dimarts, 6 de març del 2012

El órdago de Rajoy.

Va a resultar que Rajoy tiene más determinación de la que mostraba siendo líder de la oposición. No acepta el límite del déficit del 4,4% que él mismo refrendó días atrás al firmar el Pacto de Estabilidad y se fija unilateralmente el del 5,8%. En principio, nada que objetar de la parte española y el líder de la oposición ya le ha expresado su apoyo. Relajar el límite del déficit es respirar un poco.

La cuestión es, sin embargo, si es posible mantener el órdago. La Comisión quiere cumplimiento y amenaza con sanciones que pueden llegar a multas del 0,1 o el 0,2% del PIB. Posibilidad que también firmó Rajoy y que nos puede dejar tullidos. Supongo que si esta decisión de incumplir los compromisos la hubiera tomado Zapatero, Rajoy no solo no lo hubiera apoyado sino que habría prometido hacerle pagar la multa de su peculio. Precisamente la Comisión recuerda aviesamente a Rajoy que si España se salvó de la intervención en 2010 fue porque Zapatero cumplió sus compromisos. La Comisión se queja además de que el gobierno no le facilite cifras definitivas de nada, sino que los valores están cambiando continuamente que, si se recuerda, era una crítica favorita de Rajoy a Zapatero. En política las críticas son boomerangs.

No obstante puede salirle bien la jugada al presidente quien prevé que la Comisión no recurrirá a expediente sancionador alguno porque, razona, lo importante es el resultado final. Entre tanto gana tiempo para apretar las clavijas a las exangües comunidades autónomas y se ahorra el trago de presentar los presupuestos antes de las elecciones andaluzas.

Pero el problema quizá no sea la Comisión sino los sempiternos mercados que son los que hacen el trabajo sucio a la Comisión. La prima de riesgo de España sube y ha vuelto a pasar a la italiana. Si esa prima sigue subiendo, lo que es probable porque el incumplimiento de un compromiso es siempre muy mal signo, la situación se puede poner muy chunga, con una amenaza de intervención en el horizonte. La idea de que España es "demasiado grande para caer" no tiene más valor que el de una jaculatoria y, si no funciona, Rajoy puede encontrarse vencido en donde Zapatero salió airoso y eso al comienzo mismo de su mandato.

(La imagen es una foto de La Moncloa en el dominio público).