre a alguna forma de tratado de o con la Unión: hay tratados de Roma, de Maastricht, de Amsterdam, de Niza, sin contar con el "compromiso de Luxemburgo".

La chapuza de Lisboa funcionará porque respeta la diversidad de "velocidades" de la Unión. Si los países que la componen admiten en su seno situaciones de gran variedad y diversidad, ¿por qué no la propia Unión con respecto a aquellos?

dijous, 21 de juny del 2007

La chapuza europea.

Con permiso de los lectores vuelvo sobre la teoría de la chapuza. Ya saben esa según la cual lo único que funciona bien en la organización social y política es la sana chapuza mientras que los planes perfectos, los programas sublimes, las ideas excelentes para salvarnos a todos suelen acabar en desgracias. "Lo que convierte al Estado en un infierno", decía Hölderlin, "es la manía de algunos de convertirlo en el Paraíso". Los proyectos o blueprints perfectos meten miedo. Me atrevo a sostener que si la unificación europea ha llegado tan lejos es porque los proyectos y programas de este tipo han fracasado siempre y, en su lugar, se ha ido tirando con arreglos de último momento, chapuzas, trapalladas, que dicen en la tierra de mis antepasados.

El último ejemplo lo tenemos en el proyecto de Tratado Constitucional de la UE, un texto complejísimo e intragable que, después de ser aprobado sin pena ni gloria en varios referendums europeos (entre ellos el español) se dio una castaña con el "no" francés y el subsiguiente holandés de hace dos años. Europa se quedaba de repente desarbolada, como un navío a la deriva. Y ha sido la actual presidencia alemana la que se ha propuesto resolver la situación sin salida y "relanzar" el proceso de unificación, rescatando lo que se pueda del proyecto originario y presentando uno nuevo más breve, más flexible, menos cerrado; o sea, una chapuza.

Es de esperar que salga. Frau Merkel quiere que los europeos tengamos nuevo tratado constitucional para las próxima elecciones al Parlamento Europeo, en 2009. Al Consejo Europeo que se inicia hoy en Bruselas, seguirá mañana y puede que también el sábado se presentan los socios comunitarios en posiciones encontradas. De un lado, la mayoría de los países (entre ellos España) apoya la idea de Frau Merkel. Los polacos objetan a la fórmula de cálculo de las mayorías cualificadas (que tienen que sustituir a las unanimidades si se quiere que la UE tome alguna decisión) y dicen estar dispuestos a vetar la consagración de la fórmula de las "dos mayorías", esto es, mayoría de países (55%) y mayoría de habitantes (65%). A su vez, los ingleses objetan a la inclusión de la Carta de Derechos Fundamentales de la UE y a la figura del ministro de Asuntos Exteriores también de la UE. Sobre todo esto la información es bastante deficiente, así que me permito un par de aclaraciones.

De entrada, Polonia. Es fácil tomarse a chirigota a un país gobernado por Tweedledum y Tweedledee, pero encuentro que su objeción es bastante sensata y los españoles debiéramos apoyarla. En lo esencial, se trata de reducir el peso aplastante que adquiere Alemania con la nueva forma de cómputo por estados y población. Polonia no pretende renunciar a esta mayoría, sino modificar la forma de cálculo. En vez de poner en relación las cantidades absolutas de población de dos países (por ejemplo, Alemania, con más de ochenta millones de habitantes y Polonia, con menos de cuarenta), poner en relación sus raíces cuadradas, lo que reduciría notablemente las distancias, cosa que no es ninguna bobada a la hora de que los países medios como España y Polonia no pierdan tanto del poder que consiguieron en Niza, en 2000.

Después, el Reino Unido. Objeta éste a la idea de hacer vinculante la Carta Europea de Derechos Fundamentales, que incluye también derechos sociales y laborales. Los británicos, que no tienen Constitución escrita ni más declaración en vigor que el Bill of Rights de 1689, ven con auténtico pavor que se les imponga una prolija declaración escrita que vaya contra los usos del common law y restrinjan los amplios poderes interpretativos de la judicatura. Lo que tampoco es ninguna estupidez. Es difícil negar que las libertades inglesas proceden de la historia que arranca con la Magna Charta de 1215 y que no seremos los continentales quienes vayamos a darles lecciones provistos con nuestras declaraciones que son verdaderos racionalismos cartesianos. Parece que Frau Merkel está dispuesta a reconocer la peculiaridad británica y a aceptar la idea de una Europa en dos velocidades a este repecto, como ya existe en otros, por ejemplo, el euro o los acuerdos de Schengen. De confirmarse la noticia, sería la chapuza dentro de la chapuza, lo que garantizaría el éxito.

Los británicos, además, objetan a la figura del ministro de Asuntos Exteriores de la UE. Muchos dicen que andan metiendo palos en las ruedas de la carreta europea. Puede que sea cierto, pero esta objeción tampoco es desdeñable. Si hubiera un ministro de Asuntos Exteriores de la UE, uno de verdad, no como el señor Solana, ¿qué actitud adoptaría ante conflictos en los que dos miembros de la Unión se encuentran en bandos enfrentados? Por ejemplo, la impropiamente llamada guerra del Irak.

Espero que el Consejo termine el sábado habiendo acordado algún tipo de chapuza que funcionará durante una temporada. Después, habrá que revisarla. También es posible que la cumbre de Bruselas no acuerde nada. En ese caso, habrá que esperar mejor ocasión para la chapuza.

dilluns, 26 de març del 2007

EUROPO.

Ahí están, los 27 en la foto de familia, con algún añadido, ante la neoclásica Puerta de Brandenburgo, en un paisaje arquitectónico de gusto palladiano. Por ese lugar pasaba hace 25 años el muro que dividía la ciudad de Berlín en dos.

Contémplese la imagen. ¿Algo raro en ella? Efectivamente, sí señora, Europa, la Unión europea, es un asunto de hombres. La única mujer, la anfitriona, Angela Merkel, una de 27, el 3,7% del total. Definitivamente, a la Unión le queda un trecho para alcanzar algo parecido a la igualdad de género que predica.

La celebración del cincuentenario de la UE se ha cerrado con una breve declaración votada por unanimidad lo que significa, según dictamina François Bayrou, candidato centrista a la presidencia de la República francesa, que no dice nada. La doctrina de la Europa-chapuza se confirma. En la declaración con la que, según los medios, se desbloquea el camino de la Unión hacia la Constitución, no se habla de Constitución. De las 710 palabras del texto (he usado la versión francesa) el término unión o su derivados, aparece 20 veces. Casi una fijación. Díme de qué presumes...La libertad y la paz se mencionan expresamente cuatro veces cada una. El aspecto declarativo, por tanto, francamente endeble. El protodispositivo, vagaroso. Los 27 nos comprometemos a tomarnos en serio los "grandes desafíos" que son los conflictos en el mundo, el terrorismo, la delincuencia organizada, la inmigración ilegal, la política energética y la protección del clima. Sobre los acuciantes problemas de hoy, nos proponemos promover la "democracia, la estabilidad y la prosperidad allende nuestras fronteras". Aquí nadie habla de conflictos concretos como el de Oriente Próximo o el Irak. Prometemos asimismo ocuparnos de la "internacionalización creciente de la economía". En Europa, señora, no tenemos "globalización"; eso es un cosa de los yankies.

En cuanto a los firmes propósitos constitucionales, según la fórmula final, acordada tras frenéticos cabildeos hasta el último minuto, compartimos

"el objetivo de asentar a la Unión europea sobre bases comunes renovadas de aquí a las elecciones al Parlamento europeo de 2009".
Es decir, chapuza. Europa no pinta nada en el mundo y la integración está parada. Pero al menos disponemos de dos años para intentarlo de nuevo. La Constitución la frenó Francia en su día. Holanda se sumó más tarde. Será Francia quien la relance a partir de ahora. Por eso son tan importantes las elecciones a la Presidencia de la República cuya 1ª vuelta está fijada para el próximo 22 de abril. Mientras tanto, ha jugado la peculiar diplomacia comunitaria: no iban a dejar a Alemania colgarse la medalla del relanzamiento. Alemania es muy europea, pero Europa no quiere ser alemana.