Andan todos muy consternados por los abucheos que la manga de fascistas en agraz y los revenidos han dedicado este año, como todos los anteriores, al presidente del Gobierno durante el desfile del día de la Hispanidad. Todos, no; la señora Aguirre defiende a los abucheadores en nombre de la libertad de expresión porque, al ser estos de las Nuevas Generaciones del PP, según se prueba en el diario Público y en el blog de Netoratón (véase la prueba en Twitter), probablemente entre los berreones y rebuznantes habrá muchos conocidos y allegados suyos: niñatos de Serrano y sus señoras mamás, Marujas y Maripuris del barrio de Salamanca, así como sus papás, próceres liberales de misa diaria y manceba, con asiento en la subvencionada CEOE. La fuerza viva de la sociedad. Ya el mero hecho de invocar la libertad de expresión supone mala conciencia porque, ¿alguien la ha atacado? Casi todos los asistentes se han limitado a decir que los abucheos son desagradables y algunos añadimos que típico trance fascista: la algarada, el tumulto, lo que organizan sus señorías de la derecha (lo de extrema sobra) en el Parlamento siempre que tienen ocasión. Decir eso no es atacar la libertad de expresión; es ejercerla, con permiso de la señora Aguirre que, si no abucheaba, no sería por falta de ganas, pues a fuer de Grande de España es muy campechana, por más que a algunos les parezca una verdulera.
El Rey y el Príncipe de Asturias han "lamentado" los abucheos aunque quizá con cierto alivio de no ser ellos por una vez los objetos de la pitada. Pero si creen que su pronunciamiento ejercerá algún tipo de influencia sobre el comportamiento del facherío de la zona nacional en virtud de su carácter de Rey y heredero es que viven en la inopia. La derecha no conoce lealtad alguna más que a sus privilegios y, si el Rey se pone en su camino, como decía un famoso diputado de la derecha durante la República cuando se invocaba el Evangelio para hacer la reforma agraria: "¡nos haremos cismáticos griegos!" Estos se harán republicanos antes que dejar de bramar contra un presidente socialista.
Por lo demás, el Gobierno, su presidente, los ministros, el PSOE, se lo tienen ganado. Según Rodríguez Zapatero, los abucheos forman "parte del guión de la Fiesta Nacional", falsedad lamentable. Si en lugar de ser él el presidente del Gobierno lo fuera uno del PP, no habría abucheos. Así que de "guión de la Fiesta Nacional", nada. Como todos sus juicios sean así de acertados lo llevamos claro. Los abucheos son parte del guión de la derecha de atacar a la izquierda siempre que se pueda, al coste que sea, en fiesta o en sepelio, sin reparar en medios, día y noche, por tierra, mar y aire.
Dice Rubalcaba a su vez que "es una pena que la extrema derecha se apropie de la Fiesta Nacional". Primero lo de la "extrema derecha" es lamentable prueba de cobardía léxica. Nuevas Generaciones son la derecha; no la extrema derecha. En segundo lugar, ¿qué quiere? ¿Convencernos a todos de que aceptemos como "Fiesta Nacional" el desfile franquista de la Victoria, al que han vestido de seda como a la mona? Están locos estos socialistas: se meten en los nidos de víboras y se quejan de que los muerdan.
La derecha no se "apropia" de la Fiesta Nacional porque la ha hecho ella. A los demócratas nos corresponde hacer otra cosa, no contemporizar con la moral de los abucheadores. "Otra cosa" significa celebrar el 12 de octubre, día de la Hispanidad como fiesta de fraternidad entre los pueblos, sin militares, sin armas, sin amenazas. Suprimir el desfile, las banderas, las oriflamas, las fanfarrias. Mientras los sociatas sean tan cobardes que no se atrevan a devolver a la gente su fiesta, secuestrada por los militares, se merecerán los abucheos de estos impresentables en ejercicio de la libertad de expresión de la señora Aguirre.