dimarts, 23 d’abril del 2013
La mentira no paga.
dimecres, 24 d’octubre del 2012
No es una crisis. Es una estafa.
- Sueldos astronómicos, insultantes para la inmensa mayoría; pensiones y jubilaciones de millones para individuos que todo lo que han hecho muchas veces es arruinar sus empresas o instituciones y dejar a la gente en el paro sin que, al parecer, respondan penalmente por ello.
- Estafas increíbles, alucinantes, de políticos corruptos, parientes bucaneros, empresarios mafiosos, fuerzas del orden compinchadas y todo en un clima de alegre impunidad, perfectamente reflejada en el último episodio de la mafia china, presidida por un connaisseur del Imperio del Centro que se hacía retratar con el Rey.
- Seis millones de parados, varios de ellos sin subsidio, otros en la raya de la pobreza o por debajo de ella, multas por buscar comida en los contenedores.
- 500 desahucios diarios. Quinientos. 15.000 al mes. Hasta los jueces denuncian la normativa injusta, anticuada y cruel que se ven obligados a aplicar. Muchos de esos desahucios instados por los bancos que han sido rescatado con dinero de los desahuciados. Muy fuerte.
- Ese rescate mueve cifras de vértigo. 250.000 millones de euros nos ha costado salvar los bancos del sistema financiero más sólido del mundo. Y no sé si ahí se contabilizan los 100.000 millones que nos han prestado los "socios" europeos en el primer no-rescate de Rajoy para que los bancos se rescaten con nuestro dinero mientras sus directivos se asignan sueldos estratosféricos también con nuestro dinero.
- ¿Quién va a pagar todo eso? Los ricos, desde luego, no. El 74% del fraude fiscal en España corresponde a las grandes fortunas que, por ser grandes, están perfectamente localizadas. Pero la lucha contra el fraude se ceba en las profesiones liberales. Los que se quedan tributan un insultante 1% a través de las SICAV. Eso por la vergüenza torera de no decir 0%: usted no paga impuestos si tiene más de 2,4 millones de euros.
- Además, si se lleva usted la pastuqui a un paraíso fiscal, el gobierno lo amnistía a cambio de un óbolo simbólico. Los amnistía porque son los suyos, aquellos a los que representa un gobierno de ricos. De ricos y nobles. Que la Defensora del Pueblo sea una marquesa revela un refinado sentido del humor o una insensibilidad rayana en la idiocia.
- Claro que todos los gobiernos indultan a los ricos. Normal: les deben dinero. Zapatero también indultaba banqueros.
- Y luego está la iglesia, capítulo aparte, que goza de una exención fiscal perpetua o, en sus propios términos, indulgencia plenaria. No solamente no paga impuestos de ningún tipo y acumula toda clase de privilegios sino que recibe una pila de millones a cuenta del erario público, agradecido por la encomiable labor que realiza de reconciliar a los mortales con su destino en la tierra.
dimarts, 31 de juliol del 2012
Las nuevas taifas
dijous, 14 de juny del 2012
Las mentiras de Rajoy salen carísimas.
dimecres, 6 de juny del 2012
Como Dios manda.
dijous, 17 de maig del 2012
Las desventuras del gobierno español
Artículo de hoy en Público.
dimecres, 16 de maig del 2012
Corralito
dissabte, 14 d’abril del 2012
Propaganda de guerra.
Dos de los varios periódicos de derecha de la capital, a veces más progubernamentales que el propio gobierno, deleitan hoy al público con las portadas que pueden admirarse a la izquierda. Las dos podrían ser material para un seminario o clase práctica de comunicación política, en concreto de semiótica de la imagen o de iconografía política. Su análisis formal y de contenido da mucho juego.
Desde el punto de vista técnico las dos son malísimas. Están mal encuadradas, mal compuestas y el montaje es rudimentario. Los portadistas no utilizan photoshop o lo hacen muy mal. O quizá la mala factura del conjunto sea un efecto querido. La propaganda de guerra probablemente sea más eficaz cuanto más primitiva. Quién sabe.
Porque lo interesante de ambas imagen es su contenido, su mensaje, encuadrable en el concepto de propaganda de guerra. De guerra de muy baja intensidad, pero guerra. Los dos colores predominantes son el rojo y el negro, los dos elementos de la guerra, el fuego y la muerte. En la portada de La Razón, un adusto y conminativo Margallo levanta un índice admonitorio tribunicio, consular, cesáreo incluso. En la del ABC, una taimada Kirchner vela su gesto tras un abanico, calibrando la brava entrada de Saéz de Santamaría, mezcla de Juana de Arco y Príncipe Valiente, ligeramente sobredimensionada en un favorecedor primer plano.
El mensaje es evidente: he aquí un conflicto que el gobierno está dispuesto a resolver por las buenas o por las malas. Pero si de guerra se trata, cosa imposible ya que ninguno de los dos países tiene capacidad militar para hacerla ni la comunidad internacional se lo permitiría, si de guerra se trata, digo, los personajes de las portadas están mal escogidos, aunque solo sea por razones de protocolo. Del lado de la Argentina aparece la presidenta de la República, mientras que del lado de España aparecen la vicepresidenta del gobierno y el ministro de Exteriores, cuando debiera hacerlo Rajoy. En la casa de ABC, Kirchner podría decir a Sáez de Santamaría que ella no habla con segundonas y en el del malencarado ministro algo parecido. Las portadas, pues, se desinflan en su exaltado patriotismo bien por un error de protocolo bien porque respondan a la inveterada costumbre de Rajoy de escurrir el bulto allí donde hay jaleo y mandar a dar la cara, si acaso, a sus colaboradores o pretorian@s.
En cuanto empiezan a batir los tambores del patriotismo (no sé si lo he soñado o en algún lugar he leído que el primerizo Margallo ha dicho algo sobre Gibraltar) me asalta el recuerdo del Dr. Johnson, al decir de Boswell: el patriotismo es el último refugio de un canalla, y también el de Ambrose Bierce en su Diccionario del diablo, cuando comenta el apotegma de Johnson y lo corrige diciendo que, en realidad el patriotismo es el primer refugio de un canalla. A lo que vamos: propaganda de guerra en ambos casos en defensa de los intereses de una compañía multinacional que se supone española. Y propaganda bastante mala. Pero esto es indiferente porque lo importante de estas portadas no es lo que dicen o reflejan, sino lo que callan u ocultan. Por eso, para que no se oiga lo callado ni se vea lo oculto, cuanto más feas, chillonas y llamativas sean las portadas, mejor.
¿Y qué es lo callado y oculto? Obviamente la noticia de que los mercados volvían a la carga contra España, a pesar de la obsequiosidad del gobierno y de la batería de reformas, recortes, ajustes, etc. La noticia era que la prima de riesgo volvía a escalar a los 424 puntos básicos, que la bolsa se daba el mayor batacazo del año y que el Ibex perdía un 3,58 por ciento, bajando al nivel de 7.250,60. Esa era la noticia que había que ocultar como fuera, por lo cual va muy bien algún pretexto para batir tambores de guerra. ¡Y contra la Argentina! ¡Recordad las Malvinas! Remember the Falklands!. Efectivamente, se hace ver que Kirchner utiliza el conflicto para escamotear otros problemas nacionales cuando esa es precisamente la intención del gobierno español: ponerse a dar gritos patrióticos a través de sus medios para ocultar el desastre de su gestión en la estabilidad de la deuda, la desactivación de los mercados, la recuperación de la confianza. No hay tal y ahora el gobierno afronta otro fin de semana de nervios desatados, a ver cómo abren los mercados el lunes. Es de esperar que en estas tensas 48 horas, Rajoy no vuelva a perder los nervios y anuncie el domingo por la tarde algún otro recorte propiciatorio, como el pueblerino que lleva un jamón al abogado.
¡Gran verdad lo de que nadie es profeta en su tierra! Y en el caso de Rajoy, tampoco en la ajena.
dimecres, 11 d’abril del 2012
España una, una, una.
Aguirre visitó ayer a Rajoy en La Moncloa y provocó fuegos de artificio. Lo hace siempre con audacia y consumada maestría y suele salirle bien: acapara la atención mediática. Es un poco como Aznar, esto es, ha de ser quien dé la nota más alta; tanto que casi pareció que los huracanados vientos de la crisis se tornaban suave brisa. Por unos instantes se dejó de hablar de esa inoportuna parienta que se nos ha colado en casa con ánimo de quedarse, la prima de riesgo.
Pero la crisis no perdona. Los mercados hicieron el martes lo que Palinuro supuso: tomarse la genuflexión del gobierno del lunes con los 10.000 fantasmagóricos millones como una muestra de debilidad y seguir presionando contra España. Resultado, otro batacazo de la bolsa, el ibex también para abajo y la pesada de la prima, para arriba, camino de los 440 puntos básicos. Rajoy se descompuso de tal forma al ver que su ingeniosa medida del lunes no era sino una metedura de pata colosal que no se atrevió a enfrentarse a los periodistas y dio un espectáculo estilo Urdangarin o de cómo poner pies en polvorosa ante alguna situación desagradable. Urdangarin es un ciudadano particular (algunos lo creen muy particular) y puede correr cuando se le antoje. El presidente del gobierno se debe siempre a la institución y ha de dar cuenta pública de sus actos. Por eso, verle huyendo a la carrera por los pasillos del Senado, seguido de un séquito de oficiosos personajes, fue un espectáculo indescriptible.
Rajoy no se atreve a sincerarse en público porque no sabe qué decir. El fantasma griego lo persigue a donde vaya. De Guindos afirma rotundo que España no necesitará un rescate, pues saldrá por sus propias fuerzas. Antes se lo había contado al Frankfurter Allgemeine Zeitung y no pareció convencer al periodista; luego lo repitió en España, en la esperanza de que los españoles seamos más crédulos que los periodistas alemanes. Pero la palabra de Guindos no vale nada (no lo vale la de nadie) a la hora de vaticinar a un año vista; ni siquiera a un mes.
Ante el destino griego, podría pensarse alguna alternativa. Por ejemplo, salirnos del euro pero quedarnos en la Unión. Como Inglaterra. No somos Inglaterra, pero tampoco Alemania y no tiene por qué irnos peor que ahora, cuando estamos atrapados en la armadura de la moneda única, que no nos deja movernos ni respirar. Los ingleses, quienes dan por supuesta la desaparición del euro, ya están analizando las posibles formas que tomará el retorno a una situación de monedas sin patrón, que puedan devaluarse.
No es este el criterio de la derecha sino el de mantenernos en el euro como sea y afrontar la posible quiebra como si de una empresa se tratara, que es lo que está haciendo el PP: suprimir gastos, liquidar pasivos, vender activos, restringir hasta la cota de supervivencia con mínimos ingresos. En los ingresos está la clave de la orientación política de cada cual. Al impedir ayer en el congreso que se aprobara un impuesto sobre las grandes fortunas, el PP muestra a las claras en beneficio de quién está gestionando la crisis; en beneficio de los ricos, a los que se amnistía por un lado y se favorece fiscalmente por el otro a expensas de un Estado que se dice administrar pero al que se ahoga.
En los momentos de crisis es cuando hay que aprovechar para hacer las grandes reformas por eso que se conoce como la doctrina del choque, de N. Klein. Aguirre la maneja a la perfección. Por eso planteó a Rajoy tres peticiones de calado, las tres con repercusiones constitucionales que, añadidas a los proyectos de los ministros de Justicia, Educación, Medio Ambiente e Industria, dejarán a España que no la reconocerá "ni la madre que la parió" (Guerra). Pero al revés.
La reforma de la planta del Estado es una vuelta al centralismo de los borbones. La supresión de las subvenciones a los sindicatos, partidos y patronal (tres organizaciones expresamente reconocidas en la Constitución) es una manifestación clara de hipocresía liberal que reputa igual lo que, en realidad, es desigual, en concreto los sindicatos frente a la patronal y los partidos que defienden a los trabajadores frente a los que defienden a los empresarios. La última petición, la de suprimir la gratuidad de la enseñanza media con el argumento de que no es básica, trasluce la más impavida indiferencia al principio elemental de la igualdad de oportunidades en el acceso a la educación. Y cualquier persona con mediana sensibilidad añadiría, a toda la educación.
Quieren España una, una, una. Una en lo económico y laboral; manda el capital. Una en lo territorial; manda el centro. Y una en lo ético e ideológico; manda la iglesia católica.
(La imagen es una foto de La Moncloa, en el dominio público.).
dimarts, 10 d’abril del 2012
¿Y si España quiebra?
A juzgar por la oposición del PP al anterior gobierno del PSOE, las críticas que le hizo, los remedios que proponía, las prisas por desplazarlo mediante elecciones anticipadas, el acoso permanente, sin darle tregua ni descanso y la labor de zapa que Aznar hacía en el extranjero, las cosas debieran estar prácticamente solucionadas, la sangría contenida, las fuerzas recobrándose, la confianza recuperándose, los brotes verdes refulgiendo en un ya visible final del túnel.
Sin embargo, la situación es muy otra. Exactamente la contraria: ahora estamos, incluso, peor que antes porque ya ni siquiera existe la posibilidad de una alternativa política ordinaria. La prima de riesgo está en zonas zapateriles y el capitán del navío corre azorado de un sitio a otro, tapando vías de agua, sin un plan previo, sin idea de lo que sucederá un minuto después.
El autoritario gesto de ayer de anunciar un recorte suplementario de 10.000 millones de € con las bolsas cerradas es una decisión de tirarse a la piscina a la desesperada antes de saber si hay agua o no. El anuncio a bombo y platillo del supuestamente durísimo presupuesto, celosamente escondido hasta las elecciones de Andalucía, no solo no calmó los feroces mercados sino que los encrespó más. Por si fuera poco, algunos dirigentes europeos, como Sarkozy y Le Pen, dedicaron el finde a meter a Epaña en el saco griego. Rajoy pierde los nervios y comete el disparate de anunciar el recorte suplementario, con lo que ha terminado de hundir su crédito. Porque, si después del presupuesto más restrictivo de la historia de la democracia, queda sitio para 10.000 millones más, una de dos: o se mintió en el presupuesto o aquí se confía en que los miles de millones caigan del cielo como el maná. Probablemente se trata de lo segundo ya que, sobre anunciar el recorte en nota de prensa, como si fuera un festival, el gobierno se niega a explicar de dónde se recortará en concreto, probablemente porque ha calculado los 10.000 millones al tuntún.
La oposición del PP al PSOE en el gobierno no estaba basada en un estudio y diagnóstico razonado de la situación y una batería de propuestas para remediarla sino simplemente en la urgencia de desplazar a los socialistas y reconquistar el poder. A esa finalidad se sacrificó todo, incluso la obligación de presentar una alternativa a discusión pública. El PSOE hablaba entonces de programa oculto. Pero no era cierto. El PP no tenía programa oculto porque no tenía programa, como se ha visto en sus cien días de gobierno, llenos de contradicciones, ambigüedades, rectificaciones e indefiniciones. Achacando siempre sus males a la "herencia recibida", Rajoy no ha hecho otra cosa que formular ocurrencias e improvisaciones, justo lo que criticaba a Zapatero. ¿O es que cabe calificar de otra forma la amnistía fiscal a los ricos cuando el mismo que ahora la formula la condenaba como una "ocurrencia" un año y pico antes?
A la irresponsabilidad de postularse como gobierno en momentos de crisis sin tener ni idea de lo que está pasando, el PP ha añadido otra de mayor envergadura consistente en sacrificar el interés general del país a los particulares del partido en las elecciones de Andalucía. Si no hubieran ocultado el presupuesto noventa días, ahora no sería necesario que Rajoy pretextara razones de urgencia y necesidad casi mortales. En definitiva, la gestión del PP no solo ha sido errática sino tremendamente irresponsable; tanto que cabría descubrirle un aspecto penal.
Imaginemos que, atrapada en la espiral griega, España quiebra, que no puede pagar sus deudas, que es insolvente. Ha pasado en Irlanda, Grecia y Portugal. ¿Por qué no aqui? Desde luego no será por las seguridades que dan los políticos. Después de haber escuchado a Rajoy decir que recortaría en todo excepto en pensiones, sanidad y educación, ¿qué valor puede tener que González Pons diga que en 2012 no subirá el IVA? ¿De dónde sale su seguridad? De la misma fuente de la que brota la de Guindos cuando dice a los alemanes que España saldrá del brete por sus propias fuerzas o la de Rajoy cuando asegura que el país cumplirá sus compromisos. Si bien el mismo Rajoy, que ha recibido una dura lección de una realidad para él desconocida, ya admite la hipótesis mala cuando afirma que España cumplirá aunque a él le cueste el puesto. Y el asunto puede ser peor. El puede perder el puesto por el fracaso de su gestión y España puede incumplir.
Si esta hipótesis se diera, habría llegado el momento de que la iniciativa ciudadana forzara una reconsideración política de la situación, una fórmula política extraordinaria. Ya hay quien la propone bajo la forma de un gobierno de concentración si las cosas se ponen más chungas de lo que están. Pero también pueden estudiarse otras posibilidades. Habría llegado quizá el momento de enjuiciar públicamente la gestión de los gobiernos, especialmente el del PP, responsable directo del fracaso, al estilo islandés. ¿Por qué no? Los gobernantes deben saber que postularse de modo irresponsable para dirigir un país sin capacidad de hacerlo y solo por el afán de mandar e imponer criterios ideológicos y morales propios, llevándolo luego al fracaso y a la ruina, tiene un coste y que, una vez puestos a dirigirlo, supeditar sus intereses a los electorales de su partido multiplica por mil ese coste.
A estas alturas todo el mundo sabe que la crisis no es una crisis sino una estafa. En toda estafa hay estafadores y estafados. Se trata de averiguar del lado de quién está el gobierno y en favor de quién ha actuado.
(La imagen es una foto de La Moncloa, en el dominio público.
diumenge, 11 de març del 2012
Hoy, manifestación; el 29, huelga general.
Las manifestaciones convocadas por los sindicatos para hoy en contra de los recortes sirven en sí mismas como reacción de protesta contra las decisiones de un gobierno que, sobre incumplir todas sus promesas electorales, descarga la totalidad de los sacrificios sobre los sectores más desfavorecidos de la sociedad que ya llevan mucho sufrido desde el comienzo de la crisis. Pero también servirán para calibrar las posibilidades de éxito de la ya convocada huelga general del próximo 29 de marzo.
La manifa y la huelga son dos formas de oposición a una política del gobierno que puede calificarse de ataque en toda línea a los restos de lo que durante años ha venido constituyéndose como un bloque de garantías jurídicas de los trabajadores. De un plumazo, mediante un decreto-ley que en realidad es un trágala, se pretenden aniquilar todas las conquistas laborales y sociales de los últimos cien años. Es un intento de depojar de sus derechos a los trabajadores, dejándolos a merced de los empresarios. Un intento también de anular los sindicatos que, con sus insuficiencias y errores, son la última linea de defensa de los asalariados. Cosa importante porque estos, los asalariados, estarán o no sindicados, pero siguen siendo la inmensa mayoría de la población activa y únicamente cuentan con los sindicatos para su defensa.
El gobierno finge una displicencia que está muy lejos de sentir (pues, si la sintiera, no se afanaría en deslegitimar la movilización), como se demuestra por lo reiterado de la declaración oficial de que "una huelga no arregla nada", que no servirá para nada porque no hay posibilidad de negociar nada de importancia sino, si acaso, lo accesorio. Pero eso es algo que no se puede decir de antemano. Habrá que estar a los hechos.
Hay nervios, y muchos. Los empresarios quienes, desde que gobiernan los suyos, casi hablan tanto como los obispos, insisten en que la huelga no hará bien alguno a España, o sea, a la Patria, que es como la madre de todos. Una expresión de cómo las declaraciones de los patronos son siempre, en el fondo, políticas.
Y más nervios muestran los medios de comunicación de la derecha, en realidad casi todos, al arremeter mancomunadamente contra la convocatoria de huelga con una virulencia y una beligerancia fuera de toda proporción. Es exagerado, por no decir ridículamente histérico, afirmar que se trata de una huelga contra España. Solo la derecha puede confundir una protesta contra un gobierno de partido con otra hipotética contra España... convocada y seguida por españoles. Eso no es crítica ni oposición; eso es dividir y enfrentar a unos españoles con otros, valiéndose de un uso partidista de España.
Los españoles tienen reconocido el derecho de huelga y es perfectamente legítimo que lo ejerciten cuando piensen llegada la situación. Se les puede acusar de imprudentes, de temerarios, de insolidarios, de lo que se quiera, pero no de delincuentes ni de ir contra España, de ser la anti-España. Ese es el lenguaje del fascismo español.
(La imagen es una foto de Liftarm en el dominio público).
dimarts, 6 de març del 2012
El órdago de Rajoy.
Va a resultar que Rajoy tiene más determinación de la que mostraba siendo líder de la oposición. No acepta el límite del déficit del 4,4% que él mismo refrendó días atrás al firmar el Pacto de Estabilidad y se fija unilateralmente el del 5,8%. En principio, nada que objetar de la parte española y el líder de la oposición ya le ha expresado su apoyo. Relajar el límite del déficit es respirar un poco.
La cuestión es, sin embargo, si es posible mantener el órdago. La Comisión quiere cumplimiento y amenaza con sanciones que pueden llegar a multas del 0,1 o el 0,2% del PIB. Posibilidad que también firmó Rajoy y que nos puede dejar tullidos. Supongo que si esta decisión de incumplir los compromisos la hubiera tomado Zapatero, Rajoy no solo no lo hubiera apoyado sino que habría prometido hacerle pagar la multa de su peculio. Precisamente la Comisión recuerda aviesamente a Rajoy que si España se salvó de la intervención en 2010 fue porque Zapatero cumplió sus compromisos. La Comisión se queja además de que el gobierno no le facilite cifras definitivas de nada, sino que los valores están cambiando continuamente que, si se recuerda, era una crítica favorita de Rajoy a Zapatero. En política las críticas son boomerangs.
No obstante puede salirle bien la jugada al presidente quien prevé que la Comisión no recurrirá a expediente sancionador alguno porque, razona, lo importante es el resultado final. Entre tanto gana tiempo para apretar las clavijas a las exangües comunidades autónomas y se ahorra el trago de presentar los presupuestos antes de las elecciones andaluzas.
Pero el problema quizá no sea la Comisión sino los sempiternos mercados que son los que hacen el trabajo sucio a la Comisión. La prima de riesgo de España sube y ha vuelto a pasar a la italiana. Si esa prima sigue subiendo, lo que es probable porque el incumplimiento de un compromiso es siempre muy mal signo, la situación se puede poner muy chunga, con una amenaza de intervención en el horizonte. La idea de que España es "demasiado grande para caer" no tiene más valor que el de una jaculatoria y, si no funciona, Rajoy puede encontrarse vencido en donde Zapatero salió airoso y eso al comienzo mismo de su mandato.
(La imagen es una foto de La Moncloa en el dominio público).
dissabte, 3 de març del 2012
El déficit es un tigre de papel.
Rajoy se ha hecho maoísta y ha decidido que el déficit es menos fiero de lo que lo pintan, que es un tigre de papel. Así, se ha armado de valor y ha decidido incumplir la última promesa electoral que le quedaba por saltarse: el respeto al límite del déficit en el 4,4% del PIB. Ese límite estará ahora en el 5,8%. Los barandas europeos rezongan en sulfurados apartes contra esta laxitud hispana y amenazan con las jaurías en los mercados porque este incumplimiento español arrastrará otros en la eurozona y esto puede convertirse en un quilombo.
Rajoy ha hecho bien porque la gente merecemos un respiro, al menos antes de ponernos a marcar el paso de la oca después de las elecciones andaluzas. Pero nada de esto le hubiera lucido si ahora se encontrara con un Aznar tronando a los cuatro vientos en todos los foros internacionales en contra del incumplimiento español y sosteniendo que, de hecho, es una quiebra del Estado, que España no puede pagar, que está en default. Por fortuna para él, Rajoy no tiene detrás un Azar sino un Rubalcaba que lo apoya expresamente en la medida (en lugar de atacarlo, como hubiera hecho el propio Rajoy de estar en la oposición) y hasta le dice que es bienvenido por haber vuelto a la racionalidad.
Esa es una diferencia notoria entre la izquierda y la derecha. La derecha pone sus intereses de partido por delante de los del país y la izquierda hace al revés, los del país por delante de los del partido, como demostró Rodríguez Zapatero. La izquierda hace política; la derecha, guerra.
dimecres, 31 d’agost del 2011
Del diario de un león de las Cortes.
En la base de los leones de las Cortes se lee: ""Fundidos con los cañones tomados al enemigo en la guerra de África de 1860".
Ayer hubo casi un anticlímax en el hemiciclo. Los dos partidos mayoritarios por una vez de acuerdo para reformar la Constitución, seguros de su victoria, no pactaron la reforma con nadie más y provocaron escenas de celos y resentimiento entre los pequeños, sobre todo los nacionalistas, acostumbrados a ser decisivos y reducidos ahora a la función de claque. Los grandes se ponen raramente de acuerdo pero, cuando lo hacen, la arman. Por su prepotencia han conseguido convertir una reforma que tiene más valor simbólico que real (pues se hace para reforzar el crédito de España) y hubiera sido relativamente sencilla, en una cuestión de Estado. De paso han sublevado un amplio sector de la opinión pública, el situado a la izquierda, presumible electorado del PSOE. Han proporcionado la imagen perfecta de la pinza y, más aun, de la coincidencia general de ambos partidos como las dos columnas sobre las que descansa el sistema político al que se acusa de parecerse al de la Restauración, con el turnismo entre los dos partidos dinásticos, leones de la guardia palatina.
También hubo momentos de humanidad y ternura que venían a demostrar que los diputados son como nosotros, los felinos de bronce, y que tienen sentimientos que ayer se mostraron con un gran aplauso cuando apareció Uxue Barcos, que llevaba seis meses ausente para tratarse un cáncer de mama. Fue un placer verla pasar tan resuelta como siempre y prácticamente recuperada. Nosotros también rugimos nuestras felicitaciones a la diputada con todo fervor.
La irritación de los pequeños adquirió a veces encendidos niveles retóricos. El grupo catalanista se abstuvo el entender que se había roto el "consenso constitucional". En todos los años que llevo en las Cortes no he visto a ese mozo llamado "consenso constitucional". No sé cómo va a romperse. Mi olfato leonino me dice que los catalanistas ven que el tope del déficit reza con ellos y que viene a recortarles competencias en concreto la de endeudarse. Pero los tonos más dramáticos proceden de la izquierda que toca a difunto por el Estado del bienestar y afea a los partidos mayoritarios que se allanen al dictado europeo, especialmente alemán y secuestren la voluntad popular. ¡Los herederos de los héroes de la guerra del África en 1860 humillados ante el espectro de los mercados! Porque ese es el espectro que verdaderamente recorre Europa y no el del comunismo.
Y los mercados dicen que si el Banco Central Europeo tiene que seguir comprando deuda española, España debe dar garantías constitucionales de controlar el déficit, esto es, reformar la Constitución, que es lo que ha hecho. Los partidarios de la reforma "express" dicen que así envían un mensaje claro y firme a los mercados de que el país es cumplidor de sus compromisos. Mi naturaleza de rey de la selva me hace desconfiar de estos procedimientos institucionales, artificiales, librescos. Las reformas de la Constitución, las leyes, esos "mensajes" que van y vienen de Trichtet al gobierno y del gobierno a Trichet son gestos vacíos en un mundo de títulos y números, a espaldas de la vida.
La vida es lo que tuve ayer ante mí y tengo hoy, fuera del hemiciclo, la acampada de indignados protestando por la reforma constitucional sin referéndum a la que se ha unido la de los abuelos de la guerra del sesenta y ocho. No hace falta ser león para entender que sus reivindicaciones no son atendibles por la forma ni (en muchos casos) por el contenido. Es más, au actitud se presta al juicio equívoco de que están coartando la acción de los representantes del pueblo soberano, presionando sobre el parlamento y alegando un seguimiento popular que no hay modo de calcular mientras los indignados no presenten sus opciones a votación popular.
Y sin embargo, por toda la experiencia que llevo acumulada en ciento cincuenta años de servicio ininterrumpido a la patria, creo poder decir que este movimiento de los indignados, DRY, 15-M, ahora los jubilados no es nada parecido a lo que se haya podido ver hasta hoy. Es verdad que muchas de las reivindicaciones de los indignados son desesperadamente imprecisas, genéricas y sin una idea aceptable acerca de cómo puedan conseguirse. Pero en otros aspectos organizativos, de permanencia, han resultado ser unos linces. El movimiento está consolidado horizontalmente no a la vieja usanza sino a través de la red, lo que le da una flexibilidad, rapidez de acción y adopción de decisiones que no se puede combatir con métodos pasados. Es un movimiento de nuevo tipo con el que las instituciones no tienen otro remedio que negociar porque, por su estricto pacifismo y su capacidad para hacerse eco de las preocupaciones de la gente goza de un amplio apoyo popular que las autoridades no pueden ignorar.
Dicen muchos indignados y desencantados del PSOE que, con esta última decisión de impedir el referéndum este partido ha acabado de cavar su propia fosa en las próximas elecciones generales del 20-N. Es posible, pero también lo es que los votos que el PSOE pierda por su izquierda (que tampoco son muchos porque esa izquierda ya vota otros partidos) los gane por la derecha al demostrar que es capaz de tomar medidas duras, impopulares en pro de la estabilidad del país; un voto de centro que sigue temiendo más los excesos del PP que los defectos del PSOE.
(La imagen es una foto de micora, bajo licencia de Creative Commons).
dimecres, 24 d’agost del 2011
¿Requiem por el Estado del bienestar?
Ayer hubo un terremoto físico de intensidad 5,9 en la escala Richter en Washington que obligó a desalojar el Pentágono y un terromoto político en España de intensidad por determinar en próximas fechas pero, desde luego, muy alta. Zapatero propuso reformar la Constituciòn Española (CE) para imponer un tope de déficit y, claro, Rajoy se apuntó el primero. La izquierda que Público llama "minoritaria" saltó como un resorte reclamando un referéndum, cosa obligada si lo solicita un 10 por ciento de diputados o senadores, cantidad no pequeña y, probablemente, imposible de alcanzar en las circunstancias actuales.
Razones para reformar la Constitución hay varias y gruesas: proponer un referéndum entre monarquía o república, cambiar el sistema electoral, meter mano al Senado reformando la organización de las Comunidades Autónomas o reconocer el derecho de autodeterminación, pero ninguna de ellas pasaría del estado de nebulosa de borrador de preanteproyecto. Sólo una vez, en 1992, hubo una reforma menor del artículo 13, 2 para recibir la normativa comunitaria en cuanto al sufragio pasivo de los extranjeros residentes. De reformar algo más nadie quería oír hablar en la Carrera de San Jerónimo.
Hasta ayer en que, de pronto, se propone una reforma en un asunto distinto que sale con todas las probabilidades de ganar porque tiene el apoyo entusiasta de los dos partidos mayoritarios y, por tanto, más de los dos tercios y, desde luego de los tres quintos que puedan necesitarse, según casos.
Simplificando mucho, el recurso al déficit es el elemento distintivo del keynesianismo y, por ende, del Estado del bienestar. La acusación que se le hacía era que disparaba el gasto público más allá de la ley de Wagner, era el motor de la inflación y, a largo plazo, fórmula segura de quiebra. Por eso decía Keynes que, a largo plazo, "todos calvos". Si se impone un límite al déficit, es decir, al gasto, se le corta una de las dos piernas al keynesianismo que podría seguir a la pata coja incidiendo en los ingresos mediante una política fiscal progresiva. Pero esa pierna tambén se le cortó hace años, desde que la ofensiva neoliberal decretó que lo único que cabía hacer con los impuestos era bajarlos, cosa que aceptó todo el mundo, incluido Zapatero a quien, ignoro por qué, bajar los impuestos le parecía de izquierda. Con las dos piernas amputadas, el Estado del bienestar ha recurrido a la venta del sector público para ir tapando déficit. Pero ya no queda casi nada por vender. El Estado del bienestar ha dejado de caminar y tiene un problema grave de financiación del que quiere salir suicidándose.
No es el lugar de preguntarse cómo se ha llegado a esta situación pero sí es de justicia reconocer que Keynes no tiene la culpa. El recurso al déficit para salir de la recesión se concebía como medida coyuntural. Pasadas las recesiones, los Estados debían enjugar los déficit, no consolidarlos. Han sido los políticos los que se han saltado esa regla de oro por razones que los teóricos de la decisión racional han explicado hasta aburrir. La izquierda aumentando el gasto social lo que Palinuro aplaude siempre que haya con qué pagarlo. La derecha haciéndolo para proyectos suntuarios o armamento o renunciando deliberadamente a los ingresos fiscales, que viene a ser lo mismo, con el claro objetivo de provocar lo que ahora dice que quiere evitar, esto es, la quiebra del Estado del bienestar.
En efecto, no es cosa de preguntarse cómo se ha llegado a esta situación pero sí porqué: porque gracias a la globalización, el mundo vive la dictadura del capital que es lo único que verdaderamente se ha internacionalizado, al extremo de poner de rodillas Estados enteros; y no sólo Grecia; también los Estados Unidos, ejemplo típico de país que lleva decenios viviendo por encima de sus posibilidades. Y los países europeos soportamos una doble globalización, la mundial y la nuestra. Sobre todo en la zona euro en la que el capital cuenta con un poder político de primera magnitud, Alemania, el país que perdió la guerra pero ganó la paz. Ha uncido a su carro a Francia para dar más legitimidad a su dictado (obsesionado con el control de la inflación), que tiene tanta mayor fuerza cuanto que predica con el ejemplo, pues ha incluido el techo de déficit y el presupuesto equilibrado en los arts. 109, 115 y 143d de la Ley Fundamental.
El límite constitucional del déficit es materia políticamente explosiva, como se prueba por el hecho que los Estados Unidos, que fueron los que empezaron la idea allá por los años treinta, no lo han conseguido. Al contrario, en 1986 y en 2002 fracasaron sendas propuestas de reforma de este tipo (por un voto en el Senado en ambos casos), dejando al país hacer el ridículo reciente de tener que aumentar por ley el tope de gasto so pena de suspensión de pagos.
En España pasa lo mismo y la izquierda se lanza a la petición de referéndum. Siendo realistas, Palinuro se lo pensaría dos veces. Este referéndum (¿cómo no va el pueblo a pronunciarse sobre un asunto de tanta importancia?) puede hacer revivir a parte de esa izquierda las nostalgias del de la OTAN en 1986. Las comparaciones son odiosas. La izquierda puede estar ahora tan dividida como entonces. Probablemente muchos socialistas votarían hoy también "no". Pero la derecha, que en 1986 se abstuvo o, incluso, subrepticiamente votó "no", esta vez votará "sí" sin dudarlo. Resultado más probable: la izquierda "minoritaria" o "transformadora", con los añadidos de los críticos del PSOE, perderá otro referéndum sin que se cumpla la el viejo anhelo de IU (y PCE) de dar la vuelta a la tortilla dentro de la familia. El PSOE quedará debilitado pero seguirá siendo mayoritario en la izquierda porque el grueso de su electorado, por muy crítico que sea, no votará a IU, como se ha visto el pasado 22 de mayo.
El referéndum puede pedirse por congruencia con una conciencia democrática. En el caso de que ganara el "no", España tendría que salir de la zona euro. Hipótesis no muy necesitada de consideración porque, aunque el referéndum se convocara que no parece sea el caso, ese "no" es altamente improbable. Si sale el "sí" la izquierda quedaría muy tocada. Y es que, guste o no, no hay alternativa si se quiere mantener al país en la zona euro o, en el extremo, en la UE, ya que la obligación de límite y equilibrio presupuestario está en el Tratado Constitutivo de la Comunidad Europea(art. 114).
Siendo así las cosas entiendo más práctico para la izquierda, especialmente en el PSOE, ya que no es probable que la otra izquierda ceje en la pretensión referendaria, tomar posiciones en tres terrenos: a) hay límites y límites; esto es, habría que imponer el límite al que se nos obliga (porque de hecho es una obligación y una obvia merma de soberanía) pero estableciendo provisiones que permitan flexibilizarlo de un año para otro y, por tanto, suavizar su carácter restrictivo. Es práctica aceptada ya que todo límite, si es muy bajo, tiene que tener un margen de flexibilidad; b) volver a la progresividad fiscal e incidir en la política de ingresos, recaudando más para financiar un Estado del bienestar que es de justicia elemental y ya no se puede costear con cargo al déficit. Si yo fuera político, especialmente socialdemócrata, se me caería la cara de vergüenza escuchando a los ricos (primero Warren Buffet en los Estados Unidos y luego los millonetis franceses) diciendo que quieren pagar más impuestos. A lo mejor este espíritu de solidaridad y justicia social redistributiva se contagia también a los ricos españoles, aunque aquí bastará con que digan que quieren pagar
Salvo error u omisión por mi parte esas son las tres líneas de la acción socialdemócrata de urgencia en las actuales circunstancias y a la espera de consolidar un modelo de cambio del sistema productivo muy anunciado y nunca realizado, hasta el extremo de que son los ricos los que salen en defensa del Estado del bienestar. O algo falla o ha llegado el momento de que la socialdemocracia europea comprenda que tiene que ofrecer una salida de garantía del Estado del bienestar para toda la Unión.