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dimarts, 7 de novembre del 2017

Lo de la ultraderecha

No es preciso perder mucho tiempo con esto, ¿verdad? Cuando el personal se escandaliza al oír que en España no hay partido de extrema derecha (de verdad, no partidillos) porque ya está en el PP y en el gobierno, basta con echar mano a la hemeroteca gráfica. Son muchos los ejemplos de  concejales, alcaldes, nngg y cuadros del partido de la Gürtel  fotografiados brazo en alto o dando vivas a Franco o luciendo parafernalia fascista. Y no solo ellos: curas, empresarios y famosos mediáticos. Hay donde elegir, así que, para no fatigarnos, la foto de ilustración de ahora mismo, de ayer, ya cuenta otra vez la historia.

Un portavoz sindical de la policía de Madrid entre neonazis. Y menos mal que el periódico no llama a estos "personas con banderas o letreros españoles". Neonazis. De inmediato saldrá alguien hablando del "caso aislado" de este señor. Un señor que es portavoz sindical de un cuerpo armado. Es decir, habrá sido elegido por sus compañeros. ¿Saben estos que su portavoz se manifiesta en público con neonazis? ¿Saben que, además de manifestarse, insulta a personas pacíficas y desarmadas en unas actitudes que bordean la agresión física? El portavoz ha dimitido. Muy bien, es lo mínimo que puede hacer. Pero el problema permanece.

¿Hasta qué punto impera la extrema derecha en las fuerzas y cuerpos de seguridad que están para defender a todos los ciudadanos y no para atacarlos? ¿Hasta que punto en todos los niveles de la administración pública, incluida la judicatura? Por supuesto, ya se sabe que en los sectores más altos de la administración la extrema derecha no se manifiesta vociferando oé, oé, oé. Se manifiesta de otra forma, menos escandalosa pero mucho más dañina y destructiva del Estado de derecho: con leyes injustas y arbitrarias (la ley de Wert, la "ley Mordaza", la reforma laboral, etc) con medidas de expolio de las arcas públicas (que dejan sin fondo de pensiones a los jubilados y sin ayudas a los dependientes), con instrucciones judiciales motivadas políticamente. 

La extrema derecha, en efecto, en España está en todas partes, también en los medios, como todo el mundo sabe y hasta en algún partido de la oposición. Solo por su afinidad con la extrema derecha puedo concebir que algunos socialistas se manifiesten conjuntamente con franquistas y fascistas de diverso pelaje.

dissabte, 4 de novembre del 2017

Claro que la ultraderecha está en el gobierno


Aquí la breve entrevista que me hicieron el día 3 de noviembre en la 4 y en la que se extrañaron de que dijera lo obvio: que en España la ultraderecha está en el gobierno. Y no solo en el gobierno. También en la empresa (¿qué es Juan Rosell sino un franquista de afición?), en los tribunales (¿qué son Maza, De los Cobos, "nuestra Concha" sino ultraderechistas al servicio del PP?) y en la Iglesia (¿qué es Rouco Varela sino un pío fascista?). En todas partes.

Lo sabemos todos. ¿Por qué tanta hipocresía?

Por más que los medios (generalmente vendidos) afirmen que se trata del centro-derecha, es imposible ocultar:

1) Que el PP lo fundó un ministro falangista de Franco.
2) Que a él se sumaron seis ministros más del mismo dictador genocida.
3) Que Aznar dijo, siendo presidente, que "a mi derecha no hay nadie"
4) Que el PP no ha condenado el franquismo.
5) Que el gobierno del PP ha derogado de hecho la ley de la Memoria Histórica
5) Que el mismo gobierno se niega a colaborar con la justicia argentina para castigar el franquismo.
6) Que son innumerables los "casoss aislados" de concejales y alcaldes del PP haciendo saludos fascistas, justificando a Franco y rindiéndole honores.
7) Que el gobierno está repleto de franquistas.
8) Que el presidente es el hijo de un magistrado pontevedrés que hizo su fortuna favoreciendo a Franco de una forma que avergüenza a cualquiera que conozca el caso.
9) Que los ministros del gobierno que no son nacionalcatólicos o del Opus, son de proclividades falangistas y fascistas (como Ruiz Gallardón)

Así que el asunto es claro: la ultraderecha que sale a la calle es la que el gobierno pone en la calle.
¿Por qué sabían los nazis a qué hora llegaban los políticos catalanes para ir a insultarlos? Porque los que tenían la información se la filtraron. 
¿Cuántos de estos energúmenos son agentes de paisano?
¿Cuántos de los fascistas que campan con impunidad por las calles son agentes de paisano?

¿Qué se va a hacer con la gentuza de uniforme que humilló, insultó, vejó y menospreció a los consellers catalanes que trasladaban a la prisión y por cuya seguridad estaban obligados a velar?

¿Que medidas se van a tomar contra esta canalla?

¿Es que alguien espera de esta gente -en el gobierno o en las comisarías- algún tipo de seguridad jurídica y respeto a los derechos de los ciudadanos?

Los publicistas à la page, los tertulianos, los plumillas y los periodistas "sobrecogedores" (que cogen sobres) seguirán mintiendo y hablando del "centro derecha" en el gobierno. Les pagan por ello.

Pero en el gobierno no hay nadie de centro derecha. Solo hay franquistas más o menos hipócritas y disimulados que, con el 155 se proponen restablecer la dictadura.

Mientras los medios vendidos aplauden.

De democracia, aquí, ya no queda nada.

dimarts, 11 d’abril del 2017

La edad de la razón

Los tuits los carga el diablo. Este se entretiene llamando por el móvil a sus relaciones, dejando detrás el número satánico. Esta vez le ha tocado al de Hazte Oír. Fue necesario que el diablo en persona se hiciera presente para que el personal tenga barruntos de que esos del autobús del pene y la vulva no andan bien de la cabeza. Lo de la "extorsión" es un indicio de que, además de un complejo de Edipo puede haber otro de Fausto. 

Desde luego, bien de la cabeza no andan. Lo verdaderamente irritante de la leyenda del autobús a mi entender, no es la incitación al odio, sino la oscura pulsión fetichista que destila. Bastaba con decir que los niños son niños y las niñas, niñas que, a los efectos buscados de revelar el supuesto engaño, es lo mismo.

Pero tampoco es cosa de escandalizarse por una tan evidente prueba de enajenación. En el país hay muchas otras que no solamente no suscitan escándalo sino que son ensalzadas como ejemplo para la colectividad. Que Satanás le haga una "perdida" a Arsuaga no es menos maravilloso que la Virgen del Rocío eche una mano a la ministra de Empleo o que Santa Teresa interceda en los cielos por España según sabe de buena tinta el ex-ministro del Interior, Fernández Díaz. Claro que estos no lo tuitean. Pero lo cuentan en los medios, que viene a ser lo mismo. 

En estos días, medio gobierno debe de estar de costalero en esas procesiones tan populares, tan castizas, tan españolas, tan del siglo XXI. Y seguro que la ministra de Defensa ya se ha plantado la peineta de la devoción y pasea su porte de cariátide cristiana por los llanos de la Mancha. Y también podría por los Llanos del Caudillo, el del brazo incorrupto de Santa Teresa. 

¿Qué tiene de extraño que, ante esta unánime manifestación del espíritu religioso profundamente español Satanás, desesperado, se ponga a llamar al de Hazte Oír? 

Seguramente para eso, para que se haga oír entre tanto rezo y tanta plegaria.

divendres, 23 de desembre del 2016

La Patria en peligro

Me recordaba ayer mi amigo Javier Paniagua en plan de guasa, que él se mueve siempre por el espíritu 4, "de unión y socorro" de la Legión, A la voz de ¡A mí La Legión!, sea donde sea, acudirán todos y, con razón o sin ella, defenderán al legionario que pida auxilio. Lo que en Javier eran bromas, en Aznar son veras. Aznar siempra va de veras. Hasta gastando una broma es una broma seria, trascendental. Está movido por un espíritu de caballero legionario. Y un sentido del deber que se agudiza cuando ve a la Patria en necesidad o peligro. Estados que aprecia él libérrimamente.

Ya le han salido seguidores, los de Hazte Oír, la web del ciudadano activo que pide al prócer alce facción con un nuevo partido. La extrema derecha al moderno estilo Trump quiere imponerse, arrebatar la iniciativa a una derecha corrupta y acomodaticia que ha sacrificado los principios a las conveniencias hasta el punto de ofrecer diálogo a los separatistas y permitir el aborto libre. Si se le pide, Aznar vuelve. En el fondo, está pidiendo que se lo pidan. El héroe de las Azores, el comunicador del 11M, el ideólogo de la derecha sin complejos, quiere ser el salvador de España, el garante de su integridad; una España única, nacional-católica, neo-liberal y firme defensora de los valores atlánticos. Y él, el líder de la Nueva España.

Una extrema derecha de ese jaez absorbería seguramente formaciones como Vox, mientras el PP lo haría con C's, y dividiría el bloque general de la derecha. El panorama sería de cuatro fuerzas relativamente equilibradas: una extrema derecha integrista, una derecha posibilista, una izquierda reformista y otra radical. Eso en la medida en que todas ellas (especialmente las dos izquierdas) consigan clarificar sus posiciones ideológicas.

Y cuando lo hayan hecho, si lo hacen, aparecerá el fantasma del independentismo catalán, la llamada "cuestión catalana", para la cual ninguna de las cuatro fuerzas parlamentarias españolas tiene una solución satisfactoria, satisfactoria para ellas, naturalmente. La que más se aproxima, a juicio de Palinuro, es Podemos, que admite un referéndum, si necesariamente pactado con el Estado o no, no lo tengo claro. 

La imposibilidad de encontrar una solución pactada a esta situación (lo que llevará a los independentistas a los actos unilaterales) se echa de ver en la famosa sentencia de Aznar, "antes se romperá la unidad de Cataluña que la de España" de la que se deduce la absoluta incomprensión del problema por parte del nacionalismo español. ¿O no está claro que, si uno cree que Cataluña es España, al romperse Cataluña se rompe España?

No hay solución porque ninguna de las tres fuerzas reconoce a los catalanes la condición de nación. Esa se la reservan para quienes ellas consideran que forman la nación española. Una actitud que trae su fuerza de sus firmes convicciones y del art. 2 de la CE. Si se reconoce condición nacional a alguna minoría que no se conforma con ser tildada de "nacionalidad", se hace insistiendo en que es afectos culturales y folklóricos, pero no políticos o jurídicos. 

La cuestión es cuánto tiempo podrá sostenerse esta ficción, sobre todo si la minoría nacional se obstina en ejercer el derecho a decidir mediante un referéndum con consecuencias políticas y jurídicas.  

diumenge, 17 de juliol del 2016

La derecha no tiene extremo; el extremo es la derecha

Ayer acompañamos a nuestro amigo Lex Rietman, un periodista holandés afincado en Barcelona, a una visita a los lugares de la memoria franquistas. Lex tiene el encargo de de hacer un reportaje para un periódico y una radio de los Países Bajos respondiendo a la pregunta: ¿por qué no hay en España partidos de extrema derecha, enemigos de Europa, xenófobos, racistas?

La respuesta es obvia: porque están todos en el PP. En el partido que gobierna hoy España, como sabe todo el mundo, se acumulan los casos de autoridades locales, alcaldes, concejales, franquistas recalcitrantes que se manifiestan en las redes brazo en alto, honrando simbología fascista o amenazando a los rojos, los republicanos o los extranjeros. El PP sostiene que se trata de casos aislados, lo cual sería una excusa si de verdad fueran aislados (y no una serie que no para) y si afectaran a los demás partidos. Pero no son ciertas ninguna de las dos cosas. En el PP de hoy se acumulan todas las tendencias fascistas en alegre confusión con los monárquicos, tradicionalistas, democristianos, "liberales" y anarco-capitalistas.

En España no hay partidos de extrema derecha (fuera de la media docena de orates que todo el mundo conoce) porque el ideario y programa popular son los de estos partidos si bien con cierto disimulo para no levantar sospechas. Sus partidarios hablan siempre de centro derecha con el clásico fin de mixtificación de todos los discursos de la derecha pero basta con mirar una reunión del consejo de ministros hoy día para ver que ahí no hay ni uno que sea de centro, al estilo de la UCD.

A fin de empaparnos bien de las raíces de lo que hablamos fuimos al Valle de los Caídos, al Palacio del Pardo y al Arco de la Victoria de La Moncloa.

A la vista del adefesio de la basílica de los caídos se entiende la perplejidad de los españoles de hoy. ¿Qué hacer con él? Dinamitar tamaño atentado a la naturaleza y al arte al mismo tiempo, como le pide a uno el cuerpo, quizá no sea eficiente. En todo caso, mientras se adopta una decisión colectiva razonable, lo que es imperativo es sacar los restos de Primo de Rivera y Francisco Franco y entregárselos a sus familiares. Carece de sentido que ante y tras un altar del culto católico y financiado con el dinero de todos se encuentren el fundador del partido fascista español y el general perjuro que sumió a su país en una terrible guerra civil, con genocidio incluido, en defensa de los intereses de los ricos, los oligarcas y los curas.

En el Palacio del Pardo, un curioso edificio erigido originalmente en el siglo XVI y dedicado casi siempre a residencia de los reyes españoles para sus temporadas cinegéticas, también se alojó Francisco Franco entre 1940 y 1975. Y probablemente por los mismos motivos: mientras sus soldados, policías, guardias civiles, curas, requetés, falangistas y otros chulos y criminales cazaban a los rojos y republicanos en España, él, cazaba gamos en El Pardo. La visita al palacio -parte del Patrimonio Nacional- es obligatoriamente guiada, se hace a toda velocidad y se seleccionan los temas que se tocan de acuerdo con un criterio evidentemente censor para encubrir la personalidad de un sanguinario dictador por el que hay un verdadero culto oculto en todo el complejo y, quizá, en todo El Pardo.

La última etapa, el arco de La Moncloa que, para vergüenza de los madrileños, sigue llamándose de la Victoria. La inscripción del ático es una metáfora de la propaganda y la mentira franquistas: "Fundada por la munificencia del Rey y restaurada por el Caudillo de los españoles (la ciudad universitaria), sede de los estudios madrileños, floreció a los ojos de Dios", en 1956.

El Caudillo de los españoles, que es quien destruyó la Ciudad Universitaria al convertirla en campo de batalla, pretende pasar a la historia como quien la restauró. Lo mismo que el PP actual, que quiere aparecer como defensor de la regeneración de la democracia cuando es él quien la ha hecho degenerar.

No hay partidos de extrema derecha en España porque la extrema derecha está en el PP. Se ve invirtiendo la pregunta: ¿por qué suele haber dos grupos de derechas en los países europeos? Porque la derecha democrática combatió el fascismo con las armas en la mano en la Segunda Guerra Mundial, mientras que la derecha española es la heredera directa de ese mismo fascismo que no fue derrotado militarmente sino que alcanzó la victoria, como se atestigua hoy día con ese arco de la vergüenza.

dimecres, 11 de setembre del 2013

Los fascistas del gobierno al ataque.


En el vídeo sobre el ataque nazi a la librería Blanquerna se ve perfectamente a varios de estos matones. ¿Por qué no están detenidos ya?

Porque son de los suyos. De los del gobierno. Si es que no fueron enviados directamente por el ministerio del Interior, uno de cuyos principales mandatarios, Cosidó, experto en provocaciones, comparte con estos animales muchos planteamientos.

¿A que la policía de Cifuentes no hace nada? ¿Cómo va a hacerlo si "son compañeros, coño"?

Blanquerna está situada en la acera de enfrente del Círculo de Bellas Artes, literalmente rodeada de policías y guardías civiles de servicio en unas u otras dependencias. Pero por allí no apareció ni uno. ¿Cómo iban as ir si quizá estuvieran de acuerdo, al contrario, para facilitar la agresión?

A ver si vamos despertando ya. Este gobierno es un gobierno fascista cada vez más escasamente disimulado. El presunto delincuente que lo preside actúa de forma dictatorial y su partido mantiene fluidas relaciones con los círculos de asesinos derechistas que pueblan el país, financiados con dineros de la patronal y organizados en las Nuevas Generaciones o esos alcaldes franquistas, añorantes de una dictadura genocida de la que sin duda se beneficiaron y que quieren ver repetirse.

La evolución de los hechos es un ejemplo de manual de cómo una endeble democracia evoluciona hasta convertirse en una dictadura fascista gracias a la política de un partido de derechas fundamentalmente antidemocrático como el PP que la vacía desde dentro, dinamita las instituciones, reprime las fuerzas sociales progresistas y protege y ampara a los criminales nazis que, repito, son los suyos.

Se veía venir desde que llegaron al gobierno y pusieron a los más fachas entre ellos -Cifuentes, Cosidó- al mando de las fuerzas de represión. Y se ha acelerado durante el verano: todos esos nazis  de las Nuevas Generaciones brazo en alto con las banderas franquistas eran los prolegómenos. Las excusas, las justificaciones, los disimulos de decir que no tenían importancia, que eran chiquilladas, apenas escondían lo que el PP lleva dos años gestionando: la vuelta de la dictadura.

Bien claro está.

dimecres, 27 de febrer del 2013

Yolanda.

El 1º de febrero de 1980 dos criminales, Emilio Hellín Moro e Ignacio Abad Velázquez, secuestraban, torturaban y asesinaban de tres disparos en la cabeza a una chica de diecinueve años. Se llamaba Yolanda González, era vasca y vivía en Madrid, en donde estudiaba formación profesional y militaba en un grupúsculo trostkista. El frío relato de los hechos en Wikipedia da una idea de la época y ayuda a comprender el espíritu de la transición: los militantes de Fuerza Nueva andaban asesinando gente, como habían hecho -ellos u otros de la misma vena- con los abogados de Atocha, con la connivencia, cuando no la activa ayuda de la policía.

Hoy, treinta y tres años después de aquel crimen, nos enteramos de que el ministerio del Interior tiene contratado al asesino de Yolanda como asesor o instructor o adoctrinador de la policía y la guardia civil. Tras haber cumplido de forma bastante accidentada una parte de la condena original, el sujeto ha mudado de nombre y, entre otras, realiza las colaboraciones señaladas y alguna más para ocasionales autoridades del PP. Aquí se plantea la cuestión de qué sucede con los delincuentes cumplidos y su reinserción social. Seguramente. Pero el delito de Hellín, sobre ser especialmente odioso, tiene unos elementos de ideología política imposibles de ignorar. El asesinato de Yolanda fue un crimen político, un acto de terrorismo típicamente político. Que yo sepa, Hellín no ha pedido perdón ni mostrado arrepentimiento por el crimen cometido. ¿Acaso esas exigencias se plantean únicamente a los etarras o proetarras? Con tanta mayor razón aquí porque no existe garantía ninguna de que el Hellín de extrema derecha no aproveche su posición para orientar ideológicamente las actividades de la policía o, incluso, para cometer una nueva fechoría. La muestra de arrepentimiento tampoco sería una garantía, pero es de todo punto exigible.


Hellín fue contratado por el ministerio en 2006. Entonces era responable de Interior Rubalcaba. Quiero creer que el ministro socialista no sabía a quién se contrataba para la instrucción de la policía. No me cabe en la cabeza que lo supiera y no dijera nada. Y, si es así, ya está tardando en comparecer en público a decirlo. ¿O le parece bien contratar a un criminal fascista que no se ha arrepentido?

Veintiséis años después de su muerte, Yolanda fue asesinada de nuevo en su memoria por quien la había matado y quizá con la connivencia de quienes entonces lo ayudaron.

dissabte, 25 d’agost del 2012

Estampas del verano. Mario Conde, el preso que no se esconde.

Llegado su momento (lo más tarde posible, desde luego), quizá pueda escribirse en el epitafio de Mario Conde lo que Edmond Rostand imaginó que pondría en el de Cyrano de Bergerac. Parafraseando: "Mario Conde, que fue todo y no fue nada". Porque esa es la clave de la vida de este pintoresco personaje: haber sido todo en un momento (relativamente juvenil de su vida, además), presidente de un poderoso banco; hombre público de moda; amigo del Rey, quien lo apadrinó en ese doctorado Honoris Causa que la Complutense le concedió, sin saber bien lo que hacía; símbolo y modelo del hombre de éxito en el que se miraban todos los adolescentes; posible líder de un partido de la derecha en íntima relación con su amigo Pedro J. Ramírez, otro especialista en ser todo y no ser nada al mismo tiempo.
Vino luego el tropezón con la justicia. Conde intentó contraatacar chantajeando incluso a la presidencia del gobierno con la revelación de papeles confidenciales muy comprometedores y en plena vorágine de aquel confuso escándalo de los GAL del que Ramírez se cobró dos piezas menores (Vera y Barrionuevo) pero falló en la principal y más codiciada, González, lo que le ha dejado marcado por el fracaso. No le sirvió de nada. Al final, la justicia condenó en firme a Conde por estafa, apropiación indebida y no sé qué más a veinte años de cárcel. El exbanquero ingresó en prisión y empezó a no ser nada.
Tras unos años de silencio obligado, que no de inactividad, gracias a su buen comportamiento (el mozo sabe hacerlo cuando le interesa) obtuvo diferentes beneficios penitenciarios, el tercer grado, pudo salir a la calle y, por fin, quedó en libertad.
Un don nadie; un expresidiario; un delincuente. Nadie.
Pero Conde no se resigna. Quiere volver a serlo todo. Cuenta con medios de sobra: la pasta que, según los tribunales, afanó y jamás devolvió. Aprovechándola, trata de hacer realidad sus sueños en las interminables noches de la prisión: Cuando salga de aquí demostraré de lo que soy capaz; me vengaré de todos ellos; van a saber con quién se han metido; morderán el polvo; volveré a ser el hombre de moda, envidiado por todos y deseado por todas; me impondré al país; seré el puto amo. Es un síndrome muy frecuente en los presos comunes. Solo que la inmensa mayoría de ellos no puede realizar sus ensoñaciones porque le falta lo que sobra a Conde: dinero.
Y, como le sobra, ¿por qué detenerse en fruslerías? Lo dicho; quiere volver a serlo todo: autor de éxito (lleva cuatro insufribles libros publicados); tertuliano en Intereconomía y, ahora, líder de un partido regeneracionista. Ya lo intentó otra vez en el pasado, comprando una formación que estaba en almoneda, el Centro Democrático y Social (CDS), pecio que quedó del naufragio de la UCD de su amigo (y luego enemigo), Suárez y con el que se dio una majestuosa chufa.
Vuelve ahora a la carga pero con una formación nueva. Nada de segunda mano, que trae mal fario: el nuevo flamante partido con el que Conde quiere comerse el mundo y hacerle pagar por sus años entre rejas,se llama Sociedad Civil y Democracia. Tiene intención de presentarse a las próximas elecciones en su Galicia natal. Palinuro le augura otra chufa básicamente por dos errores garrafales de planteamiento. El primero es su orientación ultraderechista. Teniendo en cuenta que el CDS quería ser un partido de centro, la nueva propuesta de Conde, del brazo del lunatic fringe de la extrema derecha española prueba que el hombre tiene sentido práctico, es flexible en materia de ideología y lo que le interesa no son los principios sino el poder. Pero su coyunda con Intereconomía, cuya audiencia (0,8%) y seguimiento es inversamente proporcional al volumen de las estupideces que propaga no es una decisión inteligente. Situarse fuera de la escala de posiciones de la mayoría del electorado para pedir esa misma mayoría carece de sentido.
El segundo es el nombre elegido. CDS en la primera echada, SCyD en la segunda, demuestran que Conde tiene sentido del humor y cabezonería pues son las mismas siglas en otro orden. Pero nada más. Lo que queda claro es que, como todos estos espontáneos de la política, como Rivera (Ciudadanos), Díez (UPyD), Cascos (Foro), huye del término "partido" como de la peste. ¿Por qué? Precisamente por el complejo de intruso que todos tienen y que es su perdición, aunque no se den cuenta porque la gente, los electores, detectan rápidamente que se trata de chiringuitos a mayor gloria y vanidad de sus promotor@s o para permitir a est@s tener un sueldo respetable y algunos privilegios a cambio de no hacer gran cosa. No es este, supongo, el caso de Mario Conde, así que le interesaría distanciarse un poco más al menos nominalmente de esta pandilla de oportunistas que solo pretende ir tirando. Sociedad Civil y Democracia parece el cuñado gorrón de Unión, Progreso y Democracia y muestra su misma falta de tirón electoral y de interés. Y todavía "unión" y "progreso" son términos que entiende todo el mundo. Pero ¿quién sabe qué es la "sociedad civil" fuera de cuatro profesores y cinco pedantes que normalmente son los mismos?
(La imagen es una foto de xornalcerto, bajo licencia Creative Commons).

dimarts, 24 d’abril del 2012

La extrema derecha avanza y trae otros aires.

Cabe decir que la verdadera triunfadora de la primera vuelta en las presidenciales francesas es Marine Le Pen. Con su 17,90% del voto ha superado todas las marcas anteriores de su partido, incluso el 16,86% de su padre en 2002, que le permitió pasar a segunda vuelta contra Jacques Chirac. Incluso supera el 17,79 de su progenitor en aquella segunda vuelta. Y desde luego, deja muy atrás el pobre 10,44% de Jean Marie Le Pen en 2007, cuando Ségolène Royal le sacó 15 puntos de ventaja y hasta un triste François Bayrou le ganó por ocho. Los demás partidos han estado en el muy fluctuante margen de las elecciones en primera vuelta, cuando el voto se fragmenta mucho. Los dos mayoritarios, UMP y PS, dentro de lo razonable, si bien Sarkozy se ha venido tan abajo que es el primer presidente en el cargo que pierde una primera vuelta, lo que debe de escocerle. El Frente de la Izquierda, encabezado por Jean-Luc Mélenchon, que despertaba aquí grandes entusiasmos en IU por verlo parecido a ella, ha conseguido un 11,10% del voto. Por cierto, muy por encima de las múltiples izquierdas anteriores, que se movían en el rango entre cero y cinco por ciento; es, además, una cantidad con dos dígitos, el objetivo de Mélenchon, pero lo es en la parte inferior. En el fondo, un resultado decepcionante para el Partido Comunista, que es el alma del Frente de la Izquierda como aquí lo es de IU. Ese 11,10% parece un techo.

El Frente Nacional de los Le Pen ha cambiado de imagen, cuestión nada desdeñable en una sociedad definida como sociedad del espectáculo. La representación de la extrema derecha a través de señores adustos, algo agrios, como Le Pen, con bigotito, como el innombrable o con gestos de energúmeno, como Benito Mussolini, ya no pega. Hay en marcha una adaptación de esta ideología a los nuevos tiempos. Los líderes de la extrema derecha pueden ser hombres agraciados, con simpatía personal y costumbres digamos libres, como Jorg Haider en Austria o incluso abiertamente homosexuales, como Pym Fortuyn en Holanda. ¿Por qué no una mujer? La identificación de la extrema derecha con el patriarcalismo, la homofobia y la misoginia puede estar en cuestión. Igual que otros filones o tabúes, por ejemplo, el antisemitismo. Fortuyn acusaba a Le Pen de antisemita y él presumía de simpatías hacia Israel. Pero en lo que ambos estaban de acuerdo era en que había que mantener el islamismo a raya.

Así que una mujer. Relativamente joven y atractiva. Se la puede identificar simbólicamente con La France, ya que no directamente con La Pucelle, al menos mucho más que al cuarteto de anodinos varones del terno gris, líderes de los partidos mayoritarios . Ya se había intentado hace unos años en Italia con Alessandra Mussolini, quien tiene la ventaja de ser nieta de un auténtico. Pero su carácter explosivo y las peculiares circunstancias políticas italianas la han dejado reducida a un oscuro puesto de eurodiputada por una asociación de fuerzas de extrema derecha. Nada comparable a Marine Le Pen que tiene un dominio magistral de su imagen pública. Quien la haya visto en un evento multitudinario de su partido con un bebé en los brazos sabrá de lo que se habla aquí.

Preocupa en todas partes este renacimiento de la extrema derecha xenófoba, nacionalista, racista y radicalmente neoliberal. Y preocupa que esté en ascenso. Los distintos partidos de la corriente tienen representación parlamentaria no desdeñable en muchos países de Europa y en alguno, por ejemplo, Holanda, han sido partidos de gobierno. Y apoyan y fuerzan políticas excluyentes, autoritarias, intolerantes, contrarias a la tradición de Europa como cuna de los derechos humanos.

Las dos razones que suelen aducirse para explicar esta resurrección del Satán político, entrelazadas, son muy convincentes. De un lado, hay una crisis económica de ciclo largo que produce, según los lugares, paro, inseguridad, recesión y alimenta posiciones políticas extremas, como ya lo hizo en los años treinta. De otro lado, concomitantemente, se da un problema de inmigración masiva que la crisis se encarga de hacer más visible aun. Las dos parecen ciertas en efecto y vienen avaladas por experiencias anteriores. Pero no son suficientes. El renacimiento procede de otro origen, que es el nuevo enemigo exterior. En efecto, el nacionalismo, la xenofobia necesitan siempre una amenaza concreta frente a la que todos los verdaderos nacionales se unen (en Finlandia, el partido de extrema derecha en el parlamento se llama los verdaderos finlandeses). Ese enemigo exterior no pueden ser los vecinos, ni siquiera los judíos pues el racismo no tiene ya seguidores; esa forma de racismo. El enemigo exterior ahora somos nosotros mismos, es Europa, Bruselas, la burocracia comunitaria, el euro, en definitiva una Gleichschaltung hitleriana so capa de la democracia. La extrema derecha es rabiosamente antieuropeísta y tiene amplia audiencia, sobre todo en los países al norte del Rin. Y cuando estos se ponen en marcha en defensa de la autenticidad no ya de la raza sino de la cultura amenaza turbulencia en el horizonte.

(La imagen es una foto de Minamonoch, bajo licencia de Creative Commons).

dimarts, 25 d’octubre del 2011

De la nada a la extrema derecha.

Rajoy, que ha pasado los tres últimos años asegurando que España estaba como Grecia, que su deuda no era de fiar, que el gobierno tampoco inspiraba confianza y que el país se encontraba al borde del abismo, dice ahora que la deuda española es sana y que España no tiene nada que ver con Grecia. Se hace eco el experto en economía del PP, Cristóbal Montoro, para quien tampoco ahora estamos "al borde del abismo" y nuestra posición no es extremadamente grave ni para el 2011, que ya está muy avanzado, ni para 2012 ni para 2013.

Según parece, este giro copernicano se debe a que la derecha se siente ya ganadora en las elecciones de 20-N y "modula su discurso" en consecuencia. El Rajoy político de partido, temible y agresivo opositor, se convierte en estadista y hombre de altura de miras. Será cierto si lo dicen los expertos analistas, pero ¿en qué pruebas se basa Rajoy para decir hoy lo que negaba vehementemente ayer? En ninguna, ni falta que le hace, ya que la derecha no articula un discurso económico sobre datos, magnitudes, estadísticas, sino sobre el más puro oportunismo político. Si está en la oposición todo es un desastre y el gobierno más desastre aun; si ve que gana las elecciones y gobierna, las cosas no están tan mal y, en llegando el al gobierno, empezarán a ir de cine, aunque con algunos sacrificios.

Pero ¿y los datos, las pruebas? Nada de nada. No hay nada. Únicamente el fabuloso sueño de verse en La Moncloa. El PP no sólo no tiene programa electoral sino que admite que no lo tiene y el propio Rajoy dice que no dirá nada hasta conocer las cuentas. O sea, que no las conocía. En ese glorioso desconocimiento se basan los dos enunciados de que España está como Grecia y de que España no está como Grecia. En la nada.

En el PP afirman que el programa que no salió de la convención de Málaga saldrá el próximo fin de semana de un Comité Ejecutivo Nacional que se reunirá en Galicia. A lo mejor sale algo a lo que hincar el diente pero, de momento, es la nada; una nada para la que Rajoy pide el voto.

La nada, sin embargo, se convierte en una cruda realidad apenas se abandona el terreno de la crisis y las medidas económicas para pisar el otro que más importante ha sido en esta legislatura, el del fin de ETA, el fin del terrorismo en España. Ahí la nada se convierte en extrema derecha de la mano de ese político ultramontano, Mayor Oreja, para quien el franquismo fue una una situación de extraordinaria placidez y eso que, según Aguirre, Franco era socialista.

La declaración de ETA de cese definitivo del terrorismo fue recibida con disgusto y hostilidad por la derecha. Es cierto que Rajoy estuvo comedido y hasta reconoció que no ha habido concesiones políticas a los pistoleros, aunque minimizó la importancia del comunicado al decir que la situación sólo se resolvería con la disolución y la entrega de las armas, cosas ambas que él ambiciona gestionar, como un Hércules vencedor de la Hidra de Lerna. Pero ese es Rajoy. Sus partidarios mediáticos han vociferado a los cuatro vientos que se trata de la última traición de Zapatero a la Patria. Es el signo indiscutible de la extrema derecha: la Patria es suya y todos los demás, traidores a su esencia, a los muertos y a las víctimas. ETA ha logrado la victoria por el miserable interés electoralista del PSOE.

Tal es asimismo la interpretación Mayor Oreja quien el próximo 29 de octubre acudirá a la manifa de las víctimas del terrorismo convocada contra la Conferencia de Paz de Donostia y, por ende, contra el fin de ETA. Definitivamente, el ala dura del PP, que es el nombre que se da ahora a la extrema derecha, quiere el fin de ETA en las condiciones que ella dicte, razón por la cual rechaza este otro fin concreto, real, tangible que, considera, al decir de Mayor Oreja, la culminación de un proyecto negociado entre ETA y el Gobierno. Por "negociación" no puede entenderse "negociación" sin más porque a cualquiera, incluido Mayor Oreja, se alcanza que las cosas no se consiguen sin hablar y sin acordarlas. Por "negociación" hay que entender aquí concesión, rendición, entrega del gobierno; derrota de España. Ese es el lenguaje de la extrema derecha.

O sea que la oferta del PP es amplia, va de la nada a la extrema derecha, pasando posiblemente por la "revisión" del seguro de desempleo que es de lo que se trata y de lo que no conviene que se hable. Es mejor hacerlo de la nada o de la victoria de ETA.

(La primera imagen es una foto de PP Madrid, bajo licencia de Creative Commons; la segunda es una foto de FDV, bajo licencia de GNU Free Documentation).

dijous, 13 de gener del 2011

De la mentira al crimen y del crimen a la mentira.

Para contrarrestar las acusaciones de ser una instigadora indirecta del crimen de Tucson, Sarah Palin ha subido un vídeo a su página web bajo la doctrina de que la mejor defensa ee un buen ataque y afirmando que la víctima es ella, víctima de un blood libel, el término que se usaba para justificar los pogroms en la supuesta sed de sangre de los judíos, dándose la circunstancia de que la congresista Gifford es judía. Es fascinante a qué extremos de crueldad puede llegar la estupidez aliada a la maldad.


He aquí el vídeo



Sarah Palin: "America's Enduring Strength" from Sarah Palin on Vimeo

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Maldad y estupidez que forman el engrudo en el que hierven la agresividad y el carácter incendiario y vitriólico del discurso político de la derecha. La derecha furiosa, una mezcla de fundamentalismo político e integrismo religioso extraordinariamente vociferante. Lo mismo, más o menos, pasa en España en donde, gracias a los dioses, las armas no están al alcance de los desequilibrados. Al menos no todas y no de todos.

La época es la del reinado de la comunicación política elevada a categoría de estudio universitario como rama de la comunicación en general y que es la que más abunda en el terreno práctico a juzgar por la cantidad de consultorías políticas, consultores políticos, expertos en comunicación política que hay. Es lógico. Lo que esa actividad práctica persigue es garantizar el éxito de la opción política que la contrate. Para ello se emplean técnicas puramente publicitarias porque, en definitiva, de lo que se trata es de "vender" algo, un líder, un partido, un programa. La publicidad soslaya las cuestiones morales y la comunicación política también.

Pero el problema es si eso es posible teniendo en cuenta que la teoría de la comunicación más próspera y extendida, la de la acción comunicativa habermasiana, la que da origen a las teorías de la democracia deliberativa y/o participativa, tiene un fuerte contenido moral. Moral racional universal, pero moral. Dos de las cuatro condiciones de la acción comunicativa de Habermas son que los hablantes digan la verdad, que sean objetivos y, además, que sean veraces, que no mientan. Y esto es cercano a lo utópico porque la mentira define al hombre como eso, como el único animal que miente. No que finja, como dice Pessoa que hace el poeta, sino que miente, se miente, engaña y se engaña.

Esa comunicación vitriólica de la derecha que centra los ataques al adversario en sus cabezas visibles, sus representantes, y lo hace diciendo que son antipatrióticos (antiamericanos, antiespañoles, anticlericales) arranca de una mentira. La mentira se remacha con el insulto (puesto que de un antipatriota siempre se puede decir cualquier cosa), lo que destruye toda posibilidad de comunicación. Pero ésta es un requisito imprescindible de la racionalidad. Si no hay comunicación, no hay racionalidad y reina la irracionalidad en las relaciones sociales. Tal es el camino del fascismo. Por eso también atentaban los etarras contra los representantes populares, municipales, autonómicos, nacionales. La irracionalidad reconoce en la fe a su hermana y por eso también las soflamas incendiarias de la derecha llevan incorporada una parte de guerra santa.

Así que ya sabemos: si un discurso incendiario incita a alguien indirectamente a cometer un crimen la responsabilidad del crimen no recae sobre el incitador sino sobre la víctima que algo habrá hecho. Por ejemplo, ser demócrata. O judía. O cualquier otra cosa que el incitador (o incitadora) considere disparable.

(La imagen es una foto de monado, bajo licencia de Creative Commons).

diumenge, 2 de gener del 2011

Ya está armada.

El triunfalismo de Rajoy hace unos días, dando por descontada su victoria en las elecciones de 2012 se presentara quien se presentara suena hoy realmente temerario y un poco ridículo; una tartarinada. Aparecía Rajoy como un general victorioso al frente de un ejército unido y he aquí que se le subleva parte del generalato. Porque Álvarez-Cascos no es un quidam sino un ungido de los dioses, como su mismo jefe, secretario general del PP, vicepresidente del Gobierno y ministro de Fomento. Si, con este enfrentamiento que acaba de estallar a Rajoy en las manos, se pasa a peores, es posible que el actual presidente del PP no llegue a las elecciones. Según lo que suceda.

En Asturias hay una típica pelea de intereses y lealtades personales. Puro fulanismo. Lo cual es legítimo, desde luego. Ya dicen algunas feministas (aunque desde otro ángulo) que lo personal es político. En el PP de Asturias hasta la exasperación. Se nota en la frecuencia con que los dos bandos hablan del servicio al Partido (con mayúscula), de los intereses del Partido, como si el Partido fuera una especie de entidad mística distinta de la suma de sus miembros, que es lo que la acrisolada teoría neoliberal quiere. Basta recordar a la señora Thatcher zanjando la cuestión con un rotundo ¡la sociedad no existe!; existen los individuos, las familias, pero ¿la sociedad? Eso es, muy bien ¿el Partido?

A simple vista y por tratarse de la derecha (o el "centro-derecha", como se llaman a sí mismos los sectores más integristas del PP), la derecha de toda la vida, la de Trento, la Santa Alianza, el nacionalcatolicismo y la familia como Dios manda, la que sabe que eso del neoliberalismo es más cosa de atrezzo que de fondo, la invocación al Partido es un trasunto a la de la Patria. La Patria es el Partido y el Partido es la Patria. Suena un poco a bolchevique pero es doctrina de la derecha militante moderna que quiere actuar unida, en una sola organización que, a diferencia de la bolchevique, más que de vanguardia es de retaguardia. Pero organización única, nada de escisiones, mando en plaza.

Con todo la trifulca política viene rugiendo en el seno del PP, como el rumor en lo profundo del volcán, desde los tiempos de María San Gil en los que ya se dibujaron dos sectores que pueden calificarse de "ultras" y "moderados" con tantas salvedades que a veces la tipificación parece un chiste. El antagonismo existía pero la conciencia de la necesidad de la unidad de acción de la derecha prevalecía. Las dos opciones, "almas", sensibilidades del PP han estado conviviendo con cierta incomodidad y también creando sus respectivas redes de lealtades en el partido, moviendo influencias, en preparación de algún tipo de conflicto.

Con el órdago de Álvarez Cascos, quizá consultado previamente con Aguirre, quién sabe si con Aznar, se da la señal de comienzo de las hostilidades entre los dos bandos. El resultado obviamente está abierto y depende de muchas cosas, entre otras el impacto que cause en un partido dividido la posible apertura de la vista oral del caso Gürtel que pesa sobre la conciencia del PP como la culpa en la de Raskolnikoff. Dicen que no les afecta pero ¿cómo no va a afectarles estar bajo sospecha de latrocinio a mansalva, que donde quiera que vayan les digan que se paguen unos trajes o unos décimos de lotería?

Ahora está en el PP todo mucho más abierto que cuando Rajoy vendió la piel del oso antes de cazarlo. No obstante, hay una cuestión en la baja vociferada de Álvarez-Cascos, siempre tan vehemente, que pone la querella en un punto muy difícil: el abandono del Partido es el abandono de la Patria, algo con lo que se puede amenazar pero no se debe hacer porque lo peor que puede pasarle a un político, especialmente de la derecha, es que lo acusen de falta de patriotismo. La derecha es patriota como el cuervo es negro. Lo que sucede es que Álvarez Cascos debe de pensar que las amenazas no son creíbles si no se cumplen; sin reparar en que, si se cumplen, dejan de ser amenazas. Tampoco hay que pedir mucho a esta gente tan temperamental.

Pero peor y más grave es, además de marcharse de la Patria, amenazar con fundar otra, otro partido, proyecto que rompe limpiamente la convicción de la prevalencia de la unidad de la derecha. La ruptura del Partido, la de la Patria convierte al rebelde no ya en "poco patriota" sino en "antipatriota", un estigma definitivo.

Esto de escindirse no es propio de la derecha. Se da en el ámbito nacionalista, pero nada más. Las derechas son siempre unitarias. Es la izquierda la que lleva una historia de tanta escisión, separación, exclusión que pareciera una característica de la idea. Un partido casquista sería de ámbito autonómico asturiano y no favorecería las expectativas electorales de la derecha en el Principado. Pero cuando se trata de los principios, los Principados cuentan poco. ¿Por qué no va a ser el plante de Álvarez Cascos el comienzo de una operación de los sectores más ultras del Partido para desplazar a Rajoy por blando, indeciso y poco de fiar por un valor seguro, contundente, agresiva y oro de ley de la doctrina neoliberal?

(La imagen es una foto de PP Madrid, bajo licencia de Creative Commons).

diumenge, 31 d’octubre del 2010

El peligro de la derecha.

Muchos comentaristas señalan que en Europa hay un predominio casi completo de gobiernos de derechas y que los socialdemócratas, concentrados sobre todo en tres de los cuatro PIGS, Portugal, España y Grecia prácticamente no pintan nada. Pero eso no es significativo porque en Europa el cambio es convicción inveterada lo que hace que la gente sea relativista. Los europeos no sólo cambiamos partidos en los gobiernos; también cambiamos regímenes, cambiamos la forma de organización territorial de los Estados, los Estados mismos que crecen o decrecen y hasta desaparecen de vez en cuando (las dos Alemanias se hicieron una; Checoslovaquia desapareció dejando en su lugar Chequia y Eslovaquia), cambiamos hasta de moneda. Europa es, sobre todo, un ámbito cultural en permanente transformación. Hoy es conservadora y mañana puede ser liberal (en el sentido europeo, España excluida), socialdemócrata, verde y hasta revolucionaria.

Lo que importa en el mundo es el color del gobierno estadounidense, la única superpotencia militar cuyo predominio sólo avizora un enemigo temible: la China. Eso sí que influye en Europa y en América Latina, en el África y en Asia. Allí, en los States, hay hace casi dos años un gobierno equiparable a cierta izquierda europea, todo a la izquierda que puede ir un gobierno en los Estados Unidos, presidido por un negro. Un Kenyan. Y la reacción de la derecha está siendo terrible. El Tea Party es el huevo de la serpiente. Si ese partido se hace con el alma del Partido Republicano y gana las próximas elecciones presidenciales ya puede el mundo prepararse para la guerra en serio.

Suena crudo, ¿verdad? La recientemente nominada candidata del Partido Republicano al Senado de Delaware, Christine O'Donnell sostiene que según información secreta que obra en su poder la China planea conquistar los Estados Unidos. No es, desde luego, la única barbaridad que espetan las derechas gringas. El Tea Party pide el voto recordando, entre otras cosas, que "vamos a recuperar lo que es nuestro: América". Véase el vídeo a continuación (es breve) y considérese lo que se dice y cómo se dice; con qué tono enfático, en la letra de los documentos fundacionales, vinculando la lucha original por la independencia con la lucha actual del Partido del Té.



Obviamente América es también de todos los demás, muchos de los cuales llegaron después que los del Mayflower, los chinos, los alemanes, los irlandeses, los italianos, etc; y otros, antes: los hispanos de Arizona, Nuevo México, Nevada, California, etc, tierras conquistadas a mediados del XIX. Y no hablemos ya de los que ellos mismos llaman Native Americans, o sea, los indios, los pieles rojas, los de las reservas.

Ese es el Tea Party con el que simpatiza doña Esperanza Aguirre, según la cual se trata de brava gente que quiere menos impuestos, menos Estado y más nación americana, cosas que ella desea también para España. Supongo que estará dispuesta a inculcar tan nobles ideales en la cabeza de los adversarios al estilo de los militantes del Tea Party, a patadas, reconocido método educativo liberal.

Por eso ha sido emocionante que, a breves días de las elecciones parlamentarias en las que las encuestas auguran una grave derrota demócrata en la Cámara y quizá también en el Senado, se haya dado esa masiva reacción ciudadana en Nueva York, convocada por dos cómicos, Jon Stewart y Stephen Colbert al grito de Rally to Restore Sanity and/or Fear. Fueron muchos, muchísimos, quizá no los seis mil millones que decía Colbert de cachondeo en un twitter, pero muchos. Una buena respuesta a la demo del Tea Party en agosto, al grito de Restore Honor en el Lincoln Memorial.

Es verdad que en su alocución final Stewart se puso serio pero el conjunto del acto tendió a ser festivo, chistoso, teatrero, aunque con gracia que empieza por la ambigüedad de lo que se quiere restaurar, si "sentido común y miedo" o "sentido común o miedo". Los otros quieren restaurar el honor y siempre que alguien quiere restaurar el honor, corre la sangre. Así que, con todos los respetos, me parece un error tomarse a broma el huevo de la serpiente.

Por desgracia así es también como se toma en España, en donde se hacen bromas con el "tintorro party" y cosas similares. Al principio, la gente no se tomaba en serio a los nazis en Alemania en los años veinte o a los falangistas en España en los treinta. Y resultó que hubiera sido mejor tomárselos en serio

El furor contra Obama por ser "socialista" y por ser negro puede acabar aglutinando un movimiento ultra sumamente peligroso. El hecho de que tengan preeminencia en él algunas mujeres (Palin, O'Donnell) prueba que el discurso feminista tiene alguna autocrítica que hacer entre otras cosas porque las mujeres de la extrema derecha afirman ser feministas. Y si lo dicen, lo serán, aunque quizá sólo en la medida en que Esperanza Aguirre dice ser liberal.

La derecha es igual en todas partes. Probablemente la izquierda, también; pero ahora la que parece más crecida, más agresiva, más amenazadora, es la derecha. De momento ha conseguido retrasar, prácticamente paralizar y, desde luego reducir al máximo el programa de reformas de Obama. Éste despertó más expectativas fuera que dentro de los States como se prueba por el hecho de que se le concediera el premio Nobel de la Paz apenas accedido al cargo, probablemente por el mero hecho de ser negro lo que en las claves interpretativas escandinavas debe de ser sinónimo de "pacífico".

Empantanado se ha quedado igualmente Obama en la política exterior y en lo que los rusos suelen llamar el cuasiexterior: del Irak nos vamos pero nos quedamos; en el Afganistán nos quedamos pero nos vamos; y de Guantánamo nunca más se supo con lo que se ha conseguido no sólo que los presos sean "invisibles" sino que lo sea el presidio entero. No es un éxito. Pero tampoco es un fracaso. Obama no ha hecho nada en el exterior; pero eso ya es un triunfo. Las cosas podrían haber empeorado, que es lo que los del Tea Party anhelan atacando, por ejemplo, el Irán, bloqueando por mar Corea o bombing the hell out of Peking. ¿No dice la señora O'Donnell que la China no puede ser amiga de los Estados Unidos porque favorece el aborto e impide tener más de un hijo por matrimonio? ¿No ha puesto en marcha una campaña para prohibir la masturbación con la totalmente errónea idea de que la prohíbe la Biblia?

Esta gente es un peligro en una sociedad que es necesariamente multicultural.

(La imagen es una foto de Fibonacci Blue, bajo licencia de Creative Commons).

divendres, 15 d’octubre del 2010

La flor y nata.

Doña Esperanza Aguirre, que es como doña Rita Barberá en fino, tiene en común con ésta el carácter jacarandoso, la campechanía (algo condescendiente en el caso de la dama madrileña), en definitiva el desparpajo con que ambas sueltan los dislates; compite con ella asimismo en agresividad verbal pero le da cien vueltas en mala fe y capacidad para retorcer los hechos. Por eso es presidenta mientras que la otra es alcaldesa, dicho sea sin menoscabo de la gloria municipal.

La entrevista en Los desayunos de TVE, de la que da cuenta Público, ha sido un campo magnífico para ver en directo el despliegue de las armas de la lideresa. Dice Aguirre que simpatiza con el Tea Party estadounidense porque lo único que pide es menos impuestos, menos Estado y más nación americana. Pero eso no es verdad. Pide muchas otras cosas: el cierre de las escuelas públicas, la salida de los EEUU de la ONU, el fin de la escasa sanidad pública, que no haya comunistas en la Presidencia de los EEUU y menos si son negros (es de suponer), etc. En fin, una de sus lideresas, la candidata republicana por Delaware Christina O'Donnell, ha lanzado una campaña en contra de la masturbación con el argumento de que la Biblia la prohíbe. No soy experto en la Biblia pero me parece que, al menos el Antiguo Testamento, no prohíbe ni deja de prohibir la masturbación; lo que prohíbe es el onanismo que sólo por error ha venido a entenderse como masturbación, siendo así que Onán lo que hacía era ir contra el matrimonio levítico eyaculando en tierra cuando accedía carnalmente a su mujer, que era su cuñada. En fin, allá la señora O'Donnell con cómo entiende las cosas, pero lo que es claro es que quiere abolir la masturbación. No sé con qué logomaquias puede una liberal sostener que compete a la autoridad no ya meterse en la alcoba de la gente sino hacerlo también cuando está sola, por si acaso le da por tontear con sus partes pudendas.

Añade la presidenta de la Comunidad que el Tea party en España sería el Café party. Pero eso es otro dislate como un castillo que demuestra que la señora Aguirre no sabe de lo que habla. El Tea party no se llama así porque todos los anglosajones se comporten como los británicos y consuman todos té, cual ella cree, cegada por su patriotismo de Dama de Honor del Imperio Británico. El nombre viene del Boston Tea Party de 1773, una de las primeras escaramuzas de la independencia. Por lo demás, los estadounidenses, anglos o no anglos consumen muchísimo más café que té (ya que éste lo exportaron siempre a la metrópoli), razón por la cual carece de sentido que la señora proponga que aquí se cambie de infusión en favor de la que más se consume porque, si por el consumo fuera, también en los Estados Unidos se llamaría Coffee party.

Pero lo más divertido y en donde la dama acaba de columpiarse, después de decir que la existencia del Tea party irrita a la izquierda, es que, de hecho, el Coffee party USA existe al grito de Wake Up and Stand Up y, por supuesto, es de izquierda, lo que quiere decir que deja a la gente masturbarse en paz porque cada uno/a hace con lo suyo lo que le place y no lo que plazca a la señora O'Donnell o a su acólita la señora Aguirre.

¿Y qué decir de la mala fe en su interpretación del episodio de los fascistas brazo en alto durante los abucheos con que se consagraron los momentos más solemnes del desfile patrio? Los periodistas, que son unos metomentodo y unos quisquillosos estuvieron buscando con lupa hasta encontrarlos. Pero estaban ¿no? Y que estuvieran ¿no reclama algún tipo de explicación? Dice que a ella también la abuchean pero, al margen de que se lo toma siempre por la tremenda, nunca le ha sucedido cuando está con el Rey, la Reina, la bandera, los ejércitos y todos honrando a los muertos, lo cual en principio es sacrosanto para los abucheadores.

No obstante, la presidenta de la Comunidad, la flor, aún tiene que aprender de su maestro, la nata, que sigue mundo adelante combatiendo contra la marca España, su país, al que tanto dice amar. Encizañando, que se le da de cine. Ahora ha ido a contar a los argentinos que Zapatero ha destruido la imagen de España que él forjó. Y termina con las consignas: el Estado tiene que limitarse a garantizar la ley y el Estado de derecho, o sea a garantizarse a sí mismo y hay que evitar el intervencionismo estatal. Pues no sé yo cómo van a lograr que la gente no se masturbe.

La democracia es información, comunicación, deliberación. Pero nada de eso es posible en donde una parte actúa sistemáticamente de mala fe. ¿Un ejemplo? Está por ver un solo caso en el que, abiertas diligencias judiciales contra algún cargo público del PP por presunta corrupción -y va ya una ristra-el partido no cuestione la labor de la policía, los fiscales y los jueces con una evidente mala fe que llega a enunciar la infamia del "Estado policial". Así no hay comunicación democrática que resista.

(La imagen es una foto de Erprofe, bajo licencia de Creative Commons).

dimecres, 13 d’octubre del 2010

Los abucheos.

Andan todos muy consternados por los abucheos que la manga de fascistas en agraz y los revenidos han dedicado este año, como todos los anteriores, al presidente del Gobierno durante el desfile del día de la Hispanidad. Todos, no; la señora Aguirre defiende a los abucheadores en nombre de la libertad de expresión porque, al ser estos de las Nuevas Generaciones del PP, según se prueba en el diario Público y en el blog de Netoratón (véase la prueba en Twitter), probablemente entre los berreones y rebuznantes habrá muchos conocidos y allegados suyos: niñatos de Serrano y sus señoras mamás, Marujas y Maripuris del barrio de Salamanca, así como sus papás, próceres liberales de misa diaria y manceba, con asiento en la subvencionada CEOE. La fuerza viva de la sociedad. Ya el mero hecho de invocar la libertad de expresión supone mala conciencia porque, ¿alguien la ha atacado? Casi todos los asistentes se han limitado a decir que los abucheos son desagradables y algunos añadimos que típico trance fascista: la algarada, el tumulto, lo que organizan sus señorías de la derecha (lo de extrema sobra) en el Parlamento siempre que tienen ocasión. Decir eso no es atacar la libertad de expresión; es ejercerla, con permiso de la señora Aguirre que, si no abucheaba, no sería por falta de ganas, pues a fuer de Grande de España es muy campechana, por más que a algunos les parezca una verdulera.

El Rey y el Príncipe de Asturias han "lamentado" los abucheos aunque quizá con cierto alivio de no ser ellos por una vez los objetos de la pitada. Pero si creen que su pronunciamiento ejercerá algún tipo de influencia sobre el comportamiento del facherío de la zona nacional en virtud de su carácter de Rey y heredero es que viven en la inopia. La derecha no conoce lealtad alguna más que a sus privilegios y, si el Rey se pone en su camino, como decía un famoso diputado de la derecha durante la República cuando se invocaba el Evangelio para hacer la reforma agraria: "¡nos haremos cismáticos griegos!" Estos se harán republicanos antes que dejar de bramar contra un presidente socialista.

Por lo demás, el Gobierno, su presidente, los ministros, el PSOE, se lo tienen ganado. Según Rodríguez Zapatero, los abucheos forman "parte del guión de la Fiesta Nacional", falsedad lamentable. Si en lugar de ser él el presidente del Gobierno lo fuera uno del PP, no habría abucheos. Así que de "guión de la Fiesta Nacional", nada. Como todos sus juicios sean así de acertados lo llevamos claro. Los abucheos son parte del guión de la derecha de atacar a la izquierda siempre que se pueda, al coste que sea, en fiesta o en sepelio, sin reparar en medios, día y noche, por tierra, mar y aire.

Dice Rubalcaba a su vez que "es una pena que la extrema derecha se apropie de la Fiesta Nacional". Primero lo de la "extrema derecha" es lamentable prueba de cobardía léxica. Nuevas Generaciones son la derecha; no la extrema derecha. En segundo lugar, ¿qué quiere? ¿Convencernos a todos de que aceptemos como "Fiesta Nacional" el desfile franquista de la Victoria, al que han vestido de seda como a la mona? Están locos estos socialistas: se meten en los nidos de víboras y se quejan de que los muerdan.

La derecha no se "apropia" de la Fiesta Nacional porque la ha hecho ella. A los demócratas nos corresponde hacer otra cosa, no contemporizar con la moral de los abucheadores. "Otra cosa" significa celebrar el 12 de octubre, día de la Hispanidad como fiesta de fraternidad entre los pueblos, sin militares, sin armas, sin amenazas. Suprimir el desfile, las banderas, las oriflamas, las fanfarrias. Mientras los sociatas sean tan cobardes que no se atrevan a devolver a la gente su fiesta, secuestrada por los militares, se merecerán los abucheos de estos impresentables en ejercicio de la libertad de expresión de la señora Aguirre.

dilluns, 11 de maig del 2009

Una sociedad de sicarios.

El visionado del vídeo del metro de Madrid en el que se ve cómo un soldado neonazi de asueto apuñala en el corazón a un joven de dieciséis años es estremecedor. Se aprecia con claridad que el hombre se prepara fríamente, saca el arma al entrar el vagón en la estación y se mantiene alerta, tenso, esperando una excusa para asestar un golpe fulminante, mortal, un golpe de maestro del puñal (sica en latín) o sea, un golpe de sicario. Algo similar al crimen que cometió ayer en Irún Enrique Sanclemente, quien asesinó, también de una certera puñalada a su mujer, Yasmín Rodríguez y malhirió a un hombre que salió en defensa de ésta. Otro maestro en el manejo del puñal, otro sicario. Y también con premeditación pues parece que ya había anunciado sus intenciones a su víctima sin que éste se lo tomara en serio.

Son momentos terribles, gestos fugaces y medidos; brilla un instante la hoja del cuchillo que asesta certera puñalada y la víctima, sorprendida e indefensa, se desploma sin tardar en morir. Cálculo exacto del sicario, ejecución precisa, sin titubeos ni posterior arrepentimiento. Y de nada sirven las concentraciones, las protestas, la normativa en vigor, los programas de concienciación: siempre habrá sicarios; hombres que, al blandir el acero se convierten en fríos asesinos, gente que mata deliberadamente, para afirmarse a sí misma, para que el mundo tome nota y se horrorice y para esparcir el miedo. Igual que en toda sociedad hay una cantidad de gentes altruistas, dispuestas a entregarse al prójimo, hay un porcentaje de sicarios para los que matar a otro de una certera puñalada entra dentro de su forma de relacionarse con los demás. En este caso, un neonazi y un machista; dos sicarios.

dimecres, 1 d’octubre del 2008

Hitler era austriaco.

Ya, ya sé que no hay que exagerar ni ponerse nervioso pero es que el resultado de las elecciones legislativas austriacas del domingo es muy desagradable y deja ver que entre estos "alemanes del Este" siguen siendo muy fuertes las tendencias a la extrema derecha. Ya en las elecciones parlamentarias de 1999, el llamado Partido Liberal Austriaco (FPÖ) que de liberal no tenía nada al estar dirigido por el nazi hijo de nazis Jörg Haider, quedó segundo después del Partido Socialdemócrata Austriaco (SPÖ) y por delante del Partido Popular Austriaco (ÖVP), demócrata cristiano muy de derecha. Hubiera correspondido entonces renovar la gran coalición entre socialdemócratas y democristianos para cerrar el paso a los nazis, pero las negociaciones fracasaron boicoteadas por el Partido Popular y, así, el entonces presidente de Austria, Thomas Klestil, como en su día Von Hindenburg en Alemania, tuvo que dar paso a los nazis en el Gobierno. Es cierto que, a diferencia de lo que pasó en 1933, los nazis austriacos llegaban en coalición con los democristianos y, a pesar de tener más votos que estos, hubieron de aceptar la vicecancillería ya que canciller fue nombrado Wolfgang Schüssel, quien conservó el cargo hasta las pasadas elecciones de 2006. De todos modos el FPÖ consiguió lo que se proponía: que habiera nazis en un Gobierno europeo por primera vez desde la IIª Guerra Mundial. Los otros países de la UE protestaron, levantaron un cordón sanitario en torno al gobierno austriaco pero, al final, acabaron por ceder y hacer negocios con él.

En el ínterin, dada la turbulenta personalidad de estos nazis hubo escisión en el FPÖ, del que se separó Herr Haider, por entonces gobernador del Land de Carintia, quien formó un nuevo partido nazi, la Alianza por el Futuro de Austria (BZÖ). De las elecciones de 2006 salió una incómoda renovación de la gran coalición socialdemócratas-democristianos, continuamente boicoteada por el ala conservadora de éstos, dirigida por el inevitable Schüssel, hasta que, tras dieciocho meses de gobierno, hubo que convocar las elecciones anticipadas cuyo resultado vimos el domingo pasado y que es el siguiente:

Socialdemócratas: 29,7% del voto (35,3% en 2006) = 58 escaños (68 en 2006).

Democristianos: 25,6% del voto (34,3% en 2006) = 50 escaños (66 en 2006).

"Liberales" (o sea, nazis 1): 18% (11% en 2006) = 35 escaños (21 en 2006).

Alianza (nazis 2): 11% (4,1% en 2006) = 21 escaños (7 en 2006).

Verdes: 9,8% (11,1% en 2006) = 19 escaños (21 en 2006).

Es decir, derrota sin paliativos para los dos partidos mayoritarios que recogen sus peores resultados en la historia de la República, retroceso para los verdes y desaparición de dos partidos menores (el Foro Liberal y el Partido Tirolés) que no superan el 4% de barrera legal. Triunfo indudable de los dos partidos nazis, esos que quieren limpiar Austria de "basura extranjera" y otras lindezas. Queda para otro post explicar la curiosa mezcla ideológica de estos nuevos nazis que en Austria, como en Alemania, conjugan un discurso ecologista, partidario del viejo Estado del bienestar (ahora que hasta los socialdemócratas parecen abandonarlo) con la habitual diatriba ultranacionalista y xenófoba de Austria para los austriacos, los empleos, la seguridad social y el aire limpio para los austriacos, bla, bla, bla. Algo así como lo que ya estaría diciendo aquí el señor Rajoy si no se le echara encima la prensa masona. Queda para otro post pero no quepa duda de que con la mezcla de ecologismo, Estado del bienestar y ultraderechismo ocurre como con la conjugación hitleriana de nacionalismo y socialismo, esto es, que lo del socialismo era mentira; como aquí el ecologismo y el Estado del bienestar.

Teorías aparte, la cuestión más urgente ahora es quién va a gobernar en Austria. Los socialdemócratas quieren volver a la gran coalición con los demócratacristianos; pero no está claro qué quieran estos pues piensan que tal coalición fue la gran derrotada en las elecciones. Ha habido renovación en ambos partidos. El candidato socialdemócrata a la cancillería, Werner Faymann, sucede al ya excanciller Alfred Gusenbauer y el candidato democristiano, Joseph Pröll, sucede al anterior secretario general, Wilhelm Molterer, quien dimitió de repente el lunes para ver de cortocircuitar al siempre poderoso Wolfgang Schüssel e impedir que consiga imponer una nueva coalición de la derecha con la extrema derecha nazi. La cuestión es si, a la vista de los resultados, eso puede impedirse, ya que, fuera de la gran coalición, la única posibilidad que queda a los socialdemócratas es un gobierno en minoría que seguramente no cumpliría ni los cien días de cortesía.

(La imagen es un cartel alemán de propaganda de 1936).

dilluns, 17 de desembre del 2007

Sieg Heil

Uno de los fenómenos políticos más llamativos en Europa es el auge de la extrema derecha. En países de larga tradición democrática, tolerante y plural, como Suiza o Dinamarca, las organizaciones de esta orientación política obtienen apreciables resultados electorales y lo mismo pasa en Italia, Austria o Francia. El auge de la extrema derecha, el auge del populismo (que a veces se confunden), se supone, es algo con lo que hay que contar en Europa, a medida que avance este imparable proceso de mestizaje cultural que está dándose con la inmigración. Conviene, pues, saber cómo razona.

Por eso es muy útil el libro que acaba de publicar Miguel Ángel Simón (La extrema derecha en Europa desde 1945 a nuestros días, Madrid, Tecnos, 2007) en el que recopila una serie de trabajos de diversos especialistas nacionales y extranjeros sobre la extrema derecha, tanto desde una perspectiva genérica europea como país por país.

Roger Eatwell, en un estudio sobre el "nuevo modelo de liderazgo carismático de derecha" afirma que el aumento de este nuevo liderazgo se debe a la demanda por cuestiones de inmigración y hostilidad hacia los partidos tradicionales. Dos elementos que aparecen recurrentemente en el discurso de extrema derecha en todo el continente: los inmigrantes ponen en peligro nuestro modo de vida y hasta nuestra identidad y los partidos tradicionales del sistema están paralizados y corruptos. Es el momento en que han de aparecer los líderes carismáticos, capaces de salvar a la Nación en peligro.

Hay un interesante capítulo teórico de Pierre André Taguieff con una clasificación de los populismos (en políticos, agrarios y culturales) y una advertencia acerca de cómo los populismos, en cuanto llamamientos al pueblo, son compatibles con todas las ideologías, de derecha o de izquierda. Los nuevos populismos y la nueva extrema derecha ya no son racistas, sino identitarios-culturalistas, lo que viene a ser lo mismo.

Muy buen estudio de Roger Griffin sobre la Nueva Derecha francesa y su gran pope, Alain de Benoist. Igualmente otro de George Betz sobre algunas características de la extrema derecha europea, como el recurso al nativismo, nombre para la propuesta bien elemental de natives first, que es lo que el Front National del señor Le Pen en Francia postula hoy como "la préférence nationale". El nativismo nació en los EEUU el siglo XIX frente a la inmigración masiva. Hasta hubo quien dijo que aquella avalancha de inmigrantes se debía a un plan diabólico del Papa para mezclar a los anglosajones con las otras razas europeas e incluso con los judíos. Al viejo y probado antijudaísmo de toda la vida, esta nueva derecha extrema añade un antiislamismo radical por considerar el islamismo como intrínsecamente totalitario o, como dice el novelista Michel Houellebeck, La religion la plus con (p. 125).

Convincente capítulo que el propio compilador dedica a los conceptos de decadentismo y palingenesia en el ideario de la extrema derecha. Está muy bien que arranque del Kulturpessimismus y dé luego un repaso a los autores de la extrema derecha, decadentistas o, simplemente, pesimistas, Jünger, Spengler, Celine, Drieu, von Salomon, De Jouvenel, de alguno de los cuales son muy aficionado. Desde esa perspectiva considera luego el decadentismo moderno en la obra de Julius Evola y Alain de Benoist. Al siempre interesante Evola, filósofo, esotérico, pintor dadaísta, fascista y suicida frustrado dedica Joan Antón un trabajo en el que, entre otras cosas, comenta la idea de las castas y de las "jerarquías naturales" del prolífico autor italiano.

El capítulo de Jean-Yves Camus sobre los disidentes de extrema derecha dentro de la Iglesia católica, el "integrismo católico", mete miedo. Sobre todo organizaciones de extrema derecha como Contrarreforma Católica (CRC) (directamente fascista, atisemita, racista) o la asociación Tradición, Familia, Propiedad (TFP), no menos reaccionaria, pero que se mantiene dentro de la obediencia romana. La preocupación aumenta con el movimiento de los sedevacantistas para los cuales, ya se sabe, el Papado está corrompido desde hace años, debe, pues considerarse situación de sede vacante, Juan XXIII y Pablo VI eran masones. Hay que canonizar a José Antonio Primo de Rivera, Franco Bahamonde y Carrero Blanco. Menos mal que estos son los del Palmar de Troya.

El mismo Jean-Yves Camus aborda el negacionismo en Europa, en América del Norte y América del Sur; el negacionismo que, según dice el autor, se ha expandido desde la extrema derecha a la extrema izquierda y, sobre todo, a los musulmanes (pág. 224) El negacionismo arranca de los inenarrables Protocolos de los sabios de Sión. Y no hace falta ir tan lejos: ayer mismo, el negacionista británico David Irving, que ya ha cumplido su condena anterior, daba una conferencia en Barcelona, en la que, al parecer, explicó que Adolf Hitler no sabía nada de los campos de exterminio. No comprendo por qué algunos apañadores de supercherías más baratas que la serpiente del lago Ness se empeñan en que se los considere "historiadores" .

De los estudios de caso que se incluyen en el libro, Francia, Austria, Italia, Alemania, Bélgica, en Escandnavia y en Suiza, me interesó especialmente el dedicado a España por razones obvias. Del que Xavier Casals Meseguer dedica al fracaso de la extrema derecha en la España posterior a la transición tomo nota del comentario de Franco a Antonio Garrigues Díaz-Cañabate: "Pues verá Vd. Para mí el Movimiento es como la claque. ¿Usted no ha observado que cuando hay un grupo grande de gente hace falta que unos pocos rompan a aplaudir para que los demás se unan a ellos y los sigan? Pues más o menos es así como yo entiendo la finalidad del Movimiento".

No hay duda de que el libro es útil y de que siempre lo es también estudiar de cerca el huevo de la serpiente.

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dimecres, 21 de novembre del 2007

Palomino, STTL.

Un par de atentos lectores ha echado de menos algún comentario en este blog acerca del asesinato del joven Carlos Javier Palomino a manos de un neonazi que es, al mismo tiempo, soldado del ejército español. Pues sí, tienen razón. Anduve pensando en escribir algo pero no estoy seguro de si fue la angustia la que no me dejó, o la rabia impotente o la desesperación o todo junto. Lo que tengo que decir al respecto aparte, claro es, de lamentar amargamente la desaparición de un joven, casi un adolescente, víctima de la insania asesina, no le concierne tanto a él como a nosotros y la sociedad en que vivimos.

Es bien visible cómo esta sempiterna historia de los chulos fascistas, los provocadores (normalmente en grupos y armados) de extrema derecha se repite una y otra vez, aquí y en otras partes de Europa, y cómo los órdenes democráticos parecen maniatados, inermes ante los brotes periódicos de los criminales. Esos órdenes democráticos que no permiten prohibir partidos políticos y grupos de acción del jaez de Defensa Nacional a la que pertenece el asesino de Palomino. Da rabia saber que estos canallas se valen de las garantías del Estado democrático de derecho (que ellos abolirían si pudieran) para perpetrar sus fechorías. En cuanto al modus operandi, los criminales de extrema derecha se parecen mucho a los de ETA y sus secuaces y auxiliares.

Pero creo ver una diferencia que no me complace en modo alguno: así como no tengo duda de que los cuerpos y fuerzas de seguridad persiguen sin tregua ni descanso a los etarras y sus cómplices, no estoy seguro de que quepa decir lo mismo de las bandas de asesinos de extrema derecha. Así que la primera conclusión que yo extraería de la muerte de Palomino es la exigencia a las autoridades de que se empleen tan a fondo en perseguir a los criminales de extrema derecha como lo hacen con los etarras. Igual. Y que presenten resultados.

¿Cómo es posible que un soldado del ejército español milite en una banda de asesinos? La pregunta es retórica pero apunta a la necesidad de que los mentados cuerpos y fuerzas de seguridad escudriñen bien en su interior, así como en el ejército para reprimir sin contemplaciones toda complicidad de sus miembros con las bandas fascistas. Porque ¿acaso hemos de creer que se trata de un hecho aislado? No es preciso ser muy mal pensado para maliciarse que estos casos de "doble militancia", en la policia, la Guardia Civil o el ejército y las bandas fascistas no es cosa infrecuente. Como tampoco lo es que, ante una exigencia de investigaciones y depuraciones, se pongan en marcha los mecanismos de solidaridad corporativa y encubrimiento en función de un compañerismo mal entendido. Hay que exigir al Ministerio del Interior que se emplee a fondo en investigar a sus agentes que son funcionarios públicos o al de Defensa entre sus soldados para erradicar las actividades de la extrema derecha entre ellos, para disipar toda sospecha al respecto. Como, por lo demás, debiera el primero haber hecho ya ( y no lo ha hecho) a fin de cerrar el paso a las acusaciones de torturas en comisarías y cuartelillos.

Añado otro factor. Desde la extrema derecha mediática (Libertad Digital, por ejemplo) hay un interés en presentar estas noticias como si se tratara de reyertas entre bandas criminales más o menos en pie de igualdad, ocultando que la tasa de agresiones personales (terrorismo, en definitiva) a cuenta de la extrema derecha decuplica las de la extrema izquierda y son mucho más peligrosas; ocultando que la violencia de la extrema izquierda, cuando se da, es reactiva, de respuesta a agresiones y ataques, mientras que la de la extrema derecha suele ser activa, premeditada y planeada. El intento de confundirlas trata, por un lado, de criminalizar a la extrema izquierda y, por otro, exonerar a la extrema derecha. Ayer mismo, dando cuenta de cómo un grupo de unos setenta extremistas de izquierda, en solidaridad -reactiva, por tanto- con Carlos Javier Palomino, hicieron un par de pintadas en la Facultad de Derecho de la Complutense y rompieron con una valla de obras un cristal de la puerta de entrada, el citado periódico titulaba el video en que podía contemplarse los lamentables cuanto relativamente insignificantes hechos así: Radicales de Izquierda destrozan la facultad de Derecho de la UCM.

Respecto a la muerte de Carlos Javier, al bárbaro hecho por el que un canalla segó una vida, silencio. Carlos, sit tibi terra levis, que la tierra te sea leve.